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Prec arización laboral y participación por género en mercados de trabajo urbanos Norma Baca Tavira Dídimo Castillo Fernández Graciela Vélez Bautista Jorge Guadalupe Arzate Salgado

Precarización laboral

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  • Prec arizacin laboral yparticipacin por gnero

    en mercados detrabajo urbanos

    Norma Baca TaviraDdimo Castillo Fernndez

    Graciela Vlez BautistaJorge Guadalupe Arzate Salgado

  • Precari zacin laboral y particip acinpor gnero en mercados

    de trabajo urbanos

    Norma Baca f avrraDdimo Castillo Fernndez

    Graciela Vlez BautistaJorge Guadalupe Arzate Salgado

    ETtrISII

  • Este libro fue positivamente dictaminadoconforme a los lineamientos editoriales de la

    Secretara de Investigacin y Estudios Avanzados.

    la. edicin 201 I

    D.R. @ Universidad Autnoma del Estado de MxicoInstituto Literario nm. 100 ote.

    C.P. 50000, Toluca, Mxicohnp://www.uaemex.mx

    ISBN: 978-607 -422- 17 8 -7

    Impreso y hecho en MxicoPrinted and rnade in Mexico

    Edicin: Direccin de Difusin y Promocinde la Investigacin y los Estudios Avanzados

    El contenido de esta publicacines responsabilidad de los autores.

    Imagen de portada,Mitemas de Ariadna, 2010,

    Jos Manuel Ciria.Serie: Mscaras Schandenmask (2008-2009).

    leo sobre lona plstica, 300 x 300 cm.Manchester, RU.

    Q.ueda prohibida la reproduccin parcial o total delcontenido de la presente obra, sin contar previamentecon Ia autorizacin por escrito del editor en trminosde ia Ley Federal del Derecho de Autor y en su caso de

    los tratados internacionales aplicables.

  • I.

    ndiceIntroduccin

    Primera parte

    Consruccin socioeconmica y sociodemogrfica del mercado de trabaio 131.1. La construccin social del trabajo 14L2. El trabajo domstico y extradomstico 2lImplicaciones de la reestructuracin en los mercados de trabajo 252.1. Globalizacin y espacios econmicos 252.1.1. Globalizacin. Aticulaciones de las economas en desarrollo 292.2. Crisis y reestructuracin productiva 3l2.2.1. Reestructuracin y flexibilidad en economas en desarrollo 372.3. Mercados de trabajo en el nuevo patrn de acumulacin 402.3.1. Ampliacin de la informalidad 472.4. Precarizacin laboral 522.5. Feminizacin del trabajo asalariado 58

    Segundaparte

    Precarizacin en el mercado laboral de la zona metropolitana de Toluca 633.1. Crecimiento y distribucin de la poblacin 633.2. Heterogeneidad y desigualdad en el mercado laboral de Toluca 663.2.I. I-a.fuerza de trabajo segn sexo y edad 673.2.2. Caactersticas de la poblacin ocupada 63

    Tercera parte

    Formas de trabajo precario en Toluca 794.1. El estudio de caso 844.2. Caractersticas de los entrevistados 874.3. Precariedad laboral en la experiencia de trabajadores de la zona 39

    metropolitana de Toluca4.3.1. los trabajos cambiaron la situacin para los empleados tambin 9l4.3.2. Thabajo con qu caractersticast Ut4.3.3. Ms trabajo, ms labores por el mismo sueldo 102Consideraciones finales 105Bibliograffa

    II.

    ilI.

    IV.

    lll

  • MActualmente se admite en forma generalizada que as como la globalizacin ge-nera beneficios significativos para la economa mundial, por otro lado, tambingenera costos sociales y econmicos en importantes sectores productivos y paradiferentes grupos de la poblacin. Asimismo, hay consenso en cuanto a que loscostos y los beneficios no se distribuyen por igual ni entre los territorios ni entregrupos de poblacin aI interior de las naciones.

    En esta primera dcada del siglo que corre, las economas latinoamericanas en-frentan el desaffo de insertarse con xito en el nuevo escenario mundial. La firmade tratados comerciales y la participacin en diversos conglomerados de pasescon el fin de expandir sus fronteras comerciales han sido la orientacin seguidapor sus gobiernos. La necesidad de participar en condiciones competitivas en laeconoma global obliga a realizar importantes cambios tecnolgicos y organizati-vos en los sectores productivos; las transformaciones en el mundo del trabajo sonparte del proceso de globalizacin.

    La organizacin Internacional del Thabajo (oIT) pronostica que de mantenersela tendencia en la economa mundial y en el sector laboral de los ltimos aos, seproducir un retroceso enlaavanzada global hacia la reduccin de la pobreza; enconsecuencia se agravarn la estabilidad social y poltica de gran parte del mundo.

  • Precarizacin laboral I participacin por gneroen mercadns d trabajo urbano

    En el caso de la regin latinoamericana, la estructura del empleo ha presentadocambios importantes que muestran, por un lado, vna pfecarizacin en las condi-ciones laborales y, por otro, denotan el impacto de la reestructuracin productiva,efecto de la puesta en prctica del nuevo modelo de crecimiento econmico. Losmercados de trabajo estn experimentando transformaciones importantes comoel descenso de la participacin del sector manufacturero, en contraparte, se regis-tra el aumento en el sector terciario; aunque una parte es de servicios superiores(profesionales, financieros, entre otros), la mayor proporcin se ha ubicado enservicios personales y otros se generan conforme a mecanismos de autoempleo.

    En Mxico, al igual que en el resto de Amrica Latina, el trabajo no asalariado ylas actividades de pequea escala son las que ms han crecido. Adems, se des-taca el rejuvenecimiento de la mano de obra alavez que su feminizacin. En laactualidad, el mundo del trabajo aparece en constante transformacin. Empero,es preciso observar lo que estos cambios han provocado. Los sectores de traba-jadores tradicionales estn siendo remplazados por nuevos actores sociales, entrelos cuales las mujeres desempean un papel destacado. Thmbin han aumentadolas formas "no habituales" de trabajo, con una fuerte expansin del trabajo atiempo parcial y un incremento del trabajo por cuenta propia. Estos cambiosestn teniendo consecuencias de un amplio alcance; por un lado, el avance dela fexibilidad laboral ha sido posible por el crecimiento de la desocupacin, larevolucin tecnolgica y la derrota poltica de la clase obrera; mientras que en elplano de los hogares se transforman las relaciones entre hombres y mujeres y entregeneraciones.

    La velocidad de los cambios y la propia complejidad de los procesos socioecon-micos han propiciado la necesidad de estudiar los fenmenos y sus dinmicas. Lacomposicin del mercado de trabajo es cada vezms heterognea, particularmen-te en el contexto urbano-metropolitano, con empleos de menor remuneracin yestabilidad laboral. Situacin a la que las familias han respondido con un incre-mento en el nmero de miembros econmicamente activos por hogar, incluso detrabajos por persona, as como aumentando la participacin de actividades porcuenta propia. La intensificacin del uso de fuerza de trabajo familiar e individualse presenta tanto en actividades asalariadas, combinadas con no asalariadas.

    l0

  • Innoduccin

    En la explicacin del proceso de empobrecimiento de la poblacin, las opinio-nes frecuentemente se polarizan segn criterios polticos, econmicos, sociales ogeogrficos. Algunos culpan a la globalizacin de agudizar el desempleo, orrosopinan que la apertura econmica es el medio de solucionar esos problemas. Laatencin general y la investigacin se concentran en los mercados y en las ganan-cias o prdidas econmicas que reportan, en lugar de concentrarse en los efectosde la globalizacin en la vida y el trabajo de las personas, su familia y la sociedada la que pertenecen.

    Asimismo, hoy da, ante el contexto de la liberalizacin econmica, los flujos noslo de mercancas sino de personas son un elemento cadavez ms representativode las relaciones internacionales entre las naciones. El llamado proceso de globali-zacin imprime su sello caracterstico al tipo, volumen y reas de expulsin-atrac-cin de la migracin, cuyo motor sigue siendo los trabajadores internacionales.En Amrica Latina y en particular en Mxico, en paralelo a la liberacin de losmovimientos de bienes, servicios y capitales se verifica un fenmeno migratoriosignificativo, expresin de la creciente movilidad laboral.

    Los ltimos aos han trado cambios importantes en la economa y en la socie-dad, la reestructuracin econmica ha afectado a varones y a mujeres de formabastante diferente. La estructura y tendencias de los mercados de trabajo mues-tran un cambio en las tasas de participacin y de ocupacin entre unos y otras, ascomo entre sectores. Lo anterior da pauta para ubicar la importancia del estudiode la participacin de los sujetos en la actividad econmica en el contexto acrual,donde el mercado de trabajo

    -que juega un rol clave como el mediador en las re-

    laciones entre competitividad econmica y cohesin social en naciones, regionesy ciudades- ha transmitido los impactos externos de la economiay de los pro-cesos de reestructuracin interna a las perspectivas de empleo, ingresos y calidadde vida, tanto de los individuos como de los distintos colectivos y comunidades.

    II

  • I. Construccin socioeconmicay sociodemogrfica del

    =::":':1"d":iyLa economa considera al trabajo

    -medida del esfuerzo hecho por seres huma-

    capital. Desde la Revolucin Industrial en el siglo XIX, la asalariada ha sido laforma dominante de trabajo en el mundo. El salario es el precio del trabajo enel mercado laboral, determinado en un contrato de trabajo que puede realizarseen forma individual o colectiva. Para la economa, tambin ha sido importantela relacin que se establece entre el trabajo y el diserio de los procesos de pro-duccin. Por orra parte, la naturalezacolectiva del trabajo humano y el sistemade relaciones sociales que lo conforma hacen del trabajo un centro de atencinpara la sociologa, ciencia parala cual su estudio abarca aspectos que van msall de las relaciones sociales del empleo, y se concentra en el mucho ms am-plio y complejo concepto de mundo del trabajo, que incluye a todas las formasde trabajo y actividad, y donde sobresale el inters no slo por la actividad, sinopor el propsito para el cual la actividad es llevada a cabo.

    En este tenor, y aun situando lo social en el cenrro del anlisis del trabajo, hayuna cuestin que se ha debatido por largo tiempo entre la sociologa y la econo-

  • Precaizcin kboral y participacin por gneroen mercados de trabajo urbano

    ma, y que ms ha parecido una divisin disciplinaria: a los socilogos les tocael trabajo y a los economistas el empleo. A ltimas fechas han surgido algunaspropuestas interesantes con respecto a la definicin terica del empleo, pero hayquien no sepa qu es el empleo?, empleo es trabajo remunerado? Depende quinresponda: para un economista s lo es, pues se corresponde con la definicin deempleo en las encuestas sobre fuerza de trabajo. Pero, sobre todo en los ltimosaos, tambin hay seales en el mercado de trabajo que sugieren que empleo noes exactamente lo mismo que trabajo; una de estas seales es el tipo de "negocia-cin colectiva" que se lleva acabo en donde se est intercambiando "empleo" por"condiciones de trabajo".1

    l.l. La construccin social del trabajolg!riq"dg.. a Maruani (2000) en la propuesta de definit .! qUSp3. una "socio-loga_{ef empleo", el punto de partida es que la relacin de gmplco_.Er.9_l gqtg.un fenmeno de mercado sino una cons[rugJin soc!41. Lo que quiere decir quei", tr"rrrfor-aciones en la estructura de la poblacin acti.,ra no refieren slo amovimientos demogrficos o cambios econmicos sino a procesos sociales queencuentran sus orgenes en el cambio social y en los comportamientos de losactores sociales.

    El reparto del empleo es la distribucin de un bien escaso entre lascategoras sociales que se diferencian claramente por edad, sexo,categora socio-profesional; las opciones que contribuyen a dichoreparto son fruto de un razonamiento en trminos de legitimidadsocial al tiempo que un clculo econmico. Las polticas de empleoinstauradas son el resultado de arbitrajes enrre grupos sociales (Ma-ruani,2000: 9).

    Situada la cuestin del empleo en su luga en lo social, podemos afirmar quglgiqgi.tf%i",{9! s,.9p1.9 lnaliqa !a_ryI_gig5:.:.o:i"l:s del empleo. Comparte conla sociologa del trabajo la conviccin fundmental de que la actividad laboralrepresenta la experiencia social central y, con la economa del trabajo, el inters

    1 Estabilidad por congelacin salarial.

    t4

  • I. Construccin socioeconmica y sociodemogrdfca dzl mercado dz tabajo

    por el mercado de trabajo, pero adglg cgn!!l-i{ad de lo social y la presin de }los actores sociales; en tal sentid"U59.t.Eg4.ql. p+pl.o]'[...J y" no ualg4_]eq !, .r..*movimiento:{9].empleo com-o mecanir-or.rr-icos sino ,o^o

    -7rQffi 4'iWgk '.$gdg--l"q consecuencias de las modalidades de acceso ysalida {91 m9.1ca- |_4g-49 tr{ajo !ryiqdgse-9n los estatus profesionales y s_ociales )r {-vuelve a.c9n- Itra-_r-91-9mp!9o en lo que constituye la estratificacin social" (Maruani, 2000: l0).1Ahora surge la cuestin de relacionar el planteamiento terico con la realidaddel mercado del trabajo, porque desde la dcada de 1980 y hasta la actualidad, elmercado laboral se ha transformado de manera importante; no slo la estructuray composicin de la fuerza de trabajo ha cambiado, tambin lo han hecho lasformas de empleo y su calidad. Enronces, habra que centrar la atencin en laentrada y salida del mercado de trabajo ms que en el empleo en s?; por otro lado,si el trabajo es la experiencia social central, cmo se integra al anlisis social a losque no estn en el mercado de trabajo? ms an en aquellas sociedades en dondela crisis del empleo se ha instalado de manera duradera y estructural.

    En relacin con esro ltimo, vale la pena abrir un parntesis para recordar quedesde la dcada de los ochenra, en Francia y en otros pases, particularmente loseuropeos, se ha hablado de los "desaftos del trabajo como valor en peligro de ex-tincin", pero voces de socilogos como Friot y Rose aseveran que "si hay crisisno concierne al trabajo sino aI reconocimiento social en tanto empleo" (Frioty Rose, 1996: 26). Lo que estara en crisis, mencionan estos autores, no es eltrabajo como td sino la forma social que haba llegado a adquirir su existenciay reconocimiento pblicos en la sociedad actual, lo que significa, en palabras deCarlos Prieto, que:

    a) el trabajo puede llegar a adquirir distintas fomas de existencia socialb) en trminos sociales y polticos Ia relevancia del trabajo pasa del tra-

    bajo en s a sus formas de reconocimiento societalc) lo que ponen en primer plano estas formas es la posicin del trabajo en

    el orden societd, es decir, el modo como ste lo clasifica y valora (dandopor supuesto que clasificacin yvaloracin son inseparables); y

    d) en consecuencia, terica y metodolgicamente, la consideracin de laconfiguracin del orden social es previa a la consideracin del trabajo(hasta el punto de que sea concebible un orden social sin trabajo', esdecir, sin que se den en l un agrupamiento de ciertas actividades enla clase 'trabajo') (Prieto, 2000:20).

    r5

  • Vi

    Precaizacin kboral 1 particpacn por gneroen merca.dos d trabajo urbano

    De lo anterior se deriva que si se acepta que lo que est en crisis es el empleo,entonces deberamos de orientarnos hacia el anlisis de las formas de clasificacindel trabajo en forma de empleo; estudiar en qu consiste la forma de clasificar al mismo tiempo, indagar.dnde se colocan estas formas dentro de lo social.Estamos hablando pues de que en di&renle! rdenef sociales el emp]eojtebgjoen su referenteen_ lggtrenre sociioecqgfisical a4quie{e+!s+o_q-britancia atribuida al concepto orden social, conviene, porpor lo menos, recuperar la

    Dada la impor-

    definicin general, sin pretender entrar en la discusin del concepto. Por ordensocial se entiende el sistema central de clasificacin, jerarquizaciny valoracinde actividades e individuos que constituyen una sociedad y que es compartidopor los miembros que forman parte de sta (Dougla s, 1996, en Prieto, 2000: 2l) .

    Vistos como actores, los individuos que se ofrecen en el mercado de trabajo nobuscan empleo actuando como entes totalmente racionales (al estilo neoclsico),pues estn acotados por estructuras diversas: son restricciones estructurales queintervienen en el proceso de construccin de la estrategia de empleo. Justamentelas de carcter sociodemogrfrco, como edad, gnero, escolaridad, estado civil ynmero de dependientes, son un tipo de restricciones que influyen en las expec-tativas de ser aceptado en un empleo. Otras restricciones tienen que ver con la ex-periencia laboral anterior y la calificacin, y en este caso se abren las expectativasde empleo diferenciadas. En particular, la sociologa del trabajo francesa refiere lacategoratrabajocomocentral,.,d..i,,@esq-dgggo.!!nlas sociedadesdgsgrialcc ro*esxn tipo de qqabajp sino una s4gggjg-egglr.-{ qregg!_qb? o-{5s--l9s gglgpgnenqe-s 4e!ayida soc-!al. Como lo destaca Dubet (2001:t S ) " EUr3b ap a{9Egqq*qlare"rcgg r1 e q l.a--999 s e cristal izan $!4gryiones delg-vida.socidr,b.qo_{t-q19i_."Jqgl."r4 y la poltica". Durante la dcada d t950,18) "El

    algunos socilogos sostenan que el trabajo era, efectivamenre, el motor de ladinmica social. Para Friedman (1962), el trabajo es "un comn denominador yuna condicin humana de la vida social". A partir de ello la sociologa del trabajoes una de las ramas principales de la Sociologa.

    , Desde ese enfoque,ksag Q005t 101-102) pl"+Jgl gue, adems, el,trabaio qe

    ,/ conviene en "criteqiode.integraci-n' por su contribucin a la construccin deU'

    vnculos soi_4gy, a partir de su funcin contractual que fija la equivalencia entrela contribucin y la retribucin, en 'principio de evaluacin" de la interaccin

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  • I. Constntccin socioeconmica y sociodemogrifct del mercndo de trnbajo

    social. Con base en esta categora pueden explicarse varias conductas sociales,porque se convierre en su causa. Desde ese punro de vista, es obvio que los pro-blemas de la pobreza

    -de la vulnerabilidad- est -relacionados directamenrecon el empleo y el desempleo. Pero tambin el trabajo es considerado como unaactividad creadora de identidad v cultura.

    En la actualidad se desarrotU -j".,l.ularmente en los pases capitalistas occiden-tales- una compleja discusin acadmica y poltica respecro a los cambios que

    se estn produciendo en la realidad laboral. Esta discusin incluye remas suma-mente variados, que hacen referencia al sentido del trabajo, a la supuesta "crisisde centralidad" de ste, a sus formas no mercantiles, a los cambios en el trabajoasalariado y en la organizacin social de la produccin, a las consecuencias de esoscambios en la estructura social y a las propuestas polticas de reduccin del tiem-po laboral o de disociacin de trabajo e ingreso, enrre orros aspecros (Noguera,2000). Podemos conrinuar hablando de trabajo en esra poca de desempleo yexclusin, de reduccin en la jornada laboral, de precarizacin en las condicionesde trabajo del debilitamienro del sindicalismo? Se comparre la idea de Duber(2001) en cuanro a que "aun cuando el trabajo esr en crisis, su papel sigue siendoesencial en la construccin del individuo, la justicia y la vida social".

    Dada esta importancia y desde una perspeciva global del trabajo, Terssac (2005)propone algunos planteamienros en torno a los componentes del trabajo de pro-duccin de bienes y servicios. Resulta importante la consideracin de tales plan-teamientos porque dado que el trabajo se desarrolla en mltiples actividades quecontribuyen a la produccin de bienes y servicios, conviene hacer alguna referen-cia a la naturaleza de estas actividades, as como a los vnculos que se desarrollanentre ellas.

    En trminos generales, los componentes del trabajo de produccin de bienes yservicios son, segn Terssac, la realizacin, la organizacin, la construccin demediaciones mercanriles y la dimensin poltica; el centro a la "actividad de rea-Iizacin" , ya que es el resultado obtenido independienremenre de su adecuacina los resultados esperados. Esta actividad, que se basa en los atriburos y com-petencias del trabajador, se concibe como el trabajo para la transformacin de[a naturaleza y del propio sujeto que lleva a cabo la accin. Antes de ella est la

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  • Precarizcin kboral y participaein por gneroen mercadas d trabajo urbano

    "actividad de organizacin", en la que se soportan los resultados, porque es elmarco de accin diseado con anterioridad, para ajustar o redefinir los procesos alcontexto, es decir, permanentemente. El trabajo en esle cor.np_onente s_e_reconoce9omo,.-m-arcadoporqgflitU.pod*.i-or"llq,.gdgly-procedimientos.

    Siguiendo el esquema propuesto por Terssac, posterior a la actividad de realiza-cin, surge la "actividad de construccin de mediaciones", eue s una continua-cin de la actividad de organizacin, dado que Ia reestructuracin permanentetiene como aspecto central la satisfaccin de las necesidades de los clientes. Y porencima de todo lo anterior se coloca la "actividad polticd', que interacta conlos otros componentes, no slo porque el marco formal en el que se desarrolla eltrabajo est orientado por la institucionalidad, sino porque los propios trabaja-dores "reivindican el derecho a participar en la definicin y la implementacinde las polticas pblicas que interfieren con el trabajo coddiano" (Terssac, 2005:103-104). Desde el inters de no reducir el trabajo a la produccin de objetosmateriales, de simple ejecucin, ms bien de aceptar la concepcin del trabajocomo transformacin de la naturalezay del ser humano, hacemos el esfuerzo dereflexin en torno a la idea del trabajo como actividad de realizacin, dado quepermite pensar conjuntamente el "trabajo objeto" y el "trabajo sujeto". Si se sigueel planteamiento de Terssac (2005: 104) al respecto, se tiene que se designa, porun lado "la reafizacin de un objeto obtenido mediante la transformacin de lanaturalezay, por el otro, la realizacin de un sujeto que se transforma, se constru-ye y se desarrolla por este acto".

    Concebir el trabajo como realizacin es ubicar la actividad, primero, como objetoy luego en un contexto particular en donde las acciones estn ms o menos regu-ladas. Pero tambin existe la inmaterialidad y la comunicacin, las creencias, losconocimientos, de manera tal que se utiliza el cuerpo y la inteligencia para lograrlo esperado; asimismo, no se puede olvidar que est presente el sometimiento ola subordinacin a las reglas y el desarrollo de estrategias para coordinarse con losotros, incluso para ajustarse al comportamiento de ellos.

    Trabajar es ms que atender las instrucciones; trabajar remite a un compromiso yrequiere tomar en cuenta todas las actividades que se llevan a cabo para el logrode realizaciones personales. Se debe poner en la mesa que el trabajo sigue siendo

    18

  • L Construccin socioeconmica y sociodemogrfca del mercndo de tmbajo

    un fundamento de las divisiones sociales, al mismo dempo que es influenciadopor los cambios en la vida social, econmica, poltica y cultural. Sin embargo, eltrabajo sigue colocado en un lugar esencial en la vida de las personas; el trabajoforma parte de la construccin de identidades, ya que tiene conexin directa conlos valores sociales. Es decir, el trabajo sigue siendo un valor importante para losindividuos y desde luego para las sociedades. Aunque los referentes al trabajovaran respecto a la profesin, la edad, la situacin en el empleo, la cultura y elgnero, la nocin de trabajo sigue presente de manera importante en los discursosde las personas. Pero hablando de la adhesin al trabajo con respecto a las caracte-rsticas sociodemogrficas del individuo, se encuentra que la palabra "trabajo" esutilizada de manera diferente por los grupos sociales: por ejemplo, para quienesestn ms expuestos al desempleo, tener trabajo significa tener empleo.

    En el anlisis del mercado de trabajo, para instituciones como la OrganizacinInternacional delTiabajo (OIT), el Programa Regional de Empleo para AmricaLatina y el Caribe (PREALC), perteneciente a la OIT, y en el caso de Mxico elInstituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), el conceptode fuerza laboral es central para el estudio de la ocupacin. La fuerza de trabajo sebasa en la nocin de actividad econmica, la que a su vez se fundamenta en doscriterios: la distincin entre usos econmicos y no econmicos del tiempo y ladistincin entre activo e inactivo. El enfoque de la fuerza de trabajo pone nfasisen la actividad en curso, en particular, si el individuo est empleado, desempleadoo es econmicamente inactivo, por lo que la actividad econmica se basa en lanocin de empleo remunerado, el que normalmente se refiere a toda ocupacinmediante la cual Ia persona que la realiza recibe un pago o compensacin endinero o especie, o a travs de la cual ayuda a la produccin de bienes y serviciosdestinados al mercado. lJn aspecto importante a destacar es la propia definicinde empleo remunerado, el cual debe, desde esta perspectiva, estar referido ne-cesariamente a la produccin, es decir, debe caber en lo que se considera comoactividad econmica. En el mismo marco de referencia, el trmino desempleo seasume como una condicin de ausencia de empleo, y en ese sentido se puede ha-blar de cesanta, inactividad, desocupacin o simplemente falta de trabajo (Salasy Zepeda, 2003: 124-125).

    Mxico es miembro activo de la OIT, y por ello el INEGI rige las definicionesde poblacin ocupada (empleo), desempleo abierto (involuntario) e inactividad,

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  • Precarizchin kboral y participacin por gneroen mercad.os d trabajo urbano

    en concordancia con los sealamientos y recomendaciones de la Conferencia In-ternacional de Estadsticos del tabajo, rgano consultivo de la OIT, para la cualuna persona se debe considerar ocupada si trabaj cuando menos una hora duran-te el periodo de referencia usado para captar informacin de empleo, sea por vade un censo o de una encuesta (Hussmans, 1990). Con ese argumento el empleoremunerado slo se refiere a aquellas actividades cuyo objetivo explcito o deseadoes la obtencin de un ingreso en dinero o especie.

    Hablamos, pues, de trabajo productivo, el cual se relaciona habitualmente conel empleo, que se refiere a la ocupacin remunerada que la persona desempea.Esta dimensin comprende a las personas que reciben un salario Por su trabajoy a quienes laboran por cuenta propia. Sin embargo, la aplicacin rigurosa delconcepto en estos trminos lleva a excluir a muchos trabajadores que se sitanen los sectores de subsistencia, incluyendo a los involucrados en diferentes mo-dalidades de actividad familiar, y su no consideracin conlleva a importantessubestimaciones de la cantidad de trabajo y a sobreestimaciones de la mano deobra disponible. Pero desde un enfoque menos funcionalista, considerar quela relacin de empleo no es slo un fenmeno de mercado sino tambin unaconstruccin social que implica distinguir dos perspectivas bsicas respecto aesta actividad humana, una en el mbito social y macroeconmico, y otra en elmicrosocial e individual. Respecto a la segunda, para una mujer urbana, casaday con hijos y con un nivel de escolaridad bsico, tener un empleo no slo signi-fica la oportunidad de estar inserta en el mercado de trabajo, sino que quiz, alavez, le significa otra expresin en sus relaciones sociales.

    Dadas las condiciones y dinmica actuales del mercado de trabajo urbano, ca-racterizado por "un reparto del empleo lcomo] la distribucin de un bien escasoentre las categoras sociales" (Maruani, 2000: 9), que se diferencian claramentepor edad, sexo y categora socioprofesional, entre otras, y donde las opcionespara acceder a un empleo son producto no slo de un razonamiento econmico(decidir trabajar), sino que al mismo tiempo est presente una construccin so-cial que tiene que ver con el modo en que el sujeto, en este caso la trabajadora,"puede" insertarse en el mercado de trabajo, considerando sus caractersticas so-ciodemogrficas y sus condicionamientos de gnero (disponibilidad de tiempo ycalificacin, por ejemplo)

    20

  • I. Construccin socioeconmica y sociodemogrfca del mercado de trabajo

    Tal situacin es real en un contexro en el que la poblacin acriva ha cambiado;por un lado, la llegada masiva de las mujeres al mercado de trabajo y, por el otro,la composicin de la esrrucrura por edad de la poblacin, caracterizad.a por unvolumen cada vez ms amplio de poblacin en las edades acrivas que conllevauna mayor presin en el mercado de trabajo, han dado por resultado que "lostrabajadores ya no son los que ean",ya no son slo varones: los trabajadoresactualmente son hombres, mujeres, jvenes, ancianos y nios; los trabajos y lostrabajadores han ampliado su heterogeneidad. Adems, el desempleo se ha ma-sificado y las formas de empleo han cambiado, por lo que la flexibilidad comofenmeno imperante se ha incrementado en las relaciones laborales, lo que sig-nifica un detrimento en las condiciones de los trabajadores (Maruani, 2000: 10).

    1.2. El trabajo domstico y extradomsticoLa problemtica de la discriminacin salarial y la segregacin laboral por razonesde gnero est estrechamenre vinculada a la posicin que ocupan las mujeres enlos hogares. Las labores domsticas, relacionadas con la reproduccin social de lafuerza de trabajo, han sido y son poco apreciadas por la socied ady ainmenos porla economa. En consecuencia, tambin el trabajo femenino extradomstico esconsiderado de menor valor desde el punto de vista social y econmico. Mientrasqu en las dcadas de 1960 y 1970 se incorporaban al mercado de trabajo mujeresjvenes y solteras, a partir de los ochenta ingresaron al trabajo extradomsticotambin las mujeres casadas y con hijos (Garca y oliveira, 1994). La iniquidadde gnero resPecto a la situacin laboral aumenta, si a la situacin arriba sealadase agrega la desproporcionada responsabilidad que rienen las mujeres por el cui-dado de la familia y las tareas domsticas.

    Diversos estudios en el Mxico urbano dan cuenta de que la divisin sexual deltrabajo ha sufrido transformaciones, pero ello no significa que haya desaparecido.Sigue siendo comn que sea la mujer quien se encarga de las tareas domsticas.En contrapartida, se contina suponiendo que la provisin de recursos materialescontine bajo la responsabilidad principal de los varones. La divisi n del tgbg,jo y'_g9l-=bars4"-la diferencia biolgica est fuerrem..,t. ,.l".ion.d"-.orrl.l *o$

    ' e familia\ue corresponde al sistema capitalista moderno, donde.t ilo-ur'.,

  • Precarizacin kboral y participacin por gneroen mercad.os d trabajo urbano

    plgy,g94g_t y la mujer ama dg 9gs_a (Carrasco y Mayordomo, lg99). El trabajo eco-nmico est valorado socialmente y el trabajo de la reproduccin es consideradocomo actividad marginal. No obstante, Carrasco y Mayordomo (1999) dejan verque actualmente existe una nueva forma de familia, donde los varones ya no man-tienen su rol tradicional y las mujeres desempean un nuevo rol en el mercado detrabajo, adems de continuar con el trabajo domstico. Como consecuencia, seforma una tensin entre ambas actividades. Por ello, las autoras proponen que elmercado de trabajo no se debe estudiar como una institucin independiente de lasituacin de los hogares, sino desde una pefsPectiva global que incluya relacionesentre los aspectos mercantiles, pblicos y los sistemas familiares, incluyendo laparte de cuidados y afectos.

    Cenrrarse slo en el trabajo asalariado es dejar sin atender la situacin particularde las mujeres, para ellas es bsica la interaccin entre el trabajo domstico y ex-tradomstico. La idea del trabajo extradomstico enfatiza que las lneas divisoriasque separan las actividades econmicas de las que no lo son han cambiado de ma-nera irreversible. En el marco conceptual anterior slo se consideraba econmicoaquello que era transado en el mercado o se realizaba Por un pago, a excepcinde las actividades desarrolladas en el campo, es decir, la produccin agropecuaria.Ahora, las diversas tareas realizadas en el hogar, tambin se consideran, evidente-mente, actividades productivas en estricto sentido econmico, y hay familias quepagan a otras personas para que les proporcionen estos servicios.

    As, los conceptos de divisin sexual del trabajo, doble jornada y compatibilidadentre la produccin y la reproduccin se incorporaron en una concepcin del tra-bajo acorde con la situacin de la mujer. Con base en el primero de estos concep-tos, existe un eje articulador entre el mundo del trabajo y la familia, con lo cual,adems, qued en claro que la organizacin de las dos dimensiones condicionala participacin femenina en las actividades extradomsticas, contribuyendo almismo tiempo a la reproduccin social (Oliveira y luiza, L999:3).

    La importancia del concepto de trabajo extradomstico, desde la perspectiva degnero, estriba en que precisamente se refiere a un trabajo realizado por mujeres,lo que ampla el abanico de posibilidades y sustenta la necesidad de revalorar lamisma definicin de trabajo, puesto que implica desde labores domiticas, las

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  • I. Consnuccin socoeconmica y sociodernogrfca dzl mereada de trabajo

    acdvidades propias de la reproduccin y la crianza de los hijos, el voluntariado, eltrabajo social no pegado, hasta lo estrictamente remunerado.

    En ese senddo, para analizar la actividad laboral femenina y su articulacin conla reproduccin humana es esencial considerar la importancia del espacio delhogar o familiar. El hogar es la instancia mediadora entre los niveles macro ymicro (Ariza y Oliveira, 2002), adquiere dimensiones que se caracterizan por laidentificacin de diferentes espacios de autoridad. No se trata de una visin ideo-logizada, en la cual la familia es presentada como unidad armnica, sino un sitiode relaciones de poder y de conficto que se establecen en torno a las actividadesproductivas y reproductivas. La importancia de las diferencias genricas respectoa los espacios de autoridad es reconocida tambin por Scott, cuando afirma que"...e1 gnero es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en lasdiferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de relaciones signifi-cantes de poder" (Scott, 1996:289).

    El desarrollo en la teora feminista del concepto de gnero y los enfoques tericosa l vinculados han desempeado un papel fundamental, que ha derivado en unavisin distinta de anrlisis en los estudios sobre problemticas sociales y de lossujetos, principalmente en aqullos referidos al mbito de lo privado y su relacincon lo pblico, dichos fenmenos son abordados desde diferentes disciplinas delconocimiento. Adems, desde la perspectiva de gnero, parece haber consenso enque las actuales relaciones de gnero implican relaciones de poder en las que losvalores masculinos son dominantes y universales, y que la experiencia femeninaes silenciada cuando se universaliza la experiencia humana en la del hombre; elresultado es que la mujer queda como una "desviacin" de la experiencia y losvalores masculinos. Ella es la otra, objeto y no sujeto de estudio (Cooper, 2000,en Baca, 2005a).

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  • II. Implicaciones de lareestructuracin en los

    mercadol dc trab"{o

    2. l. Glob alizaciny espacios econmicosLa globalzacin ha suscitado mltiples y grandes discusiones. Por lo que conside-ro pertinente sealar slo algunos aspectos centrales que, de alguna forma, se hanconvertido en referentes para identificar a la globalizacin como el fenmeno queha constituido una manera de interpretar la realidad al mismo tiempo que unamanera de construirla, cuyo fundamento esr en el modelo de capitalismo globalarticulado por polticas de carcter neoliberal o de libre mercado.

    Los efectos de la globalizacin en Ia sociedad posindustrial, los procesos de acu-mulacin flexible y su impacto sobre las sociedades fueron tema de estudio deOctavio Ianni. Para el socilogo brasileo, la modernizacin de la mundializa-cin tiene como base una ideologa neoliberal que exalta el consumismo, la libreempresa, Ia flexibilidad y la tecnificacin, es decir, enaltece al mercado y sus for-mas de incrementar ganancias; sin embargo, esta ideologa, advierte el autor, haagudizado las contradicciones estructurales en nuestras sociedades. Producto delmodo de produccin capitalista occidental, la globalizacin nos enfrenta con un

  • Precarizacin laboral I panicipacin por gneroen mercados de trabajo urbano

    nuevo "proceso civilizatorio que da cuenta de una creciente transculturalizacinde valores, principios e instituciones" (1996: 60-65) porque "en el mbito dela globalizacin [...] se modifican los marcos sociales y mentales de referencia"(1996:135). Pero Ianni tambin llama la atencin respecto al carcter problem-tico y contradictorio de la globalizacin, pues "abarca integracin y fragmenta-cin; nacionalismo y regionalismo; racismo y fundamentalismo; geoeconoma ygeopoltica" (1996:135), en ese sentido, las perspectivas tericas de la globaliza-cin ofrecen "subsidios" para comprenderla desde alguno de los distintos aspectosde la sociedad global.

    Por su parte, Theotonio Dos Santos (2003: 116) considera que al ubicar el con-cepto de globalizacin en la formacin del moderno sistema mundial

    -aludien-do a la perspectiva propuesta por tWallerstein del capitalismo histrico- "[...] s.da sentido al anlisis de las coyunturas actuales y sus posibles desdoblamientos",pero resalta la importancia de considerar a la revolucin cientfico-tecnologacomo un elemento explicativo fundamental para la comprensin del proceso deglobalizacin.

    En este sentido, Harvey (2003) plantea que la globalizacin es una fase ms delproceso de produccin capitalista del espacio. Con la globalizacin, dice Harveel capitalismo ha recurrido oa vez ala reorganizacin espacial (expansin, in-tensificacin) como solucin a sus crisis. En esa lnea de anlisis plantea que "elproceso de globalizacin es un proceso de produccin de desarrollo temporal ygeogrfico desigual" (2003:77), con este postulado desdobla su explicacin de laglobalizacin; en el que lo central, desde mi punto de vista, est en que la funcinde los territorios en la economa capitalista estaran explicando, en gran parte,la desigualdad econmica y social en nuestro mundo, y en ese mismo sentido sepropone un cambio del trmino globalizacin a "desarrollo geogrfico desigual",pero en ste Harvey incluye la fusin de dos elementos: "las escalas cambiantesy la produccin de diferencias geogrficas", y agnega 'tenemos que pensar, por lotanto, en diferenciaciones, interacciones y relaciones que se verifican entre estasescalas y dentro de las mismas". lJn aspecto ms que se rescata de Harvey es queste identifica en los discursos sobre la globalizacin un error recurrente: creerque todo est fundamentalmente determinado a escala planetaria, no obstante,dice, "diferentes actores y agentes operan a menudo en diferentes escalas" (2003:89, 100).

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  • IL lmplicaciones dt la reestructuracinen los mercados de tabajo

    En la misma lnea de Harve Neil Smith (1984) se refiere al desarrollo desigualcomo "la expresin geogrfr.ca de las contradicciones inherentes en la constitu-cin y en la estructura del capital", donde destacan como conrradicciones lastendencias opuestas pero sincrnicas hacia la diferenciacin y la igualacin quegobiernan las condiciones de produccin capitalista en ese sentido, el desarrollodesigual debe entenderse como producto de Ia geografia del capitalismo e inter-pretarse terica y polticamente desde esa perspectiva. As, la diferenciacin delespacio geogrfico toma muchas formas concretas (industrializacin, metropoli-zacin, declive o auge de ciertas regiones), pero en definitiva no expresa ms quela diferenciacin social bsica tpica de la sociedad capitalista: la diferenciacinentre capital y trabajo.

    En el proceso de globalizacin, las formas y condiciones de participacin en pro-cesos econmicos de dimensiones planetarias estn ligadas a un conjunto ampliode factores sociales, culturales, geogrficos y polticos a distintas escalas; la glo-balizacin puede redundar en oportunidades de mayor bienestar social, procesotcnico y desarrollo econmico; pero en otras condiciones, puede generar efectosexactamente opuestos. En ese contexto, si globalizacin es el trmino para darcuenta de la actual configuracin espacial del capitalismo como sistema-mundo(lVallerstein, 1996), entonces se debera agre1ar tambin que es la forma en que,actualmente, se asumen las desigualdades sociales y econmicas en este sistemasocial, de ah que exista coincidencia con Canales (2003:56) cuando afirma que"la globalizacin del capitalismo es tambin la globalizacin de sus desigualdadesintrnsecas". Por lo que los procesos que conforman la globalizacin tienen din-micas y ritmos desiguales, y su efecto conjunto es profundamente diferenciadortanto dentro de los espacios econmicos nacionales, como entre naciones y regio-nes del mundo.

    La globalizacin, por tanto, refiere a tiempo, espacio y a desigualdades sociales,no hay homogenizacin en la globalizacin, sus procesos no son espacialmenteuniformes, sino heterogneos y diferenciados a partir de lo cual se generan diver-sas formas de participacin, asimilacin o diferenciacin social. De ah que loselementos o expresiones de la globalizacin no se presentan de manera uniforme,hay nichos de globalizacin que pueden ser ramas o actividades econmicas, gru-pos sociales, mercados o empresas.

  • Precarizacin kboral 1 participacin por gneroen mercados d trabajo urbano

    En el mismo sentido, tomando en cuenta que el espacio es una mezcla de dina-mismo y unidad que rene materialidad y accin humana, el espacio se modificaa paftir de los nuevos objetos y las nuevas acciones; en esa lgica, para MiltonSantos (1993: 69) "la globalizacin constituye el estadio supremo de la interna-cionalizacin, la introduccin en el sistema-rnundo de todos los lugares y de todoslos individuos, aunque en diversos grados", pues existen acciones hegemnicasque en este proceso se imponen y "como en un sistema de sistemas, el resto delespacio y el resto de las acciones colaboran en su realizaciri' (1993:72). El es-pacio global se conforma por redes desiguales que se tejen en diferentes escalas yniveles. En el proceso de mundializacin econmica, la participacin de los espa-cios mantiene la lgica de flujos y espacios dominantes; los territorios participanen la economa mundial en funcin de la existencia de factores de racionalidad yeficacia econmica en su estructura productiva.

    fu, los diversos territorios se incorporan en los procesos de la economa mun-dial de muy diferentes maneras y posiciones, respondiendo a las nuevas formasde articulacin de las sociedades en un sistema global. En ese entendimiento, sebusca que los espacios respondan a intereses de los actores hegemnicos de la eco-noma y de la sociedad, no obstante, las nuevas lgicas no operan al mismo nivelen los diversos espacios geogrficos porque persisten las diferencias, "se trata dedesigualdades de un tipo nuevo, tanto por su constitucin como por sus efectossobre los procesos productivos y sociales (Santos, 1993:71). En esa direccin, laglobalizacin no slo Benera beneficios para el comercio y la difusin de ideas,entre oas bondades; tambin genera costos sociales y econmicos en diversasreas geogrficas, sectores productivos y grupos de la sociedad.

    En el mbito territorial, los impactos derivados del proceso de globalizacin estnsiendo de muy distinto signo, aunque todos ellos son expresiones de las diversasformas de articulacin de las sociedades en un sistema global; en este sentido, lacreciente importancia que registra la participacin en ese espacio de flujos hacenecesario no slo incorporar a las empresas sino a los distintos mbitos territo-riales, y en especfico, incorporar las ventajas de esos mbitos territorides quealimentan o abonan la formacin de esos espacios de fujos, garantizando su cons-tante evolucin, que, no obstante su intangibilidad impacta de manera concretay a diferentes escalas el dinamismo o declive de los diversos mbitos territoria-

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  • II. Implicaciones de k reestucturacinen los mercados de trabajo

    les. Pero la dinmica no se da slo en un sentido, pues como precisa Caravaca"[...] aunque no de forma hegemnica ni mucho menos exclusiva la dimensinterritorial permanece como componente sustantivo de muchos de los procesosque moldean las sociedades contemporneas" (1998: 41). Ello nos reafirma elconcepto de espacio como categora dinmica con influencia en las relacionessocioeconmicas.

    2.L.1. Globalizacin. Articulaciones de las economas endesarrollo

    La globalizacin es un proceso ambivalente, generador de contrastes y desigual-dades, que integra y fragmenta el espacio al generar nuevos territorios en funcinde la interaccin entre "el espacio de los flujos y el espacio de los lugares" (Ca-ravaca,l99B:45). En este sentido, la propuesta de Coraggio (1998:94) es queel territorio debe ser pensado como un recurso construido a partir de prcticasconcretas y de comportamientos identificables, y no como simple soporte de per-sonas, actividades e instituciones

    -superando visiones simplistas en las que ste

    era entendido slo como mero escenario que actuaba de soporte para el desarrollode los procesos sociales y econmicos-. Siendo el territorio el mbito de un sis-tema de relaciones sociales, donde su espacialidad puede pensarse de manera nocontinua, ni de proximidad, la globalizacin estara contribuyendo a la creacinde un nico espacio y de mltiples territorios.

    Las oportunidades y beneficios que supone la globalizacin las han destacadoquienes la propusieron y defienden. Pero, desde los pases en desarrollo, la mun-dializacin econmica se observa y se vive desde sus especificidades socioecon-micas. Las sociedades de estos pases no han obtenido beneficios tangibles de suapertura econmica, a pesar del ampliamente difundido aumento de gananciasque debera generar la exportacin. Por el contrario, la rapidez con que los paseslatinoamericanos liberaron su comercio y se abrieron al mundo pareciera haberprovocado un desbarajuste social: incremento en la desigualdad entre sectoressocioeconmicos en general, existe la percepcin de que los problemas sociales,ambientales y econmicos han empeorado a causa de la economa mundial demercado.

  • Precarizcn kboral 1 parcipacin por generoen mercados d nabajo urbano

    Los procesos comerciales, culturales y polticos que contribuyeron a la gestacinde la globalizacin llevan varios siglos de operar. Durante ese tiempo, los paseseconmicamente avanzados buscaron estrategias de expansin hacia territorios detodo el planeta (Khor, 2001). Sin embargo, la globalizacin econmica se acelerhace casi cuatro dcadas debido a factores como la tecnologa y su amplio uso enlos procesos productivos y en las comunicaciones. En sentido estricto, el modeloeconmico neoliberal es resultado de la crisis de acumulacinl experimentada porlos pases capitalistas avanzados a mediados de la dcada de 1970 y la adopcinde nuevas estrategias globales de competencia en los mercados internacionales.Pero sobre todo, el avance en la mundializacin de la economa ha sido posiblede realizarse gracias a las polticas de liberalizacin que se recomendaron desdeel mundo desarrollado y que fueron acatadas en los pases de economas emer-gentes.2 No es ningn secreto que la globalizacin es un proceso estratBico yconcentrador que ha requerido planeacin y una cuantiosa inversin para hacerloposible (Greenspan, 1998: 2).

    El papel creciente del mercado ha venido acompaado por una reduccin generalde obstculos arancelarios, tanto en el mundo en desarrollo como en el industria-lizado, en parte por efecto de ciertas polticas autnomas y tambin por acuerdosfirmados en numerosas reuniones de comercio multilateral en el marco delAcuerdoGeneral sobre Aranceles y Comercio (GATT). Sin embargo, los elwados arancelesde los pases ricos no se redujeron para sectores como la agricultura, los textiles y

    Para Holloway (1988:72) "La crisis capitalista nunca es otra cosa que esto: la ruptura de un patrn dedominacin de clase relativamente estable. Aparece como una crisis econmica, que se expresa en unacda de la tasa de ganancia, pero su ncleo es el fracaso de un patrn de dominacin establecido. Desde elpunto de vista del capital, la crisis slo puede ser resuelta mediante el establecimiento de nuevos patronesde dominacin".

    A inicios de la dcada de 1980, naciones como Mxico con necesidad de prstamos y fujos financieros prarenegociar su deuda externa se vieron "presionados" para aceptar la 6rma de las Catas de Intencin delFondo Monetario Internacional, institucin que aline a todos los pases de Amrica Latina en la aplicacinde polticas de austeridad y de estabilizacin macroeconmicas concertadas en lo que a finales de ese deceniose conoci como Consenso de'Washington, ste pretendi dar homogeneidad a las condiciones cambiantese innovadoras que imponan los flujos de mercancas y de capitales de la economa global, se puso el acentoen la reduccin de economas basadas en proteccionismos de sus mercados, orientndolas claramente haciala apertura internacional. Esta estrategia se enmaca en el Acuerdo General sobre Aanceles y Comercio(GATT). En el caso de Mxico, 1985 fue el ao en que suscribi el acuerdo y ciment las bases pam que en1993 se 6rmara el Tiatado de Libre Comercio de Amrica del Norte, siguiente paso de la extensiva polticade liberacin econmica seguida por nuestro pas (Gutirrez Garza,, 1988 y 2005).

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  • II. Implicaciones de k reestructaracinen los mercadns de trabajo

    otros productos en los cuales las economas emergentes tienen ventajas comparati-vas. Incluso llegaron a utilizase ms barreras no arancelarias, lo cual ha afectado elacceso de los pases en desarrollo a los mercados del Norte (Khor, 2001: r7).

    2.2. Cfisis y reestructuracin productiva

    En el inicio de la segunda posguerra y con instalacin de Estados unidos comohegemnico en el sistema mundial, se organiza un rgimen de produccin queimplic una nueva lgica de acumulacin y un nuevo esquema de regulacineconmica: el fordismo. Este nuevo orden socioeconmico se caracreriz grossomodo por elevar los niveles de produccin a dimensiones nunca registradas porel capitalismo, en cuya dinmica, los trabajadores llegaron a inregrarse no slocomo agentes productores sino como los principales sujetos consumidores: pro-duccin, distribucin y venta a escala de masas. otro de los rasgos que caracterizaaI fordismo es su lgica productivista expansiva, que no se conform con la escalanacional sino que se ampli a dimensiones planetarias. En esta dinmica el traba-jador asalariado se coloc como la forma hegemnica de organizacinlaboral enesquemas productivos de corte'tayloristas" en Fbricas, en tanto que las relacionesobrero-patronales se identificaban por una lgica negociadora con predominiode contratos colectivos, acuerdos por ramas o sectores por encima de acuerdosempresariales, pero quizs lo ms destacable era que la propia lgica reguladoradel mundo del trabajo tenda, por su vocacin universalista y por el gran peso delEstado a proteger los acuerdos laborales del ciclo econmico pero tambin de lospropios cambios que el rgimen de acumulacin se propusiera asumir (Camperoet al., 1993; Lozano, 1998).

    Para Lara (1998: 27) el periodo de la posguerra se resurne en los siguienres aspectos:"El periodo de reconstruccin de la posguerra y los treinta aos que le siguieron es-tuvieron marcados por la voluntad de asegurar a todos un empleo permanenre quese acompaara de garantas sociales: salario mnimo, proteccin contra los despidos,prestaciones sociales, vacaciones pagadas, horarios de trabajo definidos, etctera".

    Vale la pena anotar que en el debate sobre fordismo y sus implicaciones en AmricaLatina (De la Garza, 1993;Lipietz,1997;Lozano,1998) se incluye cenrralmenteel carcter universalista del fordismo como modelo productivo y orden econmico

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  • Precarizacin laboral y participacin por gneroen rnercados de trabajo urbano

    dominante -a

    paftir de la segunda mitad de la dcada de 1940 y hasta finales de lade 1970-, pero que en la regin latinoamericana present caractersticas particula-res, entre otros aspectos, se plante que el trabajo asalariado no alcanz la generali-dad que mantuvo en los pases de mayor desarrollo econmico (Portes et al., 1990).

    Ahora bien, hacia mediados de la dcada de 1970, coincidente con los avancestecnolgicos y con la crisis econmica que abrumaba a naciones de economas in-dustrializadas, empez a gestarse un nuevo patrn de acumulacin que demanda-ba la ampliacin de los mercados y la adopcin de nuevas estrategias para reducirlos costos del trabajo (De la Garza, 1992,2006). La orientacin para implantarel nuevo modelo inclua, en primer lugar, el cambio hacia una poltica monetariaactiva, ello a partir de considerar que la inestabilidad de la moneda romPe la orga-nzacinde las relaciones sociales induciendo factores de crisis; en segundo lugar,la redefinicin del papel del Estado; en tercer luga la reforma del mercado de tra-bajo; en cuarto, la reconversin industrial en quinto lugar, la redefinicin de lasrelaciones con el exterior. Esto dio lugar a un profundo cambio en las relacionesindustriales, transformaciones que han sido estudiadas desde modelos diferentes,en los que el tema de la flexibilidad toma importancia.

    Los cambios en las economas industrializadas adquirieron caractersticas parti-culares, stos se presentaron en dos niveles: a nivel de la produccin basada en lasinnovaciones tecnolgicas, referido a una creciente automatizacin, desaparicinde la produccin en masa y con una tendencia hacia la descentralizacin de losprocesos productivos; y otra, asociada con las formas de contratacin y de uso dela fuerza de trabajo. Quiz fue con base en el anlisis de esas transformacionesproductivas que Handy (1987) planteara que la futura organizacin de la produc-cin parecera "ms redes que pirmides", la reflexin del filsofo ingls tambinincluy alafserza de trabajo, sobre la que advirti que no habra en el futuro"ninguna necesidad de meter ejrcitos de personal juntos en un solo sitio para laejecucin de un solo trabajo". Con ello, el planteamiento es que la organizacindel trabajo en el modelo "convencional" haba entrado en crisis.3

    3 Crisis en el sentido que la define Offe (1992) "una situacin en la que las instituciones y las evidencias here-dadas se torna sbitamente cuestionables, aparecen dificultades inesperadas y al mismo tiempo no se acienaa discernir cmo van a discurrir lm cosas", por lo que la referencia es a una fase en la que los cambios de para-digma nos pueden dejar perplejos y pareciera que la realidad ya no casa con las explicaciones ni con los datos.

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  • II. Implicaciones de k reestucturacinen los mercados dt nabajo

    El incremento en la desocupacin en Europa y el acrecentamienro de la deudapblica de las economas en desarrollo, as como la escalada de precios registradaen aqullos aos fueron tomados como indicadores de la crisis que resultaba delagotamiento de los procesos productivos dominantes en el periodo anterior alauge capitalista. Pero, para estudiosos de la economa y de los mercados de trabajoen particular, como De laGarza "el capitalismo no slo entr en una gran crisissino en una importante reestructuracin. Es probable que se trate de una crisis desimultaneidad con fuentes diversas y en esta medida no hay teora actual que dcuenta de todos los niveles que desde los ochenta estn cambiando" (2001: 38).

    La fexibilidad se coloca en el centro de los programas de reorganizacin de laproduccin. En el contexto de la reestructura productiva, la flexibilidad tieneun sentido preciso: la adaptacin a las condiciones cambiantes del mercado, oen palabras dePrez (2001: 226) "la capacidad de una variable de responder alas influencias ejercidas por otras [en este caso del trabajo]". La introduccinde la competencia y los procesos que llevan a la mundializacin de la economatransformaron la relacin entre la produccin y la demanda. Al incrementarse lacompetitividad por la emergencia de productores provenientes de otras reas quetienen subvenciones, escasas o nulas restricciones aduaneras para su comercializa-cin y por Ia emergencia de nuevos productos haba que transformar (flexibilizar)la organizacin rgida del proceso de produccin. Desde el punto de vista geren-cial, la inestabilidad de los mercados requera criterios flexibles de organizacin dela produccin. En el marco de mayor apertura econmica, la fexibilidad alude,bsicamente, a la adaptacin de la organizacin de la produccin a las condicio-nes del mercado y se convierte en la respuesta implcita en la puesta en primerplano de la competitividad.

    Para Andrs Bilbao (1999: 162), la flexibilidad se plantea en tres momentos:en primer lugar, el acceso a la organizacin. Bienes y fuerza de trabajo debenpermanecer libres de toda constriccin en la determinacin del precio. "La fe-xibilidad de ambos mercados marca el primer momento". En segundo luga laorganizacin de la produccin, que implica tanto la movilidad de la fuerza detrabajo, la innovacin tecnolgica sin restricciones y el aumento de la velocidadde produccin, esto requiere "fexibilidad en la organizacin, as como una com-pleta transparencia del proceso de trabajo respecto a la gerencia". En tercer luga"flexibilidad en la salida del puesto de trabajo".

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  • Precarizacin labornl 7 participacin por ghrcroen mercados de nbajo u'bano

    Las discusiones del posfordismo resultaron de gran aPorte en las exPlicacionesde las impactanres rransformaciones productivas actuales. Se habl entonces delagotamienro de los procesos productivos dominantes; la vertiente posfordista des-raca por buscar explicaciones al "agoramiento" del rgimen de acumulacin. Enesa direccin, surgieron lneas de anlisis que ponan al centro de la discusin lacrisis del fordismo. Se identifican tres enfoques que atendieron la discusin: elneoschumpeterianismo sealaba la importancia del avance tecnolgico y la inno-vacin en los procesos productivos como explicaciones plausibles a los cambiosregistrados; el regulacionismo que pona acento en el factor organizacional deestrategias como el toyotismo y del Lean Production el enfoque de los nuevosconceptos de produccin que sustentaban su explicacin a partir de la considera-cin de las relaciones laborales e industriales, que corresponden a la polmica dela flexibilidad y las nuevas culruras laborales (De la o, 2002;DelaGarza,200l).

    Pero las reoras del regulacionismo y de la nueva divisin internacional del tra-bajo destacan como perspecrivas de carcter global sobre la crisis capitalista. Laprimera es una pefspectiva que propone como concepto central, justamente, el deregulacin, entendido como "la forma en que una relacin social se reproduce apesar de su carcter contradictorio" (De laGarza,200l:40). Tomando en cuentael planteamiento anrerior, la generacin de la crisis estara en relacin con las dis-conrinuidades en la reproduccin de las relaciones sociales y divergencias entre losdistintos niveles de acumulacin (Lipietz, 1986). Entonces, Ia crisis se genera Porla inadecuacin entre el conjunto de formas institucionales (leyes, reglas o normasformales e informales) que tienen el objetivo de asegurar la coincidencia entre elpropio modo de regulacin y las tendencias en la reproduccin de las relacionessociales. De manera tal que la crisis iniciada en los setenta fue la manifestacin delagoramienro del rgimen de acumulacin fordista, caracterizado, segn Lipietz(1986: 266), por la articulacin de la produccin en masa con el consumo masi-vo, por lo que sta sera una crisis de rentabilidad en tanto que "asume Ia formade un estancamiento (y no u.t derrumbamiento de la produccin), que coexistecon una inflacin (y no con una cada de los precios)" (en Lara; 1998: 32-33).

    Por otra parte, desde la perspectiva de Ia nueva divisin internacional del trabajo,se considera que la globalizacin expresa la creciente interdependencia econmicay el aumento de la competencia internacional que ha ido convirtiendo el mundo

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  • II. Implicaciones de l reestructuracnen hs mercados de trabajo

    en un solo gran mercado. Su esencia estriba en la creacin y aprovechamiento decondiciones que viabilizan la productividad y la mayor rentabilidad en la produc-cin, el intercambio y en los servicios en una economa de libre concurrencia.Segn Castillo Fernndez (2004:253-255), esta nueva forma de economa mun-dializada ha mostrado en su desarrollo por lo menos dos aspectos imbricados ycomplementarios: ha significado la descentralizacin y reubicacin de capitalesdesde pases ms industrializados hacia ciertas zonas perifericas ms propicias parala expansin de la produccin y la "conquista" ampliada de nuevos mercados y,en igual sentido, al implicar desde sus orgenes una suerte de respuesta del capitala la crisis y a las decrecientes tasas de ganancia, ha dado lugar a una nueva y mssegmentada divisin internacional del trabajo.

    De manera tal que desde la perspectiva de las condiciones que determinaron latendencia creciente de relocalizacin de la produccin y la descentralizacin dela acumulacin, sta parece emerger de la recesin mundial y de las exigenciasimplcitas por incrementar las ganancias de los pases desarrollados. De ah quela reubicacin industrial

    -que en el interior de los pases desarrollados se pre-senta al descentralizar parte de los procesos de trabajo hacia pequeas unidadesproductivas sisls5- tiene como mvil principal "los costos laborales infe-riores en los pases del tercer mundo" (Jenkins, 1984); por lo que el diferencialsalarial entre pases capitalistas avanzados y pases tercermundistas ocasionara quela descentralizacin de la acumulacin hacia la periferia fuera una estrategia muyatractiva para el capital, pero no la nica. Aunque se reconoce que otros factoresimportantes son: la propia debilidad de la clase trabajadora y la lasitud de la le-gislacin laboral que entre orras facilidades permite largas jornadas de trabajo, lasfacilidades de rotacin de personal e inadecuadas condiciones para laborar, enrreotras. Se trata entonces de una estrategia que permite aprovechar las ventajascomparativas de las posibles localizaciones para la actividad industrial, esra rctica"es generadora de un nuevo orden de produccin integrado, que al surgir vincu-lado a la estrategia de competencia mundial, ha ido igualmente configurando unanueva divisin internacional y nacional del trabajo" (Vidal, 1995: 89).

    La perspectiva de la nueva divisin internacional del trabajo se interrelaciona conel proceso de globalizacin, por lo que en sus anlisis sobre la crisis se argumentaque sta, en trminos generales, se da " [.. .] como resultado de un proceso amplio

  • Precarizacin kboral y parcipacin por gneroen mercados d trabajo urbano

    de formacin de bloques econmicos que controlan los fujos de capital y de mer-cancias, en el nivel mundial, bajo la lgica que persigue la maximizacin de lasganancias sin respetar fronteras nacionales ni regionales" (Lara, 1998:33).

    En ese sentido, el escenario es de intensificacin de la competencia, y la reubica-cin industrial es parte de una doble dinmica que asocia la inversin extranjeracon las posibilidades de mayor explotacin de la produccin y el trabajo (Castillo,2004). A partir de que las economas de los pases del mundo capitalista modifi-caron drsticamente la lgica en que se hallan inscritas dentro de la economaglo-bal

    -lo que conlleva a una reasignacin de nuevas funciones dada la magnitudde la crisis capitalista-, la salida ofrecida para un reordenamiento econmico de-mand, por ejemplo, que en algunos pases subdesarrollados no slo se instalaransegmentos manufactureros para la exportacin, sino que incluso las tecnologasde punta estuviesen presentes en pases de desarrollo medio como Brasil, Thiwn,Espaa, Mxico, etctera. En el mismo sentido, Shaiken (2003) mostr empri-camente a travs del estudio de la industria automotriz en Mxico la preexistenciade una fuerzade trabajo educada y acostumbrada a la existencia de infraestructuray que report una curva de aprendizaje ms corta que en Estados Unidos, coneste estudio se contribuy, segn De la Garza (2003:7), a desestimar el plantea-miento simplista segn el cual a los pases dependientes y subdesarrollados slose les asignaban funciones de trabajo descalificado en virtud del amplio ejrcitoindustrial de reserva con el que contaban.

    Asimismo, Corts y Ruvalcaba (1991: 16-17), aunque reconocan -tambinpara el caso de Mxico- que la disponibilidad de mano de obra barata ha sido

    un atractivo para la inversin extranjera, precisan que en el marco de las transfor-maciones productivas y de la apertura econmica la tendencia del capital interna-cional a trasladar empresas y a dispersar procesos productivos por todo el planetadeja ver que la localizacin industrial depende cadavez en mayor medida de lasestrategias de mercado, asociacin de capitales y de otros criterios.

    Otras de las controversias suscitadas por la presencia de nuevas tecnologas ennuestras economas se da entre los optimistas que consideraban que a travs de ladifusin de la innovacin tecnolgica era el inicio de la entrada de Latinoamricaal primer mundo, en contraparte, los pesimistas reconocan la presencia de este

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  • II. Implicaciones de k reestucturacinen los mercados de trabajo

    tipo de tecnologas aunque eran escpticos en cuanro a las posibilidades de ex-tenderse a otros sectores y ramas de la economa. El desarrollo de investigacionessobre los mercados de trabajo han mostrado que slo un nmero reducido de em-presas grandes y vinculadas ms bien al mercado externo han contado con recno-loga de punta.4 Tambin se sabe que un segmento de los servicios se caracrerizapor emplear tecnologas muy modernas, tal es el caso de las actividades financierasy de telecomunicaciones. Pero tambin se reconoce que por casi tres dcadas eneconomas en desarrollo y aun con restringida incorporacin de nuevas tecnolo-gas se han ampliado las operaciones de fragmentos de procesos de produccincomo rasgos concretos de reestructuracin productiva. En ese sentido, se aceptaque las nuevas formas de organizacin del trabajo se han extendido ms en Am-rica Latina que las nuevas tecnologas (De la Garza,2000;2006).

    La reestructuracin productiva ha tenido un alcance mundial y las nuevas reglasdel juego de la economa se instalaron de facto sin que existan, como identificaSara Lara (1998: 34),"los aparatos institucionales adecuados para reglamentar lasnuevas normas bajo las cuales se mueven los capitales, las mercancas y el trabajo".Con lo cual se genera mayor inestabilidad en el orden macroeconmico. El fen-meno es complejo. La rpida internacionalizacin de la produccin y el comercio,apoyada bsicamente en la lgica de la liberacin y desregulacin de los mercados,ha ido tejiendo una amplia red de produccin y de explotacin del trabajo, por loque en coincidencia con Castillo (199s) la reubicacin o descentralizacin pro-ductiva, con todas sus implicaciones, son partes del proceso de reestructuracinglobal de la produccin fundada en la reorganizaciin de los procesos de trabajo.

    2.2.I. Reestructuracin y fexibilidad en economlas end,esarrollo

    El cambio ha sido global y sus implicaciones son ms o menos claras tenien-do en cuenta particularidades de desarrollo e innovaciones tecnolgicas entre lossectoes productivos de las distintas regiones y de los diversos pases. Son claraslas diferencias pero hay tambin yuxtaposiciones. Los vnculos productivos entrepases con diferente nivel de desarrollo se multiplican, alavezque se diversifican;

    4 Vase por ejemplo: Jenkins (1984) y DelaO (t994).

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  • Precarizcn kboral y participacin por gneroen mercados d trabajo urbano

    por un lado, segmentos de procesos Productivos empezaron a trasladarse a pasesen desarrollo, generando mercancas no slo para el consumo interno de estospases sino de exportacin al mercado mundial; por otro lado, contingentes defuerza de trabajo desde pases pobres que cruzan fronteras internacionales y seinsertan en los mercados de ffabajo de las naciones ricas, de manera documentadae indocumentada.

    En Amrica Latina, el cambio coincidi con el agotamiento del modelo de desa-rrollo de industrializacin va sustitucin de importaciones y con la crisis econ-mica de la dcada de 1980. Para la mayora de los analistas sociales, el inicio de losaos ochenta marca, temporalmente, la instalacin de la crisis laboral, indicandotambin la ruptura con el modelo de produccin y organizacin del trabajo do-minante desde la segunda posguerra.

    Aunque en el caso de la regin latinoamericana el cambio estuvo soportado msen una suerte de estrategia del capital que en la inclusin de innovaciones tecnol-gicas en los procesos productivos. De hecho, el tema de la implantacin de nuevastecnologas en empresas en Amrica Latina ha sido uno de los aspectos que espe-cialistas latinoamericanos de la cuestin laboral e interesados en la comprensinde las nuevas relaciones entre el capital y el trabajo han discutido ampliamente(Lojkine, 1988; Garca, 1988; Corts y Ruvalcava,l99I; Marshall, 1990;Lara,1995;Lozano, 1998; Hernndez et a1.,2000; De la Garza 2001 y 2006).

    Todo parece indicar que la tecnologa de punta que ahorraba mano de obra es-taba presente en las economas de la regin latinoamericana desde los ochenta, yse encontraba con niveles tecnolgicos similares a los de los pases desarrollados;aunque tal constatacin iba ms all de evidenciar la presencia y caractersticas deesta nueva tecnologa en nuestros pases, pues como plantea De la Garza (2006t10), lo relevante era que "se cuestionaba la tesis generalizada de que los procesosproductivos estaban condenados a ser intensivos en mano de obra" por ser sta laventaja principal de Latinoamrica".

    Las estrategias del capital para reproducir la lgica global de explotacin y controlde los trabajadores son variadas, depende de los pases y las regiones. No obstante,pases en desarrollo parecen reproducir por otros mecanismos, o por vas alternas,

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  • II. Implicaciones dt k reettructaracinen los mercadts de tabajo

    la misma lgica que tiende a flexibilizar los procesos de trabajo en el mundo desa-rrollado, procesos y formas que adems se han ido consolidando ante imperativosde competencia impuestos por el patrn emergente de economa globalizada.Productividad y modernizacin son los sellos distintivos de la nueva organizacinque aparece orientada hacia el objetivo central de la competitividad.

    Pero la fexibilidad tambin tiene una dimensin y un fundamento ideolgico. Sesustenta en la idea de que los problemas del mercado de trabajo son derivados desu rigidez, y por consiguiente de los costos de la mano de obra. El capital, bajoesta "nueva lgica"

    -ante situaciones de crisis y las consecuentes tentativas de

    recomposicin de los sistemas productivos- pugna por la desregulacin con-tractual del trabajo.

    En ese senrido, la flexibilidad del trabajo se conduce a travs de la transformacindel conjunto de reglas que rigen las relaciones de trabajo. De ah que la fexibili-zacin puede ser entendida como la "desregulacin'de las condiciones en las queoperan las relaciones laborales en el mercado de trabajo, reduciendo o suprimien-do las regulaciones e instituciones protectoras del trabajo, ya que se las calificacomo distorsiones. La reestructuracin de las relaciones de empleo en las empre-sas, que supone "la contratacin de un ncleo de trabajadores altamente adies-trados y global y polivalentemente capacitados (normalmente hombres), y unaperiferia creciente de trabajadores temporales y eventuales (normalmente mujeresy/o migrantes), trabajadores a domicilio y subcontratistas, que juntos funcionancomo una reserva laboral para, supuestamente, permitir el ajuste rpido y menoscostoso en los picos y cadas del ciclo productivo (OIT 1995: 4). En ese sentido,la flexibilizacin laboral es la capacidad de ajuste del trabajo individual al colecd-vo por la duracin o intensidad del trabajo.

    Lo que se tiene entonces es que algunos cambios no se han extendido de maneraamplia, han permanecido slo en ciertos sectores de la economa, pero otros,como el avance de la informticay las telecomunicaciones, s han tenido ampliadifusin y consumo, y han impulsado nuevas modalidades de trabajo: las redes desubcontratacin y el trabajo a domicilio son slo algunas de las caractersticas delmundo del trabajo en la actualidad. En todo caso, unos y otros marcan la lgicade las nuevas relaciones de trabajo y de los procesos generales de acumulacin aunen los pases no desarrollados.

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  • Precarizacin laboral y participacin por gneroen mercados dz trubajo urbano

    2.3. Mercados de trabajo en el nuevo parrn de acumulacinLa globalizacin tiene como fundamento ideolgico y esrratgico la creacin decondiciones paralaproduccin y los intercambios comerciales y el aprovechamien-to de una mayor rentabilidad por parte de los diversos secores capitalistas. En esemarco, la reestructuracin productiva es un proceso fundamental en el avance dela globalizacin, por lo que al desarrollo de las telecomunicaciones y a Ia gestin entiempo real de los fujos financieros, enrre orros rasgos del proceso, hay que agregarla reestructuracin productiva y del mercado de trabajo donde la implementacinde "nuevos procesos" flexibles fungen como ejes claves de la reconvencin producti-va en curso, pero en una fase distinta de internacio nalizacin de la economa y queafectan de manera esencial a la esrrucrura del empleo y las ocupaciones.

    El modelo econmico vigente5 potencia la flexibilidad del mercado de trabajo ypromueve la subutilizacin y la libertad de despido del trabajador. De acuerdocon las nuevas formas de organizacin del trabajo, se evidencia que los empresa-rios con un claro rechazo por la negociacin colectiva, urgan por arreglarse demanera individual con los trabajadores. Para Castillo Fernndez (200r, 2004,2005), y en general para los analistas laborales, los cambios iniciados a medidosde la dcada de 1970 no slo ruvieron un componente econmico, sino poltico.Como antecedenre, se reconoce que la capacidad del capital para incrementar susganancias estuvo condicionada por el nivel de organizacin y de resistencia dela clase trabajadora en las naciones ms desarrolladas.6 En la posguerra, Ia claseobrera vio aumentado su poder, ello limitaba las posibilidades de incremenro dela rentabilidad capitalista, por lo que uno de los cambios necesarios para los em-presarios era inducir la adopcin de nuevas formas de organizacin de la produc-cin y el trabajo, es decir, dar un trato administrativo a las relaciones laborales.La desregularizacin de las relaciones de trabajo fue la estrategia para fortalecer elpatrn de acumulacin.

    Entendido tanto como un rgimen de acumulacin como un esquema de regulacin econmica.En los pases capitalistas centrales, la presencia poltica nacional de grandes partidos de masas y de unmovimiento obrero organizado dado el peso dererminante del Estado, Ia regulacin del trabajo y la pro-teccin beneFactora del Estado alcanz a casi toda la sociedad. Mienras que en la periferia latinoamericanala proteccin estatal slo cubri un segmento de trabajadores y a grupos medios, de hecho la mayora de lapoblacin nunca alcanz una efectiva proteccin en el rgimen de proteccin social (Lozano, 1998: 6-7).

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  • II. Implicaciones de la reesnucturacinen los mercados de nabaio

    En Amrica Latina, la crisis de la deuda de principios de los ochenra dio la pautapara arrancar con las medidas de ajuste que, rpidamente, evolucionaron hacia laconformacin de esquemas de poltica econmica desreguladora que, en la prc-tica, abatieron el viejo esquema proteccionista-estatista. El keynesianismo estatalque estimulaba la proteccin del trabajador por parre del Estado fue abandonado.En trminos de la organizacin del trabajo y lalgica regulatoria de la economa,el elemento clave en el nuevo modelo econmico es la prdida del poder interven-tor del Estado (Bulmer-Thomas, 1998; Lozano, 1998). El proceso de reestrucru-racin productiva coincide con la redefinicin del papel del Estado en cuanto a laparticipacin en la economa y al retiro de las tareas de bienestar social, aunado auna disminucin de la presencia y accin de los sindicatos.

    As, la dcada de los ochenta en Amrica Latina, se caracteriza por ser un periodode reestructuracin econmica, desindustrializacin y estancamiento, productode las restricciones estructurales que vena enfrentando el anterior modelo deacumulacin. Aplicando una serie de reformas estructurales, un nmero crecientede pases dejaron de ser economas cerradas, dominadas por el Estado, y se con-virtieron en economas orientadas al mercado y abiertas al resto del mundo. yapara el decenio de los novenra, en la mayora de los pases se haba implantado elnuevo modelo econmico y avanzaban en su operacin las reformas estructurales(procesos de liberalizacin de las importaciones, liberalizacin financiera inrernae internacional y privatizaciones, adems de la reforma laboral).

    Pero en el contexto de cambios socioeconmicos que caracterizaron los procesosde ajuste y reesrrucruracin, tambin se present la prdida de conquistas labo-rales de los trabajadores latinoamericanos y se increment la brecha que separalos salarios de los trabajadores de cuello blanco de los trabajadores de cuello azul.Hay consenso entre expertos respecto a que las reformas tuvieron un impactonegativo en la generacin de empleo,T por ejemplo, los datos indican que en eldecenio de 1990 la tasa de crecimiento del empleo fue inferior a Ia de Ia segundamitad de los aos ochenta; el desempleo creci,8 prolifer el empleo en el secror

    Vase Stallings y Peres (2000), \Weller (2000) y Tokman (1998), entre otros.Richards (2001:74) estima que 1995 parece ser el ao cuando el desempleo empez a crece de manerasostenida en casi todos los pases de la regin latinoamericana.

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  • Precarizacin laboral y panicipacin por gneroen mercadas de tra.bajo urbano

    informal, y el alzade los salarios reales favoreci ms a los trabajadores calificados(Stallings y \fe[er, 200I: 4; Richards, 200I: 76). Y es que la nueva organizacinsocioproductiva y laboral implic el proceso de flexibilizacin productiva, con loque se expandi el trabajo informal y se crearon formas y mecanismos de subcon-tratacin del trabajo que debilitaron la presencia del trabajo formal como esque-ma central en las relaciones laborales en la esfera productiva (Portes et a1.,1990).

    El tamao del sector informal en Amrica Latina es tomado como indicativo dela incapacidad de la economa de la regin para generar empleos razonablementeremunerados, aunque, a medida que el sector ha ido generando una cantidadmayor de "trabajos", stos son de caractersticas ms heterogneas. Segn datosde la Organizacin Internacional del tabajo (OIT, 1997: 143-148) entre 1990y 1996, el sector informal urbano increment su participacin en la absorcinde mano de obra urbana ocupada, de 51.6 a57.4 por ciento; en ese proceso decreciente informalizacin del empleo urbano, el principal incremento se dio enmicroempresas y por autoempleo, entre 1990 y 1996, en el primero, la tasa decrecimiento fue de 5.6 por ciento, mientras que los segundos lo hicieron a unavelocidad de 4.6 por ciento. En contraposicin, en el mismo periodo pero en elsector formal y moderno de la economa, el empleo del sector pblico se redujode I5.3 a 13 por ciento; sin embargo, en las grandes empresas privadas la reduc-cin fue mayor, pues pas de 33 a 29 .5 por ciento. Lo que nos hace pensar que lamayora de los nuevos empleos generados lo han sido en el sector informal.

    Estos son slo unos referentes de cmo la reestructuracin productiva ha recon-figurado los mercados de trabajo de la regin latinoamericana, en donde parecenconsolidarse fenmenos econmicos y sociales como el crecimiento en la des-ocupacin, la pobreza, el incremento de las migraciones y una sostenida y mayorincorporacin de fuerza de trabajo femenina y de jvenes a la diversidad de acti-vidades econmicas.

    Para el caso especfico de Mxico, el inicio de las grandes transformaciones econ-micas se identifica con el principio, a su vez, de la gran crisis de 1982' cuando sepresentaron sucesos trascendentales para la dinmica econmica nacional como:la caida del precio del petrleo, el alza en las tasas de inters en los mercaosinternacionales, la suspensin del pago de la deuda externa (por noventa das),

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  • IL lmplicaciones de h reestncturacinen bs mncados dz trabajo

    la nacionalizacin de la banca y la devaluacin del peso. l administracin deMiguel de la Madrid estuvo marcada desde su inicio (en 1983) por amplias refor-mas econmicas. l"a economa mexicana abandon la ruta que haba seguido porcuatro dcadas y se orient hacia la bsqueda de un espacio en la nueva divisininternacional del trabajo, paulatinamente abri la economa buscando colocarsecomo territorio "accesible" a las inversiones extranjeras. Paralelamente, se aplicuna poltica de ajuste, cuyo objetivo central fue lograr la estabilizacin de la eco-noma a partir, principalmente, del control de la inflacin y de la correccin dedficit en la balanza de pagos.

    En el mercado laboral, se sigui la poltica de retrasar sistemticamente el ajustedel pago a la mano de obra, Corts y Ruvalcaba (1991: 14) estiman que "el sala-rio real disminuy en poco ms de 50 por ciento entre 1982 y 1989 y en 60 porciento respecto a 1976 [...] En 1982 el salario mnimo real fue casi igual al de1970". El empobrecimiento de la poblacin mexicana fue generalizado,9 no obs-tante, diversas investigaciones de corte sociodemogrfico realizadas a finales de ladcada de 198010 (De Barbieri, 1989; De Oliveira I989a; Garca 1988; Cooperet al,, 1989) evidenciaron que en el caso de los estratos socioeconmicos bajos, loshogares de estos grupos respondieron d ajuste "intensificando el uso de la fuerzade trabajo", es decir, enfrentaron el ciclo depresivo colocando fuetza de trabajofemenina e infantil en el mercado o instalando pequeos comercios que eranatendidos por los propios integrantes de la familia, estas actividades se realizaroncon alta incidencia fuera del sector formal de la economa. Ello contribuy a laampliacin y diversificacin de actividades econmicas informales. El ProgramaRegional de Empleo de Amrica Latina y el Caribe (PREAIC) calcul que laocupacin informal en el empleo urbano de Mxico pas de 24.7 por ciento en1980 a 30 por ciento en 1985 y a36 por ciento en 1990 (OII 1994).En trminos generales, la dcada de 1990, mostr un deterioro del mercado detrabajo en Mxico que puede ejemplificarse al considerar el tipo de prestacionesde la poblacin ocupada. A ese respecto, 66 por ciento de la poblacin ocupada

    Vase Rolando Cordera y Carlos Tello (1986); Julio Bolwinik y Enrique Hernndez-los (1981, 1992,1999, 2000); Fernando Corts (1997); Julio Bolwinik yAraceli Damin (2001, 2003); Gonzlez de laRocha (1994) entr otros.Bsicmente orientadas al estudio del espacio utbano y meaopolitano del pas.

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  • Precarizacn kboral I participacin por gneroen mercads d tabajo arbano

    de 1995 no tena prestaciones sociales, esa condicin del empleo se presenta en elsector formal, pero tambin es caracterstica de muchos empleos creados reciente-mente (Chvez Hoyos, 2002: 4L). Y es que los cambios registrados en el mbitolaboral han sido significativos, en lo referente al mercado de trabajo y en las institu-ciones y organizaciones que en l intervienen. Los programas de ajuste y la reorien-tacin de la actividad econmica hacia el exterior han provocado una reestructura-cin de las plantas productivas

    -tanto en organizacin como en la incorporacin

    de tecnologas y en consecuencia de nuevos criterios de seleccin en la demanda detrabajadores-, adems de una marcada diferenciacin entre grandes y pequeasempresasll que redunda en su competitividad tanto en el mercado interno comoen el internacional, incluso se considera la existencia de un estancamiento de laproduccin industrial para el conjunto del pas y en consecuencia un descenso enel empleo asalaiado y en el nivel de contratacin en los establecimientos mayores(Rendn y Salas, 1992;DelaGarza,1999; Rendn y Bensusn, 2000).

    Las estimaciones de Hernndez Laos et al. (200 27), respecto al empleo en elsector manufacturero mexicano hasta la dcada de los noventa, son que ste tuvoun crecimiento anual de 3.8 por ciento durante la dcada de 1970 y aumenta 4.5 por ciento anual entre 1979 y 1988, para decrecer en trminos absolu-tos entre 1938 y 1993 (-1.8 por ciento anual), este comportamiento, dicen losinvestigadores, "guarda relacin con los movimientos registrados en los preciosrelativos de la mano de obra y del capital y con las modalidades del rgimen co-mercial adoptadas a lo largo del periodo". Es importante resaltar que, sobre todoen la dcada de 1990, el incremento del empleo manufacturero fue generado enlas empresas maquiladoras de exportacin, aunque la cdidad de los empleos ofre-

    11 De la Garza (20OO: 176-177) estudia para el caso de Mdco y, en la primera mitd de la dcada de 1990,las relaciones laborales en micro y pequeas empresas (MyP) y las compara con la situacin de empresasmayores. En el an:Iisis sobre las posibilidades de su transformacin flexible plantea que " [. . .] a mrs de 15aos de apertura comercial las micro y pequeias empresas no se encminan hacia la especializacin fexibley las diferencias con las grandes empresas se han acentuado en muchos aspectos vinculados con la com-petitividad". En cuanto a la extensin de las nuevas formas de organizacin del trabajo, ambin encuentraimportantes diferencias entre tamaos de empresas, por ejemplo una de ellas es que los.establecimientosmayores realizaron el doble de ajustes que los pequeos en cuanto a organizacin del trabajo. Sin embargo,en rotacin de tareas, polivalencia y trabajo en equipo, las MyP parecieran comparase e incluso superan alas grandes, aunque De la Gaza aclara que esa situacin se explica ms bien por una organizacin arbitrariadel trabajo, con divisiones no claras de tareas y funciones, mientras que en las grandes empresas se aplicantcnicas organizativas ms sofisticadas como el control estadstico del proceso.

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  • IIL lmplicaciones de la reestructuracitt

    en los mercados de nabajo

    cidos por esta industria ha sido motivo de amplios e interesantes investigacionesque han mostrado la precarizacin laboral del trabajo en las maquilas.l2

    As, el contexto parece indicar que los efectos de las crisis econmicas de los ltimos25 ai'os y de los procesos de reestructuracin productiva, aunados a rezagos hist-ricos en materia de generacin de empleos y de polticas sociales en lo general, hallevado a que un nmero cadavez mayor de individuos y colectivos sociales estn"instalndose" de forma casi permanente en trayectorias inestables y errticas quedegeneran en contextos y situaciones de exclusin social, con todos los costos y dis-funciones que ello puede ocasionar en los sistemas sociales y econmicos.

    De ah que el concepto de fexibilidad

    [...] se trata de un concepto que no es unvoco, sino que comprende dis-tintas acepciones, que van desde planteamientos tan puntuales como losdesprendidos del anlisis neoclsico o de los estudios dirigidos al mana-gement, hasta los anlisis que estudian a profundidad ciertas experienciasque han llamado la atencin porque en un ambiente de crisis generaliza-da representan casos logrados, algunos de ellos no slo desde el punto devista del capital sino de los mismos trabajadores (Lara, 1998 37).

    Conceptualmente la fexibilizacin est presente en los anlisis sobre las trans-formaciones del capitalismo y la emergencia de nuevos modelos productivos. Ya pesar de las diferencias en las distintas teoras que han abordado la explicaciny comprensin de la crisis,l3 Sara Lara (1998) plantea que la coincidencia entreellas est en la idea de que la crisis dio origen a una importante reesrrucruracin,tambin se reconoce que hay coincidencia en cuanto al sentido en el que apunraesa reestructuracin, siendo hacia una fexibilidad productiva.

    La fexibilidad laboral es un concepto que sintetiza la actual configuracin de lasrelaciones entre capital y trabajo e involucra sus mltiples dimensiones y transfor-maciones referidas a las polticas de empleo, organizacin de la empresa, la rees-

    Vase por ejemplo: Mara Eugenia De la O y Carlos Quintero (1992), Mara Eugenia De la O (1998,2002);Jorge Carrillo (1989,2001) y Oscar Conteras (2000), entre otos.Sara Lara (1998:27-58) analiza ampliamente el tema de la cisis y de la flexibilidad, asi como las distinrasnociones de sta. Destacan las perspectivas: neoclsica, regulacionista, neoschumpeteriana, de especializa-cin flexible y "gerencial".

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  • Prccarizacin kboral 1 participacin por gneroen meredos d tnbajo urbano

    tructuracin de los mercados laborales, el movimiento sindical y la precarizacindel trabajo en Amrica Latina (OIT 2002: 25), ello pese a algunas crticas comolas de De la O (1998) que lo considera como un concepto difuso.

    Hace 20 aos, lojkine (1988: 25) escribi que "sera profundamente erneo creerque [en el mundo del trabajo] nada ha cambiado". Actualmente se tienen suficien-tes evidencias para avalar tal planteamiento. La reestructuracin productiva implicun debilitamiento drstico de la proteccin social de grandes grupos de trabajado-res, donde los derechos laborales y la base de la organizacin de los trabajadoreshan sido disminuidos en la mayora de los pases y de los sectores econmicos.Adems, como se dijo arriba, los procesos productivos se han modificando: se hapasado del trabajo especializado fi