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Reconocimiento arqueológico en el orientede Guatemala

ALAIN ICHON(Centre National de la Researche Scientifique)

La parte oriental de Guatemala, limítrofe con lasvecinas rep ŭ blicas de El Salvador y Honduras, esuna región prácticamente desconocida desde elpunto de vista arqueológico. Considerando aparte elvalle del Motagua, con los centros mayores deGuaytan y de Quiriguá, los sitios estudiados hasta lafecha se cuentan con los dedos de la mano: se trataesencialmente de Asunción de Mita y de Papalhua-pa, ambos ubicados en el departamento de Jutiapa,no lejos del volcán de Ixtepeque y de su importanteyacimiento de obsidiana. Sobre el primero tenemosel «informe de reconocimiento» de Stromsvik(1952); sobre el segundo, excavado por Azurdia en1927, unas notas de Graham y Hester (1968),interesados más bien en el material lítico. Debemosmencionar también los reconocimientos de EdwinShook en la región en los años 1940-1944: él muyamablemente nos enseñó sus notas de campo yhemos utilizado algunas fichas sobre sitios del de-partamento de Jalapa depositadas en el Instituto deAntropología e Historia de Guatemala. Más recientesson las observaciones de J. W. Fox (1981) sobre la

Figura 1.—Los departamentos del oriente de Guatemala.

frontera de Mesoamérica y el sitio de Pinula Viejo (ElDurazno), con un plano de este importante centropostclásico (fig. 3).

En esta breve enumeración Ilama la atención elhecho de que nunca se hizo en la región un reconoci-miento sistemático sino, hace más de cuarentaaños, algunos «recorridos» como los de Kidder oShook— y menos a ŭ n excavaciones científicamenteorganizadas. Mientras los esfuerzos de los arqueólo-gos, tanto guatemaltecos como extranjeros, estánorientados preferentemente hacia la costa del Pacífi-co y sobre todo a las tierras bajas del Petén muchomejor conocidas, esta falta de interés por el Orientees deplorable: lejos de ser un «vacío arqueológico»,el Oriente es una región muy rica en vestigiosprehispánicos. Sobre todo su carácter de zona fron-teriza, donde se mezclaron desde el clásico culturasy lenguas tan diversas como el Xinca, Popoluca,Pipil, Chortí y Pokomam, le da gran importancia,especialmente para tratar de entender las grandesmigraciones chontales de los siglos xii a xiv. En estetrabajo de reconstrucción histórica, la aportación dela arqueología sobre la cultura material —patronesde asentamiento, arquitectura, escultura, ce-rámica...— es primordial para comprobar las hipóte-sis de los etnohistoriadores.

El primer paso para mejorar esta situación esevidentemente un reconocimiento completo de loscinco departamentos orientales: Zacapa, Chiquimula,Jalapa, Jutiapa y Santa Rosa. Hemos escogidoJalapa por la siguiente razán: queríamos tambiénhacer una pequeña investigación sobre San LuisJilotepeque, uno de los centros mayores, con Chi-nautla, de fabricación de cerámica. Nuestro recono-cimiento fue Ilevado a cabo en 1986, con la ayudade la arqueáloga guatemalteca Rita Grignon Chees-man y del topógrafo Jean-Pierre Courau, en dosfases: abril-mayo, y noviembre-diciembre (esta ŭ lti-ma menos favorable por la tupida vegetación, quehace difícil el levantamiento topográfico de las es-tructuras y la recolección de material superficial).

Los resultados están ilustrados en la figura 2:

Nota: La ilustración ha sido proporcionada por: J. P. Courou(figs. 5-7, 9a); J. W. Fox (fig. 3); A. Ichon (figs. 1-2, 4, 8b, 10-12)y E. Shook (fig. 8).

Figura 2.— Mapa del departamento de Jalapa con los sitios reconocidos.

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Figura 3.—Plano del centro postclásico de El Durazno(Pinula Viejo), seg ŭ n Fox (1981), con unas modificaciones. Figura 4.—Pintura rupestre de La Peña Pintada (San Pedro

Pinula).

Figura 5.—Plano del sitio de Llano Grande (Monjas).

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91 sitios ubicados en el mapa (dos de ellos en eldepartamento de Jutiapa, uno en Santa Rosa); 8más nos fueron señalados por infomantes. De los99 sitios, 14 ya habían sido mencionados por inves-tigadores anteriores. Por supuesto el relieve y lahidrografía de la región explican en parte la reparti-ción espacial de los sitios; sin embargo el maparefleja no tanto variaciones en la densidad de lapoblación prehispánica, sino más bien las condicio-nes materiales de nuestro reconocimiento, hecho aveces a pie, pero sobre todo en un vehículo de dobletracción. Así, las partes dejadas en blanco, especial-mente al norte y sur de San Pedro Pinula, correspon-den a zonas montañosas donde nuestro recorrido nofue exhaustivo, por eso, sin que podamos deducirque estuvieran desiertas antes de la Conquista. Alcontrario, sabemos ahora que todo el departamento

de Jalapa fue densamente poblado durante unaépoca u otra de su historia prehispánica; un hechoparticularmente inesperado en la zona norte deMataquescuintla y oeste de Jalapa la montaña deXalapan— a pesar de un relieve que alcanza 2.000 m.Hay que subrayar que esta ocupación de los altos,por lo menos en las partes occidental y meridionaldel departamento, fue esencialmente preclásica yque, después de un aparente abandono durante elclásico, hubo reocupación, mucho menos densa porsupuesto, durante el postclásico. Tomando siemprecomo ejemplo la montaña de Jalapa-Mataques-cuintla, .1a datación provisional de los 13 sitiosreconocidos es la siguiente: 9 preclásicos, 0 clásicos,2 postclásicos y 2 sin fechar. En la parte septentrio-nal del departamento, alrededor de Potrero Carrillo,la mayoría de los sitios podrían ser fechados, al

Figura 6.—Plano del sitio de Paso de Tobon (San Pedro Pinula).

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Figura 7.—Plano del sitio de Los Amates, conjunto norte (San Luis Jilotepeque).

contrario, del clásico terminal o principio del post-clásico (e;e1 período epiclásico?) por la presencia desoportes antropo o zoomorfos moldeados.

La ditribución cronológica de los sitios (datacio-nes provisionales, pues no disponemos hasta lafecha de una secuencia cerámica para la región) es lasiguiente:

— sitios preclásicos: 42— sitios clásicos: 47 (22 de los cuales ya estaban

ocupados en el preclásico)— sitios epiclásicos (?): 5— sitios postclásicos: 8— sin fechar: 21.

Esas cifras evidencian, por un lado la importanciade la ocupación preclásica, que se trasladó parcial-mente, durante el clásico, a las ricas planicies deJalapa, Monjas, y en menor grado San Pedro Pinula;por otro lado, la escasez de los sitios postclásicosentre los cuales, además, encontramos solamentetres centros importantes: el Durazno (fig. 3), el sitiovecino de Los Cimientos 1, y Pueblo Viejo (de Mata-quescuintla); dos centros menores, El Salitre (SanLuis Jilotepeque) y Los Cimientos 2; y tres deviviendas: Guachipilin, Tapalapa y Cerro Tobán.

En cuanto a la distribución entre sitios de vivien-da y centros ceremoniales (todo sitio incluyendo porlo menos una estructura de más de 2 m de altura),

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Figura 8.—El sitio de Xalapan. a. plano seg ŭ n Shook (1942), revisado. b. fabricación de adobes destruyendo uno de losmontículos del conjunto sur.

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tenemos 33 sitios de la primera categoría y 57 de lasegunda, sin incluir la pintura rupestre de La PeñaPintada (fig. 4) cerca de San Pedro Pinula, la canterade basalto de San Luis Jilotepeque (hoy día utilizadapara la fabricación de metates, pero sin duda explo-tada también antiguamente), y la veta de obsidianadel Cerro Chayal que proporcionó la materia primapara la industria lítica en gran parte de la región(aunque también fue utilizada la obsidiana gris deIxtepeque).

Entre los centros ceremoniales sobresalen trescentros mayores: Llano Grande (Monjas), Paso deTobon (San Pedro Pinula) y, en un rango menor,Los Amates (figs. 5-7). Los tres son sitios clásicos,ubicados en la orilla de un río permanente, y suorganización es bastante sinnilar, con un conjunto detipo «acrópolis» en la parte aplanada de una loma, ydos canchas de juego de pelota. Otro centro impor-tante es Xalapan, en la orilla sur de la cabecera de-partametal, un yacimiento reconocido por E. Shook ydesgraciadamente en curso de destrucción (fig. 8):el conjunto al norte del río Jalapa es clásico mientrasel conjunto sur es probablemente preclásico. Cercade Monjas, el sitio de Mojarritas, preclásico y clási-co, es un ejemplo impresionante —entre otros mu-chos— de un saqueo organizado por traficantes depiezas arqueológicas (fig. 9).

La importancia del juego de pelota es un rasgonotable en la cultura prehispánica del Oriente. Las 26canchas censadas por nosotros fueron clasificadasen tres tipos: abiertas (3), cerradas «en palangana»(19), cerradas con zonas terminales (4). La signifi-cación cronológica de estos tres tipos todavía no esclara: el tipo abierto podría ser más temprano (aun-que aparentemente el juego no aparece antes delclásico), el tipo 3 nnás tardío. Sin embargo, en loscentros mayores que tienen dos canchas, puedencoexistir los tipos 1 y 2 (en Llano Grande), ó 1 y 3(en Paso de Tobon), mientras Los Amates tiene doscanchas de tipo 3.

Los marcadores encontrados todavía in situ (enPaso de Tobon y Llano Grande) o desplazados (enMonjas y Jalapan, fig. 10), así como unas esculturasclásicas procedentes de los mismos sitios, indicanuna influencia de la costa del Pacífico (Santa Lu-cía Cotzumalhuapa) o del altiplano central (Kami-naljuyu). En el pequeño centro de Chipilapa, encon-tramos en la orilla del río Jalapa dos «altares»burdamente labrados en forma de sapo (?), convarios hoyos —de tres a seis— en su superficie plana(fig. 11). Otras esculturas bastante «primitivas», de

Figura 9.—El sitio de Mojarritas (Monjas).

piedra volcánica, podrían ser preclásicas (fig. 12). Lahermosa figura de un pizote, descansando sobre unacolumna-pedestal de 2 m de altura, fotografiadospor Shook en 1942 en Jalapa, procede del IngenioLas Delicias, entre Monjas y Alzatate; esta pieza,fechada del preclásico medio, ha desaparecido.

Para concluir, pienso que un reconocimiento talcomo el que hemos Ilevado a cabo en el departa-mento de Jalapa puede lograr resultados importan-tes en poco tiempo —aproximadamente tres me-ses— y con pocos recursos materiales y financieros.Nuestra ilusión es que una investigación similar(considerada por supuesto como un peliminar indis-pensable a un proyecto de excavaciones más formal)fuera desarrollada pronto en los departamentos veci-nos: el estado de saqueos generalizado de los sitiosarqueológicos de la región —donde pudismos com-probar varias veces que montículos de 5 a 10 m dealtura fueron arrasados sin dejar ninguna huellarequiere de urgencia una verdadera operación derescate en todo el Oriente de Guatemala.

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Figura 11.—«Altar» de Chipilapa en forma de sapo.

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Figura 12.—Esculturas preclásicas (?). a. Colección privada, Jalapa. b. Las Mercedes, Mataquescuintla.

BIBLIOGRAFIA

FOX, John W. 1981. The late postclassic eastern frontier of Mesoamerica cultural innovation along the periphery.Current Anthropology, 22.- 321-346.

GRAHAM, John A., y R. HESTER. 1968. Notes on the Papalhuapa site, Guatemala. UCARF. Contribution 5: 101-125.Berkeley.

STROMSVIK, Gustav. 1952. Las ruinas de Asunción Mita. Informe de un reconocimiento En Antropología e Historiade Guatemala, vol. 2, n.° 1: 23-28. Guatemala.