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Lorena Sánchez López Porfolio

Porfolio Lorena Sánchez López

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Lorena Sánchez López

Porfolio

Primeros ejercicios_-_-_-_-1º,2º y 3º Arq

Ejercicio: “Puesto de mercadillo para el concurso La Marina en San Sebastián de los Reyes”

Obra: “Panel resumen de breve ejercicio para exposición con Peter Cook”

Obra: “Torre para Ayuntamiento en concurso La Marina en San Sebastián de los Reyes”

Últimos ejercicios_-_-_-_-4º Arq

Obra: “Sistema de reorganización en el slum de Kibera”

Obra: “Rascacielos híbrido en Battery Park en NYC”

Concurso Estación de autobuses en San Pedro del Pinatar_-_-_-_-

Ejercicios en marcha_-_-_-_-5º Arq

Obra: “Sistema estructural móvil para observatorio natural”

Obra: “Centro de investigación energética mediante el estudio de infraleves en la superficie de los ríos Jarama y Guadarrama”

Obras de crítica y tesinas_-_-_-_-

Las herramientas que debemos asimilar y asumir para intervenir en el proyecto arquitectónico, son asumidas a partir del ‘Site’ desde el ‘Non-Site’. Estamos hablando del paisaje, es decir, • Figura: forma exterior de un cuerpo por la cual

se diferencia de otro // cosa que representa o significa otra // espacio cerrado por líneas o superficies //

• Fondo: parte inferior de una cosa hueca // superficie sólida sobre la cual está el agua // extensión interior de un edificio // zona más alejada de un determinado punto de referencia // parte principal y esencial de algo, en contraposición a la forma //

figura que emerge del fondo. El paisaje como constructo en la naturaleza y elemento intuitivamente original, en contraposición al arte, correspondiente al artificio, tienen en el sujeto el vínculo al que están predestinados en nuestra obra. Se trata, por tanto, de llevar a cabo una aproximación intelectual al territorio del que dependerá, como soporte, nuestra intervención. La idea de referirnos al paisaje como soporte, materia y sujeto de nuestra obra tiene que ver con el movimiento de arte contemporáneo, LandArt.

La búsqueda de la belleza en el paisaje pasa por una selección crítica del contexto que nos dará la clave para construir el pensamiento que va detrás de todo ello. No se trata de convertir la acción en algo meramente plástico sino en encontrar aquellos mecanismos que hagan visibles aquellos asuntos de la naturaleza que queremos intensificar en relación al posicionamiento crítico adoptado. • Agua: sustancia cuyas moléculas están

formadas por la combinación de un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, líquida, inodora, insípida e incolora. Es el componente más abundante de la superficie terrestre y, más o menos puro, forma la lluvia, las fuentes, los ríos y los mares, es parte constituyente de todos los organismos vivos y aparece en compuestos naturales.

El agua es el ojo que todo lo ve. Su fuerza atraviesa toda la materia con la que se encuentra y es capaz de abrirse camino mediante juegos formales con la propia naturaleza. La conexión inmediata acústica entre sujeto y objeto, elemento del paisaje, Agua, incluso antes de percibirlo visualmente, fue clave para decidir el soporte, pero, fue el azar, que intervino al final del recorrido artificial sobre el paisaje, lo que me llevó a seleccionar el contexto embebido en el propio cauce del río Manzanares. La primera toma de contacto con el río llegó tras un largo recorrido por el escarpado pensamiento del plano horizontal con respecto a la tensión gravitatoria natural a la que está sometido el paisaje.

TESINA: M → N entre variables diferenciales tal que, para cada punto p de M, existe un entorno abierto U de p tal que f(U) es abierto en N Acerca de los infraleves sobre la topografía de un río

La fuerza con la que desciende el agua y la potencia de su sonido hacen pensar en el fondo como primer elemento germen de dichas consecuencias pero, en la definición de superficie está inherente que ésta es el aspecto externo de algo, ¿algo que hay debajo?, ese aspecto, forma, es la configuración externa a definir, ¿de dónde procede la forma?

Se trataba, por tanto, de analizar cuál era el factor determinante de la forma de la superficie del río.

El resultado del análisis exhaustivo de la superficie y del fondo correspondiente en un determinado punto del cauce lleva al planteamiento real de la morfogénesis de la superficie.

Al enmarcar un breve espacio de tiempo de la propia superficie nos damos cuenta de la transformabilidad de la misma y que un estado concreto no tiene porqué seguir a otro por necesidad en cuanto a este fondo inmutable.

La mutabilidad de la superficie nos lleva a referirnos al matemático H. Poincaré quien descubre que tan sólo tres cuerpos en un sistema aislado presentan un comportamiento tan complejo que no hay método científico capaz de describirlo. Se trata por tanto de infraleves, como describía Marcel Duchamp, es decir, aquellos hechos que se escapan del sentido común y la observación científica. Este hecho remarca el paso de la segunda a la tercera dimensión en la obra, pues otorga relieve, a pesar de que la superficie sea una extensión en que sólo se consideran dos dimensiones, conlleva una profunda observación desarrollada a través de una poética sugestiva que lleve a culminar la obra con la suficiente coherencia semántica, es decir, pensar la topología semántica de lo contingente de la obra.

La novedad y el azar son elementos inherentes a este suceso. Se trata de una serie de acontecimientos turbulentos que dan valor al instante a través del proceso viciado del agua en su recorrido. Al querer asignar una forma concreta a la superficie como consecuencia de algo, nos remitimos a la teoría de la forma desde el modelo hilemórfico en el que ésta es consecuencia del choque con una cantidad de materia o hylé para que se dé pero, esta superficie no tiene una forma determinada o fija puesto que esta ‘materia’ contra la que choca no es estática u homogénea, son innumerables e imposibles elementos a determinar científicamente. Es el futurismo, el movimiento encargado de encauzar el pensamiento base que acompaña dicha obra. Las perturbaciones hablan de la superficie como un sistema complejo que esculpe formas en el tiempo, no se trata de un instante estético-estático sino de romper con la forma de la superficie como consecuencia inmediata del fondo en el espacio. La superficie parece aglutinar una convergencia única de flujos, pero la complejidad que alcanza nos habla de lo ya descrito por los futuristas como una ruptura total de esta estabilidad continua y la transformación de la misma en más de un sistema independiente resultado de una catástrofe, cambios y transformaciones que lo diferencian del modelo lineal.

La complejidad de este sistema que describe la superficie habla desde la topología de las propiedades y continuidad de la misma describiendo determinadas transformaciones que introducen discontinuidades en la evolución del propio sistema superficial, es decir, las propiedades y características de la superficie no vienen determinadas por el estatismo del fondo sino por las innumerables singularidades que le suceden en el espacio circundante a ese marco instantáneo del rio. Todo lo que sucede alrededor de este ‘frame’ incide directamente en la forma del sistema. El hecho de que estos ‘acontecimientos’ o ‘singularidades’ sean inherentes a la superficie provocan que si tomamos cualquier punto del ‘frame’ y, teniendo en cuenta que estas cualidades suceden en un momento temporal real, éste, un nanosegundo más tarde, no se encuentra en el mismo punto, lo que nos lleva a hacer referencia al difeomorfismo que provoca el cambio de apariencia de los espacios sobre los que actúa por ser un sistema biyectivo, es decir, cambia la manera de ver las coordenadas de dos espacios. Todas las formas están, por tanto, asociadas a singularidades, discontinuidades en el proceso, no sobre el propio sistema, sino dentro del sistema total que conforma la superficie. Las discontinuidades que acompañan a la superficie hacen que ésta adquiera forma sólo cuando, aparentemente, el sistema parece estable, pero las catástrofes, consecuencia de cualquier cambio, a las que nos referimos próximas a ese espacio circundante, contiguas, dentro o por encima del sistema, son las encargadas de alimentar la mutabilidad de la superficie, su morfogénesis.

Al ser éste un sistema dinámico, no encuentra una forma concreta definida por un estado de reposo; como define Iñaki Ábalos en su libro Naturaleza y Artificio ‘‘…la teoría de catástrofes es un método para describir la evolución de las formas en la naturaleza… teoría topológica que traza el comportamiento de fuerzas en el espacio a lo largo del tiempo…’’.

El hecho de que el choque de fuerzas genere catástrofes que den lugar a la mutabilidad del sistema superficial, quiere decir que afectará a todos y cada uno de los puntos del sistema en el tiempo variando su posición hacia cualquier dirección del espacio.

La aleatoriedad que recae sobre las perturbaciones catastróficas se encuentra en una sistema lineal continuo que enlaza una situación con otra y que en realidad definen una forma que surge del denominado déploiment universel, categorizado de manera distinta al concepto de forma según el modelo hileomórfico. Son momentos distintos en la forma de la superficie del rio.

Esta forma de la superficie puede tener respuesta en el término de paisaje epigenético pues el desarrollo de la misma es capaz de amortiguar las perturbaciones, al principio del proceso el desarrollo de la forma superficial es plástico, el punto alcanza distintos destinos pero, conforme el desarrollo se despliega como hemos nombrado a través del proceso de sucesivos pliegues catastróficos, ciertas decisiones del sistema, no pueden revertirse. Es Conrad Hal Waddington quien habla de la multiplicidad de trayectorias posibles e infinitas que pueden definirse sobre una superficie en el proceso inherente al despliegue de acontecimientos que le acompañan.

No es el fondo, por tanto, quien en su inmutabilidad define la forma de la superficie, aunque sí son esa serie de catástrofes que acompañan al agua en su recorrido las que definen la forma del fondo por su fuerza, presión, temperatura, cantidad de oxígeno, arrastre de materiales, etc.

Ábalos concluye el tema de la forma desde el capítulo Paisajes de cambio: Stati d´animo de Boccioni como teoría general de modelos, ’’…las formas existen sólo en evolución o equilibrio, es decir, como diagramas generados por sucesos que representan el múltiple conflicto de fuerzas en todas las dimensiones del espacio y sus modalidades de convergencia en un único instante concreto del tiempo’’.

Obra: “Campo sobre el concepto de nube”

Obra: “Disociación Figura/Fondo”