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Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de
pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa; por eso ruego a Santa María siempre
virgen, a los ángeles y a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mi
ante Dios nuestro Señor.
Padre nuestro, Padre de todos, perdona tú nuestro
pecado, nuestra lejanía de tu casa, nuestra altivez
frente a nuestros hermanos. Tú sabes que añoramos
tu amor y tu perdón. Ayúdanos a volver a ti con
espíritu arrepentido y confiado con ánimo fraternal
y generoso. Amén.
Is 43;16-21.Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en
las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y
caballos, tropa con sus valientes; caían para no
levantarse, se apagaron como mecha que se extingue.
«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando,
¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo.
Me glorificarán las bestias del campo, chacales y
avestruces,
porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo,
para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el
pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.»
Desierto de Judá
Salmo 125El Señor ha hecho grandes cosas por nosotrosy estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,nos parecía un sueño.
La boca se nos llenaba de risas,la lengua de canciones.
El Señor ha hecho cosas grandes por nosotrosy estamos alegres.
Los paganos decían: “El Señor ha hecho grandes cosas por ellos”.El Señor ha hecho cosas grandes por nosotrosy estamos alegres.
El Señor ha hecho cosas grandes por nosotrosy estamos alegres.
El Señor cambia nuestra suerte como cambian los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre canciones.
El Señor ha hecho cosas grandes por nosotrosy estamos alegres.
Aunque iban llorando al llevar la semilla,vuelven contentos, trayendo las gavillas.
Fl 3,8-14 Hermanos:Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
ACLAMACIÓN Jl 2, 12-13
Ahora –oráculo del Señor- convertíos a míde todo corazón, porque soy compasivoy misericordioso.
Juan 8, 1-111Jesús se fue al monte de los Olivos. 2Por la mañana temprano
volvió al templo y toda la gente se reunió en torno a él. Jesús se sentó y les
enseñaba.3 En esto, los maestros de la ley y los fariseos se presentaron con una mujer que había
sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos 4y preguntaron a Jesús:
—«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida cometiendo adulterio.5En la ley de Moisés se manda que tales mujeres deben morir apedreadas. ¿Tú, qué
dices?»6La pregunta iba con mala intención, pues querían encontrar un motivo para acusarlo.
Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo.7Como ellos seguían presionándolo con aquella cuestión, Jesús se incorporó y les
dijo:
«Aquel de vosotros que no tenga pecado, puede tirarle la primera piedra.que le tire la
primera piedra.»8Después se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en la tierra. 9Al oír esto se marcharon uno tras otro, comenzando por los más viejos,
y dejaron solo a Jesús con la mujer, que continuaba allí delante de él. 10Jesús se incorporó y le preguntó:
—«¿Dónde están?. ¿Ninguno de ellos se ha atrevido a condenarte?»11Ella le contestó:
—«Ninguno, Señor.»
Entonces Jesús añadió:
—«Tampoco yo te condeno. Puedes irte y no vuelvas a pecar.»
Jerusalén, desde el Monte de los Olivos.