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LAVIDA 13 ÚLTIMAS NOTICIAS VIERNES, 4 DE JULIO DE 2008 www.ultimasnoticias.com.ve Premiar el logro es visto como un estímulo Adultos se preocupan cuando los niños empiezan a actuar por interés Recompensas vs Valores Visión Compartida Olga Padrón M uchos padres y educadores están conscientes de que los castigos y amenazas son contraproducentes. Ellos saben que con estas estrategias pueden ejercer cierto control sobre el com- portamiento de hijos y alumnos, pe- ro que éstas no ayudan a niños y adolescentes a convertirse en per- sonas que tomen sus decisiones en forma ética y responsable. Ellos puede que estén conscientes de que el castigo tiende a generar rabia, desafío y deseo de venganza. Pero, me pregunto: ¿Ellos estarán igual- mente claros de que las recompen- sas pueden ser igualmente contra- producentes? Las recompensas y los castigos son dos caras de una misma mone- da. Está demostrado que el uso de recompensas o motivadores exter- nos para inducir a niños y adoles- centes a cumplir con las demandas del adulto tiene un efecto similar- mente negativo sobre el gusto de aprender y, finalmente, en el desem- peño y en la formación integral de la personalidad. O sea que los rega- los, los premios, los privilegios, las medallas, las “buenas” y “malas” notas como los castigos y amenazas no son los medios más eficaces para generar auténticos cambios en el comportamiento o para generar in- terés duradero y genuino por la en- señanza. Estas formas de motiva- ción externa generan interés por la recompensa mas no valoración por lo auténtico, por el aprender o por el cómo quiero ser como persona. La motivación interna es la más eficaz, pues nace de nosotros mismos y es- tá orientada a la acción, dependien- do de lo que nos interesa o despierta curiosidad intelectual, en fin, de- pendiendo de lo que consideramos valioso hacer y lograr. La motiva- ción básica de la infancia y de la adolescencia tiene, pues, más rela- ción con lo que se les anima a hacer, con el saber hacia dónde vamos, por qué y para qué se va a hacer y, por supuesto, con los logros y con la aprobación del adulto. Cualquier padre o educador debe poner por en- cima la internalización de buenos valores a la obediencia ciega. La al- ternativa es trabajar para crear una comunidad solidaria, cuyos miem- bros resuelvan juntos cómo quieren ser como personas y cómo quieren que sea su hogar y su clase. Psicóloga y educadora. MARTHA RODRÍGUEZ Caracas. Saber qué piensan los padres de premiar los logros de sus querubines arroja dos marcadas tendencias: Que es bueno, porque así los hijos se sienten motivados, y que no es “tan” bueno cuando lo toman como una costumbre, ya que raya en el chantaje. Ninguna de las personas consultadas dijo un NO rotundo a las recompensas, quizás porque nosotros mismos bien que agradecemos cuando en el trabajo o en casa nos celebran y reconocen una meta alcanzada. Más allá de lo que opinen los exper- tos, conocer a los hijos ayuda a com- prender hasta qué punto es bueno pre- miarlos y cuándo es mejor dejar que pa- sen por un proceso individual de reco- nocimiento en el que se sientan orgullo- sos por lo que hicieron. Por ejemplo, la satisfacción de hacer bien un examen pierde valor ante una motivación material, pues la atención del niño se centra más en lo que le van a dar. Incluso, se desvirtúa el propósito de una evaluación, que no es únicamente conocer cuánto aprendió el alumno, sino motivarlo a “digerir” la información, a que eso que aprendió le sea de provecho. ¿Acaso importa que el niño saque la me- jor nota en matemática, cuando en un kiosco compra un chicle y ni siquiera sa- be cuánto le van a dar de vuelto? Así piensan muchos padres que han vivido con familiares o en carne propia el marcado interés de los pequeños por lo que van a obtener y terminan desva- lorizados al enfrentarse a retos reales o más fuertes, dándose cuenta de que es- taban como reyes ¡Pero sin reinado! El otro lado de la moneda. La recom- pensa es una manera de sustituir el efecto negativo que tienen los castigos, expresa la gente. La verdad es que am- bos son formas de manipulación que buscan obtener de otra persona lo que uno desea. Si no hago tal cosa me castigan. La otra cara de la misma moneda (la recompen- sa) es: Si hago tal cosa me premian. ¿Al- guien detecta en estas frases las expecta- tivas o aspiraciones del individuo? No. El hacer “tal cosa” está en función de com- placer a alguien, sea para librarme de una condena o ganar un premio. Alfil Kohn, educador estadounidense, hace detallados razonamientos por los CUADERNO DE PADRES Envíe su pregunta o comentario a [email protected] Diálogos Educativos EL USO DE RECOMPENSAS Yelitza Gómez. “No me parece muy bueno. Hay que hacerlo si actúan bien y tener en cuenta la disciplina porque lo pueden usar como chantaje”. Eloísa Patiño. “Es bueno premiarlos cuando se portan bien. Si mi hija se portó bien le compro un helado, si se portó mal le prohíbo ver televisión”. Nancy de Gutiérrez. “Es bueno, porque a veces les exigimos mucho o los regañamos. De vez en cuando hay que estimularlos con un detalle”. Marisol Morales. “De vez en cuando se les puede premiar, pero si van a hacer las cosas en función de lo que le vayas a dar no es bueno”. cuales fracasan las recompensas en el cambio conductual positivo a largo pla- zo en su trabajo For best results, forget the bonus.(Para mejores resultados, olví- dese de las recompensas), originalmente publicado en el diario The New York Time el 17 de octubre de 1993. Además de la desmotivación inmedia- ta que resulta de la omisión de una pre- miación habitual, el autor señala que una vez que se crea la costumbre de pre- miar, al momento de no hacerlo suele entenderse como un castigo y hay un efecto desmoralizante. Con respecto al empeño que le suelen poner los niños a sus labores, enfatiza que una persona extrínsecamente motivada busca hacerlo bien, pero no está involu- crada con el trabajo, a diferencia de los que no esperan nada que lo hacían mucho mejor sólo porque así lo deseaban. Los testimonios en torno al tema apuntan a un mayor apoyo de los padres y demás adultos que acompañan el cre- cimiento de los niños. Un apoyo que ade- más debe ser de valoración positiva, de acercamiento: una carita feliz, una me- dallita, un juguete, es como una chuche- ría, que sabe rica pero no alimenta. Crear el hábito en los chicos de recibir un regalo o tener permiso para lo que quieran a cambio de sus buenas obras, terminará por moldear un ser autómata, incapaz de exigirse más, porque cual- quier mínima acción que sea del agrado de padres y/o profesores es premiada. Expertos recomiendan fomentar la motivación personal. WILLIAM MANOSALVAS/ ARCHIVO

Premiar el logro es vistocomo un estímulo

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Publicado en Últimas Noticias el 04 de julio de 2008

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LAVIDA 13ÚLTIMAS NOTICIAS ❙ VIERNES, 4 DE JULIO DE 2008 www.ultimasnoticias.com.ve

Premiar el logro es vistocomo un estímuloAdultos se preocupancuando los niñosempiezan a actuarpor interés

Recompensasvs Valores

✒ VisiónCompartidaOlga Padrón

Muchos padres y educadoresestán conscientes de quelos castigos y amenazas

son contraproducentes. Ellos sabenque con estas estrategias puedenejercer cierto control sobre el com-portamiento de hijos y alumnos, pe-ro que éstas no ayudan a niños yadolescentes a convertirse en per-sonas que tomen sus decisiones enforma ética y responsable. Ellospuede que estén conscientes de queel castigo tiende a generar rabia,desafío y deseo de venganza. Pero,me pregunto: ¿Ellos estarán igual-mente claros de que las recompen-sas pueden ser igualmente contra-producentes?

Las recompensas y los castigosson dos caras de una misma mone-da. Está demostrado que el uso derecompensas o motivadores exter-nos para inducir a niños y adoles-centes a cumplir con las demandasdel adulto tiene un efecto similar-mente negativo sobre el gusto deaprender y, finalmente, en el desem-peño y en la formación integral dela personalidad. O sea que los rega-los, los premios, los privilegios, lasmedallas, las “buenas” y “malas”notas como los castigos y amenazasno son los medios más eficaces paragenerar auténticos cambios en elcomportamiento o para generar in-terés duradero y genuino por la en-señanza. Estas formas de motiva-ción externa generan interés por larecompensa mas no valoración porlo auténtico, por el aprender o por elcómo quiero ser como persona. Lamotivación interna es la más eficaz,pues nace de nosotros mismos y es-tá orientada a la acción, dependien-do de lo que nos interesa o despiertacuriosidad intelectual, en fin, de-pendiendo de lo que consideramosvalioso hacer y lograr. La motiva-ción básica de la infancia y de laadolescencia tiene, pues, más rela-ción con lo que se les anima a hacer,con el saber hacia dónde vamos, porqué y para qué se va a hacer y, porsupuesto, con los logros y con laaprobación del adulto. Cualquierpadre o educador debe poner por en-cima la internalización de buenosvalores a la obediencia ciega. La al-ternativa es trabajar para crear unacomunidad solidaria, cuyos miem-bros resuelvan juntos cómo quierenser como personas y cómo quierenque sea su hogar y su clase. ■

Psicóloga y educadora.

MARTHA RODRÍGUEZ

Caracas. Saber qué piensan los padresde premiar los logros de sus querubinesarroja dos marcadas tendencias: Que esbueno, porque así los hijos se sientenmotivados, y que no es “tan” buenocuando lo toman como una costumbre,ya que raya en el chantaje.

Ninguna de las personas consultadasdijo un NO rotundo a las recompensas,quizás porque nosotros mismos bienque agradecemos cuando en el trabajo oen casa nos celebran y reconocen unameta alcanzada.

Más allá de lo que opinen los exper-tos, conocer a los hijos ayuda a com-prender hasta qué punto es bueno pre-miarlos y cuándo es mejor dejar que pa-sen por un proceso individual de reco-nocimiento en el que se sientan orgullo-sos por lo que hicieron.

Por ejemplo, la satisfacción de hacerbien un examen pierde valor ante unamotivación material, pues la atención delniño se centra más en lo que le van a dar.

Incluso, se desvirtúa el propósito deuna evaluación, que no es únicamenteconocer cuánto aprendió el alumno, sinomotivarlo a “digerir” la información, aque eso que aprendió le sea de provecho.¿Acaso importa que el niño saque la me-jor nota en matemática, cuando en unkiosco compra un chicle y ni siquiera sa-be cuánto le van a dar de vuelto?

Así piensan muchos padres que hanvivido con familiares o en carne propiael marcado interés de los pequeños porlo que van a obtener y terminan desva-lorizados al enfrentarse a retos reales omás fuertes, dándose cuenta de que es-taban como reyes ¡Pero sin reinado!

El otro lado de la moneda. La recom-pensa es una manera de sustituir elefecto negativo que tienen los castigos,expresa la gente. La verdad es que am-bos son formas de manipulación quebuscan obtener de otra persona lo queuno desea.

Si no hago tal cosa me castigan. La otracara de la misma moneda (la recompen-sa) es: Si hago tal cosa me premian. ¿Al-guien detecta en estas frases las expecta-tivas o aspiraciones del individuo? No. Elhacer “tal cosa” está en función de com-placer a alguien, sea para librarme deuna condena o ganar un premio.

Alfil Kohn, educador estadounidense,hace detallados razonamientos por los

CUADERNO DE PADRES Envíe su pregunta o comentarioa [email protected]álogosEducativos

EL USO DE RECOMPENSAS

Yelitza Gómez. “No me parece muybueno. Hay que hacerlo si actúan bieny tener en cuenta la disciplina porque lopueden usar como chantaje”.

Eloísa Patiño. “Es bueno premiarloscuando se portan bien. Si mi hija seportó bien le compro un helado, si seportó mal le prohíbo ver televisión”.

Nancy de Gutiérrez. “Es bueno,porque a veces les exigimos mucho olos regañamos. De vez en cuando hayque estimularlos con un detalle”.

Marisol Morales. “De vez en cuandose les puede premiar, pero si van ahacer las cosas en función de lo que levayas a dar no es bueno”.

cuales fracasan las recompensas en elcambio conductual positivo a largo pla-zo en su trabajo For best results, forgetthe bonus. (Para mejores resultados, olví-dese de las recompensas), originalmentepublicado en el diario The New YorkTime el 17 de octubre de 1993.

Además de la desmotivación inmedia-ta que resulta de la omisión de una pre-miación habitual, el autor señala queuna vez que se crea la costumbre de pre-miar, al momento de no hacerlo sueleentenderse como un castigo y hay unefecto desmoralizante.

Con respecto al empeño que le suelenponer los niños a sus labores, enfatiza queuna persona extrínsecamente motivadabusca hacerlo bien, pero no está involu-

crada con el trabajo, a diferencia de losquenoesperannadaquelohacíanmuchomejor sólo porque así lo deseaban.

Los testimonios en torno al temaapuntan a un mayor apoyo de los padresy demás adultos que acompañan el cre-cimiento de los niños. Un apoyo que ade-más debe ser de valoración positiva, deacercamiento: una carita feliz, una me-dallita, un juguete, es como una chuche-ría, que sabe rica pero no alimenta.

Crear el hábito en los chicos de recibirun regalo o tener permiso para lo quequieran a cambio de sus buenas obras,terminará por moldear un ser autómata,incapaz de exigirse más, porque cual-quier mínima acción que sea del agradode padres y/o profesores es premiada. ■

Expertos recomiendan fomentar la motivación personal. WILLIAM MANOSALVAS/ ARCHIVO