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lujo respiratorio dirigido (FRD): Una técnica de hipnorelajación para el alivio del dolor.
Autor/es: José Carlos García Jacomino*; Marta Martín Carbonell**.
Palabras clave: Hipnosis, Relajación, Dolor.
Keywords: Hypnosis, Relaxation, Pain.
Antecedentes y bases conceptuales
Se trata de una técnica para el entrenamiento del sujeto en auto hipnosis para el alivio del
dolor, surgida al calor de los trabajos de investigación desarrollados por un grupo de
psicólogos cubanos en la Clínica del Dolor del Hospital Docente Clínico Quirúrgico 10 de
Octubre, en la Habana, en la década de los 90. Este Grupo de Investigaciones Psicológicas
del Dolor promovió una serie de estudios acerca del dolor crónico, y uno de sus resultados fue
la creación de tecnología propia, entre ellos, la técnica de hipnorrelajación FRD la cual se
presentó por primera vez en la Conferencia Internacional del Hospital Psiquiátrico de La
Habana , celebrada en el Palacio de las Convenciones en 1994, con los resultados de su
aplicación en 25 pacientes con dolor crónico (García, Grau, Martín, Cesar , Bosh , 1994)
La fase respiratoria de la FRD tiene sus antecedentes mas inmediatos en el trabajo con una
adaptación de la técnica de relajación respiratoria R.- 12, utilizada para el tratamiento de la
ansiedad situacional y para síntomas obsesivos (García, Castro, González, 1986), la que
consideramos a su vez, una variante del ejercicio de relajación simple de H. Benson (1975).
El otro referente fundamental de la técnica FRD se halla en un ejercicio de origen yoga
(Ramacharaka, 1905), basado en la visualización del aire inspirado, combinado con una
sugestion de alivio del dolor; lo que fue usado también por Mantak Chia (1990), pero a la
manera taoista, en “La Sonrisa Interior “. Existe una version occidental de este mismo
ejercicio, propuesta por Michael Reed (1991) para el tratamiento del dolor de espalda, llamada
Meditación de la Flauta. Es conveniente recordar que el propio ejercicio respiratorio de
Benson se considera una variante de técnica Zen modificada (Grenet y Martínez, 1992), por lo
que debemos considerar ahora todo lo que estas técnicas deben a la medicina tradicional
oriental.
Una tercera fuente la podríamos ubicar en la hipnosis ericksoniana, de ella el FRD toma el
enfoque de utilizar las experiencias del paciente para propiciar los cambios que queremos
lograr (Martín, 2006), de manera que no se inducen visualizaciones específicas, sino que se
dan sugerencias de final abierto para estimular la creatividad del paciente ; el paso de una a
otra fase depende de los logros alcanzados en la anterior y de las respuestas específicas del
sujeto; y el contenido de las sugestiones para el alivio del dolor en la tercera fase, se elabora a
partir de los resultados de la segunda fase.
Otra de los referentes de la técnica son los entrenamientos en auto hipnosis, como por
ejemplo, el Entrenamiento Autógeno (Schultz, 1932). En este tipo de entrenamientos lo que se
busca es propiciar en el sujeto el desarrollo de habilidades de autocontrol, a través de la
práctica sistemática de ejercicios que van ganando en complejidad.
El objetivo fundamental de la FRD es dotar al sujeto de una herramienta para que pueda de
manera rápida y fácil, lograr un estado de bienestar psíquico y aliviar el dolor. La técnica
consta de tres fases que se pueden enseñar de manera independiente: la primera consiste en
un ejercicio respiratorio, la segunda combina el ejercicio respiratorio con la visualización y en
la tercera se elaboran junto al paciente las sugestiones específicas para el alivio del dolor a
través de imágenes mentales, o sea, que se utiliza la técnica como un procedimiento de
inducción hipnótica para el autocontrol del dolor.
Ya se enseñen las tres fases en una misma sesión, ya se enseñen de manera separada en
dos o tres sesiones, es muy importante demarcar que cada fase es independiente y que debe
terminar con un interrogatorio exhaustivo al paciente acerca de la experiencia, pues esta es la
fuente fundamental de información para la planificación de las fases posteriores, durante esta
etapa de entrenamiento.
La idea de combinar el entrenamiento en ejercicios respiratorios, visualizaciones generales y
visualizaciones guiadas en tres momentos demarcados por una entrevista se basa en la
necesidad de ahorrar tiempo y esfuerzos en la práctica clínica, ya que con esta técnica
logramos los objetivos de entrenar al sujeto y de lograr mejoría de manera simultánea.
Los ejercicios respiratorios tienen una probada eficacia para inducir relajación (Labrador, De la
Puente y Crespo, 1993) y por ende, tienen un efecto inmediato de alivio del dolor (Martín,
2006). Son además muy fáciles de aprender para cualquier sujeto, lo que resulta
especialmente útil en aquellas situaciones clínicas en las que se necesita un alivio inmediato
del dolor y una rápida sedación del paciente, como ocurre en los servicios de urgencia, en
cirugía, etc.
La visualización libre tiene la ventaja que nos permite evaluar en la práctica las preferencias y
modalidades particulares de sugestibilidad del sujeto, además de que ella en sí misma tiene
efectos terapéuticos de relajación y alivio del dolor (Smith, 1990). También entrena al sujeto
para el uso de la visualización focalizada, que no resulta imprescindible enseñársela a todos
los pacientes, pues hay personas que logran un alivio importante del dolor y la ansiedad
solamente con los ejercicios anteriores (García, Bosh, Rabí, Hernández, 1996).
El FRD está pensado como una técnica coadyuvante en el tratamiento del dolor, de ninguna
manera sustituye los procedimientos habituales de diagnóstico y tratamiento, y en nuestra
experiencia, su eficacia se incrementa en los marcos del tratamiento multidisciplinario cuando
se combina con otras técnicas de MTN como la acupuntura y la auriculoterapia (García, Bosh,
Rabí, Hernández, 1996).
La conveniencia de presentar la técnica al paciente como un ejercicio de autocontrol, de auto
hipnosis, de relajación o de respiración, la decidirá el terapeuta a partir de su conocimiento del
caso. Nosotros usualmente la presentamos como un ejercicio de respiración y visualización
(imaginación) que permite aliviar la ansiedad y el dolor asociado a la misma, pues así es bien
aceptada por los pacientes; pero insistimos en que lo importante es adecuar la consigna a las
necesidades de cada caso en particular.
Al ser un entrenamiento, es imprescindible la práctica del sujeto en el hogar y su
generalización a situaciones de la vida cotidiana como recurso contra el dolor y la ansiedad,
así como contra la depresión y los trastornos del sueño asociados a la crisis dolorosa.
Hemos encontrado que resulta útil para el alivio del dolor en patologías como ciatalgias,
dorsalgias, cervicalgias, patologías de hombro y rodilla, neuritis intercostales,
cervicobraquialgias, asi como en dolor por cáncer, o sea, fundamentalmente en problemas de
dolor crónico (García, Bosh, Rabí, Hernández, 1997, 2001; García, Bosh, Rabí, Hernández,
Sánchez, 2002(a)). También ha resultado eficaz para la reducción de las cifras tensionales en
pacientes hipertensos (García, Bosh, Rabí, Hernández, Sánchez, 2002(b)).
La técnica FRD: paso a paso
<U>Paso 1: Fase respiratoria</U>
La fase respiratoria es terapéutica en sí misma, además de servir de preparación para lo que
vendrá después. Con los ejercicios respiratorios se puede lograr reducción de la ansiedad, el
descenso de cifras tensionales, mejoría del sueño y la distensión necesaria al paciente con
dolor.
Originalmente, en la primera sesión sólo entrenábamos al sujeto en esta fase respiratoria y se
le indicaba al paciente practicar en su medio habitual durante 3 días los ejercicios
respiratorios, antes de iniciar la segunda fase de entrenamiento en visualización; de hecho
todavía con muchos pacientes procedemos de esta manera. Sin embargo, esto no es
imprescindible, y en una misma sesión se pueden entrenar al paciente en las tres fases, o
solamente dos, a criterio del terapeuta.
Postura: Paciente acostado en decúbito supino, en postura relajada, brazos al lado del cuerpo,
piernas semiabiertas, vista al frente sin precisar un punto en el espacio, manos semiabiertas
Es conveniente que el terapeuta modele ante el paciente cómo se hace el ejercicio. Se le
indica respirar de forma pausada, tomar el aire lentamente, sin llenarse los pulmones, realizar
una pequeña retención del aire (3-4 segundos}, y luego realizar una espiración lenta también (
“deja salir el aire hasta que te vacíes”) y descansar (pausa). Repetir este ciclo de forma rítmica
y encadenada.
Una forma de indicarla puede ser:
“Inspire lentamente por la nariz, sin llenar los pulmones, solo haga una inspiración normal,
pero de forma lenta, como si estuviera llenando una vasija de agua. Retenga el aire unos
segundos y ahora espírelo, también lentamente, hasta que se vacíe. Descanse unos
segundos y repita el mismo ejercicio, tratando de hacerlo de forma lo más cómoda para Ud., a
su ritmo, a su manera. No se ponga metas, no tiene que concentrarse en nada, solo respirar
cómodamente, despacio, como le hemos indicado, mientras permanece tranquilo,
descansando”
Los elementos claves de esta inducción son:
• No concentrarse en la respiración, dejar que fluya de manera natural, ya que el concentrarse
en la respiración puede ser inconveniente en los pacientes con dolor pues promueve la
focalización en las sensaciones internas, lo cual aumenta la percepción de dolor. Además,
puede provocar disnea por un efecto paradójico frecuente cuando se trata de controlar
voluntariamente, procesos fisiológicos que como la respiración, son involuntarios.
• La respiración es lenta, a la manera del Tai-Chi, pero no profunda. La respiración profunda
puede provocar hipercapmnia, mientras que la respiración lenta se asocia a estados de
tranquilidad y relajación.
• Nótese que se introducen sugestiones indirectas de descanso, comodidad y tranquilidad.
En esta fase, no se instruye al paciente acerca de pensamientos o imágenes particulares, ni
siquiera poner la mente en blanco, solo respirar lenta y tranquilamente y dejar que la
respiración fluya con comodidad y naturalidad. No se utiliza el conteo pues esto marca un
ritmo, y aquí lo que se busca es que el paciente vaya encontrando el ritmo que más le
acomode, además hay personas que rechazan el conteo.
El sujeto puede o no cerrar los ojos, esto no se indica y si el paciente pregunta se le responde
que como sea más cómodo para él. En nuestra experiencia, la mayoría de las personas
cierran los ojos. El terapeuta debe observar la práctica del sujeto y corregir cualquier error,
aclarar dudas, etc.
Los tipos de errores más frecuentes son: respirar profunda o aceleradamente, y no hacer
pausas de descanso, los cuales debemos evitar para prevenir los molestos efectos
secundarios de la hipercamnia.
Es conveniente, al cabo de unos minutos de práctica, cuando ya sabemos que el paciente
está cumpliendo adecuadamente la consigna, dejarlo solo, pero estar cerca para prestar
apoyo si lo necesita. En ese caso, se le explica al sujeto “ahora se va a quedar un rato
practicando este ejercicio, yo voy a estar cerca para cualquier cosa que necesite” y se reitera
la consigna. Se deja solo al paciente sin decirle exactamente el tiempo real que estará
haciendo el ejercicio, pero sí controlándolo. El paciente guardará esta experiencia en el
llamado “tiempo mental” y la repetirá posteriormente durante un lapso de tiempo más o menos
similar en su práctica individual. Recomendamos dejar al paciente solo para fomentar la
autonomía y porque para algunas personas resulta molesto sentirse observado.
El tiempo de práctica del ejercicio varía entre 7 y 13 minutos, en nuestra experiencia menos
tiempo no favorece el logro máximo de los efectos terapéuticos intrínsecos a la respiración,
mientras que más tiempo puede conducir a que el paciente se duerma o pierda el interés.
Cuando ya ha pasado el tiempo que consideramos necesario, entonces interrumpimos el
ejercicio. Esto no requiere de ningún ritual especial, pero no debe hacerse de manera brusca.
Si el paciente (como ocurre frecuentemente) está muy relajado y con los ojos cerrados,
podemos tocarlo suavemente en el hombro y en voz baja y tranquila, decirle que ya puede
terminar.
Se debe suspender el entrenamiento en la fase respiratoria si se produce ansiedad secundaria
a la misma o sensación de falta de aire, lo que puede suceder en personas que no
comprendieron bien la instrucción de respirar despacio. Respirar profundamente puede
provocar sensación de mareo, lo que puede corregirse enseñando de nuevo la técnica de
forma correcta. Otra opción es abandonar los ejercicios respiratorios y pasar directamente a la
visualización.
Si se produce tos en esta fase respiratoria, lo que es frecuente en fumadores o asmáticos, se
indica descansar y continuar después, suprimiéndose la fase de retención.
En pacientes muy preocupados o deprimidos puede solamente indicarse la respiración en esta
primera sesión ya que la visualización puede estimular la preocupación o el llanto. En
pacientes con poco tiempo, es mejor también solamente la realización de la respiración y dejar
la visualización para otro momento mas propicio, pues no se concentran bien.
Al finalizar el ejercicio, se indaga sobre cómo se sintió, se aclaran dudas, etc. Si para el
paciente resultó fácil la fase respiratoria, podemos pasar a la del entrenamiento en
visualización. Si ha habido dificultades o si creemos que por alguna razón para el sujeto es
más conveniente desarrollar más la habilidad de respirar adecuadamente, no se pasa a la
próxima fase. Entonces, se le explica al paciente que es necesario que practique
sistemáticamente este ejercicio, se indica repetir 3 veces al día acostado, sentado y hasta de
pie. Se indica también hacerlo por la noche antes de dormir pues induce el sueño.
En los casos en que solo se enseña el entrenamiento en respiración en esta sesión, pero
creemos que resultará conveniente entrenar al paciente en la segunda fase, se indica
practicar este ejercicio por 3 días como mínimo y se cita para una próxima sesión.
<U>Paso 2: Fase de Visualización</U>
Una vez el paciente está entrenado en la fase respiratoria, puede pasarse a las
visualizaciones. Esto puede hacerse durante la misma sesión o en la próxima
De nuevo el paciente acostado en la misma postura, se le indica entonces respirar al mismo
ritmo que en la fase respiratoria, realizando un continuum entre la inspiración, la retención y la
espiración, siempre respetando las pausas de descanso y el volumen ligero de aire inspirado.
Transcurridos algunos minutos, se le sugiere imaginar que ese mismo aire que espira es como
una corriente de aire que recorre su cuerpo externamente y hacia abajo, es decir, hacia los
miembros inferiores, pasando por su tórax y abdomen. Puede recordar o imaginar un lugar
agradable donde haya estado y al que le gustaría volver, mientras siente como el aire refresca
agradablemente su cuerpo.
Una forma de indicar este ejercicio es:
“Ahora vas a comenzar a respirar como ya has aprendido, una vez que lleves un rato
respirando y te sientas cómodo, puedes comenzar a imaginar ese aire que estás respirando,
que es como una corriente de aire que entra y sale y recorre tu cuerpo hacia abajo. Puedes
tratar de recordar un lugar que te haya gustado, o en que te gustaría estar, e imaginarte que
estás ahí, respirando de esta manera agradable, y que el aire que entra y sale recorre tu
cuerpo de arriba hacia abajo. Y puedes permanecer durante un rato en este lugar agradable,
respirando y sintiendo como el aire recorre tu cuerpo de arriba abajo”.
Las claves de la inducción son:
• Orientar la visualización lo más abierta posible, centrándose solo en que sea agradable.
• Se debe orientar la visualización de cómo el aire recorre el cuerpo, pero sin que el sujeto
sienta que tiene que lograr esto como una meta.
Esto se fundamenta en nuestro interés en fomentar al máximo la autonomía y la movilización
de los propios recursos del paciente.
No todas las personas logran tener visualizaciones, sin embargo, en nuestra experiencia es
mucho mayor el por ciento de los que sí lo logran. Hemos recogido las referencias de 1045
pacientes acerca de los contenidos de las visualizaciones (García, 2006). Los principales
contenidos han sido: viajes turísticos, visualizaciones relacionadas con el mar o la playa,
relacionadas con situaciones interpersonales positivas (relaciones con familiares, pareja, etc.),
visualizaciones cromáticas, elementos naturales como frutas y flores asociadas a olores o no y
otras relacionadas solamente con el recorrido del aire, interno (por ejemplo: El aire recorre mis
pulmones) o externo (por ejemplo: el aire recorre el cuerpo por fuera), en este último caso hay
quienes sienten el aire en zonas distales por ejemplo: los pies) y otros en las zonas del dolor o
cercanas a la misma. Algunas personas reflejan sensaciones relacionadas con temperatura
(calor) o de levitación.
Como puede verse, el contenido es muy variable. De ahí la necesidad de evaluar
cuidadosamente el mismo para poder elaborar las sugestiones específicas de la tercera fase.
Recuérdese que esto es un entrenamiento, por lo tanto, nosotros explicamos al paciente la
forma de hacer el ejercicio y cuando comprobamos que ha comprendido y que ha comenzado
a realizar el ejercicio respiratorio, le dejamos solo nuevamente durante 12 o 13 minutos. Se
finaliza de la misma manera que el anterior.
En el interrogatorio se valora como se sintió, el alcance de los efectos terapéuticos de la
sesión en términos de reducción de la ansiedad y el dolor y el contenido específico de las
visualizaciones, así como sus fuentes: si se basaban en recuerdos, en fantasías, etc. También
se exploran las características específicas de la visualización en términos de nitidez, de
asociación con otras sensaciones, de color, etc.
Si esta evaluación da como resultado que consideremos que el paciente puede beneficiarse
con este ejercicio sin necesidad de pasar a la tercera fase, pues se indica su práctica
sistemática. Generalmente, no es necesario en este momento que el paciente haga el
ejercicio tres veces al día, sobretodo si ya ha estado practicando de manera sistemática la
respiración, puede indicársele que lo practique sólo una vez al día o en el momento que tiene
dolor.
<U>Paso 3: Focalizando</U>
En esta fase, se realizan sugerencias dirigidas al alivio del dolor, basándonos en las
experiencias específicas de la visualización anterior, en las características del dolor, la
experiencia anterior del sujeto, sus estrategias habituales para lograr alivio del dolor, sus
expectativas, etc.
Por ejemplo, el paciente que siente que el aire recorre su cuerpo puede ser instruido para que
trate de llevar el aire hacia la zona dolorosa y sentir como el aire espirado refresca
agradablemente la zona dolorosa, o barre la basura que está allí provocando el dolor, o que
provoca un calor agradable que alivia el dolor, etc. Si el paciente visualizó que estaba en la
playa y tuvo sensaciones de calor (frecuentes en la relajación) se le enseña que puede
aprovechar esa sensación de calor para sentir como ese calor contrarresta el frío del dolor, o
puede ver como la luz del sol ilumina las zonas dolorosas provocando alivio, etc.
Nótese que para lograr este ejercicio se necesita saber bien como el paciente describe su
dolor, cuál es el tipo de sugestión que le funciona mejor, cuales son su expectativas con
respecto al tratamiento, etc. Toda esta información se obtiene a partir del interrogatorio que se
realiza en las dos fases anteriores.
Una vez que ya hemos encontrado junto al paciente (insistimos en la importancia en que este
sea activo en la selección de las sugestiones) cuales son las sugestiones que vamos a probar,
se orienta realizar el ejercicio de la misma manera que en las fases anteriores, o sea,
comenzar con la respiración, regresar a la visualización y a partir de ella, ir dándose a si
mismo las sugestiones específicas. Se termina de la misma forma que en las ocasiones
anteriores.
Si el ejercicio funciona adecuadamente, notará que ya no será necesario indicarle al sujeto su
práctica sistemática, pues él se apropiará del mismo como una estrategia de autocontrol del
dolor (García, 2006). Se debe alertar al paciente acerca de que puede que en algún momento,
el ejercicio no sea tan eficaz, pero que no por eso deje de practicarlo, pues con el tiempo irá
ganando cada vez más en habilidades para lograr el autocontrol.
Por otra parte, el paciente con dolor crónico debe aprender a ser realista ya que de alguna
manera, las crisis dolorosas son inevitables (piénsese en el dolor reumático, por cáncer, etc.)
por lo que se trata entonces de que logre disminuir la severidad del dolor para que gane en
autonomía y autoeficacia y tenga una mejor calidad de vida.
Resultados de las investigaciones
En una muestra de 20 pacientes con dolor crónico agudizado (García, Bosh, Rabí, Hernández,
1996), la media de reducción del dolor al aplicar FRD fue de 2.OO grados en la escala de 0 a
5 grados de dolor. En otro estudio de los mismos autores realizado en 1997) en una muestra
similar de 25 pacientes, la media de reducción de dolor en dicha escala fue de 1.44 grados.
En el 2001 realizamos otra investigación con 45 pacientes con dolor lumbar, el promedio de
reducción de dolor fue de 1.80 grados (García, Bosh, Rabí, Hernández, 2001). En el año 2002
(García, Bosh, Rabí, Hernández, 2002), en 30 pacientes con patología de rodilla dicho
promedio fue de 1.80 grados y en el año 2003 en 35 pacientes con fibromialgia, la reducción
lograda fue de 2.2O grados (García, 2006) En todos estos estudios predominaron las mujeres,
con edades entre 20 y 75 años, con grado de escolaridad medio y ocupación predominante de
técnicos y amas de casa. El dolor fue evaluado mediante la Escala Análogo Visual antes y
después de la aplicación de FRD.
En otro estudio se aplicó el FRD a 52 pacientes hipertensos con dolor, encontramos que la
reducción de las cifras tensionales fue como promedio de 15.87 mm Hg en la tensión sistólica
y de 8.85 mm Hg en la tensión diastólica (García, Bosh, Rabí, Hernández, Sánchez, 2000),
mientras que otra investigación con pacientes hipertensos sin dolor mostró que la cifra de
reducción promedio fue de 17.86 mmHg para la la tensión sistólica y de 11.14 mm Hg para la
tensión diastólica (García, 2006).
En la mayoría de los pacientes de estos estudios, se logró además la reducción de la
ansiedad y de los trastornos del sueño acompañantes a la crisis dolorosa o hipertensiva.
Conclusiones
EL FRD es una técnica útil, fácil de aprender por los pacientes y que tiene efectos
terapéuticos a corto plazo, lo cual resulta conveniente en el tratamiento del dolor. Se necesita
profundizar en investigaciones para determinar la potencia-eficiencia de sus diversos
componentes, así como para establecer su eficiencia en relación con otras técnicas similares.
Sin embargo, puede ser considerada como una herramienta más en el arsenal de
procedimientos de intervención de médicos y psicólogos cuya misión es aliviar el sufrimiento y
mejorar la calidad de vida.
Bibliografía
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Número 2, (Numero especial), p. 91.
9. García JC, Bosch F,Rabi MC,Hernandez M, Sánchez Melo G (2002): Técnica de
hipnorrelajación FRD en pacientes con patología de rodilla. Revista Cubana de Reumatología.
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10. García JC, Bosch F,Rabi MC,Hernandez M, Sánchez Melo G, Oviedo E (2000): Técnica de
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modificación y terapia de la conducta. Madrid: Pirámide, cap. 13: 367-95
13. Martín M (Ed): Psicología, Hipnosis y Relajación en la atención al dolor (libro aceptado
para su publicación por la Editorial Pirámide, Valencia, España) 2006, 650 p
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15. Reed M (1993) : Tratamiento del dolor de espalda. (folleto), España
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Reumatologia, 3, (2) ,p.77
17. Schultz JH (1959). Autogenic Training: a psychophysiologic approach to Psychotherapy.
New York: Grune y Stratton, versión inglesa del original: Das Autogenic Training
(Konzentrative Selbnstenspannung), de JH Schultz en 1932
18. Smith JC (1990). Cognitive-behavioral relaxation training. New York: Spriger
Cómo cumplir tus propósitos este año con PNL
Ejercicios y aprendizaje con... Pnl Programación NeurolingüisticaCómo cumplir tus propósitos con PNL
Conseguir una buena figura, bajar de peso, mejorar la alimentación, tener mejor carácter, ser más
puntual, dejar de fumar, subir las notas en el colegio o conseguir un mejor trabajo, son algunos de
los propósitos más recurrentesque las personas siempre realizan al arrancar el año. Seguramente
que este 2012 no será la excepción, aunque puede ser que ocurra lo mismo que en años anteriores: las
promesas se van olvidando a medida que pasan los días, y la intención original queda completamente
abandonada. ¿Cómo evitar que esto ocurra?
Existe algo llamado la Programación Neurolingüísitca (PNL), una disciplina y un arte que estudia
la percepción individual y mental que tiene una persona del mundo. La PNL es hoy uno de los
enfoques más usados para mejorar la comunicación, diseñar e implementar cambios duraderos, así
como para el desarrollo de la excelencia personal, relacional y profesional y un instrumento muy usado
en el coaching.
Vicens Olivé, experto en el tema y autor del libro “PNL & Coaching“, ofrece algunas claves simples para
lograr que todos lleguemos al final de 2012 con los propósitos cumplidos. En primer lugar, Olivé señala
que es fundamentalformular los objetivos en positivo. Bajo esta perspectiva, en lugar de pensar
“bajar de peso”, la persona debe proponerse llegar a pesar 60 kilogramos.
“La neurología no procesa el negativo. Si yo te digo que no pienses en el sol, inmediatamente piensas
en el sol”, remarca Vicens, y en contraparte aconseja que “ya puestos a formular deseos, hay que
orientarse en lo que sí se quiere” y no a lo que no se desea. Así, si el propósito es perder peso, en el
inconsciente se evoca precisamente lo que queremos evitar: el peso.
En el propósito, también recurrente, de dejar de fumar Olivé recomienda que se cambie ese enunciado
por otro que se formule en positivo y que podría ser “quiero fumar sólo cinco cigarrillos al día” o “quiero
destinar el dinero que me gasto en tabaco a viajar” o “quiero tener buena salud“. Lo importante,
subraya, es encontrar lo que a cada persona le puede motivar y empujar a dejar de fumar.
También es vital que el objetivo sea concreto. “Decir que quiero encontrar el amor de mi vida puede
parecer un deseo muy concreto, pero en realidad es una abstracción y el cerebro no funciona con
abstracciones”, insiste Olivé.
“El hombre propone y Dios dispone, pero cuanto mejor hecha esté la propuesta, pues Dios dispone
mejor”, sostiene el “coach”, quien recomienda ser un poco niños a la hora de establecerse objetivos.
“Cuando escriben una carta a los Reyes Magos son muy concretos porque su neurología no les da para
cosas abstractas, así que hay que ser un poco niños para pedir objetivos”, subraya.
Así que si lo que se pretende es encontrar el amor hay que ser concreto y especificar cómo es para
cada a uno el amor y qué implica. Por ejemplo, para alguien una pareja ideal puede ser esa que tiene
unos valores parecidos, un proyecto común de vida o que sea divertida. Hay, en definitiva, que hacer
una carta detallada a los Reyes Magos pidiendo qué es lo que se quiere.
En tercer lugar, uno debe plantearse si se consigue ese objetivo, qué se pierde y qué se gana. Olivé
propone hacer un análisis honesto y detallado porque “hay muchos objetivos que no se consiguen
porque uno no quiere renunciar a lo que tiene. (…) Si pierdo 20 kilos pues posiblemente no podré comer
todo lo que como ahora, si tengo una pareja voy a perder mi libertad o si no ya no fumo pues ya no
participo en el corrillo de amigos que salen a echar un cigarro fuera de la oficina”, ejemplifica Vicens.
“Todo tiene un precio y conseguir un objetivo pues también lo tiene. ¿Estoy dispuesto a pagar ese
precio o no?,sería la pregunta”, según este coach. Asimismo, es importante ser consciente de los
recursos con los que cada uno cuenta.
“En PNL partimos de que todos tenemos todos los recursos dentro, de modo que si te conectas
dentro de ti puedes llegar a ellos. El ‘coaching’, la PNL, las terapias ayudan también a sacar estos
recursos”. Recursos de los que conviene tirar para lograr los propósitos que se formulan con la llegada
del nuevo año son la valentía, el coraje, la capacidad de sorprenderse, entre otros. Es difícil, por
ejemplo, encontrar pareja si se hace lo mismo de siempre, así que un recurso para conocer a alguien
sería hacer algo diferente, ir a otros sitios y, por ejemplo, apuntarse a un club de tenis o a clases de
cocina.
Es positivo, además, revisar si existe algún freno interno que impida lograr ese objetivo. “Podemos
hacernos la pregunta ¿qué me impide conseguir lo que quiero?“, dice Olivé, quien vuelve al ejemplo
de la pareja y detalla que, por ejemplo, hay gente que en el fondo piensa que no puede encontrar
pareja. “Si la misma persona puede solucionarlo, pues genial, si no podría ser bueno buscar la ayuda de
un ‘coach’ o de un terapeuta”, remarca.
Lo siguiente sería establecer un plan de acción, en el que se determine cuál será el primer paso a dar,
cuál será el segundo y cuál, en definitiva, el camino a seguir. Eso sí, el camino tiene que ser flexible de
modo que se pueda cambiar de dirección si hace falta. “La idea es subir a la cúspide de una montaña,
pero puedes ir por un sendero o por otro“, dice Olivé.
TRATAMIENTO DEL DOLOR Y LA FIBROMIALGIA CON HIPNOSIS Y PNL
Ejercicios y aprendizaje con... Pnl Programación Neurolingüistica” No brain , no pain ” es decir , sin cerebro no hay dolor.
El dolor es una experiencia mental. Cuando los receptores periféricos del dolor (nociceptores)
transmiten una señal dolorosa a través de nuestros nervios hasta el cerebro, no es más que un impulso
eléctrico que el cerebro interpretará como dolor. Del mismo modo , la diferencia entre ruido y música es
una experiencia mental, depende de la interpretación que nuestro cerebro da al impulso auditivo y eso
varía entre una persona y otra. Mientras para muchos adolescentes Mozart es aburrido, para muchos
amantes de la música clásica, AC/DC es una cacofonía.
Hay interesantes estudios sobre el dolor en miembro fantasma, un miembro que ha sido amputado o
que no tenemos de nacimiento y sin embargo nuestro cerebro nos envía una percepción de dolor
procedente de él. Incluso muchos pueden precisar el dedo exacto del que procede, ¡aunque no exista!
El dolor es útil e imprescindible para evitar daños a nuestro cuerpo, nos avisa de algo que nos está
hiriendo para que podamos retirar a tiempo la parte que está en peligro.También nos avisa de que algo
no va bien y merece nuestra atención: por ejemplo un deportista que ignora un dolor leve en una
articulación acabará con una lesión más severa. El cuerpo se comunica con nosotros a través de los
síntomas para que le prestemos atención y pongamos soluciones al respecto. Cuando el cuerpo
necesita reposo para reparar una parte dañada, el dolor es lo que asegura que lo hagamos.
Además, nuestro cuerpo puede marcar prioridades y anular un dolor si la ocasión lo merece. La mayoría
de personas que entran a una consulta cojeando de dolor, correrían como atletas para escapar de un
tigre hambriento y no sentirían dolor hasta haber pasado el peligro ¿o no es así? Su sistema
neurohormonal les daría una descarga de analgesia para superar el peligro. Hace unos años , mi hija y
yo fuimos atropellados y me rompí dos costillas. No sentí dolor alguno hasta que mi hija estuvo atendida
en el hospital, una hora más tarde. Entonces me relajé y pude notar mi dolor y la dificultad al respirar.
Hasta entonces mi cerebro bloqueó esta señal, había cosas más prioritarias que atender.
Hay muchos estudios que demuestran que según el componente emocional de un dolor, cambia su
evolución y pronóstico y la respuesta a los analgésicos. Por ejemplo, no evoluciona igual un dolor por un
golpe fortuito que si es resultado de una agresión. Lo que pensamos sobre el dolor, influye sobre el
mismo ( recordemos que el cerebro interpreta y modula esta señal de una manera que sólo empezamos
a comprender).
Pero no todo el dolor es útil y nos avisa de algo evitable, hay dolores que se cronifican sin ningún
sentido aparente. A veces, simplemente es una lesión crónica que el cuerpo no puede reparar y
necesita de cirugía, pero en otras, la lesión ya no existe o sencillamente no hay una causa objetiva para
ese dolor. ¿qué ocurre entonces? Nuestro cerebro interpreta una señal dolorosa que en realidad no se
origina fuera del cerebro. Y lo más curioso es que hasta la fibromialgia más limitante, se cura
temporalmente ante un tigre hambriento ( yo siempre tengo tigres hambrientos en mi consulta para
estos casos…). Se ha establecido un circuito anómalo que transmite dolor sin necesidad de estímulo a
los nociceptores, es como un bucle que se retroalimenta.
El dolor crónico, tiene además un efecto emocional muy potente que acentúa su percepción, ocupa cada
vez más espacio en nuestra consciencia hasta eclipsar todo lo demás. Este círculo vicioso nos atrapa
cada vez más, hasta que todo en nuestra vida gira alrededor del dolor, los analgésicos no consiguen ya
controlarlo y una sensación de desesperación y limitación se cierne sobre nosotros hasta llevarnos a
una depresión que empeora todavía más el cuadro. De hecho muchos dolores crónicos responden
mejor a los antidepresivos y a los anitiepilépticos que a los analgésicos ¿curioso no?
La fibromialgia, enfermedad desconocida por los médicos e incomprendida para mucha gente, responde
mal a cualquier fármaco, sin que la ciencia aclare el porqué. Hay muchas teorías, probablemente porque
ninguna explica lo que realmente ocurre. Y sospecho que dentro de ese cajón de sastre que llamamos
fibromialgia también hay muchos trastornos distintos que entremezclan la hipersensibilidad al dolor,
estados emocionales, enfermedades reumáticas o neurológicas aún por descubrir…confío que con el
tiempo se arroje nueva luz que ayude a todas esas personas que sufren.
Sin entrar en aspectos físicos, de los que tan poco sabemos todavía , está demostrado que si
intervenimos en el proceso cerebral que proporciona la vivencia de dolor, conseguimos mejorar éste. Y
ahí es donde la hipnosis, como herramienta que nos permite intervenir sobre los procesos
inconscientes, es de gran utilidad. Nuestro inconsciente, como director de orquesta, maneja todos
nuestros estados internos, nuestros procesos no conscientes que gobiernan nuestro cuerpo y por lo
tanto es una puerta a los funcionamientos de nuestra mente que modulan nuestra experiencia de dolor.
En la hipnosis de espectáculo, que nada tiene que ver con la hipnosis clínica terapéutica, todos hemos
visto como se puede generar anestesia de un miembro y clavar una aguja sin sentir dolor, pero eso,
aunque espectacular, no es útil dada su efímera duración, pero sí que nos abre un mundo de
posibilidades sobre lo que nuestro cerebro es capaz de lograr.
El tratamiento del dolor con hipnosis, usado en Unidades de Dolor de muchos hospitales, ha
demostrado ser mucho más que un placebo como antaño se creía, y es efectivo en el contexto de un
tratamiento multidisciplinar.
Lo primero, para tratar el dolor con hipnosis, es partir de un diagnóstico médico correcto. Si el dolor nos
está avisando de una metástasis ósea, por ejemplo, sería una terrible negligencia usar la hipnosis para
mejorarlo y que eso retrase el diagnóstico.
Una vez hecho un diagnóstico médico de certeza, vendrá el diagnóstico psicológico: con qué sucesos
vitales coincidió el inicio del dolor o qué lo agrava, que “utilidad” tiene ese dolor para la persona, en que
situaciones emocionales el dolor mejora o empeora, cuáles son sus creencias sobre ese dolor, etc. No
hablo de una diagnóstico del DSM ( manual de desórdenes mentales con el que se codifican los
diagnósticos psiquiátricos), sino de un diagnóstico a medida para cada paciente.Cada persona es un ser
único y valioso, no le colguemos una etiqueta que empobrezca la visión que todos van a tener sobre él.
Yo no tengo pacientes fibromiálgicas, tengo mujeres que sienten dolor, cada una es un mundo distinto y
maravilloso por descubrir, no lo reduzcamos a una palabra generalizadora.
Una vez hecho todo esto, y sólo entonces, la hipnosis y la PNL como tratamiento del dolor es una
herramienta útil, que mejorará tanto el dolor, como las limitaciones que produce, como el estado
emocional de la persona.
La hipnosis es una buena herramienta de psicoterapia y de tratamiento del dolor, no es una solución
mágica que todo lo arregla, ni ayuda a todo el mundo de la misma manera. Hay factores que modifican
el resultado, sobretodo la resistencia consciente o inconsciente a mejorar de su problema, a ser
hipnotizado, a aceptar los cambios que supondrá en su vida mejorar de su dolor, etc. Por todo esto, la
hipnosis debe ser una herramienta más en un proceso de terapia que prepare a la persona para vivir
con éxito todo el proceso.
Y , como ya comenté, en otro artículo,
http://jordireviriego.blogspot.com.es/2012/04/la-hipnosis-de-cada-dia.html
la hipnosis no provoca una pérdida de control del hipnotizado, sólo hará lo que despierto se permitiría
hacer, no es más que un mito eso del control mental del hipnotizador, en realidad, es una autohipnosis
SIEMPRE, el terapeuta da una vía al paciente para entrar en trance y hacerlo o no, es decisión del
paciente en todo momento, y salir del trance también. Es simplemente dejarse llevar, pero siempre
queda un “testigo” en nosotros que nos despertará inmediatamente si el trance no es de su agrado.
En consulta, muchas veces se usa la hipnosis “despierta”, con un trance ligero que permite al consciente
colaborar en todo el proceso, personalmente me parece el nivel de trance más adecuado para tratar el
dolor.
Hay un mundo esperando a que salgas a disfrutarlo, atrévete a descubrirlo.