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AMPARO EN REVISIÓN 622/2016 QUEJOSA Y RECURRENTE: ********** PONENTE: MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA HERNÁNDEZ SECRETARIO: LUIS MAURICIO RANGEL ARGÜELLES COLABORÓ: PEDRO LÓPEZ PONCE DE LEÓN En atención a lo dispuesto en el artículo 73, segundo párrafo, de la Ley de Amparo, así como en la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.” 1 , a continuación se hace público el fragmento del proyecto de sentencia del Amparo en Revisión 785/2015 en el cual se realiza el estudio de constitucionalidad respectivo: 1. SEXTO. Estudio. En este orden de ideas y para estar en aptitud de resolver la litis que nos ocupa, es importante precisar que la cosa juzgada, generalmente, ha sido concebida como aquella calidad de que se dota a una sentencia incontrovertible y se erige como uno de los principios esenciales que dotan de eficacia al derecho fundamental de seguridad jurídica en el ejercicio de la tutela judicial pues, por virtud de ella, se dota de firmeza al fallo y, en el caso de las sentencias de condena, les reviste de ejecutividad, al haber quedado extinta la posibilidad de que subsista (o en un nuevo juicio pueda ser objeto de 1 Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, noviembre de 2014, Tomo I, página 61.

PONENTE: MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA … · de hacer la valer durante el trámite del juicio ejecutivo mercantil, al no habérsele tenido por contestada la demanda 7 . 5 Fojas 231

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AMPARO EN REVISIÓN 622/2016 QUEJOSA Y RECURRENTE: **********

PONENTE: MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA HERNÁNDEZ SECRETARIO: LUIS MAURICIO RANGEL ARGÜELLES COLABORÓ: PEDRO LÓPEZ PONCE DE LEÓN

En atención a lo dispuesto en el artículo 73, segundo párrafo, de la Ley de Amparo, así como en la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”1, a continuación se hace público el fragmento del proyecto de sentencia del Amparo en Revisión 785/2015 en el cual se realiza el estudio de constitucionalidad respectivo:

1. SEXTO. Estudio. En este orden de ideas y para estar en aptitud

de resolver la litis que nos ocupa, es importante precisar que la

“cosa juzgada”, generalmente, ha sido concebida como aquella

calidad de que se dota a una sentencia incontrovertible y se erige

como uno de los principios esenciales que dotan de eficacia al

derecho fundamental de seguridad jurídica en el ejercicio de la

tutela judicial pues, por virtud de ella, se dota de firmeza al fallo y,

en el caso de las sentencias de condena, les reviste de

ejecutividad, al haber quedado extinta la posibilidad de que

subsista (o en un nuevo juicio pueda ser objeto de

1 Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, noviembre de 2014, Tomo I, página 61.

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pronunciamiento) la discusión del o los derechos controvertidos

en juicio. Así la cosa juzgada resulta una institución que da

estabilidad y funcionalidad al sistema de impartición de justicia.

2. En el plano doctrinal Chiovenda, define la cosa juzgada como “la

afirmación indiscutible y obligatoria para los jueces de todos los

futuros juicios, de una voluntad concreta de la ley que reconoce o

desconoce un bien de la vida a una de las partes”2. Mientras que

Vodanovic, señala que “Autoridad de cosa juzgada es el valor

normativo que el fallo tiene, en cuanto a la materia decidida, en

las relaciones entre las partes y sus causahabientes u otros

sujetos y también, respecto de los jueces. Las partes y otras

personas sometidas a la autoridad de la cosa juzgada no pueden

hacer valer ninguna pretensión que contradiga la declaración del

fallo, y los jueces no pueden acoger tampoco peticiones que

estén en pugna con esa declaración”3.

3. Asimismo, el Pleno de este Máximo Tribunal al resolver la acción

de inconstitucionalidad 11/2004 y su acumulada 12/20044,

precisó que la cosa juzgada es una forma que las leyes

procesales han previsto, como regla que materializa la seguridad

y la certeza jurídicas que resultan de haberse seguido un juicio

que culminó con sentencia firme.

2 Liebman, Enrico Tullio, Eficacia y autoridad de la sentencia y otros estudios sobre la cosa

juzgada. Traducción de Sentís Melendo, Editorial Satiago Ediar, Buenos Aires, 1939 pp. 20 y 21. 3 Vodanovic, Antonio, Curso de Derecho Civil, Parte General y Sujetos del Derecho. Editorial

Nascimento, 4ª edición, Santiago de Chile, 1971, pp 82 y 83. 4 En sesión verificada el veinticinco de septiembre de dos mil siete.

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4. La autoridad de la cosa juzgada que se atribuye a la sentencia

definitiva no se funda en una ficción, sino en la necesidad

imperiosa de poner fin a las controversias, a efecto de dar

certidumbre y estabilidad a los derechos del litigio, como

consecuencia de la justicia impartida por el Estado, por medio de

los jueces.

5. En el sistema jurídico mexicano, la institución de la cosa juzgada

se ubica en la sentencia obtenida de un auténtico proceso judicial,

entendido éste como el que fue seguido con las formalidades

esenciales del procedimiento, de conformidad con lo dispuesto en

el artículo 14, párrafo segundo, de la Constitución Política de los

Estados Unidos Mexicanos, lo cual da seguridad y certeza jurídica

a las partes.

6. Así también la cosa juzgada se encuentra en el artículo 17 de la

propia Constitución Federal que, en su tercer párrafo, establece:

“Las leyes federales y locales establecerán los medios necesarios

para que se garantice la independencia de los tribunales y la

plena ejecución de sus resoluciones”. Ello, porque la “plena

ejecución de las resoluciones jurisdiccionales” se logra,

exclusivamente, sólo en cuanto la cosa juzgada se instituye en el

ordenamiento jurídico, como resultado de un juicio regular, que se

ha concluido en todas sus instancias y ha llegado al punto en que

lo decidido ya no sea susceptible de discutirse, en aras de

salvaguardar el diverso derecho de acceso a la justicia,

establecido en el propio artículo 17 constitucional, pues dentro de

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tal prerrogativa se encuentra no sólo el derecho a que los órganos

jurisdiccionales establecidos por el Estado diriman un conflicto,

sino también el derecho a que se garantice la ejecución de la

decisión del órgano jurisdiccional.

7. Luego, la autoridad de la cosa juzgada constituye uno de los

principios esenciales en que la seguridad jurídica se funda; por

tanto, debe respetarse con todas sus consecuencias jurídicas.

8. Así, en un proceso en el que el interesado tuvo adecuada

oportunidad de ser escuchado en su defensa y de ofrecer pruebas

para acreditar sus afirmaciones, además que el litigio fue decidido

ante las instancias judiciales que las normas del procedimiento

señalan, la cosa juzgada resultante de esa tramitación no puede

ser desconocida, pues uno de los pilares del Estado de derecho

es el respeto de la cosa juzgada, como fin último de la impartición

de justicia a cargo del Estado, siempre que se haya hecho

efectivo el debido proceso, con sus formalidades esenciales.

9. El valor que la seguridad y la certeza jurídica tienen para el

Estado no está a discusión, como tampoco lo está el hecho de

que las sentencias definitivas establecen, con carácter rígido, la

verdad legal del caso concreto. Esta última, en su inmutabilidad,

eficacia y ejecutabilidad, materializa respecto a quienes fueron

parte en el juicio, sus garantías de seguridad y certeza jurídica.

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10. A través del sistema jurídico debe buscarse proveer de certeza a

los litigantes, de modo tal que la actividad jurisdiccional se

desarrolle una sola vez y culmine con una sentencia definitiva y

firme, por lo cual no debe consentirse la impugnación de la cosa

juzgada y no debe abrirse, por tanto, una nueva relación procesal

respecto de una cuestión jurídica que ya está juzgada y cuyas

etapas procesales se encuentran definitivamente cerradas; de ahí

que la impugnación de la cosa juzgada es irracional, pues la

autoridad de esta última, en nuestro sistema, debe estimarse

absoluta, sin que pueda considerarse que la cosa juzgada se

establezca sólo por razones de oportunidad y utilidad, y que

puedan también por excepción justificar su sacrificio, en aras de

dotar de eficacia a la garantía de acceso efectivo a la jurisdicción,

así como para evitar el desorden y el mayor daño que podría

derivarse de la conservación de una sentencia que, como acto

jurídico, contenga algún vicio de nulidad que la torna ilegal.

11. De ahí que, en nuestro medio, los principios que inspiran la

inmutabilidad de las sentencias son absolutos, y no deben ceder

frente a algunos otros de origen también constitucional, como el

derecho de acceso efectivo a la jurisdicción, pues este se

encuentra debidamente garantizado, en la medida que el propio

sistema está integrado por diversas instancias y medios de

defensa que permiten a los interesados, impugnar oportunamente

las decisiones jurisdiccionales, a fin de reparar cualquier vicio del

que las decisiones judiciales pudieran adolecer.

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12. Entonces, la institución de la cosa juzgada se entiende como la

inmutabilidad de lo resuelto en las sentencias firmes, sin que

pueda admitirse válidamente que éstas sean modificadas por

circunstancias excepcionales, al descansar precisamente en

dicha inmutabilidad, los principios de seguridad y certeza jurídica.

13. La cosa juzgada formal en realidad constituye una expresión de la

institución jurídica de la preclusión, al apoyarse en la

inimpugnabilidad de la resolución respectiva; por ello, la cosa

juzgada en sentido estricto es la que se califica como material e

implica la imposibilidad de que lo resuelto pueda discutirse en

cualquier proceso futuro, sin desconocer que la formal es

condición necesaria para que la material se produzca.

14. Ahora bien, en la especie, el incidente de liquidación de

sentencia, derivó lo resuelto en la sentencia definitiva de trece de

marzo de dos mil catorce y su respectiva aclaración de veinte

siguiente, dictadas en el juicio ejecutivo mercantil seguido bajo el

expediente **********, del índice del Juzgado Quincuagésimo de

los Civil del Distrito Federal, en donde se condenó a los

demandados (uno de ellos ahora quejosa) a lo siguiente:

a) La cantidad de **********, por concepto de suerte principal, monto que representaba el saldo insoluto.

b) Los intereses moratorios a razón de una tasa mensual del 6% (seis por ciento), conforme al texto del pagaré base de la acción generados a partir del trece de febrero de dos mil doce, fecha en que se incurrió en incumplimiento y hasta que se verificara el pago total del adeudo, así como el correspondiente impuesto al valor agregado, los que deberían

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liquidarse en ejecución de sentencia, previa tramitación del incidente respectivo.

c) Al pago de las costas causadas5.

15. La aludida sentencia fue confirmada mediante la diversa emitida

el nueve de junio de dos mil catorce, en el recurso de apelación

resuelto por la Séptima Sala Civil del Distrito Federal, bajo el

expediente **********6, misma que, en esa fecha, causó estado por

ministerio de ley.

16. En consecuencia, es cosa juzgada la condena, entre otras, al

pago de intereses moratorios a razón de la tasa del 6%

mensual pactada en el pagaré basal de la acción en el juicio

natural.

17. Derivado de lo anterior, la entonces actora, promovió incidente

de liquidación de sentencia, que por proveído de veintitrés de

enero de dos mil quince fue admitido a trámite por el juez natural,

con el cual se ordenó dar vista a la parte contraria para que

manifestaran lo que a su interés conviniera, misma que fue

desahogada por la ahora quejosa en el sentido de oponerse a la

planilla de liquidación propuesta, esgrimiendo –toralmente- que la

tasa con base en la cual se realizó el cálculo, resultaba usuraria,

desproporcionada y excesiva, lo que no había tenido oportunidad

de hacer la valer durante el trámite del juicio ejecutivo mercantil,

al no habérsele tenido por contestada la demanda7.

5 Fojas 231 a 242 206 del Tomo VII, de constancias del juicio de amparo indirecto **********. 6 Ibídem fojas 300 a 307. 7 Ibídem, foja 18.

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18. Mediante interlocutoria emitida el cuatro de febrero de dos mil

quince8, se declaró procedente el incidente de liquidación de

sentencia y se condenó a los codemandados a pagar la cantidad

de **********, por concepto de intereses moratorios y **********, por

concepto de impuesto al valor agregado; resolución que fue

apelada y confirmada por sentencia de veintisiete de marzo de la

misma anualidad, en el toca **********.9

19. Ahora bien, debe precisarse que el incidente de liquidación de

sentencia promovido por la ahora tercero interesada,

precisamente, en la fase de ejecución de sentencia, fue con la

intención de dar cumplimiento al fallo definitivo, específicamente,

al resolutivo tercero, en el cual se condenó a la parte demandada

al pago de intereses moratorios a razón de la tasa pactada en el

pagaré base de la acción, a razón del 6% mensual.

20. En ese orden de ideas, es menester precisar que los incidentes

de liquidación de sentencia, tienen como finalidad determinar en

cantidad liquida aquellas prestaciones que así lo requieran, a fin

de que sean susceptibles de ejecución.

21. Bajo esa perspectiva, esta Primera Sala al resolver la

contradicción de tesis 81/9710, precisó, que el juzgador está

posibilitado legalmente para examinar, de oficio, que la planilla de

liquidación presentada por la parte a la que le resultó favorable la

sentencia, se ajuste a la condena decretada, aun cuando no

8 Ibídem, fojas 17 a 23 9 Ibídem, foja 71 10 En sesión de 13 de agosto de 1997.

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medie oposición del vencido, pues tal conducta omisiva no suple

las condiciones formales y sustantivas de que requiere el

obsequio de la pretensión formulada en la planilla; lo que conlleva

a que no es adecuado que se aprueben automáticamente los

conceptos contenidos en ésta, sin el previo análisis de su

comprobación y justificación, en razón de que el juzgador, al

emplear el arbitrio judicial, debe decidir en forma justa, con apoyo

en los elementos allegados al juicio y al procedimiento incidental,

22. Pero en la aludida contradicción, se acotó que para, ello, debe de

atenderse, primordialmente, a las bases que para ese fin se

desprendan de la resolución principal, sin modificarlas,

anularlas o rebasarlas, para así respetar los principios

fundamentales del proceso, como el de la invariabilidad de la

litis, una vez establecida, o el de congruencia, así como la

inafectabilidad de las bases de la cosa juzgada.

23. Derivado de ello, en la especie, tenemos que de la sentencia

ejecutoria emanada del juicio ejecutivo mercantil 943/2013, se

obtiene, en su calidad de cosa juzgada, la condena de las

prestaciones reclamadas por la entonces actora como suerte

principal, los intereses moratorios pactados, el impuesto al

valor agregado, derivados de la suscripción del pagaré de

dieciocho de noviembre de dos mil once, así como los gastos y

costas emanados de ese juicio; destacando, además, las bases

para la cuantificación de los referidos intereses moratorios, es

decir, a razón del 6% mensual, a partir de que los demandados

incurrieron en incumplimiento (trece de febrero de dos mil doce) y

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hasta que se verifique su pago respectivo, lo cual debía

cuantificarse a través del incidente respectivo.

24. Por lo que, contrario a lo aseverado por la quejosa-recurrente, lo

relativo a los intereses moratorios, en específico, su pago a razón

del 6% mensual, sí constituye cosa juzgada, en virtud de que,

reabrir la discusión sobre si esos intereses son o no usurarios,

bajo el criterio establecido en la jurisprudencia 1ª/j. 47/2014 (10ª),

implicaría cuestionar de nuevo la validez de lo pactado en el

pagaré base de la acción, lo cual ya fue materia de la sentencia

definitiva con que culminó el aludido juicio ejecutivo mercantil, con

lo que también se rebasaría el objetivo del incidente de liquidación

de sentencia, que –como se dijo- sólo debe limitarse al análisis,

inclusive oficioso, de si se cumplen o no las bases para la

cuantificación de los aludidos intereses moratorios, a fin de solo

obtener una cantidad líquida por virtud de la que la sentencia

pueda ser ejecutable.

25. Sin que ningún obstáculo represente lo aseverado por la

inconforme, respecto a que no fue parte en el juicio principal, por

no haber contestado a tiempo la demanda; ya que, al margen de

que sí fue parte en el juicio ejecutivo mercantil de mérito, al haber

sido emplazada al mismo; el que se le hubiese declarado en

rebeldía, por no haber contestado a tiempo la demanda y, por

ello, no hubiese podido oponer una excepción relacionada con

usura en el pacto de intereses moratorios, que propiciara que en

la sentencia definitiva hubiese sido abordado ese tópico; no

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posibilitaría que ello pudiese ser motivo de pronunciamiento

alguno en el incidente de liquidación de sentencia, toda vez que el

tema sobre la estipulación de intereses en el pagaré base de

la acción ya fue agotado al haberse resuelto el juicio ejecutivo

mercantil, cualquiera que fuese la viabilidad y la perspectiva con

la que se hubiese realizado ese análisis.

26. Por ello, no resultaba atendible lo manifestado por la ahora

quejosa (al desahogar la vista que le fue concedida con la planilla

formulada en el incidente de liquidación de sentencia) en el

sentido de que los intereses moratorios al ser usurarios y, por

ende, violatorios de derechos humanos, debían reducirse a la

tasa de interés interbancario de equilibrio fijada por el Banco de

México; pues únicamente pretendió cuestionar el pacto de

intereses moratorios estipulados en el pagaré de marras, esto es,

lo que ya fue cosa juzgada. De ahí que el A quo hubiese

considerado que al desahogar esa vista con la plantilla de

liquidación presentada por la actora incidentista, la ahora quejosa

debió controvertir las cuantificación respectiva, es decir, las

cantidades y operaciones ahí especificadas.

27. Sin que resulte óbice a lo anterior que la inconforme reitere (como

lo hizo desde su recurso de apelación y en su demanda de

amparo), que debió declararse improcedente el incidente de

liquidación de sentencia porque al haberse solicitado a la

responsable que ejerciera control de convencionalidad en

términos de la jurisprudencia 1ª/J. 47/2014, se hubiese percatado

que se configura la usura cuando en una transacción fuera del

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sistema bancario, el pacto supera la tasa máxima señalada por la

ley, como resulta en el caso, al ser equivalente al 72% anual; lo

que propicia, con la suma del impuesto al valor agregado a que

fue condenada, se duplique el adeudo principal.

28. Pues, con independencia de que con tales agravios no se

combaten eficientemente las razones torales por las que el Juez

de Distrito determinó negar el amparo y que lo atinente a la usura

solo implica el análisis de los intereses pactados en un pagaré,

más no así al pago de impuestos (como lo es el impuesto al valor

agregado); lo relevante es que el análisis sobre si los intereses

moratorios estipulados en el pagaré de marras eran o no

usurarios, solo pudo tener lugar durante la substanciación del

juicio ejecutivo mercantil, antes de que causara ejecutoria la

sentencia definitiva ahí emitida, por lo que todo lo resuelto sobre

dicho pacto de intereses (entre ello, el que se hubiesen fijado en

una proporción del 6% mensual) en virtud de constituir cosa

juzgada, constituye una verdad legal inamovible que, ni aun bajo

el nuevo paradigma sobre derechos humanos pierde eficacia.

29. Así es, si bien existe la obligación de los jueces de promover,

respetar, proteger y garantizar los derechos humanos y, en esa

tónica, en atención al derecho humano de proscripción de la

usura establecido en el artículo 21.3 de la Convención Americana

sobre Derechos Humanos, deben acatar la jurisprudencia 1ª/J.

47/2014 (10ª) para efecto de analizar, inclusive de oficio, si los

intereses estipulados en un pagaré son usurarios o excesivos

(atendiendo al contenido convencionalmente válido del artículo

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174 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito), esta

labor solo será posible en la medida en que sea oportuno dentro

de la secuela procesal del juicio, es decir, únicamente si ese

aspecto aún no hubiera sido resuelto mediante sentencia que

haya causado estado.

30. Lo anterior, de ninguna forma se contrapone a lo establecido en

los artículos 1o. y 133 constitucionales, pues –como ha quedado

anotado- la cosa juzgada constituye una institución que garantiza

un diverso derecho fundamental, el de impartición de justicia, al

propiciar la condiciones pertinentes para que las sentencias

dictadas en juicio, una vez agotadas todas las instancias

conducentes, tengan plena eficacia, además de que, por

razones de seguridad jurídica, dota de certeza lo resuelto en los

juicios en beneficio de la correcta y funcional administración de

justicia, así como para la efectiva protección de los derechos de

las personas, conforme lo que establece al respecto el artículo 25

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

31. Esta Sala ha establecido que el propósito de la figura de la cosa

juzgada es revelar las condiciones terminantes en que habrá de

concluir un asunto jurisdiccional, con lo que se dotará de certeza

jurídica a la decisión definitiva asumida y a los intervinientes en el

juicio respecto de las consecuencias derivadas del caso, toda vez

que el respeto a la decisión judicial constituye un pilar del estado

de derecho como fin último de la impartición de justicia.11

11 Ver Amparo directo en revisión 2562/2015. 25 de noviembre de 2015. Cinco votos de los

Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo,

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32. Y que aun ante este nuevo paradigma sobre derechos humanos,

no es posible revisar las decisiones inmutables por virtud de la

autoridad de la cosa juzgada, lo que atiende a una necesidad

operativa que permite que el sistema cumpla con la función de

salvaguardar los derechos de quienes acuden ante los tribunales

para solucionar sus disputas mediante un trato imparcial,

igualitario y dotado de certeza jurídica, lo que abona al orden y a

la paz social12.

33. En esa tesitura, esta Primera Sala al resolver la contradicción de

tesis 91/2015, sostuvo que la aplicación de los criterios sobre

usura contenidos en las tesis jurisprudenciales 1ª/J. 46/2014 (10ª)

y 1ª/J. 46/2014 (10ª) encuentra un límite en la cosa juzgada,

pues la afirmación de que esas tesis sobre usura sean aplicables

mientras el asunto se encuentre sub júdice, lleva inserta la

consecuencia que una vez dictada sentencia ejecutoria que defina

la condena de intereses a una tasa específica en monto

porcentual, ya no se puede efectuar el control de usura en una

etapa posterior al juicio, verbigracia, en el incidente de

liquidación de sentencia.13

Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Saúl Armando Patiño Lara.

12 Ver Amparo directo en revisión 2562/2015. 25 de noviembre de 2015. Cinco votos de los

Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Saúl Armando Patiño Lara. 13 Contradicción de tesis 91/2015 fallada en sesión de 24 de agosto de 2016. Mayoría de 4 votos de

los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Jorge Mario Pardo Rebolledo, y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Disidente Ministra Norma Lucía Piña Hernández.

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34. De lo que deriva que, para el caso, lo relativo al pacto de

intereses moratorios en un 6% mensual, no pude ser objeto de

análisis, en la fase de ejecución de sentencia, en la que se parte

del parámetro de que ese aspecto, ya constituye cosa juzgada y

solamente corresponde cuantificar, vía incidental, entre otros, el

importe líquido de tales intereses moratorios.

35. Lo anterior al margen de la viabilidad de lo afirmado por el Juez

de Distrito en el sentido de que lo usurario de los intereses la

quejosa debió esgrimirlos desde la contestación de la demanda

(como una excepción), apoyándose en el A quo en la

jurisprudencia 1ª/J. 132/201214, ya superada, pues lo relevante es

la imposibilidad jurídica de realizar control ex officio en términos

de las jurisprudencias 1ª/J. 46/2014 (10ª) y 1ª/J. 46/2014 (10ª),

en la etapa de ejecución de sentencia, cuando ya existe una

verdad legal inamovible, en cuanto a la condena de intereses.

36. No pasa inadvertido para esta Sala, que durante la sustanciación

del juicio ejecutivo mercantil, no pudieron tener aplicación las

14 “INTERÉS USURARIO EN MATERIA MERCANTIL. CUÁNDO DEBE CONSIDERARSE QUE

EXISTE Y EN QUÉ MOMENTO PROCESAL DEBE ESTUDIARSE”. Contradicción de tesis 204/2012. Suscitada entre el Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito, el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el Tribunal Colegiado del Trigésimo Segundo Circuito. 3 de octubre de 2012. La votación se dividió en dos partes: mayoría de cuatro votos por lo que se refiere a la competencia. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Unanimidad de cinco votos en cuanto al fondo. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: Jorge Roberto Ordóñez Escobar. La Primera Sala abandonó el criterio sostenido en esta tesis, según se desprende de la que con el número de identificación 1a./J. 46/2014 (10a.), aparece publicada el viernes 27 de junio de 2014, a las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 7, Tomo I, junio de 2014, página 400, de título y subtítulo: "PAGARÉ. EL ARTÍCULO 174, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA LEY GENERAL DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO, PERMITE A LAS PARTES LA LIBRE CONVENCIÓN DE INTERESES CON LA LIMITANTE DE QUE LOS MISMOS NO SEAN USURARIOS. INTERPRETACIÓN CONFORME CON LA CONSTITUCIÓN [ABANDONO DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 132/2012 (10a.) Y DE LA TESIS AISLADA 1a. CCLXIV/2012 (10a.)]."

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jurisprudencias citadas en último lugar15 que conllevaran que el

juez natural o las autoridades jurisdiccionales que hubiesen

intervenido en otras instancias ordinarias y extraordinarias, de

oficio, hubiesen realizado el análisis sobre si la tasa de interés

moratorio pactada era o no usuraria; por la razón de que antes de

que hubiese causado estado la sentencia ejecutoria de ese juicio,

dichos criterios no habían sido publicados; sin embargo, como fue

resuelto en la contradicción de tesis 91/2015, esas

jurisprudencias solo resultaban operativas mientras el juicio

se encontrara sub júdice, precisamente, hasta antes de que se

dictara la sentencia con que causó estado el juicio ejecutivo

mercantil.

37. En efecto, en virtud de que la aplicabilidad de esos criterios

obligatorios sobrevino a la conclusión del juicio, se propició la

imposibilidad de que operaran sobre aspectos ya decididos, con

calidad de cosa juzgada y, en esa medida, el juez natural, durante

la tramitación del incidente de liquidación de sentencia, al

cuantificar el monto de los intereses moratorios a que la parte

demandada fue condenada, ya no estaba en aptitud de aplicar el

contenido convencionalmente válido del artículo 174 de la Ley

General de Títulos y Operaciones de Crédito, a fin de corroborar

si esos intereses eran excesivos o usurarios.

15 La sentencia dictada en el juicio ejecutivo mercantil 943/2013, causó estado el 9 de junio de

2014 (Fojas 261 a 268, del Tomo II, de consmientras la tesis 1ª/J. 47/2014 se publicó el viernes 27 de junio de 2014, a las 9:30 horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 30 de junio de 2014, para los efectos previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.