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 1. El sujeto viviente desde una teoría de la acción racional: Sujeto y actor 1.1. Racionalidad reproductiva y “sujeto viviente”: El sujeto es criterio 2. Sujeto, “corporalidad” y comunidad 2.1. Del individuo al sujeto-en-comunidad: Acción social y “subjetualidad” 3. La hermenéutica del sujeto viviente y las construcciones “trascendentales” 3.1. A la búsqueda de una nueva trascendentalidad Como puede verse en este esquema, nuestro interés es mostrar en qué medida Franz Hinkelammert propone una forma diferente de comprender la trascendentalidad de este sujeto. Por supuesto, no es que se trate de una deducción trascendental; ya sabemos —y Hinkelammert lo dice— que por allí llegamos a un postulado de la razón práctica que podemos acusar con propiedad de ser “formalista” y “abstracto”. Pero la pretensión del mismo Hinkelammert no es otra sino la de construir un  postulado de la razón práctica: “asesinato es suicidio”. Es cierto que no es un postulado que tenga su origen en el reconocimiento de una “función” abstracta del pensamiento (no se obtiene a priori)  , pero sí tiene pretensiones de  universalidad, a la vez que es considerado necesario. Entonces, de lo que se trata es de repensar lo que queremos señalar con estas categorías. ¿En qué sentido es esta formulación “universal” y “necesaria”?  ¿Será que podríamos esperar un redimensionamiento de esa trascendentalidad en cuestión? O, más bien, ¿deberemos abandonar esta idea y pensar en los criterios éticos de discernimiento de alguna otra manera? Claro que surgen muchas otras preguntas: ¿puede fundamentarse la ética de otro modo que mediante un criterio trascendental? Y si puede ser de otra manera, ¿qué implicaciones tendría esto para las pretensiones teóricas de nuestro autor, sobre todo de cara al diálogo que procura con algunos de los filósofos que reflexionan y discuten sobre estos temas? La verdad, no parece que Hinkelammert apunte por esta última opción. Como lo veremos enseguida, él insiste en que la razón descubre  el sujeto humano concreto  y el postulado que se funda en ese mismo descubrimiento, ya que no pueden separarse ambos momentos: el del sujeto y el del postulado. Por supuesto, la diferencia con Kant consistirá en que ha “desplazado” la raíz de éste último a partir de una concepción diferente del sujeto.  En Hinkelammert, el postulado obedece a la lógica de la ya analizada racionalidad material, mientras que el sujeto es pensado en contra de la tradicional concepción antropológica fundada en el cogito cartesiano. Se hará eco entonces de quienes ven en éste una reducción y una simplificación de la humanidad a una función meramente cognoscitiva y logicista. En este sentido se acerca a las ideas de Enrique Dussel, quien, así como muchos otros, ve las insuficiencias de tal derivación formalista de la subjetividad. Estela Fernández Nadal señala que “el sujeto de Hinkelammert es una dimensión de la vida humana que se actualiza frente a una forma histórica de opresión” 193 . Qué es esa dimensión ya lo ha dicho Hinkelammert: “Aquí la pregunta clave no es si existo. Es si puedo seguir viviendo” (PSG, p. 4). Ahora bien, esta pregunta revela al sujeto como instancia racional, la cual aparece en respuesta a esa estructura que lo aplasta. Pero no se presenta como un mero dato empírico, sino como condición de posibilidad de cualquier empiría . En este sentido no podríamos 193  Conversación con Estela Fernández Nadal, acerca de las ideas de Franz Hinkelamm ert en “La vuelta del sujeto reprimido frente a la estrategia de globalización”, diciembre de 2004, trascripción digitalizada. Los énfasis en cursiva son nuestros.

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    1. El sujeto viviente desde una teora de la accin racional: Sujeto y actor1.1. Racionalidad reproductiva y sujeto viviente: El sujeto es criterio

    2. Sujeto, corporalidad y comunidad2.1. Del individuo al sujeto-en-comunidad: Accin social y subjetualidad

    3. La hermenutica del sujeto viviente y las construcciones trascendentales3.1. A la bsqueda de una nueva trascendentalidad

    Como puede verse en este esquema, nuestro inters es mostrar en qu medida FranzHinkelammert propone una forma diferente de comprender la trascendentalidad de este sujeto.Por supuesto, no es que se trate de una deduccin trascendental; ya sabemos y Hinkelammertlo dice que por all llegamos a un postulado de la razn prctica que podemos acusar conpropiedad de ser formalista y abstracto. Pero la pretensin del mismo Hinkelammert no esotra sino la de construir unpostulado de la razn prctica: asesinato es suicidio. Es cierto queno es un postulado que tenga su origen en el reconocimiento de una funcin abstracta del

    pensamiento (no se obtiene a priori), pero s tiene pretensiones deuniversalidad, a la vez que esconsiderado necesario. Entonces, de lo que se trata es de repensar lo que queremos sealar conestas categoras. En qu sentido es esta formulacin universal y necesaria? Ser quepodramos esperar un redimensionamiento de esa trascendentalidad en cuestin? O, ms bien,deberemos abandonar esta idea y pensar en los criterios ticos de discernimiento de alguna otramanera? Claro que surgen muchas otras preguntas: puede fundamentarse la tica de otro modoque mediante un criterio trascendental? Y si puede ser de otra manera, qu implicaciones tendraesto para las pretensiones tericas de nuestro autor, sobre todo de cara al dilogo que procura conalgunos de los filsofos que reflexionan y discuten sobre estos temas?

    La verdad, no parece que Hinkelammert apunte por esta ltima opcin. Como lo veremos

    enseguida, l insiste en que la razn descubre el sujeto humano concreto y el postulado que sefunda en ese mismo descubrimiento, ya que no pueden separarse ambos momentos: el del sujetoy el del postulado. Por supuesto, la diferencia con Kant consistir en que ha desplazado la razde ste ltimo a partir de una concepcin diferente del sujeto. En Hinkelammert, el postuladoobedece a la lgica de la ya analizada racionalidad material, mientras que el sujeto es pensado encontra de la tradicional concepcin antropolgica fundada en el cogito cartesiano. Se har ecoentonces de quienes ven en ste una reduccin y una simplificacin de la humanidad a unafuncin meramente cognoscitiva y logicista. En este sentido se acerca a las ideas de EnriqueDussel, quien, as como muchos otros, ve las insuficiencias de tal derivacin formalista de lasubjetividad.

    Estela Fernndez Nadal seala que el sujeto de Hinkelammert es una dimensin de lavida humana que se actualizafrente a una forma histrica de opresin193. Qu es esa dimensinya lo ha dicho Hinkelammert: Aqu la pregunta clave no es si existo. Es si puedo seguirviviendo (PSG, p. 4). Ahora bien, esta pregunta revela al sujeto como instancia racional, la cualaparece en respuesta a esa estructura que lo aplasta. Pero no se presenta como un mero datoemprico, sino como condicin de posibilidad de cualquier empira. En este sentido no podramos

    193Conversacin con Estela Fernndez Nadal, acerca de las ideas de Franz Hinkelammert en La vueltadel sujeto reprimido frente a la estrategia de globalizacin, diciembre de 2004, trascripcin digitalizada.Los nfasis en cursiva son nuestros.

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    seguir a la misma Estela Fernndez, ya que ella prefiere no considerar a este sujeto comoalguna especie de sujeto trascendental. No le faltan razones, como ya lo hemos apuntado arriba.La oposicin al formalismo antropolgico vuelve muy comprensible el rechazo de la categora detrascendentalidad. Pero lo que sucede es que en Franz Hinkelammert es justo esta categora laque resulta transformada.

    Quien hace la pregunta sobre el sujeto no es un ego trascendental o un sujetocognoscente que se funda a s mismo, sino que el anlisis de nuestro mismo lenguaje y nuestroproceder racional nos muestra que a la base se encuentra una dimensin ms radical que la delsujeto cognoscente, aunque sin que a sta se le reste importancia. En todo caso, no es laexistencia de un discurso o la facultad racional lo ms radical en cuanto al modo como senos hace presente la realidad. Para Hinkelammert, todo esto implica construir una concepcin delo racional, lo humano y lo subjetivo, sin eludir el problema de lo trascendental:

    En Hinkelammert [se trata] fundamentalmente [del] sujeto trascendental el punto de vistasubjetivo que al trascender todas las determinaciones objetivas puede elaborar conceptostrascendentales y, con ellos, iluminar el pensamiento y la accin194.

    Bien ha visto este filsofo sudamericano que el problema de lo trascendental engarza, enHinkelammert, con otras temticas fundamentales para la construccin de una teoraantropolgica crtica y una tica del bien comn. Temas como el de la utopa, la no sacrificialidaddel sujeto y su carcter no entrpico, estn relacionados medularmente con este otro del sujetotrascendental195. Por nuestra parte, hemos analizado en los captulos precedentes que,precisamente frente a las construcciones antropolgicas que pretenden convertir al ser humano encorrelato de una ley que mata o en mero objeto empricamente cuantificable, o frente a las

    utopas que pierden de vista la interpelacin del sujeto viviente, Hinkelammert trabajatericamente el tema del sujeto humano, que es viviente,que no se identifica sin ms con elindividuoy que posee un carcter trascendental.

    No obstante, el asunto est lejos de ser sencillo, ya que este sujeto se nos muestra en lo quepodemos conocer empricamente. Nuestro autor argumenta que no hay contradiccin ac, sino, msbien, l seala que la condicin del sujeto en tanto trascendental, es un a priori que se descubre aposteriori. Slo a posteriori nos encontramos con el sujeto viviente, en su concreta situacin histrica ydentro de las coordenadas de las instituciones, carcter ineludible de la misma conditio humana. Pero loque descubrimos justo en su carcter de viviente es un a priori: el sujeto viviente es condicin deposibilidad de todo ejercicio de la razn, incluso de la razn instrumental, de toda praxis humana, de todoejercicio analtico y de las mismas ciencias empricas (Cfr. CES, p. 284-287).

    La trascendentalidad en la que piensa Hinkelammert es una dimensin que se abre con laasuncin del sujeto viviente, a partir de las consideraciones de factibilidad de la vida humana,implcitas en los juicios de la racionalidad material y en toda accin social que, a su vez, esconsistente con la misma conditio humana. Esta apertura empuja hacia la ruptura del lmitede lo factible, pero desde dentro de la vida humana. Es una trascendentalidad que aparece en la

    194 Acosta, Yamand; Pensamiento crtico en Amrica Latina: La constitucin del sujeto comoalternativa en los noventa. Observaciones a un paradigma en construccin, op. cit., p. 25, nota 27.Cursivas nuestras.195Cfr. ibd., p. 28ss.

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    empira misma, pero trascendindola, no por voluntarismos o actos de fe, sino por elreconocimiento entre sujetos que se hacen presentes como ausencia; esto es, que participan de lacondicin de necesitados lanzados hacia la superacin de todo aquello que impide la satisfaccinde sus necesidades, pero sin dejar de plantear tal superacin dentro de la tensin entre lohistricamente posible y la universalidad del sujeto viviente que trasciende toda determinacinhistrica.

    1. El sujeto viviente desde una teora de la accin racional: Sujeto y actor

    Iniciaremos la reflexin sobre el sujeto en Hinkelammert, partiendo de sus ideas sobre laracionalidad. l deduce su teora del sujeto a partir de una determinada teora de la accinracional (social). Ya hemos presentado antes (captulo segundo) sus crticas a la concepcinweberiana de la misma, as como su importancia para una crtica de las ciencias empricas.

    Ahora, tendremos que explicar con claridad cmo se formula su propia concepcin de la accinracional y de dnde obtiene sus fuentes. Tambin, complementaremos las ideas deHinkelammert con las de otros pensadores, las cuales se acercan a los planteamientos de nuestroautor.

    En relacin con lo anterior, es importante ver cul es la categora bsica de su concepcinde la accin racional. En efecto, el anlisis de esta categora nos llevara a comprender mejorcmo es que la accin social se realiza y, tambin, de qu manera se oculta su realidad mediantemecanismos que niegan esta condicin bsica. Ya hemos sealado cmo en su crtica altrascendentalismo y al formalismo occidentales se encuentra la denuncia de los mecanismos deinvisibilizacin de la vida del sujeto concreto y la prctica eliminacin del papel que juegan las

    necesidades humanas en la construccin de la subjetividad. A esto hay que oponer, entonces, unaconcepcin de la subjetividad que pueda explicar, a su vez y de mejor manera, la accin racional.Hinkelammert seala en uno de sus escritos fundamentales las ideas clave que apuntaran en esadireccin. Se trata del libro Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusin, del que hemostomado una larga cita que puede servir de inicio a la investigacin sobre los rasgos de este sujeto,desde el punto de vista de la teora de la accin racional subyacente y de la importancia de lasnecesidades humanas en su constitucin:

    Hay una nica alternativa: afirmar la vida () La vida es la posibilidad de tener fines, sinembargo no es un fin. Luego, si miramos al actor como un ser vivo que se enfrenta a susrelaciones medio-fin, lo miramos como sujeto. Slo se transforma en actor cuando ha decididosobre el fin y calcula los medios, incluyendo en stos su propia actividad, en funcin de ese fin. Elactor, antes de ser actor, es sujeto humano ()Como sujeto, el ser humano concibe fines y se refiere al conjunto de sus fines posibles. Pero nopuede realizar todos los fines que bajo un clculo medio-fin parecen posibles () La realizacinde cualquier fin tiene como condicin de posibilidad que su realizacin sea compatible con suexistencia como sujeto en el tiempo ()Pero este sujeto es un ser natural y, como tal, mortal. Est enfrentado el peligro de la muerte y loenfrenta corporalmente siendo parte de la naturaleza. Sin embargo, como parte de la naturalezaes sujeto, esto es, proyecta fines para realizarlos mediante medios adecuados, integrando estosfines en trminos de una racionalidad reproductiva en su propio circuito natural de vida[racionalidad circular] ()Visto el ser humano como sujeto que frente a sus fines se transforma en actor de la accinmedio-fin, el sujeto es la totalidad de sus fines potenciales y posibles. Por esta razn antecedecomo sujeto a cada fin especfico () Como el sujeto antecede a sus fines, el circuito natural de

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    la vida humana antecede al sujeto. No obstante lo antecede como condicin de posibilidad, no por ladeterminacin de los fines ()La necesidad atraviesa toda actividad de la racionalidad medio-fin. Si ella no es tratada como el

    criterio fundante, aparece entonces la irracionalidad de lo racionalizado que amenaza a la mismavida humana.Esta necesidad no es apenas material. Es material y espiritual a la vez () No obstante, lacorporeidad de la necesidad es la parte menos sustituible en cualquier satisfaccin denecesidades. Aunque existen diferencias muy grandes en la expresin de esta necesidad ()El sujeto de la racionalidad reproductiva no es, en sentido preciso, un sujeto con necesidades,sino un sujeto necesitado. Como ser natural vive la necesidad de la satisfaccin de su condicinde sujeto necesitado. Esta necesidad la especifica como fines, los cuales realiza por los mediosadecuados a un clculo medio-fin. El ser sujeto necesitado lo obliga a someter estos fines a laracionalidad reproductiva por la insercin de toda su actividad en el circuito natural de la vidahumana (CES, p. 284-287).

    Sobre estas ideas, es preciso hacer varias consideraciones. En primer lugar, al mencionar el

    concepto necesidad parece que se deduce cierta obligatoriedad, algo as como que los seres humanosnos vemos constreidos por ellas. No obstante, no se trata de mero determinismo. Es evidente que lasacciones humanas pueden sobreponerse a la carga de las necesidades, ya que stas no deciden sobrelos caminos a seguir. Pero tambin es cierto que hay una condicin de necesitado que est presente enlos mismos lmites de factibilidad de la accin humana, los cuales, si no determinan, por lo menoscondicionan sta. Adems, y aludiendo al formalismo antropolgico del que ya nos hemos ocupado en loscaptulos precedentes, es evidente que en ste se incurre en una perspectiva limitada por las cienciasnaturales (necesidad=determinismo) y por ello no se puede tener acceso al sujeto necesitado. Porsupuesto, no queremos decir con esto que no se tenga una mnima conciencia de dicha diferencia necesidades humanas, por un lado, y determinismo propio de los fenmenos fsicos, por el otro, sinoque tal distincinse vera minimizada en su importancia de cara a la impronta de las ciencias naturales yde la filosofa que se construye a su alrededor.

    Por otra parte, ser que la categora vida humana hay que entenderla como condicin infinita?Como veremos adelante, es evidente que habra que entenderla de esa manera, en tanto nuestro autorno defiende, nada ms, que se considere ticamente la vida y muerte de las personas a partir de un meroclculo cuantitativo, como una proyeccin asinttica ms, sino que se debe reconocer que la accinsocial no puede realizarse sin asumir la problemtica vida/muerte de los seres humanos como unacondicin que trasciende todo clculo. Y justo en este trascender es que se funda la nocin detrascendentalidad de la accin social, en Hinkelammert. En una primera aproximacin, podemos decirque trascendentalidad es infinitud.

    Ac debemos destacar la diferencia entre el sujeto necesitado y el sujeto con necesidades.Veamos que este sujeto necesitado no se refiere al que tiene necesidades sin ms: su reconocimiento nolleva a una bsqueda de la satisfaccin (trascendental) de ellas. Esto sera un sinsentido, ya queimplicara que se tratara de una satisfaccin infinita, con lo que entramos en una contradiccinevidente. Las necesidades sin ms apuntan al sujeto emprico ms adelante veremos la complejidad

    de esto, el cual debe satisfacerlas siempre dentro de las coordenadas de su misma condicin definitud. Ms bien, el conjunto de sus necesidades supone una condicin trascendental: es sujetonecesitado que tiene necesidades o, de otra manera, tiene necesidades en tantonecesitado. Ya hemossealado que la conditio humana es la de estar enfrentado a los lmites de la propia finitud, con lo cualentran las consideraciones de la infinitud a manera de horizonte trascendental que se constituye en lmitepara la factibilidad de la accin social. Por lo tanto, lo que constituye el carcter trascendental de lasnecesidades no se encuentra en ellas mismas, sino en el hecho de que, en tanto necesidades humanas,apuntan a manera de proyeccin utpica a la condicin trascendental de la necesidad.

    Lo anterior permite explicar, por ejemplo, que cuando un suicida decide acabar con su vida noelude de ninguna manera su condicin de necesitado, an si quiere poner punto final a su vida y con esoa la satisfaccin de las necesidades vitales. Slo un sujeto que es necesitado puede acabar con esasnecesidades. La finalizacin de sus necesidades no acontece sino dentro de los lmites de su condicin

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    de criatura finita, pero lanzada aun en contra de su voluntad hacia su propia infinitud (elhorizonte trascendental), como hemos visto en el captulo tercero. De igual manera, el sujeto humanopuede reconocer sus necesidades y satisfacerlas slo porque anteriormente es un sujeto necesitado; es

    decir, an cuando quiera acabar con esas necesidades de una vez por todas, tendr que vrselas con loslmites de la factibilidad. Es evidente que no nos estamos refiriendo al sujeto trascendental como si setratase de algn sujeto emprico, situado histricamente y urgido por necesidades concretas (finitas). Elsujeto trascendental es instancia que tiene como correlato la condicin de totalidad:

    [Se] introduce en la teora la referencia obligada a la totalidad como categora bsica delpensamiento. Tambin la referencia a lo cualitativo es referencia a la totalidad. Lasrepresentaciones (as como los significados y las palabras), se forman en la relacin entrela totalidad y la percepcin de particularidades. Saber que nuestra percepcin se refiere aparticularidades implica su interpretacin en relacin a una totalidad ausente, aunquepresente en estas particularidades. Cuando decimos eso es un rbol, referimos el objetoas representado a todos los rboles, vistos o imaginados. Ese rbol es una particularidad

    que expresamos en referencia a una totalidad que no conocemos ni llegaremos a conocer,pero de la cual abstractamente sabemos que existe. En este sentido, la representacin norepresenta nada de forma directa. Es una ausencia de la realidad a la cual corresponde unaexistencia de la realidad externa particularizada. En la representacin hay cosas que nohay, totalidades ausentes ()La totalidad es totalidad para un ser necesitado de otros seres humanos y de la naturalezaexterior al ser humano. No tiene necesidades fijadas a priori, no obstante, necesita fijarnecesidades para poder satisfacerlas mediante una accin medio-fin. Pero no puede fijarestas necesidades si no es en relacin con otros seres humanos. Frente a la necesidadnohay accin medio-fin posible, sin embargo la necesidad empuja, por ser presencia de unaausencia de satisfaccin. La realidad es una satisfaccin potencial. La necesidad tiene que

    ser especificada como necesidades para que la satisfaccin potencial pueda satisfacerefectivamente estas necesidades, por medio del trabajo humano.El hecho de que el ser humano sea un ser necesitado antes de ser un ser con necesidades apriori, implica que su relacin con la realidad es una relacin con una totalidad, cuyaausencia est presente en l en cuanto ser necesitado (HEV, p. 331-332).

    El sujeto trascendental es totalidad, es una instancia que no se descubre sino por ser algoausente. Pero es una instancia a la que las particularidades las acciones, que s estn referidas alas necesidades, directa o indirectamente apuntan como a su misma condicin de posibilidad.La relacin del viviente humano con las necesidades es asimismo necesaria, es conditio humana,pero no puede ser aprehendida directamente, ya que nuestra experiencia siempre es parcial

    (particular). Esto es lo que quiere decir que la instancia subjetiva es una ausencia presente enlas particularidades. En este sentido es que dentro de la accin humana aparece siempre lainfinitud, como un ms all de la conditio humana intrnsecoa la misma y que sirve de lmitepara el marco de factibilidad de esa accin. En otras palabras, el ser humano descubre su finitudslo a partir de la referencia a la infinitud, a la subjetividad trascendental.

    Esta necesidad a la que se refiere la afirmacin de que el sujeto es sujeto necesitado estms all del clculo medio-fin y de toda calculabilidad. Esto es as porque no se puede calcularla totalidad. El texto deja ver bien claro que no se trata de anular la vigencia de este clculo, sinoque puede dirigirse a particularidades slo dentro del marco restringido (finito) de los mediosorientados a fines (metas realizables en el tiempo). Pero estas particularidades no son en s

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    mismas la realidad,sino que nada ms apuntan a ella. La realidad es satisfaccin potencial,pero en cuanto totalidad. Para Hinkelammert, esto significa que, dado que no hay experienciaposible de la totalidad, sta slo aparece como condicin de posibilidad de experiencias, lascuales s pueden estar relacionadas directamente con las necesidades concretas. Esto sernecesario para experimentar la realidad como satisfaccin, pero nunca directa ycompletamente. Pero, aunque esto ltimo puede hacer pensar que a la realidad le convendramejor ser denominada como insatisfaccin, la condicin humana es la de la tensin hacia laplenitud, es decir, hacia la satisfaccin:

    Todos los organismos vivos tienen que salir de s mismos para perfeccionarse. Un serperfecto no tendra ninguna clase de deseos o si los tuviera, podra sacarlos de su propiariqueza existencial para satisfacerlos. Las necesidades sentidas por los seres humanosexpresan el dinamismo particular de su existencia condicionada en el tiempo y en elespacio. El significado ontolgico de las necesidades reside en esto: si los seres fueran

    plenamente perfectos no necesitaran necesitar. Si, por otra parte, fueran totalmenteimperfectos seran incapaces de necesitar ciertos bienes () Los humanos tienennecesidades porque su existencia es lo bastante perfecta para ser capaz de desarrollo, perono lo suficientemente perfecta para actualizar sus potencialidades en un tiempodeterminado o con sus propios recursos. El hombre necesita introducir a otros seres en sumbito para mantener su propio acto precario de existencia, puesto que si no mantiene suexistencia retorna a la nada196.

    El autor del texto, Denis Goulet, seala esa tensin hacia a la que aludamos arriba,ligndola con la condicin humana de seres finitos. No somos seres autrquicos:el ser humanodebe salir de s mismo para poder realizarse como tal. No obstante, echamos de menos

    alguna alusin clara a esa presencia ausente de la que s nos habla Hinkelammert. Lo que sest ausente es una clara distincin entre los seres humanos y los dems organismos vivos alos que se refiere el texto, y pareciera que todo se resume en una relacin mecnica entre esasnecesidades y la existencia del sujeto en cuestin. Pero resulta muy cuestionable sostener,como se deduce del texto de Goulet, que esas necesidades tengan una dimensin ontolgica,sin resolver antes por qu deberamos suponer que las acciones que buscan satisfacer estasnecesidades mantienen la existencia de este sujeto. En todo caso, es necesaria una reflexinsobre el papel de la infinitud y sobre cmo aparece en las acciones del ser finito que es el serhumano. Ms adelante, veremos cmo es que Hinkelammert respondera a estas interrogantes.

    Por otra parte, las ltimas palabras de Goulet nos muestran, de otra manera, lo que Franz

    Hinkelammert siguiendo a Marx quiere sealar al decir que la condicin de necesitadodeber satisfacerse especificando las necesidades y procurando su satisfaccin por medio deltrabajo humano. Las necesidades son las que pertenecen al mbito de las mediacioneseconmicas, polticas, etc. Es en este mbito en donde se piensan los proyectos concretos y, porconsiguiente, las alternativas; y, en ambos casos, se trata de particularidades. Es ms, como ya loveamos antes, su transformacin en totalidades los convierte en totalizaciones que terminanpor aplastar al sujeto humano, por lo que Hinkelammert insistir en repetidas ocasiones que no

    196Goulet, Denis; tica del desarrollo: gua terica y prctica, Madrid, IEPALA, 1999, p. 67.

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    puede perderse de vista la distincin entre dichas mediaciones particulares y la dimensintrascendental de la accin social, que apunta a la totalidad y a lo infinito.

    Antes de seguir adelante, debemos analizar otra cuestin esencial, a saber, la diferenciaque existe entre necesidades e intereses. Sobre todo, esto ayudar a distinguir todava mejor lasnecesidades de la condicin de sujeto necesitado, que hemos sealado arriba. Hinkelammertno niega que se trate de una distincin importante.Por ejemplo, los intereses ayudan a explicar elsuicidio, en tanto permiten responder a la pregunta que todo humano persistente en su condicinde viviente podra hacer sin entrar en contradiccin: por qu nome suicido? La respuesta nopodra ser nada ms la de que no se quita la vida debido a que debe satisfacer sus necesidades.Efectivamente, habiendo suicidas, no basta con hablar de que su mvil es la satisfaccin de susnecesidades, pues, en el caso de ellos, se trata, ms bien, de ponerle fin a stas. Quien pretendacometer suicidio podra razonar de la siguiente manera: Me suicido para no tener msnecesidades. Aqu es donde los intereses penetran en la argumentacin: mi inters es no tener

    ms dependencia de las necesidades por lo tanto, me suicido. Parecera claro, entonces, queeste caso extremo es el de alguien que se desmarca de las necesidades.

    Con Franz Hinkelammert, hay que decir que quien busca quitarse la vida no puede eludirsu condicin de necesitado, ya que al hacerlo se encuentra sometido a su misma condicin definitud: no existe acto de voluntad humana que se realice fuera de la exigencia de lafactibilidad. Hinkelammert no niega que la satisfaccin de las necesidades pueda no ser la ltimarazn motivo, causa de alguna accin que el agente lleve a cabo, sino, ms bien, sealaque, sea el caso que sea, en todo agente que realiza cualquier acto se encuentra presupuesta lacondicin del sujeto necesitado, es decir, no pueden eludirse jams las consideraciones del marcode factibilidad. El acto mismo de quitarse la vida y el inters del individuo en acabar con las

    posibilidades de tener intereses supone su condicin de finitud. Por ello es que incluso elsuicida est referido a esa totalidad que es la realidad como satisfaccin potencial.

    Volveremos sobre el problema del suicidio en el captulo V. Mientras tanto, y dejando porahora de lado este ejemplo extremo, hay que sealar que otros autores han manifestado que no eslo ms conveniente situar en una lista de necesidades las causas del comportamiento, ya quedicha causalidad residira, ms bien, en algn tipo de realidad bsica, a modo de conceptotrascendental, del cual se derivaran las mismas necesidades:

    O las necesidades no son la causa de todo comportamiento o la lista de las necesidadesproporciona una unidad inadecuada para valorar el comportamiento humano. No estoy

    diciendo que no hay necesidades; sino ms bien que si hay necesidades, estas sonderivadas, no bsicas. Si, por ejemplo, la supervivencia fsica fuera tenida como el finltimo en alguna sociedad, ello dara probablemente origen a esas necesidades que se hanconsiderado bsicas para la supervivencia humana; pero no conozco ninguna cultura en laque se haya demostrado que los expertos en ciencias sociales han asumido sin discusinque el fin ltimo es la supervivencia humana fsica. Creo que lo que est en la base delcomportamiento humano son los valores y no una serie de necesidades humanas. Ladiferencia esencial entre los dos est en el concepto de bien que subyace en ellos197.

    197 Lee, Dorothy; Freedom and Culture, Englewood Cliffs (NJ), Prentice Hall, 1959, p. 72, en Goulet,Denis; tica del desarrollo: gua terica y prctica, op. cit., p. 135.

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    El texto nos permite volver sobre algunas cuestiones esenciales, en esta ocasinrelacionando intereses, fines y valores. Coincidiramos con la autora en que, si lo que seencuentra a la base de las acciones es una causa, es claro que no se tratara meramente denecesidades. Ya antes hemos visto que Hinkelammert se desmarca de una concepcindeterminista del papel de las necesidades en la accin social. stas no son causas quedeterminan su accin, ni siquiera los fines especficos de sta. Ms bien, se trata de la necesidadcomo condicin de posibilidad, no como causalidad. Adems, Hinkelammert estara de acuerdoen que las llamadas necesidades bsicas (supervivencia fsica) no pueden ser identificadas conlos fines ltimos, por lo menos, no como resultado de algo anterior a las decisiones de losindividuos y colectivos, que perfectamente pueden ponerse en contra de tal fin. Nuestro autor esenftico al sealar que la aniquilacin de la humanidad, mediante el suicidio colectivo, es unaposibilidad muy real y, por lo mismo, preocupante. No es que la supervivencia sea el fin ltimo,sino que la condicin de finitud, la subjetividad trascendental, es condicin de posibilidadde la

    formulacin de acciones y fines, que pueden convenir de mltiples maneras a las necesidadesvistas en su particularidad. Efectivamente, las necesidades son derivadas de algo an ms bsico,que, como condicin de posibilidad no lo constituyen algunos valores, sino esa totalidad quees la realidad como satisfaccin potencial, el sujeto necesitado. Es ms, la condicin de finituddel sujeto, as como el lmite trascendental de posibilidad, son asimismo la condicin ineludibleque supone la construccin de algn concepto de bien, del cual se derivaran esos valores quesin duda estn presentes en toda forma de vida.

    Ahora bien, sobre el asunto de los valores volveremos en el siguiente captulo. Queremosconcluir nuestro anlisis de la manera como se ubican estas categoras usadas por Hinkelammert,volviendo sobre los planteamientos de Thomas Luckmann. El siguiente prrafo aporta ideas

    importantes para clarificar an ms nuestras distinciones en torno al sujeto necesitado, lasnecesidades y los intereses:

    As como no hay ningn proyecto que pueda separarse de la situacin vital, sino sloproyectos en relacin con otros proyectos y estrategias de actuacin, tampoco hayintereses concretos completamente aislados que pudieran estar slo para s, sin referencia aotros intereses ()Los intereses de un agente se encuentran en una relacin de conjunto, pero no constituyenun sistema en el sentido estricto de la palabra, en el que tanto la importancia como larealizabilidad de un determinado acto que un futuro determinado debe ratificar o rectificar,estn fijados claramente y sin contradiccin ()

    En la accin rutinaria cuesta mucho trabajo coordinar intereses concretamente perfiladoscon proyectos concretos finamente esbozados. Incluso los legajos sueltos de intereses, loscuales haban pasado a formar parte de la prehistoria de la proyeccin de los actosmotivados por ellos, apenas son ya percibidos por el agente como tales. En l, actan mscomo una preferencia por esto o aquello que como disposiciones para un acto. Podemosllamarles orientaciones (Einstellungen), entendido en el sentido amplio del concepto. Lasorientaciones contienen todos los substratos disueltos en los diferentes tipos de motivoscausales del agente, por tanto no slo la prehistoria estricta del complejo inters-proyectoconsciente (ms exactamente: devenido consciente, aunque ya no se lo recuerdenecesariamente con claridad) del acto en cuestin ()

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    Ni las orientaciones ni los intereses ni el proyectar de actos correspondientes se cien asistemas estrictos ni establecen entre s relaciones totalmente inequvocas. Ahora bien,establecen entre s de modo ms o menos claro relaciones conjuntas. Adems de esto,en algunos sectores pequeos, se encuentran fuertemente relacionados entre s en forma delegajos y muy claramente estructurados. Esto vale en parte para las preferencias habituales,pero en parte tambin para las preferencias elegidas con total consciencia. En conjunto, losintereses y las orientaciones individuales pasan, con las obligaciones sociales, a formarparte de la formacin de rutinas diarias y planes de vida en razn de y por medio de unalimitacin198.

    Nos llama profundamente la atencin, sobre todo, el inicio y el final de este fragmento. Lasituacin vital de la que habla Luckmann nos lleva a pensar en la idea de Hinkelammert de loque es ese sujeto necesitado. Para el primero, la accin social supone la condition humaine, quese expresa tanto en que todo proyecto humano presupone dicha situacin, as como en el hecho

    de que los intereses no aparecen asilados y ni siquiera conformando un sistema autnomo.Aunque no lo dice con esas palabras, Luckmann apunta a una condicin racional que sobrepasalos lmites mismos de la accin concretamente determinada, al mencionar que el problema de lafactibilidad de los proyectos atados al legajo de intereses (realizabilidad) no es el resultadode que stos conformen algn tipo de sistema. Esta condicin es el resultado de algo quetrasciende los intereses tomados de forma aislada y en conjunto. De esa manera, la situacin vitalse encuentra presente como condicin ineludible para cada uno de los intereses, incluso si nopodemos ver la relacin entre stos y las necesidades concretas. Al modo de FranzHinkelammert, podramos decir que esto no es necesario, ya que de lo que se trata es de lacondicin de sujeto necesitado, que se presenta adems como la condicin trascendental quesubyace al marco de factibilidad. Por ello es que sintoniza perfectamente con las palabras finales

    de Luckmann: En conjunto, los intereses y las orientaciones individuales pasan, con lasobligaciones sociales, a formar parte de la formacin de rutinas diarias y planes de vida en raznde y por medio deuna limitacin199. Una vez ms, encontramos razonamientos que apoyan estaidea de que, a la base de la accin racional, se encuentran las consideraciones sobre lafactibilidad, el sujeto en tanto necesitado.

    Justamente en contra de las consideraciones antropolgicas que se construyen a partir delas necesidades humanas que, como ya lo hemos visto, no significan una mera referencia a lacausalidad o a las necesidades tomadas en s mismas, encontramos aquellas otras que ponenen el centro al sujeto de preferencias. Enseguida nos ocuparemos de la manera como FranzHinkelammert aborda esta cuestin, retomando algunos elementos que ya hemos analizado en los

    captulos anteriores, sobre todo en el segundo.

    Hinkelammert se sita crticamente frente al proceder usual de las ciencias empricas y delas teoras que se han construido alrededor de este proceder. Claro que esta crtica no es absolutani mucho menos, pues, como ya lo hemos sealado, no se trata de descalificar a las cienciasempricas ni a su metodologa, sino, ms bien, de mostrar las construcciones ideolgicas que hanempleado de manera inadecuada las bases de estas reflexiones, para legitimar la estructura socialo el proceder de los grupos en el poder. Fundamentalmente, se trata de una postura crtica frente a

    198Luckmann, Thomas; Teora de la accin social, op. cit., p. 67-69.199Las cursivas son nuestras.

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    Max Weber y su teora de la accin social, la cual encajara muy bien con una visinformalista y abstracta del ser humano, convirtindose en marco terico-metodolgico, porejemplo, de la economa neoclsica:

    La teora de la accin racional que subyace a la tradicin neoclsica del pensamientoeconmico hoy dominante, excluye esta discusin del producto de la accin medio-fincomo valor de uso. Con eso abstrae las necesidades del sujeto y lo transforma en un sujetode preferencias (CST, p. 110).

    En el terreno de la teora econmica esto significa que no se considerarn las necesidadesde los seres humanos involucrados como criterio vlido de anlisis, por lo menos no comocriterio ltimo. Igual que para las ciencias sociales en general, el humano pasa a ser un merosujeto de preferencias, mientras se elude el hecho de que a la base de ste se encuentra el sujetoviviente y necesitado. Entre otros problemas, Hinkelammert seala que muchas de las

    afirmaciones en la teora econmica, basadas a su vez en la teora de la accin racional de Weber,tienen un carcter tautolgico: el que ganaporque gana es ms eficiente. Se consideran los costosde produccin en relacin directa con el precio del producto, pero no se toma en cuenta si conello se ponen en peligro las condiciones de posibilidad para la supervivencia de los trabajadores olas mayoras empobrecidas. Por otra parte, la idea de maximizacin de la ganancia econmicase extrapola a otros terrenos de la sociedad, instaurndose la competitividad como el valorsupremo, esto es, que se trata de un valor que decide sobre la validez de todos los otros valores(Cfr. CST, 97ss).

    Con esto, volvemos sobre la formulacin de la accin humana en trminos deracionalidad formal, de la cual ya hemos hablado en el captulo II (Cfr. DT, 84-85). La crtica de

    Hinkelammert al razonamiento de Weber se plantea de la siguiente manera. En primer lugar,Weber distingue racionalidad material de racionalidad formal, introduciendo adems unadistincin entre valores y hechos. Entonces, dado que la calculabilidad se atiene a los hechos, noes cientfico apelar a valores (Cfr. DT, p. 85). As, piensa Hinkelammert, la ciencia social esreducida a clculo formal sobre medios, desterrando los valores de las consideraciones delanalista. La calculabilidad es el modelo cientficamente aceptable de racionalidad. No obstante y dejando de lado la crtica de Hinkelammert al problema de la inconsistencia de esteplanteamiento en trminos epistemolgicos, lo cual hemos sealado en su momento estosignifica reducir el sujeto humano a mero actor social, cuya racionalidad hace abstraccin de supropia vida, de su materialidad (Cfr. AIM, p. 70). Para nuestro autor, esto es inadmisible einconsistente; pero esta inconsistencia no puede mostrarse dentro de las mismas ciencias

    empricas, sino que es preciso pasar al plano metafsico es decir, trascendental, ya quehabr que establecer trascendentalmente las condiciones de posibilidad de la accin social, lasubjetividad que se encuentra a la base de la misma.

    En trminos muy amplios, Hinkelammert plantea, fundamentalmente, que el sujetoantecede al actor, lo cual supone una distincin entre la decisin sobre fines dentro del circuitonaturalde la vida humana (racionalidad material) y la decisin sobre los medios (racionalidadformal). Asimismo, esa distincin implica una relacin de subordinacin de la segunda respecto dela primera, debido a que los clculos sobre medios suponen la permanencia en la existencia delsujeto viviente (que est a la base de la accin del actor). Estando dicha racionalidad material enfuncin de la vida (natural), la accin racional no puede decidir sobre medios que entren en

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    contradiccin con los fines requeridos por el sujeto viviente, en tanto viviente. Todo esto,supuesto el hecho de que no queramos ser inconsistentes en nuestros juicios y en nuestrasacciones. En otras palabras, siempre y cuando nuestras consideraciones antropolgicas conllevenotras tantas consideraciones ticas (valorativas). Lo anterior puede leerse en contraste con la usualteora del accin racional, presente en las ciencias empricas, que sostendra la independencia de laracionalidad formal hechos respecto de la material valores: no se hacen consideracionessobre la vida o muerte de los sujetos, sino, solamente, sobre la idoneidad de los medios paraobtener los fines perseguidos.

    Ya hemos visto que, para Franz Hinkelammert, antropologa y tica son tan congnerescomo lo son el realismo sobre lo humano y el reconocimiento del sujeto viviente como barrerainfranqueable de nuestras decisiones y acciones. Las ciencias empricas que quieran decir algosobre los seres humanos no sern en absoluto realistas si ignoran el criterio racional materialque seala que toda accin humana deber tomar en cuenta el a priori que slo se revela a

    posteriori: el sujeto humano viviente, cuya condicin de viviente debo considerar. Nosotrosagregaramos que, en sintona con estas ideas, podemos reparar en el sentido que en espaolle damos usualmente a esta expresin, considerar, un sentido que nos refiere a un actocognoscitivo como al decir es un asunto a considerar y tico como cuando decimosque somos consideradoscon los dems.

    Ahora bien, Hinkelammert sigue desarrollando esta categora antropolgica indicando queel sujeto viviente es la dimensin trascendental que est a la base de todo individuo humano, conlo cual se abre la pregunta acerca de la relacin entre esta dimensin y las dems facetas de lasubjetividad. Por esto mismo, apunta algunas reflexiones acerca de las dimensiones del sujeto(Cfr. CRU, p. 318-322). En el siguiente apartado abundaremos sobre el asunto. Pero queremos

    destacar que, hasta ahora, hemos sealado una distincin fundamental dentro de lo que vendra aser la teora de la racionalidad suscrita por Hinkelammert: la distincin entre sujeto y actorracional. Pero bien, hasta qu punto estamos ante consideraciones empricas o metafsicas? Yahemos sealado que desde las ciencias empricas no puede mostrarse la inconsistencia de la teoraweberiana y que es preciso recurrir a la dimensin trascendental. Aunque volveremos sobre estoms adelante, es importante enfatizar en dnde aparece tal inconsistencia. En primer lugar, elactor social de Weber slo hace consideraciones sobre hechos, las cuales, si son racionales, selimitan al clculo formal de medios. Adems, el clculo formal hace abstraccin de todaconsideracin material, lase, reproduccin de la vida del sujeto. Entonces, hay una cesura entrela accin social y la vida humana. Para Franz Hinkelammert, una consideracin de larealidad desde el punto de vista de la subjetividad mostrara que esta es una cesura entre el actor

    y el sujeto, lo cual resulta, a la larga, insostenible.

    Es pertinente volver a Max Weber y su concepcin de la accinhumana, especficamentela accin social. Esto nos permitir ver mejor cmo es que Weber reduce el sujeto a mero actorracional:

    Por accin debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo ointerno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la accinenlacen a ella un sentido subjetivo. La accin social, por tanto, es una accin en donde

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    el sentido mentado por su sujeto o sujetos est referido a la conducta de otros, orientndosepor sta en su desarrollo200.

    Esta definicin presenta, segn Hinkelammert, dos problemas. Primero que nada, laimposibilidad de dar cuenta de las acciones que se emprenden a espaldas de los actores, lo quetrasluce en las alusiones weberianas al sentido subjetivo y a la orientacin de ese sentido a laconducta de otros. Como ya lo hemos analizado en el captulo II, la teora de la accin socialweberiana desemboca en una tica de la irresponsabilidad, ya que los efectos indirectos de laaccin racional no son incluidos en el marco valorativo global de los fenmenos sociales. Porotra parte, nos encontramos con la ya mencionada ausencia del sujeto viviente. En Weber, elcarcter subjetivo de la accin humana es reducido a un sentido, el cual le imprime unindividuo que se dirige intencionalmente a otros. Por eso es que el sujeto weberiano esfundamentalmente actor racional, el cual crea por s mismo las conductas segn un patrn decalculabilidad (medio-fin) entre individuos relacionados entre s nada ms que por el sentido

    de sus actos. Entonces, los fines globales o las diversas finalidades de las acciones de losdiversos individuos no tienen ms relacin que la que surge de esa asignacin de sentido querealiza cada uno de ellos.

    Frente a esto, Hinkelammert defender su concepcin del sujeto que subyace a lacondicin de actor, no como una esencia inamovible sino como instancia que pertenece a laestructura trascendental de la misma racionalidad del actor social, slo que en esta ocasin esracionalidad material. Este es el sujeto viviente, el cual no es fundamental y nicamenteindividuo. Para nuestro autor, hay un a priori del actor racional, que es la subjetividad vividacomunitariamente. sta relativiza la calculabilidad formal mediante consideraciones propias de laracionalidad reproductiva: el actor es primariamente un viviente, necesitado, y que necesita

    realizarse como tal en relaciones con otros. Pero estos otros no son contingentes ysubordinados a algn tipo de accin previa individual, sino que son condicin de posibilidad detoda accin racional.

    Este carcter de intersubjetividad intrnseca presente en la categora del sujeto vivientees, asimismo, un elemento necesario para el reconocimiento de que en todo acto racional existenya los valores a modo de presupuesto. De nuevo, encontramos un apoyo para estas ideas en lasconsideraciones de Luckmann acerca de la accin social y el carcter valorativo (evaluativo) queya se encuentra presente en sus estructuras, por ejemplo, las lingsticas. Aparte de presentar unamuy sugerente historia de la teora del acto, desde Aristteles a Schtz y Husserl, pasando porWeber201, la cual se relaciona naturalmente con las construcciones lingsticas que se elaboran

    para dar cuenta racionalmente de esos mismos actos, Luckmann afirma que en toda lengua yaestn contenidospre-sopesamientos y valoraciones, pero no en tanto contenidos especficos sinoen las formas lingsticas mismas202. Por ejemplo, seala que las formas lingsticas contienenconsideraciones que categorizan en funcin de valores y ponderaciones, como sucede con lascategoras espaciales de arriba y abajo; o izquierda y derecha. Por otra parte, sus constantesreferencias a la interaccin entre el carcter social de la historia (historia social) y la constitucin

    200Weber, Max; Economa y sociedad, op. cit., p. 5, en AIM, p. 71.

    201Cfr. Luckmann, Thomas; Teora de la accin social, op. cit., p. 15-22.202Cfr. Ibd., p. 95.

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    misma del ser humano (hombre socializado)203 no hacen sino recalcar la necesidad deentender la accin social como algo que difcilmente podemos separar de las valoraciones usualesque hacen los sujetos ensus comunidades de vida.

    Frente a Weber, por ejemplo, toma una importante distancia crtica. En un primermomento, lo cita con aprecio: En sentido estricto, sociales una accin cuyo sentido subjetivose dirige explcitamente a otros hombres o a sus actos (Weber)204. Pero de inmediato seapresura a sealar sus diferencias fundamentales con l, a saber, que el inters fundamentaldebera ser por los actos que tienen lugar en la realidad cotidiana, y no solamente en el mbito deinstituciones y estructuras polticas o econmicas; que los antepasados y descendientes entrantambin dentro del radio de accin, en un sentido muy real; que la accin social puede dirigirsea otros seres humanos, sin que sus actos estn en primer plano; y, fundamentalmente, que dichaaccin social se dirige, adems, a las consecuencias de los actos sociales del prjimo y de loscontemporneos205.

    Es evidente que podemos pensar en la accin social como la que el actor realiza, en tantotal actor, pero tambin en tanto sujeto que no coincide necesariamentey en todos los sentidos conel individuo que realiza una accin dirigida a los actos de otros individuos. Aunque esto nosera inconcebible de ninguna manera, tampoco las acciones se reducen al marco de variabilidadde la racionalidad instrumental, pues si no, no tendra sentido la mencin a los antepasados ydescendientes. Esto ltimo nos obliga a volver sobre una importante aclaracin: estamosentendiendo al sujeto como sujeto trascendental. El que los antepasados y descendientes noestn vivos no anula que se los mantenga en el horizontede las posibilidades que tenemos comosubjetividad. Desde la perspectiva del sujeto viviente y necesitado, tanto el que ya muri como elque todava no ha nacido slo pueden ser concebidos como seres necesitados, aunque no se traten

    de sujetos de necesidades (en un sentido emprico). Esto es parte de ese pre-sopesamiento delque habla Luckmann, as como la mencin del prjimo implica, una vez ms, que estarasuponiendo que las estructuras mismas de la accin social implican una valoracin que excedelos lmites del mero clculo de medios, una postura muy alejada de la supuesta neutralidad dela racionalidad medio-fin y de sus correspondientes defensores entre los cientistas sociales.

    Pero es importante analizar detenidamente esta cercana entre las ideas de Luckmann,que acabamos de presentar, y Franz Hinkelammert. Los textos que presentamos a continuacinson interesantes reflexiones, desde la fenomenologa empleada por Luckmann, de conceptos muycercanos a los que ya hemos trabajado sobre el principio de factibilidad y el sujetonecesitado, en Hinkelammert. La relacin entre estas ideas y una concepcin comunitaria del

    sujeto se muestra claramente:

    Cada uno de nosotros vive en un crculo de posibilidades reales en las que no slo debepadecer la realidad. El ncleo ms ntimo de este crculo es idntico a las posibilidadesreales de todos los hombres de todos los tiempos; alrededor de este ncleo se dispone unaserie de capas de posibilidades reales que l comparte con un tipo determinado de todos

    203Cfr. Ibd., p. 93ss.204Ibd., p. 97.205Cfr. Ibd., p. 97-99.

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    los hombres de todos los tiempos (), o con todos los contemporneos () o con un tipodeterminado de contemporneo ()Los lmites del sector total estn predeterminados en parte por la naturaleza y en parte porla sociedad, pero, hasta cierto punto, constituyen una prolongacin del individuo ()Independientemente de las variaciones concretas entre los hombres sobre los lmites desus posibilidades reales, existe una diferencia principal entre sufrir algo impuesto yefectuar algo dispuesto206.

    Este fragmento relaciona esa instancia fundamental de la accin humana que es la de lasposibilidades con el tema de la condicin humana: el ser humano es sujeto natural y social.Nosotros diramos que esa prolongacin de la que habla Luckmann no es del individuo sinodel sujeto viviente, el cual s trasciende las determinaciones histricas concretas. En ese sentidoes que esa prolongacin constituye los lmites del sector total. El individuo, al contrario, realizasu accin desde la consideracin de las posibilidades ms inmediatas de su rbita de relaciones

    comunes con los hombres de su tiempo o con los de otros tiempos o con los que ms compartensus ideas... Pero esas posibilidades no son a un tiempo parte de una misma esfera de relaciones.Al ncleo ms ntimo que menciona Luckmann no se puede tener acceso emprico,propiamente hablando. Es un nivel trascendental.

    Por otra parte, en las lneas finales del fragmento, vemos un acercamiento a la idea deHinkelammert sobre los lmites de la factibilidad como instancia reflexiva fundamental de laaccin humana. Esa diferencia es principal la diferencia entre lo impuesto y lodispuesto, no porque sea necesario sealar que se trata de meras situaciones diferentes, sinoporque esa diferencia apunta a los rasgos fundamentales principales de la conditio humana,que son los del sujeto necesitado. ste debe realizar sus fines dentro del marco general de

    imposibilidad/posibilidad. Pero tambin se trata de la instancia que permite pensar la accinhumana desde consideraciones sobre la totalidad:

    En parte, el yo-comprometido (resaltado por una experiencia a partir de la serie devivencias) y la reflexin (orientada hacia una experiencia en el proceso de conferirsentido) se imponen al yo en una situacin concreta; pero, en parte, estn librementeguiados por el sistema de relevancia subjetivo. Por sistema de relevancia de un individuocabe entender la conexin total de sus intereses, importancias y urgencias determinadaspor el mundo de la vida207.

    Hinkelammert sostendra que no hay, propiamente hablando, experiencia posible de esa

    conexin total de los intereses del individuo, porque sta no es nada ms la suma de dichosintereses importancias y urgencias tampoco, sino que se trata de una determinacin que sepresenta como imposicin paradjica, ya que si bien los actos del individuo y su reflexinsobre los mismos estn libremente guiados por ese marco de imposibilidad/posibilidad nunca se trata de pura determinacin mecnica, asimismo se presenta como necesidad esineludible ms que como necesidades especficas. Eso es el sistema de relevancia que sehace presente al individuo, pero en tanto sujeto. Es sistema de relevancia subjetivo, quefunciona como marco general de factibilidadpara la vida:

    206Ibd., p. 32-33.207Ibd., p. 36.

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    La serie de vivencias se alza por encima de la corriente de consciencia en funcin de lassntesis pasivas. Debido a las orientaciones del yo, surgen experiencias individuales en eltranscurso de las vivencias; algunas experiencias adquieren un sentido con el actoreflexivo de la consciencia () Como las experiencias reales no se limitan a discurrirsimple y llanamente, sino que se rigen por experiencias anticipadas, ya tienen un sentidoen su flujo actual, y no slo con posterioridad. El yo es ms o menos consciente de estarelacin y perfectamente puede aceptar formas diferentes: en un polo est la concordanciacasi total entre la experiencia anticipada y la actual (xito), en el otro la no concordanciatotal (fracaso), y en medio de estos dos extremos una pluralidad de posibilidades ()Las experiencias anticipadas se llaman proyectos; la corriente actual de experiencias quecorresponde a un proyecto se llama accin; y la accin que ha llegado a consumarse sellama acto() Los actos, a diferencia de las vivencias y de las experiencias simples, notienen lugar por s mismos, sino que se entienden a partir de las acciones; estn

    motivados. El motivo que incentiva la experiencia actual es la consecucin del fin; el fines la experiencia anticipada en el proyecto. El sentido actual de la accin se constituyecon la relacin entre el proyecto y el flujo actual, entre la fantasa y la realidad. Laaccin obtiene su sentido prospectivamente y lo tiene actualmente. Pero como todas lasdems experiencias, tambin la accin consumada o interrumpida puede tomarse en lacaptacin de la consciencia, ponerse en relacin con otros actos, esquemas de actos,mximas morales, legitimaciones, etc., adquiriendo as tambin un sentido reflexivo208.

    Las distinciones de Luckmann entre proyectos, acciones y actos son especialmenterelevantes para nuestro anlisis, ya que muestran la manera como funciona el marco defactibilidad. La imagen de la accin social realizada por un individuo aislado, que no tiene

    consideraciones racionales ms que de acuerdo a los medios que emplear y que ignora porcompleto los juicios de valor ha quedado muy atrs. No slo es que las acciones estnnecesariamente referidas a proyectos, sino que los mismos proyectos nos refieren a suproyeccindentro del marco general de factibilidad. Luckmann considera que ya en Weber se encontrabaimplcita la distincin entre proyecto y ejecucin, aunque ste ltimo no sacara todas lasconclusiones del caso209. Esto nos acerca a la dimensin trascendental de la elaboracin deutopas, que ya ha sealado Hinkelammert, sobre todo en su carcter de tensin hacia la plenitud.

    Pero, adems, reviste especial importancia el que Luckmann recupere, en este contexto,que la accin humana no puede entenderse a cabalidad si no es apelando a la condicin de seresnaturales que se encuentran dentro de relaciones de reciprocidad con otros. Dice el autor que la

    accin inmediata recproca debe verse como la forma fundamental de toda accin social210.Pero la reciprocidad no es comprendida como mero dato emprico no es que sea evidente encada acto realizado ni que todoacto sea de ese tipo, sino como proyeccin trascendental puesse mantiene como el horizonte en el que tiene lugar toda accin, recproca o no. Para Luckmann,la accin social implica que supongamos una reciprocidad de perspectivas: suponemos unarespuesta determinada a nuestra accin o que se evale la accin de determinada manera. Lasimultaneidad existente entre el observador y el agente no apuntan propiamente a experiencias

    208Ibd., p. 36-37.209Cfr. Ibd., p. 99-100.210Ibd., p. 103.

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    efectivas aunque eso sea posible, sino que es condicin para toda accin social. Lomismo sucede con la clusula ceteris paribus, que manda suponer que las condicionesgeneralesse mantendrn similares an si cambian ciertos factores. Pero esta no es una mera clusulaexplicativa de las ciencias sociales, sino una categora trascendental de la accin social, ascomo los mecanismos de rutinizacin presentes en las sociedades que, como ya lo hemosanalizado, no equivalen sin ms a la institucionalizacin son signo de la confianza que lossujetos tienen en que la accin de los dems se atendr a ciertas condiciones. Se trata de supuestostrascendentales, presentes en la estructura misma de la accin racional211.

    No debemos olvidar que toda esta reflexin se encamina a la crtica de la concepcinreduccionista del sujeto como mero actor individual, propia de la racionalidad instrumental que,por lo menos en Weber, determina la concepcin que se tiene sobre la accin racional. Pero noslo se trata de una reduccin del sujeto a mero actor, sino que aparece unida a otrasimplificacin terrible, que los que detentan el poder saben agradecer bien. Nos referimos al

    conjunto que conforman las teoras sobre la subjetividad que reducen al ser humano a mero sujetocognoscente. Para Hinkelammert, es necesario denunciar esta tendencia, colocndose, noobstante, en la tradicin crtica de un Marx, ms que en la hermenutica postmoderna. SegnHinkelammert, para Marx el ser humano es consciencia, pero en el sentido de ser consciente. Elser humano es un ser natural con consciencia. No es pura consciencia. Este ser naturalconsciente es el que produce las ideas y el que es capaz de conocimiento212. No quiere decir estoque hay que negar esa instancia del sujeto cognoscente, sino que dicha instancia se basa en otra,que se encuentra supuesta en el mismo ejercicio racional, como veremos adelante. Elreconocimiento de la instancia del sujeto viviente, el plano de la reproduccin de la vida, implicala necesidad de superar el reduccionismo formalista antes sealado. La consciencia no es otracosa que el ser consciente y esto nos dice algo del sujeto cognoscente: sus consideraciones, an si

    se atienen slo a la racionalidad formal, no slo repercutirn en su condicin de viviente esdecir, en el mbito de la racionalidad material, sino que esta materialidad ya est incluida formalmente como condicin de posibilidad del ejercicio mismo de la racionalidad. Slo queesta materialidad, cuidado con eso, no debera convertirse en otra hipstasis, por ejemplo, apartir de su instauracin apriorstica. En este sentido, Hinkelammert se cuida de caer en latentacin de determinar a priori el universo de la accin social, as como no lo hace con lasnecesidades humanas. Al contrario, dir constantemente que no debemos olvidar la raigambrehistrica presente en la misma teora crtica, que coincide con su afirmacin de que estasestructuras presentes en la racionalidad no son descubiertas sino a posteriori:

    No es la consciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la consciencia.

    Desde el primer punto de vista, se parte de la consciencia como del individuo viviente; desde elsegundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del individuo realviviente y se considera la consciencia solamente como su consciencia.Y este modo de considerar las cosas no es algo incondicional. Parte de las condiciones reales yno las pierde de vista ni por un momento. Sus condiciones son los hombres, pero no vistos yplasmados a travs de la fantasa, sino en su proceso de desarrollo real y empricamenteregistrable, bajo la accin de determinadas condiciones. Tan pronto como se expone esteproceso activo de vida, la historia deja de ser una coleccin de hechos muertos, como para los

    211Cfr. Ibd., p. 106-109.212Cfr. Marx, Karl y Engels, Friedrich; La ideologa alemana, op. cit., p. 25, citadospor Fromm, Erich;Marx y su concepto del hombre, op. cit., p. 31-32.

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    empiristas, aun abstractos, o una accin imaginaria de sujetos imaginarios, como para losidealistas213.

    Eso incondicional en Marx se utiliza para referirse a las esencias o hipstasis que,ya sea llamndolas hechos o ideas (valores abstractos!), terminan sustituyendo la realidad,transformndola en empira cuantificable o realidad verdadera. Por el contrario, lascondiciones reales se encuentran en un constante movimiento, segn nos posicionemos en uno uotro momento histrico o circunstancia cultural. La ciencia social y la economa que arraigan enla tradicin marxiana tienen muy en cuenta que las ideas sobre la realidad son siempreprovisionales, fundamentalmente porque es la misma realidad la que se encuentra en constantedinamismo214. Esto nos exige estar en guardia frente a las tentaciones metafsicas. En efecto,con las alusiones a la necesidad de pasar al plano trascendental para dar cuenta mejor de lasubjetividad, Hinkelammert no pretende construir una metafsica, en el sentido de un sistemade esencias de un a priori, sino, ms bien, lo que busca es establecer el rol que juegan los

    conceptos trascendentales dentro de la estructura formal de la racionalidad, integrndolosconscientemente dentro de la misma metodologa de las ciencias empricas. Esto lo expresa alhablar de la necesidad de que stas reflexionen sobre los principios trascendentales quedelimitan sus procedimientos, algo que no siempre quieren reconocer, como sucedeprincipalmente en el caso de las ciencias naturales. Justamente en referencia a dicho asunto,Hinkelammert apunta unas ideas que son de especial relevancia para nuestro anlisis de lasinstancias reflexivas de la subjetividad:

    Llamando a las ciencias empricas dirigidas hacia el mundo exterior del hombre, lasciencias naturales, podemos [decir] que: el sujeto de las ciencias naturales es un sujetoactuante con capacidad reflexiva, que se dirige hacia el mundo exterior del hombre en

    funcin de fines de la accin ms all de cualquier consideracin de factibilidad y que, eneste sentido, aspira a la totalidad. Al chocar en su actuacin con imposibilidadesexpresadas en trminos de principios de imposibilidad, este sujeto actuante reflexiona apartir de ellos sobre el mbito de todos los fines tecnolgicamente posibles. De estamanera, anticipa la totalidad por medio de conceptos universales y procesos tecnolgicosinfinitos, transformando la realidad en empira del sujeto actuante. Es decir, en cuanto larealidad trasciende a la experiencia, el sujeto actuante trasciende al sujeto cognoscente ytransforma la realidad en empira (CRU, p. 317).

    Para Franz Hinkelammert, una antropologa centrada en la accin debe ceder el paso aotra que, sin ignorar a sta, se centra en la vida. El texto anterior nos muestra, en primer lugar,

    que los fines del sujeto actuante son los que determinan la constitucin de la investigacinemprica. Como lo veamos antes, en nuestra lectura de Luckmann, la teora de la accin racionaldebe revelar al sujeto viviente que se encuentra supuesto en el sistemade fines de los actoressociales. Por otra parte, estos fines tienen pretensin de totalidad, como ya lo sealaba tambinLuckmann, mostrando de esa manera que no estamos ante la mera emergencia de la suma de losfines o una constelacin de necesidades, sino al marco general de la realidad como

    213Marx, Karl y Engels, Friedrich; La ideologa alemana, op. cit., en Ibd., p. 206-207.

    214En contraste con esto, las teoras econmicas neoclsicas se caracterizan por su carcter esttico,analizando los hechos econmicos desde supuestos analticos exclusivamente cuantitativos y con unfuerte carcter abstracto.

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    satisfaccin potencial, el cual nos introduce en el mbito de la infinitud. No obstante, estono se encuentra desligado de la irrupcin de la conditio humana, con lo que aparece el conflictoentre esta tensin del sujeto hacia la infinitud y los lmites de la factibilidad humana, que sondescubiertos mediante la formulacin de conceptos universales y procesos tecnolgicosinfinitos. Esto significa que lo que es implcitamente descubierto es el sujeto viviente que seabre paso desde la experiencia de la finitud por parte del sujeto actuante. Esta experiencia de lafinitud no es el resultado de la mera asuncin de las necesidades y de la imposibilidad desatisfacerlas. Ms bien, se trata de que la satisfaccin de stas supone la condicin trascendentaldel sujeto necesitado, que siendo finito tiende a la infinitud.

    Adems, limitados los fines del sujeto actuante a partir de consideraciones sobre lafactibilidad, aparece la necesidad de elaborar teoras que abarquen el conjunto de las vivencias,asimilndolas a leyes y marcos de anlisis, siempre fragmentarios, con lo cual puedan sersometidas mediante acciones medio-fin. La aplicacin de la racionalidad instrumental genera el

    que la realidad sea transformada en empira. Entonces es que podemos descubrir esa otrainstancia del sujeto cognoscente,el que se enfrenta entonces con la realidad transformada enempira. Ahora bien, es evidente que esta empira no es un punto de partida, sino la respuesta antelos problemas que plantea el mundo exterior a la accin de un sujeto que introduce en susconsideraciones su propia condicin limitada.

    La importancia de estas ideas no debe pasar por alto el que, en cierto modo, lamodernidad se bas en el lema de Fausto en el principio era la accin, que, si bien es ciertosita al ser humano de cara a la emancipacin de todas aquellas creencias alienantes que le tenansubyugado, expresa tambin la paradoja del que busca ser eficiente, sin importarle la verdadde su bsqueda. Hinkelammert recuerda otra referencia a ese principio, no menos fundante de

    nuestra mentalidad occidental, aunque no lo suficiente: el evangelio de Juan. El evangelista nodir como Fausto que en el principio se encuentra la accin. En el texto jonico leemos, msbien, que en el principio ya exista la Palabra y que en l [aquel que es la Palabra]estaba lavida, y la vida era la luz de la humanidad ( Cfr. Jn 1, 1-4)215. Si bien es cierto que lareivindicacin de la accin humana es ya un movimiento emancipador con respecto de losvalores abstractos y las construcciones ideolgicas de los instrumentos de dominacin, esto no essuficiente. Es ms, ya hemos visto la crtica que hace nuestro autor a los mecanismos queconvierten ese movimiento en una nueva abstraccin, con novedosas hipstasis, esta vezempricas: la racionalidad formal que diviniza la accin por la accin (Cfr. AIM, p. 25). Por esoes necesario proponer una antropologa que recupere aquel principio al que se refiere elevangelista, pero que no es en absoluto un patrimonio exclusivo del cristianismo. En seguida

    veremos que tambin lo podemos encontrar en Marx. Hay que partir de la racionalidadreproductiva, de tal manera que, al ideario emancipador de la modernidad y su verdad abstracta,podamos oponerle la verdad concreta de la vida de los sujetos.

    1.1. Racionalidad reproductiva y sujeto viviente: El sujeto escriterio

    Es importante sealar con claridad qu entiende Franz Hinkelammert por vida humana,cmo es que formula el concepto de sujeto en tanto viviente y a partir de qu consideraciones lo

    215Cursivas nuestras.

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    fundamenta. De dnde se derivan estas precisiones conceptuales en torno a l:necesitado, viviente, en comunidad? Hay que sealar que no se trata de un tema recienteen nuestro autor. ste se encuentra ya de modo muy claro en Ideologas del desarrollo ydialctica de la historia (1970), as como en Ideologa de sometimiento (1977). En este ltimo(Cfr. p. 152-153), es clara la oposicin entre el sujeto como propietario y el sujeto viviente.A partir de la pgina 153, Hinkelammert desarrolla el germen de las ideas que sostendr hasta laactualidad (2006). En una de sus ltimas elaboraciones tericas, Coordinacin social del trabajo,mercado y reproduccin de la vida humana (2001), seala como problema esencial el puenteque es preciso construir entre la caracterizacin de este sujeto viviente y el imperativo categricoque manda respetar al otro: La vida real siempre es la vida del otro, que es la condicin de mipropia vida. Este es el conflicto fundamental (CST, p. 323). En este apartado trataremos declarificar en qu consiste el sujeto viviente y en qu sentido es criterio. Por supuesto, trataremosde revisar cules son las subsiguientes consideraciones que deberemos tener, a partir de estacategora.

    Quisiramos agregar que el mismo Hinkelammert sostiene que hay que precisar an msesto de la racionalidad reproductiva, sobre todo de cara a dos cuestiones fundamentales: surelacin con el clculo racional y su carcter de objetivacin. Sobre lo primero, debemosrecordar que al referirnos a la racionalidad reproductiva estamos poniendo una distancia esencialrespecto de la racionalidad instrumental. Mientras que esta ltima se refiere a consideracionesque son, en ltima instancia, cuantitativas, la racionalidad reproductiva es ms bien la accinque, partiendo de la vida del sujeto, realiza consideraciones de ndole cualitativo, pues no sepueden hacer valoraciones cuantitativas sobre lo que tiene un valor infinito, es decir, la vidahumana del sujeto concreto. En la racionalidad reproductiva no llegamos propiamente al clculo.No obstante, siempre ha de implementarse algn tipo de valoracin y no slo eso, sino que se

    trata de una valoracin de posibilidades. Entonces, si no cabe hablar de clculo, de qu espreciso hablar? Aunque las reflexiones acerca de la subjetividad son el primer acercamiento a unarespuesta de estas interrogantes, se trata de algo que, dada su conexin con el problema de landole de nuestros razonamientos morales, tendremos que ir abordando a lo largo de este captuloy del siguiente.

    Por otro lado, cuando hablamos del sujeto viviente, necesitado, etc. lo hacemosjustamente en tanto queremos indicar su carcter subjetivo; en ese sentido y slo en l nosreferimos a la posibilidad de hablar de la racionalidad reproductiva subjetivamente. Pero, en tantolo hacemos utilizando conceptos (trminos, objetos), no es una forma curiosa de cmo regresael sujeto cognoscente fragmentador, objetivante, transformador de la realidad de lo humano

    en empira cuantificable como condicin de posibilidad para la inteleccin de esa realidad delsujeto viviente? Dnde est entonces la radical base subjetiva? Si en la misma raz de nuestrasreferencias a la dimensin subjetiva de lo humano encontramos los mecanismos de objetivacin,cmo es que podemos referirnos al sujeto subjetivamente? O es que no podemos referirnos alsujeto ms que de esa otra limitada manera? stos y otros problemas sern los que nosocuparn en adelante, aunque hemos de sealar que para poder presentar algunas posibles vas desolucin deberemos desarrollar, sobre todo, el tema de la trascendentalidad, tal y como laentiende Hinkelammert. Lo que significa que nuestro anlisis en este apartado slo es elcomienzo de dicho esclarecimiento.

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    Volviendo a lo que ya hemos afirmado en repetidas ocasiones, Hinkelammertconsidera que en la reivindicacin del sujeto viviente se encuentra la posibilidad de respuestas alos problemas contemporneos de un sistema de muerte que parece imparable y que se legitima afuerza de tautologas, as como en su conviccin de que las ciencias empricas no sonmecanismos pertinentes para abordar el tema de la ndole de los problemas sobre la racionalidadreproductiva. Es esta misma necesidad de responder creativamente a los desafos actuales la quele lleva a reencontrarse con un clsico de la ciencia social y de la tica, aunque nosuficientemente reconocido como tal. Nos referimos a los conceptos contenidos en la teoracrtica de Karl Marx. Es en ste que ve nuestro autor, de manera muy clara, la formulacin de unimperativo categrico que arraiga en el reconocimiento del ser humano necesitado. Y talimperativo es efectivamente postulado de la razn prctica, siempre y cuando formulemos, conMarx, una concepcin diferente del sujeto y de la accin racional. La relacin entre el criteriotico y la postulacin de la realidad es ac un asunto fundamental :

    Al desencantamiento del mundo mgico sigui el reencantamiento del cuerpo abstractoen trminos fetichistas, que analiza Marx. Le contrapone el sujeto viviente, hablando delimperativo categrico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un serhumillado, sojuzgado, abandonado y despreciable216. Hoy, el sujeto viviente tiene quereivindicarse frente a la corporeidad muerta y exigir justicia. No se enfrenta a la magia,sino al fetichismo de la corporeidad abstracta, hecha realidad en la mercanca del mercadototal. El cuerpo abstracto reencantado por el fetichismo mercantil tiene que ser de nuevodesencantado, para que la ley pueda ser de nuevo una ley para la vida. Esta sera la crticaanti-idoltrica de hoy. Frente a un cuerpo abstracto reencantado, sacraliza la corporeidadconcreta y espontnea (GS, p. 130-131).

    Tenemos all algunas cuestiones fundamentales. Primeramente, el imperativo categrico,la razn prctica, es inseparable de la reflexin sobre el sujeto viviente. ste se rebela frente a lasituacin en la que se encuentra negado. Ya hemos dicho que es presencia ausente. Por ello esque no hay neutralidad valrica en esta antropologa. No hay en la teora de Marx lainconsistencia que s encontramos en Weber: no hay en el primero una separacin metodolgicaentre consideraciones morales sobre valores y anlisis empricos sobre hechos. Es decir,en Marx tenemos una epistemologa social crtica, la cual descubre al sujeto en los mecanismosque lo aplastan, ya que son mecanismos que aplastan su condicin de tensin hacia la infinitud.Justamente, la reivindicacin de este sujeto negado es a su vez la negacinde los mecanismosque oscurecen este carcterprimariode la subjetividad. Se trata de una metodologa dialctica.

    En segundo lugar, la teora de la accin racional que incluye las consideraciones sobrela vida humana racionalidad reproductiva, da cuenta de esta experiencia fundante: elencuentro con el sujeto humillado, sojuzgado, etc. En ese sentido, es que hemos partido, ennuestra reflexin sobre el sujeto viviente, de las distinciones en torno a la accin social y a lasdiversas racionalidades. Esto nos permite decir que, para Franz Hinkelammert, la racionalidad,en su sentido ms englobante, es la condicin de posibilidad para la vida humana217. Se trata,indiscutiblemente, de una concepcin prctica de la razn.

    216Marx, Karl; Introduccin a la crtica de la filosofa del derecho de Hegel, en Fromm, Erich; Marx y suconcepto del hombre, op. cit., p. 230. N. del A.217Afirmacin recogida en una conversacin con Hinkelammert, el 8 de marzo de 2005.

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    El texto que analizamos muestra, asimismo, que la reivindicacin del sujeto vivienteimplica la categora de corporeidad concreta y espontnea, en oposicin a la de corporeidadabstracta y muerta. Hay que sealar que, aunque en todo caso estamos hablando conobjetivaciones categoras que nos permiten compartimentar la realidad del ser humano, detal modo que podamos hablar deella, Hinkelammert entiende stas en un sentido dinmico,en constante evolucin y revisin, ya que se incorporan como discurso distorsionante, dentrodel lenguaje hegemnico que reduce interesadamente lo humano. Esto nos hace volver sobre elcarcter dialctico presente en el anlisis de este sujeto viviente, en la medida que se tendr queoponer una y otra vez a su contraparte, la categorizacin sobre el sujeto que es utilizada por elsistema dominante.

    Adems, las adjetivaciones categoriales concretay espontnea abren una va de anlisisque permite situar antropolgicamente las alusiones a la vida. Por un lado, lo concreto es una

    indicacin de las determinaciones histricas y de la realizacin de un ser que se actualiza amedida que hace suyas las posibilidades que se le presentan, en las condiciones ms plurales. Porel otro, espontaneidad es, para Hinkelammert, la libreactualizacin de esa realidad, en contrade los mecanismos de rutinizacin (automatismos) y las limitaciones que subyacen a su condicinvital (corporalidad). La categora, entonces, indica que estamos hablando de vida humana, por loque, cuando nuestro autor se refiere a la vida, no se trata de algn nuevo biologicismo, a partir deun concepto de lo vital que no tuviera como centro a la humanidad. No es que no se tome encuenta a otros seres vivos. Al contrario, stos son parte esencial del horizonte global de losfines humanos. Pero, cuando Hinkelammert se refiere a la vida de la naturaleza, sta no seencuentra separada de lo humano ni constituye algn otro tipo de subjetividad. La naturalezatambin es condicin de posibilidad de la vida humana. Y slo en esta ltima confluyen

    propiamente la corporalidad y la espontaneidad (libertad).

    Pero antes de volver sobre estos asuntos detallndolos mejor, es preciso mostrar unintento de ordenamiento de las diversas categorizaciones antropolgicas citadas. Una larga citade Crtica de la razn utpica podr servir a este fin:

    Una vez aclarado el hecho de que el sujeto cognoscente es una instancia reflexiva delsujeto actuante, aparece una nueva dimensin tanto de la realidad como del sujetoenfrentado a ella: se trata de la dimensin del sujeto prctico. Al escoger los fines porrealizar, aparece la escasez de medios para esa realizacin como el condicionante materialde toda eleccin. As pues, el conjunto de los fines tecnolgicamente posibles no es de por

    s prcticamente posible; slo un subconjunto de esos fines puede ser realizado ()Ahora bien, el sujeto prctico no puede actuar a no ser que sea un sujeto vivo.Hay quevivir para poder concebir fines y encaminarse hacia ellos, pero no se viveautomticamente ni por simple inercia. Vivir es tambin un proyecto que tienecondiciones materiales de posibilidad y que fracasa si no las logra. Pero este proyecto devida no es un proyecto especfico. Ningn fin determinado se puede deducir del proyectode vivir, sino que este se realiza a travs de los muchos proyectos encaminados haciafines especficos ()La decisin sobre los fines es una decisin sobre la concrecin del proyecto de vida de lossujetos y no se agota en una relacin formal medio-fin () El proyecto de vida englobaesa relacin y la trasciende. Al nivel reducido de la relacin medio-fin puede haber

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    neutralidad valrica, pero ella es imposible a nivel del proyecto de vida que la engloba ()Fines que no son compatibles con el mantenimiento de la vida del sujeto mismo caenfuera de la factibilidad. Cuando se realizan, acaban con la vida de aquel que los realiza,con el resultado de que ya no se pueden realizar ms fines. As pues, se pueden realizarfines fuera de esta factibilidad, pero su realizacin implica la decisin de acabar con unproyecto de vida que engloba todos los proyectos especficos de fines. Es una decisin porel suicidio.Por el contrario, englobar todos los fines en el proyecto de vida implica renunciar alsuicidio ()Por otra parte, el sujeto vivo, al ser necesariamente a la vez sujeto actuante y sujetoprctico es parte de la naturaleza sobre la cual acta persiguiendo sus fines () Siendo elsujeto un ser natural, la combinacin de fines se tiene que ajustar a las condicionesnaturales de cualquier proyecto de vida ()En efecto, para vivir hay que poder vivir y para ello hay que aplicar un criterio de

    satisfaccin de las necesidades a la eleccin de los fines ()En tanto y en cuanto el sujeto vivo trasciende al sujeto prctico, las necesidadestrascienden a la eleccin de los fines. As pues, la retroalimentacin por las necesidadesda el marco de factibilidad de los fines.No obstante, el sujeto no es libre para elegir, sino libre para satisfacer sus necesidades. Elque las pueda satisfacer en trminos de sus preferencias forma parte de la libertad, pero,necesariamente, sta es una parte derivada y subordinada. Si hay necesidades, laspreferencias o gustos no pueden ser criterio de orientacin hacia los fines. El criteriobsico slo puede serlo, precisamente, el de las necesidades.Por esta razn, la negativa a la satisfaccin de las necesidades se encubre en nombre de lasatisfaccin de las preferencias y esconde la reduccin del hombre al sujeto prctico

    enfrentado a fines, que se enjuician con neutralidad valorativa () Se reduce al sujeto, seniega la retroalimentacin de la eleccin de fines por un proyecto de vida y, al fin, seniega toda legitimidad de cualquier proyecto de vida. Ciertamente no se pueden enjuiciartericamente las preferencias o gustos, pero s se puede sostener tericamente que,independientemente de cules sean los gustos, su factibilidad se basa en el respeto almarco de la satisfaccin de las necesidades. La satisfaccin de las necesidades haceposible la vida; la satisfaccin de las preferencias la hace agradable. Pero, para poderser agradable, antes tiene que ser posible (CRU, p. 318-322).

    El fragmento muestra algunas de las dimensiones de la subjetividad, que aparecen luegode un ejercicio reflexivo. Podramos, incluso, encontrar una cierta secuencia, a saber, sujeto

    cognoscente, sujeto actuante, sujeto prctico y sujeto viviente (sujeto necesitado). Cada uno deellos estara, en ese orden, fundado en el siguiente. Hemos visto que la teora weberiana de laaccin racional slo reconoce a los primeros tres, pero no as al sujeto viviente, ya que no sepermite la formulacin de juicios cientficos que incluyan consideraciones trascendentalessobre la factibilidad, la racionalidad material o el marco de las necesidades humanas. Frente aesta opcin terica, Hinkelammert seala la necesidad de incluir justo esta dimensin de los finesy la relacin de stos con las necesidades humanas, en la misma metodologa de las cienciassociales. Ahora bien, no podemos proceder con estos fines de modo fragmentario, es decir, segnla lgica de la calculabilidad de los medios. No se trata de extrapolar el clculo medio-fin a larbita de las necesidades sin ms, sino de descubrir una nueva dimensin de la realidad que semuestra como la dimensin fundamental. La eleccin de determinados fines no puede ignorar el

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    lmitede la factibilidad (humana); as, la eleccin trasciende el nivel valorativo, no haciaotra esfera de elecciones meramente preferibles (de gustos, por ejemplo), sino que penetra en elmismo suelo de los hechos, ya que se reconoce que al elegir esos fines se acaba la posibilidadde seguir haciendo elecciones. Entonces, en el terreno mismo de las ciencias empricasexplota una nueva dimensin: se abre a la dimensin trascendental. Momentneamente,podemos entender sta como la consideracin de los lmites impuestos por la condicin humanamisma y el carcter universal de los juicios implicados en ella.

    Pero es importante hacer algunas precisiones ms. En un trabajo reciente el libroHaciauna economa para la vida (2005), hay algunas alusiones al sujeto productor llamadotambin sujeto creador, una instancia reflexiva que aparece al comprender la subjetividaddesde la perspectiva de la produccin de valores de uso o la creacin de (objetos) satisfactoresde necesidades. Nos parece que este sujeto productor o sujeto creador es una instancia que seencuentra entre el sujeto viviente (necesitado) y el sujeto prctico. El sujeto productor es el que

    introduceel circuito medio-fin (sujeto prctico) dentro del otro circuito de la reproduccin de lavida humana (sujeto viviente), en tanto produce valores de uso, orientados a la satisfaccin de lasnecesidades del ser humano. (Cfr. HEV, p. 31-53). Efectivamente, se trata de una inclusinfundamental en el esquema de instancias que proponemos, de cara a la discusin anterior sobre ladiferencia entre sujeto necesitado y sujeto de necesidades. Es en el sujeto productor queencontramos propiamente las necesidades, como parte de una constelacin de vivencias unapluralidad, que se orientan, por una parte, a fines especficos el sujeto prctico, y por otra,a la condicin trascendental de la realidad como satisfaccin potencial el sujeto viviente. Lasnecesidades no son slo valores de uso fragmentariamente concebidos, sino que se enmarcan,como ya lo hemos mencionado, dentro del horizonte de la totalidad, de la subjetividadtrascendental. Hechas estas aclaraciones, el ordenamiento de las diversas instancias de la

    subjetividad en Franz Hinkelammert, quedara como sigue: sujeto cognoscente, actuante,prctico, productor (creador) y viviente (necesitado), siendo esta ltima instancia la msfundamental.

    Ahora s podemos tratar de ampliar las dos cuestiones sealadas antes: el carcter dialctico deeste reconocimiento del sujeto viviente y la caracterizacin de la vida en tanto vida humana. En cuanto alo primero, es esencial la oposicin de estos planteamientos a los de la ideologa neoliberal, en tanto staformula cnicamente su reconocimiento del sujeto humano de manera subordinada respecto del SujetoMercado, nico sujeto posible y real, ya que en esta ideologa posibilidad y realismo se identifican. Perono se trata de cualquier posibilidad, sino de la que se deriva del orden institucional del mercado y de laidentificacin de ste con la ley (racionalizacin), tanto en el sentido que toma en las construccionesnormativas (prescripciones jurdicas, mandamientos religiosos), como en lo que respecta al corpus terico

    de las ciencias (leyes naturales, predicciones cientficas). Ya hemos visto cmo Hinkelammert sealaque, a partir de la imposibilidad de tratar al capital humano (trabajadores) bajo las mismas condicionesdel capital no humano (mquinas), ya que ha terminado el rgimen de esclavitud, se invierte el ordenentre el sujeto y las instituciones, o sea, entre la vida-espontaneidad y la muerte-objetivacin,desarrollando todo un proceso de legitimacin ideolgica del constreimiento de lo primero bajo losegundo, de los seres humanos bajo los mecanismos (Cfr. AIM, p. 87). Se destierra totalmente de lasconsideraciones acerca de lo posible a los seres humanos en tanto sujetos necesitados, incluso entanto sujetos de necesidades. El ser humano es aplastado por el automatismo de la institucin mercadoy ser la lgica de ste la que prescribir de ahora en adelante lo posible, pero slo en funcin de meraspreferencias y no de las necesidades para vivir.

    Es por esto que Hinkelammert seala que tanto en los discursos teolgicos, como en losque sin serlo se encargan de discernir las imgenes teolgicas subyacentes al pensamiento

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    dominante es necesario poner al sujeto viviente y su respeto por encima de cualquier leyque exige sacrificios humanos. Hay que oponerse a la imposicin de la ley del valor del mercadototal, tanto en sus formulaciones explcitas como en sus construcciones teolgicas, lo cualsignifica transformar el concepto de Dios: no el Dios Padre de los sacrificios, sino el DiosHermano de la solidaridad, la libertad y la vida del ser humano. De todas maneras, el Dios de laley muere por irrelevancia, al secularizarse la sociedad que identifica a Dios con la ley y sucumplimiento. Dios se pone al servicio de su ley, con lo cual se vuelve irrelevante. La ley pasa aser Dios. Por eso Hinkelammert dice que el fundador del atesmo es Anselmo de Canterbury.

    Frente a esto opone la necesidad de construir lo divino mediante la recuperacin delsujeto viviente. Slo los pobres y los que se encuentran en situaciones apremiantes para satisfacersus necesidades bsicas, o sea, los negados por el sistema por la ley pueden recuperar aDios: el Dios de la libertad frente a la ley, un Dios que se identifica plenamente con eso quellamamos libertad y dignidad humanas(Cfr. FAE, p. 56-61). El mtodo dialctico de nuestro

    autor es el de la bsqueda del sujeto negadoen las proclamaciones triunfalistas de la irrelevanciade las necesidades humanas, en el nuevo orden de la muerte de la utopa y en la exultacinexttica del consumo. Nos encontramos con la subjetividad trascendental ah donde es negada.Ese descubrimiento indirecto es lo que Hinkelammert gusta categorizar como presenciaausente.

    El otro problema, el de la caracterizacin precisa de la vida como vida humana, se nosimpone, sobre todo, para hacer frente a las acusaciones de naturalismo, sea de corte biologicistao quizs esencialista. Las referencias de nuestro autor a la vida y al sujeto como ser natural otambin al Bien Comn y al derecho natural, por ejemplo en Toms de Aquino (Cfr. AIM),podran relacionarse equivocadamente con el riesgo de la falacia naturalista o con una

    derivacin de valores y deberes de manera apriorstica. A nuestro juicio, no se trata ni debiologicismo ni de naturalismo esencialista. Sobre lo primero, ya ha advertido GermnGutirrez de la grave limitacin que significara una racionalidad reproductiva reducida a luchapor la sobrevivencia (pulsin reproductiva)218. Hay que darle suficiente peso a la expresinracionalidad, pues de esa manera podemos superar las limitaciones de una visin meramentebiolgica o etolgica, como sucede, por ejemplo, en Lorenz o Eibl-Eibesfeldt. ParaHinkelammert se aplicara, ms bien, el que la pulsin reproductiva debe dar paso a laracionalidad reproductiva que implica una referencia a la totalidad social y natural219. Y encuanto a un supuesto naturalismo esencialista, hay que recordar que de la refere