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Realismo y Naturalismo (finales del siglo XIX) 1. Circunstancias históricas del Realismo español El Realismo se introduce en España con bastante retraso. La primera novela plenamente realista se publica en 1870: La Fontana de Oro de Benito Pérez Galdós. Desde el punto de vista político, hay un hecho que influye en la entrada del Realismo, es la revolución de 1868, que acaba con el reinado de Isabel II. Después de este acontecimiento y tras varios años de incertidumbre (reinado de Amadeo I y Primera República), un golpe de Estado devuelve a los Borbones la corona en la persona de Alfonso XII. Se inicia el periodo de la Restauración. España es un país de mayoría católica que se caracteriza por un pensamiento tradicional, contrario a la ideología democrática y a los avances científicos y filosóficos europeos. Los autores de novelas realistas están divididos: José María de Pereda aboga por una sociedad agraria, tradicional; desconfía de las ideas modernas. Otros como B. P. Galdós y Leopoldo Alas “Clarín” defienden la modernización a fondo del país y critican a los tradicionalistas. Estas diferencias se plasman en las novelas que reflejan un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano. Lo rural se relaciona con la tradición; lo urbano refleja el progreso y la modernidad. El campesino de Pereda en Peñas arriba es el poseedor de los valores morales y religiosos. Los hombres del campo son para Galdós en Doña Perfecta y para Emilia Pardo Bazán en Los pazos de Ulloa , rudos, atrasados y supersticiosos. Todos los novelistas del Realismo español son de tendencia regionalista: Juan Valera ambienta sus obras (Pepita Jiménez ) en Andalucía; José Mª de Pereda, en Cantabria; B. P. Galdós, en Madrid; Leopoldo Alas “Clarín” (La Regenta ), en Asturias y Emilia Pardo Bazán, en Galicia. 2. El Realismo en España y en Europa Destacan las siguientes características del Realismo:

Realismo (s.xix)

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Page 1: Realismo (s.xix)

Realismo y Naturalismo (finales del siglo XIX)

1. Circunstancias históricas del Realismo español

El Realismo se introduce en España con bastante retraso. La primera novela plenamente realista se publica en 1870: La Fontana de Oro de Benito Pérez Galdós.

Desde el punto de vista político, hay un hecho que influye en la entrada del Realismo, es la revolución de 1868, que acaba con el reinado de Isabel II. Después de este acontecimiento y tras varios años de incertidumbre (reinado de Amadeo I y Primera República), un golpe de Estado devuelve a los Borbones la corona en la persona de Alfonso XII. Se inicia el periodo de la Restauración.

España es un país de mayoría católica que se caracteriza por un pensamiento tradicional, contrario a la ideología democrática y a los avances científicos y filosóficos europeos.

Los autores de novelas realistas están divididos: José María de Pereda aboga por una sociedad agraria, tradicional; desconfía de las ideas modernas. Otros como B. P. Galdós y Leopoldo Alas “Clarín” defienden la modernización a fondo del país y critican a los tradicionalistas.

Estas diferencias se plasman en las novelas que reflejan un enfrentamiento entre lo rural y lo urbano. Lo rural se relaciona con la tradición; lo urbano refleja el progreso y la modernidad. El campesino de Pereda en Peñas arriba es el poseedor de los valores morales y religiosos. Los hombres del campo son para Galdós en Doña Perfecta y para Emilia Pardo Bazán en Los pazos de Ulloa, rudos, atrasados y supersticiosos.

Todos los novelistas del Realismo español son de tendencia regionalista: Juan Valera ambienta sus obras (Pepita Jiménez) en Andalucía; José Mª de Pereda, en Cantabria; B. P. Galdós, en Madrid; Leopoldo Alas “Clarín” (La Regenta), en Asturias y Emilia Pardo Bazán, en Galicia.

2. El Realismo en España y en Europa

Destacan las siguientes características del Realismo:

- Imitación del método científico: el escritor busca reflejar la realidad social de forma exacta y objetiva. La subjetividad debe quedar al margen.

- Presencia de un narrador omnisciente: permite juzgar a los personajes y opinar, pero es compatible con el afán de objetividad citado anteriormente.

- Verosimilitud: los argumentos de las novelas están sacados de la realidad cotidiana. Los sucesos insólitos y las aventuras extraordinarias no tienen cabida. La época en la que se ambientan las obras es actual y reconocible por autor y lector.

- Protagonista conflictivo: el personaje vive el choque entre sus aspiraciones personales y las normas sociales, esto genera un conflicto, que suele perder el protagonista del mismo. Cada personaje refleja la sociedad en su totalidad.

- Sobriedad: el estilo es sencillo, sobrio, sin complicaciones estéticas. Predomina la claridad y la exactitud en el lenguaje.

- Preferencia por la novela: el Realismo encuentra su cauce en la novela, el género idóneo para reflejar la realidad social. La poesía y el teatro tienen escaso valor literario en este periodo.

Algunos autores y obras del Realismo europeo son: Madame Bovary de Gustave Flaubert, David Coperfield y Oliver Twist de Charles Dickens, Ana Karenina de León Tolstoi…

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3. El Naturalismo en España

La introducción del Naturalismo en España hacia 1882 provocó una gran polémica. Las clases conservadoras lo consideraban inmoral y anticatólico. Según ellos, negaba la libertad del ser humano para elegir entre el bien y el mal y solo ve el lado malo y desagradable de la sociedad. Abundan las descripciones de los aspectos más desagradables de la vida humana, con personajes marcados por taras físicas o psíquicas o embrutecidos por la miseria.

Este movimiento pronto se diluyó, apenas duró diez años; únicamente E. Pardo Bazán en Los pazos de Ulloa y Galdós en La desheredada, lo pusieron en práctica.

4. Autores españoles y obras del Realismo y del Naturalismo

a) Fernán Caballero

Su verdadero nombre es Cecilia Böhl de Faber, firma así para eludir los prejuicios de la sociedad española, que ve con extrañeza el hecho de que una mujer fuese escritora. Su obra más conocida es La Gaviota (1849). Narra las desgracias que sufre una mujer al enamorarse de un torero y dejar a su marido por él. En sus novelas pretende “pintar las cosas del pueblo tal y como son”, pero acaba tiñendo sus páginas de una clara subjetividad, fruto de sus fuertes convicciones católicas. Ve en la novela un cauce para enseñar a vivir a los lectores. Esta autora marca la transición entre el Romanticismo y el Realismo.

b) Pedro Antonio de Alarcón

De entre sus novelas destaca El sombrero de tres picos (1874), que narra en tono de humor cómo un noble intenta seducir a la esposa de un molinero y éste último se venga fingiendo hacer lo mismo con la de aquél. Son célebres también algunos de sus cuentos: “El carbonero alcalde”, “El clavo”.

Su obra narrativa tiene dos etapas: la primera posromántica que va hasta 1874 y en la que escribe relatos breves costumbristas y la segunda más realista, aunque no logra dejar de lado la subjetividad romántica.

c) Juan Valera

Es partidario de una literatura estética, es decir, prefiere marginar el lado desagradable y crudo de la sociedad en beneficio de lo agradable y lo bello. Pese a pertenecer al Realismo pleno, no reproduce exactamente la realidad, sino que la copia embelleciéndola. En sus obras toma un claro protagonismo la mujer, que posee cualidades como la belleza, la inteligencia, el orgullo… En su obra Pepita Jiménez (1874) se aprecian todas estas virtudes en la protagonista del mismo nombre. Pepita es una joven viuda muy atractiva pretendida por un señor también viudo. El hijo del pretendiente, Luis de Vargas, es un joven seminarista que también se enamora de ella. Se plantean dos conflictos: rivalidad entre padre e hijo y pasión amorosa frente a vocación religiosa. El desenlace es el triunfo del amor, pero sin escenas traumáticas.

d) José María de Pereda

Su obra se puede clasificar en cuatro partes:

- Cuadros costumbristas. Pereda pinta la realidad cántabra con enorme fidelidad, sin ocultar lo desagradable.

- Novelas de tesis. En ellas defiende sus tesis tradicionalistas frente a lo moderno y lo liberal De tal palo tal astilla (1880).

- Novelas cortesanas. Donde arremete contra la degradación moral de la vida urbana madrileña Pedro Sánchez (1883)

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- Novelas regionales. Supone su literatura de madurez. Las obras nos ofrecen una visión idealizada de los aldeanos cántabros, como en Peñas arriba (1895). Tiene un argumento sencillo, sin intrigas ni sorpresas.

e) Benito Pérez Galdós

Su producción literaria es muy numerosa (ochenta novelas, veinte obras de teatro y quince ensayos) se puede agrupar en tres bloques:

- Los Episodios nacionales. Forman una reconstrucción novelada de la historia de España en el XIX: desde la batalla de Trafalgar a la Restauración. Son 46 novelas. Galdós se muestra patriota frente a la invasión napoleónica y mantiene en paralelo lo real y lo ficticio.

- Novelas de la primera época. Algunas obras de este periodo son: La Fontana de Oro, Gloria, Doña Perfecta y Marianela. En ellas, Galdós toma claramente partido por el bando progresista, liberal y de ideas modernas, frente a los tradicionalistas de religión cerrada y fanática.

- Novelas contemporáneas. Forman un retrato de la sociedad de la época que abarca todas las clases sociales. El autor se muestra más imparcial. Algunos títulos de esta época son: La desheredada, El amigo Manso, Fortunata y Jacinta, Miau…

En sus últimas obras refleja un interés más moral y espiritual, como demuestra en títulos como: Misericordia, Nazarín. Además cultivó en esta época final el género teatral: Electra.

La obra de Galdós le otorga un lugar en la literatura europea equiparable al de Cervantes, por su amplitud, variedad y calidad. Posee una visión global y coherente de la historia contemporánea de España y muestra una fe absoluta en todo lo español.

f) Leopoldo Alas, Clarín

Su obra se compone de varios artículos de crítica literaria, dos novelas, una obra de teatro y varios libros de cuentos.

Su obra maestra es La Regenta (1885). El autor plantea una irónica crítica a la sociedad española, representada por Vetusta (ciudad en la que suceden los hechos): la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas, la política. La estructura interna de la novela se divide en dos partes de quince capítulos cada una, pero el tiempo del relato abarca tres días en la primera parte y tres años en la segunda.

La técnica del narrador omnisciente mezclada con el narrador objetivo hacen una mezcla perfecta para las intenciones del autor: crítica feroz a la sociedad de la época.

Al principio la novela levantó gran polémica por las críticas al clero, lo que no favoreció que fuese acogida por el público. Después la crítica la destacó como una obra maestra.

g) Emilia Pardo Bazán

Su obra puede dividirse en dos etapas:

- Etapa naturalista. De este periodo destaca su novela más famosa Los pazos de Ulloa (1886), ambientada en una zona rural gallega muy atrasada. Se produce un choque entre los personajes de la ciudad, refinados y educados, y los de la aldea, degradados y brutos. El relato supone una dura visión del mundo rural, totalmente opuesta a la visión idílica que plantea J. Mª de Pereda.

- Etapa espiritualista. De clara orientación católica. En este periodo también escribió cuentos y realizó crítica literaria.

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h) Vicente Blasco Ibáñez

Su extensa producción novelística puede clasificarse en tres ciclos:

- Ciclo valenciano. Las obras de esta época son de técnica naturalista ambientadas en la región valenciana: La barraca (1898) y Cañas y barro (1902) son dos ejemplos.

- Ciclo político. Son novelas de tendencia anticlerical y republicana. Poseen un excesivo peso de sus inclinaciones políticas.

- Ciclo final. El autor siguió escribiendo pero sin aportar nada nuevo a las nuevas tendencias que ya superaban el Realismo.

El Realismo, de clara mentalidad científica, dejó paso a finales del siglo XIX al Modernismo, que plantea una renovación en el aspecto estético de la literatura.