85
Vol. 4 Magdelis Vera Monzant PROYECTO EDUCATIVO REPUBLICANO E INSTRUCCIÓN PÚBLICA EN MARACAIBO (1830-1850)

Proyecto educativo republicano e instrucción publica en Maracaibo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Fondo Editorial UNERMB

Citation preview

  • Vol. 4

    Magdelis Vera MonzantPROYECTO EDUCATIVO REPUBLICANO

    E INSTRUCCIN PBLICA EN MARACAIBO (1830-1850)

  • Magdelis Vera Monzant

    PROYECTO EDUCATIVO REPUBLICANOE INSTRUCCIN PBLICA EN MARACAIBO

    (1830-1850)

    Coleccin Rafael Mara Baralt Volumen 4Fondo Editorial de la UNERMB

  • PROYECTO EDUCATIVO REPUBLICANOE INSTRUCCIN PBLICA EN MARACAIBO(1830-1850)Magdelis Vera Monzant

    Coleccin Rafael Mara Baralt. Volumen 4Fondo Editorial de la UNERMB

    2013, Universidad Nacional Experimental Rafael Mara Baralt (UNERMB)

    ISBN: 978-980-12-6371-5Depsito legal: LF 0612013370436

    Editor. Jorge Vidovic Lpez

    Portada: Lcda. Amanda LandinoDiseo y diagramacin: Lcda. Amanda Landino

    Impreso en: Imprenta Internacional C.A.Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela

  • COLECCIN

    Rafael Mara Baralt

    La coleccin Rafael Mara Baralt tiene como propsito conmemorar la vida, obra y pensamiento de este insigne venezolano, mediante la publica-cin de investigaciones en el rea de la cultura venezolana. La coleccin nace como un proyecto destinado a rescatar, editar y difundir los trabajos de investigacin en el rea de las Ciencias Sociales.

    Esta publicacin surge de la investigacin denominada Proyecto Edu-cativo Republicano e Instruccin Pblica en Maracaibo (1830-1850) de la profesora Magdelis Vera Monzant, quien reconstruye la memoria histrica relativa al nacimiento del proceso educativo republicano en la Provincia de Maracaibo del siglo XIX. En este sentido, su trabajo representa un aporte significativo en el rescate de la historia regional y local, necesaria para com-plementar la historia nacional venezolana.

    Jorge Vidovic Lpez Coordinador del CESHC

  • Dr. William Vanegas EspinozaRector

    Dr. Edison PerozoVicerrector Acadmico

    Dra. Mara del Rosario RomeroVicerrectora Administrativa

    Ing. Engert SandreaSecretario

    Programa Educacin

    Victoria MartnezDirectora del Programa de Educacin

    Jos LrezCoordinador del Proyecto de Ciencias Sociales

    Jorge Vidovic Coordinador del CESHC

    Ivonne VargasJefe del Departamento de Ciencias Sociales

    Centro de Estudios Socio Histricos y CulturalesProyecto Licenciatura en Ciencias Sociales

    Departamento de Ciencias Sociales

  • La UNERMB est consciente de la importancia que el libro tiene como herramienta para fortalecer tareas esenciales en la docencia, la investiga-cin y la extensin universitaria. En tal sentido, la Coleccin Rafael Mara Baralt busca difundir de forma tangible el conocimiento que tanto docentes como investigadores producen en sus mltiples actividades de pre y post grado, haciendo realidad la relacin acadmica entre profesores y estudian-tes, como el pilar fundamental del quehacer universitario.

    En mi condicin de Rector de la UNERMB siempre he procurado cola-borar con cualquier iniciativa que pretenda impulsar y promover el conoci-miento y la academia; hoy lo hacemos con este libro denominado Proyec-to Educativo Republicano e Instruccin Pblica en Maracaibo (1830-1850) de la profesora Magdelis Vera Monzant, esperando que contribuya con el rescate de la historia venezolana y fortalezca la formacin acadmica de nuestros estudiantes con relacin al conocimiento sobre los orgenes de las polticas educativas, especficamente las impulsadas desde la Provincia de Maracaibo, en el proceso de consolidacin de la nacin venezolana.

    Finalmente, agradecemos la iniciativa del Centro de Estudios Socio His-tricos y Culturales y al Proyecto de Ciencias Sociales de nuestra universi-dad por promover esta publicacin.

    Dr. William Vanegas Espinoza Rector de la UNERMB

  • NDICE

    Dedicatoria

    Introduccin

    Capitulo I. Moral y luces en el proyecto republicano de la instruccin pblica...................................................................................21

    Capitulo II. Instruccin pblica para el disciplinamiento ciudadano durante la fundacin republicana de Venezuela........................31

    2.1. Estructura y funciones de la instruccin pblica en el proyecto republicano..............................................................342.2. Materias de enseanza y mtodo de estudio...................................382.3. Dispositivos disciplinarios..............................................................45

    Capitulo III. Instruccin pblica en el Cantn Maracaibo 1830 1850...............................................................................55

    3.1. Decreto de escuelas primarias.........................................................553.2. Iniciativas para el progreso econmico y educativo de Maracaibo..................................................................603.2.1. Escuelas de primeras letras en el Cantn Maracaibo......................................................................................633.3. El control social y los preceptos de moral cristiana.......................67

    Conclusin.................................................................................................71

    Referencias................................................................................................75

  • A Dios fiel protector de los caminos en la vida.A mis padres, seres

    espirituales. En especial a mi madre, signo perdurable de fortaleza y perseverancia.

    A mis hermanos y sobrinos por su compaa y comprensin.

    A Reyber, por su apoyo incondicional. A la bendicin ms grande de

    mi vida, Mara Andrea.

    A mis amigos, compaeros de camino, en especial a Arianna por su fiel amistad.

    DEDICATORIA

  • En la primera mitad del siglo XIX, una vez consumada la ruptura poltica con el rgimen colonial, se dio inicio en los Estados soberanos latinoameri-canos a la formacin de los sistemas republicanos. Este proceso de transi-cin de la colonia a la repblica se present en medio de las particularidades histricas propias de cada regin y localidad del referido subcontinente.

    La experiencia venezolana estuvo de algn modo marcada por los inte-reses de las elites que controlaban el extenso territorio de la antigua Capi-tana General de Venezuela, en el cual se presentaron espacios sociales no articulados. Esta situacin contribuy a la agudizacin de contradicciones para la definicin del nuevo orden republicano.

    Este nuevo orden se inici en medio de una crisis estructural que segn Carrera Damas (1980) fue el resultado del agotamiento de los factores din-micos del rgimen colonial para articularse al sistema capitalista mundial, situacin que se profundizara con la gesta independentista. La necesidad de construir el orden republicano, an con la dbil estructura socioeconmica del momento, fue asumida por la clase dominante criolla, que se plante un conjunto de tareas relacionadas con el reordenamiento social.

    En lo econmico, restablecer la base agropecuaria y dar a la actividad econmica un sentido acorde con el nuevo marco de relaciones internacio-nales determinado por la articulacin plena con el sistema capitalista mun-dial (). En lo social, haba que enfrentar las consecuencias de un orden colonial resquebrajado (). En lo poltico, la tarea consista en alcanzar un grado de cohesin nacional que garantizara la integridad del territorio y perfeccionase la tendencia integradora afectada por la guerra (). En lo ideolgico, () la necesidad de robustecer la conciencia nacional ()(Ca-rrera Damas, 1980: 76).

    INTRODUCCIN

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    15

    Estas lneas de accin que caracterizaron el proyecto nacional republica-no evidencian una doble dimensin en los intereses de la clase dominante: uno de orden externo, orientado a la bsqueda del reconocimiento interna-cional a objeto de consolidar relaciones comerciales, de crdito e inversin que les permitiera articularse con el sistema econmico mundial; otro inter-no, que les permitiera el control territorial e ideolgico para la dominacin de los sectores populares.

    Para Carrera Damas (1980:69) este proyecto nacional es concebido por la clase dominante como instrumento de control de la sociedad y como instrumento de consolidacin de esa misma clase en la estructura social. Se trat de un proyecto republicano de control social que centr sus bases ideolgicas en el plano educativo, con el cual se persigui instruir ciuda-danos en las virtudes pblicas y edificar la moral republicana en torno a la adquisicin de conocimientos para el fomento de la utilidad pblica y la industria productiva.

    En este sentido, los sistemas educativos han tenido a lo largo del tiempo la particularidad de ejercer una significativa carga ideolgica proveniente de los sectores dominantes, la cual se expresa en los contenidos y valores impartidos en el proceso de aprendizaje. Siguiendo los planteamientos de Hall (citado por Van Dijk, 1998: 22), la ideologa se refiere a () las es-tructuras mentales los lenguajes, los conceptos, las categoras, imgenes del pensamiento y los sistemas de representacin que diferentes clases y grupos sociales despliegan por encontrarle sentido a la forma en que la sociedad funciona ().

    Van Dijk (1998: 236) considera necesario entender a las ideologas como reguladoras de las prcticas sociales. En sus planteamientos identifica la relacin que existe entre el control ideolgico y las instituciones, pues son stas () la contrapartida prctica social de las ideologas. Del mismo modo en que las ideologas organizan la cognicin de un grupo, las institu-ciones organizan las prcticas y a los actores sociales. A su vez, visualiza a la escuela y a toda organizacin de enseanza como las instituciones ideolgicas ms complejas () Principalmente orientadas hacia la repro-duccin del conocimiento y a la adquisicin de las habilidades () y como medio ms importante para la reproduccin de las ideas ms dominantes en la sociedad.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    16

    A partir del inters de avanzar en la comprensin de los mecanismos ideolgicos que impulsaron el surgimiento del sistema republicano moder-no en Venezuela, se estudia el papel desempeado por la instruccin pblica como forjadora del nuevo ideal de sociedad que emerge con el pensamiento ilustrado del siglo XVIII.

    De este modo la instruccin en el contexto histrico de comienzos del siglo XIX estuvo relacionada con la transmisin de conocimientos para la formacin de cualidades mentales y morales que propiciaran los comporta-mientos requeridos para la consolidacin del nuevo orden que naca sobre los escombros del mundo premoderno (Tenti, 1999).

    Como consecuencia del nacimiento de un nuevo orden, surgi la nece-sidad de impulsar un tipo de conocimiento cnsono con el desarrollo de ste. As, el conocimiento tcnico o productivo comenz a ser divulgado en la Amrica hispana mediante los mecanismos educativos que estaban en manos de las elites criollas, pues dicho conocimiento fue visto como la oportunidad que tenan estos pueblos para transformarse y adaptarse a la nueva realidad poltica, sociocultural y econmica vigente en Europa y Norteamrica (Saldaa, 1995).

    Durante el siglo XIX la educacin en Venezuela logra concentrar mu-chos de los principios de la ilustracin, esto como consecuencia del contac-to cultural y econmico-comercial con Europa, introducindose las ideas, actitudes y conocimientos propias de los ilustrados, quienes abogaban por la sustitucin de la enseanza centrada en motivos religiosos, por una edu-cacin laica, donde se institucionalizara la ciencia y la tecnologa como elementos de un programa de reforma social.

    En este sentido, interesa en la presente investigacin determinar la in-fluencia de la instruccin pblica en la construccin del disciplinamien-to social republicano en Maracaibo, para el perodo 1830-1850. En con-secuencia, este trabajo pretende dar respuesta a tres interrogantes bsicas: 1) Qu fundamentos doctrinarios orientaron la propuesta de instruccin pblica regida por el naciente Estado republicano? 2) En qu consisti el sistema de enseanza de las primeras letras en las escuelas? 3) Cmo se materializo en el Cantn Maracaibo la reglamentacin del Estado republi-cano sobre la instruccin pblica primaria?

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    17

    En lo especfico aspiramos dar respuesta a la presencia de los princi-pios liberales ilustrados, en la instruccin pblica, como forjadores de los ciudadanos requeridos para la repblica de la naciente nacin venezolana; oficializada como tal a partir de los preceptos constitucionales de 1830.

    As mismo constituye un propsito fundamental de este estudio analizar la instruccin pblica en Maracaibo a partir del examen del Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y su reglamento de funcionamiento emitido por la Diputacin Provincial en 1834; accin reglamentada desde los tiempos de la repblica colombiana.

    Para abordar este estudio de la instruccin pblica, en el caso particular de Maracaibo, la investigacin se ocupar de la escuela primaria o de pri-meras letras. Este nivel fue objetivo poltico de primer orden para formar el carcter moral y cvico de los ciudadanos, mediante una formacin para el trabajo productivo y la educacin moral.

    Nunca sern demasiadas las medidas que se tomen para propagar cada vez mas y mas la instruccin primaria. Ella no es solo interesante como base de la instruccin cientfica, sino por que difundida en la masa de los pue-blos contribuye poderosamente mejorar su estado moral industrial. La ignorancia de las primeras letras mantiene los pueblos en tal degradacin y embrutecimiento, que incapaces de pensar por s mismos, y de discernir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, y la verdadera dignidad de su ser, sirven como de mquinas ciegos instrumentos la ambicin y los parti-dos. Y como estos son mas frecuentes y peligrosos en las repblicas, es en ellas precisamente donde los cuidados del Gobierno deben con mas empeo aplicarse generalisar [sic] los primeros elementos del saber.(Editorial. Instruccin primaria, 1838. En El Constitucional de Maracaibo. Trim. 8, N 27).

    En cuanto a la delimitacin temporal, la investigacin se inscribe en el perodo 1830-1850, pues durante el referido perodo se sentaron las bases del ordenamiento jurdico institucional de la Repblica de Venezuela, des-de una concepcin liberal. En razn de ello la programacin institucional a cargo del control del Estado tuvo en la instruccin pblica un cuerpo norma-tivo idneo para la vigilancia y el control del ideal ciudadano previsto para el nuevo orden republicano. Al respecto, los principios de la Constitucin de 1830, texto jurdico forjador del proyecto poltico republicano, contem-

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    18

    plaba el reconocimiento ciudadano desde un progreso econmico social que inclua ser dueo de una propiedad raz (), tener una profesin, oficio, industria til (), sin dependencia de otro en clase de sirviente domstico, o gozar de un sueldo anual de ciento cincuenta pesos.(Art. 14).

    A su vez, este nuevo cuerpo jurdico dej anulado la figura departamen-tal asumida por la Constitucin de 1821, pues dispuso la divisin poltica territorial en provincias, cantones y parroquias(Art. 5). En este senti-do, el departamento del Zulia que estuvo conformado por las jurisdicciones de Maracaibo, Coro, Mrida y Trujillo qued dividido en provincias, resul-tando Trujillo anexada a la de Maracaibo hasta 1831 al lograr su separacin. La jurisdiccin de Maracaibo fue dividida en cinco cantones: Maracaibo, Zulia, Perij, Gibraltar y Altagracia, siendo el primero su capital.

    En lo que respecta a su fundamentacin terica, la investigacin parti de los planteamientos de Foucault (1998) sobre la relacin cuerpo poder y los mecanismos disciplinarios aplicados en instituciones como la escuela, donde se busca modelar las conductas mediante la interrelacin castigo-recompensa- sumisin. Para Foucault los sujetos se encuentran inmersos en una serie de dispositivos de control que marcan los comportamientos de stos. Desde el hogar, la escuela y el trabajo se desarrolla una cotidianidad de dominacin y evaluacin donde el cuerpo queda sometido como objeto o instrumento productivo y de control.

    De esta manera surge lo que Foucault denomina la sociedad disciplina-ria, cuyo propsito es el dominio de sus miembros mediante el disciplina-miento, entendido como () mtodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujecin constante de sus fuerzas y les impone una relacin de docilidad utilidad (Foucault, 1998: 141).

    La escuela, en consecuencia, se presenta como un mecanismo discipli-nario basado en la observacin y la vigilancia, donde desde temprana edad se modela al nio a travs de la estrategia castigo recompensa, para de esta manera perseguir la formacin de un hombre til y dcil a la estructura econmica y poltica de la sociedad.

    Diversos estudios realizados en materia educativa han centrado su inte-rs, en muchos casos, en la cronologa del sistema escolar y sus alcances

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    19

    sociales, sin profundizar en las implicaciones de la educacin en la transfor-macin de la dinmica cultural y la conformacin de un nuevo orden social. Al respecto, Negrn (1995) sostiene que es muy amplio el desconocimiento sobre las escuelas de primeras letras ilustradas. No siempre se distingue entre la enseanza tradicional y la ilustrada y, en la mayora de los casos, no se aprecia entre los autores la diferencia en los indicadores ideolgicos y educativos de la instruccin elemental tradicional y la renovadora.

    Sin embargo, el inters por analizar la influencia de los principios libe-

    rales en el establecimiento del sistema educativo republicano viene toman-do cierto auge en los pases latinoamericanos. Prueba de ello son los estu-dios sobre instruccin pblica y modelos pedaggicos durante el proceso de consolidacin de las repblicas americanas, desarrollados por autores como: ngela Aisenstein y Silvia Gvirtz (S.F.), Oscar Saldarriaga (2002) y Soasti Guadalupe (2001). En el caso particular de la orientacin temtica de la presente investigacin, el antecedente historiogrfico ms directo y sig-nificativo lo constituye el trabajo de Ileana Parra (2002), donde se analiza la instruccin pblica a inicios de la Maracaibo republicana, a partir de las condiciones infraestructurales, presupuestarias y legales del sistema escolar en la referida ciudad.

    En relacin con las fuentes empleadas en el desarrollo de la investiga-cin, stas se encuentran conformadas por testimonios documentales locali-zados en el Acervo Histrico del Zulia (AHZ), especficamente reglamen-tos de instruccin pblica, comunicaciones, decretos, memorias, cuentas de gobierno, publicaciones hemerogrficas como El Constitucional de Maracaibo. Tambin fueron consultados los cuerpos constitucionales de 1811, 1819, 1821, 1830, as como otras fuentes de origen bibliogrfico y electrnico.

    Los lineamientos metodolgicos seguidos en el proceso de investigacin provienen de las operaciones analticas que conforman la crtica histrica, lo que permiti el estudio de los hechos y la interrelacin de stos, as como la procedencia de las fuentes y la veracidad de stas por medio de su cotejo. A su vez, desde el punto de vista de su naturaleza, la presente investigacin es de tipo cualitativa y en ella se aplic la tcnica de observacin documen-tal en las fuentes consultadas.

    El trabajo se encuentra estructurado en tres captulos: el primero se orient a la identificacin de los principios liberales que guiaron el proyecto

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    20

    educativo republicano y la visin de algunos actores fundamentales en la concrecin de ste, como fue el caso de Simn Bolvar, Simn Rodrguez y Andrs Bello, en los cuales se identificaron algunos testimonios sobre la importancia de la moral cvica para la construccin de la nueva sociedad republicana. Tambin se analiza la conformacin del Estado docente como responsable del manejo y expansin del sistema educativo, con el que se persigui asegurar la consolidacin de los lineamientos bsicos para el de-sarrollo capitalista.

    El segundo captulo trata sobre el modelo educativo adoptado por la naciente repblica venezolana y su funcin en la consolidacin de sta; se especifican la organizacin escolar y las asignaturas contempladas para la instruccin de los nios de las escuelas primarias, el mtodo de enseanza fundamentado en el sistema de Bell y Lancaster y el control disciplinario ideado para garantizar el xito del aprendizaje.

    En el tercer captulo se analiza la realidad especfica del cantn Maracai-bo en materia de instruccin primaria. Para ello se tom en cuenta la prime-ra reglamentacin que emite la Diputacin Provincial al intentar organizar la enseanza de las primeras letras; de igual forma se dibuja el escenario educativo que prevalece en el cantn para 1830 1850, donde sobresale el inters del momento por la consolidacin de los principios morales requeri-dos para modelar la colectividad marabina.

    Cabe destacar que esta publicacin surge en el marco del programa de investigacin: Identidades, poder y prcticas sociales, adscrito a la lnea Representaciones, actores sociales y espacios de poder (Siglos XVIII XX), cuya investigadora responsable es la Dra. Beln Vzquez.

  • El siglo XVIII transcurri en el mundo occidental en medio de tras-formaciones socioculturales que partieron de las sociedades europeas, as como la norteamericana, mediante el impulso de los sectores dominantes de stas. Con las referidas transformaciones se persigui dejar atrs la ignoran-cia, la barbarie y la sujecin que caracterizaron a los gobiernos monrqui-cos, para avanzar hacia la construccin de un ideal propio del racionalismo de la poca: el progreso social y econmico.

    El racionalismo coloc la razn y la experiencia humana como puntos de partida para la estructuracin de un nuevo modelo socioeconmico y cultural distinto al del antiguo rgimen, en el cual se lograse el control pleno de la naturaleza y se desarrollase la capacidad del hombre para intervenir su entorno social y natural. Este anhelo de dominacin sera uno de los factores que impulsaran la conformacin de la modernidad y con sta la aparicin del capitalismo.

    La bsqueda del control de la naturaleza y cuanto en ella existe, inclu-yendo al hombre mismo, facilit el desarrollo industrial, el cual desde el siglo XVIII ha ido incrementndose a un ritmo similar al experimentado por los saberes cientfico tcnico. De esta manera el mundo moderno pro-pici la conformacin de un tipo de racionalidad, donde se asume como importante y necesario aquel conocimiento que favorece la permanencia del sistema capitalista. As, la llamada racionalidad instrumental ha servido de soporte del modelo socioeconmico ideado por la burguesa; sta se erige como pilar del orden capitalista, donde a nivel socio-cultural prevalecen los valores de sujecin y prosperidad.

    En opinin de Saldaa (1995: 19) este contexto socio-econmico y cul-tural sera el propulsor de las transformaciones que la Amrica espaola

    CAPTULO IMoral y luces en el proyecto republicano

    de la instruccin pblica

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    23

    experiment durante la etapa final del siglo XVIII y principios del XIX. En este perodo se observaron cambios profundos en lo que respecta a la () secularizacin educativa, cultural y cientfica, la emergencia de la conciencia nacionalista criolla y de los movimientos de independencia. De igual manera se hicieron presentes problemas de gran intensidad, como el de las autonomas regionales resultantes de la herencia colonial, las cuales propiciaron estructuras polticas con cierto grado de independencia guber-namental que se negaban a ceder el poder a una unidad central. Pero a nivel econmico las regiones de Hispanoamrica funcionaron a partir de un siste-ma global que reposaba sobre las demandas e intereses de la metrpoli es-paola. Esta dinmica econmica constituye un importante antecedente del modelo capitalista, en el cual se dara impulso a la ciencia y la tecnicidad, indispensable para desarrollar los sistemas de produccin.

    La necesidad de la produccin en el contexto del desarrollo y expansin del capitalismo incentivara en la Amrica hispana la formacin del recurso humano en torno a los conocimientos aplicados a las artes y oficios, res-ponsabilidad que en parte estuvo a cargo de instituciones como las escuelas de nutica, dibujo aplicado, agricultura, arte, matemticas, entre otras, las cuales intentaron introducir la ciencia moderna en las nacientes repblicas.

    La institucionalizacin del conocimiento cientfico tcnico en Hispa-noamrica estuvo estrechamente ligada a las funciones ejercidas por secto-res progresistas u organizaciones que promovan el desarrollo de las llama-das virtudes sociales, como fue el caso de las denominadas Sociedades Econmicas de Amigos del Pas, las cuales intervinieron en la dinmica econmica y cultural de las noveles repblicas, impulsando en stas el co-mercio, la agricultura, las artes, los oficios y la instruccin pblica, con el propsito de construir la sociabilidad y la cultura propias del capitalismo.

    Estas organizaciones tambin persiguieron el desarrollo de una moral cnsona con el modelo capitalista, por lo que favorecieron la aparicin de un tipo de ciudadano con valores especficos, a saber: patriotismo, libertad, exaltacin de la moral y las luces, as como toda vivencia que se despren-diera de los aportes de la ilustracin francesa, pues de esta manera se poda avanzar hacia el orden y la prosperidad de la repblica.

    De esta manera, tal y como lo refiere Vzquez (2006: 3), en la ciudada-na moderna () la calidad de ciudadano se politiza sobre los principios

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    24

    universalistas de las libertades instituidas por los derechos individuales, proclamados originariamente mediante los ideales democrticos del dere-cho a la participacin poltica (). Los ciudadanos o asociados, siguiendo a Rousseau (1996) conforman el pueblo cuando ejercen la autoridad sobe-rana, y son sbditos cuando se someten a las leyes del Estado.

    Una sociedad instruida representaba la garanta para el buen manejo de las costumbres, donde era importante el conocimiento de los deberes ciuda-danos. Por ello, los ciudadanos de las nacientes repblicas vieron a

    () la ilustracin como el principio de la felicidad social, y el medio nico de alejar de este suelo la discordia; la consideramos como la base que sostiene las libertades pblicas; la juzgamos como el dique que contiene las erupciones de la ambicin; y vemos en ella el escudo que repele los dardos del despotismo. Sin ella no pueden existir virtudes cvicas ni individuales, por que, cmo podr obtenerlas aquel desconociendo sus deberes no sabe las obligaciones que lo ligan hacia su patria? como podr desempear su deber aquel que decioso [sic] ignorante no conoce mas placeres que los puramente brutales?... Juzgamos que la dicha y prosperidad de nuestra pa-tria depende de la generalidad que adquiere la ilustracin; si conseguimos que el astro influyente del saber aparesca [sic] en nuestro suelo difundiendo sus rayos benignos, podemos lisonjearnos que no tendremos mas zozobras, ni partidos, mas oscilaciones polticas, ni infracciones de leyes () ( Colejio [sic] en Maracaibo, 1836. En El Constitucional de Maracaibo. Trim. 1, N 7).

    La ilustracin, y con ella la propuesta del liberalismo, introdujo en el sistema de instruccin algunos principios que apuntaban a la renovacin educativa y al establecimiento de un cambio profundo en el patrn de for-macin heredado de la Iglesia medieval. Al respecto, Zuretti (1988) pre-senta cinco principios fundamentales en poltica educativa heredados de la ilustracin:

    El primero lo constituye el estatismo y la escuela nica, donde se busc colocar el control educativo en manos del Estado, para lo cual la escuela se transform en una institucin de carcter pblico y unificador, a fin de di-rigir y monopolizar un solo principio integrador constituido por el dominio de los saberes tcnicos y la formacin de una conciencia moral capitalista.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    25

    El segundo estuvo dado por el derecho de acceso a la instruccin, en el cual se contemplaba la obligatoriedad de la educacin pblica y la gratuidad de sta. El Estado comenz a ser el responsable y garante del derecho de los ciudadanos a alcanzar un grado de instruccin.

    El tercer principio se refiere a la orientacin concreta, prctica y a la vez tcnica y cvica, fundado en la necesidad de instruir para la vida til, de manera que el joven fuese preparado para asumir cualquier profesin que resulte productiva para el Estado; de all la importancia de una educacin cientfica y prctica. A su vez, la formacin cvica y moral se asuma como parte importante de la instruccin del ciudadano, incluso a la par con la enseanza religiosa.

    En cuarto lugar el proceso educativo se vincul con la enseanza emi-nentemente nacional y humana, donde sta quedaba supeditada a la dimen-sin poltica, mediante la orientacin que le asignara el poder legislativo o asambleas que representasen la base popular.

    Y el quinto principio estuvo constituido por el laicismo, donde el Estado asume el control total de la educacin dejando a la Iglesia al margen de la actividad educativa, pero sin abandonar los fundamentos religiosos den-tro de los programas de enseanza moral; con este postulado se inicia una nueva etapa en la historia de la educacin: la conocida secularizacin de la enseanza.

    Estos principios, dirigidos a cultivar el espritu libertario mediante el desarrollo de las facultades morales y fsicas del individuo, fueron compa-tibles con el proyecto educativo que Condorcet defini en Cinco memorias sobre la instruccin pblica, cuando la Francia revolucionaria transitaba por su primera etapa constitucionalista. As () los principios de obliga-toriedad y gratuidad de la enseanza, laicismo, universalizacin de la edu-cacin () tuvieron su reconocimiento en el pensamiento poltico de este ilustrado (Gonzlez, 2005: 21).

    El proyecto educativo presente en las referidas memorias, contemplaba una instruccin basada en el bien pblico a travs del reforzamiento de las competencias polticas y cvicas de todos los ciudadanos; donde los prime-ros aos del proceso formativo consista en despertar en los nios reflexio-

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    26

    nes sobre la moral: () se tendra cuidado de desechar toda mxima y toda reflexin, porque no se trata todava de darles principios de conducta o de ensearles verdades, sino de disponerlos a reflexionar sobre sus sentimien-tos, y de prepararlos para las ideas morales () (Condorcet, 2001: 120).

    Esta orientacin pedaggica propuesta por Condorcet responda a una

    fundamentacin poltica y filosfica cuyo punto de partida era el iusnatu-ralismo, la doctrina de acuerdo con la cual el hombre, todos los hombres indistintamente, tienen por naturaleza () algunos derechos fundamenta-les, como el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la felicidad (Bobbio, 2004: 11) que deben ser respetados y garantizados por el Estado. De esta manera, el derecho natural sirvi para que los ilustrados idealizaran al ciudadano en contraposicin al despotismo absolutista.

    Segn Gonzlez (2005: 116), Condorcet logr agrupar con su proyecto educativo los intereses de los tres grupos sociales relevantes de la revolu-cin francesa: () las elites y su deseo de reformar las masas; la burguesa y su deseo de formar buenos ciudadanos; y el de los revolucionarios de crear un hombre nuevo para la nueva repblica.

    En el caso venezolano, Vzquez (2006: 8) seala que los ordenamientos jurdico - polticos liderados por la intelectualidad liberal - ilustrada para ordenar el proyecto republicano y educativo, transitaban entre el discurso de las luces de la razn, la moral cristiana y la moral republicana. Este discurso estuvo cargado de principios con los que se busc conducir a la ciudadana al servicio del bien comn.

    Para la autora, con estos principios se pretendi contrarrestar la carencia de virtudes cvicas en la naciente repblica. De esta manera se persigui la conformacin de la moral republicana de los ciudadanos, donde se deba dar cabida a la igualdad democrtica y al derecho de poseer bienes, siempre y cuando stos no se asumieran como exclusivos de una familia.

    En opinin de Straka (2005) esta aspiracin de virtudes cvicas se acen-tuara con el proceso de emancipacin, pues ante la falta de una efectiva administracin se aminoraba la posibilidad de vivir en un orden republica-no, presentndose aceleradamente problemas de corrupcin administrativa, ignorancia, tirana y vicios que dificultaban el funcionamiento efectivo de la repblica.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    27

    Esta situacin activ la accin interventora de la dirigencia poltica, la cual persigui controlar las pasiones y desviaciones individuales. De esta manera, Simn Bolvar ante el Congreso de Angostura, en 1819, seal que la observancia de lo noble por parte de un ciudadano exiga que la repblica, adems de ser libre y fuerte, fuese virtuosa con el progreso de la ilustracin y las facultadas morales emanadas () del espritu pblico, las buenas costumbres y la moral republicana. De all que planteara la necesi-dad de una instruccin popular nacional, fundada sobre dos pilares y regida por el Estado: La educacin popular debe ser el cuidado primognito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una repbli-ca, moral y luces son nuestras primeras necesidades (Bolvar, 1819). De hecho, la propuesta del Poder Moral, es un reflejo de la profunda convic-cin de Bolvar sobre la necesidad de consolidar la libertad con hombres concientes de su propio destino, por lo que la educacin representaba un instrumento eficaz para la formacin de esta conciencia de libertad en los pueblos (Ramos, S.F.).

    Para el saneamiento de los males de la repblica e introducir en sta va-lores cvicos y republicanos, Bolvar recomend a los legisladores asumir el modelo de las instituciones antiguas de Atenas, Roma y Esparta, pues stas condicionaban la moral que deba regir la conducta de los ciudadanos en dichas sociedades.

    De hecho, la educacin en el mundo occidental ha mantenido a lo largo del tiempo la impronta de la cultura griega antigua, de donde recibi la prc-tica moderna de perseguir integrar al ciudadano a la vida pblica. Fue en el contexto helnico que se dieron los primeros razonamientos en torno a la educacin moral, la psicologa, y en especial, la integracin del ciudadano y su concienciacin en el respeto a la ley y las normas que rigen a la comu-nidad (Gonzlez, 2005: 43).

    Segn Salmern (2000), Aristteles identific una estrecha relacin en-tre las costumbres y la moral en el proceso de formacin del ciudadano. El filosof atribuy a las costumbres un papel fundamental en la conformacin del carcter moral del hombre. En el campo educativo, en consecuencia, se hace necesaria la formacin de hbitos que difcilmente despus de contra-dos pueden ser olvidados. Tambin es importante la aplicacin de la ley, pues con sta se facilita la recta direccin de las prcticas que regulan la

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    28

    educacin y los oficios de los jvenes. La norma constituye la fuerza coer-citiva que modela la construccin de las formas de pensamiento y accin moral.

    Estos planteamientos de Aristteles fueron retomados por la intelectua-lidad liberal, con el propsito de aplicarlos en el sistema republicano y per-seguir as la construccin de una nacin () sabia, virtuosa, guerrera si los principios de su educacin son sabios, virtuosos y militares () (Bolvar, 1825). A la par con la virtud y la moral republicana era necesario dotar al ciudadano de conocimientos para el trabajo productivo.

    En este sentido, el proyecto educativo de Simn Rodrguez conjugaba

    la formacin de valores para la convivencia republicana y la capacitacin para el ejercicio de oficios que abrieran paso a la prosperidad econmica. A juicio de Jorge (2000) este binomio responda a las exigencias del desa-rrollo industrial que se vena asomando en el mundo, el cual requera de un modelo educativo cnsono con esta nueva realidad. Lo til y productivo se asumen como prioritarios; por lo tanto, slo el diestro o capacitado podr llamarse ciudadano. As, el proyecto republicano requera un fundamen-to econmico, pues una revolucin poltica pide una revolucin econmi-ca (Simn Rodrguez, citado por Uslar, 1995: 76).

    Al respecto, el proyecto de educacin rodrigueciano o robinsoniano consisti en un sistema tridico, conformado por: a) educacin popular; b) capacitacin para oficios tiles; c) derecho a la propiedad de lo trabajado. En estos tres componentes o principios deba desarrollarse la instruccin, la cual posee, segn Rodrguez (1840) cuatro niveles: instruccin social, cor-poral, tcnica y cientfica. Estos cuatro niveles estuvieron dispuestos para el impulso de la conciencia republicana y la capacitacin productiva, es decir, la construccin de una repblica y la formacin del hombre republicano.

    Educar para el maestro Rodrguez es un acto que tiene el mismo fin

    indicado por los griegos de la antigedad: preparar a los hombres para el goce de la ciudadana. Este proceso de formacin debe tener un alcance popular, pues se trata de educar al pueblo, a la masa, donde se concentra la fuerza material y donde debe procurarse que sta desarrolle la fuerza moral (Rodrguez, 1840).

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    29

    A juicio de Rodrguez, en la escuela debe nacer la nacin nueva, la repblica. Esta idea era de Rousseua, as como el planteamiento de que la escuela tiene como funcin primordial ensear a vivir (Uslar, 1995). Aun-que sus ideas partieron de la filosofa poltica francesa de finales del siglo XVIII las circunstancias histricas le hicieron comprender que este modelo no poda calcarse en la Amrica hispana. Por eso tomar muy en cuenta las particularidades de la realidad criolla y descubrir que en sta instruir no es sinnimo de educar, porque la educacin va ms all de la adquisicin de conocimientos y su meta es la formacin de la conducta social:

    Instruir no es educar, ni la instruccin puede ser un equivalente de la educacin aunque instruyendo se eduque. En prueba de que con acumular conocimientos, extraos al arte de vivir, nada se ha hecho para formar la conducta social. Vanse los muchsimos sabios mal criados, que pueblan el pas de las ciencias (Rodrguez, 1840).

    La dirigencia gubernamental tiene la responsabilidad, segn Rodrguez,

    de impulsar la educacin popular. En el pueblo hay que formar nuevas costumbres y gobernarse por ellas. Nada importa tanto como el tener Pue-blo: formarlo debe ser la nica ocupacin de los que se apersonan por la causa social. Es el pueblo quien debe saber sus obligaciones sociales y al mismo tiempo vivir de una industria (Simn Rodrguez, citado por Uslar, 1995: 77).

    Un contemporneo de Rodrguez, Andrs Bello, tambin entendi que el orden republicano moderno no poda calar en Hispanoamrica sin la pro-mocin de las virtudes ciudadanas necesarias para el funcionamiento de las instituciones republicanas (Jaksic, 2006). El gran inconveniente para la puesta en prctica de este modelo republicano de convivencia era el estado de ignorancia que haca imposible la concrecin de la ciudadana.

    En consecuencia, Bello visualizara la alfabetizacin como un paso im-portante para avanzar en la expansin de un lenguaje uniforme y comn a todos los individuos, que a su vez contribuira a la estabilidad del nuevo orden poltico. Al respecto, Bello tema que como consecuencia de la diso-lucin de la lengua matriz y su fragmentacin en dialectos incomprensibles entre s a lo largo de Hispanoamrica, se produjera la desintegracin de las naciones (Jaksic, 2006: 23).

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    30

    As, para Bello la formacin del ciudadano deba partir esencialmente de una educacin fundamentada en el dominio de la gramtica castellana como principio de unidad, pues la difusin de las luces (o sea la educacin) y la ejecucin de las leyes que se pretenden como punteros para ese proyecto de orden bajo el imperio de la libertad, slo sern posibles si el lenguaje escrito triunfa y mete a todos en su redil (Straka, 2006: 53).

    La funcin de la gramtica en el pensamiento de Bello se circunscribe

    al mbito moral, es decir, sta representa la base del proyecto moral repu-blicano. Dicho proyecto tena otro pilar: el derecho, instrumento de domes-ticacin que Bello analiza hasta presentar una propuesta que se concreta con el Cdigo Civil de Chile (Straka, 2006), el cual fue un esfuerzo por impulsar las costumbres que se requeran para la construccin de la moral republicana.

    Puede decirse, retomando lo expuesto por Pedro Grases (1997: 403) que la meta perseguida por Bello fue la de

    () asentar las bases de civilizacin y cultura, requeridas por las so-ciedades hispanoamericanas, al advenir a la situacin de pueblos emancipa-dos. O sea, que todo lo que hace presenta un profundo contenido poltico, educativo () Fija, entonces, las lneas fundamentales de la educacin que por su propio esfuerzo, mediante `el proceder analtico`, deban conquistar y asimilar las distintas porciones del vasto continente americano () pues todo converge a un mismo fin: civilizar a una Amrica liberada, que reque-ra estudiar y hacer propio el saber universal para adaptarlo a las peculiari-dades de cada pueblo.

    De esta manera, la configuracin del nuevo orden republicano en Hispa-noamrica, a juicio de Bello, deba alcanzarse mediante el imperio de la ley, la educacin y la conservacin del idioma. Esta aspiracin encontraba gran-des dificultades en la realidad socio-cultural de los pueblos antes colonias espaolas, pues stos intentaron construir un nuevo orden social en medio de referentes propios del antiguo orden.

    De ah que las primeras dcadas posteriores a la ruptura del nexo co-lonial van a conformaron una etapa donde los pueblos hispanoamericanos buscaron echar las bases del sistema republicano, para lo cual debieron en-

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    31

    sayar las opciones propuestas por sus intelectuales y dirigentes polticos, quienes eran los principales promotores y conductores del nuevo orden.

    De esta manera, los Estados que comienzan a constituirse con los proce-sos independentistas sern los principales impulsores de la educacin for-madora del ciudadano para las nuevas repblicas. En el caso venezolano, el Estado docente tiene su origen en la coyuntura histrica que se inicia en 1811, cuando la experiencia republicana abre paso a principios como la soberana, la propiedad privada, la divisin de los poderes pblicos y el establecimiento de un pacto de poder poltico que le otorgaba a la represen-tacin popular la facultad de constituirse en gobierno de todo el territorio nacional (Ramos, S/F).

    As, el sistema de gobierno representativo va a otorgarle a la elite guber-

    namental el derecho de controlar todo lo concerniente al mbito pblico, incluyendo la educacin. En consecuencia, el Estado-docente venezolano vendra a relegar a la Iglesia de su protagonismo en el control de la edu-cacin, buscando de manera celosa hacerse del monopolio de sta durante todo el siglo XIX. El Estado, entonces, sera el principal promotor de la secularizacin de la educacin.

    Una de las razones que motiv la exclusin de la Iglesia del mbito educativo y que produjo la aparicin del Estado-docente, se encuentra en la incorporacin del concepto pblico-poltico de la enseanza que hace la Revolucin Francesa (Gonzlez, 2005: 91), con el cual se pretenda demo-cratizar la enseanza y dar paso a la identidad entre la nacin, Estado y educacin.

    Ha sido demostrado en diversas investigaciones que esta aspiracin de los ilustrados franceses de popularizar la educacin, no tuvo una respuesta eficaz por parte de la dirigencia gubernamental venezolana durante todo el siglo XIX. De hecho, los gobiernos de turno mantenan un discurso donde su primer deber era educar, pero en la prctica el compromiso poltico circunstancial influye negativamente en el rumbo que se le da a la gestin educacionista y los resultados que se obtienen son muy lamentables (Fer-nndez, 1998: 4).

  • Tenti (1999) plantea que para entender el desarrollo de la sociedad mo-derna en Amrica Latina, es preciso partir en el anlisis del papel desem-peado por el Estado en dicho desarrollo, pues ste constituy un factor primordial en la conformacin de caractersticas puntuales, las cuales difie-ren con las que present este modelo sociocultural en los pases industriali-zados. En estos ltimos, el Estado surgi como consecuencia del desarrollo de la sociedad civil, mientras que en el caso latinoamericano, el Estado fue el modelador de las transformaciones sociales.

    En este sentido, es de inters en la presente investigacin identificar los lineamientos, que en el caso particular de Maracaibo, asumi el incipiente Estado venezolano para perseguir el control de la sociedad en general. Al respecto, en el marco jurdico de organizacin del Estado, la Constitucin es factor clave para comprender cmo ste persigui el referido control.

    La Constitucin de 1830 experiment la dualidad entre lo antiguo y lo nuevo, pues el pensamiento antiguo, representado por el orden colonial, seguira presente en la mentalidad de los idelogos de la nueva repbli-ca, en los cuales pervivan los cdigos simblicos del sistema monrquico, entre ellos, lealtad, honor y prestigio. Lo nuevo estuvo dado por valores modernos como el reconocimiento de los derechos del ciudadano, que se entrecruzaran con lo antiguo y que se expresaran de la siguiente manera:

    Art. 15: Los derechos de ciudadano se pierden:1. Por naturalizarse en pas extranjero2. Por admitir empleo de otro gobierno sin permiso del Congreso te-

    niendo alguno de honor o de confianza en la Repblica3. Por comprometerse a servir contra Venezuela.4. Por condenacin a pena corporal infamatoria, mientras no se ob-

    tenga rehabilitacin

    CAPTULO IIInstruccin pblica para el disciplinamiento ciudadano

    durante la fundacin republicana de Venezuela

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    33

    Art. 16: Los derechos del ciudadano se suspenden:1. Por enajenacin mental2. Por la condicin de sirviente domstico3. Por ser deudor fallido4. Por ser deudor de plazo cumplido fondos pblicos5. En los vagos declarados tales6. En los ebrios por costumbre7. En los que tengan causa criminal 1.

    Estos artculos evidencian que la libertad del ciudadano no escapaba de un control impuesto mediante cdigos culturales, el cual era dirigido por un sector que defenda el modelo estamental. Este control se observa en un discurso que esgrime el apego a las leyes como un deber del ciudadano, declarndose que todo venezolano debe vivir sometido a la Constitucin y a las leyes, respetar a las instituciones que son sus rganos (Constitucin de Venezuela, 1830: Art. 12).

    Pero no slo se trat del establecimiento de controles sociales para ga-rantizar el orden liberal, tambin se observa en este cuerpo jurdico los requisitos para obtener la condicin de ciudadano, el cual debe:

    Art. 14 ()1 Ser venezolano. 2. Ser casado, mayor de 21 aos. 3. Saber leer y escribir; pero esta condicin no ser obligatoria hasta

    el tiempo que designe la Ley. 4. Ser dueo de una propiedad raz cuya renta anual sea cincuenta

    pesos, tener una profesin, oficio, industria til que produzca cien pesos anuales, sin dependencia de otro en clase de sirviente domstico, o gozar de un sueldo anual de ciento cincuenta pesos.

    En consecuencia, an persista en 1830 la dependencia de la libertad en relacin con los privilegios y las riquezas, tal y como ocurri en la sociedad estamental.

    Guerra (1998) en su anlisis sobre la transicin de las sociabilidades tradicionales a las modernas, seala que en las bases de las Constitucio-

    1. Las negrillas son nuestras

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    34

    nes polticas en Amrica Latina persiste en todo el siglo XIX el antiguo vocabulario estamental y los valores de la sociedad del antiguo rgimen. Estas nuevas repblicas estaran obligadas a reorientar cuidadosamente la distribucin e implementacin de los mecanismos de poder tradicionales para constituir una sociedad disciplinada, que atendiera a un orden de com-portamiento y urbanidad social, por lo cual las instituciones pilares de estos dispositivos seran el Estado, la escuela y la familia.

    Elas Pino Iturrieta (1993) seala que entre las propuestas para la con-solidacin de la repblica sobresale el modelo americano, el cual dependa de tres elementos esenciales: libertad, ley y poder. El primero, como garan-ta de independencia; el segundo, como regulador del individualismo y, el ltimo, como asegurador de los principios de la armona colectiva. Estos elementos funcionaran mediante cuatro recursos ideolgicos esenciales: la educacin, la imprenta, las asociaciones y la Iglesia. Estas instituciones eran poseedoras de relevancia social, al funcionar como mecanismos esen-ciales para reproducir su carga ideolgica, en aquellas sociedades que expe-rimentaban significativos cambios socioculturales.

    Palacios (1991) seala que Allthusser le asignaba al Estado la dis-posicin de dos clases de aparatos: uno represivo y otro ideolgico. El primero, lo constituira el propio gobierno, la administracin, la polica, los tribunales, las crceles. Y el segundo, estara dado por la religin, la escuela, la familia, los sindicatos, los medios culturales e informativos. Se trata, en esencia, del planteamiento formulado por Foucault donde el poder se ejerce en todas las formas y prcticas sociales.

    El inters de este estudio se centra en la educacin como aparato ideol-gico, puesto que a travs de sta:

    (...) se inculcan durante aos, precisamente durante los aos en que el nio es extremadamente vulnerable (...) diversas habilidades inmersas en la ideologa dominante (lengua, clculo, historia natural, ciencia, literatura), o bien simplemente, la ideologa dominante en estado puro (moral, instruc-cin cvica, filosofa) (Palacios, 1991: 104).

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    35

    2.1.- Estructura y funciones de la instruccin pblica en el proyectorepublicano.

    En la formacin del proyecto republicano consagrado en los tres prime-ros cuerpos constitucionales de Venezuela, se observan algunos decretos que han regido nuestro sistema escolar. En la Constitucin de 1811, prime-ra que se le otorga a la repblica, no se deja a un lado el tema educativo. En su Capitulo 9, se encargaba a los gobiernos provinciales la creacin de escuelas, academias y colegios, as como tambin la adopcin de medidas que permitieran atender en los planteles la poblacin apta para el estudio y la educacin.

    Estos postulados, en beneficio de la instruccin pblica, continuarn

    nutriendo las posteriores reformas constitucionales, en las cuales se le ad-judicar al Congreso la funcin de promover la educacin, el progreso de las ciencias y el arte. As qued contemplado en la Constitucin de 1819, en la colombiana de 1821 y en la de 1830, donde se reconoce en materia de instruccin pblica las atribuciones que el Estado le confiere al Congreso: Son atribuciones del Congreso: Promover por leyes la educacin pblica en universidades y colegios; el progreso de las ciencias y artes, y los esta-blecimientos de utilidad general; conceder por tiempo limitado privilegios exclusivos para su estimulo y fomento (Constitucin de Venezuela, 1830: Art. 87).

    Sin embargo, la responsabilidad del proyecto educativo no sera exclusi-va del Congreso, pues el proyecto poltico centro-federal que acompaaba al nuevo cuerpo legislativo, estableca, en su ttulo veintitrs, la participa-cin de las diputaciones provinciales, atribuyndoles entre sus funciones:

    Promover y establecer por todos los medios que estn a su alcance es-cuelas primarias y casas de educacin en todos los lugares de la provincia, y al efecto podrn disponer y arreglar, del modo que sea ms conveniente, la recaudacin, y administracin de los fondos afectos a este objeto, cualquie-ra que sea su origen (Constitucin de Venezuela, 1830: Art. 23).

    En consecuencia, la responsabilidad en materia educativa la asumiran el gobierno central y los gobiernos provinciales; correspondindole a aqul velar por el crecimiento y consolidacin de los institutos superiores (cole-gios y universidades) y a stos los institutos de educacin primaria (escue-las y casas de educacin) (Parra, 2002).

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    36

    Para Alexis Mrquez (1964) la reforma que reviste la cuestin educativa en 1830 viene dada mediante una sancin que impuls el Congreso Cons-tituyente de 1821 dos meses antes de que fuese declarada la Constitucin y la ley que organizaba la instruccin pblica para ese perodo, a objeto de que se ordenara, por lo menos una escuela de primeras letras en todas las ciudades, villas, parroquias y pueblos, sealando como medios de mante-nimiento la contribucin de los vecinos. Igualmente, con esta disposicin legal se persegua: la creacin de escuelas para nias, (an cuando no se impartiera el mismo principio de enseanza en relacin con los varones), la obligatoriedad como deber de los padres de vigilar la asistencia de su hijos a la escuela, multas a stos cuando incumplieran este deber y el reco-nocimiento del principio de libertad de la enseanza cuando se posean los medios ptimos para dar paso a la iniciativa privada.

    Asimismo, Mrquez (1964: 37) tambin resalta que en la Constitucin de 1830 se establece la clasificacin de los niveles de educacin, lo cual estuvo precedido por una sancin realizada en 1826 a la Ley de Instruc-cin Pblica, donde se contempla que las escuelas de enseanza primaria elemental funcionaran en las parroquias y cabeceras de cantn; y en las capitales departamentales y la de la repblica, colegios nacionales y uni-versidades; tambin se dispuso la creacin de la Direccin de Instruccin Pblica como organismo adscrito al Ministerio del Interior y Justicia, el cual actuara como responsable de la instruccin.

    Esta dependencia, al igual que la posterior creacin de algunas socie-dades, como la Sociedad de Amigos del Pas, facilitaran el desarrollo y la orientacin del proceso educativo, de modo tal que contribuyeron al crecimiento de esta rama y a la tarea de moldear comportamientos desde la primera etapa del proceso de enseanza educativa.

    Al respecto, Rafael Fernndez (1997) seala que la propuesta de crea-cin de la Direccin de Instruccin Pblica presentara serias dificultades para su funcionamiento, pues desde el Ministerio del Interior y Justicia no exista la conviccin de que sta ayudara a promover el crecimiento del ramo educativo, alegando que tal organismo era una herencia de la adminis-tracin colombiana y que, al separarse Venezuela del proyecto integracio-nista, haba perdido la funcin de control que vena ejerciendo.

    No es hasta 1836 cuando se plantea la necesidad de preparar una Ley de Instruccin Pblica que derogara la legislacin educacional colombiana,

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    37

    propuesta promovida por el presidente Jos Mara Vargas, logrando que en 1838 se creara la Direccin General de Instruccin, la cual impuls un pro-grama de control y ordenamiento del ramo educativo, hasta que en 1854 se centraliz nuevamente el sistema de enseanza en el Ministerio del Interior y Justicia, crendose un servicio respectivo para este ramo.

    Esta direccin concibi la creacin para 1837 de Juntas Curadoras de Instruccin Primaria para todas las provincias y cantones; su conduccin recaera en todos los padres de familias con hijos residentes en la parroquia, guiados por el jefe poltico o en su defecto por los alcaldes o jueces de paz; a objeto de lograr alcanzar un mayor control y funcionamiento del sistema primario. Eran atribuciones de estas juntas:

    1 Excitar eficazmente a los padres de familia a que hagan concurrir a sus hijos a las escuela.

    2 Visitar por si, o por alguno de sus miembros y al menos una vez cada mes, las escuelas que estn a su cuidado.

    3 Alentar y estimular tanto a los preceptores, como a los discpulos.4 Presenciar en las parroquias y en las cabeceras de cantn, en unin de

    las municipalidades, los exmenes pblicos de los nios.5 Proponer a la municipalidad, y en unin de ella al gobernador de la

    provincia, la remocin de los maestros que por cualquier grave moti-vo se hayan hecho indigno del precioso cargo de educar a la juventud.

    6 Procurar debidamente la provisin del material, utensilios y libros de las escuelas y cuidar que los fondos de cualquier especie, u origen que sean destinados a la enseanza primaria, no se distraigan a otros obje-tos, dando cuenta al gobernador en estos casos de cualquier novedad que ocurra, y velar la debida observancia del mtodo de enseanza.

    7 Promover por cuantos medios estn a su alcance el aumento de fondos y rentas de las escuelas ya excitando a suscripciones anuales, o a otras donaciones, ya haciendo mas frecuente los exmenes pblicos de los nios al fin de los que de estos se hayan distinguido mas, se despe-dirn de la concurrencia colocndose a los costados de la arquilla o cepo que deber fijarse a la entrada de cada escuela primaria y que tendr la inscripcin de educacin de pobres.

    8 Cuidar con mayor escrupulosidad de la debida distribucin de pre-mios en la escuela, y de su reduccin en libros, o utensilios que exci-ten el mayor aprovechamiento de los nios.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    38

    9 Conceder el titulo de patronos de la educacin, a los que, contribuyan para el sostn de las escuelas de ambos sexos con diez pesos anuales: cuidar que a la entrada de la escuela se conserve fija una lista, tanto de estos patronos, como de todos los distinguidos favorecidos de la escuela pblica.

    10 Informar a la Sociedad de Amigos del Pas, despus de cada examen pblico, de los preceptores que mas se hayan distinguido en el cum-plimiento de sus deberes, y de los alumnos mas sobresalientes, para que aquella los inserte en el anuario que debe publicar y tambin en los peridicos de la provincia o en la Gaceta de Gobierno.

    11 Reunirse a lo menos una vez al mes mensualmente para dar cum-plimiento a las atribuciones y deberes de su instituto. (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y casas de educacin, 1838: Art. 9).

    En 1843 se logra promulgar el primer Cdigo de Instruccin Pblica en Venezuela que sera para el Estado el marco fundamental para alcanzar la organizacin educativa nacional. Este Cdigo distribuy los niveles de edu-cacin en las modalidades: primaria, que abarcaba las escuelas de primeras letras; secundaria, referida a los colegios nacionales; superior, conformada por instituciones universitarias; especial, asumida por institutos de ensean-za aplicada a algn ramo extra escolar, como era el caso de academias y sociedades econmicas. Sin embargo, segn Mrquez (1964:45) este pri-mer intento de organizacin educativa present importantes fallas como lo fueron dejar al margen la organizacin y orientacin de las dos primeras modalidades del sistema de instruccin pblica, a saber: primario y secun-dario; ratificando la responsabilidad de organizacin y conduccin del nivel primario por parte de las diputaciones provinciales.

    Esta clasificacin tambin constituye uno de los aportes educativos de Condorcet, quien en un informe sobre la organizacin general de instruc-cin pblica presentado ante la Asamblea Nacional francesa en 1792, pro-puso un sistema que abarque desde las escuelas primarias, secundarias, institutos, liceos que hoy identificamos como universidades-, hasta llegar a la institucin que representa el progreso cientfico: la Sociedad Nacional de las Ciencias y de las Artes (Gonzlez, 2005: 136).

    Para 1834 un decreto de la diputacin provincial de Maracaibo muestra

    las pautas de funcionamiento y establecimiento de las escuelas primarias.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    39

    Con dicho decreto se busc asegurar la presencia de escuelas de primeras letras en la capital, en las cabeceras de otros cantones y en las parroquias donde lo exigieran sus habitantes (Decreto para el establecimiento de es-cuelas primarias y su reglamento de funcionamiento. En Archivo Histrico del Zulia2. 1834: T.4, L.11).

    La escuela, entonces, estaba llamada a ejercer dos funciones primordia-les para el Estado: una, la transmisin de valores, concepciones, formas de interpretar la realidad social; y otra, la preparacin de nuevas generaciones, mediante la calificacin en ciertas destrezas y conocimientos para el trabajo productivo. As la escuela tena una misin activa, era la punta de lanza de un proyecto de transformacin social (Tenti, 1999:155).

    2.2. - Materias de enseanza y mtodo de estudio.

    Partiendo de que el Estado encuentra en la instruccin uno de los me-canismos ms idneos para reproducir el orden social, resulta importante identificar las reas de enseanza en las escuelas de primeras letras, pues en stas se haca presente el ideal de ciudadano que se pretenda formar.

    As, para 1834, ao en el cual se emite el primer decreto en materia educativa (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y su regla-mento de funcionamiento. En: AHZ. 1834: T.4, L.11) y una vez consuma-da la ruptura de la unin colombiana, se especifican como asignaturas de estudios: lectura y escritura, reglas elementales de aritmtica, compendio de la gramtica y ortografa de la lengua castellana, doctrina cristiana, fun-damentos de la religin, las mximas de la moral, principios de urbanidad y cortesa prctica.

    Para 1838 las asignaturas se mantienen con las siguientes variantes: se agrega a la preparacin de los nios el estudio de la constitucin del Esta-do, de las primeras reglas de aritmtica con respecto a nmeros enteros, denominador y regla de tres; se estableca una diferencia entre estas asig-naturas y las que tomaran el grupo de nias que slo abarcara: lectura, escritura, operaciones bsicas de matemticas, gramtica y ortografa cas-

    2. En adelante AHZ

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    40

    tellana, labores propias de su sexo, educacin religiosa y moral. En el caso de las casas de enseanza o cantonales se reglamentaba: compendios ms extensos de gramtica, ortografa castellana y geografa, urbanidad y moral, elementos de aritmtica integral, decimal, comercial, la cubicacin, la geo-metra prctica, el catecismo industrial, economa, catecismo de agricultura e historia moderna (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y casas de educacin. En: AHZ. 1838: T.2, L.4).

    El Reglamento de instruccin primaria de 1847, en su artculo dos, indi-caba las materias de enseanza para las escuelas principales, entre las cua-les destacan: lectura y escritura, aritmtica, dogmas de la religin y moral cristiana, urbanidad, economa social y domstica, principios de gramtica castellana. Mientras que para las escuelas femeninas se dispuso la ense-anza de: lectura y escritura, aritmtica, religin y moral cristiana, urba-nidad, prcticas de labores propias del sexo, dibujo natural, elementos de gramtica castellana y elementos de geografa universal que comprenda la cosmografa, la geografa fsica y la poltica; y para las escuelas auxiliares se anexan, adems de las contempladas en las principales, todas aquellas que promuevan el desarrollo industrial mediante el conocimiento prctico, como el dibujo lineal aplicado a la carpintera, albailera y arquitectura.

    En los referidos planes de enseanza puede observarse la discrimina-cin que se hizo presente entre los gneros: el sexo masculino era educado para legislar y asumir el gobierno, as como la conduccin econmica de la sociedad; mientras que el femenino reciba una formacin centrada en los valores del hogar y la familia, recayendo en la mujer la responsabilidad de servir de base moral de la sociedad.

    En materias morales, el respeto a la opinin debe ser siempre mayor en la mujer que en el hombre. Este podr muchas veces verse obligado a que-darse a solas con su conciencia y a aplazar el juicio del pblico, sin arrojar por esto sobre su reputacin una mancha indeleble; aqulla rara vez har dudosa su conciencia, sin haber hecho tambin dudosa su justificacin. Tal es la diferencia entre la condicin social de uno y otro sexo, fundada en el diferente influjo que el honor de uno y otro ejercen en el honor y la felicidad de las familias (Carreo, 1965: 434).

    Sonsoles (1998) al analizar el papel de la mujer en el mbito educativo durante los procesos de las reformas liberales que marcaron al Estado mo-

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    41

    derno, afirma que los ilustrados no arroparon con el manto de las proclamas de igualdad y libertad a toda la poblacin; por el contrario, utilizaron su poder para excluir a la mujer del derecho a la cultura y a la instruccin. Afirma tambin que la exclusin femenina era necesaria para construir un modelo poltico que legitimara los intereses de la naciente burguesa. As, la educacin de la mujer quedara circunscrita al mbito domstico bajo la doble funcin de madre y esposa.

    En este sentido, Sonsoles (1998) sostiene que tanto Kant como Rous-seau, abogaron por el estado de dependencia de la mujer en relacin con el hombre, pues sta se encontrara marcada por una imposibilidad natural que la excluira del derecho de recibir una educacin de utilidad para el desa-rrollo econmico y su destino estara reservado a la maternidad, el hogar y el matrimonio.

    De igual manera, para Kant la mujer estara sujeta al sentir y no a la comprensin, por lo que su accin se limitaba al terreno de lo prctico. Esta filosofa encuentra su razn de ser en los talentos de sta para los detalles, la coquetera, los adornos, lo que delineara su incapacidad al ejercicio de lo terico y justifica su dependencia conyugal donde, () la economa del varn consiste en ganar [y] la de la mujer, en ahorrar (Kant, citado por Sonsoles, 1998: 26).

    La mujer no debe estudiar historia, ni geografa, ni geometra, ni el principio de la razn suficiente o de las mnadas; su instruccin no ha de ser fra, ni especulativa; tampoco debe preocuparse por ampliar su memoria, tan solo su sentimiento moral. Resulta igualmente innecesario que conoz-can las principales divisiones de los pases, su potencia y sus gobernantes. Para nada les sirve estudiar la estructura del universo. Una mujer que tenga la cabeza llena de griego () o que mantenga discusiones profundas sobre mecnica () nicamente puede en todo caso adems tener barba (Kant, citado en: Sonsoles; 1998: 27).

    Existi la necesidad de educar para el orden, para lo cual se implemen-taron las asignaturas de urbanidad, moral y doctrinas cristianas, cuyo norte fue contribuir por este medio a la expansin del modelo de sociabilidad deseado.

    En opinin de Beatriz Gonzlez (1995), el proyecto de nacin y ciudada-na que se produce con la ruptura de Colombia estuvo dirigido a modelar

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    42

    los grupos sociales por medio de normas que fueron recogidas en textos como las Constituciones, las gramticas y los manuales de conducta, pues cada uno de ellos representaba una modalidad particular del disciplinamien-to del aparato de vigilancia que concretara el control social anhelado por la clase dirigente.

    Un ejemplo concreto del disciplinamiento se encuentra en los manuales de urbanidad y moral que guiaban la enseanza de las relaciones sociales, los cuales perseguan la paz y el orden que deban distinguir al hombre civilizado.

    El Manual de Carreo es un ejemplo del inters que exista por la asig-natura de urbanidad, y represent una gua-modelo diseada para ajustar la compostura ciudadana en un proceso de construccin de las nuevas identi-dades colectivas.

    Nuestros deberes para con el pblico estn todos refundidos en el res-peto a las sociedad y a la opinin. Respetando a la sociedad nos apartamos de todo acto que pueda profanar sus fueros, turbar la paz de las familias, o llamar la atencin general de un modo escandaloso, respetando la opinin, nos adaptamos a los usos y prcticas sociales del pas en que vivimos, ar-monizamos con las modas reinantes, ajustamos nuestra conducta moral al espritu de verdad y de justicia que existe siempre con el criterio pblico el cual nos sirve como de faro en medio de los escollos de que est sembrado el mar de las pasiones, y nos aprovechamos, en suma, de todas las ventajas que ofrece el hbito de contemporizar con las convenciones sociales, de que la opinin es el hbito supremo (Carreo; 1995: 433).

    De esta manera, se encauzaba a los ms jvenes a respetar las princi-pales reglas de civilidad y etiqueta, que deban observarse en las diversas situaciones sociales de la vida, tanto en espacios privados como pblicos, logrando modelar las conductas a travs de una normativa de estricta e in-tachable conduccin moral.

    El sistema de instruccin de la poca fue ideado por los sectores de po-

    der, los cuales perfilaban un proyecto de construccin de la nacin mediante el cumplimiento de cdigos culturales que perseguan la formacin de un modelo de ciudadano, (...) aquel que calla, que no discute, que no ve al otro

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    43

    (...) El Estado en su proyecto de formacin nacional necesita de estos ciu-dadanos dciles, reprimidos, prisioneros bajo las mascaras de la urbanidad de las buenas maneras (Gonzlez, 1995: 447). Cumplir con estos princi-pios de disciplinamiento representaba la garanta para alcanzar la entrada al reino de la civilizacin, que equivale al ascenso social y al xito en los negocios.

    Otro mecanismo para encauzar o modelar las conductas ciudadanas es-tuvo dado por las asignaturas tcnicas, donde se hizo presente el inters por el manejo de compendios, en su mayora dirigidos a la prctica comercial e industrial.

    Es obvio que las elites criollas se vislumbraron como los nuevos sujetos de un proyecto social novedoso, donde las estrategias del saber cientfico el clculo y las mediciones y las polticas de una (re) educacin para el trabajo sirvieron por un lado, para canalizar sus temores escondidos ante una poblacin llena de otredades diablicas` y, por el otro, para formalizar su razn histrica como sujetos de sociedades civilizadas, como agentes be-neficiados de la riqueza moderna: reencausar la violencia y ociosidad hacia la plusvala del capital(Gonzlez, 1995: 443).

    Con el fin de lograr el fomento de este modelo educativo, el aparato gubernamental utiliz una enseanza basada en el mtodo de Bell y Lan-caster3. El mtodo lancasteriano, o mejor conocido como el mtodo de en-seanza mutua, result muy atractivo para el gobierno venezolano, el cual pretenda escolarizar a las masas. La importancia de este mtodo radicaba en su economa y rapidez, podra decirse que significaba la maquinaria per-fecta para una sociedad donde un grueso importante de su poblacin careca de algn medio educativo.

    El mtodo era de origen ingls, y su adopcin en el sistema de instruc-cin pblica de Venezuela se revela en casi todos los documentos de ins-truccin pblica consultados: Art. 2. En las escuelas de la capital se en-sear a leer y a escribir segn el mtodo combinado de Bell y Lancaster

    3. Andrew Bell (1753-1832) y Joseph Lancaster (1778-1838) pedagogos identificados con la inclusin educativa. Este ltimo fue quien recibi del Libertador Simn Bolvar la misin de aplicar en Colombia su mtodo de enseanza masiva, el cual ya haba sido experimentado en Londres a finales del siglo XVIII, donde ste logr atender a centenares de nios desasistidos.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    44

    (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y su reglamento de funcionamiento. En AHZ. 1834: T.4, L.11).

    La llegada de este mtodo a Venezuela estuvo estrechamente relaciona-da con el inters de Bolvar por diseminar los principios republicanos en los nuevos ciudadanos, bajo un sistema que permitiera la instruccin popular con tan indispensable soporte para la construccin de la repblica.

    La principal propuesta de este mtodo de enseanza consista en la re-produccin de los saberes, lo que le permita al maestro ensear de doscien-tos hasta mil alumnos, resultando atractivo para una dirigencia guberna-mental que no dispona de grandes recursos econmicos y que necesitaba de resultados inmediatos a nivel educativo.

    Segn Saldarriaga (2002), la innovacin del mtodo consista en la uti-lizacin de un grupo de monitores, quienes eran alumnos seleccionados por sus capacidades de aprendizaje. Estos discpulos seran entrenados para ayudar a quienes se les dificultara el proceso, es decir, quienes ya domina-ban las lecciones se encargaban de dirigir las prcticas de los menores y los corregan. Esto no slo le facilitaba la labor al maestro, sino que le permita modelar con ms tiempo la conducta de los nios; la mecnica consista en llevar un ritmo uniforme y escalonado de adquisicin de conocimientos, a partir de la repeticin y la correccin.

    Para abordar las lecciones, no se utilizaban libros ni cuadernos indivi-duales, todos los conocimientos se hallaban escritos en grandes carteles, dispuestos en los muros del aula de clase, y su uso se orientaba por un conjunto de rdenes que permita dirigir con precisin casi militar los mo-vimientos colectivos, como: manos atrs, trazar la A, girar hacia el tablero, entre otros. De acuerdo con Saldarriaga (2002), este mecanismo de emu-lacin slo persegua un fin disciplinario, con el propsito de garantizar el orden y la obediencia.

    Tal emulacin se basaba exclusivamente en el desarrollo de la capacidad memorstica del nio empujando as las capacidades de ste a un abismo donde las posibilidades de su desarrollo intelectual seran controladas por el sistema educativo a beneficio de la repblica. Segn Tenti (1999: 97-100) la instruccin qued reducida a fatigar la memoria de los nios con una en-

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    45

    seanza automtica y, por lo mismo, estril e improductiva, sin ocuparse de ningn modo del desarrollo gradual y conveniente de la inteligencia (). La funcin del maestro se limit, entonces, () a realizar las tareas de tipo disciplinario (vigilancia, control, dictado de ordenes, etc.).

    El espacio fsico era de suma importancia en la aplicacin del mtodo y consista en un gran saln amoblado con largos bancos donde el nio que alcanzaba con xito la leccin escalara de puesto hasta llegar al extremo derecho del banco, lo cual le garantizaba el cargo de monitor, lo que indica que estos eran de carcter rotativo.

    Al respecto, las fuentes primarias consultadas presentan mltiples so-licitudes de enseres, evidencindose que los postulados de este mtodo intentaron ser aplicados en las escuelas de la provincia. As lo demuestra el presupuesto de gasto por mobiliario que hiciera Lus de Vicente (AHZ. 1852: T.19, L.24), preceptor encargado de la escuela pblica de la parroquia San Carlos del Zulia:

    Por la composicin de tres mesas largas de escribir los nios, con sus correspondientes bancas..2 reales.

    Por la hechura de una mesa de escribir de 5 varas de largo i media id de ancho, con sus respectivas bancas. 8 reales

    Por hacer una mesa de una i cuarta varas de largo i una vara de ancho con su gabeta para guardar lpices i otros tiles en pequeo de la escue-la... 3,50 reales.

    Con este mtodo de enseanza los gobernantes buscaban masificar el sistema escolar, en el cual los nios deban conformar una multitud obe-diente a una misma voluntad a fin de garantizar el orden y la paz y, simult-neamente, conseguir el progreso civilizatorio. La nueva repblica estaba a las puertas del modelo de escuela reproductiva del capitalismo que Europa present a partir del siglo XVIII; ste se caracteriz por difundir las cien-cias, las artes y los oficios, es decir, el modelo de escuela que se sostiene a travs del sometimiento ideolgico como base esencial de la reproduccin de la fuerza de trabajo y de las relaciones de produccin dominante (Pala-cios, 1991:103).

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    46

    2.3.- Dispositivos disciplinarios.

    El xito o no de la formacin moral y disciplinaria en el nuevo ciudada-no no slo estaba basado en la simple transmisin de conocimiento a travs del mecanismo de repeticin e imitacin lancasteriano, pues a ste se suma-ba la concepcin de la disciplina vinculada al poder, donde el poder disci-plinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y retirar, tiene como funcin principal la de enderezar conductas () (Foucault, 1998: 175).

    El sistema lancasteriano contemplaba dentro de su plan pedaggico dis-positivos de control disciplinario, como lo son: los vigilantes del orden (mo-nitores), los castigos, los exmenes pblicos y los premios.

    Los vigilantes del orden o monitores, constituyeron la pieza clave en la operatividad del plan. La funcin de stos era servir de mano derecha del maestro o instructor. Slo podan ser vigilantes los jvenes ms destacados en el aula y la permanencia de los mismos era relativa, pues dependa del esfuerzo de cada alumno por dominar los conocimientos impartidos.

    Para Saldarriaga (2002: 4) con los monitores

    () se pretenda establecer nuevas jerarquas, basadas en el esfuerzo y la competencia individual, en el saber y en la edad, pero el ideal de rotar a todos los alumnos por todos los puestos de mando se enrareci desde un co-mienzo, y los hijos de los ms ricos, los protegidos por el maestro o quienes disponan de alguna otra posicin de prestigio () tendieron a reproducirla en la escuela y monopolizaron los cargos.

    En el caso de Maracaibo, las normativas de instruccin contemplaron la figura de un monitor general, cuya escogencia dependa de la aprobacin del maestro, su nombramiento se har por individuos dentro o fuera de la escuela respectiva, por el jefe poltico propuesta por el maestro: su duracin ser la de su buen desempeo a juicio del preceptor y del jefe poltico (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y su reglamento de funcionamiento. En: AHZ. 1834: T.4, L.11).

    Zind (S.F.) indica que en la aplicacin del mtodo de enseanza mutua existan las figuras de tres monitores: uno general, otro particular y uno

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    47

    conductor o gua. De stos el general dependa directamente del maestro y era quien verdaderamente se haca responsable de algn ejercicio, ya fuera lectura, escritura o clculo; a su cargo estaban los guas o conductores. El monitor general tena su asiento en el estrado, a la izquierda del maestro; los monitores particulares ocupaban el escritorio de honor al extremo derecho de las largas mesas y movan en caso de necesidad el telgrafo ptico, y los guas que cuidaban de la entrada y salida por las mesas en los numerosos desplazamientos, siempre marcando el paso.

    El referido autor explica el modo en que operaban estos auxiliares en el caso de una clase de escritura:

    El maestro tocaba la campanilla y gritaba: Monitores para la escritura! Los aludidos suban a sus escritorios y mostraban el nmero de la clase. Luego se oa otro grito: Atencin! Los alumnos desde sus puestos, miraban al monitor que movera la mano de derecha a izquierda, significando que deban ejecutar flanco izquierdo. Se oa gritar: a clase de escritura! Los ni-os con las manos a la espalda, seguan al gua y entraban en los bancos por el lado opuesto al telgrafo ptico. Un pitido del maestro indicaba silencio y quietud. De nuevo se oa la campanilla y los alumnos miraban al estrado, mientras el monitor descenda de su banco. Con el gesto de mover la mano de arriba abajo, entendan todos que deban sentarse. Otro gesto significa-tivo haca que pusieran las manos sobre el banco, y luego a la espalda con el fin de pasar lista. De nuevo clamaba el maestro: Monitores! Y tocaba la campanilla para el pase de lista, mientras que los guas distribuan cuader-nos y modelos. Nuevo toque de campanilla serva para que los monitores particulares llevaran al maestro la lista de ausentes y presentes (Zind, S.F.).

    En consecuencia, la figura de los monitores era importante en el papel de garantizar el orden, as como en la regulacin y homogenizacin de las acciones y de los movimientos corporales, estrategia que persegua deli-near la sincronizacin del comportamiento del alumnado. Dicha estrategia es denominada por Aisenstein y Gvirtz (S.F.) como la dispersin, basada en ordenar los cuerpos y regular sus movimientos en todo tiempo y espacio escolarmente definido, es decir que en todos y cada uno de los momentos y lugares de la escuela se aplica una posicin del cuerpo, con el fin de lograr controlar los impulsos de los nios a un solo ritmo de accin y visualizar los errores cometidos para proceder a su correccin.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    48

    Esta modelacin corporal no responde a los preceptos desarrollados por filsofos como Locke y Rousseau, quienes abogaban por la necesidad de incluir en la formacin del nio la actividad fsica para el adiestramiento y fortificacin del cuerpo, a objeto de alcanzar en la adolescencia la fortaleza fsica y mental de ste.

    En el caso de los monitores, se buscaba la docilidad corporal como ga-ranta de obediencia, es decir, la relacin docilidad utilidad planteada por Foucault, donde el cuerpo est inmerso en las relaciones de poder, pues a travs de l se opera la aplicacin de la norma para alcanzar el dominio social que garantice la efectividad de la estructura.

    El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone. Una anatoma poltica, que es igualmente una mecanica del poder est naciendo; define cmo se puede hacer presa en el cuerpo de los dems no simplemente para que ellos hagan lo que desean, sino para que operen como quiere, con las tcticas, segn la rapidez y la eficacia que se determina. La disciplina fabrica as los cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dciles (Foucault. 1998:141).

    El segundo dispositivo al que se hizo referencia fue el castigo, entendido como () todo lo que es capaz de hacer sentir a los nios la falta que han cometido, todo lo que es capaz de humillarlos, de causarles confusin () cierta frialdad, cierta indiferencia, una pregunta, una humillacin, una des-titucin del puesto (De la Sall, citado por Foucault, 1998: 183).

    Para Foucault (1998) en el corazn de todo sistema disciplinario fun-ciona un pequeo dispositivo penal amparado por un cuerpo normativo que especfica los delitos y sus posibles sanciones, que van desde procedimien-tos muy sutiles hasta acciones correctivas que engloban la condena fsica, la privacin o encierro y las humillaciones; cada una de ellas se dirigen a redu-cir las posibles desviaciones del individuo con respecto a la norma. Para el autor el castigo representa entonces una accin plenamente correctiva que apoyada en un mecanismo constante de presin garantiza como producto final la subordinacin y docilidad.

    Segn Saldarriaga (2002) el mtodo mutuo favoreca la aparicin del orden y la obediencia mediante la aplicacin de una serie de castigos que

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    49

    inclua, para las faltas ms serias como desobediencia e incumplimiento de la norma, el dolor fsico, (palmetazos, cepos4); tambin se poda practicar confinamientos y las penas infamantes o la deshonra, donde el alumno era separado del grupo en un banco aparte para colocarle gorros o letreros con los nombres de las faltas (perezoso, distrado, burro, puerco). Con los efec-tos de estos castigos se buscaba ensear al alumno la obediencia a un jefe y un formato de hbitos de disciplina.

    En Maracaibo se implementaron algunos de estos castigos, con ciertas restricciones en aquellos casos donde imperara la necesidad: Quedan des-terrados de las escuelas los castigos crueles de azotes y disciplina reco-mendndose la moderacin en aquellas ocasiones que sean indispensables para mantener el buen orden (Decreto para el establecimiento de escuelas primarias y su reglamento de funcionamiento, Art. 11. En: AHZ. 1834: T.4, L.11).

    Sin embargo, el Reglamento de Instruccin Primaria de 1847 (AHZ. 1847: T.4, L. 20), emitido por la Junta de Enseanza Popular, estableca que las faltas de subordinacin, moralidad i aplicacin sern corregidas por el preceptor, segn la gravedad de ellas, con arreglo lo dispuesto en el n 7 articulo 3 de la ordenanza 3, y cuando la falta por su gravedad merezca mayor pena, el preceptor acudir al director inspector para los efectos de la ordenanza citada (Art. 18).

    La mencionada ordenanza establece como funciones de la junta de di-reccin en materia de castigos lo siguiente:

    Reglamentar las correcciones que deban imponerse a los jvenes, no pudiendo exceder estas de las siguientes: autoridad a los preceptores para castigar hasta seis palmetas, veinticuatro horas de encierro, y para imponer penitencias leves al inspector para hacer corregir con doce palmetas, y hasta tres das de encierro, procurando que los jvenes sean asistidos eficazmente en estas prisiones. Al director para imponer los anteriores castigos y separar los alumnos incorregibles (Ordenanza 3 sobre el establecimiento de una junta de direccin de la enseanza popular, 1846: Art.3. En: AHZ. 1846: T.16, L.2).

    4. Segn el Diccionario de la Real Academia, entre sus acepciones se refiere a un suplicio o castigo usado antiguamente en la milicia, que consista en amarrar al paciente, sentado, con un fusil entre los brazos y las corvas.

  • Proyecto educativo republicano e instruccin pblica en Maracaibo (1830-1850)

    50

    Estas disposiciones generaron diversas posturas entre los encargados de impartir la instruccin pblica y los padres de familia, sobre todo a raz de los castigos que tenan que ver con la privacin de la libertad. Al respecto, el preceptor de la escuela de la parroquia Santa Brbara, en un informe diri-gido a la Junta de direccin de la enseanza popular, solicitaba que le fueran reparadas las cerraduras de los cuartos destinados al castigo de encierro, para garantizar en los nios desobedientes el estmulo al exacto cumpli-miento de sus deberes.

    Tambin peda que a futuro se sustituyera esta sancin por la aplicacin del cepo, pues aduca que los padres de los nios no vean con buenos ojos la aplicacin del encierro, el cual poda traer complicaciones relacionadas con la afeccin del nimo, epilepsia u otro dolor en los infantes, por lo que sustituyndolo se estara complaciendo la inquietud de los padres y se apli-cara una pena con cierta suavidad y prudencia, sin dejar de exponer al nio a la vergenza ante sus condiscpulos (Vaamonde, 1854. En: AHZ. 1854: T.7, L.30).

    Este tipo de situaciones y la intervencin constante de los padres en los procedimientos correctivos del sistema, incidi en la administracin de los castigos que se impartan en los centros de enseanza de Maracaibo, hasta el punto que se presentaron constantes llamadas de atencin a los preceptores de las escuelas. Incluso, el Colegio Nacional no escap de esta situacin, presentndose en sus aulas una situacin de desorden que llev al catedrtico de gramtica a aplicar sanciones ante el mal comportamiento del alumnado, lo que fue protestado por los padres de familia originndose la renuncia de ste. El mismo Rector de la institucin imparti instruccio-nes a fin de que el castigo de la palmeta no se aplicara a to