Psicoanálisis y Género. La Subjetividad de Las Diferencias Entre Los Sexos

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    Miriam Gutirrez PrietoPsicoanlisis y Gnero. La Subjetividad de las Diferencias entre los Sexos

    Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, vol. 12, nm. 37, enero-abril, 2005, pp. 139-168,

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

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    Psicoanlisis y Gnero. La Subjetividadde las Diferencias entre los Sexos

    Miriam Gutirrez Prieto

    UAM-X

    Resumen: Un dilogo del psicoanlisis lacaniano con las teoras del gnero y teoras queersobre la compleja temtica de la subjetividad de las diferencias entre los sexos y susimplicaciones. La construccin cultural de la sexualidad, en el discurso psicoanaltico que

    busca poner en palabras un saber inconsciente, desde la teora de Sigmund Freud. Laproblemtica de las categoras de hombre y mujer en su relacin con la sexualidad.

    Palabras clave: inconsciente, hombre, mujer, sexo, gnero.

    Abstract:A di alogue of the psychoanalysis lacaniano with the the ories of the gender andtheories queer on the complex thematic of the subjectivity of the differences among the sexesand their implications. The cul tural construction of the sexuality, in the one psychoanalytical

    speech that looks for to put in words an unconscious knowledge, from the theory of SigmundFreud. The prob lem of mans cat e gories and woman in their re lation ship with the sex uality.Key words:man, woman, sex, gender.

    Del psicoanlisis, dijo Freud a Jung, cuando tuvieron a la vista el

    puerto de Nueva York, invitados por la Clark Uni versity. Nosaben que les traemos la peste. Y alude nada ms y nada menos

    que a eso que es el deseo, de lo cual casi nada sabemos, porque esinconsciente. Y que contenido est en el inconsciente, de lo que no

    queremos saber, y sin embargo... nos mueve. Freud nos dio la pista,est donde danzamos, escribimos, hablamos. (...) Los motivos del

    inconsciente se limitan, punto sobre el cual Freud tom partido

    desde el principio y nunca se desdijoal deseo sexual (Lacan, 2003:415).

    En este ensayo nos proponemos encontrar algunos elementos de undilogo con el psicoanlisis sobre la compleja temtica de lasubjetividad de las diferencias entre los sexos y sus implicaciones.

    La dificultad estriba en objetivar a travs del discurso, elementosque se juegan en el inconsciente freudiano.

    Este dilogo no apunta a una integracin o sntesis en tre estoscampos de reflexin; tampoco busca responder a las preguntas sobre la

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    forma como se vinculan la subjetividad y la cultura. No creo que tales

    resultados sean posibles o deseables. La integracin negaranecesariamente las diferencias irreductibles entre estos discursos(Flax, 1995). No se trata de evadir estos dilemas, sino simplementemostrar las diferencias y ambigedades de las teoras y los sujetos.Freud declara que la incapacidad de tolerar la ambigedad es una de lascaractersticas ms pronunciadas del sujeto neurtico.

    La reflexin sobre el vnculo entrepsicoanlisis y feminismo tuvosu expresin ms acabada en la voz de Juliet Mitchel. Su texto fue unode los primeros que abordaron el dilogo sobre estas dos teoras. Sus

    planteamientos pusieron en marcha la construccin de vnculosimportantes que, a su vez, abrieron nuevas vas de anlisis para estostemas: La feminidad, la sexualidad y la familia conforman

    evidentemente un importante trptico para considerar la situacin de lamujer (Mitchel, 1973). En este texto la autora emprende lareivindicacin de la obra de Freud y destaca su relevancia en la

    bsqueda de la liberacin de la mujer.

    An cuando en el psicoanlisis lacaniano no se habla de gnero,algunas autoras se han referido a algunos conceptos psicoanalticos

    para abordar, de manera amplia, la pregunta sobre las diferencias entrelos hombres y las mujeres (Bleichmar, 1999). Desde Freud con suartculo sobre las consecuencias psquicas de las diferencias de lossexos, y despus Lacan con susfrmulas de la sexuacin.

    Reflexionar sobre algunos elementos de la subjetividad femeninanos pone frente a la pregunta: qu es ser una mujer? Interrogante

    planteada desde la invencin del psicoanlisis por Freud y ms tarde

    por Lacan; pregunta medular en el pensamiento contemporneo endiversas disciplinas que ha producido importantes reflexiones,

    particularmente por parte de las mujeres.

    Elgnero

    Para hablar delgnero acudimos a Jane Flax (1995). Ella sugiere unaforma de plantear elgnero en tres dimensiones. En primer trmino lo

    posiciona como una relacin social independiente y autnoma de otrascomo la raza y la posicin econmica, pero que al mismo tiempo lamoldean. La autora destaca el gnero comouna forma de poder. Ensegundo trmino como una categora de pensamiento, en la cual elgnero limita o convierte parcial al pensamiento. Toda cultura

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    construye ideas sobre el gnero y, a su vez, estas ideas ayudan a

    estructurar formas de prcticas sociales.

    Por ltimo, en la tercera dimensin dice el gnero es un elementoconstitutivo cen tral en el sentido del Yo de cada persona (Flax, 1995).Por eso seala que las explicaciones a la subjetividad tendran queincluir investigacin acerca de los efectos delgnero.

    Tambin resulta vigente interrogarnos acerca de las razones quedeterminan la posicin de las mujeres como grupo, en relacin con loshombres. Dado que la cultura atraviesa al sujeto, la valoracin cultural

    pasa por todos los significantes que un sujeto posee: Sexo es sexo,pero lo que cali fica como sexo es determinado y obtenidoculturalmente (Rubin, 1974). Y en el contexto de la cultura tambinexisten determinantes subjetivos inherentes a cada sujeto en lo que

    tiene de singular.En un recorrido por las concepciones de la mujer es necesario

    considerar aportaciones de diversas disciplinas para reflexionar sobrela nocin degnero. Este concepto tiene una gran importancia en ladeconstruccin de esencialismos (Hajer, 1998). Hay muchasmujeres estudiosas de este tema, en varias disciplinas, que desde 1993ya no utilizan la concepcin de gnero y abordan el tema en lo queahora se ha llamado Crtica culturaly esto hace evidente cmo se ha

    problematizado la posicin de cada gnero hacia una modificacin dela cultura. En Argentina, el tema de la mujer en la vida universitariaestuvo censurado por la dictadura. Cuando el pas regres a lademocracia en 1985 se trat de incluir en el plan de estudios de la actualFacultad de Psicologa creada en 1983-1984, un curso sobre estudios

    de la mujer que formara parte de la currcula. Hubo una gran oposiciny finalmente qued relegado, junto con otros, como fue el caso de losestudios de las religiones, educacin y cultura, lingstica y

    psicoanlisis. Esa ha sido la situacin del curso del estudio de los temasde la mujer. Finalmente las investigaciones independientes, comonormalmente sucede, fueron mucho ms amplias. Entre stas se hatrabajado en un proyecto denominado Mujer en psicoanlisis. Serecopil una enorme bibliografa y se trabaj desde las concepciones

    biolgicas, antropolgicas y epistemolgicas de la mujer, situacinque ha ido deconstruyendo mitos psicoanalticos en torno a ella, mitosque haban truncado el desarrollo de los estudios de la mujer. EnEstados Unidos y Europa los estudios de la mujer haban estado

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    dominados, hasta 1990, por una tradicin del individualismo y la

    autoayuda, del optimismo teraputico y el culto de la autoestima que sehaban convertido en una parte tan esencial de la cultura psicoanaltica,como en EU donde muchas feministas han participado. Esa visin de laindividualidad va siempre acompaada de la retrica de la vctima.

    En ese tiempo aparecieron autoras como Appignanesi y Forrester,que empezaron a abordar el tema de la mujer y de su relacin con lamadre. Despus llegaron Nancy Chodorow, Vadinter, Emilce DioBleichmar y otras colaboradoras que estaban inmersas en un pensarfragmentos como una forma postestructuralista derridiana, tal es elcaso tambin de Jane Flacks o de Jessica Benjamin quienes se hicieronacompaar de algunas otras autoras.

    Fue un extenso trabajo sobre las diversas etapas de la sexualidad

    femenina en el psicoanlisis, como punto de malestar de las mujeres enel terreno del psicoanlisis: la mujer y el marxismo, la mujer en lahistoria, la mujer y el poder, la mujer y su educacin. El psicoanlisis,desde esa perspectiva, ha sido ledo por las feministas muy

    parcialmente, criticando las posiciones de la mujer como sntoma delhombre y no en s misma y arguyendo que estn apoyadas desde lanocin de gnero. La concepcin de gnero, entonces, nos ha llevadode la mano hacia los efectos en ambos gneros, masculino y femenino,sobre la sexualidad, es por eso que en esto artculo planteo que hablarde la sexualidad de la mujer es entrar al tema de las relaciones: de lamujer en su relacin con el hombre en tanto sujeto sexuado.

    Y en este nuevo contexto, qu hace el gnero masculino con lavigencia de la educacin cada vez ms sutilmente machista? Qu es

    de la identidad masculina? Qu hay de lo femenino? Jane Flax (1995)llama a uno de sus librosPensando fragmentosporque es una preguntainteresante sobre la que aqu se vierten fragmentos. En ese sentido creoque la interdisciplinariedad es un asunto esencial en la manera deabordar cualquier tema, particularmente cuando se trata de lasubjetividad.

    Foucault seala que a partir de la revolucin burguesa, la familianuclear confisca la sexualidad de hombres y mujeres limitndola a laseriedad de la funcin reproductora. (Foucault, 1978). Plantea cmohasta el siglo XVII exista una cierta apertura y desinhibicin respectoa la sexualidad; haba cierta tolerancia y las transgresiones eranevidentes existiendo incluso permisividad para expresarlas. Pero, en

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    mayor medida en el siglo XIX, surgen lo que Foucault llama Las

    noches montonas de la burguesa victoriana, donde la nicasexualidad reconocida pas a ser la sexualidad utilitaria y fecunda. Aeste tipo de sexualidad, y otras ms, Foucault las llam sexualidades

    perifricas. Bajo el rgimen de poder sobre el saber de la sexualidad seha vivido toda una historia de la represin que forma parte del orden

    burgus, en donde el sexo se reprime por ser in compatible con la nuevamoral social que representa la tica del trabajo.

    Mabel Burn interpreta en Foucault una construccin de lasexualidad a partir de lo que llama el fenmeno de la puesta endiscurso del sexo y sostiene que es un dispositivo del poder destinadoa la sexualidad no reproductiva (Burn, 1998). Algunas definicionesmanejadas por Foucault podramos vincularlas con la lectura de Freud

    sobre la mujer que realiza Paul Laurent Assoum (1997). En dichalectura de la kulture no resultar sorprendente, por lo tanto, ver a lamujer implicada en el corazn mismo del malestar que la define encuanto al mbito mujer y cuya participacin en la cultura genera unmalestar. Assoum afirma que la mujer es tomada en cuenta en elmomento en el que se revela que Eros y la kultureno hacen buena

    pareja. La mujer est ubicada del lado de Eros y comparte con l dosavatares: el de la fundacin y el de la represin. El resultado es, sinembargo, negativo. De ah se desprende la idea de que la feminidad esun freno para la civilizacin, nocin por dems sorprendente: lasmujeres no tardan en oponerse a la corriente cultural,sin embargo, sonesta mismas mujeres las que originalmente establecieron elfundamento de la cultura con las exigencias de su amor.

    La relacin entre sexualidad y cultura, y sexualidad y gnero, es unarelacin en la que confluyen el psicoanlisis y las diversas teoras quese han expresado sobre el gnero. Si tomamos como referencia aFoucault, en el mbito de la construccin de la sexualidad se expresa unfenmeno relacionado con el saber sobre el sexo. Para Foucault eldiscurso de la sexualidad se ha instalado en los tres ltimos siglos comoun mecanismo de poder, por lo que la sexualidad humana pasa a ser unasunto de vigilancia y con trol (Foucault, 1978). Adems habla de queestos dispositivos, en cuanto a la sexualidad dentro de la familia,constituyen puntos de conflicto que generan relaciones de poder entrelos dos gneros. Los conflictos entre los gneros se producen por unadoble moral sexual: por un lado, la exigencia de una estricta fidelidad

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    por parte de las mujeres y por otro, la aceptacin de una fidelidad

    relativa para los hombres.Marta Lamas propone la categora de gnero como una

    construccin cultural de la diferencia sexual. Y prosigue diciendo queel gnero tiene su antecedente en Simone de Beauvoir quien en su libro

    El segundo sexo formula el gnero como el conjunto de lascaractersticas humanas consideradas como femeninas y que sonadquiridas por las mujeres mediante un complejo proceso individual ysocial. Este proceso no se deriva naturalmente de su sexo: Una nonace sino que se hace mujer, frase de la autora que las feministas handestacado como una gran aportacin de la escritora francesa (Lamas,2000). Sin embargo para 1949, cuando se hizo esta declaracin, Freudya haba planteado claramente lo que Frida Saal llam apartar la

    diferencia sexual de lo biolgico sin boleto de retorno.La categora de gnero se ha incorporado en muy distintas

    disciplinas tales como la antropologa, la psicologa, el psicoanlisis,la historia, etctera, como un modo que permite observar, desdemltiples perspectivas, la complejidad de la sexualidad humana.

    Cul es la verdadera diferencia entre los cuerpos sexuados y losseres socialmente construidos? se pregunta Lamas (2000). La autoraexpresa que el gnero va a poder explorar esta interrogante. En miopinin no existe una verdadera diferencia entre cuerpos sexuados yseres sociales: son uno mismo. Podramos hacer una analoga con labanda de moebius que utiliza Lacan para ejemplificar el afuera yadentro, o el consciente e inconsciente, los cuales no tienen una lneadefinitiva que los separe, constituyendo ambos al sujeto.

    Adems de las diferencias entre ambos tambin existen grandessimilitudes, por lo que pienso que el concepto de gnero nos permitealejarnos de la ciencia positiva, que exige mediciones, definicionesexcluyentes, limitaciones y nos permite salir de las dicotomas, comodijo Freud, para tolerar la ambigedad, propia de la complejidadhumana.

    En mi opinin, el gnero efectivamente es una categora esencial entrminos del anlisis histrico, porque todo estudio necesariamenteest contextualizado en su tiempo y en este contexto, la historia de lasmujeres ha permitido aportar y construir las teoras de gnero comomateria que ha sacado la discusin de las diferencias sexuales del plano

    biolgico. Probablemente ah se encuentren respuestas sobre el

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    antagonismo entre los sexos como aspecto ineludible del asumir una

    identidad sexual. Freud manifestaba esta concepcin de gnero, estasexuacin, como algo asumido a partir de la mirada de la sexualidad delotro que es distinto; pero este antagonismo es slo el primer pasonecesario en la eleccin del objeto de amor en trminos lacanianos o dela identidad sexual hablando en otros campos.

    Precisamente este antagonismo sobre la diferencia del otro distintoa partir de la sexualidad es lo que permite la insercin de los individuosen la cultura.

    En su acepcin ms reciente la nocin gneroapareci entre losestudios feministas para insistir en esta condicin de las distinciones

    basadas en el sexo y la palabra gnero, y denotaba un claro rechazo aldeterminismo biolgico que estaba implcito en los trminos de sexo y

    gnero. A su vez, destaca los aspectos relacionales de las definicionesnormativas de la feminidad. Quienes se preocuparon de que losestudios acadmicos en torno a las mujeres estuvieran de formaseparada y demasiado limitada en las mujeres, utilizaron el trmino

    gneropara manejar una nocin que tena que ver con las relaciones, yde acuerdo con esa perspectiva hombres y mujeres fueron definidos entrminos uno del otro. De esta forma no se podra conseguir lacomprensin de uno y otro mediante estudios completamenteseparados.

    Nathalie Zemon Davis sugiere que:

    deberamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como de los hombres.No deberamos hablar sobre el sexo oprimido del mismo modo en que unhistoriador de las clases sociales no puede centrarse por completo en los

    campesinos. Nuestro propsito es comprender el significado de los sexos, de losgrupos de gnero en el pasado histrico y descubrir el alcance de los rolessexuales y del simbolismo sexual en las diferentes sociedades y periodos comopara encontrar qu significado tuvieron y cmo funcionaron para mantener elorden social o para promover su cambio (Zemon Davis, 1975-1976).

    Me manifiesto a favor de esta afirmacin: decir mujer es decir sujetosexuado y el sujeto sexuado no existe sin el otro distinto, en tanto es lquien me permite elegir o posicionarme en trminos de posicin sexualcomo del mismo sexo que el otro o de distinto sexo al otro, que noconstituye necesariamente una eleccin heterosexual.

    Gayle Rubin (1990) en El trfico de mujeres, texto multicitadoentre los estudios feministas, hace una lectura del psicoanlisis quevale la pena mencionar. Seala Rubin: El parentesco es la

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    conceptualizacin de la sexualidad biolgica a nivel social: el

    psicoanlisis describe la transformacin de la sexualidad biolgica enlos individuos, al ser aculturados. Esta apreciacin me parece unageneralizacin que no reconoce la historia singular del sujeto.Contina Gayle Rubin: En la teora psicoanaltica lacaniana lostrminos de parentesco indican una estructura de relaciones quedeterminar el papel de todo individuo u objeto dentro del dramaedpico. La familia es determinante en este drama edpico pero estedrama no es solamente las relaciones del sujeto con la madre y el padresino con la historia de los padres, factor que influye en el Edipo delsujeto. Es decir, en la paternidad y en la maternidad se pone en juego el

    propio Edipo. Me parece muy interesante cmo la autora hace unaanaloga de su lectura lacaniana en cuanto a que en el psicoanlisis sedis tingue entre la funcin del padre y un padre par ticular que encarna

    esa funcin, lo que se le llama la funcin paterna, y la respectivaanaloga entre elpene y el falo.La autora plantea que en la terminologade Freud, el complejo de Edipo presenta al nio una alternativa: o tener

    pene o estar castrado, y en contraste la teora lacaniana del complejo decastracin deja atrs toda referencia a la realidad anatmica. Estainterpretacin de Freud no contempla la situacin de que cuando laautora analiza la opcin o tener pene o estar castrado no estreconociendo que el pene es una representacin. No es en s el estarcastrado o no estarlo, porque los hombres tienen pene y estncastrados. Por ltimo, Freud analizaba que elfalo es, podramos decir,un rasgo distintivo que diferencia al castrado del no castrado. Esta citaes una clara expresin de la forma en que Freud introduce la

    proposicin que ms tarde Lacan abordar como los tres registros, realsimblico e imaginario, razn que establece claramente que elfalo es

    precisamente la simbolizacin que representa la falta.

    Elgneroy el concepto de igualdad

    El concepto degneropone en evidencia las diferencias entre hombresy mujeres, y en este punto deseara hacer un pequeo parntesis parasealar un aspecto que, para m, ha destacado en las lecturas sobre eltema de gnero. Se trata de un concepto que permea el discurso

    feminista o no, de algunas autoras que se ocupan del tema delgnero. Me refieroa la demanda de igualdad en los debates. Leo eneste discurso, cuando se pronuncia el reclamo de que las diferenciasentre los hombres y las mujeres no deberan implicar desigualdad

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    social, significa entonces que lo que se demanda es igualdad social.

    Ser mejor decir, como lo plantea Luce Irrigara (2001), equidadsocial, porque por lo que concierne a la igualdad, sta es imposible,como lo seala Freud (1925) las diferencias anatmicas de los cuerpos

    producen distintas posiciones psquicas entre los sexos.

    En efecto, las mujeres se encuentran en una posicin desigual frentea los hombres, pero tambin los hombres se encuentran en posicindesigual frente las mujeres.

    Lipovestky seala que es

    un principio de diferenciacin que se refuerza con otro principio, asimismouniversal: el dominio social del hombre sobre la mujer. Desde tiempoinmemorial, la valencia diferencial de los sexos construye la jerarqua de losmismos, dotando al masculino de un valor superior al del femenino (...) Eso no

    significa que las mujeres carezcan de poder real y simblico. Despreciadas odesvalorizadas, apartadas de las funciones nobles, no por ello las mujeresostentan en menor grado temibles poderes (Lipovestky, 1999).

    Me parece que Lipovetsky se refiere al valor su perior en el sentidosocial de la toma de decisiones polticas y del poder econmico, y

    podemos derivar de esta afirmacin que efectivamente las mujerestiene un gran poder, por ejemplo de dar o no un lugar simblico al pa drede sus hijos (Jullien, 1990).

    La jerarqua en la que se han traducido las diferencias se manifiestaen la subordinacin de las mujeres, como grupo, a los hombres y puedeubicarse como una generalidad en el nivel de las relaciones sociales.En el terreno de la subjetividad los hombres y las mujeres somosdiferentes, del mismo modo que entre cada hombre y cada mujer.

    Intento argumentar por qu la demanda de igualdad de derechoses un concepto que es pertinente modificar por equivalencia dederechos.

    Luce Irigaray seala la importancia de los trminos que se refieren ala diferencia ente hombre y mujer, y plantea que quien respeta ladiferencia en tre mujer y hombre no experimentar ninguna dificultad

    para respetar otras diferencias. En relacin con cul es el trmino quemejor define las demandas de las mujeres por el respeto a lasdiferencias, Irigaray responde:

    No me gustan los trminos en s mismos; evocan un modelo a seguir,comportamientos que adoptar, dogmatismo. Remiten a algo que ha pasado y noun camino por construir. Adems comnmente feminismo se entiende en un

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    sentido igualitarista, o sea: para emanciparse, las mujeres deberan ser iguales a

    los hombres. Ello supone alienarse an ms y voluntariamente a los valores deun mundo que no es el suyo. Por ello me parece ms pertinente hablar deequivalencia de derechos que de igualdad de derechos. Las mujeres puedenexigir ser reconocidas de manera equivalente a los hombres desde su propia

    subjetividad y de acuerdo con sus propios valores (Irigaray, 2001).

    Si tomamos la definicin del trmino equivalencia desde el

    Diccionario Enciclopdico GrijalboIgualdad en el valor, potencia,

    eficacia, etctera, encontramos que una demanda de igualdadrequiere un matiz que precise la relevancia y el valor de la diferencia.

    La formulacin de Lacan sobre la sexuacin

    Lacan en La significacin del falo describe la posicin deseante,masculina y femenina, en manera totalmente dependiente del

    significantefalo. Para los dos sexos se trata de una simetra respecto aese significante. Que del lado femenino produce un posicin deenmascarar la ausencia delfalo, (de la ausencia de la imagen delfaloenel cuerpo), y del lado masculino un proteger el rgano que hacesemblante defalo.Esto gracias a la intervencin de la ley paterna, de lametfora paterna, que da eficacia, operatividad a la descubierta de quela madre no tiene falo (Lacan, 1983). Si no interviene esta ley del padre,no se produce la significacin flica y puede en su lugar, como el casodel pequeo Hans, como nos dice Lacan en su Seminario IV,desarrollarse una fobia: una amenaza de castracin donde la funcin

    paterna ha sido reemplazada por el significante Caballo, en lugar delsignificante del Nombre del Padre.

    Lacan hace referencia a Freud en su postulacin de que elinconsciente conoce solamente el sexo masculino, y explica tambin laoposicin de Helen Deutsch y Karen Horney, quienes planteaban que

    para la mujer y las nias est la concepcin de la vagina. Pero la vaginano es un significante y que entonces no entra en el Edipo y en elcomplejo de castracin. Para los dos sexos la posicin sexuada seasume a travs del significante falo. Para Freud, como dice en susobras: El sepultamiento del complejo de Edipo, Sobre la sexualidadfemenina y Algunas consecuencias psquicas de las diferenciasanatmicas entre los sexos, se trata de asumir la posicin sexuada atravs de una amenaza de castracin. En el inconsciente slo existenseres que tienen elfaloque son masculino y los que han sido castrados,el femenino, siempre el sexo masculino es el nico existente en el

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    inconsciente. En Freud se trata del hecho de tener o no tener elfalo

    como rgano.Lacan intro duce otros elementos. A partir del hecho de que elfaloes

    un significante, se produce una sustitucin, una metfora que sustituyeel tener al parecer. En sus propias palabras:

    Las relaciones entre los sexos, girarn alrededor de un ser y de un tener que, porreferirse a un significante, el falo, tiene el efecto contrariado de dar por una parterealidad en el sujeto en ese significante, y por otra parte irrealizar las relacionesque han de significarse. Esto por la intervencin de un parecer que se sustituye altener, para protegerlo por un lado, para enmascarar la falta en el otro, y quetiene el efecto de proyectar enteramente en la comedia, las manifestacionesideales o tpicas, del comportamiento de cada uno de los sexos, hasta el lmite delacto de la copulacin (Lacan, 1983: 287-288) .

    Esteparecerpara los dos sexos produce del lado femenino unser el

    falo, el significante del deseo del Otro, y la manifestacin en lamascarada por cubrir la falta; y del lado masculino, un tener el falo, unamanifestacin de proteccin de un rgano que es el pene que haceimagen delfalo.

    Y cmo surge el deseo de ser o de tener el falo? A travs de ladialctica entre la necesidad y la demanda.

    En la significacin de la necesidad algo se pierde en la expresin dela demanda, no toda la necesidad pasa en la demanda, y lo que resta dela necesidad ser reprimido en el inconsciente y constituir el deseo.Lacan traduce con esto la represin originaria de Freud: (...) que loque est vivo en lo urverdrngt encuentra su significante por recibir lamarca de la Verdrngungdelfalo(gracias a lo cual el inconsciente es

    lenguaje) (Lacan, 1983: 286).Se instauran dos posiciones sexuales que organizan el deseo del

    sujeto, un modo de desear masculino y otro femenino. Necesita sealarque an el modo de desear femenino es flico, totalmente flico,exactamente como del lado masculino. Pero Lacan dice tambin; pormuy paradjica que puede parecer esta formulacin, decimos que es

    para ser elfalo, es decir el significante del deseo del Otro, para lo que lamujer va a rechazar una parte esencial de la feminidad, concretamentetodos sus atributos en la mascarada(Lacan, 1983: 288).

    Lacan vuelve sobre este planteamiento en las frmulas de lasexuacin. Teoriza sobre los elementos que la mujer rechaza en lamasacrada, que no estn bajo la ley delfalo, y que luego lo retoma en la

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    formulacin de que La mujer no existe que pro duce en su Seminario

    XX.En el Seminario XX,Lacan va ms all de toda esta imaginarizacin

    de la sexuacin a travs del Edipo, refirindose a una castracin comonecesidad, producida por el lenguaje mismo, por el hecho de que sehabla.

    En lugar de decir hombre y mujer dice: seres hablantes que se ponenen el lado izquierdo y seres hablantes que se colocan del lado derecho,refirindose al siguiente esquema, que se encuentra en la pgina 73, desu seminarioEncore:(Lacan, 1975):

    En este esquema podemos ver cuatro cuadrantes, arriba se expresanlas formulas de la sexuacin y abajo sus consecuencias en locorrespondiente al lado izquierdo, que es el masculino y el derecho elfemenino.

    En el lado izquierdo,

    se lee:Existe un sujeto que no est castrado

    se lee: Todos los sujetos estn castrados

    En el lado derecho:

    se lee:No existe un sujeto que no est castrado

    se lee: No todos los sujetos estn castrados

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    S

    S (A)

    a

    La

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    En el lado masculino se ponen los seres hablantes que estn

    totalmente bajo la ley delfalo, de la castracin,independientementedel hecho que sean biolgicamente hombres o mujeres. Es el sujetodividido por efecto del lenguaje y por eso castrado, como se ve en la

    presencia del smbolo y puede encontrar el otro sexo en el ladoderecho slo como objeto a, que causa su deseo, entonces noencontrar la totalidad del cuerpo del otro sexo. En este lado izquierdose trata de un conjunto cerrado, fundado sobre la excepcin del padretotmico, de la horda primitiva que plantea Freud en su texto Ttem yTab, que despus de su asesinato funda la comunidad de hermanos einstaura la ley de la prohibicin del incesto. El conjunto de los hombreses universal: estn castrados todos. La excepcin funda la regla de lacastracin para todos. Si todos estn castrados se puede decir elhombre, porque todos posean la misma cualidad. Es decir, que lacondicin de ser hombre est dada por ese padre que no est castrado:

    La castracin funciona visiblemente como lmite y afianzamiento de la posicinmasculina. Es el precio que hay que pagar para poder llamarse hombre y serreconocido como tal, teniendo en perspectiva la necesidad de que al -menos- uno

    pueda escapar a ello, o que a cada hombre le ocurriera por lo menos en unaocasin que superara tal impotencia(Andr, 2002: 215).

    En la palabra de Lacan:

    A la izquierda, la lnea inferior, indica que el hombre como todo seinscribe mediante la funcin flica, con la salvedad de que esa funcin encuentra

    su limite, en la existencia de un x que niega la funcin : . A eso se lellama la funcin del padre, -de dnde procede, por la negacin, la proposicin

    , que funda el ejercicio de lo que, con la castracin, suple a la relacin sexual en tanto que esa relacin no es inscribible en modo alguno. Por lo tanto, el todo

    descansa aqu en la excepcin planteada como un limite a eso que niegantegramente ese (Lacan, 1973: 74).

    La funcin paterna, incluye, para todos los otros, el fantasma de ungoceabsoluto () en consecuencia, ese goce de uno solo ordena paratodos los otros un lugar degoce inaccesible y prohibido (Dor, 2000).

    Analizamos ahora las frmulas del cuadrante de las mujeres.Citamos a Lacan:

    A todo ser hablante, tal como est expresamente formulado en la teorafreudiana, le est permitido, sea quien fuere, tenga o no los atributos de la

    masculinidad atributos que quedan por determinar inscribirse en estaparte. Si se ha inscrito ah, no permitir universalidad alguna, ser ese no-todo,

    en tanto tiene la opcin de situarse en el o bien de no estar all (Lacan, 1973:74)

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    Estas dos frmulas del lado femenino presentan unasingularidad,

    no universalidad. Aqu no esta excepcin que funda la regla, porque ladoble negacin de la proposicin partic ular implica que no existe un x

    que sea una excepcin a la funcin flica: . No vale en este caso,como para los hombres, el que al menos un sujeto mujer escape a la

    castracin. La proposicin univer sal precisa que una mujer, apesar de que no escapa a la castracin, sin embargo, slo parcialmentese sujeta a ella.

    La feminidad se revela en una divisin con respecto a lacastracin: una mujer se desdobla, antes de unificarse, bajo elsignificante mujer. En la parte inferior del cuadrante, esto se tra duce

    por el hecho de que la mujer expresin en la que hay que tachar el la,puesto que la mujer no existe-tiene relacin, en su sexualidad, tanto

    con el significante flico que un hombre puede encarnar para ella,como con el significante del Otro, del Otro que no existe en el nivel delgoce (Andr, 2002: 217).

    Elfalotiene como efecto escindir a la mujer entre el goce llamadopropiamente flico, y el goce del Otro. O goce del cuerpo es decir enrelacin con la falta del Otro: S (A). No se trata de un gocecomplementario al goce flico, sino de un goce suplementario a l.Entonces aqu est la asimetra, a diferencia de la simetra que Lacan

    planteaba en la significacin del falo. Sobre la existencia de estegoce del Otro, Lacan se expresa as: Del goce, entonces, cmoexpresar lo que hara falta que no respecto a l sino por lo siguiente: sihubiese otro goce que el flico, hara falta que no fuese ese () sihubiese otro,pero no hay sino el goce flico, () Es falso que haya

    otro, lo cual no impide que sea verdad lo que sigue, a sa ber, que harafalta que no fuese ese () Supongan que haya otro, pero justamente nohay (Lacan, 1973: 56). La suposicin de Otro goce aparece como unefecto de significante delfalo, fuera del lenguaje, en relacin con elgoce flico, no complementario sino suplementario: slo se puedeevocar y situar, a partir de la castracin.

    Por lo tanto, ni hablar de un goce del cuerpo del Otro, sino partir delgoce sex ual limitado por el rgano. Ni hablar de un goce no flico, sino

    partir de la funcin flica: el ser no-toda en la funcin flica, no quieredecir que no lo est del todo, no es verdad que no est del todo. Est delleno all. Pero hay algo de ms (Andr, 2002: 219).

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    Para resumir, diremos entonces que seres hablantes hombres sern

    quienes colocan a su partenairecomo objeto a, causa de su deseo.Mujeres, quienes se relacionan con su pareja bajo la ley delfalo, y queal mismo tiempo son no-todasbajo elfalo, porque ellas pueden tenerun goce Otro, suplementario, del cuerpo, relativo a la falta en el Otro: S(A).

    Estn entonces algunas formulaciones del pensamiento de Lacanque se articulan, entre s.

    La ley delfalorige para todos, hombres y mujeres.

    La mujer no existe

    La relacin sexual no existe.

    La mujer no existe implica la ausencia de universalidad y,

    consecuentemente, la existencia de la contingencia y de la unicidad enlas mujeres. Slo en este sentido no es posible que haya relacinsexual. Para que hubiera relacin sexual en tre un hombre y una mujersera necesario que el hombre en tanto elemento de una universalidad,entre en relacincon la mujer, si fuera ellatambin elemento de launiversalidad.

    Se puede encontrar en Freud un antecedente de la teorizacinlacaniana del Otro Gocefemenino, cuando dice: Qu demanda la

    nia de su madre? La preferencia de la nia,a diferencia del varnpor el juego de la mueca. Suele concebirse como signo del tempranodespertar de la feminidad. Y no sin razn. Empero, no debe pasarse poralto que lo que aqu se exterioriza es la actividad de la feminidad, y queesta predileccin de la nia, tal vez atestige el carcter exclusivo de la

    ligazn con la madre, con to tal prescindencia del objeto padre(Freud, 1931: 237).

    Una visin de la teora queer

    El planteamiento de algunos tericos del queernos llama la atencinsobre el peligro de los estigmas, etiquetas, estereotipos, que como en elautismo llaman estereotipiasa este movimiento repetitivo, oscilante,que es un movimiento del cuerpo que va de un lugar a otro sinvariacin, es decir, sin atreverse a decir palabra.

    La teora queer nos habla del la nocin de gnero comoconstituyente de un primer momento de reflexividad (y una mutacinirreversible respecto al siglo XIX). Con las nuevas tecnologas

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    mdicas y jurdicas de Money, los nios intersexuales, operados al

    nacer o tratados durante la pubertad, se convierten en minorasconstruidas como anormales, en beneficio de la regulacinnormativa del cuerpo de la masa straight(heterocentrada). Cuandohablan de esta multiplicidad de los anormales plantean que es la

    potencia que, lo que se ha denominado el Imperio Sexual, intentaregular, controlar, normalizar. Haciendo historia de este Imperio de losnormales refieren que desde los aos cincuenta depende de la

    produccin y de la circulacin a gran velocidad de los flujos desilicona, flujos de hormonas, flujo tex tual, flujo de lasrepresentaciones, flujo de las tcnicas quirrgicas, en definitiva flujode los gneros. Es verdad que no todo circula de manera constante, yadems no todos los cuerpos obtienen los mismos beneficios de estacirculacin: la normalizacin contempornea del cuerpo se basa en

    esta circulacin diferenciada de los flujos de sexualizacin. A estoreducen el concepto de gnero: dicen que fue ante todo una nocinsexopoltica antes de convertirse en una herramienta terica delfeminismo americano. En los aos 80 plantean en el de bate que oponaa las feministas constructivistas y las feministas esencialistas, lanocin de gnero va a convertirse en la herramienta tericafundamental para conceptualizar la construccin social, la fabricacinhistrica y cultural de la diferencia sexual, frente a la reivindicacin dela feminidad como sustrato natural, como forma de verdadontolgica.

    Que es la teora queer? En trminos generales hay coincidencias ydiferencias, como en toda teora que se precie de serlo. Citar aqu a

    una referencia muy importante que es una militancia poltica de estateora. Si bien es cierto que lo personal es poltico, en este caso lapoltica queermerece atencin porque se manifiesta en los espaciospblicos, va a los juzgados, es decir, apela a la ley.

    El gnero para la teora queer ha pasado de ser una nocin alservicio de una poltica de reproduccin de la vida sexual a ser el signode una multitud. El gnero no es el efecto de un sistema cerrado de

    poder, ni una idea que acta sobre la materia pasiva, sino el nombre delconjunto de dispositivos sexopolticos (desde la medicina a larepresentacin pornogrfica, pasando por las instituciones familiares)que van a ser objeto de reapropiacin por las minoras sexuales. Elcuerpo para ella no es un dato pasivo sobre el cual acta el biopoder,sino ms bien la potencia misma que hace posible la incorporacin

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    protsica de los gneros. La sexopoltica no es slo un lugar de poder,

    sino sobre todo el espacio de una creacin donde se suceden y seyuxtaponen los movimientos feministas, homosexuales, transexuales,intersexuales, transgneros, chicanas, poscoloniales... Las minorassexuales se convierten en multitudes. El monstruo sexual que tiene

    por nombre multitud se vuelve queer. El cuerpo de la multitud queeraparece en el centro de lo que podramos llamar, para retomar unaexpresin de Deleuze/Guattari, un trabajo de desterritorializacin dela heterosexualidad. Una desterritorializacin que afecta tanto alespacio urbano (por tanto, habra que hablar de desterritorializacindel espacio mayoritario, y no de gueto) como al espacio cor poral. Este

    proceso de desterritorializacin del cuerpo supone una resistencia alos procesos de llegar a ser normal. El hecho de que haya tecnologas

    precisas de produccin de cuerpos normales o de normalizacin de

    los gneros no conlleva un determinismo ni una imposibilidad deaccin poltica. Al contrario. Dado que la multitud queer lleva en smisma, como fracaso o residuo, la historia de las tecnologas denormalizacin de los cuerpos, tiene tambin la posibilidad deintervenir en los dispositivos biotecnolgicos de produccin desubjetividad sexual. Esto es concebible a condicin de evitar dostrampas conceptuales y polticas, dos lecturas (equivocadas pero

    posibles) de Foucault. Hay que evitar la segregacin del espaciopoltico que convertira a las multitudes queer en una especie demargen o de reserva de trasgresin. No hay que caer en la trampa de lalectura liberal o neoconservadora de Foucault que llevara a concebirlas multitudes queer como algo opuesto a las estrategias identitarias,tomando la multitud como una acumulacin de individuos soberanos eiguales ante la ley, sexualmente irreductibles, propietarios de suscuerpos y que reivindicaran su derecho inalienable al placer. La

    primera lectura tiende a una apropiacin de la potencia poltica de losanormales en una ptica de progreso, la segunda silencia los

    privilegios de la mayora y de la normalidad (het ero)sexual, que noreconoce que es una identidad dominante. Teniendo esto en cuenta, loscuerpos ya no son dciles. Des-identificacin (para retomar laformulacin de De Lauretis), identificaciones estratgicas,reconversin de las tecnologas del cuerpo y desontologizacin delsujeto de la poltica sexual, estas son algunas de las estrategias polticasde las multitudes queer (Preciado, 2003).

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    Cito aqu su manifiesto: Des-identificacin. Surge de las bolleras

    que no son mujeres, de los maricas que no son hombres, de los trans queno son ni hombres ni mujeres. En este sentido, si Wittig ha sidorecuperada por las multitudes queer es precisamente porque sudeclaracin las lesbianas no son mujeres es un recurso que permitecombatir por medio de la des-identificacin la exclusin de laidentidad lesbiana como condicin de posibilidad de la formacin delsujeto poltico del feminismo moderno.

    Identificaciones estratgicas: Identificaciones negativas comobolleras o maricones se han convertido en lugares de produccinde identidades que resisten a la normalizacin, que desconfan del

    poder totalitario, de las llamadas a la universalizacin. Influidas porla crtica poscolonial, las teoras queer de los aos 90 han utilizado los

    enormes recursos polticos de la identificacin gueto,identificaciones que iban a tomar un nuevo valor poltico, dado que porprimera vez los sujetos de la enunciacin eran las propias bolleras, losmaricas, los negros y las personas transgnero. A aquellos que agitan laamenaza de la guetizacin, los movimientos y las teoras queerresponden con estrategias a la vez hiperidentitarias y postidentitarias.Hacen un uso radical de los recursos polticos de la produccin

    performativa de las identidades desviadas. La fuerza de movimientoscomo Act Up, Lesbian Avengers o las Radical Fairiesderiva de sucapacidad para utilizar sus posiciones de sujetos abyectos (esosmalos sujetos que son los seropositivos, las bolleras, los maricas)

    para hacer de ello lugares de resistencia al punto de vista universal, ala historia blanca, colonial y het ero de lo humano.

    Afortunadamente, estas multitudes no comparten la desconfianzainsistimos en ellode Foucault, Wittig y Deleuze hacia la identidadcomo lugar de accin poltica, a pesar de sus diferentes formas deanalizar el poder y la opresin. A inicios de los aos 70 el Foucaultfrancs se distancia del Fhar a causa de lo que l llama tendencia a laguetizacin, mientras que al Foucault americano parecan gustarlemucho las nuevas formas de cuerpos y de placeres que las polticasde la identidad gay, lesbiana y SM haban producido en el barrio deCastro, el gueto de San Francisco. Por su parte, Deleuze criticaba loque denominaba una identidad ho mosexual molar, porque pensabaque promova el gueto gay, para idealizar la homosexualidadmolecular que le permitira hacer de las buenas figurashomosexuales, desde Proust al travest afeminado, ejemplos

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    paradigmticos del proceso de llegar a ser mujer que estaba en el

    centro de su agenda poltica. Incluso le permitira disertar sobre lahomosexualidad en vez de cuestionarse sus propios presupuestosheterosexuales (Wittig, 1992).

    Reconversin de las tecnologas del cuerpo: Los cuerpos de lasmultitudes queer son tambin reapropiaciones y reconversiones de losdiscursos de la medicina anatmica y de la pornografa, entre otros, quehan construido el cuerpo hetero y el cuerpo desviado modernos. Lamultitud queer no tiene que ver con un tercer sexo o un ms all delos gneros. Se dedica a la apropiacin de las disciplinas de lossaberes/poderes sobre los sexos, a la rearticulacin y la reconversinde las tecnologas sexopolticas concretas de produccin de loscuerpos normales y desviados. A diferencia de las polticas

    feministas u homosexuales, la poltica de la multitud queer no sebasa en una identidad natural (hombre/mujer), ni en una definicinbasada en las prcticas (heterosexuales/homosexuales) sino en unamultiplicidad de cuerpos que se alzan contra los regmenes que lesconstruyen como normales o anormales: son las drag-kings, las

    bolleras lobo, las mujeres barbudas, los trans-maricas sin polla, losdiscapacitados-ciborg... Lo que est en juego es cmo resistir o cmoreconvertir las formas de subjetivacin sexopolticas. Estareapropiacin de los discursos de produccin de poder/saber sobre elsexo es una conmocin epistemolgica. En su introduccin

    programtica al famoso nmero deRecherchessin duda inspirado porel FHAR, Guattari describe esta mutacin en las formas de resistenciay de accin poltica: el objeto de este nmero las homosexualidades

    hoy en Francia- no poda ser abordado sin poner en cuestin losmtodos ordinarios de investigacin en ciencias humanas que, bajo elpretexto de la objetividad, intentan establecer una distancia mximaentre el investigador y su objeto (...). El anlisis institucional, por elcontrario, implica un descentramiento radical de la enunciacincientfica. Pero para ello no basta con dar la palabra a los sujetos

    implicadoslo cual es a veces una iniciativa formal, casi jesuticasino que adems hay que crear las condiciones de un ejercicio total,

    paroxstico, de esta enunciacin (...). Mayo del 68 nos ha enseado aleer en los muros y despus hemos empezado a descifrar los graffitis enlas prisiones, los asilos y hoy en los vteres. Queda por rehacer todo unnuevo espritu cientfico. La historia de estos movimientos

    poltico-sexuales posmoneistas es la historia de esta creacin de las

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    condiciones de un ejercicio total de la enunciacin, la historia de un

    vuelco de la fuerza performativa de los discursos, y de unareapropiacin de las tecnologas sexopolticas de produccin de loscueros de los anormales. La toma de la palabra por las minoras queeres un acontecimiento no tanto posmoderno como poshumano: unatransformacin en la produccin y en la circulacin de los discursos enlas instituciones modernas (de la escuela a la familia, pasando por elcine o el arte) y una mutacin de los cuerpos.

    Desontologizacin del sujeto de la poltica sex ual. En los aos 90una nueva generacin surgida de los propios movimientos identitarioscomenz a redefinir la lucha y los lmites del sujeto polticofeminista y homosexual. En el plano terico esta ruptura tominicialmente la forma de un retorno crtico sobre el feminismo,

    realizado por las lesbianas y las post-feministas americanas,apoyndose en Foucault, Derrida y Deleuze Se haba iniciado lacrtica radical del sujeto unitario del feminismo, colonial, blanco,emanado de la clase media-alta y desexualizado. Las multitudes queerno son posfeministas porque quieran o deseen actuar sin el feminismo.Al contrario, son el resultado de una confrontacin reflexiva delfeminismo con las diferencias que ste borraba para favorecer unsujeto poltico mujer hegemnico y heterocentrado (Preciado,2003).

    El postulado queer: No hay diferencia sexual, plantea algo muypeligroso, desde mi punto de vista, la abolicin de las diferencias,cualquiera de ellas de que se trate; culturales, sexuales, religiosas, nosacerca a un peligro homogenizador, que borra al sujeto, porque decir

    borrar al sujeto es decir eliminar la singularidad que lo constituye.Plantear que no hay diferencia sexual, sino ms bien una multitud dediferencias, una transversalidad de las relaciones de poder, unadiversidad de las potencias de vida. Y que estas diferencias no sonrepresentables dado que son monstruosas y ponen en cuestin poreso mismo no slo los regmenes de representacin poltica sinotambin los sistemas de produccin de saber cientfico de losnormales. Tiene sentido en tanto busca abolir las definiciones demujer, hombre, y en ese sentido el psicoanlisis coincide, La mujer noexiste, slo se puede hablar de mujeres, en tanto cada una, una por una.Y que esto tambin aplica para los hombres, Lacan sostiene que lamujer se encuentra con el hombre slo en la psicosis.

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    Y dan a esto una lectura de la diferencia, como una poltica de las

    multitudes queercomo opositoras tanto a las instituciones polticastradicionales que se presentan como soberanas y universalmenterepresentativas, como a las epistemologas sexopolticasheterocentradas que dominan todava la produccin de la ciencia.

    Tambin en el psicoanlisis hay reconsideracin de la relacin conla ciencia. Freud llama la peste al psicoanlisis porque relativiza elsaber de la ciencia positiva, y dice que la ambigedad hace parte delsaber: en algn lugar el sujeto es ciego, movido por el inconsciente. Y

    para la ciencia es insostenible que exista un saber sin conciencia, cmodecir que no somos absolutamente dueos de nuestros actos, quenuestra voluntad no est totalmente bajo nuestra merced.

    A manera de conclusin

    Empezar con una cita de Lacan que me parece ha sido unaprovocacin para este tema de investigacin: Es verdad que si larelacin sexual no existe, no hay damas. Este asunto de la relacinsexual, si desde algn punto pude aclararse es justamente por el lado delas damas, se trata precisamente de desbrozar el camino de laelaboracin del no-todo (Lacan, 1975: 54).

    Hay algo que da un testimonio deslumbrante de este no todo.Cambia de sentido cuando les digo: Nuestras colegas, las damasanalistas, qu nos dicen de la sexualidad femenina? no todoEs muynotable, ellas no han hecho avanzar ni un pice la cuestin de lasexualidad femenina. Debe haber una razn interna, ligada a laestructura del aparato del goce.(Lacan, 1975: 54).

    El concepto desexuacines un neologismo, acuado por Lacan. Encastellano en el diccionario de Mara Moliner, la palabra ms cercana aella es; sexuado dice: Adjetivo, con diferenciacin fisiolgica desexo. Y la otra palabra que llama la atencin en su definicin es

    sexualidad: circunstancia de tener uno u otro sexo. Conjunto defenmenos biolgicos, psicolgicos, sociales, etc., relativos al sexo:La sexualidad del hombre (Moliner, 2000).

    Tampoco existe una referencia en el idioma francs, Luis Ernetaseala la aclaracin de Eric Laurent quien confirma quesexuacin nofigura en elPetit Robert, ni en elLitrrni en el Trsor de la langue

    franaise(Erneta, 2002).

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    Graciela Brodsky aborda el asunto de la sexuacin planteando dos

    casos que parecen conectados y ser uno solo. Habla de Mara y deSergio: Mara Patio fue una campeona de atletismo que represent aEspaa en los juegos olmpicos de 1988.

    Despus de haberse generado desde 1968 ante las autoridadesolmpicas una protesta encabezada por mujeres, negndose a pasar porel examen para determinar el sexo de los competidores a travs de unaobservacin del cuerpo al desnudo ante el comit examinador. As, en1989, el comit olmpico internacional determin una prueba de ADN

    para cubrir este requisito.

    Result que horas despus de pasar por la prueba, Mara Patio fueexpulsada de la competencia porque no haba superado la prueba delsexo. Su apariencia y su fuerza eran la de una mujer, nadie hubiera

    supuesto que no lo era, pero el testhaba mostrado que sus clulascontenan un cromosoma masculino y de acuerdo con las normas delComit no era una mujer.

    Se le prohibi participar en las competencias a partir de esemomento, y se le retiraron los trofeos que haba ganado; perdi inclusoa su pareja y tuvo que dedicarse a otras actividades en la vida. Sucarrera deportiva estaba acabada, excluida por una prueba biolgica.

    El asunto de Mara Patio concluy dos aos y medio despus con elreconocimiento de la Federacin internacional de Atletas amateurs quela acept como mujer y en 1992 pudo nuevamente formar parte delequipo olmpico espaol, aun cuando el Comit Olmpico que habadictaminado se neg a revisar las normas del requisito de la prueba del

    sexo(Brodsky, 2002).Esta historia fue narrada por Anne FaustoSter ling en su libro

    Sexing the body: gender poli tics and The construccion of sexuality.Con su tesis de 1993, donde propone un ms all del sexo y del gnero,en lo que llam The sexual continuum (la cual ilustra con una banda de

    Moebius), plantea reemplazar el sistema de dos sexos por otro dondecoincidan cinco o seis: Hombres, mujeres, herms, merms y ferms, tesisquetambin gener un gran escndalo. Dicha tesis trata del sexo encuanto a que ste toca algo del registro de lo que Lacan ha designado

    Lo realy el gnero como algo que se construye.

    La distincin entre sexo y gnero ha ocupado un espacio importanteen campos cientficos como la psicologa, la sociologa, laantropologa y diversas disciplinas desde los que las feministas

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    reflexionan acerca del asunto de las diferencias sexualesy elgnero.

    En la vida cotidiana en los Estados Unidos y en muchos pases deLatinoamrica el uso de lo masculino como genrico se considera

    polticamente incorrecto. Esto incluye solicitudes de reformasconstitucionales para que los mensajes estn dirigidos a ciudadanas yciudadanos como tales. En Mxico somos testigos de la aparicin deesta tendencia en los discursos y en los escritos de la mayor parte de losfuncionarios pblicos actuales.

    En el otro caso, Sergio, un nio de siete aos, puede dar a conocer sudeseo de ser una mujer. Lo llevan a consulta con un psicoanalista

    porque tiene problemas escolares y tambin porque prefiere jugar conlas nias. A veces le gusta vestirse de mujer y se pone pelucas para

    bailar como Xuxa y para que la miren.

    La psicoanalista le expone la diferencia de los sexos y l afirma S,yo quiero ser una nia. Mi madre tiene tres chicos y quiere una nia.La psicoanalista plantea: S, t quieres ser esa nia que le falta a tumam. El responde: No, a m me gustara ser una nia. GracielaBrodsky menciona que entre el querer serde Sergio y el yo soydeMara podemos ubicar lasexuacin(Brodsky, 2002).

    En psicoanlisis hablar de sexuacin implica necesariamente laconnotacin subjetiva de la eleccin del sexo, en tanto es atravesado

    por un eleccin. Lacan lo ha llamado asuncin. Podramos hacer laanaloga con lo que los an glo-estadunidenses, que es de donde

    proviene el concepto de gnero, han llamado gender.La sexuacintiene en cuenta la posicin frente al significante flico. En lo que tieneque ver con la implicacin del cuerpo en su dimensin de lo real.La

    autora plantea el uso del concepto de significacin del pene paradenotar lo que hay de lasexuacinentendida como el encuentro delcuerpo con el significante flico (Brodsky, 2002).

    Coincido con esta definicin en tanto considero que la sexuacin,como posicionamiento hombre o mujer (que como ya se ha descrito esuna eleccin independientemente del cuerpo biolgico), est ubicadoen lo concerniente al goce sexual.

    En la teora psicoanaltica lacanianasujetoes aqul que desea enacto. Se le nombra sujeto porque est sujetado al inconsciente, hasimbolizado la castracin; la falta, a la hiancia, es sujeto delinconsciente un sujeto que nace de un resto, un resto que se crea por laimposibilidad de expresar en la demanda lo que est en la necesidad, es

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    decir, ese resto que crea su deseo. Un sujeto dividido entre su demanda

    (consciente ) y su deseo (inconsciente) (Brodsky, 2002: 37).El sujeto es en acto. Es en su eleccin en donde el sujeto se muestra

    como tal, cuando se muestra deseante es cuando asume la castracinsimblica que ha experimentado.

    Observado desde la perspectiva de las estructuras psquicaspodemos plantear que a las ps icosis les corresponder a unposicionamiento en el plano de lo imaginario y lo real que al estarseparado del registro simblico, no ha sido significado, se queda fuerade la cadena significante.

    Al abordar los elementos de la sexuacin, Brodsky seala treselementos por considerar: la identificacin, la eleccin y elreconocimiento. La sexuacin en lo que se refiere a la identificacin la

    ejemplifica a partir de lo que Lacan utiliza para explicar la posicin delcaso Juanito de Freud, quien responde a los emblemas de lamasculinidad en el plano imaginario y sin embargo, aun cuando suselecciones de objeto son heterosexuales su posicin sexuada esfemenina, en respuesta a la identificacin de su deseo respecto al deseomaterno.

    En el caso de Schreber, en el plano de la psicosis, aun cuando senombra La mujer de Dios, Brodsky seala que no lo lleva a una

    posicin sexuada. La au to ra seala una posicin sexuadainconsciente. Yo agregara que toda posicin sexuada esinconsciente, o para decirlo mejor est dada ah, aun cuando sta puededevenir consciente.

    En cuanto al concepto de reconocimiento, la misma autora cita aLacan en su seminario Ou pire: El hecho de que los hombres y lasmujeres sean reconocidos por lo que les distingue es un error queconsiste en reconocerles funcin de criterios que dependen dellenguaje. Pero no son ellos quienes se diferencian, al contrario, sereconocen como seres hablantes cuando rechazan esa diferencia atravs de la identificaciones.

    La sexuacin desde estas tres perspectivas articuladas entre s,supone el reconocimiento del propio sexo y como consecuencia laaceptacin del sexo del Otro. Lo que querra decir que el hombrereconoce que hay mujeres, y aun cuando no es simtrica la diferenciauna mujer reconozca que hay hombres. Agrego que implica adems,

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    que ambos reconozcan que hay otras mujeres y otros hombres cuando

    nos encontremos con la estructura de la neurosis.Es en la sexualidad femenina que se expresa la imposibilidad de la

    sexuacin cuando se habla del no-todo, que es lo que se sita entre ladeterminacin y lo imposible. Freud ya aborda esta complejidad aldescribir el sinuoso camino que atraviesa una nia para convertirse enmujer y el mismo Freud, como lo cita Frida Saal, sac esta discusindel plano de lo biolgico, sin boleto de retorno (Saal, 1998). Elcuerpo es un elemento esencial atravesado por los tres registros que yamencionamos (lo real, lo simblico y lo imaginario), concepto que a mimodo de ver permite a Lacan revolucionar la teora psicoanaltica.

    La proposicin lacaniana No hay relacin sexual desde miperspectiva puede vincularse a la proposicin de La mujer no existe.

    La mujer no existe, existe una mujer. Esta puede mirarse desdedistintas vertientes; no es posible definir lo que es la mujer, slo desdela singularidad es posible acercarse a decir algo sobre alguna mujer. Yal mismo tiempo, hay cosas que se comparten entre las mujeres. Noexiste en tanto existe la asimetra entre un hombre y una mujer. Noexiste a partir de la afirmacin de que desde el posicionamientosexuado el lado mujer es no-toda,que se encuentra ms all de larelacin con elfalo. Se plantea una relacin con lo Uno, que desde mi

    punto de vista tendra alguna relacin con la maternidad, en tanto es elhijo aquello que ella tiene para s, en su cuerpo, y que aun cuando en unmomento simbolice la posesin delfalo,atraviesa un momento de la

    posibilidad de estar fuera de la ley al tener al hijo no slo simbolizado eimaginarizado, sino en algo que toca el orden de lo real del cuerpo de la

    madre.Qu quiere la mujer? Esta cuestin la plantea Freud y l mismo

    asume que la deja sin respuesta: Es la gran cuestin que queda sinrespuesta. Lacan lee en esta sugerencia de Freud una posibilidad dedesvalorizar sus propios estudios sobre la sexualidad femenina (en suseminarioAn).

    Cuando Freud plantea la anatoma es destino no se refiere, comoya se ha dicho, a la determinacin biolgica, sino a lo que l mismollam las consecuencias psquicas de la diferencia de los sexos. A loque Lacan responde con su teora de la sexuacin.

    Montserrat Puig propone, dentro de la problemtica de lasexuacin, dos ejes esenciales: el cuerpo como representante de lo

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    pulsional y el otrocomo el representante de la castracin del Otro.

    Como la existencia de la otredad a que da lugar la simbolizacin (Puig,2002). Planteo articular una tercera dimensin: la construccinimaginaria del sexo, que en mi opinin puede llamarsegnero.Entreestos dos elementos de la problemtica de la sexuacin (la anatomacomo real y la cultura como el imaginario), est la construccin de lasubjetividad, como la creacin de la singularidad del sujeto.

    La dificultad de Freud de encontrar un correlato en tre la posicinfemenina y una sexuacin correspondiente, queda en el campo de lasindeterminaciones y se establece como pregunta abierta, qu es seruna mujer y qu quiere?

    Para la mujer el hecho de que el goce flico est representado por elrgano flico tiene implicaciones distintas que para el hombre. Sus

    referencias al falo nunca dejan de estar determinadas en cuanto aidentificacin, puesto que para ella, lo que representa la castracin nose agota con elfalo mismo, sino que es la ausencia, la falta lo que ellaimaginariza y esta carencia es cambiante, siempre est mudando de unobjeto a otro. En cuanto a la posicin sexuada y el goce sex ual, paraFreud ambos sexos tienen como referente al falo. Para el hombre elacceso a la sexuacin se realiza a travs del camino que la castracin

    permite transitar en la angustia de perder el rgano mismo, esto es antela posibilidad fantasmtica del incesto, o de otra forma de goce fuera dela ley. Lacan acenta que la operacin de la sexuacin incluyenecesariamente la castracin.

    Freud utiliza el trmino Verneinung, traducido como la aceptacin,aunque negata, de la castracin, que ocurre en la neurosis. Este

    concepto est planteado en contraposicin con la Verwerfung, que esla desestimacin de la castracin y que se corresponde con la estructurade la psicosis. Lacan lo expone as; todo lo rehusado en el ordensimblico, en el sentido de la Verwerfung, reaparece en lo real(Lacan,1984).

    El mismo Lacan subraya el asunto de la identidad haciendoreferencia a las teoras de Saussure, en relacin al significado y elsignificante, quien dice: Herclito nos informa que si instauramos laexistencia de las cosas en un perpetuo movimiento, de tal modo quenunca la corriente del mundo vuelva al pasar por la misma situacin, es

    precisamente porque la identidad en la diferencia ya est saturada en lacosa. De donde Hegel deduce: El concepto es el tiempo de la cosa.

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    En donde est el concepto no est la cosa; es el concepto el que lo

    representa. Para Lacan no hay imagen de identidad sino una relacinde alteridad (Lacan, 1955).

    La identidad es lo sin gular del sujeto incluye la sexuacin, e incluyetambin la historia del sujeto. La identidad es un nombre. Por eso, paraLacan el concepto de identidad sexualno aparece en ninguno de sustextos y la relacin de cada sujeto con su sexuacin es indistinta de suanatoma, de su nombre y de los significantes que le han sido da dos porla cultura. Lase cultura tambin como la historia particular del sujeto.Concluyo entonces que la semejanza, la identidad y la diferencia son

    tres elementos que articulados a un cuarto elemento el de la

    eleccindan como resultado la sexuacin.

    Qu relacin entre la diferencia sexual, el gneroel queery el

    psicoanlisis?Desde la perspectiva psicoanaltica lacaniana podra decir que el

    concepto de diferencia sexual elgneroy el queerparadjicamenteconfirman la afirmacin de Freud de que el inconsciente se conoce unnico sexo, el gnero masculino. Todo el de bate delgneroy el queerlo demuestra, anula la diferencia sexual bsica, reduciendo, elgnerouniformando la mujer la hombre, el queer, incrementando lasdiferencias entre las posiciones sexuales, de este modo, anularla. En laformulacin de Lacan de lasexuacinse confirma que todos los sereshablantes estamos, en el inconsciente, del lado masculino y las tericasdel queer y elgnerono escapan a esta ley del lenguaje, que dice quetodos los seres hablantes se refieren alfalo.Qu mecanismo est enacto: Verneinung, Verwerfung, Verleugnung,negacin, forclusin odesestimacin? En cada sujeto se presume que hay una posicinespecfica relativa a una de estas tres formas de relacin con la palabra,con el significantefalo, y con la necesidad de subjetivar las diferenciasentre los sexos.

    [email protected]

    Mir iam Gutirrez Prieto. Psicoanalista. Maestra en Estudios de laMujer, doctorante en Ciencias Sociales, UAM-X. Directora de laAsociacin Psicoanaltica de Orientacin Lacaniana, A. C.

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