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CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
Proceso nº 34779
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrado Ponente:
FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO
Aprobado Acta No.260
Bogotá D.C., veintisiete (27) de julio de dos mil once (2011).
VISTOS
Resuelve de fondo la Sala el recurso de casación
interpuesto por el defensor del procesado, quien dijo llamarse
JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS, contra la sentencia de
segunda instancia proferida por el Tribunal Superior de Medellín,
el 3 de noviembre de 2009, mediante la cual revocó la dictada por
el Juzgado Décimo Penal del Circuito y en su lugar, lo condenó
como autor responsable del delito de homicidio.
HECHOS
El 16 de febrero de 2007, en horas de la noche, Stella
Córdoba Arias se encontraba departiendo con Israel Díaz
Oliveras al interior del establecimiento comercial “Las Palmeras”,
ubicado en la carrera 56 N. 54-03 de Medellín, cuando de manera
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intempestiva apareció su compañero sentimental, quien luego de
decirle, “aquí era donde estabas trabajando”, le propinó a ella
una puñalada por la espalda, causándole la muerte, luego de lo
cual emprendió la huida.
Momentos después, el homicida se presentó ante las
autoridades de policía, confesando la autoría del hecho y
señalando que su nombre era Juan Esteban Mosquera Palacios
indocumentado, ante lo cual se le tomó reseña decadactilar y
registro fotográfico, quedando a disposición de la fiscalía.
ANTECEDENTES PROCESALES RELEVANTES
1. En audiencia del 7 de febrero de 2007, se declaró la
ilegalidad de la captura por lo que se dispuso su inmediata
libertad, dado que éste no fue capturado, sino que se presentó de
manera voluntaria en la estación de policía perteneciente al lugar
de los hechos.
2. En aras de formular imputación, la Fiscalía inició el
trámite pertinente para que el indiciado fuera declarado persona
ausente, procedimiento que se cumplió el 18 de abril de 2007
ante el Juzgado 27 Penal Municipal con Función de Control de
Garantías de la ciudad de Medellín, previo emplazamiento de
quien dijo llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios. Los
elementos materiales probatorios aportados para establecer a
qué persona debía vincularse, fueron el acta de derechos del
capturado, la verificación de arraigo, copia de la reseña
decadactilar y fotográfica del indiciado y oficio de la Registraduría
Nacional del Estado Civil en el que se reportó la imposibilidad de
encontrar identificación en su base de datos.
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3. El 11 de diciembre de 2008 se formuló imputación en
ausencia a Juan Esteban Palacios Mosquera como autor del
delito de homicidio, y el 16 del mismo mes y año, se presentó
escrito de acusación, cuya formulación fue llevada a cabo el 17
de febrero de 2008 ante el Juzgado 10º Penal del Circuito de
Conocimiento de Medellín, en donde se descubrieron, entre otros
elementos materiales probatorios, la tarjeta decadactilar del
acusado y su reseña fotográfica.
4. La audiencia preparatoria se surtió el 7 de julio de 2009
sin que las partes realizaran algún tipo de estipulación probatoria.
La fiscalía enunció como prueba documental, además de otras, la
tarjeta decadactilar del imputado, sin embargo no precisó con qué
testigo o de qué forma introduciría ese documento.
5. Durante el juicio, se practicaron las pruebas solicitadas
por las partes. De las incorporadas por la fiscalía, ninguna de
ellas encaminada a acreditar la identificación o individualización
del procesado, pues todas se dirigieron a demostrar la
materialidad del delito, la responsabilidad del acusado y las
circunstancias en las que se presentó ante las autoridades de
policía luego de cometido el hecho.
6. Finalmente el Juez 10º Penal del Circuito de Medellín, el
25 de agosto de 2009, emitió fallo de carácter absolutorio a favor
del procesado, al existir serias dudas sobre la individualización e
identificación de éste. La decisión fue recurrida por la Fiscalía
General de la Nación.
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7. El Tribunal Superior de Medellín, en fallo del 4 de mayo
de 2010 revocó la sentencia de primera instancia y condenó a
Juan Esteban Mosquera Palacios por el delito de homicidio,
argumentando que el procesado se encuentra plenamente
individualizado a través de su registro decadactilar y su reseña
fotográfica, tal y como quedó consignado en la audiencia
preliminar en la que se declaró persona ausente y en la que
previamente se había ordenado su emplazamiento, documentos
que en ese momento fueron puestos a disposición de las partes.
Al revocar la absolución, el Tribunal impuso al procesado
una pena de 208 meses de prisión como autor del delito de
homicidio simple, guardó silencio en torno a la pena accesoria y
le negó el subrogado de la suspensión condicional de la condena
y la prisión domiciliaria, disponiendo la captura de Juan Esteban
Mosquera Palacios.
8. Teniendo en cuenta la manifestación del apoderado de la
víctima en la audiencia en la que el Tribunal de Medellín, revocó
la sentencia absolutoria, de promover el incidente de reparación
integral, la Corporación antes de proferir el fallo condenatorio,
ordenó la devolución del asunto al Juez 10º Penal del Circuito de
la misma ciudad, con el fin de agotar el trámite incidental. Es así
como en decisión del 15 de febrero 2010, el sentenciador de
primer grado impuso el pago a cargo del procesado de la suma
de mil salarios mínimos por concepto de perjuicio moral, decisión
contra la cual no se interpuso ningún recurso, siendo incorporada
a la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Medellín.
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9. Contra la anterior decisión, la defensa interpuso el
recurso de casación, el cual fue admitido en auto del 26 de abril
del año que trascurre.
LA DEMANDA
CARGO ÚNICO: CAUSAL TERCERA DEL ARTÍCULO 181 DE LA LEY
906 DE 2004: ERROR DE HECHO POR VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY
SUSTANCIAL-FALSO JUICIO DE EXISTENCIA.
Citando el artículo 381 del Código de Procedimiento Penal
que exige para condenar el conocimiento más allá de toda duda
sobre la materialidad del delito y la responsabilidad del acusado,
fundado en pruebas debidamente allegadas al proceso, adiciona
el censor que ese juicio debe dirigirse contra una persona cierta y
determinada.
Sostiene que para el presente caso la condena se lanzó
contra una persona incierta, dado que el procesado no fue
debidamente identificado o por lo menos individualizado.
Soporta su afirmación en que los medios de convicción a
partir de los cuales el Tribunal dio por probada la
individualización, valga decir, tarjeta decadactilar y registro
fotográfico, jamás fueron incorporados al juicio, y sólo se tuvo
conocimiento de ellos en la audiencia en la que se declaró
persona ausente.
La defensa señaló que el nombre del homicida y el de sus
padres, fueron datos suministrados por éste, sin que fueran
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verificados, por lo tanto no es seguro que correspondan a la
verdad, además ese nombre lo pueden tener varias personas.
Agrega que el Tribunal incurrió en falso juicio de existencia,
pues sustentó su decisión en elementos de prueba no
controvertidos en juicio, sino presentados o debatidos en estadios
procesales distintos, cuando dijo que en la audiencia de
declaratoria de persona ausente del entonces indiciado, se
incorporaron fotografías y la tarjeta decadactilar del mismo, con
conocimiento de las partes y del juez de control de garantías, a
partir de lo cual dio por probada la individualización del
condenado.
Afirma, es desacertado señalar como lo hizo el ad quem que
en la audiencia de declaratoria de persona ausente, quedó
establecida la plena individualización del acusado, pues esa
cuestión obedece al conocimiento privado del juez y no al que
hubiese llegado en la audiencia de juicio oral, pues ninguno de los
medios de convicción que daban cuenta de esos datos, fueron
incorporados al proceso, siendo patente el riesgo de atentar
contra el derecho a la libertad de todas las personas que
correspondan al nombre de Juan Esteban Mosquera Palacios.
Resalta cómo la información sobre sus padres, Epifanía y
Eduardo, se torna dudosa al no haber sido verificada y dimanar
del propio sindicado al momento de entregarse a las autoridades y
ningún elemento de juicio se acopió para dar por cierta la filiación
de quien dijo llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios, al
parecer habitante de la calle, sin que éste sea un asunto que
pueda resolverse por vía del principio de buena fé, pues debe
prevalecer el derecho a la libertad de las personas frente a una
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orden de captura en la que lo único que se consigna es el nombre
del procesado y el de sus padres, pero nada sobre sus rasgos
físicos, su edad o su fecha de nacimiento, siendo evidente el
riesgo de aprehender a una persona por el sólo hecho de coincidir
con el nombre suministrado por el acusado.
Aduce como normas violadas el artículo 103 del Código Penal
por aplicación indebida y el 7º de la Ley 906 de 2004.
AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN
1. Intervención del casacionista:
La defensa acepta que quien le causó la muerte a Stella
Cardona fue el hombre que se entregó a las autoridades y quien
dijo llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios, pero esta persona
no fue identificada o por lo menos individualizada, pues sus datos
físicos son imprecisos, siendo este el motivo por el que fue
absuelto en primera instancia.
Cita el artículo 128 de la Ley 906 de 2004, en orden a señalar
que era la Fiscalía quien tenía la carga de establecer con claridad
datos de identidad o por lo menos de individualización para que el
fallo se profiera contra persona cierta.
Sostiene que de conformidad con el artículo 16 de la referida
ley procedimental, sólo es prueba aquella incorporada al juicio, y
en caso que el juez considere cualquier elemento material
probatorio o evidencia física que no haya sido incorporada al juicio
oral, se configura un error de hecho por falso juicio de existencia,
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pues cualquier conclusión así esgrimida se soportará en el
conocimiento privado del juzgador.
Indica que aceptar el proferimiento de condena contra una
persona indeterminada, constituye un error trascendente, además
de desconocer el precedente fijado en esta temática en la
sentencia de casación 16469.
Para concluir que el aquí acusado fue realmente
individualizado como se afirma en la sentencia del Tribunal de
Medellín, era necesario incorporar los elementos materiales
probatorios recopilados por la fiscalía para este propósito, pero en
claro desconocimiento del artículo 251 procedimental, el acusador
incumplió con este mandato.
La solicitud del censor se encamina a que se revoque el fallo
condenatorio y en su lugar se absuelva al acusado.
De otra parte, aclara que dicha decisión responsabilizó a su
procurado del delito de homicidio simple y no de homicidio
agravado, ni porte ilegal de armas, como en algún momento se
dijo.
2. Intervención del delegado de la Fiscalía General de la
Nación
Acepta que la fiscal del caso, a pesar de contar con los
documentos que acreditaban la plena individualización del
procesado, omitió su incorporación al juicio, no obstante haberlos
ofrecido y descubierto, tanto en la audiencia de acusación como
en la vista preparatoria.
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Sin embargo, considera suficientes los medios de convicción
practicados en el juicio, especialmente los testigos que
presenciaron el hecho, para determinar quién es la persona
responsabilizada por el homicidio de Stella Córdoba Arias, pues
se sabe, se trata de un hombre de tez negra, cabello propio de
esa raza, de 1.75 de estatura, contextura gruesa, hijo de Luis
Eduardo y Epifanía, de nombre Juan Esteban Palacios Mosquera,
según él mismo lo informó al momento de presentarse ante las
autoridades de policía.
Para la fiscalía la información acerca de los rasgos físicos del
sentenciado, además de su nombre, son datos suficientes para
tener por probada su individualización, esto es, la persona
“capturada”, es la misma contra quien se emitió la condena.
Agrega, además de esos testimonios, existen registros de voz
y muestras manuscriturales en el acta de derechos del capturado
y se sabe que es iletrado.
Como sustento de sus argumentaciones al igual que la
defensa, cita la casación 16469. Y concluye que a pesar del error
de la fiscal del proceso, éste no fue trascendente, dado que se
cuenta con otros medios de convicción para probar la
individualización de una persona, frente a lo cual no existe una
tarifa legal y por tanto debe prevalecer lo sustancial sobre lo
formal.
Solicita en consecuencia, se mantenga el fallo condenatorio
proferido por el Tribunal Superior de Medellín.
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CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Cuestión Previa
Si bien la Sala admitió la demanda de casación, la cual está
integrada por un único reproche de violación indirecta de la ley
sustancial por falso juicio de existencia, ello no borra los defectos
formales de la misma y que la Corte optó en este caso por
superarlos ante la necesidad de restablecer garantías
fundamentales, con el fin de hacer posible conocer de la legalidad
de la sentencia y desarrollar la jurisprudencia, desbordando los
temas propuestos por el casacionista.
En esa medida, precisa la Corporación que para el caso objeto
de estudio, la demanda fue admitida con ese particular propósito,
por manera que entrar a resolver de fondo el cargo planteado, daría
lugar a dar por sentado que la actuación está revestida de legalidad,
y de prosperar la censura, los presupuestos de lógica y debida
fundamentación, imponen dictar fallo estimatorio de sustitución.
Pero si es desestimado, debería no casarse la sentencia y en
consecuencia, el fallo se mantendría en el estado en el que se
encontraba para el momento en el que el proceso arribó a la Corte,
en orden a la calificación del libelo.
Así las cosas, al observarse la posible trasgresión de garantías
fundamentales, resulta ilógico iniciar el estudio sobre la vocación de
prosperidad del reparo por falso juicio de existencia de una prueba,
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lo cual sólo es posible una vez se constate la legalidad y
constitucionalidad del proceso, y en caso de arribar la Corte a la
conclusión contraria, el efecto sería el de retrotraer la actuación,
que no se derivaría de la prosperidad del cargo, sino de la
declaratoria de nulidad por virtud de la facultad oficiosa de la
Corporación.
En este orden de ideas, se tiene que de los argumentos del
recurrente, como de los expuestos por el Delegado Fiscal, se logran
delimitar como problemas jurídicos a resolver los siguientes: el
primero, cuáles son los requisitos para condenar en torno a la
exigencia de que se trate de una persona cierta o determinada; si
es suficiente la individualización del procesado o si siempre se
requiere su total identificación; en qué forma se entiende satisfecha
la plena individualización; cómo se prueba este aspecto en ley 906;
si en la situación concreta se cumplió con este requerimiento y en
caso negativo, cuál es la solución por la que debe optarse.
2. CRITERIO DESARROLLADO POR LA CORTE EN TORNO A LA
EXIGENCIA DE ESTABLECER LA IDENTIDAD O INDIVIDUALIZACIÓN
DEL PROCESADO
El artículo 128 de la Ley 906 de 2004 señala el deber de la
Fiscalía General de la Nación de verificar la correcta identificación o
individualización del imputado, con el objeto de prevenir errores
judiciales.
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También regula aquellas situaciones en las cuales se
desconoce la identidad del procesado pero se cuenta con datos
como el registro decadactilar, evento en el que éste se remitirá a
la Registraduría Nacional del Estado Civil, en orden a establecer si
pertenece a alguna de las personas cuyos datos reposan en
la entidad, y en caso de obtener resultados negativos, será deber
de esa entidad proceder al registro de esa persona con el nombre
con el que se identificó, asignándole cupo numérico.
Como se observa, el legislador a través de la Ley 1142 de
2007, quiso regular con precisión lo pertinente a la seguridad que
debe derivarse de una sentencia penal respecto de la identificación,
o por lo menos individualización plena de la persona procesada,
con el fin de evitar fallos inejecutables, o errores que conlleven a
aplicar sanciones a personas que por casualidad se identifican o
individualizan de la misma forma. Voluntad que fue reiterada en la
reciente Ley 1453 de junio 24 pasado, en la que se exige a la
Registraduría Nacional del Estado Civil un término de 24 horas para
que proceda a la asignación de cupo numérico y expedición de la
fotocédula, obviando el trámite señalado en el Decreto 1260 de
1970.
Con el mismo rigor la jurisprudencia de esta Corte, si bien
acepta la emisión de un fallo sin que se tenga certeza sobre la
identificación del acusado, sí exige que por lo menos se cuente con
información sobre su individualización, esto es, con datos que
permitan diferenciarlo de otros sujetos.
Es así como en sentencia del 30 de mayo de 2002, dentro
del radicado 12958, en un caso regulado por el trámite del
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Decreto 2700 de 1991, en el que la defensa, invocando la causal
de nulidad, sostenía cómo el procesado no estaba plenamente
identificado, pues la información en tal sentido, fue la suministrada
por el propio sindicado al momento de su captura, pero jamás fue
verificada, la Sala indicó que el reparo no estaba llamado a
prosperar, toda vez que en el proceso se consignaron datos que
con claridad permitían afirmar su individualización,
concretamente, la descripción física que sobre éste se hizo en la
indagatoria, siendo posible distinguirlo de los demás individuos.
Y citando el numeral 2º del artículo 180 del Decreto 2700 de
1991, reproducido en el mismo numeral por el artículo 170 de la
Ley 600 de 2000, “la mencionada normatividad instituye así la
suficiencia de la individualización para proferir sentencia, de tal
manera que el proceso puede ser tramitado sin necesidad de que
el sindicado aparezca plenamente identificado, pero sí
individualizado.
(…)Así las cosas, la individualidad de los procesados fue
establecida desde el primer momento, permitiendo diferenciarlos
de cualquier otra persona, para determinar que fueron ellos y no
otros los autores del hecho punible.
(…)La apreciación del demandante, en el sentido de que el
proceso de individualización e identificación del imputado, debe
apoyarse en su cartilla decadactilar, porque es allí donde aparecen
registrados los rasgos y características físicas de la persona, es
equivocada.”
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Es de anotar que en ese particular caso, además de la
pormenorizada descripción física del procesado hecha en su
indagatoria y descrita por los testigos presenciales del delito, se
contaba con su registro decadactilar, el cual, no había duda, le
pertenecía, al haber sido recaudado al momento de su captura e
incorporado al proceso desde los inicios de la investigación, siendo
este rasgo, incluso de mayor idoneidad que sus características
físicas, una señal para distinguirlo de otros individuos, por manera
que no existía duda alguna en torno a que la persona condenada
era la que había cometido el delito y sería sobre él y no otro,
respecto de quien se ejecutaría la pena de prisión.
En otra decisión del 13 de febrero de 2003, citando un
precedente del año 1994, la Corte reiteró cómo la individualización
de un sujeto es suficiente para el adelantamiento de un trámite
penal en su contra, cuando se desconoce su identidad, sin que se
resquebraje el debido proceso o las normas procesales que de
antaño prohíben la vinculación y condena de una persona de quien
se carece de certeza acerca de quien realmente es.
En aquella oportunidad se trató de un caso en el que se
desconocían los apellidos, pero se conocían los nombres, del
señalado como responsable del delito de homicidio, quien se dio a
la fuga y fue declarado persona ausente; con los nombres con los
que era conocido, no se encontró reseña alguna en la Registraduría
Nacional del Estado Civil, tampoco en la parroquias de los
municipios de donde se suponía era oriundo, pero se logró recaudar
una fotografía del inmueble en el que residía, la cual se incorporó a
la orden de captura, además de la descripción física suministrada
por las personas que percibieron la comisión del delito y el
conocimiento que tenían sobre quienes eran sus familiares, lo cual
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permitió la identificación de su vivienda y por tanto el hallazgo de la
citada fotografía, información ésta que entró a formar parte del
expediente.
Nuevamente en la citada decisión se dijo: “sería ideal, pero
no indispensable, conocer todos los datos que brinden tanto la
identificación como la individualización de la persona que es
sometida a la acción punitiva del Estado. De lo contrario, se
llegaría al absurdo, de que los delincuentes respecto de quienes
se desconoce su filiación, o las personas indocumentadas, o
conocidas sólo por su remoquete, o las que han abandonado o
cambiado el lugar de residencia, pese a su inconfundible
señalamiento, no podrían ser sujetos pasivos de la acción penal”.
Pero de todas formas se mantiene el criterio según el cual,
no puede procesarse a una persona indeterminada, sino que por
lo menos debe estar individualizada, esto es, se tenga
conocimiento cierto sobre los datos o información que permitan
distinguirla de las demás. “En esta materia rige el principio de
libertad probatoria, de acuerdo con el cual cualquier medio de
prueba es apto para la demostración de los diferentes aspectos de
la investigación, salvo que la ley expresamente requiera uno
especial”.
Reiterando la anterior postura, en casación 17348 del 24 de
abril de 2003, se avaló la legalidad de una sentencia en la que no
se contaba con el registro decadactilar del procesado ni con el
documento que expide la Registraduría Nacional del Estado Civil,
aún conociéndose los nombres y apellidos del sindicado, su
dirección, sus parientes, ello gracias a la información de los testigos
que lo observaron cometer el delito y que lo conocían, motivo por el
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cual se indicó que la única forma de establecer la identidad de una
persona, no era a través del documento oficial expedido por el
registro civil, como si la ley exigiera una tarifa legal para este
propósito, sino que podía lograrse a partir de cualquier medio de
convicción.
Esas pruebas obraban en el expediente, tales como las
declaraciones de personas que lo observaron ejecutar el homicidio,
lo conocían con su alias, sabían su apellido, la certificación de la
fiscalía en la que se consignó la verificación del lugar de residencia
del padre del procesado, persona ésta que confirmó que él era su
hijo, suministrando sus nombres completos, su edad y su fecha de
nacimiento, el nombre de su progenitora y sus características
físicas.
Lo anterior para resaltar cómo en la situación estudiada en la
referida decisión, el fallo no se emitió contra una persona
simplemente individualizada, sino además identificada, llegándose a
este último conocimiento, a partir de pruebas diferentes a los
documentos y certificaciones oficiales, las cuales fueron
debidamente incorporadas al proceso y hacían parte de él,
reafirmándose el principio de libertad probatoria.
Siguiendo la línea desarrollada por la Sala en torno al tema en
cuestión, en casación 16469 del 4 de septiembre de 2003, se
precisó el concepto de individualización e identificación1 y se
concluyó que en ese caso, el procesado estaba tanto
1 La persona se individualiza por el conjunto de sus señales particulares, características cualidades. La
identificación permite distinguir a la persona de las demás, se logra cuando se establecen algunos de sus datos personales, familiares, sociales, (nombre, apellidos, nacimiento, profesión, padres, estudios, residencia, situación civil, hijos, etc.) o por medio de documentos idóneos (fotografías, registro de nacimiento, cédula, pase, pasado judicial) o a través de un estudio científico (dactiloscópico, ADN, carta dental.)
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individualizado como identificado, dado que al expediente se acopió
su cartilla decadactilar, luego de conocerse los datos sobre sus
nombres y familiares a partir de la labor investigativa de la fiscalía,
soportada en los testigos que conocían al procesado.
De otra parte, en un caso de posible homonimia derivada
de la incipiente información sobre la identificación del acusado, en
casación 27028 del 10 de junio de 2009, en un caso tramitado
bajo los parámetros del Decreto 2700 de 1991, citando el artículo
319, se indica que la apertura formal de investigación se
supeditaba a practicar y recaudar las pruebas indispensables con
relación a la identidad o individualización de los autores o
partícipes del hecho, pues de lo contrario debía aplicarse el
artículo 324 del mismo estatuto, en orden a agotar una indagación
preliminar, la cual no podía culminar sin determinar este aspecto.
Dicha exigencia fue reproducida en los artículos 322 y
326 de la Ley 600 de 2000. “Si bien el último fue declarado
inexequible2, nada cambia sobre el tema de la necesidad de
identificar o individualizar plenamente a la persona contra la cual
se dirige la acción penal, como que esa es una de las finalidades
esenciales de la etapa preprocesal, de donde surge que la
apertura formal de investigación (o instrucción) solamente puede
darse cuando tal presupuesto se haya dilucidado”.
En casación 26990 del 29 de julio de 2010, en un caso regido
por la Ley 600 de 2000, se reitera la importancia del proceso de
identificación e individualización del sujeto pasivo de la acción
penal, tarea que es “imprescindible, porque el proceso penal tiene
un destinatario que eventualmente puede sufrir las consecuencias
2 Corte Constitucional, sentencia C-760 del 18 de julio de 2001.
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punitivas previstas en la disposición sustancial violada y tales
consecuencias sólo pueden inferirse cuando haya plena prueba de
la responsabilidad, esto es, cuando exista certidumbre sobre la
persona respecto de quien se formula el juicio de esa naturaleza”.
Enseña este pronunciamiento cómo el proceso penal en su
etapa de indagación preliminar y de instrucción, debe dirigirse a
determinar la identificación o por lo menos la individualización del
procesado y cómo la indagatoria es un instrumento importante para
establecer esa información, indispensable para emitir sentencia.
En las situaciones antes relacionadas, el debate se ha
centrado en si se puede fijar a qué persona corresponde el
declarado penalmente responsable, como se llama o como se
caracteriza, partiéndose de la base de la certeza que emerge en
orden a concluir que el sujeto procesado, es el culpable del delito
que se le endilga, es decir, en momento alguno se discute el juicio
de responsabilidad, pues esa es una cuestión que da lugar a una
decisión absolutoria que en algunos casos puede estar vinculada
con la incipiente información sobre la persona a quien se señala de
cometer el delito, lo cual impide responsabilizar a aquel a quien se
procesa.
Justamente, esta fue la situación resuelta en la casación
19870 del 18 de mayo de 2006, en donde se casó la sentencia y se
absolvió a los sindicados, en razón a que la única prueba para
establecer quienes habían sido los autores del punible, era la
descripción física realizada por una testigo presencial del hecho, la
cual no coincidía con los retratos hablados elaborados por
funcionarios del DAS, aspectos que en su momento, estimó la Corte
insuficientes para individualizar a una persona, aunado al poco
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poder suasorio del que dotó al testimonio de la persona que un mes
después de ocurrido el delito, señaló a los dos procesados como
sus ejecutores. Aquí el problema tuvo que ver con la duda fundada
sobre que los acusados no eran los responsables de la conducta
punible, lo cual llevó a una sentencia absolutoria.
El anterior recuento es útil para hacer ver cómo la Corte, ha
señalado la importancia de la identificación e individualización de
quien soporta la acción penal, a su turno cómo esta exigencia se
mantiene desde sistemas procesales anteriores a la Ley 906 de
2004 y cómo se ha admitido que la falta de identidad del ejecutor de
una conducta delictiva, no es óbice para que se adelante el proceso
hasta su culminación, siempre y cuando éste arroje pruebas
suficientes que permitan con certeza diferenciar el condenado de
otros individuos y de esta forma evitar errores judiciales al hacer
efectiva la condena.
De esta forma, queda resuelto el interrogante acerca de cómo
para emitir sentencia de condena, además de la certeza sobre la
materialidad del hecho y la responsabilidad del procesado en el
mismo, se exige contar por lo menos con datos que lleven a
individualizar al sentenciado, esto es, a diferenciarlo de otras
personas y concluir que se trata de él y no de otro sujeto.
Requerimiento que se potencia en casos de juzgamiento en
ausencia o de procesos en los que el acusado se encuentra en
libertad y debe disponerse su captura luego de ejecutoriado el fallo
de responsabilidad, pues en ambas situaciones, aumenta el riesgo
de ejecutar el fallo sobre una persona que nada tiene que ver con el
delito atribuido, siendo la única forma de superar estas
eventualidades, contar con medios de convicción que lleven a tener
claridad sobre quien es el sujeto condenado.
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3. CONCEPTO DE INDIVIDUALIZACIÓN
Ahora bien, al precisarse que la ley procesal penal exige
como mínimo para adelantar y culminar el proceso, la plena
individualización del sindicado, es oportuno precisar a qué se refiere
ese concepto y cuándo puede afirmarse que un sujeto cuenta con
esa característica y de qué forma se entiende satisfecha.
Así las cosas, la individualización es la determinación física
del sujeto pasivo de la acción penal, en donde dichos rasgos no
pueden ofrecer ningún tipo de equivocación y deben contar con la
virtualidad de desechar cualquier tipo de confusión como para que
surja la posibilidad que dichas características correspondan a más
de una persona. Estas condiciones particulares del sujeto deben
respaldarse en “suficientes elementos de juicio para determinar que,
pese a sus posibles cambios en sus condiciones civiles, el
procesado efectivamente corresponda en su particularización, a
quien se señala como el posible infractor”3 .
Admitir que una persona se encuentra individualizada, implica
establecer sus rasgos distintivos como su pertenencia a algún
grupo étnico, sus señales particulares, en general todas aquellas
incidencias específicas que permiten distinguirla de las demás.
“Alude a las personas como fenómeno natural, a las características
personalísimas de un ser humano, que lo hacen único e
inconfundible frente a todos los demás pertenecientes a su misma
especie. En este sentido, la individualización es un concepto
interesante a la antropología física, a la morfología”.4
3 Casación de octubre 01 de 1991; tomada de la T-020 de 2002. Corte Constitucional. 4 Casación 11412 del 13 de febrero de 2003
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
21
El imperativo contenido en el artículo 128 de la Ley 906 de
2004, exige entonces contar con medios de convicción que con
suficiencia permitan establecer que el procesado es la persona que
indican esos elementos de juicio y no otra, de tal forma queda así
satisfecho el requerimiento de conocer al menos la plena
individualización del sujeto, en orden a viabilizar una sentencia
penal.
4. PRUEBA DE LA IDENTIFICACIÓN O INDIVIDUALIZACION DEL ACUSADO
En lo que atañe a la forma en la que dicho aspecto debe probarse
en los procesos adelantados bajo un modelo acusatorio, ha de
decirse que, al igual que el trámite seguido en los modelos mixtos
caracterizados por el principio de permanencia de la prueba, rige el
principio de libertad probatoria, esto es, en cualquiera de los dos
sistemas es posible acreditar, ya sea la identificación o la
individualización del sindicado o ambos, a través de cualquier medio
probatorio.
La diferencia radica en la forma cómo esos medios de
convicción ingresan al proceso, pues en el trámite adelantado bajo el
rito de la Ley 906 no es posible que los elementos de juicio
recaudados en la investigación por parte de la Fiscalía, sean válidos a
menos que se sometan al procedimiento de descubrimiento en la
formulación de acusación, solicitud de práctica en la audiencia
preparatoria y debida incorporación en el juicio, mientras que en
modelos mixtos, como el regulado en la Ley 600 de 2000, sí era
admisible que las pruebas recaudadas durante la indagación
preliminar y/o instrucción, pasaran a formar parte del acopio
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
22
probatorio del proceso, sin necesidad de su repetición en la audiencia
pública de juzgamiento.
Lo anterior para decir que en los casos resueltos en las
decisiones citadas en el punto dos de este capítulo, fue posible
establecer la plena individualización de los procesados, a partir de los
medios de convicción que en su momento recaudó el ente acusador,
pues en su totalidad se trata de asuntos adelantados, ya fuera por el
trámite del Decreto 2700 de 1991 o Ley 600 de 2000, que en virtud
del principio de permanencia de la prueba, permitían aducir como
medio para acreditar la individualidad de un sujeto, no solo la
información arrojada por las pruebas practicadas en la audiencia de
juzgamiento, sino aquella contenida en los elementos de
conocimiento ordenados y practicados exclusivamente en la fase de
investigación.
Retomando, el criterio que de vieja data viene sosteniendo la
Corte sobre la suficiencia de la plena individualización como
presupuesto para emitir sentencia y que para demostrar este aspecto,
aplica el principio de libertad probatoria, se extiende al sistema
reglado por la Ley 906, sólo que en este último, cambió
sustancialmente la forma de acreditar cualquier hecho o
circunstancia, incluida la identificación e individualización del
procesado, por razón de haber desaparecido de este modelo, el
principio de permanencia de la prueba y considerarse como tal,
únicamente la practicada en el juicio, previo el cumplimiento de los
deberes de aseguramiento y descubrimiento de cualquier elemento
material probatorio o evidencia física, a cargo de la Fiscalía General
de la Nación (numerales 3º y 9º inciso segundo del artículo 250 de la
Constitución Política)
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
23
En tal medida, sólo los medios de convicción que cumplan con
las exigencias antes señaladas, podrán soportar el conocimiento
necesario de la identidad y/o individualización del sindicado,
condición que al igual que la acreditación de la materialidad de la
conducta y la responsabilidad del acusado, debe someterse a estas
reglas, pues no se torna en una circunstancia insular o menos
importante que las dos primeras, ni está regida por la informalidad, ni
tampoco se han fijado reglas especiales para la demostración de esta
particularidad.
En síntesis, en el sistema acusatorio, se demostrará la
identificación y/o la individualización del procesado, a partir de
cualquier elemento material probatorio y evidencia física que haya
sido asegurado, descubierto, solicitado, decretado y practicado en el
juicio.
5. CASO CONCRETO
Para el presente asunto, resulta equivocado el planteamiento del
Tribunal de Medellín cuando sostuvo que el procesado fue
debidamente individualizado5, al haber sido reseñado y fotografiado,
según se informó en la audiencia preliminar para la declaración de
éste como persona ausente, momento en el cual los documentos que
daban cuenta de los datos de quien se presentó como el autor del
homicidio, fueron puestos a disposición de las partes, pues en
manera alguna ese trámite reemplaza el señalado por la Constitución
y la ley para que los elementos materiales probatorios y la evidencia
5 En la sentencia se consignó: Es que al acusado se le reseñó y tomaron fotografías conforme se indica
por parte del ente acusador en la audiencia de declaración de persona ausente realizada el 18 de abril
de 2007, ante el Juzgado 27 Penal Municipal de esta ciudad, tal cual se escucha en el corte 8027_2
(sic) del respectivo audio. Adicionalmente, ese elemento material probatorio entre otros, fue puesto a
disposición de los sujetos procesales y del referido funcionario judicial. Como si fuera poco, indicó allí
mismo el Fiscal que ello reafirmaba la individualización del imputado con lo cual está de acuerdo la
Sala. En consecuencia, sí se tiene certeza de la persona que resulta en este caso comprometida con el
ilícito y sujeto de una condena, suficiente ello para dar razón a los recurrentes.
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
24
física, adquieran la condición de prueba, dado que dichos
documentos no fueron acopiados al juicio, tanto así que se supone,
deben estar en manos de la fiscalía, en la medida en que no hacen
parte del proceso y por lo tanto, nunca su contenido fue conocido por
los juzgadores de instancia, mucho menos valorado.
Por lo anterior, mal podrían aducirse como elementos de
conocimiento para establecer la individualización del acusado, los
medios de prueba que soportaron la declaración de persona ausente
de quien dijo llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios, dado que tal
y como lo puso de presente el recurrente, lo confirmó el Fiscal
Delegado y se ratifica de los antecedentes del proceso, ese material
probatorio, a pesar de haber sido descubierto, solicitado y decretada
su práctica, por una omisión de la fiscal del caso, nunca fueron
incorporados al juicio, ni se precisaron los testigos de acreditación
con quienes se introducirían.
Resta entonces analizar el contenido de los testimonios
practicados en la audiencia de juicio oral, en orden a determinar si
con la información que proporcionaron, es posible derivar la plena
individualización del responsable del homicidio de Stella Córdoba. Y
se dice que el estudio de la Corte se limitará a la prueba testimonial,
por ser el único recurso disponible para establecer los datos de
individualidad del aquí acusado, respecto de quien, no se discute su
responsabilidad como autor del delito, según lo aceptó la defensa,
pues con claridad se advierte que la inconformidad con el fallo y el
posible error en el mismo, tiene que ver con el estado de
desconocimiento acerca de quién es realmente el procesado.
Cabría afirmar que además de los testimonios escuchados en
juicio, la información proporcionada por el sindicado, resulta útil para
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
25
diferenciarlo de cualquier otra persona, pues dio su nombre, Juan
Esteban Mosquera Palacios al momento de ser presentado ante el
Juez de control de garantías, empero esa información al intentar ser
corroborada ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, arrojó
resultados negativos, pues con ese nombre no se encontró ningún
registro, emergiendo duda acerca de si realmente, éste es el nombre
del procesado, además de constituirse en un dato insuficiente para
diferenciarlo de otro individuo, e inidóneo para ejecutar la sentencia
que en su contra se impuso por el delito de homicidio, porque a partir
de la incipiente información dada por el sindicado, resulta imposible
corroborar, en caso de hacerse efectiva la orden de captura, que la
persona aprehendida, corresponda con el sujeto responsabilizado del
delito.
Aquí amerita precisar que es incorrecto afirmar que el
procesado además de proporcionar su nombre, dio el de sus padres,
pues su única salida procesal fue la audiencia de legalización de
captura ante el Juez 18 Penal Municipal de Garantías de Medellín el
7 de febrero de 2006, donde en ninguno de sus apartes se advierte
que haya dado un dato distinto al de llamarse Juan Esteban
Mosquera Palacios, en razón a que manifestó ser indocumentado, no
conocer la dirección de su residencia y sólo dio cuenta de un teléfono
del lugar en el que vivía con la occisa, información esta última, que
tampoco fue verificada.
El dato sobre el nombre de los padres provino del conocimiento
de la Fiscalía quien a partir de la información, según el delegado
fiscal, suministrada por el procesado al momento de su presentación
ante las autoridades, dijo que sus padres se llamaban Luis Eduardo y
Epifanía y así se consignó en el edicto emplazatorio, pero se reitera,
ningún medio de convicción acopiado al juicio, ni el dicho del
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
26
procesado en la audiencia de legalización de captura, dan cuenta de
esa información, al parecer ésta proviene de los elementos de
conocimiento que sustentaron la orden de emplazamiento del
acusado y su declaratoria de persona ausente, los cuales, como se
dijo en precedencia, no fueron incorporados al juicio y por tanto se
ignora su contenido.
A partir de los datos allegados en esas audiencias preliminares,
el ente acusador en las propias de la fase del juicio, al cumplir con su
deber de identificar a la persona acusada, se refirió a ésta como Juan
Esteban Mosquera Palacios, hijo de Luis Eduardo y Epifanía, así se
reprodujo en la sentencia y en la orden de captura que se libró contra
el sindicado.
Ahora bien, frente a los testimonios de las personas que
presenciaron el hecho y observaron al acusado ejecutarlo, la señora
Nidia Martínez dijo que no recordaba las características físicas del
hombre que agredió a la occisa (minuto 30 y siguientes juicio oral);
Gloria Nancy Piedrahita, señaló que era un hombre, moreno, negro,
como chocoano, de 37 o 38 años de edad, macizo, de camisa azul,
blue jean y tenis (minuto 48 y siguientes juicio oral); Israel Díaz
Olivera acompañante de la víctima, manifestó no recordar los rasgos
físicos del agresor, ni saber quién era ( hora y dos minutos juicio oral);
Johana Alexandra García indicó que era un hombre moreno alto, pero
como todos los morenos son tan parecidos (hora y veintitrés minutos
juicio oral); los patrulleros Juan Carlos Cepeda y Juan Fernando
Celis, quienes vieron al procesado en la estación cuando se presentó
voluntariamente, señalaron que era un hombre de tez negra, de 1.75
metros de estatura, bastante grueso, cabello corto y ondulado
característico de la raza negra (hora y cincuenta minutos).
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
27
Del contenido de los testimonios antes referidos, sólo los de
Gloria Nancy Piedrahita, Johana Alexandra García, Juan Carlos
Cepeda y Juan Fernando Celis, suministraron información sobre las
características físicas, coincidiendo en que se trata de una persona
de raza negra, alto, de pelo ondulado y corto, macizo o bastante
grueso.
Pero cabe preguntarse, son estos rasgos suficientes para
distinguir al acusado de cualquier otro sujeto y tenerlo por plenamente
individualizado? Consideramos que no, pues sin dificultad se advierte
que este tipo de particularidades son comunes a individuos
masculinos afrodescendientes y ninguna señal particular fue
suministrada por los testigos, como para superar el riesgo de
confundirlo con cualquier otra persona de esas mismas
características, dado que el dato sobre el nombre del acusado como
Juan Esteban Mosquera Palacios, tampoco sirve como signo
distintivo, en razón a que no se encontró ningún resultado para ese
nombre en el registro civil, a lo cual debe sumarse la inexistencia en
el proceso de otro medio de convicción diferente a los testimonios
citados, que muestre otro tipo de dato para lograr la individualización
de la persona que acabó con la vida de Stella Córdoba.
Frente a este último aspecto, cabe resaltar que durante el
traslado del artículo 447 del Código de Procedimiento Penal, la
Fiscalía General de la Nación, hizo alusión a una sentencia
condenatoria a nombre de Juan Esteban Mosquera Palacios. Sin
embargo, ningún medio de convicción aportó como prueba de sus
aseveraciones, ni tampoco precisó si en esa anotación, la persona
condenada figuraba como indocumentada o había alguna cédula de
ciudadanía que lo identificara, circunstancia que agrava ese estado
de duda en torno a si en realidad el acusado se denomina como dijo
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
28
llamarse, pues existe un fallo condenatorio contra un individuo
llamado así, desconociéndose a ciencia cierta si en efecto le
pertenece a él o a otra persona que se identifica con el mismo
nombre.
No son de recibo los argumentos del Fiscal delegado cuando
indica que además de la descripción física que hicieron los testigos
del sindicado, lo cual para la Corte resulta insuficiente por la razones
ya expuestas, existen muestras manuscriturales de quien dijo
llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios, pues éstas hacen parte
de la documentación que nunca fue incorporada al juicio, ni se sabe
su contenido, por manera que al hacerse efectiva la orden de captura
no habrá forma de cotejar esas muestras con las de la persona
aprehendida y ello partiendo del supuesto que las mismas resulten
aptas para cotejo, situación que corresponderá ser definida por el
experto grafólogo.
Esta última razón sirve para desechar lo señalado por el
delegado acusador, en torno a los registros de voz del procesado, los
cuales se extraen de la audiencia de legalización de captura, dado
que se ignora si esa corta y escasa intervención, es suficiente para
eventualmente hacer un cotejo de voz y asegurarse que la persona a
quien en el futuro se capture, sea la misma a quien se responsabilizó
del homicidio de Stella Córdoba.
Así las cosas, aunque hubiera sido suficiente la
individualización del acusado para emitir la sentencia en su contra, el
proceso carece de medios de convicción suficientes para acreditar
este relevante aspecto, siendo ello atribuible a la fiscal del caso,
quien contando con el registro decadactilar del acusado y su fijación
fotográfica, elementos con los cuales se despejaría cualquier duda en
torno a la individualidad de quien dijo llamarse Juan Esteban
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
29
Mosquera Palacios, omitió incorporarlos al proceso, centrando su
labor en la demostración de la materialidad del delito y la
responsabilidad del acusado, tratando con ligereza el tema de la
determinación cierta de la persona culpada por el punible de
homicidio.
Precisa la Sala, la responsabilidad del acusado no está en
discusión, sino la falta de acreditación de su individualización,
situación que resta efectividad a la sentencia y hace patente el riesgo
de incurrir en un error judicial, en el evento de que se capture a una
persona con similares características a las del acusado, o cuente con
el mismo nombre con el que éste se identificó, sin que exista modo
de cotejar los datos del declarado responsable, con los de la persona
que pueda ser privada de la libertad.
6. SOLUCIÓN POR LA QUE DEBE OPTARSE
6.1 Como ya lo señaló la Sala, es indiscutible la necesidad
de identificar o por lo menos individualizar a la persona contra
quien se adelanta un proceso penal, según lo establece el artículo
288 del Código de Procedimiento Penal, en donde, incluso para la
formulación de imputación, dentro de los varios de sus requisitos,
se exige la individualización concreta del imputado, incluyendo su
nombre, los datos que sirvan para identificarlo y el domicilio de
citaciones, requerimiento reproducido en el artículo 337 de la
misma normatividad, al referirse a las condiciones del escrito de
acusación.
Y aunque el artículo 372 de la Ley 906 de 2004, sólo señala
como fin de la prueba, el de aportar el conocimiento más allá de
toda duda razonable sobre los hechos y circunstancias materia
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
30
del juicio y la responsabilidad del acusado, de todas maneras se
mantiene la importancia de la acreditación de su identidad, tanto
que la misma normatividad, incluye como uno de los requisitos de
pertinencia de los elementos materiales probatorios y evidencia
física, su relación para demostrar la identidad del acusado.
Es así como el artículo 375 de la Ley 906 de 2004, incluido
en el capítulo que contiene las reglas para la práctica de las
pruebas en el juicio, indica que además de estar encaminadas a
probar los hechos y la responsabilidad del procesado, también
tendrán por objeto la identificación de éste.
Si bien es cierto, el artículo 162 de la normatividad en cita al
enumerar los requisitos comunes de los autos y sentencias, no
alude a la identificación o individualización del acusado, como sí
lo hace el artículo 170 de la Ley 600 de 2000, el silencio de la
norma en ese sentido, no implica que ese aspecto carezca de
importancia o haya sido relevado de los temas a probar en el
proceso.
En sana interpretación de los artículos 288 y 337 de la Ley
906 de 2004, el legislador no consideró importante recabar en esa
circunstancia para elevarla como un requisito de la sentencia,
pues se supone que para el momento de emisión del fallo, se ha
superado el cumplimiento de la obligación de identificar o
individualizar al sujeto pasivo de la acción penal, por ser un
presupuesto para imputar y acusar, es decir, desde una etapa tan
primigenia del trámite como lo es la formulación de imputación, la
Fiscalía General de la Nación ya debió haber demostrado una de
las cuestiones sustanciales del proceso, además de la
materialidad del delito y la responsabilidad del procesado.
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
31
De allí la razón de ser del artículo 128 del Código de
Procedimiento Penal, modificado por el artículo 99 de la Ley 1453
de 2011, en virtud del cual, siempre debe recaudarse la reseña
decadactilar de la persona capturada cuando ésta no presente
documento de identidad con el fin de establecer su identificación,
luego de la búsqueda respectiva en la Registraduría Nacional del
Estado Civil, que de arrojar resultados negativos, implica la
asignación de un cupo numérico en un término máximo de 24
horas, con base en las reseñas digitales de las que se tiene
certeza, pertenecen a la persona que ha sido privada de la
libertad al ser señalada de cometer un delito, ya sea en condición
de sindicada o condenada.
Es por lo anterior que en los casos de captura en flagrancia
se reafirma la prontitud en el proceso de identificación o
individualización del sujeto, pues así sea indocumentado, el
recaudo de su registro decadactilar es suficiente para tenerlo por
plenamente individualizado y por tanto, puede adelantarse la
acción penal hasta su culminación, siempre y cuando se incorpore
ese medio de convicción al proceso con estricto apego a las
reglas que rigen la práctica probatoria y éste sea el único
elemento para concluir que el acusado o sentenciado es una
persona cierta y determinada, inconfundible con cualquier otra.
Como se observa, las irregularidades derivadas de la
omisión o errores en la identificación o individualización del
acusado, resquebrajan el debido proceso, en concreto, las formas
que lo estructuran, al ser la identificación, o en este caso la
individualización del procesado, un presupuesto procesal para
emitir sentencia, y al desconocerse los preceptos
procedimentales que exigen la demostración de esa circunstancia
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
32
como fin propio del trámite, pues el ordenamiento procesal penal
impone su acreditación, es clara la trasgresión de este garantía.
6.2 En el presente caso deben hacerse las siguientes
precisiones, en orden a verificar si se trasgredieron las formas del
proceso, de ser así en qué momento:
Se cumplió con el deber a cargo de la fiscalía de recaudar la
reseña decadactilar del procesado cuando se presentó ante
las autoridades de policía, momentos después de ocurrido el
hecho.
Se recurrió a la Registraduría Nacional del Estado Civil con
el fin de establecer si el indiciado y dueño de esas huellas
digitales, contaba con número de identificación, obteniendo
resultados negativos.
Sin embargo, con base en esa reseña decadactilar y el
registro fotográfico del procesado, siendo claro que dichos
datos le pertenecían a éste, se lo emplazó y declaró persona
ausente, consecuencia de lo cual se le formuló imputación,
siendo posteriormente acusado por el delito de homicidio.
En la fase del juicio se anunció la incorporación de estos dos
elementos materiales probatorios, sin embargo, aún
proferida la sentencia de segunda instancia, nunca fueron
acopiados al proceso.
El anterior recuento es útil para señalar que el procedimiento se
respetó en lo respectivo al cumplimiento de los artículos 128, 288 y
337 de la Ley 906 de 2004, pues se imputó y acusó a una persona
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
33
que con base en su registro decadactilar y su fijación fotográfica
estaba plenamente individualizada y era la señalada de ser el autor
del hecho.
La irregularidad se advierte en las fases posteriores a la
audiencia de acusación, dado que los medios de convicción que
daban cuenta de la individualidad de quien dijo llamarse Juan
Esteban Mosquera Palacios, si bien fueron descubiertos a través de
su enunciación en el documento anexo al escrito de acusación, al
momento de la solicitud de las pruebas en la vista preparatoria, la
fiscalía no precisó la forma como se introducirían, razón por la que no
hicieron parte de las allegadas al juicio y el ente acusador no
desplegó ningún tipo de actividad para acopiarlos, no obstante ello, el
sentenciador dio por acreditado que el acusado era una persona
claramente diferenciable de los demás, sin que el proceso ofreciera
los medios de convicción para llegar a tal conclusión.
Al mismo tiempo se cercenó la posibilidad a la defensa de
controvertir los documentos con base en los cuales se concluyó que
el acusado era Juan Esteban Mosquera Palacios, pues se dio por
sentado este ejercicio con lo acontecido en las audiencias
preliminares de emplazamiento y declaratoria de persona ausente,
situación que permitió la emisión de una sentencia de condena, sin
que ésta ofreciera materialmente la prueba de que efectivamente el
declarado responsable, correspondía a ese nombre.
Se afirma lo anterior, habida cuenta que en la imputación y en
la acusación no se requiere el aporte e ingreso de los elementos
materiales probatorios y evidencia física al trámite, como sí se
reclama en el juicio oral, motivo por el cual, por regla general, los
medios de convicción ausentes del juicio, no existen para el proceso,
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
34
por manera que ningún aspecto del delito, su materialidad, la
responsabilidad del acusado y la determinación cierta de quien lo
cometió, pueden soportarse en medios de conocimiento, que no
fueron introducidos al juicio oral.
En el asunto que ocupa la atención de la Sala, es inaplicable el
tratamiento que se le venía dando al establecimiento de la identidad e
individualización del acusado, pues en casos regulados por la Ley
600, era posible, se repite, por razón del principio de permanencia de
la prueba, traer a la sentencia la documentación recopilada por la
Fiscalía en la instrucción para cumplir con este requerimiento, misma
que había servido para declarar persona ausente al imputado en los
procesos en los que debía optarse por esta figura, en la medida en
que esos medios de convicción, ya formaban parte de todo el acopio
probatorio y eran válidos como tal, tanto en fase de instrucción como
en el juzgamiento. Fue esta la solución por la que se inclinó el
Tribunal en su sentencia, al trasladar los elementos de conocimiento
que soportaron la orden de emplazamiento y la declaratoria de
persona ausente del acusado, pero sin tener en cuenta que aquí
éstos no hacen parte del proceso, ni física, ni jurídicamente.
Podría pensarse que surtidos los trámites de emplazamiento y
de declaratoria de persona ausente, basados en los elementos de
prueba tantas veces mencionados y que se extrañan en el juicio, con
decisiones que fueron proferidas por el juez de control de garantías y
por tanto cuentan con la presunción de acierto y legalidad, debe
darse por probada la individualización del sindicado. No obstante ha
de precisarse que en esas diligencias preliminares, se cumple con la
exhibición ante el juez de control de garantías y las partes presentes,
de esos medios de convicción, más no se incorporan al proceso en
ese momento, pues tal actuación únicamente tiene lugar en el juicio,
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
35
antecedida del descubrimiento, solicitud y decreto de su práctica, lo
cual no ocurrió en este caso.
Es por esta razón que se afirma la inexistencia física en el
proceso de la reseña decadactilar y del registro fotográfico del
procesado y por contera, la imposibilidad de en caso dado, cotejar la
información con la que se cuenta sobre las particularidades del
sentenciado, y la persona que resulte privada de su libertad al
ejecutarse la sentencia.
La ausencia de estos elementos del proceso, impediría
cualquier labor de verificación, en consecuencia, de la ejecución de la
pena privativa de la libertad, o implicaría el riesgo de aplicarla a una
persona que no sea el declarado responsable.
Esta irregularidad se torna trascendente ante la falta de
suficiencia de las pruebas acopiadas al juicio para individualizar a
quien dijo llamarse Juan Esteban Mosquera Palacios por las razones
expuestas en el capítulo quinto, de donde la omisión en la aducción
del material probatorio que con certeza permitía esclarecer esta
particularidad, impidió que la individualización del penalmente
responsable, quedara dilucidada en el fallo, en orden a garantizar la
ejecución de la sentencia e impedir errores judiciales.
Así las cosas, para la Sala la única forma de superar la
situación irregular, es invalidando lo actuado desde el momento que
permita allegar la reseña decadactilar del acusado, así como su
registro fotográfico y cumplir con el presupuesto procesal de la
certeza de la individualidad del sindicado al momento de definirse el
proceso a través de la sentencia y se garantice a la defensa la
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
36
controversia sobre lo elementos de conocimiento que acreditan esta
circunstancia.
En este orden de ideas, teniendo en cuenta que esos
elementos probatorios, fueron descubiertos por la Fiscalía en las
etapas procesales previstas para ello, pero su solicitud fue
defectuosa al no haberse precisado la manera cómo esos
documentos se incorporarían al juicio oral y no fueron practicados
en esta última audiencia, obligado resulta retrotraer el proceso a la
audiencia preparatoria con el fin de subsanar dichas irregularidades
y el proceso ofrezca los elementos de conocimiento suficientes y
necesarios para contar con la individualización del acusado,
respetándose las reglas del debido proceso probatorio, carga que
en este particular asunto, le corresponderá a la Fiscalía General de
la Nación.
Se opta por la nulidad, toda vez que la ausencia de los
medios de convicción que prueban la identidad e individualización
del procesado, se ha mantenido incluso luego de proferida, aún no
ejecutoriada, sentencia de segundo grado, motivo por el que la
situación debe resolverse con ajuste a las garantías fundamentales
por ser la acreditación de esta circunstancia, a diferencia de la
responsabilidad y materialidad del delito, un presupuesto procesal
de otras actuaciones dentro del trámite penal, incluido el fallo6,
también la acusación, pues en sistemas procesales como el interno
y otros de corte acusatorio puro, la identidad o individualidad del
acusado, es un requisito de contenido de ésta 7 y su falta de
6 CLARIÁ Olmedo, Jorge. Derecho Procesal Penal. Tomo II. Rubinzal Culzoni Editores. Buenos
Aires. 7 CHIESA Aponte, Ernesto. Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos. Ed.
Forum.1995
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
37
acreditación se comporta en causa para que no pueda continuarse
con el proceso.8
Como quiera que se verifica una irregularidad sustancial que
ameritara la declaratoria de nulidad, en forma oficiosa la Sala
casará la sentencia de segunda instancia, decretando la invalidez
de lo actuado a partir, inclusive de la audiencia preparatoria,
desestimándose el único cargo propuesto contra la sentencia.
Por último, para librar la orden de captura contra el sujeto que
en caso dado resulte responsabilizado del delito, a la misma se
incorporará el registro decadactilar y la reseña fotográfica de la que
dio cuenta la fiscalía desde el inicio del proceso que por virtud de
esta decisión, se incorporará al mismo.
7. Vale aclarar que los motivos que llevan a la declaratoria de
nulidad, en nada se relacionan con reabrir la posibilidad para que la
fiscalía subsane el error que evidentemente cometió, a modo que
siempre que alguna de la partes omita la aducción de una evidencia
o elemento material probatorio fundamental para el triunfo de sus
pretensiones, deba optarse por la nulidad. En este particular caso,
sucede que la demostración de la individualización del procesado,
para lo cual es necesario la incorporación al juicio de los elementos
probatorios que así lo acreditan, se constituye en un presupuesto
procesal para la emisión de la sentencia que de faltar,
necesariamente conlleva a rehacer la actuación, en orden a
posibilitar la definición del proceso. Cosa distinta sucede cuando el
medio de convicción no acopiado al juicio, está encaminado a
probar la materialidad del hecho o la responsabilidad del acusado,
8 Reglas 168 y 170 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal del Puerto Rico.
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
38
pues en ese caso no surge dificultad en que el fallo se emita en
sentido absolutorio, si a ello hubiere lugar.
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE
1. NO CASAR la sentencia con fundamento en el cargo
formulado por el demandante.
2. CASAR de oficio el fallo de segunda instancia y en
consecuencia DECRETAR LA NULIDAD de la presente
actuación, a partir inclusive de la audiencia preparatoria.
3. ADVERTIR que contra la presente decisión no proceden
recursos.
Notifíquese y cúmplase y devuélvase al Tribunal de origen
JAVIER ZAPATA ORTIZ
JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
CASACIÓN N° 34779 JUAN ESTEBAN MOSQUERA PALACIOS
39
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
AUGUSTO J. IBAÑEZ GUZMÁN JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA
Secretaria