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NÓMADAS 64 REALIDAD Y VISIÓN INVESTIGATIVA SOCIAL- REFLEXIVA DEL MUNDO: ENTRE LA UTOPÍA Y LO REAL MÁS ALLÁ DE LO PENSABLE Erika Jaillier Castrillón* * Comunicadora social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. DEA (Mas- ter) en Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Stendhal - Grenoble 3, Francia. Docente investigadora de la Facultad de Comunicación Social de la UPB, miembro del laboratorio GRESEC (Groupe de Recherche sur les Enjeux de la Communication) y doctoranda de la U. Stendhal. E-mail: [email protected] ¿Es posible pensar que nuestra realidad es sólo una representación de un mundo imaginado -e incluso utópi- co- o es, como dicen autores como Morin e Ibáñez, una construcción relacional, relativa y múltiple que está a la vez fuera y dentro de nuestro espíritu? El concepto de rea- lidad en la investigación cualitativa de segundo orden se mueve en un terreno incierto entre el conocimiento lógico y claramente definible y lo inconcebible. El problema de la naturaleza y la realidad del mundo cognoscible subsiste hoy como un interrogante permanente en la relación suje- to-objeto dentro del campo de las ciencias sociales. El si- guiente texto es una reflexión basada en las ideas de Morin, Ibáñez y otros pensadores de nuestro tiempo, quienes han presentado nuevas perspectivas sobre el tema de la reali- dad que resultan ser muy útiles para comprender la inves- tigación social contemporánea. Is it possible to think our reality is only a representation of an imagined world -even an utopian world- or is it, as Morin and other authors say, a relational, relative and multiple construction inside and outside our mind? The concept of reality in qualitative research is an uncertain field between the logical and clearly understandable knowledge and what is inconceivable. The problem of the nature and the reality of our cognizable world, lasts today as a permanent question in subject-object relationship in the Social Sciences field. The following text is a reflection about the ideas of Morin, Ibañez and other thinkers of our time who have showed us some new perspectives of the subject of Reality, which are very useful to understand the contemporary social research. Palabras clave: Realidad, investigación social, reflexividad, complejidad, verdad, objetividad.

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REALIDAD Y VISIÓNINVESTIGATIVA SOCIAL-REFLEXIVA DEL MUNDO:ENTRE LA UTOPÍA Y LO REALMÁS ALLÁ DE LO PENSABLE

Erika Jaillier Castrillón*

* Comunicadora social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. DEA (Mas-ter) en Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Stendhal -Grenoble 3, Francia. Docente investigadora de la Facultad de Comunicación Social dela UPB, miembro del laboratorio GRESEC (Groupe de Recherche sur les Enjeux de laCommunication) y doctoranda de la U. Stendhal. E-mail: [email protected]

¿Es posible pensar que nuestra realidad es sólo unarepresentación de un mundo imaginado -e incluso utópi-co- o es, como dicen autores como Morin e Ibáñez, unaconstrucción relacional, relativa y múltiple que está a lavez fuera y dentro de nuestro espíritu? El concepto de rea-lidad en la investigación cualitativa de segundo orden semueve en un terreno incierto entre el conocimiento lógicoy claramente definible y lo inconcebible. El problema de lanaturaleza y la realidad del mundo cognoscible subsistehoy como un interrogante permanente en la relación suje-to-objeto dentro del campo de las ciencias sociales. El si-guiente texto es una reflexión basada en las ideas de Morin,Ibáñez y otros pensadores de nuestro tiempo, quienes hanpresentado nuevas perspectivas sobre el tema de la reali-dad que resultan ser muy útiles para comprender la inves-tigación social contemporánea.

Is it possible to think our reality is only a representationof an imagined world -even an utopian world- or is it, asMorin and other authors say, a relational, relative andmultiple construction inside and outside our mind? Theconcept of reality in qualitative research is an uncertainfield between the logical and clearly understandableknowledge and what is inconceivable. The problem of thenature and the reality of our cognizable world, lasts todayas a permanent question in subject-object relationship inthe Social Sciences field. The following text is a reflectionabout the ideas of Morin, Ibañez and other thinkers of ourtime who have showed us some new perspectives of thesubject of Reality, which are very useful to understand thecontemporary social research.

Palabras clave: Realidad, investigación social,reflexividad, complejidad, verdad, objetividad.

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de mundo, nos queda posible afir-mar que el ser humano ficcionapermanentemente. “Ficcionar estraducir en imágenes las ideas ela-boradas por la ciencia, es decir, co-locar la imaginación, la capacidad

creadora, al servicio delsaber” (Baczko,

1999:72).El ser huma-no es un ser que fic-ciona, que crea utopías.

La utopía como concepto seutilizó al principio como sinónimode ideal, de modelo, de quimera delhombre con respecto a la construc-ción de lo social. Hoy se descubreotra función del término: su usopara hablar de la realidad como

Introducción

Nuestros sentidos son suma-mente limitados. Solemos conocerparcelando lo real para hacerlo tra-table. Aislamos los objetos paraconocerlos. De este modo, nuestroconocimiento es fragmentado ysólo logra superar estas limitacionesen la articulación de las fragmen-taciones mismas y en la adquisiciónde una inteligencia de nuestros pro-pios límites. Pero llegar a esa con-clusión temporal nos ha significadotodo un largo recorrido que empie-za en la modernidad con las dis-cusiones entre realidad y utopía.Lo utópico se convirtió en cen-tro de interés para muchos pen-sadores de los siglos XVIII yXIX desde la literatura y lapolítica.

Durante buena parte delsiglo XIX y parte del XX,el interés por las utopíasno dejó de crecer y lapresencia de estas ideas-imágenes utópicas sehalla en las más diver-sas disciplinas, artes ysaberes. Incluso, sepodría decir que esaintención de imagi-nar la ciudad per-fecta, que nació dela literatura y de la filosofía,se tornó una preocupación cientí-fica en las ciencias sociales.

En nuestros días, lo utópico nodesaparece. Más bien ha transfor-mado sus significados: puesto quehoy sabemos que la realidad no esuna proyección de lo real sobrenuestra mente, sino una organiza-ción cognitiva que se aplica sobreunos datos sensoriales y traduce loseventos físicos en representaciones

algo representado, como algo ima-ginado: lo utópico. Por ello, cabepreguntarse qué sucede en la rela-ción utopía/ no-utopía, tal como lomencionaba Bronislaw Baczko(Baczko, 1999: 72-73). Dicha re-lación tiende a caracterizar obras,actitudes colectivas, movimientossociales, corrientes de ideas, etc.,

buscando determinar las con-diciones históricasy sociales que fa-vorecen construc-

ciones utópicas delmundo, de lo real.

Algo similar su-cede con la relación

utopía/ideología, se-gún la cual la oposición

está dada por una con-traposición entre las imá-

genes o visiones globalesdel mundo que representan

las necesidades e interesesde la época y la ideología

como un sistema global deideas o de valores desde la

conciencia social marcada porla tendencia a mistificar la rea-

lidad (Ibid: 76).

Lo cierto es que desde quecomprendemos que la realidad es

una forma de ficcionar lo que per-cibimos y transformamos en el pro-ceso de cognición, es difícil saberqué es exactamente la realidad. Deallí la pregunta que autores comoWatzlawick, Morin, Ibáñez entretantos pensadores de nuestro tiem-po, se plantean sobre la realidad:¿Es real la realidad? ¿Qué de ella esficción, qué de ella es invención denuestro propio conocimiento? ¿Quéde ella es simplemente una cuestiónde contraste entre lo verdaderamen-te real y aquello que nuestros limi-tados sentidos pueden construir?

Arrie ro y teje dora de Vélez, 1850

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Aunque no buscamos coneste texto dilucidar estas pre-guntas, sí queremos abrir la po-sibilidad de una reflexión y deun diálogo científico desde lainvestigación social que trate eltema de la realidad como inte-rrogante permanente de la re-lación sujeto-objeto dentro delas perspectivas paradigmáticasrecientes.

Invenciones derealidades

Watzlawick, en los años se-tenta, hablaba de que la me-jor manera de engañarse a símismos era creer que sóloexistía una realidad. Y resal-taba entonces que la realidadera un producto de la comuni-cación, es decir, del intercam-bio humano, que precisamentepor ser humano era siempreimperfecto y dudoso. La realidadse ve afectada por la manera enque se lleve a cabo el proceso co-municativo, es solo una invenciónque hemos hecho a partir de nues-tras comprensiones en la continuainteracción con los otros y con elmundo. La confusión y la desinfor-mación son permanentes y hacenparte también de esa misma cons-trucción de la realidad (ellas con-tribuyen a esa invención de larealidad aunque falseen por mo-mentos o definitivamente lo real).Incluso estos dos elementos, aun-que según todas las creenciasdeban evitarse, representan retospara el investigador, créalo ésteo no.

La clave para entender cómose construye la realidad es paraeste autor y para otros como Bea-

vin y Jackson, una cuestión de“puntuación de la secuencia desucesos”. Puntuar es distinguir, esindicar que uno, entre varios as-pectos, es primario. Se hace pun-tuación a partir del lenguaje. Enel caso de la investigación, la pun-tuación se resume en distinguirunos fenómenos de otros y darlesun ordenamiento, una organiza-ción específica según la cual ex-plican (indican o puntúan), loque han percibido como sucesos.Esta puntuación, este ordena-miento es lo que crea realidadesdiferentes.

Cada puntuación es un ficcio-nar, un traducir las imágenes reci-bidas a través de nuestros sentidosen algo que llamamos realidad,pero que finalmente es una utopíade ella (retomando el término de

utopía como negación del to-pos). Es “lo que no está”, lo queno tiene lugar, lo que ocupa unespacio pero no es lugar (Ver:Augé, 1992 y Delgado Ruiz,1999, para el tema de la dife-rencia entre espacio y lugar). Lapregunta que se hacen quienestrabajan estas nuevas perspecti-vas epistemológicas es cómo co-nocer el conocer de otros, deesos otros cuya construcción fi-nal de la realidad está comple-tamente lejos de la nuestra, tanlejos que no se encuentra siquie-ra en el mismo espacio.

Ahora bien, Ibáñez (Ibáñez,1998:13-17) menciona que paralograr ese proceso epistemoló-gico, es necesario marcar los es-pacios en un adentro y unafuera. El adentro está delimi-tado por el uso de lo que se hallamado la tipificación lógica,que es una manera de trazar dis-

tinciones y el afuera son formasparadójicas de puntuación que per-miten una autorreferencia. De al-gún modo, todo esto nos permiteintuir que la cuestión de los mé-todos y de los paradigmas es unacuestión de puntuación, de tipifica-ciones lógicas, de indicaciones dela experiencia que permiten al in-vestigador mantener una cierta co-herencia en su conocimiento.

Paradigmas, realidadesy objetividad

Digamos que se trata ahora desuponer que nuestros paradigmasinvestigativos, esas formas lógicasde nuestro conocer que determinanque los acontecimientos o los he-chos sean vistos como algo prede-terminado (y regular, de forma que

Tipo blanco e indio mestizo. Tundama, 1850

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es posible imaginar un control)o como algo libre, cambiante ycíclico (de manera que deba-mos concentrarnos en la esen-cia y no en la superficie que setransforma en la praxis), sonsimples maneras de puntuarnuestras experiencias como in-vestigadores sociales. ¿Qué ocu-rre entonces con aquello quellamamos realidad? ¿Qué ocu-rre con la objetividad, con laveracidad, con esos conceptosabstractos que le dan valor anuestro trabajo como investiga-dores? ¿Y qué es entonces lo quenos hace siempre ordenar lo quevivimos, nuestras experienciasbajo una cierta estructura men-tal? ¿Esa estructura mental pro-viene del afuera o del adentro?

Esas preguntas nos hacenentrar en tensión. La discusiónes bizantina: ¿la realidad estáafuera o adentro de nosotros? ¿Esuna cuestión del espíritu como de-cía Kant? ¿Y si es del espíritu, cuán-to de nuestro espíritu ha sidocoproducido por lo que hay fuerade él, al menos para tratar de no caeren solipsismos? Morin intenta res-ponder a esta cuestión al afirmar que“aun cuando sigue habiendo unarealidad profunda más allá o más acádel orden y de la organización espa-cio-temporal del mundo de los fe-nómenos (…), este mundo de losfenómenos, sin constituir por ello LaRealidad o Toda realidad, constitu-ye sin embargo una cierta realidad yuna realidad cierta, y que el orden yla organización espacio-temporalesconstituyen caracteres intrínsecos deesta realidad” (Morin, 1994: 230).

Dicho de otro modo, Morin re-conoce que es necesario para el hom-bre pensar que hay una realidad que

no depende de nuestra construc-ción, de nuestra representación men-tal de la realidad. Conocer implicaacceder a la realidad por su irreali-dad, pero, como aclara Morin, esairrealidad debe organizarse y “el co-nocimiento entra en corresponden-cia con la realidad en y por estaorganización ‘real’ (Ibíd: 232). Com-plementa más adelante la idea di-ciendo: “Si formamos parte de unmundo fenoménico que forma par-te de nosotros, podemos concebirque este mundo esté a la vez afueray en el interior de nuestro espíritu y,aunque no pudiéramos concebirloindependientemente de nosotros,podemos reconocerle independen-cia y consistencia” (Ibid: 232).

Cabe entonces reformularse unapregunta: en la investigación social,¿cómo pensar la objetividad cuan-

do no es seguro saber qué estáfuera y qué dentro de nuestro es-píritu o qué está fuera y qué den-tro del espíritu de los otros?Siguiendo la perspectiva de lacomplejidad, para ser objetivoses imprescindible entonces reco-nocer que lo exterior, que elafuera existe sin necesidad y enabsoluta independencia de no-sotros. Dado que en este mundosabemos que nuestra realidadestá y siempre estará mediadapor nuestras capacidades depercepción y de comprensiónfenoménica del mundo, la obje-tividad total es imposible. Poreso, repetimos, solo podrá enten-derse como relativa, fruto de uncompromiso hecho de concesio-nes mutuas y de renuncias recí-procas con la realidad. Cualquierpretensión de totalidad o defundamentalidad sería de por síuna no-verdad.

La objetividad en la investi-gación depende pues de la rela-ción entre naturaleza y realidad.A diferencia de la investigaciónempírica de las ciencias duras, enla que las técnicas empíricas se ar-ticulan sobre la teoría y esto permiteque ambas dimensiones interactúenmutuamente, en la investigaciónsocial, lo empírico suele articu-larse sobre la ideología, es decir,sobre un s i s tema g lobal quemistifica la realidad. Por esto mis-mo es paradójica: su verificacióndepende de dos tipos de pruebas,las empíricas (adecuación a la rea-lidad) y las teóricas (coherenciacon la teoría, o sea, con el discur-so). Y ambas terminan formulan-do sentencias autorreferentes.Para resolver en parte esta para-doja, entra el concepto de reflexi-vidad y la investigación social de

Tipo blanco e indio mestizo. Tunja, 1850

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segundo orden (Ibáñez, 1998:198-214)

Reflexividad einvestigación

La inquietud continúa: ¿Empi-rismo/racionalidad? ¿Naturaleza yrealidad del mundo cognoscible?¿Luchar por el orden o caer en laincertidumbre de no saber qué eslo real? Volviendo con Morin, élnos dice:

El conocimiento científico seformó y se desarrolló en esta con-junción dialógica. Este, a partirde una regla que permite que lapráctica (observaciones, expe-riencias), la comunicación (in-tercambio de información,publicidad de los conocimien-tos y de los medios de investiga-ción, debates y discusiones) y lareflexión (teórica y crítica) sefecunden entre sí, pudo ad-quirir innumerables certi-dumbres que parecían fuerade alcance, al mismo tiempoque descubría la incerti-dumbre allí donde reinaba lacertidumbre absoluta, y almismo tiempo que manteníasin cesar la crítica de las cer-tidumbres teóricas. De estemodo, los progresos de laciencia obedecen a unadialógica de aumento de lascertidumbres y de descubri-miento de incertidumbres.(…) Hemos descubierto quenuestras posibilidades inteli-gentes tenían límites, pero esesto justamente lo que nospermite adquirir inteligenciade los límites.(Morin, 1994:246-247)

Decíamos antes de estoque la verdad en las cienciassociales se ha entendido

como adecuación a la realidad ycomo coherencia al discurso. Loque nos dice Morin rompe con esadicotomía y plantea otra opción:aceptar lo dialógico. Esta acepta-ción de lo dialógico pasa necesa-riamente por una visión complejade la verdad: la verdad como algorelativo y reflexivo. Relativa a losaxiomas y reflexiva porque impli-ca validar las validaciones, medirlas mediciones, aceptar la autorre-ferencialidad pero aceptando tam-bién la contrarreferencia.

La investigación de segundoorden busca esa verdad relativa yreflexiva y no aprisiona el conoci-miento en el aquí y el ahora, per-mitiendo que el acto mismo deconocer no se inscriba en un puntode vista particular fijo, sino que aunsi existe ese punto de vista (lo teó-rico o lo empírico, por ejemplo),se pueda buscar una meta punto de

vista que supere al punto de vistainicial y de este modo se concedanla posibilidad de reflexionarse y derelativizarse los conocimientos.

La investigación social de se-gundo orden contribuye a la bús-queda de una verdad que no es una,sino que acepta lo múltiple, las múl-tiples realidades contrapuestas, alhacerse consciente de los modeloso paradigmas de ciencia impuestosy que llevan a un riesgo permanen-te de ilusión (utopía). La investi-gación social de segundo ordendepende de sus propios criterios, dela autorreferencia y la contrarrefe-rencia, por lo que se vuelve en ob-jeto para sí misma. Como objeto,es al mismo tiempo investigador-investigado, sujeto-objeto por loque el punto de vista cambia deposición y se convierte en un pun-to de vista meta-sociológico, meta-histórico y meta-antropológico que

permita la reflexividad.

Un primer cambio depunto de vista se da en eltraslado de la informaciónrecogida por el sujeto inves-tigador hacia los sujetos in-vestigados: al devolver lainformación, se transformael conjunto. Este proceso,considerado como cuestiónde transducción, alcanzauna comprensión más com-pleja y completa de la reali-dad. El metapunto emergede lo dialógico y de la re-cursividad. “La dialógica delos puntos de vista es unode los constituyentes del co-nocimiento del conoci-miento que, al permitir laentrearticulación de susdiversas instancias constitu-tivas, permite al mismoPueblo de Sirio. San Agustín, Chocó

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tiempo los metapuntos de vista”(Morin, 1998: 97).

En ese sentido, mientras la ló-gica tradicional de la investigaciónsocial solo acepta los criterios de“o falso, o verdadero”, la nueva vi-sión de la investigación adiciona loimaginario, algo que no tiene lugar,pero tiene tiempo y que va más alláde ese aquí y ahora que marcan loslímites de la óptica tradicional enuna oposición entre lo real y loposible. El nuevo “aquí y ahora” setraduce en una oposición virtual/ac-tual, entendiendo lo virtual comopotencialmente posible y lo actualcomo dinámicamente posible. Di-cho de otra manera, es plantear loreal como algo que va más allá delo pensable, pero que existe demodo virtual/actual.

Este cambio de visión facilita elmanejo del mundo porque da he-rramientas para comprenderque la idea no es simplificarel conocimiento dicotó-micamente y paradigmáti-camente, sino complejizarlopara hacer de él algo másrico: conocer el conocer, elconocimiento del cono-cimiento del que habla lacomplejidad.

¿Por qué lo social-reflexivo?

Ya que se ha hablado dela necesidad de ruptura conlos paradigmas, parece con-tradictorio hablar en el títulode la mirada social-reflexi-va de la investigación por-que la mención sola de unainvestigación tipificada deeste modo es considerarla ya

un nuevo paradigma. Y lo es por-que permite una modelización demundo. Lo cierto es que, a diferen-cia de modelizaciones anteriores,esta incluye en sí lo dialógico y lodialéctico, las paradojas y la incer-tidumbre, cuestiones que parecíanimposibles de aceptar desde otrasperspectivas de investigación.

Toda investigación depende dela sociedad donde se realiza, de untipo de cultura y de ecologíaespecíficas. Nuestra sociedad derealidades múltiples, en pleno pro-ceso de auto-eco-organización,necesita adecuarse a nuevos pa-radigmas de comprensión delmundo y a aceptar nuevas expli-caciones de la realidad (lo relati-vo, reflexivo y múltiple, como yase ha dicho). La investigación re-flexiva aparece como respuesta aesa sociedad. Pero es preciso reco-nocer que no será lo mismo pen-

sar en investigación reflexiva enuna sociedad que no promueve laspreguntas e incluso se abstiene dehacerlas a una sociedad donde lapercepción, la curiosidad, la aper-tura al conocimiento se concibencomo actividades indispensables.

La pregunta en este últimopunto ya no se refiere a la posibleexistencia de la investigación so-cial-reflexiva, ni debe dirigirse a laproblematización de que esta seconvierta en un nuevo paradigma,sino a la necesidad de pensar queesa investigación responda a unatransformación de sociedad quedebemos lograr en paralelo. Uncambio de la sociedad de informa-ción (rótulo que, por cierto, produ-ce reacciones entre ciertos autoresrecientes como Mattelart, Graham,Miège y Flichy, detractores del maluso del término), a una sociedad decomunicación.

Lo social-reflexivo fun-ciona mucho mejor en so-ciedades de comunicacióny permite que se vaya rea-l izando poco a poco elcambio. En ella, hacer pre-guntas, indagar, preguntar-se por la realidad y por larealidad de la realidad mis-ma es una labor relevante.Pero además, se torna unalabor horizontal en la quetodos utilizan la informa-ción dentro de una interac-ción dialógica. La sociedadde la comunicación es unnuevo ideal de una riquezaincreíble, donde la cienciaes otra, la libertad es unacondición para el diálogo,la creación y el principio es-tético, y la cultura de la in-vestigación debe ser deMinero y negociante. Medellín, 1852

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todos para no convertirse en sim-ple fachada del cambio.

Imaginar posiblesconclusiones

La investigación social-reflexi-va permite plantear una transforma-ción: de la utopía a la realidadmúltiple, relativa y reflexiva, de unúnico punto de vista a varios pun-tos de vista e incluso a metapuntosde vista, de la sociedad de informa-ción a la sociedad de comunica-ción, de un pensamiento socialuniformado a un pensamiento so-cial donde se trata de entender yde prever el movimiento reflexivodel otro, de un investigador- obser-vador solitario a un observador re-flexivo que tiene en cuenta laobservación de los observados y supropia acción de observarse obser-vando, de paradigmas cerrados aparadigmas abiertos, que planteancomo posible y como necesaria laexistencia de lo dialógico.

La investigación social-reflexi-va incluye dentro de sus preguntasla relación entre lo real, la realidad,las realidades múltiples y lo realimaginable e incluso, está abierta

ante lo real no pensado. El actorprimordial de la investigación ya noes el investigador, sino el mundo,lo observado que se transforma en-tonces en observador y que plan-tea la necesidad de un metapuntode vista para comprender las dimen-siones de realidad en cada caso.

¿Qué concluir entonces? Lacuestión más bien sería lanzar al aireuna serie de preguntas que nos ha-gan comenzar la reflexión sobre loreflexivo, sobre su utilidad en nues-tro medio, sobre las posibilidadesde transformación social que persi-gue y que, de algún modo, exigesobre su visión ética y estética enel compromiso de devolución delconocimiento. ¿Somos capaces detomar conciencia de las condicio-nes históricas, sociales, culturalesque determinan nuestras posibilida-des actuales de conocimiento? ¿Re-unimos condiciones culturales,sociológicas y antropológicas paraun conocer nuestro conocer? ¿He-mos planteado las posibilidades his-tóricas y transhistóricas de lapertinencia de ese conocer el co-nocer? ¿Somos capaces de construirmetapuntos de vista que nos per-mitan ir más allá del aquí y el aho-ra? ¿Seremos capaces de pensar la

investigación desde esa oposiciónvirtualidad/actualidad que nos per-mita mantener la tensión entre elequilibrio actual y el equilibrio vir-tual necesarios para una conjunciónefectiva entre la práctica, la comu-nicación y la reflexión?

Las preguntas continúan. Peroeso es parte del reto.

Bibliografía

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BACZKO, Bronislaw, Los imaginarios socia-les. Memorias y esperanzas colectivas,Buenos Aires, Nueva Visión, 1999.

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MORIN, Edgar, El método III. El conocimientodel conocimiento, Madrid, Cátedra, 1994.

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