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¿Podemos cambiar las creencias que
nos limitan?
Autor: Javier Iturralde
Javier Iturralde ¿Podemos cambiar las creencias que nos limitan?
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ÍÍÍNNNDDDIIICCCEEE
INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 6
CAPÍTULO 1.- PREGUNTAS COMUNES .................................................................... 14
CAPÍTULO 2.- QUÉ SON LAS CREENCIAS ................................................................ 19
2.1. DEFINICIÓN ................................................................................... 19
2.2. VALORES Y CRITERIOS DE SATISFACCIÓN ....................................... 22
2.3. ORIGEN DE LAS CREENCIAS ........................................................... 25
2.4. LAS IMPRONTAS ............................................................................ 30
2.5. CARACTERÍSTICAS DE LAS CREENCIAS ........................................... 32
2.6. LA ESTRUCTURA DE LAS CREENCIAS .............................................. 35
2.6.1. Estructura Superficial o Lingüística ........................... 35
2.6.2. Estructura Profunda .................................................... 37
2.6.3. El lugar neurológico de las creencias ........................ 39
CAPÍTULO 3.- CAMBIO DE CREENCIAS .................................................................... 41
3.1. ASPECTOS A CONSIDERAR EN EL CAMBIO DE CREENCIAS ................................. 41
3.1.1. CREENCIAS LIMITANTES .............................................................. 41
3.1.2. EL SISTEMA DE AUTOPROTECCIÓN DE LAS CREENCIAS ................. 42
3.1.3. RESPETAR EL VALOR DE LA CREENCIA ........................................ 43
3.1.4. RESPETAR LA NECESIDAD DE SENTIRNOS COHERENTES ............... 44
3.1.5. LA INFORMACIÓN NO VERBAL ..................................................... 45
3.1.6. EL PAPEL DE LOS NIVELES LÓGICOS ........................................... 46
3.2. MODELOS PARA CAMBIAR CREENCIAS .............................................................. 47
3.2.1. La propuesta de Anthony Robins ............................... 47
3.2.2. Cambio de sub modalidades (PNL ) ............................ 50
3.2.3. Cambio natural de creencias (Robert Dilts) ............... 54
3.2.4. El modelo de Fleche y Olivier ..................................... 58
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CAPÍTULO 4.- CASOS PRÁCTICOS DE CAMBIO DE CREENCIAS .................................. 65
4.1. MIEDOS ........................................................................................ 65
4.2. CREENCIAS Y DEPRESIÓN .............................................................. 66
4.3. LA CREENCIA QUE SE ESCONDE EN UN JUICIO A TERCEROS .............. 67
4.4. LA CREENCIA IMPLÍCITA EN UN “NUDO CALIBRADO ” ......................... 68 4.5. LA CREENCIA ESCONDIDA EN UN JUICIO A UNO MISMO ...................... 69
4.6. CREENCIAS Y PREOCUPACIÓN ........................................................ 70
4.7. EL CASO DE LA HIJA QUE ESTABA OBSESIONADA CON
“ARREGLARSE ” .......................................................................... 71 4.8. CREENCIAS DE “DOBLE NÚCLEO ” ................................................... 72 4.9. UNA CREENCIA FORMADA A PARTIR DE UNA EXPERIENCIA VIVIDA EN
LA INFANCIA ................................................................................ 73
4.10. CREENCIAS TRANS-GENERACIONALES .......................................... 74
4.11. LA CULPA Y LAS CREENCIAS SUBYACENTES .................................. 75
4.12. EL PAPEL DE LA ESCUCHA EN EL CAMBIO DE LAS CREENCIAS ......... 76
4.13. EL PROCESO DE FORMACIÓN DE CREENCIAS POTENCIADORAS ........ 78
4.14. LA CREENCIA “POSTIZA” ............................................................. 79 4.15. LA CREENCIA OCULTA ................................................................. 80
4.16. LA PRESUPOSICIÓN NOS AYUDA A AFLOJAR EL “YUGO” DE LA CREENCIA ................................................................................... 80
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 82
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DEDICATORIA
A quienes sienten un sincero deseo de tomar la responsabilidad sobre sus creencias
limitantes con el fin de superarlas y transformarlas en otras creencias que impulsen en
positivo todas sus potencialidades.
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AGRADECIMIENTOS
Al alumnado del centro Spanda y del Valle de Tobalina porque han sido una verdadera
fuente de inspiración y aprendizaje que ha hecho posible la realización de este trabajo.
A las personas que han contribuido de manera más directa a la consecución material
del mismo: Natalia, Chelo, Cristina, Elena…
A quienes han consentido que algunas de sus experiencias estén en el libro como
ejemplos reales y prácticos que puedan servir de inspiración para futuros procesos de
cambio de creencias.
A mi familia por ser fuente de apoyo y de inspiración.
A todos vosotros: GRACIAS!
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IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN
“Las creencias pueden limitar o expandir nuestras posibilidades”
Robert Dilts
Este no es un libro sobre creencias religiosas ni un tratado de fe.
Con el término “creencia” nos referimos a toda esa serie de convicciones que guían
nuestro comportamiento y nuestras decisiones.
Según el diccionario una creencia es “Una idea o pensamiento que se asume como
verdadero”.
Según la Real Academia Española una creencia es “el firme asentimiento y
conformidad con algo. La creencia es la idea que se considera verdadera y a la que se
da completo crédito como cierta”.
Ejemplo
Pepe le dice a su amigo Juan: “Así no vas a ningún lado, deberías ser más puntual si
quieres llegar a ser alguien en la vida.”
Frases como esta son frecuentes en las conversaciones del día a día. En el ejemplo
Pepe está hablando de una creencia que trata sobre los modos en el que las personas
alcanzan el éxito en la vida.
Muchas de estas convicciones o creencias son muy útiles para vivir. Otras, sin
embargo restringen nuestras capacidades y limitan nuestras opciones.
El propósito de este libro es comprender cómo funcionan las creencias y aprender una
serie de técnicas para cambiar aquellas creencias que nos estén limitando.
Las creencias son una parte central de nuestro psiquismo. Sirven para dar forma
(significado) y poner en orden las experiencias que tenemos en la vida.
Son como brújulas que nos orientan hacia lo que valoramos en la vida (valores),
diciéndonos lo que tenemos que hacer (o dejar de hacer) para alcanzar aquello que
valoramos y deseamos.
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La Real Academia define la palabra “valor” como: “El grado de utilidad o aptitud de las
cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite”
Un valor es, en definitiva, aquello que consideramos bueno para ser vivido o
experimentado.
¿Cuál es la razón de este libro?
Las creencias vertebran nuestra existencia; unas veces potenciando nuestras
capacidades, otras limitándolas. Es de vital importancia hacernos conscientes de estas
creencias limitantes para poderlas cuestionar y corregir.
Este libro tiene el ánimo de ser útil y práctico, por un lado, para fomentar el
conocimiento y la mejora continua de uno mismo, y por el otro, para poder ser más
tolerantes y comprensivos con los demás en ámbitos tales como, la familia, el trabajo y
las relaciones sociales.
Una creencia nos dice qué experiencias, actitudes, y conductas hemos de tener para
alcanzar un determinado valor.
Una idea como: “Para ser feliz hay que trabajar duro”, que conecta el valor “ser feliz”
con la experiencia “Trabajo duro”, se convierte en creencia cuando alcanza cierto nivel
de sensación de certidumbre. Esta sensación de certidumbre es una cualidad
fisiológica- emocional que da a la idea la fuerza para ser “creencia”.
A veces una creencia entra en conflicto con otra.
Esto ocurre cuando el valor implicado en la creencia “A” entra en conflicto con el valor
que reside en la creencia “B”.
Veamos qué pasa cuando por ejemplo una persona tiene las siguientes dos creencias
actuando simultáneamente:
- “Para tener seguridad el día de mañana hay que hacer muchos sacrificios”
(creencia 1)
- “Para tener una vida digna hay que estar sano” (creencia 2)
Aquí los valores en juego son: la seguridad futura (creencia 1) y la dignidad (creencia
2)
El problema entre estos dos valores puede surgir, por ejemplo, cuando el exceso de
trabajo (sacrificio) nos hace enfermar. Es decir, que para lograr un valor nos cargamos
el otro. Los dos valores están en conflicto.
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Para resolver el conflicto nos podemos preguntar: ¿Habrá alguna manera de sentirnos
seguros y a la vez sanos y dignos?
Con esto tratamos de descubrir una creencia nueva que integre los dos valores
implicados…
Desde el punto de vista del lenguaje, podemos diferenciar dos tipos de creencias: las
no verbales o pre-verbales y las verbales.
Las creencias pre-verbales son complejos compuestos por sensaciones y emociones
básicas que definen, en ese pre-lenguaje, cómo es el mundo en el que estoy, cómo
soy y cómo he de comportarme para sobrevivir.
Las creencias verbales son las estructuras lingüísticas (sentencias) que las
acompañan.
Estas estructuras verbales se expresan siguiendo los siguientes patrones:
- Esquema “causa-efecto”: “Esto ocurre (es efecto de) por (por esa causa)”, expresando la creencia: “Yo creo que A es la causa de B”
- Esquema “supersticioso”: “Cuando sucede esto, también ocurre esto otro”. Expresando la creencia: “Si A también B”
- Esquema “los límites de mi identidad”
Las creencias son absolutamente necesarias para poder llevar una vida “normal”; es
decir para poder hacer casi cualquier cosa, como comportarse con educación, seguir
adelante a pesar de las dificultades, hacer lo correcto, etc.
En este sentido la mayoría de las creencias son útiles y adecuadas. Pero no todas las
creencias que albergamos nos benefician, algunas creencias nos causan problemas,
nos incomodan, nos hacen sufrir o nos incapacitan; son las creencias limitantes .
Cuando tropezamos con la misma piedra, nos pasan cosas indeseadas o repetimos
patrones de conducta tóxicos, lo más probable es que estemos siendo guiados por
una creencia limitante.
Normalmente no somos conscientes de estas creencias, sólo sufrimos sus efectos
perniciosos.
Estas creencias limitantes actúan por debajo de la racionalidad y tienen un gran poder
de “tracción” y nos arrastran (literalmente) a comportarnos de modos indeseados. Esto ocurre incluso aunque racionalmente estemos convencidos de lo contrario.
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Algunas creencias limitantes son especialmente letales. Se comportan como los virus
que aprovechan al huésped para replicarse, aprovechando su ARN (los copiadores de
moléculas genéticas).
De igual modo las creencias “víricas” aprovechan casi cualquier información del sistema para duplicarse y lo hacen cambiando su apariencia (estructura superficial ),
pero manteniendo su esencia o significado (estructura profunda ).
Ejemplo de Creencia vírica: “Tengo que esforzarme para ser feliz”
Esta creencia le hace a uno muy infeliz ya que, al final, llega un momento en el que
tanto esfuerzo acaba resultando penoso. Cuando se llega a este punto, uno se hace
un propósito del tipo: “tengo que esforzarme menos”. Entonces reacciona tratando de
esforzarse menos, con lo que vuelve esforzarse una vez más… La creencia original
vuelve a estar activa bajo otra apariencia. Cualquier intento de corregir la situación
vuelve a reproducir la creencia vírica, es desesperante.
¿Cómo abordar esta situación? ¿Podemos cambiar una creencia limitante
por otra que conecte con nuestro potencial?
Por supuesto que es posible hacer un cambio de creencias , pero es necesario
hacerlo por debajo del ámbito racional…
Un proceso de cambio de creencias empieza cuando hemos llegado al umbral de
dolor, al límite en nuestra capacidad de sufrir las consecuencias de esa creencia. Esto
es esencial para que el proceso de cambio tenga la fuerza necesaria.
Podríamos decir que uno cambia sus creencias limitantes cuando tiene suficientes
motivos dolorosos para hacerlo.
Para que el proceso avance, además de este “no querer sufrir más” tiene que abrirse a
la esperanza de que una nueva creencia “puede ser posible para mí”.
Esto, en la práctica, se lleva a cabo con la actitud de “estar abiertos a dudar ” de la
vieja creencia y la actitud de “estar abiertos a creer ” en la nueva creencia.
Con este equipaje se pone en marcha el cambio de creencias.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que las creencias están conectadas con el
sistema LÍMBICO (emocional) con una participación secundaria de la corteza cerebral.
Esta visión está cambiando debido a una serie de recientes investigaciones que
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señalan que existe todo un “sistema nervioso circulante” presente en todos los
órganos y sistemas del cuerpo. Por ejemplo, las células inmunes tienen los mismos
receptores para las hormonas cerebrales que las neuronas y producen los mismos
neuro-péptidos que estas. Y esto mismo ocurre en células del hígado, de la sangre,
etc.
Las memorias primigenias que dejaron aquellas primeras experiencias , sobre las
cuales se construyeron nuestras creencias están, de hecho, almacenadas en la
memoria de todas las células del cuerpo. Decir “todas” quizás sea excesivo, sería más
apropiado decir que esas memorias se almacenan en los órganos o sistemas
relacionados con el contenido de esas “experiencias madre”. Si vivimos una experiencia traumática relacionada con el agua (por ejemplo, una inundación) es muy
probable que la experiencia quede registrada corporalmente en las células del sistema
urinario (vejiga, riñones…).
En torno e este tipo de experiencias vividas en edades tempranas se forma todo un
cuerpo de creencias que tienen que ver con la supervivencia (física, emocional,
social…) y, por ello, están conectadas a las reacciones primarias (instintos, emociones
básicas) con una base fisiológica muy poderosa…
Por eso, cada creencia activa toda una serie de patrones fisiológicos de supervivencia
y produce todo un despliegue de química cerebral con su correspondiente danza
hormonal.
Y todo esto actúa sobre varios sistemas al mismo tiempo, como el sistema endocrino,
el inmune, el circulatorio, el nervioso, el digestivo, etc.
Y todo esto es pre-verbal , pre-conceptual. Esto explica por qué una creencia (con el
comportamiento que conlleva) es tan reacia a los sermones racionales.
A nivel subjetivo todo este movimiento de la fisiología es percibido como cambios de
humor, estar predispuesto a…, alteraciones emocionales, estados de apatía….
Desde el punto de vista de las creencias, la autoestima es una cuestión de límites: lo
capaz o incapaz que me creo sobre esto o aquello, hasta dónde creo que puedo llegar,
si creo que me lo merezco…
Y esto se da tanto en la intimidad de uno mismo como en la relación con los otros.
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En la relación con los otros las creencias de autoestima se expresan a través de
imágenes internas, se trata de representaciones visuales que tienen que ver con el
tamaño:
- “Yo soy pequeño y tú eres grande”
- “Yo soy grande y tú eres pequeño”
- “Los dos somos iguales en tamaño”
Esto significa que en el desequilibrio de la autoestima actúa un proceso de
comparación de “tamaños”.
Una autoestima sana o equilibrada requiere de tres tipos de creencias:
1- “Creo que soy capaz de…” o “estoy dispuesto/a a comprobar si soy capaz
de…”
2- “Creo que tengo derecho a intentarlo”
3- “Creo que tiene sentido para mí hacerlo”
En el ámbito educativo , a las creencias se les suelen llamar expectativas .
Lo que el profesorado espera de su alumnado es, en realidad, lo que cree sobre la
capacidad que estos tienen para llegar o no a los objetivos educativos.
El efecto que estas expectativas tienen sobre el alumnado es lo que comúnmente se
conoce como “efecto Pigmalión”.
La sentencia que el profesor formula (verbal o mentalmente) sobre un determinado
alumno es lo que se conoce como “profecía que se cumple”. Después, lo que suele
ocurrir es que el alumno se lo acaba creyendo en forma de “profecías auto cumplidas”.
El trabajo interesante que el profesor puede hacer es el de cuestionar sus propias
creencias o expectativas para poder iniciar, así, un proceso de cambio de creencias.
De este modo, la persona educadora puede crear nuevas creencias o expectativas
que tengan la facultad de potenciar las capacidades del alumnado. Así se pone en
marcha el efecto Pigmalión en positivo.
En algunas ocasiones para dar un empujón al potencial del alumno basta con “estar
abiertos a creer” en él. El hecho de que el alumno sienta que alguien significativo está
dispuesto a darle una oportunidad (está abierto a creer) es suficiente para motivarle a
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dar lo mejor de sí mismo. El hecho de percibir que alguien cree en nosotros nos da la
oportunidad de creer en nosotros mismos.
En el lenguaje corriente al carácter le solemos llamar “forma de ser”. Con este término
normalmente nos referimos a la tendencia a comportarnos de una manera muy
concreta ante las dificultades y retos de la vida.
Ante una dificultad vital, los seres humanos reaccionamos siguiendo un patrón que
contiene al menos estos elementos:
- Una percepción o interpretación de la situación
- Una reacción fisiológica y emocional
- Una conducta concreta
El hecho de que este patrón se repita determina nuestro carácter: “Yo soy así, es mi
carácter”.
Una parte del carácter se forma en edades tempranas y depende de las circunstancias
(ambientales, familiares, etc.) que nos rodeaban cuando vivimos situaciones que
ponían en juego nuestra supervivencia.
Aquello que nos vimos obligados a percibir y a hacer para sobrevivir (física o
emocionalmente) determinó la formación de la creencia básica sobre la que se formó
nuestro carácter.
Dado que aquellas conductas (con sus consecuentes conclusiones) tuvieron éxito para
seguir adelante, se convirtieron en referencias grabadas en el sistema límbico (cerebro
emocional) y en el sistema nervioso circulante (que implica a los sistemas nervioso y
endocrino).
Esto hace que en el futuro, cada vez que se presenta una situación que “recuerde” a la
situación original, se reactive la creencia del carácter con toda su fuerza de
supervivencia…
¿Determinan nuestras creencias quiénes somos en realidad?
Como seres humanos, las creencias que originan nuestro carácter nos determinan a
sentirnos y a comportarnos de maneras muy concretas y a adquirir una concreta forma
de ser.
Por otro lado, las llamadas creencias de identidad también condicionan un modo de
ser en forma de roles, posiciones sociales, etc.
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Pero estas identidades, aunque necesarias, son superficiales ya que en lo profundo o
esencial yace la identidad original que somos, el auténtico yo o el yo profundo. Cuando
se quitan todas las capas de la cebolla, allí está el ser lleno de consciencia y
conectado con todo.
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Capítulo 1.- PREGUNTAS COMUNES…
11..11.. ¿¿PPoorr qquuéé eess nneecceessaarr iioo ttrraabbaajjaarr ssoobbrree llaass ccrreeeenncciiaass??
Porque las creencias nos acompañan desde que nos levantamos por la mañana hasta
que nos acostamos por la noche. De hecho están determinando cada pequeña
decisión que tomamos, cada cosa que repetimos y muchas de las cosas que
pensamos.
¿Por qué me lavo los dientes antes de salir a trabajar? Probablemente porque creo
que es bueno para la salud dental.
¿Por qué cierro con llave la puerta de casa? Probablemente porque crea que si no lo
hago, alguien puede entrar y robarme algo.
¿Por qué me sienta tan mal que mi amigo, con el que había quedado en la esquina, se
retrase tanto? Probablemente porque me esté creyendo que la impuntualidad es una
falta de respeto o que estoy perdiendo el tiempo…
En un día corriente ocurren una enorme cantidad de cosas como estas y en todas
ellas están implicadas las creencias.
También están muy presentes en las conversaciones. Cuando decimos cosas como,
por ejemplo: “Yo suponía qué….” o “Sólo faltaba que…” o “¿Tú crees que se puede
ser tan….?”; estamos sin pretenderlo hablando de nuestras creencias acerca de cómo
las personas se deberían comportarse.
El primer ejemplo (“Yo suponía…”) se refiere a las suposiciones , lo que damos por
supuesto sin cuestionar, Todas esas cosas que damos por hecho son un tipo muy
común de creencias que suelen pasar desapercibidas, ya que en vez de darnos
cuenta de que son creencias lo tomamos como hechos.
El segundo ejemplo (“solo falta que…”) expresa creencias acerca del límite entre lo
aceptable y de lo inaceptable.
El tercero (“Tú crees que….”) expresa las creencias que tenemos acerca de cómo
deben comportarse las personas “decentes”
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Lo que quiero señalar es el hecho de que las creencias forman una tupida red que
está presente en cada cosa que hacemos, decimos o pensamos y si algo hacemos las
personas durante el día es eso: Pensar, decir y hacer cosas todo el rato…
11..22.. ¿¿TTooddaass llaass ccrreeeenncciiaass ssoonn nneeggaatt iivvaass??
En absoluto, naturalmente hay creencias que nos son muy útiles para atender asuntos
prácticos y de hecho son de gran ayuda.
Pero hay muchas creencias que nos complican la vida, más que otra cosa. Incluso,
algunas de ellas nos la amargan directamente.
Este tipo de creencias, que podríamos llamar “limitantes”, son las que queremos cuestionar y transformar.
11..33.. ¿¿CCóómmoo ttee ddaass ccuueennttaa ddee qquuee uunnaa ccrreeeenncciiaa ttee eessttáá ll iimmii ttaannddoo??
Las creencias limitantes producen unos efectos fácilmente detectables. Comentaré
algunas de ellas. Un caso típico son las repeticiones, esas cosas que siempre, muy a
mi pesar, acabo haciendo o me acaban pasando. Por ejemplo, si tiendo a buscar
como pareja a un tipo de persona que me lleva a sentirme dependiente y débil. Y si
esto se repite varias veces, podemos pensar que por debajo de nuestra elección
actúan creencias que guían nuestras atracciones, deseos y elecciones.
En un caso como este puede actuar una creencia del tipo: “Esta persona me va a dar
la fuerza que necesito” o “Necesito una persona como esta para fortalecer mi estima”
Una creencia de este tipo puede estar condicionando con quién establezco una
relación de pareja y el tipo de relación que voy a tener con ella; en este caso, una
relación de dependencia…
Es por sus efectos indeseados (acabamos sufriendo y sintiéndonos débiles) por los
que llegamos a considerar a estas creencias como “negativas” o “limitantes”.
Otro tipo de situación que revela creencias limitantes es cuando nos sentimos
permanentemente frustrados en la consecución de nuestros deseos vitales…
Muchas veces nos quejamos de la mala suerte que tenemos porque las cosas no
salen como deseamos, o salen justo al revés.
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Al investigar esto, se suelen descubrir algunas creencias que, a la sombra, están
saboteando nuestros deseos.
Esto es lo que pasa cuando, por ejemplo, decimos: “¡Qué mala suerte tengo! Me he
quedado sin entradas, no puedo ir al concierto con lo que me gusta”.
En un caso como este, estoy dando por supuesto que el hecho de poder ir o no poder
ir al concierto es una cuestión de suerte. La creencia subyacente podría formularse
así: “Que pase lo que yo deseo no depende de mí, depende de la suerte”.
Esta creencia limita nuestra capacidad de ponernos a trabajar para que nuestro deseo
se realice. Al no poner nuestra energía en ello, se hace poco probable que eso que
deseamos se realice. En nuestro ejemplo, nos quedamos sin ir al concierto porque
hemos dejado para el último día el tema de conseguir las entradas…
11..44.. ¿¿QQuuéé ppaappeell jjuueeggaann llooss vvaalloorreess,, tt iieenneenn aallggoo qquuee vveerr ccoonn llaass
ccrreeeenncciiaass??
Completamente, de hecho son el corazón de las creencias. Al fin y al cabo una
creencia nos indica qué camino tenemos que seguir para llegar a un fin, a un valor.
Esto nos revela los dos aspectos de la estructura básica de la creencia: el valor que
persigue y el modo de llegar a él.
De este modo se abre el debate entre los medios y los fines (Valores).
En muchas ocasiones confundimos los medios con los fines. Por ejemplo, es muy
común, en educación, hablar del esfuerzo como un valor importante. Normalmente se
da por hecho y no se cuestiona.
Para comprobar si algo es realmente un valor podemos hacer la prueba del para-qué,
que consiste en preguntarse: “¿Para qué esforzarse?”
Si hay una respuesta, podemos dudar de que eso sea un valor; probablemente se
trate de un “medio-para”. Cuando ya no encontramos respuesta a la pregunta “¿Para qué?” hemos localizado el valor implícito en la creencia.
Comprobemos esto con nuestro ejemplo:
- ¿Para qué esforzarse?
- Es necesario esforzarse para llegar a algo en la vida
- ¿A qué te refieres con “llegar a algo”?
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- Quiero decir, para tener éxito en el ámbito profesional
- Ya veo el valor que está detrás del “esforzarse”.
- ¿A qué valor te refieres?
- Al valor “éxito profesional”. Pero vamos a comprobar si este es realmente el
valor en juego. ¿Para qué quieres tener éxito profesional?
- Para sentirme realizado.
- Bien, aquí aparece un nuevo valor (“sentirme realizado”). Vamos a
comprobarlo: ¿Para qué sentirte realizado?
- …..
- Si no tiene respuesta es que ya hemos llegado al valor de fondo. Ahora
podemos formular la creencia: “Es necesario esforzarse para sentirse
realizado”
11..55.. ¿¿EEss lloo mmiissmmoo uunnaa ccrreeeenncciiaa qquuee uunn ccoonnoocciimmiieennttoo pprráácctt iiccoo??
Primero vamos a definir qué es un conocimiento práctico. Por ejemplo: “No pongamos
la tienda de campaña al lado del lecho del río porque si hay una tormenta puede haber
una crecida”.
Si la persona que dice esta frase tiene experiencia de campo, ha visto crecidas
repentinas y ha sentido sus efectos; entonces está aplicando un conocimiento práctico.
Si, por el contrario, alguien lo dice porque lo ha oído y lo ha tomado como verdad,
estamos hablando de una creencia no contrastada.
Aun así, tanto el conocimiento práctico, como la creencia práctica pueden resultar
útiles para decidir dónde es más seguro poner la tienda.
Para saber si alguien dice algo desde la experiencia o es una simple creencia
podemos hacerle la pregunta: “¿Cómo lo sabes?”
La respuesta te dirá el grado de conexión que tiene con la experiencia.
Pensemos en la diferencia de contestar: “porque lo leí en un cómic” o contestar:
“porque una vez nos pasó que…”
Algunas creencias prácticas sin contrastar pueden producir mucha confusión. Veamos
un ejemplo, una profesora y una alumna de unos once años hablando, presuntamente,
de sexualidad:
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- “No hay que estar a solas con los chicos”
- “¿Por qué?”
- “Pues…porque les entra la pasión”
- “¿Qué es la pasión?”
- “Pues…la pasión es la pasión…”
- “Ah... ¿Tampoco podemos estar a solas con los hermanos?
- “Bueno, con los hermanos sí…”
- ¿Y con un primo?
- “Bueno….no, mejor no...”
En este ejemplo se aprecia el proceso de transmisión de una creencia. Se trata de una
creencia implícita, ya que no se declara abiertamente.
Se trata de una creencia acerca de la sexualidad masculina. Pero como pasa con
todos los temas tabú, no se habla abiertamente de él sino a través de insinuaciones y
de conceptos ambiguos. Aquí mucha de la información se transmite por la vía no
verbal, a través de tonos, miradas, gestos y mediante lo “no dicho” (preguntas sin
contestar, etc.)
Así se transmite una gran carga emocional de peligro. El que recibe la transmisión se
queda con la sensación de que estar a solas con los chicos es peligroso y lo es por
una cosa no muy clara: “les entra la pasión”
En estas condiciones aquel que recibe el mensaje se hace un montón de preguntas
concretas intentando entender algo y como solo recibe respuestas ambiguas y
esquivas, acaba con una idea difusa de por qué son peligrosos los chicos “a solas”.
Esta creencia difusa quedará más tarde “confirmada” cuando esta persona tenga
cualquier tipo de experiencia negativa con algún chico. Entonces la persona dirá para
sí misma: “Ah, esto debe de ser la famosa pasión”.
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CAPITULO 2.- QUÉ SON LAS CREENCIAS
22..11.. DDeeff iinniicciióónn
Las creencias son juicios y evaluaciones sobre nosotros mismos, sobre los demás o
sobre el mundo.
Como estructura lingüística, una creencia es una generalización sobre la posible
relación existente entre dos o más experiencias.
Pongamos por ejemplo estas dos experiencias:
- “Trabajar duro” (estudiar mucho, trabajar muchas horas, con mucho
esfuerzo…)
- “Tener éxito” (posición social, economía desahogada, reconocimiento…)
La creencia establece una relación de significado entre estas dos experiencias, por
ejemplo: “Para tener éxito hay que trabajar duro”.
Estas generalizaciones se aplican a diversas áreas como: el mundo que nos rodea,
nuestro comportamiento, nuestras capacidades y nuestra identidad.
Se trata de generalizaciones que no están necesariamente basadas en la experiencia;
en realidad tratan sobre “esas cosas” que nadie sabe muy bien cómo son en realidad.
Es decir, tratan sobre las incertidumbres de la vida y como es muy incómodo vivir en
la incertidumbre, hacemos generalizaciones que nos dan cierta sensación de certeza y
que además resultan muy útiles para saber cómo comportarnos y cómo sentirnos en
muchas situaciones de la vida.
Pero lo que carga de poder a las creencias es el sentimiento de certidumbre que las
acompaña. Así si digo: “Creo que soy una persona valiosa para la comunidad”, en
realidad lo que estoy diciendo es: “Tengo un fuerte sentimiento de certidumbre de que
soy valioso para la comunidad”.
Esto explica por qué algunas cosas de las que estamos convencidos se materializan y
otras no. La diferencia entre tener una idea o una opinión sobre algo y una creencia es
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el sentimiento de certidumbre de esta segunda, que hace que acabe convirtiéndose en
una realidad de nuestra vida.
¿Qué es lo que carga de certidumbre a una idea?
Esto lo podemos entender mejor si imaginamos una creencia como una mesa. La idea
es el tablero, las patas son las ideas-experiencia que la sostienen.
Veamos un ejemplo: “Creo que soy simpático”. ¿Cuáles son las patas de esta idea? o
¿En qué experiencias de referencia se basa esta idea?
Puede que usted haya oído varias veces que es simpático, que haya visto cómo la
gente le sonríe con frecuencia. Quizás también se recuerde a sí mismo haciendo
esfuerzos por ser simpático o caiga en la cuenta de ese diploma del “chico más
simpático de la clase” que tiene enmarcado en su cuarto.
Estas cuatro patas o experiencias de referencia cargan de sensación de certidumbre
a la idea y la convierten en una creencia.
Estas experiencias de referencia con las que alimentamos el sentimiento de
certidumbre pueden provenir tanto de experiencias pasadas como de experiencias
construidas en la imaginación.
Walt Disney es un buen ejemplo de cómo crear sensación de certidumbre a partir de la
imaginación. Pudo imaginarse de un modo muy creíble un parque en medio de un
campo de naranjos donde la gente pagara por entrar y por disfrutar de las atracciones
y, en contra de todo pronóstico, su “sueño” se convirtió en realidad.
La creencia de que un parque así era posible estaba sustentada por una gran cantidad
de “patas” que, aunque eran ideas de la imaginación estaban llenas de credibilidad.
Otro ejemplo es el caso del atleta Roger Bannister. Antes de 1954 no se creía posible
correr una milla en menos de cuatro minutos. Sin embargo, Roger consiguió lo
imposible y lo hizo a base de (además de entrenar a fondo) imaginarse a sí mismo,
una y otra vez, corriendo la milla por debajo de los cuatro minutos. Lo hizo con tanta
intensidad emocional (credibilidad) que consiguió creérselo de verdad.
Un año después de su récord treinta y siete corredores ya fueron capaces de correr la
milla por debajo de los 4 minutos. Su hazaña se convirtió en una poderosa referencia
llena de credibilidad para muchos otros corredores.
Deja u o e to la le tu a, ie a los ojos o i a ha ia lo lejos…
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To a u pa de espi a io es p ofu das…
Piensa en tus pie as, estí alas, té salas u po o deja ue se elaje …
Haz lo p opio o tus azos…
Pie sa e los eje plos del te to p egú tate: ¿Me ha pasado a i algo
pa e ido? …
Toma nota de cualquier cosa que se te ocurra (máximo dos líneas).
…………………………………………………………………………………………………………………………..…………………………………………………………………………………………………………………………..
A nivel neurológico , las creencias se asocian a las zonas profundas del cerebro que
controla las funciones fisiológicas básicas (ritmo cardiaco, temperatura, presión
sanguínea…).
Esto explica el poderoso efecto emocional que producen las creencias y por qué nos
paralizan o nos impulsan hacia adelante.
Las creencias forman parte del “softward” de nuestra psique y sirven para estructurar y
ordenar lo que llamamos “experiencias”.
Son las brújulas con las que nos orientamos en la vida y nos sirven para saber qué
hacer, cuándo hacer y cómo hacer para llegar a este o aquel valor.
Un valor es aquello que consideramos bueno de ser vivido o experimentado.
Una creencia conecta uno de esos valores con las experiencias, actitudes, o
conductas que hemos de tener para alcanzar dicho valor.
Una idea como: “Para ser feliz hay que vivir en pareja”, que conecta el valor “ser feliz”
con la experiencia “vivir en pareja”; se convierte en creencia cuando alcanza cierto
nivel de sensación de certidumbre. Esta sensación de certidumbre es una cualidad
fisiológico- emocional que da a la idea la fuerza para ser “creencia”.
Las creencias, por tanto, están conectadas con el sistema límbico (emocional). Este
sistema está situado en la base del cerebro (cerebro “reptiliano”) e incluye varias
estructuras como el hipotálamo, el hipocampo o la amígdala. Es el sistema encargado
de controlar las emociones, los instintos y los sistemas básicos de autorregulación. Y
tiene una estrecha conexión con el sistema endocrino y con el sistema nervioso
central.
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El hecho de que la sensación de certidumbre esté anclada en esta neurofisiología
hace que las creencias actúen en nosotros como instintos poderosos que actúan en
forma de pensamientos, sentimientos y acciones.
Practica este ejercicio: abre y cierra los ojos al ritmo de la respiración: Siguiendo
el ritmo natural del aliento, abre los ojos cuando inspiras y cierra los ojos
ua do e pi as… 1 i uto…
Imagina que delante de ti hay una pantalla por la que pasan las imágenes del
día de ho …
Deja que acuda un momento del día en el que te hayas sentido muy convencida
se sa ió de e tidu e de algo…
……………………………………………………………………………………………………………………………
Deja que acuda un momento en el ue ha as dudado u ho de algu a osa…
……………………………………………………………………………………………………………………………
¿Qué clase de creencias actuaban en una y otra escena?
……………………………………………………………………………………………………………………………
................................................................................................................................
22..22.. VVaalloorreess yy CCrr ii tteerr iiooss ddee SSaatt iissffaacccciióónn
Desde un punto de vista más profundo (estructura profunda ) las creencias organizan
los valores en nuestro sistema psíquico formando estructuras que conectan dichos
valores con los criterios concretos que los validan.
Desde este punto de vista, las creencias son pensamientos que nos dicen qué cosas
tenemos que hacer o qué cosas tienen que pasar para llegar a vivir un determinado
valor.
Una creencia presenta la siguiente estructura:
VALOR + CRITERIO CONCRETO DE SATISFACCIÓN (de dicho valor) = CREENCIA
Aquí vemos cómo la creencia conecta un nivel abstracto (el valor) con un nivel
concreto (el criterio de cumplimiento de la creencia).
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Veámoslo en un ejemplo:
“Amar es dar lo que se posee (libros, conocimientos, dinero…)”
Aquí, el valor de la creencia es el amor y el criterio concreto de satisfacción es el
de darle a la otra persona cosas como libros, dinero, ayuda…
Veamos otra creencia sobre el mismo valor, pero con un criterio de satisfacción muy
diferente.
“Sé que una persona me ama cuando es capaz de escucharme y sé que me escucha
si es capaz de hacer un pequeño resumen de lo que le he dicho”
Aquí el valor sigue siendo el amor, pero el criterio de satisfacción del valor tiene que
ver con la escucha. La creencia se podría resumir en algo así como: “Amar es
escuchar” .Pero esto tiene el problema de que el criterio (escuchar) es abstracto.
El verdadero criterio de una creencia siempre es concreto, en este caso sería: “me
hace un resumen de lo que le he dicho”.
Cie a los ojos e t a la ate ió e tu espi a ió , a uí aho a… Mi a
de t o de tu espi a ió …
Piensa en lo que significa para ti el a o …
Escribe lo primero que se te ocurra:
Sé ue alguie e a a ua do……………………………………………………………………….
Los valores tienen un papel en el sistema psíquico similar al que el esqueleto y el
sistema muscular tienen en el cuerpo. Podríamos decir que el sistema de valores es el
“esqueleto” de la persona. De hecho, al igual que los huesos, nuestros valores nos
“sobreviven”.
El hecho de que una creencia nos lleve a vivir emociones negativas suele significar la
participación de un valor muy importante para esa persona.
Las creencias limitantes que implican mucho dolor están estructuradas en torno a
importantes valores como: felicidad, responsabilidad, libertad, supervivencia o amor.
Las sensaciones dolorosas y frustrantes que traen consigo las creencias limitantes se
producen porque en el inicio la creencia fue creada con la intención de realizar un
importante valor y resulta muy exasperante sentir que la creencia te está llevando en
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la dirección contraria, sobre todo cuando uno aún conserva la esperanza de que la
creencia le va a llevar hacia el valor que está buscando.
La frustración que producen las creencias limitantes se expresan, en muchas
ocasiones, mediante quejas . Detrás de cada queja o lamento hay una creencia no
satisfecha (creencia limitante) con su insatisfecho valor implícito.
Veamos una lista de algunos de los valores que compartimos todos los seres
humanos:
Felicidad----Responsabilidad----Libertad----Confianza----Eficacia----Supervivencia----
Amor----Seguridad----Vida----Reconocimiento----Verdad----Identidad----Paz----
Respeto----Igualdad---- Belleza-----Solidaridad----Seriedad----Humildad
En cada momento de nuestra vida, los seres humanos estamos, inconscientemente,
buscando satisfacer uno o varios valores; para ello intentamos cumplir con los criterios
concretos que tenemos asociados a cada valor concreto.
Mientras lo hacemos, nuestro inconsciente va evaluando y verificando si cada criterio
se está cumpliendo o no. Si el criterio es satisfecho vendrá una emoción “positiva”, si
no vendrá una emoción “negativa”.
Cierra los ojos, respira profundamente durante 30 segundos aproximadamente
Hazte o se iedad al a la p egu ta: ¿Te go algu a te de ia a ueja e
de algo? ¿De ué…? , Trata de escribirlo:
Me suelo ueja de………………………………………………………………………………………….
Hazte o se iedad al a la p egu ta: ¿Qué valo i satisfecho está dentro de
i ueja?
……………………………………………………………………………………………………………………………
Hazte o se iedad al a la p egu ta: ¿Qué ee ia puede esta
li itá do e?
……………………………………………………………………………………………………………………………
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22..33.. OOrr iiggeenn ddee llaass CCrreeeenncciiaass
Las experiencias que están en el origen de la formación de las creencias pueden ser
de cuatro tipos:
o Un único shock o trauma con mucha carga emocional
o Una serie de shocks con menos intensidad emocional
o Un “acontecimiento” educativo vivido en la familia o en la sociedad o Las improntas o “primeras experiencias”
EL SHOCK…
Normalmente, las experiencias traumáticas origen de las creencias limitantes tienen
una o varias de las siguientes circunstancias:
LLaa eexxppeerr iieenncciiaa eess iinneessppeerraaddaa
El impacto traumático se produce cuando hay mucha diferencia entre lo que
esperamos (expectativas) y lo que realmente sucede. El típico ejemplo es el del niño
que espera ser felicitado por su padre por unas notas que él considera “buenas” y en
cambio el padre se muestra insatisfecho y exigente.
La creencia resultante sería del tipo: “Es imposible satisfacer a mi padre, pero quizás
si me esfuerzo más un día….”
¿Sufres con frecuencia decepciones?......................................................................
¿Las cosas no suelen salir como tú esperas?..........................................................
Si las respuestas a estas dos preguntas son afirmativas, puede que hayas tenido
expectativas frustradas en una edad muy temprana.
Tal vez no te acuerdes de lo que pasó, pero es verosímil pensar que algo que
su edió te dejó a ada u a ee ia li ita te…
OO ssee ssuuffrree aallggoo bbrruuttaall……
Se trata de un acontecimiento potente, incluso violento para el que no tenemos
recursos y en consecuencia nos sentimos impotentes.
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Imaginemos que un niño (Carlitos) va paseando con unos amigos y de repente
aparece un perro de presa, entonces uno de los niños se pone a correr asustado y el
perro le muerde de un modo salvaje. Carlitos de queda paralizado y sale ileso del
incidente.
La creencia resultante puede ser del tipo: “A veces la vida es muy cruel y uno no
puede hacer nada, lo mejor es quedarse quieto y calladito”.
OO ssee ttrraattaa ddee aallggoo nnuueevvoo
Se trata de algo tan novedoso que uno no puede entenderlo, tampoco tiene la
capacidad de reaccionar ya que no tiene ni información ni recursos para ello.
Imaginemos a un niño de 5 años que va con sus padres por una ciudad desconocida y
se pierde durante una media hora…
La creencia resultante podría ser algo así como: “En cualquier momento puede
suceder algo que me deja a oscuras (a dos velas)”.
OO uunnoo eessttáá ddeemmaassiiaaddoo ssoolloo……
Cuando la experiencia le sucede la persona está sola, de modo que no hay nadie con
quien compartir lo que ha pasado, no lo puede contrastar, ni elaborar, etc.
Pensemos en el caso de una niña que ve cómo un día su padre sale por la puerta
(abandona el hogar…) y no vuelve a verlo y nadie le da una explicación.
La creencia resultante podría ser del tipo: “Hay cosas incomprensibles, la vida no tiene
sentido…”.
OO ssee pprroodduucceenn ccaammbbiiooss iimmppoorr ttaanntteess eenn llaa iimmaaggeenn ddee uunnoo mmiissmmoo
Cuando estamos muy identificados con un rol y nos definimos a nosotros mismos en
relación a ese papel, corremos el riesgo de que un acontecimiento de impacto pueda
poner en riesgo nuestro papel o rol. Entonces puede que la autoimagen se ponga en
crisis.
Pensemos en la experiencia de tener un hermano, uno es el centro de todos los
cuidados y atenciones, es el rey de la casa… Luego nace un hermano y él se ve
desplazado a una posición secundaria que no entiende.
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La creencia resultante actuaría en el nivel de identidad y podría ser del tipo: “Nunca
podré estar a la altura como (hijo, compañero…)”.
SERIES DE EXPERIENCIAS (SHOCKS MÚLTIPLES)
LLaa lleeyy ddeell ddooss
Esta ley consiste en un proceso de generalización que se produce a partir de tan solo
dos experiencias. Cuando tenemos la impresión de que estas dos experiencias
significan lo mismo, iniciamos un proceso de generalización en el que aplicamos ese
significado a todos los casos posibles.
Por ejemplo la creencia “si prestas tu coche te lo van a estropear” puede provenir de
tan solo dos experiencias:
- Una vez mi padre prestó el coche a mi tío y se lo devolvió con una abolladura
- Yo una vez presté el coche a un amigo y le rozo un lateral
Los prejuicios también se forman por la ley del dos. Por ejemplo, si por un lado me
entero de que los vecinos gitanos han dejado una bolsa de basura en la puerta de sus
vecinos y luego veo todo el suelo lleno de desperdicios allí donde ha hecho picnic una
familia gitana, es muy fácil que saque una generalización con vocación de prejuicio del
tipo: “Los gitanos son muy sucios”.
Este proceso de generalización es algo inconsciente, es un mecanismo al servicio
del instinto de supervivencia. Nuestro cerebro busca lo común entre dos o más
experiencias y luego convierte en norma eso común (lo generaliza). Este proceso
“cerebral” tiene cuatro pasos:
- Búsqueda de lo “similar”: “¿Qué es similar entre estas dos experiencias?”
- Generalizar lo similar: “Esta similitud es aplicable a todos los casos”
- Localización de la experiencia en el sistema “placer-dolor”: “¿Esto me va
resultar placentero o doloroso?”
- Elaboración de una creencia sobre ese tipo de experiencias que nos aproxime
al placer (valor implicado) y nos aleje del sufrimiento (de no poder alcanzar
dicho valor).
Este proceso de generalización no sigue un patrón lógico ni estadístico, en el que una
sola correlación entre dos elementos no es suficiente para probar un vínculo de
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causalidad. Pero en el nivel “no lógico” en el que se produce la generalización, a
nuestro inconsciente esa correlación le parece lo suficientemente creíble como para,
convertirse en el núcleo de la futura creencia.
Va os a e a i a ó o fu io a e ti la le del dos…
Cie a los ojos, espi a ho do va ias ve es…suelta los ho os…
Visualiza una pantalla delante de ti (a unos dos et os …Po esa pa talla va a
pasa algu as i áge es de la últi a se a a los a te io es 7 días …
Ahora hazte la pregunta: ¿E ué o e to de esta se a a he sa ado u a
o lusió ge e al a pa ti de sólo dos e pe ie ias o su esos?
Quédate mirando la pantalla, con los hombros relajados y en contacto con tu
espi a ió … A epta lo ue ve ga……………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………
EEll ““aaccoonntteecciimmiieennttoo eedduuccaatt iivvoo””
FAMILIA…
En el seno de la convivencia familiar heredamos algunas de las creencias de nuestros
padres y ancestros.
Los niños reciben estas creencias como verdades (“las cosas son así”). Mientras son
pequeños los niños no se cuestionan estas creencias probablemente porque tienen la
necesidad de sentir que sus padres tienen razón. Esto aporta mucha seguridad a los
niños.
Años más tarde, cuando descubren que en otras familias funcionan otras creencias, se
empezarán a cuestionar algunas de las propias. Sólo se pueden cuestionar la
creencias “abiertas al cambio”; mientras que las creencias que configurar la identidad
(o razón de ser) de la familia son incuestionables ya que tienen “fuerza de ley” y está
vinculadas a una fuerte sensación de obligación. Quebrantarlas o dudar de ellas
conlleva una gran carga de culpa.
Cuando un miembro de la familia se aleja de este grupo de creencias, siente la culpa
que conlleva ser “infiel” al sistema familiar.
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Este tipo de culpa expresa el miedo inconsciente a ser expulsado del sistema familiar.
Desde el punto de vista del contenido, estas creencias marcan los límites de las
relaciones personales, del comportamiento, del lugar y papel que uno ocupa en el
sistema, etc.
En su forma verbal tienen la forma de órdenes: “sé amable”, “sé perfecto”, sé
cariñoso”… Naturalmente que en estas expresiones hay amenazas ocultas: “Sé
amable ya que si no…”
Parece que la forma en la que gestionamos nuestras emociones tiene mucho que ver con las creencias que hemos heredado de nuestro entorno familiar. Así,
en algunas familias no está permitido expresar la ira. En otras, en cambio no se
puede estar triste, etc.
El ódigo e la ase de estas p ohi i io es so ee ias fa ilia es del tipo: si te uest as t iste a usa á de ti o La i a os ha á e fe a .
Ahora es tu o e to pa a evisa algu a ee ia de tu fa ilia… Tómate un respiro, suelta la carga de tus hombros inspirando mientras los
elevas u po o espi a do ie t as los vas solta do…
Ahora, en el escenario de tu mente, imagina que estás en la cocina de tu casa,
muchos años atrás. Allí está toda tu familia, incluyéndote a ti…
Aho a te p egu tas: ¿Qué esta a pe itido e p esa ué o lo esta a?
¿Qué e o ió u a e p esá a os?
Si detectas la emoción prohibida, trata de deducir la creencia que está en la
base:
No e p esa os (pena, rabia,...) ………………………………………………………………
po ue e a alo pa a……………………………………………………………………………………….
CULTURA Y SOCIEDAD …
Estas creencias culturales y sociales son transmitidas de manera inconsciente por el
cuerpo social por la simple inmersión en el entorno.
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Son creencias que ayudan a vivir en sociedad y marcan las normas para convivir y las
maneras como hemos de comportarnos en situaciones excepcionales (enfermedades,
accidentes, etc.).
También aportan sentido a la vida dando explicaciones del porqué ocurren las cosas.
Estas creencias tienen una dimensión multicultural. En cada persona se cruzan varias
identidades culturales referentes a su familia, su pueblo, su religión, su partido político,
su país, su continente…
Estas creencias también regulan cosas como los procesos de salud-enfermedad, el
tipo de alimentación, el sexo, incluso los gestos.
Aunque son relativos a sus propias culturas las personas las viven como universales,
como fenómenos naturales.
22..44.. LLaass iimmpprroonnttaass oo ““pprr iimmeerraass eexxppeerr iieenncciiaass””
Las improntas son experiencias personales claves vividas en momentos de alta
impresionabilidad relacionados con las “primeras experiencias”.
Estas experiencias primeras dejan una especie de “señal guía” en la persona respecto al aspecto de la vida que esté en juego en el preciso momento en el que se
produce esa experiencia de iniciación .
Estas experiencias o improntas generan creencias-estructura sobre las que se
construye el núcleo del carácter de la persona.
Estas primeras experiencias pueden actuar sobre aspectos de vital importancia como:
o La supervivencia
o La forma de ser
o El amor
o La seguridad
o El lugar que uno ocupa
La primera experiencia de cada uno de estos aspectos marca la creencia básica que
uno va a tener sobre cada aspecto vital.
Esta creencia se mantendrá en vigor hasta que luego, en un momento de la vida se
abra un “portal de cambio” donde “otra experiencia” pueda modificar la creencia dominante.
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Veamos un ejemplo, un niño llora de noche porque tiene hambre y nadie viene a darle
de comer, tan sólo oye los gritos enfadados de su padre.
Esta impronta puede generar una creencia del tipo: “Si estás mal, mejor no pidas
ayuda ya que puedes recibir un castigo…”.
La supervivencia, el amor, la propia forma de ser, la seguridad y el lugar que
u o o upa e el u do… So todos ellos aspe tos ue todas la pe so as
valoramos.
Pero ¿cuál de esos aspectos es para ti más importante?
................................................................................................................................
¿Cuál de esos aspectos te suele preocupar más o con mayor
frecuencia?.............................................................................................................
Es probable que en ese determinado aspecto hayas recibido una impronta en
una tierna edad, aunque no tengas memoria de ello. Y que esa impronta
marcara una creencia básica sobre ese aspecto de la vida. Trata de deducir cuál
pod ía se esa ee ia……………………………………………………………………....................
A veces las improntas pueden producir efectos perversos cuando algo sano y natural
se asocia a un efecto negativo o algo de por sí negativo se asocia a un efecto positivo.
Examinemos los siguientes ejemplos:
(Algo positivo se asocia a algo negativo)
o “Si soy yo misma haré daño a mi madre”
o Si digo lo que necesito no me quieren”
(Algo negativo se asocia a algo positivo)
o “La violencia es muy sana”
o Sentirte culpable va a sanar a tus seres queridos”
o “Si lo paso mal me irá bien en la vida”
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Este tipo de creencias pueden estar en la base de algunas conductas de auto sabotaje
y de algunos conflictos entre valores. Por ejemplo, en la creencia “si soy yo misma
haré daño a mi madre”, el valor “ser yo misma” choca con el valor de “respetar y cuidar
a mi madre”.
22..55.. CCaarraacctteerríísstt iiccaass ddee llaass CCrreeeenncciiaass
LAS CREENCIAS ACTÚAN COMO FILTROS DE PERCEPCIÓN
Las creencias seleccionan la información decidiendo lo que queda dentro o fuera de la
percepción y después “retocan” lo seleccionado para que se ajuste al sentido de la
creencia. Podríamos imaginarlo como si la creencia tuviera un guarda de seguridad
que solo deja pasar lo que está en “la lista” y, una vez dentro un grupo de
maquilladores hacen los retoques necesarios para que se ajuste al argumento de la
creencia. Como señala Bruner, las creencias guían el procesamiento de la información
en una especie de “percibir lo que se quiere percibir”.
Es como si todo el sistema de percepción se pusiera a trabajar para asegurar que la
creencia sea confirmada. Todos los aspectos de la creencia trabajan en esto (valores,
deseos, miedos, referencias, motivos….). Esto llega al extremo de considerar las
excepciones o contraejemplos que contradicen la creencia como las “excepciones que
confirma la regla”; es decir, la creencia.
En algunos casos, se dan filtros complejos , como en la depresión donde la “triada
infernal” (Beck) actúa de modo brutal. Este filtro infernal de creencias negativas actúa
en tres áreas:
o Creencias negativas sobre uno mismo
o Creencias negativas sobre el mundo
o Creencias negativas sobre el futuro
Este filtro se manifiesta en actitudes como:
o No prestar atención a las cosas positivas que de hecho están ocurriendo.
o Distorsionar lo que contradice la creencia (evidencias, contraejemplos) para
quitarles importancia y remarcar las cosas negativas.
o Referirse de manera sistemática a experiencias negativas pasadas para
reforzar la creencia.
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Estas a titudes so o ales hasta ie to pu to os pasa a todas las
personas de vez en cuando. Pero, en el caso de la depresión, estas actitudes se
vuelven tan intensas y constantes que asfixian emocionalmente a la persona.
Lee despacio la primera de las actitudes:
No p esta ate ió a las osas positivas ue e está o u ie do .
Cie a los ojos hazte la p egu ta: ¿E ué tipo de situa io es e pasa esto a
mí?
Es i e lo ue te ve ga…………………………….…………………………………………………………
LAS CREENCIAS DAN ESTABILIDAD A LA PERSO NA
Las creencias aportan sensación de coherencia respecto al mundo que nos rodea y a
nuestro interior.
Las creencias simplifican nuestra visión del mundo y de nosotros mismos dándonos la
sensación de un mundo manejable, sólido y estable. En cierta ocasión, una persona lo
llegó a expresar así: “prefiero seguir creyendo que no se puede confiar en las
personas, así sé a qué atenerme. Si un día conociera a una persona en la que pudiera
confiar, me sentiría muy agobiada ante la idea de sufrir una decepción, no lo podría
soportar”.
LAS CREENCIAS ACTÚAN COMO PROFECÍAS
Hoy en día es muy común el pensamiento de que “todo pensamiento en el que
creemos, tarde o temprano, se hace realidad”.
Estas creencias en forma de pensamientos proféticos tienen muchas posibilidades
de materializarse, esto lo hacemos posible a través de las decisiones que tomamos
guiados por la creencia (Hacer o no hacer esto, decir o no decir aquello…).
Todo esto ocurre por debajo de la conciencia e incluye procesos psicológicos y
fisiológicos.
A LAS CREENCIAS NO LES GUSTA QUE SE LAS PONGA EN DUD A
Una creencia no tiene la necesidad de ser verificada o validada ya que es percibida
como algo acabado, como un producto final en el que se deposita una adhesión
personal inquebrantable.
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La creencia no está en el camino de la lógica, la racionalidad o la ciencia.
Está ajena a las experiencias que ocurren en el día a día, pero muy anclada en
antiguas experiencias (referencias). En el fondo no espera grandes cosas de las
experiencias actuales, espera que simplemente sean “más de lo mismo”.
Las creencias se validan a sí mismas con meta creencias del tipo: “Esto es verdad
porque yo lo pienso o lo siento así”.
OCUPAN EL LUGAR DE LA REALIDAD
Los seres humanos no reaccionamos ante los acontecimientos sino ante las
interpretaciones que tenemos hacia esos acontecimientos.
Con las creencias sustituimos “lo que el mundo es” por lo creemos que es. Esto nos
incluye a nosotros mismos al cambiar lo que realmente somos por lo que nos creemos
que somos.
Cuando, por ejemplo, una persona nos irrita es útil recordar que lo que nos irrita no es
lo que esa persona hace o dice sino lo que pensamos que eso significa y son nuestras
creencias las que aportan ese significado.
La creencia funciona como un vestido que olvidamos que llevamos puesto.
Por su naturaleza las creencias son puestas fuera de la “zona de cuestionamiento”.
Ocupan un lugar en la “zona de obviedad” o de “realidad”.
Cuando una persona se plantea cambiar (porque está sufriendo los efectos negativos
de una creencia limitante) tiende a querer cambiar los síntomas olvidándose de que la
causa reside en la creencia responsable de ese sufrimiento.
TODA CREENCIA TIENE UNA INTENCIÓN POSITIVA
Toda creencia limitante, además de los efectos negativos, tiene, al menos dos efectos
positivos:
o Una serie de beneficios secundarios : sensación de seguridad y protección,
recibir un trato especial, evadir responsabilidades, etc.
o Una intención positiva (para la propia persona o para el sistema). La intención
positiva apunta al valor que está en el origen de la formación de la creencia.
Una intención muy común en las creencias es la de protegernos de
experiencias negativas.
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22..66.. LLaa EEssttrruuccttuurraa ddee llaass CCrreeeenncciiaass
2.6.1. ESTRUCTURA SUPERFICIAL O LINGÜÍSTICA
LLooss ““eexxttrreemmooss”” ddee llaa ccrreeeenncciiaa
Tomamos por ejemplo la creencia “casarse es peligroso”.
Los dos extremos de la creencia, “casarse” y “peligroso” ocultan toda un historia que
da contenido y sentido a la creencia. Para desvelar esta historia hay que hacer una
indagación para descubrir las “verdaderas razones” de la creencia.
Las creencias están en su mayor parte sumergidas en la conciencia, de la que solo
emergen algunas puntas o extremos.
La imagen de un iceberg puede ser útil, con su mayor parte sumergida con varios
trozos de hielo asomando en la superficie.
Pueden aparecer tres tipos de extremos:
o Equivalencias concretas . Son expresiones verbales del tipo “para vivir
bien hay que trabajar duro”. Este tipo de estructura conecta un valor con
un criterio concreto.
o Valores sueltos . Expresiones del tipo “el amor es lo único importante”
indican cómo la persona está situada en un nivel abstracto (valor) sin
criterios concretos de verificación.
o Emociones y conductas . Es cuando ante una determinada situación
uno se siente desproporcionadamente mal o actúa de una manera
inapropiada. Aquí no aparece la estructura de una creencia explícita,
sólo emociones y conductas.
LLooss ooppeerraaddoorreess mmooddaalleess
Son formas verbales que colocamos delante del verbo principal que informan de
nuestra posición ante esa acción (verbo).
Ejemplo con el verbo “ir”:
o “Yo quiero ir”
o “Me apetece ir”
o “Debo ir”
o “Puedo ir”
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o “Necesito ir”
o “Debería ir”
Cada operador modal (Quiero, apetece, debo, puedo, necesito, debería) aporta una
información esencial sobre el proceso interno que vive la persona ante la acción de
“ir”.
Estos operadores informan de la posición de la persona respecto a esa acción en
aspectos como:
o Autonomía/dependencia
o Mando/obediencia
o Punto de referencia interno/externo
o Grado de libertad
o Grado de compromiso
Hay tres tipos de operadores modales:
o De deseo : Están orientados hacia el futuro….”deseo…”, “me apetece…”
o De capacidad : Están centrados en el presente…”Puedo…”, “soy capaz…”
o De obligaci ón : Están orientados hacia el pasado…”Es necesario…”, “Tengo
que…”
Cada uno genera una actitud y una motivación diferente, como vemos en el siguiente
ejemplo:
o “Me apetece aprender Inglés” (Implica: “Ya lo haré en el futuro”)
o “Puedo aprender Inglés” (Implica: “Ahora es el momento de hacerlo”)
o “Tengo que aprender Inglés” (Implica: “Lo tenía que haber aprendido antes”)
LLaass rreellaacciioonneess
Las creencias son generalizaciones que implican tres tipos de relaciones:
Relaciones causales entre dos experiencias: “La experiencia “A” es la causa
de la experiencia “B”.
Ejemplo: “Si dices lo que piensas, te respetaran tus hijos”
Javier Iturralde ¿Podemos cambiar las creencias que nos limitan?
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Relaciones casuales de significado entre experiencias: “El hecho de que
ocurra la experiencia “A” significa que va a ocurrir la experiencia “B”.
Ejemplo: “No me llamó el día de mi cumpleaños, eso significa que ya no me
quiere”.
Relaciones entre determinadas experiencias y nuestros límites al respecto.
Tratan de lo que puede o no puede hacer el sujeto de la creencia.
Estos límites se expresan en torno a tres tipos de creencias básicas, cada una
con su doble versión (limitante y facilitadora):
“Nadie puede…” / “Todos pueden…”
“Otros pueden… pero yo no puedo” / “Sólo yo puedo…”
“Yo podría, pero no me lo merezco” / “Puedo y me lo merezco”.
Cada una de las 6 posiciones conlleva sus propias experiencias emocionales:
La desesperanza: “Nadie puede”
La esperanza: “Todos pueden”
La impotencia: “Otros pueden, yo no puedo”
La responsabilidad: “Esto me compete hacerlo solo a mi”
El desmerecimiento: “Yo podría pero no me lo merezco”
La valía y la pertenencia: “Puedo y me lo merezco”
2.6.2. ESTRUCTURA PROFUNDA DE LAS CREENCIAS
Por debajo de la definición verbal de la creencia (estructura superficial) hay todo un
mundo de experiencias de referencia , como los shocks traumáticos y las improntas.
Algunas de estas experiencias son personales, otras son vivencias transmitidas desde
el sistema (familiar y social).
Podríamos definir esta vida profunda de la creencia como una cadena de sucesos que
parte de una vivencia concreta en la que estaba en juego una necesidad (y su valor
correspondiente) importante para la vida y para la supervivencia.
Trataré de exponer esta cadena de sucesos.
Cuando se está viviendo una experiencia donde está implicada una necesidad vital se
desata un intenso estado emocional. Este estado queda registrado en el inconsciente
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como un relé que se activará cuando posteriormente se reproduzcan situaciones
similares donde parezca que se pone en riesgo la necesidad o el valor implicado en la
creencia.
Después el cerebro emocional (pre racional) saca una conclusión con el ánimo de dar
una salida al conflicto, como una manera de intentar que el valor sea satisfecho.
Para elaborar esta conclusión, toma los elementos inmediatos que en ese momento
están en la situación o la rodean.
Posteriormente se activa el proceso de la generalización donde la conclusión se
extiende a todo el territorio que rodea al valor-necesidad implicado.
Finalmente todo ello se va cargando de una intensa sensación de certeza con lo que la
creencia queda fijada al “sistema guía” (sistema de creencias) de la persona.
En el sistema de creencias, los valores (implícitos en cada creencia) se relacionan
unos con otros respetándose y apoyándose unos a otros; cuando esto ocurre la
persona se siente estable y coherente.
Pero esto no ocurre siempre así, a veces se produce un conflicto entre valores o
entre creencias donde para satisfacer un valor se ha de negar otro. Esto sucede
cuando el modo de satisfacción del valor que plantea una creencia va en contra de
otro valor igual de importante.
Esto ocurre cuando el valor implicado en la creencia, por ejemplo A, entra en conflicto
con el valor de la creencia B.
Veamos un ejemplo:
Creencia 1: “Para tener seguridad el día de mañana hay que hacer muchos sacrificios”
Creencia 2: “Para tener una vida digna hay que estar sano”
Aquí los valores en juego son: la seguridad futura (creencia 1) y la dignidad (creencia
2)
El problema entre estos dos valores puede surgir, por ejemplo, cuando el exceso de
trabajo o sacrificio nos pone enfermos. Es decir que para lograr un valor nos cargamos
el otro. Los dos valores están en conflicto.
Para resolver el conflicto nos podemos preguntar: ¿Habrá alguna manera de sentirnos
seguros y a la vez sanos y dignos?.
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Con esto tratamos de descubrir una creencia nueva que integre los dos valores
implicados, en nuestro ejemplo podría ser algo del tipo: “Para tener una vida
equilibrada (que implica armonizar los valores dignidad y seguridad) hay que hacer
algún sacrificio pero siempre respetando la salud”.
En el siguiente esquema vemos la cadena de sucesos que participan en la formación
de una creencia:
2.6.3. EL LUGAR NEUROLÓGICO DE LAS CREENCIAS
Gregor Bateson describió los niveles sobre los que se organiza la experiencia y la
percepción de la realidad.
Nuestro cerebro está organizado en capas o niveles de información. Esto significa que
cada vivencia o experiencia tiene un registro propio en cada uno de estos niveles.
Veamos cuáles son estos niveles.
El nivel básico es nuestra percepción del ambiente o entorno que nos rodea con sus
recursos y sus restricciones.
Estructura
profunda Generalización
Referencias improntas
Sensación de
certidumbre
Conclusiones de la experiencia
Creencia
Necesidad
valor implicada
Estado
emocional intenso
Integración
en el
sistema de
creencias
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El siguiente nivel es lo que hacemos (Nivel conducta ) en ese ambiente.
Esto que hacemos está determinado por nuestras capacidades o habilidades (Nivel
aptitudes).
Estas habilidades están guiadas (potenciadas o refrenadas) por nuestras creencias
(Nivel creencias).
Este sistema de creencias se organiza en torno a la noción de quienes somos (Nivel
identidad ).
Finalmente nuestra identidad se construye en torno una misión o sentido de la vida
(Nivel espiritual ).
Cuando una persona se encuentra con un problema es muy útil abordar la situación
desde los niveles lógicos. Para ello se pueden reflexionar sobre el problema
haciéndose preguntas de “nivel lógico”:
- ¿Es un problema de recursos? (nivel ambiente)
- ¿Es que no sabes qué hacer? (nivel conducta)
- ¿No eres capaz? (nivel habilidades)
- ¿Qué crees al respecto? (nivel creencias)
- ¿Tiene que ver con qué clase de persona eres? (nivel identidad)
- ¿Para qué todo esto? (nivel espiritual)
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Capítulo 3.- CAMBIO DE CREENCIAS
33..11.. AAssppeeccttooss aa ccoonnssiiddeerraarr eenn eell ccaammbbiioo ddee ccrreeeenncciiaass
3.1.1. CREENCIAS LIMITANTES
Solo nos planteamos un cambio de creencias cuando la creencia en cuestión nos
causa problemas o nos limita de alguna manera, por ejemplo cuando la creencia que
resultaba útil en el pasado, deja de serlo en el presente y empieza a “dar guerra”.
Al principio solo se perciben los síntomas de que algo no funciona, algo que uno no
relaciona con una creencia ni cosa parecida. Pero tras probar con diferentes enfoques
sin que nada cambie, nos vemos abocados a investigar lo que hay detrás y es
entonces cuando nos damos de bruces con una creencia.
Una creencia problemática no aparece con un cartel describiéndose a sí misma: “Soy
tu creencia nº 223 y te estoy limitando”.
Normalmente la creencia se expresa a través de situaciones que se repiten, fantasías
frustradas y de “malos entendidos”.
El doctor Martin Seligman, en su libro “Optimismo adquirido” muestra cómo las
creencias limitadoras pueden destruir prácticamente cualquier aspecto de nuestras
vidas.
Pone al descubierto lo que podemos llamar “meta-creencias”, que son creencias sobre el problema en sí. Seligman describe tres tipos de meta creencias:
- La permanencia : Creer que un problema es para siempre y por tanto no
podemos hacer nada para cambiarlo.
- La omnipresencia : Creer que este problema estropea “toda mi vida”.
- Lo personal : Creer que el problema sucede por ser como soy: “Eso me pasa
por ser tan…”.
Estas meta creencias son problemas añadidos a la propia creencia limitante y han de
ser abordadas en el proceso de cambio de las mismas.
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Para hacernos conscientes de una creencia que actúa en nosotros podemos
partir de un hábito (no muy saludable) que conozcamos bien, ya que por debajo
actúa, sin duda, una creencia limitante.
Pa a u o e to, i a ha ia tu i te io , espi a pausada e te…
Pie sa aho a e u o de tus há itos…I agí ate a ti is a ha ie do esa ade a
de o du tas… ¿Cómo te sientes al hacer esas cosas?
Há ito o du tas : ……………………………………………………………………………………………
Estado e o io al: ……………………………………………………………………………………………..
Separa en tu imaginación lo que haces durante el hábito y lo que sientes. Para
ello, puedes representarte delante de ti dos cuadrados separados: uno para la
conducta y otro para la emociones.
Ahora te puedes preguntar: ¿Qué me debo estar creyendo para sentirme y
reaccionar de este modo?
3.1.2. EL SISTEMA DE AUTO PROTECCIÓN DE LAS CREENCIAS
Las creencias tienen su propio sistema de autoprotección, se trata de estrategias
inconscientes que el sujeto pone en marcha para evitar que la creencia sea puesta en
cuestión ya que inconscientemente se considera a la creencia como algo necesario
para sobrevivir. Estas estrategias de protección son principalmente tres:
- La “Cortina de humo”: Ante creencias de identidad dolorosas la persona se queda en blanco o se siente confusa, bloqueada o cambia de tema.
- El “Soñar con peces”: Esto se manifiesta en la tendencia a tratar de explicar lo que le pasa al otro como una demostración de la veracidad de
nuestras propias creencias.
- Las “Pistas falsas”: Son explicaciones lógicas que intentan justificar nuestra conducta (lo que hacemos cuando actuamos guiados por la
creencia), pero que en realidad nada tienen que ver con lo que está
pasando.
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Estas estrategias son auténticos obstáculos para definir la creencia limitante. Para
superar estas dificultades es necesario confrontar a la persona con cada uno de ellas
para ayudarla a ser consciente de los mecanismos inconscientes.
Una vez superado el sistema de autoprotección ya podemos definir verbalmente la
creencia limitante. Esto es imprescindible para poder hacer el proceso de cambio de
creencias. Necesitamos poner la creencia en palabras mediante una frase sencilla que
exprese y represente su estructura profunda.
A veces esta expresión lingüística aparece de forma natural en el discurso de la
persona, otras veces hay que inventarla o deducirla a partir de lo que la persona
siente, de lo que le pasa o de sus asociaciones.
3.1.3. RESPETAR EL VALOR DE LA CREENCIA
Tener presente que en el corazón de toda creencia hay un valor, nos puede ayudar
mucho a definir la creencia.
Por ejemplo, imaginemos que una mujer de 25 años nos dice: “No soporto a mi madre,
no se fía de mi, el otro día me acusó injustamente de robarle dinero”. Si queremos
indagar en la creencia implícita que subyace en esta situación podemos preguntarnos:
¿Cuál es el valor en juego?
Podemos deducir fácilmente que el valor en juego puede ser la confianza.
A continuación podemos ensayar una formulación o declaración de creencia, como por
ejemplo: “creo que mi madre no se fía de mí”.
A partir de aquí se trata de ayudar a que la persona se dé cuenta de que la expresión
“creo que mi madre no se fía de mí” es, en realidad una creencia y no una verdad que
está “ahí fuera”.
Esto parece sencillo pero no lo es. La creencia tiene tanta fuerza de convicción que
parece una realidad objetiva.
¿Cómo uno se da cuenta de que lo que considera una verdad objetiva es una
percepción subjetiva, una creencia?
Una forma es hacer una lista de explicaciones alternativas para esa situación; esto
es, formular hipótesis distintas que expliquen lo que está pasando o lo que se está
percibiendo.
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Podemos proponer a nuestro cliente hacer una lista de explicaciones alternativas al
hecho de que “mi madre me haya acusado de robarle dinero”. Por ejemplo:
- “Lo hizo porque se confundió”
- “Se estaba desahogando”
- “Últimamente está muy preocupada por la economía”
Esto nos puede ayudar a percatarnos de que todas esa afirmaciones (incluida la
creencia original) son, en realidad, explicaciones o intentos de explicar lo que está
pasando. Incluso, yo diría, intentos de explicar qué significa lo que está pasando.
3.1.4. RESPETAR LA NECESIDAD DE SENTIRNOS COHERENTES
Un proceso de cambio de creencias ha de ser “ecológico”, esto significa que ha de ser coherente con los diversos aspectos de la vida de la persona. La nueva pieza ha
de encajar en el conjunto.
Para que se dé este encaje la nueva creencia tiene que estar en sintonía con el valor o
propósito de la antigua creencia. Y este propósito tiene que estar “a favor” del resto de
valores de la persona.
Recordemos que en el corazón de la creencia (da igual que sea limitante o
potenciadora) hay un valor o propósito. Normalmente este valor es legítimo y deseable
tanto si la creencia es limitante como si no lo es.
El problema de la creencia limitante suele ser que el camino que la creencia propone
para satisfacer ese valor ya no es apropiado y conduce a callejones sin salida o a
situaciones dolorosas y, en consecuencia, el valor se queda sin cumplir.
Si el proceso de cambio de creencias va bien, la nueva creencia propone un nuevo
camino que lleva realmente a experimentar dicho valor.
Para que esta sensación de coherencia sea efectiva, también es necesario reciclar las
experiencias que dieron origen a la creencia limitadora, dándoles una nueva
interpretación o extrayendo de ellas unos buenos aprendizajes.
Finalmente, para sentirnos coherentes también necesitamos que el valor que da vida a
la creencia esté en armonía con el resto de valores de la escala. Si la forma de
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satisfacer el valor va en contra de algún otro valor de la persona, se produce un
conflicto interno, perdiéndose dicha coherencia.
3.1.5. LA INFORMACIÓN NO VERBAL
Cuando una creencia está activa se expresa sobre todo mediante el lenguaje no verbal
(cómo nos movemos, cómo miramos, nuestros movimientos oculares, nuestro tono de
voz…)
Una forma de acceder a esa expresión no verbal es hacer un ejercicio para calibrar la
fisiología o expresión no verbal de la per