ponenciaCOV&R2012

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    1/9

    EL TAMBOR, LA GAITA Y EL DESIERTO

    Reflexiones en torno a las aproximaciones a los conflictos y la teora mimtica1

    Nuestro trabajo analiza algunos intentos de acercar la teora mimtica a soluciones concretas a

    los conflictos sociales, en particular a los mtodos de resistencia noviolenta en un contexto deconflicto armado, que tambin puede ser considerado como un estado de violencia, como esColombia. En el texto termina revisa esos casos en el horizonte del silencio propuesto porGirard en "Clausewitz en los extremos.

    1. Este texto es una reflexin a dos manos, que hicimos dos profesores de la UniversidadJaveriana de Bogot, a quienes nos une una larga relacin de amistad que empez en un salnde clase. El objeto de nuestra reflexin son las relaciones entre la teora de resolucin deconflictos y la teora mimtica, en la situacin de Colombia. Sin embargo, pretende ser unareflexin general sobre el tema de este Coloquio, es decir, sobre el Apocalipsis y la forma enque nos afecta a todos los seres humanos.Venimos de Colombia, un pas en el que la violencia no parece tener fin, a uno en el que una

    violencia extrema, la de las dos bombas nucleares, puso fin a una guerra terrible. En los doscasos, se trata de la sabidura convencional de la violencia que pone fin a la violencia. Y en losdos casos, la evidencia inmediata de la violencia, expone esta forma de realidad que llamamosapocalipsis, la inminencia de la destruccin violenta de la existencia. Hiroshima es laexpresin de que se han hecho ya presentes los peores temores de la guerra total, vislumbradospor Clausewitz y estudiados por Girard en su libro Clausewitz en los extremos. Puede decirseque inaugura la poca nuclear que corresponde a una conciencia apocalptica. El apocalipsis esla imaginacin final de una ltima amenaza representada por la universalizacin de la violencia,debido a que quien puede destruir mi vida, mi enemigo, es potencialmente cualquiera, y debidoa la secularizacin del mundo, ya no contamos con ninguna clase de talanqueras que nosprotejan de esta inminencia de la violencia. As, la globalizacin es el advenimiento de una era

    de reciprocidad violenta entre antagonistas, que recuerda la visin de la poltica de Schmitt: Ladiferenciacin especficamente poltica, con la cual se pueden relacionar los actos y lasmotivaciones polticas, es la diferenciacin entre el amigo y el enemigo2. Ante este universoapocalptico, donde imaginamos que se ha impuesto un caos destructivo, se puede elegirpresionar esa imaginacin apocalptica para producir vctimas entre los enemigos, oreconocer que ese enemigo no es ms que otro simtrico, otro como yo, con el cual no tienesentido ejercer violencia3. Pero, en este horizonte apocalptico, el caso colombiano bien puedecomprenderse bajo la categora de estado de guerra, propuesta por Paul Dumouchel en sutexto: Inside out: Political Violence in the Age of Globalization4. Lo que ocurre en lugares comoColombia5 no es propiamente una guerra contra otro estado ni una guerra civil, sino que laviolencia se ha vuelto un modo de existencia en regiones enteras del pas. Los estados de

    violencia no afectan a toda la sociedad, sino que estn confinados a partes del territorio; fuera

    1 Mery Rodrguez and Roberto Solarte. Javeriana University. Bogot-Colombia.2 http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/CarlSchmitt/CarlSchmitt_ElConceptoDeLoPolitico.htm3 HAMMERTON-KELLY, Robert. An Introductory Essay. En: HAMMERT-KELLY, Robert editor. Politics &Apocalipsis. Op. cit., 1-28.4 DUMOUCHEL, Paul. Inside out: Political Violence in the Age of Globalization. En: Contagion, Journal of Violence,Mimesis and Culture. Volumen 15/16. 2008-2009: East Lansing (Michigan): 174-175.5Para nombrar unos pocos. DUMOUCHEL. Op. cit., 180.

  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    2/9

    de esas zonas de violencia, la vida es relativamente normal. Dumouchel sostiene que en pasescomo Colombia, Palestina, Iraq, Afganistn, Somalia y la Repblica Democrtica del Congo:

    Esos enclaves de violencia algunas veces tienen un papel de importancia econmica o unvalor estratgico, y muchos tipos de actores participan en las relaciones de hostilidad quelos caracteriza: las tropas del gobierno (y las unidades paramilitares ms o menos

    oficiales), fuerzas rebeldes, empresas de seguridad privada, seores de la guerra locales,combatientes tribales, tropas de pases vecinos y miembros de fuerzas de pazinternacionales. Esta lista incompleta deja por fuera dos importantes rasgos de los estadosde violencia. Primero, est su internacionalizacin: muy raramente estn los participantes,las partes en conflicto, limitadas a los ciudadanos de un solo estado. La mayora de lasveces son los extranjeros quienes tienen un papel importante en la evolucin yprolongamiento de la lucha. Segundo, est la presencia de actores no estatales, tropasrebeldes claro est, pero tambin empresas privadas de seguridad, corporaciones que lascontratan, y el crimen organizado. De hecho, con frecuencia es difcil distinguir entreconflicto poltico y actividades criminales a gran escala, pues los insurgentes se orientanhacia varias actividades ilegales para consolidar sus operaciones. Cuando esto sucede, el

    ganar suele dejar de ser el objetivo. La lucha misma se convierte en una forma de empresaeconmica. La violencia significa el monopolio, por ejemplo, de las ganancias de laproduccin de la droga () As el conflicto se integra en la economa mundial.Simultneamente, esta lucha localizada, mientras no se descontrole, puede servir a losobjetivos de ciertos grupos dentro del estado y ayudarles a mantenerse aferrados al poder6.

    El estado de violenciapone al descubierto la decreciente capacidad del estado para mantener elmonopolio de la fuerza y aplicar democrticamente el imperio de la ley; la globalizacin, comomomento ms reciente de la secularizacin, ha socavado estas capacidades en los estados. Estose puede apreciar en el trfico de sustancias psicoactivas, que es trasnacional. Lasorganizaciones criminales, los grupos insurgentes y las lites corruptas estn interesadas en

    mantener un estado frgil para poder cubrir sus actividades ilegales y negociar su posicin en elsistema internacional. Por consiguiente, los vnculos entre las economas ilegales, la corrupciny la fragilidad del estado se ha convertido en un crculo vicioso, en el cual un estadopermanente de violencia convierte a la sociedad en an ms vulnerable debido a las relacionesentre autoridades pblicas, grupos insurgentes y crimen organizado7.

    2. Aproximaciones a la resolucin de conflictos. Nuestra propuesta tiene por objeto iniciar undilogo entre los enfoques de resolucin de conflictos y la teora mimtica. Consideramos quela teora de resolucin de conflictos ha avanzado con los mtodos y tcnicas de probadaeficacia en la facilitacin para poner fin a los conflictos sociales y en la construccin de la paz.La educacin para la paz utiliza la resolucin de conflictos como medio para lograr una culturade paz. En este sentido, la resolucin de conflictos se entiende como un conjunto de

    habilidades y herramientas que vienen de lo que se denomina la prctica reflexiva. La prcticareflexiva permite a la gente a compartir lo que han aprendido de la experiencia; en esencia loque han hecho en el campo se convierte en modelos y teoras construidas a partir de lasreflexiones del colectivo. Las tcnicas de resolucin de conflictos permiten a las personas

    6 Ibid., 181.7 DURN, Anglica.El crimen organizado, el estado y la democracia Los casos de Amrica Central y el Caribe. Madrid: Fride.2007. Disponible en:www.fride.org

    http://www.fride.org/http://www.fride.org/http://www.fride.org/http://www.fride.org/
  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    3/9

    alejarse de la idea de que estn condicionadas a ser violentas y que, es posible que el individuoy los colectivos elijan construir la paz.

    .

    3. Durante los ltimos 25 aos, Colombia ha comenzado a darse cuenta de la importancia detrabajar en el empoderamiento de colectivos para la construccin de la paz local usandotcnicas de resolucin de conflictos. Vamos a examinar tres procesos de reduccin de laviolencia en Colombia, dos de ellos pueden ser comprendidos en la perspectiva de la teora dela resolucin de conflictos, y el ltimo de ellos en el horizonte de la cuestin de si es posibleuna solucin a los conflictos que sea una renuncia a nuevas violencia de cualquier tipo.

    3.1. El tambor: Vamos a hablar slo de los tambores de guerra, que acompasan a los soldados

    en marchas militares. Siendo la msica una de las expresiones ms elaboradas de las culturas,los vnculos entre la msica y la violencia son antiguos, y se podran remontar a los msprimitivos combates, donde los gritos y los pitos fueron dando pie a los golpes de los escudos,con lo que se produca un sonido que buscaba expulsar el miedo del propio bando e infundirterror en los enemigos. Ms adelante y hasta nuestros das, los aparatos militares emplean lostambores para transmitir rdenes, las que se espera que sean cumplidas de manera unnime8,de forma acompasada, generando en los combatientes ese espritu de cuerpo, de unidadcerrada9, que caracteriza a los ejrcitos. As, hablamos del tambor para referirnos a lassoluciones que se tejen desde estrategias de rivalidad que se exacerban10, y que proclaman

    8http://3dediana.com.mx/fichas/antecedentes.html9

    Hegel analiza la revolucin francesa en trminos de un proceso de universalizacin abstracta de la subjetividad,que rechaza toda particularizacin: Cada conciencia singular se eleva desde la esfera a la que estaba asignada () Capta sus-mismo como el concepto de la voluntad, () y slo puede realizarse tambin, por ende, en un trabajo que sea trabajo entero. Enesta libertad absoluta, entonces, quedan borrados todos los estamentos () la conciencia singular () ha cancelado sus lmites-, susfines son los fines universales, su lengua, la ley universal, su obra, la obra universal (683-685/318) ()La libertad universal,entonces, no producira ninguna obra positiva ni acto alguno; lo nico que le queda es la actividad negativa: es slo la furia deldesaparecer (687/319). Al constituir la propia subjetividad como queriendo lo que todos quieren, cada sujetopierde todo el respeto a la "mera" individualidad de los dems, como seres particulares con sus propias vidas sinsentido, y as se desliza hacia el terror: Por eso, la nica obra y acto de la libertad universal es la muerte, y por cierto, unamuerte que no envuelve nada interior, ni tiene cumplimiento alguno, pues lo negado es el punto sin colmar ni cumplir del s-mismoabsolutamente libre; es, entonces, la muerte ms glida y trivial, sin ms significado que el de cortar de un hachazo una col o beber unsorbo de agua (688/320). El efecto religioso de la revolucin se puede apreciar porque despus de la violenciadesatada como furia destructiva, fuera del miedo a la muerte que trae el terror, los individuos con el tiempo llegana aceptar que el Estado puede obligarnos a ocupar funciones especficas con que: las "estas (las concienciasindividuales), que han sentido el temor de su seor absoluto, la muerte, vuelven a consentir la negacin y las diferencias, se ordenanbajo las masas, y retornan a un mundo dividido y limitado, pero, a travs de l, a su efectiva realidad sustancial"(691/321).HEGEL, G.W.H. Fenomenologa del Espritu. Madrid: Abada. 2010. Traduccin al espaol de Antonio GmezRamos de Gesammelte Werke, 9, edicin de Bonsiep y Heede. En los parntesis el primer nmero corresponde ala pgina en espaol, y la segunda a esta edicin alemana.10Girad dice que Clausewitz define el duelo como una escalada a los extremos () La realidad de la guerra haceque el sentimiento de hostilidad (la pasin guerrera) siempre termine por rebasar la intencin hostil (la decisinrazonada de combatir. En una palabra, hasta las naciones ms civilizadas pueden inflamarse con pasin en elodio recproco () repetimos por lo tanto nuestra afirmacin: la guerra es un acto de violencia y no hay lmitepara la aplicacin de dicha violencia. Cada uno de los adversarios fuerza la mano del otro y esto redunda en

    http://3dediana.com.mx/fichas/antecedentes.htmlhttp://3dediana.com.mx/fichas/antecedentes.htmlhttp://3dediana.com.mx/fichas/antecedentes.htmlhttp://3dediana.com.mx/fichas/antecedentes.html
  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    4/9

    como solucin la eliminacin del contrario11. El tambor de guerra marca pues, las soluciones ala violencia que provienen de las lgicas militares, cualquiera que sea el ejrcito de que se trate.La resolucin de conflictos ha resultado esencial para lograr la renuncia de uno de los rivales acontinuar en la lucha armada, y su insercin en la sociedad civil; por ejemplo, a travs del rolde los mediadores en los conflictos. Pero nos preguntamos por los cambios que se producenen los sujetos en medio de estos procesos de resolucin de conflictos: si el proceso deresolucin de conflictos logra cambiar las percepciones sobre las causas que se atribuyeron asu origen, o si hay algn cambio en las concepciones de los sujetos individuales y colectivosque participaron, es decir, si salieron de esa lgica de guerra o no: el origen o causa tiene quehaberse desdibujado, y el rival tiene que haberse desvanecido como tal, para aparecer con unrostro menos malfico. Creemos que hay diferentes casos, y diversos niveles de profundidad.Por ejemplo, en los aos 90 en Colombia varias guerrillas dejaron las armas y firmaron la paz;Otty Patio, antiguo dirigente de la guerrilla M-19, deca que la diferencia entre estar en laguerra y haber optado por la paz, era que el mundo ya no se poda comprender como blanco onegro, amigo o enemigo, porque que en la guerra todo estaba claro, porque se saba quien erael enemigo y qu era lo que haba que hacer, pero que para salir de la lucha armada, eranecesaria mucha creatividad. Tal vez el concepto que mejor se acerca esta experiencia de

    renuncia a la violencia de la lucha armada sea el de paz imperfecta, propuesto por FranciscoMuoz en la Universidad de Granada; la paz imperfecta son todas las experiencias en las quelos conflictos se han regulado por medios pacficos. Supone algn tipo de renuncia a lasintenciones o expectativas de alguno de los bandos en contienda, pero esta renuncia es un actovoluntario, que obedece a alguna forma de conviccin o de cambio en la comprensin sobre ladinmica del conflicto12. Otro nivel es cuando el del combatiente que es capturado o vencido,y acepta la lgica de su vencedor, asumindola como propia. Este ha sido un caso frecuente enColombia, donde antiguos combatientes cuentan cmo fueron cambiando de bando sinmostrar problemas de conciencia o conviccin, antes al contrario, delatando y muchas vecesejecutando a sus antiguos compaeros; o tambin el de antiguos jefes guerrilleros que fueroncapturados o se rindieron al verse cercados por el ejrcito o traicionados por sus compaeros,

    fueron nombrados gestores de paz por el gobierno anterior, ejerciendo una fuerte labor depropaganda para las leyes de desmovilizacin sin consecuencias jurdicas que promovaentonces el gobierno13. Finalmente, tambin se da el desencanto de la guerra, que significadesacralizar la propia causa, el propio ejrcito y la lgica de la guerra. Es el caso el caso de lossujetos que se encontraron a solas, lidiando con su propia violencia, sin la proteccin mgicaque supone una causa justa y la estructura religiosa de un ejrcito. Muchos de los casos depersonas comprometidas con la construccin de la paz en Colombia provienen de experienciade este tipo, ya sea que fueran antiguos combatientes, simpatizantes o simplemente personasque fueron vctimas de alguna violencia. Estos sujetos suelen haber afrontado el encuentrocara a cara con el rostro de la muerte, en medio de un universo apocalptico en el que lasnicas opciones consisten en formas del ejercicio de la violencia, pero su proceso vital en estaexposicin ante la violencia los ha llevado a la renuncia a la propia violencia. Lo que ha

    acciones recprocas que tericamente llegarn a los extremos. GIRARD, Ren. Clausewitz en los extremos. BuenosAires: Katz. 2010: 27.1112 GRABE, Vera. El abc pacfico: aproximaciones a un estado de arte sobre la conceptualizacin de la paz. En:GRABE, Vera, editora.Aportes a una pedagoga para la paz. Bogot: Observatorio para la paz. 2001: 24-25.13http://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.php

    http://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.phphttp://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.phphttp://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.phphttp://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.phphttp://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.phphttp://www.eltiempo.com/blogs/politica_internacional_-_colombia_latinoamerica_y_el_mundo/2009/07/que-haremos-cuando-se-acabe-la.php
  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    5/9

    resultado ms difcil en estos casos ha sido la cuestin de cmo se forma una comunidad conla capacidad de renunciar a la violencia.3.2. La gaita:Los espaoles llamaron gaitas a una especie de flauta de pico tradicional de laspoblaciones indgenas de norte de Colombia, que posiblemente tena nombres indgenas comosharv (arhuaco) kuisi (kogui). Durante estos cinco siglos se han mantenido comoinstrumentos tradicionales de los pueblos indgenas, pero tambin han pasado a formar partedel legado musical del caribe colombiano, combinndose con diversas clases de tambores deorigen africano, e instrumentos de origen espaol, como los acordeones y las guitarras. Sonsmbolos de la resistencia de los pueblos indgenas y tambin del mestizaje que uni a los hijosde los esclavos africanos con los de los conquistadores y los antiguos pueblos indgenas. Perosu hechura sigue siendo tradicional: aun se hace su cilindro de diversas caas, maderas ocactus, mezcladas con plumas de aves para su boquilla, cera de abejas y ceniza o carbn vegetalpara su cabeza. Siguiendo la cosmovisin indgena, las gaitas colombianas se tocan en parejas:una es hembra, y tiene cinco orificios, el ltimo de los cuales lleva la meloda, y otra es macho,y consta de dos orificios que hace el acompaamiento armnico. Estas dos flautas se tocanjuntas produciendo una clase de armona que tambin haban logrado otros pueblosamerindios, como los Maya. Con el mestizaje de la msica indgena con la msica africana, se

    incorporaron diversos tambores vinculados a las danzas tradicionales, y un sentido deimprovisacin que contina caracterizando la msica del norte de Colombia. Desde el sigloXIX, la gaita indgena entr a formar parte del patrimonio cultural del norte de Colombia,pasando a emplearse ampliamente en el siglo XX en sones tales los porros, las puyas, losmapals y las cumbias, muchas veces con riesgo de perderse en medio de la msicasimplemente comercial14. Las gaitas han pasado de usarse en las ceremonias religiosas de lospueblos indgenas, a hacer parte de las fiestas y celebraciones de las comunidades campesinasdel norte de Colombia; en las ceremonias indgenas se ejecutaba la msica de gaitas sin letras,pero con la mezcla de elementos africanos e hispanos, los diversos ritmos que surgieronincorporaron letras. Sin duda, estas flautas indgenas tradicionales son el instrumento musicalms importante que los colombianos hemos heredado de las culturas precolombinas y que ha

    llegado hasta nuestros das, como un ejemplo claro tanto del mestizaje15

    como de las formas deresistencia frente a culturas e imposiciones de diversos poderes, y que como nota destacada,ocurren sin recurrir a la violencia.La violencia de los ltimos 40 aos en Colombia ha tenido diversas causas y expresiones, perotal vez lo central ha sido la lucha por los territorios. Se ha tratado de una violencia que hadespojado a los campesinos de sus tierras, produciendo cientos de miles de muertos y variosmillones de personas en situacin de desplazamiento interno, en lo que ha constituido la mayortragedia humanitaria de la regin. Esta violencia ha dejado pueblos despoblados y destruidos,como azotados por los castigos apocalpticos. Sin embargo, frente a esta violencia, variascomunidades se han organizado en formas de resistencia pacfica. Queremos destacar el casode la Corporacin Desarrollo Solidario, formada por habitantes de 10 municipios del norte deldepartamento de Bolvar, en una zona frtil y cenagosa unos kilmetros al sur de Cartagena deIndias. En ellos, la resistencia al estado de violencia ha asumido la forma de bsqueda dealternativas econmicas, que garanticen la soberana alimentaria de las comunidades, junto conel fortalecimiento de las tradiciones culturales, entre las que se destaca la msica de tamboras y

    14 ESCOBAR, Luis Antonio, La msica precolombina. Bogot: Universidad Central. Disponible en:http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/antropologia/musicprec/musicprec15.htm15 http://gaitazo.com/?page_id=618

    http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/antropologia/musicprec/musicprec15.htmhttp://www.banrepcultural.org/blaavirtual/antropologia/musicprec/musicprec15.htmhttp://www.banrepcultural.org/blaavirtual/antropologia/musicprec/musicprec15.htm
  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    6/9

    gaitas. As, sus acciones directas noviolentas suelen estar acompaadas de la msica tradicional,con lo cual ellos quieren llamar la atencin a la identidad de los pobladores, fruto del mestizaje.Sin embargo, hay varias cuestiones que surgen: puede una identidad cultural, entendida comoesa articulacin de elementos diversos, ser suficiente y eficiente para resistir a los grandespoderes que han usurpado la tierra en la regin? Tienen una cultura la riqueza suficiente parapoder salir de la violencia sin nuevos recursos a formas ms sofisticadas de violencia? La ideade una identidad cultural como articulacin de los diversos puede ser un elemento poderosocontra la unanimidad violenta; pero si se examina con ms cuidado, esta articulacin no es tal,sino que puede ms bien ser slo una parte de un conflicto, en el que una lite blanca ycompletamente occidental no se reconoce en estas tradiciones mestizas, aunque las usa parafines de lucro. As la aparente articulacin en la msica puede implicar diversos usos de lastradiciones, en unos casos para resistir, y en otros para lucrarse; y eso implica entonces que laarmona que logra la msica lleva de forma soterrada toda la secuela de discriminacin racial yde clase de una sociedad formada prcticamente por estamentos.El valor de la msica de las tamboras y las gaitas es que son smbolos de las fiestas de lacomunidad, opuestas al estado de violencia que disuelve la comunidad por el asesinato de susmiembros. Estas formas de afrontar al estado de violencia, contraponen las esperanzas del

    sujeto colectivo (la celebracin de la vida en comn) a la potencia de muerte de la guerra. Sibien se trata de formas de resistencia desde la propia cultura, tienen la debilidad de no haberlogrado aun ganar suficiente peso como para lograr parar el estado de violencia, es decir, lalgica de expulsin e inclusin violenta que este supone, si bien han permitido la supervivenciade comunidades completas en medio de los procesos de desarrollo que se movilizan en esteestado de violencia. Parte de la imposicin de un estado de violencia consiste en lafragmentacin de las comunidades y la imposicin de la desconfianza, incrementada por laemergencia de pandillas asociadas a las mafias, y a la casi inevitable mezcla de antiguosguerreros reinsertados en medio de las comunidades que fueron vctimas de sus accionesmilitares. As, la lucha de los ejrcitos por el control del territorio, y la expansin de proyectosempresariales vinculados a la imposicin de la hegemona de alguno de ellos, se enfrenta a

    comunidades fragmentadas y amedrentadas, pero declaradas en resistencia a travs de sucultura.En cuanto a la segunda pregunta, si bien reconocemos la riqueza de la resistencia cultural a laviolencia, que es la prctica ms extendida en Colombia, no dejamos de preguntarnos si estastradiciones culturales no tienen ellas mismas las races violentas que tan bien nos ha hechocomprender Girard16. Tal vez al respecto slo baste recordar la leyenda tradicional sobre elorigen de la gaita: la gaita naci de los cabellos de Popuma, la princesa que fue enterrada viva,en las playas del pas del pocabuy17. Esta ambivalencia de la cultura, que contiene la violencia

    16Hay que sealar la otra cara de las relaciones humanas, la mmesisviolenta, y demostrar que est presente en laraz de todas las instituciones, las cuales se cimientan sobre el mecanismo de la vctima expiatoria: hay unmomento en que la violencia mimticacada uno imita al otro y se vuelve su rival para adquirir objetos cada vezms simblicos est expandida en el grupo, tanto que ese grupo en fusin evita inconscientemente laautodestruccin polarizando su violencia sobre un individuo que puede ser ms visible o ms inquietante. Lammesis es as simultneamente causa de la crisis y motor de la resolucin. La vctima siempre es divinizadadespus de que se ha sacrificado: el mito es entonces la mentira que disimula el linchamiento fundacional, que noshabla de dioses pero nunca de las vctimas que fueron esos dioses. El rito repite a continuacin ese sacrificioprimordial (a la vctima primordial le siguen vctimas sustitutas: nios, hombres, animales, diversas ofrendas), yde la repeticin de los ritos nacen las instituciones, que son los nicos medios encontrados por los hombres pararetardar el apocalipsis. Girard, Ren. Clausewitz en los extremos. 52.17 http://www.1430amradio.com/node/237

  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    7/9

    en el doble sentido de la palabra contener, es recordada en los poemas de Tulio ApolinarArroyo Avilez18:

    La Gaitaes quejumbre,

    es grito rebeldeen medio de los Montes de Mara;

    ella naci de los cabellos de Popuma,la princesa que fue enterrada viva!!!

    El dejo Indio de la Gaitaes una hermosa provocacin

    su canto tiene mil voceses un canto triste y alegrees un canto de liberacinel Gaitero con sus fututos

    sonajeros de pasin

    cuentan el lenguaje de la msicaque la patria sangra de dolor.

    Gaitas de Cardnpitos de cardenchas;

    la Gaita es la Paz,la Gaita odia la violencia

    3.3. El desierto: Hemos elegido al desierto para hablar de un Dios que habla en el silencio, ytambin del silencio mismo de Dios en nuestra poca apocalptica19. Para ellos, queremosrecordar unas palabras del Papa, a partir de una cita del profeta Oseas: Pero he aqu que yo la

    atraer y la llevar al desierto, y hablar a su corazn (Oseas 2:14).El silencio es la condicin ambiental que mejor favorece el recogimiento, la escucha deDios y la meditacin. Ya el hecho mismo de gustar el silencio, de dejarse, por decirlo as,llenar del silencio, nos predispone a la oracin. El gran profeta Elas, sobre el monteHoreb es decir, el Sina presencia un huracn, luego un terremoto, y, por ltimo,relmpagos de fuego, pero no reconoce en ellos la voz de Dios; la reconoce, en cambio,

    18 http://revistadelfestivaldeovejas.blogspot.com/19No podemos entrar en relacin con lo divino si no es a distancia; para ello necesitamos un Mediador, y ese mediador esJesucristo. Esa es toda la paradoja que hemos de afrontar, y la nueva racionalidad que la teora mimtica deseasostener. Se presenta como una razn apocalptica, es decir, una razn que toma en serio lo divino. Para salir de laimitacin negativa, de la reciprocidad que acercaba a los hombres a lo sagrado, hay que aceptar la idea de que slouna imitacin positiva nos pondra a justa distancia de lo divino. La imitacin de Cristo es esa cercana que nospone a distancia, A quien debemos imitar no es al Padre, sino a su Hijo, retirado con l a una ausencia que es laprueba que debemos superar. GIRARD, Ren. Clausewitz en los extremos. 181.

  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    8/9

    en una brisa suave (cf. 1 R 19, 11-13). Dios habla en el silencio20, pero es necesario saberloescuchar21.

    Mientras que el jardn del Edn, lugar de abundancia, ha sido el escenario del pecado, eldesierto es el lugar de la esterilidad absoluta, lugar maldito, donde no hay semillas, ni higueras,ni vias, ni ganados, ni siquiera agua para beber (Nm. 20,5). Dios habla en el desierto porquenuestros deseos ya no encuentran la disculpa de que hay objetos de deseo, y tal vez ni siquieraotros que tengan deseos sobre esos objetos. Es decir, es el mbito en que nos encontramosdesamparados, a solas con la contingencia de nuestros deseos. En el extremo, el desierto nosdespierta una sed desesperada, una ansiedad de algo que sacie nuestra vacuidad, ya que a ladinmica de nuestros deseos solo responde otro, en cuyos deseos colmamos nuestra ansia. Poreso el desierto no es tanto el lugar del encuentro con Dios, sino de la confrontacin con ladinmica de nuestros deseos. En el desierto podemos entonces volver a los otros, y hundirnosen la idolatra complaciente que adora sus deseos y los sacraliza (Ex 15; Nm 11; 14; Sal 78 y95), o en otro sentido, dejando callar las voces que invaden y constituyen nuestra existenciasubjetiva, en el silencio radical, podemos encontrarnos con un Dios amoroso que acogenuestra enorme contingencia y le da una salida de la cautividad y la esclavitud a la que nossometemos siguiendo apasionadamente los deseos de los otros.

    Pero si bien el silencio del desierto nos abre la posibilidad del encuentro con este Diosamoroso, nos lleva tambin a la ruta del silencio de este Dios cuyo amor se hace concreto en lacruz. El Glgota no slo es el mbito en el cual se revela la verdad de la violencia humana, sinotambin el de la muerte de nuestros dolos y de Dios mismo. Sin los apoyos de nuestros dolos,a travs del proceso de derrumbamiento de lo religioso que inaugura la crucifixin de Jess,nos enfrentamos a tener que vivir haciendo una memoria amorosa de ese hombre crucificado,rememorando siempre la compasin de las mujeres que lo acompaaron en su crucifixin, sinceder a la locura contagiosa de considerarlo un chivo expiatorio.Tal vez la mayor parte de la debilidad de los proyectos que brotan desde las propias tradicionesculturales, es que no logran ganar una mirada suficientemente reflexiva y auto crtica con ellasmismas. La reflexin tiene un campo de validez, el de la teora, o de poner la vivencia en

    trminos de la teora, pero tal vez la pura teora reflexiva no sea suficiente para salir de laviolencia. La referencia al desierto responde a la cuestin de Dios, frecuentemente relatada porlas vctimas, ya sea como el claro Dios mio!, que expresa el horror ante la violencia, hasta lapregunta de cmo ha podido Dios permitir esto, en la que resuena la pregunta que se ha hechorepetidamente sin encontrar ms respuesta que el silencio mismo de Dios, ya sea paracuestionar la produccin masiva de vctimas en la primera o la segunda guerra mundial, o elterrible holocausto a que fue sometida la comunidad juda de Europa en esas mquinas taneficientes de muerte que eran los campos de concentracin, o la terrible masacre que elrgimen radical del Pol Pot cometi contra su propio pueblo en Camboya. Pero es la mismapregunta que exclaman las vctimas desde la antigedad, ante el podero sangriento de losimperios, y que ha acompaado la historia de toda la humanidad, en todas las culturas. Lacuestin es si Dios sanciona la violencia, lo que parece claro y lgico en universos sacrales.Pero despus de que la violencia ha sido expuesta y denunciada con la muerte misma de Diosen la cruz, y que el mundo se ha desencantado, el problema es diferente. No simplemente

    20 La presencia de lo divino crece a medida precisamente de que eso divino se retira () La retirada de Dios es,entonces, pasaje en Jesucristo de la reciprocidad a la relacin, de la cercana a la distancia () La Encarnacin esel nico medio dado a la humanidad para afrontar el muy salubre silencio de Dio: Cristo interrog ese silencio enla cruz, luego el mismo imit la retirada de su Padre. GIRARD, Ren. Clausewitz en los extremos. 184.21 http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2011/documents/hf_ben-xvi_aud_20110810_sp.html

  • 7/27/2019 ponenciaCOV&R2012

    9/9

    porque Dios no sancione o legitime a los victimarios22, sino porque se identifica con lasvctimas, hacindose l mismo vctima. No slo se sigue de esto la necesidad de una accincompasiva con las vctimas. El sujeto que ha sido capaz de reflexionar en su soledad, frente aun Dios que permanece en silencio, podra dejarse llevar por la posibilidad abiertaprecisamente por este hombre que ha muerto en la cruz. Se trata de la experiencia de serperdonado, es decir, de reconocer que uno mismo es el sujeto de la violencia, que la fragilidadde nuestra propia contingencia est conformada por las estructuras mismas del asesinatofundador, pues somos hijos de Can: no slo yo, cada yo, sino tambin cada una de las otraspersonas, de modo que el perdn es una estructura colectiva de conversin 23 del individuo,aislado en la presencia de su propia violencia, a la posibilidad de la formacin de unacomunidad ligada por esta gracia que reconcilia.Se trata de una forma de reflexin que consiste en hacer memoria de esta muerte perdonadorade Jess en la cruz, una memoria reflexiva y auto crtica, que sea tan compasiva que puedarecoger el significado de la presencia de las mujeres en el Glgota. As, la superacin de loslmites que tienen las culturas para reducir la violencia puede ser una apuesta por unaexperiencia de silenciosa confrontacin interna, constituida por la memoria amorosa ycompasiva de las personas que, como Jess, han expuesto la lgica de la violencia, y abierto un

    camino donde la rivalidad sea paulatinamente sustituida por una compasin que traiga alpresente de nuestras vidas esos ejemplos de vida de los que hacemos memoria.

    22 El cristianismo () impide que los hombres imputen su violencia a los dioses, y los sita ante suresponsabilidad. GIRARD, Ren. Clausewitz en los extremos. 179.23 Girard, Ren. Clausewitz en los extremos. 106: Reconocer la imitacin y su ambivalencia sera el nico mediopara percibir ese siempre posible pasaje de la reciprocidad a la relacin, del contagio negativo a una forma decontagio positivo. Eso significa la imitacin de Cristo. Sin embargo, dicho pasaje no es algo dado ni, menos aun,pensable: es del tenor de una conversin especfica, de un acontecimiento.