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- El juego motor en la etapa infantil- - itinerario de maduración- PROYECTO DE INTERVENCIÓN MARIA BITARTEKO IKASTETXEA

Proyecto de intervencion

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- El juego motor en la etapa infantil-

- itinerario de maduración-

PROYECTO DE INTERVENCIÓN

MARIA BITARTEKO

IKASTETXEA

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ÍNDICE

1 FASES O MOMENTOS DE LA SESIÓN ............................................... 2

1.1 RITUAL DE ENTRADA .............................................................. 3

1.2 FASE DE EXPRESIVIDAD MOTRIZ .............................................. 4

1.2.1 Juegos de destrucción y construcción ................................... 4

1.2.2 Juegos sonoros de pulsionalidad rítmica ................................ 5

1.2.3 Juegos simbólicos de aseguración profunda ........................... 5

1.2.4 Juegos simbólicos de aseguración superficial ......................... 6

1.3 FASE DE LA HISTORIA-CUENTO ................................................ 6

1.4 FASE DE LA EXPRESIVIDAD PLÁSTICA Y GRÁFICA ....................... 7

1.5 RITUAL DE SALIDA ................................................................. 8

2 LOS ESPACIOS ............................................................................ 9

3 LOS DIFERENTES MATERIALES .................................................... 11

4 DIFERENCIAR UNA SESION DE 2 AÑOS Y UNA DE 6 ........................ 16

4.1 Desde la posición erecta al tercer año: ..................................... 16

4.2 Desde los 3 a los 6 o 7 años: ................................................. 16

5 LOS PARÁMETROS DE OBSERVACIÓN DE LA EXPRESIVIDAD MOTRIZ . 19

5.1 Parámetros de observación de la expresividad motriz del niño ..... 19

5.1.1 RELACION CON LOS OBJETOS ........................................... 19

5.1.2 RELACION CON EL ESPACIO ............................................. 20

5.1.3 RELACION CON EL TIEMPO ............................................... 21

5.1.4 RELACION CON LOS DEMÁS ............................................. 21

5.1.5 RELACION CONSIGO MISMO ............................................. 22

6 BIBLIOGRAFÍA .......................................................................... 23

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1 FASES O MOMENTOS DE LA SESIÓN

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1.1 RITUAL DE ENTRADA

Mediante este ritual, el cual durará unos 10 minutos, los niños son

capaces de asimilar que en esta sala van a poder realizar actividades que

no se dan en el aula. Por ello, el ritual de entrada se considera preparatorio

para que los niños reconozcan un cambio de ambiente. Además, este ritual

de entrada sirve como recibimiento en el que el educador reconoce

personalmente a cada niño, pues le saluda dirigiéndose a él con su nombre

y dándole la mano para acogerle.

Al entrar en la sala, y siempre que esta lo permita, los participantes

se descalzarán y se sentarán en unos bancos, a poder ser, dispuestos ante

el espejo, para que, de esta forma, todos puedan verse en el grupo.

Durante estos minutos que dura este ritual aprenderán a esperar algo con

deseo.

Una vez sentados, el psicomotricista recordará las normas del aula de

psicomotricidad para que después, en el momento que se inicie la sesión en

los diferentes espacios, todo se desarrolle bajo un nivel correcto de

seguridad. Con el tiempo, puede que los propios niños vayan añadiendo

normas a las que el psicomotricista responderá con ternura, pero con

firmeza.

Es el momento también, para indicarles las novedades, materiales

nuevos, nombrar a los ausentes, recordar la sesión anterior, recordar el

desarrollo de las dos partes de la sesión…

El niño relaciona la información nueva con los conocimientos previos.

Establecer relaciones entre elementos potencia la construcción del

conocimiento. El alumno da un significado a las informaciones que recibe.

La actividad mental constructiva del niño se aplica a contenidos que ya

están elaborados; es decir, son el resultado de un proceso de construcción a

nivel social. Se necesita un apoyo. El profesor debe ser un orientador que

guía el aprendizaje del niño.

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1.2 FASE DE EXPRESIVIDAD MOTRIZ

Esta fase suele durar unos 30 minutos (según la edad) y mediante

ella se pretende proporcionar múltiples experiencias corporales a los

participantes. Saltarán, correrán, jugarán, treparán… y esto hará que

realicen operaciones intelectuales que potenciarán la integración de

nociones de longitud, tamaño, espacio, lateralidad…

1.2.1 Juegos de destrucción y construcción

Al comienzo de la sesión los niños están impacientes y ansiosos, ya

que en el ritual de entrada han tenido que retener sus deseos. Por tanto, es

ahora el momento de liberarse. La destrucción de pilas de cojinetes es un

momento interesante al inicio de cada sesión. Destruir una construcción

conjuntamente libera una intensa emoción colectiva, esta actividad ha de

durar, para ello, el psicomotricista debe de hacer como si lo prohibiera y

reconstruirla otra vez. La destrucción se hace en un clima de intensa

alegría, esto permite superar la culpabilidad del placer de destruir. Aunque

la estructura de la muralla se destruya, siempre queda la posibilidad de

reconstruirla, así, destruir no significa perder para siempre, ni aniquilar.

Cuando los participantes ejercen su fuerza contra un adulto, muestran su

deseo de alejarle para comprobar su capacidad de dominio y afirmar su

propia identidad.

Se puede sentir mucho placer viviendo el desequilibrio, causado por las

caídas provocadas por otro. Este desequilibrio puede estar muy próximo al

placer y al displacer. El placer de destruir evoluciona siempre hacia juegos

de placer sensorio motor. Los niños no solo construyen aquello que pueden

destruir.

Dentro de este apartado entraría la construcción de la casa, que

representa la metáfora del cuerpo en relación con el entrono, con sus

aberturas y cerramientos, cada lugar simboliza la historia del placer y el

displacer de las experiencias corporales del participante. No podemos

olvidar que además simboliza un recinto protector en el que se representan

los roles de la familia.

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1.2.2 Juegos sonoros de pulsionalidad rítmica

En un espacio limitado de la sala se disponen unos tambores con pie y

baquetas para que los niños puedan percutirlos sin miedo a hacer

demasiado ruido, pero conviene limitar su duración en cada sesión, para

contener esta explosión sonora y aumentar su importancia.

1.2.3 Juegos simbólicos de aseguración profunda

Mediante estos juegos se consigue, de alguna forma, atenuar el dolor,

es decir, dan seguridad ante la angustia. Tienen relación con el miedo a

perder a algún ser querido o a ser destruido. Se desarrollan a partir de los

seis u ocho meses hasta los dos o tres años, pero pueden prolongarse

mucho más allá. En estos juegos, el placer lúdico ha de llevar al

psicomotricista a “jugar con su propio miedo”, lo que facilita que el niño se

centre en sí mismo, sus sensaciones, su tono, su movimiento y sus

emociones. Estas emociones provocadas serán intensas, pero de gran

ayuda.

Se trata de una regresión dinámica, abierta a la emoción y a la

comunicación no verbal. Estos juegos encuentran su auténtica razón de ser

con los niños y niñas que tienen dificultades en su proceso evolutivo, en los

grupos de ayuda terapéutica, ya que para que hagan su efecto de

aseguración, es necesario que haya una transformación tónico- emocional,

tanto en el adulto como en el niño.

Dentro de este tipo de juegos encontramos el de destruir, el de placer

sensomotor, el de envolverse, el de esconderse, el de ser perseguido, el de

identificarse con el agresor y el de llenar, vaciar, reunir y separar.

Con este tipo de juegos se pone de manifiesto el deseo de ser protegido

(jugar a envolverse). Así como el hecho de esconderse simboliza la

búsqueda de la presencia y la angustia durante la ausencia o desdramatiza

el miedo a ser agredido, ya que ayuda a distanciarse emocionalmente del

agresor.

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1.2.4 Juegos simbólicos de aseguración superficial

Son aquellos juegos que actúan como escudos imaginarios que protegen

al participante de los conflictos menores y más recientes, que tienen como

función la de proteger la personalidad de la posible angustia de ser uno

mismo. Jugando pueden expresarse sin temor a la censura. Por ello, en

estos juegos el psicomotricista ha de mantenerse a una cierta distancia, ya

que los participantes se sienten libres y no desean que los adultos entren en

su juego, ni en su historia personal. Pero si alguna vez el psicomotricista es

invitado a entrar en el juego, no se ha de entretener demasiado en él.

1.3 FASE DE LA HISTORIA-CUENTO

Es la preparación para la tercera fase, la fase de la expresividad

plástica y grafica, es la fase en la que de algún modo el cuerpo se para. Se

pasa del acto al pensamiento, viviendo las emociones sin necesidad de

utilizar el cuerpo. Esta fase no suele durar mucho más de 15 minutos.

Para dar paso a esta fase, 5 minutos antes de finalizar el periodo

motor se anunciará que en breves se cambiará de actividad. De este modo,

los participantes podrán anticipar que después de esta fase de expresividad

motriz llegará el cuento.

Para esta fase se utilizará siempre el mismo espacio dentro de la

sala, se dispondrán sentados frente al psicomotricista de manera que todos

y cada uno de ellos pueda ver bien.

A lo largo de las sesiones puede repetirse una y otra vez el mismo

cuento o historia, lo que facilitará la anticipación. Esto suele gustarles

mucho, ya que de este modo pueden adelantar los sucesos provocándoles

gran placer, alimentando de forma incesante la imaginación.

Cabe decir que en las sesiones de psicomotricidad el cuento más que

función lúdica tiene función terapéutica, ya que ayuda a que el participante

vea o proyecte sus angustias en el hilo de la historia y, pueda después vivir

el retorno a la seguridad emocional. Para ello, en general, las historias o

cuentos que se narran han de mantener dos registros: la subida de las

emociones y del miedo, y la vuelta a la calma para su aseguración.

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En la historia o cuento se vivirán tres momentos: la introducción a la

historia y presentación de los personajes, el momento cúspide donde se

desarrolla la situación de tensión, y la resolución del conflicto. Es necesario

que el niño viva una situación de miedo en la que aparezcan personajes

antagonistas que dificulten la tarea del protagonista, pero teniendo en

cuenta que la historia siempre debe finalizar con la victoria o triunfo del

héroe. Con la solución del problema, el niño conseguirá asegurar sus

miedos, sus angustias, sus temores.

1.4 FASE DE LA EXPRESIVIDAD PLÁSTICA Y GRÁFICA

Una vez finalizada la fase de la historia-cuento, en los próximos 20

minutos aproximadamente, se realizará la fase de expresión plástica y

gráfica.

Durante esta fase se estimulará la creatividad a partir del dibujo y o de

la construcción. Eso sí, serán actividades totalmente libres, ya que esta es

la única manera, realmente, de estimular la creatividad. Por ello el

psicomotricista ha de cumplir el papel de simple acompañante, y ha de

respetar el ritmo de cada uno sin interrumpir la simbolización de la

representación.

La construcción es muy importante para el desarrollo de la capacidad de

simbolización. Tras un periodo de construcción individual suelen agruparse

de manera espontanea para desarrollar una idea común, lo que hace

favorecer el trabajo en grupo.

En cuanto al material, es preferible que sea de madera, en color

natural, para alejar los parámetros sensoriales o estéticos y para que los

niños se preocupen únicamente por la forma y las dimensiones.

Una vez finalizada la construcción, no debe ser destruida, sino que

deben desmontarla pieza a pieza y guardar el material en su sitio

correspondiente.

El dibujo libre proyecta la historia afectiva, permite evacuar conflictos

relacionales, y sirve como medio para expresar la pulsionalidad destructora.

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A medida que la psicomotricidad fina va desarrollándose, el material que se

utilizará para dibujar será diferente, es decir, al principio se utilizarán

rotuladores o ceras, pero más adelante (4-5 años) los cambiarán por lápices

o bolígrafos.

La labor del psicomotricista no debe ser interpretar los dibujos, sino

animar al niño a que hable de ellos, para ayudarle en su proceso de

descentración. Mientras que algunos son capaces de establecer relaciones

entre sus representaciones, otros se mantienen en la mera descripción, algo

que con el tiempo se irá trabajando.

1.5 RITUAL DE SALIDA

Mediante el ritual de salida se pone fin a la sesión. Sería ideal que el

ritual de salida tuviese lugar siempre en un mismo sitio, preferiblemente,

donde se realiza el de entrada. También es positivo, para marcar la

finalización de cada sesión, el crear un tipo de despedida común en todas

las sesiones, para que el grupo la haga suya. Algunas veces, la fase de

representación grafica se utiliza como ritual de salida, finalizándola con una

pequeña charla a cerca de lo que cada uno ha dibujado o representado.

Otras veces, se habla sobre qué parte de la sesión les ha gustado más,

cuándo han disfrutado más…

Al terminar esta última actividad, antes de marcharse de la sala,

deberán recoger la clase, dejándola tal y como la encontraron al principio,

lo que también ayuda a la descentración.

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2 LOS ESPACIOS

En primer lugar, la sala de práctica psicomotriz debe ser una sala

específica y reservada para dicha práctica, y en la medida de lo posible,

amplia. La sala ha de ser luminosa y con un buen mantenimiento, tanto la

sala como los materiales han de ser atractivos y deben estar limpios. Una

sala acogedora, donde los niños (y el psicomotricista) se sientan a gusto y

seguros, donde sientan el placer de vivir y de existir. Una sala en la que los

niños puedan evolucionar libremente

En la sala se diferencian dos espacios; un lugar amplio reservado a la

expresividad motriz del niño, un lugar para la acción, para el juego motor

con su material específico; y un segundo lugar más reducido, muy bien

delimitado y con su respectivo material para la expresividad plástica y

gráfica. La clara delimitación de los espacios les aporta a los niños

seguridad. En caso de disponer de un espacio pequeño para la práctica

psicomotriz, se actúa con sentido común, retirando el material propio de la

expresividad motriz y disponiendo la sala para la segunda fase de

expresividad plástica y gráfica.

Antes de que los niños entren en la sala, el psicomotricista debe

organizar la sala definiendo claramente los citados espacios, manteniendo

para cada sesión el mismo orden establecido e idéntico material. De esta

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manera se proporciona seguridad a los niños, y estos, a su vez, se sienten

acogidos.

Durante la sesión los niños serán invitados a pasar de un espacio a

otro; se produce así un tránsito del placer de jugar con su cuerpo al placer

de simbolizar con la construcción, pintura, modelado, etc. lo cual ayuda al

niño a pasar a diferentes niveles de simbolización que van del cuerpo al

lenguaje.

El paso del acto al pensamiento favorece el psiquismo del niño,

produciéndose una concentración en la evolución del niño que es muy

estimulante para él, y le lleva progresivamente a ponerse a distancia de su

implicación emocional, lo cual le ayuda a descentrarse, todo ello en un área

de juego.

La sala dispondrá de una antesala o vestuario espacioso donde cada

niño tenga un sitio para su ropa y su calzado. Aquí es donde se comienza a

acoger al niño; mientras el niño se desviste, el psicomotricista aprovecha

para charlar con los niños, sin precipitación.

Posteriormente, se realiza el ritual de entrada en un lugar que permita

la visión global de la sala, cerca de la puerta de entrada y, si es posible,

ante el espejo, para que todos puedan verse en el grupo. Los niños

permanecen sentados en bancos, permanecen contenidos durante un

tiempo, realizan la anticipación imaginaria de lo que va a suceder, anticipan

el placer. En este mismo lugar, se lleva a cabo el ritual de salida, desde

donde se les invita a pasar al vestuario y se da por finalizada la sesión.

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3 LOS DIFERENTES MATERIALES

Los niños juegan y se divierten a la vez que van explorando sus propias

posibilidades motrices. Mediante estos actos, se relacionan con los demás,

aceptando unas normas de convivencia y poniendo en juego sus

capacidades lingüísticas, adquiriendo así, todo tipo de aprendizaje a cerca

del mundo que les rodea.

En cada etapa del niño, en cada nivel de madurez, se manifiestan

“diferentes lógicas” del movimiento; si bien en la primera etapa, la dinámica

de la acción se estructura por completo en la sensación (cuerpo entero), a

lo largo de la etapa siguiente, esta sensación, unida a la lógica interna, se

organiza de cara al exterior, y el cuerpo entero se centra en el objeto (base

de la lectura, escritura,…). Y no sólo la lógica interna, sino que también la

inteligencia.

La dinámica del movimiento experimenta la sensación de relación con el

entorno material. Los niños utilizan la afectividad (tienen la comprensión

afectiva de cómo y por qué utilizan los objetos), el motor de su vida, para

emprender actos de juego (acciones). Por eso, siempre tenemos que tener

en mente la importancia y el valor del material que dejamos a su alcance,

ya que dicho material será el que enriquecerá en mayor o menor grado las

actividades, facilitando y completando las acciones del niño. Hemos

mencionado la palabra actividad y acción. Tenemos que entender la

diferencia, ya que no es lo mismo utilizar una u otra. Mediante las

actividades, el niño no se trata como sujeto, sino como un objeto, un saco

que se va llenando de conocimientos transmitidos por el profesor. Las

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acciones, en cambio, tienen otra finalidad; la de generar autoestima. El niño

se siente libre, pero siempre con el referente presente. Con esa libertad

corriéndoles por las venas, el niño empieza a explorar, y pasa de ser

dependiente a gestionar la autonomía y autoestima para ir dando pasitos

hasta ser independiente. Con esto no se quiere decir que las actividades

sean malas o no haya que hacer uso de ellas.

En cada sesión de psicomotricidad, encontramos 3 espacios

(expresividad motriz, cuento y expresividad gráfica) los cuales ofreceremos

en cada uno de ellos un abanico de posibilidades en materiales. La cantidad

y calidad del material que se ofrece, será independiente. En cualquier caso,

la sala debe estar acondicionada con un mobiliario mínimo.

El material, basándonos en sus cualidades y simbología, se puede dividir

en dos grupos; material blando (les acoge, les envuelve, les da placer, y,

en definitiva, les transmite afectividad haciendo referencia al pecho, la parte

suave del “objeto madre”) y material duro (el niño tiene que enfrentarse

al reto, al principio de realidad, en definitiva, lo racional). Y según sus

dimensiones, pueden ser pequeños, medianos o grandes.

En el espacio para la expresividad motriz, los niños, a través del placer

del movimiento, a través de actividades espontaneas con la utilización de su

cuerpo, espacio y material, se convierte en un espacio imprescindible para

la formación de una buena imagen corporal, por ello, el uso de un material

u otro dependerá de los objetivos que querríamos trabajar.

Mobiliario

o Espalderas, un gran espejo, pizarra, armarios, cajas de

plástico, caballetes metálicos, cajones cerrados y móviles.

Trepar, equilibrarse, deslizarse, saltar,…

Material blando

o Bloques de espuma forrados con tela de colores y tamaños

diferentes (mínimo dos para cada niño).

Transformable a tenor de las fantasías de los niños:

construir torres, paredes, casas, castillos, escaleras,

túneles, utilizarlos como coches, motos, caballos,…

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o Colchonetas

Protegerse de las caídas de toboganes, de los saltos,

para construir escaleras, techo de las casas…

o Telas de colores de diferentes tamaños

Cortinas, sabanas, techo de las casas, como disfraz,…

o Animalitos de peluche, muñecas de trapo

o Cuerdas de algodón

Para atar, asegurar…

o Rulos de espuma

Jugar a espadas

o Pelotas pequeñas (de espuma)

Lanzar, llenar y vaciar,…

o “La bolsa” (pata puf)

Entrar y salir, meterse, esconderse o descansar,…

Material duro

o Anillas de caucho

o Palos de madera

Jugar a espadas

o Barreños y cubos de plástico de diferentes tamaños

Meterse dentro, encajarlos, llenarlos con objetos

diversos y transportarlos,…

o Instrumentos de percusión: tambores con pie, baquetas,…

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El espacio de la expresividad gráfica, espacio en donde el niño para

su cuerpo para adentrarse en un nivel superior de simbolización,

encontraremos materiales diferentes al de la expresividad motriz. Cada

lugar tiene su material específico.

Aún siendo un espacio reducido, el niño aprovechará los diferentes

materiales para retomar las imágenes mentales construidas en la actividad

motora y expresarla por medio del dibujo, del modelado o de la

construcción.

Mobiliario

o Mesas y taburetes

Para hacer su producción bien instalados

Material de dibujo

o Hojas de papel blanco, rotuladores de colores, lápices de

grafito y de colores (no se utiliza pintura)

o Carpetas para que los propios niños ordenen sus producciones

Material de construcción

o Maderas barnizadas con barniz incoloro (se mantiene ordenado

en cajas)

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Algunos de los materiales mencionados anteriormente pueden estar

permanentemente distribuidos por el aula (desde el primer momento al

alcance de los niños), o ser un complemento que va sacando el profesor

según vaya viendo el comportamiento de los alumnos o sean ellos mismos

los que los soliciten.

El material más adecuado que podemos ofrecer a los niños es el

material neutro. Un material que les da juego para trabajar la imaginación,

la transformación… en definitiva, en las operaciones intelectuales, y lo más

importante, no condicionarles.

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4 DIFERENCIAR UNA SESION DE 2 AÑOS Y UNA DE 6

4.1 Desde la posición erecta al tercer año:

Los dos espacios están instalados con su material desde el inicio y

durante toda la sesión para que cada niño pueda utilizarlos libremente.

Tampoco se establece el dispositivo temporal con las dos fases sucesivas:

expresividad motriz y expresividad plástica y grafica, sino que los niños

pueden pasar sin ninguna restricción de un lugar a otro para facilitar la

alternancia. La historia se cuenta al final de la sesión.

Los niños han de respetar la regla de no transportar el material

específico del espacio de la representación al espacio de la expresividad

motriz. Se presta una especial atención a los niños que destruyen las

construcciones de los demás.

Nos permite prestar atención a los niños que se mantienen siempre en

el mismo sitio, invitándoles, individualmente, a cambiar de actividad.

4.2 Desde los 3 a los 6 o 7 años:

Se instala es dispositivo espacial antes de iniciar la sesión y

progresivamente se instaura el dispositivo temporal: un tiempo para la

expresividad motriz, seguido de la historia y después un tercer tiempo para

la expresividad plástica y gráfica.

Cuando los niños sienten que los psicomotricistas “están allí solo para

observar sus actividades”, desarrollan el sentido de responsabilidad, están

más atentos y se muestran capaces de cuidarse mutuamente.

Sería deseable que los niños menores de tres años pudieran

beneficiarse de una sesión diariamente; después se puede ir pasando a dos

o tres sesiones por semana, hasta llegar a una sesión de ochenta minutos

cada semana.

o Juegos simbólicos de aseguración profunda

Se desarrollan a partir de los seis u ocho meses hasta los dos o tres

años, pero pueden prolongarse mucho más allá. Tienen relación con el

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miedo a perder a la madre y a ser destruido, provocando en el niño

emociones intensas especialmente si el psicomotricista se implica, con la

prudencia necesaria, para permitirle vivir una experiencia aseguradora.

o La construcción. Evolución de las construcciones.

1. etapa: Antes del tercer año el niño con las piezas de

madera hace alineaciones, apila o agrupa piezas iguales,

sin parar, ocupando el espacio horizontal o vertical.

2. etapa: La introducción de una alternancia en la

colocación de las piezas de madera (horizontal/vertical).

La alternancia binaria muestra la superación de la

repetición lineal precedente.

3. etapa: Aparece la simetría en todas las construcciones;

castillos, casas… La construcción en simetría corresponde

a la repetición de dos partes idénticas del cuerpo que

auguran nuevos descubrimientos cognitivos como la

igualdad y la desigualdad. Facilita el acceso a la

lateralización.

o El dibujo.

Para dibujar, al inicio se utilizan rotuladores de colores o ceras, pero a

partir de cuatro o cinco años se utiliza el lápiz o el bolígrafo, así el niño va

abandonando el aspecto estético del dibujo y el llenado de formas con los

colores, en beneficio de la calidad grafica.

Los dibujos de los niños no han de interpretarse, el rol ha de reducirse a

pedir a cada niño que hable de su dibujo “¿Me puedes contar la historia de

tu dibujo?”.

El dibujo de la casa: Hasta los tres años predominan las formas

circulares cerradas; después aparece la forma más o menos rectangular,

todavía sin una orientación respecto a la hoja de papel, entre los cuatro y

cinco años la casa aparece orientada con una base y un tejado; entre los

cinco y los seis años aparecen prolongaciones y desaparecen las

transparencias del interior de la casa que ponen de relieve la evolución de la

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capacidad de simbolizar, hacia los siete años, y hacia los ocho o nueve años

parece la perspectiva.

o El ritual de salida

Una canción de corro, conocida por todos, antes de los tres años da

seguridad y permite una salida colectiva. Después de los tres años se puede

hacer una agrupación final, siempre en el mismo sitio, en la que cada niño

es reconocido individualmente, llamado por su nombre y apellido e

invitando a pasar al vestuario solo, con un apretón de manos, “como hacen

los mayores”. Los niños aprecian mucho este símbolo social “de adultos”,

como una manera de ser reconocidos en su identidad.

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5 LOS PARÁMETROS DE OBSERVACIÓN DE LA

EXPRESIVIDAD MOTRIZ

La observación progresiva, lenta y prudente de la expresividad motriz

del niño permite tener un conocimiento del mismo por parte del educador,

y, de esta forma, valorar la práctica utilizada.

Dicha observación permite determinar y elaborar estrategias de

intervención, reflexionar sobre la evolución del niño y adecuar la sala a los

intereses y necesidades del niño.

Es esencial definir los parámetros a observar: qué, cuándo, cómo y por

qué. La observación nunca se resume a una única sesión. De esta manera,

la observación se hará lo más objetiva posible. Por último, abarcará al niño

en su totalidad a nivel interno como externo, aspectos sensoriales, tónicos

y emocionales. La clave está en observar con profesionalidad y distancia, se

debe dar una dialéctica continua entre el cerca y el lejos, lo suficientemente

cerca y lo suficientemente lejos.

5.1 Parámetros de observación de la expresividad motriz

del niño

5.1.1 RELACION CON LOS OBJETOS

En los objetos distinguimos por un lado la parte afectiva y la parte

lógica, y se debe observar su relación con los objetos: el niño utiliza el

objeto con todo su cuerpo (manos, pies,…), utiliza la afectividad, motor de

su vida, para emprender actos de juego (acciones). Todo lo afectivo crea

nuestro carácter. Nuestro carácter es nuestro destino. El niño con su

imaginación transforma los objetos, operación intelectual que pone en

marcha la lógica (inteligencia) base de la futura lectura y escritura.

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5.1.2 RELACION CON EL ESPACIO

Dentro de la sala el niño necesita un punto de referencia, una autoridad

o referente. Debemos reparar en cómo ocupa el espacio el niño, debería

hacerlo de forma significativa, con sentido y con placer.

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5.1.3 RELACION CON EL TIEMPO

Todo lo relacionado con el tiempo tiene que ver con el espacio, y viceversa.

5.1.4 RELACION CON LOS DEMÁS

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5.1.5 RELACION CONSIGO MISMO

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6 BIBLIOGRAFÍA

http://es.wikipedia.org/wiki/Psicomotricidad

ACOUTURIER, B. “Los fantasmas de acción”. Barcelona, editorial

GRAO.

LANDA, M. (2005). Iholdi. Donostia, editorial Erein.

DOMÍNGUEZ SEVILLANO, M.A. Desarrollo psicomotor: la expresividad

motriz. Un modelo de intervención en la etapa infantil. Universidad

del País Vasco