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Contenido EDITORAL.....................................................................................................................................................................................Pg.2 NUDO DEL DÍA..........................................”El Horror, el Horror...” Reflexiones sobre la justicia y la guerra. Pg.3 AL TABLERO.............................................................................................................. El ABC de la recesión económica. Pg.5 VOX.... Petro ¿El guerrillero o el Alcalde?, Colombia ¿La que perdona o la que eterniza su desgracia?. Pg.7 VOX......................................................................................................... La pobreza: Un problema de valor y poder. Pg.9 COMUNIDAD.................................................................................................................. Mensaje del Representante. Pg.11 VOX...................... De la copa rota que no beberé; Una reacción al credo de la Reforma a la Educación. Pg.12 RETROVISOR............................ Adiós al Mono Jojoy, Bienvenido Cano. Adiós a Cano, Bienvenido ¿Quién? Pg.13 CRÓNICA......................................... 26 de Octubre de 2011. Marcha estudiantil entre abrazos y botellas. Pg.16 CRÓNICA....................................................................................... Burbuju-andes si tiene ciudadanos de bien, ala. Pg.18 BLOG............................................................................................................................................................................................Pg.20 Las movilizaciones estudi- antiles que han estado presentes en distintas ciudades del país y que se han mantenido por más de tres meses, no pueden verse como un hecho aislado. Aunque el problema concreto en Colom- bia es impedir la reforma a la Ley 30, esta acción colectiva debe en- tenderse dentro de un contexto más amplio que incluye distintas movilizaciones a nivel mundial y que exigen algo parecido: Una democracia más justa y participa- tiva. Aunque cada país ha protes- tado por un problema concreto (en los casos de Chile y Colombia se aboga por la educación mientras que en el de Estados Unidos se pide una solución por la situación de la vivienda), todos piden respuestas concretas a situaciones de descontento. ¿Será este un nuevo Mayo del 68 que sí logre revolucionar las estructuras cada vez más desiguales que se han mantenido por tanto tiempo a nivel mundial? Primera Plana MARCHAS ESTUDIANTILES: Un movimiento indignado

Primera Plana MARCHAS ESTUDIANTILES: Un movimiento … · 2014-01-29 · De la copa rota que no beberé; Una reacción al credo de la Reforma a la Educación. Pg.12 RETROVISOR

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Page 1: Primera Plana MARCHAS ESTUDIANTILES: Un movimiento … · 2014-01-29 · De la copa rota que no beberé; Una reacción al credo de la Reforma a la Educación. Pg.12 RETROVISOR

ContenidoEDITORAL.....................................................................................................................................................................................Pg.2NUDO DEL DÍA..........................................”El Horror, el Horror...” Reflexiones sobre la justicia y la guerra. Pg.3AL TABLERO.............................................................................................................. El ABC de la recesión económica. Pg.5VOX.... Petro ¿El guerrillero o el Alcalde?, Colombia ¿La que perdona o la que eterniza su desgracia?. Pg.7VOX......................................................................................................... La pobreza: Un problema de valor y poder. Pg.9COMUNIDAD.................................................................................................................. Mensaje del Representante. Pg.11VOX...................... De la copa rota que no beberé; Una reacción al credo de la Reforma a la Educación. Pg.12RETROVISOR............................ Adiós al Mono Jojoy, Bienvenido Cano. Adiós a Cano, Bienvenido ¿Quién? Pg.13CRÓNICA......................................... 26 de Octubre de 2011. Marcha estudiantil entre abrazos y botellas. Pg.16CRÓNICA....................................................................................... Burbuju-andes si tiene ciudadanos de bien, ala. Pg.18BLOG............................................................................................................................................................................................Pg.20

Las movilizaciones estudi-antiles que han estado presentes en distintas ciudades del país y que se han mantenido por más de tres meses, no pueden verse como un hecho aislado. Aunque el problema concreto en Colom-bia es impedir la reforma a la Ley 30, esta acción colectiva debe en-tenderse dentro de un contexto más amplio que incluye distintas movilizaciones a nivel mundial y que exigen algo parecido: Una democracia más justa y participa-tiva. Aunque cada país ha protes-tado por un problema concreto (en los casos de Chile y Colombia se aboga por la educación mientras que en el de Estados Unidos se pide una solución por la situación de la vivienda), todos piden respuestas concretas a situaciones de descontento. ¿Será este un nuevo Mayo del 68 que sí logre revolucionar las estructuras cada vez más desiguales que se han mantenido por tanto tiempo a nivel mundial?

Primera Plana

MARCHAS ESTUDIANTILES: Un movimiento indignado

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SIN CORBATA - ED.192

Desde el día 15 de Mayo de este año, mejor conocido por su abreviatura como “El 15 M”, se puede decir que el común denominador en los medios de comunicación internacionales ha sido la publicación de noticias sobre los movimientos de “Indignados”. Esta acción colectiva nacida originalmente en España como medio para exigir una democracia más participativa y, según ellos, más real se ha expandido por todo el mundo. En sus propias palabras lo que piden es una: “Democracia real ¡YA!”. En países como Grecia, Italia, Australia, Inglaterra, Chile, Israel, y Es-tados Unidos, miles de personas en su mayoría jóvenes recién graduados, han salido a las calles a exigir, entre otras cosas, empleo y vivienda, así como el fin de los gobiernos corruptos y de los abusos del mercado. Son jóvenes que buscan que sus gobiernos les ofrezcan políticas públicas concretas que les gar-anticen un futuro mejor. Dentro de este contexto inter-nacional Colombia no se ha quedado atrás. En el país la tendencia parece mantenerse, pero son las protestas es-tudiantiles las que se han tomado las portadas de los periódicos. Desde prin-cipios de Agosto los estudiantes se han comprometido a marchar todas las se-manas hasta que el gobierno renuncie a su propuesta de reformar la Ley 30. Se oponen a que la educación se mueva por medio de créditos otorgados a los estudiantes y exigen que la inversión sea para las Universidades Públicas, no destinarla a aumentar sus deudas. Dicho por ellos mismos marchan para evitar que “la educación se vuelva una mer-cancía”. Pero Juan Manuel Santos jun-

to con la Ministra de Educación María Fernanda Campo, han sido insistentes en que la reforma será un hecho. Parece entonces que mien-tras los líderes políticos a nivel global anuncian triunfos como el asesinato de Gadafi y el de “Alfonso Cano” como muestras del “fortalecimiento de la de-mocracia”, la sociedad civil, a través de distintas acciones colectivas, está pidi-endo algo más grande. Temas como la pobreza, el acceso a la educación y el trato igualitario, han sido los ejes de los movimientos sociales locales e inter-nacionales que se han hecho sentir de manera continua durante todo este año. Aunque las reivindicaciones concretas varían de país a país, se puede decir que todas estas movilizaciones piden, al mejor estilo de los años sesenta, una sociedad más igualitaria. El problema está en que la co-municación entre lo que piden estas movilizaciones y las decisiones que toman los gobiernos es prácticamente nula. Los primeros andan por las calles,

crean canciones, se toman plazas y se resisten a seguir en el status quo. Los segundos firman papeles, negocian con empresarios, aprueban tratados y son-ríen con sus homólogos. Actúan como si fueran dos mundos totalmente distin-tos. Pero no lo son. Las movilizaciones se dan porque las decisiones que toman estos últimos afectan directamente a los que deciden salir a las calles a marchar y es precisamente el hecho de no pon-erles atención lo que los impulsa a hac-erlo. A este problema hay que su-marle el hecho que las pocas soluciones dadas por estos líderes políticos siguen siendo respuestas nacionales, sin tener en cuenta que las exigencias de estos movimientos sociales son cada vez más asuntos globales ¿Cómo hacer que un gobierno dé respuestas efectivas a problemas que son causados por un mundo cada vez más globalizado e in-terconectado? Sólo en la medida en que los poderes políticos dejen de tomar decisiones a nivel nacional y empiecen a proponer proyectos que trabajen con la complejidad de los problemas, vién-dolos como asuntos internacionales, se podrá responder a las exigencias reali-zadas por los “Indignados”. Por lo tanto, ante la fuerza que ha ido tomando el movimiento de los Indignados con sus distintas variaciones locales, toca esperar a que el movimien-to no se evapore y por el contrario, logre diseñar propuestas concretas que le per-mitan a los gobiernos entender qué es lo que piden y cómo hacerlo. Sólo así se podrá pensar en cambios de facto que permitan soñar con una sociedad menos desigual y con una comunicación real entre poderes políticos y sociedad civil.

Editorial

El problema está en que la comunicación entre lo que piden estas movilizaciones y las decisiones que toman los gobiernos es prácticamente nula.

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Ángela IranzoProfesora del área de Relaciones Internacionales - Departamento de Ciencia PolíticaUniversidad de los Andes

“No fue algo agradable”. Estas fueron las entrañables palabras con las que Barack Obama respondía, el 25 de octubre, al presentador Jay Leno cuan-do éste le preguntó sobre la forma en que murió Gadafi. Las declaraciones del Presidente estadounidense, ape-lando a un “decoro en el trato de la muerte, incluso de alguien que ha he-cho cosas tan terribles”, provocan un efecto un tanto sorprendente. Basta ad-vertir que, hace apenas una semana, la muerte del dictador libio fue seguida de un despliegue de insulsa palabrería por los líderes políticos a nivel mundial, que no exhalaba el más mínimo atisbo de avivar la reflexión que subyace a esa expresión, últimamente tan manida, so-bre las guerras justas – esté uno más o menos a favor de ella. Ni Angela Merkel, ni Hilary Clinton, ni David Cameron, ni Ban Ki Moon, ni el propio Barack Obama, entre otros, dejaron entrever en sus in-

tervenciones una reflexión moral sobre la guerra, sobre la relación entre la jus-ticia y el uso de la fuerza, sus límites moralmente asumibles, sus líneas rojas. Todos dieron su bendición a la muerte del “excéntrico tirano” interpretán-dolo como un paso favorable a la lib-ertad del pueblo libio, la justicia y el avance hacia una futura democracia. Sin embargo, cabe recordar que sería el propio Obama quien agradecería el galardón del Premio Nobel de la Paz en 2009, haciendo una alusión explícita a la existencia de guerras justas; una teoría moral elaborada por Agustín de Hipona que, al condenar la pax romana como falsa e injusta, distinguió entre el uso legítimo e ilegítimo de la violen-cia colectiva. Fue el obispo de Hipona quien defendió la existencia de guerras justas, reconociendo como tal aquél-las que se librasen en busca de un bien común y, una vez iniciadas, estuviesen sujetas a normas que protegiesen a los inocentes de sus efectos – al menos, hasta cierto punto. Quedaba de este modo estable-cida la base para la posterior distinción medieval entre el derecho a la guerra (ius ad bellum) y el derecho de guerra (ius in bello), una reflexión sobre la

guerra y la justicia que sería despojada de sus ropajes teológicos y recuperada en una versión moderna por Michel Walzer en 1977 con su famosa obra Guerras Justas e Injustas. Un razon-amiento moral con ejemplos históricos. En ella, Walzer distinguía entre el ius ad bellum, la justicia en relación al re-curso a la guerra; el ius in bello, la jus-ticia o injusticia de las conductas que se dan o pueden darse una vez iniciadas las hostilidades; y el ius post bellum, la justicia o injusticia de los acuerdos o tratados de paz, del fin de la guerra, y de la reconstrucción y rehabilitación post-bélica. Por supuesto, han sido muchas las críticas que ha recibido esta re-lectura moderna de las guerras justas. No obstante, la mención a ella en es-tas líneas sirve para situar como telón de fondo un debate normativo que, en Relaciones Internacionales, no siem-pre ha tenido la visibilidad y alcance merecido. Además, ofrece una serie de referentes ético-jurídicos, un marco

//continúa en la página 4

“EL HORROR, EL HORROR...”REFLEXIONES SOBRE LA JUSTICIA Y LA GUERRA

Estas imágenes que han dado la vuelta al mundo, que han aparecido de forma reiterada en los medios de comuni-cación, que se han colgado en Youtube y difundido en las redes sociales y que, sin embargo, no han despertado demasiada indignación, co-mentario o debate sobre las formas de hacer justicia, me conducen a tres reflexiones finales.

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//viene de la página 3 para la reflexión sobre la moralidad y la política de poder, sobre los que con-trastar esas imágenes de Gadafi, prim-ero, agonizante ante la muerte en ma-nos de sus captores y, después, como un cadáver símbolo de la victoria y exhibi-do públicamente ante la población libia. Estas imágenes que han dado la vuelta al mundo, que han aparecido de forma reiterada en los medios de comu-nicación, que se han colgado en You-tube y difundido en las redes sociales y que, sin embargo, no han despertado demasiada indignación, comentario o debate sobre las formas de hacer jus-ticia, me conducen a tres reflexiones finales. La primera de ellas, es la poca presencia que sigue teniendo el debate moral en el ámbito de las relaciones in-ternacionales – tanto entre sus artífices políticos como entre muchos de sus de-miurgos teóricos. El Primer Ministro británico, David Cameron, sentenció la muerte de Gadafi con las siguientes

palabras: “hoy es un día para acord-arse de las víctimas de Gadafi”. Por el contrario, la posibilidad de que la muerte del ex-dirigente libio haya sido un crimen de guerra de acuerdo con Derecho Internacional Humanitario, como apuntan Amnistía Internacional y Human Rights Watch exigiendo una investigación independiente, mostraría la exaltación de una justicia vengativa

al estilo Far West que ha llevado justa-mente a lo contrario: impedir el dere-cho de las víctimas de Gadafi a llevarlo ante la justicia y obtener verdad, justi-cia y reparación. Cabe no olvidar que en junio de 2011 la Corte Penal Inter-nacional ordenó la captura del líder li-bio, de su hijo, Saif el Islam, y del jefe del espionaje interior, Abdulá Senusi, por presuntos crímenes de lesa humani-dad. La captura de Gadafi pudo haber ido seguida de su entrega a la Justicia Internacional pero esto no ha sucedido. Por el contrario, como ha expresado la fiscalía de la Corte Penal Internacional, la muerte de Gadafi es una mala noticia para las víctimas, para la justicia inter-nacional y un preámbulo poco halagüe-ño sobre el lugar que el respeto y pro-tección de los derechos humanos van a ocupar en el futuro político de Libia. Y todo ello, con la complicidad silenciosa de los líderes políticos internacionales. La segunda reflexión se refiere

//continúa en la página 6

Barack Obama Afirmó que la muerte Gadafi abre

“una oportunidad al pueblo libio para decidir su propio destino. Los libios tienen ahora frente a ellos una gran responsabilidad. Esperamos una transición hacia elecciones libres y democráti-cas”, añadió. “Los Estados Unidos estamos juntos como nación y ayudaremos y protegeremos a los ciudadanos libios”.

El secretario general de las Naciones Uni-das (ONU), Ban Ki-moon sostuvo que

“el camino de aquí en adelante para Libia y su pueblo será difícil y lleno de desafíos. Ahora es el momento de que todos los li-bios se unan”.

Por su parte, el prim-er ministro británico, David Came-

ron, sostuvo desde Londres que “es un día para acordarse de las víctimas de Gadafi. Cameron afirmó que está muy orgulloso del papel que tuvo su país en la alianza internacional contra el régimen libio. Asimismo sostuvo mediante un breve mensaje que “hoy es un día para recordar a las víctimas de Gadafi, a aquel-

los que murieron en conexión con el ataque terrorista al vue-lo de Pan Am y obviamente to-das las víctimas del terrorismo”.

La canciller alemana tampoco se hizo es-perar y sostuvo que el fallecimiento de Gadafi deja libre el camino para un nuevo comienzo pacífico en el país. “Esto pone fin a una sangrienta guerra que libró Gadafi contra su propio pueblo. El camino aho-ra está finalmente claro para un inicio político renovado, en paz. Alemania está aliviado y muy feliz por esto”, dijo Merkel en un comunicado.

Todos dieron su bendición a la muerte del “excéntrico tirano” interpretándolo como un paso favorable a la libertad del pueblo libio, la justicia y el avance ha-cia una futura democracia.

ALGUNAS AFIRMACIONES DE LOS LÍDERES POLÍTICOS DESPUÉS DE LA MUERTE DE GADAFI

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Entrevista a Marc Hofstetter PhD en EconomíaJohns Hopkins UniversityProfesor AsociadoUniversidad de los Andes

SIN CORBATA: En palabras sim-ples, ¿Qué es lo que ocasionó la crisis económica en Estados Unidos y Eu-ropa? ¿Son causas diferentes? ¿En qué fallaron los gobiernos?

MARC HOFSTETTER: El origen fue el problema hipotecario. El mercado fi-nanciero, estaba subregulado, no había ningún control del gobierno. En esen-cia, y debido a esta falta de regulacion, se prestaba dinero sin ninguna vigilan-cia llevando al sistema financiero a ten-er un exceso de crédito para vivienda. Como muchas personas querían ad-quirir vivienda, los precios de ésta au-mentaron significativamente. Con estos nuevos precios, la gente empezó a que-bar, no podía pagar y no tenía los res-paldos suficientes para adquirir nuevos créditos. A esta situación se le sumó que el aumento de precios que no es-taba fundamentado en la economía sino en un exceso de crédito y de expectati-vas positivas que no se materializaron,

creó una burbuja. Cuando la burbuja estalló, el sistema financiero entró en “crisis”. Hay que tener en cuenta que la economía Norteamericana está en gran medida basada en el sistema financiero, lo que en esta situación llevó a que más que una crisis financiera, hubiera una crisis económica. El problema fiscal de Europa, por su parte, se agudizó con la crisis de Estados Unidos. Las importaciones de EEUU cayeron, afectando sobre todo a la “zona euro” y a una parte de los paises latinoamericanos. Esta disminución en los bienes de importación generó una oferta relativamente grande reduciendo los precios de estos productos. La caída de los precios, los bajos niveles de im-portacion y el problema fiscal que es-taba en Europa desde antes de la crisis de Estados Unidos, fue el origen de las recesiones de muchos paises de la zona euro. En este sentido, el euro, fue más una maldición que una bendición, pues los países que estaban en crisis y necesitaban ciertas regulaciones de la economía como la disminución de la tasa de interés o un aumento en la masa monetaria, no encontraron vía para sus necesidades en el Banco Central de la zona euro. Esto se debe a que el ciclo económico de los países que adoptaron el euro como moneda oficial y sistema económico, no es el mismo al de los paises como Alemania, lo que impide que en una situacion de crisis el Banco Central tome decisiones que realmente los favorezcan.

SC: ¿Qué implicaciones tiene una crisis económica como esta para los modelos económicos tradicionales?

MH: En economía hay muchos mod-elos. Es muy dificil creer que un sólo modelo sea capaz de captar toda la complejidad de la economía global. Lo

que creo es que más alla de una impli-cacion para los modelos tradicionales hay un llamado a la humildad por parte de todos los teóricos. Antes de esta cri-sis, no se habia moderado la relevancia de un sector financiero sin regulación y, no se tenía certeza sobre qué incor-porar en los modelos. Hoy en día, se ha hecho un esfuerzo por restringir el sistema financiero, por cambiar la ten-dencia de metas inflacionarias muy ba-jas en píises desarrollados y de tasas de interés cercanas a cero.

SC: ¿Qué consecuencias políticas pu-ede traer estas crisis?

MH: En EEUU probablemente está en juego la releección de Obama. El de-bate sobre esta decisión va a girar en cómo les ha ido durante estos años de mandato y si han sabido o no manejar la crisis. En Europa, el mal manejo fiscal y del sistema financiero va ir en contra del gobierno que ha estado manejando el poder en los diferentes países. Van a haber consecuencias a nivel institucion-al, v.g., la existencia del euro se pondría en tela de juicio; a nivel partidista en mi opinión, la gente va a castigar a los par-tidos que tenían el poder en estos años

//continúa en la página 6

EL ABC DE LA RECESIÓN ECONÓMICALAS RAZONES SENCILLAS QUE NADIE EXPLICA Y MUCHOS NO SABEN

La caída de los precios, los bajos niveles de importa-

cion y el problema fis-cal que estaba en Europa

desde antes de la crisis de Estados Unidos, fue el

origen de las recesiones de muchos países de la zona

euro.

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“El Horror, El Horror...” Reflexiones sobre la justicia y la guerra//viene de la página 4a la total ausencia de un debate ético entre los profesionales del periodismo. La libertad de expresión, vértice de su labor, entra en tensión a diario con otros valores morales y derechos. Sin embar-go, la propia decisión de mostrar y di-fundir las sensibles imágenes exhibidas sobre la muerte y el cadáver de Gadafi, no ha ido seguida de ningún cuestion-amiento. No parece haber suscitado nin-guna duda u opinión inquietante sobre el deber ser del proceso informativo: hasta dónde y en base a qué argumentos sopesados, la tensión entre la libertad de expresión y el derecho a la digni-dad de las personas - incluso una vez muertas –, puede vencer hacia un lado o hacia el otro. Por el contrario, hasta el momento, estas tensiones se silencian,

se ocultan, como si no existiesen y la decisión tomada no fuese sino el canal de transmisión de un hecho objetivo que como es, se muestra. Hemos asis-tido a una exaltación espectacularizada de una forma de justicia vengativa y no está nada claro cuál es su valor añadido en términos de contenido informativo. Y, finalmente, los últimos hechos desencadenados en el marco del conflicto libio ofrecen un termómetro con el que medir los umbrales de sensi-bilidad de la sociedad o, por lo menos, de parte de la sociedad occidental – con la que convivo. Parecemos inmuniza-dos al dolor, a la barbarie, a un sentido de la justicia “civilizado”, contrario al “ojo por ojo, diente por diente”. Es como estar bajo los efectos de un som-nífero que debilita la memoria impi-diendo retener el curso de los hechos, reflexionar y posicionarse sobre ellos;

que acentúa la indiferencia, disfrazada por algunos de escepticismo vital; y que reduce los niveles de sensibilidad hacia lo humano, la humanidad, y, con ello, los estándares de justicia a reclamar. “El horror, el horror ...” son las palabras con las que Marlon Brando, General del Ejército estadounidese, denunciaba en Apocalypse Now la barbarie implícita en la hipocresía de-shumanizadora de unos estándares de moralidad no respetados en el acto de la guerra.

//viene de la página 6 de crisis y apoyará a nuevas e innovado-ras visiones sociales y económicas. En general, la existencia y configuracion de las actuales instituciones que tenían el poder, van a ser fuertemente cuestio-nadas y castigas por la población.

SC: ¿A raíz de esta crisis, se gestarán y fortalecerán algunos movimientos so-ciales?

MH: Hay gente furiosa porque está sin empleo, porque hay una alta inflación y en general, porque la economía esta en recesión. En España estan los “In-dignados” por ejemplo, y en el resto de Europa ha habido varios movimientos y revueltas. El problema es que no existe una posición ni es claro lo que piden. Sí, no hay empleo, pero eso no es algo que las autoridades puedan cambiar con sólo dar una orden. Para mí, no es claro lo que quieren y piden los participantes de estas revueltas. No son movimientos sociales, son gente molesta que pide soluciones, pero dichas soluciones lle-varán tiempo en realizarse.

SC: ¿Cómo se dio la caída de las bol-sas? ¿Fue por la intervención de algún

político que nombró en su discurso la palabra “recesión”?

MH: Bueno, la caída de las bolsas está en buena parte relacionada con lo que la gente cree que va a pasar, eso significa que si hay indicios de recesión, la gente va a cambiar sus expectativas y con ello el valor de las bolsas. En otras palabras, si las cosas no van bien, la gente cree que le va a ir mal, y los precios de los activos serán muy bajos. Si esto sucede,

los inversionistas empiezan a pedir re-tornos más altos para asegurar su capi-tal, lo que lleva a poner en un riesgo mayor la situación fiscal del pais.

Al final, los precios de los activos dis-minuyen, primero por expectativas y segundo porque la demanda es muy baja debido a los altos niveles de re-tornos que se piden. El anuncio de un “político” sobre una recesión, es sólo una de las posibles causas que influy-eron en la caida de las bolsas.

Para ver el artículo de EL PAIS referenciado en este artículo,

ir a:http://www.elpais.com/articulo/

internacional/diplomacia/EE/UU/vigila/peligros/transicion/

elpepiint/20111027elpepiint_3/Tes

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Juan Sebastián Ossa MorenoEstudiante de Ingeniería CivilUniversidad de los Andeshttp://juansebastianossa.blogspot.com/

No se habían terminado de contar los votos en Bogotá, cuando ya muchos opinaban sobre el próximo in-quilino del Palacio Liévano. Tal como mostraron las distintas encuestas de opinión, ninguno de los candidatos contaba con una amplia mayoría y por esto, ganase quien ganase, se generaría una gran polémica. Sin embargo, cu-ando era evidente el triunfo de Gustavo Petro, el debate se tornó más controver-tido y la intolerancia no se hizo esperar. A diferencia de lo que se esperaba, los colombianos del siglo XXI no olvidan, y todavía incluyen su participación en el grupo guerrillero M-19, como ar-gumento a la hora de descalificar su proyecto político.

Hace unos meses escribí un artículo en el que intenté describir la situación que vive la Gran Bretaña con-temporánea, cada vez que se revive el pasado imperialista inglés sobre Irlan-da. Mencioné lo difícil que ha sido rec-onciliar una sociedad donde conviven aquellos que apoyaban a Inglaterra, y aquellos que defendían un Estado au-tónomo. Como dije en esa oportunidad, 100 años no han sido suficientes para sanar las heridas en el sur de la Isla, y mucho menos han bastado los 13 años que han pasado desde el acuerdo del Viernes Santo, (que logró la paz en el norte), para armonizar esta región. En la calle las diferencias mantienen a la sociedad dividida, y no permiten solu-cionar los problemas que alguna vez fueron excusa para crear o perpetuar el conflicto. Acá en Colombia han pasado más de 20 años desde la única des-movilización de grupos guerrilleros.

En ese entonces se logró reintegrar a la vida civil a un buen número de combat-ientes, y se les permitió a sus máximos líderes participar en el ruedo político. Parecía la solución ideal para terminar el extenso conflicto en Colombia, pues después del desarme de los pequeños, vendrían las negociaciones con el ELN y las FARC, y se esperaba que las co-sas llegaran a un feliz término, radical-mente diferente al que tuvo la Unión Patriótica. El resultado de todo esto es el que conocemos hoy en día. Ni el go-bierno, ni la guerrilla, ni la sociedad estuvieron a la altura de la situación, y todo fracasó. Sin embargo, a pesar de esto algunas cosas positivas se pudi-eron rescata: Colombia modernizó su constitución con gran participación de desmovilizados, le dio cabida a un movimiento político legal de izqui-erda, e intentó enviar el mensaje que al menos en teoría, el uso de medios pacíficos era una alternativa posible para aquellos que sustentaban la lucha armada. Tal parece que esa idea no fue entendida por muchos que todavía hoy, siguen juzgando a aquellos que hace 20 años quisieron distanciarse de los vio-lentos, acogiéndose al indulto creado por el Estado colombiano. Petro es una de esas perso-nas que creyó en las armas, pero que acogió el llamado a la reconciliación hecho por Virgilio Barco y ultimado por su sucesor César Gaviria. Juzgar su pasado contextualizándolo en la Colombia contemporánea, puede gen-erar juicios de valor errados y bastante injustos. Es difícil decir que el país de hace 30 años justificaba más o menos el actuar guerrillero. Sin embargo, la

//continúa en la página 8

PETRO¿EL GUERRILLERO O EL ALCALDE?

COLOMBIA¿LA QUE PERDONA O LA QUE ETERNIZA SU DESGRACIA?

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//viene de la página 7 Colombia de los Años 80, de la que se exiliaron futuros premios Nobel, en la que se empezaron a crear las estructuras paramilitares modernas, en la que se cometieron numerosas masacres, la que mantenía a casi la mitad de su población bajo la línea de pobreza y la que asesinó impunemente políticos, sindicalistas y periodistas, difícilmente tiene la autori-dad moral de criticar a una persona que llegó al extremo de tomar un arma para defender su posición. No quiero justificar el pasado del alcalde electo, y mucho menos pretendo hacer una apología a la guer-rilla, lo que pienso es que juzgar a una persona sin fundamentos puede lle-var, como en este caso, a difamar un proyecto político nuevo que podría hacer mucho bien a la ciudad y al país. Petro estuvo en la guerrilla, pero le-galizó su actuar cuando vio la oportu-nidad de hacer política. Aquellos que para contradecirlo dicen irónicamente: “Guerrillero desmovilízate! En 20 años puedes ser Alcalde”, no sólo dan mues-tra de su falta de argumentos, sino que

no aportan al complejo proceso de rein-serción que empezó hace muchos años, pero que sólo terminará el día en que no haya paramilitares ni guerrilleros en Colombia. Esta frase se debería usar no en tono de burla, sino como argumento para decirle a aquellos que siguen en las armas que hoy más que nunca, no les quedan argumentos para no dejarlas. La muerte de Cano y la alcaldía de Petro, le muestran a los guerrilleros los dos caminos por los que pueden optar. La intolerancia de una sociedad puede blo-quear la que para mí, es la única opción para acabar de raíz con el eterno con-flicto que vivimos. En cuanto a aquellos que sus-tentan su posición en el hecho de que mientras exguerrilleros son elegidos para cargos públicos, hay cientos de miembros de la fuerza pública presos por actos similares, creo que en nues-tra historia, no ha habido la necesi-dad de nombrar militares alcaldes o presidentes para que influencien en la política nacional. Además cuando hay necesidad de aplicar justicia, no mu-chos reciben penas ejemplares por sus

errores. Sin embargo, dado el caso de un nuevo proceso de paz, no estaría mal que ellos reciban ayudas jurídicas, por razones diferentes pero con beneficios similares a los que recibió Petro 20 años atrás, y que hoy le permiten ser al-calde de Bogotá. Sólo espero que dado el caso, no se repitan los errores del último experimento con los paramili-tares, y en serio se promueva la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición. Factores que para las víctimas pueden ser más importantes, que ver a tal o cual persona impedida de hacer política por medios legales. No espero que con esto todo el mundo apoye a Petro, hay muchas otras dudas válidas que se pueden tener al re-specto de su gestión, sólo quiero que si alguien tiene algo que decirle, lo diga pensando en el futuro político de la ciu-dad y no en el pasado del país. Yo soy el primero que aspiro que quienes votaron por él vigilen su gestión, y que aquellos que no, le hagan oposición por el bien de Bogotá. Pero aspiro que estos últi-mos entiendan que en esa labor no está en juego únicamente una ciudad, sino un país que ojalá no deba esperar 100 años para encontrar la reconciliación.

Tal parece que esa idea no fue entendida por muchos

que todavía hoy, siguen juzgando a aquellos que

hace 20 años quisieron distanciarse de los

violentos, acogiéndose al indulto creado por el

Estado colombiano.

roman_d_ortiz Roman D. Ortiz Desigualdad o Pobreza?

El problema no es desigualdad es pobreza. Cuba es una sociedad

igualitaria y miserable. Yo prefiero EE.UU. Y usted?3 Nov

DCoronell Daniel Coronell Por decirlo de otra manera, Santos manda más con liberalismo y Cambio Radical que con los (pocos) nostálgicos de la U.30 Oct

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Ferén BarriosFilósofo y estudiante de Maestría en FilosofíaUniversidad de los Andes

La medición de la pobreza ha consistido tradicionalmente en la sub-ordinación de los factores sociales, como la salud y la educación, a factores económicos como el ingreso y el así lla-mado nivel de vida; en consecuencia, las políticas adoptadas por los gobier-nos en la lucha contra la pobreza, son principalmente de carácter económico. Pero este enfoque no ha probado ser útil para disminuirla y ha obligado a modificar poco a poco su aproximación al problema. Al tiempo que se avanza en los modos de medición empírica de la pobreza, menos posible parece, en la realidad global, lograr un retroceso de su crecimiento. Sin embargo, enfoques radicalmente distintos sí son posibles. Desde que Friedrich Nietzsche pusiera en el centro de su crítica a la tradición filosófica el concepto de valor, se abrió la posibilidad de comprender los fenó-menos sociales a partir de una teoría genealógica del valor, según la cual las relaciones sociales y los modos de vida particulares son el resultado de valo-raciones emergentes en el devenir de las fuerzas que reorganizan constante-

mente el cuerpo social. Desde este en-foque, podríamos subordinar “la po-breza como problema económico” a “la pobreza como problema de valores”. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoce la necesidad de ampliar los criterios de medición de la pobreza desde lo puramente económico hacia las condiciones de vida, marcando un desplazamiento de un criterio económi-co de pobreza dado en el Índice de Po-breza Humana (IPH) hacia un criterio más amplio dado por el Índice Multidi-mensional de Pobreza (IMP):

“Si bien el ingreso es fundamental, también debemos tomar en cuenta si la gente puede llevar una vida salud-able y prolongada, si tiene oportu-nidad de reci¬bir educación y si es libre de aplicar sus conocimientos y talentos para configurar su propio destino. Ese reconocimiento redunda en el reciente desarrollo del índice multidimensional de pobreza”1.

Sin embargo, no hay razón para pensar que la multidimensionalidad del

concepto de pobreza dada en el IMP abarque realmente la multiplicidad de contextos y modos de vida que denomi-namos pobreza. Y es que los “sujetos” del IPH y el IPM son prácticamente el mismo: las personas con bajo ingreso y carentes de capital. Pero un concepto de valor como el que Nietzsche introduce en su filosofía histórica puede dar lugar a una visión de la humanidad que brinda her-ramientas para comprender el fenóme-no de la pobreza como el resultado de unas fuerzas que atraviesan el cuerpo social y, situándose en el ámbito de las valoraciones, dan lugar a las relaciones de poder en las que es posible la po-breza.

Valor, poder y los límites de la concepción convencional de la pobreza

La ampliación del concepto de pobreza debería redundar en la comp-rensión que se tiene de sus causas, así

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LA POBREZA: UN PROBLEMA DE VALOR Y PODER

Al tiempo que se avanza en los modos de medición empírica de la pobreza, menos posible parece, en la realidad global, lograr un retroce-so de su crecimiento.

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//viene de la página 9como en las estrategias que se utilizan para combatirla. Una de las propues-tas para llevar a cabo esta ampliación es planteada en los Informes sobre De-sarrollo Humano, y consiste en la cor-relación de diversos aspectos como el ingreso, la salud y los derechos. Por un lado, en el IDH el prob-lema de las causas históricas de la po-breza tiene muy poca relevancia. De otra parte, probablemente, una historia universal no es posible: es necesario abordar la pobreza contextualmente, tratando directamente las problemáti-cas y marcos de referencia pertene-cientes a las sociedades concretas y evitando aplicar una forma general y universal de análisis. De eso se dieron cuenta ya en Reino de Bután, donde no se mide el Producto Interno Bruto, sino la Felicidad Interna Bruta, haciendo un esfuerzo por descentrarse del esquema dominante de evaluación impuesto por las instituciones internacionales. Nietzsche, al introducir en su filosofía histórica el concepto de valor intentó mostrar cómo toda la experi-encia humana es atravesada por valo-raciones o juicios de valor. Se esfuerza por hallar la procedencia histórica de las creencias y de los sentimientos y por responder a la pregunta por cómo he-mos llegado a esas formas específicas de asumir la vida. El valor de una cosa es una característica que se atribuye a una cosa en función de su utilidad para la preservación y el crecimiento de cier-ta forma de vida. Entonces, ¿qué formas de valor-ación están en juego en la forma conven-cional de aproximarse a la problemática de la pobreza? Ciertamente no un modo de valoración histórico que tenga en cuenta los procesos de producción de la pobreza. Esos procesos, según Ni-etzsche, están determinados por cierto movimiento histórico de fuerzas:

“Todas las valoraciones son resul-tado de determinadas cantidades de fuerza (...)Las pulsiones [inclina-ciones] son la consecuencia de valo-raciones largamente abrigadas que ahora obran instintivamente como un sistema de juicios de placer y

dolor. Primero forzosidad, luego, acostumbramiento, luego necesidad, luego, inclinación natural”2.

Si las valoraciones hacen parte de la vida y determinan la forma de vida una de las preguntas que los estu-diosos de la pobreza deberían hacerse es, primeramente, qué tipo de valora-ciones han dado lugar a la clasificación del pobre como tal. Habría también que preguntarse por qué tipo de fuerzas, de subyugaciones, han dado lugar al fenó-meno de la pobreza. Ese punto de vista, no consiste en poner el origen de la po-breza en la dominación o la explotación de unas clases sobre otras. Se trata de mostrar la dinámica en la que la domi-nación del pobre ha sido posible gra-cias a cierta configuración de valores que operan transversalmente es decir, como un juego de fuerzas que no va de un lado hacia el otro directamente, sino que se configura como valoraciones que dominan, tanto en el pobre como en el que no lo es, produciendo la distinción entre el pobre y el rico, o entre distin-tos niveles de pobreza o riqueza. Para explicar que una forma de valoración pueda ser dominante, hay que concebir el valor de la mano del poder, esto es, el valor en tanto que fuerza movilizada y direccionada.

La medición de la pobreza como práctica gubernamental

Según Foucault, el poder es la acción de unos sobre otros, no como mecanismo jurídico de permisividad o

prohibición sino “en términos de tec-nología, de táctica y de estrategia”3, como “un conjunto de mecanismos y procedimientos cuyos papel o función y tema, consisten precisamente en asegu-rar el poder”4. De otra parte, Foucault establece en la Historia de la sexuali-dad, una relación constante e indisolu-ble en la vida moderna entre el poder y el saber. Ahora bien, concentrándonos en la especificidad del Estado moderno, podemos argumentar que las carac-terísticas propias de un saber sobre la pobreza se pueden entender en el con-texto de lo que Foucault llama guberna-mentalidad, término que, en el sentido específico que nos interesa aquí, puede definirse como

“el conjunto constituido por las in-stituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esa forma bien específica, aunque muy compleja, de poder que tiene por blanco principal la población, por forma mayor de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de seguri-dad”5.

Pues bien, desde el punto de vista de esas relaciones de fuerza entre las cuales se halla esa forma dominante que llamamos “gobierno”, la medición de la pobreza podría ser considerada como un instrumento de la economía política gubernamental. Por otro lado, en la crítica de la medición de la po-breza es necesario, además de su cara-cterización como práctica de gobierno, una investigación histórica de cómo,

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Por otro lado, en la crítica de la medición de la pobreza es necesario, además de su caracterización

como práctica de gobierno, una investigación histórica de cómo, en qué contexto y con qué fines, se comenzó a medir la pobreza y cómo ha influido ese saber, en su

movimiento y devenir, en el gobierno de la población y, especialmente, en el gobierno de los pobres.

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//viene de la página 10en qué contexto y con qué fines, se comenzó a medir la pobreza y cómo ha influido ese saber, en su movimiento y devenir, en el gobierno de la población y, especialmente, en el gobierno de los pobres.

¿Y el empoderamiento, qué?

En años recientes, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo han adicio-nado al análisis y medición empírica de la pobreza y el bienestar la noción de “empoderamiento”. Se ha definido “empoderamiento” como la posibilidad de controlar el propio proceso de de-sarrollo y (...) [que] se refiere especial-mente a la acción colectiva por parte de los afectados para superar los obs-táculos de una desigualdad estructural, la cual les puso previamente en una

posición de desventaja”6. Con el concepto de empoder-amiento se busca también establecer el desarrollo como un derecho inalienable. A pesar de semejante ampliación de mi-ras, no se responde a la pregunta por el origen histórico de la pobreza. Es inne-gable que esa idea de empoderamiento es dictada por instituciones guberna-mentales y organismos internacionales, y se plantea como criterio valorativo para comprender el grado de desarrollo de los individuos y las sociedades. Por ese motivo, este concepto sigue siendo insuficiente para satisfacer la necesidad de ampliar el concepto de pobreza. Sos-tengo, por tanto, la necesidad de cues-tionar qué modos de valoración están en juego al concebir el desarrollo como empoderamiento, cómo operan esos modos de valoración en el gobierno de la población y cómo se ha desarrollado, en sociedades específicas, el fenómeno de la pobreza.

REFERENCIAS1. Informe mundial sobre desarrollo humano 2010. La verdadera riqueza de las naciones: caminos al desarrollo humano. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Nueva York, 2010. p. iv.2. NIETZSCHE, Friedrich. Fragmentos pós-tumos. Vol. III (1882-1885). Tecnos. Madrid, 2010. n. 25[460].3. FOUCAULT, M. Microfísica del poder. Ediciones La Piqueta,. Madrid, 1976. p. 1544. FOUCAULT, M. Seguridad, territorio y población. Fondo de cultura económica. p. 165. Ibíd., p. 136.6. KEMPF, Isabel. Desarrollo humano versus empoderamiento: ¿puede el enfoque de desarrollo humano explicar adecuadamente la pobreza de los pueblos indígenas? el caso de los Maasai en Kajiado, Kenia. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2004. p. 12.

Un saludo para toda la comu-nidad del Departamento de Ciencia Política. En este momento nos encon-tramos al final de un semestre académi-co más, y estamos en la recta final de otro año que se acaba. Espero que todo les haya salido bien en este año. Qui-ero aprovechar este espacio para con-tarles que hemos empezado a trabajar en una propuesta para que se abran los cursos inter semestrales para el área de metodología en el próximo año. En las reuniones que he tenido con difer-

entes profesores he tenido una retroali-mentación positiva hacia la propuesta que planteo, sin embargo todavía queda un camino por recorrer. Seguiremos tra-bajando para conseguir este objetivo. También quiero anunciarles que estoy trabajando en una campaña de comunicación para resaltar a los es-tudiantes de Año Básico y mostrarles a quienes entren a la Universidad el próximo año de la necesidad de seguir el programa de metodología, para evi-tar que estos estudiantes se atrasen y puedan terminar su carrera sin prolon-garla innecesariamente. Finalmente quiero informarles que a partir de en-ero 16 de 2012 empezará a funcionar un blog en la red, donde los estudiantes puedan leer sobre los acontecimientos que ocurren en el Departamento y estar enterados de las actividades que realiza el Representante Estudiantil. El blog quedará como una plataforma para que futuros Representantes lo utilicen como

medio de comunicación con el estudi-antado. Quiero agradecer al periódico SinCorbata por este espacio tan impor-tante que permite informar a los estudi-antes sobre las actividades que realiza el Representante Estudiantil. Quiero aprovechar para invitar a la comunidad a estar pendiente de las comunicaciones que por Facebook, el CEU y por medio de la Coordinación Académica estaré enviando para invitarlos al acto de ren-dición de cuentas de este primer semes-tre como su Representante Estudianti, que se llevará a cabo la semana com-prendida entre el 14 y el 18 de noviem-bre, es decir la última semana de clases.

Muchas Gracias por su atención,

Santiago Tamayo DazaRepresentante Estudiantil por el De-partamento de Ciencia Polí[email protected]

MENSAJE DEL REPRESENTANTE

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Felipe Guerra BaqueroEstudiante de Ciencia Política y Derecho Universidad de los Andes

El respetable columnista Ale-jandro Gaviria me recuerda a la Iglesia contra la que reacciona la Teología de la Liberación. La alienación benigna de Gaviria se fundamenta en que cada persona ha de edificar el rol social que le ha tocado y en el reconocimiento del individuo como agente de cambio, gra-cias a su potencial creativo. Pero en la presentación de su argumento, no hay una relación positiva entre los dos fac-tores, puesto que la subordinación es antagonista de la creación. Si bien es cierto que los seres humanos son ca-paces de desarrollar cualquier clase de tarea, un ser humano llamado a subor-dinarse no podrá desempeñarse en el área de su interés sino a cumplir con su rol social. Básicamente, para pasar al tema de la reforma, si naciste pobre, debes ser un(a) buen(a) pobre y aten-erte a las consecuencias: no tener la ca-pacidad adquisitiva para acceder a una educación pre-escolar y escolar, con lo cual no podrás acceder a educación su-perior, puesto que no tienes los méritos económicos (dinero) y simbólicos (edu-cación) para ello. Entonces, si se entiende el dere-

cho a la educación como un bien públi-co al cual se accede mediante el méri-to, el Estado deja a un lado su función social de prestar un servicio público y, con esto, acciones afirmativas univer-sales y focales. Además, tal propuesta carece de contenido teleológico, contra lo cual los opositores a la reforma se han armado de un sinfín de argumentos. El argumento del marxismo de cajón que ataca Alejandro Gaviria, es el sigu-iente; la educación es un instrumento de aprendizaje y de emancipación que otorga al humano las herramientas para crear, y no sólo obedecer. A esto debe sumársele el fundamento de una concepción del ser humano, la cual ha de estar contenida dentro de lo sigu-iente: Cada quien, como afirma Joseph Beuys, debe proyectarse de manera positiva en el plano social, introducien-do así una teleología individualista en la que el humano es un fin en sí mismo, en oposición al utilitarismo económico que trata a los humanos como medios para fines. Si se les permite a los co-lombianos hacer parte de la formación de la nación y de su propio destino y no sólo del ciclo económico, se abren las puertas para mecanismos participativos democráticos en los que el conjunto so-cial confía en apelar, quitándole así fun-damentos a la resolución de conflictos por medio de la violencia. Por ende, ha de proponerse un elemento teleológico nuevo en la función de la educación: la siembra de humanos que se proyectan positivamente como fines individuales y sociales en sí mismos y de un suelo sobre el cual se puede distanciar la so-ciedad colombiana de su “cultura vio-lenta” y de su falta de confianza en la democracia. Rodolfo Arango muestra, en su columna, que el 25% de los colombi-anos cree en la democracia. Lo cual me lleva a pensar que el otro 75% estará ensoñado con autoritarismos fascistas o comunistas, o con algo menos totali-

tario y más relacionado con en estado de opinión uribista. ¿Qué tanto cambia la sociedad colombiana si se permite que la reforma a la educación se someta a criterios de productividad y tecnifi-cación? Los ciudadanos colombianos excluidos del ciclo económico podrán hacer parte de éste mediante la inser-ción en la economía: ahora trabajan y pueden consumir, un avance en materia de desigualdad económica. ¿La función social de la educación es permitir a los ciudadanos insertarse en el mercado laboral y en el mundo del consumo? La reforma a la educación superior peca en contenido al ausentar en su articu-lado una propuesta más elaborada de la relación universidad-sociedad, la cual se simplifica en una ecuación económi-ca de estudiar para trabajar y keynesi-ana de a mayor crecimiento económi-co, garantizado por la inserción de sectores excluidos al ciclo económico, mayor crecimiento social. En cambio, los detractores de la reforma proponen labrar el campo social para que crezca la sociedad y se integre la democracia, permitiendo crecimiento económico al ofrecerles las herramientas a las

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De la copa rota que no beberé; Una reacción al credo de la Reforma a la Educación.

Entonces, si se entiende el derecho a la educación como un bien

público al cual se accede mediante el mérito, el

Estado deja a un lado su función social de prestar un servicio público y, con esto, acciones afirmativas

universales y focales.

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//viene de la página 12personas para que proyecten su indi-vidualidad positivamente en el plano social. El problema de los argumentos señalados en la columna de Alejandro Gaviria recae en desplazar del debate a la filosofía, guardándola en un cajón, puesto que son las ideas sobre las cuales se fundan las posiciones de los conten-dientes de las correlaciones de fuerzas y los balances de éstas los que dan re-sultado a los paradigmas sociales. Por ende, no es ilegítimo traer a colación argumentos filosóficos en una reforma que no sólo tiene como objetivo la edu-cación, sino la creación de un suelo fé-rtil para el crecimiento social. El Gobierno pecó en exclusión

de las propuestas estudiantiles, del profesorado, del ASCUN, entre otros detractores que se van sumando a me-dida que pasa el tiempo, y el castigo a su pecado es la respuesta de organi-zación social y de creación de espacios de participación democrática. En su seno se están desarrollando elaborados argumentos de oposición a la reforma, y cada vez se van conquistando las mentes de personas desinformadas o de adultos que han perdido la convicción, después de haber visto como miles de propuestas de cambio social han per-dido sus piernas en un campo minado o han cortado su boca en las copas rotas en las cuales el gobierno, las élites y los actores armados han ofrecido sangre en

momentos de sed. Con esto, la balanza de la correlación de fuerzas va a encon-trarse con un capital material y sim-bólico que a los quilates de los lingotes del sector productivo y de la “unidad nacional” le quedará difícil balancear. Los objetivos de movimiento estudi-antil han de ser re-politizar el Estado colombiano para impedir que los cri-terios técnicos de las élites económicas del sector productivo, beneficiadas por la reforma a través de instituciones que forman la mano de obra que ellos de-mandan, y a los colombianos que han perdido la esperanza y que están estruc-turados en credo de la ecuación estu-diar para trabajar, vivir para trabajar.

Maria Paula Hoyos CarreroDirectora de SinCorbataPolítologa y estudiante de HistoriaUniversidad de los Andes

En un conflicto interno como el colombiano la persecución de las cabe-cillas parece el máximo propósito de las Fuerzas Armadas. Sin embargo esta no es una estrategia única de Colom-bia. Más bien se puede ver como una tendencia que se presenta en distintas luchas tanto nacionales como internac-ionales. No en vano la muerte de Osa-ma Bin Laden el pasado mes de Mayo fue vista por la opinión pública en gen-eral y por distintos gobiernos como un triunfo dentro de la guerra en contra del terrorismo internacional. Con el asesinato de “Raúl Reyes” y “Tirofijo”, con la muerte del “Mono Jojoy” y ahora con “Alfonso

Cano” dado de baja en combate, vale la pena preguntarse qué tan efectiva es esta estrategia de guerra. No hay duda que la muerte de un líder desestabiliza a sus seguidores y el proceso de en-contrar un reemplazo toma tiempo de adaptación que puede debilitar al grupo afectado por un lado, y darle tiempo y fortaleza al bando contrario. Sin embargo, esta inestabilidad no implica en ningún caso el triunfo del bando que dio el “golpe duro”. Tampo-co lleva necesariamente a la rendición definitiva del bando debilitado. Sim-plemente es una ventaja en cuestiones de tiempo dentro de una coyuntura de guerra. Mientras unos estarán bus-cando la reestructuración de la organi-zación los otros tendrán un tiempo de gracia para seguir atacando. No hay que olvidar que lo que se ha ganado es tiempo. Nada más. En Colombia parece que, con los últimos golpes dados a las FARC,

las Fuerzas Armadas han ganado un tiempo valioso para seguirlos debil-itando, pero hay que reconocer que un conflicto no se puede medir únicamente con el número de bajas. La muerte de algunos de sus líderes no implica que la organización se desmantele ni tampoco elimina los problemas estructurales que en un principio generaron este conflicto en el país.

//continúa en la página 14

Adiós al Mono Jojoy, Bienvenido CanoAdiós a Cano, Bienvenido ¿Quién?

Mientras unos estarán buscando la reestructuración de la organización, los otros tendrán un tiempo de gracia

para seguir atacando. Lo que se ha ganado es tiempo.

Nada más.

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Sí, nada más que una rosa, pero de sangre. Y bien roja como a él le gustaba: roja, liberal y asesina. Porque él era un mal-hechor, un poeta de la muerte. Hacía del crimen una de las más bellas artes. Mataba, se desquitaba, lo mataron. Se llamaba “Desquite”. De tanto huir había olvidado su verdadero nom-bre. O de tanto matar había terminado por odiarlo.

Lo mataron porque era un bandido y tenía que morir. Merecía morir sin duda, pero no más que los bandidos del poder.

Al ver en los diarios su cadáver acribillado, uno descubría en su rostro cierta decencia, una autenticidad, la del perfecto ban-dido: flaco, nervioso, alucinado, un místico del terror. O sea, la dignidad de un bandolero que no quería ser sino eso: ban-dolero. Pero lo era con toda el alma, con toda la ferocidad de su alma enigmática, de su satanismo devastador.

Con un ideal, esa fuerza tenebrosa invertida en el crimen, se habría podido encarnar en un líder al estilo Bolívar, Zapata, o Fidel Castro.

Sin ningún ideal, no pudo ser sino un asesino que mataba por matar. Pero este bandido tenía cara de no serlo. Quiero decir,

había un hálito de pulcritud en su cadáver, de limpieza. No dudo que tal vez bajo otro cielo que no fuera el siniestro cielo de su patria, este bandolero habría podido ser un misionero, o un auténtico revolucionario.

Siempre me pareció trágico el destino de ciertos hombres que equivocaron su camino, que perdieron la posibilidad de dirigir la Historia, o su propio Destino.

(continúa en la siguiente página)

//viene de la página 13 Bajo estas circunstancias y sin ir más lejos les dejo las palabras del nadaísta colombiano Gonzalo Arango,

quien en la época de la Violencia ya había señalado los problemas que deja pensar el triunfo de la guerra única-mente con la baja de algún “vándalo”

y que ayudan a reflexionar o tal vez no, sobre las muertes del “Mono Jojoy”, “Tirofijo” y ahora sobre la de “Alfonso Cano”.

Elegía a “Desquite”

Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿no habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir?

Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: Des-quite resucitará, y la tierra se volverá a regar de

sangre, dolor y lágrimas.

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(viene de la página anterior)

“Desquite” era uno de esos: era uno de los colombianos que más valía: 160 mil pesos. Otros no se venden tan caro, se en-tregan por un voto. “Desquite” no se vendió. Lo que valía lo pagaron después de muerto, al delator. Esa fiera no cabía en ninguna jaula. Su odio era irracional, ateo, fiero, y como una fiera tenía que morir: acorralado.

Aún después de muerto, los soldados temieron acercársele por miedo a su fantasma. Su leyenda roja lo había hecho temible, invencible.

No me interesa la versión que de este hombre dieron los coman-dos militares. Lo que me interesa de él es la imagen que hay detrás del espejo, la que yacía oculta en el fondo oscuro y enig-mático de su biología.

¿Quién era en verdad?

Su filosofía, por llamarla así, eran la violencia y la muerte. Me habría gustado preguntarle en qué escuela se la enseñaron. El habría dicho: Yo no tuve escuela, la aprendí en la violencia, a los 17 años. Allá hice mis primeras letras, mejor dicho, mis primeras armas.

Con razón... Se había hecho guerrillero siendo casi un niño. No para matar sino para que no lo mataran, para defender su dere-cho a vivir, que, en su tiempo, era la única causa que quedaba por defender en Colombia: la vida.

En adelante, este hombre, o mejor, este niño, no tendrá más ley que el asesinato. Su patria, su gobierno, lo despojan, lo vuelven asesino, le dan una sicología de asesino. Seguirá matando has-ta el fin porque es lo único que sabe: matar para vivir (no vivir para matar). Sólo le enseñaron esta lección amarga y mortal, y la hará una filosofía aplicable a todos los actos de su exist-encia. El terror ha devenido su naturaleza, y todos sabemos que no es fácil luchar contra el Destino. El crimen fue su cono-cimiento, en adelante sólo podrá pensar en términos de sangre.

Yo, un poeta, en las mismas circunstancias de opresión, miser-ia, miedo y persecución, también habría sido bandolero. Creo que hoy me llamaría “General Exterminio”.

Por eso le hago esta elegía a “Desquite”, porque con las mis-mas posibilidades que yo tuve, él se habría podido llamar Gon-zalo Arango, y ser un poeta con la dignidad que confiere Rim-baud a la poesía: la mano que maneja la pluma vale tanto como la que conduce el arado. Pero la vida es a veces asesina.

¿Estoy contento de que lo hayan matado?

Sí.

Y también estoy muy triste.

Porque vivió la vida que no merecía, porque vivió muriendo,

errante y aterrado, despreciándolo todo y despreciándose sí mismo, pues no hay crimen más grande que el desprecio a uno mismo.

Dentro de su extraña y delictiva filosofía, este hombre no reconocía más culpa, ni más remordimiento que el de dejarse matar por su enemigo: toda la sociedad.

¿Tendrá alguna relación con él aquello de que la libertad es el terror?

Un poco sí. Pero, ¿era culpable realmente? Sí, porque era libre de elegir el asesinato y lo eligió. Pero también era inocente en la medida en que el asesinato lo eligió a él.

Por eso, en uno de los ocho agujeros que abalearon el cuerpo del bandido, deposito mi rosa de sangre. Uno de esos disparos mató a un inocente que no tuvo la posibilidad de serlo. Los otros siete mataron al asesino que fue.

¿Qué le dirá a Dios este bandido?

Nada que Dios no sepa: que los hombres no matan porque naci-eron asesinos, sino que son asesinos porque la sociedad en que nacieron les negó el derecho a ser hombres.

Menos mal que Desquite no irá al Infierno, pues él ya pagó sus culpas en el infierno sin esperanzas de su patria.

Pero tampoco irá al Cielo porque su ideal de salvación fue in-humano, y descargó sus odios eligiendo las víctimas entre ino-centes.

Entonces, ¿adónde irá Desquite?

Pues a la tierra que manchó con su sangre y la de sus víctimas. La tierra, que no es vengativa, lo cubrirá de cieno, silencio y olvido.

Los campesinos y los pájaros podrán ahora dormir sin zozobra. El hombre que erraba por las montañas como un condenado, ya no existe.

Los soldados que lo mataron en cumplimiento del deber le cap-turaron su arma en cuya culata se leía una inscripción grabada con filo de puñal. Sólo decía: “Esta es mi vida”.

Nunca la vida fue tan mortal para un hombre.

Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿no habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir?

Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces pro-fetizo una desgracia: Desquite resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas.

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Salomé Cohen MonroyEstudiante de Ciencia PolíticaUniversidad de los Andes

Llegué a mi casa a las 6:15 pm con dolor en cada uno de los músculos de mi cuerpo, con hambre y quemada por el sol. Abrí la puerta y me recibi-eron con chistes: “llegó la subversiva”. Obvio. Salomé siempre fue la niña “juiciosa”, tranquila, que muy pocas veces había retado a alguna autoridad y que cuando lo había hecho, había sido “de una buena forma”. Cuando dije que iba a protestar fue una sorpresa, sobre todo porque era la primera vez que iba, cuando la marcha de ese día estaba le-jos de ser la primera. Después le pre-gunté a mi mamá que si había salido algo en las noticias y me dijo que sí, que en los adelantos habían mostrado cómo habían destruido unos cajeros y “grafiteado”, una vez más, el centro de la ciudad. Pocas veces en mi vida me había sentido tan frustrada: ¿Cómo era posible que después de lo que vi, lo que viví, lo único que sacaran fuera eso? Bueno, quiero advertir que tal vez el lector pueda sentirse incómodo, inconforme e incrédulo ante lo que le estoy diciendo. Pues, como ya dije, esta

era la primera vez que salía a marchar. Hace muy poco me enteré de lo que im-plica la aprobación de la Ley 30 y hasta ahora tomé posición. Soy una estudi-ante de Ciencia Política de tercer se-mestre de la Universidad de los Andes a la que el mundo se le abrió cuando en-tró a la universidad y a la que todavía le

falta mucho por conocer, pero que aún así quiere compartir esta experiencia increíble. Ahora sí desde el principio. En Facebook leí que la marcha empezaba a las 12:40. Puntual, me senté sola en el parque del ML de frente a las personas de la Mesa Amplia Estudiantil Unian-dina que estaban ya reunidas. No era capaz de ir para allá; no conocía a nadie y me sentía metida, vestida diferente, y sentí que me iban a mirar como un bi-cho raro. Estando ahí empecé a darme cuenta que había un ambiente diferente a lo que esperaba. Era amigable, había una buena onda. Mientras intentaba di-simular, sacando una Revista Semana, pasó algo que hizo que me parara, me llenara de “coraje” y fuera a unirme al grupo. Cuando empezaron a cantar los estudiantes reunidos, una niña que es-taba con un grupito de niños sentados al lado mío dijo: “hijueputas que grafitean el centro”. Primero pensé: “Qué bruta, no sabe lo que habla” después me llené de ánimos y dije: “Tengo ir y ser parte de algo que sé que va más allá de rayar

las paredes”. No voy a negar que tenía miedo, miedo a que llegaran los famosos en-capuchados a dañar todo, a ser violen-tos y quedar atrapaba en medio de un disturbio estudiantil Dos palabras que suenan peligrosísimas cuando a uno le han vendido siempre que son sinóni-mos de papabombas, piedras y gases lacrimógeno. Llegué y vi a un amigo. Lo saludé, me saludó, me dio la espalda y siguió con su conversación. Al rato me preguntó “¿Qué haces ahí parada?”, y le dije “voy a protestar”. Él intentando disimular su cara de incredulidad me sonrió y siguió conversando. Después llegó mi mejor amiga del colegio y ya no me sentí tan incómoda. También era su primera protesta y, como yo, no se sabía ninguna de las canciones. Me empezaron a entrar los nervios porque cuando empezara la cosa yo no iba a saber cómo actuar, si me iba a quedar parada a un lado o qué. Ya habían can-tado un poco cuando llegaron los de la

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26 de Octubre de 2011Marcha estudiantil entre abrazos y botellas

Abrí la puerta y me recibieron con chistes:

“llegó la subversiva”.

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//viene de la página 16Universidad Distrital y empecé a sentir ese vacío, esa euforia, eso en el estóma-go que eriza la piel. Algo había oído del abraza-tón pero me imaginé que nos íbamos a abrazar unos a otros y vi lo más bonito de toda la protesta. A medida que pasa-ban los de la Distrital abrazaban a los 8 o 10 pelagatos, perdón, de los policías antimotines que estaban en el ML. A mi también me abrazaron y un abrazo siempre es reconfortante, eso ayudó a quitarme el miedo. Ya me estaba apren-diendo las canciones. Y cuando me di cuenta, las estaba gritando, estaba ag-itando los brazos y aplaudiendo, tan natural que me extrañó de mi misma. No me conocía esa faceta. Bajamos por Las Aguas como hasta la Iglesia y ahí nos encontramos con la delegación del Rosario. Paramos el tráfico, volvimos a subir, corrimos y nos fuimos por la car-rera del SD camino a la Tadeo. Yo es-taba asombrada de la cantidad de gente (no eran tantos como en las otras mar-chas, pero reitero: era mi primera mar-cha). Yo me sentía cada vez más parte de algo grande y entendí el significado de la psicología de masas de Freud. Mientras bajábamos una señora, con sus añitos ya, nos saludaba desde una ventana en las torres verdes detrás del SD batiendo una bandera blanca. También buses, taxis y algunos carros nos pitaban con ritmos de aprobación y con “thumbs up”. La banda sonora era:

“…soy estudiante soooooy estudianteyo quiero estudiar

para cambiar la sociedadvamos a la lucha!”

(aquí me vuelvo a disculpar por las im-precisiones, tengo pésima memoria) Llegamos a la séptima y otra vez me asusté un poco, ahora sí, lejos de los Andes estaba a la suerte de lo que fuera a pasar. Yo venía encantada, esto que estaba haciendo parecía mentira y pensé: “Sería increíble que todo fuera así y dejar callados a personas como esa niña del parque del ML” y de pronto pasó la primera cosa que me dio rabia. Unos 4 estudiantes, en un círculo, es-taban llenando una botella de agua con aguardiente. No quiero que esto suene

moralista, soy la última con autoridad para juzgarlos, pero era estúpido tomar en ese momento; muchas veces el trago vuelve agresiva a la gente. En ese mo-mento vi a los primeros encapuchados mientras esperábamos las delegaciones de las universidades públicas. Se no-taba tanto que no eran parte de esto. Parecían intrusos con una mala energía. A ellos sí les sentí esa agresividad que me imaginé en la marcha. Y me di cuenta de la pintura que cargaban, los Aerosoles, su forma ruda de caminar. Qué impotencia. A pesar de esto me siguió sor-prendiendo la creatividad de la gente. Ojalá yo fuera así. Llevaban carteles, pintura del cuerpo y algunos no lleva-ban nada. Ni siquiera ropa. El ambiente se sentía tan familiar y agradable, a donde me volteaba había sonrisas, can-ciones nuevas muy creativas y chisto-sas, como la de la mazamorra, que por no meterme en problemas no voy a re-producir acá. No sé por donde había tres personas asomadas en una terraza y les cantamos lo que le habíamos can-tado a muchos: “Oiga mirón, únase al montón que su hijo es estudiante y usted trabajador”, a lo que un señor en-corbatado respondió: NO. Qué pendejo hacer eso frente a una masa de estudi-antes que protestan por lo que repre-senta su futuro. Lo abucheamos. Hasta ahí sentí que estaba bien, pero algunos empezaron a lanzarle botellas de plás-tico y el señor hizo señas con su celu-lar como si fuera a denunciarnos con la policía o algo así. todo empeoró cuando le lanzaron una botella de vidrio que menos mal no lo tocó y se reventó en la pared de un edificio. La respuesta de todos nosotros fue gritar mucho “¡Sin violencia! ¡Sin violencia!”, y ahí me volví a tranquilizar viendo que son muy pocos los que siguen actuando violenta-mente. En la Plaza de Bolívar estuvi-mos tranquilos y mientras llegaban to-das las universidades, las escaleras del Congreso se llenaron de estudiantes que abrazaron a los antimotines y cantaron cada vez más. Yo me quedé abajo pero oí una pequeña explosión que hizo que corriera a encontrarme con mi amiga

arriba pues nos habíamos jurado que no nos separaríamos por nada. Allá arriba vi las masas de estudiantes que cada vez llenaban más y más la plaza. Vién-dolos a todos me pasó algo parecido a lo que se siente ver un monumento que uno vio durante años en la televisión o en las películas pero que cuando lo ve en la vida real, siendo el mismo monu-mento, es algo diferente. Incroyable. En ese momento abracé a una policía, fuerte, con amor. Todavía no entiendo por qué. Otra vez fue algo que me salió natural. No me respondió el abrazo. Unos minutos después caminando me encontré con la mirada indescifrable de otro policía y como por inercia lo abra-cé a el también, qué antipático, tampo-co me abrazó de vuelta. Cuando nos fuimos, a las 5pm, sentí que el peor incidente fue el de la botella de vidrio. Me sentí orgullosa de haber sido parte de esto y le dije a mis amigos que esperaba que siguiera así para que los medios no tuvieran con qué desmeritar nuestra voz. Hablando de eso, vi las noticias de RCN. Solo sé que, desde lo que viví, se quedaron cor-tos “informando”, hicieron especial én-fasis en “Pese a la tranquilidad…” para contar lo de los cajeros y finalmente hicieron algo que me ofendió hasta el alma: ¡No mencionaron a los Andes! Y ahora que lo pienso, “a pesar” de que la delegación de la Universidad estuvo muy animada y más numerosa de lo que esperaba, la indiferencia sigue siendo el común denominador. Qué triste, aterrizo de nuevo y me acuerdo que la mayoría de mis com-pañeros son más parecidos a la niña del ML que a los que fueron conmigo a protestar.

Ya me estaba aprendiendo las canciones. Y cuando me di

cuenta, las estaba gritando, estaba agitando los brazos y aplaudiendo, tan natural que

me extrañó de mi misma.

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Matías González GilEstudiante de Derecho yPresidente del círculo de participación LGBTI Universidad de los Andes

Cuando pensé en qué escribir para este espacio, no sabía si hacer un texto provocador sobre mis experi-encias sexuales indecentes y fuera de la moral cristiana: ¿Tal vez confesar algu-na experiencia con sustancias ilegales? ¿Quizás hablar de los lugares en Uni-andes donde estudiantes se encuentran para…? Todas estas preguntas me las hacía mientras hablaba con un amigo y caminábamos rumbo a mi casa a eso de las 10:45 pm. En la misma acera soli-taria caminaban dos hombres en sen-tido contrario. De un momento a otro, tenía la mano de un desconocido entre mi pecho y mi cuello y otra allá abajo. Estaba arrinconado contra las rejas de mi propio edificio mientras oía gritos de mi amigo y la voz de mi ofensor, un joven quizás de mi misma edad, pidién-dome “la plata y el celular, la plata y el celular”. Mi mente era un caos pero mi cuerpo respondía de forma automática a las órdenes de este personaje. La mano

allá abajo me hacía preguntarme si iba a ser víctima de algún delito sexual, si era sólo un robo, si era una broma, pen-sando en qué le estaba haciendo a mi amigo el otro hombre, será qué me iban a “cascar por marica”, entre otros inter-rogantes que pasaban por mi cabeza. Finalmente, entregué mi Blackberry rojo de 350,000 pesos y corrí con mi amigo hasta mi edificio. Aproximadamente dos minutos más tarde, y de casualidad, pasaba una patrulla de policía a la que acudimos nerviosos, todavía sin digerir todo lo ocurrido y con sobredosis de adrenali-na. Ingresamos a la patrulla y empeza-mos a recorrer la manzana. “¿Cómo son? ¿Los ven por ahí?” - preguntaban en voz alta los dos policías. Mi amigo y yo nos miramos “morenos, de gorra

y chaqueta gruesa” –dijo él. “¿Son esos?”- preguntó uno de los policías mientras señalaba a dos hombres”. “No, son negros, negros” – dije yo. Mi amigo y yo cruzamos una segunda mi-rada casi con culpabilidad y vergüenza mientras violábamos nuestros códigos de diplomacia al no referirnos a ellos como “afrodescendientes”. “Ahí están, son ellos, son ellos!”- dijimos los dos señalando. Los policías realizaron una requisa, encontraron mi Blacberry rojo de 350.000. Allí, estábamos dos Uni-andinos cumpliendo nuestro deber de “entregar esos hampones”, de sacar de la calle a “esa gente que de milagro no los mataron” y por supuesto “haciendo justicia porque quién los manda…”. Yo intentaba no mirarlos a los ojos, tenía miedo de que memorizaran mi rostro y tomaran represalias más tarde. Después de ir al CAI, nos lle-varon a la URI de la Fiscalía a eso de la media noche para que me devolvieran el famoso Blackberry rojo de 350.000 y para denunciar lo ocurrido. Mientras estábamos allí, los policías decían con honor que “por fin habían cogido ese par de negros que tenían azotada esa zona”. Mientras esperábamos a que nos llamaran a contarle lo que pasó al in-vestigador judicial, fuimos testigos de varios dramas de nuestra realidad co-lombiana. Entre esos, una mujer mal-tratada por su esposo policía, con rostro inflamado y ensangrentado, que decía tener miedo de denunciarlo porque no

//continúa en la página 19

BURBUJU-ANDES SI TIENE CIUDADANOS DE BIEN, ALA.

Allí, estábamos dos Uniandinos cumpliendo nuestro deber de “entregar esos hampones”, de sacar de la calle a “esa gente que de milagro no los mataron” y por supuesto “haciendo justicia porque quién los

manda…”

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//viene de la página 18era la primera vez. Mis sentimientos es-taban encontrados, mis ideas contrari-adas y la ansiedad me carcomía. ¿Y si no hubiera nacido en una familia mani-zaleña que puede pagar la matrícula de la Universidad de Los Andes y mi Blackberry rojo de 350.000? ¿Y qué tal si yo tuviera el mismo acento cho-coano que los que me habían hurtado y estuviera en Bogotá por la falta de oportunidades y la inmensa brecha de desigualdad? ¿Si hubiere tomado la de-cisión de cambiarme de andén sin in-tentar derrotar mis inculcados prejuici-os racistas? ¿Cómo se comparaba mi situación traumática y violenta a la de la mujer maltratada? ¿Qué tan banal era mi Blackberry rojo al lado del inmenso miedo de una víctima del machismo? Aún peor ¿qué era mi Blackberry rojo al lado de los dos a seis años de cárcel a los que se iban a enfrentar mis ofen-sores? ¿Cómo no pensar qué me estaba convirtiendo en victimario al llamarlos negros y al ser parte de un sistema que, por un lado, permite que yo obtenga

con facilidad un Blackberry rojo y es-tudie en La Universidad de los Andes, mientras que dos jóvenes chocoanos se ganan la vida a punta de Blackberrys rojos? ¿Cómo no pensar que yo y mi pa-sividad como joven apolítico encerrado en la BURBUJU-ANDES era parte del problema al no revelarse frente a un sis-tema excluyente que castiga con violen-cia al mismo sujeto excluido? ¿Cómo sentir que estaba cumpliendo mi deber de ciudadano al denunciar sabiendo que la pena en Colombia no resocializa y es desproporcionada? ¿Cómo callar la voz de aquella intervención de un afrodescendiente que habló durante un foro académico que criticaba la forma en la que el sistema penal sólo casti-gaba a los más marginados? ¿Cómo no sentirme hipócrita y doble moralista por sentirme culpable cuando nunca me habían preocupado mis dramas circundantes? ¿Cómo me atrevía a lla-mar injusticia que en la Universidad no hubieran suficientes sillas para mi clase de Contratos? Finalmente, se hizo justicia:

me devolvieron mi celular. Allí estaba yo con mi Blazer Zara hablando de mi Blackberry rojo desde la sala de espera de una URI diciéndole a mami y papi mi terrible situación, mi “drama”. Hoy este Uniandino -y ejemplar ciudadano por no ser cómplice de los delitos y de-nunciar-, se encuentra en BURBUJU-ANDES redactando este artículo en el tercer piso de la Biblioteca del Edificio Mario Laserna mientras toma café de OMA y se come una arepa de las Moni-tas. ¿Y esos peligrosos negros? En la cárcel y quizás aprendiendo a delinquir. Creando pasado judicial para no recibir trabajo en un futuro, ya no por negros, sino por criminales. Ese es el lugar que merecen por meterse con un Uniandino e interrumpirle su mundo de fantasía, de chaquetas Zara, de rumbas en An-drés, de bien, de su compromiso so-cial por rezar, decirles monitas y tratar como humanos a sus empleados, hacer trabajitos de Sociología Jurídica que lo hacen sentir proactivo y ser parte de revolucionarios y empoderados Círcu-los de Participación. Quién los manda a obligarme a mirar más allá del chat de mi Blackberry rojo de 350.000 e in-terrumpirme mis importantísimas con-versaciones sobre el trabajo del 35% de Pruebas y sobre la pelea de un amigo con su novio.

¿Cómo sentir que estaba cumpliendo mi deber de ciudadano al denunciar sabiendo que la pena en Colombia no resocializa y es desproporcionada?

hectorabadf Hector Abad Por favor: respeto por las minorías uribistas.

30 Oct

VLADDO Vladdo FF El DAS no tenía razón social, ni moral, ni ética, ni nada... Es más: no tenía razón.1 Nov

LauSamm Laura Samantha

#CiudadSinMemoria? Para los que dicen creer en “Dios” Un

hombre es bueno en cualquier momento independientemente de su pasado.

30 Oct

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Pedro Oswaldo HernándezMonitor Taller de Metodología

Respecto a la movilización estoy de acuerdo, quizás hay aspectos en los que no comparto el tipo de acciones. Sin embargo en los últimos días ha habido cambios en la forma de movilizarse, con acciones más simbólicas, con menos vías de hecho por ejemplo protestas que hacen daño en el bien público. Estoy de acuerdo, creo que debe revisarse la reforma a la ley 30 pero no creo que sea conveniente retirar el proyecto de ley como tal. Quizás se deben aprovechar los espacios institucionales del Con-greso mismo para modificarla y adec-uarla, pero considero que una reforma a la educación es válida y necesaria. Cla-ro está debe revisarse la financiación y los programas que no son tan mer-cadeables como Artes y Humanidades y otros tipos de materias. Pero es válida la movilización, es interesante la forma como se están movilizando y muy lla-mativa. al comienzo pensaba que están haciendo? Entonces me parece que es muy simbólico y muy interesante.

¿Qué opinan nuestros estudiantes sobre la reforma a la ley 30 y las movilizaciones estudiantiles en rechazo a la reforma?

Mateo AdarveMonitor Guerra Fría Global y Taller de Metodología

Con respecto a las marchas estu-diantiles, pienso que tienen su derecho a protestar, pero también pienso que no han tenido propósitos claros para hacer la protesta. Es decir, puntos específicos para cambiarle a la ley. Se han enfocado en hacer discusiones muy genéricas que están muy politizadas, que no pueden apreciar los aspectos técnicos de la ley. Entonces en este sentido, pienso que si bien la ley tiene problemas, el ambiente de las universidades públicas ha gener-ado una polarización entre los sectores del Gobierno y los estudiantes, sin tra-tar en realidad de mirar qué se puede corregir en especifico. Concretamente, en la Universidad como estudiantes privilegiados, podríamos aportar mu-cho al debate, pensando en lo que puede aportar la Universidad. Puntualmente en el programa “Quiero Estudiar”, pu-ede pensarse en cómo como ampliarlo y cómo la Universidad puede retribuir de alguna manera a personas de estratos más bajos para que puedan ingresar y estudiar en la Universidad. Lo que se puede hacer es un debate con el Rec-tor para afrontar y ver cómo se puede ayudar a las personas que podrían verse afectadas por la reforma a la ley 30.

María Alejandra Velásquez Integrante del Periódico SinCorbata

Sobre la movilización de los es-tudiantes, además de ser un derecho de cada uno de los ciudadanos, pienso que no hay personas más indicadas que los estudiantes para manifestarse motiva-dos por su desacuerdo con la Reforma a la ley 30. Creo que es de admirar que miles de estudiantes en todo el país hagan uso de los medios democráticos para reclamar uno de sus derechos fun-damentales. También considero que no es sólo una movilización en contra de la reforma sino en busca de un cambio al sistema educativo en Colombia. Se bus-ca una mayor cobertura pero sin dejar a un lado la calidad de la educación; des-tinar mayor parte del presupuesto a la educación, como dicen algunos de los manifestantes, “Que el Estado se gaste en un estudiante lo mismo que se gasta en un soldado.” Además que la edu-cación en Colombia no sólo se encargue de generar profesionales sino también ciudadanos con responsabilidad social. Es un hecho que la educación en Co-lombia necesita de una urgente reforma y en eso se está de acuerdo con el gobi-erno, pero el debate está en cómo y qué reformar.

SinCorbata es un periódico comprometido con una posición plural y crítica, por lo cual está abierto a la expresión de diversos puntos de vista. Cada autor es responsable, por el contenido de su artículo, el cual no refleja necesariamente la posición de SinCorbata, ni compromete a los miembros de su consejo editorial, ni al departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes.

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