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Por si se va la luz. Lara Moreno. Lumen, 2013 Leí sobre Lara que es como una avispa. Leí que puede llegar silenciosa y antes de que puedas darte cuenta clavarte ese aguijón que te inyecta algo con la intención de quedarse mucho, mucho rato. Tal vez para siempre, por discreto que sea el veneno, por mucho que quiera negarse a sí mismo disolviéndose transparente contra la sangre. Y como leí estas palabras después de haber leído las de sus cuentos, pude asentir en silencio pero con convicción mientras me rascaba la cicatriz del picotazo. Lara Moreno, el Nuevo Talento Fnac de Literatura, publica con Lumen su primera novela, Por si se va la luz, y yo me abrazo a sus páginas pensando que van a salvarme, que son un refugio en caso de que el título se haga realidad. Pobre de mí. Pobre de mí porque Nadia me escupe a la cara, me dice “has venido aquí con nosotros, vamos a instalarnos en la Nada y no podrás marcharte”. Soy obediente. Permanezco. Los personajes de este texto coral caminan en círculos sobre la tierra a la que han vuelto. Recuperan lo orgánico que se abandonó antes de una crisis impersonal de la que la escritora los aísla en un no-lugar que huele a animales enfermos, a humanos enfermos. Martín y Nadia, investigador y artista, son dos seres hechos para la urbe que se deciden por el retiro. Él, convencido de que es la única opción; ella, arrastrada por un amor que ni siquiera sabe si existe, luchando como una bestia que trata de adaptarse a un hábitat hostil. La supervivencia. No hay idilio en el regreso al origen. En el regreso hay huerto y hay esencia primaria. Y dos viejos que saben y una niña que es el demonio y un lector y una mujer con aroma palpable, y no sucede nada y lo sucede todo, pero no al otro lado de las ventanas, no en el hielo ni en el aire que abrasa sino sobre y bajo la piel de cada uno de ellos. Hay preguntas. Y una poética tan densa que abriga.

Por Si Se Va La Luz

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Page 1: Por Si Se Va La Luz

Por si se va la luz.

Lara Moreno. Lumen, 2013

Leí sobre Lara que es como una avispa. Leí que puede llegar silenciosa y antes de que puedas darte cuenta clavarte ese aguijón que te inyecta algo con la intención de quedarse mucho, mucho rato. Tal vez para siempre, por discreto que sea el veneno, por mucho que quiera negarse a sí mismo disolviéndose transparente contra la sangre. Y como leí estas palabras después de haber leído las de sus cuentos, pude asentir en silencio pero con convicción mientras me rascaba la cicatriz del picotazo.

Lara Moreno, el Nuevo Talento Fnac de Literatura, publica con Lumen su primera novela, Por si se va la luz, y yo me abrazo a sus páginas pensando que van a salvarme, que son un refugio en caso de que el título se haga realidad. Pobre de mí. Pobre de mí porque Nadia me escupe a la cara, me dice “has venido aquí con nosotros, vamos a instalarnos en la Nada y no podrás marcharte”. Soy obediente. Permanezco. Los personajes de este texto coral caminan en círculos sobre la tierra a la que han vuelto. Recuperan lo orgánico que se abandonó antes de una crisis impersonal de la que la escritora los aísla en un no-lugar que huele a animales enfermos, a humanos enfermos. Martín y Nadia, investigador y artista, son dos seres hechos para la urbe que se deciden por el retiro. Él, convencido de que es la única opción; ella, arrastrada por un amor que ni siquiera sabe si existe, luchando como una bestia que trata de adaptarse a un hábitat hostil. La supervivencia.

No hay idilio en el regreso al origen. En el regreso hay huerto y hay esencia primaria. Y dos viejos que saben y una niña que es el demonio y un lector y una mujer con aroma palpable, y no sucede nada y lo sucede todo, pero no al otro lado de las ventanas, no en el hielo ni en el aire que abrasa sino sobre y bajo la piel de cada uno de ellos. Hay preguntas. Y una poética tan densa que abriga.

En la contraportada del libro pone “Lara Moreno es una mujer que empieza y tiempo le queda para decir lo suyo, pero con esta primera novela nos entrega ya literatura en mayúsculas”. Y yo, mientras me rasco otra vez la cicatriz del primer picotazo, más roja y más profunda ahora, asiento de nuevo.

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Sobre la novela

No se llevaron nada, o casi; ni siquiera el gusto por la aventura. Y cuando llegaron al pueblo, entraron en casa y se echaron encima de un colchón como si la noche no fuera a acabar nunca. Amaneció, y a la luz del sol descubrieron que había más vida allí: unas cuantas casas, unos huertos, hombres y mujeres que hablaban lo justo.

Despacio, Nadia y Martín fueron conociendo a Enrique, el dueño de un bar donde había poco más que libros y vino rancio, a Elena y Damián, dos viejos hechos de pura piedra, y a Ivana, que un buen día apareció acompañada de una niña, hija de todos y de nadie.

¿Qué sentido tenía aquel viaje, y aquella gente, y aquel ir viviendo sin imágenes, sin música, sin mensajes que contestar y solo algo de comida y sexo para aliviar los días? Quizá se tratara de llegar a viejos ahora que ya no quedaba nadie en las ciudades, quizá buscaran una manera de ser y de hacer algo digno en ese tiempo que aún les quedaba antes de que se apagara la luz. Quién sabe.

Sobre la autora

Lara Moreno (Sevilla, 1978), licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster en Edición (Grupo Santillana y Universidad de Salamanca), tiene publicados los libros de relatos Casi todas las tijeras (Quórum, 2004) yCuatro veces fuego (Tropo, 2008), y el poemario La herida costumbre(Puerta del Mar, 2008). Su obra está recogida en antologías y revistas culturales.

Con Igriega Movimiento Cultural, ha sido editora del libro de microrrelatosLos vicios solitarios (2003) y la antología Aquí y ahora. Voces de poesía(2008). Mantiene el blog Guarda tu amor humano y es una de las voces emergentes más destacadas de la narrativa en castellano. Vive en Madrid y trabaja como editora y correctora para distintas editoriales.

Por si se va la luz es su primera novela.