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DDOOCCUUMMEENNTTOO DDEE IINNVVEESSTTIIGGAACCIIÓÓNN
Preparado para
““ LL AASS 11ºº JJOORRNNAADDAASS DDEE CCII EENNCCII AA PPOOLL ÍÍ TTII CCAA DDEELL LL II TTOORRAALL”
Universidad Nacional del Litoral
Santa Fe, 10 y 11 de Mayo del 2012
LLAA EEFFIICCAACCIIAA DDEELL EESSTTAADDOO DDEE BBIIEENNEESSTTAARR
EENN AARRGGEENNTTIINNAA YY CCHHIILLEE..
DDEESSDDEE UUNNAA PPEERRSSPPEECCTTIIVVAA CCOOMMPPAARRAADDAA
ÁÁRREEAA TTEEMM ÁÁTTII CCAA: Estado, Gobierno y Políticas Públicas
SSUUBB--ÁÁRREEAA: Estado de Bienestar y Políticas Públicas
TT ÍÍ TTUULL OO DDEELL TTRRAABBAAJJOO: “La Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile.
Desde una Perspectiva Comparada.”
AAUUTTOORREESS::
− FOCHESATTO BRUNINI, María Fabiola∗ - Universidad Católica Argentina
(UCA) – E-mail: [email protected]
− PALAZZOTTI, Nicolás Ezequiel∗ - Universidad Católica Argentina (UCA) –
E-mail: [email protected]
∗ Licenciada en Ciencias Políticas. ∗ Licenciado en Ciencias Políticas
2
“LA EFICACIA DEL ESTADO DE BIENESTAR
EN ARGENTINA Y CHILE”
Desde una Perspectiva Comparada.
Resumen: Mediante la presente ponencia se plantea realizar un análisis comparativo
sobre la Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile durante el periodo 2006-2009
(Gobierno de Michelle Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández
en Argentina). Para ello se tiene en cuenta la asignación de recursos en la aplicación de
políticas sociales y la incidencia de su adecuada distribución en aquellas áreas esenciales para
el desarrollo de mejores condiciones de vida; y cómo esto repercute de manera positiva o
negativa en aquellos sectores más vulnerables.
Se considera que para observar la eficacia del Estado de Bienestar es necesario tener
en cuenta la interrelación existente entre: el gasto público, la tasa de pobreza, políticas
públicas y la cultura política, y el modo en como se redistribuyen los recursos en ambos
países; visualizando aquellas áreas ministeriales de mayor asignación de los mismos; lo cuál
nos permita advertir los diversos imaginarios sociales existentes, pero también aquéllas
similitudes propias de ambos.
Se puede evidenciar que uno de los grandes problemas que aquejan a estos países es
cómo disminuir la tasa de pobreza. Por ello, mediante el presente artículo, se tratará de dar
cuenta de los mecanismos implementados por Chile y Argentina para la reducción de la
misma; haciendo especial énfasis en los programas sociales, destinados a atacar éste flagelo
común a ambos.
En base a estas dimensiones el documento propone no sólo comparar la calidad
institucional de dos países, sino también confrontar su accionar político, para determinar, de
esta manera, sus fortalezas y debilidades; propiciando un abordaje integral que permita
observar el desarrollo de una Nación y las capacidades de ser y hacer de los ciudadanos:
argentinos y chilenos, para insertarse en un contexto regional cambiante.
Palabras claves: Estado de Bienestar, Cultura Política, Políticas Públicas, Gasto
Público, Tasa de Pobreza.
Autores:
-Fochesatto Brunini, María Fabiola
-Palazzotti, Nicolás Ezequiel
3
TTHHEE EEFFFFEECCTTII VVEENNEESSSS OOFF TTHHEE WWEELL FFAARREE SSTTAATTEE II NN AARRGGEENNTTII NNAA AANNDD CCHHII LL EE
FFRROOMM AA CCOOMM PPAARRAATTII VVEE PPEERRSSPPEECCTTII VVEE
Abstract: The aim of the following paper is to make a comparative analysis of the
Effectiveness of Welfare State in Argentina and Chile during the period 2006-2009 (Michelle
Bachelet’s government in Chile and Nestor Kirchner and Cristina Fernandez’s government in
Argentina) For this reason, it is taken into account the allocation of resources in the
implementation of social policies and the impact of its proper distribution in those key areas
for the development of better living conditions; and how this impacts in a positively or
negatively way on those most vulnerable areas.
It is considered that to observe the Effectiveness of the Welfare State is necessary to
take into account the interrelationship between: public spending, the poverty index, public
policy and the political culture, and the way the resources are redistributed in both countries;
viewing those ministerial areas with the major allocation of them; which will allow us to warn
of the diverse existing social imaginaries, and also those similarities inherent to both.
It may be shown that one of the biggest problems that these countries are facing is how
to reduce the poverty index. Therefore this article attempts to make note of the procedure
implemented by Chile and Argentina in order to reduce this mentioned index; making special
emphasis on social programs, intended to attack this scourge common to both.
Based on these dimensions, this documents proposes not only compare the institutional
quality of these two countries, but also confronts their political actions, in order to settle on
their strengths and weaknesses; promoting a full approach that allows observing the
development of a Nation and the citizens’ capabilities of being and making: Argentineans and
Chileans to insert themselves into a changing regional context.
Keywords: Welfare State, Political Culture, Public Policy, Public Spending, Poverty
Index.
Authors:
-Fochesatto Brunini, María Fabiola
-Palazzotti, Nicolás Ezequiel.
4
II NNTTRROODDUUCCCCII ÓÓNN
En el desarrollo de la presente investigación hemos intentado realizar un análisis
comparativo y exhaustivo acerca de la Eficacia del Estado de Bienestar en Chile y Argentina
durante el periodo 2006-2009 (Gobierno de Michelle Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor
Kirchner y Cristina Fernández en Argentina); haciendo para ello un recorrido por diversas
categorías teóricas que consideramos pertinente tener en cuenta, haciendo especial en algunas
como Estado de Bienestar, Políticas Públicas y Políticas Sociales, Gasto Público o Tasa de
Pobreza, a modo de esquematizar y comprender, la importancia de las mismas en el análisis de
uno u otro caso.
También se consideró pertinente evaluar diversos indicadores que permitieron medir el
grado de Eficacia del Estado de Bienestar en ambos países, y para ello tuvo en cuenta la
asignación de recursos económicos a las diversas áreas encargadas de promover el desarrollo
de mejores condiciones de vidas, como por ejemplo educación o salud.
Por otro lado, se decidió además, incorporar una variable más a la hora de analizar
ambos casos: “la cultura política” de los dos países en cuestión, y en este aspecto si bien,
puede ser considerado un indicador poco común, se creyó conveniente tenerlo en cuenta a la
hora de analizar el modo en que los diversos gobierno, deciden o no llevar a cabo una
determinada política pública o social, por la influencia que aquélla puede llegar a tener en la
élite política tanto de Chile como de Argentina.
Entre otra de las principales variables importantes tenidas en cuenta a la hora para
evaluar la Eficacia del Estado de Bienestar en Chile y Argentina, y desarrolladas en la presente
investigación, es La Pobreza, pues es el principal problema que se evidenció en ambos
Estados-Nación, y por ello se pondrá especial énfasis en evaluar los mecanismos y programas
sociales implementados para su reducción, siendo a nuestro entender un indicador de bienestar
más que importante para cualquier país.
Finalmente éste documentó abordará desde una dimensión comparativa e integral el
desarrollo de ambos Estados, tratando de poner de relieve fortalezas y debilidades, donde se
confronte su accionar político, en un contexto regional político de globalización y donde las
categorías propias de lo que entendemos por Estado de Bienestar, deben aggiornarse a los
tiempos que corren.
5
EELL EESSTTAADDOO DDEE BBII EENNEESSTTAARR CCOOMM OO CCAATTEEGGOORRÍÍ AA TTEEÓÓRRII CCAA ..
El Estado de Bienestar consistió en un primer momento en un conjunto de instituciones
públicas, cuyo principal objetivo era elevar el nivel de vida de la sociedad. En ese contexto, diversos
gobiernos se caracterizaron por promover servicios sociales a los ciudadanos, para de esta forma,
equilibrar la distribución de bienes y servicios hacia aquéllos, y también como una forma de generar
recursos.
En este marco, se ponen de manifiesto dos esquemas que estructuraron al Estado de Bienestar
(en adelante EB): por un lado el “seguro social”, el cual se limitaba a cubrir las necesidades del
trabajador asalariado, más que del pobre, y en un segundo lugar, “seguridad social” que se caracterizó
por ser más amplia y cubrir todas las contingencias sociales, independientemente de la actividad que
realizaba la persona, ampliando de esta manera los derechos de ciudadanía.
Al observar los aportes hechos por Gösta Esping-Andersen cuando se refiere al “capitalismo
de bienestar de posguerra”, se evidencia en sus planteamientos, que en cierta medida, lo que propició
este tipo de capitalismo fue unir una ciudadanía social, con el pleno empleo, la educación masiva y
unos sistemas de relaciones industriales que funcionaban bien (Esping- Andersen, Gösta, 2000: 25),
lo cual permitió absorber una gran mano de obra proveniente de los diversos sectores rurales, en dicha
época, como así también, mejorar los ingresos reales de los ciudadanos, y por consiguiente, elevar su
calidad de vida. Asimismo este autor, sostiene que en la actualidad, la situación es totalmente otra, en
el sentido de que la desindustrialización y la economía de servicio, parecen generar una gran masa de
desocupados, e ingresos muchos más bajos.
Plantear la construcción del Estado de Bienestar, implica no dejar de lado otras cuestiones que
intervienen de manera directa en dicha configuración: como es la representación de intereses, muchas
veces este tipo de estado tiende a satisfacer una demanda de la ciudadanía en materia de protecciones
sociales. Aquéllos Estados de Bienestar que sean de corte Liberal (residual), tenderán a otorgar ciertos
beneficios sociales, pero se caracterizará por reforzar la estratificación basada en el mercado, en lugar
de amortiguarla; y en aquellos Estados donde se privilegie una mayor cobertura social, va a haber una
mayor coordinación en la aplicación de políticas sociales, y las gradaciones tenderán a disminuir.
Se hace evidente en este marco, que las protecciones sociales, vinculadas a los derechos
laborales y las negociaciones que ellas conllevan, siguiendo con el análisis, tuvieron su mayor auge a
partir del momento en que los sindicatos lograron mayores cuotas de poder y de negociación, hecho
que se puede situar a partir de 1960/70, período en el cual las movilizaciones de estos sectores y la
militancia creció de manera exponencial.
Como cierre a su capítulo de “capitalismo de bienestar de posguerra” Esping – Andersen,
concluye que en realidad las condiciones de pleno empleo, bonanza económica y reducción de las
desigualdades, estuvo más vinculado al adecuado funcionamiento de los mercados, que a un real y
activo papel del Estado de Bienestar (Esping – Andersen, 2000:45).
El estado de bienestar es una de las tres fuentes de gestión de los riesgos sociales, las otras
dos son la familia y el mercado (Esping – Andersen, 2000:50). Actores que comparten dichos riesgos,
6
que hasta el siglo XIX, no pertenecía a la esfera del Estado, por caracterizarse la mayoría de la
población por ser rural. Ahora bien podríamos preguntarnos ¿a partir de qué momento estos riesgos
comienzan a ser parte de la vida del Estado?, lo cual en última instancia implicaría, situar el
surgimiento del Estado de Bienestar en la esfera de los diversos Estado-Nación ya constituidos.
El Estado de Bienestar según Esping – Andersen puede ser visto como una construcción
histórica, concreta que empezó a desarrollarse a partir de 1930 y 1960. Su promesa no era una
política social que aliviara los males sociales y redistribuyera los riesgos básicos, sino un esfuerzo
para reescribir el contrato social entre el gobierno y la ciudadanía. (Esping – Andersen, 2000:50). Es
decir, que se creó para satisfacer una situación de riesgo concreta y circunscripta a un determinado
momento histórico, y frente a determinados acontecimientos.
En este sentido, y siguiendo con la línea argumentativa de Esping – Andersen, hoy es evidente
la confusión a la cual asistimos entre diversas categorías de significados, en la actualidad: ¿qué es más
conveniente: hablar de Estado de Bienestar, Regímenes de Bienestar o simplemente de Políticas
Sociales? A lo cual, el autor antes citado, contesta, que hablar de cualquiera de las tres categorías
teóricas antes planteada “no es lo mismo”, cada una tiene connotaciones diferenciadas, el contenido es
diverso en los tres casos y hacen alusión a cuestiones totalmente diversas e imposible de reducir unas a
otras, en este aspecto, puede haber políticas sociales sin regímenes del bienestar, aunque no al revés.
La política social ha existido en tanto ha habido alguna acción política colectiva (Esping – Andersen,
2000:51), a la hora de abordar los riesgos sociales”. En esta línea, el autor da algunos ejemplos,
diciendo que había política de sociales, cuando por ejemplo, la Iglesia repartía comida entre los
pobres, o la nobleza distribuía caridad, pero no existía un Estado de Bienestar propiamente dicho en los
términos que los entendemos hoy.
Normalmente situamos el origen de la política social moderna (y con frecuencia, también del
Estado de Bienestar) en las leyes de seguridad social de Bismarck, a finales del siglo XIX. Pero
¿realmente la existencia de un plan de pensiones, aunque se complemente con los seguros de
enfermedad y desempleo, implica el nacimiento del Estado de Bienestar? El propio Bismarck
probablemente hubiera respondido que no (…). El Estado de Bienestar es algo distinto de cualquier
menú de prestaciones sociales que se le ocurra ofrecer a un Estado. (Esping – Andersen, 2000:51).
Por otro lado el hecho de que algunos autores planteen el surgimiento del Estado de Bienestar a
partir de la implementación de ciertas políticas sociales, hace referencia a lo que Esping-Andersen
plantea que sucedió en Gran Bretaña en 1920, o en la Alemania Nazi, o bien en la España de Franco
(1960); lo cual lleva a poner de relieve que cada Estado-Nación pasó a ser un Estado de Bienestar, en
diversas épocas y en circunstancias y contextos particulares.
Ahora bien, el Estado de Bienestar se trata de una construcción histórica única, de una
redefinición explicíta de todo o relativo al estado (Esping – Andersen, 2000:52); y que va más allá de
las políticas sociales que lleve a cabo.
Circunscribirse a estudiar el estado de bienestar, implica dejar sin explicar, una multiplicidad
de remanente de bienestar, o bien de considerarlo a la hora de analizar la situación de un Estado –
7
Nación y las políticas que lleva a cabo. Por ello, surge la categoría teórica de Régimen de Bienestar el
cual puede ser definido como la forma conjunta e interdependiente en que se produce y distribuye el
bienestar por parte del Estado, el mercado y la familia (Esping – Andersen, 2000:52); de su adecuada
interrelación va a depender que un sujeto logre mayores niveles de bienestar y de afrontar la menor
cantidad de “riesgos sociales” posible.
En la presente investigación, por otro lado, se consideró pertinente evaluar la Eficacia del
Estado de Bienestar y no del Régimen de Bienestar, como categoría teórica, dado que hacemos alusión
a un contexto histórico particular de cada uno de los Estados analizados: Chile y Argentina. Además de
vincularlo con la acción específica por parte de ellos, para satisfacer las demandas de la ciudadanía y
con la aplicación de políticas sociales específicas, sin tener en cuenta las demás esferas que contemplan
el régimen de bienestar.
LL OOSS EESSTTAADDOOSS LL AATTII NNOOAAMM EERRII CCAANNOOSS YY LL AA DDII SSTTRRII BBUUCCII ÓÓNN DDEE BBII EENNEESSTTAARR
América Latina, se ha caracterizado, a lo largo de toda su historia por contrastes marcados, y
constantes cambios, como así también por una marcada desigualdad entre su población.
Democracia y Liberalización: colorearon el mapa de la región y agravaron los índices sociales,
la década de los ’90 implico un vaciamiento de Estado-Nación, privatizaciones, desregulación fiscal y
liberalización de los mercados, hicieron estropajo al capital humano latinoamericano, coartaron las
posibilidades de desarrollo y crecimiento económico, y propiciaron un Estado Mínimo por sobre la
clásica concepción de Estado Benefactor. Ésta vez no fue el accionar del mercado, el causante de la
catástrofe, sino la “inacción” del Estado y su retracción, las que condenaron a miles de millones de
ciudadanos en situación de pleno empleo, y coartaron el futuro de aquéllos jóvenes que por primera
vez salían en búsqueda de uno. Argentina y Chile no estuvieron exentos de este contexto, por el
contrario, ambos resultaron gravemente afectados.
La consecuencia en varios países de Latinoamérica fue clara: una profunda erosión de la trama
social, el aumento de la pobreza, la “in-seguridad ciudadana”, la pérdida de esos derechos adquiridos
con anterioridad, y el insoslayable vacío dejado por un Estado en retirada, y un mercado al acecho de
aprovechar las oportunidades que aquél les dejaba. Los riesgos sociales aumentaron, la sociedad
terminó por desgarrarse en un contexto de desprotección, los lazos sociales a fines de los 90
continuaban en constante degradación, será recién adentrado el nuevo siglo, cuando América Latina
comience a dar inicio a un nuevo proceso de redemocratización y recuperación de su ciudadanía, con el
ascenso de gobiernos que van a contar con un amplio apoyo y consenso popular. En Argentina, tomado
como caso más particular, serán recién después de la crisis del 2001, y a partir del 2003, que la
sociedad comience a recobrar sus derechos, y se empiece a hablar nuevamente de un retorno a esa idea
de Estado de Bienestar. En Chile esa situación se dará con el ascenso al gobierno de Michell Bachelet,
producto de una concertación partidaria, con ideología de corte socialista, de izquierda, donde se
comenzó a evidenciar mayores transferencias de bienestar por parte del Estado hacia los ciudadanos.
8
Sin embargo, hablar del bienestar, por sí sólo, es un concepto tan amplio y de difícil definición,
que implica la interacción de una multiplicidad de factores, sociales, políticos, individuales, colectivos,
económicos, culturales y emocionales. El Bienestar también puede ser entendido como “manejo,
individual o colectivo, de múltiples riesgos sociales que van desde el hambre hasta la vejez pasando
por la enfermedad y la inseguridad” (Franzoni Martínez Juliana, 2005: 4). También puede ser valorado
por la posibilidad de acceso a los bienes y servicios.
Tanto Juliana Martínez Franzoni, como Esping-Andersen o Fernando Filgueira, coinciden en
remarcar que la distribución de bienes y servicios, o bien de la riqueza, se caracteriza por ser
“desigual” y conllevar a una mayor “estratificación social”, hecho que los tres comparten, desde el
análisis que cada uno hace respectivamente de lo que implican los riesgos sociales para la
consolidación de la ciudadanía y de los Regímenes de Bienestar, como piezas fundamentales de su
razón de ser.
La cuestión de los “riesgos sociales”, es retomada por autores como Fernando Filgueira, que en
su análisis sobre la cohesión y los riesgos sociales, aplicado al caso Latinoamericano, al igual que
Julieta Martínez Franzoni, enumera una serie de riesgos (desempleo, enfermedad, fracaso escolar, la
pobreza, etc.) que determinan el bienestar presente del individuo. Por tanto, las políticas sociales
cumplen una función fundamental respecto a esta producción de riesgo. La capacidad del sistema de
integrar a los individuos en un marco normativo común, depende en buena medida del grado en el
cual estos mismos individuos perciben que el hecho de pertenecer a un sistema conjunto de
interacción, cooperación, negociación y conflicto les da derecho también a disfrutar, al menos
parcialmente, de la protección social ante los diferentes riesgos que dicho sistema de interacción
genera y distribuye. En este sentido cuanto y como gasta el estado en materia social constituye uno
de los indicadores más claros de cómo y cuánto del riesgo social se encuentra efectivamente
colectivizado1 (Filgueira Fernando, 2007: 10)
Considerando lo expuesto por Filgueira en el párrafo anterior, y también lo planteado por
Franzoni, se hace evidente que, en definitiva, lo que subyace a todas estas cuestiones vinculadas a los
riesgos sociales y a las interacciones que se suscitan entre el estado, el mercado y la sociedad, es la
manera en que el sujeto es integrado como ciudadano de plenos de derechos, al Estado, donde tiene
garantizada ciertas prestaciones sociales que reducen su vulnerabilidad frente a un contexto de riesgo.
Al presente, el Estado se constituye en una oportunidad para el sujeto, en una chancee, en la
posibilidad concreta y real para el desarrollo de su ciudadanía, ya que al regular el sistema impositivo,
de distribución de la riqueza, y establecer las bases normativas al interior del mismo, hace que se
establezcan ciertos parámetros de justicia social, donde la equidad y la lucha por las desigualdades se
constituyen en las bases fundamentales de su accionar. Las políticas públicas impulsadas por el Estado
terminan por convertirse en la mejor protección para el sujeto contra los riesgos sociales.
Frente a una acuciante producción y distribución de riesgos sociales, de carácter diversificado
y en mayor intensidad, solo el Estado es quién puede dar respuestas, a través de las decisiones que 1la negrita es nuestra
9
toma, a los problemas que surjan, mediante aquéllas políticas públicas que plasme en su accionar. Por
su parte, el mercado no está exento a estos problemas, y puede decidir asumir dichos riesgos, sin
embargo, será una precondición necesaria que haya adultos disponibles y capacitados, en condiciones
de cooperar en dicha situación, permitiendo que se dé un accionar conjunto de mercado, sociedad civil
y Estado.
En este contexto, Filgueira sostiene que son tres los problemas que se pueden manifestar al
interior de un Estado:
a) Trampa intrageneracional: los individuos quedan congelados en situaciones de
pobreza al carecer de canales de movilidad desde el mercado, el Estado o las
propias familias.
b) Trampa intergeneracional: la descendencia de los sectores vulnerables hereda en
forma integral o aun ampliada las desventajas, al no existir correctivos y fusibles
en el edificio social que cortocircuiten la transmisión de desventajas sociales.
c) Incremento de eventos capaces de desencadenar cadenas catastróficas: procesos
abruptos de movilidad social descendente desencadenados por riesgos no
contemplados cuyos efectos son devastadores sobre la capacidad de los individuos
de movilizar o acceder a activos sociales. (Filgueira Fernando, 2007: 13-14)
Filgueira analiza el caso del Estado de Bienestar o Estado Social de América Latina, y toma
algunos indicadores como para evaluar el grado de desarrollo humano, desde una perspectiva
comparativa de los diversos países de Latinoamérica, como así también, efectividad del sistema social
implementado; en ese marco el autor evidencia claramente que los parámetros de desarrollo de
Argentina se compara a los de Chile, ambos países comparten, un alto grado de desigualdades, tasas
de pobreza abultadas, bajo índice de desarrollo humano, entre otros.
Si bien las características antes mencionadas son una constante en casi todo Latinoamérica
sorprende que Argentina siendo uno de los países pioneros en la aplicación de Políticas Sociales,
mantenga estándares similares a los de Chile, de aplicación mucho más tardía y con una tradicional
política conservadora.
El autor también remarca las falencias del sistema: un gasto social elevado, que está haciendo
agua por doquier, resaltando que son los casos de Argentina y Uruguay. (Filgueira Fernando, 2007:
21).
PPOOLL ÍÍ TTII CCAASS PPÚÚBBLL II CCAASS YY PPOOLL ÍÍ TTII CCAASS SSOOCCII AALL EESS:: DDOOSS CCAARRAASS DDEE UUNNAA MM II SSMM AA MM OONNEEDDAA ..
Es imprescindible comprender el accionar del Estado en materia de políticas sociales, y para
ello es fundamental contar con una noción acabada de una de sus principales herramientas de acción,
como lo son las “las políticas públicas”.
10
En este sentido, hay quienes definen a las políticas públicas como “el trabajo de las
autoridades investidas de legitimidad pública gubernamental. Dicho trabajo abarca múltiples
aspectos, que van de la definición y selección de prioridades de intervención hasta la toma de
decisiones, su administración y evaluación” (Jean Claude Thoening, 1997).
Para Dye (1987), por su parte, la política pública puede ser entendida como "todo
aquello que los gobiernos deciden hacer o no hacer". Mientras que para Manuel Alcántara
(1995) las políticas públicas son consideradas como determinados flujos del régimen político
hacia la sociedad, que son productos del sistema político y por tanto del uso estratégico de
recursos para enfrentar los problemas nacionales.
Es evidente, que “las políticas públicas” son herramientas de gestión y acción con las
que cuenta un gobierno para llevar a cabo su programa de gobierno e intervenir en diferentes
áreas, ahora bien, al interior de éstas podemos encontrar otras de corte más específico, como lo
son las “políticas sociales”, las cuáles se encuentran en íntima relación con el bienestar de las
personas, a través de la acción social.
En este aspecto, la política social explora el contexto social, político, ideológico e
institucional, en el cual el bienestar es producido, organizado y distribuido; asimismo
concierne a todos aquéllos aspectos de las políticas públicas, de las relaciones de mercado, y
las no monetarias, que contribuyen a aumentar o disminuir el bienestar de individuos o
grupos (José Adelantado, 2000).
En la actualidad las políticas sociales están orientadas a identificar los diversos
problemas sociales que afrontan la población, los grupos sociales vulnerables, el acceso a los
servicios públicos, y todas aquéllas cuestiones que hacen a la calidad de vida de los
ciudadanos.
El pacto celebrado entre el Estado y sus ciudadanos, da cuenta de la aplicación de
aquéllas, ahora bien cuando estas políticas sociales comienzan a fallar, falta eficacia en la
gestión de las políticas públicas, y ese contrato no es cumplido, las desigualdades, la falta de
oportunidades de progreso y desarrollo, la pobreza y la exclusión social, multiplican las
probabilidades de deslegitimación de un Estado, y la retirada del apoyo ciudadano,
desintegrándose la trama social, y produciéndose conflictos y violencia, poniéndose de
sobremesa, la inacción por parte del estado, o en definitiva comenzando a dudar de la eficacia
del Estado de Bienestar en un país.
En este aspecto, la política social termina por convertirse en un instrumento que
utilizan los gobiernos para regular y complementar las instituciones del mercado y las
estructuras sociales. La política social es definida a menudo en términos de servicios sociales
como la educación, la salud, o la seguridad social. Sin embargo, la política social incluye
11
mucho más: distribución, protección y justicia social. (…) consiste en situar a los ciudadanos
en el núcleo de las políticas públicas, ya no mediante el suministro de asistencia social
residual sino incorporando sus necesidades y voz en todos los sectores (UNDESA, 2007).
Si bien en un principio este tipo de políticas no fue de corte asistencialista, sí se puede
evidenciar que a partir de la década de los ’80 comienza a tomar estos matices, a partir de lo
que implicó la “crisis de deuda” para muchos países de Latinoamérica, y la reducción del
Estado en los ’90.
Será recién a principios del siglo XXI, va a ser considerada como parte de las
funciones primarias del Estado, implicando más que un conjunto de redes de asistencia y
servicios sociales para cubrir los fallos del mercado. Las políticas sociales, bien desarrolladas
e implementadas, pueden llegar a convertirse en el motor de desarrollo de un país, propiciando
mejores condiciones de vida y empleo, y erradicar las más aberrantes formas de marginación
social: como los altos índice de pobreza, producto del desempleo, y en muchos casos de los
bajos índices de formación, pero también pueden llegar a ser consideradas: las políticas
sociales, como herramientas de superación de conflictos.
Hay posturas que sostienen que con el crecimiento económico bastaría para el
desarrollo de un país, y la superación de los problemas que aquejan a la sociedad, no obstante,
ha quedado ampliamente demostrado, que ni los países desarrollados en épocas de bonanza
económica han podido hacer frente a ciertos problemas sociales, como el desempleo, la
pobreza o la exclusión, por lo cual se deduce que las políticas sociales, son fundamentales, ya
que los beneficios económicos no llegan a todos los ciudadanos, el ya conocido “efecto
derrame” no se da tal cual se lo ha querido plantear.
En este aspecto los gobiernos de los diversos Estados, elaboran Estrategias de
Desarrollo, asignan recursos a diversas políticas sociales, a veces de manera arbitraria, otras
vinculado a su programa de gobierno o a su ideología, o bien de acuerdo a las necesidades o
demandas de su población, tejiendo diversos lazos de afinidad con la ciudadanía. Sin embargo,
por más estrategias u objetivos que elaboren, la eficacia en la aplicación de dichas políticas,
dependerá de otros factores, como la real y equitativa asignación de recursos que se haga, el
porcentaje de gasto público que se otorgue a determinadas políticas a implementar o bien el
impacto que tengan en la sociedad, lo cual se verá reflejado de manera negativa o positiva en
los diversos índices que se elaboran al interior de cada Estado; como por ejemplo en los
índices de pobreza, o la relación entre la cantidad de personas con pleno empleo y aquéllas
desempleadas, o sub-ocupadas.
12
PPOOLL ÍÍ TTII CCAASS SSOOCCII AALL EESS:: LL UUCCHHAA CCOONNTTRRAA LL AA EEXXCCLL UUSSII ÓÓNN YY LL AA PPOOBBRREEZZAA ..
Sonia Fleury (1999) va a decir que en América Latina las situaciones de reducción de
crecimiento experimentadas en la región, en momentos de hiperinflación, recesión,
estancamiento y medidas de ajuste, tuvieron como consecuencias el aumento de la pobreza y
el deterioro de las condiciones de vida. Siendo por su parte el concepto de “exclusión” una
categoría teórica vacía de contenido en ciertos aspectos, y con una multiplicidad de
connotaciones, a la cual ella prefiere denominar como un concepto político – estratégico para
hacer alusión a ciertas situaciones de vulnerabilidad propias de algunos grupos sociales: como
las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los indígenas, etc.
Desde otra perspectiva la Exclusión estaría vinculada a la negación de ciudadanía, a la
imposibilidad de gozar de los derechos civiles, políticos y sociales.
En este sentido las políticas sociales vienen a convertirse también en instrumentos no
sólo de inclusión social, sino también de reducción de los índices de pobreza.
En América Latina la reforma del sistema social en la década del ’80 implico para
varios países de la región, la privatización del sistema social, con las consecuencias que ello
conlleva, siendo el caso Chileno uno de los más claros ejemplos de este nuevo sistema social
con capital privado, que degradó los lazos sociales, y aumentó los costos de vida, siendo el
sistema de salud y educativo los más afectados. En Argentina, si bien también se dio esa
reforma, el sistema público coexiste con el privado, no obstante la calidad del primero
comienza a caer en detrimento del segundo.
Será recién a en la primera década del siglo XXI cuando los Estados-Nación
comiencen nuevamente a hacer especial énfasis en un retorno al Estado de Bienestar, pero de
una manera particular, o aggiornada a los tiempos actuales, donde la mayoría de los gobiernos
de la región, van a preferir hablar de políticas sociales, orientadas a los ciudadanos. Es decir,
que los receptores de las políticas sociales o de los diversos programas implementados por los
Estados “ya no son beneficiarios, sino ciudadanos a los que se les están reintegrando
derechos” (Muñoz Heraldo, 2011).
Comienza en este nuevo siglo a ser el ciudadano, receptor de los diversos programas
un eje de desarrollo para los Estados, tratando de potenciar sus capacidades de ser y hacer, a
través de la implementación de diversas políticas sociales, tanto focalizadas como universales,
pero haciendo especial énfasis en las últimas, y propiciando la reducción de las tasas de
pobreza, desempleo, etc., y propiciando un mejoramiento de la calidad de vida de sus
poblaciones y la inclusión como ciudadanos de pleno derechos.
En el siguiente apartado se comenzará a analizar de manera comparativa la situación
en ambos países a partir de lo expuesto en líneas anteriores.
13
AARRGGEENNTTII NNAA YY CCHHII LL EE EENN PPEERRSSPPEECCTTII VVAA
CCuuaaddrr oo CCoommppaarr aatt iivvoo
Gasto Público
Tasa de Pobreza
Cultura Política
ARGENTINA
� Aumento progresivo del
30% desde el 2006 hasta
2009 aproximadamente.
� Las principales
designaciones de recursos
fueron a: 1) ministerio de
trabajo y empleo, 2)
ministerio de planificación
federal y, 3) educación.
� En el período de tiempo
estudiado, se observa que en
un principio (2006)
asistimos a tasas elevadas de
pobreza, logrando, según
datos oficiales, una
disminución paulatina hasta
el 2008, manteniéndose
estable hasta la actualidad.
� Según encuestadoras
privadas, los números no han
disminuido, sino que por el
contrario ha tendido a
aumentar.
� Se observa falta de
credibilidad por parte de la
sociedad en los datos
brindados por los
organismos estadísticos
oficiales.
� Se observa que las políticas
aplicadas por la dirigencia argentina
se caracterizan por ser cortoplacistas.
� Se evidencia que las áreas
prioritarias para la asignación de
recursos son: previsión social e
infraestructura, lo que da cuenta que
el desarrollo del país para la clase
dirigente no pasa por servicios como
educación.
� Los gobiernos de este periodo se
hacen conocer, de acuerdo a su
ideología, como gobiernos de
“izquierda”.
� Bajo grado de participación
ciudadana (cultura cívica), con
respecto a las políticas
implementadas por el gobierno.
CHILE
� El aumento promedio del
presupuesto en la gestión
de Bachelet es de un 15%.
� Destinando sus mayores
recursos a: 1) Ministerio
del trabajo y previsión
social, 2) educación y, 3)
salud.
� En los datos de organismos
estadísticos nacionales e
internacionales del periodo
2006-2009, se observa que
los índices se ha mantenido
estable. Cabe destacar la
abrupta disminución en los
años anteriores.
� Existencia de fundaciones y
programas fomentados por el
Estado para la reducción de
la pobreza.
� Consideramos, por los datos
obtenidos de páginas oficiales, que
los dirigentes chilenos, a diferencia
de los argentinos, tienden a aplicar
políticas a largo plazo.
� Observamos que las prioridades, a
la hora de destinar sus fondos, se
dirigen hacia áreas fundamentales
para el desarrollo: por ejemplo:
educación y salud.
� El gobierno de Michelle pertenece
al partido Socialista, que integra una
concertación; se caracteriza por ser
de “izquierda”.
� Alto grado de participación
ciudadana en políticas públicas.
Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos de los Ministerios de Economía
de ambos países y al Instituto Interamericano de Estadísticas.
14
EELL GGAASSTTOO PPÚÚBBLL II CCOO EENN EELL EESSCCEENNAARRII OO SSOOCCII AALL ::
A la hora de definir que entendemos por “gasto público” es conveniente comprender
que éste se encuentra expresado, en el principal instrumento con el que cuenta un Estado para
la aplicación de las diversas políticas públicas, hay autores que sostienen que en realidad “el
presupuesto” es la principal política pública de cualquier gobierno.
El “presupuesto” puede ser definido como “el plan de la Economía del Sector
Público, que incluye todos los gastos (en defensa, salud, educación, etc.) que realizará el
Estado en un determinado año y todos los recursos necesarios para financiarlos. Es más que
un conjunto de recursos. Representa un conjunto de erogaciones que persiguen alcanzar un
determinado fin. En el presupuesto se incluyen todos los gastos que realiza el Estado”
(Fenochietto, Ricardo; 2006: 121). En este sentido, se puede evidenciar que el gasto público o
que “los Gastos del Estado en ciertos bienes o servicios, como salud, educación o defensa,
junto con las transferencias, proporcionan recursos a los individuos” (Mochón, Francisco y
Beker, Víctor, 2003: 329) y se encuentran contenidos en el presupuesto de cada Estado.
Ahora bien ¿es lo mismo el Gasto Público que el Gasto del Estado? Mochón y Beker,
van a decir que el Gasto Público comprende desde las compras de bienes y servicios por
parte del sector público hasta los sueldos de los funcionarios públicos, la seguridad social y
otras transferencias, y los intereses de la deuda” (Mochón, Francisco y Beker, Víctor, 2003);
quedando de manifiesto que éste último es más amplio que el primero, y comprende una
mayor transferencia de recursos a diversas esferas tanto del estado como de la población.
EELL GGAASSTTOO PPÚÚBBLL II CCOO EENN CCHHII LL EE YY AARRGGEENNTTII NNAA :: AANNÁÁLL II SSII SS DDEE CCAASSOO..
Desde una perspectiva integral, se observa que en la asignación de recursos en ambos
países, hay divergencias marcadas, en relación a aquellas áreas que cada país considera de
relevancia, a la hora de la distribución del gasto público a cada ministerio.
Se ha remarcado en el presente trabajo las tres áreas a la que se asignan mayores
partidas presupuestarias; comparando, de esta manera, como esto impacta en un desarrollo
eficaz del Estado de Bienestar en cada país.
Tanto en Argentina como en Chile coinciden en asignar la mayor cantidad de recursos
económicos al Ministerio de Trabajo y Previsión Social, haciendo hincapié principalmente en
la promoción del empleo.
Con respecto a la educación, tema que se considera fundamental para entender la
segunda variable de análisis, se evidencia que tanto en la Argentina como en Chile, es una
política social de marcada importancia, pero con claras divergencias en cuanto al acceso en la
15
“educación superior”. En Chile la asignación de recursos a educación ocupa el segundo lugar,
mientras que en la Argentina se ubica en el tercero, dándole mayor grado de importancia al
Ministerio de Planificación Federal, correspondiente a la realización de obras públicas.
¿Paradoja o decadencia? Ésta es la pregunta que cualquier persona se haría al observar
cómo se han asignado las diversas partidas presupuestarias al área educativa, más aun teniendo
en cuenta que en Chile el acceso a la Educación Superior es restringido, debido a que es de
carácter privado. Si bien, el Gobierno chileno subsidia a los estudiantes, el importe que
reciben los jóvenes muchas veces no alcanza para cubrir la totalidad de la cuota, siendo esto
muchas veces un impedimento de crecimiento y desarrollo de los jóvenes ciudadanos chilenos
que se ven imposibilitados para formarse.
En Argentina, por el contrario, la educación, en los tres niveles es de carácter público,
y a cargo del Estado, pero que coexiste con el sistema privado, por ello, resulta extraño ver
como en nuestro país, pionero de la reforma educativa y con una educación de carácter
universal, libre, gratuita y laica, asigne menos recursos que un país como Chile donde es
totalmente privada, ¿será esto, acaso, un indicador de reducción de la calidad de la educación
pública en detrimento de la privada? Si bien es un interrogante a debatir, y que cualquiera
podría plantearse, no se considera pertinente a la presente investigación, tratar de responder a
esta pregunta, la cual, sin embargo podrá ser tenida en cuenta para posteriores indagaciones.
Continuando con lo expuesto, y para clarificar tratar de clarificar el porqué de esta
situación es menester destacar que las diferencias en la asignación de recursos a educación en
uno u otro caso, se debe, en parte, a que Chile cuenta con un régimen de gobierno Unitario,
donde el gasto público tiende a estar centralizado; mientras que Argentina posee un régimen
de gobierno Federal, donde servicios como educación o salud, se han venido descentralizando
a lo largo del tiempo, principalmente a partir de la década de los ’90, donde se hizo una fuerte
transferencia de servicios a las provincias como la salud y la educación, lo cual puede
terminar afectando la calidad de estos servicios, dado que no hay criterios de homogeneización
al interior del país para adoptar una política uniforme con respecto a estos temas, debido a que
existen diferentes realidad socio-económicas dentro de cada jurisdicción provincial.
El gobierno chileno, por su parte, le brinda mayor importancia a la salud, ubicándolo
en el tercer puesto de preferencias a la hora de la distribución de su presupuesto, mientras que
el gobierno argentino lo ubica en lugares más rezagados.
Se evidencia con esto las diferencias de eficacia en los estados comparados, y el grado
de desarrollo observado de los mismos, ya que se cree que la mayor intervención en salud y en
educación desarrollan una política a largo plazo planteadas por Chile, mientras que la
16
Argentina está inmersa en aplicaciones de políticas cortoplacistas que obstaculizan el logro de
un desarrollo considerable en la eficacia del Estado de Bienestar.
Por otro lado, el gasto público de Argentina, durante el período de análisis expuesto, ha
tendido a aumentar de manera progresiva, dando un gran salto en el últimos dos años de
análisis (2008-2009), que consideramos desproporcional comparado con años anteriores; este
aumento es de carácter injustificado, si se observa que las áreas que más han aumentado sus
recursos son las de Empleo y Previsión Social, y la de Planificación Federal, dejando a otras
áreas de gran importancia para la sociedad, como educación y salud, rezagadas.
En contrapartida al caso argentino, Chile destaca entre sus políticas sociales a: salud y
educación como una de las más prioritarias a la hora de la distribución del gasto público;
asimismo se evidencia en el período estudiado, un marcado aumento del presupuesto en las
áreas anteriormente mencionadas; llegando casi a equipararse a los recursos que recibe el
Ministerio de Empleo. Durante el ciclo estudiado, se observa que Chile, en comparación con
Argentina, ha tenido un crecimiento promedio de sus partidas presupuestarias de manera
estable y sostenida en el tiempo, lo cual demuestra la previsibilidad del país, no sólo en la
aplicación de su política económica, sino también en la mirada a largo plazo del desarrollo
socio-político.
GGAASSTTOO PPÚÚBBLL II CCOO DDEE AARRGGEENNTTII NNAA YY CCHHII LL EE:: VVAARRII AACCII ÓÓNN PPOORRCCEENNTTUUAALL AANNÁÁLL II SSII SS CCOOMM PPAARRAADDOO
Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos del Ministerio de Economía de
Chile y Argentina.
Si observamos el gráfico con la evolución porcentual de la variación del gasto público
de un año a otro en cada país, podemos dar cuenta de que en Argentina, en los dos primeros
años analizados la variación promedio se mantuvo estable, no obstante esto, los dos últimos
GASTO PÚBLICO
0
10
20
30
40
50
2006 2007 2008 2009
Años
%
Argentina
Chile
17
periodos de análisis del mismo se ha caracterizado por un incremento que trepo hasta al 42%
la variación porcentual con respecto a años anteriores.
II MM AAGGII NNAARRII OOSS SSOOCCII AALL EESS DDII VVEERRGGEENNTTEESS EENN PPAAÍÍ SSEESS CCOONN RREEAALL II DDAADDEESS SSII MM II LL AARREESS
Si bien ya se ha definido qué es la “exclusión social” y lo que ella implica como
categoría teórica y de análisis, es preciso entender que “la Pobreza es un fenómeno complejo y
multidimensional, razón por la cual existen múltiples definiciones y maneras de medirla.
Tradicionalmente se ha definido a la pobreza como privación material, medida mediante el
ingreso o el consumo del individuo o la familia”. (Macri, María Raquel: 2003)
Uno de los grandes problemas que aquejan a estos países es como disminuir las tasas
de pobreza, y mediante la implementación de qué tipos de políticas hacerlo.
El período analizado muestra como los gobiernos de ambas naciones han intentado, por
diversos mecanismos, implementar proyectos ambiciosos a fin de reducir los índices de
población bajo el nivel de pobreza.
En Argentina, por ejemplo, en los últimos años se han desarrollado proyectos como el
de Plan Familia, o la Asignación Universal por hijo, cuyo objetivo es lograr una inclusión de
aquellos niños y jóvenes que se encuentran en los sectores más desprotegidos de la sociedad.
Por su parte, en Chile, cabe destacar el incentivo otorgado por parte del gobierno
chileno para la participación de la sociedad civil en fundaciones destinadas a combatir ésta
problemática, como Fundación Pobreza; convirtiéndose, de esta manera, en uno de los países
que más ha logrado disminuir los índices de pobreza en los últimos años; comparado, no sólo
con la Argentina, sino también con el resto de los países de Latinoamérica, según organismos
internacionales, como la UNESCO; lo cual demuestra la eficacia y la eficiencia de la
implementación de las políticas sociales de dicho país.
Así como se pueden observar similitudes, cabe también recalcar las diferencias entre
ambos; lo cual lleva, a consideración, a un mayor éxito del Estado de Bienestar en un caso u
otro.
Mientras que en el mapa social argentino la tasa de pobreza, según organismos
oficiales, ha tendido a disminuir de manera abrupta en los años analizado, por otro lado, han
aumentado los estudios de encuestadoras privadas, que han remarcado que los índices oficiales
son falsos, y que en lugar de disminuir han ido en progresivo aumento, lo cual ha sido
acompañado, no solo por una falta de credibilidad en los números brindados por el gobierno,
sino también de legitimidad, cuestionándose la forma en como miden los diversos índices y
tasas oficiales, por dicho motivo se decidió tomar para la elaboración del cuadro comparativo
de la tasa de pobreza y su variación porcentual, para el caso Argentino los datos brindados por
18
las Encuestadoras Privadas y los estudios sociales realizado por el Observatorio de la Deuda
Social de la Universidad Católica Argentina.
A través del análisis de esta variable, y por lo expuesto anteriormente, se constata que
en ambos casos los “estilos nacionales”, se caracterizan por ser marcadamente diferenciados,
lo cual se considera un factor de suma relevancia a la hora de la toma de decisiones en
cuestiones vinculadas a las políticas sociales de cada país, y lo que genera que en uno u otro
caso el éxito de la aplicación de dichas políticas sea más eficaz que en otro.
La Eficacia del Estado de Bienestar chileno, se comprueba mediante el análisis de los
índices de pobreza, donde se verifica, años anteriores al período estudiado, una progresiva
reducción de los mismos, destacándose durante el gobierno de Michel Bachelet una etapa de
estabilidad, pese al contexto de crisis financiera internacional vivido en los últimos tiempos.
TTAASSAA DDEE PPOOBBRREEZZAA ::
CCUUAADDRROO CCOOMM PPAARRAATTII VVOO
Tasa de Pobreza en Argentina y Chile
0
10
20
30
40
2006 2007 2008 2009
Años
%
Argentina (según encuestadoras privadas) Chile
Fuente: elaboración propia en base a datos extraídos y sopesados de las Encuestadoras
privadas como Mora y Araujo, Poliarquía, como así también del Observatorio de la Deuda
Social de la Universidad Católica Argentina, para la elaboración de la variación porcentual de
la tasa de pobreza en Argentina y para la Tasa de Pobreza de Chile, su variación porcentual,
se tomaron y procesaron datos de UNICEF y MIDEPLAN.
Si se observan los datos antes expuestos, podemos dilucidar que en el caso Chileno la
Tasa de Pobreza se ha mantenido estable a lo largo de los cuatro años de gestión de Bachelet,
luego de abruptas disminuciones de años anteriores, que si bien no se han consignado en el
presente cuadro, son remarcadas por diversos organismos internacionales como la UNESCO,
en sus publicaciones.
19
En Argentina, por otra parte –según datos de encuestadoras privadas – la pobreza
tendió a disminuir en el 2007, para luego seguir aumento hasta la actualidad.
CCOOMM PPAARRAACCII ÓÓNN TTAASSAA DDEE PPOOBBRREEZZAA YY GGAASSTTOO PPÚÚBBLL II CCOO EENN AARRGGEENNTTII NNAA
COMPARACIÓN:Gasto Público y Tasa de Pobreza
0
10
20
30
40
50
2006 2007 2008 2009
Años
%
Tasa de Pobreza(según datosoficiales)
Tasa de Pobreza(segúnencuestadorasprivadas)Gasto Público
Fuente: elaboración propia en base a datos extraídos de “Encuestadoras Privadas:
Poliarquía y Mora y Araujo”, INDEC y Ministerio de Economía de la Argentina.
Con respecto a la Tasa de Pobreza, se han tomado como ejes de análisis las mediciones
de encuestadoras privadas, como así también los datos provistos por el INDEC, donde se
observan grandes diferencias con respecto a los datos que proveen los diferentes organismos.
Según los datos oficiales en el 2006 asistimos a índices de pobreza elevados, por
encima de un 30%, pero que desde ese año hasta la actualidad ha tendido a disminuir
progresivamente, hasta encontrarse hoy el 13,9%.
Según las encuestadoras privadas, hubo en un primer momento atisbos de disminución
de la misma, sin embargo desde el 2007 hasta la actualidad los índices no se han reducido,
sino que por el contrario han tendido a aumentar.
En relación al Gasto Público lo que podemos evidenciar – si tomamos los datos
privados – es que no existe una relación coherente entre el aumento del gasto público y su
efecto en los índices de pobreza, lo que da cuenta el bajo grado de Eficacia del Estado de
Bienestar.
20
CCUUAADDRROO CCOOMM PPAARRAATTII VVOO DDEELL GGAASSTTOO PPÚÚBBLL II CCOO
YY LL AA TTAASSAA DDEE PPOOBBRREEZZAA EENN CCHHII LL EE..
Comparación Tasa de Pobreza y Gasto Público
0
5
10
15
20
2006 2007 2008 2009
Años
%
Tasa de Pobreza (según datos oficiales) Gasto Público
Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos del Ministerio de Economía de
Chile y del MIDEPLAN.
En primer lugar – con respecto al Gasto Público – queremos destacar que las
diferentes variaciones porcentuales de un año a otro han tendido a ser estables, lo cual no
indica el crecimiento del gasto público, ya que el mismo, sí ha tendido a crecer en cuanto al
volumen presupuestado en los diferentes años, lo cual consideramos coherente, sin embargo el
porcentaje de crecimiento de un año a otro es lo que ha tendido a disminuir, lo que se ve
plasmado en el gráfico antes expuesto.
En relación a la Tasa de Pobreza, valga la redundancia, se ha mantenido
estable, pese a que en último período la mayoría de los países en desarrollo se han visto
afectados por la crisis económica internacional. Lo cual da cuenta de la adecuada planificación
por parte del gobierno chileno para combatir este tipo de problemática. Asimismo se evidencia
un Estado de Bienestar Eficaz.
21
¿¿QQUUÉÉ RROOLL JJUUEEGGAA LL AA CCUULL TTUURRAA PPOOLL ÍÍ TTII CCAA AALL II NNTTEERRII OORR DDEE LL AA CCUULL TTUURRAA SSOOCCII AALL ??
La Cultura, en sí, es entendida como la forma de comunicación que ocurre entre los
sujetos que la crean. De esta manera la Cultura guarda relación con la Política. Siendo, en
este sentido, “la política” entendida como el proceso o la actividad, orientada a la toma de
decisiones de un grupo, para la consecución de los objetivos planteados, los cuales deben
guardar relación con los objetivos del pueblo; propicia que de acuerdo a esto, la “Cultura
Política” puede ser entendida como un conjunto enorme y complejo de diversos fenómenos.
La cultura política vendría a ser los antecedentes de la sociedad y la forma de dar respuesta a
ellos, la forma de comunicarse existente entre la élite política y la sociedad.
La cultura política supone una relación entre las creencias, las formas de evaluación y
participación. En cada régimen político, en cada sociedad, esa relación es específica, es
producto de la historia, de largos períodos durante los cuales se van conformando,
sedimentando ciertos valores, formas específicas de ver la autoridad, de participar o
abstenerse de hacerlo”(Víctor Manuel Durand Ponte, 2004: 14) constituyendo una
abstracción de la cultura como tal, y vinculándose a otras culturas como la social (familiar,
laboral, etc.), siendo su noción, en definitiva de larga data, ya que sus comienzos se pueden
situar en Platón y Aristóteles, pasando por diversas etapas de la historia de la humanidad y por
diversos pensadores, hasta llegar a la actualidad.
La Cultura Política pone de manifiesto, cómo desde otros ámbitos, hay factores que
logran influir en la Eficacia del Estado; como por ejemplo, la conducta de los dirigentes a la
hora de la formulación e implementación de las políticas públicas, el objetivo de políticas a
largo o corto plazo, la visión del otro, etc.
Tanto Argentina como Chile, comparten el hecho de contar con gobiernos
caracterizados por ser de izquierda. Con respecto a esto, cabe preguntarse:
¿A qué se debe, que siendo Argentina y Chile, gobiernos de izquierda durante el
período comprendido entre el 2006 y el 2009, el éxito en la aplicación de las políticas
sociales haya sido tan divergente, y como a su vez esto, ha influido en la Eficacia del
Estado de Bienestar de ambos?2
Frente a este interrogante, se destacan como ejes de análisis al interior de esta variable:
políticas a corto y largo plazo, participación ciudadana (cultura social) y prioridades para el
desarrollo; como así también todas las variables analizadas en apartados precedentes.
A través de la presente investigación, y teniendo como eje de análisis la cultura política
de ambos países, se puede deducir que Argentina se caracteriza por discontinuidades, diseño
2 La negrita es nuestra
22
de políticas a corto plazo, donde predominan “acciones de apagar incendios”, de resolver los
problemas que se van presentando a medida que transcurre el tiempo, en lugar de prever los
conflictos con anticipación.
Chile, por el contrario, enfatiza las continuidades en la implementación de sus
proyectos, pese a los cambios de gobierno que pueda haber, y la formulación de políticas a
largo plazo.
Con relación a las prioridades para el desarrollo, se ha observado escenarios con
acentuadas diferencias:
• En el caso argentino se comprueba un crecimiento económico sostenido,
sin embargo, esto no se vio reflejado en su desarrollo político, social y
económico.
• En el caso chileno, por otro lado, asistimos a un lento y progresivo
período, donde crecimiento y desarrollo han ido de la mano.
Por último es necesario poner el acento en el vínculo existente entre la Cultura Política
y la Cultura Social. Donde esta última, dada determinadas situaciones puede verse afectada e
influenciada por factores propios de la cultura política de la dirigencia de ambos gobiernos.
La sociedad argentina, parece vivir un período de constante conflictividad, durante el
período estudiado, frente a las medidas tomadas por sus dirigentes. A esto hay que sumarle la
falta de legitimidad; de credibilidad, de aquellos, que se ha ido acrecentado en los últimos
años, lo cual conlleva a bajos grados de participación ciudadana en ámbitos estatales o en la
toma de decisiones públicas, además de la ausencia de incentivos por parte del gobierno para
revertir esta situación. Sin embargo, en desmedro de aquello, la sociedad ha buscado nuevos
canales de participación, a través de Organizaciones de la Sociedad Civil, que buscan llevar a
cabo acciones, que el Estado ha dejado de suplir a partir de la década de los ’90, y que si bien,
ha intentado revertir a partir de comienzos del siglo XXI, como una suerte de retorno al Estado
de Bienestar keynesiano, se pone de manifiesto que es imposible la existencia de un Estado
Benefactor omnipresente, siendo esas instituciones intermedias, verdaderos canales de
intermediación de intereses, entre la sociedad y el Estado.
La sociedad chilena, por su parte, se ve constantemente incentivada por el Gobierno,
quién crea canales de participación, a través de fundaciones, programas, etc., intentando
constantemente contribuir con el desarrollo social de la nación, pese a los bajos índices de
participación ciudadana en la diversas esferas estatales, y sociales. No obstante ello, y en
comparación con Argentina, estas conductas nos llevan a ver como los dirigentes y la
sociedad chilena en su conjunto, cooperan en aras de un objetivo común: el Bienestar Social.
23
CCOONNSSII DDEERRAACCII OONNEESS MM EETTOODDOOLL ÓÓGGII CCAASS
Para la comparación del presente trabajo se ha decidido utilizar el “Método de la
Diferencia”, desarrollado por Llamazares, según el cual: “se toman casos en los que se
produce un fenómeno y casos en los que este no se produce, y en el que se adjudica a los
factores que difieren en unos y otros casos, la responsabilidad por el diferente resultado
observado en los mismos” (Llamazares Valduvieco, 1996: 1955).
En el caso analizado, el fenómeno que se produce o no en un caso u otro es “La
eficacia del Estado de Bienestar”, entendiendo por Eficacia a: “la virtud, actividad, poder o
capacidad para obrar o para conseguir un resultado determinado”(Diccionario Océano,
1997) y al Estado de Bienestar entendido como “el conjunto de actuaciones públicas
tendientes a garantizar a todo ciudadano de una nación, por el mero hecho de serlo, el acceso
a un mínimo de servicios que garanticen su supervivencia” (Muñoz de Bustillo, Rafael; 1993:
25). Y los factores que difieren en uno u otro caso son las variables de estudio seleccionadas
para el análisis comparativo: “Gasto Público”, “Tasa de Pobreza” y “Cultura Política”, las
cuales van a determinar el grado de Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile.
AAppll iiccaacciióónn ddee llaa CCoommppaarraacciióónn eenn eell ttiieemmppoo
Continuando con lo expuesto por el autor antes mencionado, y dado que la
comparación se focaliza en un determinado período (2006-2009: Gobierno de Michelle
Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina), el
recorte en el tiempo del objeto de estudio de nuestra investigación, será de carácter sincrónico,
pues “consiste en la comparación de casos diferentes tomados estáticamente en un mismo
instante temporal” (Llamazares Valduvieco, 1996).
CCllaassii ff iiccaacciióónn ddee vvaarriiaabblleess yy ccoonncceeppttooss:: aassppeeccttooss mmeettooddoollóóggiiccooss..
Con respecto a este punto, acordamos tomar como bibliografía de referencia la obra de
Sartori (1996) donde se detallan los diversos “niveles de abstracción” que podemos encontrar
en los conceptos, como así también, la obra revisada de Pedro Morales (2012) para la
clasificación de las variables.
Teniendo en cuenta que lo que se pretende estudiar es la “Eficacia del Estado de
Bienestar, en el caso Chileno y Argentino” es menester que tengamos en cuenta cuál es
nuestra variable dependiente (Eficacia del Estado de Bienestar) de aquéllas independientes, ya
que la Eficacia del Estado de Bienestar va a depender de cada caso de estudio en particular,
como así también de las Políticas Publicas y Sociales (variable independiente), aplicadas en
Chile y Argentina
24
De acuerdo a las variables independientes tomadas para el caso de estudio, se ha
decidido introducir de manera controlada, tres variables moderadoras, que coadyuven a la
investigación; y que se detallan a continuación:
� Asignación del Gasto Público a las Políticas Sociales (“bajo nivel de
abstracción”)
� Tasa de Pobreza (bajo nivel de abstracción).
� Cultura Política (“alto nivel de abstracción”).
Para clarificar lo antes expuesto, es importante comprender que Sartori entiende por
Bajo Nivel de Abstracción a “un conjunto de categorías específicas que se desarrollan en
concepciones llamadas configurativa y en definiciones contextuales; en este caso, la
denotación queda sometida al requisito de una connotación muy precisa, donde las
diferencias predominan sobre las semejanzas” (Sartori, 1996: 294), mientras que por Alto
Nivel de Abstracción, se refiere a “a las categorías universales aplicables a todo lugar –
geográficas – o tiempo – histórico – ; en este caso la connotación queda drásticamente
sacrificada al requisito de una denotación global u omnitemporal” (Sartori, 1996: 295).
Siendo en última instancia el Nivel Medio de Abstracción el punto de equilibrio entre la
denotación y la connotación de los conceptos. Es en este nivel donde se colocan las teorías de
rango medio, siendo a su entender este el nivel ideal para realizar cualquier tipo de análisis
comparativo, sin irse a categorías demasiado universales, pero tampoco quedándose en otras
demasiado abstractas y circunscriptas, es como bien lo dice su nombre un Nivel Medio de
Abstracción, el cual no consideramos pertinente utilizar con las variables moderadoras,
introducidas en la presente investigación, pues pensamos, ninguna de ellas reúne dichas
condiciones.
La elección de las variables moderadoras, antes mencionadas fueron consideradas
tomando en cuenta nuestra variable independiente: Políticas Públicas y Sociales aplicadas en
Chile y Argentina, con el objetivo de medir a nuestra variable dependiente, y determinar el
grado de Eficacia del Estado de Bienestar (alto nivel de abstracción); puesto que estimamos,
son las más indicadas a la hora de cuantificar esta variable.
TTiippooss ddee IInnvveessttiiggaacciióónn
Creemos que en nuestro trabajo podemos combinar diferentes tipos de comparación
y/o investigación; siguiendo en este sentido a Llamazares (1996), es por ello que, de acuerdo
al tipo de abordaje, nuestra investigación será de carácter:
25
� “Descriptiva” : ya que como lo hemos planteado, tenemos por objetivo
describir en qué condiciones, en un determinado país, el estado de bienestar es eficaz o no.
� Correlacional: pues se pretende buscar nexos de causa efecto entre las diversas
variables tomadas para el análisis de casos, y
� “Monocultural”: es una tipo de comparación donde el eje central de análisis es
el funcionamiento del Estado de Bienestar en dos países de América Latina que comparten
mismos valores (la cultura occidental).
RREEFFLLEEXXII ÓÓNN FF II NNAALL
La cultura es uno de aquellos factores que comparten ambos países por el hecho de ser
occidentales, lo cual implica que coincidan en ciertos principios e ideales básicos a la hora de
pensar en un país próspero, sin embargo, esto no quiere decir que no difieran en asuntos que
para uno u otro son de relevancia: como sería la distribución del gasto público, los niveles en
las tasas de pobreza y la cultura política de la élite gobernante.
Son estas divergencias las que llevan a pensar en la Eficacia del Estado de Bienestar,
principalmente cuando se ve que en Argentina, hay en el discurso de la clase dirigente un
intento por volver a plantear un Estado de Bienestar universal e igualitario, pero que en
realidad, en la práctica, nada de lo que se dice se hace. Claros ejemplos son el tema de la Salud
y la Educación, ambos son servicios gratuitos y universales, a los que todos pueden acceder,
pero que sin embargo, la calidad de los mismos es muy mala, debido a que si bien se
descentralizaron las facultades en la década de los ’90, no obstante, los recursos que reciben
las provincias continúan siendo los mismos o bien no se encuentran adecuado al crecimiento
demográfico y/o económico de las mismas, o a las reales necesidades que debe afrontar cada
una de ellas, existiendo sistemas de salud y educativo altamente heterogéneos en base a los
recursos propios y nacionales con los que cada provincia cuente para su desarrollo y
crecimiento. Otro factor de suma importancia a la hora del análisis, es la cultura política, ya
que los programas y proyectos diseñados por los dirigentes, para estas áreas, no sólo tienden a
ser cortoplacistas, sino que además no son igualitarios.
Por su parte Chile, ha sido innovador a la hora de la implementación de políticas
sociales incluyentes y a largo plazo, las cuales permiten visualizar su eficacia a lo largo del
tiempo, ya que una educación bien planificada con cimientos sólidos y programas de
promoción del niño en edad escolar, permiten que esa masa poblacional, se forme de la mejor
manera, para que el día de mañana esa población activa sea el sustento del desarrollo del país.
Es menester destacar que en Chile la educación básica y media es de carácter público,
obligatorio y universal, y la educación superior es privada, sin embargo, es importante ver
26
como en este país, donde se hace hincapié en los primeros años de formación de un niño, los
índices de población bajo los niveles de pobreza con comparativamente, con la Argentina,
mucho más bajos y estables, lo que da cuenta no sólo de éxito en la políticas implementadas,
sino también en la visión que tienen los dirigentes de su país y en la claridad de los objetivos
que se han propuesto.
Seguramente tendremos mucho por aprender de nuestros vecinos, que habiendo pasado
por situaciones similares a las nuestras, y con las misma problemáticas, han sabido enfrentar
los desafíos que día a día han ido surgiendo, como así también ellos de nosotros, en cuestiones
esenciales, tales como la importancia de la educación pública superior para el fortalecimiento
y desarrollo de la sociedad.
Finalmente, y como ciudadanos de argentinos, esta situación, nos incentiva a pensar
que Argentina, siendo un país rico en recursos materiales y humanos, habiendo sido pionera de
la reforma educativa, y de la defensa de los derechos sociales, no está exenta de superar las
dificultades que se le presentan, sin embargo, para lograrlo consideramos se necesita una
manifestación de comunión entre los dirigentes políticos y la sociedad en su conjunto, para el
logro de un real y equitativo un desarrollo integral del país, donde dé cuenta de la existencia
de un verdadero Estado de Bienestar, garante de derechos universales de calidad, pues en
definitiva es esto último lo puesto en tela de juicio, “la calidad de los servicios públicos”.
Desde una perspectiva integral, comparada, amplia, pero con ciertos matices, y en
base a las diversas variables e indicadores tenidos en cuentas se pudo determinar que durante
el período de estudio analizado (2006-2009) tanto en Chile como en Argentina, se evidencia
cierto grado de Eficacia en el Estado de Bienestar.
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