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SEMANARIO FARMACÉUTICO 113 LA NUEVA FARMACOPEA SUIZA, POR EM. BOURQUELOT. La primera edición de la Farmacopea suiza, redactada por la Sociedad suiza de Farmacéuticos, se publicó en 1865; fué seguida de una segunda edición en 1872 y de un suplemento, en 1876. La tercera edición que acaba de aparecer, lo ha ve- rificado veintidós años después de la anterior. La comisión encargada de redactarla, principió su trabajo en Mayo de 1889 y la terminó en Abril de 1893; ha consagrado, por consiguien- te, cuatro afios en cumplir su cometido. Este período largo de preparación, se explica por el acuerdo que la comisión tomó de publicar la nueva farmacopea simul- táneamente en los tres idiomas que se hablan en Suiza, el francés, alemán é italiano, y por las numerosas modificaciones que ha entendido oportuno introducir en su redacción. Bajo este punto de vista, los farmacéuticos franceses, serán sorprendidos por la importancia, que tomando como ejemplo de las farmacopeas más modernas, ha concedido la comisión al ensayo de los medicamentos, tanto químicos como galé- nicos. Hasta aquí las comisiones oficiales de la farmacopea fran- cesa, á pesar de sus deseos expresados en diferentes ocasiones, han rehusado siempre emprender deliberadamente este camir no. Se comprendía esta resistencia, cuando el farmacéutico preparaba casi la totalidad de los medicamentos, pero hoy que la industria le proporciona los compuestos químicos y que pide con frecuencia, demasiado frecuentemente, los medica- mentos galénicos á los drogueros, no tiene nada de extraño, la necesidad de indicarle los métodos de ensayo que le permitan identificar los productos que recibe y asegurarse de su pureza. Las comisiones francesas han rehusado igualmente hasta hoy, fijar las dosis máximas de los medicamentos venenosos ó solamente activos, sin duda por el temor á responsabilidades. En el extranjero no han rehusado asumir esta responsabilidad, y no solo en la Farmacopea suiza, sí que también en la de los Estados Unidos, en la italiana, para no citar otras que las más nuevas, la descripción de cada medicamento importante, va seguida de la dosis máxima por una vez, y de la misma por ABRIL 15 DE 1894.—AÑO XXII.—NÚM. 15. 15

POR EM. BOURQUELOT

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SEMANARIO FARMACÉUTICO 113

LA NUEVA FARMACOPEA SUIZA, POR EM. BOURQUELOT.

La primera edición de la Farmacopea suiza, redactada por la Sociedad suiza de Fa rmacéu t i cos , se publicó en 1865; fué seguida de una segunda edición en 1872 y de un suplemento, en 1876. La tercera edición que acaba de aparecer, lo ha ve­rificado veintidós años después de la anterior. L a comisión encargada de redactarla, principió su trabajo en Mayo de 1889 y la te rminó en A b r i l de 1893; ha consagrado, por consiguien­te, cuatro afios en cumplir su cometido.

Este período largo de preparación, se explica por el acuerdo que la comisión tomó de publicar la nueva farmacopea simul­t áneamen te en los tres idiomas que se hablan en Suiza, el francés, a lemán é italiano, y por las numerosas modificaciones que ha entendido oportuno introducir en su redacción.

Bajo este punto de vista, los farmacéuticos franceses, serán sorprendidos por la importancia, que tomando como ejemplo de las farmacopeas más modernas, ha concedido la comisión al ensayo de los medicamentos, tanto químicos como ga lé ­nicos.

Hasta aquí las comisiones oficiales de la farmacopea fran­cesa, á pesar de sus deseos expresados en diferentes ocasiones, han rehusado siempre emprender deliberadamente este camir no. Se comprendía esta resistencia, cuando el farmacéutico preparaba casi la totalidad de los medicamentos, pero hoy que la industria le proporciona los compuestos químicos y que pide con frecuencia, demasiado frecuentemente, los medica­mentos galénicos á los drogueros, no tiene nada de extraño, la necesidad de indicarle los métodos de ensayo que le permitan identificar los productos que recibe y asegurarse de su pureza.

Las comisiones francesas han rehusado igualmente hasta hoy, fijar las dosis m á x i m a s de los medicamentos venenosos ó solamente activos, sin duda por el temor á responsabilidades. E n el extranjero no han rehusado asumir esta responsabilidad, y no solo en la Farmacopea suiza, sí que t ambién en la de los Estados Unidos, en la italiana, para no citar otras que las m á s nuevas, la descripción de cada medicamento importante, va seguida de la dosis m á x i m a por una vez, y de la misma por

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veinticuatro horas (para un adulto). En la Farmacopea suiza, se encuentra además al final del libro una tabla en que se reca­p i tu lan estas diversas dosis.

Estos son los dos puntos esenciales con relación á los que la nueva Farmacopea suiza difiere de la nuestra. Las demás diferencias son debidas á los progresos realizados en farmaco­logía desde 1884, y de que, por lo demás , fácilmente podemos darnos cuenta, pasando sucesivamente revista á los nuevos medicamentos químicos introducidos en la misma y las modi ­ficaciones aportadas á la preparación de los diversos grupos de los medicamentos galénicos.

Más ante todo no es inúti l dar á conocer algunas de las indicaciones generales consignadas en la introducción ó que se hallan en tablas colocadas en forma de apéndice, al fin del volumen.

E l t e rmómet ro cent ígrado es el único empleado y las solu­bilidades en frío se refieren á la temperatura de 15.° La tabla relativa á la composión de las mezclas de alcohol y agua, es la de Hehner; se consigna en ella y á la temperatura de 150,5 la relación existente entre el peso específico y la riqueza en alcohol absoluto de las mismas. No la acompaña como en nuestra farmacopea una tabla de coeficientes para la corrección de la temperatura, lo cual á m i entender, es una deficiencia.

Los pesos y medidas son, sin excepción, los del sistema métrico; así que en la descripción del tamiz, que sirve para la preparación de los polvos, el n ú m e r o de mallas se refiere al cent ímetro.

E l tamiz n.0 V I I de esta Farmacopea, corresponde á los polvos m á s finos (alcoholizados), cuenta 50 á 51 mallas por un cent ímetro de longitud.

Sabido es, que en la nuestra, por una inconsecuencia difícil de comprender, el n ú m e r o de aquellas se cuenta por pulgadas longitudinales.

La Comisión suiza ha descrito pocos procedimientos para la p reparac ión de compuestos químicos; se l imita á dar solo aquellos mediante los que los productos corresponden á una composición química especial ó aquellos que puedan servir de enseñanza en el laboratorio del fa rmacéu t ico . Una de las preocu­paciones de los farmacéuticos suizos, es la de instruir á los dis­cípulos pasantes de la práct ica de laboratorio.

Por úl t imo, entre las tablas señalaremos la de los reactivos y la de los líquidos volumétricos.

E l fin perseguido por la Comisión, ha sido evidentemente poner un poco de regularidad en la preparación de las solu­ciones de que ha de servirse el farmacéut ico para ensayar los

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medicamentos y que se destinen á ensayos cualitativos, como las de cloruro de plata ó de cloruro bario, ó á ensayos cuanti­tativos, como los líquidos volumétricos.

Los medicamentos nuevos introducidos en la nueva Far­macopea, son muy poco numerosos, relativamente á la canti­dad de los mismos que han sido preconizados en estos ú l t i ­mos años; así que la Comisión ha hecho caso omiso de los aristoles, el lisol, creolina, analgeno y tantos otros que han sido objeto de reclamos persistentes ó efímeros en las publica­ciones periódicas; ha juzgado y con razón, que era necesario esperar á que estos productos hayan dado pruebas de su u t i l i ­dad terapéutica, antes de concederlos una consagración oficial.

Entre los que ha admitido, encuéut rause los siguientes: Acetalinida.—Para preparar este compuesto se toman 2

partes de anilina y 3 de ácido acético cristalizable; se in t rodu­cen las substancias en un matraz que lleva s imul táneamente un tubo para el enfriamiento del aire, y se hace hervir hasta que una pequeña porción sus t ra ída se cuaje ráp ida y comple­tamente, lo qae exige cerca de cinco horas. Se vierte entonces la masa en agua fría, se filtra y la acetanilida cristaliza por enfriamiento.—Es necesario en seguida purificarla por crista­lización en agua caliente, hasta que el punto de fusión del pro­ducto sea constante.

La acetalinida debe fundirse entre 112 y 113°, ser soluble en 200 partes p róx imamente de agua i 15°, en 18 partes de agua hirviendo y en 3,5 p. de alcohol.

La solución acuosa preparada en frío debe ser neutra y no colorearse por el percloruro de hierro.

Acido agaricico (agaricina).—Polvo blanco, microcristalino, casi inodoro é ins ípido.—Este ácido se funde hacia los 130° coloreándose en amarillo; calentado fuertemente desprende va­pores blancos, y finalmente, calcinado, arde sin dejar residuo. Es muy poco soluble en frío en el agua, alcohol, éter, clorofor­mo y sulfuro de carbono; por el contrario, es muy soluble en amoniaco y lejías alcalinas, aun muy diluidas.

En caliente se disuelve por completo, dando soluciones i n ­coloras, en el ácido y éter acético, y esencia de trementina, así como próx imamente en 6 partes de alcohol.

Calentado con 50-100 partes de. agua, el ácido agaricico se hincha, forma una jalea y se l iquida daudo un l íquido incolo­ro, que forma espuma considerable, presentando una reacción débilmente ácida; esta solución se enturbia por el enfriamiento y toma el aspecto de engrudo.

Compuesto muy activo. Dósis m á x i m a simple: Ogr.0,3; d ó -sis m á x i m a por día, Ogr. 10.

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Acido fórmico—5CC de ácido oficinal deben exigir para su neutral ización, 22 á 29cc de solución normal de hidrato de sodio (40 gr. de hidrato por l i t ro) , lo que corresponde á 24 ó 25 por 100 del ácido. ;

Para investigar el ácido acético que puede habérselo añadi ­do fraudulentamente, se digiere con óxido de plomo, se filtra el l íquido, evapora y apura el residuo por alcohol; después de evaporado el alcohol, no debe dejar residuo, que calentado, ex­hale olor á acetona,

Jugo de la lana (oesipo).—Jugo purificado de la lana de carnero.—Es inodoro, amarillento y que se funde hacia los 35 ó 36°, dando un líquido casi l ímpido. Mezclado con 30 ó 40 por 100 de agua, da una masa untuosa, blanquecina, tenaz. Esta mezcla constituye la lanolina.

Si se disuelven 0sr-,10 del jugo de la lana en 5CC de cloro­formo y se vierte esta solución con precaución sobre un volumen igual de ácido sulfúrico, se forma en la superficie al contacto de los dos líquidos, una zona rojo-pardusca viva, que adquiere su m á x i m o de intensidad al cabo de veinticuatro horas.

Ant ip i r ina .—Lamini l las cristalinas, incoloras, inodoras de sabor un poco amargo, que se funde á 112°, soluble en menos de una parte de agua fría, p róx imamente en 1 de alcohol ó de cloroformo y en cerca de 50 de éter

Dos gotas de ácido nítrico fumante, colorean en verde 2CG de solución acuosa de antipirina al 1 por 100, y una tercera gota del mismo ácido, añad ido á la solución hirviendo, la colo­ra en rojo.-^-La solución acuosa de antipirina debe ser neutra, incolora y no debe ser modificada por eí hidrógeno sulfurado.

Salicilato de quinina.—Los caracteres físicos dados para esta sal difieren de los que se indican en la Farmacopea fran­cesa. Según esta el salicilato de quinina se disuelve á 10° p r ó ­ximamente en 100 partes de agua. Es soluble según la Farma­copea suiza en 250 partes de agua á 15° y en 25 de alcohol.

La proporción de agua de cristalización será según una (F. F . ) , 1,91 por 100, y según la otra (F. S.), 1 por 100 sola­mente. Este agua se desprende por completo á 100°.

Tanato de quinina. — La preparación de esta sal, según la Farmacopea suiza, difiere esencialmente de la que está ins­crita en la nuestra.

Se prepara en frío una solución de 9 partes de sulfato de quinina en 250 p. de agua y 16 p. de ácido sulfúrico diluido (á 10 por 100).

Por otra parte, se prepara igualmente en frío una solución de 21 p. de tanino y de 3,5 p. de bicarbonato de sosa en 250 p. de agua. Se añade esta segunda solución á la primera, te-

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niendo cuidado de agitar vivamente ; se lava con rapidez el precipitado obtenido, con tan poca agua fría como sea posi­ble, hasta que el agua de loción, acidulada con nítrico, no se enturbie por el BaCl2 . Se seca cuidadosamente á una tem­peratura que no exceda de 30 á 35°, y se reduce á polvo.

Este producto contiene de 30 á 35 por 100 de quinina amorfa; el de la Farmacopea francesa solo de 20 á 21 por 100. Para determinar su riqueza en quinina, se tr i tura 1 gr. de tannato con 10 gr. de agua: se añaden 10 gr. de sosa cáust i ­ca, y se digieren por media hora en baño mar ía . Se agita la mezcla después de fría dos veces con cloroformo, empleando cada una 15 ce. de dicho disolvente; reunidas sus soluciones, se evaporan en un matraz pequeño tarado; el residuo es dese­cado en baño mar ía hasta peso constante; debe pesar á lo menos 0sr,30 y á lo más 0sr,35 (una cantidad más elevada i n ­dica la presencia de sales amorfas de otros alcaloides de las quinas).

Clorhidrato de cocaína. — Partes iguales de clorhidrato de cocaína y de cloruro mercúrico trituradas juntas, dan una mezcla que se ennegrece inmediatamente cuando se humedece con un poco de alcohol diluido. Si en un tubo de ensayo pre­viamente lavado con ácido sulfúrico y enjuagado con agua, se introducen 5 ce. de la solución acuosa (1 por 50), después 2 ó 3 gotas de permanganato (1 por 100), debe obtenerse una solución rojo-violeta, cuyo color debe persistir después de me­dia hora. Calentando esta solución con 8 ó 10 nuevas gotas del mismo, no desprenderá olor á esencia de almendras amar­gas (ciuamilcocaina).

Crisarohina.— Polvo amarillo, formado por cristales poco distintos, obtenidos purificando la substancia que se acumula en las hendiduras del tronco del A n d i r a araoha.

Es muy poco soluble en agua y muy difícilmente soluble en el alcohol hirviendo. Se disuelve por completo en 30 partes de benzol frío, dando una solución diáfana.

Cafe ína .—\J& Farmacopea francesa la considera como so­luble en 93 partes de agua á 12°; en 25 p. de alcohol frío y en 9 p. de cloroformo; según la Farmacopea suiza ha de ser solu­ble en 80 de agua a 15°, en 100 de alcohol á 95° (alcohol ofici­nal), en 10 de cloroformo, y finalmente en 2 de agua hirviendo.

Guayacol.—La Farmacopea suiza distingue dos guayacoles: un guayacol puro, constituyendo un liquido incoloro que hierve á 200°, de peso específico 1,133, y un guayacol comercial que hierve entre 200 á 203° para las y de peso específico á lo Jnenos de 1,110. Es necesario añad i r el guayacol cristalizado de Béhal y Choay, que no era conocido a ú n en el momento de

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redactarse el libro y que evidentemente es el solo producto puro.

Bromhidrato de homatropina.—Polvo blanco cristalino, fu­sible al calor, combustible sin residuo, soluble en 6 partes de agua fría (15°) en 1 p. de aí?ua hirviendo y en 18 de alcohol. La solución acuosa (1 por 20) da coa el nitrato de plata, uu precipitado amarillento; con el cloruro mercúrico, precipitado blanco.

Cuando se calientan algunos miligramos de sal en un tubo pequeño de vidrio hasta la producción de vapores blancos y después se añaden 1 á lcc,5 de ácido sulfúrico y se con t iuúa calentando hasta que el l íquido pardee, si se introducen con precaución y gota á gota 2CC de agua, se desorrolla uu olor particular análogo al de esencia de almendras amargas. Dósis m á x i m a simple: O^.OOl.—Dósis para un día: Or,002.

(Continuará.)

ASUNTOS CIENTÍFICOS

Determinación del tanino en las soluciones tánicas, POR EL SISTEMA. E. GuENES.

El principio en que está fundado el método de E. Gaenes es, que en una solución hirviendo de emético á la que se agrega un color de anilina, si se vierte una solución de tanino, se forma un precipitado de antimonio que fija la materia colorante y forma una verdadera laca.

Si la cantidad de tanino contenida en la solución no es suficien­te, el líquido en que se forma el precipitado se decolora por com­pleto.

E l emético con relación á la materia colorante debe encontrar­se en exceso.

a) E l volúmen de la solución coloreada de emético y la de la solución de tanino que se necesita añadir para decolorarle, son siempre proporcianales entre sí, mientras que la disminución no influye en los resultados.

b) Una cantidad determinada de tanato de antimonio fija siempre la de materia colorante correspondiente.

c) Cuando se vierte una solución hirviendo de emético el pre­cipitado de agallato de antimonio no se forma inmediatamente. El tanato de antimonio que se forma en las mismas condiciones, se produce luego y entonces la presencia del ácido agállico no per­judica á la determinación del tanino.

Se prepara previamente una solución compuesta de Emético 13 gramos. Verde Poirier J. E 1 — ' Agua destilada , . , 1 litro.

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E l tanino debe disolverse separadamente; lo mismo la materia colorante; en seguida se hace la mezcla de las dos soluciones y después se filtra. La titulación del precedente líquido se practica mediante una solución etérea de tanino perfectamente puro y dese­cado en el vacío sobre ácido sulfúrico; la solución ha de contener de 5 á 6 gramos de tanino por l i tro, á la que se añade una peque­ña cantidad de timol, disuelto en alcohol para impedir su enmo-hecimiento.

Se llena con la solución de tanino una bureta graduada con llave, se ponen por otra parte en un tubo de vidrio de 35 milíme­tros de diámetro 20cc de la solución de emético coloreada é igual volumen de agua destilada; el líquido coloreado se le lleva á la ebullición y en él se hace caer, por medio de la bureta la solución tánica, al principio un centímetro cúbico y después gota á gota, hasta completa decoloración del mismo , teniendo cuidado que hierva nuevamente después de cada adición de tanino.

De este modo se forma un precipitado verde en copos, que se reúne fácilmente y permite seguir la decoloración.

Cuando la decoloración es completa, se lee en la bureta el vo­lumen de la solución de emético.

Aplicado este método al análisis de varios extractos tánicos, ó bien á las soluciones preparadas con cualquiera otro material que los contenga, sirve como un análisis de comprobación, porque los taninos de los diversos materiales difieren de los de la agalla; la riqueza de un extracto del mismo estará representada por un peso equivalente de aquel, equivalente á su vez al de dichas agallas.

TRICRESOL.

E l tricresol, mezcla natural de los tres cresoles del alquitrán de hulla, privado de toda impureza, y considerado como un nuevo antiséptico orgánico, es un líquido diáfano, de olor agradable á creosota, de peso específico 1,042 á 1,040, que hierve de 185 á 205o C.

Es sabido, según Schulze, que el alquitrán contiene los tres isó­meros del cresol en las proporciones siguientes:

Metacresol . . . 40 por 100. Orthocresol. 35 — Paracresol 25 —

En la fábrica de E. Schering se ha descubierto que es debido á que el cresol no depurado de las impurezas que contiene, su poca solubilidad en el agua; el tricresol privado de ellas, da una so­lución más concentrada, de la que se necesita en la práctica qui­rúrgica. En efecto, el tricresol proporciona con el agua una solu­ción neutra á 2,2-2,5 ponoo; ahora bien, la cirugía no la necesita más que de 0,5-1 por 100, habiendo demostrado los experimentos de Fránkel y de Gruber que, como desinfectante, una solución á 1 por 100, es tan enérgica como el agua fenicada á 3 por 100. Por esto es absolutamente supérfluo adicionar al tricresol un disolvente

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cualquiera, como se hace con otras preparaciones cresóticas del comercio.

Si se agregan 2,5CC de legía de potasa á 50cc de agua y icc de tricresol, se obtendrá un líquido diáfano como el agua.

La solución acuosa del tricresol conserva su limpidez por un tiempo indefinido; no ataca los instrumentos, no hace escurridizas las manos como los fenoles alcalinos, ni inservibles como sucede con el ácido fénico.

N O T I C I A S V A R I A S

DESGRACIA SENSIBLE.—Nuestro estimado compañero j amig-o I ) . Manuel Moure, establecido en Trubia, ha tenido la desgracia de habérsele muerto dos de sus hijos; uno el 26 del mes ante­rior, y otro el 3 del corriente, ó sea en el breve plazo de 20 días , victimas de una epidemia que entre los niños de aquella locali­dad se ha desarrollado. Afectadísimo por tan dolorosa pérdida, huelgan en estos momentos cuantas reflexiones pudiéramos ha­cer para proporcionarle a lgún consuelo en su aflicción, pero por si algo pudiera influir para hacerla más llevadera, sí consig--naremos que tomamos en su dolor la part icipación que corres­ponde á un buen amig1©, á la vez que confiamos que el tiempo, uno de los paliativos en tan tristes casos, fortalecerá su ánimo y le ha rá más llevadero su profundo dolor. Este es nuestro más vivo deseo.

RECEPCIÓN ACADÉMICA.—El Domingo 1.° del mes actual, ce­lebró la Real Academia de Medicina de Madrid, sesión pública extraordinaria, para dar posesión al académico electo, l imo, se­ñor Dr. D. Adolfo Moreno y Pozo, el cual leyó de modo notable un erudito y bien escrito discurso con el tema: Co?iséUución de la Ci rugía desde su orifjen hasta la época actual. En nombre de la docta corporación le contestó el académico de número Dr. don Francisco de Cortejarena y Aldebó. El acto resultó lucidísimo, por e l numeroso y escogido público que concurrió al mismo, ha hiendo sido aplaudido merecidamente el nuevo académico, así como el Sr. Cortejarena.

GLICERINA CRISTALIZADA.—El perfeccionamiento aportado á la preparación de la glicerina, permite obtener este líquido en un estado de pureza tal, que no es raro actualmente hallarla al estado cristalino. Los farmacéuticos están poco acostumbrados á encontrarla bajo esta nueva forma, y algunos han llegado á creer, era debido á una falsificación, ó á un error de la casa remisora: á veces es un hecho muy natural.

Siendo la glicerina pura, un líquido que experimenta el fenó­meno de la sobrefusión, basta una temperatura prolongada de 0o, para producir un principio de solidificación en la masa, bajo la forma de prismas rómbicos, que no son fusibles hasta cerca de los 17 ó 18° y que comunican á este líquido el aspecto de un jarabe de punto excesivo.