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PRESIDENTE MUNICIPAL

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PRESIDENTE MUNICIPAL

Pedro Hipólito Rodríguez Herrero

SÍNDICA

Aurora Castillo Reyes

SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO

Alfonso Osegueda Cruz

REGIDOR PRIMERO

Eric Omar Rodolfo Juárez Valladares

REGIDORA SEGUNDA

Guillermina Ramírez Rodríguez

REGIDOR TERCERO

Rafael Pérez Sánchez

REGIDORA CUARTA

Consuelo Ocampo Cano

REGIDOR QUINTO

Juan de Dios Alvarado García

REGIDORA SEXTA

María Consuelo Niembro Domínguez

REGIDORA SÉPTIMA

Erika Yerania Díaz Chavar

REGIDOR OCTAVO

Pedro Antonio Alvarado Hernández

REGIDORA NOVENA

Ana María Córdoba Hernández

REGIDOR DÉCIMO

Juan Gabriel Fernández Garibay

REGIDOR UNDÉCIMO

Francisco Javier González Villagómez

REGIDORA DUODÉCIMA

Luiza Angélica Bernal Velázquez

REGIDOR DÉCIMOTERCERO

Osbaldo Martínez Gámez

JEFA DE UNIDAD DE EDICIONES, PUBLICACIONES Y REGISTRO

Victoria Hernández Rodríguez

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Primera Edición 2021

Ayuntamiento de Xalapa,

Callejón de Rojas No. 3,

zona Centro, C.P. 91000,

Xalapa, Veracruz.

SECRETARÍA DEL AYUNTAMIENTO DE XALAPA

UNIDAD DE EDICIONES, PUBLICACIONES Y REGISTRO

ALFONSO OSEGUEDA CRUZ

Secretario del Ayuntamiento

VICTORIA HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ

Jefa de Unidad

TERESA ADRIANA CASTILLO ROMERO

Edición

Liberación (detalle)

Mural de Mario Orozco Rivera, 1962

Antiguo edificio del Tribunal Superior de Justicia

PORTADA

CLAUDIA VERÓNICA TRUJANO OLIVO

Diseño de portada e interiores

Ninguna parte de esta revista podrá reproducirse de manera total o parcial, en cualquier medio informático,

electrónico, químico o fotostático, sin el permiso previo por escrito de los titulares de los derechos de autoría.

HECHO EN MÉXICO

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Revista del Consejo de la Crónica MunicipalHistoria, arte y cultura. Tercera Época. Edición Virtual. Año I, Núm. 1

ContenidoPolonia de Ribas: Una afromestiza emprendedora y esclavista del Siglo XVII.

Gilberto Bermúdez Gorrochotegui 7

Entre subidas y bajadas: Guillermo Prieto en Xalapa.

José Luis Martínez Morales 11

Escuela Mexicana de Pintura: los primeros muralistas en Xalapa.

Sabino Cruz Viveros 15

Exiliando polacos desde Xalapa en 1946.

Ángel Rafael Martínez Alarcón 20

El blindaje del comercio jarocho, ante la concurrencia de negociantes extranjeros [1790-1830].

Abel Juárez Martínez 25

En “La Ciudad de las Flores” no todos los capullos florecen:

el sepulcro de la familia Roa Bárcena en XalapaLilia Cañedo y Sergio Benavides 30

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Revista del Consejo de la Crónica Municipal Historia, arte y cultura.

En mi libro Historia de Jalapa, Siglo XVII, edi-tado por la Universidad Veracruzana en la Colección Biblioteca, en 1995, publiqué al-gunos datos biográficos y el testamento de Polonia de Ribas, fechado el 8 de marzo de 1679; ella era una mulata libre que nació en el ingenio de Nuestra Señora de la Natividad de Tenampa, en la jurisdicción de San An-tonio Huatusco, que llegó a ser propiedad por la vía hereditaria del licenciado Pedro de Irala, cura beneficiado de Xalapa. Po-lonia fue hija natural de Clara López, negra esclava de dicho clérigo, de tierra Guinea, o sea, de los ríos de Guinea que desembo-caban en el golfo del mismo nombre.1

Pedro de Irala, era hijo de don Pedro de Irala y de doña Catalina Pérez Molero, vecinos de Puebla, tenía un hermano de madre que se llamaba José de Goitia, Racionero en la catedral de Puebla. En 1631, doña Catalina arrendó a su hijo Pedro de Irala el ingenio La Natividad de Nuestra Señora, que había quedado por muerte de su primer marido Antonio de Goitia2. En 1643, José de Ceba-llos y Burgos, nieto de don Pedro de Irala y de doña Catalina Pérez Molero, a la sazón administrador del ingenio Nuestra Señora de la Limpia Concepción (La Concha, Ver.) adquirió el ingenio de Tenampa con 17 es-

1 Aguirre Beltrán, 1972.2 Bermúdez, 19953 A.N.X. Protocolo 1632-1645, fs. 433 fte. a 436 fte.4 A.N.X. Protocolo 1632-1645, f. 426 fte

clavos y la hacienda de La Palmilla con 16 caballerías de tierra y 20 sitios de estancia de ganado mayor y menor, en la jurisdic-ción de La Antigua Veracruz, por venta y remate que le hizo su tío el licenciado Pedro de Irala, uno de los herederos de doña Ca-talina Pérez Molero.3

El 17 de noviembre de 1643, José de Ceba-llos y Burgos le otorgó carta de libertad a la esclava Clara López, quien tenía 60 años, poco más o menos; luego entonces, ella quizá pudo haber arribado a Veracruz en un barco esclavista a principios del siglo XVII, cuando debió tener entre 15 y 20 años. Don José dijo tenerle particular amor y buena voluntad a Clara, y le dio poder para que pudiera vivir donde quisiere, otorgar su testamento, tratar, contratar y los demás actos que hacían las personas libres4 . En la carta de liberación firmaron como testigos Pedro de Irala, su sobrino José de Ceballos y Burgos y los licenciados Francisco Pérez de Salazar y José de Medina. Pudiera ser que a José de Ceballos le movieran justos sen-timientos por los buenos servicios de Clara López, pero también es cierto, que algunos amos acostumbraban a deshacerse de sus es-clavos cuando ya estaban viejos, enfermos y su mejor etapa productiva había terminado,

Polonia de Ribas:

Una afromestiza emprendedora y esclavista del Siglo XVII.Gilberto Bermúdez Gorrochotegui

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CRÓNICAS DE XALAPA

para no cargar con sus alimentos, curar sus enfermedades y pagar sus entierros cuando fallecían.

No se sabe cuándo nació Polonia de Ribas, ella era una mulata libre, luego entonces, su padre debió ser un hombre blanco del in-genio de Tenampa, quien seguramente la li-beró de la esclavitud siendo una niña, como lo acostumbraban ciertos amos que tenían hijos con sus esclavas, pero no llevaba el apellido Irala ni Goitia, sino Ribas, hecho que quizá su progenitor pudo haber encu-bierto por convenir a sus intereses. Infortu-nadamente, no hay muchos datos sobre su persona, no tenía antecedentes familiares de abuelos, tíos, tías, primos, primas y ni de otros parientes, a excepción de su madre que había nacido en Guinea; no obstante, se tiene información de que por el año de 1655, Polonia ya vivía como mujer libre en Coa-tepec, donde sembraba y cosechaba maíz; y en ese tiempo, José de Ceballos y Burgos, dueño del ingenio de Nuestra Señora del Rosario, le hizo donación de dos esclavos negros que hubo con otros del ingenio de Tenampa, llamados Juan y Gerónimo de Irala, criollos de dicha hacienda, de 20 y 25 años de edad, respectivamente, hijos de su madre Clara López; pero fue a cambio de dos esclavos negros bozales que Polonia entregó a don José, para rescatar a sus her-manos del cautiverio; sin embargo, Juan y Gerónimo no fueron liberados de inme-diato, ya que continuaron siendo esclavos en poder de Polonia por más de treinta años, la relación familiar no fue impedimento para explotar su fuerza de trabajo en su be-neficio; es decir, por razones económicas y quizá de prestigio social, Polonia mantuvo

5 A.N.X. Protocolo 1645-1651, f. 69 vta.6 A.N.X. Protocolo 1645-1651, f. 65 fte.

a sus hermanos y a otros negros y negras de su servicio, en un estado de servidumbre. En ese mismo documento, don José de Ce-ballos y Burgos le hizo una donación a Po-lonia de Ribas, por la cantidad de mil pesos de oro común que le iría pagando conforme sus hijas Josefa, Micaela y Sebastiana de Irala, fueren contrayendo matrimonio5. Sus hijas eran personas libres, pero llevaban el apellido Irala, lo que mueve a pensar que había una estrecha relación de amistad, de negocios y quizá hasta consanguínea, entre Polonia de Ribas y la familia del propietario del Ingenio de Tenampa.

En 1655, Pedro de Irala, siendo cura de Xalapa, hizo donación a su sobrino José de Ceballos y Burgos de todos sus bienes raíces, muebles, esclavos, plata, joyas, deudas, de-rechos y acciones que quedaren al tiempo de su fallecimiento6. El 30 de diciembre de 1658, Pedro de Irala, estando enfermo y pos-trado en cama en el Ingenio de La Santísima Trinidad, propiedad del Capitán Sebastián de la Higuera Matamoros, hizo su testa-mento, y en él, declaró que debía 700 pesos de oro común a Polonia de Ribas, quien le había servido y prestado ese dinero en di-ferentes ocasiones, y ordenó a sus albaceas se los pagasen de sus bienes, para descargo de su conciencia. En otra cláusula de su tes-tamento, dijo que las casas, retablos, tres escritorios, tres bueyes, una casa y otros bienes que tenía en Coatepec, pertenecían a Polonia de Ribas, porque los compró con su propio dinero y mandó que no se le quite cosa alguna de ello. Asimismo, expresó que tres mulas de carga y todo el maíz levan-tado de una milpa ubicada en el pueblo de Coatepec, pertenecían a Polonia de Ribas y

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Revista del Consejo de la Crónica Municipal Historia, arte y cultura.

a su hijo Juan de Ribas, porque con su tra-bajo y a su costa lo sembraron, limpiaron y cosecharon.7

Pedro de Irala sobrevivió a la enfermedad que le aquejaba, y en 1664, extendió un poder a Polonia de Ribas, quien para en-tonces ya residía en Xalapa, para cobrar 257 pesos y dos tomines de José Cogollos y Zárate, dueño de la Venta de Lencero y ad-ministrador del ingenio nombrado Nuestra Señora de los Remedios, alias Pacho, así como lo que le pareciere deber Antonio de Orduña Loyando, de las misas que había oficiado en el ingenio de San Pedro Buena-vista, desde el 1 de mayo de 1658 hasta el 22 de diciembre de 1664; y cobrados, los tome para sí, en pago de 400 pesos, valor de una esclava negra nombrada Antonia, de nación Angola, de 40 años de edad, que Polonia le vendió y no le había pagado8. Tales hechos, demuestran la estrecha relación de nego-cios, amistad y confianza que la mulata mantenía con el citado clérigo.

En 1675, Polonia de Ribas le dio carta de libertad a su hermano Juan de Irala, negro criollo de más de 40 años, porque le había servido bien y con mucho amor9. . Un año más tarde, otorgó carta de libertad a Diego de Irala, negro criollo que nació en su casa, de 30 años, hijo de su esclava Catalina, negra de tierra Guinea. Diego de Irala, con el permiso de su dueña, trabajaba a jornal en la ciudad de Veracruz y le mandaba di-nero para sustentarla; sin embargo, puso como condición para liberarlo, que debía seguir auxiliándola hasta el fin de sus días,

7 A.N.X. Protocolo 1645-1651, f. 262 vta.8 A.N.X. Protocolo 1663-1667, f. 117 fte.9 A.N.X. Protocolo 1668-1674, f. 77 vta.10 A.N.X. Protocolo 1668-1674, f. 164 vta.11 A.N.X. Protocolo 1668-1674, fs. 487 vta. y 490 vta.

pagar su funeral y entierro cuando tuviere lugar su fallecimiento, y hasta entonces, se le daría su carta de libertad10. Estando en-ferma y en cama, pero en su entero juicio y entendimiento natural, ante don Alonso de Neira Claver, escribano público de Xalapa, Polonia de Ribas hizo su testamento el 8 de marzo de 1679, en el que ordenó a sus alba-ceas, darle carta de libertad a su hermano Gerónimo de Irala, negro criollo de 50 años, que trabajaba con su consentimiento en el Ingenio de Pacho, con la obligación de pa-garle 40 pesos de oro común, asistirla y sus-tentarla hasta los últimos días de su vida.11

Polonia de Ribas nunca contrajo matri-monio, pero tuvo cinco hijos naturales: Juan de Ribas, Melchora, Josefa, Micaela y Sebastiana de Irala, no se conoce quién fue el padre o los progenitores de sus hijos; casó a su hija Melchora de Irala con Diego del Villar, español, con residencia en Xalapa, a quien le dio una dote de 3000 pesos, una fuerte suma de dinero en esa época, en es-clavos, joyas, bueyes, reales, ropa y otros bienes. Sebastiana de Irala contrajo nupcias con Felipe Falcón de Santiago, español, na-tural de Veracruz, avecindado en Xalapa, quien recibió de Polonia una dote de 500 pesos en libranzas, porque antes de su ca-samiento, Sebastiana disipó, gastó y con-sumió muchos bienes de su patrimonio.

Aprovechó su fortuna para casar a sus hijas con españoles, blanquear a su descendencia y así mejorar el estatus social de sus nietos: Juan Falcón, Diego del Villar, José del Vi-llar y Francisco José de Acosta. Sin lugar a

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CRÓNICAS DE XALAPA

duda, Polonia fue una persona con espíritu emprendedor que superó barreras sociales y con su esfuerzo personal hizo fortuna en el tiempo que le tocó vivir, ya por do-naciones que recibió, las ganancias que le proporcionaban sus esclavos con sus jor-nales y la red social que logró establecer con algunos miembros de la élite, a quienes les llegó a prestar dinero, particularmente a los hacendados don José de Ceballos y Burgos, don Antonio de Orduña Luyando y a miembros del clero secular; fue hermana de las cofradías del Santo Nombre de Jesús y Ánimas del Purgatorio, fundadas por gente blanca en la parroquia de Nuestra Se-ñora de la Concepción de Xalapa, pues no se sabe que hubiera una cofradía de negros y mulatos, lo que le aseguraba el auxilio de un sacerdote para la confesión, viático, extremaunción y un entierro decoroso.12

Sin embargo, sus rasgos fenotípicos y una supuesta inferioridad por haber sido hija de una esclava africana tuvieron un enorme peso en su vida, experimentó restricciones sociales en una época en la que el color de la piel definía el estatus de una persona en la pirámide social, como lo señaló Alejandro de Humboldt (2002). Polonia de Ribas, fa-lleció en Xalapa el 20 de marzo de 1679, se ignora la edad que tendría en el momento de su deceso, quizá pudo haber tenido al-rededor de 60 años o más; fue sepultada en la iglesia parroquial, con la bendición del cura don Juan de Bañuelos Cabeza de Vaca13. Ella, es ejemplo de una mujer em-prendedora de su tiempo que prosperó cuando en la región de Xalapa, se vivía una situación de recesión económica, y a pesar de la discriminación que la élite del sector

12 Bermúdez, 2017.13 Bermúdez, 1995.

blanco ejercía sobre los afromestizos, Po-lonia de Ribas, como pocas mujeres de su condición racial, accedió con su trabajo per-sonal a un estatus superior, llegó a ser pro-pietaria de casas, esclavos, ganados, milpas de maíz, joyas, y a prestar dinero al 5% de interés anual, a los hacendados y miembros del clero secular que residían en el pueblo de Xalapa y su jurisdicción. La vida de una mulata libre como Polonia de Ribas no fue fácil, pero ella hizo historia en una sociedad patriarcal profundamente desigual, donde a las mujeres se les relegaba en la economía y se les confinaba en el hogar, aquí se le re-cuerda y valora por su tenacidad y espíritu de lucha.

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Revista del Consejo de la Crónica Municipal Historia, arte y cultura.

Al inicio de Pedro Páramo, después del primer breve párrafo del segundo frag-mento, el lector se encuentra con esta sa-brosa expresión literaria que linda con la belleza de ciertas expresiones del habla rural mexicana: “El camino subía y bajaba: ‘sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja’”.

Ochenta años antes de que Juan Rulfo pu-blicara su breve novela inmensa, el escritor Guillermo Prieto (1818-1897) describía así su entrada a Xalapa:

Siempre en descenso violentísimo lle-gamos a la garita […] Siempre corriendo por empedradas cuestas, percibimos as-cender, remolinarse y precipitarse en hondonadas las calles, formando remo-linos y corrientes que se abrían y ser-peaban a saltos trechos, pero invadidos por macizos de verdura, por vergeles deliciosos. Jalapa es una plantación de habitaciones dentro del campo.

Guillermo Prieto no vino a Xalapa a conocer a su padre y menos porque se lo pidiera su madre antes de morir, vino, según confiesa, porque lo arrebató “un oleaje de la incons-tante fortuna”, que al final es la madre de todos nosotros. Fue a finales de 1875, a sus cincuenta y siete años cumplidos, viudo, abuelo y diputado federal por cuarta vez, cuando al atardecer llegó a esta ciudad en

una diligencia, tipo guayín, para seis pa-sajeros. Venía de Perote donde había per-noctado. El día anterior había tomado la diligencia en San Marcos, Puebla, a donde llegó en tren proveniente de la ciudad de México, vía Apizaco. Viajar en esos tiempos era toda una aventura.

Su estancia en Xalapa duró el mes de di-ciembre. Hospedado en la Posada Vera-cruzana o Casa de Diligencias, llamado también Hotel Veracruzano de Jalapa, la primera tarde observa desde la ventana de su cuarto, el pasar de la gente:

Coloqué el daguerrotipo de mis obser-vaciones en mi ventana, y ¡oh dolor!, muy poco encontraba digno de contarte […] Los transeúntes presentan el as-pecto de la gente de los barrios de Mé-xico […] Mujeres de enaguas de géneros ligeros, hombres en mangas de camisa o chaquetas blancas; clase media con sus sacos rabones, personajes de levita y sorbete que indican su carácter ofi-cial […] Interrumpen esa monotonía la polla garbosa con su vestido de luenga cauda, su peinado lleno de listones y de flores y su garbo y sus ojos que para mí importaban una especie de alucinación de juventud.

Entre subidas y bajadas: Guillermo Prieto en Xalapa José Luis Martínez Morales

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CRÓNICAS DE XALAPA

Su destinatario epistolar es su amigo Ig-nacio Ramírez (1818-1879), “El Nigro-mante”, a quien narra todos los detalles y anécdotas de su estancia en Xalapa. Así, le cuenta que esa primera noche fue invitado a un acto académico en el colegio del Es-tado, el actual Colegio Preparatorio. Noche de chipi chipi, del “afamado chipi chipi de Jalapa”, el cual, según su guía, “era la cosa más benéfica y saludable del mundo”. Mientras va cubriéndose bajo los aleros, ob-serva las “Tiendas de ropa y almacenes de mercería alumbrados por gas, sombrererías y zapaterías con surtidos elegantes, boticas en número competente para desacreditar la salubridad de cualquier otro pueblo que no fuera Jalapa”.

Probablemente le preguntó a su guía: ¿Para ir al colegio, se sube o se baja?, a lo que él debió responderle: Ahora nos toca subir, ya bajaremos después. Y don Guillermo le es-cribe y le describe a su amigo este fatigoso ascenso:

Pero hombre de Dios, el camino se en-cuspiaba, el subir era obstinado y sofo-cante: a poco ya era trepar, a poco es-calar, sudaba yo a mares. Subía al templo del Saber por la calle de la Amargura; lo mismo que en todas partes; pero aquí más de bulto: llegué con asma, con so-focación de pecho, casi exánime; en esa cumbre levantada como que se llega co-rriendo, como que se saluda con susto, como que antes exige nuestra presencia un vaso de agua que un saludo.

“El camino se encuspiaba”. Bonita palabra, ¿no te parece, lector?, pero no la encon-trarás en el Diccionario de la Academia Española, y sospecho que en ningún otro. Aventuro, sin embargo, que viene del latín

cuspis, cuspidis: ‘cúspide´, es decir, ‘el ca-mino se volvía una cúspide”. Por algo la actual calle Revolución se llamaba entonces “calle de la Amargura”. Por cierto, me viene a la memoria cómo, ochenta y tres años des-pués de esta experiencia de Prieto, otro es-critor, Sergio Galindo, en su novela Polvos de arroz, dice de su protagonista, Camerina Rabasa, que “después de escuchar misa en la Catedral, había subido al mercado a com-prar verdura y carne. La cuesta que unía la Catedral con el mercado era más pesada por el sol. Los estudiantes del Colegio Prepara-torio bajaban, ruidosos y ligeros, a gozar de la hora libre en el parque mientras ella as-cendía fatigada”. Subrayé el subir y el bajar: el primero, de la protagonista, acentuado por sus setenta años y sus noventa kilos; el se-gundo, de los estudiantes, más ligero aún por su joven edad.

En nuestro tiempo y en nuestra realidad, el subir y el bajar, el arriba y el abajo son refe-rentes de dirección y orientación en nuestra ciudad. Se sube o se baja si se va o se viene. Y las subidas y bajadas son referentes también para los conductores de vehículos. Había un señor que enseñaba a manejar en Xalapa y decía: “yo enseño a subir las subidas y a bajar las bajadas”; y conozco a más de una o uno que, por más años que lleve manejando en, evita subir o bajar ciertas calles xalapeñas. A mí me ha sucedido perder de pronto la visión del piso en ciertas calles de ascenso. Y todos sabemos el peligro, ya de subida, ya de bajada, de quedarse sin frenos. Así que mejor me quedo pensando: ¿Hasta qué punto exageraba don Guillermo al poner el acento en esta característica de algunas ca-lles de la Xalapa de 1875? Cuando del centro se dirigen a la fábrica de El Dique, comenta:

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Revista del Consejo de la Crónica Municipal Historia, arte y cultura.

Yo no comprendí, hasta que me vi sobre el calesín epiléptico del señor Luelmo, todos los accidentes, todas las peripe-cias del terreno de Jalapa. Era la travesía de una hormiga por entre los pliegues de un puff.

Mis consideraciones por mi generoso auriga hicieron lugar a mis as-pavientos por el inminente peligro.

-No tenga usted cuidado -me decía.

-¿Pues quién lo puede tener? -le repli-caba desesperado, viéndole descender por una callejuela que colgaba como una cortina de un desbarrancadero.

En vano le recordé mis años; en vano mi familia; en vano apelé a los escrúpulos de conciencia: descen-dimos y descendimos con furor, hasta tener algo de regocijo de la resurrección cuando me vi en tierra de salvamento.

Cierra esta aventura con el comentario del recorrido inverso: Pedro Luelmo “dispuso que regresásemos por un camino en que pa-rece que cada calle se levanta y se pone en pie para decirle: ‘Amiguito de usted, vuelva por otro lado’ […] Con equilibrios indescrip-tibles atravesamos la serranía hipócrita que ha dado esta población en llamar calles…”

Y yo me pregunto: ¿Hay mucha dife-rencia entre las calles de entonces a las de ahora? Probablemente, quizá por eso, o por nostalgia, de un tiempo para acá las estrechan, las comprimen y si no las in-clinan más es porque no pueden. Noso-tros también podríamos decir con don Guillermo: “Esto de pasear por las calles de Jalapa, tiene tres bemoles, hermano; en pocas se puede conservar el verbo andar en toda su pureza: se trepa, se escala, se asalta o se desciende, se baja o se rueda”.

Por supuesto que Xalapa no es la única ciudad de México que tiene quebrada su orografía. Guillermo Prieto lo sabía: “Gua-najuato es una ciudad que hace gestos […] Zacatecas, una población que está cons-truida dentro de una caja sin tapa, y puesta de pie contra una pared inmensa; San Mi-guel parece vino líquido en un chorro, y se formaron al bajar por una cuesta las petrifi-caciones […] Pero Jalapa ni sube ni baja, y hace a la vez las dos cosas”.

Además de la hiperbólica descripción de la topografía xalapeña de 1875, nuestro escritor visitante le comenta también a su amigo Ignacio Ramírez, sobre la abundante y variada vegetación de la ciudad y sus al-rededores. Es constante la mención a la flo-resta de Xalapa: a sus plátanos, naranjos, chirimoyos, jinicuiles, liquidámbares y ca-fetos; pero sobre todo destaca la presencia de sus patios florecidos y de sus calles llenas de flores: “flores a borbotones, a raudales, en ramos, en orlas, en cortinas y flecos que hierven, por expresarme así, bajo los ar-bustos y bajo los plátanos que aquí son or-nato y pompa del paisaje”. Y para decirlo de una buena vez: “Propiamente se ha llamado a Jalapa: el país de las flores, la tierra de las flores; las flores son la vida y la respiración de Jalapa; todas sus formas, todos sus co-lores, todos sus aromas se encuentran allí en su centro como acentuando la existencia de aquel vergel […]”

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CRÓNICAS DE XALAPA

Y en una relación simbiótica, simbólica, la flor se vuelve la mujer xalapeña:

[…] la identificación de la jalapeña con las flores es tan perfecta, que son como la manifestación de sus sentimientos […] Parecen seres que se aman recípro-camente […] En el hogar, en el templo, sobre el sepulcro, como diadema y como escudo, como súplica y como lágrima, interpreta a la jalapeña la flor […] Se les dispensan cariños de seres sensibles, se les abriga en invierno, se inquiere sobre su salud, se les muestra con orgullo y se les envía bajo una transparente gasa como obsequio para que aniden en los cabellos de ébano de las hermosas.

Como no puede haber beldad sin limpieza, tanto la ciudad como la mujer son ejemplo de pulcritud:

1 Con el título de Una excursión a Jalapa en 1875, fue Leonardo Pasquel quien editó el libro en 1968. La editorial de la Universidad Veracruzana publicó una nueva edición en julio de 2008.

La limpieza forma un rasgo caracte-rístico de la población, sea porque las casas están como a la orilla de la ban-queta para recibir visitas, sea porque en el delicioso vergel que forma la ciudad el contraste es marcado y repugnante de una casa mugrosa, y mal tallada, sea porque el clima así lo exige, sea, por úl-timo, porque la configuración especial del terreno no permite depósitos de agua corrupta ni montones de basura […] Las casas y las hembras reverberan de limpieza; es natural, todo está muy a la vista…

Así, en once cartas sucesivas a su amigo El Nigromante, publicadas en la Revista Uni-versal del 5 de diciembre de 1875 al 27 de febrero de 18761, Guillermo Prieto nos dejó una serie de imágenes literarias de la Xalapa de antaño.

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Revista del Consejo de la Crónica Municipal Historia, arte y cultura.

Heredera de las expresiones monumen-tales mesoamericanas, plasmadas sobre cal (mezcla de piedra caliza, polvo de conchas o caracoles) que, amasada con agua, formará lo que comúnmente se conoce como estuco y sobre el que “escribirán” pasajes impor-tantes de su origen, gobernantes, deidades o, que servirían de libro de enseñanza para las generaciones presentes y futuras, la pin-tura mural mexicana es un signo de iden-tidad del arte universal.

No sólo porque en ella (la pintura mural) los abuelos mesoamericanos o las órdenes religiosas educaron a los naturales y ave-cindados de estas tierras, recrearon pasajes bíblicos para mover a la conmiseración y la emulación; o los padres fundadores de la nación la emplearon para exaltar a hé-roes nacionales y gestas memorables; sirvió como medio para exaltar culturas originales o populares o para recordar a los hombres y mujeres que nos dieron patria y libertad, sino que a través de ella el país se abre un espacio en el selecto grupo de los grandes movimientos artísticos y estéticos de todos los tiempos.

Detalle del mural “Quetzalcoatl y el hombre de hoy” 1967-1968 de Alberto Beltrán Aguirre.

Escuela Mexicana de Pintura: los primeros muralistas en XalapaSabino Cruz Viveros

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CRÓNICAS DE XALAPA

La pintura mural mexicana, cuyo periodo en la historia abarca casi cincuenta años (1921-1970), es una historia visual ideologizante, didáctica, estética, política y populista, uti-lizada como instrumento para exaltar la be-lleza natural o construida de la tierra, la for-taleza e integridad de los grupos indígenas, de los trabajadores del campo o las fábricas o como signo de identidad para fortalecer la grandeza del pueblo mexicano.

La pintura mural en tiempo de la moder-nidad es encabezada por ocho pintores, con-vocados por el secretario del Ministerio de Educación Pública, José Vasconcelos (1920-1924), a finales de 1921: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas, Fernando Leal y Jean Charlot, (Garrido, 2009). Todos ellos buscan con su paleta de color “educar el gusto, trasmitir ideas de patriotismo y de or-gullo por lo netamente mexicano, fomentar la igualdad social, llegar al fondo del alma del espectador para Transformarlo”. (Vas-concelos, citado por Garrido 2009, pág. 61). Pero principalmente desarrollar la sensibi-lidad de la población y despertar en ella el gusto por las artes.

Primeros testimonios mudos que aspiran fortalecer lo mexicano a través de la pin-tura son los murales de la Escuela Nacional Preparatoria o Antiguo Colegio de San Il-defonso y el antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo: Diego Rivera, La creación, 1922. Encáustica. Anfiteatro del Antiguo Colegio de San Ildefonso; José Clemente Orozco, Maternidad, 1923-1924. Fresco. Antiguo Colegio de San Ildefonso; David Alfaro Siqueiros, Los elementos, 1922-1923. Encáustica. Colegio Chico de la Es-cuela Nacional Preparatoria; Roberto Mon-tenegro, El árbol de la vida, 1922. Fresco y

encáustica. Antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo; Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas, 1922-1923. Fresco. Antiguo Colegio de San Ildefonso; Fermín Revueltas, Alegoría de la Virgen de Guadalupe, 1922-1923. Encáustica. Antiguo Colegio de San Ildefonso; Fernando Leal, La Fiesta del señor de Chalma, 1923-1924. Fresco. Antiguo Colegio de San Ildefonso; Jean Charlot, Ma-sacre en el Templo Mayor o La conquista de Te-nochtitlán, 1922-1923. Fresco y encáustica. Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Fiel al principio del arte para “las masas”, con sentido crítico, apologético, pedagó-gico, el movimiento muralista mexicano, a partir de esta primera etapa, empieza su expansión por las principales ciudades del país, encontrando en algunos Estados las condiciones políticas, y el talento suficiente, para el surgimiento y crecimiento artístico conceptual local.

Veracruz fue tierra fértil para el desarrollo del estilo y los principios del muralismo, lo que detonará, décadas más tarde, el surgi-miento de una nueva plástica veracruzana, así como en la consolidación de un movi-miento estético que identificará al Estado como una entidad impulsora de la forma-ción profesional en el terreno del arte y la cultura.

El origen de esta nueva plástica veracru-zana, probablemente arranque con la pri-mera pintura mural al fresco, fuera de la capital del país, realizada sobre una super-ficie de 42.73 metros cuadrados por José Clemente Orozco en la Escuela Técnica y Comercial de Orizaba (sede desde 1990 del palacio municipal), en 1926, titulada Recons-trucción o Revolución social. A partir de esta obra, la primera generación de la llamada escuela mexicana de pintura o asistentes

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de los muralistas fundadores, empezarán a socializar sus expresiones artísticas en la cuidad de Veracruz, Córdoba, Poza Rica y San Andrés Tuxtla.

En Xalapa, las pinturas de la antigua Escuela Normal Veracruzana (1936, cita Facultad de Economía e Informática), serán las pri-meras obras hechas por artistas adheridos al movimiento muralistas, que comulgan con la idea de socializar las manifestaciones artísticas y la desaparición del arte indivi-dual, que repudian la pintura de caballete, que exaltan las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública y proclaman toda manifestación ajena o con-traria al sentimiento popular, pero sobre todo, que su obra tenga un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo. (Manifiesto del Sindicato de Obreros, Téc-nicos, Pintores y Escultores, junio de 1924).

José Chávez Morado, Francisco Ángel Gu-tiérrez, Feliciano Peña, pintores afiliados a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR, 1934-1937), serán los primeros “mu-ralistas” que difunden esta nueva corriente estética-ideológica por la ciudad capital:

En el corredor de la segunda planta el oaxaqueño Francisco Gutiérrez, pintó a Yanga, precursor de la in-dependencia, a Francisco Villa, José María Morelos y Benito Juárez (…) Feliciano Peña, ayudado por el mismo Gutiérrez, representó la lucha contra el fascismo (…) El sina-loense [José Chávez Morado] pintó la escalera del edificio al fresco sobre muro directo. Sus temas fueron: La agresión norteamericana armada al puerto de Veracruz, La resistencia de cadetes de la marina y del pueblo en 1914, La extracción del petróleo y el anhelo popular de la naciona-

lización. Aunque de forma sintética fue intitulado como La lucha anti-imperialista en Veracruz. (Montoya Polín, 2011, págs. 49-51).

Cuatro años más tarde, las obras fueron cu-biertas con cal y pintura de aceite por “con-siderar inmoral el desnudo de la mujer”, y que al retrato de Yanga se le coloque el es-cudo de la ciudad de Córdoba, por orden de Manuel C. Tello. En 1961 empieza su rescate y a la fecha aún son de los tesoros más preciados del patrimonio artístico de la Universidad Veracruzana y del pueblo xalapeño.

Otras obras que de manera directa corres-ponden al movimiento muralista mexicano, y que consideramos un bien patrimonial artístico de la ciudad, por su valor histó-rico y estético son las de Francisco Eppens Helguera, Héroe de Nacozari, 1958; Mario Orozco Rivera, Defensa, continuidad y destino de nuestra cultura, 1958; Norberto Martínez, El hombre y el conocimiento, 1963-1964.

En el caso del pintor Ramón Alva de la Canal, que forma parte del grupo de los ocho y que realizó una labor muy impor-tante para la profesionalización de la plás-tica veracruzana, solo hay una evidencia en la Facultad de Derecho, un mural incon-cluso, porque el “cambio de rectoría des-conoció el encargo y el compromiso con el pintor. Indignado, dejó el muro y retomó el proyecto para sí pintarlo La ley y la justicia sobre tela ahulada. (Rosales, 2009).

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Héroe de Nacozari, 1958, hecha con mosaico tipo veneciano de Francisco Eppens Hel-guera, que se encuentra en la carretera an-tiguo a Coatepec, y que demanda una ur-gente intervención y protección para que no se siga deteriorando, es considerada como única en su tipo por el material empleado y el formato alargado.

Inspirada en la gesta heroica del maquinista Jesús García Corona, la composición es asi-métrica, predominando las líneas horizon-tales y los colores cálidos (naranja y rojo) en el lado izquierdo y los colores fríos (verde y azul) del lado derecho. La imagen que so-bresale es el cuerpo entero de un hombre desnudo que, con la mano derecha pone obstáculo al fuego y, con la otra, protege un conjunto de edificios (Nacozari, Sonora). Una serpiente y un águila atestiguan la hazaña.

La obra estaba destinada a servir como marco a la Estación de los Ferrocarriles Nacionales. El mural es único por su téc-nica, tiene lectura rápida, se concibe en unos cuantos segundos de observación, y a distancia tiene una buena solución del espacio, tiene contenidos ideoló-gicos, sus elementos plásticos son ade-cuados y el buen uso de la iconografía nos da una explicación clara del tema… (Pablo Platas, 2002, pág. 40).

Defensa, continuidad y destino de nuestra cul-tura, 1958. Acrílico sobre aplanado de ce-mento blanco, polvo de mármol y cuarzo, de Mario Orozco Rivera es catalogada como una de las obras más importantes del artista y de las más bellas que hay en la ciudad. Originalmente su destino fue el

Antiguo Auditorio del Museo de Antropo-logía, pero con el cambio de concepto ori-ginal del museo, durante la gestión del go-bernador Agustín Acosta Lagunes, el mural es trasladado al vestíbulo del auditorio de la Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rébsamen, donde aún se encuentra.

Con una composición asimétrica y con un contraste de temperaturas (cálido sobre frío) el mural presenta un grupo de tres hombres con torso desnudo en actitud de “reflexión y admiración” de unas esculturas olmecas, y en el centro un personaje erguido “ofren-dando” un crisol, flanqueado por la luna y el sol:

…las diagonales de la perspectiva salen desde la parte baja, los personajes están inclinados, solo el personaje central fun-ciona como eje vertical. Las formas son escultóricas, todos los personajes po-seen sus propios espacios y se interre-lacionan con la luz. La luz es artificial y envolvente, predomina la que entra de la parte superior, su tendencia es relista. (Pablo Platas, 2002, pág. 41).

La obra es un homenaje a los arqueólogos que trabajan para el rescate, preservación y difusión de las culturas originarias.

Años más tarde Mario Orozco Rivera traba-jará en varios proyectos para la Universidad Veracruzana: El libro abierto de la Revolución en Veracruz, 1961; el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz: Liberación, 1962; el Sindicato de obreros de la fábrica de El Dique: Lucha obrera,1962; y en la Prepara-toria Antonio María de Rivera: Adolescencia, 1964.

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El hombre y el conocimiento, 1963-1964 de Norberto Martínez Moreno, ubicado en el edificio que ocupó la Rectoría de la Univer-sidad Veracruzana (1944) y posteriormente sede de las facultades de Pedagogía, Filo-sofía y Letras, es considerado, por propios y extraños como “el mejor de los murales xalapeños”, destacando en su composición los colores primarios en diferentes gamas de verdes y azules, dando con ello la sensa-ción de profundidad en los tonos y formas.

Realizado en acrílico, la composición traza dos diagonales que forman una “X”, lo-grando con ello que el espectador, perciba desde cualquier ángulo, el discurso de la naturaleza del hombre en relación son la sociedad y la cultura:

La sección áurea está definida en la in-tersección que forman la sección hori-zontal con la vertical. Ahí se genera el punto focal (la mano de un hombre) del cual fluyen los ritmos internos que se proyectan hacia la periferia, seccio-nando espacios que dan una sensación de caleidoscopio, lo que permite al es-pectador entrar al tema y dejar en li-bertad su imaginación. (Pablo Platas, 2002, pág. 44).

Anteceden a este mural el conjunto de 6 cuadros, sobre el tema del comercio, de mediano formato a base de mosaicos de vi-tricota pintados a mano y quemados a alta temperatura que se localizan en mercado Jauregui (1959); y el mural Historia del de-recho en México, 1962 que se localiza en la Facultad de Derecho de la UV.

El legado pictórico de los primeros mura-listas es luz que ilumina la iconografía na-cional, estela que marca el camino hacia la identidad y sentido de pertenencia del ser local y nacional, una ruta hacia la búsqueda de lo propio y nativo, una fusión de histo-rias y estilos. Un bien patrimonial que re-presenta lo mejor de la escuela mexicana de pintura.

Las obras de estos muralistas, junto con los artistas locales: Teodoro Cano, Melchor Pe-redo, Alberto Beltrán, Fernando Ramírez, Francisco Salmerón, Leticia Tarragó, Pablo Platas, entre otros, son bienes culturales que enriquecen el patrimonio de la ciudad. Preservar, ciudadanizar y socializarlas es compromiso inalienable. Hagamos del arte monumental pictórico y escultórico un mo-tivo más del orgullo xalapeño. Agreguemos a la nomenclatura “Xalapa de las Flores”, el mote de “Xalapa de los Murales”.

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Esta historia singular inició durante una es-tancia de investigación en la Ciudad de Mé-xico, durante los últimos días del invierno de 1994, en el Archivo General de la Nación, para consultar la Galera número 4, refe-rencia obligada para quienes trabajan sobre el desarrollo del periodo colonial de México, desde 1521 hasta 1821; investigando acerca de la vida de los habitantes de Tlacotalpan, en la segunda mitad del siglo XVIII, me pre-gunté si mi madre adoptiva, Felícitas Bello Alvarado (1907-1982), prima del General Manuel Ávila Camacho1, presidente de Mé-xico de 1940 a 1946, habría sostenido algún tipo de intercambio epistolar con su primo y me fui a indagar al fondo documental del presidente antes mencionado.

Luego de varias horas de hurgar en las fi-chas de referencias, localicé a Bello Alva-rado Felícitas, cosa que me dio mucha ale-gría, pero quedé atónito al descubrir que el asunto no tenía nada que ver con lo que al principio había pensado sobre algún inter-cambio de felicitaciones o asuntos más fa-miliares, a través de las cartas; en la ficha había escrito un apelativo polaco, me sur-

1 Torres Ramírez, Blanca. 1979. México en la Segunda Guerra Mundial. Vol. 19. Colegio de México. México, 380 pp.2 AGN. Fondo Ávila Camacho; exp. 546.6/272.3 En documento donde solicita la naturalización mexicana. Nacido en Wilno, Polonia, el 18 enero de 1911; fueron sus padres: Nachman Zondowicz y Henia Glezer, finados. Casado con Ana Rabinowicz. Entró por el puerto de Veracruz, el 28 de julio de 1937. Dos años antes de la invasión militar a Polonia por el Ejército Alemán. Cfr. Diario Oficial de la Federación. México, DF. 22 de abril de 1945, Tomo CCL, número 41, 1 p.4 Zhilin P., et al. 1985. La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética, 1941-1945. Progreso. Mockba. 466 pp.5 Taracena, Alfonso, 1977. La vida en México bajo Ávila Camacho. Editorial Jus. México; 430 pp.

gieron más interrogantes y solicité el expe-diente completo para leer más detallada-mente el asunto2.

Leyendo con calma, me enteré que se tra-taba de una petición al presidente de la Re-pública, del emigrante polaco Jacob Zon-dowicz3 , para reunir al resto de su familia, que se había quedado en Europa, concreta-mente en la ciudad de Roma; eran los pri-meros meses del final de la Segunda Guerra Mundial4 . Esta primera carta fechada en Jalapa, Ver., el día 27 de abril de 1946, se escribió durante los últimos meses del se-xenio, iniciado el 1° de diciembre de 1940, encabezado por el General Manuel Ávila Camacho5; el segundo sexenio fue de 1940 a 1946.

Antecedentes históricos de Polonia

Nación de Europa Oriental que limita al norte con el Mar Báltico, al este con la an-tigua Unión Soviética, al sur con Checoslo-vaquia y al oeste con la también desapare-cida República Democrática de Alemania.

Exiliando polacos desde Xalapa en 1946Ángel Rafael Martínez Alarcón

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Su nombre para el período estudiado, era República Popular de Polonia. Tiene una superficie de 312.700 kilómetros cuadrados, y una población de 38 millones de polacos, sin contar los cerca de doce millones que tiene la diáspora. La capital es Varsovia. El 95 % de la población es católica, sin contar que, desde octubre de 1978, el jefe de la curia romana es un polaco, Karol Wojtyla-Juan Pablo II, 1920-2005.

El primero de septiembre de 19396, dos millones de soldados de la Alemania nazi se lanzaron en una guerra relámpago sobre Polonia; dos semanas después los sovié-ticos firmaron un pacto con los alemanes y el país desapareció nuevamente. Toda Po-lonia quedó bajo el dominio nazi cuando Alemania atacó a la Unión Soviética7, , en el verano de 1941. Seis millones de polacos, la mitad judíos, fueron exterminados y 2.5 mi-llones más enviados a Alemania para rea-lizar trabajos forzados. Las tropas soviéticas entraron a Polonia en 1944, pero permane-cieron inactivas mientras los alemanes so-focaban un levantamiento popular; poste-riormente, los nazis fueron expulsados y el 21 de abril de 1945, se firmó el tratado polaco-soviético de amistad, cooperación y ayuda económica, la Polonia de inicios de la década de los ochenta, es la iniciadora de toda una serie de cambios democráticos en contra de la hegemonía soviética.

6 Zhilin, 1985:19-24.7 Zhilin,1985:53-70.8 https://sre.gob.mx/images/stories/docnormateca/manexte/embajadas/MOEMPolonia.pdf

Relaciones diplomáticas entre México y Polonia8

Las relaciones diplomáticas entre los Es-tados Unidos Mexicanos con Polonia, tienen una historia no muy antigua; las primeras representaciones diplomáticas se iniciaron a partir de 1930, con enviados extraordinarios y ministros plenipotenciarios, o encargados de negocios. El gobierno del presidente Ma-nuel Ávila Camacho, el 11 de julio de 1945, suspendió las relaciones diplomáticas con Polonia en virtud de que la situación del go-bierno de aquella nación no era muy clara, eran los días del final de la Segunda Guerra Mundial, con la caída de Berlín. Para el 20 de noviembre de ese mismo año se reanu-daron los vínculos diplomáticos, con la ca-lidad de Encargados de Negocios, y no es hasta el 23 de agosto de 1960, en el sexenio de Adolfo López Mateos, 1958-1964, que se reanudan con el carácter de intercambio de embajadas; siendo el primer presidente en hacer una visita de estado a Polonia.

En los años sesenta y setenta un grupo de estudiantes veracruzanos se fueron de in-tercambio a las universidades polacas; du-rante la década de los ochenta, coincidiendo con los movimientos libertarios, cientos de músicos polacos arribaron a México, en par-ticular a la orquesta sinfónica más antigua de México, la Orquesta Sinfónica de Xalapa, con 90 años de existencia.

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Veracruz, puerta de entrada

El puerto de Veracruz, desde 1519, ha sido puerta de entrada para la nación mexicana; y seguramente nuestros protagonistas fueron recibidos por estos singulares habi-tantes del puerto de Veracruz, entre 1937 y 1947, en esos años cuando el exilio español había arribado a México.

Felícitas Bello Alvarado envió, de su hogar en la avenida Revolución 118, en la zona de la Cruz de la Misión, a las afueras de la ciudad de Xalapa, la siguiente carta:

Con muchísima pena le dirijo a Ud. la presente para causarle molestias y dis-traerlo en sus múltiples ocupaciones a la vez permitirme la libertad de pre-sentar a sus finas atenciones al portador Sr. Don Jacobo Zondowicz, para que, si no hay inconveniente, tuviera Ud. la gentileza de impartirle su bondadosa ayuda para traer al País a 3 familiares suyos que son: el Sr. Samuel Gersztein9, la Sra. Nina Rabinowicz de Gerztein y su hijito el niño Gerszon Gersztein, todos de nacionalidad polaca y víctimas de la guerra, y que en la actualidad se encuentran en Roma, Italia, como expli-cará a Ud. el Sr. Zondowicz.

El Sr. Zondowicz es persona honrada y establecida en esa y le conozco por ser quien me surte de refacciones10 en mi negocio en esta desde que me establecí.

9 Nacido en Wilno, el 23 de siempre de 1901, fueron sus padres: Gerszon Gersztein y Mere Merez. Casado con Nina Rabinowicz, hijo del matrimonio Gerszon Gersztein, también nacido en mismo lugar que sus padres, el 29 de marzo de 1935. La fecha de internación de la familia al país fue el 6 de febrero de 1947. El trámite para llegar a México no tardo mucho tiempo. El Sr. Gersztein, para octubre de 1954, está solicitando su naturalización como mexicano. Diario Oficial de la Federación. México, DF. 4 de octubre de 1954. Tomo CCVI, número 26, 1 p.10 Garcimarrero, 1989.11 AGN. Fondo Ávila Camacho; exp.546.6/272.

Con mi respeto y atenciones para Ud. lo saludo muy atentamente y cordialmente.11

Acompañando a la carta presentación de Bello Alvarado, Zondowicz adjunta una misiva, donde encontramos información más detallada del propio signatario, como el valor de sus negocios, establecidos en las ciudades de México D.F. y Puebla; en menos de una década, lo encontramos como un próspero comerciante del ramo de las re-facciones de automóviles. Así los datos más básicos de los candidatos a ser exiliados:

Yo abajo suscrito Jacobo Zondowicz Glezer, residente del país desde el año de 1937, me permito a dirigirme a esa H. Secretaría, con la siguiente petición.

Soy propietario de la negociación “Re-puestos Automotrices”, ubicada en las calles de ave. Morelos 104 de esta ciudad, con registro en la Tesorería del Distrito Federal No.25890. Igualmente soy dueño de una casa particular en la colonia Chapultepec, calle La Fortaine # 95, con valor aproximado de $ 60,000.00 y de la negociación “Auto Partes de Puebla”, Ave. Reforma No 907, Puebla, Pue., con un capital de $ 25,000.00.

En virtud que espero en el muy próximo futuro agrandar considerablemente mis negocios, y como es muy natural no espero poder atenderlos yo personal-mente, vengo a solicitar, se me concedan la gracia de autorizar la internación al

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país, en cálida de emigrados, por 5 años, refrendando su tarjeta cada año, de Samuel Gersztein, (concuño), nacido en Wilno, Polonia de 45 años de edad, cual ocupará el puesto de encargado de confianza en la negociación “Repuestos Automotrices”, Nina Rabinowicz Gersz-tein, (cuñada), hermana de mi esposa, nacida en Wilno, Polonia de 37 años de edad, que viene como emigrante fami-liar para ocupación en casa. Gerszon Gersztein, (sobrino) hijo e los arriba mencionados, nacido en igual parte de 12 años de edad. Las tres personas se encuentran actualmente en Roma, Italia, Via Dei Mille No 36 c/o Merkaz, todos de nacionalidad polaca. Aseguro a Ud. que dichas tres personas son ho-norables en todos conceptos y que yo me comprometo ante las autoridades de sostenerlas, y seré el responsable por la moral de dichas personas.

Acompaño la copia fotostática de la Tesorería del Distrito Federal.

En vista de todo lo arriba expuesto, espero que el asunto mío será promovido positi-vamente, y en este caso ruego de girar las órdenes respectivas al Consulado de Mé-xico en Roma, Italia, rogándole igualmente comunicarlos a las oficinas de Migración en Nuevo Laredo, Tamps., Veracruz, Ver., y Mérida, Yuc., así como al Aeropuerto de esta capital, estando yo dispuesto a satisfacer los requisitos que tenga a bien fijarme esa H. Secretaria y a otorgar las garantías de repa-triación que se estimen convenientes.

Esperando se sirva resolver favorablemente mi solicitud por ser de justicia y de urgente necesidad, presento a Ud. mi consideración y respeto12.

12 AGN. Fondo Ávila Camacho; exp.546.6/272.13 Grishkiavichus,1982:17-25.

Dicha petición está fechada en la ciudad de México, D.F. el 29 de abril de 1946, dos días después de la escrita desde Xalapa.

La población de Wilno a principios del siglo XX, perteneció a Polonia, Vilna o Vilnius, capital y ciudad principal de Li-tuania13.En 1920 la Unión de Repúblicas So-cialistas Soviéticas (URSS) ocupó la ciudad y la transfirió a Lituania, por aquel entonces independiente. Aunque la Sociedad de Na-ciones cedió Vilna a Lituania, Polonia volvió a ocuparla un año más tarde. En 1939, la URSS conquistó la ciudad y un año después se convirtió en la capital de la recién creada República Socialista Soviética de Lituania. Durante la II Guerra Mundial, concreta-mente entre 1941 y 1944, fue ocupada por fuerzas alemanas y sufrió graves daños; su numerosa población judía fue exterminada casi en su totalidad. Vilna se convirtió en la capital del nuevo Estado Independiente de Lituania en 1991, después de ser escenario de enfrentamientos entre tropas soviéticas y los dirigentes independentistas lituanos.

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Conclusión

Esta es una historia que estuvo conde-nada a dormir el sueño de los justos, en los fondos del Archivo General de la Nación. Una historia de seres humanos concretos que fueron testigos de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, en medio de la situación de persecución a los judíos por los nazis. Hubo también la solidaridad para defender y preservar la vida de los judíos. Siguieron acciones concretas de salvaguar-darlos, realizadas personas como: Oskar Schindler, 1908-1974; Gilberto Bosques, 1892-1995; Arístides de Sousa Mendes, 1885-1954; Raoul Wallenberg, 1912-1947; Chiune Sempo Sugihara, 1900-1986 y Ángel Sanz-Briz, 1910-1980. Sus hazañas a favor de los judíos quedaron registradas en la memoria histórica.

Seguramente existen miles de casos rela-cionados con el apoyo y la salvación del pueblo hebreo que se quedaron en el ano-nimato, un ejemplo de eso es la historia de Felícitas Bello Alvarado, quien se llevó a la tumba su acción, pues nunca hizo el menor comentario de esta a sus familiares.

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1“Si a los oídos de los príncipes llegase la verdad desnuda, sin los vestidos de la lisonja,

otros siglos correrían”.

Miguel de Cervantes.2

Veracruz, un lugar donde dos universos se articulan.

El fondeadero veracruzano desde los al-bores de la colonización, ocupa una posi-ción protagónica debido entre otras bon-dades a su estratégica ubicación geográfica en el Golfo de cara al gran Caribe y punto culminante de la “ruta de las indias”, su con-figuración le permitió progresar pronto, al ser receptor de las efectos procedentes de Sevilla. Algunos escritores como Leonardo Pasquel, a través de su prosa definen a este lugar como “La Puerta Mayor” de la Nueva España, mientras que Hipólito Ro-dríguez, utiliza la poesía, para describirlo como “Una ciudad hecha de mar”.

1 Abel Juárez Martínez. Investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana e Investigador Nacional. Profesor de las facultades de Historia e Idiomas y de la maestría en Historia Contemporánea de la U. V., miembro del Cuerpo Académico, “Estudios históricos de la Región del Golfo en los siglos XIX y XX”. 2 Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, II, 2, citado en: Antonio García de León, Tierra adentro, mar en fuera. El puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento, 1519-1821. México, FCE-UV, Gobierno del Estado de Veracruz, 2011, p. 315.

Su progreso estuvo sujeto a dos contextos contrastantes que marcaron su destino, en primer término durante los períodos en los que la flota permanece anclada en su estuario, se desarrolla una efervescencia náutica circunstancia que le permiten a la ciudad costanera encumbrarse como puerto protagónico del comercio marítimo del circuncaribe entre los siglos XVI-XVII, distinción que desde luego envuelve a una participación política y comercial a las vi-llas próximas a su entorno como Córdoba, Orizaba y Xalapa.

En un segundo término, al transcurrir el siglo de las luces, la Monarquía comenzó a ser el crepúsculo de su anterior grandeza a causa de no impulsar cultivos y manufacturas propios, y descansar el peso de sus trans-ferencias trasatlánticas en las producciones europeas que irónicamente se denominaban “mercancías de Castilla”. Dichos artículos si bien es cierto se pagaron con oro y plata novohispanos, no lo es menos que estos intercambios en la bahía jarocha, favore-cieron una fuerte demanda de mercancías ultramarinas.

El blindaje del comercio jarocho, ante la concurrencia de negociantes extranjeros [1790-1830] Abel Juárez Martínez

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CRÓNICAS DE XALAPA

Un atrayente proyecto de migración.

Observando con mesura a la situación arriba explicitada, mercantes porteños y exporta-dores vascos entre los que figura el Secre-tario del Ayuntamiento José María Quirós, capitán de milicias y secretario del Real Tri-bunal del Consulado de Veracruz (1805), unidos en un solo objetivo, organizan un proyecto capitalizador que haría frente a los golpes cotidianos del libre comercio en el Golfo mexicano y en paralelo conducir a buen sitio la aventura colonizadora.

Quirós, que visualizaba como trascendente al proyecto migratorio y creía que era de gran envergadura, propone que este debería pro-moverse a través de instituciones que estu-viesen enteradas de las necesidades de la región, en tal virtud, que mejor voz que la del Consulado para suministrar mayor via-bilidad al proceso. El secretario insistía en la pertinencia de crear un reglamento que con-templase en sus principios la conservación y el repoblamiento del entorno, así como el reparto equitativo de los elementos agrí-colas, tierra y herramientas de labranza.3

Ajustada la propuesta a las reglas reque-ridas, consideró pertinente insertar como preámbulo, una amplia información que de-tallara todo el potencial natural sin explotar al interior de la Intendencia veracruzana y en específico el área del sotavento. Llama particularmente la atención, el conoci-miento amplio y profundo que tenía Quirós de los pueblos, ríos, arroyos, lagunas, es-teros, ensenadas y bahías distribuidos en la

3 ARAHM., FBML, T. LXXIII, 1808, 266. Nota: ARAHM [Archivo de la Real Academia de Madrid; FBML Fondo Benito Mata Linares. [En adelante, sólo aparecerán las letras mayúsculas correspondientes].4 Quirós José María. Balanza del Comercio Marítimo de Veracruz correspondiente al año de 1812, formada por El Consulado en cumpli miento de Las Órdenes del Rey (Classic Reprint) 13 octubre 2018.5 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 23.6 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 23.

costa veracruzana, debido entre otras cosas a que él estaba al tanto de las producciones de la zona, conocimiento que le permitió perfilar una Balanza del Comercio Marítimo de Veracruz.4

Después de varias sesiones, los intere-sados consiguen su objetivo, el respaldo del proyecto aludido. El Secretario ya seguro de lo pactado, pasa a los señalamientos: “¿Quiénes son los que obstruyen los planes para colonizar e impulsar la agricultura en las tierras veracruzanas? [Su punto de vista, im-plica en sí mismo una controversia]. Son los Patricios o Hacendados, los que a través de sus Mayorazgos y latifundios impiden los asenta-mientos de poblaciones. Estos se valen del hecho de que sus habitantes los abandonan a su suerte sin poner atención a su cultivo agrícola, y aun así cosechan”.5

En el minucioso informe de Quirós, expone también que de las 146 leguas de longitud que tienen las costas, apenas existen nueve pueblos que merecen llamarse como tales ubicados a “Doce leguas de la orilla y algunos otros sumamente pequeños, habitados por gente de mar, como Alvarado, Antigua, Nautla, Tu-xpan y Tampico, cuyos moradores se ejercitan en la pesca que ya salada la conducen a México y otros pueblos”6. Como es de suponerse, los pescadores ligados a la mar, no valoran las artes agrícolas y algunos que residían en el extremo de Barlovento al norte de Tampico, pobladores de la bahía de San Bernardo solicitaron al virrey que, en virtud de la le-janía con Texas del Puerto de Veracruz, se les habilitara como un puerto menor: “dado

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que allí están varias familias canarias emigradas de la Luisiana”.7

El acreditado proyecto de colonización en-viado en la correspondencia Consular pri-mero al Virrey y posteriormente al Monarca; incluía además de los aspectos citados la preocupación por ampliar las cosechas de maíz, algodón y la cera silvestre imprescin-dible para detener el ingreso de los paños ingleses. 8 Igualmente la zarzaparrilla, bebida popular de gran demanda única-mente superada por el Chingüirito.9

Quirós además, censura la apatía con la que los hacendados contemplaban a los dos pilares de la agricultura del trópico, la vainilla y la caña de azúcar: “Ambas se de-jaron de cultivar por falta de operarios”10. En igual situación se hallaba la explotación de los bosques, recurso natural que había ser-vido para dar un fuerte impulso a la indus-tria naval de la Nueva España, sobre todo la que procedía de la Cuenca baja del río Pa-paloapan a través de Alvarado.11

Colonos del archipiélago Canario.

Un panorama infecundo del campo vera-cruzano, fortalecía con mayor vigor las pre-misas del anunciado Proyecto de Coloniza-ción: “...toda vez que en la Luisiana existen más de mil familias a propósito y de recomendables circunstancias, situadas en torno a tres sitios: “Ingles, Bueyes, Galveston y otros parajes, que mal halladas con aquel gobierno, y escasas de lo

7 Jornal Económico y Mercantil de Veracruz, 1806, T.I. 41.8 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 23.9 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 24.10 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 24.11 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 24.12 ARAHM., FBML, T.LXXIII, 1808, 24.13 ARAHM. FBML, T. LXXIII, 1808, 23, 24.

preciso para sus labores, se trasladarían gusto-samente. Señalándoles tierras y auxiliándoles con herramientas y útiles, debe aprovecharse la ocasión y acudir a su Majestad implorando su Real permiso y auxilios para el logro de esta in-teresante empresa”.12

Elaborando un cálculo aproximado de cuatro miembros por familia nuclear ca-naria, el ejercicio nos arrojaría una cantidad comparada al número de población cen-sada en el Padrón del puerto jarocho de 1791, el cual registra a 3 990 almas. En este sentido, un grupo de migrantes canarios procedentes de la Luisiana, por lo menos duplicaría a la población residente en la ciudad de Veracruz.

El contenido del multicitado proyecto, con-venció también a los miembros del Cabildo, al grado de unificar voluntades políticas con el Consulado en torno a este loable compro-miso. Al respecto, existen evidencias de que el Cabildo porteño adquirió “...tierras de la Hacienda nombrada Santa Fe, perteneciente al conde Santiago de Calimaya, aneja a la base amurallada. Y que en este caso, el Consulado hará el esfuerzo para tomar las restantes. Pero como es posible que no basten, los impulsores de la colonización, contemplan la posibilidad de hablar con el Rey para que se digne ceder las tie-rras realengas que allí posee y hacer con ellas elección y repartimiento que más convenga al fomento y propagación de la labranza”.13

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En el año de “gracia” de 1808, parecía que todas las condiciones favorecían la puesta en marcha de tan anhelada empresa. Por ejemplo, el Consulado lo enarbolaba como prioridad institucional; y el Cabildo lo agenda como prioritario, de tal suerte que el 13 de mayo del año referido, con una verbena pública plena de regocijo, las dos corporaciones recibieron con beneplácito el pergamino con la aprobación Real para el traslado de mil familias españolas de la Lui-siana a Veracruz, sin embargo las celebra-ciones tuvieron que detenerse, en virtud de que la orden del Monarca no fue obedecida.

La trascendencia de un proyecto negado.

Con la perspectiva del tiempo, parece in-creíble que a pesar de la conjugación de tantos intereses políticos y administrativos en ambos hemisferios para lograr la coloni-zación, el proyecto se suspendió indefini-damente. Historiadores del Veracruz deci-monónico como Manuel B. Trens, creyeron que diversos proyectos de características si-milares al referido, se vinieron abajo porque se gestaron en un ambiente poco favorable pues: “fueron por desgracia malogrados al esta-llido de la revolución de Dolores”.1

Respecto al mismo tema, Ortiz de la Tabla refiere que el Rey, ordenó al Virrey y al Con-sulado que otorgase facilidades y protección jurídica al Intendente, para proporcionar los terrenos Realengos a los colonos en po-tencia. Sin embargo, esto último no se llevó a cabo: “Desgraciadamente no conocemos las posteriores vicisitudes de este proyecto, aunque parece que, como otros, quedó truncado”2. El

1 Trens, Manuel B. Historia de Veracruz. TS. II-IV, SEC, Xalapa, Ver. 1992, T. II, 254.2 Ortíz de la Tabla Ducase, Javier. Comercio exterior de Veracruz, 1778-1821, Crisis de dependencia. Escuela de Estudios Hispanoameri canos, Sevilla. 1985, LVII.

proyecto de colonización impulsado por los vascos y el gaditano a través de su órgano consular primero y posteriormente con la intervención de la comuna porteña, puede entenderse como otro de los impactos del nuevo orden económico que ya operaba sin impedimentos en la vasta región costera de Veracruz.

Respecto al por qué no se instituyó el pro-yecto colonizador, desde una mirada his-tórica distante, se aprecia que en 1808 las tensiones se agudizaron en toda la penín-sula ibérica, en tanto que se rompieron las negociaciones con los representantes de Napoleón en París. La paz se acabó, y las tropas galas se desplazaron y penetraron por el norte hasta ocupar Madrid. Ante esta invasión, la atención de los Ministros de la Corte, quedó concentrada en la vorágine de la guerra y en la defensa de su territorio in-mediato y no en los acontecimientos de sus colonias.

No obstante, el proyecto, aunque fue nuli-ficado, nos ofrece un horizonte tangible, por el hecho de que permite la vinculación entre el consulado y el Ayuntamiento, dos vigorosas corporaciones que, unificando voluntades, volvieron su mirada institu-cional al potencial existente en la cuenca del río Papaloapan como un recurso poco aten-dido cuyo rescate era urgente. Asimismo, su interés brotó del conocimiento previo de la riqueza inexplotada del Sotavento, como una espaciosa región cuyo destino a partir de la segunda década del siglo XIX, se orientó hacia el enorme mercado Cari-beño y Norteamericano que se hallaba en la antesala de su expansión.

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En otras palabras, el proyecto de coloniza-ción con trabajadores de Canarias aún sin aplicar, sirvió como punta de lanza para una eficaz articulación financiera con redes y rutas mercantiles numerosas. Además, permite la vinculación de forma expedita al circuito internacional trazado a través del Golfo, Gran Caribe y Europa, y la inclusión de muelles de la Unión Americana.3

Al respecto, Feliciano García agrega que: “El mejoramiento de la agricultura y beneficio de los frutos, la introducción de máquinas y he-rramientas más ventajosas y la facilidad para la circulación interior, fueron procurados por el Consulado, hasta el punto de llegar a formar parte de la política de impulso permanente, a las actividades productivas de las primeras décadas del siglo XIX”.4

3 González Fariñas, M. “Ensayo sobre la colonización de la Provincia de Tejas”. Universidad de la Laguna. 2007, 50. 4 García Aguirre Feliciano. “El puerto de Veracruz: de garganta de los reinos a circuito caribeño privilegiado”. En: Ciudades portuarias en la gran cuenca del Caribe. Historia, Cultura, Economía y Sociedad, Jorge Enrique Elías Caro y Antonino Vidal Ortega (Editores). Colombia, Universidad del Magdalena, Universidad del Norte 2009, 181.

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CRÓNICAS DE XALAPA

Xalapa, conocida como “La Ciudad de las Flores”, destacó a nivel nacional durante el siglo XIX por la riqueza de su entorno, su clima benigno, la belleza de sus mujeres y la hospitalidad de sus habitantes; estas ca-racterísticas motivaron el asentamiento en la localidad de varias familias; algunas de ellas, ocupan un lugar en la historia de Mé-xico por el desempeño que tuvieron, uno o varios de sus integrantes, en uno o más de los episodios de la época. Uno de estos li-najes es Roa Bárcena.

La historia de los hermanos Roa Bárcena co-mienza en Xalapa, un 6 de febrero de 1826 con el casamiento de sus padres: la poblana Doña María Concepción Bárcena Alonso, (hija de Doña María Bárbara Alonso y Don Juan Antonio Bárcena) y el naolinqueño Don José María Rodríguez-Roa Domínguez (hijo de Doña María Josefa Domínguez y Don Nicolás Rodríguez Roa)1. Además del comercio, Don José María Rodríguez-Roa Domínguez se dedicó a la política y desem-peñó diversos puestos a nivel local y estatal.

1 Libro 22 de Matrimonios, página 76. Archivo Histórico de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Xalapa (AHCMX).2 Libro 32 de Bautismos, página 51 vuelta. AHCMX.3 Libro 32 de Bautismos, página 111 vuelta. AHCMX.4 Libro 33 de Bautismos, página 28 vuelta. AHCMCX.5 Libro 33 de Bautismos, página 113. AHCMX.

Los siete hijos del matrimonio Rodrí-guez-Roa Bárcena nacieron en Xalapa, como documentan sus fes de bautismo, y ellos simplificaron sus apellidos a Roa Bárcena:

*José María Francisco de Paula Aristeo, co-merciante, escritor y político, nació el 3 de septiembre de 1827 cuando su padre era di-putado estatal; bautizado el mismo día, sus padrinos fueron sus abuelos paternos.2

*María Dolores Gregoria, escritora, nació el 9 de mayo de 1829; bautizada el mismo día, su madrina fue su tía materna Doña María Bárbara Bárcena.3

*Ana María Josefa Joaquina del Corazón de Jesús nació el 17 de enero de 1831; bauti-zada un día después, sus padrinos fueron Doña Nicolasa Rodríguez-Roa y su tío pa-terno Don José María Bárcena Alonso.4

*José Homobono Sladislado, cambio su nombre a Rafael, abogado, escritor y po-lítico, nació el 12 de noviembre de 1832 y fue bautizado el siguiente día; su madrina fue su tía materna Doña María Asunción Bárcena.5

En “La Ciudad de las Flores” no todos los capullos florecen:

el sepulcro de la familia Roa Bárcena en XalapaLilia Cañedo y Sergio Benavides

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*María Antonia Leonida Josefa del Corazón de Jesús nació el 8 de agosto de 1834; bau-tizada el mismo día, sus padrinos fueron Doña Micaela Rodríguez-Roa y Don José Antonio Martínez. El nombre de María An-tonia posiblemente es en honor a su tía ma-terna Doña María Antonia Bárcena Alonso.6

*Nicolás José Ignacio nació el 31 de julio de 1836; bautizado el mismo día, sus padrinos fueron su abuela paterna y Don José An-tonio Martínez7. El nombre de Nicolás se-guramente es en honor a su abuelo paterno.

*María Guadalupe Josefa Feliciana del Carmen de Jesús nació el 19 de noviembre de 1842; bautizada dos días después, sus padrinos fueron sus hermanos Dolores y José María8.

Tres de los hermanos Roa Bárcena, los más conocidos, están sepultados fuera de su tierra natal: Rafael que murió de fiebre amarilla en Veracruz y fue enterrado en el Cementerio General el 24 de julio de 18639, José María falleció el 21 de septiembre de 1908 y fue sepultado en Ciudad de México10 y Dolores que murió en Bruselas, Bélgica, en octubre de 1913 y fue enterrada en nuestro país en noviembre del mismo año.11

6 Libro 33 de Bautismos, página 180. AHCMCX.7 Libro 34 de Bautismos, página 54 vuelta. AHCMCX.8 Libro 36 de Bautismos, página 66. AHCMCX.9 Libro 8 de defunciones, página 62 Archivo Parroquial de la Iglesia Catedral de Veracruz.10 PENDIENTE11 PENDIENTE

Del resto de los hermanos, al menos dos de ellos están sepultados en Xalapa en el Cementerio Municipal, también conocido como “Antiguo” o “Cinco de Febrero”; el establecimiento de este panteón civil está enmarcado en el Decreto No. 213 del 16 de marzo de 1831 del entonces Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz, Don Sebastián Camacho.

El Cementerio Municipal de Xalapa al-berga los cuerpos de quienes en vida con-tribuyeron al desarrollo de la ciudad con sus aportaciones en los campos del arte, la economía, la educación, la política y la me-dicina. El panteón se divide en dos tempo-ralidades, siglo XIX y siglo XX, reflejadas en la arquitectura y los epitafios que aún se encuentran en las lápidas de las tumbas siendo este espacio único en la ciudad. Ante la amenaza de destrucción, el Presidente Miguel de la Madrid Hurtado decretó el 11 de diciembre de 1986 al cementerio como Patrimonio Histórico.

Al hacer un recorrido por el interior del Ce-menterio Municipal de la ciudad de Xalapa, podemos apreciar varios sepulcros que tienen apellidos reconocidos o que al menos por más de una ocasión hemos escuchado de ellos en las anécdotas familiares o bien los libros de historia, y un caso especial es el sepulcro de la familia Rodríguez-Roa Bárcena, en el cual seguramente están en-terradas varias personas, sin embargo, la única lápida menciona a dos de los hijos: María Antonia y Nicolás José; se ubica en la parte de atrás del mausoleo del General

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Juan de la Luz Enríquez y a un costado del de la familia Sayago; es una estructura pe-queña de color amarillo claro y tiene forma de urna.

Actualmente el sepulcro se encuentra en el abandono; el tiempo y el olvido han hecho mella en la lápida borrando las palabras que Don José María Rodríguez-Roa Domínguez escribió en recuerdo de sus hijos, sin em-bargo, en 2008 la coautora de este artículo rescató el epitafio apoyando un pliego de papel sobre la lápida y frotando carboncillo registrando así uno de los pensamientos más bellos inscritos en las lápidas de este cementerio:

“De Nicolás y Antonia Roa y Bárcena víc-timas inocentes de la fiebre escarlatina en 10 de mayo y 30 de junio de 1839 en paz aquí reposan el uno no vivió tres años ni la otra cinco.

Delicias de sus padres fueron dichosos en su corta vida, más dichosos en su muerte felicidad sin fin, alegría pura, que jamás interrumpe amargo llanto sus almas gozan viendo la hermosura del ser eterno por esencia santo. ¡Cuán envidiable su di-chosa suerte! ¡y en un inútil, tu victoria, o muerte!”

Propiedad de José María Rodríguez Roa

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Debe destacarse que es el único sepulcro de este cementerio que informa, además de la edad de los fallecidos, la causa de muerte.1

Dolores Roa Bárcena de Camarillo men-ciona a los dos niños en su libro A mi pe-queña y adorada hijita María Enriqueta, pu-blicado por la editorial Mi Mundo:

“Nicolás, hermoso y amable niño, estas aguas que sollozan, me retratan tu faz alabastrina, y me dibujan la sonrisa en tu boca.” Y:

“Antonia, flor de apacibles colores que engalano el hogar paterno, aun creo ad-mirar en este sitio tu temprano juicio y delicadeza”.

De haber llegado a la edad adulta, segu-ramente María Antonia y Nicolás José, al igual que sus famosos hermanos José María, Dolores y Rafael, habrían contribuido al de-sarrollo de la ciudad y de México, desgra-ciadamente en la “Ciudad de las Flores”, alguna vez por culpa de la fiebre escarla-tina, no todos los capullos florecieron. Que-dando a los xalapeños la responsabilidad de preservar el recuerdo y la conservación de las tumbas de quienes nos precedieron.

1 La fiebre escarlatina, escarlatina o calentura escarlata es producida por el estreptococo-hemolítico del grupo A. Predomina en las regiones de clima templado y durante el invierno y la primavera. Tenía una incidencia muy alta, sobre todo en la población infantil, con una elevada tasa de mortalidad, antes de la aparición de los antibióticos a mediados del siglo XX. La sintomatología de esta enferme dad inicia después de un período de incubación de dos a cuatro días con fiebre (39,5°C), vómitos, escalofríos, dolor de garganta, cefalea, dolor abdominal, malestar general, faringe congestiva y con múltiples manchas de color y características variables, acompa ñadas de afección de los ganglios regionales (aumentados de tamaño y dolorosos); seguido de un período exantemático escarlatinifor me, caracterizado por un salpullido rojo en cuello y tórax que luego se disemina por todo el cuerpo o una erupción con pequeñas máculas rojas levantadas, que desaparece a los tres días dejando una piel áspera como papel de lija, descamación de la piel en punta de dedos, manos, pies e inglés y enrojecimiento brillante e hinchazón de la lengua con prominencia de las papilas llamada lengua de fresa o aframbuesada. Se creía que la tendencia a producir “hidropesía del cerebro” indicaba utilizar remedios que abrieran los “emuntorios” (órganos y conductos de excreción: glándulas sudoríparas, salivales, riñón e intestinos) mediante la utilización de sudoríficos, diuréticos y laxantes.

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CONSEJO DE LA CRÓNICA DEL MUNICIPIO DE XALAPA

Vicente Espino-Jara

Cronista

Lourdes Hernández Quiñones

Rafael Enrique Salmerón Córdoba

Carmen Boone Cánovas

Mirna Alicia Benítez Juárez

Daniel Méndez Vivanco

Gilberto Bermúdez Gorrochotegui

Sergio Rafael Vázquez Zárate

Gerardo Antonio Galindo Peláez

Raquel Torres Cerdán

José Luis Martínez Morales

Elissa Rashkin

José Miguel Torres Cházaro

Lilia Cañedo Morales

Ángel Rafael Martínez Alarcón

Julieta Arcos Chigo

José Rogelio Ibañez Espinoza

Sabino Cruz Viveros

Abel Juárez Martínez

Sagrario Cruz Carretero

Jesús Javier Bonilla Palmeros

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