PREVENCIN DEL CONSUMO PROBLEMTICO DE DROGAS
desde el lugar del adultoen la comunidad educativa
- Ministerio de Educacin de la Nacin
Presidenta de la NacinDra. Cristina FernnDez
Ministro de EducacinProf. Alberto Sileoni
Secretaria de EducacinProf. Mara ins ABrile de VollMer
Subsecretaria de Equidad y Calidadlic. Mara BrAWer
Consumo Problemtico de DrogasDra. irene SACConelic. Susana ryAn
Colaboracin Tcnicalic. Ana CAMPeloClaudia FAgABuru
DiseoMario PeSCi
Diciembre 2009
PrEvENCiN dEl CoNsuMo ProblEMtiCo dE drogas -
NDICE
Presentacin ...................................................................................................................... 5
Introduccin ...................................................................................................................... 7
Captulo 1: Algunos prejuicios y preconceptos.................................................................. 11
Captulo 2: Informacin cierta y confiable ....................................................................... 15
Captulo 3: Diferentes miradas, diferentes propuestas ...................................................... 19
Captulo 4: Qu PoDemos hACer? La prevencin en la escuela, la prevencin en la comunidad .............................................................................................................. 25
Palabras finales ................................................................................................................ 31
Bibliografa ...................................................................................................................... 33
Actividades ...................................................................................................................... 35
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PrEvENCiN dEl CoNsuMo ProblEMtiCo dE drogas -
PRESENTACIN
Hoy llegamos a la comunidad educativa con ete material que se inscribe en el marco de las acciones que estamos desarrollando ante un nuevo desafo que asume el Ministerio de Educacin: la prevencin del consumo problemtico de drogas desde el mbito educativo, con un enfoque integral que promueva la salud de todos.
Nuestro objetivo es hablar de salud, de proyectos, de realizaciones individuales y colectivas. No queremos referirnos especficamente a las sustancias, porque entendemos que no es se el camino. Las aproximaciones y herramientas habituales de prevencin basadas en un prohibicionismo a ultranza, que promueven el miedo, tanto a perder la libertad como a perder la salud y aun la vida, han demostrado ser ineficaces a la luz de los resultados obtenidos hasta el momento.
Sabemos que la exclusin social, econmica y cultural genera condiciones que claramente predisponen para el abuso y la dependencia a las drogas. Desde el Estado Nacional junto con los Estados jurisdiccionales estamos luchando contra estas condiciones. El trabajo por la inclusin educativa se inscribe en ese proyecto de pas, y para ello resulta vital avanzar en la construccin de vnculos significativos con los nios y jvenes que posibiliten que los adultos construyan una escuela donde se expliciten los problemas, los intereses y las necesidades juveniles. Slo as po-dremos desarrollar prcticas de cuidado de cada uno y de todos.
Para ello privilegiamos tener hacia cada nio, nia y adolescente una mirada y una escucha activas. Se trata de percibir las necesidades que se plantean en cada uno de ellos, en la escuela y en la comunidad donde sta se halla inserta, reflexionar sobre demandas y trabajar en las di-ficultades a partir de la participacin de los jvenes y de los adultos en proyectos de realizacin individual y colectiva.
Queremos llegar a ustedes, con informacin cierta y confiable sobre las sustancias, sobre los factores que intervienen en el consumo y con propuestas sobre lo que todos nosotros, como parte de la comunidad, podemos hacer. Necesitamos hablar del tema, sin prejuicios ni tabes, desarmar preconceptos que nos inhabilitan para entender y, por lo tanto, reducen nuestra capacidad de promover en los nios y jvenes conductas saludables, para ellos y para toda la comunidad.
Consideramos que la escuela es un sitio privilegiado de prevencin dada la gran cantidad de horas que los estudiantes pasan en ella y por ser un lugar de socializacin por excelencia junto al de las familias, un lugar de intercambio entre ellos y entre stos con sus docentes. Un espacio donde los alumnos pueden plantear inquietudes, dudas, fantasas y esperanzas.
Por ltimo, esperamos que este cuadernillo colabore con la apropiacin de una mirada diferente sobre la problemtica del consumo de drogas, que en alguna medida les facilite a los docentes el ejercicio de un rol promotor de la salud, de la inclusin, de la vida.
Prof. Alberto E. Sileoni Ministro de Educacin de la Nacin
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PrEvENCiN dEl CoNsuMo ProblEMtiCo dE drogas -
El consumo de drogas es un tema que pre-senta mltiples aristas, y en tanto tal requiere ser abordado en forma interdisciplinaria, desde los distintos campos del saber involucrados, evitando caer en explicaciones simplistas o de-terministas, cuando no fuertemente connotadas por representaciones y prejuicios propios del sentido comn. En sus problemticas, intervie-nen factores de orden individual y social, que no pueden ser considerados en forma aislada, sino que requieren una mirada integral. Aspec-tos tales como las diferentes subjetividades y las condiciones en las que ellas se producen, marcos ticos y culturales, conocimientos cient-ficos socialmente disponibles, marcos jurdicos, condiciones socioeconmicas, entre otros, no pueden ser soslayados si se desea trabajar la problemtica con la complejidad que merece y exige.
De ello se desprende que es necesario su-perar, de manera crtica, las representaciones y los prejuicios sociales con los que habitual-mente se tien los discursos sobre las drogas y sobre quienes las consumen, ya que suelen sustentarse en concepciones irracionales que, a su vez, generan discriminaciones de diversa ndole. Resulta imperioso reconocer que existe desinformacin sobre esta problemtica en la poblacin en general, pero tambin entre do-centes y profesionales de la salud, lo que con-duce muchas veces a prcticas e intervenciones que pueden ser profundamente discriminatorias, estigmatizantes, inconducentes, cuando no ia-trognicas.
Introduccin
En primer lugar, consideramos que debemos cuestionar la relacin mecnica y directa que se establece entre el consumo de drogas y la adic-cin, como as tambin la idea de que el consu-mo de drogas genera necesariamente problemas para el usuario o en su grupo o comunidad.
Del universo de personas que consumen sus-tancias, una inmensa mayora no incurrir en consumos problemticos, slo en un grupo re-lativamente pequeo en proporcin al universo de consumidores el uso adquiere caractersticas problemticas.1
Y es precisamente en este grupo donde el consumo atenta contra la salud y la construccin de proyectos de vida.
Esta perspectiva reconoce que existe un uso que puede ser problemtico. Tales son los casos de consumos compulsivos (un impulso irresistible por consumir, que no puede dejar de realizarse y cuyo correlato es la adiccin), pero tambin otros usos en los cuales no hay compulsin ni adiccin, como por ejemplo el simple hecho de probar (consumo experimen-tal) sustancias de alto nivel de riesgo para la salud, sin informacin y sin precauciones, o la exposicin a situaciones en las que el consumo de por s no sera problemtico, pero que por la situacin en la que se realiza o por la can-tidad que se consume termina sindolo, como por ejemplo, el conducir un vehculo habiendo bebido alcohol en exceso (abuso).
Ahora bien, as como con toda evidencia existe un consumo problemtico, no necesaria-mente todo consumo tiene estas caractersticas,
1 Documento sobre Usuarios de Drogas y las Polticas para su Abordaje, del ao 2009, elaborado por el Comit Cientfico Asesor en Materia de Control del Trfico Ilcito de Estupefacientes, Sustancias Psicotrpicas y Criminalidad Compleja, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
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porque no se trata nicamente de las sustancias consumidas, sino del vnculo que los individuos establecen con ellas en un contexto determina-do. Y en este sentido, es preciso considerar con especial nfasis a los sujetos y ya no a las sustan-cias, lo que permite inferir que la probabilidad de que se establezca una relacin problemtica con las drogas aumenta considerablemente en sujetos que se hallan en situacin de vulnera-bilidad bio-psico-social.
Si se aborda la adolescencia en su dimensin de construccin de identidad, autonoma y ejer-cicio de la ciudadana puede afirmarse que los jvenes atraviesan una particular etapa de tran-sicin que los hace particularmente vulnerables, con mayor intensidad an en los miembros de este grupo etario que adems son pobres.2
Entre estos ltimos, las carencias y desventa-jas que son transitorias para otros se convierten en definitivas (exclusin de servicios de salud, de educacin, de acceso a bienes culturales y de acceso al mercado formal de trabajo entre otras) y el vaco de derechos que enfrentan im-piden la construccin de un proyecto de vida. La realidad nos muestra que la poblacin ms expuesta o vulnerable al consumo problemtico es cada vez de menor edad, ms pobre y ms desprotegida socialmente, y es la que padece mayor aislamiento social. El reconocimiento de esta situacin de vulnerabilidad de ningn modo implica afirmar que el consumo proble-mtico de drogas es un asunto exclusivamente de los jvenes, ni de los pobres, ni de los j-venes pobres.
Por otra
