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Ekonomiaz N.º 42 10 «Pleno empleo: el núcleo del Estado de Bienestar» El pleno empleo resultó el núcleo sobre el que se configuró el Estado del Bienestar. La desaparición de ese pleno empleo como objetivo real de la política económica a partir de 1973 caracterizó la «crisis» de la que parece que todavía no hemos logrado salir y puso en cuestión la viabilidad del Estado del Bienestar. La consecución, en nuestro hoy y ahora, del pleno empleo no es algo imposible. Sólo exige reflexión y rigor en los planteamientos, aprendizaje de los errores pasados y sobre todo voluntad política para su logro. Enplegu betea izan zen ongizate estatua eratzeko hartu zen muina. Enplegu bete hori ekonomi politikaren benetako helburu gisa 1973. urtetik aurrera desagertu izana oraindik, dirudienez, gainditu ez dugun «krisiaren» bereizgarria zen eta ongizate estatuaren bideragarritasuna kolokan jarri zuen. Gaur egun enplegu betea lortzea ez da ezinezkoa. Eskatzen duen bakarra da hausnarketa eta zehaztasuna planteamenduetan, iraganeko hutsegiteetatik ikastea eta, batez ere, helburua lortzeko borondate politikoa. The welfare state was built around the core notion of full employment. The disappearance of this goal as a real part of economic policy after 1973 characterised the "crisis" from which we still do not appear to have emerged and called into question the viability of the welfare state. Achieving full employment today is not an impossible target. It only requires deliberation and dedication in approaches, an ability to learn from past mistakes and above all, political will.

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«Pleno empleo: el núcleo del Estado de Bienestar»

El pleno empleo resultó el núcleo sobre el que se configuró el Estado del Bienestar. Ladesaparición de ese pleno empleo como objetivo real de la política económica a partir de1973 caracterizó la «crisis» de la que parece que todavía no hemos logrado salir y pusoen cuestión la viabilidad del Estado del Bienestar. La consecución, en nuestro hoy yahora, del pleno empleo no es algo imposible. Sólo exige reflexión y rigor en losplanteamientos, aprendizaje de los errores pasados y sobre todo voluntad política para sulogro.Enplegu betea izan zen ongizate estatua eratzeko hartu zen muina. Enplegu bete horiekonomi politikaren benetako helburu gisa 1973. urtetik aurrera desagertu izana oraindik,dirudienez, gainditu ez dugun «krisiaren» bereizgarria zen eta ongizate estatuarenbideragarritasuna kolokan jarri zuen. Gaur egun enplegu betea lortzea ez da ezinezkoa.Eskatzen duen bakarra da hausnarketa eta zehaztasuna planteamenduetan, iraganekohutsegiteetatik ikastea eta, batez ere, helburua lortzeko borondate politikoa.The welfare state was built around the core notion of full employment. The disappearanceof this goal as a real part of economic policy after 1973 characterised the "crisis" fromwhich we still do not appear to have emerged and called into question the viability of thewelfare state. Achieving full employment today is not an impossible target. It only requiresdeliberation and dedication in approaches, an ability to learn from past mistakes andabove all, political will.

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David AnisiUniversidad de Salamanca

1. Introducción2. La consecución del pleno empleo3. Las dos etapas del Estado de Bienestar4. Los mitos del presente5. Una propuesta para el futuroReferencias bibliográficas

1. INTRODUCCIÓN

El Estado de Bienestar se construyósobre tres pilares: el económico, centradoen lo que se ha denominado «el pactokeynesiano», el social, sustentado en laprotección del individuo, y el político, conuna afirmación de la democracia.

Y el núcleo que proporcionócoherencia, e hizo posible toda laconstrucción fue el pleno empleo.

Pueden distinguirse dos etapas en eldesarrollo del Estado de Bienestar. Laprimera iría desde el final de la segundaguerra mundial hasta 1973. La segundaabarcaría desde esa fecha hasta nuestrosdías.

La primera de las etapas recoge elnacimiento, consolidación y crisis delEstado de Bienestar. La segunda

comprendería los períodos de puesta encuestión de dicho Estado y el nacimientode las alternativas de organización socialcon las que se pretendió sustituirlo.

En estos momentos, y con el dos milinmediato, quizá esté comenzando unanueva etapa de replanteamiento quereflexiona tanto sobre los errorescometidos en el pasado lejano, comosobre el fracaso de las alternativasliberales que trataron de corregirlos.

Trataremos aquí de contribuirprecisamente a esa reflexión en unsentido muy concreto: indicando que elpleno empleo no fue en su momento frutode una casualidad sino consecuencia deuna política deliberada, y que en laactualidad se poseen los suficientesgrados de libertad para que, si así sedecide, el pleno empleo vuelva a ser elnúcleo vertebrador de nuestrassociedades.

Palabras clave: Pleno empleo, Estado de BienestarNº de clasificación JEL: D6, E24, I30, I31, P36, P46

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La vuelta al pleno empleo no es algoimposible, ni tan siquiera difícil.Conocemos lo suficiente delfuncionamiento económico para que ellosea posible sin incurrir en elevadoscostes. Solo se requiere una voluntadpolítica firme y decidida y un nuevo pactosocial para que pueda realizarse sintraumas, respetando el planeta, noolvidando a los países que tratan dedespegar de su pobreza y tratando deque nuestro paso por la tierra no soloproporcione inteligentemente bienestarpara los que coexistimos, sino también unsentido que no tengan que reprocharnoslos que vengan después.

Tras esta introducción, en la sección 2trataremos de las formas de conseguir elpleno empleo y las restricciones con lasque debemos contar. En la sección 3 sehará referencia a las maneras con las quese logró este objetivo en la primera etapadel Estado de Bienestar y lasrepercusiones negativas sobre el mismoresultado de las políticas emprendidas enla segunda etapa. La sección 4 sededicará a discutir unos cuantos mitos denuestro presente ideológico que empañany entenebrecen lo que conocemos, y, porúltimo, en la sección 5, se avanzará unapropuesta para el futuro.

2. LA CONSECUCIÓN DEL PLENOEMPLEO

2.1. Las restricciones

Imaginemos una habitación en la queestán instaladas cuatro máquinas. Dos deellas producen bolas, las otras dos se lastragan. Durante las primeras doce horas

del día las maquinas «echa bolas» llenanel suelo de la habitación de bolas y luegose paran. Comienzan a funcionarentonces las máquinas «come bolas» ydurante las doce horas restantes hacendesaparecer las totalidad de las bolasproducidas.

Pensemos ahora lo que podría sucedersi, debido a cualquier fenómeno, lasmáquinas «echa bolas» produjeran eldoble de bolas. Si nada se alterase,obviamente, al final del día quedarían lamitad de bolas sin recoger.

Para volver a una situación equilibradapueden establecerse cinco solucionesbásicas. Las tres primeras aceptarán quetras el cambio se producirá y eliminará eldoble de bolas que antes; las dossiguientes solucionarán el problemamanteniendo la misma producción yconsumo que en la etapa previa.

La primera solución consistiría en quelas máquinas «come bolas» eliminaranestas al doble de velocidad que antes.

La segunda supondría que lasmáquinas «come bolas», manteniendo suritmo de eliminación funcionasen durantelas veinticuatro horas, simultaneandodurante las primeras doce horas elfuncionamiento de los dos tipos demáquinas.

Y también, lógicamente, y esta es latercera de las soluciones, puedenintroducirse en la habitación otras dosmáquinas «come bolas», que al mismoritmo y con el mismo horario de antes,contribuirán a la desaparición completade las bolas al finalizar el día.

Pero también, cuarta solución, puederetirarse de la habitación una de las

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máquinas «echa bolas», o también, quintasolución, puede hacerse que las dosmáquinas «echa bolas» funcionen solodurante seis horas.

Estimo que este modelo, o parábola,puede esclarecer aspectos importantesde lo que sucede y ha sucedido ennuestras sociedades.

Frente a los incrementos deproductividad (las máquinas «echa bolas»producen el doble en el mismo tiempo):

1. puede que se intensifique el procesode consumo (las máquinas «comebolas» las eliminan en la mitad detiempo)

2. puede que se compatibilicen lasactividades de producción yconsumo (las máquinas «comebolas» y «echa bolas» trabajanjuntas durante las primeras docehoras)

3. puede que acceda al consumo unamayor población (la introducción denuevas máquinas «come bolas»)

4. puede reducirse el número deindividuos que producen, bienvoluntariamente lo que supondríauna reducción de la poblaciónpotencialmente activa, o bieninvoluntariamente, a lo que hemosdenominado desempleo (retirar de lahabitación una de las máquinas«echa bolas»)

5. y puede también que se recurra auna reducción de la jornada detrabajo (las máquinas «echa bolas»funcionan sólo seis horas)

Las grandes tendencias históricas deuna creciente intensidad en bienes de losprocesos de consumo, de una mayorcompatibilidad entre las actividades deconsumo y producción, del acceso de

una población en aumento, o de unamayor parte de esta, al producto social,de la progresiva reducción de la parte dela población total que se declarapotencialmente activa, o de la continuareducción de la jornada laboral, no sonotra cosa que las formas en que lasdistintas sociedades se enfrentan alpersistente crecimiento de laproductividad.

El desempleo aparece —la retiradainvoluntaria de una de las máquinas«echa bolas»— cuando debido acualquier circunstancia no se ha recurridoa ninguna de las otras soluciones, o se haproducido una mezcla inadecuada deellas.

Tratemos de formalizar un poco lodicho hasta ahora. Denominemos N a lapoblación total, designemos como a a laparte de la población total que se declarapotencialmente activa, y notemos como Aa esa clase de población. Así tendremos:

A = a·N (1)

Si convenimos en notar como H alnúmero de personas realmenteocupadas, la tasa de empleo e podráexpresarse así:

El número de horas de trabajo, L,derivadas de una población ocupada H,será el resultado de multiplicar esenúmero por la jornada de trabajo j, y asítendremos:

L=j·N (3)

Definimos la productividad técnica zcomo el resultado de dividir la producción

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total Y entre el número de horasnecesarias para realizarla. Así tendremos:

el tiempo dedicado al trabajo es Lpodemos concluir:

Si substituimos en (4) el valor de Lexpresado en (3), utilizandoposteriormente (2) y (1), obtenemos:

Igualando (6) con (7), substituyendolos valores de Y y L por loscorrespondientes derivados de (5), (3),(2) y (1), nos encontramos con:

Si suponemos que la totalidad de lapoblación empleada, esto es, e · a · Nparticipa en el proceso de consumo, y queuna parte p de la población no empleadatambién lo hace, tendremos una totalidadde individuos (p + e · a) · N que acceden alo producido. Si denominamos d alnúmero de horas del período considerado,día, mes, año, etc, al que se refieren latotalidad de las variables flujo, el tiempototal T de los individuos no excluidos delproceso de producción y/o consumo será:

Por último, para establecer la producción«per capita» que corresponde a los noexcluidos del proceso de producción yconsumo dividiremos la producción Yentre el número de los participantes (p + e ·a) · N, y utilizando (5) concluiremos:

Si ahora establecemos que la totalidadde la producción Y se destina a consumoy notamos como x la intensidad de este,esto es el número de horas necesariaspara consumir una unidad de V, elnúmero total de horas destinadas alconsumo será Y/x. Si ahora notamoscomo / al grado de incompatibilidad delconsumo con la producción, esto es alporcentaje de las horas de consumoincompatibles con el tiempo de trabajosobre el número total de horas deconsumo, el número de horas deconsumo incompatibles con el tiempo detrabajo serán (Y/x) · I, y como

2.2. La política económica

En puridad existe una sola variablesobre la que de ningún modo puedeactuarse: la duración del día, d. Laproducción Y puede ser el resultado deuna política concreta, la población N elresultado a largo plazo de políticasdemográficas, y a corto plazo de políticasmigratorias, puede influirse sobre lo quese consideran formas adecuadas deintensidad en el consumo x y deincompatibilidad / entre este proceso y elde producción, puede regularselegalmente la parte a de la

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población total que se considerapoblación potencialmente activa, puededeterminarse también legalmente la partep de la población total que quedaráincluida en el proceso de consumoaunque no trabaje, y puede tambiénregularse la duración j de la jornada detrabajo. E incluso la propia productividadtécnica z, resultado de procesos deinvención e innovación puede ser sujetode una determinada política.

No quiero decir con esto que laobtención del pleno empleo sea algosencillo. Simplemente afirmo que no es unobjetivo imposible, y que con la adecuadamezcla del resto de las variables essiempre posible.

Hemos visto cómo el aumento deproductividad técnica puede absorbersesin provocar desempleo con reduccionesde la jornada de trabajo, reducciones enel porcentaje de excluidos, menoresvalores de la población potencialmenteactiva, mayores intensidades en bienesde los procesos de consumo y menoresgrados de incompatibilidad entre losprocesos de producción y consumo. Ytales cosas, que como ya hemos dichoforman parte de las grandes tendenciashistóricas de, al menos, nuestroOccidente, han sido asimiladas por losgrandes retículos de valores socialescomo algo en sí deseable, o por lo menosno molesto.

El hecho de que no tenga que trabajardieciséis horas al día para poder vivir, quesepa que habito un país en el que aunqueme vea imposibilitado para realizar mitrabajo no tendré que mendigar la comida,ni se me negará asistencia médica, que

no haya tenido que comenzar a trabajar alos cinco años ni se me exija que lo hagahasta mi muerte, que no tenga quefabricar mis muebles y habite una casaque no he tenido que construir con mismanos, que pueda redactar estas líneascómodamente sentado en una habitaciónconfortable mientras bebo una cerveza,fumo un cigarrillo y escucho música, soncosas que valoro y con las que me sientoafortunado.

Pero si bien hay un cierto consensovalorativo en aceptar como «buenas»esas consecuencias del crecimiento de laproductividad, también lo hay, aunquehay que reconocer que probablemente notanto, en que el desempleo esindeseable.

Esa indeseabilidad del desempleopuede tener varias raíces. Por la mismadefinición de desempleo involuntario lospropios desempleados no lo desean.Otros pueden verlo con un coste social enel que no se quiere incurrir, otros mirarána los desempleados como revolucionariosen potencia, otros más tendrán piedadpor su situación, habrá quien piense en lamoral del trabajo que se perderá aunqueesos desempleados reciban prestacionesadecuadas,...

El Estado de Bienestar se configuróalrededor de esa pieza central que fue elpleno empleo y para asegurar suconsecución se aseguró de realizar lapolítica económica adecuada.

Estamos acostumbrados a referirnos ala política económica como el conjunto deactuaciones monetarias, fiscales, de tipode cambio, etc, que configuran laintervención estatal en el ámbito de loeconómico.

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Y no es una idea errada, aunque si muylimitada. Esas medidas forman parte de loque podíamos llamar la «letra pequeña»de la política económica. La letra grande,la política económica con mayúsculas, esaquello a lo que Keynes llamaría la«agenda»: cuáles de los problemaseconómicos vamos a resolver utilizandola jerarquía, cuáles vamos a abandonar alas soluciones propuestas por el mercado,y cuáles otros vamos a permitir que sea elretículo valorativo quien trate deresolverlos.

Probablemente tenemos ya laperspectiva histórica suficiente para poderdistinguir dos etapas del Estado deBienestar: la primera comprendería elperíodo transcurrido entre el final de lasegunda guerra mundial y la llamadaCrisis de 1973; la segunda la que iría deesos años hasta nuestro presente. Y lasdos etapas se distinguen, como conposterioridad explicaremos con másdetalle, por la política económica llevadaa cabo, tanto la de letra grande como lapequeña.

Al comienzo de la primera etapa sedefinieron aquellos ámbitos cuya gestiónfundamental se dejaría a lo jerárquico, almercado y al retículo valorativo, y unanueva redefinición de tales ámbitos seprodujo tras la crisis de 1973 y másparticularmente en la década de losnoventa.

Como también cambió la políticaeconómica escrita en letra pequeña.Digamos, siguiendo la metáfora de lahabitación con máquinas, que en laprimera etapa se aceptó que elcrecimiento de la productividad setradujese en un mayor número de bolas yel pleno empleo se consiguióincorporando nuevas máquinas «come

bolas», aumentando la velocidad en queéstas eliminan esas bolas, y poniendo afuncionar simultáneamente los dos tiposde máquinas. Esto es, un proceso en elque se redujo el número de los excluidos—tanto por un mayor crecimientodemográfico, un mayor recurso a lainmigración, y una extensión de laprotección social —, se incrementó laintensidad en bienes de los procesos deconsumo y se redujo la incompatibilidadde ese tiempo de consumo con el detrabajo.

La segunda etapa, en cambio, secaracterizó fundamentalmente por unaexpulsión de máquinas «echa bolas»como reacción a los incrementos deproductividad, incrementando eldesempleo, y tratando de paliar esto,cuando se intentaba, convirtiendo en«voluntario» el acto de expulsión —elevación de la edad de escolarizaciónmínima, jubilaciones anticipadas, etc— obien tratando de reducir la jornada detrabajo.

3. LAS DOS ETAPAS DEL ESTADO DEBIENESTAR

3.1. Génesis, desarrollo y crisis

Como hemos visto, las distintasvariables de control que posibilitan laeliminación del desempleo involuntarioson susceptibles de influencia por lapolítica económica, con letra grande opequeña, que se decida llevar a cabo. Ylo aprendido de la historia es que si elpleno empleo no es un objetivo realmentedeseado, tanto los incrementos deproductividad como muchos otros factorespueden conducir, cíclicamente o no,azarosamente o no, a situaciones dedesempleo.

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A veces se ha denominado a esasituaciones de desempleo masivo «crisisdel capitalismo», otras veces ha sidoúnicamente un sordo rumor que sin elatractivo de las grandes palabrasconducía a la misma situación. Pero loque todos sabían de forma empírica, y quetras Keynes tuvo también su respaldoteórico era que sin algún tipo deintervención el desempleo podría ser unasituación habitual y el desempleo masivorecurrente1.

Pero hay que recordar que nuestrasmetáforas o nuestras ecuacionespretenden atrevidamente reflejar aquellasrestricciones con las que se enfrenta y seenfrentó una determinada sociedad. Laelección no es una elección racional dealguien que «desde fuera» contempla lasituación y decide que es lo másconveniente. Las decisiones son elresultado de la pugna de poderes, deintereses más o menosdemocráticamente representados, devisiones que se tienen del pasado y deimaginaciones de un futuro. No hayeconomía sin historia y no hay historia sinrecreación y atisvos del mañana2.

No puedo concebir la creación delEstado de Bienestar de la posguerra sinuna guerra previa, sin el significado de loque fue un comunismo victorioso comoaliado, y un nacismo y fascismo derrotadocomo perdedor.

La parte occidental de los amos de lavictoria aliada habían comprendido la

1 El desarrollo de estas ideas y el apoyobibliográfico correspondiente pueden encontrarse enAnisi (1995)

2 Ver Heilbroner (1995)

lección: el desempleo masivo, la miseriade la gente, la pobreza y la humillacióneran caldo de cultivo de situacionesrevolucionarias que podrían tener éxito.No creo que el Estado de Bienestar sehubiera llegado a implantar en Europa sinla existencia, militarmente potente, de laURSS, y sin unas organizaciones deresistencia al nazismo y fascismolideradas, o profundamente influidas porlos Partidos Comunistas respectivos.

Pero eso son solo mis creencias. Larealidad es, y que busque el lector otrassensatas explicaciones alternativas, queen Europa Occidental, aprovechando lalarga historia en la que incluso los ya tanlejanos incipientes estados medievaleshabían ofrecido protección a cambio desumisión, se redefinió una nueva«agenda» en que lo jerárquico, lovalorativo y el mercado asumían nuevospapeles.

El Estado jerárquico sustituyó almercado en la gestión global de laeconomía, sabiendo, sensatamente, queese mercado no podría nunca de formaautomática solucionar el problema delpleno empleo que constituía la base delpacto. Y ese fue el primer pilar de laconstrucción.

El segundo fue la asunción por partede ese mismo Estado jerárquico, contodas sus consecuencias, de lo que anteshabía quedado abandonado al mundo delos valores: la protección social. Elderecho a la asistencia y a la protecciónde los individuos excluidos pasó a ser unaobligación del Estado alejándose así de lacaridad solidaria. Pero en ese camino elEstado de Bienestar avanzó mucho másde lo que habían hecho los Estados

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Asistenciales previos. No se trataba deproteger a los excluidos sino degarantizarles la no exclusión. El EstadoAsistencial, que ya de por si era unasuperación por lo laico de los valoresreligiosos, en cuanto convertía enderechos lo que antes eran solo dádivasde buenas personas, y, como tales,sometidas al azar de sus voluntades,quedó transformado en el Estado deBienestar. Un Estado de trabajadoresdonde su derecho a la participación en elproducto social no se deriva de la buenaintención de los que tienen, ni de la delEstado, que garantiza la provisión de susnecesidades mínimas, sino de lacontribución a la riqueza colectiva. Y asíese derecho a la participación seconvierte en un derecho al trabajo; ycomo nadie puede estar excluido de laparticipación nadie tampoco puede estarexcluido de un trabajo socialmentereconocido.

Y el tercer pilar resultó, como yadijimos, la democracia. La existencia detal principio, su profundización en eltiempo y su uso cotidiano significa ni másni menos que la primacía de lo valorativosobre el mercado y lo jerárquico. Porsupuesto que en el mundo jerárquico seutilizan las órdenes, leyes, reglamentos,etc, pero la primacía democrática exigeque tales instrumentos que regulan lasactividades de los individuos aparezcancomo resultado de un proceso en el quela voz de los ciudadanos se haescuchado bajo el lema un «individuo unvoto».

El Estado jerárquico es siempre, dentrodel Estado de Bienestar, un Estadodemocrático, y en el ámbito del mercado,las leyes que limitan su extensión yregulan los derechos de propiedad que

en él se intercambian, son también leyesdemocráticas.

Bajo esta forma política democrática,asegurada la protección social en tresaspectos básicos: sanidad, educación ypensiones, el pacto keynesiano permitiráel mantenimiento del pleno empleo.

Se aseguran unos salarios crecientes,como crecientes serán también losbeneficios de las empresas,encargándose los gobiernos de mantenerla demanda efectiva suficiente para laconsecución del pleno empleo del trabajoy la rentabilidad de las empresas, eimponiéndose una doble restricción a ladistribución de la renta: ni los salariosdeben elevar su participación en esta, niel peso relativo del Estado debeaumentar en el conjunto de la economía.

Aquello funcionó casi a la perfeccióndurante veinte años. Luego entró encrisis. A mi modo de ver la puesta encuestión del Estado de Bienestar sederivó del incumplimiento de los pactosdistributivos, y adoptó la forma de unconflicto entre capitalismo y democracia3.

El crecimiento de la productividadhabía puesto en peligro el objetivo depleno empleo, y para mantener este losgestores elevaron la demanda efectivarecurriendo al consumo y al gastopúblico. El aumento rápido del consumose realizó permitiendo crecimientos de lossalarios reales por encima de losincrementos de la productividad, lo quevenía a significar una redistribución de larenta en contra de beneficios, y elaumento del gasto público

3 Ver Anisi (1988)

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fue también de tal magnitud que elevó elpeso relativo del Estado en la Economía.

Los dos hechos violaban el acuerdodistributivo y eso era ya de por si grave.Pero no creo que pueda explicarsetotalmente la puesta en cuestión delEstado de Bienestar sin hacer referenciaa la Rebelión Juvenil de aquellos años.Aquellos jóvenes de veinte años nohabían conocido otra cosa que una épocade prosperidad, seguridad y plenoempleo, y mientras que para los mayoreseso significaba el final de muchos añosprevios de espanto, para ellos era solo elcomienzo de una vida que querían vivir enplenitud. Y el principio democrático, yocomo individuo rico o pobre, listo o tonto,sucio o limpio, negro o blanco... decidosobre todo lo que me afecta, entró enconflicto con las órdenes, con losreglamentos, con las organizaciones, conla disciplina de las fábricas, con lascostumbres académicas... Y entró enconflicto sobre todo con aquel otroprincipio que regulaba los poderososmercados y donde se sustituía «unindividuo un voto» por «una peseta unvoto».

Los poderosos pusieron en cuestiónese Estado de Bienestar que a aquellosacontecimientos había conducido. Yatacaron lo que sabían era el núcleo de laformación: el pleno empleo.

Desde 1973, estimo, el pleno empleodejó de ser un objetivo real de losgobiernos. Se comenzó a perfilar unanueva agenda en que tanto lo jerárquicocomo lo valorativo perdían peso a favordel mercado. Y en la política económicade letra pequeña apareció el control de lainflación como meta a lograr.

3.2. El final del pleno empleo

La modificación fundamental de laagenda fue la dejación por parte de lojerárquico estatal del objetivo inmediatode la consecución del pleno empleo,pasando tal responsabilidad al ámbito delmercado.

Y como era lógico que sucediese talmercado, por más flexible que pudieraser no consiguió suplir al ámbitojerárquico en ese aspecto.

La segunda importante modificación dela agenda fue la mercantilización de lopúblico. Parte importante de lo que seconsideraban obligaciones estatales encampos como la educación, sanidad,seguridad y pensiones comenzaron adejarse en manos del mercado.

Y la tercera modificación de la agendase centró en el retículo valorativo. Enprimer lugar como una mercantilizaciónde lo privado sugiriendo soluciones a lasnecesidades de afecto, diversión, ocio,etc, a las que antes el propio sistemavalorativo daba salida, que pasabannecesariamente ahora por el mercado. Ensegundo lugar, mediante un proceso devalorización de los derechos, por el quese devolvía al campo de los valores partede los problemas de marginación,pobreza, etc, que precisamente por laprimera y básica modificación de laagenda volvieron a surgir con fuerza ennuestras sociedades.

Y eso nos devuelve al problemaoriginario: el final del pleno empleo.

La forma oficial en la que se adoptó taldecisión fue, al comienzo, designando al

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control de la inflación de por si como elgran objetivo a lograr por parte de losgobiernos. Posteriormente se racionalizótal objetivo al introducir la ambigua nociónde «competitividad», y en nuestros díasacudiendo al concepto de«globalización».

La idea, por otro lado espropagandistamente sencilla decomunicar: si un país quiere exportardebe controlar sus precios, y de ahí la«competitividad». Si un país, por otraparte, quiere importar capital debe cuidarsus precios, sus tipos de interés y su tipode cambio, y de ahí las «necesariasconsecuencias de la globalización de losmercados».

Detengámonos un tanto en esto último.Lógicamente, para un ahorrador, digamosestadounidense, que esté pensando encomprar deuda pública del EstadoEspañol, las magnitudes esperadas de laevolución de precios, tipo de cambio ytipo de interés en nuestro país son bási-cas a la hora de decidir. En primer lugarporque deseará que cuando rescate susuma de dinero, esta tenga, en pesetas almenos el mismo poder adquisitivo quetenía cuando comprometió su dinero; ensegundo lugar porque también desearáque la suma de dinero rescatada tenga, almenos, el mismo valor en dólares decuando la comprometió. Y en tercer lugardeseará que lo que antes compró por unvalor pueda venderlo por al menos elmismo valor por el que pagó.

Que los precios sean establesgarantizan la misma capacidadadquisitiva en pesetas de la cantidadnominal, que el tipo de cambio seaestable garantiza la conversión a dólares,y un tipo de interés estable —por la

relación inversa que siempre se da entreel tipo de interés y el precio de losbonos— garantiza que no perderá en laoperación.

Con todo ello el capital huirá deaquellos países de los que se espere queen un futuro inmediato puedan tenerfuertes crecimientos de precios,devaluaciones o incrementos de los tiposde interés, y buscarán aquellos en quecrean que los precios van a ser estables oa descender, los tipos de interés se van amantener o a reducirse, y el tipo decambio no se va a ya alterar o si lo haceque vaya en el sentido de unarevaluación.

Insisto en que se trata de creencias, ycomo tales pertenecen al más procelosode los mundos. Si los ahorradoresinternacionales creen que unadeterminada política económica, unaactuación concreta de cualquier gobiernoo un hecho que en él suceda van aprovocar inflación, elevar los tipos deinterés o depreciar la moneda, se alejaránde él independientemente de que seaverdad o no que tales políticaseconómicas, actuaciones o hechosprovoquen realmente los efectospredichos.

Pues bien, desde más o menos losaños sesenta hasta los ochenta, la sabi-duría convencional de la Teoría Econó-mica, que podíamos agrupar en cincoescuelas básicas —Neoclásica (N),Monetarista (M), Síntesis Neoclásico-Keynesiana (SN), Fiscalista (F) yPostkeynesiana (PK)— pronosticaba, estoes, creía lo siguiente:

1. Una elevación del déficit públicoincrementa el empleo (SN, F, PK),eleva los precios (SN, F),incrementa el tipo de interés

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(todas), y tiene un efectoindeterminado sobre el tipo decambio (todas).

2. Un aumento de la cantidad de dineroen circulación incrementa el empleo(M, SN), reduce el tipo de interés(todas) y provoca una depreciaciónde la moneda (todas).

3. La devaluación tiene un efectopositivo sobre el empleo (SN, F yPK con muchos matices y reservas),eleva los precios (todas) y tiene unefecto incierto sobre el tipo deinterés (todas).

Así, bajo esa perspectiva de laglobalización en la que nos encontramos,lo que si queda claro es que aquellasmedidas que quizá pudieran actuarpositivamente sobre el desempleo, quizátambién provocarán inflación, elevarán eltipo de interés, o generarán presioneshacia la devaluación de la moneda.

Pero no todo queda aquí. A partir delos años ochenta la propia TeoríaEconómica comienza a acomodarse a lasideas imperialmente dominantesrescatando del baúl de los recuerdos lasviejas ideas prekeynesianas de que elpleno empleo solo puede lograrsemediante una adecuada «flexibilización»del mercado de trabajo; e incluso ideasasociadas —nunca he terminado de saberporqué— con corrientes de pensamientokeynesianas donde se ponía en relaciónbajas tasa de desempleo con altosvalores de inflación.

Si era el control de la inflación elobjetivo político en ese momento, la granmayoría de la ciencia consagrada comotal proporcionó su solución: una inflaciónestable se consigue con una adecuadatasa de desempleo, y la reducción de la

inflación queda asociada al incrementodel nivel de desempleo.

De esta forma, modificados losobjetivos reales de la política económica,sustentados políticamente en unamayoría democrática que apoyaba aaquellos partidos que la proponía, con unclima social cambiante en el que lavíctima se convertía en el culpable y conel sustento teórico de la cienciaeconómica oficial, se acabó con el plenoempleo.

Y la vieja pero sólida catedral empezóa resquebrajarse.

El retículo financiero del Estado deBienestar no estaba preparado paracargar con tasas elevadas de desempleo:el aumento del volumen de lasprestaciones por desempleo provocaría—caso de no incrementarse losimpuestos— un fuerte déficit público, y laconexión existente entre las cotizacionessociales y los pagos de pensiones poníanen peligro la financiación de éstas.

Claro está que eso son problemasmeramente contables, puesto quemientras que no disminuya la renta percapita no existe ninguna razón para quela renta de ningún individuo quedeamenazada. Pero el problema definanciación si existía y en el marco de lanueva ideología dominante se optó porsolucionarlo de una forma peculiar:reduciendo las prestaciones pordesempleo y endureciendo lascondiciones para acceder a las pensionesde jubilación.

Ambas cosas incidían directamente enun incremento del dualismo social. Poruna parte los desempleados y susfamilias no cubiertos, o solo de forma

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limitada, por las prestaciones se vieronabocados al paso a la economía alegal ocompletamente ilegal. Por otra la pobrezase extendió entre aquellos ancianosapartados de pensiones dignas y aquellosjóvenes que nunca habían tenido untrabajo legal.

Y por supuesto la «cultura del trabajo»comenzó a desvanecerse. Lofundamental para crecientes sectores dela población empezó a ser «buscarse lavida».

4. LOS MITOS DEL PRESENTE

Quizá pueda retornar una sociedad depleno empleo. Algunos, también quizá porfalta de ideas, no podemos concebir otracosa. Pero antes de poder construir esanueva posibilidad, estimo que debemosdeshacernos de unos cuantos mitos quela dificultan y entorpecen.

Diez son, creo, esos mitos de nuestroahora fruto de nuestro inmediato pasado.Los cinco primeros pertenecen a lo quepodíamos llamar ideología«conservadora», de «derechas», o«liberal» en el sentido europeo; los cincosegundos se encuadraría más bien en loque puede clasificarse como«progresista», «de izquierdas», o«liberal» en el sentido USA.

1. El mercado es el mecanismomás eficiente para laasignación de los recursos

Yo diría que el mercado es elmecanismo más eficiente para laresolución de algunos de los problemaseconómicos, pero no para todos. Los más

inteligentes defensores del mercadosaben, y así lo dicen, que el mercado nosirve para atender a las necesidadeshumanas, sino a aquellas de esasnecesidades que están respaldadas condinero. Si una sociedad es más que unmercado deberá dotarse de algún tipo demecanismo ajeno a ese mercado paraatender a aquellas necesidades humanasque no tengan el respaldo de los «votosmonetarios» imprescindibles para que elmercado se haga cargo de ellas.

Pero también saben los teóricos delmercado que este de poco sirve cuandotratamos de bienes —o de males—públicos, pues frente a ellos los individuosno revelan sus preferencias. Así,sabiendo, como sabemos, que nuestrobienestar como individuos depende enbuena medida de aquellos bienespúblicos que podamos disfrutar y deaquellos males públicos de los quepodamos huir, también tendremos quedotarnos de otros mecanismos, ajenos almercado, para solucionar eficientementeel problema económico asociado a esetipo de bienes y males.

2. El pleno empleo se logrará con unamayor flexibilización del mercadode trabajo

En parte este mito es unaconsecuencia derivada del anterior. Comoya hemos visto el empleo es algo másque el resultado de una transacción enlas que unos ofrecen su capacidad detrabajar y otros se la compran a cambiode dinero. Es, al menos en la concepcióndel Estado de Bienestar, el mecanismofundamental de legitimación de laapropiación del producto. El «mercado de

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trabajo» es una torpe expresión paradescribir una importantísima instituciónsocial de distribución de los bienesproducidos4.

Pero hay más. Aunque ese «mercadode trabajo» fuese un simple mercado, loque sabemos en la teoría y en la prácticaes que tal mercado, por más competitivoque pudiese ser, en un contexto detiempo histórico donde el pasado estádado y no se puede cambiar y el futuro esincierto y no se puede conocer, no tendríaporqué conducir al pleno empleo.

El pleno empleo se logra —verexpresión (5)— con una adecuadacombinación de población potencialmenteactiva, productividad técnica, jornada detrabajo y producción. Y la consecución deesa mezcla óptima no se puede lograrrecurriendo exclusivamente al mercado.

3. El descenso de la población activapone en peligro la protección social

Al menos, así suele expresarse el mito,en cuanto a la garantía de las pensionesde jubilación.

Más que un mito esto es un simplesinsentido. Basta observar la expresión(8) para darse cuenta que el nivel deprotección social es el resultado de unamezcla de magnitudes tales como lajornada de trabajo, la productividadtécnica, las técnicas de consumoutilizadas, el grado de incompatibilidadexistente entre las actividades deproducción y consumo, el nivel de empleoy, también pero no solo, la parte de lapoblación total que se declarapotencialmente activa.

4 Ver Solow (1993)

Además —véanse las expresiones (5)y (9)— esa reducción de la poblaciónpotencialmente activa asociada almantenimiento o el incremento de laprotección social resulta plenamentecompatible con el incremento de la renta«per capita», se mida ésta tanto comoproducción sobre población total, oproducción sobre «incluidos».

Dejo al lector evaluar sobre estasexpresiones las distintas combinacionesposibles, sugiriendo, eso si, que observenla importancia de mantener unoselevados grados de empleo y uncrecimiento en los valores de laproductividad técnica.

4. El incremento de la productividad nopuede por menos que elevar eldesempleo

Considérense de nuevo lasexpresiones (5) y (8). Queda claro que elincremento de la productividad —recuérdese también el ejemplo de lasmáquinas «come y echa bolas»— puederesolverse de múltiples formas para queno provoque desempleo.

Es más, es el incremento de laproductividad sobre el que a medio y largoplazo se asienta el bienestar de unasociedad, lo que capacita la posibilidad deuna mayor renta «per capita», la reducciónde la jornada de trabajo, el descenso de lapoblación potencialmente activa, laintensificación en bienes de los procesosde consumo y la reducción de laincompatibilidad de las actividades deproducción y consumo.

La sociedad tiene, y la historia lo hademostrado, la capacidad de absorber losincrementos de productividad de forma

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inteligente. Únicamente la lógicadesbordada del mercado en general y delmercado capitalista en particular convierteesos logros del progreso humano endesempleo, pobreza y exclusión para unabuena parte de los habitantes de esteplaneta.

5. La «globalización» significaráuna mejora universal de las condicionesde vida de los habitantes de este mundo

Este quinto mito es solo unareconstrucción atractiva del mito primero.Personalmente estimo que expresionestales como «reconstrucción del excedenteempresarial», «competitividad» y«globalización» carecerán de sentidodentro de, digamos, veinte años yaquellos eruditos que las encuentrenligadas a nuestros años las colocarán enla perspectiva lógica de la farsaideológica y propagandista que hacorrespondido a nuestra época.

Pero como en nuestro presente escribono tengo más remedio que reflejar esemito presente en nuestra más inmediatacotidianidad.

No tengo la menor duda de que unaglobalización, esto es una generalizacióna la totalidad del planeta de los derechoshumanos, de la prohibición del trabajoinfantil, de la sanidad y educacióngarantizadas, ...no podría por menos queelevar el nivel de bienestar colectivo. Perocuando en estos momentos se habla deglobalización se suele entender con ellola extensión y difusión de un mercado decapitales que abarca a la totalidad delplaneta.

Ya hemos explicado como cualquier

mercado debe quedar encajado en unasnormas sociales o legales, porque comobien explica Coase (1988), lo que seintercambia en un mercado no sonobjetos sino derechos a la utilizacióndeterminada de esos objetos. Todo elmundo comprende que dentro de lacivilización el hecho de comprar uncuchillo no otorga el derecho a asesinarcon el. Está claro que el propietario delcuchillo no puede hacer con el todo loque se le ocurra, aunque nadie le discutaque ese cuchillo es efectivamente suyo;pero no parece tan entendible paraalgunos que la posesión de un capital noda el derecho a hacer con el lo que se leantoje. Y de la misma forma queliberalizar el uso del cuchillo significaríaun paso atrás en lo que se consideracivilización, estoy convencido de que laliberalización en los movimientos decapitales no contribuirá lo más mínimo albienestar humano.

Cuando los historiadores futuros denuestro tiempo contemplen cómo losresultados de juegos de azar propios decasinos configuraban las políticaseconómicas de los países, arruinabanregiones enteras y empujaban a millonesde personas al desempleo o al hambre,no dejarán de preguntarse con sorpresacomo aquella locura llegó a defendersecomo un paso más en la conquista de lalibertad y del progreso humano.

6. El crecimiento económico no generaun mayor bienestar

Yo diría que el crecimiento económicono implica necesariamente un mayorbienestar, pero difícilmente puedoconcebir un incremento del bienestar sinun crecimiento económico.

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Pero claro está, estoy hablando de uncrecimiento económico en un sentidoamplio del término donde los bienes yservicios producidos no todos tienen quever con el sector del mercado, sino queparte muy importante de ellos surgirán delentramado jerárquico y, quizá los másimportantes, del retículo valorativo.

Ya sabemos que el PIB deberíaconsiderarse como un coste en el que seincurre para la consecución de undeterminado nivel de vida, y que,consecuentemente, el incremento de esecoste no implica necesariamente elalcance de un nivel superior de bienestar.

También sabemos, y así lo acabamosde expresar, que parte de la economía,para bien y para mal, no queda recogidaen el PIB, pero creo que debemosreflexionar seriamente sobre estostópicos.

Volvemos a enfrentarnos con el viejoproblema del ¿qué?, el ¿cómo? y el ¿paraquién?, pero esta vez centrándonosmucho más en aquello del ¿qué es lo quese va a producir?

Claro está que si lo que va a producirqueda determinado casi en su totalidadpor la lógica del mercado tendremoscomo resultado aquellos bienes, aquellosobjetos, sujetos de apropiación privadapara un grupo de consumidores quetengan la suficiente capacidad de compra.No se producirá con esa lógica ni bienespúblicos ni aquellos otros que satisfaganlas necesidades humanas que no esténrespaldadas con dinero.

Pero el incremento en la producción debienes públicos que eleven el nivelgeneral de bienestar de la sociedad, y el

incremento en la producción de bienesprivados que cubran las necesidades delos excluidos y que, consecuentemente,aumentan su bienestar es también unaumento del PIB.

El PIB, ese coste en el que incurrimos,puede incrementarse al utilizar nuestrosrecursos para restaurar nuestrosmonumentos, limpiar nuestras playas yríos, reconvertir nuestros paisajes yermos,lograr un vida apacible en nuestrasciudades, gozar de un aire limpio,...ytambién para lograr, hasta que no seamás necesario, reparar los tremendosdesperfectos humanos causados por másde dos décadas de sinrazón: bolsas depobreza, drogadicción, marginalidad,delincuencia, carencias educativas...

Esas actividades están tambiénincluidas en el PIB, y su fomento suponeun incremento de éste. Pero no será lalógica exclusiva del mercado la que llevea su inclusión dentro del marco de laproducción. De eso estoy tan segurocomo que, en nuestro hoy y ahora, debaser fundamentalmente la empresa privadaquien se encargue que la provisión detales bienes y servicios. Cómo trasladar lanecesidad de esos bienes públicos yprivados de tal forma que sea rentablepara la empresa privada su producción estarea que exige imaginación y de lo nosocuparemos posteriormente.

7. El crecimiento económico deteriorael medio ambiente

Yo diría que simplemente lotransforma. Somos nosotros mismos unaforma elemental del resultadomomentáneo y leve de la relaciónexistente entre el planeta que habitamos

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y el tiempo en que se desenvuelve.

El mero paso del tiempo transforma elmedio, cuanto más la producción debienes y servicios. Pero transformaciónno es equivalente a deterioro. Es más, esfácilmente imaginable un fuertecrecimiento en la producción de ciertosbienes y servicios que genere una grancantidad de empleo y que precisamentese encamine a la conservación del medioy su mejora.

El carácter de bienes públicos de lainmensa mayoría de aquello que puedeproducirse en esa dirección impide quesea el mercado quien pueda captardirectamente la necesidad socialexistente. Pero hay algo más que en estecaso imposibilita al mercado para darsolución a estos problemas: la importanciadel tiempo.

En la conservación y protección delmedio podemos concebir acciones queden como resultado nuestro propiodisfrute. Pero una buena parte de losbeneficios serán percibidos no pornosotros sino por los habitantes futurosde nuestro planeta.

Quizá ellos, si pudieran pagarían en laactualidad por disfrutar de aquellosbienes y evitar esos males lo harían, perono pueden hacerlo puesto que no existen.

No hay ejemplo más claro de unaactividad en la que de alguna forma, yesto pertenece al profundo campo de lovalorativo, nosotros nos erigimos enrepresentantes de los que aún no existen,en una cadena de solidaridad humanaque va más allá de nuestras limitadasvidas, mirando a los futuros comopróximos, y contemplando a las piedras

las plantas y los animales comocompañeros de nuestra trayectoria por elespacio.

8. Un rechazo del consumismo elevaríala calidad de vida

Quizá, pero no necesariamente.Volvamos al ejemplo de las máquinas, osi se quiere véase la expresión (8).Decíamos que la utilización de técnicasde consumo más intensas en bienes —incremento de x— y más compatibles conlos procesos de producción —reducciónde /— era una forma de absorber losincrementos de productividad sin queestos afectasen al empleo. Que lasmáquinas «come bolas» hicierandesaparecer estas a más velocidad, o queen la habitación funcionasensimultáneamente con las productoras debolas, significaba la posibilidad de hacerfrente a una mayor cantidad de bolas sintener que retirar de la habitación aninguna máquina.

Pero no debemos desdeñar este mitoasí como así. Refleja adecuadamente elcansancio de buena parte de la poblaciónde que todo lo que pueda ofrecerle la vidasea el acceso a la compra de más y máscosas. Y otra vez andamos a vueltas conel problema del mercado y con losproblemas que este puede resolver.

Si a un asalariado se le duplica susingresos en términos reales se le habrátambién duplicado su capacidad paracomprar cosas en el mercado. Peroimaginemos que a ese mismo asalariadose le mantiene la capacidad adquisitivade su salario y se le reduce a la mitad elmiedo; el miedo a no poder educaradecuadamente a sus hijos, el miedo a lapérdida del trabajo, el miedo a una

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enfermedad cuyo tratamiento no puedacostearse, el miedo a transitar por la calle,el miedo a que los pequeños se pinchenen el parque con una jeringuilla usada...No sabemos a ciencia cierta cual de lasdos situaciones sería preferible paranuestro hipotético asalariado. Pero estaríabien que pudiese decidir entre esasopciones. La primera le ofrece más cosasque comprar; la segunda más cosas delas que disfrutar.

Pero también la segunda significa unaumento de su consumo, aunque sea debienes públicos o semi públicos. Estamostan influidos por la visión mercadista de laeconomía que nos cuesta trabajoconcebir que el consumo sea algo másque la compra privada y monetaria decachivaches más o menos útiles. Estosotros bienes también forman parte de laproducción, y consecuentemente ofrecenoportunidades de empleo. No se trata,bajo esta perspectiva de poder comprarmás cosas, sino de disfrutar de aquellasque difícilmente pueden ser compradasen el mercado.

Intensificar en bienes las técnicas deconsumo puede significar también pasearpor parques que alguien ha cuidado, leerbajo la sombra de un árbol que alguien haplantado, bañarse en las aguas limpias deun río que alguien ha purificado, acudir auna clínica que alguien ha dignificado,acceder a una educación de la quealguien se preocupa... Y esos alguien sonempleo.

Compatibilizar en el tiempo losprocesos de producción y consumosignifica también poder trabajar en unambiente limpio, que alguien ha

conseguido, respirar al mismo tiempo deun aire puro, que alguien ha logrado, usaren ese trabajo unas prendas adecuadasque alguien ha confeccionado...Y esosalguien son empleo.

Quizá el ejemplo de la habitación conlas máquinas que producían y comíanbolas no sea del todo adecuado para esteplanteamiento. Quizá debamos distinguirel color de las bolas que se generan yconsumen. Y bajo esa óptica podríamossugerir que no se trata tanto de seguirproduciendo y eliminando las mismasbolas blancas, sino que se trata deconseguir que esos incrementos de laproductividad se concreten en bolasverdes sobre las que puedan abalanzarsecon un nuevo deleite las máquinas quelas tragan, y sobre las que puedaconvertirse en sonrisa la simultaneidadentre su consumo y producción.

9. El paro conduce a la exclusión social

No puedo por menos que aceptar elfundamento histórico de ese mito. Es más,toda la propuesta de vuelta al plenoempleo que se va esbozando en estaspáginas camina en el mismo o parecidosentido: la creencia de que la llegada alpleno empleo podrá eliminar la exclusiónsocial.

Sin embargo, y mirando nuestro másinmediato pasado, lo que podríamos decirquizá más acertadamente es que laexclusión social ha incrementado el paro.

Recordemos nuevamente el ejemplode la habitación, o volvamos a examinarla expresión (8).

Veíamos como la introducción denuevas máquinas «come bolas» era una

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forma de aceptar el incremento de laproductividad —y de la producción— sintener que recurrir al desempleo. Sacarmáquinas «come bolas» de la habitación—reducir el valor de p—hará necesario, sino se toman otras medidas, la expulsiónde máquinas productoras, lo que tenderáa reducir el valor del índice de empleo.

Aumentar la participación en elproducto social de los precariamenteincluidos y reducir el porcentaje deexcluidos no solamente puede seréticamente necesario sino que tambiénsignifica un aumento en el número depuestos de trabajo.

10. El crecimiento del norte es la causade la pobreza del sur

Estaría completamente de acuerdo conla formulación de ese mito con tal de quese expresase así: un cierto tipo decrecimiento en el norte ha sido la causade la pobreza del sur. Y otra vez nosencontramos con la bestia negra de losmercado faltos de control y de valores. Noencuentro ninguna razón, en primer lugar,para que en la realización de un comercio«justo» entre los países no se puedaencontrar, como ya lo vislumbraron losprimeros teóricos de la economía, unaventaja recíproca.

Y en segundo lugar estimo que uncierto tipo de crecimiento en el norte,centrado en la provisión de bienespúblicos, en el cuidado del medio, enprogramas de ayuda, en desarrollostecnológicos específicamente dirigidos ala comunicación creadora entrehumanos,... no solamente no provocaríapobreza en el sur sino que contribuiría ala mejora en las condiciones de

vida de esos pueblos.

El desarrollo económico regulado —esedevenir del tiempo inteligentementecontrolado y éticamente dirigido— es laclave del bienestar humano. Lareconstrucción del Estado de Bienestar,es posible y deseable para la generalidaddel planeta. Es más, estimo que, tal comoestán las cosas, es la única garantía desu supervivencia.

5. UNA PROPUESTA PARA EL FUTURO

La eliminación de esos diez mitos queimpiden nuestro libre pensar sería el puntode partida para un proyecto deconstrucción solidaria y sólida de nuestrofuturo.

Su diseño, estimo, podría en cambiobasarse en los siguientes principios:

1. La dotación de bienes públicos y laatención a las nuevas necesidadespuede contribuir más al bienestar delos asalariados que el merocrecimiento de sus salarios reales.

2. La producción de esos bienespúblicos y la satisfacción de esasnecesidades puede realizarse por laempresa privada, con tal de que sudefinición, ámbito de aplicación yfinanciación sea tarea de lasdistintas organizaciones yadministraciones que conforman lo«público».

3. El crecimiento económicoencaminado en esa dirección,puede, si se diseña con lainteligencia suficiente:

a. Contribuir al logro de un mediosaludable y reparar los gravesdestrozos causados a éste.

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b. No entrar en conflicto, sino serprecisamente complementario,con el desarrollo de los pueblosmás pobres del planeta.

c. Lograr el consenso políticonecesario para poder serdemocráticamente respaldado.

4. Las líneas maestras queencauzarían la senda de esecrecimiento económico serían: elreforzamiento, profundización yextensión de la democracia en lopolítico, el logro de la completaprotección en lo social y laconsecución y el mantenimiento delpleno empleo en lo económico.

El pleno empleo, su consecución ymantenimiento, volvería a colocarse comoel objetivo primordial de esa nuevapolítica económica. Pero para analizar lasposibilidades de tal tarea debemos volver,por última vez, al ejemplo de la habitacióncon máquinas, o a las ecuaciones quehemos ido elaborando a lo largo de estaspáginas.

5.1. La consecución del pleno empleoy la plena protección

Retornar al pleno empleo como núcleodel Estado de Bienestar implicanecesariamente dos etapas: en la primerase trataría de llegar a ese pleno empleodesde las cifras de desempleo actuales;en la segunda, de mantener ese nivel depleno empleo alcanzado.

Estimo que en la primera etapa —verexpresiones (5) y (8)— deberíamos contarcon la misma proporción de población

total que se presenta comopotencialmente activa, la misma jornadade trabajo5, y similares técnicas deconsumo, absorbiéndose los incrementosde productividad con aumentos muchomayores en el porcentaje de protección afin de lograr incrementos significativos enel índice de empleo.

En los términos de las expresiones talcosa reflejaría una etapa en la que convalores constantes de j, a, x, y /, losincrementos de z se compensasen conelevaciones de e y mayores incrementosaún de p. En el ejemplo de la habitacióncon máquinas significaría la introducciónde artilugios come bolas no sólo en lacantidad suficiente para eliminar lasnuevas bolas surgidas de las mismasmáquinas, sino que se hiciese necesariola presencia de nuevas máquinas«productoras de bolas» para satisfacerlas necesidades de las nuevas comebolas. Estamos hablando sin más de unaetapa de fuerte crecimiento económico —el crecimiento del producto deberíaigualar aproximadamente, ver (5), a lasuma del incremento de la productividad,el aumento del empleo y el posiblecrecimiento demográfico— que lograraeliminar el desempleo.

Ahora bien, ese crecimientoeconómico, como ya hemos venidoplanteando no debería consistir en un«más de lo mismo»; se trataría, por elcontrario de dirigir la producción hacia lasgraves carencias que tenemos tanto enatención social como en infraestructuras ybienes públicos.

5 Sobre estos temas elaboré una bibliografía queestimo amplia y ordenada en Anisi (1998).

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5.2. El mantenimiento del pleno empleoy la plena protección

La consecución del pleno empleosupone que el valor que toma e es launidad; y la plena protección, que todoindividuo queda incluido en laparticipación en el producto social, esto esque p + e · a toma también el valor unitario.Así la expresión (8) puede reescribirsecomo:

Probablemente en esta fase losincrementos de productividad podrían serabsorbidos por reducciones en la jornadade trabajo y disminuciones de la tasa depoblación activa. Las tasas decrecimiento económico serían más

moderadas, ya que —ver (5)— elincremento de la productividad y la tasade crecimiento demográfico seríancompensadas con las reducciones de lajornada y de la tasa de actividad.

Sería este el momento, estimo, y noantes, de comenzar a hablarsensatamente de uso de nuestro tiempocon un ocio creciente. Los cambios en lastécnicas de consumo y lascompatibilidades de estas con las deproducción, serán un tema apasionanteen esos, esperemos que próximostiempos.

Poco podremos hacer sin rigor; sinacudir a la evaluación fría de lo que es ono posible. Y poco también podremoshacer sin evaluar nuestra historia; sinrepensar nuestro pasado más o menoslejano. Y mucho menos haremos nada sinun sentido de lo que deseamos.

Entendimiento, memoria y voluntad.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ANISI, D. (1988): Trabajar con red: un panfleto sobrela crisis, Alianza Editorial, Madrid, 1990.

—, (1995): Creadores de escasez: del bienestar almiedo, Alianza Editorial, Madrid, 1995.

—, (1998): «La reducción de la jornada de trabajo:una evaluación teórica», en El espacio social y elempleo en la construcción europea; EconomiGerizan 1998.

COASE, R.H. (1988): La empresa, el mercado y laley, Alianza Editorial, Madrid, 1994.

HEILBRONER, R. (1995): Visiones del futuro: elpasado lejano, el ayer, el hoy y el mañana,Paidós, Barcelona, 1996.

SOLOW, R.M. (1992): El mercado de trabajo comoinstitución social, Alianza Editorial, Madrid 1992.