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QUE ES LA DEMOCRACIA La democracia es exigente ya que exige no solo comportamientos coherentes con objetivos definidos a través de la libre competición electoral, ya que quiere que esos comportamientos tengan un fundamento ético, de moralidad público, de respeto a principios y criterios. En los fundamentos de la democracia se encuentran algunos valores, entre los cuales son preeminentes la libertad y el dominio de la ley. Los ciudadanos deciden cuanto y que espacio dar a otros valores, como la justicia social, la igualdad y la solidaridad. La democracia exigente” de Pasquino puede ser incluso un referente trascendental, un segundo Príncipe al final del siglo XX, quizá alumbrado en una Italia dominada por los magnates de la industria y de la televisión, fracturada entre el Norte y el Sur y en plena renovación de un sistema de partidos esclerotizado desde la Guerra Fría. Esta Italia precisa de una regeneración ético-política bastante análoga a la de aquella Italia que conociera Maquiavelo, fraccionada entre los Médici, los mercaderes venecianos y genoveses, los españoles, y el Papa. Es más, el autor parece dejar entrever que no hace sino un aggiornamento de Maquiavelo, adaptándolo a la democracia y trasponiendo su método pseudohistórico al método científico de la teoría política normativa. No obstante la igualdad, que hay que señalar que el autor la entiende como igualdad de oportunidades, esto es, igualdad de los ciudadanos en origen, y la otra es la perspectiva pluralista, la concepción de la democracia como pluralismo competitivo. Pasquino es decididamente pluralista y cita aquí a R. DAhl (aunque en un momento aluda a las “elites y contra elites” no deja de serlo), y cree que la democracia sólo funcionará de manera óptima cuando se maximicen las variables de responsabilidad y libre competencia. La colusión y el falseamiento en ambos mecanismos vienen dados por las grandes empresas y por los medios de comunicación, y uno de los síntomas por el que ciudadanos manifiestan su desacuerdo es el desencanto. Vale la pena mencionar que Pasquino cierra su argumentación defendiendo la fortaleza del sistema democrático, fundamentada en el hecho clave de la perfectibilidad constante del mismo. La democracia es el sistema político que admite la revisión permanente y la adaptación a todas las circunstancias sin perder su esencia. Como el bambú es elástica, puede doblarse ante grandes vendavales, soportar crisis de gran envergadura, y luego

Que Es La Democracia

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QUE ES LA DEMOCRACIA

La democracia es exigente ya que exige no solo comportamientos coherentes con objetivos definidos a través de la libre competición electoral, ya que quiere que esos comportamientos tengan un fundamento ético, de moralidad público, de respeto a principios y criterios. En los fundamentos de la democracia se encuentran algunos valores, entre los cuales son preeminentes la libertad y el dominio de la ley. Los ciudadanos deciden cuanto y que espacio dar a otros valores, como la justicia social, la igualdad y la solidaridad. La democracia exigente” de Pasquino puede ser incluso un referente trascendental, un segundo Príncipe al final del siglo XX, quizá alumbrado en una Italia dominada por los magnates de la industria y de la televisión, fracturada entre el Norte y el Sur y en plena renovación de un sistema de partidos esclerotizado desde la Guerra Fría. Esta Italia precisa de una regeneración ético-política bastante análoga a la de aquella Italia que conociera Maquiavelo, fraccionada entre los Médici, los mercaderes venecianos y genoveses, los españoles, y el Papa. Es más, el autor parece dejar entrever que no hace sino un aggiornamento de Maquiavelo, adaptándolo a la democracia y trasponiendo su método pseudohistórico al método científico de la teoría política normativa.

No obstante la igualdad, que hay que señalar que el autor la entiende como igualdad de oportunidades, esto es, igualdad de los ciudadanos en origen, y la otra es la perspectiva pluralista, la concepción de la democracia como pluralismo competitivo. Pasquino es decididamente pluralista y cita aquí a R. DAhl (aunque en un momento aluda a las “elites y contra elites” no deja de serlo), y cree que la democracia sólo funcionará de manera óptima cuando se maximicen las variables de responsabilidad y libre competencia. La colusión y el falseamiento en ambos mecanismos vienen dados por las grandes empresas y por los medios de comunicación, y uno de los síntomas por el que ciudadanos manifiestan su desacuerdo es el desencanto. Vale la pena mencionar que Pasquino cierra su argumentación defendiendo la fortaleza del sistema democrático, fundamentada en el hecho clave de la perfectibilidad constante del mismo. La democracia es el sistema político que admite la revisión permanente y la adaptación a todas las circunstancias sin perder su esencia. Como el bambú es elástica, puede doblarse ante grandes vendavales, soportar crisis de gran envergadura, y luego volver a sostenerse enhiesta, frente a otros sistemas más rígidos que no pueden soportar su propia reforma sin quebrarse.

Así pues, la democracia es un sistema político que va más allá de la mera articulación constitucional de procedimientos de gobierno. Es mucho más que eso, pues conlleva en el comportamiento político una serie de valores que han de ser asumidos por la sociedad. Más aún, la democracia, para mantenerse sana, exige a los ciudadanos y a los gobernantes una aportación activa en forma de participación política. La ética democrática no sólo existe, sino que antes que agotarse en una batería de prohibiciones de comportamientos antidemocráticos va mucho más allá y marca unas exigencias de comportamientos positivos por parte de todos y cada uno de los ciudadanos, gobernantes y gobernados. Las normas democráticas no son límites, sino indicadores de camino. Estas exigencias positivas hacen que el mantenimiento de la democracia sea como una bicicleta, en la que si se deja de pedalear inevitablemente se acaba cayendo al suelo.

SANTIAGO FORERO MESA (DERECHO NOCTURNO) 1143866925