Primera parte LAICOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACI Ó N Las leyes fundamentales que gu í an el proceso...
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Primera parte LAICOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Las leyes fundamentales que guían el proceso de evangelización según Joseph Ratzinger Card. Stanisław Ryłko. Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos Segunda parte FE Y NUEVA EVANGELIZACIÓN Aplicación al Plan Diocesano de Pastoral y conclusión QUINTO TEMA Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad Pbro. Dr. Félix Castro Morale
Primera parte LAICOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACI Ó N Las leyes fundamentales que gu í an el proceso de evangelizaci ó n seg ú n Joseph Ratzinger Card
Primera parte LAICOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACI N Las leyes
fundamentales que gu an el proceso de evangelizaci n seg n Joseph
Ratzinger Card. Stanisaw Ryko. Presidente del Consejo Pontificio
para los Laicos Segunda parte FE Y NUEVA EVANGELIZACI N Aplicaci n
al Plan Diocesano de Pastoral y conclusi n Parroquia de Nuestra
Seora de la Soledad Pbro. Dr. Flix Castro Morales
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Primera parte LAICOS PARA LA NUEVA EVANGELIZACI N Las leyes
fundamentales que gu an el proceso de evangelizaci n Card. Joseph
Ratzinger Card. Stanisaw Ryko. Presidente del Consejo Pontificio
para los Laicos La invitacin de Cristo: Id tambin vosotros a mi via
(Mt 20, 3-4) ha de ser entendida por un nmero cada vez mayor de
fieles laicos hombres y mujeres como un llamamiento claro de asumir
la propia parte de responsabilidad en la vida y la misin de la
Iglesia La Iglesia tiene que dar hoy un gran paso adelante en su
evangelizacin; debe entrar en una nueva etapa histrica de su
dinamismo misionero.
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Por ello, no est fuera de lugar subrayar que no puede haber aut
ntica evangelizaci n sin la proclamaci n expl cita de que Jes s es
el Se or mediante la palabra y el testimonio de vida, porque el
hombre contempor neo: cree m s a los testigos que a los maestros;
cree m s en la experiencia que en la doctrina, en la vida y los
hechos que en las teor as .
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La evangelizaci n no es una actividad accesoria, sino la misma
raz n de ser de la Iglesia sacramento de salvaci n. La evangelizaci
n, asegura la Redemptoris Missio, es una cuesti n de fe, es el
ndice exacto de nuestra fe en Cristo y en su amor por nosotros .
Como dice san Pablo el amor de Cristo nos apremia (2 Cor 5,
14).
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Quien conoce a Cristo tiene el deber de anunciarlo y quien no
le conoce tiene el derecho de recibir tal anuncio. A un bautizado
siempre tiene que acompa arle tal inquietud misionera. No tengo m s
remedio y, ay de m si no anuncio el Evangelio! (1 Cor 9, 16). Esto
lo ha entendido muy bien san Pablo cuando escrib a: El hecho de
predicar no es para m motivo de orgullo.
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El Papa dice que Hablar de Dios y hablar con Dios deben ir
siempre juntos. De aqu parte el papel insustituible de la oracin
como seno de donde nace toda iniciativa misionera verdadera y
autntica. el cardenal Ratzinger subrayaba con fuerza que
evangelizar no es tanto una forma de hablar; es ms bien una forma
de vivir: vivir escuchando y ser portavoz del Padre.
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El anuncio de Cristo, el anuncio del reino de Dios, supone la
escucha de su voz en la voz de la Iglesia. Todos los mtodos son
ineficaces si no estn fundados en la oracin. Por ello, la nueva
evangelizacin jams es un asunto privado, porque detrs siempre est
Dios y siempre est la Iglesia. No hablar en nombre propio significa
hablar en la misin de la Iglesia. La palabra del anuncio siempre ha
de estar impregnada de una intensa vida de oracin.
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La segunda ley de la evangelizacin es la que surge de la
parbola del grano de mostaza, al sembrarlo en la tierra es la
semilla ms pequea, pero despus de sembrarla crece, se hace ms alta
que las dems hortalizas (Mc 4, 31-32). Las grandes realidades
tienen inicios humildes, subrayaba el entonces cardenal Ratzinger.
La parbola del grano de mostaza dice que quien anuncia el Evangelio
tiene que ser humilde, no tiene que pretender de obtener resultados
inmediatos ni cualitativos ni cuantitativos. Pues la ley de los
grandes nmeros no es la ley de la Iglesia.
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Esta ley nos protege del dejarnos llevar por el des nimo en
nuestro compromiso misionero, tal como nos lo recuerda san Pablo:
quien siembra taca amente, taca amente cosechar ; el que siembra
abundantemente, abundantemente cosechar (2 Cor 9, 6). sin por ello
dejar de eximirnos de hacer todo lo posible en nuestro
esfuerzo,
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La tercera ley de la evangelizacin es, por ltimo, la ley del
grano de trigo que muere para dar mucho fruto (cf. Jn 12, 24). En
la evangelizacin siempre est presente la lgica de la Cruz. Su pasin
es la fuente inagotable de vida para el mundo; la pasin da fuerza a
su palabra. Deca el cardenal Ratzinger: Jess no redimi el mundo con
palabras hermosas, sino con su sufrimiento y su muerte.
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Con razn escribe Tertuliano: Segando nos sembris: ms somos
cuanto derramis ms sangre; que la sangre de los cristianos es
semilla. En lo anterior vemos el peso que el testimonio de los
mrtires de la fe tiene en la obra de evangelizacin.
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Benedicto XVI en una homil a sobre los fracasos de Dios,, dec
a: Al inicio Dios fracasa siempre, deja actuar la libertad del
hombre, y esta dice continuamente no. Pero la creatividad de Dios,
la fuerza creadora de su amor, es m s grande que el no humano. [
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Qu significa todo eso para nosotros? Ante todo tenemos una
certeza: Dios no fracasa. No fracasa porque siempre encuentra modos
nuevos de llegar a los hombres y abrir m s su gran casa . Fracasa
continuamente, pero en realidad no fracasa, pues de ello saca
nuevas oportunidades de misericordia mayor, y su creatividad es
inagotable.
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El Sucesor de Pedro nos asegura que Dios tambi n hoy encontrar
nuevos caminos para llamar a los hombres y quiere contar con
nosotros como sus mensajeros y sus servidores . Esta es la raz n
por la que nunca debemos perder la esperanza.
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Segunda parte FE Y NUEVA EVANGELIZACI N FE Y NUEVA EVANGELIZACI
N Aplicaci n al Plan Diocesano de Pastoral y conclusi n El A o de
la fe Transcurridos cincuenta aos desde la apertura del Concilio,
entiende el Papa que ser oportuno recordar la belleza y la
centralidad de la fe, la exigencia de reforzarla y profundizarla a
nivel personal y comunitario, y hacerlo en perspectiva no tanto
celebrativa, sino ms bien misionera; en la perspectiva,
precisamente, de la misin ad gentes y de la nueva evangelizacin
(Angelus, 16-X-2011).Angelus
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la fe cristiana antes de ser celebrada requiere ser anunciada.
Al mismo tiempo, anunciar la fe y confirmarla, en los que ya han
recibido ese anuncio, para que la vivan en plenitud, pertenece
esencialmente al ministerio del sucesor de Pedro. dice Benedicto
XVI que extender el Evangelio llevar a otros la alegra de descubrir
a Cristo, el Hijo de Dios que se entreg en la Cruz por cada persona
es, en efecto, el mejor servicio que se puede hacer a quienes
buscan las razones profundas para vivir en plenitud su propia
existencia.
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caractersticas que ha de tener el anuncio de la fe, es decir,
la evangelizacin. Primero, que no se evangeliza de forma aislada
(San Pablo tena junto a s a Silvano, Timoteo y muchos otros
colaboradores). Y as es, porque quien anuncia la fe y la transmite
es siempre ante todo la Iglesia, comunidad de los fieles (es decir,
de los que profesan la fe cristiana); y en ella, cada uno se sabe
un miembro de ese Cuerpo, y colabora en el anuncio de la fe de
acuerdo con sus propios dones y capacidades.
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Segundo, que el anuncio de la fe debe ser siempre precedido,
acompa ado y seguido de la oraci n . Tercero, es Dios quien, por
medio de su Palabra (en ltimo t rmino, Cristo) y el Esp ritu Santo,
elige a los cristianos y les encarga difundir la fe con la plena
certeza de que dar eficacia a la evangelizaci n.
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Cuarto, el anuncio de la fe es anuncio de Jesucristo, camino,
verdad y vida (cf. Jn 14, 6); camino que conduce a la verdad y la
vida (San Agustn). Los nuevos evangelizadores estn llamados a
caminar los primeros por este Camino que es Cristo, para que los
otros puedan conocer la belleza del Evangelio que da la vida. Y por
este Camino insiste Benedicto XVI no se va solo sino en compaa: una
experiencia de comunin y de fraternidad que se ofrece a cuantos
encontramos, para que participen en nuestra experiencia de Cristo y
de su Iglesia.
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Conclu a diciendo que, a ejemplo de Cristo (cf. Mt 22, 21), la
Iglesia no se limita a distinguir el orden pol tico del religioso.
La misi n de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar
de Dios, hacer memoria de su soberan a, recordar a todos,
especialmente a los cristianos que han perdido la propia identidad,
el derecho de Dios sobre lo que le pertenece, es decir, nuestra
vida .
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El Ao de la Fe se inscribe en esta finalidad: Dar un renovado
impulso a la misin de toda la Iglesia y sacar a los hombres fuera
del desierto en el que frecuentemente se encuentran, hacia el lugar
de la vida, la amistad con Cristo que nos da la vida en plenitud.
Lo mismo les dijo a los jvenes que le acogieron en la plaza de La
Cibeles, durante la JMJ de Madrid-2011: La vida en plenitud ya se
ha aposentado dentro de vuestro ser (). Hacedla crecer con la
gracia divina (18-VIII-2011).dijo a los jvenes que le acogieron en
la plaza de La Cibeles La "vida en plenitud"
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Y as hasta su despedida: Con vuestra cercan a y testimonio,
ayudad a vuestros amigos y compa eros a descubrir que amar a Cristo
es vivir en plenitud (Discurso en el aeropuerto de Barajas,
21-VIII-2011).Discurso en el aeropuerto de Barajas