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Quinta edición Revista Portafolio Cultural

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Niños del río Atrato

Fotografías: Víctor Galeano

El Río Atrato hace parte del Chocó biogeográfico, considerada la zona con más biodiversidad del planeta y una de las más lluviosas, de ahí el alto caudal.

Fotógrafos destacados

Fundación Portafolio Cultural

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Niños del río Atrato

Page 4: Quinta edición Revista Portafolio Cultural

Director GeneralGiovanni Guisado Sepúlveda

Director Línea Editorial

CaricaturistasEdgar Humberto Álvarez

Xentrix

5Metamorfosis de Oliverio Girondo

Licenciado en Filosofía y letras de la Universidad Tecnológica de Pereira.Magister en Literatura (Universidad

Tecnológica de Pereira).

Acrósticos CulturalesEdgar Allan Poe y Francisco de Goya

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Virginia Woolf“Una habitación propia”

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III “Bienal arte del fuego” Matanzas 2011

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La masacre del Palacio de Justicia20

Rigoberto Gil MontoyaEscritor colombiano, Doctor en Literatura de la

Universidad Nacional Autónoma de México y profe-sor titular de la Universidad Tecnológica de Pereira.

Especialista en Literatura Hispanoamericana, Univer-sidad de Caldas. Magister en Comunicación Educativa,

U.T.P.

26¿El fin del afán llegará en el año 2012?

Diego Leandro Marín Ossa

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Guillermo Constain pintor de arrecifes cafeteros

Arte

Foto: Portada

Las opiniones expresadas por nuestros escritores es de su responsabilidad, no representan ideas o pensamientos de la revista, sólo hacen parte de la diversidad de opinión y el pluralismo cultural.

Llegar a comprender la diversidad cultural que tiene nues-tro país es verdaderamente un privilegio. Por esta razón, la revista Portafolio Cultural en el transcurso de estas 5 edi-ciones ha vislumbrado una ardua labor por conservar un segmento de nuestra historia a través de la participación de mucha gente que nos expresa y narra un pedazo de las actividades que realizan y que se conservan desde lo tradi-cional; cada vez que nos aventuramos a realizar una nueva edición es grato saber lo enriquecedor que es conocer gente, conocer sus hábitos, sus costumbres, y considerar desde la pluralidad conceptual que el pensamiento filosófico y po-lítico de nuestro país nos da carta abierta para reconocer múltiplex identidades, participativas y epistemológicas.

En ese sentido es meritorio promulgar una identidad cul-tural a través de sus expresiones, de sus experiencias y del compartir con personas de otros países que deseen recibirla. Por lo tanto Argentina, Cuba, Ecuador, España, y Estados Unidos han sido protagonistas de nuestras nuevas experien-cias, han conocido una fuerte presencia cultural de nuestra región cafetera, nuestra gente, nuestras costumbres, a través de las ideas plasmadas en cada uno de los contenidos publi-cados por Portafolio Cultural.

Así pues, es meritorio el trabajo de nuestro grupo de in-vestigación, e igualmente es un placer y un gusto enorme para nosotros poder seguir cultivando conocimiento diver-so, como una característica esencial de la humanidad para compartir y generar desarrollo social.

La invitación es para seguir generando participación en estas páginas, y en es-tas líneas que nos une y nos demuestra que nuestra cultura está vigente y que es muy bien recibida por otras regio-nes que a su vez nos comparten un re-cuerdo y una tradición que empodera nuestro conocimiento e interés.

Giovanni Guisado SepúlvedaDirector general.

Jaime Restrepo

CaricaturboomEdgar Humberto Álvarez

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Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA)

Comunicador social – periodista. Magister en Comunicación Educativa, docente de la

Universidad Tecnológica de Pereira.

Estudiante de Artes Visuales Universidad Tecnológica de Pereira.

In Memoriam

COMITÉ EDITORIAL

Julián Alberto Giraldo Naranjo

FotografíasElmo Xavier Ávila

Licenciado en Artes, especialización (Pintura-Cerámica) Universidad Central del Ecuador

(Facultad de Artes)

Euménides

Yennifer Sepúlveda

FotografíasVíctor Galeano

Tíco Angulo MolinaArte Gráfico

Elmo Xavier Ávila

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¿El fin del afán llegará en el año 2012?

Guillermo Constain pintor de arrecifes cafeteros

“Que voluptuosidad la de ser tierra”

Ilustraciones por: Elmo Xavier Ávila, Licenciado en Artes, especialización (Pintura-Cerámica) Universidad Central del Ecuador (Facultad de Artes)

Técnica: Ilustraciones en papel de empaque, trazadas en tinta china y pastel.

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“Transmigrando de un cuerpo a otro”

6 Portafolio Cultural, Enero 2012

Que yo ya he sido un joven y una joven, un matorral y un pájaro y un mudo pez del mar.

(Empédocles. Las Purificaciones)

Todo cambia, nada perece; el soplo vital circula, va el espíritu de aquí para allá, ahora ocupa estos miembros, ahora aquellos. Pasa de los cuerpos de las bestias a los de

los hombres y de los de éstos a los de las fieras, pero no muere nunca, al igual que la dúctil cera recibe la impresión de nuevas figuras y no permanece nunca como era ni conserva las mismas formas, pero, sin

embargo, no deja de ser ella misma siempre; el alma, os lo afirmo, es siempre ella misma, aunque adopte formas diversas.

Ovidio. Metamorfosis

El poema 16 del libro Espantapájaros de Oliverio Girondo, restituye una antigua visión poética del universo, donde el sentido profundo de la existencia se revela en aras de una comunión sensitiva con la naturaleza. Aquello que nosotros llamamos comúnmente la imaginación simbólica se descubre en el poema de la transmigración, en consonancia

Texto por Julián Alberto Giraldo Naranjo, Licenciado en Filosofía y letras de la Universidad Tecnológica de Pereira.Magister en Literatura (Universidad Tecnológica de Pereira).Profesor titular del seminario de Hermenéutica, Clásicos Griegos y Latinos, taller de literatura en la Universidad Tecnológica de Pereira.

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7Metamorfosis de Oliverio Girondo

con las concepciones filosóficas más originarias, esto es, como si las hijas de la memoria aún cantaran con la misma tónica que inspiraron a los poetas y a los filósofos antiguos.

Gracias a este tipo de correspondencias simbólicas, vamos a considerar que la actualización de ciertos temas míticos en alguna poesía contemporánea, -de manera particular en el poema aludido de Oliverio Girondo-, no son consecuencia de la búsqueda formal de la expresión artística, sino el resultado de la afinidad espiritual que se confirma

en la sensibilidad estética del poeta y en el misticismo de sus predecesores.1 Asumimos que no es pertinente calificar la experiencia de los grandes poetas como si fuera vana fantasía, tan sólo por el hecho de que rebase nuestro limitado marco de comprensión y no pueda explicarse en términos estrictamente racionales; la poesía de Girondo, compréndase o no, comparte con sus predecesores el don de la intuición profética y el designio de las Musas que saben entonar mentiras con apariencia de verdad, pero también cuando quieren, saben decir la Verdad. (Teogonía).

Esta misma intuición poética la define muy bien Italo Calvino en la literatura del presente milenio, cuando hace manifiesto el deseo de concebir:

“una obra que permitiese salir de la perspectiva limitada de un yo individual, no sólo para entrar en otros yoes, semejantes al nuestro, sino para hacer hablar a lo que no tiene palabra, al pájaro que se posa en el canalón, al árbol en primavera y al árbol en otoño, a la piedra, al cemento, al material plástico… No sería ésta la meta a la que aspiraba Ovidio al narrar la continuidad de las formas, la meta a la que aspiraba Lucrecio al identificarse con la común naturaleza de todas las cosas?.”2

En la misma tónica, la pulsión creativa de Oliverio Girondo se revela , ora como una invocación de carácter místico a la naturaleza, ora como un deseo de liberar el alma de sus limitaciones espacio-temporales, ora como la necesidad de anular la existencia separada en procura de alcanzar la verdadera esencia de las cosas, puesto que ser lo otro, en el rango de lo poético, es, simultáneamente, encontrarse consigo mismo y con el mundo.

El yo poético de Oliverio Girondo como “la dúctil cera” de Ovidio, recibe la impresión de cada cosa, se consubstancia en la diversidad del vegetal, del animal, del ser humano... pero esa multiplicidad de formas que asume el alma del poeta en comunión con la Naturaleza, no son sino sutiles envolturas de una esencia común que, animada por la voluptuosidad del Eros cosmogónico, se transforma sempiternamente sin dejar de ser ella misma.

1 Para los primeros filósofos y poetas griegos (los mal llamados presocráticos), la concepción de la Physis no sólo da origen a la Theoría como contemplación del sublime y sagrado espectáculo de la Naturaleza, sino que también implica una idea me-tafísica en el buen sentido de la palabra, es decir como ori-gen (arje) y devenir (historicidad) de todo lo existente.

2 Calvino,Italo. Seis propuestas para el próximo mile-nio. Ediciones Siruela. Madrid 1998. p.124

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Y en otro verso, asevera:

“Aunque me he puesto muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo”.

La metamorfosis de Girondo no es, pues, una mera representación de máscaras antepuestas al yo poético, ni un juego de sombras proyectadas sobre el fondo de la caverna, sino todo lo contrario: reconocimiento de la alteridad como padecimiento de lo otro (pathos), transmigración hacia la existencia ajena como reconocimiento de la propia (ethos), auténtico conocimiento que se origina en el seno mismo de la imaginación simbólica (poiesis).

No en vano muchos de sus poemas devienen en música por vía de la liberación ditirámbica de las formas sin solución de continuidad, y en esa franca contraposición al principio apolíneo de la individuación, fluyen y se transparentan las más diversas representaciones isomórficas de Natura. Es claro, en este sentido, que dichas manifestaciones del ser de la Naturaleza no implican ningún tipo de jerarquía o juicio de valor, puesto que sus aparentes diferencias obedecen solamente al ritmo de la sensibilidad estética que se corresponde con la pulsión creativa y destructiva del Amor y de la Muerte, o lo que es igual, con el juego cromático de los elementos que se agrupan y disgregan bajo el antiguo impulso del Eros y del Neikos.

Más allá del virtuosismo lingüístico y del juego de imágenes, emerge una antigua visión simpatética del universo como solidaridad indeleble de todas las formas, y en esta suerte de actualización simbólica de la legalidad inmanente de la Naturaleza y el alma sensitiva del creador (anima), surge seminalmente en el horizonte de la poesía, la idea filosófica del Alma del Mundo (Anima Mundi).

El ejercicio transmigratorio, en este sentido, no está supeditado a un artificio verbal ni a una inventiva del pensamiento, sino a la enajenación de sí mismo como negación de la conciencia en lo otro, sin lo cual la propia vida sería insoportable. Dice Girondo:

“Yo, al menos tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa

aptitud de evasión que me permite trasladarme

adonde yo no estoy”.

O cuando afirma:

“yo me la paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de

transmigrar”.

“Yo me la paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar”

Portafolio Cultural, Enero 20128

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Metamorfosis de Oliverio Girondo 9

“Es evidente que el misticismo del poeta comporta una especie de panteísmo inmanente a la contemplación

teórica de la naturaleza”

Veamos algunas imágenes, a manera de ilustración, en las que el poeta representa ese impulso creativo como metamorfosis de la vida, y donde logra establecer, además, toda suerte de relaciones simbólicas y espacio-temporales en un lúdico devenir desde el amanecer hasta el ocaso y la noche estrellada. Por ejemplo, cuando expresa en primera persona: “Por eso a mi me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones”; o cuando exclama: “!Ah el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos....y de los camaleones!...”; o cuando asume existencialmente las múltiples formas de la naturaleza: “ser hormiga, jirafa, poner un huevo”; o cuando afirma categóricamente: “¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda...y nos hace cosquillas ¡”. Pero sólo al poeta puede parecerle natural

el ejercicio cotidiano de la transmigración, de la misma manera “que a unos les gusta el alpinismo” o “que a otros los entretiene el dominó”. No obstante lo trascendente del tema, desde el inicio del poema nuestro autor hace gala de una irreverencia particular, en virtud de la cual logra crear una atmósfera de relaciones sorpresivas y de imágenes propias de un arte a la vez antiguo y renovador, ancestral y actual, atávico y novedoso. Al considerar que el ejercicio de la transmigración es un hecho cotidiano, no sólo está señalando sutilmente la asimilación de la poesía con la vida, sino que además reitera su irrevocable vocación meta-física.

En ese canto a la naturaleza que constituye el poema 16 del Espantapájaros, lo insólito corresponde a la hipersensibilidad del poeta que, pese a concebir un orden del mundo, logra el descentramiento de la mirada convencional en procura de la revelación de lo obvio, de la significación de lo innombrado, del desocultamiento del Ser de la naturaleza y de nosotros mismos. A través del ritmo vertiginoso del lenguaje se amplifica nuestra percepción de la realidad, de modo que lo cotidiano vuelve a ser motivo de asombro, de trascendencia…, pero simultáneamente como trasgresión y equívoco de la común experiencia sensible: “sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña”. La exploración de estas formas, quizás muy antiguas pero nada convencionales, terminan por trastornar nuestra imagen del mundo y nos devuelven el asombro de lo obvio, ese sentimiento que para los griegos fuera el

origen del filosofar, y que en nuestro poeta alcanza la plenitud de una oración a la naturaleza: “arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas”.

También la levedad -esa virtud literaria, exaltada por Italo Calvino en la obra de Ovidio y de Lucrecio-, es una cualidad del arte poética de Girondo, por vía de una liberación existencial que se torna en fuga de lo cotidiano; ágil y aérea, cuando se instala en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana; hábil y sutil, cuando antes de anochecer ya está pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.

En razón de la correspondencia del Sí mismo poético con la arquetipología elemental del pensamiento presocrático, emergen también una serie de simbolismos que revelan el sustrato material de su cosmogonía. Por ejemplo, el elemento Tierra en las imágenes de la siesta

mineral o en la voluptuosidad del humus al sentirse penetrada de tubérculos, de raíces, o en palabras textuales, de una vida latente que nos fecunda; el elemento Fuego en el simbolismo de las chimeneas con un espíritu de gato, imagen que alude tanto al calor de la intimidad del hogar como a la relación simbólica de los felinos con el arquetipo solar y con el fuego; el elemento Aire en la presencia del eucalipto, a través del que respira el poeta la brisa de la mañana; y el elemento Agua en la experiencia de mirar el mar desde la playa con unos ojos de cangrejo o en la satisfacción de comprender a fondo, la pereza de los remansos y de los camaleones. Como lo hemos reiterado, en Girondo, al igual que en Empédocles, estos cuatro elementos se agrupan y disgregan bajo las potencias cósmicas del Amor y de la Muerte, o al igual que en Ovidio, el soplo vital como la dúctil cera se transforma, sempiternamente, sin dejar de ser ella misma. Por lo demás, es evidente que el misticismo del poeta comporta una especie de panteísmo inmanente a la contemplación teórica de la Naturaleza. Recordemos que en otros poemas suyos, el árbol, la vaca y el caballo son presentificaciones de la hierofanía. Sólo que esta comunión mística con Natura, implica tanto la exaltación poética como medio de trascendencia de la contingencia humana, cuanto que refleja una crítica contundente a una época cuyo racionalismo a ultranza hegemoniza el pensamiento como razón instrumental: “Cuando la vida es demasiado humana -!únicamente humana! - el mecanismo de pensar ¿No resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?”

Portafolio Cultural, Enero 2012

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Hay que destacar, finalmente, la presencia del espíritu femenino como matriz creativa de las constelaciones imaginarias que estructuran el poema. Nos referimos a dos versos en particular. El primero, alude al tema de la androginia “Pensar que durante toda su existencia la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer”.3 El segundo, hace referenciaa las diferencias esenciales entre el Eros femenino y el Eros masculino desde una perspectiva particular: “poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen cuando la estamos poseyendo”.

Sin duda las anteriores imágenes hacen eco del antiguo tema del andrógino platónico que, por vía del psicoanálisis junguiano y la poética bachelardiana, se actualiza como androginia psíquica en el creador contemporáneo. A partir de allí no sólo se explica la dinámica humana bajo las categorías psicológicas del animus y del anima, sino también la contraposición existente entre el pensamiento analítico y la creación poética. Teniendo presente esta suerte de actualización, es evidente que en el ámbito del poema prevalece el régimen femenino de la imagen, la ensoñación del anima, como contrapeso y critica a los elementos meramente racionales de la contemporaneidad y como encarnación de la fuerza creativa de lo femenino que, desde la antigua poesía, representa el coro de las

Musas que danzan alrededor de una fuente de aguas sombrías, es decir, las formas sensibles, los arquetipos como canto poético.

Así, la mayoría de los símbolos del poema se inscriben en el ámbito de la ensoñación: la tierra fecunda, las piedras como aposentos del ensueño, la noche estrellada, el polen de las rosas, la virgen poseída, la mar, el cangrejo que mira la mar, la vaca que porta en sus cuernos el simbolismo de la luna creciente, la preñez de los frutos, la hormiga laboriosa, la jirafa, el poner un huevo, y, sobre todo, la profunda experiencia poética de concebir nuevamente el Alma del Mundo (Anima Mundi) desde la esencia de lo femenino. Porque la propia exaltación de la belleza encarna esa sabia naturaleza que posee, a la vez que es poseída, y tan sólo en el enigma de la poesía se oculta y se revela, simultáneamente, como en una lucha de contrarios o como en un juego de luces y sombras, la verdadera esencia del alma del mundo. Por ello Girondo comparte con sus predecesores- Ovidio, Lucrecio, Empédocles, Hesíodo- el don de la intuición poética y el legado de las Musas que ocultan la verdad con apariencia de mentira, pero también, cuando quieren, suelen decir la Verdad en tanto Aletheia, es decir, como negación del olvido.

3 Esta expresión nos evoca el mito del andrógino platónico, que en términos de Jung corresponde a la androgi-nidad natural de la psique humana, y a los antagonismos complementarios entre las potencias activas del animus y las potencias aquiescentes del anima.

“Pensar que durante toda su existencia la mayoría de hombres no han sido ni siquiera mujer”

Portafolio Cultural, Enero 201210

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Pero, me diréis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene esto que ver con una habitación propia? Intentaré explicarme. Cuando me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me senté a orillas de un río y me puse a pensar qué significarían esas palabras.

Quizás implicaban sencillamente unas cuantas observaciones sobre Fanny Burney; algunas más sobre Jane Austen; un tributo a las Brontë y un esbozo de la rectoría de Haworth bajo la nieve; algunas agudezas, de ser posible, sobre Miss Mitford; una alusión respetuosa a George Eliot; una referencia a Mrs. Gaskell y esto habría bastado. Pero, pensándolo mejor, estas palabras no me parecieron tan sencillas. El título las mujeres y la novela quizá significaba, y quizás era éste el sentido que le dabais, las mu-jeres y su modo de ser; o las mujeres y las novelas que escriben; o las mujeres y las fantasías que se han escrito sobre ellas; o quizás estos tres sentidos estaban inextricablemente unidos y así es como queríais que yo enfocara el tema.

Pero cuando me puse a enfocarlo de este modo, que me pareció el más interesante, pronto me di cuenta de que esto presentaba un grave inconveniente. Nunca podría llegar a una conclusión. Nunca podría cumplir con lo que, tengo entendido, es el deber primordial de un conferencista: entregaros tras un discurso de una hora una pepita de verdad pura para que la guardarais entre las hojas de vuestros cuadernos de apuntes y la conservarais para siempre en la repisa de la chimenea. Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela.

He faltado a mí deber de llegar a una conclusión acerca de estas dos cuestiones; las mujeres y la novela siguen siendo, en lo que a mí respecta, problemas sin resolver. Mas para compensar un poco esta falta, voy a tratar de mostraros cómo he llegado a esta opinión sobre la habitación y el dinero.

Voy a exponer en vuestra presencia, tan completa y libremente como pueda, la sucesión de pensamientos que me llevaron a esta idea. Quizá si muestro al desnudo las ideas, los prejuicios que se esconden tras esta afirmación, encontraréis que algunos tienen alguna relación con las mujeres y otros con la novela.

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Matanzas

Fotografías Elmo Xavier Ávila

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Este encuentro internacional de Arte (cerámica), tuvo lugar del 14 al 23 de Noviembre del 2011 en la Ciudad de Matanzas, Cuba. Se realizó por tercera

ocasión; y, por primera vez con la participación de Ecuador, con la Obra “Nidos”.

Características de la III Bienal Bienal es un evento de concurso o cita artística, con periodicidad bi-anual (cada dos años, de allí su denominación de bienal). En la actualidad, estos eventos han pasado de ser un espacio figurativo y excluyente a ser una necesidad y una constante. Una necesidad determinada por el interés en exponer de manera periódica la creación de un país, región o grupo creativo, que deviene en una periodicidad por su propia trascendencia.

Esta III Bienal del arte del fuego no fue de carácter competitivo, en este caso tan solo se otorgó certificados de participación a los ceramistas participantes

El tema El tema de la Bienal ha sido, es y será: el hacer cerámicas encima de los soportes bizcochados y crudos, pinturas con vidriados, pigmentos, engobes, patinas y otros. El vínculo de la cerámica con la naturaleza y el medio ambiente estuvo presente en esta edición, que aportó a cada artista presente en esta cita, la nobleza de un entorno adecuado en la Finca Taller de la Familia Correa, localizada en Jovellanos, a una hora y media de la ciudad de Matanzas.

La convocatoria La convocatoria a este evento, que se realizó por tercera ocasión, fue bajo la modalidad abierta; es decir, dirigida a todos los artistas que expresen su arte a través de la elaboración de la cerámica, tanto al interior de Cuba como en el exterior.

La intención de esta Bienal fue: hacer una disertación de los artistas cerámicos con los estudiantes de las escuelas de arte, los habitantes de la comunidad de la Marina y la comunidad de artistas plásticos y artesanos de Matanzas.

Además de los espacios teóricos (conferencias, presentaciones, charlas y mesas redondas), en este evento se propició el trabajo práctico de los participantes (ceramistas de distintas regiones de Cuba y extranjeros) quienes pudimos intercambiar nuestros conocimientos y experiencias al interior de la finca-taller de la familia Correa.

13Arte del fuego, Matanzas 2011

Page 14: Quinta edición Revista Portafolio Cultural

HISTORIA CASA SEDE PROVINCIAL ACAA MATANZAS

La casa fue construida en la segunda mitad del siglo XIX, su primer registro de propiedad aparece a nombre de Don Simón de Jimeno y Estévez el 26 de junio de 1883, descrita como casa de mampostería mixta de dos pisos, con cobija de tejas y azotea. Desde su construcción hasta las primeras décadas del siglo pasado fue casa de vivienda, usándose con posterioridad como fábrica de fósforos, entre sus propietarios figuró la firma “Casas y Rabelo” una de las más famosas de su época en la ciudad. Durante la Seudo República en los altos de la casa residió junto a su familia (trabajadora de la mencionada fábrica) el mártir de la Revolución Franklin Gómez, perteneciente al movimiento 26 de julio, quien fuera asesinado por la dictadura batistiana el 14 de enero de 1958. Como recordación a su vida revolucionaria los artesanos colocaron una tarja en la fachada del edificio y otra en el Centro de Documentación que lleva su nombre en la segunda planta de la casa. Al triunfar la Revolución la casa continuó su uso como Fábrica de Fósforos hasta mediados de la década del 70 del pasado siglo cuando un incendio la destruyó. Desde entonces y hasta inicios de 1997 el espacio estuvo en ruinas y sin ningún uso, excepto una presentación de una obra de teatro del Grupo matancero “Teatro D¨ Sur”. La Filial Provincial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en Matanzas decide en 1997 solicitar al Gobierno este inmueble para la construcción de su casa sede, se le concedió y a partir de entonces se comenzaron labores

de escombreo, proyectos, contratación de personal calificado para la obra, creación de fondos y algunas acciones constructivas. En enero del 2002 se inicia una etapa intensiva de su construcción, terminándose sucesivamente diferentes áreas que permitieron desde el 26 de julio del 2002 ir inaugurando objetos de obra e ir brindando nuevos espacios culturales a la ciudad. La obra se terminó el 13 de agosto del 2005.

La Casa Sede de la ACAA ha ganado en estos años un espacio preferencial en la vida cultural de la ciudad, sus salones expositivos muestran constantemente lo mejor del quehacer artístico de su membresía, del movimiento de artistas aficionados y de otros sectores de la cultura. Los talleres, conferencias y cursos de superación artística que ofrecen a sus afiliados y población en general la distinguen. Las noches de Feeling, humorísticas, literarias y otras programaciones culturales adicionan opciones de esparcimiento sano y culto en sus patios, terrazas y salas. La casa mantiene, a pesar de su nuevo uso social, su encanto de la arquitectura colonial, su patio central con rejas, jardineras y tinajas de barro con plantas tropicales que embelesan con su frescura. Sus escaleras de mármoles cubanos nos conducen a las plantas superiores del edificio disfrutando de vitrales, enrejados y murales como el “Del espíritu de la Ciudad” que ubicado en la cafetería “Los Poetas” se inspira en los virtuosos bardos matanceros: Milanés, Plácido y Birne para mostrarnos estampas de la campiña cubana en la silueta del Pan de Matanzas. La terraza ofrece un bello espacio para el disfrute en el bar y en la parrillada y subir al mirador desde donde se aprecia una vista única de la cuidad.

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Page 15: Quinta edición Revista Portafolio Cultural

Matanzas

San Carlos y San Severino de Matanzas es una ciudad de Cuba, fue fundada en octubre de 1693 en un sitio privilegiado de la geografía norte de Cuba entre la desembocadura de los ríos Yumurí, San Juan y Canímar. Matanzas es la capital de la provincia del mismo nombre. Existen distintas versiones acerca del origen de su nombre. El Padre Bartolomé de las Casas refiere en sus crónicas que en 1509 en la bahía de Guanimar los aborígenes atacaron a un grupo de españoles que navegaban por esa zona. Bernal Díaz del Castillo recuerda incluso los nombres de tres de los sobrevivientes de aquel ataque. En recuerdo a aquel suceso, en 1513 la ensenada de Guanimar adoptó el nombre de Matanzas y al fundarse la ciudad el 12 de octubre de 1693, se le llamó San Carlos y San Severino de Matanzas. Por su desarrollo cultural y literario, Matanzas es también conocida como “La Atenas de Cuba”. Este desarrollo comienza desde 1813, cuando la ciudad yumurina recibió los beneficios de la introducción de la imprenta. Se considera que en este año se inicia el Siglo de Oro de Matanzas. Eran esos los tiempos en que José María Heredia hacía versos y ensayos teatrales. Finalmente es importante señalar que los ceramistas más destacados de Cuba provienen de Matanzas, hay mucha producción y un alto nivel en la cerámica artística.

Objetivo de la Bienal

En cuanto a los objetivos de una Bienal, estos tienen una gama amplia y varían de acuerdo a la disciplina o técnica de que se trate. Generalmente su objetivo es el de ser un espacio donde se exponen las más novedosas tendencias y propuestas, plasmadas en las obras de los artistas.

Es importante señalar que en las distintas regiones de Cuba la actividad cerámica es muy prolífica y se realiza a un nivel escultórico. Ante esta realidad, el principal objetivo de esta tercera Bienal fue la promoción de su arte, el intercambio de técnicas y cultura de la Cerámica, para darle su real importancia y ubicarla a la misma altura de las demás disciplinas plásticas como son: la escultura, pintura, grabado, etc.

Particularmente, este tercer encuentro del Arte del Fuego tiene también como objetivo fundamental: el fomentar la creación en el ámbito de la cerámica; y, promocionar el nombre de Matanzas como ciudad de ceramistas. Otro objetivo que persigue este evento es mejorar el nivel de la técnica y del conocimiento de sus ceramistas en la elaboración de sus obras, mediante el intercambio de conocimientos con otros ceramistas cubanos quienes han realizado cursos y seminarios en el exterior, en países como Italia, Francia y Canadá. A esto se suma los aportes técnicos y plásticos de los ceramistas extranjeros.

Arte del fuego, Matanzas 2011 15

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“Nidos”: obra que representó a Ecuador en la III Bienal

“Nidos “ es la obra del artista Ecuatoriano Elmo Xavier Ávila, en la presente instalación simbolizan el núcleo de nuestra sociedad, que es la Familia, cada uno de ellos representa una situación y condición diversa de las innumerables historias que vive cada hogar, dentro de estos nidos, llevados a un tamaño superlativo, hay algunos huevos que representan condiciones de cada individuo y su entorno que se rebelan al abrirse el cascarón, encontramos elementos como hojas frescas o secas, semillas, flores, mariposas, en fin, diversos elementos que ofrecen varias lecturas al espectador.

En su conjunto los nidos representan a nuestra sociedad de consumo que contamina y explota sus recursos naturales sin ninguna prudencia, también simboliza ese conjunto de tribus urbanas que están en constante movimiento, siempre migrando de un lugar a otro, cargando a sus espaldas innumerables historias cotidianas que se van entrelazando en las venas de esta ciudad. Los nidos también hacen referencia a ese colectivo urbano que vive a ritmo acelerado, siempre contra el tiempo, cuando no existe mas que el aquí y el ahora. Finalmente los nidos hablan de nuestra sociedad que viven en una tierra fértil y generosa que nos ofrenda generosamente sus semillas, nos regala sus flores y nos llena de esperanza.

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Tico Angulo Molina, fotógrafo publicitario criado en Cartagena de In-dias hasta su adolescencia. Para esta etapa adopta la fotografía como pasatiempo, alternándola con la música que poco a poco toma fuerza; pero las circunstancias se transforman y es necesario escoger sobre los dos oficios. Gana la fotografía: el camino artístico emprende, las es-pecializaciones aparecen y el estilo toma forma. En cuestión de meses la personalización fotográfica cobra significado frente a las imágenes capturadas, las palabras salen de la boca de los videntes y los elogios aderezan el recorrido.La academia constituye una parada necesaria en el recorrido: estudios de fotografía y la excursión en el campo de la producción de cine y la televisión en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Se amplía el régi-men de exigencia y la línea laboral se enriquece. Su cámara recorre la costa visitando revistas locales y algunos trabajos independientes. El salto al ámbito internacional no se hace esperar, dejando huellas en la revista National Geographic y revista Photo (en Francia).Tiempo después incursiona en el mundo de la moda en revistas nacio-nales como el consorcio Cromos, Shock y El Espectador, entre otras. El camino continúa, mientras su nombre se difunde entre empresarios independientes y la demanda del cuadro congelado –como arte- se ma-terializa.Con la música rondando aún en la cabeza empieza forma a un campo sin explorar en el país. Los acordes se convierten en imágenes, el can-to en colores y el producto comercial se perfila como un instrumento de impacto ante los consumidores. La combinación de la música con la fotografía da un resultado inesperado que le permite diferenciarse de otros intérpretes del arte congelado. Nace la posibilidad de añadir imágenes a un sentimiento que se deriva de la música, de entender los ritmos y llegar a acuerdos líricamente encuadrados.

Premios:National Geographic –fotografía documental- / Ministerio de Cultura: San Basilio de Palenque.Universidad Jorge Tadeo Lozano – mejor concepto fotográfico y mejor fotografía / mejor sentimiento (colombofrancés)

Tico Angulo Molina Fotografías por:

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“Caminando las calles de Cartagena fui interrumpido por un gran sonido que atraía mis ganas de poder acercarme a él. Los colores recorrieron la torre del reloj, los movimientos alumbraron la ciudad y cada intérprete llenó con sus ritmos mi corazón. Detuve mi cámara en el espacio y decidí congelar los instantes, pero al mismo tiempo demostrar el movimiento, de capturar la esencia de la vida y mostrar por medio de imágenes el placer de bailar a ritmo de tambores.

Llegó uno, llegó otra y al final llegaron tantas personas que al igual que yo fuimos atraídos por este con-tagio de vida. El tiempo se perdía entre segundos, mis oídos enviaban señales a mis ojos para poder hacer click a mi cámara. El tiempo seguía y sentía que el final de este placer acabaría. Poco a poco los tambores dejaron de sonar, los cuerpos estaban estáticos, pero salió de mí una gran sonrisa al saber que ese instante lo pude capturar con pachita, mi cámara”.

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C uando el grupo guerrillero M-19 decidió invadir el Palacio de Justicia, ubicado en el casco histórico de Bogotá, diagonal a la mítica Casa del Florero, yo tenía diecinueve

años y mi preocupación mayor, en ese mes de noviembre de 1985, era graduarme como bachiller pedagógico y pronunciar, en la ceremonia de grado, el clásico y lacrimógeno discurso de despedida. Mi discurso no fue escogido, pero sí fui escogido, un mes después, para prestar el servicio militar obligatorio. La rigurosa selección del nuevo contingente de soldados se hizo en el Batallón San Mateo de Pereira y un oficial, al caer la tarde, leyó mi nombre y me indicó que debía abordar el bus que me llevaría a las instalaciones del Batallón Cisneros de Armenia. Juro que le rogué al oficial para que me permitiera abordar otro bus, uno que descargaría muchachos en los

batallones de Bogotá. Si iba a alejarme de casa por un año, dije, quiero estar lejos y asumir ese vacío como un acto heroico. De tanto rogar y con la condición de que si llegaba a sobrar personal del requerido en los batallones de la capital, yo debía regresar, por mis propios medios al batallón de Armenia, serpenteé el Alto de la Línea con el corazón en la mano. Sin saber a qué lugar llegaría a Bogotá, una fría mañana de diciembre, desperté, sobresaltado, en la plaza de armas del Batallón de Artillería de Usme. Años después y cuando el tema del Palacio de Justicia se me convirtió en obsesión, supe que de allí habían salido algunas de las tropas y los tanques Cascabel que el coronel Plazas Vega metió a la fuerza en el edificio de la Corte, para dar inicio a una masacre que pudo haberse evitado, si en ese momento el país hubiera tenido un presidente en funciones.

Por Rigoberto Gil Montoya

Fotografía: El mundo, Fotoprensa/85 (Manuel Rodríguez, revista Semana, Noviembre 1985)

Escritor colombiano, doctor en Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor titu-lar de la Universidad Tecnológica de Pereira. Especialista en Literatura Hispanoamericana, Universidad de Caldas. Magister en Comunicación Educativa, U.T.P.

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“Colombia patria mía/ Te llevo con amor en mi corazón,/ Creo en tu destino/ y espero verte siempre grande,/ respetada y libre”, eran algunas de las oraciones que solíamos corear en las madrugadas y que formaban parte de la educación ideológica en las filas, mientras en los hangares de los dormitorios llorábamos por un amor no resuelto y vigilábamos que nuestros “códigos” (compañeros), no se robaran las botas, el betún, la reata o el camuflado. Lo otro era la instrucción militar que buscaba afirmar el cuerpo a base de una gimnasia que solía confundirse con el castigo y de una relación permanente con el fusil, a quien debíamos llamar “la novia”. Durante tres meses fuimos instruidos para obedecer y estar en condiciones de dar la vida por la patria y mi patria, en ese momento, eran los alrededores del Palacio de Nariño, la hacienda Hato Grande y las residencias de ministros y del propio presidente de la República, en las exclusivas zonas boscosas del norte de Bogotá.

Bastaron tres meses para darme cuenta que la vida militar rayaba en el absurdo y que el juego de la guerra era, en todo momento, azaroso, en especial cuando manipulábamos armas o recibíamos instrucción de contra-guerrilla, a cargo de oficiales que habían sobrevivido a los duros combates en las zonas rojas y que, frente a nosotros, revelaban comportamientos extraños y actitudes un tanto delirantes. En ocasiones especiales, cuando la plaza de armas formaba a la perfección los varios contingentes de soldados, escuchábamos la imponente voz del comandante de la Escuela de Artillería, entonces teniente coronel Rafael Hernández López. Recuerdo su piel blanca, dorada por el sol de la sabana; recuerdo sus labios gruesos y su nariz larga y abultada. Era una leyenda viva y de él se adocenaba el relato de su labor de inteligencia en torno al M-19, cuando esta guerrilla urbana se atrevió

a robar un arsenal del Cantón Norte, situación que fue aprovechada por el presidente Turbay Ayala, en 1979, para oficializar el Estatuto de Seguridad. El aguerrido Hernández López fue quien reemplazó en el Palacio de Justicia al coronel Plazas Vega, cuando éste se hiciera público e incómodo con su polémica declaración a los medios: “Hay que defender la democracia, maestro”.

Fue en enero de 1986, a dos meses de sucedida la masacre, cuando fui a visitar las ruinas del Palacio de Justicia. Los escombros daban pavor y se respiraba un aire a caucho quemado. Todo me parece difuso en esa imagen de vuelta y no sé si llovía, como llovió en las horas de la tarde del miércoles 6 de noviembre. Me veo tocando una loza, un pedazo de pared, un tubo de agua, una varilla retorcida; compruebo que los restos están calientes y los regreso de inmediato a su lugar. Es posible que mienta, a fuerza de vivir en la literatura. En lo que sí estoy seguro es que a partir de allí quise reconstruir, a mi manera, lo que había sucedido en esa imponente construcción de mármol jaspeado y lo que enfrentaron los magistrados, guerrilleros y soldados del Guardia Presidencial por el que había jurado bandera. Durante años me preparé para contar esa historia que logré publicar en 1992, bajo un título que quizá debió ser más breve y menos obvio: El laberinto de las secretas angustias. Pensé que el tema había dejado de interesarme, hasta que llegó a mis manos el libro de Ana Carrigan, El palacio de justicia Una tragedia colombiana (Icono, Bogotá, 2009).

El libro de Carrigan fue publicado inicialmente en 1993 y permaneció inédito para el país tal vez porque se editó en inglés o porque los puntos de vista que allí plantea la investigadora colomboirlandesa son comprometedores y descubren una suerte de escenario

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Fotografía: El mundo, Fotoprensa/85 (Pedro Nel Valencia, Europa Press, Noviembre 1985)

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montado por fuerzas estatales para evadir cualquier responsabilidad. La fuerza reveladora de tales hipótesis tiene el mismo impacto que la investigación periodística de Daniel Coronell, El crimen casi perfecto, en el que se sustenta un hecho escabroso: el magistrado auxiliar Carlos Urán salió con vida del Palacio de Justicia, fue asesinado a quemarropa y su cuerpo fue devuelto a las ruinas que un recluta sintió en brasas a principios de 1986.

Carrigan no oculta sus hipótesis ni deja sus presunciones en manos del lector. Ella toma partido y desde allí se da a la tarea de recoger testimonios de primera mano, a pocos meses de sucedida la tragedia, aprovechando que se encontraba por “casualidad”, dice en el Prólogo, en el país. La lectura de Carrigan es una lectura policiaca y allí estriba el valor de su trabajo de campo, porque igual lee entre líneas y bajo sospecha, el <<informe de la morgue>>, las diapositivas donde se congela la escena de la masacre en el baño del cuarto piso del Palacio, los diagramas que uno de los dibujantes del Departamento de Criminalística elaboró con base en los testimonios de los sobrevivientes a la masacre y los informes de prensa de la época. Cada vez que se reúne con una de sus fuentes (en especial sobrevivientes y familiares de los desaparecidos o asesinados al interior del edificio emblemático), le parece que alguien la sigue, que un ser anónimo, sentado en la otra mesa de una cafetería céntrica, está alerta a lo que la fuente le narra con aprensión. La actitud paranoica y temerosa de los testimoniantes sólo remarca el clima de desconfianza que siguió al balance de la tragedia. Pero la reportera de The New York Times se empecina en la búsqueda de pruebas que aclaren lo que aún es incomprensible: “Las ruinas del Palacio de Justicia yacían, oscuras, entre nosotros”, escribe Carrigan.

Como recluta asombrado frente a los escombros tengo una vaga memoria visual del 6 y 7 de noviembre de 1985: una tanqueta de guerra se dirige a la entrada principal del Palacio de Justicia; a lado y lado de la entrada reconozco el color caqui de los integrantes del Guardia Presidencial que exhiben sus fusiles y esperan órdenes para entrar al edificio; el Palacio de Justicia arde en llamas y el color del fuego se acentúa con la oscuridad de la noche: la prensa empieza a hablar de “Holocausto”. En la televisión se repiten las mismas escenas: un comando antiterrorista baja desde un helicóptero hasta la azotea y en esta arriesgada maniobra vemos cómo uno de los halcones cae estrepitosamente contra el piso; al final, cuando el edificio del Palacio parecía emerger de un terremoto, las imágenes de la televisión filmaron la salida de varios sobrevivientes, aunque todo allí era caos, en medio de las fuerzas del orden aglutinadas, mientras miembros de la Defensa Civil y la Cruz Roja los trasladaban en camillas a la Casa Museo del Florero.

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Fotografía: El mundo, Fotoprensa/85. Los cuatro pisos del Palacio de Justicia incnediados, (Gabriel Buitrago, noviembre de 1985)

Fotografía: El mundo, Fotoprensa/85. Belisario Betancur, Presidente de Colombia de la época ( Gabriel Buitrago, noviembre de 1985)

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La temprana investigación de Ana Carrigan insiste en remarcar la responsabilidad del presidente Belisario Betancur en la masacre. Ante el “vacío de poder”, los miembros de las Fuerzas Armadas, al mando del general Vega Uribe, decidieron arremeter con toda su fuerza bélica, sin detenerse a considerar el riesgo que corrían los magistrados en poder del M-19. Encerrado en su Palacio de Nariño el presidente Betancur, apoyado en su fe –“yo soy un hombre de fe”, explicó el poeta presidente ante el Tribunal Especial de Instrucción que investigó la masacre de noviembre–, creyó lo que más le convino creer a su ministro de Defensa, cuando expresó que la vida de los magistrados no corría peligro y que si ellos no avanzaban en la “retoma”, la capital podía revivir la oscura época del Bogotazo. De este modo le cobraban también al presidente sus actuaciones en los fracasados intentos de paz donde no había tenido en cuenta a las fuerzas armadas. Carrigan expresa: “Su antecesor, el líder del Partido liberal, Julio César Turbay Ayala, lo expresó a la perfección cuando dijo: <<En Colombia, o se gobierna con los militares o no se gobierna>>”.

Fue tal la improvisación en la “retoma”, que las mismas fuerzas se atacaron entre sí. La voz clamorosa del presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía, que insistió desesperadamente en hablar con el presidente Betancur para que detuviera la masacre, subraya la sospecha de la investigadora: las fuerzas militares no estaban dispuestas a negociar con subversivos y si al mismo tiempo mandaban un mensaje aterrador a los magistrados, cuyas últimas decisiones en materia civil para penetrar el mundo hermético de los militares los tenía molestos, se podían dar por bien servidas.

El libro de Carrigan parece un expediente que reposa en los archivos de la Fiscalía. Sus hipótesis y sospechas se leen con estremecimiento, como aquellas que fundamentan que los magistrados Manuel Gaona Cruz y Carlos Horacio Urán salieron con vida del Palacio, más una serie de empleados de la cafetería a quienes los retuvieron por sospecha de ser infiltrados de la guerrilla y jamás volvió a saberse de ellos. La ingenua hazaña de treinta y cinco guerrilleros al mando de Luis Otero, Alfonso Jacquin y Andrés Almarales, contra cerca de dos mil tropas, más diversas unidades de Inteligencia y Contrainteligencia, tipo DIJIN, SIJIN, COPES, según Carrigan, puso en peligro la vida de 300 personas atrapadas dentro del Palacio. Un centenar de ellas se registra en las listas necrológicas. Para no hablar de otras muertes: las de los desparecidos.

Cada vez que recorro los alrededores del Palacio de Nariño, con la nostalgia de ver al recluta que aguantó frío y abulia en el centro del poder político colombiano, vuelvo a sentir el ardor que me produjo un fragmento del Palacio en ruinas. Vuelvo a escuchar la voz desesperada del magistrado Reyes Echandía, cuando los medios de comunicación interrumpieron de pronto sus informes sobre la incursión subversiva, por decreto de la ministra de Comunicaciones Noemí Sanín. A cambio, pudimos ver por televisión el partido entre Millonarios y Unión Magdalena. Veinticinco años después aún los responsables de la masacre no pagan por su crimen y todo el proceso se envuelve en una retórica eufemística que ha hecho carrera en nuestra vida republicana. Tengo razones, me digo, para borrar de mi memoria esta oración que a mis diecinueve años retumbaba en mis oídos: “Mi ambición más grande/ es la de llevar con honor/ el título de Colombiano,/y llegado el caso, morir por defenderte”.

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Fotografías: El mundo, Fotoprensa/85 (Pedro Nel Valencia, liberación de algunos rehenes, Noviembre 1985)

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Esta imagen fue basada en varias fotos de los besos célebres en la fotografía y lo que paso en las manifes-taciones de los estudiantes en Bogotá en el 2011, los cuales besaban y abrazaban a la policía. Fue interesante el ver las fotos que llega-ban de Bogotá y la realidad que me tocaba a pocas cua-dras de mi apartamento en el centro de Los Angeles, la del Occupy LA, el 99% ,marchas frecuentes, car-pas, consignas antibancos e insultos a la policía como protectora del 1% de los estadounidenses. Para mi fue impactante sentir que nuevas formas de protes-tar se estaban gestando en Colombia y bueno debido a eso hice este pequeño ho-menaje, una estudiante con su mochila y un policía be-sándola.

EDGAR HUMBERTO ÁLVAREZ

Colombian animator and artist. Cofounder and director of Plastilina Creativa. Has directed and animated more than 8 shorts films for the children audience from where it stands out the series of short films HISTORIETAS AL DERECHO. Co directed and produced the documentary CON OJOS DE NIÑO. Has done more than 50 expositions in Latin America and the United States, recently his work was presented in a Colombian film exposition at the National Museum. Has also been teaching animation at the faculty of social communication of the Javeriana University of Bogota for more ten years and has produced, illustrated, written and co written many books and videos about clay modeling techniques. Edgar has directed and animated more than 120 commercials in stop motion, cartoon and digital composition and sections for TV shows in Colombia and Latin America. In this moment he’s working in a short animated film about the homeless in Downtown LA.

PorEdgar Humberto Álvarez

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Por Diego Leandro Marín Ossa*

*Comunicador social- periodista, Magister en comunicación educativa. Docente universitario e investigador de medios de comunicación, cultura, arte y lenguaje.

Si el título lo leemos en el contexto de toda una vida recorrida por algún viajero, El fin del afán no es otra cosa que el descanso eterno. Quizá por lo sugestivo de semejante

nombre, este se quedó en mi memoria desde que lo leí a la entrada de una finca en Altagracia, corregimiento de Pereira. Y aunque ahora lo uso para titular este texto, no dejo de imaginar los sentidos que tiene para alguien, cualquiera que sea, llegar al fin al lugar donde reposarán sus angustias: las básicas y las trascendentales.Debo advertir que esta no es una discusión teológica, sino un ejercicio de pensamiento sobre los discursos apocalípticos que se avivan por esta época. El pretexto es usar como título del artículo este nombre que la gente utiliza a lo largo y ancho del mundo para designar aquellos sitios que denotan el fin de una búsqueda, y así hablar de un fenómeno recurrente que aparece al finalizar el año.

Y es que para nuestra cultura cada 31 de diciembre trae sus duelos y también las expectativas con respecto al porvenir. Es entonces cuando el año venidero parece especial (en verdad cada uno lo parece), entre otras cosas por la abundancia de conjeturas acerca de aquello que depara el futuro:

tal es nuestro apego a la previsión y nuestro temor a la incertidumbre. Buscamos en decenas de artes adivinatorias, como las llamaba Pierre Guiraud, los indicios de una vida más afortunada.Y en caso que no se tenga a la mano cosa alguna que permita premeditar el futuro, de alguna manera se presenta una suerte de oráculo que trae sus profecías. Ya sabemos que para el 2012 el turno es para los mayas.Como es previsible semejantes pronósticos de una era que finaliza, opacarán en su momento el interés que pudiésemos manifestar por los asuntos nacionales e internacionales en cualquier materia y a todo nivel.Y como ocurre a menudo se escuchará decir en privado y en público, en serio y en broma, que “no hay porque preocuparse pues el fin del mundo es el día en que cada uno muere”, o que “el mundo se acabará porque los humanos vamos a provocar nuestra destrucción”, e incluso habrá quienes insistirán en que “el fin de los tiempos ya está cerca”. Y no es despreciable el conocimiento emanado de las culturas mesoamericanas, pero la manera que tienen los profetas mediáticos, de ponerlos en boca de la gente como si se tratara del último hallazgo en materia de discursos apocalípticos, hace que dicho saber se trivialice al punto de quedar hecho tan solo un espectáculo de la intimidación.

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Ahora bien, como la pretensión de este texto es aportar algunos elementos de discusión sobre este fenómeno de “pánico e ilusión”, latente entre la gente cada vez que se cierra un año y cuando comienza un milenio, me concentraré en discutir sobre dicho asunto.

¿Al fin llegará el fin?

No es la primera vez que se pronostica el fin del mundo, la hecatombe terrestre, el fin de los tiempos. La crítica que se genera con respecto a la crispación que mantiene en vilo a una población, se puede referenciar en variados escritos paradigmáticos como El príncipe de Maquiavelo en el que enseña a los gobernantes a ser amados y temidos por su pueblo, y abundan los ejemplos que sirven de modelo en la radio y el cine para explicar el asunto: por ejemplo es conocida la adaptación que con la CBS y su grupo

Mercury Theatre, hizo Orson Welles sobre The War of the Worlds (La guerra de los mundos, novela de H. G. Wells), y que fue emitida la noche del 30 de octubre de 1938, cuyos efectos en la audiencia provocaron un colapso en las autopistas de New Jersey luego de que sus habitantes trataran de escapar de la supuesta invasión extraterrestre.Por su parte en el cine, es muy conocida la célebre y triste imagen del World Trade Center (Las torres gemelas), en decenas de películas que ilustran la hipotética destrucción de la ciudad de New York, a causa de pandemias, monstruos marinos, meteoritos, invasiones extraterrestres y toda una legión de plagas ante las cuales el Egipto del Antiguo Testamento y de la Torá se quedó en la dimensión de un relato menor. Efectos de la hipervisualidad diría Román Gubern.Esto para salpicar con un poco de memoria audiovisual lo acostumbrados que estamos en aceptar la enfermedad y la cura en manos de seres iluminados y extraordinarios, que en medio de la multitud llegan con un discurso mesiánico a guiar nuestros pasos hacia un mundo mejor, hasta el punto de sacrificarse por nuestros errores del pasado y redimir nuestras culpas.

A esto le llamaban los griegos el Phármacon, en el doble sentido de veneno y remedio al decir de María Fernanda Santiago Bolaños en su libro La palabra detenida, dicho de otra forma: la cura que proviene de la enfermedad. Lo que equivale a la creación de la necesidad para luego satisfacerla no sólo a través de la droga, sino además por medio de la palabra.

Como los mayas, los griegos, los israelitas y tantas otras culturas a su manera, se las han ingeniado para agradecer los beneficios obtenidos después de las súplicas, a través de un sacrificio que agrade a los dioses, y que para unos equivaldría a matar niños, para otros bueyes, y para otros a los machos de la cabra, lo que no es otra cosa que el chivo expiatorio, que con el tiempo se asociaría con los humanos, por medio de los cuales de alguna manera, al inmolarse conseguirían purificar a poblaciones enteras: he aquí la suerte de los héroes y de los mártires y en consecuencia su posterior divinización y adoración.Quizá por ello es previsible que en medio del temor que algunas personas experimentan al llegar la fecha interpretada y señalada por los mediadores de las profecías, sucumban a la tentación de seguir sin miramientos a los caudillos que surgen en medio de la multitud, tal y como ocurre cada vez que uno de estos personajes nos habla del progreso en cualquier sentido.

De profetas, caudillos y mártires está hecha la escena de nuestro mundo, que ya en el teatro se ha escenificado una y otra vez a través de obras como El gran teatro del mundo, de Pedro Calderón de la Barca o La divina comedia escrita por Dante Alighieri.Entonces ¿al fin llegará el fin?, si acaso en el 2012 llega para alguien o para una sociedad entera, no será así con los espectáculos, ya sean teatrales, cinematográficos, radiofónicos o televisivos, pues estos se alimentan de las expectativas de las audiencias, de su situación cognitiva y su situación existencial. Y la gente se mira en ellos, se recrea y sueña, existe en ellos y por lo tanto es preciso pensarlos con mayor detenimiento, para identificar cómo aprovecharlos mejor en nuestra vida.

¿Jamás llegará el descanso?

El fin del afán no solo es el nombre de una finca, también es el de una cabaña de alquiler en una vereda de Villa de Leyva, un almacén de antigüedades en Medellín y un restaurante en Madrid, España. De entrada, ese nombre le dice algo viajero sobre las cosas que en estos lugares se encuentran: “ya no busque más en otras partes lo que tanto anhelaba”.Y por otra parte el nombre de dichos sitios dice más de la gente que llega a ellos, que de las cosas que allí se encuentran: dice por ejemplo que esa persona, ese viajero no se conforma con lo primero que encuentra, que confía en que siempre existe algo mejor y que cuando cree encontrarlo, posee el sentido común para determinar que no hay en otro lugar una cosa

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¿Acaso la necesidad de que llegue un fin de la vida, del tiempo y del mundo, no es el síntoma de agotamiento que la sociedad expresa

cuando solicita la clausura de una época que no le satisface?

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superior a esa, así jamás haya visto otras cosas más perfeccionadas. Claro, esto ocurre porque El mundo de las palabras habla de la naturaleza humana, al decir de Steven Pinker en uno de sus célebres libros.Miremos tres ejemplos que pueden ilustrar mejor el tema que aquí tratamos, el fin de una vida, de un mundo o de los tiempos: primero, a menudo se dice del suicida que “puso fin a su vida”, otorgando al autor del crimen el papel no sólo de protagonista sino de autobiógrafo del hecho, es decir que se le compara en cierto modo con un escritor que al hacerse consciente del mísero relato que ha sido, es o será su vida, decide concluirla de tajo sin dar tiempo a que la historia decida por él su final.Segundo, cuando se habla de “el fin del mundo” vale preguntarse si ¿acaso alguien puede decir dónde comienza y dónde termina?, o cuando se dice mundo ¿a qué nos referimos?:1- ¿al planeta tierra?, 2- ¿al mundo que nos mostraron en la Escuela y en la casa?, 3- ¿al mundo que conocimos fuera de la Escuela y de la casa?, 4- ¿al mundo que conocimos de manera directa en el recorrido de nuestra vida y a través de nuestra más o menos aguda o quizá torpe experiencia?, 5- ¿a la idea o ideas de mundo mediadas por imágenes y palabras provenientes de diversas fuentes de saber e incluso de una cantidad alarmante de fuentes de ignorancia? Como vemos no es fácil especificar a qué se refiere alguien que asegura que el fin del mundo es inminente. Lo más recomendable es indagar primero las diferentes respuestas que aparecerán de hacer el anterior cuestionario, y ahí si hacerse a un juicio más riguroso al respecto.Y tercero, otro ejemplo surge de la afirmación: “el fin de los tiempos está cerca”, y aparece un primer problema pues en esta frase se confunden el tiempo y el espacio, porque si observamos con detenimiento lo que nos dice el enunciado podemos preguntarnos al menos dos cosas ¿de qué está cerca el fin de los tiempos?, ¿del espacio que habitamos o del tiempo en que vivimos?, y entonces la respuesta inmediata sería una nueva serie de preguntas, ¿a qué tiempos se refiere la frase?, ¿al tiempo pasado, presente y futuro?, ¿a las épocas en que algunos pensadores han segmentado la historia de la humanidad?, ¿a las llamadas “eras de la humanidad”?, ¿los tiempos son instantes, saltos de un momento a otro, de un punto a otro, u olvidos involuntarios?, ¿qué cosas caben en semejantes ideas con respecto al tiempo, o mejor, a la ideas de “los tiempos”? Como vemos no se sale tan fácil del asunto pues lo otro que cabe indagar a partir de la frase, es si acaso quien la pronuncia piensa en el espacio como un lugar y en el tiempo como un recorrido por ese lugar. Que problemas tan serios.

Nada es fácil para quien confía en las palabras del profeta apocalíptico, como tampoco lo es para quien se cuestiona el tema y entonces el advenimiento del descanso parece cada vez más lejano, y el fin del mundo, de la vida y de los tiempos parece que nunca llegará o al menos su cercanía se entiende en sentido figurado, por lo tanto ¿se trata entonces de un nuevo orden mundial?, o ¿en realidad podemos hablar de una época que culmina?, o ¿del ocaso de la humanidad?

Hipótesis sobre la necesidad de un fin

¿Acaso la necesidad de que llegue un fin de la vida, del tiempo y del mundo, no es el síntoma de agotamiento que la sociedad expresa cuando solicita la clausura de una época que no le satisface?: es posible y sin embargo la respuesta obliga a pensar en el manejo que se le da a la expectativa de vida y muerte en medio de las transformaciones sociales que hacen parte del devenir en sociedad.

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De allí que la esperanza de un mundo mejor es un derecho inalienable del soñador, y que el problema aparezca cuando alguien se atribuye el poder de interpretar y de cumplir esos sueños a todo costo, y en especial cuando emerge el gran conflicto si tal ser se adjudica la manera de hacer su cobro por el favor prestado. Por ello el riesgo es que asciendas a las cumbres del poder tanto el déspota como el tirano, porque el fascismo descansa en la confianza absoluta depositada en el caudillo y en su discurso mesiánico.

Y es que así como muchas cosas en nuestro mundo están hechas a partir de necesidades materiales y espirituales, reales e ilusorias, la promesa de un fin que cierre una vida llena de avatares y agonías de todo tipo, se alimenta del descubrimiento de un elemento desconcertante como un bálsamo reconfortante que todos desean y pocos conocen, una especie de snark, el protagonista de un poema compuesto por Lewis Carroll, cuya búsqueda infructuosa por parte de la tripulación de un barco, es el resultado de una

serie de juegos y acertijos planteados por el capitán, quien desde los primeros versos maneja a su antojo el deseo de su tripulación, al desembarcar con cuidado manteniendo a cada hombre por encima de las olas. El capitán de este poema dice:

“¡Éste es el lugar del snark! Lo he dicho dos veces:eso alentará a la tripulación. ¡Éste es el lugar del snark! Lo he dicho tres veces:lo que yo diga tres veces es verdad”.

En este relato luego de su periplo, finalmente la tripulación compuesta por un limpiabotas, un fabricante de gorras y bonetes, un abogado, un tasador, un jugador de billar, un banquero, un castor, un panadero y un carnicero, consiguen cazar al snark, pero al momento de nombrarlo, el panadero ve como se desaparece porque el snark era un boojum.

Una moraleja que se puede inferir de esto en el contexto de los relatos apocalípticos y sus diversos usos: El fin del afán es una ilusión pasajera que bien puede servir para recobrar las fuerzas o abandonarlas del todo a la deriva de los días. En otras palabras, el reposo y la angustia son estados de la existencia de nuestro ser que habita en el mundo de las palabras, y se hace vital en las expresiones verbales de la naturaleza humana.

Protagonistas de nuestras historias

Qué difícil es ser protagonistas de nuestras historias, y ayudarse a vivir con la serie de relatos que alimentan nuestras expectativas y nos hacen soñar. Quizá por eso es que para algunos las tradiciones son una manera de encontrarse y celebrar la vida, para otros esto se consigue en el paseo, en la literatura o el cine como relatos que vitalizan el mundo.Pero por otra parte en el mar de quejas y rupturas que sobrevienen por esta época, festejar y contemplar la naturaleza de las cosas, no excluye el afán por garantizar que cuando llegue el fin de una vida, de un mundo, de un tiempo, este sea digno de nuestro paso por este planeta.Y más aún, celebrar no esquiva la exigencia de una sociedad que tiene como deber supremo, enfrentar con valor los retos que se aproximan, cuando al parecer existe un agotamiento de las formas tradicionales de concebir la educación, la salud y el empleo. Y cuando se vulneran los derechos humanos como si hicieran parte de una serie de obstáculos para el progreso de la humanidad.Y para enfrentar estos retos más que relatos apocalípticos se requiere imaginación, rigor, capacidad de diálogo, participación, concertación y juicio crítico en la transformación que la sociedad requiere a comienzos de este milenio.

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¿A quién es que vemos cuando se revela ante nuestros ojos un pai-saje cafetero, intermitente en tonos, texturas, que ha sido olvidado en nuestra memoria? ¿A quién es que olemos cuando suspiran los pinos que bailan en el viento? ¿Quién obtura las luces y calles de la ciudad? ¿Quién en el amanecer es soñado por todos los recuerdos que inundan su pared, rostros alegres, el tiempo condensado en sus rincones?... Él no está en el arte por otra cosa sino por la felicidad.

Un laberinto, un laberinto en el mar, donde los arrecifes son pi-nos, donde los caballitos de mar viajan en jeep con bultos de café que los envuelve en su aroma, aquí en este laberinto, que cubier-to de mil caminos conduce a innumerables destinos vive su-mergido “Guillo”, Guillermo Constain, él viaja con equipaje liviano, lleva su alma, en sus bolsillos colores disfrazados de tu-bitos de óleo y tres pinceles que le sirven para delinear el camino.

¿El Vincent Van Gogh paisa? ¡Nada! ¡Tiene más sabor una tasa de café que una cerveza o un queso holandés!...Constain un alma enamorada, fija sus manos en los poros de su almohada y con los mismos tres pin-celes empieza a pintar sus sueños, nacen paisajes incómodos para los ojos de quiénes al mirar no pueden ver más allá de un opaco cielo azul.

Esta es la descripción de lo que es Guillo y su mágica obra, su pulso, sus pinceladas nacen desde el pulmón y la fuerza de su volcán que más allá de su voluntad alcanza con su magma ser explosión y fiebre del universo.

Por Yennifer SepúlvedaEstudiante de Artes Visuales Universidad Tecnológica de Pereira.

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Tema: Bailarines de las calles en la ciudad de Cartagena / Colombia.Técnica: Barrido mixto con congeladoFotografía por: Tico Angulo Molina

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Titulo: La libertad guiando al puebloTécnica: PlastilinaDimensiones: 100cms x 70cmsAutor: Edgar Humberto Álvarez (Versión en plastilina) País: Colombia Año: 1990

He emprendido un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella. Eugène Delacroix

La libertad guiando al pueblo es una obra del pintor francés Eugène Delacroix en el año 1830, esta obra representa la escena del 28 de julio de 1830 cuando los revolucionarios franceses derrocaban al rey Carlos X y coronaban a Luis Felipe de Orleans, el llamado Rey Burgués.

Portafolio Cultural promueve el desarrollo cultural de la región a través de la divulgación y la producción de contenidos académicos, proyectos de investigación y producción de estrategias para el empoderamiento de temas sociales y educativos.

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