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Ponencia presentada por Eduardo Ramírez para el III Encuentro de Críticos e Investigadores en Valparaíso celebrados los días 10, 11 y 12 de noviembre de 2011

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@ reEdua Regís

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oblema que ar a otros pa

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nte mucho tonalidad (y suar la internacpos. 

¿cómo localadismo, migr

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fluir es locali

onexión ymírez 

pretende anae contextualin dato. 

móvil, de destrascendenciografía circulagnificación a

otografía busebook, googun mercado. 

plantea esterámetros. 

zación era taal lugar de d

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zación, ya noprocesos acoformación y 

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o se refiere ardes a los circomunicació

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nos a estas rocalizan para

Desde aquí.

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mico hasta ed al territorioen implica ot

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mo flujo. 

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, los corporaística, como 

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Identificador de llamadas 

Para empezar, es paradigmático el cambio que se da en la pregunta cuando uno habla por teléfono. De la tradicional pregunta a teléfonos fijos,¿a dónde hablo? o ¿con quién hablo?, en la que se hace evidente que hablamos a un lugar donde la persona puede o no puede estar, y que nos remite a categorías “absolutas” de sujeto y territorialidad. Con la desterritorialización, con el desplazamiento que experimenta la sociedad actual, se ha trastocado. 

Ahora, cuando hablamos a un teléfono móvil la pregunta es, ¿dónde estás?, ¿puedes hablar? Lo que fija la importancia, primero de la desterritorialización/localización  y luego, la disponibilidad ante la disolución entre tiempo privado y público, entre el tiempo de trabajo y el del ocio.  

Ya nadie pregunta ya ¿con quién hablo?, dada la personalización de la comunicación simbolizada en los identificadores de llamadas.  

Esta dislocación de la identificación o localización con el territorio en esta época es sustituida por la (des)localización que nos provee la virtualidad. Ya no buscamos pertenecer o relacionarnos con un espacio específico, sino estar conectados. Cuando estoy conectado, soy, me ubico. 

No solo no estamos en un mismo lugar sino que nos movemos a velocidades relativas o distintas. Así, nuestra ubicación es relacional, relativa con respecto a nuestra velocidad de participación, a nuestro marco de referencia, es decir a las redes que vamos construyendo con otros.  

Solo yo sé dónde estoy, desde dónde hablo. Por lo que tengo que ubicarme frente al otro, para el otro y esto lo logro a través de emitir mensajes continuamente, señales de vida. No importa cuál sea su contenido, sino enviar el mensaje.  

Lo que nos interesa marcar es ¿cómo se fija la localización en las redes sociales a través de la fotografía? 

 

Cargas móviles ii 

Si bien la fotografía es un formato que siempre se ha prestado para la descontextualización/recontextualización, como se hace evidente en la foto de viaje o en la de prensa; la fotografía, que aparece en las redes sociales más que buscar su inserción en un contexto internacional, se deslocaliza con la intención de insertarse en un proceso móvil, de distribución e información, como dato que fluye en un circuito global/virtual. 

 

Localización en la época del capitalismo electrónico 

El espacio de contacto entre lo global y lo local define las prácticas de conformación de la sociabilidad. Define los roces entre esquemas de poder, sus fricciones y reacciones. En esta frontera efervescente se redefinen los sentidos. 

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En este espacio móvil, al conformarse las redes flexibles de comunicación se perfilan los flujos de sentido, de consumo, de información, de producción de conocimiento y de saberes.  

Esa localización móvil forma una red de información para la corporación. 

Más que territorialidad se produce una interconexión.  

Y la fotografía en facebook visibiliza estos procesos, estas prácticas de interconexión y contacto como formas de producción de contenidos. 

 

Facebook is free (and always will be) i 

El libre tráfico que ofrecen las redes sociales resulta en un esquema de control. 

Este mundo global se caracteriza por los múltiples tratados de libre comercio que permiten a las mercancías fluir libremente entre distintos países. Extrañamente este libre comercio está sustentado en una serie de restricciones, controles y limitaciones. Así los esquemas de libre tráfico en la red, nos dejan entrar a cierta plataforma de libertad, asociación, elección, acceso, con la intención de establecer cotos a los flujos. 

Una proliferación similar a la que se da en el mundo moderno con el control del tiempo, ahora lo vemos con la producción de imágenes. Del mismo modo que los relojes se volvieron accesibles y portátiles para cada individuo e incluso otros aparatos adoptaron esta función de dar la hora, ahora la posibilidad de tomar fotografías es más accesible y varios aparatos incluyen entre sus funciones la de hacer fotografías 

Así como el tiempo privado, por el reloj, se fue volviendo más y más controlado, capitalizado por el medio productivo al tiempo que su uso se generaliza; la publicación de más y más imágenes, de más y más  momentos de nuestras vidas privadas –desde la identificación con fotografía, hasta las redes sociales– es la forma actual de control y capitalización de la gestión de la imagen, ahora generalizada y en forma digital.  webcam i 

Una gran mayoría de las fotos personales que circulan en facebook está estandarizada por el dispositivo: fotos de webcams o la permanente posesión de smartphones o cámaras digitales que nos permiten registrar cada acto que emprendemos en autorretratos limitados por el largo de nuestro brazo o la cercanía a la pantalla.  

Al asumir ciertas estéticas, composiciones, convenciones sociales, o formatos del dispositivo se construye, se gestiona nuestra imagen, se gestiona el yo en los espacios públicos, en el contexto social. 

Sin embargo, mientras nosotros buscamos descontextualizarnos a través de fotografías que se ajustan a “estéticas” o maneras de ver estandarizadas, son los corporativos informáticos los que nos geolocalizan para vendernos como estadística, como nicho diferenciado de un mercado. 

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Las convenciones sociales, devienen imagen, la imagen deviene en yo reconocido por las estructuras, en gestión del yo (neg(oci)ación entre convención y pulsión).  

 

Cambio en el concepto de información 

La información, que se requiere de nosotros en nuestra participación social, ya no solo es la demográfica. Los datos que nos definían como sujetos estáticos, esenciales, de una sociedad (edad, sexo, forma de ingreso, grado de educación…).  

Ahora los contenidos, la información sensible, significativa, que conforma nuestro perfil es cada una de las decisiones, elecciones que hacemos como usuarios de la redes de información.  

¿A dónde vamos, con quién nos conectamos, dónde vacacionamos, cómo consumimos, qué comunicamos en nuestros meils, cómo formamos u organizamos nuestras redes?   webcam ii 

En 2006 la revista Time nombró Persona del Año al usuario de la red. En su portada puso una computadora y sobre su pantalla imprimió la palabra “Tú” y añadió un trozo de mylar de espejo para que quien tuviera la revista enfrente viera reflejado su rostro.  

Si bien la revista en nuestras manos es individual y refleja nuestro rostro particular, es también un producto de la reprodictibilidad y se multiplica por las redes de distribución globales de la información de tal modo que en cada país que se edita TIME proveía la posibilidad para que miles de personas nos reflejáramos creando la sensación de comunidad y horizontalidad. 

Más que conectarnos, la red nos regresa una imagen de nosotros mismos. De la misma forma que en las fotos de webcam, quien ve a la portada, no está con los otros, pero al verse reflejado, al verse a sí mismo, se siente parte de una comunidad de otros reflejándose en la pantalla.  Facebook is free (and always will be) ii 

En esta portada del 2006, bajo la pantalla de espejo, tenía las siguientes líneas: “Sí, tú. Tú controlas la era de la información. Bienvenido a tu mundo”. 

Este “reconocimiento” más que la importancia de las comunidades que hacen funcionar y alimentan las redes, evidenciaba ya su expropiación, la propietarización de ellas por parte de los corporativos de comunicación representados por la revista TIME. 

Por si esto no estuviera claro, apenas cuatro años después, en 2010, resulta que la Persona del Año es Mark Zuckerberg, el creador de facebook y, de esta manera, recupera el control de la era de la información por ser “El conector”. 

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“Por conectar más de 500 millones de personas y mapear las relaciones sociales entre ellos, por crear un nuevo sistema de intercambiar información y por cambiar la manera en que vivimos nuestras vidas”, justificaba TIME su nombramiento.  

Una vez más el darnos el control es un anzuelo. Declarar que somos nosotros los que controlamos los medios de información es una vía para engancharnos a ellos.   

Como lo muestra el eslogan de la campaña que lanzó X box, por esos mismos días, “Tú eres el control” como un nuevo interface que cada vez envuelve más nuestros gestos, nuestras acciones, nuestra capacidad de divertirnos, de ser diversos, dentro de un dispositivo capitalizable por el otro, y que, para nosotros, está escondido tras la desmaterialización de un software. 

Así, parece que ejercer el control de estas redes de información, es una forma de asumir que nos controlen. 

 

webcam iii 

En la webcam se pluraliza y “democratiza” nuestra Hall 5000 personal que permanentemente nos rige y nos ve. 

Cada que alguien captura su imagen por la webcam afirma ese esquema de control que nos capta, captura, frente a la computadora, on line. Somos reconocidos no por el registro de nuestro rostro, nuestro perfil se define, simplemente, por estar viendo. 

En su estructura de espejo la webcam se convierte en símbolo de ese acto de doble visión: ser pantalla y cámara. Vemos en una pantalla a los otros y ésta/éstos nos ven porque son cámaras: nos ven/viendo, nos mostramos/viendo, viéndolos. El otro es el espejo que nos refleja.  

Ni panóptico ni falansterio, la mirada del otro me controla ya no de acuerdo a un arreglo arquitectónico, material, territorial, sino en una arquitectura de la movilidad, del flujo, virtual, wireless.  

Al conectarnos, la red nos ofrece una imagen de nosotros mismos. Una reciprocidad que se materializa no solo en las señales que le mandamos como emisores; sino sobre todo, en las respuestas que recibimos de nuestra red.  

Somos al vernos‐viendo, al  saberse‐viendo‐visto. 

Esta es la lógica, la arquitectura del dispositivo webcam: nos da lo opción de ocupar la pantalla con nuestra imagen/rostro, viendo. Nos muestra deseando ser vistos, viendo. 

Esa suma y confrontación de miradas literalmente virtuales, posibles, que materializan nuestro deseo de ser vistos y en él nos enmarañan, tejen una forma de control, la sutil telaraña del biopoder en la que, cada que nos mostramos, afirmamos un modelo de construcción del yo, instituido por el dispositivo que sostiene y mapea la red social.   

 

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Álbum y memoria i 

Al transcurrir, pasar, de ser en la pantalla, se sumerge nuestra participación, nuestra presencia se diluye en el continuo flujo de los otros, de la actualización de la información en ese espacio efímero de la pantalla. 

Lo que la suma de fotografías que subimos o compartimos no alcanza ni aspira a la trascendencia de la memoria, ni al orden del archivo; sino a la permanencia siempre presentánea del tiempo del twitter, del home de facebook. Es la suma de las participaciones de los otros lo que vuelve instantáneas mis intervenciones.   

La dificultad de rastrear un post de más de una semana de distancia, evidencia que el tiempo significativo y que da sentido a la información y a las imágenes que compartimos, es el presente, el tiempo en línea, la instantaneidad en la que lo que sucede unas horas atrás se vuelve obsoleto. 

La actualización implica esta necesidad de existencia instantánea, sin memoria o con una memoria a cortísimo plazo. 

Las imágenes que quedan en los álbumes de fb, remedando las formas de archivo tradicionales, no registran un pasado visible en las fotos, en los rasgos de tiempo que se leen en las imágenes. Lo que quieren archivar son los comentarios o reacciones de los otros que son las que realmente forman o dan sentido a los ábumes. 

 

Facebook is free (and always will be) iii 

La crítica inicial que se hacía a internet: mientras estemos conectados, en línea, nos mantenemos fuera de las calles… ahora toma otra dimensión a través de nuestra participación en las redes sociales.  

Al participar ya solo desde nuestras casas, sino desde esa movilidad que nos proveen los smartphones, somos “colaboracionistas” 

El control ya no sólo consiste en mantenerse conectado y estático; sino que, al ceder los derechos de la información que compartimos en esta plataforma, afirmamos la primacía de quien posee la plataforma. 

Al principio, estar en línea significaba no estar en la calle, amortiguar el efecto político de la multitud que se reconocía en las redes informáticas. Ahora, al utilizar la movilidad de los smartphones, esta movilidad que podría traducirse en cierta flexibilidad o libertad del control que nos mantenía dentro de nuestras casas, se ha extendido al llevar ese dispositivo de control, incluso de manera móvil, en la palma de nuestra mano. 

El control de mantenernos conectados se extendió incluso al salir de nuestras casas, al estar en la calle. 

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El poder del control es ejercerlo en circulación, el poder de producir permanente imágenes‐flujo. Estar en red ahora significa estar en la calle, móviles. Los smartphones nos permiten estar atados a la pantalla. Promueve estar contenidos en la movilidad. 

 

Cargas móviles iii 

Lo que estas tomas en la movilidad intentan es relentizar nuestro fluir, el desplazamiento. No quieren quedarse, volverse parte de nuestra memoria. No constituyen un documento, un archivo. Simplemente  permiten ser visto, crear conectividad (visual) ser al ser distribuidos, no móviles, sino distribuidos, interconectados. 

Por eso, en un contexto de distribución/interconexión social como facebook, el constante cambio de perfil es esencial. Ya no se busca la gestión del yo por medio del archivo, del álbum fotográfico donde se van acumulando los momentos, un registro de cómo la vida se queda en nosotros, sino que generamos distintas imágenes cuyo objetivo es relentizarnos momentáneamente en este flujo para ser, al estar en línea.  

En este permanente cambio, en esta alimentación constante de nuestros datos al dispositivo, consiste la carga de ser móviles. 

 

webcam iv 

El lugar de existencia es la pantalla, la mirada del otro. No importa estar en la pantalla sino hasta que somos vistos por el otro y esto se materializa en algún acto/respuesta pública (un like, un comentario). 

Ser, es convertirse en nodo. 

Somos nodo, punto de tránsito, lo que nos da existencia es ese flujo de información que pasa, transita a través de nosotros, sin quedarse y que en fb se materializa y actualiza interminablemente en esa cantidad de likes o comentarios que tenga cada una de nuestras entradas. 

 

Álbum y memoria ii 

En los álbumes personales de fb, además de esas renovaciones de perfil, de esa actualización de los eventos a los que acudimos o nos involucramos, encontramos muchas fotos de infancia. Ese coqueteo con el pasado es un intento de reactualizar las fotos rescatadas de un origen más allá de la foto digital.  

Fotos que al escanear, digitalizar, se ubican en nuestro perfil un poco para, en esta lógica de hiperinstanteneidad, proveernos una memoria, un pasado, que nos permita no sucumbir ante el bombardeo de información del fb.  

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Estas fotos del pasado, de nuestra infancia, cumplen una función similar a los recuerdos que, vía tecnológica, les son implantados a los cyborgs, como recuerdos, en las narraciones de ciencia ficción de Philip K. Dick, y que les permiten, siendo cyborgs experimentarse humanos al tener fotografías que les hacen pensar que están ligados a un pasado, a una memoria y no estar condenados al presente que nos hunde cada segundo a una obsolescencia.  

Evitar esa sensación de obsolescencia que nos aqueja cuando nos sometemos a la instantaneidad como mediación de nuestra existencia. 

 

Facebook is free (and always will be) iv 

Toda actividad que hacemos en fb se convierte en producción simbólica, en trabajo inmaterial. Nuestra actividad, intermediada por un dispositivo electrónico, (Smartphone, laptop) se vuelve una estación de trabajo, un mínimo swetshop que es capitalizado por los bancos de datos que formamos y que están en poder, propiedad, de los corporativos de comunicación.  

Somos nodos, más que estaciones de tránsito, somos estaciones de trabajo que nos sometemos ante una promesa de comunidad.  

Facebook es (una estación de trabajo) gratuito, y siempre lo será. 

 

Cargas móviles iv 

La mayoría de las imágenes de fb o que circulan por internet (memes incluidos), no resisten el análisis formal y nos parecen imágenes vacías. 

Lo que sucede es que su valor reside en circular, en generar un constante flujo, en hacer contacto. Si se les detiene, si se les imprime y se les analiza en sí mismas, pierden su valor, se les transforma en objeto, ya no flujo. 

Es decir, su valor reside en la estructura del dispositivo de interconexión (teléfono móvil, internet, cámara digital…). Estas imágenes se convierten en datos que dan vida a la red. Su valor reside en la información que proveen a la plataforma donde circulan generando un perfil o formando parte de complejas estadísticas demográficas, geolocalizaciones, tipologías…   

 

 

 

 

 

  

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 Referencias 

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