8
Ambiente y Ecología I 71 La reducción de la captura y, en algunos casos, el abamiento de los cardúmenes de peces y otras especies acuícolas se empezó a manifestar en México después de haber sucedido en las especies terrestres. Dicho de otra manera, primero tuvimos la negava experiencia en aves, mamíferos, anfibios/reples, peces dulceacuícolas, y plantas superiores. A manera de síntesis, podemos decir que de 1600 a 1997, los mexicanos vimos reducida nuestra biodiversidad de la siguiente manera: Esta negava experiencia ambiental causó preocupación en la sociedad mexicana, par- cularmente en la academia, pero también se vio reflejada en las polícas públicas. En principio, la conceptualización de los recursos naturales por los pueblos indígenas era que éstos no tenían dueño, por el contrario, eran de todos. El ser humano era uno más de ellos (Véase el Discurso del jefe Seale). Esta concepción connuó durante el virreinato y hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, la desaparición de especies terrestres RECURSO NATURAL, SUSTENTABILIDAD, CONSERVACIÓN, PRESERVACIÓN: CONCEPTOS JURÍDICO-AMBIENTALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS MEXICANAS Centro de Investigaciones Culturales, Museo Universitario Universidad Autónoma de Baja California Por Alberto Tapia Landeros Este trabajo analiza estadísticas del uso y abuso de los recursos naturales mexicanos en cuatro siglos, en el marco de las políticas públicas ambientales. Analiza también el significado de los conceptos jurídicos-ambientales de recurso natural, sustentabilidad, conservación y preservación, discutiendo resultados de su uso, e imaginado otros a partir de definiciones distintas. Asimismo, se esboza el concepto “cultura ambiental”. Pretende hacer conciencia de la inconveniente relación que el mexicano ha tenido con la naturaleza, con el fin de modificar esa actitud a favor de una relación sustentable en el largo plazo. NÚMERO DE ESPECIES GRUPO EXTINTAS Plantas superiores Peces dulceacuícolas Anfibios y reples Aves Mamíferos TOTAL 11 16 2 10 10 49 Fuente: SEMARNAP. Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Producva del Sector Rural. Secretaría de Medio Ambiente Recursos Naturales y Pesca. México. 1997.

RECURSO NATURAL, SUSTENTABILIDAD, CONSERVACIÓN ...derecho.mxl.uabc.mx/documentos/mapa-curricular... · La conservación pretende funcionar con las dos polaridades: el negativo que

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Ambiente y Ecología I 71

La reducción de la captura y, en algunos casos, el abatimiento de los cardúmenes de peces y otras especies acuícolas se empezó a manifestar en México después de haber sucedido en las especies terrestres. Dicho de otra manera, primero tuvimos la negativa experiencia en aves, mamíferos, anfibios/reptiles, peces dulceacuícolas, y plantas superiores.

A manera de síntesis, podemos decir que de 1600 a 1997, los mexicanos vimos reducida nuestra biodiversidad de la siguiente manera:

Esta negativa experiencia ambiental causó preocupación en la sociedad mexicana, par-ticularmente en la academia, pero también se vio reflejada en las políticas públicas.

En principio, la conceptualización de los recursos naturales por los pueblos indígenas era que éstos no tenían dueño, por el contrario, eran de todos. El ser humano era uno más de ellos (Véase el Discurso del jefe Seattle). Esta concepción continuó durante el virreinato y hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, la desaparición de especies terrestres

RECURSO NATURAL, SUSTENTABILIDAD, CONSERVACIÓN, PRESERVACIÓN: CONCEPTOS JURÍDICO-AMBIENTALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS MEXICANAS

Centro de

Investigaciones

Culturales,

Museo

Universitario

Universidad

Autónoma de

Baja California

PorAlberto Tapia Landeros

Este trabajo analiza estadísticas del uso y abuso de los recursos naturales mexicanos en cuatro siglos, en el marco de las políticas públicas ambientales. Analiza también el significado de los conceptos jurídicos-ambientales de recurso natural, sustentabilidad, conservación y preservación, discutiendo resultados de su uso, e imaginado otros a partir de definiciones distintas. Asimismo, se esboza el concepto “cultura ambiental”. Pretende hacer conciencia de la inconveniente relación que el mexicano ha tenido con la naturaleza, con el fin de modificar esa actitud a favor de una relación sustentable en el largo plazo.

N ú m e ro d e es p ec i es

GrUpo extiNtas

Plantas superiores

Peces dulceacuícolas

Anfibios y reptiles

Aves

Mamíferos

TOTAL

11

16

2

10

10

49

↑Fuente: SEMARNAP. Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Productiva del Sector Rural. Secretaría de Medio Ambiente Recursos Naturales y Pesca. México. 1997.

y algunas de peces de agua dulce, principalmente debido a su comercialización, pusieron en alerta a los pocos avances en materia ambiental instituidos en México.

En el siglo pasado (XX) destaca la Ley Federal de Caza (LFC), que declaraba “se prohíbe la caza con fines comerciales” (artículo 16). Así, la noción y costumbre de “matar para vender” se penalizaba, mientras que la “pesca para vender” se toleraba, y se sigue tolerando hasta la fecha. Entre los delitos en materia de caza se señalaban:

“La caza de hembras y crías de mamíferos no considerados dañinos, cuando sea posible distinguir con claridad el sexo de los animales” (artículo 30 fracción III);

“Ejercer la caza con ayuda de luz artificial, de venenos o reclamos” (artículo 33 fracción VI).

Estos dos delitos aluden a principios y criterios de sus-tentabilidad. El primero, “respeta los vientres”, el segundo, “darle ventaja al animal”.

No obstante esta política pública ambiental de 1952, la misma apareció tarde para la nutria de río (Lutra canadensis), la nutria de mar, (Ehnydra lutris), el cóndor de California (Gynogyps californianus), y el berrendo (Antilocapra americana), ya que todas estas especies desaparecieron del Estado de Baja California durante la primera mitad del siglo XX. En todos los casos (con excepción del cóndor1) se admite como causa principal la caza comercial, es decir, “matar para vender”, práctica cultural probada en la historia como insostenible.

En materia de recursos marinos, el foco rojo se encendió con el derrumbe de la captura pesquera comercial de la totoaba (Totoaba macdonaldi), especie endémica del alto Golfo de California. La captura comercial de esta especie tuvo que caer de 2,262 toneladas en 1942, a 58 toneladas en 1975 (Tapia, 2006:133), para que se declarara la veda y fuera enlistada como en peligro de extinción.

Otro foco rojo lo constituyó la caída de la población de la vaquita marina (Phocoena sinus), que se redujo de un máximo estimado de 855 individuos en 1989, a 150 anunciados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en 2007. (Rojas, 2007:179-216).

De extinguirse estas dos especies endémicas del alto Golfo de California, la totoaba sería la primera especie de mar extinguida en este siglo XXI, y la vaquita, el primer cetáceo, lo que sin duda devaluaría a México ambientalmente y representaría un fracaso para la política ambiental mexicana.

• Conservación, preservación y recurso natural

La palabra conservación significa para el ciudadano promedio “no destruir, no acabar con un recurso, respetar”. Para la Real Academia de la Lengua Española, conservar tiene varias acepciones:

• Mantener algo o cuidar de su permanencia.• Mantener vivo y sin daño a alguien.• Continuar la práctica de costumbres, virtudes y cosas

semejantes.• Guardar con cuidado algo.• Hacer conservas.

El concepto que interesa discutir en este trabajo es el que se refiere a los recursos naturales.

En los Estados Unidos de América y Canadá, países con los que compartimos muchos recursos naturales y con los que hemos firmado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el lenguaje ambiental se distinguen dos conceptos que al definirse, se vuelven antagónicos: Conservación vs Preservación.

Conservación significa utilizar los recursos naturales susten-tablemente, mientras que preservación significa no tocar la naturaleza.

Bajo esta conceptualización, los cazadores y pescadores deportivos se asumen “conservacionistas”; los verdes radicales se asumen “preservacionistas”, y el resultado es el choque de posturas, la radicalización de diferencias, posiciones irreconciliables y antagonismo que se refleja en una mayor destrucción de la naturaleza.

En México los conceptos llegan a utilizarse como sinónimos, causando confusión en las relaciones internacionales sobre medio ambiente. Para ejemplificar esto, basta consultar la legislación ambiental mexicana y entender la trascendencia de

72 I Derecho Ambiental y Ecología

1 El cóndor californiano desapareció de Baja California en 1934, y fue reintroducido en 2002 en la sierra de San Pedro Mártir.

las decisiones tomadas bajo la ambigüedad de los conceptos. Remitirnos a lo jurídico para entender el ahora no es nuevo. La tradición histórica-jurídica antecede a la Antropología misma como ciencia. Indagar el derecho antiguo de los pueblos ha facilitado conocer y entender a las primeras sociedades.

La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) promulgada en el año de 1988, instituye las siguientes definiciones en su tercer artículo:

Preservación: “el conjunto de políticas y medidas para mantener las condiciones que propicien la evolución y continuidad de los ecosistemas y hábitat naturales, así como conservar las poblaciones viables de especies en sus entornos naturales y los componentes de la biodiversidad fuera de sus hábitats naturales”.

De esta suerte, la LGEEPA no contempla una definición directa del concepto conservación, tan importante y protagónico en los países desarrollados y socios en el TLCAN, y un concepto sobre el cual se educa ambientalmente y se utilizan sustentablemente los recursos naturales de cada país. Así también, como se puede observar, dentro de la definición de preservación aparece la palabra conservar, como acción de mantener poblaciones viables de especies dentro y fuera de su hábitat.

Doce años después de promulgada la LGEEPA, en el año 2000 aparece la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), que intenta actualizar la conceptualización ambiental a través de sus definiciones del también tercer artículo fracción IX, la cual establece que:

Conservación: “es la protección, cuidado, manejo y man-tenimiento de los ecosistemas, los hábitats, las especies y las poblaciones de la vida silvestre, dentro o fuera de sus entornos naturales, de manera que se salvaguarden las condiciones para su permanencia a largo plazo”.

Luego entonces, en México preservar es un conjunto de políticas y medidas, y no acciones. Paralelamente, conservar es protección, cuidado, manejo y mantenimiento, es decir acciones, no políticas públicas.

Su definición entraña un dispositivo oculto a la sociedad, que permite cazar, matar, aprovechar, hasta las especies consideradas “bajo protección especial” por la Norma Oficial Mexicana 059. Ese dispositivo y licencia para matar es el concepto manejo.

La LGVS define al manejo como “la aplicación de métodos y técnicas para la conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre y su hábitat”. Y por si hubiese alguna duda, define al aprovechamiento como “la utilización de ejemplares, partes o derivados de especies silvestres, mediante colecta, captura o caza”.

Nótese que la utilización ya no se califica como obligatoriamente sustentable.

Este análisis nos lleva a pensar que se ha intentado ocultar a la sociedad el verdadero propósito de la conservación a la mexicana. De esta forma, cuando el gran público escucha o se le propone, por ejemplo, un Programa de Conservación para el Borrego Cimarrón, lo que realmente significa es una cacería sistemática del animal. Una utilización no sustentable de una especie catalogada por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, como “bajo protección especial”. Y decimos “no sustentable” porque jurídicamente la “utilización” no está obligada a ello.

Sin embargo, el título “Bajo Protección Especial” dice a la sociedad algo muy distinto y diametralmente opuesto a eliminar una especie diezmada, que se cuenta por cientos y no por miles. En el caso de la especie ejemplo, el borrego cimarrón, los cazadores (principalmente de Estados Unidos), llegan a pagar entre 45 y 65 mil dólares por matar a cada uno de ellos2 en los Estados de Baja California Sur y Sonora. Antojo imposible de saciar en su propio país, donde se autorizan muy pocos ejemplares en función de su edad y disponibilidad, mientras que en México se venden en función del mercado.

Está vigente el viejo refrán mexicano “el que paga manda” y la autoridad ambiental y sus aliados en el Congreso legislan privilegiando el capital y la demanda, sin atender a principios filosóficos, cultura o valores de sus representados.

La conservación pretende funcionar con las dos polaridades: el negativo que representa el matar por gusto, vanidad (caza deportiva), y el positivo que significa hacerlo en aras de la sustentabilidad.

Afortunadamente, en México aún quedan ecosistemas y recursos naturales casi intactos en los Parques Nacionales, propiedad de todos los mexicanos, es decir, en legítimo poder de la sociedad.

El Parque Nacional, una figura jurídica americana de nacimiento y promovida por Teodoro Roosevelt, ex presidente de los Estados Unidos, constituye una representación para la sociedad, equivalente a lo más puro, lo intocado, lo que vale la pena “conservar” (¿?). Es la única figura de “área natural protegida” que funciona sobre bases filosóficas preservacionistas y por ello anticuadas y obsoletas a la luz del neoliberalismo ambiental, que en voz de sus más radicales dogmáticos se sintetizan como ¡úsalo o piérdelo!, en referencia a que cualquier recurso que no se usa, se extingue.

Ambiente y Ecología I 73

2 www.huntingreport.com (Caza en BCS) y www.safariinternational.com (Caza en Sonora).

Para el pensamiento neoliberal ambiental, los llamados Parques Nacionales, consagrados en la fracción III del artículo 46 de la LGEEPA, representan el último bastión del preservacionismo que debe ser demolido, cual muro de Berlín. En nuestro país, ya existen varias propuestas para “recategorizar” a los Parques Nacionales como Reservas de la Biosfera, ya que en esta última y “moderna” figura jurídica sí se permite el aprovechamiento extractivo, en otras palabras, la caza y pesca deportivas, la extracción de madera muerta de los bosques, el desarrollo habitacional para el turismo “ecológico” de bajo impacto, el pastoreo y demás actividades económicas prohibidas en los “anticuados” Parques Nacionales.

En este siglo XXI todo apunta a que se intentará mediante la educación ambiental oficial, la ejercida desde el poder económico y político, convencer a los disidentes de que es posible explotar hasta lo que está en peligro de extinción, siempre y cuando se le etiquete como “aprovechamiento sustentable” (Nota 4). Parece ser que la primera acción en esta dirección, es reemplazar a la educación ambiental, por la educación para el desarrollo sustentable.

Una prueba reciente de intentar cambiar en México las formas jurídicas de protección a la naturaleza, y en este caso, la cultura ambiental de un grupo humano específico, es la alteración de la Norma Oficial Mexicana 022 (Calvillo, 2007) expedida en el 2004 para proteger lo que queda de los manglares mexicanos, pero que fue modificada en 2005 (ilegalmente, sin seguir el protocolo de creación que exige la Ley Federal sobre Metrología y Normalización) a favor de los desarrolladores inmobiliarios, para que pueden deforestar y depredar los últimos manglares que quedan, y a cambio de ello, pagar unos cuantos pesos por hectárea transformada en campos de golf.

Esta decisión política-administrativa tomada en la SEMARNAT cuyo titular era Alberto Cárdenas Jiménez, en el sexenio del presidente Vicente Fox Quezada, ignora lo ambiental (el valor de la homeóstasis) y privilegia al capital (el valor económico del recurso natural).

Dicha modificación ha sido aparentemente neutralizada por acción de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la LX Legislatura, Cámara de Diputados, (www.diputados.gob.mx 28/VI/07), al modificar a su vez, el artículo 60 TER de la LGVS al inicio de 2007, prohibiendo cualquier alteración a un manglar. Sin embargo, desconocemos las acciones que hayan tenido lugar en los manglares mientras estuvo vigente la primera modificación de la NOM 022, en beneficio de desarrolladores inmobiliarios. El caso es buen ejemplo de cómo puede llegar a modelar la cultura ambiental de un pueblo algunos principios filosóficos que sustentan

su normatividad. En este caso, los pescadores ribereños hubiesen tenido que cambiar su cultura pescadora por una de servicios: de jardineros, recamareros, choferes, etc., de las nuevas inversiones golfistas. En este contexto surgen dos preguntas, ¿puede una norma cambiar una cultura? ¿Acaso no es la norma producto de la cultura?

Conclusión

El registro histórico biológico que resumimos a continuación, constituye una buena oportunidad para orientarnos sobre cómo nos hemos relacionado con la naturaleza en los pasados 400 años. Significa una síntesis del racionalismo y sustentabilidad del mexicano ante la naturaleza. Esta relación está basada, desde los usos y costumbres prehispánicas, hasta a la práctica moderna conocida como “aprovechamiento sustentable” (Nota 5). Resume pues, el novedoso concepto “conocimiento tradicional asociado a la biodiversidad” (SEMARNAT, 2002:43).

He aquí datos de la propia autoridad ambiental mexicana que permitirán entender mejor esta relación histórica.

Partimos por ubicarnos en el contexto planetario para compararnos con los países “megadiversos” (SEMARNAT, 2002) de los cuales solamente existen ocho (otra clasificación habla de 12 países), siendo un país “megadiverso” el que tiene muchas especies biológicas, con altos índices de endemismos3:

Somos el 4° país del orbe en especies de plantas, con 26,000; en anfibios estamos también en 4° lugar con 282 especies, mientras que en reptiles somos el número uno del mundo con 707 especies, y en la competida y valiosa categoría de mamíferos quedamos en 2° lugar mundial

74 I Derecho Ambiental y Ecología

3 Endémico: que solamente existe en ese lugar.

N ú m e ro d e es p ec i es

GrUpo país y Número de especies

Brasil55,000

Brasil516

México707

Indonesia519

Colombia45,000

Colombia407

Australia597

México439

México26,000

México282

Brasil462

China410

China30,000

Ecuador358

Indonesia529

Brasil421

Australia25,000

Indonesia270

India433

Australia409

Plantas

Anfibios

Reptiles

Mamíferos

con 439 especies. Sin embargo, México también ocupa el 53vo. lugar de competitividad mundial, calificado con 44.87 en una escala del 1 al 100, donde el 100 es para Estados Unidos; asimismo se encuentra entre los 20 países que más contaminan la atmósfera, ocupando el 15 lugar mundial, con 385 mil toneladas de dióxido de carbono emitidas en el año de 2004. La diferencia entre ser megadiversos, poco competitivos y contaminadores, pudiera deberse a lo que llamamos cultura ambiental, y razonarlo ya implica alguna evaluación. (www.greaterzuricharea.ch/content/05/downloads/2006_wcs_ind.pdf) No obstante la riqueza en biodiversidad del país, nuestra cultura ambiental ya acusó históricamente su carácter depredador, como veremos a continuación.

En México, hemos perdido el 50% de la cubierta vegetal original y el 70% del territorio nacional a causa de algún grado de desertificación (SEMARNAT, 1997:23), mientras que de 1600 a 1997 extinguimos a 49 especies en menos de 400 años. Desafortunadamente, el daño no termina con esta lista de extinciones, veamos en qué situación se encuentra la biodiversidad mexicana al entrar al siglo XXI:

↑Fuente: SEMARNAT. Programa de Conservación de la Vida Silvestre y Diversificación Productiva en el Sector Rural. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, México. 1997.

Estos datos oficiales de la SEMARNAT, son signos de que no estamos siendo “racionales” o “sustentables” en el uso de la biota mexicana. Son resultado del acendrado antropocentrismo sostenido por el Gobierno Federal tanto en la legislación, como en la política ambiental.

Concluyendo esta revisión estadística, permítaseme citar el concepto jurídico base y fundamento de la relación mexicana con su biodiversidad. Para instrumentar la legislación ambiental hay que definir qué entiende nuestra Ley y Gobierno (que no necesariamente la sociedad) por recurso natural, he aquí su definición jurídica:

Recurso natural: “el elemento natural susceptible de ser aprovechado en beneficio del hombre” (fracción XXIX, artículo 3°, LGEEPA, 1988).

En nuestra muy particular manera de observar esta realidad ambiental, la definición comentada es la médula, el chip, la piedra angular que decide la relación mexicana con el medio ambiente.

Destaca en esta definición que el recurso (elemento) natural, para ser tomado en cuenta por la norma, debe ser de “provecho para el hombre”. Para México solamente cuenta el valor económico de los recursos naturales. Se ignora el valor ecológico de los mismos. Este consiste en que las especies dependen las unas de las otras, están conectadas por la “telaraña de la vida” del jefe Seattle. Entonces, si no les reconocemos “valor” a todas, el valor ecológico, aquellas que no nos reportan un beneficio pierden contexto, degradan y desaparecen.

Si preguntásemos ¿y aquellos elementos naturales que no podemos aprovechar en nuestro beneficio? La respuesta podría significar porqué extinguimos 49 especies en 400 años y porqué tenemos en riesgo a 162. Esta es la “huella ecológica” mexicana en la biodiversidad planetaria4.

Acudiendo al principio filosófico “antropocentrismo”, la definición oficial de “recurso natural” en el México moderno, es totalmente antropocentrista.

Como podemos ver en el mapa mental de arriba, la visión antropocéntrica de “recurso natural”, donde el hombre es el centro de todo, está rodeado de un prejuicio (círculo de color) que actúa como un “filtro” que impide ver jurídicamente (culturalmente) a las especies que hasta ahora no nos reportan algún beneficio conocido (tres flechas juntas), por tanto, simplemente quedan fuera de la realidad ambiental de este país. Solamente los elementos naturales que nos benefician (flechas

Ambiente y Ecología I 75

es p ec i es m e x i c a N a s e N r i esG o

GrUpo eN peliGro

32

30

13

1

10

10

56

10

Mamíferos

Aves

Reptiles

Anfibios

Peces

Invertebrados

Plantas

Hongos

ameNazadas proteccióN especial

32

30

13

1

10

10

56

10

32

30

13

1

10

10

56

10

4 Si bien la definición de “recurso natural” es reciente, la filosofía antropocéntrica llegó a México con el conquistador y se impuso sobre las concepciones naturalistas indígenas.

multirectas) atraviesan el “filtro” antropocentrista. Los legisla-dores “ambientales” mexicanos (o la sociedad de la que emanan) siguen sin comprender que aun los recursos que nos reportan algún beneficio, los incluidos en la definición (las tres flechas juntas), para sobrevivir dependen de los que aun no nos reportan ningún beneficio. Ignoran lo que ya conocía el jefe Seattle5, que la telaraña de la vida nos conecta a todos los seres vivos: “El hombre no tejió la telaraña de la vida, él es solamente un hilo de ella. Lo que le hagamos a la telaraña, nos lo hacemosa nosotros mismos”. Seattle6.

Explicación: la visión de Seattle es biocentrista; la del legis-ador mexicano antropocentrista.

El antropocentrismo economicista solamente reconoce el valor económico del mundo biótico y abiótico. Desconoce, (por visión política y/o económica emanada a su vez de una corriente filosófica) valores intrínsecos de la naturaleza, sobre los cuales ésta había sido “sustentable” hasta llegar la explotación masiva, la “mega máquina” de Ballesteros, y que aun no forman parte de nuestra cultura ambiental. En nuestra particular opinión, estos valores son la homeóstasis, la transferencia de energía y la selección natural.

Homeóstasis: capacidad regenerativa y de autorregulación de la naturaleza.

Transferencia energética: el flujo constante de la energía solar a través de los organismos.

Selección natural: la depuración y perfeccionamiento de la vida para ser sostenible, sin la intervención humana.

Una insuficiencia de cultura ambiental que:

a) Sobre explota un recurso natural porque ignora el valor homeóstasis.

b) Modifica una norma (NOM-022) en perjuicio del manglar que transmite la energía solar a través de microorganismos en los esteros, hasta las especies mayores de gran utilidad para el hombre.

c) Mata a los mejores sementales (de borrego cimarrón) impidiendo la selección natural, afectando su condición reproductiva poniendo en riesgo a la especie. (Véase Baja California, Uso y Abuso de su Biodiversidad. UABC. 2006. Págs. 29-31).

Mediante el desconocimiento de estos tres valores del ambiente el hombre degrada la naturaleza hasta niveles irreparables, en su propio perjuicio. En este estricto sentido, el Homo es un suicida por ignorancia ambiental.

Ahora ensayemos otra perspectiva. Quizá la situación de riesgo para 162 especies mexicanas sería menor si la definición jurídica de recurso natural fuera biocentrista:

Recurso natural es “todo elemento natural conocido o no por la ciencia; con beneficio o no para el hombre”.

Esta propuesta daría protección jurídica tanto a la biodiversidad como a los recursos abióticos. Sería una definición “general”, condición indispensable de toda norma jurídica, y que da pauta para enriquecer la cultura ambiental al hacerla menos materialista y más natural, a la vez que da justa importancia a todos los elementos naturales sin importar el beneficio directo que nos proporcionan, en la que el criterio economicista dejaría de ser prioritario.

Por último, ensayamos a proponer otra definición de recurso natural ahora desde el ecologismo personalista7:

Recurso natural es “el elemento biótico y abiótico cuyo beneficio debe distribuirse equitativamente sin com-prometer su viabilidad para las futuras generaciones”.

Este repensar la relación del hombre con la naturaleza en perspectiva histórica, universal primero, nacional después,

76 I Derecho Ambiental y Ecología

5 Y si no hubiese sido el nativo, sino cualquier otra persona, entonces tendremos que admitir que el concepto “ecologista” ya existía desde el siglo XIX.6 www.csun.edu/-vcpsy00h/seattle.htm 05/VI/07.7 Ballesteros Jesús. Ecologismo personalista: Fundamentación antropológica. Tecnos. Madrid. 1995.

pretende aportar elementos para proponer una definición de cultura ambiental, pero permite además preguntarnos ¿se puede evaluar la cultura ambiental de un pueblo?

La información oficial estadística muestra el resultado del interactuar mexicano con la biodiversidad a lo largo de más de cuatro siglos.

¿Es natural y aceptado que se extingan especies en proporción directa al aumento poblacional? (Visión Maltusiana). Bajo el criterio antropocéntrico parece ser que sí.

En México, en números redondos crecimos en 100 millones de habitantes en 400 años. El censo ordenado por Cortés arrojó 3’720,000 (Vázquez y Orozco, 1989). En estos 400 años extinguimos a 49 especies biológicas, 1.22 por siglo y pusimos en riesgo a 162 más.

El “desarrollo sustentable”, filosofía en la que se sustenta toda la política ambiental mexicana, es decir, la base normativa de nuestra cultura ambiental, propone un crecimiento económico perpetuo, por siempre. Resulta inevitable preguntarse:

1. Al ritmo que registra la historia, ¿para cuántos siglos de desarrollo (¿sustentable?) nos alcanza la biodiversidad restante?

2. ¿Aprenderemos de la historia que la cultura ambiental a la mexicana nos lleva a la ruina ambiental, a la desertificación, a la inviabilidad como país?

3. ¿Hay entonces culturas ambientales exitosas y fracasadas? (Nota 4)

4. ¿Cómo definimos cultura ambiental y cómo calificamos a la nuestra?

Una definición simple de cultura ambiental sería “toda mediación del hombre con su entorno”. Después de revisar algunas corrientes filosóficas que son sustento de normas que a su vez regulan la actividad del hombre con la naturaleza, nos atrevemos a proponer la siguiente definición:

Cultura ambiental: “suma de experiencias con los elementos naturales y sus ecosistemas para aprovecharlos sin agotarlos. Vivencias que dan sentido a la existencia y pertenencia a un grupo social que les da identidad. Cuerpo de saberes, conocimientos, mitos y creencias para interactuar con el medio ambiente. Habilidades para construir significados simbólicos y artefactos para representar la naturaleza desde la subjetividad del sujeto. Intención de heredar todo lo anterior con el objeto de guiar a las nuevas generaciones”8.

Como otras definiciones, la anterior es provisional, en cons-trucción, tentativa y temporal. Como toda experiencia humana, está sujeta a modificaciones producto del sumar vivencias.

Entendemos toda cultura como la suma de experiencias que conforman un estilo de vida. De ahí que se hable de cultura, política, empresarial, deportiva, religiosa, urbana, cívica, académica, culinaria, del arte, filosófica y otros calificativos que nos indican un estilo de vida, identidad, pertenencia.

Si cultura ambiental es un término genérico que engloba a otras culturas, éstas podrían ser: cultura agrícola, marina, minera, cinegética, veterinaria, pesquera, forestal, herbolaria, apiaria, equina, vaquera, de reciclaje, de cetrería, canina y otros califi-cativos relacionados. Basta imaginar a exponentes de cada una de ellas para identificar estilo de vida, pertenencia e identidad.

Concluimos con la cita de Gilberto Giménez Montiel: “debe reconocerse, al menos como precaución metodológica, la igualdad en principio de todas las culturas” (Giménez, 2005:41).

Notas

1. En nuestra experiencia, hemos observado habilidades en el sujeto rural que el citadino carece. Algunos ejemplos: el marinero o pescador lee las nubes y anticipa un viento potencialmente peligroso; percibe bajas barométricas sin barómetro. El serrano, anticipa una tormenta o ventarrón, “sintiendo” (tacto) en su piel el cambio de humedad. El ribereño registra mentalmente en una bajamar lugares potenciales para tirar su red en la pleamar. El cazador sabe el sendero del venado y si lo hiere, siguiendo sus huellas lee si el animal va o no a morir. Lee la edad (minutos, horas, días) de las huellas, sabe si son de hembras o de machos y de qué especie y de cuántos animales se trata. Con estos cortos ejemplos pretendo explicar a qué clase de habilidades me refiero. Para nuestro entender, ejemplos claros de evolución cultural, y no de herencia biológica.

2. Este documento está basado en un discurso del cual no existe copia estenográfica, y existen varias versiones, por tanto solamente lo utilizamos como una guía, información sin fuente original confirmada. Pero resulta difícil aceptar que a mediados del siglo XIX algún pensador “civilizado” hubiese puesto sus palabras en boca de un indígena. Si así hubiese sido, ¿en dónde quedó tal pensador que no aparece en la historia? Resulta interesante analizar los conceptos vertidos por Seattle en 1854, cuatro años antes que Carlos Darwin publicara El origen de las especies, 1859; y Edward Burnett Taylor publicara Researches into the Early History of Mankind and the Development of Civilization, 1865, y Primitive Culture, 1871, trabajos elementales para entender y explicar la relación del hombre con la naturaleza (Giménez, 2005:198-199). Para este trabajo tomamos el texto de Nancy Zussy, bibliotecaria de la Biblioteca Estatal de Washington, EE.UU. www.synaptic.bc.ca/ejournal/wslibrry.htm 13/VI/07.

3. Cinegética: arte de cazar con perros (Aznar y Alarcón, 2006:64). Esta definición se popularizó tanto en el siglo XX, que ahora se considera “cinegético”, todo lo referente a caza deportiva, con o sin perros.

Ambiente y Ecología I 77

8 Después de redactada esta definición provisional, tuve conocimiento de la propuesta del Dr. Pablo Ángel Meira Cartea, de la Universidad de Santiago de Compostela, España. Este académico propone crear “una cultura ambiental que reconcilie a los individuos y a la sociedad tanto con la naturaleza como entre ellos mismos” (Meira, 2006:109).

4. La Isla de Pascua en el Océano Pacífico Sur, está cubierta solamente de pasto. Estudios realizados en sus partes bajas encontraron que éstas fueron lagunas, que en sus estratos contienen restos de muchas especies de aves y polen de plantas hoy desaparecidas, particularmente de palmeras. La reconstrucción histórica apunta a que fue una isla rica en bosques de palmas rodeada de bancos de peces. En el año 800 llegó un grupo humano polinesio (rupuanes) que se adaptó a esta riqueza. Con la fibra de la hoja de la palma construyó redes para pescar, con los troncos de las palmas, canoas y estatuas sacras. La palma abonó a su cultura material y no material. Así vivieron por siglos pescando y comiendo aves marinas. Pero su población creció hasta agotar las aves, luego las palmeras, y sin ellas no pudieron pescar. Después se dividieron y pelearon hasta casi morir de hambre, según lo constataron en 1722 navegantes holandeses. La isla quedó desertificada, degrada, sin aves, peces ni palmeras. Un grupo humano específico sin una cultura ambiental sostenible, o sostenible en una relación directa población-recurso natural. ¿Visión neomaltusiana?

5. Aprovechamiento sustentable: “la utilización de los recursos naturales en forma que se respete la integridad funcional y las capacidades de carga de los ecosistemas de los que forman parte dichos recursos, por periodos indefinidos”. Art. 3°, frac. III, LGEEPA. México. 1988.

Bibliografía

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78 I Derecho Ambiental y Ecología