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Breve ensayo con orientación didáctica destinado a estudiantes de Escuela Media-Lengua
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¿POR QUÉ Y PARA QUÉ TENEMOS QUE ESTUDIAR ‘LENGUA’ EN LA ESCUELA?
Prof. Vanesa Condito
A lo largo de todos los años que anduviste por la escuela, seguramente siempre existieron muchas cosas
sobre las cuales te preguntaste por qué y para qué ‘tenías’ que aprenderlas y estudiarlas, a pesar de que,
para vos, nada tenían ni tienen que ver con tu vida y realidad cotidiana, ni tampoco con lo que te interesaría
hacer en el futuro como trabajo…
¿Para qué me sirve clasificar los textos?
¿Por qué tengo que conocer los verbos irregulares?
¿Y la literatura qué utilidad tiene?
¿Y eso del circuito de la comunicación, o lo de los tipos de narrador, que no se usa para nada en la realidad?...
(Y la pregunta obligada)
¿Por qué siempre, siempre, año tras año, nos la pasamos haciendo análisis sintáctico, si yo jamás voy ‘por la vida’ buscando sujetos y encontrando elementos del predicado con nombres exóticos y aburridos?
En primer lugar, es importante que partamos de una base: que no todas las cosas tengan una ‘utilidad’
inmediata (acá y ahora), no significa que no sirvan ni que nunca vayan a hacerlo. Fijate, por ejemplo: si querés
tener una planta en el patio de tu casa, ¿vas a dejar de regarla porque ni hoy, ni mañana, ni pasado la veas
crecer..?, o bien, ¿te vas a dejar de lavar los dientes porque, total, las caries son casi imperceptibles por
mucho tiempo...?, e incluso ¿vas a dejar de ser afectuoso con tu novio o novia porque, de todos modos, es
alguien ‘copado’ que no se va a ofender así nomás si no le prestás atención un par de días..?. Evidentemente,
hay muchas cosas que hacemos cotidianamente aunque sabemos que en el momento no se ven sus
resultados, pero que sabemos que son importantes… Bueno, a continuación, vamos a intentar pensar,
justamente, cuáles son esas cosas por las que hoy estamos estudiando ‘lengua y literatura’, y sobre las cuales
quizás todavía no te detuviste a pensar (pero no por ello dejan de existir y de tener importancia…)
A ver, en principio, si miramos atentamente el mundo que nos rodea y en el que vivimos, nos daremos
cuenta de que es bastante complejo porque, entre otras cosas, constantemente nos está ‘bombardeando’
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con informaciones de todo tipo: ‘lee esto’, ‘compra lo otro’, ‘votá por nosotros’, ‘elegí lo que quieras dentro de esto’, ‘tenés que hacer aquello’, ‘hay que usar tal cosa’, ‘el otro día
sucedió algo así y después pasó eso otro’, ‘aprendé que esto es así’, ‘usá esto de este
modo’, ‘encontrá aquella cuestión’, ‘el problema es que tal cosa es así’, ‘
etc., etc., etc., etc.…(¿te suena familiar..?) Ahora bien, lo interesante para pensar acá es que toda esta lluvia
de información, que cotidianamente nos rodea de distintas maneras, tiene como una de sus principales
‘materias primas’ a la LENGUA: con la lengua se cuentan las noticias, con la lengua se arma un debate
político, con la lengua se relatan los partidos de fútbol, con la lengua se nos quiere vender un montón de
productos, con la lengua se hacen los diálogos de las películas y las novelas, y con la lengua se nos enseña a
hacer las cosas que nos interesan. Entonces, si es con la lengua con la que se hacen todas esas
cosas en el mundo en el que vivimos… ¿no nos conviene conocerla en profundidad, en toda
su riqueza, para poder manejarnos mejor como jóvenes y como ciudadanos…?
(…bueno, hacia eso apuntamos cuando estudiamos los distintos géneros de texto y las tramas textuales con las que éstos se
construyen)
En segundo lugar, si te ponés a pensar un poco en tus situaciones más cotidianas - ya sea con tus amigos, con
tus compañeros, con tu familia, y hasta con cualquier extraño que pasa por la calle -, te vas a dar cuenta de
que siempre es, sobre todo, a partir de la lengua con lo que podés comunicarte para interactuar de diversas
maneras y según tus intereses y necesidades. Es decir, la comunicación lingüística es un hecho incuestionable
por el hecho mismo de vivir en una sociedad (y no en una isla desierta): ¿te imaginás un solo día de tu vida sin
hablar con nadie..?. Ahora bien, esto no quiere decir que comunicarse y usar la lengua para hacer cosas con
los otros y expresar nuestras ideas y deseos sea ‘cosa sencilla’ y ‘libre de problemas’…sabemos que en un
montón de situaciones el otro no entiende lo que le quiero decir, o lo malinterpreta, o se ofende por cómo le
digo las cosas, o cree que entendió y sin embargo con los actos me demuestra lo contrario… (¿te suena
familiar..?). Entonces, se hace evidente que la comunicación, aunque esté siempre presente en nuestros
actos cotidianos, es bastante compleja por la gran cantidad de factores que pone en juego: más
conocemos la lengua y las posibilidades de ‘hacer cosas’ con ella, más posibilidades
tendremos de lograr expresar lo que queremos y comprender lo que el otro (a quien quiero
o a quien no quiero) me intenta expresar.
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(…bueno, hacia eso apuntamos cuando estudiamos los distintos factores que constituyen el circuito de la comunicación, o las
variedades lingüísticas, o los actos de habla.)
Por otra parte - y para enredar un poco más las cosas -, a esta altura de tu recorrido, habrás advertido que no
siempre que se usa la lengua se lo hace con una finalidad práctica (es decir, para conseguir cosas, para
entenderme y comunicarme con los que me rodean, para aprender algo, o para informarme sobre cosas que
suceden en el mundo): a veces se habla y se escribe simplemente por las ganas de hablar y de escribir, por la
necesidad de expresarnos, o por las ganas de jugar y de inventar cosas con las palabras (de hecho, ¿qué son
si no eso los trabalenguas, las poesías, las adivinanzas, los cuentos y los chistes…?). Justamente, la lengua
nos permite no sólo informarnos, aprender, y comunicarnos, sino también entretener,
enamorar, entristecer o asustar; generar sentimientos con las palabras, e inventar cosas,
personajes y mundos -mundos raros, mundos fantásticos, mundos locos, o mundos que se
parecen al nuestro y nos ayudan a pensarlo mejor-.
(…bueno, hacia eso apuntamos cuando leemos y analizamos los distintos textos literarios.)
Ahora bien, posiblemente en este momento te estarás diciendo:
Ok, sí, todo muy lindo…pero ¡¿Y la gramática y el análisis sintáctico cómo juegan en todo esto…?!
Bueno, vamos por parte, primero que nada, a diferencia de cuando estudiamos inglés o cualquier otro idioma
que aprendemos para saber hablarlo y entenderlo, cuando aprendemos ‘lengua’ (nuestra ‘lengua materna’),
de lo que se trata es de algo que jamás nos tuvieron que enseñar para saber usar… si hacés memoria siempre
te vas a recordar hablándola y entendiéndola porque la aprendiste sin darte cuenta y de modo casi
inevitable, como aprendemos a caminar…Por lo tanto, para poder utilizarla mejor - es decir, de
diferentes maneras según con quién, dónde, por qué y para qué la usemos -, es
fundamental que ‘tomemos un poco de distancia’ de ella para poder volverla realmente un
objeto de estudio y tomemos conciencia de cómo funciona: para ello están, como ya te podrás
imaginar, todos los ejercicios que hacemos de gramática; desde la clasificación de las palabras y sus partes
(morfología) hasta la manera en que éstas se entrelazan para producir frases con sentido (análisis sintáctico de las
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oraciones). En otras palabras, lo que hacemos cuando hacemos análisis sintáctico, no es otra cosa que hacer
que nuestra lengua, que es algo extremadamente familiar y cercano a nosotros, se nos vuelva ‘extraña’, para
luego poder entenderla y aprovechar al máximo todas sus posibilidades expresivas, comunicativas y creativas
sobre las cuales ya estuvimos hablando…
Bueno, para terminar, te invito a que hagas una prueba:
Intentá pensar algo… cualquier cosa, lo que quieras y tengas ganas o se te ocurra ahora mismo, y probá hacerlo sin ayuda de tu lengua…probá pensar sin absolutamente ninguna palabra…
(…………..……………….…)
¿¿¡¡Podés!!?? ¿¡Viste qué difícil que se pone la cosa!?
Como te habrás podido dar cuenta recién, pensamos básicamente a partir de las palabras y con su ayuda… en
consecuencia más palabras y más formas de relacionarlas entre sí conocemos, y más modos de jugar y de hacer cosas con ellas sabemos, más libertad de pensamiento vamos a tener
(Te invito al desafío, ¿dale?, ¿no te animás...?)