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Qué es eso de la interdisciplina?...Una lectura desde la práctica profesional en dispositivos manicomiales. Licenciada María Noelia López

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Qué es eso de la interdisciplina?...Una lectura desde la práctica profesional en dispositivos manicomiales.

Licenciada María Noelia López

Introducción

El presente trabajo tiene por objeto socializar algunas consideraciones sobre la

inter disciplina. Las mismas surgen de la problematización de ciertas

características que presenta el ejercicio de la práctica profesional en el Hospital

Alejandro Korn.

Interesa recuperar brevemente, los debates con mayor relevancia en las ciencias

sociales a fin de identificar presupuestos epistemológicos, teórico - metodológicos

y políticos de este concepto/practica que se revela un tanto ambiguo.

Esta ambigüedad y la frecuencia con que es citado, postulado, a veces hasta el

extremo de situar en la inter disciplina la clave de posibilidad de alternativas

manicomiales para la asistencia en salud mental, obligan a revisar sus

implicancias, posibilidades y límites. Se intentará una lectura analítica que no

diluya la particularidad del campo de la salud mental ni la singularidad de sus

dispositivos asistenciales, marcados por la persistencia de prácticas

manicomiales. Como también recuperar la singularidad de la inscripción de los

trabajadores sociales en dichos dispositivos.

Dada la extensión de este documento se enfatizan algunos aspectos de interés

que no lo agotan. Los mismos surgen de una lectura que intenta pensar tres

planos analíticos: 1) sociedad capitalista y producción de conocimiento, 2) campo

de salud mental y 3) trabajo social.

1) La disciplinarización científica de la producción de conocimiento

Al amparo de la modernidad y sus ideales, se produce lo que algunos autores

llaman “una progresiva y creciente des sacralización de la naturaleza y el mundo”.

La fe en la razón del hombre moderno, entendido como sujeto capaz de crear y

dominar su medio; las transformaciones en la esfera productiva con la instauración

hegemónica de relaciones capitalista que comienzan a regular la vida social; el

surgimiento del estado moderno así como la progresiva constitución de

tecnologías de disciplinamiento y gobernabilidad, insinúan la complejidad socio

histórica que acompaña y da sentido al desarrollo del discurso científico como

organizador legítimo de la producción del conocimiento, por sobre la tradición, la

magia y la religión.

Bajo el influjo positivista la organización del conocimiento se disciplinariza a la

manera de compartimentos estancos, mediante la fragmentación de la realidad, en

la búsqueda de definición de objetos y métodos.

Dicha organización se asienta sobre el presupuesto de la posibilidad de conocer y

dominar el mundo no solo natural sino también social. Identificar todas las causas,

explicar todos los efectos.

“El pensamiento occidental ha querido tenerlo todo bajo control, ordenado,

definido, clarificado, negando o descalificando las diferencias, las opiniones, la

variedad, lo no encasillable racionalmente. Se rinde culto a la rigurosidad, asepsia,

neutralidad, objetividad, el menosprecio por lo emocional y lo irracional. Esto ha

sido tipificado como el sueño obsesivo de la ciencia moderna, cuya ilusión es el

control, la previsibilidad y la predictibilidad.” (Carbusano: 2006; 2)

Conforme a las transformaciones productivas, culturales y políticas de la sociedad

moderna, la configuración de la organización moderna del conocimiento es

indisociable de la organización socio técnica del trabajo. Caracterizada ésta por

una fuerte tendencia hacia la tecnificación y profesionalización en los ámbitos

asistenciales, organizativos y de gestión del aparato estatal y de las empresas.

Es decir que hay presupuestos epistemológicos, ontológicos, políticos y

económicos sobre los que se sientan las bases de los procesos de

disciplinarización del conocimiento y estructuración de la división socio

técnica del trabajo que es necesario considerar en la discusión respecto a lo

interdisciplinario.

“La división del trabajo entre las ciencias, la segmentación entre teoría y practica,

ciencia y técnica, son expresiones de la creciente división del trabajo intelectual y

manual, que se desarrolla a medida que se profundiza el capitalismo.

independientemente del referéndum a la orientación positivista que conduce a la

fragmentación de la realidad en detrimento de la aprehensión de la unicidad y de

las leyes del movimiento de lo concreto, es innegable que la división del trabajo

engendra especialidades y especialistas, más allá de fragmentar al hombre en el

acto mismo de producir. Se establece la segmentación entre las ciencias,y las

tecnologías adquieren inclusive una de sus expresiones en la diversidad de

ocupaciones vigentes en el mercado de trabajo (Iamamoto;1998: 104)

El debate sobre lo interdisciplinar: distintos énfasis

Para algunos autores como Najmonovich (Tramas, S/R), la preocupación

respecto de las prácticas interdisciplinarias se vincula con la crisis del proyecto

científico de la modernidad.

“la creencia en un mundo único y objetivo ha empezado a caerse a pedazos, junto

con la concepción del conocimiento positivista a la que estaba asociado. El

paradigma de la simplicidad ha implotado” (Ibidem).

En un planteo que enfatiza la dimensión epistemológica, la autora de referencia

liga el debate sobre lo interdisciplinar con “la entrada en el mundo de la

complejidad (islotes de orden en un mar de caos).y al contacto con la gigantesca

dimensión del peligro que entraña la estabilidad y la “objetividad”.(Ibidem).

Para Follari (Anales de la educación;S/R) en cambio, la interdisciplina es una

problemática bien moderna. Recuperando su génesis histórica plantea el carácter

contradictorio que encierra el concepto. Frente a ello puntualiza la importancia de

recordar que “la sola apelación a superar lo disciplinar, carece de todo rasgo

intrínseco, necesariamente critico o revelador.”

“La propuesta interdisciplinaria en su primera formulación explícita surgió en la

década del 60, frente a las revueltas estudiantiles. Tuvo una direccionalidad

ideológica precisa aunque mantuvo la ambigüedad necesaria para parecer una

respuesta a demandas de esos mismos estudiantes, para presentarse como la

retraducción de sus banderas de superación tanto de la separación teoría/práctica,

como de la existente entre intelecto y realidad. No es un meritorio invento liberador

surgido de los pensadores poscoloniales, ni una inédita batalla contra bastiones

ordenadores propios del pensamiento moderno. Es una propuesta que se plantea

inicialmente en una época en que no existía ni remotamente lo posmoderno. Su

búsqueda era por completo realizada en términos propios de la modernidad”.(op

cit:S/R;66).

Mediante estas notas respecto al tratamiento del tema, se busca poner en

evidencia que la interdisciplina obedece a distintos niveles de procesos

(políticos, organizacionales, ideológicos, económicos), por lo que requiere

también distintos niveles analíticos. No se reduce a una cuestión de

voluntad de trabajar de otra manera, y difícilmente su potencialidad

conceptual, se agote en lecturas unilaterales, que atribuyen su

posibilidad/imposibilidad de “realización” a los actores institucionales, o a la

sociedad instituida y sus modos de organización del conocimiento.

En el ámbito de las producciones académicas, la interdisciplina aparece

mayoritariamente ligada a la superación del positivismo. Sin embargo,

parafraseando a Follari “lo inter o transdisciplinar puede funcionar como

callada repetición del des orden de lo real. Cayendo nuevamente en el culto

a la “aprehensión de lo real sin mediaciones.

“Al pretender captarlo sin la intermediación del ordenamiento epistémico, como

obedeciendo a una especie de callada naturaleza de las cosas mismas

(regresando de hecho a una epistemología pre – bachelardiana, propia de inicios

del siglo XX) y así en un gesto de supuesta superación de la modernidad, se deja

de lado las exigencias constructivas de las teorías científicas como si fueran un

lastre que puede abandonarse sin problemas, con lo cual lo interdisciplinario corre

el riesgo de volverse pre disciplinar o anti disciplinar”. (Follari; S/R: 68).

2) Algunas notas sobre la estructuración del Campo de la salud mental

En lo que respecta al campo de SM este trabajo no puede aportar demasiado

pues su alcance se limita a identificar algunas regularidades respecto a

cómo se significa y configura lo interdisciplinar en el espacio institucional

en que se desarrolla mi práctica profesional.

No obstante en base al material bibliográfico consultado, es necesario y posible

plantear algunas particularidades que operan como condiciones del ejercicio de

las prácticas profesionales en las instituciones de salud mental, concretando el

avance de la racionalidad científica y sus tecnologías, sobre la locura y el hospicio.

Los presupuestos del tratamiento moral fueron configurando, en este marco, un

campo de prácticas saberes y discursos que definen causas, métodos y un

tratamiento respecto de la conducta anormal, la enfermedad y sus síntomas.

“La modalidad de asistencia hegemónica en salud mental en la actualidad se

estructura a partir de la centralidad de la psiquiatría y sus agentes. (Mendoza

2003, Amarante 2006) Esta centralidad obedece a que históricamente la

configuración de la locura como campo de intervención socio asistencial, implicó

en primer término el surgimiento de un discurso y de una práctica terapéutica

diferenciada. Es el discurso de la medicina el que permitirá estructurar un campo

de tratamiento específico, entre otras cuestiones mediante la medicalización del

espacio hospitalar, que desde entonces se erige como el medio de tratamiento por

excelencia. Es desde este saber, que progresivamente se organizaran las

clasificaciones diagnósticas, los instrumentos de sistematización de las

evaluaciones/diagnósticos, las respuestas terapéuticas; constituyéndose el saber

psiquiátrico como eje legitimador y organizador de la respuesta asistencial

vigente.” (Residencia TS /HIEAC Dr. Korn: 2009;2).

Históricamente en dicho campo y en las instituciones que lo componen se

da un proceso dinámico de conflicto entre perspectivas e interés político

ideológicos que impactan directamente en la definición de objetos, énfasis,

tecnologías. Abriendo paso, conforme a la creciente profesionalización, a la

incorporación de distintos agentes que comienzan a participar de la

estructuración del campo.

“Progresivamente se construye la necesidad de integrar nuevos actores

profesionales en la construcción de las terapéuticas, de las repuestas

asistenciales que brindan los efectores de salud mental: Psicólogos, Terapistas

ocupacionales, Enfermeros profesionales, Trabajadores Sociales, entre otros

comenzarán a integrar los servicios hospitalarios, generando así una

multidisciplinariedad en los espacios institucionales del campo. No obstante, esta

modificación, no ha transformado la tendencia general de la hegemonía del saber

psiquiátrico1que actúa como estructurador de las respuestas asistenciales,

habilitando las intervenciones subalternizadas de los demás profesionales en los

equipos asistenciales. Esta tendencia general que se remarca no implica negar la

existencia de márgenes considerables y cambiantes de intervención conforme a

los espacios dentro de la institución, las particularidades contextuales o los casos

singulares con los que se intervienen en el cotidiano.”(Ibidem)

En el ámbito institucional, la interdisciplina suele usarse para:

° Significar el acuerdo/ reconocimiento entre profesionales que se encuentran

compartiendo un “caso”, residiendo en un mismo servicio o sala.

° Como delimitación de dominios de rutinas, competencias, saberes, actividades.

1 Saber no como competencia profesional. Cuando nos referimos a saber psiquiátrico hacemos referencia a

aquella construcción de sentidos, significados y prácticas que orientan la respuesta hegemónica en Salud Mental, caracterizadas por una matriz positivista, la evaluación acorde a la decodificación e interpretación clínica de la sintomatología, la identificación entre padecimiento y sintomatología y orientada a la compensación/remisión farmacológica de los síntomas. Independientemente de cual sea la pertenencia profesional de quien sostiene estas posturas, enfermeros , médicos, jueces, TS, etc

° Remite a una suerte de fidelidad en términos de roles: conjunto de actividades y

acciones prefijadas (vaya a saber por quien y porque…eso deja de ser una

preocupación una vez que trabajamos interdisciplinariamente). .

° Subyace la reproducción de clásicas dicotomías entre pensamiento y acción,

entre teoría y práctica.

La interacción y modalidad de trabajo no tiene como eje la problematización de las

construcciones disciplinares singulares que surgen a partir de un referente

empírico compartido.

Se identifica un debate endógeno centrado en fijar y respetar “lo competente” y lo

“impertinente”; a partir de considerar los imaginarios legitimados sobre lo que

“puede hacer” un profesional, el objeto y herramientas “propios” del trabajo social,

la psiquiatría, la psicología etc. Soslayando asimismo un análisis riguroso que

pondría en tela de juicio la lectura lineal de la relación disciplinas científicas -

prácticas profesionales.

Dichas reflexiones se presentan como a históricas; presentando las

prácticas profesionales y las configuraciones disciplinares, como apoyadas

casi por casualidad sobre un telón de fondo, o en un escenario institucional,

a modo de pre construcciones que se montan sobre el mismo. Persiste de

esta manera un criterio endógeno, y disciplinar para pensar lo

interdisciplinar.

Contrariamente se pierden de vista interrogantes claves para encarar la

cuestión de la interdisciplina. Planteos que exceden enormemente las

cuestiones epistemológicas; interrogantes que exigen por un momento descentrar

(nos) de las disciplinas y sus elementos de coherencia y consistencia cientificistas,

para poner el acento en cuales son y como se estructuran las problemáticas

que dan sentido al campo (de la SM). Cual /es son los fundamentos ético

políticos que legitimaron y legitiman nuestra practica (profesional) como

hacedora cotidiana del campo.

Dichos interrogantes permiten sortear el escollo irreductible y tranquilizador, de la

lecturas umbilicales: sea en su versión de abstracción estéril en la búsqueda de

especificidad profesional mediante la defensa de roles, y de objetos propios. O

mediante lecturas disociativas que permitirían a sus adeptos, elevarse por encima

del mundo terrenal. Interrogantes que al (si) tuarnos marcan un eje sustancial para

repensar nuestras practicas sus condiciones, posibilidades, limites y efectos.

3) Trabajo social

Los trabajadores sociales solemos incluirnos en los equipos asistenciales

amparados en una suerte de extrañeza y exterioridad al discurso psi dominante. El

sentido de nuestra existencia en el medio institucional, habitualmente se liga,

tendría que ver con generar condiciones o modificar situaciones reales, concretas,

…muy concretas vinculadas a las condiciones de vida de los usuarios; en tanto

ello es condición sine qua non para el alta hospitalaria, para el sostenimiento de

un tratamiento.

Desde este recorte ni enteramente verdadero ni enteramente falso, los

procesos de conocimiento inherentes a nuestra práctica profesional suelen

restringirse a describir e identificar constelaciones de recursos, datos

filiatorios, cosas que son, cosas que están. Relevar, registrar.

Por su parte el “accionar” se liga a activar rutinas de entrevistas y

cuestionarios. Acercar recursos a los demás profesionales, gestionar,

orientar al usuario, (entre) tener, al familiar.

Todas cuestiones frecuentemente valoradas como “buenas necesarias y útiles” y

englobadas como “problemática social”.

Problemática social que se presenta anexada a aquello que realmente

trataría la institución, y que es bueno tratar si se dispone de recurso

humano. Desde esta comprensión de la intervención profesional, no hay

construcción, hay acto. Se presupone neutralidad, se esconde el carácter

construido de este orden de cosas.

En este marco las propuestas interdisciplinares suelen convocarnos desde

la reproducción de esta concepción.

Se observa en el medio institucional dos reacciones aparentemente encontradas:

una postura reactiva que plantea sin poder dar contenido, el slogans “el trabajo

social es mucho más que eso”; o aquella que asume la configuración dada,

sencilla, clara de lo social como nuestro objeto; de la encuesta social como una

suerte de método chabacano. Aquí, no hay crisis de identidad, hay

reconocimiento, hay un lugar (y en un equipo interdisciplinario).

4) A modo de cierre

Las cuestiones enunciadas a partir de pensar lo interdisciplinar en el campo

de la SM, señalan un entramado de determinantes políticos,

epistemológicos, ontológicos y económico – organizacionales; que

estructuran un campo compartido, con un real que nos interpela y es

interpelado singularmente.

Parafraseando a Karsz ( 2007:168), se torna imprescindible que las tensiones

entre la clínica psicológica que es necesaria y la clínica de la intervención

social que se nos presenta como indispensable, no se oculten; si sus

convergencias y divergencias aparecen con nitidez pueden hacer sinergias y

reconocer se las deudas recíprocas – teóricas y prácticas – que enlazan y

separan a los trabajadores sociales e intervinientes psi. Evitar las relaciones

de amo a vasallos, para construir alianzas críticas.

Preguntarnos por los sentidos políticos y económicos que históricamente

dan razón de ser a nuestra practicas y al campo de la salud mental.nos da

elementos para situarnos y situar a otros agentes lo que es clave para definir

estrategias de trabajo mas allá de nosotros mismos, sin que ello quede

reducido a una chapucería de querer hacer lo que el otro hace, perdiendo

rigurosidad en la problematización y fundamentación de nuestra practica, o

bien prestándonos a la parodia de pensar que la interdisciplina para por el

correcto cumplimiento de roles como conjunto de actividades y acciones

predefinidas.

Pensar la cuestión desde una perspectiva socio histórica y no meramente

voluntarista permite también conocer las transformaciones posibles.

Contrariamente suele caerse en “una suerte de hiperinflación doctrinal en

base a la que se pretende tan colosales finalidades como torcer el rumbo

(disciplinar) de todo el pensamiento de occidente” (Follari; op. Cit 69)

Ahora bien sostener una propuesta interdiciplinaria exige algo más que el

respeto por el trabajo de otros actores con pertenencias profesionales y

dominios disciplinares diversos. Frecuentemente se cae en el aditamento o

la multidisciplina, desde una matriz individualista que en el mejor de los

casos se limita a establecer acuerdos convivenciales. En otro sentido, la

singularidad entendida como síntesis única y dinámica mediada por una

particularidad socio histórica, amplia notablemente la agenda de trabajo

más allá de la coexistencia pacífica. Nos impone explorar la inscripción

profesional como sujetos en un campo en devenir y la orientación política de

nuestra práctica.

Se ha planteado en el desarrollo del trabajo, la necesidad de romper con una

perspectiva disciplinar para pensar lo interdisciplinar. Ello comprende por

un lado alimentar la reflexión epistemológica respecto de las disciplinas

científicas. En este sentido se asume que el conocimiento científico refiere a

la producción rigurosa, fundada de saberes sujetos a refutación, provisorios.

Ello no implica renunciar a la exigencia de objetividad, pero si efectuar una

ruptura en términos de que objetividad no es neutralidad. La primera es

necesaria la segunda imposible. Este movimiento comprende reconocer la

no identidad entre los objetos disciplinares y la realidad, entre conocimiento

y verdad. Reconocer también los límites y condiciones de posibilidad del

conocimiento científico respecto a no confundir organización hegemónica

(del conocimiento), con único organización posible.

Poner el acento antes que en los elementos internos, en las relaciones

configurantes de las problemáticas estructuradas y estructurantes del

campo de la SM. Parece a mi juicio ser uno de los desafíos pendientes.

Dijimos también que la cuestión interdiciplinar comprende niveles jerarquizados y

mutuamente implicados. En consecuencia interesa rescatar que no alcanza con

abogar por otra epistemología, o por reconocer la complejidad como carácter

ontológico de lo real. Otra manera de encarar la producción de conocimiento, y las

prácticas de los equipos asistenciales requiere una suma de competencias y

actitudes; de espacios y herramientas, ausentes en la mayoría de las instituciones

de salud, en síntesis se requiere fundar una nueva instrumentalidad. En función de

esto Galende (1997: 5) “plantea que cada miembro del equipo (debe poder) asumir

las funciones específicas de su rol profesional en cuanto provee una coherencia de

sus esquemas de comprensión y procederes racionales, y a la vez estar dispuesto a

la movilidad que requiere comprender las otras dimensiones en juego y adquirir la

capacidad de opinar e intervenir sobre ellas”

Su viabilidad depende en gran media reconocer y recuperar el cotidiano, sin

desanclar las propuestas de los contextos y escenarios socio

institucionales. Ni obviar a los sujetos que le dan vida a las mismas.

Stolkiner (199, S/R) plantea que “las disciplinas no existen sino por los

sujetos que las portan, las reproducen, las transforman y son atravesados

por ellas. Resulta necesario resaltar lo obvio: un equipo interdisciplinario es

un grupo. Debe ser pensado con alguna lógica que contemple lo subjetivo y

lo intersubjetivo. Lo primero, y más evidente, es que un saber disciplinario

es una forma de poder y, por ende, las cuestiones de poder aparecerán

necesariamente”.

Así la interdisciplina se debate en la dialéctica de lo posible y lo imposible,

del cotidiano institucional y la tendencia societal, de los actores y la

estructura. Exige rupturas de los agentes en términos de las lógicas y

disputas políticas que subyacen al desarrollo del conocimiento y los campos

profesionales.

Bibliografia CAMBURSANO, S: INTERDISCIPLINA, TRANSDISCIPLINA Y MULTIDISCIPLINA. PRÁCTICAS EN DOCENCIA E INVESTIGACIÓN. IMPORTANCIA, LIMITACIONES Y CUIDADOS. En II Jornadas de Trabajo Social. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Catamarca. 2006 Equipo de residencia TS. HIEAC Dr. A. Korn: Aproximaciones teórico- metodológicas del Trabajo Social en la Guardia de Psiquiatría. III JORNADAS DE LA RESIDENCIA INTERDISCIPLINARIA EN SALUD MENTAL. Mayo 2009 COLONIA NACIONAL MONTES DE OCA "INTERDISCIPLINA: De la reflexión a la acción" Follari, R: La interdisciplina revisitada, en revista Anales de la Educación, S/R.. Galende, E. “Roles profesionales en cuidados interdisciplinares”. XIX Congreso LA. De Psiquiatria.1997 Najmonovich: Interdisciplina artes y riesgos del arte dialógico. en www.pensamientocomplejo. com .ar Stolkiner. La interdisciplina entre la epistemología y las prácticas. en http://www.campopsi.com.ar/interdisciplina.htm. S/R, (1999).

Karsz S: Problematizar el trabajo social definición figuras, clínica. Gedisa 2007.