Politica Aristo Tele s

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    N R

    LA POLITICA

    por

    ARISTOTELES

    Traduccin de

    PEDRO SIMON ABRIL

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    PROLOGO

    Aristteles naci en Stagira, en el ao

    384 a.

    J.

    C. S u padre, N icom aco, m dico de

    Amintas II rey de Macedonia muri cuan-

    do su hijo contaba pocos aos de edad, que-

    dando el nio bajo la tutela de Prox enes, de

    Atarnes, en el Asia Menor. A los diez

    y

    siete aos fu Aristteles a estudiar a Ate-

    nas; tres aos despus co m enz a segu ir las

    enseanzas de Platn,

    y

    no dej la A cade-

    mia hasta el fallecimiento del citado filso-

    fo.

    En el ao 348 regres a Atarnes, e hizo

    am istad con el tirano Herm ias, con una hija

    del cual se cas. T res aos despus fu Her-

    mias

    asesinado, y A ristteles se ref ugi en

    la isla de L esbos. Filipo, rey de M acedonia.

    le llam a su corte

    y le conf i la educacin

    de Alejandro. Cuando Alejandro subi al

    Trono, Aristteles pas a Atenas, donde

    abri una escuela de Filosofa en el gim-

    nasio llamado Liceo. Muerto Alejandro,

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    RISTTELES

    L os escasos fragm entos que se conserv an

    de las poesas de A ristteles nos autoriza-

    ran a considerarle com o uno de los prim e-

    ros poetas de su tiem po, si el genio f ilosf ico

    no hubiese hecho olv idar los dem s ttulos

    que su nom bre tiene para la inm ortalidad.

    A im itacin de su m aestro, Platn, escri-

    bi dilogos, de los que se conservan los

    nom bres del

    Eudemo y

    el

    Gryllus.

    Ms tarde abandon la forma dialogada

    y

    com puso tratados populares, que, segn

    Quintiliano, se distinguan por la brillantez

    y

    la elegancia de su estilo.

    Entre las obras mayores de Aristteles

    debem os m encionar, en prim er trm ino,

    La

    Poltica,

    com puesta, segn parece , hacia el

    ao 344, en Mitilene. En este tratado, el

    autor desdea toda clase de brillantes f utili-

    dades para im ponerse al lec tor con la nica

    fuerza de los razonam ientos, sin m s atrac-

    tivo que la verdad. Su forma es

    ya

    de una

    sev eridad escolstica; pero la naturalez a de l

    asunto obliga al autor a cada instante a apar-

    tarse de l tono sev ero

    y a

    esclarecer la discu

    sin con ejemplos histricos

    y

    apuntes de

    costum bres o de caracteres.

    La Poltica

    se

    diriga a los gobernantes

    y a

    los pensadores

    de todos los pases

    y

    todas las escuelas.

    L as otras obras m ay ores de nuestro autor

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    LA POLTICA

    sita y

    los tratados de lgica que f orm an el

    Organon.

    L a m ism a

    Retrica

    requera a v e-

    ces los com entarios del m aestro. L a

    Potica

    es un inform e retaz o de una obra perdida,

    o acaso el esbozo de un libro inacabado.

    En los tratados acroam ticos,

    y

    entre aquel

    inex tricable ddalo de distinciones. def ini-

    ciones

    y

    sigolism os, encontram os a veces co-

    sas m s hum anas, tras las que se v islum bra

    al A ristteles platnico.

    S in em bargo, en e llas tropez am os a cada

    instante con pasajes difciles escabrosos

    ininteligibles a veces,

    y

    otras susceptibles de

    diez interpretaciones div ersas, lo cual hace

    que

    La Poltica,

    donde tales de fectos no

    abundan, sea la m s hum ana., la m s perfec-

    ta

    y

    la m s asequible, para los lectores m o-

    dernos, de las obras del inmortal pensador.,

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    CAPITULO PRIMERO

    Si observamos que toda ciudad es una

    cierta compaa, y que toda compaa se

    ajusta por causa de algn bienporque to-

    dos hacen las cosas por parecerles buenas ,

    claramente se echa de ver que todas sus

    compaas pretenden algn bien, y muy se-

    aladamente aqulla, que es la ms princi-

    pal de todas, y que compren de en s todas las

    dems compaas, habr de pretender el bien

    ms principal de todos. Esta es, pues, la

    ciudad y la compaa civil. Aquellos, pues,

    que opinan que todos los hombres son ap-

    tos para regir una ciudad o un reino, lo

    mismo que para una familia, no lo entien-

    den b ien . Porque pien san que estos men este-

    res n o difieren en especie, sino s lo en regir

    a muchos o a pocos. Si mandare a unos

    cuan tos, dicen que es seor ; si a ms, padre

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    RISTTELES

    mente los que sigan nuestras observaciones.

    Porque, as como en todas las cuestiones con-

    viene que lo que est compuesto se resuelva

    hasta en sus menores principiosporque s-

    tos son las menores partes de cualquier co-

    sa, as tambin, resolviendo la ciudad en

    las cosas de que est compuesta, y conside-

    rando sus principios, entendemos mejor lo

    que a estas cosas toca, en qu difieren entre

    s, y si en cada uno de los elementos puede

    hallarse algo que pueda por ciencia y arte

    ser regulado.

    El que considerare las cosas hechas des-

    de su principio, as en esta materia corno en

    las dems, podr entenderlas bien de esta

    manera. Ante todo, conviene reunir aquellos

    elementos que no pueden subsistir indepen-

    dientes, como son el macho y la hembra para

    conseguir la prole ; lo cual no es en ellos cosa

    voluntaria, sino que les es natural, as como

    a los dems animales y plantas el apetecerla descendencia. Entre stos, pues, para su

    conservacin, hay uno que gobierna y otro

    que el gobernado. Porque aquel que con su

    entendimiento puede prevenir las cosas, na-

    turalmente es el seor y tiene el gobierno y

    regimiento. La hembra y el siervo difieren

    por naturaleza, pues sta no hace nada que

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    'LA

    POLTICA

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    vos tienen un mismo grado de honra y dig-

    nidad. Y la causa de esto consiste en que,

    entre ellos, no hay quien naturalmente go-

    bierne, sino que la compaa de ellos es de

    siervo y sierva. Por esto dicen los poetas,

    con sobrada razn, que los griegos sean se-

    ores de los brbaros ; casi dando a enten-

    der que es lo mismo brbaro que siervo.

    De estas dos compaas se compon e la fa-

    milia. As, dijo muy bien Hesodo :

    Lo primero que adquieras, sea la casa ;

    despus mujer, y buey de agricultura.

    Porque el pobre buey le sirve en lugar de

    siervo. La com paa, pues, que para los con -

    tinuos usos se junta es la casa ; y stos son

    los que llam Carondas : criados con un

    mismo mantenimiento. Y Epimnides de

    Creta dice : que gozan de un mismo fuego.

    Pero la primera com paa, que, se compo-

    n e de muchas casas y n o para los usos co-

    tidian os , es el barrio, el cual parece como

    colonia o poblacin de la casa. Y as, algu-

    nos los designan con el nombre de

    omoga-

    lagtas,

    que quiere decir criados con un a mis-

    ma leche, pues son los hijos y los hijos de

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    ada cual a sus hijos y

    consorte

    rige, y les pone leyes con venientes.

    Porque an tiguamen te vivan esparcidos de

    esta man era. Y tambin por esta misma ra-

    z n dicen que los dioses son regidos por un

    rey ; porque los hombres antiguamente, y

    an hoy da, se atribulan a s mismos lafor-

    ma

    y

    ostro de los dioses , como tambin sus

    vidas.

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    RISTTELES

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    CAPITULO II

    Mas la compaa que se compon e de mu-

    chos barrios es la ciudad, la cual, hablando

    sumariamente, es para s perfecta

    y

    bastan-

    temen te suficien te, y se jun t por fin del vi-

    vir con mayor comodidad. Por esto, toda

    ciudad es compaia natural, pues lo son los

    elemen tos de que se compon e. De aqu se co-

    lige claramente que la ciudad es una de las

    cosas ms n aturales, y que el hombre, por su

    naturaleza, es animal poltico o civil,

    y

    que

    el que no vive en la ciudad, esto es, errante

    y

    sin ley, o es mal hombre o es ms que hom-

    bre, como aquel a quien vitupera Hornero

    con estas palabras :

    Hombre sin ley, sin suerte, sin morada.

    Porque el que tal es, junto con esto de su

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    RISTTELES

    hace innecesaria, y, en tre todos los an imales,

    s lo el hombre tiene uso de razn

    y

    de len-

    guaje. Porque la voz es indicio de la pena

    o deleite que se sien te,

    y as

    otros an imales

    tien en uso de ella, porque la n aturaleza de

    los mismos has ta esto se extiende, que es te-

    n er sen timien to de lo que da pena o deleite,

    y

    dar seales de ello unos a otros. Mas el

    Lenguaje

    es para demostrar lo que es prove-

    choso y lo que es perjudicial,

    y

    por la mis-

    ma raz n , lo que es justo e in justo. Porque

    esto es peculiar de los hombres

    y

    distin to de

    los dems an imales, que s lo ellos tienen no-

    ticia y s en timien to de lo que es buen o y de

    lo que es m alo, de lo que es justo y de lo que

    es in justo,

    y

    de las dems cosas semejantes.

    Y lo que hace la familia y la ciudad es la

    confederaci n de cosas semejan tes ; por lo

    que debe considerarse a la ciudad como an -

    terior a la fam ilia

    y aun a cada un o de nos-

    otros, pues el todo necesario es primero que

    cada una de sus partes, ya que si todo nues-

    tro cuerpo se destruye, no quedar pie, ni

    mano, sino solamente cuanto a la comuni-

    dad del vocablo. Porque cada cosa se dis-

    tingue por su propia obra o facultad, de ma-

    n era que pues n o tienen ya el mismo oficio

    o facultad, no se ha de decir que son las

    mismas partes sino en cuanto a la ambige-

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    LA POLTICA

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    misma manera que las partes con el todo.

    Pero aquel que en n in gun a cosa puede hacer

    compaa, o el que por ser para s i mismo su-

    ficiente no tiene necesidad de cosa alguna,

    ninguna parte es de la ciudad ; de manera

    que, o ser bes tia o ser D ios.

    Todos los hombres, pues, tienen natural-

    men te este deseo de vivir en sem ejante com-

    paa. Y el primero que la junt fu autor

    de los mayores y mejores bien es. Porque as

    como el hombre, puesto en su perfecta n atu-

    raleza, es el mejor de todos los an imales, as

    tambin, apartado de la ley y de la justicia,

    es el peor de todos ; porque no hay cosa tan

    terrible corno un hombre injusto con armas

    y poder. Pero el hombre, puesto en poder y

    seor o, modrase con la pruden cia y la vir-

    tud, aunque puede hacer tambin un uso con-

    trario. Por esto, este tal es un hombre sin

    Dios y muy cruel, si no est adornado de

    virtud, y es el ms perdido de todos en lo

    que toca a

    los

    carn ales deleites y al comer.

    Pero la

    justicia es un a cosa poltica

    o civil ;

    porque n o es otra cosa sin o regla y orden de

    la compaa civil, y este juicio es la determ i-

    n acin de lo que es justo.

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    CAPITULO III

    Habiendo dicho de qu partes se compo-

    ne la ciudad, no es forzoso tratar primero

    de la Economa o regimiento de familias,

    pues cualquiera ciudad est compuesta de fa-

    milias.

    Las partes de la Economa son aquellas

    de que la familia se compone ; la cual, si es

    perfecta, consta de siervos y de libres. Pero,

    pues entre las ltimas cosas habremos de in-

    quirir las que son primeras, y

    si las prime-

    ras y

    ltimas partes de la casa son el seor

    y el siervo, el marido y la mujer, el padre

    y los hijos, tendremos que tratar de estas

    tres cosas y lo que cada una de ellas debe

    ser.

    Estas son : la disciplina seoril, la conyu-

    galporque el ayuntamiento del macho con

    la hembra no tiene propio nombre, y la

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    LA POLTICA

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    quirir, de la cual tambin habremos de con-

    siderar su trascendencia.

    Tratemos, pues, primeramente del seor y

    del siervo, para que entendamos lo que ha-

    bremos menester para el uso necesario, y si

    podemos hallar alguna cosa para entender

    esta materia ms apropiada que lo que has-

    ta ahora habremos dicho. Porque a unos les

    parece que la seoril disciplina es ciencia y

    que todo es uno : la disciplina de regir la

    casa y la de regir siervos, y la de adminis-

    trar la repblica, la misma que la de regir

    un reino, como ya dijimos al principio. Otros

    hay que tienen por opinin que el seorear es

    cosa fuera de la Naturaleza, porque la ley es

    la que ordena que ste sea siervo y el otro

    sea libre ; pero que, cuanto a lo natural, no

    difieren en nada,

    y

    que por esto no es cosa

    justa la servidumbre, pues es cosa forzosa y

    violenta. Pero, pues la posesin o alhaja es

    parte de la familia, y el arte de poseer es

    parte

    de la Economaporque sin las cosas

    necesarias ni se puede vivir, ni bien vivir,

    de la misma manera que en las vulgares ar-

    tes de necesidad ha de haber los propios ins-

    trumentos, si ha de darse a la obra su re-

    mate y perfeccin, de la misma manera tam-

    bin es en lo que toca a la Economa. Los

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    RISTTELES

    de la vida, ni es otra cosa la posesin

    que

    abundancia de instrumentos. El siervo, pues,

    es una alhaja viva,

    y

    todo ministro es como

    instrumento que precede a 'todos los otros

    instrumentos. Porque si cada instrumento

    pudiera, cuando lo llamaron o cuando sintie-

    ra que convena, hacer lo que a l le tocaba

    por s mismocomo dicen que lo hacan los,

    instrumentos de Ddalo o las ollas de tres

    pies de Vulcano, las cuales dice el poeta que

    sin llamarlas ninguno salieron de suyo a la

    divina contienda, as tambin si los peines

    por s mismos tejiesen, y la pluma por

    s

    misma tocase la ctara, ni los oficiales ten-

    dran necesidad de ministros, ni los seores

    de siervos. Estos instrumentos, pues, que de-

    cimos son instrumentos de hacer ; pero la po-

    sesin o alhaja, es instrumento de obrar. Por-

    que del peine de tejer procede alguna cosa

    fuera del uso del tal peine ; pero del vestido

    o de la cama slo el

    uso se pretende. Dems

    de esto, pues, el hacer y el obrar son cosas

    diferentes en especie, y lo uno

    y

    lo otro tie-

    nen necesidad de instrumentos ; por }a mis-

    ma razn habr entre los instrumentos la

    misma diferencia. El vivir, pues, es obrar,

    pero no hacer, y por esto el siervo es mi-

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    LA POLTICA

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    vidumbre es cosa fuera de naturaleza, ms

    adelante lo disputaremos. Aunque no es cosa

    dificultosa entender esto por razn y verlo

    por la experiencia de las cosas que suceden.

    Porque el regir y el ser regidos no solamen-

    te es cosa que la necesidad lo requiere, sino

    tambin cosa conveniente ; y ya desde el na-

    , cimiento de cada uno salen unos para ser

    mandados y otros para mandar, y aun hay

    muchas diferencias entre los que mandan y

    tambin entre los que son mandados ; y siem-

    pre es mejor el gobierno de los mejores re-

    gidos, como mejor es gobernar hombres

    que gobernar bestias. Porque siempre es me-

    jor obra la que se realiza por los que son

    mejores, y donde uno rige y otro es regido,

    cada uno tiene su propio oficio, y as, en to-

    das aquellas cosas que se componen de otras

    muchas, entre las cuales hay alguna comuni-

    dad, ora sean continuadas, ora interpoladas,

    parece que hay alguna que mande y rija, y

    otra que sea regida y gobernada.

    Lo dicho puede referirse de todas las co-

    sas animadas, de cualquier naturaleza que

    sean, teniendo en cuenta que las cosas que

    carecen de vida tambin presentan su ma-

    nera especial de seoro y de armona, aun-

    que el tratar de esto cae fuera de nuestra

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    ARIST

    T ELES

    tienen estragada. Porque en los perversos o

    perversamente dispuestos, muchas veces pa-

    recer que el cuerpo rige al alma, por estar

    mal ordenados y fuera de su natural dispo-

    sicin. En el animal, pues, primeramente,

    como decimos, se echa de ver el seoril go-

    bierno y el civil. Porque el alma sobre el

    cuerpo tiene mando de seor, y el entendi-

    miento sobre los afectos, de gobernador y

    re

    y

    ; en los cuales claramente se muestra ser

    conforme a naturaleza y utilidad que el cuer-

    po sea regido por el alma, y la parte que es

    sujeta a los afectos, por el entendimiento y

    por la parte que alcanza uso de razn.

    Pero el querer mandar por igual, o al con-

    trario, es perjudicial a unos y otros. Lo mis-

    mo se observa en el hombre, si se le compa-

    ra con los dems animales, porque los ani-

    males mansos naturalmente son mejores que

    los fieros, y a los unos y a los otros les es

    mejor ser regidos por el hombre, porque de

    esta manera se libran de peligros. Asimis-

    mo, el macho, comparado con la hembra, es

    el ms principal, y ella inferior ; y l es el

    que rige, y ella, la que obedece.

    Pues de la

    misma manera se ha de hacer de necesidad

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    LA POLTICA

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    nados por semejante seoro, pues lo es tam-

    bin en los cosas que estn dichas.

    Todo aquel que puede ser de otro, es na-

    turalmente siervo, y por esto se dice ser de

    otro el que hasta tanto alcanza razn que

    pueda percibirla, mas no la tiene en s. Por-

    que los dems animales sirven no percibien-

    do las cosas por uso de razn, sino por los

    afectos, aunque el servicio de unos y otros

    difiere poco ; pues los unos y los otros no va-

    len en las cosas para el cuerpo necesarias,

    esto es, los siervos y los animales domsti-

    cos y mansos.

    Aun la Naturaleza parece que quiere ha-

    cer los cuerpos de los libres diferentes de

    los de los siervos, pues hace los cuerpos de

    los siervos robustos para el servicio nece-

    sario, y los de los libres, derechos e inti-

    les para obras semejantes, pero aptos para

    la vida civil y su gobierno, el cual est en

    dos tiempos repartido : en tiempo de paz y

    en los menesteres y usos de la guerra.

    Algunas veces suele acontecer al revs

    que unos tengan los cuerpos de hombres li-

    bres, y otros los nimos. Esto, pues, consta

    claramente : que si en slo lo que al cuerpo

    toca hubiese tanta diferencia como hay en-

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    CAPITULO IV

    Aunque algunos afirman lo contrario, bien

    fcilmente puede demostrarse que no tienen

    razn. Porque el servir y el siervo se dice

    de dos maneras : uno hay que es siervo con-

    forme a la leysiendo la ley

    e conformidad o

    consentimiento, por lo cual dicen que los

    que son por guerra vencidos vienen a ser de

    los vencedores. Aunque la justicia de este

    hedao es reprendida por muchos de los que

    tratan de leyes, parecindoles cosa fuerte que

    sea el ms poderoso el que sojuzgue al d-

    bil. Pero la causa de esta cuestin, y lo que

    hace titubear a las razones es que en alguna

    manera la virtud, cuando viene a tener el

    seoro, puede muy de veras forzar, y cual-

    quiera que vence a otro siempre es por ha-

    cerle ventaja en alguna manera de bien, de

    manera que parece que la fuerza no se hace

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    RISTTELES

    que lo ms excelente en virtud no es bien

    que mande y gobierne, ninguna fuerza ten-

    drn, ni persuasin alguna. Pero algunos,

    abrazando fuertemente cierta manera de jus-

    ticia, segn su parecerporque la ley es cier-

    ta manera de justicia, afirman que la ser-

    vidumbre por orden de guerra es cosa justa,

    y juntamente dicen que no lo es, porque pue-

    de ser que el principio de las guerras sea in-

    justo. En fin, ninguno dir que el que es

    indigno de estar en servidumbre, en alguna

    manera sea siervo. Porque si as no fuese,

    acontecera que los que parecen ser ms ge-

    nerosos fuesen siervos, y aun hijos de sier-

    vos, si aconteciese despus de cautivos ven-

    derlos. Por esto, a los tales no pretenden

    llamarles siervos, sino a los brbaros ; y

    cuando esto dijeren no inquieren otro, sino

    lo que de su naturaleza es siervo, como di-

    jimos al principio.

    Por necesidad habremos de confesar que

    hay algunos que, adondequiera que vayan,

    son gente servil, y otros, en ninguna parte.

    De la misma manera habremos de juzgar de

    la nobleza del linaje. Porque a stos, no

    solamente en su propia tierra, pero aun don-

    dequiera que vayan, los tienen por gente

    bien nacida ; pero a los brbaros, en su tie-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    27/257

    LA POLTICA

    7

    del uno

    otro sexo hubo alcanzado

    de raz, descendientes de los cielos.

    Cuando se dicen 'rosas semejantes, con

    sola la virtud y el vicio distinguen al sier-

    vo del hidalgo, y tambin los claros y los

    oscuros en linaje. Porque se pretende que,

    as como de los hombres se producen hom-

    bres, y de las fieras, fieras, as tambin de

    los buenos han de proceder los hijos buenos.

    Y

    a Naturaleza pretende hacerlo as, de

    modo cierto ; pero muchas veces no puede

    salir con su propsito. Consta, pues, que

    esta cuestin tiene alguna razn para dudar

    de ella, y que hay algunos que de suyo son

    gente servil, y otros hidalgos ; estando esto

    de tal modo repartido, que al uno le cumple

    el servir y al otro el mandar, y el hacerlo de

    est manera es cosa justa y conveniente para

    que uno mande y otro obedezca en aquel

    gnero de gobierno para el que fueren aptos

    respectivamente. Por la misma razn, en el

    gobierno seoril, lo que mal se hace, a uno

    y a otro

    le

    es perjudicial, y lo que convie-

    ne al todo conviene a la parte, lo mismo al

    cuerpo que al alma ; pues el siervo es una

    parte del seor, como una cosa animada de

    su cuerpo, pero apartada de l. Por esto

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    28

    RISTTELES

    y la de gobernar Repblica, ni ningn otro

    gnero de seoro es lo mismo, como algu-

    nos dicen ; porque la disciplina de Rep-

    blica es el arte de gobernar gente natural-

    mente libre ; pero la del seor es arte de

    regir gente sierva, y la disciplina de la Eco-

    noma .es monarqua, porque toda familia

    es regida por un seor, mientras que la dis-

    ciplina de la Repblica es gobierno de gente

    libre y de igualdad.

    El ser seor no se dice conforme a ciencia,

    sino por tener dominio y seoro, y de la

    misma manera ha de entenderse el ser sier-

    vo y el ser libre. Por lo mismo ha de haber

    disciplina seoril y tambin servil. La dis-ciplina servil es como aquella que ensea-

    ba uno en Siracusa de Sicilia, adoctrinan-

    do a los criados las diversas maneras de ser-

    vicios y percibiendo emolumentos por su

    labor.

    Las artes, cuando son de este jaez, todas

    son artes serviles ; pero la ciencia seoril

    consiste en saberse servir bien de los cria-

    dos. Porque el ser uno seor no consiste en

    poseer los siervos, sino en saberse servir de

    ellos. Esta ciencia, pues, no contiene en s

    ninguna cosa ilustre ni de fama, porque lo

    mismo que el siervo ha de saber hacer, eso

    mismo ha de saber mandarle el seor que

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    CAPITULO Y

    Pero la ciencia de adquirir es diferente

    de todo lo indicado, a manera de un arte

    justo de hacer la guerra o de cazar.

    Ahora consideraremos generalmente la

    posesin y el arte de adquirir, y esto por el

    orden que nos habamos propuesto ; pues de-

    camos que el siervo es una parte de la ha-

    cienda.

    Primeram en te, pues, podra dudar alguno

    si el arte de adquirir es un a m ism a cosa que

    la Econ oma, o si es parte de ella, o tambin

    si es ar te sujeta a ella.

    Pero en lo que hay mayor duda y dificul-

    tad es en averiguar si el arte de adquirir es

    diferente de la Economa. Porque el oficio

    del que adquiere cons iste en ver de dn de se

    podr sacar dinero y adquirir la posesi n de

    cosas ; y la posesin tiene varias partes, y de

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    30

    RISTTELES

    gran diversidad de maneras de vivir, as en-

    tre los hombres como tambin entre los otros

    animales, los cuales no pueden vivir sin man-

    tenimientos. Por lo que resulta, que la di-

    versidad de mantenimientos ha hecho las

    vidas de los animales

    ,

    diferentes : as vemos

    que hay unas bestias que viven en manadas

    y

    otras solitarias y apartadas unas de otras,

    segn les conviene para su mantenimiento,

    por cuanto unas se mantienen de carne, otras

    de frutos y otras de todas las cosas. De mo-

    do que ya la Naturaleza les reparti la ma-

    nera de vivir conforme a la facultad y elec-

    cin del mantenimiento que convena a cada

    una.

    Pues como no place a todos naturalmen-

    te una misma cosa, sino que unas agradan a

    unos otras a otros, de ah las diferen-

    tes vidas de los que se mantienen de carnes

    o de frutos.

    Lo mismo acontece en las vidas de los hom-

    bres ; porque tambin las vidas de stos son

    entre s muy diferentes. Los muy flojos y

    perezosos hcense pastores ; otros viven de la

    caza, y entre stos, unos diferentemente

    de otros, como ahora : en que unos viven

    salteando caminos, otros pescando (como

    son los que viven junto a las lagunas, estan-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    1

    vida contratan do ni revendien do son el pas-

    tor, el labrador, el salteador, el pescador y

    el cazador. Otros hay que mezclando unas

    maneras de vida con otras, segn su gusto,

    suplen de este modo lo que les falta para

    los menesteres de la vida.

    Esta manera de adquirir parece que la

    concedi la naturaleza a todos los seres des-

    de que nacen. Porque desde el principio de

    su generaci n hay un os an imales que sacan

    cons igo tanto man ten imiento cuanto les bas-

    te para si, como los que paren animal vivo,

    de s mismo tienen mantenimiento hasta

    cierto tiempo, que es la n aturaleza de aque-

    llo que llamamos leche.

    De la misma man era lo hemos de conside-

    rar en lo que se refiere a los adultos, como

    en las plantas que sirven para los anima-

    les, y los dems animales para los menes-

    teres y usos de los hombres : los mansos y

    dom sticos para el servicio y m an ten imien -

    to, y los fierossi no todos, los mspara

    el mantenimiento y para que se hagan de

    ellos vestidos o algunos otros in strumen tos.

    Pues, si la Naturaleza ninguna cosa hace

    imperfecta ni sin objeto, habremos de con-

    fesar que todo ha sido hecho para el ser-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    32

    RISTTELES

    U n a especie, pues, del arte de poseer n a-

    turalmente es parte de la Economa, la

    cual ha de tener en s o proveerla de ma-

    nera que haya abundancia de las cosas, de las

    cuales se puedan sacar dineros, los cuales

    son para pasar la vida necesarios, y muy ti-

    les para la conservaci n de la compaa, as

    civil como familiar. Y aun parece que lo

    que verdaderamente se ha de llamar ha-

    cien da son los din eros, porque el ten er sufi-

    cien temen te abun dancia de ellos para pasar

    bien la vida tiene su trmino,

    y

    n o es, co-

    mo dice Sol n en su poesa :

    Ningn lmite hay puesto a los mortales

    en la codicia

    y copia del dinero.

    Porque realmente lo hay as en las de-

    ms artes ; puesto que en n in guna hay in s-

    trumento infinito ni en nmero ni en gran-

    deza ; y el din ero es copia abundan te de in s-

    trumentos, as para regir la familia como

    tambin para el gobierno de la Repblica.

    Queda, pues, probado cmo, as en los

    que gobiern an familia como en los que ad-

    ministran Repblica, existe la facultad de

    poseer y la causa de ella.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    CAPITULO VI

    Hay otra manera de posesin, la cual lia-

    nian arte de adquirir dineros, y es justo

    que se llame as, por no haber otro trmino

    para designar las riquezas y posesiones.

    La permutacin de las cosas comenz

    primeramente por naturaleza, por razn

    que de las cosas necesarias para el vivir

    unos hombres estaban ms provistos que

    otros. De aqu se colige que el arte de re-

    vender las cosas, naturalmente, no se com-

    prende en el arte de adquirir dineros. Por-

    que de necesidad haban de hacer el contra-

    to o permuta entre s, segn y cuanto a ellos

    les bastase.

    En la primera compaa, pues, quiero

    decir en la familia, claramente consta que

    no lene que ver el arte de revender sino

    cuando ya la compaa viene a multiplicar-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    34

    RISTTELES

    maneras de sus contratos, puesto que per-

    mutan unas cosas tiles por otras, dando

    y

    recibiendo vino por trigo y otras mercan-

    cas semejantes.

    Esta manera de contratar ni est fuera

    del uso natural ni tampoco en especie algu-

    na del arte de adquirir dinero ; porque sola-

    mente sirve para suplir lo que falta o esca-

    sea para el mantenimiento natural. Pero es

    innegable que de sta naci la otra confor-

    me a la razn. Porque como haba de ve-

    nir de lejos el socorro, adquiendo lo que

    haba de menester y llevando lo que les so-

    braba, por necesidad hubo de introducirse el

    uso del dinero, ya que todas las cosas que

    son necesarias para la vida no era fcil trans-

    portarlas. Por esto acordaron entre s dar y

    recibir, unos y otros, en sus contrataciones,

    alguna cosa tal que siendo til tuviese ma-

    yor facilidad para el trueque, como son ,el

    hierro, la plata y otros semejantes, objetos.

    Al principio, solamente lo tasaban por

    cierta cantidad y peso ; pero despus, por

    librarse de la fatiga de pesar, pusironle

    o o sello. Este se colocaba para indicar

    la

    cantidad.

    Inventado, pues, el uso del dinero, per la

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    POLTICA

    pio oficio estriba en entender de dnde se

    podrn sacar y ganar muchos dineros, ya

    que es te arte es el que da las, riquezas.

    Otras veces, si se

    . considera el dinero,

    parece cosa de van idad

    y niera, y que so-

    lamente es una ley ;

    p

    e

    r

    o

    ,

    n aturalmen te n o

    es nada ; porque si los que de l se sirven

    se cambiaran , n o tendra n in gn valor n i sir-

    ve para cosa alguna de las que son necesa-

    rias para la vida. Y acon tece que

    :. e l

    que est

    muy rico de, din eros , con todo esto carezca

    del necesario susten to ; parecien do un a sin

    razn que las riquezas sean de tal manera

    que aquel que las posee pueda perecer de

    hambre, como cuen tan las fbulas de Midas,

    del cual, por la insaciable codicia que tena

    de dinero, decan que todo lo que tocaba se

    le converta en oro. Por esto, los hombres.

    buscan otra man era de riquezas y, :otra ma-

    nera de adquirir, no faltndoles razn para

    ello. Porque hay otra manera de adquirir

    y

    otro gn ero de riquezas con forme a natu-

    raleza, .y este arte de adquirir semejantes

    riquezas es la Economa,

    Porque el arte de los mercaderes es arte

    de sacar dineros, no de cualquier manera,.

    sino contratando con el dinero ; y parece

    que este arte consiste en el dinero,. porque

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    3 6

    RISTTELES

    ms ellas desean hacer y ejercitar ; pero a

    los

    medios que van encaminados al fin, trmino

    les ponen ; porque el fin que pretenden es el

    trmino de cada una ; de la misma manera,

    en el fin de este modo de adquirir no hay

    trmino, siendo su mvil nico el dinero y

    las riquezas..

    La disciplina de regir la casa, que no es

    arte de ganar dineros, tiene su trmino y su

    fin, porque el oficio propio de la Economa no

    es ganar dineros. Por esto parece que en la

    Economa todas las riquezas, por necesidad,

    han de tener su trmino y su lmite, aunque

    por lo qu se acostumbra parezca lo contra-

    rio, ya que todos los que adquieren hacienda

    pretenden acrecentar su dinero sin trmino

    ninguno, lo cual proviene de la gran afini-

    dad que hay entre ambas partes, aunque se

    vara el uso de una misma cosa, siendo di-

    ferente del de el arte de adquirir, porque de

    un mismo uso es el poseer, aunque no por

    una misma razn. La Economa tiene otro

    fin diverso,

    y

    el arte

    de

    adquirir solamente

    acrecentar el dinero. De manera que a al-

    gunos les parece que acrecentar la hacienda

    es el oficio propio de la Economa, y estn

    firmes en esta opinin, o sea, que' la pose-

    sin del dinero o se ha de conservar

    o au-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    37

    tener aquellos que se requiere para las nece-

    sidades corporales, y como esto parece tam-

    bin que es una manera de adquirir y poseer,

    toda su conversacin y trato estriba en la ad-

    quisicin de dinero, y de este modo de adqui-

    rir procedi el otro. Porque, como el gozar es

    excesivo, procuran todo aquello que les con-

    serve en el exceso de gozar, y si para esto

    no les basta el arte de adquirir dineros, para

    tener abundancia de ellos procuran buscar

    otros medios, aprovechndose para esto de

    todo gnero de fuerzas, aunque no confor-

    me a la naturaleza de ellas. Porque el oficio

    de la fortaleza no es hacer dineros, sino ha-

    cer los nimos valientes ; ni tampoco es ofi-

    cio del arte de Capitn ni de la Medicina

    hacer dineros, sino, de la una, conseguir la

    victoria, y de la otra, reparar la salud. Pero

    los hombres convierten todas las artes en

    ganancia, como si ste fuese el ltimo fin.

    Ya hemos dicho cuanto se refiere al arte

    de adquirir no necesaria, qu arte es y por

    qu causa tenemos necesidad de ella. y

    bin hemos tratado del arte necesaria de

    adquirir, cmo es diferente de la otra y que

    la natural Economa es la que considera lo

    que toca al mantenimiento, no con infinita

    codicia como aquella otra, sino con codicia

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    38/257

    o o

    ;

    Manifiestamente,' pues, 'se -ve

    ,

    1 o

    , que l

    principio se dudaba : si el arte 'de 'adquirir'di-

    nerbs era parte de la Economa y 'referente

    al

    gobierno' de la :Repblica, o 'si

    11 0' lo:era',

    p

    ero

    .

    convena que precediese . Porque as

    cmo la

    '

    disciplina del -gobierno pblico no

    hace a los 'hombres, sino

    .

    que turnndolos ' d

    la Naturaleza se sirve

    y-

    aprovecha de- ellos,

    de la Misma manera el mantenimiento lo ha

    de Producir

    y dar la -tierra o el mar,. y de

    ah conviene que el gobernador de la familia

    disponga y ordene estas cosas como 'Corres-

    ponda. Porque no toca al arte' del tejer el

    hacer las hilazas, sino servirse de ellas

    y

    entender cul es buena y conveniente y cul

    Mala' y sin provecho. De la misma manera

    podra dudar alguno por qu el arte de ad-

    quirir ha de ser parte de la Economa y no

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    EA

    39

    gendrado. Por esto es n atural a Modos el arte

    de adquirir de los frutos y d TO S an imales ;pero como sta es de dos man eras, como he-

    mos dicho,

    y

    una de ellas es el arte de ven-

    der y

    comprar, y otra el arte de regir la fa-

    milia,

    y esta postrera es la n ecesaria y la ms

    dign a de alabanza ; porque la primera es in-

    constante y vituperada con mucha razn

    (porque no adquiere con forme a la n aturale-

    za, sino tomando de unos y de otros), y as

    es reprendida la manera de adquirir con lo-

    gro y usura ; porque del mismo dinero pre-

    tende sacar ganancia, y no de aquello para

    que fu in ven tado el uso del dinero, esto es,

    para uso de los contratos. Pero la usura se

    acrecienta a si misma ; por lo cual se llam

    en griegos

    Locos,

    que quiere decir parto, ya

    que ste es semejante a quien lo pare, y el

    logro es dinero parido de otro dinero. De

    manera que, entre todos los modos de ad-

    quirir, ste es el ms contra natura.

    Ya hemos declarado bastante en lo que

    respecta al conocimiento del arte de adqui-

    rir ; conviene ahora que declaremos

    lo que

    se refiere a la prctica y uso de ella.

    Estas, pues, son las partes tiles del arte

    de adquirir : tener experiencia en lo que se

    refiere a la posesin, distinguiendo las co-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    40

    RISTTELES

    tores, como son Cares Pario y Apolodoro Le-

    mino, de la agricultura,

    yde la misma mane-

    ra otros de varios gneros de cosas, las cua-

    les, el que las habr menester, de all podr

    tomarlas y entenderlas.

    Ser tambin utilsimo entender y recopi-

    lar las diversas cosas que en diversas partes

    estn escritas, por medio de las cuales al-

    gunos se hicieron ricos. Todas estas cosas

    son provechosas para aquellos que tienen en

    mucha estima el adquirir riquezas, como se

    escribe de Tales el milesio, aunque de l

    se cuenta por su sabidura.

    Vituperndole una veza Talesciertas

    gentes por su extremada pobreza, y despre-

    ciando la Filosofa, corno cosa sin utilidad,

    se refiere que hubo de conocer por la Astro-

    loga que aquel ao haba de cosecharse mu-

    cho aceite, siendo an invierno, y que, corno

    tena poco dinero, arrend sobre prendas

    todos los molinos de aceite que haba en Mi-

    leto

    en Cho por poco precio, como no

    hubiera quien diese ms por ellos. Pero cuan-

    do vino el tiempo de la cosecha todos pro-

    curaban recoger prestamente sus olivas y l

    alquilaba los molinos al precio que quera,

    y sacando de esta manera muchos dineros

    mostr cmo es fcil que se enriquezca un

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    41/257

    LAPOLTICA

    1

    En Sicilia hubo cierto individuo que com-

    pr todo cuanto hierro haba en las herre-

    ras. Despus, como los mercaderes venan

    a comprarlo, lo enajenaba sin gran exceso

    en el precio, y de este modo, con cincuenta

    talentos que empleara en el negocio, gan

    otros cincuenta y los hizo ciento. Cuando

    lo supo Dionisio (1), le mand que se lle-

    vase su dinero ; pero no le permiti por ms

    tiempo residir en la ciudad, corno a persona

    que haba descubierto un modo de renta

    nada provechosa para el inters del comn.

    La consideracin, pues, de Tales y del

    ltimo citado fu la misma, toda vez que

    ambos procuraron con su maa acaparar la

    mercanca. Mucho importa conocer esto a

    los gobernadores de la Repblica, porque

    muchas ciudades tienen necesidad de dineros

    y de semejantes rditos, de la misma mane-

    ra que la casa, y aun con ms urgencia.

    Por lo cual han de tener cuenta de ello los

    que administren la Repblica.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    42/257

    CAPITULO VIII

    Siendo tres las partes de la Economa :

    una la seorilde la cual ya hemos trata-

    do, otra la paternal,

    y

    la tercera la con-

    yugal (porque el varn ha de tener seoro

    sobre la mujer y los hijos como sobre per-

    sonas libres, pero no con una misma mane-

    ra de gobierno, pues con la

    mujer ha de

    tener seoro civil, y sobre los hijos real),

    tendremos que ver ahora los fundamentos

    sobre los que se apoyan las dos ltimas.

    Consta que las mayores dificultades que

    se ofrecen en el gobierno de la casa son los

    hombres, mayor an que de la posesin de

    las cosas sin nima,

    mucho ms de la

    virtud

    , de ellos que de la mejora de la po-

    sesin', que llamamos riquezas o bienes de

    fortuna,

    ms cuenta se tiene con los li-

    bres que con los siervos. Primeramente,

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA3

    al servicio corporal. Ambas partes presen-

    tan dificultades ; pues, qu diferencia ha-

    br entre el libre

    y

    el esclavo? Y

    si

    n o las

    hubiera no estara todo ello fuera de razn,

    puesto que los siervos son tambin hombres

    y

    estn dotados de inteligencia y discurso.

    Esta cuesti n es parecida a la que se ofre-

    ce al tratar de las mujeres y de los hijos, y

    considerar si tiene alguna virtud propia,

    y

    si es con ven ien te que la mujer sea templada

    en

    su

    vivir, valerosa y

    justa, y si hay hijos

    disolutos y

    otros templados.

    Conviene tambin 'observar si, tanto el

    que manda como el que obedece, han de

    tener unas mismas virtudes o las requieren

    diferentes, porque si es necesario que tanto

    uno como el otro participen de bondad in-

    signe, que razn hay para que uno siem-

    pre mande

    y

    el otro obedezca?

    Porque estos tales no pueden diferir en

    slo ms y menos, pues el mandar

    y

    obede-

    cer difieren en especie,

    y

    decir que en uno

    se requiera virtud y en el otro no, parecer

    cosa fuera de razn, porque si el que man-

    da no es templado ni justo, cmo mandar

    bien y como debe? A dems , el que ha de ser

    regido, cmo dejar regirse bien? Porque

    si es disoluto y cobarde, ninguna cosa har

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    44/257

    44

    RISTTELES

    que hay una parte que naturalmente gobier-

    na y otra que naturalmente obedece, dicien-

    do de ambas que tienen virtudes diferentes,

    que son la parte que es capaz de razn

    y la

    que carece de ella. Claramente, pues, se en-

    tiende que ocurre de la misma manera en

    todo lo dems.

    Del mismo modo que hay naturalmente

    diferencia de cosas, as tambin las hay en

    el mandar y obedecer, porque de una ma-

    nera seorea el libre al siervo, de otra el

    varn a la mujer, y de otra el padre al hijo,

    y todos stos tienen las mismas partes del

    alma ; pero de manera diferente. As, el

    siervo, de ninguna manera tiene la parte

    que toca a la consulta ; en cambio, la tiene

    la mujer, aunque no sirve de ninguna cosa.

    Tambin la tiene el nio, aunque en grado

    imperfecto.

    Del mismo modo referido podemos decir

    de las virtudes morales, de las cuales ha-

    bremos de reconocer que todos ellos partici-

    pan ; pero no de una misma manera, sino en

    cuanto son necesarias para satisfacer su ofi-

    cio. Por esto, el que ha de gobernar ha de

    tener virtud moral perfecta (porque la obra

    se atribuye siempre al principal artfice, y en

    esto el artfice principal es la razn) ; pero

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    5

    orates juzgaba que era, sino que la fortale-

    za del varn es fortaleza que gobierna, y la

    de la mujer la que obedece. De la misma

    manera en todas las otras especies de vir-

    tudes. Esto lo ven claramente los que las

    consideran en particular. Porque los que di-

    cen as, en comn, que la virtud es tener el

    alma bien dispuesta o consiste en el obrar

    bien o cosa semejante, a s mismos se en-

    gaan.

    Mucho mejor hablan los que cuentan las

    virtudes por menudo, como G-orgas, que los

    que las defienden de otro modo. Por esto con-

    viene que, como el poeta dijo de la mujer,

    as tambin entendamos que pasa en todo

    lo dems :

    Muy bien le est a la mujer

    y mucho lustre le da

    el silencio ; mas no est

    al varn bien mudo ser.

    Cosa cierta es que el nio es imperfecto,

    y que su virtud no se ha de conferir con el

    mismo, sino con el varn perfecto que go-

    bierna ; y de la misma manera el siervo

    respecto del seor. Dijimos ya que el siervo

    era til para las necesidades, por lo cual

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    46

    RISTTELES.-

    sus obras como deben. Acaso podamos de-

    cir que de esto a aquello hay mucha dife-

    rencia, porque el siervo no es compaero en

    la comunidad de la vida, pero el oficial est

    muy lejos de nosotros y alcanza tanta vir-

    tud como es la parte de servidumbre que le

    toca. Porque el bajo oficial tiene una particu-

    lar manera de servidumbre, y el ser siervo.

    es de las cosas que suceden por va de natu-

    raleza ; pero zapatero, ni oficial de cualquier

    tro oficio, ninguno lo es por su nacimiento.

    Consta, asimismo, que el seor ha de ser

    causa de que el siervo tenga esta manera de

    virtud ; aunque no de tal modo que posea

    la' ciencia seoril de ensear a los criad-os

    sus oficios propios. Por esto, no dicen bien

    de los que privan a los siervos del uso de

    la razn y afirman que slo debe pertene-

    cerles el realizar lo que les manden, porque

    mayor exhortacin se ha de hacer a los

    siervos que a los nios.

    Por lo que respecta al varn y a la mu-

    jer, a los nios y al padre, y de las virtudes

    de que cada uno debe estar adornado ; cmo

    se han de comportar unos con otros ; lo que

    les est bien y lo que no les est, y cmo de-

    ben cumplir lo que les conviene y huir de lo

    perjudicial, lo habremos de tratar ms ade-

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    LI RO SEGUNDO

    CAPITULO PRIMERO

    Siendo nuestro propsito tratar por ex-

    tenso la civil comunicacin, la cual es la ms

    principal de todas las compaas para que

    los ms puedan vivir conforme a sus deseos,

    conviene tambin que consideremos las de-

    ms disciplinas de gobierno pblico, de las

    cuales se aprovechan y sirven algunas ciu-

    dades de las que se tienen por mejor regi-

    das y gobernadas y poseen mejores leyes,

    como tambin de las otras formas de go-

    bierno, por algunos tratadas, y que parezcan

    tener en s buena disciplina de gobierno,

    para que de este modo se eche de ver lo que

    est bien y lo que es til, y al mismo tiem-

    po para que al considerar o inquirir algo di-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    9

    Primeram en te, pues, habremos de comen-

    zar por lo fundamental, esto es : los lazos

    comunes en tre unos y otros ciudadanos ; pues

    es de necesidad que todos ellos o han de tener

    todas las cosas comunes o ningunas, o unas s

    y otras no. El afirmar que no han de tener

    n ada en comn n o se ajusta a la razn , por-

    que el regimien to de la Repblica es un a co-

    municacin.

    En primer lugar, pues, han de ten er corno

    necesidad comn el lugar y

    asien to de la ciu-

    dad, ya que el territorio es s lo uno y los ciu-

    dadanos son participan tes de l.

    Pero podremos decir acaso que es ms

    conveniente que la ciudad, donde cmoda-

    mente se ha de habitar, tenga comn todo

    lo que se puede comun icar, o que convien e

    ms que tenga unas cosas comunes

    y

    otras

    n o ? Porque puede acon tecer que los vecin os

    de la ciudad ten gan en tre s comun es los hi-

    jos, las mujeres, las poses ion es, como en

    La

    Repblica,

    de Plat n . Porque all Scrates es

    de parecer que conviene que los hijos, las

    mujeres y las haciendas sean comunes. Di-

    remos, pues, que

    .

    es mejor que todo esto se

    halle de la manera como hoy est o conforme

    a la ley que se dispone en aquella Repblica ?

    Tiene, realmen te, aquella comunidad de las

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    50

    RISTTELES

    surta manera puede conformar. De cmo se

    haya de distinguir y repartir todo esto no se

    habla all palabra alguna. Digo de cmo ha

    de ser una ciudad, casi presuponiendo que es

    cosa muy importante que sea muy una, por-

    que esto es lo que en aquella obra se propone

    tratar.

    Manifiesta cosa es que si en esto pasa muy

    adelante y viene a hacerse muy una, ya no

    ser ciudad. Porque la ciudad es, natural-

    mente, multitud, y si mucho se viene a hacer

    una, de ciudad se har familia, y de familia

    un hombre solo. De manera que, aunque fin-

    gisemos que se pudiera hacer una cosa como

    sta, no convendra que se hiciese, porque

    sera destruir del todo la ciudad, la cual no

    slo consta de muchos hombres, sino de muy

    diferentes en especie. Porque la ciudad no se

    constituye con personas semejantes, siendo

    distinta cosa de la guerra, en que la utilidad

    depende de la multitud, aunque toda sea de

    una misma especie.

    Tambin habr diferencia entre la ciudad

    y la nacin cuando la muchedumbre de las

    mismas no est repartida por aldeas, sino

    como los de Arcadia ; pero aquellas cosas de

    que se ha de componer una tercera han de

    ser diferentes en especie. Por esta razn, lo

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    LA POLf TICA

    1

    dan y gobiernan, como si se trastrocasen los

    zapateros y los arquitectos, y no fuesen unos

    mismos siempre zapateros o siempre arqui-

    tectos, Pues, si es mejor que las cosas que

    tocan a la civil compaa se estn de este

    modo, podra preguntarse si no sera tal vez

    ms conveniente que siempre gobernasen

    unos mismos. Pero donde no es posible, por

    ser todos, naturalmente, iguales, es muy jus-

    to que todos participen del gobierno, bien sea

    bueno, bien sea malo, y procurar por todos

    los medios vivir en igualdad, como lo hacan

    los del primer tiempo. Porque, en parte, unos

    mandan y otros son regidos por sus veces,

    corno quien se convierte en nueva persona.

    De la misma manera, unos gobernadores de

    Repblica rigen un cargo y otros rigen otro.

    De todo esto se colige claramente que no

    puede ser una la Repblica de la manera que

    algunos dicen, y que aquello que constituye

    para ellos el mayor bien de las repblicas es

    lo que las destruye, y, por el contrario, lo que

    es el propio bien de cada cosa es lo que la

    conserva. Tambin se colige, por otra parte,

    que el procurar hacer muy una la ciudad no

    es lo mejor del mundo, porque ms bastante

    es para s misma una familia que no un hom-

    bre solo, y una ciudad ms que una familia.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    CAPITULO II

    Aunque lo dicho- anteriormente fuese lo

    ms conveniente, esto es; el ser muy una la

    compaa, no parecera muy cierto si todos

    juntamente dijeran : mo y no mo. Porque

    esto le parece a Scrates ser seal de que la

    Repblica sea perfectamente una. Porque

    esto de decir todos entindese de dos mane-

    ras ; pues si se entendiese que cada uno por

    s dijese : mo yno mo, acaso sucediera me-

    jor lo que Scrates pretende. Porque cada uno

    dira de uno fue es su hijo, y de una misma

    mujer que es suya ; y en lo que respecta a la

    hacienda y a las dems cosas, ocurrira lo

    propio. No lo entienden de este modo los que

    tienen las mujeres comunes y los hijos, sino

    que todos los tengan as en comn ; pero no

    como cosa que

    .

    particularmente sea suya. Y

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    3

    desigual ; y aun en las disputas hace argu-

    mentos litigiosos. De manera que el decir

    todos es

    lo

    mismo que afirmar que de una

    manera es bueno, aunque imposible,

    de

    otra manera es cosa ajena de todo buen en-

    tendimiento y de toda concordia. Adems,

    hay otro inconveniente en esto que decimos ;

    porque de lo que es comn a muchos se tie-

    ne menos cuidado que de lo propio. As acon-

    tece con los criados, donde algunas veces los

    muchos sirven peor que los pocos. De este

    modo, a cada ciudadano le saldran mil hi-

    jos, no como suyos precisamente, sino que

    con el primero que topara, y todos tendran

    que preocuparse por los hijos de los dems,

    sin cuidarse de quin los engendr. No es

    mucho mejor que cada uno pueda decir : ste

    es mo? Y as a un mismo hombre se le llama

    hijo, hermano o primo, segn el grado de pa-

    rentesco que con l se tenga, lo cual es ms

    conveniente para, que se conozcan y se amen

    unos a otros.

    Algunos gegrafos nos dicen que existen

    en el Africa superior ciertas gentes que tie-

    nen comunes las mujeres, y que los hijos que

    nacen de ellas se los reparten conforme a las

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    54

    RISTTELES

    jantes, con las consecuencias anejas de dis-

    turbios y muertes, forzadas y voluntarias,

    con acompaamiento de palabras injuriosas

    y continuas reyertas. Estas cosas se evitan

    por el conocimiento mutuo de padres, her-

    manos e hijos.

    Otro inconveniente se presenta al tener

    los hijos en comunidad ; pues no slo se evita

    que se junten los que se aman ; pero no se

    prohibe que no se amen, siendo gran feal-

    dad que se crucen padres e hijos y hermanos

    con hermanas, pues aun el amarse solamente

    por aquella razn es cosa torpe.

    El mayor bien que puede disfrutarse en las

    ciudades es la amistad, porque, existiendo

    sta, habr en ella menos disensiones. Esto

    de ser muy una la ciudad encarcelo Scrates

    en grado sumo, lo cual, segn l dice, es el

    resultado de la amistad, como vemos que con-

    firma Aristteles en su

    D ilogo del am or,

    cuando dice que los enamorados, por lo mu-

    cho que se quieren, desean juntarse en uno,

    y de dos que son, en uno convertirse. En

    stos, pues, por necesidad, uno o ambos ha-

    brn de corromperse.

    Pero en la Repblica, necesariamente ha-

    br de enfriarse la amistad cuando exista se-

    mejante comunidad, y con menor afecto di-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLITICA

    5

    necesidad de tener tanta cuenta en el gobier-

    no de la Repblica, como se requiere el tener

    el padre con los hijos o los hijos con el padre,

    o los hermanos entre s.

    Porque dos cosas hay que hacen a los hom-

    bres tener ms solicitud y cuidado de las co-

    sas

    y

    cobrarles mayor aficin : el serles pro-

    pias y el estar enamorados de ellas ; de las

    cuales ninguna puede haber en los que de

    aquel modo administraren la Repblica.

    Adems, el transportar los hijos que na-

    cieren de labradores y oficiales a soldados, o

    viceversa, es gran revuelta y Babilonia.

    Asimismo, todo aquello que arriba deca-

    mos ha de suceder por necesidad con los lti-

    mos, esto es : los agravios, amores y muer-

    tes. Porque ya no tendrn a los soldados por

    hermanos, ni por hijos, ni por padres. los que

    a otro gnero de ciudadanos fueren transpor-

    tados, y de la misma manera de vivir. De

    suerte que el respeto de la genealoga y pa-

    rentesco no les refrenar de hacer cualquier

    cosa de aquellas.

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    CAPITULO III

    Ya hemos determinado lo referente a la

    comunidad de los hijos y mujeres. Sguese,

    tras esto, el considerar lo que toca a las po-

    sesionesde qu manera han de ordenarse

    por los q

    e

    ue han de regir la Repblica, con-

    forme a la mejor manera de gobierno. La pri-

    mera cuestin es la de si conviene

    o

    no con-

    viene que las posesiones de las cosas sean

    comunes pero esto lo puede discutir cual-

    quiera, independientemente de lo establecido

    acerca de los hijos y mujeres. Hablo, en lo

    referente a las posesiones, si es mejor que

    estando repartidas, como hoy da lo estn

    por todas partes, deba ser comn la propie-

    dad de ellas y el servicio de las mismas ; o

    que las granjas y huertos estn divididos,

    como estn, y que los frutos que se obtienen

    se traigan a montn comn, como hacen al-

    gunas naciones, o, por el contrario, que la

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    LA POLTICA

    7

    niencia de que tierras y frutos fueran co-

    munes.

    Si los que cultivaran la tierra fueran dife-

    rentes de los que la gozaran, ya constituira

    otra manera ms fcil de negociar ; pero co-

    mo tuvieran que trabajarlas ellos mismos,

    presentara ms dificultades el problema de

    la posesin, porque no siendo los hombres

    iguales en el gozar de los frutos y la diligen-

    cia y trabajo para obtenerlos, habra muchas

    quejas contra los ms favorecidos y menos

    trabajadores.

    Par lo general, el poseer las cosas en co-

    mn ofrece serias dificultades, especialmen-

    te cuando median intereses encontrados. Es-

    to se observa en las compaas de los que

    caminan juntos, los cuales rien por minu-

    cias propias de nios. Asimismo, altercamos

    ms con los siervos que nos sirven frecuen-

    temente.

    El poseer en comn las haciendas tiene

    graves inconvenientes ; pero el orden actual

    establecido, con leyes justas, evita muchos

    conflictos, porque as se obtiene todo el bien

    de ambas maneras de poseer la propiedad.

    Llamo ambas maneras de poseer la propie-

    dad a tenerlas en comn y propias. Porque,

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    58

    RISTTELES

    dice el adagio vulgar, comunes las cosas de

    los amigos.

    Para que no tengamos por imposible lo re-

    ferido, bastar con l caso que nos ofrecen

    algunas ciudades en que esta ley est estable-

    cida, y muy especialmente en aquellas en

    que mejor regidas estn y en donde el vivir

    es ms grato. En ellas, digo, hay unas cosas

    que son comunes y otras que pueden serlo.

    Porque teniendo cada una su propia posesin,

    unas cosas son tiles para los amigos, y de

    otras se sirven en comn. En Lacedemonia

    todos se sirven de criados comnmente como

    si fueran propios, y aun de los caballos y de

    los perros, para las necesidades que les ocu-

    rrieran en el campo.

    Consta, pues, que es ms conveniente que

    las posesiones sean propias de cada uno, y

    comunes en cuanto al servirse de ellas. De

    cmo haya de ordenarse todo esto es misin

    que corresponde al legislador. Adems, para

    el propio contentamiento, ha de notarse la di-

    ferencia que existe entre poseer una cosa o

    no tenerla. No en balde tiene cada uno gran

    amistad consigo mismo Cosa en extremo na-

    tural, aunque suele vituperarse, que se ena-

    more uno de si mismo ; que no es lo mismo

    tenerse aficin que exagerarla mucho ms

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    9

    Pero los que desean hacer muy una la ciu-

    dad no admiten esto. Dejo aparte que los que

    tal intentan destruyen del todo las obras de

    dos virtudes, que son : la templan za cerca de

    las mujeres (porque es obra hon esta el refre-

    n arse de la mujer ajen a por amor de la tem-

    planza) y la liberalidad acerca de las posesio-

    nes. Porque ni se mostrar nadie liberal ni

    realizar acto alguno liberal, por cuanto el

    ejercicio de la libera lidad con siste en el uso

    de las posesiones.

    Este procedimien to parece ser el ms apa-

    cible y conforme al amor de los hombres,

    porque quien lo oye lo acepta de buen grado,

    creyendo que de esta manera existir entre

    todos una maravillosa con vivencia, especial-

    men te si se corrigen los males que an exis-

    ten en la ciudad, como los que proceden de

    n o ser comun es las haciendas y por los plei-

    tos que se suceden de los contratos y de la

    in terpretaci n de los mismos.

    Es tambin necesario como ya se dijo

    ms arriba que, siendo muchedumbre por

    la doctrina, se haga comn y una ; y quien

    preten diere in troducir la doctrina en la ciu-

    dad, con objeto de hacer la

    buena y amadora

    de la virtud, piense que es

    disparate que se

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    60

    RISTTELES

    mucho uso y experiencia de las costumbres ;

    por las cuales se entender bien si todo est

    bien ordenado. Porque hay que considerar

    que casi todas las cosas estn ya inventadas ;

    pero algunas no estn introducidas en uso y

    otras, despus de conocidas, son desechadas

    declaradas como intiles.

    Todo lo antedicho se entender por la ex-

    periencia, si uno considera la Repblica de

    esta manera concertada. Porque si no la di-

    vide por sus partes y .aparta las unas de las

    otras, no podr concertar bien una Rep-

    blica, dividiendo a unos en compaas y a

    otros en parroquias y partes de parroquias.

    De manera que no habr por ley otra cosa

    dispuesta y ordenada sino que los soldados o

    guardianes no tengan que cultivar la tierra.

    corno ahora comienzan a observar los lacedo-

    nios. Pero ni aun el modo de los que han de

    poseer las cosas en comn, en toda Repbli-

    ca, puede declararse fcilmente. Porque, por

    necesidad, ha de haber en toda ciudad dos

    ciudades, y stas, contrarias la una de la

    otra, porque a los soldados o guardas hce-

    los como gente de presidio, y a los labrado-

    res y artesanos y a todos los dems los hace

    ciudadanos. As las quejas y pleitos y todos

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    1

    de seoro sobre sus posesiones, con tal de

    que paguen sus tributos.

    Si todas estas cosas son realmente necesa-

    rias, no es fcil de demostrar, como tampoco

    lo contrario ; porque si fueren comunes las

    mujeres y

    las haciendas propias, nos encon-

    traramos con que no habra quien rigiera

    la casa. Es asimismo cosa fuera de razn

    mar ejemplo de las bestias para dar a enten-

    ue las mujeres se han de ejercitar en

    los mismos ejercicios en 'que se ejercitan los

    varones, porque las bestias no tienen ningn

    gobierno de familia.

    Tambin es cosa muy peligrosa el disponer

    los gobernadores como Scrates los dispone,

    porque constituye unos mismos gobernadores

    para siempre, lo cual es causa de discordias,

    aun entre aquellos que no tienen gusto de la

    dignidad, cuanto ms entre gentes colricas

    y

    belicosas. El que haya de ordenarse de este

    modo a los gobernadores se ve claro, porque

    aquel oro que dice l procede de Dios no se

    mezcla unas veces con estas almas

    y

    otras

    con aquellas, sino siempre est infuso en unas

    mismas. Porque dice que desde su particular

    nacimiento, a unos se les infunde or ; a

    otros, plata, y cobre y hierro a los que han de

    ser oficiales o labradores. Adems, que qui-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    igua lda d. El ser igua l, de ta l m a nera pue de

    convenir al todo, que no conveng a a ninguna ,

    de s us pa rtes ; pero el ser d ichoso es im posi-

    b le. Y si los q ue son gua rdianes no son d ich o-

    sos, quin es lo ser n? M enos lo h a n de ser,

    por c ier to, los of ic ia les y a q ue lla c a na lla de

    gen te vil y ba ja,. .

    D e m anera que aq ue l m odo de R epb lica

    de q ue t ra t-S c rates tiene toda s esta s

    cu lta des y otras n o m enores q ue sta s.

    5 `

    RISTTELES

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    APITULOIV

    Casi de la misma manera est en las leyes

    que despus fueron escritas. Por lo cual ser

    mejor tratar algo del gobierno pblico que en

    ellas se propone.

    Porque en los libros de Repblica de muy

    pocas cosas trat Scrates : de las mujeres,

    de los hijos y de la comunidad como haba

    de ser ; tambin de las haciendas y del or-

    den del gobierno. Porque toda la multitud

    de los moradores se reparte all en dos sec-

    ciones : una, de los labradores, y otra, la de

    aquellos que han de pelear por la Repblica.

    De estas dos sale la tercera, o sea la de los

    que han de aconsejar y cuidar del gobierno

    de la ciudad.

    Por lo que toca a los labradores y a los

    oficiales, y si han de tener o no algn cargo

    pblico, y si han de pelear juntamente con

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    LA POLTICA

    cipio tuvieran desiguales suertes en la can-

    tidad.

    Ms adelante trataremos de todas estas

    cosas y de la manera que nos parece han de

    estar mejor dispuestas y ordenadas.

    Tambin notamos otra falta en estas le-

    yes, y es que no determinan, en lo que toca

    a las personas de gobierno, la diferencia

    que ha de haber entre ellas y los sbditos.

    Prque dice que, as como el estambre se

    hace de una manera de lana y la trama de

    otra, de la misma suerte se han de haber los

    que .gobiernan con los gobernados. Y pues

    dijo que se poda acrecentar la hacienda

    hasta cinco partes ms, por qu no ha de

    ser lo mismo en lo que respecta a la pose-

    sin de la tierra? ; debiendo ponerse algn

    lmite para poseerla.

    Conviene tambin considerar el reparti-

    miento de los patios de las casas, si acaso no

    conviene para la administracin de la fami-

    lia. Porque asigna a cada uno dos patios, de

    casa, apartando el una del otro con distan-

    cia de lugar, siendo cosa muy difcil morar

    en dos casas diferentes.

    Toda la disposicin que all propone (1)

    de repblica tira a ser, ni bien administra-

    cin popular, que se dice

    Democracia,

    n i

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    68/257

    es

    RISTTELES

    Si dispone, pues, Scrates esta manera de

    Repblica como la ms comn de todas para

    las ciudades, dice bien ; pero si la propo-

    ne como la mejor, despus de aquella su pri-

    mera Repblica, no acierta. Porque aun-

    que haya alguno que alabe ms la Repblica

    de los lacedemonios o alguna otra que se

    incline ms al gobierno de los principales,

    hablan mejor los que hacen mezcla de mu-

    chas maneras de gobiernos, porque el go-

    bierno pblico que de ms diferencias est

    compuesto ser ms ventajoso que aqul.

    Adems de esto, no parece que tenga cosa

    que huela a monarqua, sino a oligarqua y

    democracia, y aun parece que se inclina ms

    a la oligarqua, lo vial se colige claramen-

    te de la eleccin ore los magistrados. Por-

    que el decir que escojan los ms dignos, co-

    mn cosa es de ambas maneras de gobier-

    no ; pero el estatuir que los ms ricos, de

    necesidad tengan autoridad para juntar con-

    cejo

    y

    hacer eleccin de magistrados, exclu-

    yendo a los dems, todo esto tira a oligar-

    q

    ua o gobierno de pocos, y el procurar que

    los ms de los cargos pblicos se den a los

    ricos y que los mayores cargos se den a los

    ms ricos, tambin sabe a lo mismo.

    Hace tambin la eleccin del Consejo o

    Senado conveniente a tal manera de gobier-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    69/257

    LA POLTICA

    9

    sariamente. Despus de esto, dice que de

    cada grado de censo o hacienda conviene que

    se escoja igual nmero de senadores. De ma-

    nera que los de los mayores censos sern

    los ms

    y

    los mejores, pues no es necesario

    escoger de los otros censos.

    Que no deba, pues, esta manera de Re-

    pblica constar de democracia y monarqua

    colgese de lo dicho como de lo que trata-

    remos ms adelante, cuando se nos ofrezca

    hablar de esta manera de Repblica.

    Tambin hay peligro en aquello del ele-

    gir los gobernadores, y cmo se deban ele-

    gir de los buenos los mejores. Porque si

    algunos se quieren confederar

    yon en n-

    mero suficiente, harn siempre la eleccin a

    su gusto y voluntad, de manera que lo que

    acerca del gobierno pblico se trata en los

    libros de leyes pasa de esta suerte.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

    70/257

    CAPITULO

    y

    1)

    Hay tambin otras maneras de gobierno,

    escritas unas por personas particulares, y

    otras por filsofos y hombres de gobierno.

    Y todas ellas estn ms conformes a las que

    hoy da estn en ser y a las que se guardan

    actualmente en los gobiernos de los pue-

    blos, que ninguna de aquellas dos socr-

    ticas.

    Porque ninguno

    innov nada acerca de

    la comunidad de los hijos ni de las muje-

    res, ni tampoco de los convites o cofradas

    de las mujeres ; antes comienzan a tratar su

    gobierno por las cosas necesarias.

    Parceles, pues, a algunos que es cosa de

    suma importancia disponer bien lo que res-

    pecta a las haciendas, porque dicen que so-

    bre stas se promueven todos los alborotos.

    Por esto Paleas el calcedonio fu el primero

    que introdujo lo de la igualdad de las

    .

    ha-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    1

    lo cual no era dificil de introducir en las

    repblicas que de nuevo se fundaban, aun-

    que en las ya establecidas era ms irreali-

    zable, aunque brevemente se podran igua-

    lar con ordenar que los ricos diesen dotes

    y no las recibiesen, y, al contrario, los po-

    bres las recibiesen y no tuvieran que darlas.

    Pero Platn, en los libros de leyes que

    escribi, fu de parecer que, hasta cierto tr-

    mino, se permitiese a los ciudadanos el acre-

    centar los patrimonios ; pero que no se per-

    mitiese que ninguno lo acrecentase ms de

    cinco veces ms que el que menor fuese, y

    que esto fuese lo sumo que pudiera poseer

    cualquier ciudadano, como ya hemos dicho

    anteriormente.

    Pero se ha de tener en cuenta con esto,

    como no la tienen estos legisladores, que los

    que ponen tasa en la posesin de las ha-

    ciendas conviene que la pongan tambin en

    el nmero de los hijos. Porque si el nme-

    ro de los hijos excede de la cantidad de la

    hacienda, por necesidad se ha de quebrar

    esta ley, y

    adems redundar en dao de mu-

    chos ricos, que se volvern pobres. Y con-

    viene procurar que estos tales no vengan a

    buscar novedades, constreidos de la nece-

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    72

    RISTTELES

    Hay, asimismo, otras leyes que prohi-

    ben que ninguno pueda vender sus posesio-

    nes, como en las de los locrenses, en que se

    haca esta prohibicin, y nicamente se to-

    leraba cuando se hubiera demostrado que

    la desgracia obligaba a vender.

    Esta referida ley no la observaron los de

    Leucades, que han hecho muy popular su

    gobierno de Repblica, porque ya no se usa

    entre ellos elegir los cargos y magistrados

    conforme a cierta tasa de haciendas, sino

    que todos procuran tener tanta como los de-

    ms, y que, ora sea excesiva corno para vi-

    vir con deleite, o tan mezquina que le obli-

    gue a la vida miserable y muy por onzas.

    Consta, pues, que no basta que el legisla-

    dor haga las haciendas iguales, sino que ha

    de procurar reducirlas a un medio. Adems,

    aunque se les tase a todos la hacienda, no

    ha de aprovechar nada, por ms que se ha

    de procurar que la codicia no se enseoree

    de los cuidadanos, para lo cual bastan las

    leyes suficientes.

    Tal. vez dijera Faleas que esto mismo es

    lo que l pretende, porque es de parecer que

    en los pueblos haya igualdad en estas dos

    cosas : en la hacienda y en la doctrina.

    Respecto a la doctrina, conviene que se

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    LA POLTICA

    3

    lo que tienen, tanto en dinero como en hon-

    ra, o ambas cosas a la vez. Adems de esto,

    rien entre s los hombres, no solamente

    por la desigualdad de las haciendas, sino

    tambin por la desigualdad de las dignida-

    des y honras ; pero, al contrario, por cada

    cosa de stas. Porque la gente vulgar rie

    porque no son iguales las haciendas, y los

    principales porque los igualan con otros en

    las honras.

    De donde dijo Hornero :

    Honra procura el malo y el perfecto.

    Pero no solamente hacen agravio los unos

    a los otros por las cosas necesarias, para lo

    cual Faleas tiene por buen remedio la igual-

    dad de los patrimonios y haciendas

    ;

    porque

    la desnudez y hambre no fuerce a los hom-

    bres a hurtar, aunque tal vez hacen agra-

    vio por satisfacer sus deleites y deseos. por-

    que si su codicia excede a la necesidad, por

    satisfacerla hacen agravios,

    no por sta

    solamente, sino por el deseo que tienen de

    gozar de las cosas y deleites sin ninguna

    pena.

    Qu remedio se dar para estas tres co-

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    LA POLITICA

    5

    la guerra ni a resistir a los que les son igua-

    les

    y

    semejantes en fortuna.

    De todo esto no resolvi nada Faleas.

    As, conviene tener bastante cantidad de ha-

    cienda. La mejor tasa que se puede poner

    es sta : que las haciendas no sean tan gran-

    des que por su mucho exceso no sea prove-

    choso a los ms poderosas mover guerra

    para obtenerlas. Como hizo Eubulo con

    Autofradate, el cual, estando dispuesto a po-

    ner cerco en Atarnea, le dijo que conside-

    rase bien en cunto tiempo podra tomar el

    pueblo, que, conforme a ese tiempo, ta-

    sase el gasto que en ello haba de hacer, y

    que pues era menos lo que de Atarnea ha.

    ba de sacar, que holgase de levantar el cer-

    co ; y con decir esto persuadi a Autofra-

    date a que desistiese de aquel cerco.

    Es, pues, hasta cierto punto, til que las

    haciendas de los ciudadanos sean iguales,

    para que ellos no se amotinen entre si.

    Pero en realidad, de verdad, no tiene esta

    ley en

    s

    muy gran provecho, porque los

    ms principales

    de mayor valor se enfa-

    darn de esto, como gente que se cree obli-

    gada a tenerlas mayores,

    y

    por esto se ve

    muchas veces que promueven guerras y al-

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    7 6

    RISTTELES

    El principio, pues, de poner remedio a es-

    tos males ms consiste en disponer de tal

    modo la naturaleza de los hombres en lo

    que toca a la bondad, que los buenos no

    quieran codiciar las riquezar

    y los malos no

    puedan igualar los patrimonios. Lo cual po-

    dr hacerse si los malos tuvieren menos

    poder.

    En lo de igualar las riquezas, no habl

    Faleas como convena, porque no igual ms

    que las posesiones de las tierras ; y hay otras

    riquezas que consisten en siervos, ganados,

    dineros y alhajas.

    O se ha de procurar, pues, que en todas

    estas cosas haya igualdad, o que se ponga

    algn orden en ello, so pena de dejarlo estar

    todo.

    Parece tambin, en su manera de dar le-

    yes, que dispone su gobierno para ciudades

    pequeas, pues los artfices han de ser co-

    munes y no han de henchir el nmero de los

    de la ciudad. Pero si los que comnmente

    trabajan han de ser personas pblicas de to-

    dos, lo han de ser como son en Epidamno,

    y corno Diofantes lo dispuso, en los tiem-

    pos pasados, en Atenas.

    De la

    Repblica,

    pues, de Faleas podr

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    CAPITULO VI

    Ilippodamo, hijo de Eurifonte, natural de

    Mileto, que invent la divisin de las ciu-

    dades y parti por medio el puerto de Pi-

    reo, y fu tenido en todo el discurso de su

    vida por exaltado, a causa de que cuidaba

    excesivamente de su indumentaria y del ali-

    o de sus cabellos, aunque en verano ves-

    ta de riguroso invierno. Este fu el pri-

    mero de todos los que no administraron Re-

    pblica, que, queriendo dar una prueba de

    discrecin, se puso a tratar del mejor modo

    de este gobierno.

    Ordenaba, pues, que la ciudad hubiese de

    ser de diez mil vecinos y que estuviese re-

    partida en tres partes, correspondiendo, res-

    pectivamente, a los oficiales, labradores y

    hombres de guerra.

    Reparta tambin los trminos de la ciu-

    dad en tres partes : una para que fuese de-

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    78

    RISTTELES,

    sen los que haban de pelear,

    y

    sta fuese

    pblica, y la tercera, que fuese de los labra-

    dores y perteneciese a cada uno de ellos.

    Era, asimismo, de parecer que no hubie-

    ra ms que tres especies de leyes Porque

    las cosas acerca de las cuales hubiese de

    haber judicatura eran tres en nmero : afren-

    ta, dao y merte. Ordenaba tambin una

    cancillera, a la cual fuesen por apelacin

    todas las causas que no pareciesen haber

    sido bien juzgadas, y sta ordenaba que fue-

    se de ciertos viejos escogidos, y que las sen-

    tencias en las audiencias y consistorios no

    convena que se pronunciasen por

    voos,

    in o

    que cada juez llevase una tablilla en la cual

    escribiese si absolva del todo a la parte o,

    si del todo condenada, la echase rasa y si

    en parte lo condenase y en parte lo absol-

    viese, lo distinguiese en ella. Porque, corno

    se hace ahora, no le pareca que 'estaba bien

    dispuesto.

    Pona otra ley para los que inventasen

    alguna cosa til a la ciudad, consistente en

    ciertas honras, y para los hijos de los que

    hubiesen muerto en la guerra se les diese

    pblico mantenimiento, cosa que en otras

    partes an no estaba establecida, como hoy

    da en Atenas

    y

    en algunas otras ciudades.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    LA POLTICA

    9

    pblica

    de Hippodamo y las ms dignas de

    ser recordadas. Pero dudara, por ventura, al-

    guno, y primeramente en lo que toca a la

    divisin del nmero de ciudadanos, porque

    todos participan de la comunidad de aquel

    gobierno, as oficiales como labradores, y tam-

    bin los que estn puestos en armas, aunque

    los labradores y oficiales, por carecer de me-

    dios de defensa, ni posesiones o heredades,

    vienen a ser como siervos de los que estn

    puestos en armas. No es posible, pues, que

    estos tales participen de todas las honras,

    porque generalmente han de ser electos para

    gobernadores y guardianes los que estn

    puestos en armas. Qu aficin han de te-

    ner, pues, a tal gnero de Repblica si no

    tienen parte en el gobierno de la misma?

    Adems de esto, qu provecho proporcio-

    nan a la ciudad los labradores? Porque ofi-

    ,ciales por necesidad los ha de haber, pues

    son indispensables en todas las ciudades, y

    pueden mantenerse con el producto de 'Sus

    oficios ; pero los labradores, si dieran de co-

    mer a los que estn puestos en armas, con

    razn fueran alguna parte de la ciudad ; mas

    tienen asignada cada uno su parte, y la culti-

    van en provecho propio. Adems, aquella

    parte comn de la que se ha de mantener

    la gente de armas, si se la han de cultivar

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    ARISTTELES

    los que cultiven la tierra comn, y adems

    la suya propia, en tal caso la recoleccin de

    los frutos no ser bastante para que cada

    uno mantenga dos casas. Ahora bien ; por

    qu razn los labradores se han de privar

    de parte de su mantenimiento, recogido de

    su propia: tierra, para darlo a los puestos en

    armas?

    Todas estas cosas ocasionaran realmente

    graves confusiones y revueltas.

    Tampoco est bien ordenada aquella ley

    de la Judicatura que manda que el juez juz-

    gue dividiendo la Judicatura y que el juez

    haya de ser repartidor. Porque esto, en el

    juicio arbitrario, acaece caundo son muchos

    os rbitros, porque comunican entre s la

    sentencia que han de dar ; pero en las au-

    diencias eso no se sufre ; antes, por el con-.

    trario, los que hacen las leyes, siendo mu-

    chos, consultan entre s para que los jueces

    lo tengan que hacer lo mismo. Dejo aparte

    qu el tal juicio no puede dejar de tener en

    s mucha confusin y revuelta, si el juez juz-

    2,-a que el reo debe, pero no tanto como se le

    pide. Porque el que pide dice que se le de-

    ben doscientos ducados, y el juez sentencia

    ue no son sino

    ciento, aunque tal vez haya

    otro juez que lo estime en menos, etc.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    L POLTC

    1

    Repblica. Pero esto ya cae en otra cuestin

    diferente,

    y

    se presta a diversas considera-

    ciones.

    Tal vez aconteciera que algunos, pensan-

    do introducir

    y

    persuadir alguna comn uti-

    lidad, tratasen de la disolucin de las leyes

    y 'aun de la misma Repblica. Ya que he-.

    mos hecho mencin de esto, ser convenien-

    te que tratemos algo de ello, porque es ne-

    gocio que tiene en s verdadera dificultad.

    Aceptamos que deben cambiarse las le-

    yes, porque en las dems ciencias ha sido esto

    til,' como en la Medicina y el arte de la

    lucha

    y en las dems ciencias y facultades.

    Si volvemos la vista atrs, observaremos que

    las leyes antiguas eran muy simples y ms

    que brbaras, porque en aquel tiempo to-

    dos los griegos iban cargados de hierro, y

    unos a otros se compraban las mujeres, y

    as en todo lo dems ; como en la ciudad de

    Cunas hay una ley de homicidio, que si el

    que acusa a otro de matador se acompaase

    de muchos testigos, aunque fuesen parien-

    tes suyos, pudiera ser condenado el reo por

    los dichos de aqullos.

    Adems, las leyes escritas no conviene

    hacerlas tan firmes que no se cambien nun-

    ca, porque lo mismo que acontece en las

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    82

    RISTTELES

    ir con gran recato, porque si el provecho de

    mudar las leyes fuere poco, y adema el

    cambiarlas frecuentemen te fuere m alo, cla-

    ro est que han de disimularse algun os ye-

    rros de los legisladores y de los que gobier-

    nan la Repblica. Porque no se sacar tan-

    to provecho de mudar las leyes como dao

    se producir n o dan do crdito a los que go-

    biernan.

    La similitud que se toma de las artes es

    falsa, porque no es lo mismo cambiar un

    arte que una ley. La ley n o tien e fuerza para

    persuadir si no es por la costumbre, y sta

    no se confirma sin o en largo tiempo. De ma-

    n era que mudar fcilmen te las leyes recibi-

    das en otras leyes nuevas es hacer que la

    fuerza de ellas sea escasa o nula.

    A simismo, ya que hayan de mudarse, ha-

    br que ver si conviene que sean todas o s lo

    algunas, y por quin . En todo ello hay gran-

    des dificultades ; por eso ser bien que de-

    jemos esta cuesti n por ahora y la tratemos

    en el lugar conven ien te.

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    CAPITULO VII

    En lo que respecta a la Repblica de los

    lacedemonios y de los de Canda, y casi a

    todas las dems maneras de gobierno pbli-

    co, se han de hacer dos consideraciones : la

    primera, si hay en ella alguna cosa que est

    bien o mal establecida, conforme a la mejor

    manera de gobierno; y la segunda, si hay al-

    guna cosa dispuesta al contrario de lo que

    ellas presuponen y de la manera que pro-

    ponen de Repblica.

    Cosa es muy clara y manifiesta que en

    la Repblica que ha de ser bien adminis-

    trada ha de haber provisin de las cosas ne-

    cesarias ; mas de qu modo la haya o es

    cosa que se pueda entender ligeramente,

    porque la gente de servicio, que en Tesalia

    llaman

    Pnestia, se ha rebelado muchas ve-

    ces contra los mismos tesalios, y de la mis-

    ma manera los siervos (1) contra los lace-

  • 8/10/2019 Politica Aristo Tele s

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    _ARISTTELEs

    I y ~4

    1111~1~~1

    a

    1os

    rebeldes, mientras

    que

    los lacedemo-

    , mas tenan

    por enemigos a todos los pue-

    blos vinos (arsivos, mesemos y axcadios),

    p

    ues

    wun

    con tra los de Tesalia se ,rebelaron

    I. principio por verlos envueltos en guerra

    con :Sus vecinos los aqu'eos, perrebos y mag-

    nesios.

    Parece que si no hubiese otra dificultad

    que la del cuidado de los i

    ervos , con stitui-

    a -una muy grave pesadumbre. Porque si

    los halagis se en soberbecen y