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PROPUESTA DE UNA RUTA DE ANALISIS Y DE REFLEXIÓN CON ENFOQUE DE ACCIÓN SIN DAÑO, PARA LA FINALIZACIÓN O CONTINUIDAD DE INTERVENCIONES APOYADAS POR LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA EN COLOMBIA AURA LUCIA NIVIA MANOTAS 52423555 Trabajo de grado presentado para optar al título de Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN: MARTHA NUBIA ABELLO UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL PROGRAMA DE INICIATIVAS UNIVERSITARIAS PARA LA PAZ Y LA CONVIVENCIA PIUPC Bogotá, 2010

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PROPUESTA DE UNA RUTA DE ANALISIS Y DE REFLEXIÓN CON ENFOQUE DE ACCIÓN SIN DAÑO, PARA LA FINALIZACIÓN O

CONTINUIDAD DE INTERVENCIONES APOYADAS POR LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA EN COLOMBIA

AURA LUCIA NIVIA MANOTAS 52423555

Trabajo de grado presentado para optar al título de Especialista en Acción Sin Daño y Construcción de Paz

COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN: MARTHA NUBIA ABELLO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL PROGRAMA DE INICIATIVAS UNIVERSITARIAS PARA LA PAZ Y LA

CONVIVENCIA PIUPC Bogotá, 2010

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 3 

1.  ANTECEDENTES .............................................................................................................. 6 

2.  MARCO CONCEPTUAL .................................................................................................. 10 

2.1  Sensibilidad al Conflicto .......................................................................................... 10 

2.1.1  Do No Harm ....................................................................................................... 12 

2.1.2  Enfoque de Acción Sin Daño .......................................................................... 13 

3.  ANÁLISIS DE INTERVENCIONES AECID .................................................................. 15 

3.1  “Revulú, Juventud, Arte y Parte” ............................................................................ 16 

3.2  Programa de apoyo a la promoción de los derechos de las víctimas .............. 19 

4.  UNIDADES DE ANALISIS .............................................................................................. 22 

4.1  Para proyectos/programas recientes ..................................................................... 23 

4.2  Para proyectos/programas en ejecución avanzada ............................................ 25 

5.  GUIA PARA LA REFLEXIÓN ......................................................................................... 27 

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ....................................................................... 30 

BIBLIOGRAFIA ......................................................................................................................... 31 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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INTRODUCCIÓN

 

La cuantiosa ayuda que recibe Colombia de cooperación internacional, se da en medio de algunas circunstancias contradictorias, pues se encuentra en la categoría de país de renta media1, lo que significaría no requerir de gran ayuda oficial por parte de los países desarrollados y/o donantes. Sin embargo, existen estadísticas que comprueban que a pesar de no estar dentro de los países de América más pobres, Colombia se encuentra entre los cinco países más inequitativos, según la ONU, el 49,1% de los ingresos del país lo tiene apenas el 0.9% de la población y sólo el 0.9% se queda en la población menos favorecida2.

Aunque para algunos autores la pobreza y la inequidad no guardan ninguna relación con la dinámica del conflicto interno armado que vive Colombia desde hace más de cuatro décadas, lo cierto es que los recursos que hoy se captan de cooperación están justificados principalmente en atender las causas estructurales – sociales, políticas y económicas- que en gran medida han entrado en la lógica cambiante del conflicto, interconectándose entre sí y asimismo nutriendo y complejizando la situación de violencia.

La existencia de numerosas víctimas con serias violaciones de derechos humanos; la exclusión de grupos de población, especialmente las mujeres, la infancia y la juventud, y los pueblos indígenas y afrodescendientes; la debilidad de un sistema institucional político y jurídico; son escenarios que demandan una seria reflexión acerca del nivel de compromiso y de responsabilidad que tienen las agencias de cooperación al promover acciones que buscan contribuir de manera determinante en la construcción de paz en Colombia.

Las ayudas internacionales se traducen de distintas maneras, las más comunes son a través de proyectos y/o programas, los proyectos constituidos por “un conjunto de acciones interrelacionadas y dirigidas a lograr unos resultados para transformar o mejorar una situación, en un plazo limitado y con recursos presupuestado” 3. Mientras que los programas, es la articulación de varios proyectos que buscan alcanzar un único fin, por tanto implica proponerse una meta de más largo plazo que logre no sólo la respuesta concreta sino la integralidad con el resto de respuestas.

De ahí el interés de proponer una herramienta que bajo los principios del Enfoque de Acción Sin Daño (EASD), sirva de guía para la reflexión de determinadas intervenciones y permita tomar la decisión de continuar o no en

                                                            1 La clasificación de los países de acuerdo al nivel de renta, es una categorización que tuvo origen en el Banco Mundial con el fin de establecer criterios para poder definir los términos financieros de los préstamos que solicitan los países en desarrollo. Se consideran países de renta media, los que registran una renta per cápita de menos de 9.205 dólares. Para la adquisición de préstamos, los países de renta media sólo pueden acceder a préstamos en condiciones mucho más próximas a las condiciones de mercado. En: OLIVIÉ A. LLIANA. “La lucha contra la pobreza en los países de renta media”. http://www.fsa.ulaval.ca/personnel/vernag/EH/F/cause/lectures/la_lucha_contra_la_pobreza.htm 2 “Los más ricos de América Latina acaparan el 56,9 por ciento de la riqueza, según la ONU”. http://www.publimetro.com.mx/noticias/la-urbanizacion-de-america-latina-perpetuo-las-desigualdades/ejcy!1240790/ 3 COLOMBIA. AGENCIA PRESIDENCIAL PARA LA ACCIÓN SOCIAL Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL. Manual de formulación de proyectos de Cooperación Internacional. Bogotá: Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional, 2006. 8 p.

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el marco de la cooperación española. Para este caso de estudio, se contará con la experiencia y el marco de actuación de la AECID en Colombia, que por primera vez intentará tomar como referentes los principios metodológicos de la sensibilidad al conflicto y sus principales estrategias, el Do No Harm y el enfoque de Acción Sin Daño, para tomar decisiones de continuidad o finalización de las intervenciones de tipo bilateral y así en lo posible, minimizar los riesgos de mantenimiento o creación de nuevos daños a las comunidades receptoras de la ayuda.

Mi ubicación laboral actual como técnica de proyectos en la AECID y en la Oficina Técnica de Cooperación (OTC), me ha permitido acceder a información precisa para la investigación y así mismo, a entender con mayor facilidad no sólo los procedimientos formales de actuación sino la aplicabilidad de estos en un contexto cambiante como el de Colombia.

Es importante señalar, que la propuesta que aquí se presenta, parte de una realidad existente a nivel de los instrumentos de cooperación establecidos por la Cooperación Española y al tiempo que se da para la identificación de iniciativas proporcionales al presupuesto disponible. Igualmente, la existencia de imprevistos, en la mayoría de casos incontrolables, lleva a que el tiempo para el análisis de las intervenciones se reduzca o se anule, teniendo que dar una respuesta inmediata e injustificada.

Otro factor a tener en cuenta en este trabajo, es el hecho de que la política española de cooperación es una política oficial de Estado y por ende adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores de España, lo que crea una franja limitante de actuación, pues las acciones que se promuevan desde la cooperación tendrán que estar encaminadas a favorecer las relaciones de ambos gobiernos, donante y receptor, o por lo menos a no malograr las relaciones existentes de los Estados. Este elemento influye de manera determinante en el momento de escogencia de las contrapartes o socios, y por tanto, en el análisis mismo de la intervención, sea para dar continuidad o finalizar esta, o impulsar una nueva iniciativa.

Para el diseño de la herramienta se tomaron como referencia dos proyectos subvencionados por la AECID, uno de ellos con carácter de programa. El principal criterio de selección fue el tiempo de ejecución, pues un proyecto en etapa de finalización y otro en plena ejecución, permitiría un análisis desde una perspectiva distinta, no sólo enmarcada en su naturaleza sino también en la evolución dentro del ciclo de proyecto. Una vez diseñado el instrumento para la reflexión, este deberá darle al técnico/a unos criterios justificantes para decidir la continuidad o finalización del proyecto/programa.

El presente documento consta de cinco capítulos, el primero hace referencia a los antecedentes de la AECID y su marco de actuación en Colombia; el segundo, desarrolla los conceptos referentes a la metodología de sensibilidad al conflicto y las estrategias del Do no Harm y del Enfoque de Acción Sin Daño – EASD; en la tercera parte, se describen los elementos y resultados principales de los proyectos escogidos como ejemplo para la reflexión y el diseño de la metodología; en el cuarto capítulo, se plantea una serie de unidades de análisis o categorías, que serán la base de la reflexión; y finalmente, a partir de las categorías se propone una ruta de reflexión desde

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una serie de preguntas que el/la técnico/a puede utilizar para el análisis de las intervenciones y le permita tomar la decisión más acertada en el menor tiempo posible.

Es importante señalar que la búsqueda de información para este trabajo ha sido complicada, pues no existen procesos claros, definidos a nivel de cooperación, que sugieran la finalización o continuidad de proyectos y/o programas, esta situación podría explicarse por que los procesos puedan estar inmersos dentro de la planificación que maneja cada organización o aunque estén contemplados en la programación no se aplican debidamente.

De esta manera, la metodología utilizada para la elaboración del documento fue la revisión bibliográfica principalmente la referida en la Especialización de Acción Sin Daño y Construcción de Paz y el archivo de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Igualmente se tuvieron conversaciones informales con los técnicos/as encargados de los proyectos que hace referencia el documento.

Finalmente, es importante anotar que la puesta en práctica de los parámetros que aquí se presentan, no depende sólo de un esquema conceptual y analítico sobre las intervenciones, sino requiere que la organización y su personal encargado asuma una actitud autocrítica que le permita realizar una reflexión amplia y objetiva de las intervenciones. Lo que aquí se muestra es apenas una propuesta de ruta para la reflexión de la continuidad o finalización de las intervenciones, que esperaría motivara nuevos estudios que complementen y perfeccionen la idea de desarrollar una metodología y/o herramienta pertinente de monitoreo.

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1. ANTECEDENTES

A finales de la década de los ochenta, cuando España deja de ser un país receptor de ayuda oficial al desarrollo (AOD) y pasa a ser un país donante, nace la Agencia Española de Cooperación Internacional, con el interés de contribuir prioritariamente a la lucha contra la pobreza y promover un desarrollo humano sostenible, equitativo y participativo en los países en vía de desarrollo.

La política de cooperación adscrita a la política exterior de España, cuenta actualmente con 44 Oficinas Técnicas de Cooperación (OTC) en el exterior4, que se encargan de la gestión, el control y el seguimiento a los proyectos y programas de cooperación para el desarrollo.

La operatividad y el desarrollo de las funciones de la AECID, se encuentran sustentadas en el más reciente Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, en el cual España se compromete a trabajar por la defensa del Estado de Derecho, la promoción y protección de los derechos humanos, el fomento de condiciones de igualdad para hombres y mujeres, el reconocimiento y respeto a la diversidad cultural y la conservación del medio ambiente.

Asimismo, el Plan cataloga las distintas modalidades e instrumentos de cooperación bilateral, de la siguiente forma: Ayuda Programática; Cooperación Delegada; Cooperación Triangular y Cooperación Sur-Sur; Proyectos y Programas; Cooperación Técnica; Subvenciones a ONGD; Acuerdo de Asociación para el Desarrollo; Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD); Fondo de Concesión de Microcréditos; y Gestión de la Deuda Externa.

Se consideran también como parte de la estrategia de cooperación, los programas de becas y lectorados; las asistencias técnicas a instituciones de los países socios; las ayudas presupuestarias y enfoques sectoriales; las contribuciones a fondos multilaterales y multidonantes y a programas de organismos internacionales de desarrollo; y la acción humanitaria.

De acuerdo a la clasificación por modalidades e instrumentos de cooperación bilateral establecidos, podemos decir que los más utilizados por la Cooperación Española en Colombia son los proyectos, programas y subvenciones a ONGD Españolas. Debe anotarse, que la modalidad bilateral, implica mayores esfuerzos de gestión y seguimiento por parte de la OTC, pues se puede decir que es lo más similar a casi una ejecución directa. Para este tema de estudio, nos detendremos en los instrumentos de proyectos y programas bajo la modalidad bilateral. Es importante señalar que los instrumentos que se utilizan en Colombia, se deben en primer lugar a la capacidad de gestión con que

                                                            4 Los países donde hace presencia la AECID son: Afganistán, Angola, Argelia, Argentina, Bolivia, Bosnia-Herzegovina, Brasil, Cabo Verde, Camboya, Chile, Colombia, República Democrática del Congo, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Egipto, El Salvador, Etiopía, Filipinas, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Iraq, Haití, Honduras, Territorios Palestinos, Jordania, Mali, Marruecos, Mauritania, México, Mozambique, Namibia, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Senegal, Timor Oriental, Túnez, Uruguay, Venezuela, Vietnam, y Níger.

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cuenta el gobierno y de previos acuerdos bilaterales (donante y receptor), que marcan las directrices de la cooperación.

Desde su llegada a Colombia hace 22 años aproximadamente, la Cooperación Española viene empleando con mayor frecuencia el instrumento de proyectos, bajo la modalidad bilateral. Sin embargo, y como lo asegura el último Plan Director, actualmente el protagonismo de este instrumento ha disminuido notablemente como forma de canalización de la ayuda para el desarrollo, principalmente por los resultados que arrojan a la sustitución de políticas públicas y por ende, al Estado.

La OTC en Colombia se encuentra en un periodo de transición, en el que busca sustituir el instrumento de proyectos por el de programas, ya que permitiría intervenciones con objetivos a largo plazo, y por tanto la obtención de resultados con mayor impacto que podrían garantizar la sostenibilidad de las acciones. Las implicaciones que se derivarían al asumir esta modalidad, es en principio que la OTC debe disponer de mayor capacidad para hacer el seguimiento detallado de las diferentes intervenciones que integran el programa, y además, deberá construir un hilo conductor que asegure que la intervención no va caer en una ejecución de “mini proyectos” aislados y que las acciones no aumenten el riesgo de reproducir o generar nuevos daños en los lugares donde se trabaja.

Bajo esta misma lógica de transición, se está discutiendo la posibilidad de que sean las instituciones públicas, quienes reciban directamente los recursos de subvención bilateral, hasta el momento en Colombia, se ha hecho a través de organizaciones de la sociedad civil, que difícilmente incluyen actividades de fortalecimiento a la institucionalidad pública.

Son varias las razones que dificultan el acceso directo de las instituciones a las subvenciones, una de ellas es la falta de información y la poca capacidad que tienen las instituciones para gestionar recursos de cooperación internacional. Otro obstáculo y quizás el más complejo, es el nivel de corrupción que presentan en su interior las instituciones públicas. También otro argumento expuesto por la misma institucionalidad es que cuando reciben recursos de cooperación, les implica innumerables exigencias que se traducen en trámites burocráticos que lo único que logran es hacer inoperante el proyecto.

Esta situación, nos lleva a que se deben mejorar los procedimientos de selección de socios o contrapartes, ya que si no se ha contado con la participación de socios públicos directamente es porque los problemas de corrupción, burocracia y falta de capacidades en lo público para administrar los recursos imposibilitan esta opción. Para el momento en que se decida hacer este traspaso de subvenciones a los estamentos públicos, la AECID deberá estar preparada para hacer una selección pertinente y coherente, que garantice una adecuada y efectiva utilización e inversión de los recursos.

Es importante anotar que la concesión de las ayudas oficiales es sometida a un acuerdo bilateral previo con el país receptor, en el que se definen las líneas prioritarias de cooperación para el desarrollo. La materialización de este acuerdo es a través de la firma de la Comisión Mixta de Cooperación, en la que se define el marco de actuación de la cooperación internacional.

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España ha suscrito siete Comisiones Mixtas con el Gobierno colombiano, en las cuales se han precisado los instrumentos y se han seleccionado los sectores y las zonas geográficas de actuación para la cooperación española.

Aunque los términos en que se define el documento de Comisión Mixta son generales, en el momento de concretar algunas de las intervenciones, el gobierno, principalmente con aquellas acciones que son de su interés, trata de conciliar decisiones que a opinión de ellos podrían ser de mejor beneficio. Por ejemplo, decidir las zonas geográficas para la intervención, la Cooperación Española tiene estipuladas unas zonas prioritarias5 y en algunos casos estas zonas no coinciden con las prioridades del gobierno, así que se entra en un proceso de negociación para la definición final de los sitios de intervención.

Por otro lado, y con el interés de mejorar en términos de calidad y de eficacia de la ayuda, la Cooperación Española se ha propuesto en materia de planificación, reunir en un solo marco de cooperación, los criterios estratégicos para la concentración sectorial y geográfica y la coordinación de acciones de los diferentes actores de la Cooperación Española y así garantizar una actuación pertinente, coherente y sostenible.

El Plan Director 2005-2008 marca los primeros lineamientos de planificación y ordena la elaboración de un documento estratégico que recoja las distintas actuaciones según las condiciones de cada país. Colombia considerado como país de atención especial6, elabora un Plan de Actuación Especial -PAE en el que definió su estrategia de cooperación en términos de objetivos y resultados esperados, actuaciones e instrumentos utilizados para la implementación de estas.

El diagnóstico inicial del PAE 2006-2008, parte de la existencia de un conflicto interno armado, con duración de más de 40 años, que ha dejado graves consecuencias a nivel humanitario y que se ve favorecido por factores estructurales de tipo social, medioambiental, económico e institucional. Por esta razón, la estrategia de cooperación se enfoca en la prevención de conflictos y la construcción de paz, en la cual se atiende a las víctimas de la violencia y contribuye a la disminución de las posibles causas de la violencia.

El III Plan Director 2009-2012, cataloga a Colombia como un país de Asociación Focalizada, que hace referencia a aquellos países donde no existen las condiciones necesarias para darse una asociación amplia, pero que de acuerdo a los índices de pobreza y a otras situaciones particulares de contexto, como el conflicto armado colombiano, sugieren centrar esfuerzos en una asociación, cooperación y Estado, que mejore la situación de pobreza y de conflicto en los países receptores.

                                                            5 Las zonas priorizadas según el Plan de Actuación Especial (PAE) 2006-2008 son: Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Antioquia, Bolívar, Atlántico, Sierra Nevada de Santa Marta y Bogotá. 6 Esta clasificación reúne a países o regiones que se encuentran en circunstancias especiales: por la necesidad de prevenir conflictos o contribuir a la construcción de la paz; por la debilidad del respeto a los derechos humanos y del sistema democrático y por crisis derivadas de desastres naturales, o crisis financieras y sociales que generan un impacto perceptible en la estabilización o incremento de niveles de pobreza en los sectores más desfavorecidos de la población. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, y Subdirección General de Planificación y evaluación de políticas de Desarrollo. “Plan Director de la Cooperación Española 2005-2008”, Madrid, p.73.

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Para el primer semestre de 2011, la OTC tiene previsto la elaboración del documento estrategia país o Marco de Asociación País MAP, que reemplazará el Plan de Actuación Especial, y será el nuevo marco referente de actuación para la AECID en Colombia.

Manteniendo el compromiso de mejorar sus procesos de planificación, la AECID se encuentra actualmente elaborando el ejercicio de programación operativa, que le permita medir su actuación y gestión por resultados previamente planificados.

Bajo la modalidad de subvención de estado o bilateral, la OTC de Colombia recibe anualmente 5.6 millones de euros promedio, lo que implica hacer una distribución presupuestal por acciones y/o contrapartes con el criterio de que contribuyan de la manera más efectiva a la prevención de conflictos y a la construcción de la paz.

La recepción de este nivel de recursos para un solo instrumento de la cooperación española, amerita y exige un rol de responsabilidad por parte de la AECID para que se haga una inversión efectiva de los recursos, teniendo en cuenta que la intervención elegida puede afectar positiva o negativamente, por tanto la obligación es tratar de incidir positivamente y disminuir los riesgos de daño.

Frente a esta responsabilidad y a la dimensión presupuestal, la OTC pasó del rol pasivo, que por varios años mantuvo, a uno activo que le ha permitido ir más allá de la simple asignación de los recursos a representar un compromiso de trabajo conjunto con los socios y a buscar los mejores resultados en las intervenciones.

Sin embargo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes pues un seguimiento y monitoreo permanente es casi imposible frente al volumen de intervenciones que se financian, de ahí la necesidad de crear instrumentos prácticos que permitan identificar y analizar tanto en las nuevas propuestas, los justificantes de sus posibles acciones como en proyectos en ejecución, los factores positivos y/o negativos y el aumento o disminución de los riesgos de daño en estos.

En el siguiente capítulo, se mostrará una breve reseña sobre los principales lineamientos de la metodología de sensibilidad al conflicto y algunas de sus herramientas como el Do No Harm y el Enfoque de Acción Sin Daño, y los elementos conceptuales y prácticos que ayudarían a la construcción de criterios para la toma de decisiones con respecto a la selección de nuevas intervenciones y a la continuidad o terminación de proyectos en ejecución, financiados bilateralmente.

Finalmente, es importante decir que la viabilidad de nuevas estrategias metodológicas y de herramientas, dependerá fundamentalmente de la disposición de la AECID para realizar cambios en sus procedimientos internos que favorezcan el desarrollo satisfactorio de sus intervenciones.

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2. MARCO CONCEPTUAL

A partir de la reflexión que puedan hacer las organizaciones de cooperación, acerca de su modo de actuar y los resultados obtenidos por sus acciones en medio de un contexto de conflicto como el colombiano, se podrá seguir una estrategia basada en el análisis de los efectos ocasionados por las acciones; en la prevención de aquellos resultados que perturben no sólo la evolución normal del proyecto sino a la comunidad beneficiaria; y en el rediseño de la respuesta si fuese necesario. En este capítulo, nos detendremos a analizar conceptualmente lo que significa trabajar con referentes de sensibilidad al conflicto y a revisar algunas herramientas propias de esta metodología, como el Do no Harm – DNH y el enfoque de Acción Sin Daño - ASD, que ofrecen aportes valiosos, en especial al tema que compete a este documento, que es la creación de un instrumento de monitoreo, que desde el ámbito de la cooperación y sus implicaciones principalmente de tiempo para la toma de decisión, facilite la disposición de finalizar o continuar intervenciones y así en gran medida se puedan disminuir los riesgos de alimentar o sostener daños.

2.1 Sensibilidad al Conflicto

Pensar en las veces que el conflicto armado en Colombia ha cambiado su dinámica y sus niveles de escalada, sería complicado. Los conflictos y en especial el colombiano, es bastante cambiante e impredecible, de ahí que muchas veces las intervenciones de cooperación tienen que readaptarse para tratar de dar una respuesta acorde a esas nuevas condiciones que se van presentando.

Las organizaciones de cooperación para el desarrollo y de ayuda humanitaria no son ajenas a estas circunstancias, por eso tener conocimiento y conciencia del contexto y de la responsabilidad que implican las acciones que se promueven, permite que los proyectos y/o programas contemplen desde su formulación un actuar de manera sensible ante un conflicto.

Seguramente para muchas organizaciones el hecho de contar con un análisis previo de contexto, pueda significarles que realizan un trabajo sensible ante el conflicto, sin embargo lo que propone esta metodología va más allá de la caracterización sobre situaciones de violencia, se requiere que este análisis de contexto se integre de manera funcional a los marcos institucionales y programáticos de las organizaciones de cooperación y que además se incluya en los ciclos de programa y de proyecto.

Según la organización Conflict sensitivity, una organización tiene capacidad de trabajo sensible al conflicto, cuando:

• Comprende el contexto y por tanto, las características del conflicto en el cual se trabaja.

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• Entiende la relación entre las acciones de desarrollo o humanitarias, y el conflicto. Por tanto, logra identificar los riesgos del conflicto sobre la intervención, los riesgos de la intervención sobre el conflicto y las oportunidades de la intervención para que contribuyan efectivamente a la construcción de paz y a prevenir la violencia.

• Y actúa de acuerdo a esa interacción, reduciendo los efectos negativos y maximizando los positivos.

Para la Cooperación Española, la razón de su presencia en Colombia, es principalmente la existencia de un conflicto interno armado que se alimenta por factores estructurales complejos, que obligan a una intervención activa y directamente a la transformación del conflicto, minimizando los efectos directos de este y originando capacidades locales que lleven hacia una paz duradera.

Si bien se ha logrado cierto nivel de conciencia frente a la exigencia y necesidad de analizar el conflicto como parte esencial de los programas y/o proyectos, aún falta un mayor compromiso que asegure una revisión periódica de la implementación de estos, y así se pueda detectar la influencia positiva o negativa que puedan acarrear estas acciones. Igualmente, se requiere de una capacidad autocrítica en el que se acepte y se reconozca que a través de las intervenciones se generan impactos negativos en el conflicto y que al mismo tiempo, dificulta el desarrollo del proyecto/programa. A partir de este reconocimiento, es necesario valorar las implicaciones que tienen las intervenciones sobre el conflicto7 y sus formas de incidir sobre este.

El análisis de contexto y su inclusión dentro de los marcos de actuación de las organizaciones de cooperación, pareciera ser un insumo superficial y de rigor, pero existen experiencias que demuestran lo contrario y señalan que aspectos como la mayor efectividad de la cooperación al concretar intervenciones con menores riesgos de afectación explican la importancia y el valor agregado de trabajar bajo esta orientación de sensibilidad al conflicto. Contar con un análisis de contexto permite valorar y evaluar con mayor facilidad, los programas y proyectos que se impulsan en contextos de violencia.

La metodología de sensibilidad al conflicto, ha desarrollado herramientas que hacen operante la estrategia, para este caso en particular nos ocuparemos del Do No Harm – DNH y del enfoque de Acción Sin Daño – ASD. El DNH, fue pionero en la reflexión sobre la importancia de entender el conflicto y sus dinámicas principalmente en intervenciones de acción humanitaria en contextos de guerra. Y a partir de las nociones del DNH, se desarrolla el enfoque de ASD que agrega a la reflexión, el análisis de los aspectos éticos y morales de una intervención, y ya no sólo para el ámbito de acciones humanitarias sino también en las de desarrollo.

En los siguientes acápites, entraremos a reflexionar más detenidamente cada una de estas herramientas - DNH y enfoque ASD - y analizaremos sus aportes a la construcción de la propuesta de este trabajo.

                                                            

7 VÁSQUEZ, Olga. “Sensibilidad al Conflicto. Principios, estrategias metodológicas y herramientas”. Especialización Acción Sin Daño y Construcción de Paz, Programa de Iniciativas universitarias para la Paz y la convivencia – PIUPC, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. p.17.

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2.1.1 Do No Harm Este concepto desarrollado en la década de los noventa, por la economista Mary Anderson y por el equipo de Collaborative for Development Action CDA, parte del postulado de que las organizaciones que intervienen en conflictos, no son ajenas a estos, sino que hacen parte del conflicto y por eso tienen un rol fundamental en la reducción de la violencia y la construcción de la paz. En principio los estudios estuvieron guiados por el análisis de respuestas humanitarias, pero más adelante notaron la necesidad de ampliar su análisis a la atención de desarrollo. El DNH también marcó el hito en los estudios sobre conflictos, pues identificó en las áreas de estos la existencia de conectores, entendidos como capacidades locales para la paz y de divisores, como tensiones y manifestaciones de violencia y de odio, que favorecían la guerra. Cuando las organizaciones de cooperación orientadas por sus propios mandatos y sus procesos internos y ante graves situaciones de violencia, no logran percibir la existencia de capacidades que pueden mejorar las condiciones conflictivas, y en muchos casos estas refuerzan involuntariamente el conflicto, y terminan desaprovechando los potenciales locales que seguramente aportarían a la integración de unos y otros a favor de la paz. Anderson (2009), identifica algunas categorías de capacidades para la paz (conectores) y para la guerra (divisores), agrupados de la siguiente manera: sistemas e instituciones, actitudes y acciones, valores e intereses compartidos, experiencias comunes, y símbolos y ceremonias. Es importante entender que estas categorías son flexibles y permiten que el análisis a partir del contexto sean algunas categorías conectores y en otros espacios sean divisores. Así, las organizaciones humanitarias y de desarrollo, deben analizar las distintas interacciones entre el contexto del conflicto y las intervenciones del proyecto/programa, de manera que los esfuerzos se concentren en disminuir los factores que habilitan el conflicto y en fortalecer las capacidades que favorecen a una solución pacífica del conflicto. Aunque todas las fases del ciclo de proyecto son importantes para el momento de análisis de las intervenciones según el concepto de “no hacer daño”, las decisiones que se puedan tomar en la fase de planeación de la ayuda pueden ser determinantes para descubrir los efectos negativos y/o positivos de la ayuda sobre el conflicto. Existen casos de proyectos que en su ejecución alcanzan resultados concretos y acordes a lo que se propone al inicio del proyecto, sin embargo, esta situación no exime que estas mismas acciones puedan estar favoreciendo las condiciones del conflicto. Las ayudas en contextos de conflicto, sufren frecuentes distorsiones que las imposibilitan en muchos casos a cumplir con sus objetivos, por ejemplo los gobiernos locales malinterpretan la ayuda de la cooperación señalándolos como únicos responsables dejando a un lado su rol como sujetos de obligaciones.  

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Resumiendo, el Do no Harm, considera que cualquier intervención en medio de un conflicto, siempre tendrá repercusiones, positivas o negativas, sobre este. Una vez se haga el análisis respectivo de identificación de tensores y de conectores, las intervenciones podrán replantearse o ajustarse con miras de no causar daños. Es importante también que las organizaciones en el momento que tengan que decidir dónde intervenir, no justifiquen la necesidad de actuación por el número de problemas y divisores que presenta la comunidad o la zona, sino que su valoración también la hagan a partir de las capacidades locales existentes (conectores) que seguramente requerirán de mayor fortalecimiento y permitirán asegurar la viabilidad de la intervención. Finalmente, esta herramienta abre un campo de estudio particular, que retomado desde el Enfoque de Acción Sin Daño, plantea que en las intervenciones se envían mensajes éticos implícitos y que estos influyen de manera concisa en el contexto de un conflicto.

2.1.2 Enfoque de Acción Sin Daño  

El punto complementario del DNH con el enfoque de Acción Sin Daño - ASD, radica en la preocupación por los mensajes éticos que se transmiten en las intervenciones humanitarias o de desarrollo. Los estudios filosóficos definen que “toda reflexión ética se preocupa de los actos humanos individual y colectivamente considerados; pero también de la responsabilidad de cada individuo e institución con respecto al todo social y natural como condición y fundamento del bienestar propio y el de los demás.”8

Desde este marco conceptual sobre la ética, el enfoque de ASD abre posibilidades de hacer juicios de valor sobre las acciones humanitarias, de desarrollo y de construcción de paz. De esta manera, la ASD parte del reconocimiento de unos mínimos éticos que examine los valores y principios que rigen a las intervenciones (ética deontológica) y que al mismo tiempo, indague por las consecuencias y efectos de lo que se haya hecho (ética consecuencialista).

Ambas visiones, la deontológica y la consecuencialista, presentan diferencias conceptuales, pues la consecuencialista es catalogada como una corriente más de tipo utilitarista y de bienestar mientras que la deontológica es una valoración que parte más de las motivaciones y de lo que significan o inspiran las propias acciones. A partir de estas diferencias el análisis del desarrollo adquiere una dimensión mucho más amplia, que busca no sólo la satisfacción de necesidades básicas sino que también dirige sus acciones al reconocimiento de los sujetos como ciudadanos con derechos.

                                                            8 RODRIGUEZ P., Ana L. “Acción Sin Daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una aproximación desde la experiencia colombiana”. Módulo 1. El Enfoque de la Acción Sin Daño. Programa de Iniciativas universitarias para la Paz y la Convivencia – PIUPC. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2009. p.17.

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Para el análisis de cualquier intervención es necesario contar con ambas concepciones ya que una acción valorada únicamente desde la “buena fe” no nos garantizaría que no se produjeran daños, por eso hacer también una valoración desde las consecuencias de las acciones sobre los individuos, nos podría evidenciar los posibles riesgos de daño.

Los principios mínimos éticos están fundados en las nociones de la ética civil, la dignidad, la autonomía y la libertad. La ética civil definida como “la ética del ciudadano y como tal, es el conjunto moral mínimo aceptado por una sociedad determinada. Por consiguiente, es un conjunto de valores <básicos> que no pretende eliminar el pluralismo, sino más bien, preservar y estimular la diferencia y la diversidad de proyectos humanos.”9

La dignidad recoge al ciudadano en su expresión de ser humano y lo protege de cualquier instrumentalización o fin para el que pueda ser utilizado. Esto significa que el ciudadano tiene derecho a ser parte activa de las decisiones que afectan la propia vida y el bienestar individual y colectivo. Mientras la autonomía, nace desde la conciencia de que un individuo es capaz de dar soluciones a sus propios problemas, esto siempre y cuando los ideales de los demás no se vean afectados. Y la libertad, que es tomar las decisiones sobre la vida misma en torno a sus propios planes y proyectos.

Estos parámetros que nos da el enfoque de ASD, nos dice que una vez concretadas las acciones es necesario evaluar continuamente los mensajes éticos que se transmiten y las consecuencias que dejan las acciones y que llevan a categorizar lo que es aceptable e inaceptable, y por tanto, a identificar los posibles daños en los que se incurren.  

Las diferentes lecturas que podamos hacer a partir del contexto, los mensajes éticos y las consecuencias de las acciones, deberán asociarse a concepciones de bienestar y justicia que estén enmarcados en las características socio-culturales propias del grupo que recibirá las acciones no como simple benefactor sino como un agente activo de las soluciones. En el marco del enfoque de ASD, se plantean para la acción humanitaria y los proyectos de desarrollo, los siguientes principios básicos10:

• La participación de los actores sociales. Todo proyecto deberá contar con una amplia participación de los ciudadanos/as y “ser parte activa de procesos, decisiones y gestión del proceso”.

• La comprensión del contexto y las interacciones. Las valoraciones morales a las que nos induce el enfoque de ASD no pueden hacerse desconociendo el contexto y sus consecuencias. Es necesario comprender el contexto institucional, político, comunitario, cultural, social y económico, que sustenten nuestras acciones.

De esta manera, el enfoque de ASD, nos sugiere la importancia de formular e implementar los proyectos desde conceptos como la ética y la moral, y de

                                                            9 Ibíd. p.21. 10 Ibíd. p.25

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analizar sus posibles efectos, favorables y/o desfavorables, con la intención de disminuir los riesgos de daño.

Para la identificación de las consecuencias que puedan surgir de la implementación de las acciones, la metodología de sensibilidad al conflicto propone la utilización de sistemas de monitoreo y de evaluación que nos permitan hacer seguimiento continuo a las acciones y de esta manera tener la posibilidad de realizar ajustes y redefiniciones que sean necesarias para el proyecto o programa.

Según el Conflict Sensitivity se podría plantear tres situaciones en lo que sería una estrategia de salida, la primera que se diseñe la terminación del proyecto desde el comienzo; la segunda, que se prolongue el proyecto; y la tercera, que se continúe el proyecto hacia una nueva fase. La primera opción, puede prescindir del sistema de monitoreo y de evaluación pero las siguientes dos opciones, que dependen del desarrollo del proyecto requieren que el sistema de manera eficiente arroje información oportuna para la respectiva valoración.

Finalmente, tanto la metodología de sensibilidad al conflicto como sus herramientas, el Do No Harm y el enfoque de ASD, mantienen suficiente flexibilidad permitiendo que la utilización combinada, de sus principios e instrumentos puedan sustentar la propuesta de monitoreo que aquí se presenta.

En el siguiente capítulo, se describirán y se analizarán los principales lineamientos de un proyecto y un programa de modalidad bilateral de la Cooperación Española en Colombia, uno con mayor tiempo de ejecución que el otro, con el fin de extraer algunas unidades de análisis que contribuyan a la metodología de monitoreo, desde lecciones aprendidas.

3. ANÁLISIS DE INTERVENCIONES AECID

Antes de iniciar con la descripción y el análisis de las dos intervenciones que aquí se toman a modo de ejemplo, es necesario anotar que esta valoración no es lo suficientemente rigurosa, y que para obtener una evaluación más precisa, se requiere de la utilización de herramientas que proporcionen datos más exactos y de la disponibilidad de tiempo para hacer las consultas pertinentes a todas las fuentes.

Las dos intervenciones escogidas se encuentran actualmente en ejecución bajo la modalidad de subvención bilateral, el Proyecto “Revulú, Juventud, Arte y Parte” se encuentra finalizando actividades de su tercera y última fase, y el Programa de apoyo a la promoción de los derechos de las víctimas se encuentra en plena implementación de su segunda fase.

El principal criterio que se tuvo para la selección de las intervenciones fue la naturaleza de cada una, pues permitiría tener puntos de comparación entre lo que implica la ejecución de un proyecto frente a una ejecución de un programa.

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El proyecto persigue un solo objetivo a través de una sola intervención a corto plazo mientras que el programa aunque también tiene un solo objetivo cuenta con más de una intervención y se proyecta a largo plazo. También se tuvo en cuenta el tiempo de implementación, pues el proyecto Revulú se encuentra en etapa de finalización y de cierre, mientras que el programa de víctimas está en pleno período de ejecución.

A continuación se expondrán algunos antecedentes y lineamientos del proyecto Revulú y del programa de víctimas, que permitirán hacer un análisis preliminar de ambos a nivel de avances y dificultades en la intervención. Se espera que el análisis arroje aspectos que alimenten a la construcción de la herramienta de monitoreo para el cierre o continuidad de los proyectos/programas, que es el fin último de este estudio.

Las fuentes de información consultadas fueron: para el proyecto de Revulú se contó un documento preliminar de sistematización que está elaborando el equipo técnico del proyecto; y para el programa de víctimas, se tomó como referencia la Nota Conceptual del Programa de apoyo a la promoción de los derechos de las víctimas, la cual ayudé a elaborar, y que se escribió con el fin de definir los principales lineamientos del programa de víctimas de la AECID.

3.1 “Revulú, Juventud, Arte y Parte”

Este proyecto nace entre los años 2004 y 2005, cuando las organizaciones públicas, privadas y de jóvenes, se interesaron por elaborar un propuesta que comenzara a favorecer a los y las jóvenes de Quibdó. Así, se consolidó la iniciativa de “Revulú, Juventud, Arte y Parte”, que fue presentada a la Cooperación Española. En el 2006, se aprueba el proyecto y la AECID se compromete con apoyar la iniciativa por tres fases hasta el 2010. En la primera fase la subvención fue de 265.000 euros, en la segunda fue de 165.000 y la tercera y última por 265.000 euros, para un total de 695.000 euros.

El municipio de Quibdó cuenta con una gran diversidad étnica y cultural, que responde a las características de la población afrodescendiente e indígena del territorio. Entre la problemáticas que afronta la población general de Quibdó y que afecta a su población juvenil está el déficit institucional en términos de infraestructura, recursos y capital humano para garantizar los derechos básicos, entre ellos el de salud, educación y empleo.

A esto se suma, la poca legitimidad de la institucionalidad pública, la administración departamental está intervenida por el Gobierno Nacional y la administración municipal no cuenta con recursos financieros y humanos suficientes para enfrentar situaciones estructurales de pobreza y coyunturales como el desplazamiento forzado.

Frente a este panorama las instituciones públicas, privadas, de cooperación internacional y de la sociedad civil se comprometieron en formular estrategias que incidieran en la situación y en la calidad de vida de la juventud. Las estrategias se orientaron a fortalecer las capacidades de los y las jóvenes, a través de formación, organización y participación, así se convirtieran en una

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alternativa como agentes de cambio ante la institucionalidad y la sociedad general. De esta manera, el proyecto se enmarcó en una estrategia desde lo local, que integrara a cinco instituciones del municipio11 y que trabajaran por garantizar y proponer líneas de política en juventud que generaran, a mediano y largo plazo, una cultura de respeto y reconocimiento del sujeto joven como actor social, político, cultural y económico.  El Proyecto se propuso como objetivo general “Mejorar las condiciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales de los y las jóvenes de la ciudad de Quibdó”, a través de los siguientes objetivos específicos:

- Promover la participación y la organización juvenil como mecanismo para vincular a la juventud en los procesos de gestión

- pública local y departamental. - Fortalecer la institucionalidad pública en juventud a través de una oficina

municipal encargada del tema. - Contribuir al mejoramiento del bienestar de la juventud, fortaleciendo sus

cualidades, capacidades y aptitudes. - Crear una cultura de tolerancia, respeto de los derechos fundamentales y

reconocimiento de la diferencia, con base en los principios constitucionales de reconocimiento de la dignidad de la persona, sus derechos fundamentales, la equidad y la solidaridad.

- Mejorar la calidad de vida de los y las jóvenes, mediante la coordinación de acciones con entidades departamentales, nacionales e internacionales, las ONG y el sector privado.

Después de casi 4 años de ejecución, se pueden considerar las siguientes acciones como fortalezas de la implementación: La participación de los actores del proyecto. Se fundamentó en encuentros locales y nacionales, intercambios y participación en escenarios o plataformas nacionales. Los y las jóvenes participaron en eventos en los que se puso en evidencia la riqueza cultural y social de la región y fundamentalmente su liderazgo en procesos de afectación política, social y cultural. La participación en espacios políticos que apuntaran al fortalecimiento de políticas públicas de juventud en las regiones y el país.

Fortalecimiento de capacidades. Acciones para el fortalecimiento y cualificación de las habilidades y aptitudes de los y las jóvenes a través de procesos formativos privilegiando el aprendizaje reflexivo, dinámico e integrado de acuerdo con el contexto social. Se fomentó la creación de alianzas locales para promover una imagen positiva de la juventud en la ciudad y en otras regiones del país.

                                                            11 Las organizaciones que se han comprometido con el proyecto son: la Universidad Tecnológica del Chocó, la Alcaldía Municipal, la Red Departamental de Juventud, la Caja de Compensación Familiar del Chocó (Comfachocó) y la Diócesis de Quibdó. Igualmente, estas organizaciones hacen parte del Comité Gestor, que cumple con funciones de seguimiento y gestión del proyecto.

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Fortalecimiento organizativo. El proyecto avanzó en su perspectiva de empoderamiento juvenil, con miras al logro de una mayor incidencia de los y las jóvenes en las diferentes esferas y/o espacios de decisión. Esto favoreció al reconocimiento, reivindicación y empoderamiento de los y las jóvenes en la ciudad.

El documento de sistematización del proyecto revela que las dificultades que se han presentando en el proyecto han sido de tipo técnico, metodológico, político, social, cultural y administrativo, y anota las siguientes: Falta de capacidad institucional. Los entes territoriales públicos siguen sin responder a las demandas de los y las jóvenes del municipio.

Falta de interlocución entre institucionalidad y juventud. No se dio interlocución fluida entre ambos actores para establecer estrategias locales de impacto que sean acordes a las necesidades de los y las jóvenes y coherentes con la oferta institucional.

No hubo sintonía con las dinámicas propias del contexto. El municipio de Quibdó actúa de acuerdo a sus propias maneras de hacer, ver y sentir. Esto hizo que los procesos tuvieran su propia dinámica de trabajo, marcando un ritmo particular para desarrollar las actividades programadas en el proyecto.

Se programó dentro del proyecto, la construcción de un espacio físico para que los y las jóvenes del municipio pudieran recibir la formación y practicaran sus actividades culturales. La edificación se construyó pero no se han podido concretar los compromisos institucionales para que funcione.

Podemos anotar que aunque las acciones principales del proyecto se centraron en el fortalecimiento de las capacidades de los y las jóvenes y se obtuvieron valiosos resultados en esta área y como lo señala el documento de sistematización, se “identifican algunos jóvenes líderes y emprendedores con capacidad para orientar procesos sociales, políticos y culturales a partir de los conocimientos y aprendizajes adquiridos, esto implica un cambio progresivo en su calidad de vida y en cómo ellos podrán afectar la de otros jóvenes en el mediano y largo plazo”, las principales fallas se presentan en la sostenibilidad del proyecto, pues ahora finaliza y no se ha logrado un compromiso real de la institucionalidad para generar acuerdos sobre su continuidad. En el mismo sentido, se evidencia la falta de capacidad de la institucionalidad para atender las necesidades de la juventud, no se abren espacios suficientes para la participación activa de los mismos en la toma de decisiones de interés.

Finalmente, el breve análisis de este proyecto nos sugiere dos asuntos: 1. que para lo avanzado que va la ejecución, sería importante hacer un análisis a partir de los posibles daños que se efectuaron o que se alimentaron con las acciones y tomarlo desde un enfoque de lecciones aprendidas; y 2. el análisis arroja algunas categorías para tener en cuenta en la herramienta de monitoreo como la sostenibilidad del proyecto, la participación de los actores sociales y el comportamiento de los socios institucionales y privados.

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3.2 Programa de apoyo a la promoción de los derechos de las víctimas

El análisis de contexto que hace la Cooperación Española en su documento marco –PAE 2006-2009- concluye que en Colombia existe “(…) una situación de conflicto armado interno de larga duración, de carácter muy complejo y diversificado, en el que coexisten y se retroalimentan diferentes fenómenos que son, a la vez, causa y consecuencia del conflicto”. Esta situación se mantiene, matizada por la variación de algunos aspectos importantes tales como dinámica y tipología de actuación de los actores armados, la reestructuración y/o creación de instituciones estatales en respuesta al conflicto y la promulgación de nuevas leyes, la participación de la comunidad internacional como agente promotor en la búsqueda y construcción de la paz, y una mayor participación de agentes de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones duraderas a la problemática de la violencia en Colombia.

La actuación de los distintos grupos armados, con múltiples y permanentes expresiones de violencia, de violación de los derechos humanos y de infracciones al derecho internacional humanitario (desplazamiento forzado, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, masacres y actos de barbarie, secuestros, homicidios, genocidios, reclutamiento forzado, torturas, violencia sexual, sembrado de minas antipersonas) ha afectado a notables sectores de la población. Atendiendo a la definición aprobada por la Asamblea General de NN.UU. mediante la Resolución 60/147, de 16 de diciembre de 2005 este colectivo amplio y heterogéneo afectado por el conflicto armado interno colombiano, pueden ser considerados víctimas del conflicto12.

Esta definición supera el debate jurídico que puede llevar a establecer diferencias entre víctimas por acción de grupos armados ilegales y víctimas por violación de derechos humanos. Según la ONU, existen en Colombia aproximadamente más de tres millones de víctimas por desplazamiento forzado, sin contar las víctimas de otros delitos conexos.

De esta manera, la problemática de las víctimas se ha ido ubicando en la agenda política del país y la materialización de los derechos de las víctimas será un tema relevante en la agenda política colombiana durante los próximos años, al menos por los siguientes motivos: i) por la conquista de un reconocimiento público por parte de las organizaciones de víctimas basada en la transformación de su condición de sujetos de atención a la de sujetos de derechos, y su reivindicación como actores sociales, económicos y políticos. ii)

                                                            12 …se entenderá por víctima a toda persona que haya sufrido daños, individual o colectivamente, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdidas económicas o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que constituyan una violación manifiesta de las normas internacionales de derechos humanos o una violación grave del derecho internacional humanitario. Cuando corresponda, y en conformidad con el derecho interno, el término “víctima” también comprenderá a la familia inmediata o las personas a cargo de la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para prestar asistencia a víctimas en peligro o para impedir la victimización. Una persona será considerada víctima con independencia de si el autor de la violación ha sido identificado, aprehendido, juzgado o condenado y de la relación familiar que pueda existir entre el autor y la víctima. (Res. 60/147, de 16 de diciembre de 2005 de la Asamblea General ONU)

 

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por la ineludible obligación del Estado en desarrollar un marco legislativo, institucional y financiero adecuado, y de cumplimiento con compromisos suscritos ante la Comunidad Internacional, y iii) por la implicación de diversos actores económicos y políticos y las múltiples expresiones de la sociedad civil, que buscan contribuir a la construcción de la paz y a la reconciliación, incorporando en su agenda política los derechos de las víctimas.

Para atender este contexto la AECID en Colombia crea, en su estructura funcional, el Programa de apoyo a la defensa de los derechos de las víctimas del conflicto en Colombia – Programa de Víctimas. Se pretende que el Plan de Actuación de la Cooperación Española en Colombia refleje la relevancia que precisa el trabajo con las víctimas, con especial énfasis en la promoción y defensa de sus derechos y en el fomento del diálogo social entre las organizaciones de víctimas y las entidades públicas competentes en brindar atención y asegurar el efectivo cumplimiento de sus derechos.

Con la creación de un programa específico en materia de víctimas, la AECID busca concentrar en torno a objetivos comunes, todas las acciones, actividades o proyectos que apoya la agencia, a través de distintos instrumentos y actores, relacionados con las víctimas. Una revisión de las subvenciones otorgadas durante los últimos años permite comprobar que se han apoyado iniciativas de distintas instituciones u organizaciones, ante las cuales el rol de AECID ha sido fundamentalmente financiero y de seguimiento, puesto que la identificación y formulación de las mismas ha sido responsabilidad exclusiva de la entidad proponente.

Este fenómeno ha sido propiciado también por la falta de una estrategia de actuación en materia de víctimas que sirviera para orientar y aglutinar dichas intervenciones bajo una lógica de correspondencia, complementariedad y sinergia. Hasta la actualidad, tanto proyectos bilaterales, como subvenciones a ONGD españolas y colombianas, y a organismos internacionales se han ejecutado, o están en ejecución, como entes independientes, sujetos sólo a las obligaciones administrativas y financieras que la entidad receptora de la subvención mantiene con AECID.

La creación del Programa de Víctimas tiene el propósito de otorgar a la AECID en Colombia mayor participación en la planificación y coordinación de todas las actuaciones que en materia de víctimas son ejecutadas con recursos de la Cooperación Española por diversos actores, de tal forma que éstas respondan a objetivos y resultados determinados por el propio Programa.

Con base a este objetivo, el Programa trabaja por integrar todas las intervenciones que se promuevan y se apoyen desde la AECID. Por eso, las acciones deberán estar enmarcadas en cualquiera de estas tres líneas:

I. Acompañamiento a las organizaciones de víctimas, que incluye el fortalecimiento de las mismas, el fomento de la articulación entre ellas y el apoyo para su participación en los espacios de diálogo social y de definición de de políticas públicas.

II. Apoyo a las entidades públicas (locales, departamentales y nacionales) para impulsar la definición e implementación de políticas públicas en

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materia de atención a víctimas y en el de protección y garantía de sus derechos.

III. Fomento de espacios de diálogo entre las víctimas, el Estado y otros agentes sociales, para promover el desarrollo, adaptación o adecuación de las políticas públicas en materia de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, según los estándares internacionalmente aceptados.

La capacidad ejecutiva y operativa del Programa se dota a través del mecanismo de actuación de subvenciones de Estado o modalidad bilateral. Con cargo al presupuesto 2008 se concedió a CODHES una primera subvención de 300.000 euros y para ello se estableció un Acuerdo de Colaboración CODHES – AECID, que permitiera y facilitara desarrollar las acciones a través de distintos socios, con base en las líneas de intervención del conjunto del Programa.

Durante el primer año, el proyecto dio continuidad a algunas actividades que han venido siendo apoyadas por AECID y que se encontraban inconclusas; a la vez que se iniciaron otras nuevas, bajo las líneas de intervención del Programa.

En 2009, se renovó la subvención con 400.000 euros y se utilizó la misma metodología de ejecución prevista para la subvención de 2008. Se planea una tercera fase del proyecto con presupuesto de 2010.

En este momento de ejecución de la segunda fase del proyecto/programa, y con miras a una tercera fase, es necesario detenernos y analizar lo que han sido estos años de implementación y cómo podríamos visualizar una nueva etapa del programa, teniendo en cuenta que el proyecto/programa ha priorizado el fortalecimiento de capacidades de las entidades territoriales y la construcción de política públicas para la atención a víctimas del conflicto.

Esto significa que habrá que hacer una selección previa de administraciones locales que a su vez serán coejecutoras, y que deberán implementar acciones a favor de la reivindicación de los derechos de las víctimas. Frente a este reto que se ha impuesto el programa de víctimas, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:

Selección de socios o contrapartes. Si la prioridad es trabajar con administraciones locales, se deberá hacer una selección adecuada que nos permita la elegir socios que cuenten con solvencia institucional, técnica y experiencia específica para la ejecución de la iniciativa propuesta.

Análisis de contexto. En Colombia, se han hecho graves denuncias, a nivel local, por corrupción y por vinculación de los dirigentes locales con los grupos armados ilegales. Acá es importante analizar que estas acciones principalmente a favor de las víctimas no terminen favoreciendo las actividades ilícitas de estos grupos y alimentando el conflicto armado, y que a través de esta propuesta se estén generando nuevos daños y fortaleciendo otros.

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Participación de las víctimas. Porque la población víctima del conflicto en Colombia es bastante heterogénea, se necesitan de políticas que tengan en cuenta las particularidades de los grupos de víctimas, en base, no sólo a las diferencias que puedan tener por el tipo de delito, sino a condiciones como lugar de origen, diferencia étnica y de género. Para alcanzar esto, es indispensable contar con la participación de las mismas víctimas y hacerlas participes de la reconstrucción de sus proyectos de vida.

Planeación. Si bien es cierto que las dos subvenciones que se han otorgado al Programa se han dado de manera rápida y casi accidental, debido a situaciones de la Sede en Madrid, es momento de hacer una planeación rigurosa, que detalle las funciones correspondientes tanto a la AECID como al ejecutor directo en este caso CODHES, en cuanto a coordinación, ejecución, seguimiento y evaluación. Igualmente, el conjunto de acciones y de resultados en materia de víctimas deberán plantearse de manera que sean acordes y pertinentes a las necesidades de las víctimas y no improvisar acciones que puedan generar o alimentar daños.

Finalmente, como hemos visto en ambos análisis, de proyecto y de programa, las categorías que han resultado son distintas, se concluye en principio que puede ser por los tiempos y el grado de avance de cada una de las intervenciones. Igualmente, es importante tener presente para el análisis, la naturaleza de cada una de las intervenciones, pues no es lo mismo la ejecución de un proyecto que la de un programa, en términos de gestión al programa le implica tener mayor rigidez y precisión en la planeación, ya que son varias intervenciones y por tanto, varios actores, que deben alinearse a un solo marco de actuación.

A continuación desarrollaremos las unidades de análisis o categorías para la construcción de la metodología de monitoreo, algunas de ellas resultaron de los análisis preliminares del proyecto y del programa y otras arrojadas por los estudios en la especialización.

4. UNIDADES DE ANALISIS

Una propuesta de metodología construida bajo lineamientos teóricos, indispensablemente requiere de unas técnicas concretas, instrumentos y/o herramientas, que permitan poner en práctica los elementos conceptuales para alcanzar los objetivos que se propongan. Para este caso en concreto, se espera que la ruta analítica que se propone, contribuya a crear la metodología y los procedimientos necesarios, que facilite la toma de decisiones referentes a continuar o finalizar los proyectos/programas en la Cooperación Española.

Al inicio de este documento se proponía como referencia conceptual la metodología de actuar con sensibilidad al conflicto, para este caso práctico se reafirma la importancia de utilizar esta metodología y sus herramientas, DNH y el enfoque de ASD. La utilización de la metodología sensible al conflicto nos marca el reto de implementar los proyectos y programas con sensibilidad al conflicto, esto significa que la intervención debe mantener flexibilidad para que de acuerdo a la variabilidad del conflicto se tenga la capacidad de adoptar

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alternativas a las situaciones que se presentan. La sensibilidad al conflicto también nos brinda la posibilidad recolectar lecciones aprendidas que contribuyan a mejorar el impacto de futuras experiencias.

Para el desarrollo de este capítulo es esencial partir de conceptos como la gestión de riesgos y lo que significa hacer monitoreo sensible a los conflictos y la paz; el primero de ellos hace referencia a “un proceso que hace visible los peligros para las personas involucradas, las inversiones y el logro de los objetivos de la intervención dentro de un rango aceptable o no.”13 Para identificar los riesgos o peligros del proyecto/programa en general, se requiere también la comprensión del contexto y sus implicaciones, el mantenimiento del monitoreo del entorno, evaluar y calcular el riesgo, y adoptar medidas que puedan minimizar los riesgos. A través de la recolección y el análisis de la información, el ejercicio de monitorear con sensibilidad al conflicto, logra detectar y calcular los cambios positivos y negativos, no planeados, que se presenten durante la intervención.

A continuación se enumeran y se explican las categorías, que de acuerdo a los tiempos de ejecución de los proyectos y programas, podrían arrojar elementos determinantes para la decisión de continuar o no con la intervención.

 

4.1 Para proyectos/programas recientes

Se considerarán proyectos/programas recientes aquellos que están en el rango de 0 a 2 años máximo de ejecución, teniendo en cuenta que el promedio de tiempo por intervención es de 4 años máximo. Las categorías que se proponen son las siguientes:

Sostenibilidad. Es común escuchar en el discurso de la cooperación internacional, que su fin no es sustituir al Estado y que por tanto las acciones que se promuevan deberán evitar en todo sentido la sustitución pero en cambio si se busca fortalecer las capacidades del Estado para que cumplan con sus obligaciones. Desafortunadamente, en muchas circunstancias cumplir con esa gestión es complicado y las acciones de cooperación internacional terminan generando “involuntariamente” condiciones de dependencia con los países receptores. De esta manera, las acciones quedan en medio de la tensión de continuar con la autonomía de los procesos o mantener la financiación de las acciones para continuar con el trabajo. Es acá donde, la cooperación internacional deberá valorar las estrategias de sostenibilidad que contempla el proyecto/programa y la viabilidad de aplicarlas y que tengan resultados efectivos una vez la cooperación decida irse.

Comprensión del contexto. La herramienta del DNH, nos brinda los principales lineamientos para esta categoría. El DNH sugiere que a partir de la comprensión de la dinámica sociocultural del grupo y del análisis del conflicto y

                                                            13 VÁSQUEZ, Olga. “Sensibilidad al Conflicto. Principios, estrategias metodológicas y herramientas”. Especialización Acción Sin Daño y Construcción de Paz, Programa de Iniciativas universitarias para la Paz y la convivencia – PIUPC, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. p.25. 

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de las capacidades y necesidades de paz, reconociendo los conectores y divisores propios de la zona, se podrían evitar efectos nocivos y permitiría el aprovechamiento de los escenarios no violentos y que ofrecen oportunidades para la construcción de la paz. Es importante, plantear que aunque la cooperación internacional mucha veces se concentra y justifica las zonas de actuación por las tensiones que se presentan en el sitio, que se valore también como criterio de actuación, los lugares donde existen capacidades locales de paz y por tanto, oportunidades reales de fortalecimiento de esas capacidades.

Participación de los y las agentes. La participación es contemplada en los proyectos de manera superficial e incompleta, pues es considerada en su mayoría de veces solo en la etapa de ejecución y atribuyendo una condición pasiva a los y las agentes. Es necesario que los y las agentes se involucren de manera activa desde la identificación y formulación del proyecto, así se garantiza la sostenibilidad de los procesos impulsados y la pertinencia de los mismos. Mantener un diálogo continuo de la población con los y las técnicas del proyecto.

Socios directos e indirectos. Hacer la reflexión de los socios que influyen o son afectados o hacen parte del conflicto es imprescindible. Además de que el socio, en este caso directo, tenga la capacidad de gestionar recursos de cooperación, es indispensable que los socios seleccionados tengan afinidades con los agentes del proyecto y que estos reconozcan la experticia de ellos en la materia. Así mismo, deberán tener afinidad en los objetivos, mandatos y perspectivas del trabajo del socio con los agentes del proyecto. Los socios pueden ser individuales o colectivos incluyen a líderes de la comunidad, comunidades desplazadas, ONG locales, medios locales, grupos religiosos, sindicatos, etc.

Planeación con respecto a resultados. Difícilmente por cuestiones de tiempo, la cooperación presenta serias dificultades al intentar hacer una cuidadosa y detallada planeación. No obstante, es un ejercicio que podría garantizar que las intervenciones no afecten negativamente y por tanto no generen daños a las comunidades. La planeación que se propone para este caso es desde los resultados y las actividades propuestas sobre los actores y las dinámicas del conflicto y de estos sobre los resultados y las actividades propuestas. A través de la planeación se buscaría prever los impactos de la intervención, y así daría la oportunidad de hacer ajustes si son necesarios.

Por el manejo de los tiempos, se propone que se tengan en cuenta para este momento específico, los indicadores de proyecto que facilitarían el proceso de monitoreo, pues permitiría analizar el proceso de formulación e implementación del proyecto, así cuando se detecte una situación que exija una modificación y esté identificada en la fase inicial del proyecto, se podrá cambiar con mayor facilidad.

Por último, señalar que esta es una primera aproximación a la construcción de esta herramienta de monitoreo y que en un momento próximo se pondrá a consideración de la coordinación y del equipo de técnicos y técnicas de la AECID y se esperaría retroalimentación que ayude a la perfección de la herramienta.

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4.2 Para proyectos/programas en ejecución avanzada Se consideran proyecto/programas en ejecución avanzada aquellos que igualan o superan los 3 años de ejecución. Las categorías que se proponen en este aparte surgen a partir de la reflexión sobre los posibles daños que se están generando o reafirmando por las diferentes acciones y actividades de los proyectos/programas que promueve la cooperación. Existen dos miradas conceptuales acerca del daño, una de ellas y quizás la más utilizada, es la jurídica que plantea el significado propio del daño y los alcances para quienes lo propician. La segunda mirada es de orden ético, que aunque no es la más publicitada no es menos importante, pues plantea la importancia de hacer procesos de auto reflexión sobre las acciones y los posibles riesgos de hacer daño. Para este caso, nos concentraremos en esta segundo referente de daño y concretamente en los posibles daños que se pueden generar en nombre de la cooperación. Aunque en la gran mayoría de los casos, la cooperación manifiesta buena intención en las acciones que promueve, eso no significa que quede excluido de la posibilidad de hacer daño. De ahí que, con sentido de responsabilidad se reflexione y se identifiquen los posibles daños que se puedan estar cometiendo y se propongan soluciones o estrategias que nos lleven a poder evitarlos. Partiendo de los principios de “beneficencia”, de no hacer daño y procurar hacer siempre el bien, y de responsabilidad, la Cooperación Española deberá concentrar todos sus esfuerzos en buscar el pleno bienestar de la población participante en los proyectos/programas14. Por tanto, los procedimientos establecidos por la cooperación, tendrán que ser lo suficientemente flexibles para no concentrar los esfuerzos y los objetivos de un proyecto/programa como únicas soluciones sino ampliar la visión hacia el análisis de posibles factores negativos y/o positivos generados por las propias soluciones, que puede empeorar la situación, mejorarla o dejarla igual. Este tipo de daños que se producen por las acciones humanitarias o de desarrollo, no son perceptibles y esto lleva a la invisibilidad de sus efectos y a desvanecer los análisis respectivos a las actuaciones de cooperación. Otro aspecto a tener en cuenta, son las personas a quienes van dirigidas las acciones casi siempre han sufrido daños irreparables y no han logrado sanar las heridas que se han generado estos hechos. Por esta razón, es primordial comprender las consecuencias que los conflictos han generado y tenerlos presente para el planteamiento de las acciones a realizar y desde luego, procurar no ampliarlos con otros hechos que reafirme o suscite nuevos daños.

                                                            14 RODRIGUEZ P., Ana L. “Acción Sin Daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una aproximación desde la experiencia colombiana”. Módulo 1. El Enfoque de la Acción Sin Daño. Programa de Iniciativas universitarias para la Paz y la Convivencia – PIUPC. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2009. p.26.

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Para la realización del ejercicio de valoración es esencial que los y las técnicas reconozcan y asuman una postura autocrítica, que desde las intervenciones se puede estar incurriendo en daños profundos que afectan los proyectos de vida e implican la moral y el psique de los y las ciudadanas. Algunos daños que se evidencian con mayor frecuencia y se proponen para monitoreo son15: Dependencia nociva. Hace referencia a la dependencia que puede estar generándose respecto a la gente y a los recursos externos, principalmente a los de cooperación internacional.

Divisiones entre las partes. En los escenarios de conflicto se encuentran divisiones y tensiones entre diferentes grupos, y en algunas ocasiones, las acciones contribuyen a profundizar estas divisiones asumiéndose posturas discriminatorias, con prejuicios o de intolerancia.

“Desempoderar” a la gente local. Uno de los principales objetivos de la cooperación internacional es dejar capacidad instalada en las zonas donde se actúa y así favorecer a la sostenibilidad de los proyectos. Sin embargo, sin intención se envían mensajes de que la gente no está en capacidad de construir paz sin la ayuda de los agentes externos.

Aumentar el peligro de los participantes en los proyectos. Se pueden poner en riesgo la seguridad de los participantes cuando se crea una falsa sensación de seguridad; cuando se pone a la gente en situaciones peligrosas; o cuando las agencias generan expectativas irreales en sus contrapartes locales o no se ofrece suficiente apoyo en el seguimiento.

Manejo y decisiones sobre los recursos humanos y materiales que son provistos por los programas/proyectos. Cuando se proponen acciones que requieren de atención, recursos y tiempo de la gente local en actividades que no están relacionadas directamente con el conflicto. Por evitar esto es necesario que se plantee la participación de los y las agentes, y decidan ellos y ellas mismas las prioridades de sus necesidades.

El reconocimiento de los límites externos no impide la asunción de la responsabilidad sobre acciones y decisiones de la intervención. El mensaje implícito de impotencia e incapacidad para responder con la ausencia de responsabilidad por los efectos de las intervenciones es evidente. No obstante, es necesario que la cooperación reconozca cierto grado de responsabilidad sobre las intervenciones y decisiones que se tomen en el contexto.

Manipulación mediática. Un mensaje implícito es el trasmitido por las políticas y los enfoques de las agencias y organizaciones en su publicidad y la recolección de fondos. Las organizaciones internacionales tienen mandatos concretos sobre la visibilidad de la organización y de las acciones que promueven y muchas veces a través de esas estrategias de publicidad se establecen estereotipos de la víctima con el objeto de captar recursos.

                                                            15 Ibíd. 46-59p.

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Finalmente, es importante anotar que las categorías que se proponen para el análisis de daños no es definitiva, sería esencial que la comunidad y los/as técnicas identifiquen otros posibles daños y los integren al análisis del proyecto/programa.

A continuación se presentará una ruta guiada por preguntas para que el o la técnica realice un análisis previo sobre la intervención y con base a este se tome la decisión de continuar o finalizar proyectos/programas.

5. GUIA PARA LA REFLEXIÓN

La propuesta consiste en agrupar en un formato sencillo, unas preguntas guía que orienten al técnica/o la reflexión sobre los proyectos o programas que tengan a cargo. Son dos modelos, uno para los proyectos/programas recientes y otro para proyectos/programas en ejecución avanzada

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 PARA LOS PROYECTOS/PROGRAMAS RECIENTES 

Nombre del Proyecto: 

Tiempo de Ejecución:  

Preguntas Guía16:  DE DÓNDE SURGE LA INICIATIVA: ¿Cuáles son las necesidades que nos llevan a planear esta iniciativa? QUIÉN ES LA CONTRAPARTE Y/O SOCIO: ¿Qué criterios utilizamos para elegir a  la  contraparte?;  ¿Son  organizaciones  legítimas  a  los  ojos  de  los  actores identificados como capacidades  locales, de  los movimientos sociales y de  las comunidades?;  ¿Representan  estas  organizaciones  de  forma  plural  a  la sociedad?  EN  LA  FORMULACIÓN PROYECTO:  ¿Dejan  fuera  los procesos de  selección  a personas e instituciones estratégicas en cuanto a capacidades locales de paz?  SOSTENIBILIDAD:  ¿Trabajar  y  proveer  recursos  a  una  contraparte determinada puede estar debilitando las organizaciones locales existentes y a otras instituciones representativas? CONTEXTO:  ¿Qué  efectos  tiene  el  proyecto  sobre  fuentes  potenciales  de violencia?; ¿Qué criterios usamos para elegir el lugar? RECURSOS: ¿Qué consecuencias podría tener la subvención? ¿Son todas ellas intencionadas? ¿Se subvenciona a una economía de violencia o una economía de paz? ¿Qué tipo de recursos estamos transfiriendo y que efectos generan? POBLACIÓN  PARTICIPANTE:  ¿Con  qué  criterio  elegimos  a  la  población participante? ¿Quién se está quedando afuera y por qué? PROCEDIMIENTOS:  ¿Cuáles  son  los  mecanismos  para  implementar  el programa y/ o proyecto? ¿Dar inicio al trabajo en este momento tiene algunas implicaciones? ¿Cuáles?  TIEMPO  DE  INTERVENCIÓN:  ¿El  tiempo  de  duración  de  la  iniciativa  es adecuado para el objetivo del programa y/o proyecto?          

                                                            16 Se tomo como referencia algunas preguntas que se planteaba en el documento Marco de orientación Actuación sensible ante conflictos en la cooperación internacional. WELT HUNGER HILFE

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PARA PROYECTOS/PROGRAMAS EN EJECUCIÓN AVANZADA

Nombre del Proyecto: 

Tiempo de Ejecución:  

Preguntas Guía17:  CONTEXTO  Y  CAPACIDADADES  LOCALES:  ¿Quién  o  qué  son  los  elementos, personas o grupos de cohesión que sobrepasan  las  fronteras de un conflicto y/o representan un futuro potencial de paz?, ¿Con qué métodos se  imponen los intereses fortalecidos?, ¿Con ellos se daña directamente o indirectamente a otros actores?, ¿Se apoya exclusivamente a un partido del conflicto?, ¿Qué consecuencias puede tener?  FINANCIAMIENTO: ¿Libera el financiamiento del exterior recursos locales que puedan  ser  usados  para  la  promoción  de  la  violencia?,  ¿Es  la  ayuda  del exterior  un  estimulo  para  prolongar  la  violencia  o  la  guerra  porque  sacan provecho de ello?, ¿Están  siendo  los  recursos  tangibles e  intangibles que  se aportan  un  factor  de  división  social  nuevo?  ¿Los  criterios  para  transferir recursos consideran que éstos pueden ser un factor que divida  la sociedad o viceversa? ¿Son  los  recursos aportados algo por  lo cual vale  la pena  luchar?  ¿Se están desviando los recursos hacia fines no deseados  que pueden ser un factor que divida la sociedad o viceversa? ¿Los recursos que se trasfieren son recursos  que  realmente  resultan  necesarios  y  responden  a  las  necesidades locales? PROCEDIMIENTOS:  ¿Dañan  las  publicaciones  a  los  grupos  meta  de  las intervenciones?,  ¿Es  contraproducente  el  objetivo  de  la  medida  (desde  el punto de  vista del  grupo meta/desde  los  socios) para otras  intervenciones? ¿Hay  efectos  contradictorios  en  el  campo  de  acción  que  puedan  llevar  a conflictos o violencia? SOCIOS: ¿Cuál es el papel de los socios y su influencia en el conflicto? ¿Actúan en el nivel social en el que tiene su origen el conflicto? ¿Cuáles son sus puntos fuertes y débiles? ¿Está amenazada su seguridad física o psíquica?         

                                                            17 Se tomo como referencia algunas preguntas que se planteaba en el documento Marco de orientación Actuación sensible ante conflictos en la cooperación internacional. WELT HUNGER HILFE y del Módulo 2. Construcción de Paz, transformación de conflictos y enfoques de sensibilidad a los contextos conflictivos.

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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Si bien una inclusión adecuada del enfoque de sensibilidad al conflicto a las intervenciones de la cooperación internacional requiere de un rigor conceptual y de la construcción de herramientas metodológicas exactas para su aplicación, lo que aquí se presenta es una propuesta que a nivel de cooperación, parte de una realidad del mismo campo y entrega un instrumento práctico y sencillo, con el fin de facilitar su aplicabilidad y que de alguna manera se hiciera un ejercicio de reflexión que contribuyera a disminuir los riesgos de generar o reafirmar daños a las comunidades con las que trabajamos.

Manteniendo presente las realidades de procedimientos internos de la AECID, hago las siguientes conclusiones y recomendaciones:

• La aplicabilidad de la metodología de sensibilidad al conflicto y sus principales herramientas como DNH y el enfoque de ASD, es un proceso que requiere primeramente de voluntad institucional pero que aunque no hay conciencia de su manejo han estado presentes, el personal no los ha asumido como tal.

• Para dar inicio a la conscientización de los marcos conceptuales, es necesario que cada uno/a reflexione de manera crítica, la forma de cómo se están ejecutando los proyectos/programas y abra paso a cuestionamientos y a desaprender esquemas de trabajo basados en la subjetividad, que impiden el análisis sobre los impactos de la ayuda y a asumir la responsabilidad que se tiene frente a lo que se hace.

• La información es fundamental, si se cuenta con la información suficiente y

se comprende esta, se pueden encontrar opciones programáticas que ayuden a evitar los efectos negativos en las intervenciones.

• La metodología de monitoreo que se propone puede ser utilizado como un

instrumento práctico, que ningún momento sustituye los ejercicios de planeación ni de evaluación, sino que puede ser un componente adicional y complementario a esos procesos.

• Es importante también que la AECID asuma las valoraciones de los

proyectos/programas como insumos y de la orientación como lecciones aprendidas que van permitir que mejore la ayuda.

• Finalmente, se recomienda la inclusión de estrategias de cierre en la

formulación de los proyectos/programas. De esta manera se prepara a la comunidad y a las contrapartes sobre el momento que hay que finalizar la intervención.

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BIBLIOGRAFIA

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