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Para el inicio de la década de 1820, el movimiento independentista en la Nueva España era un peligro del pasado, o por lo menos así se vio, hasta la entrada en escena de Agustín de Iturbide, jefe del ejército virreinal. La reciente entrada en vigor del orden que retomaba a la Constitución de Cádiz de 1812, vulneró los privilegios de la élite colonial, que se vinculó al ejército virreinal por medio del Plan de Iguala. El Plan de Iguala, llevado a cabo por Iturbide fue respaldado por la mayoría de la sociedad mexicana. Fue así como el movimiento independentista llegó a tocar a todo el territorio. Ésta situación causó grandes debates dentro de las Cortes españolas. La parte liberal creía que lo mejor para España era pactar la separación de las antiguas colonias para no perder el estado de preferencia y no romper del todo con ellas. España y México sostuvieron negociaciones para pactar la separación de México de la metrópoli española. Tal pacto quedo establecido en el Tratados de Córdoba, el cual otorgaba la corona a Fernando VII, o en defecto uno de sus hermanos, en un sistema de monarquía moderada. Después de esta serie de intentos para lograr un acuerdo, el nuevo virrey llega a la Nueva España. Juan O'Donojú firma junto con Iturbide los Tratados de Córdoba donde se hace oficial la independencia de México. Los Tratados postulaban que el sistema político de México sería una monarquía y el trono era ofrecido a Fernando VII o algún miembro de la Casa Borbón. Con la firma del tratado, las tropas españoles abandonaron la capital. A pesar del nuevo acuerdo y de la declaración de independencia, las autoridades instaladas en la península desconocieron tal acuerdo argumentando que O'Donojú no tenía el poder para acordar tal decreto.

Reconocimiento de la independencia de México por España

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Reconocimiento de la independencia de México por España

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Page 1: Reconocimiento de la independencia de México por España

Para el inicio de la década de 1820, el movimiento independentista en la Nueva

España era un peligro del pasado, o por lo menos así se vio, hasta la entrada en

escena de Agustín de Iturbide, jefe del ejército virreinal. La reciente entrada en

vigor del orden que retomaba a la Constitución de Cádiz de 1812, vulneró los

privilegios de la élite colonial, que se vinculó al ejército virreinal por medio del

Plan de Iguala.

El Plan de Iguala, llevado a cabo por Iturbide fue respaldado por la mayoría de la

sociedad mexicana. Fue así como el movimiento independentista llegó a tocar a

todo el territorio. Ésta situación causó grandes debates dentro de las Cortes

españolas. La parte liberal creía que lo mejor para España era pactar la

separación de las antiguas colonias para no perder el estado de preferencia y no

romper del todo con ellas. España y México sostuvieron negociaciones para pactar

la separación de México de la metrópoli española. Tal pacto quedo establecido en

el Tratados de Córdoba, el cual otorgaba la corona a Fernando VII, o en defecto

uno de sus hermanos, en un sistema de monarquía moderada. Después de esta

serie de intentos para lograr un acuerdo, el nuevo virrey llega a la Nueva España.

Juan O'Donojú firma junto con Iturbide los Tratados de Córdoba donde se hace

oficial la independencia de México. Los Tratados postulaban que el sistema

político de México sería una monarquía y el trono era ofrecido a Fernando VII o

algún miembro de la Casa Borbón. Con la firma del tratado, las tropas españoles

abandonaron la capital. A pesar del nuevo acuerdo y de la declaración de

independencia, las autoridades instaladas en la península desconocieron tal

acuerdo argumentando que O'Donojú no tenía el poder para acordar tal decreto.

La situación de lucha y confrontación era desconocida en España, debido a que el

rey mantenía las noticias alejadas de sus súbditos.

El debate político continúo en tanto a la creación de un plan separatista que

beneficiara a ambos estados. Fueron rechazados unos cuantos, hasta que el

gobernador de Guadalajara en representación de la totalidad de diputados

americanos entregó a la Corte un nuevo plan. En éste se reconocería la

independencia de las colonias y se crearían nexos entre ellas y con la metrópoli.

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Otro de los objetivos era el pago de la deuda contraída por la corona española. Si

bien, el plan no fue del todo aceptado en principio, el sector liberal hizo lo posible

para que resultara favorable. A éste plan se le anexaron una serie de artículos,

como el que declaraba el libre comercio entre España y México y el pago de los

gastos generados por la Casa Real.

El día 13 de febrero de 1822 las Cortes rechazan junto con el gobierno el decreto

de independencia. Sin embargo, las Cortes envían representantes para entablar

comunicación con el gobierno de Iturbide, pero ellos no estaban autorizados para

firmar ningún acta que avalara la independencia. Debido a la negativa por parte

de España para reconocer a México como país libre, Iturbide se proclama

emperador y cierra el acceso a mercancías provenientes de la península. Vicente

Guerrero y Antonio López de Santa Anna desconocen el régimen imperial al

mando de Iturbide. El debilitamiento del imperio detuvo las negociaciones con

España. Éstas se reanudaron cuando se instauró un régimen republicano y el

poder ejecutivo quedó a cargo de Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro

Celestino Negrete para entablar con los comisionados españoles el

reconocimiento y la evacuación de la fortaleza de San Juan de Ulúa tomada por

españoles. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Lucas Alamán fue el

encargado de las negociaciones. Los comisionados españoles se mostraban en la

mejor disposición para hacer factible el reconocimiento aunque ellos no contaban

con la autoridad para hacerlo. Debido a ésto el Congreso mexicano autorizó la

firma de un tratado de comercio con la intención de agilizar el proceso de

reconocimiento por parte de la Corona y así establecer relaciones entre México y

España. El gobierno mexicano envía una nota a la metrópoli donde explica que el

tratado de comercio solamente podrá llevarse a cabo si la corona reconoce la

independencia y otorga el derecho de establecer sin intervenciones el sistema

político que mejor le convenga; también se exigía la entrega de San Juan de Ulúa.

Con la errónea idea de que la mayoría de la población mexicana buscaba el

reestablecimiento del antiguo orden y con la duda de la estabilidad del ex

virreinato, el comandante a cargo de la fortaleza de San Juan de Ulúa se encarga

Page 3: Reconocimiento de la independencia de México por España

de que las negociaciones se volvieran a estancar. La Corona comenzó una

campaña de hostigamiento hacia México lo que llevó a poner fin a las

negociaciones. Con ayuda de la Santa Alianza, Fernando VII recuperó el trono y

declaró que no habría posibilidad alguna de reconocer a México. El monarca

desconoció cualquier intento realizado por el régimen constitucional. Fernando VII

volvió con una actitud impenetrable, fortaleció el régimen colonial en las colonias

americanas que restaban y su posición militar en Cuba, especialmente. Pretendía

restablecer su autoridad en las nacientes repúblicas con ayuda de quienes lo

auxiliaron a volver al trono, sin embargo, Gran Bretaña mantuvo su posición de

evitar cualquier atentado contra las antiguas colonias, echo abajo los planes de

reconquista de Fernando VII. A pesar de la posición de Gran Bretaña, España no

olvidó sus planes.

En 1824 el rey consultó al Consejo de Indias sobre la política que debía seguirse

en cuanto a los estados de América. El Consejo sugirió llevar a cabo una

reconquista progresiva, empezando por el territorio mexicano. La amenaza por

parte de la corona española solamente hizo que el gobierno mexicano presionara

para el desalojamiento de San Juan de Ulúa. México buscó respaldo en Gran

Bretaña, la cual accedió y también conformó una alianza con el gobierno de la

Gran Colombia. Gran Bretaña reconoció a México independiente en diciembre de

1824. El gobierno mexicano esperaba que el apoyo de Gran Bretaña presionara

para el reconocimiento, sin embargo los intentos de mediación no fueron

fructíferos.

Cuando España se da cuenta de que el movimiento independentista se propaga

por todo el continente y que corre peligro de perder el control total de sus

colonias, es que decide hacer una evaluación de las actitudes imperiales. Durante

el largo proceso independentista y de reconocimiento, la corona española

mostraba una actitud renuente, le parecía una ofensa que los “animales salvajes”

a quienes había educado se rebelaran. Los españoles no estaban dispuestos a

aprobar ninguna reforma económica importante.

Page 4: Reconocimiento de la independencia de México por España

Para el año 1825 Gran Bretaña, Estados Unidos, Colombia y Buenos Aires

reconocían a México como un país libre. España con el apoyo de la Santa Alianza

presionaron al Vaticano para desconocer la independencia, y la Santa Sede

condena cualquier intento emancipatorio. Al mismo tiempo la situación interna del

país estuvo marcada por dos acontecimientos: la lucha entre logias y la expulsión

de españoles. Los españoles continuaban manteniendo puestos en el ejército, el

gobierno y el clero. En 1827 el Congreso promulga la ley de expulsión de

españoles que había sido anhelada de diversos grupos populares, principalmente

entre ex-insurgentes, que con base en la fantasiosa conspiración del fraile Joaquín

Arenas, habían fundamentado su antihispanismo. La política de expulsión fue

respaldada por la logia yorkina, que tenía afinidad por un régimen federalista, que

se vería encumbrada a continuación.

A causa de la situación, el gobierno nombra a un representante para entrevistarse

ante el papa y negociar un concordato. México, asumiéndose como país católico

necesitaba el reconocimiento del Vaticano y representantes de la iglesia en su

territorio, ya que para 1829 no había ningún obispo en México. El representante

del gobierno únicamente logra que dos años después el papa nombre obispos

propietarios, pero sin reconocimiento oficial. Por otra parte, la expulsión de

españoles supuso también la expulsión de los burócratas más experimentados, lo

que redujo a su mínima expresión la organización y el funcionamiento de la

administración del naciente Estado, esto tendría consecuencias inmediatas en lo

que concierne a la recaudación de impuestos.

En cuanto a las instituciones y mecanismos financieros, durante la colonia la

Iglesia fue la única institución capaz de otorgar créditos con fines empresariales.

La Iglesia cumplía el papel de un banco. A pesar de que Inglaterra se convirtió en

la principal fuente de crédito, la iglesia no dejó de financiar, hasta las reformas

liberales del gobierno juarista. El proceso independentista produjo una

descapitalización producida por la salida de españoles, quienes eran propietarios

y comerciantes en su mayoría, se dio una fuga de capital. México al igual que

Page 5: Reconocimiento de la independencia de México por España

otros estados latinoamericanos, nacieron con una deuda exterior que ha tenido

gran impacto en su desarrollo y en las relaciones con las grandes potencias. Gran

Bretaña fungió como inversionista, al ser la primer potencia en reconocer la

independencia de México tuvo una pronta disposición a conceder préstamos y

financiamiento. El capital inglés fue destinado principalmente a la minería, pero

las expectativas de los dueños de los créditos no fueron alcanzadas. A partir de

1862, las inversiones británicas adquirieron mayor importancia. Francia, Estados

Unidos y Alemania también inyectaron su capital en México. Los bancos

aparecieron en la primera mitad del siglo XIX, principalmente en las zonas

atlánticas de Brasil y Argentina donde el comercio era más importante. Los

bancos ingleses se establecieron entre 1862 y 1864 no sólo en México, también

estuvieron presentes tanto en el norte de Sudamérica como en el Cono Sur.

Fue muy difícil para los españoles aceptar que su colonia deseaba la separación

con la metrópoli. Con la idea de que gran parte de la población mexicana quería

volver a formar parte de los dominios reales, Barradas preparó una camapaña de

reconquista. En julio de 1829, tropas españolas desembarcan en Cabo Rojo, cerca

de Tampico. Este intento termina en derrota, pero no por las tácticas militares de

las tropas lideradas por Santa Anna lo que hicieron que los españoles se rindieran

en septiembre del mismo año, las circunstancias climáticas y la falta de víveres

obligaron a las tropas invasoras a ceder la campaña. No obstante, la victoria fue

devastadora para el erario público y para el gobierno de Vicente Guerrero. Con la

muerte de Fernando VII se termina la monarquía absolutista, España entra en

crisis debido a los cambios en el gobierno lo cual permite que el Vaticano

reconozca la independencia en 1836 a cambio de que México se responsabilice

del pago de la deuda.

Este inicio de la vida independiente de México, acorralado por deudas contraídas

con Inglaterra para hacer frente a la amenaza española y, posteriormente, por

hacer frente por deudas contraídas desde la Colonia al igual que la precaria

situación administrativa, darían pie a una necesidad continua de financiamiento

extranjero, que desembocaría en la Intervención francesa de 1862, además de

Page 6: Reconocimiento de la independencia de México por España

una relación de dependencia frente a las potencias extranjeras, situación que se

ha perpetuado hasta nuestros días.

A manera de conclusión y haciendo una recapitulación de los elementos

principales que jugaron en la decisión de reconocer la independencia del

virreintato podemos decir que:

La emancipación del virreinato de la Nueva España se consumó en un

periodo relativamente corto, pero ésto sólo en términos políticos. Ésta

situación creó un estado de confusión entre los españoles que residían en

México. Si contaban con la nacionalidad mexicana entonces a quién tenían

que pedir apoyo para atenuar las diferencias en las que ahora se

encontraban; podían acudir al estado español y negar la ciudadanía

mexicana. Tal situación dio pie a un trauma psicológico, el cual según

algunos autores hasta el día de hoy es negado.

Debido a la falta de aceptación de la situación de peligro los intentos de

reconquista en territorio mexicano no cesaron por un largo periodo.

Tampoco se destacó la posibilidad de instaurar un sistema político

monárquico.

La deuda española fue concebida como una de las principales causas del

desacuerdo ente ambos Estados. Durante las negociaciones, México

siempre se mostró dispuesto a hacerse responsable por la deuda. El tratado

fue devuelto algunas veces por no ser lo suficientemente exacto al

respecto.

El republicanismo mexicano según los españoles peninsulares, era la causa

del deterioro y del estado de caos que impedía la organización y el

desarrollo económico del naciente estado mexicano.

Una gran parte del peso de la economía española radicaba en las colonias

Page 7: Reconocimiento de la independencia de México por España

que tenía en América, principalmente en la Nueva España. España se ve

forzado a reconocer a México como un paíes libre en 1836 con el fin de

seguir sus relaciones comerciales. El Tratado de Paz y Amistad fue firmado

el 28 de septiembre de 1836 en la ciudad de Madrid.

Bibliografía

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