View
53
Download
1
Embed Size (px)
Citation preview
INTRODUCCIÓN
El poder hace a la esencia de la vida política, implicando una relación de
mando y obediencia. Tener poder es la posibilidad de producir consecuencias
intencionalmente en otro u otros, a través de ciertos medios físicos o ideales. El poder
político siempre se desarrolla entre seres humanos. El poder es una energía que logra
la obediencia por medio de promesas de premios o amenazas de castigos. Es un
poder público pleno monopolizador de la coacción, para evitar la venganza privada.
El poder es producto de la interacción humana y por lo tanto un fenómeno social
permanente. El poder político antecede al Estafo moderno, pues antes de él ya
existían personas que desarrollaban actividades políticas, de luchas por el poder y
ejercicio del mismo, desde que el hombre comenzó a agruparse bajo alguna forma de
liderazgo.
Tomás Hobbes definió el poder como los medios presentes de un hombre que le
permiten obtener algún bien futuro manifiesto.
El francés Maurice Hauriou (1856-1929) lo definió como una libre energía, que
gobierna a un grupo humano por su superioridad, con el fin de crear continuamente el
derecho y el orden.
Harold Laski, politólogo inglés (1893-1950) justificó la existencia del poder para
satisfacer las demandas sociales.
En la Edad Antigua (salvo en la democracia ateniense, en la república romana y en los
primeros tiempos del imperio) el poder era absoluto, sustentado generalmente en la
idea de un rey deificado. Con el advenimiento del cristianismo el poder absoluto del
monarca se justificó como otorgado por Dios. En las actuales democracias ya el poder
no es absoluto, sino dividido en los tres poderes del Estado: Poder Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, y debe contar con el reconocimiento, o sea poseer legitimación.
En las actuales democracias el poder político reside en el pueblo que lo delega en sus
representantes elegidos por el voto popular por un período de tiempo limitado.
Los autores
CAPÍTULO I: “CONCEPCIONES GENERALES DEL PODER”
I.- CONCEPTOS DE PODER
En el sentido abstracto de la expresión, se entiende poder como la facultad de mandar
y ser obedecido, y público como actividad del Estado. Se define entonces Poder
público como la capacidad que tiene el estado para obligar a alguien a realizar un
acto determinado.
El poder público es necesario para el funcionamiento de grupos sociales que confluyen
en un espacio físico cualquiera. Se requiere de un orden y del establecimiento de
reglas que permitan la convivencia humana, la cual se traduce en el ejercicio del
poder.
En toda sociedad se conforman grupos que, de una u otra manera crean un centro de
poder que irradia su acción en diversas direcciones como: religión, economía, cultura,
incluso la moda. La sociedad es una verdadera “constelación de poderes”. Pero esa
cantidad de poderes se concentra en una unidad organizada y permite el armónico
desenvolvimiento de los distintos estratos de la sociedad, lo que conduce a la
integración del poder político.
El poder nace como una necesidad de asegurar la convivencia humana, por lo tanto, si
no hay orden y autoridad, se destruye la posibilidad de convivir y de interactuar en una
sociedad capaz de alcanzar la categoría de Estado.
1.1.- Definiciones enciclopédicas de poder
Estar capacitado, reunir las condiciones, para hacer lo que se expresa.
Facultad para hacer algo.
Dominio o influencia que uno tiene sobre alguna cosa.
Posesión actual o tenencia de una cosa.
Fuerza, capacidad, eficacia.
Capacidad de provocar ciertos efectos.
Autorización para hacer algo dada por una autoridad competente para darla.
El poder, organizacional que es el que nos interesa, es la capacidad de influir en
las personas y los sucesos.
Es la base del líder: el poder. Es la manera que tienen los lideres par extender su
influencia en los demás.
El poder es diferente a autoridad. La autoridad es la delegada por la gerencia de
un nivel superior.
El poder se gana y lo obtienen los líderes con base en sus respectivas
personalidades, actividades y situaciones en las que operan.
Hay diferentes definiciones según los siguientes autores:
Según Weber: " el poder es la probabilidad de que un actor dentro de un sistema
social este en posición de realizar su propio deseo, a pesar de las resistencias".
El concepto de poder para Tawney, se centra en la imposición de la propia
voluntad sobre otras personas. Literalmente " el poder se puede definir como la
capacidad de un individuo o grupo de individuos para modificar la conducta de
otros individuos o grupos en la forma deseada y de impedir que la propia
conducta sea modificada en la forma en que no se desea".
En un sentido amplio, el poder se refiere a todos los tipos de influencia entre
personas o grupos, incluyendo los que se ejercen en las transacciones de
intercambio.
Convendría ampliar la definición de poder hasta decir que el poder es la
capacidad de las personas o grupos para imponer su voluntad sobre otros, a
pesar de la resistencia, utilizando el recurso del miedo, retirándole las
recompensas regularmente ofrecidas o bien en la forma de castigo. En la medida
en que tanto lo primero como lo segundo constituye, realmente, una sanción
negativa.
Según Parsons, el concepto de "poder se usa para referirse a la capacidad de
una persona o grupo, para imponer de forma recurrente su voluntad sobre otros".
En segundo lugar, la amenaza de castigo a la resistencia, siempre que sea
severa, hace del poder una fuerza de apremio, sin embargo, hay un elemento de
voluntarismo en el poder (el castigo se puede preferir a la obediencia, lo cual
sucede a veces) que lo distingue del caso límite de la coacción física.
Por último, se conceptúa el poder como algo inherentemente asimétrico que
descansa en la capacidad neta de una persona para retirar recompensas y
aplicar castigos a otros. Su fuente es la dependencia unilateral.
La interdependencia y la influencia mutua de igual fuerza indican carencia de
poder.
El poder lo podemos definir como una relación entre dos o más actores, en la
que la acción de uno es determinada por la de otro u otros individuo. Se trata de
la habilidad para influir sobre la conducta de otros, para cambiar las
probabilidades de que otras personas respondan de determinadas maneras ante
ciertos estímulos.
Según Dahl (1957) "A tiene el poder sobre B en cuanto pueda lograr que B haga
algo que B no haría de otra manera”.
Y Wrong (1968) y (1967) han distinguido entre poder potencial que sería la
posibilidad se ser y poder real. Es la distinción entre tener poder y ejercerlo.
Si un individuo no ejerce el poder, solo se podrá decir que lo tiene si otros lo
perciben como poderoso. El poder solo puede existir dentro de las relaciones
sociales a través de un proceso de interacción.
El poder es un aspecto potencial en toda relación social y se caracteriza por su
condición de asimetría: el sujeto que posee poder ejercer mayor control sobre la
conducta del sujeto que la sufre que la inversa.
1.2.- La dimensiones del poder
La intensidad del poder: que es el grado de influencia que A ejerce sobre B con
el fin de cambiar sus respuestas. Cuando la intensidad es máxima no solo hay
poder sino control.
El dominio del poder: es la extensión del poder, es decir, el número de personas
o grupos sobre los que se ejerce.
El rango del poder: es el grado de respuesta de B sobre el que A ejerce poder.
Podemos establecer las siguientes bases de poder:
Recursos.
la dependencia.
las alternativas.
Los recursos son aquellos objetos o eventos que resultan útiles o valiosos para
un determinado sujeto o grupo.
La dependencia: si existe una dependencia entre los recursos y el sujeto que
quiere conseguirlos y no tiene otras alternativas disponibles, el valor del poder
de los recursos garantizados.
Las alternativas: la existencia de soluciones alternativas disminuirá la
dependencia de los recursos controlados.
II.- TIPOS DE PODER
Según el poder en las organizaciones: hay 4 tipos principales de poder en las
organizaciones con sus fuentes:
1.-Poder personal : carisma, personalidad, magnetismo personal. Surge de forma
individual en cada líder.
Es la capacidad que tienen aquellos para conseguir seguidores a partir de su
personalidad. Tienen fe en los objetivos que atrae y retiene a dichos seguidores.
Consiguen que haya personas que deseen seguirle.
El líder percibe las necesidades de las personas y promete éxito para ellas. Ejemplo:
Jesucristo.
2.-Poder legítimo: poder de posición, poder oficial.
Es el que se le adjudica por una autoridad superior.
Culturalmente, las autoridades delegan el poder legítimo a otros para que les controlen
los recursos, compensen o castiguen a los demás en su nombre. Este poder es
deseado por casi todas las personas, cuya finalidad debe ser el orden de la sociedad.
Ejemplo: el juez no dicta sentencias por sus cualidades personales sino como
miembros del poder judicial que tienen la autoridad legitimada por un superior.
3.-Poder experto: autoridad del conocimiento.
Proviene del aprendizaje especializado, de los estudios académicos o formativos. Nos
lo inculcan, los conocimientos y la información que tenga ese líder sobre una situación
compleja. También, influyen la educación, la capacitación, la experiencia. Es un poder
muy importante en esta época de tecnologías nuevas. Ejemplo: el poder que tiene un
médico dentro de un hospital.
4.-Poder político: apoyo de un grupo.
Es muy importante la habilidad que tenga ese líder para trabajar en equipo, con otras
personas y dentro de sistemas sociales cuya finalidad sea la de conseguir sus apoyos.
Este poder surge dentro de los medios técnicos y organizaciones inciertos. Se da
frecuentemente en aquellas situaciones de apoyos recíprocos. Ejemplo: el político que
pide votos a cambio de mejoras laborales.
Los poderes de recompensa, coercitivo, experto, referente y legítimo han demostrado
unos efectos diferentes sobre el rendimiento y la satisfacción.
En relación al redimiendo los resultados más relevantes son los siguientes:
El poder del experto es la base más fuere y consistentemente relacionada con
un desempeño eficaz.
El poder referente tiende a estar positivamente relacionado con la eficacia de
grupo.
El poder legítimo no parece estar relacionado con la diferencias en el
desempeño y no logra incrementarlo por encima de sus niveles medios o
aceptables.
El empleo del poder coercitivo tiene una relación inversa significativa con el
desempeño.
Los poderes de referente, legítimo y de experto, produce un estancamiento
externo e interno por parte de los subordinados, mientras que el poder basado
en las recompensas o en los castigos solo producen acatamiento externo.
En relación con la satisfacción:
El poder el experto esta fuerte y consistentemente relacionado con el nivel de
satisfacción de los subordinados.
El empleo del poder coercitivo esta inversamente relacionado con la
satisfacción individual.
Para P. Hersey (1985) la clave está en considerar que el poder es "percepción". Lo
que dinamiza la conducta de los seguidores no es necesariamente la cantidad de
poder que detentan los líderes sino cuanto poder perciben los subalternos que el jefe
está dispuesto a usar y puede hacerlo. Cuando los seguidores saben que el líder tiene
la confianza de sus superiores dentro de la organización, así como otros poderes tanto
de recompensas o de sanciones, es entonces cuando los seguidores tienden a darle a
su líder más poder personal.
Mintzberg establece otra clasificación de tipos de poder:
Autoridad. Es el poder que se desprende de la posesión de determinado cargo u
oposición.
Este poder que originariamente está en manos de los propietarios, se delega al
máximo en el director ejecutivo quien crea una estructura de trabajos coordinados,
agrupados en unidades que tienen por objeto cumplir la misión de la organización.
Este esqueleto lo acompaña de un sistema de remuneraciones que sirven como
recompensa para los empleados que cumplen con los deseos de la organización y
también penalizan a aquellos que no lo hacen.
Control personal. Es un sistema basado en dar órdenes, establecer criterios, revisar
decisiones tomadas por los subordinados y asignar recursos.
Control burocrático. Es un sistema basado en la creación de pautas impersonales
que guiaran el comportamiento de los empleados en el momento de actuar.
Ideología. Es la cultura o estilo de la organización. Su poder es muy importante, de
forma que cuando el sistema de ideología es fuerte, los sistemas de autoridad,
habilidad y política tienden a ser débiles.
Habilidad. Se necesita para estandarizar y controlar el trabajo. Es un poder que
crece conforme los poderes de autoridad e ideología sirven menos para conseguir los
objetivos de la misión.
Política. Cualquier empleado tiene unos objetivos personales que no siempre son
satisfechos por la distribución de tareas o por la asignación de estos poderes,
entonces para lograr su satisfacción estos suelen desarrollar comportamientos para su
consecución.
III.- CARACTERÍSTICAS DEL PODER
IV.- FUENTES DEL PODER
El poder puede ser detentado u obtenido gracias a:
La fuerza (violencia, coacción): "el origen de todo poder es la violencia".
Según Max Weber, "el Estado es aquella comunidad humana que ejerce (con
éxito) el monopolio de la violencia física legítima dentro de un determinado
territorio"
La persuasión (directa, indirecta, subliminal; por persuasión moral, incluyendo a
la religión).
Una autoridad delegada (por ejemplo, en un proceso democrático).
La influencia social o la tradición; la presunción de tenencia de unas
determinadas habilidades o cualidades, sean éstas ciertas o no.
La pertenencia a una determinada clase social.
Un carisma personal o colectivo.
Una pericia o habilidad (un "saber-hacer"): por ejemplo, el poder del ingeniero
que es capaz de diseñar una máquina.
El conocimiento (enseñándolo o no revelándolo, compartido o guardado en
secreto)
El dinero: control a través de la propiedad de los medios de producción, poder
financiero, etc.
En las relaciones personales: dominación/sumisión.
V.- TEORÍAS DEL PODER
El pensamiento de Friedrich Nietzsche se encuentra en la base de la mayoría de los
análisis del poder del siglo XX. Nietzsche difundió la idea de la "voluntad del poder", lo
que él vio como la dominación de otros humanos, así como el control sobre el propio
entorno del grupo o persona que ejerce el poder.
Algunas escuelas de psicología, de manera señalada las asociadas con Alfred Adler,
colocan las dinámicas de poder como el núcleo central de su teoría (mientras que las
escuelas freudianas ortodoxas colocarían, en cambio, la sexualidad).
5.1.-LA TEORIA DE LA ELECCION RACIONAL
La teoría de juegos, con sus orígenes en la teoría de la elección racional, está
siendo usada de manera creciente en varias disciplinas para ayudar al análisis de
las relaciones de poder.
En la teoría de la elección racional, los individuos o grupos pueden ser modelados
como 'actores' que eligen de un 'conjunto de elecciones' de posibles acciones, con
la finalidad de intentar y conseguir los resultados deseados. La 'estructura incentiva'
de un actor comprende sus creencias sobre los costes asociados con las diferentes
acciones de cada elección, y las probabilidades de que cada acción lleve al
resultado deseado.
En esta teoría se puede diferenciar entre:
Poder de resultado: la capacidad de un actor de conseguir o ayudar a conseguir
resultados; y
Poder social: la capacidad de un actor de cambiar las estructuras incentivas de
otros actores a fin de conseguir resultados.
Este sistema puede ser usado para modelar una amplia variedad de interacciones
sociales donde los actores tienen la capacidad de ejercer poder sobre otros. Por
ejemplo, un actor 'poderoso' puede tomar opciones del conjunto de elecciones de
otro actor; puede cambiar los costes relativos de las acciones; puede cambiar la
probabilidad de que una acción dada lleve a un resultado dado; o podría
simplemente cambiar las creencias del otro sobre su estructura incentiva.
Como en otros modelos de poder, esta teoría es neutral con respecto al uso de la
coacción. Por ejemplo, una amenaza de violencia puede cambiar los costes y
beneficios probables de diferentes acciones; así sucedería en un castigo económico
de un contrato "voluntariamente acordado", o en una oferta amistosa.
5.2.-MARXISMO
Siguiendo a la tradición marxista, Antonio Gramsci elaboró el papel de la
hegemonía cultural en la ideología como un medio de reforzar el poder del
capitalismo y del estado nación. Gramsci consideró el poder como algo ejercido de
un modo directo y público, y el poder de la burguesía como su capacidad de
mantener al proletariado en su situación socio-económica.
5.3.-FOUCAULT
Uno de los análisis modernos más amplios sobre la importancia del poder en la
actividad humana proviene de los trabajos del filósofo francés Michel Foucault: "El
poder se encuentra en todos los sitios... porque no proviene de ningún sitio". El
análisis del poder efectuado por Foucault se fundamenta en su concepto de
"tecnologías de poder". La disciplina es un bagaje complejo de tecnologías de
poder desarrolladas durante siglos, como Foucault afirmaría en Vigilar y castigar
(1975).
Para Foucault, el poder es ejercitado con una determinada intención. Pero en vez
de analizar el problema del delicado asunto de quién tiene qué intenciones
(honestamente), se centra en discernir cuál es la intersubjetividad aceptada sobre
cómo ejercitar el poder.
Para Foucault, el poder son acciones sobre otras acciones a fin de interferir con
ellas.Foucault no recurre a la violencia, sino que afirma que el poder presume
libertad en el sentido en que el poder no es forzar, sino formas de hacer que la
gente se comporte por sí misma de modo distinto de cómo lo hubiesen hecho de
otra manera. Un modo de realizar esto es mediante la amenaza con violencia. Pero
tratar de convencer a alguien de lo contento que se sentirá si adquiere un
determinado producto, es también una forma de ejercitar el poder, y en
el marketing hay un gran conocimiento de cómo (intentar) efectuar este cambio de
comportamiento.
Los trabajos de Foucault analizan la relación entre poder y conocimiento. El filósofo
francés subraya las formas de poder disimulado: así, Foucault afirma que los
sistemas de creencias ganan ímpetu (y por tanto poder) cuando un mayor número
de gente acepta los puntos de vista asociados con el sistema de creencias como
conocimiento general (hegemonía). Tales sistemas de creencias definen su
autoridad, como los médicos (en el sistema de creencias de la medicina occidental)
o los curas (en el sistema de creencias de la religión católica). Con tales sistemas
de creencias, las ideas cristalizan como correctas o incorrectas, como normales o
desviadas. En un determinado sistema de creencias, las ideas y las acciones se
convierten en impensables. Estas ideas, consideradas como "verdades"
irrefutables, definen una particular manera de ver el mundo, y se encuentra
normalizado un particular modo de vida asociada con estas "verdades".
Esta sutil forma de poder carece de rigidez, y otros ensayos pueden contestarla.
Así, al poder le falta alguna forma concreta, al ocurrir como un escenario de lucha.
La resistencia, a través del desafío, define el poder y por lo tanto es sólo posible a
través del poder. Sin resistencia, el poder está ausente, aunque según algunos
autores recientes sería erróneo atribuir a Foucault un esquema de oposición poder-
resistencia como se encuentra en otros teóricos fundacionalitas.
"Se necesita sin ninguna duda ser nominalista: el poder no es una institución, ni una
estructura; tampoco es una cierta fuerza con la que estemos dotados; es el nombre
que le damos a una situación estratégica compleja en una sociedad determinada"
"La dominación [no es] ese tipo de dominación sólida y global que una persona
ejerce sobre otras, o un grupo sobre otro, sino las muchas formas de dominación
que pueden ser ejercidas en el interior de una sociedad"
CAPÍTULO II: “EL PODER POLÍTICO”
I.- CONCEPTO DE PODER POLÍTICO
El poder político es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de
las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en
un país.
El poder político se identifica en sistemas democráticos con el poder Ejecutivo y
legislativo de un país, mientras que el tercer poder del Estado, el poder judicial, está
dentro de un esquema distinto ya que su legitimidad no está sostenida por el voto del
pueblo como los otros dos poderes, si no por el fiel cumplimiento del ejercicio de sus
funciones.
El poder político es legítimo cuando es elegido conforme a las leyes del país
(Constitución). En países democráticos tiene como sustento la legitimidad otorgada
por el pueblo por medio del voto popular (Elecciones). El poder político es abusivo
cuando se excede en el ejercicio de sus funciones, avanzado en materias que está
dentro del ámbito de los otros poderes. (Intromisión de poderes). El poder político es
ilegitimo cuando utiliza mecanismos no autorizados por la leyes y se adueña del poder
gubernamental (Ejecutivo-legislativo) sin tener la legitimidad del pueblo, otorgada por
el voto popular.
La coacción: Es el medio utilizado para que terceros sigan una determinada conducta.
Es lo que se conoce como coacción. Puede ser física o psíquica.
La coerción: La coacción dio paso a la coerción que es la situación donde el tercero
realiza el mandato debido a la amenaza del uso de la violencia, es decir, la
potencialidad del uso de esa violencia. Se excluye así el papel totalmente activo
(ordenar y hacer cumplir) reservando a la autoridad un papel parcialmente activo (sólo
ordenar). La coacción se fundamentaba en el temor de un daño seguro en el caso de
incumplir lo ordenado. El Derecho y los sistemas legales, en general, se sustentan en
la amenaza de la sanción más que en la utilización de la propia violencia. Así, la
persona no actúa de la manera prohibida por conocer las consecuencias negativas
que le impondría el ordenamiento jurídico. De esta vertiente del poder se desarrolló lo
que posteriormente se conocieron como delitos contra la autoridad, es decir, desafiar
al poder. Este poder según los Anarquistas clásicos hace que se ponga en perspectiva
la libertad del individuo, dando como fin la dominación de este a través de reglas
coactivas "derecho" las cuales en vez de ordenar subordinan.
El Estado es el único titular de la violencia legítima, y en un Estado de Derecho, tal
violencia está completamente reglada mediante normas que contienen prohibiciones,
con sanciones en el supuesto de que sean incumplidas. Así, para que una norma sea
considerada legal, ha de ir acompañada de un poder coercitivo, y en caso de
incumplimiento, éste tendrá que suponer una medida coactiva.
La forma por excelencia de coacción legal es el código penal, que establece una serie
de comportamientos que traerán como consecuencia la imposición de una pena.
II.-CARACTERÍSTICA DEL PODER POLÍTICO
Comúnmente podemos entender como poder un amplio espectro de relaciones de
dominación, de violencia, de imposición, de fuerza, que recorren todo el entramado
social y empapan desde el escenario familiar hasta el laboral. Relaciones que
aparecen allí en dónde se den o se puedan dar situaciones de enfrentamiento entre
dos o más sujetos. Y que tienen en común la imposición de una jerarquía, la
dominación de un sujeto por el otro, con o sin consentimiento. La relación básica de
dominación es aquella por medio de la cual un sujeto A induce a que otro sujeto B
realice una acción que en principio no era la seleccionada1. Esta inducción, que se
puede realizar por medio de la violencia o por medio de la persuasión, es la base de la
idea de poder. A medida que las relaciones entre sujetos se complican, a medida que
son mediadas por el entramado social, el poder adquiere nuevos rostros e
intervenciones, llevando esta relación de poder básica a estadios más sofisticados y
difíciles de percibir.
El campo del poder es tan amplio que la filosofía política debe delimitar el campo del
poder político. Encontrar, específicamente, la región en dónde ese poder, que empapa
las relaciones humanas, se vuelve eminentemente político. De este modo, el poder
político se debe distinguir del poder en general, pues para la construcción de la
sociedad política debe darse un tipo de poder que no es comparable a toda la gama
de relaciones de poder que se dan a lo largo de la vida social del hombre.
La primera característica que encontramos en el poder político es que se trata un
poder que gobierna, es decir, se trata de un poder aceptado. Weber lo definirá como
‘dominación aceptada’. Mientras que el resto de poderes son dominaciones impuestas,
cuando hablamos de un poder político hablamos de un poder que se acepta como
válido para la construcción y gestión de la sociedad política.
Esta aceptación de la dominación nos lleva a la cuestión de porqué obedecemos, de
porqué encontramos que un poder que gobierna, que construye y gestiona la sociedad
política de la que formamos parte es digno de obedecer. Podemos ver que la cuestión
del poder político nos lleva a la cuestión del sujeto político, de aquel sujeto que acepta
voluntariamente su propia servidumbre a un gobierno. Servidumbre que es aceptada
siempre y cuando dicho gobierno reúna ciertas condiciones que el sujeto encuentre
1 ‘[el poder] condiciona y regula la motivación para aceptar seleciones ofrecidas’. Niklas Luhmann, Poder, Antrophos, Barcelona,1995, pg. 10
óptimas para la construcción de la sociedad política. Con lo que la respuesta a porqué
obedecemos no puede venir de ningún exterior al poder político, sino que debe
provenir de su funcionamiento mismo: de la construcción y gestión de la sociedad
política. Por tanto, podemos adivinar que la aceptación del sujeto político viene
fundada en la idea de legitimidad que va a desarrollar la filosofía política humanista.
Una legitimidad sin la cual cualquier poder político sería combatible por la sociedad
política en pleno.
III.- LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO
Podemos decir que Hobbes representa el primer paso hacia la legitimidad racional, ya
que si bien su concepción del poder político no está totalmente desligada de la
voluntad del soberano, apunta hacia una concepción racional de la legitimidad al
fundar el poder político en la idea de un pacto contractual entre individuos libres. El
escenario en que Hobbes nos presenta al hombre en estado ‘natural’ no es mejor que
el de Maquiavelo. La idea del hombre que subyace en la filosofía de Hobbes es la de
un grupo de individuos aislados, temerosos, incapaces de comunicarse, cuya principal
característica es el miedo y la violencia y la incapacidad para respetarse y vivir en
seguridad. Frente a este estado desolador, los individuos mediante un pacto cederán
su capacidad de autogobierno cediendo éste gobierno al Leviatán, persona ficticia,
dios mortal, es decir, el soberano. Como podemos ver, la legitimidad del poder político
se basa en un pacto razonable por los que los individuos pretenden asegurarse una
vida común en armonía:
‘Autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho
a gobernarme a mí mismo, con la condición que vosotros transferiréis a él
vuestro derecho y autorizaréis todos sus actos de la misma manera...ésta
es la generación de aquel gran Leviatán o más bien (hablando con más
reverencia), de aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el dios inmortal,
nuestra paz y nuestra defensa’
De este modo, para Hobbes, no hay ninguna diferencia entre la legitimidad de una
democracia o una tiranía. Ésta diferenciación sería hipócrita en tanto su legitimidad
viene del mismo lado: la de un pacto de cesión de las libertades que obliga al poder
político a mantener el orden y el bienestar. Sin duda, desde esta perspectiva, Hobbes
defiende que tan sólo existen dos tipos de gobierno: el bueno y el malo, y el mal
gobierno es aquel que no cumple el pacto por el que los individuos le ceden la
soberanía de sí mismos por la seguridad, el bienestar y la armonía de la ciudad.
‘La diferencia de las formas de gobierno estriba únicamente en la residencia de la
soberanía. No hay formas impuras de gobierno. Las gentes imputan al gobierno la
perversión, empleando términos tales como tiranía u oligarquía, sólo porque les
disgusta el ejercicio de un poder, del mismo modo que emplean términos de
aprobación, como monarquía o democracia, si les gusta.’
La legitimidad, por tanto, se ha situado en un marco razonable, un acuerdo razonable,
quizás ficticio pero mediado por el aparato trascendental de la razón. Una razón
positivista que mide la legitimidad del gobierno en función del hipotético acuerdo que
los individuos libres realizan para poder construir la ciudad. Es decir, la fundación de
una norma jurídica sobre el miedo a morir de los ciudadanos. Con ello se ve de qué
modo la racionalización de la legitimidad comienza a apuntar claramente hacia el
establecimiento de una norma jurídica, aunque en el caso de Hobbes la norma jurídica
todavía esté estrechamente ligada a la voluntad del Leviathan.
Un paso más hacia la racionalización de la legitimidad del poder político la
encontramos en Rosseau, quien sigue con matices la estela del pacto contractual
hobbesiano. Se trata de dotar al poder político de una legitimidad más racional. Ya que
la perspectiva desde la que se mide lo aceptable de la dominación ya no es el simple
‘mantenimiento de la paz y del orden’, sino la conversión de las voluntades
individuales en una voluntad general. Desde Rosseau, podemos decir que el hombre
natural vivía en armonía, y que es precisamente la sociedad la que le corrompe y hace
prodigar el sufrimiento. En efecto, el punto de partida de Rosseau es la estupefacción
ante la constatación de que el hombre, que por nacimiento es libre, se encuentra en
todos lados encadenado. De este modo Rosseau intentará legitimar este paso que no
es otro que el de la vida en sociedad, inscritos en una ciudad.
‘El hombre ha nacido libre y, sin embargo, en todas partes se
encuentra encadenado. Se considera amo, pero no deja por eso de
ser menos esclavo que los demás. ¿Cómo se ha operado esta
transformación?. Lo ignoro. ¿Qué puede convertirlo en legítimo?.
Creo poder resolver esta cuestión’
Para Rosseau, esta legitimidad no puede venir de la mera conservación natural, ni
tampoco desde la mera metafísica del poder. La legitimidad, según Rosseau, vendría
del pacto que cada individuo realiza consigo mismo, en un plano de absoluta igualdad,
para enajenar sus derechos naturales en aras de la voluntad general. Rosseau insiste
en que de este modo la libertad de cada individuo no se enajena, ya que si todo el
mundo ofrece su libertad a un todo, si cada uno se da a todos, no se da a nadie. El
paso crucial que se da en Rosseau es el de un pacto no como asociación de
individuos para la supervivencia, sino un pacto que cada individuo realiza consigo
mismo para la construcción de la ciudad en tanto persona pública. De este modo,
aparece la distinción público/privado, ya que Rosseau reconoce éstas dos facetas en
el individuo: en tanto ciudadano y en tanto súbdito. Cada uno de los individuos cede
sus derechos en tanto súbditos, pero gana su inclusión en la ciudad en tanto
ciudadano. Vemos, pues, que para que un poder sea legítimo ha de cumplir ésta
distinción: el poder político si bien puede tratar al individuo como súbdito, lo debe
asimismo considerar como ciudadano, como parte del soberano. Si bien en tanto ser
privado, el individuo se enajena, en tanto ser público el individuo forma parte de esa
voluntad general que constituye lo que Rosseau llama república.
Se trata, pues, de una legitimación más racional que la de Hobbes, en tanto que la
distinción público/privado es un elemento del aparato trascendental de la razón que se
encarga de juzgar la legitimidad de un poder político que, ahora, en el caso de
Rosseau, se identificará con la república.
Por último, podemos encontrar la explicitación de esta legitimidad racional del poder
en Kant, quien lleva estas cuestiones rosseaunianas de lo público y lo privado hasta su
refinamiento, como si se tratara de un pulido conceptual encargado de limar las aristas
no razonables del poder. A la tensión entre libertad privada y dominación, Kant obrará
su arquitectura trascendental de la razón para procurar resolver la cuestión de la
legitimidad sin salirse del marco estrictamente racional. Para Kant, la cuestión del
pacto contractual (pacto social) caía del lado de la metafísica. Era suponer un estado
ideal y de ahí colegir una serie de consecuencias antropológicas indebidas. El pacto
social, para Kant, es un uso regulador de la razón, es decir: el pacto social es una
ficción que sirve para proceder como si dicho pacto hubiese ocurrido. Pero de este uso
regulador, que si bien sirve para mostrar, para hacer entender, no puede venir una
legitimidad racional. Se precisa, pues, que la legitimidad venga de otro lado. Y en Kant
dicha legitimidad vendrá de la estructura racional de la propia historia. Según Kant,
debe pensarse la legitimidad del poder dentro de una perspectiva histórica, analizando
tanto el discurrir de las sociedades como los fines de dicho discurrir. Y,
definitivamente, Kant sitúa tres fines de la historia humana: paz perpetua, federación
de estados y constitución republicana. Dichos fines son exigencias derivadas de lo
práctico, y tienen como finalidad última el llegar a ser plenamente racionales. Podemos
ver en Kant, pues, una legitimidad absolutamente racional. Para Kant el poder político
solamente es legítimo en cuanto es racional, es decir, fundado en base a los fines
prácticos de la historia, en dónde cada individuo como ciudadano posea su status de
ciudadano y de siervo integrante de la república. Se trata de una potenciación de la
dicotomía público/privado, integrados en la sociedad jurídica que es la república. El
área pública es la parte del individuo que está integrada en el ámbito jurídico, y en este
sentido el individuo debe respetar el modo de gobierno legal. El área pública, por otro
lado, es aquella en dónde el individuo puede expresar su libertad de pensamiento
libremente, por ejemplo mediante la publicación de un libro. La legitimidad de un poder
existe cuando, a la par que una seguridad jurídica (que se interpreta como juez
razonable), es posible un diálogo entre lo público y lo privado que procura el progreso
de la ciudad hacia estadios más morales. Cuando más diálogo, más racionalidad y
moralidad del modo de gobierno. Así pues la legitimidad de la obediencia pasa por un
modo de gobernar racional que permita la libertad de pensamiento.
Hemos visto de qué modo se pasa de un poder político como voluntad del soberano,
que se legitima carismáticamente, hasta un poder político que basa su modo de
ejercicio en el conjunto de la sociedad, y cuya legitimidad tiene que ver con el
mantenimiento de una racionalidad jurídica , de un pacto constantemente refrendado
por el diálogo y el pensamiento. De este modo, el humanismo que intenta resolver la
contradicción entre libertad y dominación por medio de la idea de legitimidad, acaba
apelando a la razón como fundamento de lo humano para justificar la servidumbre
voluntaria. Pero lo que no se plantea el humanismo es que quizás ésta razón que
arbitra la contradicción entre deseo y dominación no es un árbitro inocente, que quizás
es cómplice de la misma dominación, y la legitimidad una estrategia más de
sometimiento, otra máscara del poder.
CAPÍTULO III: “EL PODER POLÍTICO EN EL PERÚ”
I.- SEPARACIÓN DE PODERES
La teoría de la separación de poderes fue común a diversos pensadores del siglo
XVIII que la enunciaron durante la Ilustración, como Alexander Hamilton, John Locke,
Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu, aunque con diferentes matices entre los
autores y a partir del antecedente en la Grecia clásica de Aristóteles y su obra Política.
Según la visión ilustrada, el Estado existe con la finalidad de proteger al hombre de
otros hombres. El hombre, entonces, sacrifica una completa libertad por la seguridad
de no ser afectado en su derecho a la vida, la integridad, la libertad y la propiedad. De
este modo es como otorga legitimidad al poder público y a sus instituciones.
Sin embargo, en ocasiones el hombre se encuentra protegido contra otros hombres,
más no contra el propio Estado, el cual podría oprimirlo impunemente mediante las
facultades coercitivas que le ha otorgado la propia colectividad.
Al momento de su formulación clásica, las funciones del Estado consideradas como
necesarias para la protección del ciudadano eran fundamentalmente las de dar las
Leyes (poder legislativo), la de poner en práctica éstas leyes en forma general (poder
ejecutivo) y más particularmente, con la finalidad de resolver conflictos y la
administración del aparato de gobierno (poder judicial), funciones que durante el
Antiguo Régimen eran monopolizadas en la sola entidad de la monarquía absolutista a
la cual se le atribuía la práctica del despotismo.
Se denomina poder legislativo a una de las tres facultades y funciones primordiales
del estado (junto con el poder ejecutivo y el judicial), que consiste en la aprobación de
normas con rango de ley. Es una de las tres ramas en que tradicionalmente se divide
el poder de un Estado.
En una democracia, el poder legislativo elabora y modifica las leyes existentes de
acuerdo con la opinión de los ciudadanos. Su función específica es la aprobación de
las leyes y, generalmente, está a cargo de un cuerpo deliberativo (congreso,
parlamento o asamblea de representantes).
El poder ejecutivo es una de las tres facultades y funciones primordiales del Estado
(junto con la legislativa y la judicial) consiste en dictar y hacer cumplir las leyes que
suele aprobar el gobierno o el propio jefe del Estado.
En la ciencia política y el derecho constitucional, el ejecutivo es la rama de gobierno
responsable de la gestión diaria del Estado. En muchos países, se utiliza la palabra
gobierno para referirse al poder ejecutivo, pero este uso puede resultar confuso en un
contexto internacional.
Según la doctrina de la separación de poderes, redactar las leyes es tarea del poder
legislativo, interpretarlas y normalizarlas es tarea del poder ejecutivo, y hacerlas
cumplir es tarea del poder judicial. En la práctica, sin embargo, esta separación no
suele ser absoluta. El jefe de gobierno es la figura visible y de mayor peso del poder
ejecutivo.
El Poder Judicial es aquel poder del Estado que, de conformidad al ordenamiento
jurídico, es el encargado de administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación
de las normas jurídicas, en la resolución de conflictos. Por "Poder", en el sentido de
poder público, se entiende a la organización, institución o conjunto de órganos del
Estado, que en el caso del Poder Judicial son los órganos judiciales o jurisdiccionales:
juzgados y tribunales, que ejercen la potestad jurisdiccional, que suele gozar de
imparcialidad y autonomía.
Para prevenir que una rama del poder se convirtiera en suprema, y para inducirlas a
cooperar, los sistemas de gobierno que emplean la separación de poderes se crean
típicamente con un sistema de "checks and balances" (controles y contrapesos) que
se refiere a varias reglas de procedimiento que permiten a una de las ramas limitar a
otra.