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Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 121-139 121 1. Lab. de Prehistoria. I+D+i. Universidad de Burgos. Plaza Misael Bañuelos, s/n. 09001 Bur- gos. [email protected] Prado Vargas y la variabilidad tecnológica a finales del Paleolítico Medio en la meseta norte Marta Navazo 1 , J. Carlos Díez 1 Rebut: 10-12-2008 Acceptat: 10-02-2009 Resumen Los asentamientos del EIO 3 del Occidente europeo presentan unas cadenas operativas en donde los clásicos sistemas de explotación musterienses se intercambian, dando lugar, según nuestro método de análisis, a decenas de categorías diferentes. Estos núcleos, bien sobre lasca, bien sobre canto, originan morfotipos en gran variedad de soportes. En la Meseta norte hay al menos tres asen- tamientos que comparten estas características, Prado Vargas, Millán y Hundidero. Trataremos de conocer a través del registro de estos sitios, a qué se debe el aprovechamiento terminal de la mate- ria prima y la forma de gestionarla. Palabras clave: Paleolítico Medio, Meseta norte, Prado Vargas, variabilidad tecnológica, reci- clado. Resum. Prado Vargas i la variabilitat tecnològica a finals del Paleolític Mitjà a la Meseta nord Els assentaments de l’EIO 3 de l’Occident europeu presenten unes cadenes operatives on els clàs- sics sistemes d’explotació musterians s’intercanvien donant lloc, segons el nostre mètode d’anà- lisi, a desenes de categories diferents. Aquests nuclis, ja sigui sobre ascla o sobre còdol, originen morfotipus sobre gran varietat de suports. A la Meseta nord hi ha almenys tres assentaments que comparteixen aquestes característiques, Prado Vargas, Millán i Hundidero. A través del registre d’aquests jaciments tractarem de saber a què és degut l’aprofitament terminal de la matèria pri- mera i la manera de gestionar-la. Paraules clau: Paleolític Mitjà, Meseta nord, Prado Vargas, variabilitat tecnològica, reciclatge. Résumé. Prado Vargas et la variabilité technologique au fin du Paléolithique Moyen au Plateau nord Les sites du EIO 3, en Europe occidentale, présentent des chaînes opératoires où les systèmes classiques d’exploitation moustérienne s’échangent donnant, selon notre méthode d’analyse, des dizaines de catégories différentes. Ces nucléus taillés sur éclats ou sur des galets, donnent des morphotypes sur une grande variété de supports. Dans les plateaux de nord, il y a au moins 3 sites qui partagent ces mêmes caractéristiques, Prado Vargas, Millán et Hundidero. On essaye- ra de connaître, grâce au registre de ces sites, les raisons du profitement terminal de la matière première et la façon dont elle a été gestionnée. Mots clés: Paléolithique moyen, Meseta nord, Prado Vargas, variabilité technologique, recyclage.

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Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 121-139 121

1. Lab. de Prehistoria. I+D+i. Universidad de Burgos. Plaza Misael Bañuelos, s/n. 09001 Bur-gos. [email protected]

Prado Vargas y la variabilidad tecnológicaa finales del Paleolítico Medio en la meseta norte

Marta Navazo1, J. Carlos Díez1

Rebut: 10-12-2008Acceptat: 10-02-2009

Resumen

Los asentamientos del EIO 3 del Occidente europeo presentan unas cadenas operativas en dondelos clásicos sistemas de explotación musterienses se intercambian, dando lugar, según nuestrométodo de análisis, a decenas de categorías diferentes. Estos núcleos, bien sobre lasca, bien sobrecanto, originan morfotipos en gran variedad de soportes. En la Meseta norte hay al menos tres asen-tamientos que comparten estas características, Prado Vargas, Millán y Hundidero. Trataremosde conocer a través del registro de estos sitios, a qué se debe el aprovechamiento terminal de la mate-ria prima y la forma de gestionarla.

Palabras clave: Paleolítico Medio, Meseta norte, Prado Vargas, variabilidad tecnológica, reci-clado.

Resum. Prado Vargas i la variabilitat tecnològica a finals del Paleolític Mitjà a la Meseta nord

Els assentaments de l’EIO 3 de l’Occident europeu presenten unes cadenes operatives on els clàs-sics sistemes d’explotació musterians s’intercanvien donant lloc, segons el nostre mètode d’anà-lisi, a desenes de categories diferents. Aquests nuclis, ja sigui sobre ascla o sobre còdol, originenmorfotipus sobre gran varietat de suports. A la Meseta nord hi ha almenys tres assentaments quecomparteixen aquestes característiques, Prado Vargas, Millán i Hundidero. A través del registred’aquests jaciments tractarem de saber a què és degut l’aprofitament terminal de la matèria pri-mera i la manera de gestionar-la.

Paraules clau: Paleolític Mitjà, Meseta nord, Prado Vargas, variabilitat tecnològica, reciclatge.

Résumé. Prado Vargas et la variabilité technologique au fin du Paléolithique Moyen au Plateau nord

Les sites du EIO 3, en Europe occidentale, présentent des chaînes opératoires où les systèmesclassiques d’exploitation moustérienne s’échangent donnant, selon notre méthode d’analyse, desdizaines de catégories différentes. Ces nucléus taillés sur éclats ou sur des galets, donnentdes morphotypes sur une grande variété de supports. Dans les plateaux de nord, il y a au moins3 sites qui partagent ces mêmes caractéristiques, Prado Vargas, Millán et Hundidero. On essaye-ra de connaître, grâce au registre de ces sites, les raisons du profitement terminal de la matièrepremière et la façon dont elle a été gestionnée.

Mots clés: Paléolithique moyen, Meseta nord, Prado Vargas, variabilité technologique, recyclage.

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Abstract. Prado Vargas and the technological variability in the late Middle Palaeolithic of theNorthern Plateau

OIS3 sites in Western Europe show chaines operatoires in which there is a combination of clas-sic Mousterian exploitation systems, leading to a wide range of knapping methods. Cores, eitheron cobble or on flakes, give place to morphotypes made on a variety of blanks. These featurescan be traced in at least three sites in the Northern Plateau, Prado Vargas, Millán and Hundidero.This paper investigates the exhaustion of raw materials and how they were exploited.

Key words: Middle Palaeolithic, technological variability, northern Iberian Meseta, recycling.

NAVAZO, Marta y DÍEZ, J. Carlos. «Prado Vargas y la variabilidad tecnológica a finales del Paleo-lítico Medio en la meseta norte». Treballs d’Arqueologia, 2008, Núm. 14, p. 121-139.

1. Introducción

Casi cuarenta años han pasado ya desdela interesante discusión abierta por Bor-des y Binford acerca de la variabilidadmusteriense. Sin embargo, cuanto másconocemos sobre los últimos momentosdel Paleolítico Medio, más debate se gene-ra sobre esta variabilidad. Herederos delenfoque tipológico de los años sesenta ysetenta, seguimos intentando superarlo,estudiando el registro lítico desde otrasperspectivas que nos ayuden a conocer laevolución de las estrategias tecnológicasen el tiempo y en el espacio.

Nuestra aportación en esta cuestiónviene fundamentada por el estudio de unacavidad situada en el norte de la provin-cia de Burgos, la cueva de Prado Vargas(Cornejo), ocupada durante el EIO 3, yla comparación de las estrategias tecnoló-gicas aquí observadas con las de otros doslugares no muy alejados, Millán y Hun-didero.

Centraremos nuestra aportación, portanto, en la cueva de Prado Vargas y suscaracterísticas tecnológicas, para después

comparar brevemente con otros dosasentamientos del final del PaleolíticoMedio, uno al aire libre, Hundidero, yotro en un abrigo rocoso, Millán (fig. 1),para discernir cuáles son los elementosque a nuestro juicio inciden en estavariabilidad.

2. Prado Vargas

Prado Vargas es una cavidad abierta den-tro del extenso complejo kárstico de OjoGuareña, en el norte de la provincia deBurgos, a unos 20 m de altura sobre el ríoTrema. La cueva, de morfología plana ylineal, tiene unos 120 m de desarrollo yuna altura media muy constante de algomenos de 2 metros.

La cueva es excavada en 1986 bajo ladirección de Trino Torres y en dos campa-ñas dirigidas por nosotros el año 2006,interesando la primera de ellas un área cer-cana a la entrada de la cueva de 4 m2, y lasdos siguientes sobre otros 4 m2, adyacentesa los anteriores (fig. 2). La estratigrafía reco-nocida consiste, de techo a muro, en:

— Pequeño nivel de 5 cm de tierra suel-ta removida.

— 8 cm de arcilla fina con pequeños can-tos calcáreos que contiene esporádi-cas cerámicas y huesos de posible cro-nología altomedieval.

— Nivel 3: arcillas rojas de disposición hori-zontal estériles. Espesor de 40-50 cm.

— Nivel 4: arcillas más oscuras que elanterior, con gravilla, grava y arenascalcáreas. Consiste en un rico depósi-to de unos 22 cm de potencia máxi-ma, con restos líticos y óseos, así comopor fragmentos de carbón.

— Gravillas y arenas calcáreas de más de1 metro de potencia. Estéril.

Dada la extensión excavada no pudoaccederse a la base de la secuencia, aun-

que presuponemos, a la espera de unanueva campaña, que debajo del nivel basalse encontrará el suelo de la cavidad. Unsondeo realizado en el exterior de la cuevaasí parece indicarlo.

Los restos faunísticos están muy frag-mentados, predominando las diáfisis centi-métricas de huesos largos y pequeñas esquir-las de costillas y huesos planos. Los elementosdentarios no son abundantes pero identifi-camos, de mayor a menor abundancia, cier-vo, cabra, corzo, oso, rebeco, caballo, cone-jo, lobo, pantera, rinoceronte y jabalí.Muchos de los huesos de los unguladospresentan marcas de carnicería, con pocasevidencias de acceso de carnívoros. Haymínimas alteraciones tafonómicas, salvouna ligera abrasión acuífera en bastantesfragmentos que interpretamos como evi-

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Figura 1. Situación en el norte de la península Ibérica de los yacimientos aquí estudiados.

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dencia de desplazamientos de corto des-arrollo por la acción de pequeñas corrientes.

La cronología de las ocupacioneshumanas debió ser próxima a los 46,2 kaBP, fecha obtenida mediante racemizaciónde aminoácidos a partir de un diente decaballo (Navazo et al., 2005).

3. Captación de recursos líticos

Nuestro objetivo es reconocer el territo-rio económico de los grupos humanosque habitaron en Prado Vargas, lo cual

tiene implicaciones sobre la movilidad ylas decisiones de gestión de los recursoslíticos de las poblaciones. Hemos reali-zado una prospección buscando los aflo-ramientos potenciales de materia primaprehistórica, reconociendo la presenciade areniscas, cuarcitas y calizas rodadasen el cauce del río Trema. Ninguno dedichos materiales ha sido reconocido enla ocupación prehistórica. Hemos docu-mentado afloramientos de sílex en las cali-zas del noroeste de la cueva recogiendodiferentes muestras, tanto de los insertosen caja caliza como de los bloques natu-

Figura 2. Planta de Prado Vargas y detalle de la excavación en la que se aprecia la estratigrafía.

Figura 3. Diagrama de barras representativo de la composición de las muestras geológicas recu-peradas. Se representa el sílex recuperado en caja caliza (dcha.), y el sílex recuperado en caja arci-llosa (izda.). Cada barra representa la señal obtenida en el detector del ICP a la masa indicada enel eje X dividida entre la señal registrada en la masa 30.

rales en sustrato arcilloso allí donde ésteaflora.

Para el estudio de la composición delas muestras del sílex, hemos empleado elICP-MS (acrónimo de Inductive CoupledPlama-Mass Spectrometry). Utilizamos estemétodo geoquímico ya que nos parece quepresenta varias ventajas en comparacióncon otras técnicas clásicas, al ser capaz dedetectar concentraciones menores a laparte por billón de la mayoría de los ele-mentos de la tabla periódica, exceptuan-do los más ligeros y los gases nobles (H,He, C, N, O, F...); es mínimamente des-tructiva (Kennett et al., 2001) ya que lasmuestras necesarias para el análisis pesanentre 12 y 17 mg; y muy rápida (aproxi-madamente 4 minutos por muestra)(Navazo et al., 2008).

En primer lugar se analizan las mues-tras geológicas, que posteriormente se con-trastan con las arqueológicas. Hemos tra-bajado con 3 muestras de sílex natural, ycon 12 piezas arqueológicas representati-vas del conjunto. Las muestras naturalesfueron divididas en pequeñas porciones,analizándose solo el interior de la piedra yno su superficie. Cada una de las mues-tras (naturales y arqueológicas) ha sidoanalizada por triplicado, obteniéndoseresultados muy similares en cada una delas réplicas.

El método de análisis consiste en larealización de una ablación con un láserde alta energía a lo largo de una línea rea-lizada sobre la piedra que sólo puede serobservada con ayuda de un microscopio;es decir, el método de análisis es no des-tructivo.

El silicio se midió en su isótopo 30porque si se mide en su isótopo más habi-tual, 28, se produce la saturación deldetector al tratarse de muestras de sílex.Debido a que en cada piedra puede ser

ablacionada una cantidad diferente demuestra, los datos se normalizaron divi-diendo la señal (Counts) obtenida en cadauna de las masas entre la señal de la masa30 (Si30). Así, en las gráficas que se repre-senten se observa que la señal (Normali-zed Counts) de la masa 30 siempre tomaun valor de 1. Por lo tanto, los demás ele-mentos analizados están representadosrespecto a una masa proporcional al totalde silicio ablacionado. Debe indicarsetambién que el isótopo 30 representael 3,1% del silicio total en la muestra(el isótopo 28 es el 92,23% y el 29,el 4,67 restante). Así, cuando la señal nor-malizada de otro elemento toma un valormayor de 1 no significa que hay más deeste elemento que de silicio, sino que estáen mayor o menor proporción respectoal Si30.

Las muestras de sílex natural ofrecendiferencias claras en cuanto a su compo-sición relativa (fig. 3). Así, las muestrasanalizadas de los cantos recuperados encaja caliza presentan una mayor propor-ción de Si30 que de Na23, relación quese presenta al contrario en los cantos recu-perados en la matriz arcillosa.

Por otro lado, de las 12 muestrasarqueológicas, seis presentan idéntica com-posición al primero de los sílex naturales,y otras seis al segundo (fig. 4).

Las otras dos piezas que aparecen enla muestra arqueológica han sido tambiénanalizadas con el ICP para conocer sucomposición: la primera es una caliza sili-cificada y la segunda es una lutita.

4. Caracterización tecnológica

Se han recuperado 400 restos líticos. Lascategorías estructurales se exponen en latabla 1.

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Tabla 1. Relación de categorías estructurales reconocidas en Prado Vargas.

PV N4 Nº %

Bases naturales 8 2

Núcleos 38 9,5

Lascas 297 74,25

Retocados 48 12

Fragmentos 9 2,25

4.1. Bases naturales

Hemos recuperado un total de 8 basesnaturales, de las que han sido funcionali-zadas tan sólo dos; un percutor de sílex yun retocador de arenisca.

4.2. Sistemas de gestiónde producción/explotación

Los núcleos suponen el 9,5% del total deefectivos líticos del conjunto y todos sonde sílex.

Los esquemas de explotación de lasmatrices que encontramos en Prado Vargasson discoide, Quina y Levallois, reflejadosno sólo por los núcleos sino también porlos productos finales, retocados o no.

De estos 38 efectivos, 10 han llegadohasta nosotros como fragmentos en losque nos es imposible definir el sistema deexplotación. Los restantes se describen acontinuación:

Discoide: de los 8 ejemplares que seenglobarían dentro de esta modalidad, hayuno de ellos unifacial y los demás son bifa-ciales.

El unifacial es sobre lasca y mide 35x 32 x 13 mm. Presenta una jerarquiza-ción de las caras (una de preparación yotra de explotación); esta segunda, for-mada por extracciones muy poco pro-fundas en todo el contorno salvo en la

zona proximal, y córtex en el resto de lasuperficie. La cara principal, que coin-cide con la ventral, presenta extraccio-nes de tamaño micro. En la zona distalde esta pieza se advierten huellas de uso(fig. 6a).

Los restantes son bifaciales, con unamedia de medidas de 35 x 29 x 19 mm.Responden a matrices con dos superficiesde trabajo no jerarquizadas. En todos loscasos salvo en uno son siempre sobre lasca,con extracciones inferiores a los 2 cm yagotados, sin presencia de córtex.

Levallois: se identifican varios ejem-plares, algunos de ellos fragmentos. Cabedestacar al menos tres de ellos. El pri-mero, una lasca-núcleo (46 x 36 x 13mm), explotada bajo la modalidad recu-rrente centrípeta, con dos superficiesjerarquizadas, la de preparación conextracciones poco profundas y el restocórtex; y una segunda, de explotacióncuyos productos finales son microlascas.Lo más interesante de esta pieza es queposteriormente se retoca, creando unaraedera (fig. 6b).

Otro ejemplar sobre lasca, fragmen-tado, presenta un sistema de explotaciónpreferencial y en la zona distal se configu-ra una raedera. Lo más curioso de estapieza es que en la cara ventral presenta elnegativo de una extracción, a modo delasca Kombewa.

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Figura 4. Diagrama de barras representativo de la composición de las muestras arqueológicas pro-cedentes de los afloramientos de sílex de caja caliza en las que la cantidad de 30Si es mayor que el23Na (dcha.) y de los afloramientos de sílex de caja arcillosa en las que predomina el 23Na sobreel 30Si (izda.).

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Un tercero, también preferencial, pare-ce explotarse sobre un fragmento de unnúcleo anterior que quizá fuese gestiona-do según el esquema Quina. Lo que síparece seguro es que una vez fragmentadoel núcleo-matriz, se continúa explotando.

Quina: hemos identificado al menoscinco efectivos que siguen este esquema.

El primero de ellos es un ejemplar de39 x 33 x 26 mm, en el que se explotande manera alternante las dos superficiesdel núcleo matriz, con relación angularsubparalela-secante entre las dos superfi-cies, obteniéndose productos de 26 x 25 mm.No está agotado, y presenta algo de córtex.Hay dos extracciones sin embargo que sonde descortezado, una de 28 x 14 mm,a modo de regularizaciones de la arista(fig. 6c).

El segundo es un fragmento de unnúcleo Quina de 41 x 34 x 23 mm. Loque se aprecia es que el volumen de lamatriz se concibe en varias superficies deexplotación unipolar con relaciones angu-lares de entre 75 y 90º. Esta pieza ade-más llega a nosotros como una lasca deun antiguo núcleo Quina, en cuya caraventral hay varias extracciones (fig. 6d).

Hay otros dos fragmentos que conmucha probabilidad pertenecen a la mismamatriz que el anterior:

— Un fragmento de núcleo cuyas rela-ciones angulares corresponden a una

explotación Quina, así como los nega-tivos de las extracciones. Presentadoble pátina en las extracciones y en elretoque posterior, con el que se haconfigurado una raedera.

— Un fragmento de núcleo sobre lascacon extracciones en ambas caras,cuyos productos podrían ser Kombe-wa y muesca clactoniense. Este frag-mento parece haber sido retocado enun lateral.

También encontramos un fragmentode núcleo que en origen podría haber sidoexplotado mediante el sistema Quina ycon posterioridad se gestiona mediante unsistema Levallois. Y, por último, encon-tramos un fragmento de un ejemplar ago-tado que parece haber sido explotadosiguiendo un esquema Quina.

Además de estos sistemas de explota-ción tenemos cuatro ejemplares que se des-criben a continuación:

— Una lasca desbordante-núcleo quemide 38 x 29 x 15 mm. Es bifacial; lacara dorsal conserva alguna extracciónanterior, pero el sistema de explota-ción por el cual se extrajo queda des-dibujado con las extracciones poste-riores a la extracción de la lasca. Lasextracciones de la cara dorsal presen-tan un marcado carácter centrípeto,dos de ellas reflejadas; estas extraccio-

Tabla 2. Relación tipométrica de las lascas (BP).

Mínimo Máximo Media Desviación típica

Longitud 3 90 21,86 11,841

Anchura 4 72 19,63 10,372

Espesor 1 21 5,59 4,029

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nes son de tamaños micro (<1 cm).La cara ventral tiene al menos tresextracciones desde el lateral derechoque cubren gran parte del talón y delbulbo (fig. 7a).

— El segundo presenta doble pátina; setrata de un núcleo del que no pode-mos aseverar el sistema de explota-ción, pero en apariencia era Levallois,sobre el que se genera una nueva cara(trifacial) a partir de una fractura delnúcleo matriz primero, configurán-dose de esta manera un raspador fron-tal (rabot o raspador nucleiforme).

— Un fragmento de núcleo sobre lasca,que presenta, a modo de muesca clac-toniense, al menos dos extraccionesen su cara dorsal

— Y, finalmente, un fragmento de núcleosobre lasca, que presenta dos extrac-ciones en su cara dorsal de tamañomicro. En cualquier caso, posterior-mente se configura una raedera late-ral convexa (fig. 7b).

Productos

Recuperamos un total de 297 lascas, delas que 47 son fragmentos de lascas o las-cas fracturadas. Las lascas son en su granmayoría de sílex (98%) seguidas de cuar-cita, una caliza silicificada y una de lutitaque suponen el 2% restante. Un 12% pre-

sentan huellas de uso. Un 16% de las las-cas aparecen fracturadas. Los rasgos quedefinen esta categoría son los derivadosdel análisis de sus caras dorsales y talona-res. Por lo que se refiere a los talones pre-dominan los no corticales (90%), segui-dos de los corticales (2%), y el restorepartido entre nco (co) y co (nco). Lasuperficie de los talones más representadaes la plataforma (66%), seguida de la line-al (14%) y puntiforme, con un 5%, y enel resto no se puede ver por fracturas pro-ximales.

Por lo que respecta al facetado, apa-recen sobre todo unifacetados que repre-sentan el 58% del conjunto seguidos delos bifacetados (11%), y después no face-tados y multifacetados con porcentajes de1,3% y 4% respectivamente.

La cara dorsal de las lascas es no cor-tical en un 88%, cortical en un 1% y conalgo de córtex las restantes.

La tipometría de los productos sin reto-car la hemos representado en la tabla 2 yen el histograma de Bagolini (1968) (fig. 5izqda.), y nos permite apreciar que predo-minan los tamaños micro (< 4 cm) y peque-ño (> 4 cm < 6 cm) de entre las que pode-mos ver lascas anchas y cuadrangulares.

Los productos están en consonanciacon la gestión que hemos observado enlos núcleos. Así, como resultantes de sis-temas de explotación discoide y Levalloisnos encontramos lascas de descortezado

Tabla 3. Relación tipométrica de las lascas retocadas (BN2Gc).

Mínimo Máximo Media Desviación típica

Longitud 17 69 32,40 10,978

Anchura 9 51 28,40 9,641

Espesor 3 26 9.81 4,876

o entame y otras con córtex residual;cuchillos de dorso natural y lascas conextracciones anteriores en la cara dorsalde marcado carácter centrípeto (fig. 7c);muchas desbordantes y sobrepasadascomo también varias puntas pseudoleva-llois. También hay lascas Kombewa (fig.7d). Algunas lascas más espesas (proba-blemente de sistema Quina) y, en gene-ral, soportes cuadrangulares, con algunalasca laminar y laminitas. Se observanvarias fracturas siret. Algunas presentandoble pátina.

Configuración

Aparecen un total de 48 útiles retocados,de los cuales el 92% están realizados ensílex y el 8% restante en cuarcita.

Los talones de las lascas retocadas sonen un 81% no corticales, habiendo muypocos corticales y retocados. Presentansuperficies de tipo plataforma en la mayo-ría de los casos, y lineales en alguno. Por

lo que se refiere al facetado, dentro de laslascas retocadas los talones que aparecenson casi en la misma proporción uniface-tados y bifacetados, seguidos de multifa-cetados. Las caras dorsales son en su mayo-ría no corticales.

Por lo que respecta al tamaño se apre-cia como los productos retocados son engeneral algo mayores que las lascas sin reto-car, siendo en su mayoría micro y peque-ñas (tabla 3; fig. 5 dcha.).

Atendiendo al retoque de estas pie-zas, vemos como el modo mejor repre-sentado es el simple (65%), seguido muyde lejos por el semiabrupto (11%), abrup-to (12,5%), sobreelevado (8%), y plano el3,5% restante. Por lo que se refiere a laamplitud del retoque lo podemos definircomo marginal en la mayoría de los casos,con una delineación continua en un54%, y denticulada o muesca en un 46%.La orientación es directa (67%) e inver-sa (33%), y la delineación del filo con-vexa y sinuosa por igual (35%), seguidade recta y cóncava. La situación de estos

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Figura 5. Tipometría BP (a) y BN2Gc (b).

100

80

80

60

60

4040

2020

0 040 4020 2060 6080 80

0

Long

itud

Long

itud

Anchura Anchura

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Figura 6. Núcleos de Prado Vargas.

retoques se localiza sobre todo en amboslaterales, seguida por las modificacionesdel filo mediante retoque en el transver-sal distal.

En general, los retocados están confi-gurados sobre lascas espesas, Levallois yalguna Kombewa, de acuerdo con los sis-

temas de explotación que encontramos.El tipo más representado es la raedera (algomás del 50%), seguido de los denticula-dos, y ya muy de lejos las puntas muste-rienses y raspadores (figs. 7e y f, y 8).

El retoque de las raederas es por logeneral Quina o semiquina.

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Figura 7. Industria lítica de Prado Vargas.

5. Procesos de configuración y explotación:variabilidad tecnológica

En Prado Vargas hemos observado, portanto, diferentes sistemas de explotación,discoide y Levallois y Quina, que soncomunes en los asentamientos del EIO 3en la zona que nosotros trabajamos, Mese-ta norte, como en el norte de la penínsu-la Ibérica y en el suroeste francés (Delag-nes y Meignen, 2006; Soressi, 2005). Lointeresante de la explotación no son tantolos sistemas identificados sino el inter-cambio de las cadenas operativas y los sis-temas de gestión de las matrices.

En el nivel 4 de Prado Vargas pode-mos ver cómo se intercambian los siste-mas de explotación, en su gran mayoríasobre lasca, hasta el punto de que en oca-siones el resultado final desdibuja los pri-meros estadios de la explotación. Además,una constante en este conjunto es la explo-tación de núcleos que se han fracturado yse han continuado explotando de otras for-mas diferentes. Estamos, por tanto, anteun conjunto en el que se demuestra la via-bilidad de pasar de una modalidad de tallaa otra y de un sistema operativo a otro(Martín y Montes, 2004).

Los núcleos suelen ser sobre lasca,pero además las cadenas operativas sediversifican dando lugar a una multipli-cidad de formas y de productos, que segu-ramente lo englobamos en lo que hemosdenominado variabilidad tecnológica yque no es más que el resultado de unaexplotación dirigida hacia la producciónde pequeños soportes (Dibble y McPher-ron, 2006). Y que quizá debamos tradu-cir en un exhaustivo aprovechamiento dela materia prima, y no porque esta seaescasa, sino que tal vez la causa haya quebuscarla en conocimientos culturalestransmitidos entre grupos.

Los núcleos que hemos visto en PradoVargas suelen estar agotados y/o llegan anosotros como fragmentos de núcleos. Enpocas ocasiones sólo se han utilizado comonúcleos, sino que una vez agotados osemiagotados se les ha creado un filo demorfología convexa y denticulados o rae-deras, y se han seguido usando, esta vezcomo útiles (fig. 6b; 7b y 8e) o se ha apro-vechado un filo existente (fig. 6a).

Las lascas, de tamaños micro en sugran mayoría, son funcionalizadas con filosbrutos. En ocasiones pasan a ser útiles reto-cados y en otras ocasiones se conviertenen núcleos (fig. 7d). La extracción demicroproductos en las lascas-núcleo dejannegativos característicos de muescas clac-tonienses, proceso ya estudiado para laramificación de las cadenas operativas enel sistema de explotación discoide (Bour-guignon et al., 2004).

Los retocados se fabrican sobre lascay sobre núcleo, o sobre fragmentos de éstos(figs. 7e; 8c y e). Y, en ocasiones, son uti-lizados como núcleos (figs. 7e y f; 8e).

Los constantes reciclados generan unavariedad de soportes y de tipos de herra-mientas inferiores a los 4 cm.

Las características tecnológicas dePrado Vargas se pueden resumir en:

— Materia prima: sílex local, que seintroduce en la cavidad en forma denódulos poco o nada explotados y,seguramente, también se introduzcanartefactos ya elaborados. En el caso dela cuarcita y de la lutita (ambas alóc-tonas), se han trasladado hacia PradoVargas en forma de lascas.

— Núcleos agotados y sin acondiciona-miento previo en muchas ocasiones(productos corticales).

— Núcleos fracturados que se continúanexplotando.

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— Lascas y retocados que se utilizan tam-bién como núcleos.

— Reciclado de núcleos a útiles.— Reavivado de piezas.— Uso de lascas micro y pequeñas.— Búsqueda de filos convexos que se

retocan como denticulados o raederas.

Todas estas características nos hablanen términos económicos de un aprove-chamiento intensivo de la materia primaque genera una variedad de explotación ygestión de las matrices, que origina unamultiplicidad de formas y productos quedenominamos variabilidad tecnológica ycuyas causas están en constante debatecientífico.

Estas características tecnológicas lasestamos viendo en sitios como el AbricRomaní (Capellades, Barcelona), o Axlor(Dima, Vizcaya), además de en yacimien-tos franceses como Champs-de-Bossuet,Pech de l’Azé o Combe Grenal.

Las causas de esta variabilidad, comoapuntábamos en la introducción, se hanintentado explicar de varias formas, quevan desde las «tribus musterienses» (Bor-des, 1961); el modelo funcional de Bin-ford (Binford y Binford, 1969); los mode-los de reducción y economía lítica deDibble y Rolland (1990); y los modelostecnológico de Kuhn (1991) y cronológi-co de Mellars (1992). Todos estos sistemasexplicativos y alguno más podrían englo-barse en dos grandes grupos en funciónde la concepción del esquema de tallacomo elemento de expresión cultural, ocomo elemento flexible de adaptación almedio (Carrión, 2002).

La mayoría de los autores que sonpartidarios de ver esta variabilidad comoconsecuencia de la adaptación al mediobasan sus explicaciones en la distancia alas fuentes de materia prima, movilidad

del grupo, función y duración de la ocu-pación.

Por lo que respecta a la distancia a lamateria prima, hay que decir que salvoraras excepciones, como por ejemplo Axlor(Ríos, 2008), la materia prima se localizamuy cerca o en el asentamiento. Los sitiosestudiados por nosotros así lo corroboran.Por ejemplo, en la Sierra de Atapuerca selocalizan 30 asentamientos al aire libre deeste periodo en donde la materia primaestá en el propio sitio (Navazo, en pren-sa). Nos referiremos a uno de ellos, el sitiodenominado Hundidero, con datacionespor TL de 58.788±4.907BP para el nivel2 y 70.556±11.011BP para el nivel 4(Benito et al., 2005). Hundidero está for-mado por sedimentos aluviales cuaterna-rios depositados en este lugar debido a laerosión y al desmantelamiento de la terra-za T4 del río Arlanzón (+60-69 m), porparte de flujos transversales al río. Se handiferenciado cuatro niveles arqueológicos.

El otro lugar al que nos referiremos esMillán, localizado en el valle del Arlanza.Se trata de un abrigo labrado sobre cali-zas cretácicas, de 16 m de ancho y 17 mde profundidad. Las dataciones disponi-bles en Millán para los dos niveles supe-riores, 1 a y 1b, son 37.600±700BP y37.450±650BP (Moure et al., 1997).

Los análisis realizados para conocerlas zonas de captación de materia primatanto en Prado Vargas (figs. 3 y 4), comoen Hundidero (Navazo et al., 2008), yMillán (Díez et al., 2008), demuestran quelas zonas de captación son inmediatas alos sitios. Aunque sí es cierto que hay esca-so material alóctono, por ejemplo en PradoVargas dos cuarcitas y una lutita, que seintroduce en la cavidad en forma de pro-ductos. Creemos por tanto que uno de losrequerimientos que tienen los lugares deasentamiento, es la abundancia y la cali-

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Figura 8. Útiles retocados de Prado Vargas.

dad de materia prima para fabricar herra-mientas. Además, en los tres sitios ante-riormente referidos más del 90% del con-junto se realiza sobre sílex de parecidacalidad, lo que nos lleva a aseverar que, almenos en nuestro caso, no es la calidad nila morfología de los bloques o nódulos, loque condiciona el sistema de talla elegido.

Sin embargo, es cierto que en sitioscomo Axlor o la Cueva de Sclayn (Aqui-tania) (Otte, 1998) se encuentra un uti-llaje más elaborado con la materia primaalóctona, que se introduce en las cavida-des en forma de útiles configurados (es elcaso de la raederas de sílex en Axlor, ocomo hemos podido observar los autoreses también el caso del Nivel 2 de JaramaVI). Esto sólo supone a nuestro entenderque en sus desplazamientos llevan unrepertorio base o toolkit que pueden uti-lizar y abandonar en estos lugares.

Por lo que se refiere a cuestiones máscomplejas de discernir en el registroarqueológico, tales como la intensidad yla duración de la ocupación, y las activi-dades que se desempeñan en los sitios,queremos apuntar, en primer lugar, quelo que se define como nivel o estratoarqueológico puede ser el resultado de laacumulación de desechos correspondien-tes a varios episodios temporales, cuyolapso es muy difícil de determinar; estehecho dificulta enormemente la interpre-tación acerca de la intensidad y funciónde las ocupaciones.

En Prado Vargas, Millán y Hundide-ro hemos estudiado conjuntos con piezasque presentan doble pátina, lo que nosindica que la vida de los útiles consta demás de un episodio de ocupación, y quelos neandertales frecuentan los mismoslugares una y otra vez, sabiendo que enlas cavidades dejan una reserva de materiaprima que podrán utilizar de nuevo.

6. Discusión

La variedad de tipos, productos ysoportes que encontramos durante elEIO 3 en el suroeste europeo puedeestructurarse a nuestro entender bajolo que Geneste (1991) denomina orga-nización escaleriforme de la produc-ción, en donde ésta se articula median-te la recurrencia de determinados gestosreproducidos hasta el agotamiento delnúcleo.

Ya hemos explicado de qué manerase explotan las matrices (núcleos, lascaso retocados) en Prado Vargas; en Millánpasa algo similar: los sistemas de explo-tación identificados son discoide, Quina,Levallois y algún núcleo prismático.Todos ellos están agotados, y conservanalgo de córtex. Los productos, retocadoso no, son de tamaño micro, suelen tenercórtex, hay muchos dorsos, lascas des-bordantes y pseudolevallois. Los retoca-dos, raederas (Quina y semiquina, y enocasiones con muescas adyacentes) y den-ticulados sobre todo, seguidos de puntas,raspadores y perforadores. Reciclados yreavivados son una constante en los con-juntos analizados.

Por lo que se refiere al Nivel 2 deHundidero, se aprecian diferencias tec-nológicas; los sistemas de explotaciónson casi siempre sobre lasca y sobretodo discoide, seguidos de algunamatriz ortogonal, que podríamos englo-bar en el sistema Quina, y muy pocoLevallois; los productos son también detamaño micro, y aunque las dobles páti-nas están presentes, se advierte recicla-do de las piezas, pero no se advierte unagotamiento de las matrices como enPrado Vargas o en Cueva Millán. Nohay productos ni matrices corticales,pero esto se debe a que los bloques de

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sílex de este lugar aparecen a menudosin córtex. La gran pregunta es: ¿se debea que este conjunto es algo más anti-guo que los anteriores?; ¿debemos bus-car la causa en la dualidad aire libre-cueva?

Con los datos objetivos que conta-mos, nosotros creemos que:

— esta diversificación de tipos y deexplotación en las diferentes cade-nas operativas de este periodo, o loque se ha denominado ramificación—una primera producción com-puesta por diferentes etapas (adqui-sición de materias primas, explota-ción, retoque, uso y abandono) dela que se seleccionan lascas y retoca-dos para continuar con una segun-da producción (Bourguignon et al.,2004)— no sólo se traduce en lassucesivas fases de explotación/confi-guración con lascas y retocados, sinoque también habría que tener encuenta los núcleos y fragmentos denúcleos. Pero en cualquier caso esta-mos de acuerdo con los autores enque están evidenciando una formade microlitismo.

— El objetivo de esta variabilidad tec-nológica puede explicarse como:— Reducción dimensional.— Uso reiterado de los mismos espa-

cios.

Estas cadenas operativas que se inter-cambian funciones (lasca-núcleo; núcleo-retocados, etc.) responden a un recicla-je y una reutilización de los conjuntosconsecuencia de las reiteradas visitas alos mismos lugares. Estos conjuntospudieran entenderse, por tanto, comodiferentes fases de explotación y confi-guración espaciadas en el tiempo, a modo

de recursos líticos almacenados (Vaque-ro et al., 1996).

Así podría entenderse también la dife-rencia de gestión en las cuevas y al airelibre. Aunque sí estamos viendo que segúnavanza el EIO 3 la técnica Levallois decre-ce cuantitativamente en los conjuntos, yesto podría ser consecuencia directa delobjetivo primordial de optimizar la mate-ria prima. Sabemos que con los sistemasdiscoide y Quina se consiguen soportesmás espesos y así se alarga la vida de losútiles (retocados o no).

En definitiva, observamos como mien-tras en las cavidades se almacena materiaprima que se explota y «reexplota» en cadauna de las visitas, en los asentamientos alaire libre ocurre de igual manera, pero alestar ubicados sobre las propias áreas decaptación, no hay un reciclado tan brutalde los objetos, dada la abundancia demateria prima.

De esta manera la reducción dimen-sional de los objetos en los conjuntos líti-cos del EIO 3 no es la causa de la varia-bilidad sino la consecuencia de lasestrategias de movilidad y patrones deasentamiento de los neandertales, y quizáaquí también haya que ver una evolucióntecnológica hacia formas del periodo pos-terior.

Agradecimientos

Esta investigación se realiza dentro de dosproyectos (BU01/04 de la Consejería deEducación de la Junta de Castilla y Leóny CGL 2006-13532-CO3-03 del Minis-terio de Educación y Ciencia).

M.N. ha realizado su investigacióngracias a una beca de investigación de laCátedra Atapuerca (Fundación Atapuer-ca-Fundación Duques de Soria).

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