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550 HISTORIA DE LA CRfüCA LITERARIA tente de los papeles sociales y sexuales y de las relaciones que constituyen a la familia y a la sociedad» (Eagleíon, Í993: 199). 14.2, PSICOANÁLISIS Y LITERATURA Para algunos autores, la influencia del psicoanálisis en el campo de lo literario ha sido tan decisiva que incluso ha llegado a alterar la manera de leer las obras literarias. Incluso se dice que las técnicas de interpretación psicoanaiíüca ayudan a k mejor comprensión del tex- to literario y que suponen también una gran ayuda para la teoría y la critica literarias. Aun- que también se recuerda que la literatura ha sido una de las principales fuentes de interpre- tación del psicoanálisis (Wahnón Bensusan, 1991: 153). En cualquier caso, es obvia la rela- ción entre teoría psicoanalítíca y literatura. Ciertamente, el hecho de que la obra de Freud esté impregnada de cultura germánica hace que el psicoanálisis mantenga estrechos lmXt& coa la literatura romántica del siglo XIX, en la que, corno se sabe, el elemento irracional resulte decisivo. Además, autores románticos como Tieck y Schopenhauer defendieron antes que Freud el origen sexual del arte. Y notoriamente cercana a la concepción freudiana de los im- pulsos perversos y autodestructivos se encuentra la fascinación de autores como Baudelaire, Shelley o Poe por lo siniestro. Del Husmo modo, puede decirse que la importancia del íeraa del sueño en los románticos encuentra su culminación en la obra de Freud. Por otra parte, para comprender muchos fenómenos literarios del siglo xx el psicoanálisis resulta determi- nante. Basta pensar en la «escritura automática» del Surrealismo y e» ciertas técnicas narra- tivas como el fluido de conciencia, recursos, ambos, basados en la, técnica terapéutica de la asociación libre de ideas y, por tanto, en un claro intento de permitir que el inconsciente aflo- re directamente. Según Carlos Castilla del Pino, la incidencia del psicoanálisis en la literatura se ha cen- trado en cuatro aspectos básicos (Castilla del Pino, 1994: 297): 1 5 f\* *lai -nw-vifuu-» vi.*» r»MhA¿*«X*% , 4_ftl MJUUVJ*¿c*lujLV*U UVK jJMU'VVOM MV VÍ.V«V,AV«la 2. La significación del texto, es decir, de la obra, en tanto biografía «profunda» —oculta, inconsciente— del autor. 3. Las significaciones y metasignificaciones —es decir, sobre la simbólica— del con- tenido del texto referidos a problemas genéricos del ser humano. 4. La relación del íeraa de! texto para si lector, incluido e! hecho del goce estético. Tras enumerar estos cuatro aspectos, Castilla del Pino añade una justificación para que se reconozca el interés que los puntos citados pueden tener para el ámbito de lo literario. Así, escribe: El discurso literario es un «objeto» que alguien aporta a la realidad empírica en donde están los presumibles lectores del mismo. Y es un «objeto», en efecto, por cuanto la obra, como resultado de la creación/elaboración queda objetivada y-pasa a ser componente del mun- do empírico, y además estable, y, además, autor y lector mantienen una relación singular con la obra, lo que se denomina relación objeta!, o sea, relaciones objeto/sujeto, en la que ambos quedan involucrados no sólo como sujetos cognitivos sino también como sujetos desíderati- vos. Las relaciones con los personajes del autor y del lector conllevan procesos de identifica- ción positiva, negativa o ambivalente [,..]. De otra forma: autor y lector se involucran como sujetos en su totalidad, en sus forraalizaciones lógicas conscientes y en las alógicas del in- consciente al establecer relaciones de y con el objeto (1994: 299).

Psico y literatura

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Page 1: Psico y literatura

550 HISTORIA DE LA CRfüCA LITERARIA

tente de los papeles sociales y sexuales y de las relaciones que constituyen a la familia y ala sociedad» (Eagleíon, Í993: 199).

14.2, PSICOANÁLISIS Y LITERATURA

Para algunos autores, la influencia del psicoanálisis en el campo de lo literario ha sidotan decisiva que incluso ha llegado a alterar la manera de leer las obras literarias. Incluso sedice que las técnicas de interpretación psicoanaiíüca ayudan a k mejor comprensión del tex-to literario y que suponen también una gran ayuda para la teoría y la critica literarias. Aun-que también se recuerda que la literatura ha sido una de las principales fuentes de interpre-tación del psicoanálisis (Wahnón Bensusan, 1991: 153). En cualquier caso, es obvia la rela-ción entre teoría psicoanalítíca y literatura. Ciertamente, el hecho de que la obra de Freudesté impregnada de cultura germánica hace que el psicoanálisis mantenga estrechos lmXt& coala literatura romántica del siglo XIX, en la que, corno se sabe, el elemento irracional resultedecisivo. Además, autores románticos como Tieck y Schopenhauer defendieron antes queFreud el origen sexual del arte. Y notoriamente cercana a la concepción freudiana de los im-pulsos perversos y autodestructivos se encuentra la fascinación de autores como Baudelaire,Shelley o Poe por lo siniestro. Del Husmo modo, puede decirse que la importancia del íeraadel sueño en los románticos encuentra su culminación en la obra de Freud. Por otra parte,para comprender muchos fenómenos literarios del siglo xx el psicoanálisis resulta determi-nante. Basta pensar en la «escritura automática» del Surrealismo y e» ciertas técnicas narra-tivas como el fluido de conciencia, recursos, ambos, basados en la, técnica terapéutica de laasociación libre de ideas y, por tanto, en un claro intento de permitir que el inconsciente aflo-re directamente.

Según Carlos Castilla del Pino, la incidencia del psicoanálisis en la literatura se ha cen-trado en cuatro aspectos básicos (Castilla del Pino, 1994: 297):

1 5 f\* *lai -nw-vifuu-» vi.*» r»MhA¿*«X*%, 4_ftl MJUUVJ*¿c*lujLV*U UVK jJMU'VVOM MV VÍ.V«V,AV«la

2. La significación del texto, es decir, de la obra, en tanto biografía «profunda»—oculta, inconsciente— del autor.

3. Las significaciones y metasignificaciones —es decir, sobre la simbólica— del con-tenido del texto referidos a problemas genéricos del ser humano.

4. La relación del íeraa de! texto para si lector, incluido e! hecho del goce estético.

Tras enumerar estos cuatro aspectos, Castilla del Pino añade una justificación para quese reconozca el interés que los puntos citados pueden tener para el ámbito de lo literario. Así,escribe:

El discurso literario es un «objeto» que alguien aporta a la realidad empírica en dondeestán los presumibles lectores del mismo. Y es un «objeto», en efecto, por cuanto la obra,como resultado de la creación/elaboración queda objetivada y-pasa a ser componente del mun-do empírico, y además estable, y, además, autor y lector mantienen una relación singular conla obra, lo que se denomina relación objeta!, o sea, relaciones objeto/sujeto, en la que ambosquedan involucrados no sólo como sujetos cognitivos sino también como sujetos desíderati-vos. Las relaciones con los personajes del autor y del lector conllevan procesos de identifica-ción positiva, negativa o ambivalente [,..]. De otra forma: autor y lector se involucran comosujetos en su totalidad, en sus forraalizaciones lógicas conscientes y en las alógicas del in-consciente al establecer relaciones de y con el objeto (1994: 299).