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Nueva historia de las redes masnicas
atlnticas
Vol. 1:
200 aos de relaciones masnicas entre
Argentina, Uruguay, Chile y Francia
(Siglo XIX)
Actas del primer seminario euro-argentino de historia de
las redes masnicas atlnticas
Dvrig Molls
(coord.)
Nueva historia de las redes masnicas
atlnticas
Vol. 1:
200 aos de relaciones masnicas entre
Argentina, Uruguay, Chile y Francia
(Siglo XIX)
Actas del primer seminario euro-argentino de historia de
las redes masnicas atlnticas
Textos reunidos, preparados, editados y presentados por Dvrig Molls
Diseo y edicin por Dvrig Molls & Claudio Gimenez
Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp)
47 N. 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina
+54 221 427 3992 / 427 4898
www.editorial.unlp.edu.ar
Edulp integra la Red de Editoriales Universitarias Nacionales (REUN)
Primera edicin, 2012
ISBN 978-950-34-0897-1
Queda hecho el depsito que marca la Ley 11.723
2012 Edulp
Impreso en Argentina
Molls , Dvrig (coord.) Nueva historia de las redes masnicas atlnticas: vol.
1, 200 Aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay Chile y Francia S. XIX / Dvrig Molls ; coordinado por Dvrig Molls . - 1a ed. - La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2012.
546 p. ; 14x20 cm. ISBN 978-950-34-0897-1 1. Historia Contempornea. 2. Relaciones
Internacionales. 3. Masonera. I. Molls, Dvrig, coord. II. Ttulo CDD 366.1
Documento 1: El trabajo masnico, Ilustracin de Oprase Alt, sin fecha, Archivo de la Gran Logia Argentina (AGLA)
Prefacio
Aldo Herlaut1
Las Repblicas argentina y francesa mantienen
una relacin bicentenaria y polifactica. La calidad y
la cantidad de estos intercambios humanos,
culturales, intelectuales, econmicos y diplomticos
hacen de la Argentina un aliado de primera
importancia para Francia.
Esta relacin especial descansa sobre
fundamentos humanos y culturales compartidos.
Nuestras dos Repblicas nacieron al comps de
las grandes revoluciones. Ambas fueron, en su
hemisferio respectivo, entre las precursoras de una
nueva era fundada en la libertad de los pueblos,
el despertar de las nacionalidades, la independencia
del espritu y el progreso del gnero humano.
Argentina y Francia son naciones
cosmopolitas. Fueron y son cunas migratorias
irrigadas por Europa, frica, Amrica y Asia. En
ellas, individuos oriundos de todas las latitudes han
1 Consejero de cooperacin y de accin cultural de la Embajada de
Francia en Argentina.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
II
hallado una tierra de asilo adonde aprender, pensar y
progresar.
Son naciones cvicas, fueron y son crisoles de
ciudadana fundamentados en el derecho del suelo,
sin ninguna exclusin.
Nuestras dos Repblicas se hermanaron a
travs de sus exiliados y de sus emigrantes. Los
franceses fueron en el siglo XIX el tercer grupo
migratorio en la Argentina, dejando aqu huellas
mltiples y evidentes en el presente. Por su parte, los
argentinos se exiliaron o emigraron repetidamente a
Francia, formando en la actualidad no slo una
comunidad de artistas de muy alto nivel, si no
tambin, por ejemplo, el primer cuerpo de cientficos
de origen extranjero.
Argentina y Francia adoptaron, para garantizar
su integracin nacional, los principios universalistas
de libertad, igualdad, fraternidad y laicidad. Estas
bases para la organizacin nacional garantizaron la
igualdad ciudadana en la diversidad cosmopolita.
Maana, nuestras naciones podran ser un escudo
frente a los vientos que traen nuevos rumores de
fanatismos, armadas slo para enfrentar los desafos
del siglo XXI.
En este marco, cobra una importancia
estratgica el fuerte impulso dado a la cooperacin
cultural entre nuestras dos naciones. La cooperacin
franco-argentina es excelente y es para mi un orgullo
Aldo Herlaut Prefacio
III
contribuir humildemente a su desarrollo
consolidando, con el gobierno argentino, programas
de apoyo a la edicin, intercambios culturales
cruzados, cooperacin universitaria bilateral,
cooperacin cientfica internacional, etc.
Pero la cooperacin inter-gubernamental slo
es un aspecto de los mltiples vnculos que unen
nuestras dos naciones. Redes de cooperacin no-
gubernamentales juegan un papel capital. Lo ensea
esta obra, dedicada a una sociedad civil
internacional, eslabn fundamental en nuestros
intercambios humanos y culturales, y en nuestra
comunidad laica, democrtica y social.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
IV
Prlogo
ngel Jorge Clavero1
La Nacin Argentina, autoconstituida como
nacin libre e independiente entre 1810 y 1816,
cumple su bicentenario. La franc-masonera
argentina y latinoamericana tambin.
En Amrica Latina, las primeras logias
masnicas surgieron despus de 1790, en las estelas
de las Revoluciones francesas y americanas. Salvo
uno de sus integrantes, la Primera Junta de gobierno
patrio, creada el 25 de mayo de 1810, estuvo
integrada por masones. En los aos siguientes, Jos
de San Martn y otros de los padres-fundadores de la
nacin crearon una red de logias autnomas en el
Cono Sur conocidas como Lautaro. Ms al Norte,
en la Gran Colombia o en Mxico, Simn Bolvar,
Francisco de Miranda o Vicente Guerrero, entre
otros, creaban sus propias logias. En el Brasil, hacan
lo propio Bento Gonalves da Silva en el Ro Grande
do Sul o, en Rio de Janeiro, Joaquim Gonalves
Ledo (Diderot, segn su seudnimo masnico).
Todos ellos eran evidentemente inspirados por los
1 Presidente de la Gran Logia Argentina de Libres Aceptados
Masones.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
VI
modelos revolucionarios, jacobino o federal, de
Francia y de Estados Unidos. Todos ellos compartan
tambin una cultura comn, evocada en estas pginas
por Nelson Vallejo Gmez: la latinidad que,
laicizada por los filsofos modernos, desemboc en
la supremaca de la dignidad de la persona humana
sobre todo dogma religioso o poltico particular.
En el Cono Sur, las guerras civiles dispersaron
estas primeras experiencias cuya memoria, sin
embargo, lleg hasta nosotros. Con la fundacin de
la Repblica Argentina, en los aos 1850-1860, las
logias reaparecieron y se multiplicaron. Como lo
analiza el historiador Dvrig Molls, el fenmeno
lejos de circunscribirse a la Argentina- fue la
traduccin regional de una dinmica atlntica que
abarc a toda Latinoamrica. En el Cono Sur, segn
l, las logias aparecieron como una encrucijada entre
los exiliados, emigrados y modernizadores,
nacionales y extranjeros. Las logias se convirtieron
en semilleros de actores sociales y actores polticos,
en crisoles de constructores de Nacin. En su
diversidad cosmopolita, social y cultural
contribuyeron de manera decisiva a la organizacin y
a la modernizacin de la nacin: fueron no slo el
brote de una opinin pblica y de una sociedad civil
nacional, sino tambin una red social de integracin
internacional en la gran comunidad euro-americana.
Entre los episodios evocados en este volumen,
recordamos el papel de la masonera en la
ngel Jorge Clavero Prlogo
VII
unificacin nacional de los aos 1860-1864. Las
logias organizaron y fiscalizaron el dilogo entre
algunos de los principales dirigentes polticos de la
poca; de ello emergi en parte el actual mapa
poltico de nuestro pas. Recordamos que muchos
hospitales de Buenos Aires y de las provincias
argentinas llevan el nombre de masones o que la
Cruz Roja fue creada por iniciativa masnica.
Recordamos, con los historiadores Ema Cibotti y
Mario Dotta Ostra, que la secularizacin del Estado
y la legalizacin del matrimonio civil tuvieron, en
Argentina como en Uruguay, fuertes influencias
masnicas. Que la Ley 1420 de educacin comn
laica, gratuita y obligatoria (1884) . fue llevada a
cabo por uno de los Grandes Maestres de la
masonera argentina, Domingo F. Sarmiento, y a su
alrededor a nmerosos hombres como Amde
Jacques, evocado aqu por el profesor Horacio
Sanguinetti. Recordamos, con Claudio A. Gimenez,
Mara Elena Rodrguez y Francisco Rubio, el papel
de los inmigrantes y de los masones italianos en la
creacin de, por ejemplo, el primer cuerpo de
bomberos de La Boca. Recordamos, con Martn
Epeloa, Alejo Neyeloff y Csar Arrondo, que la
ciudad de La Plata fue imaginacin en el poder: fue
una ciudad utpica concebida, realizada y organizada
por masones, entre los cuales el inmigrante francs
Pierre Benot. Recordamos tambin, para
publicaciones futuras que ya estn en preparacin,
que los primeros intentos de legalizar el divorcio
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
VIII
condenado por el partido clerical- tuvieron su origen
en las logias (1900-1905). Que la creacin y
organizacin de la Universidad Nacional de La Plata
(1905) fue obra de masones empeados en la batalla
an inconclusa- de la libertad de conciencia.
Recordamos que la universalizacin del sufragio
electoral cont con el aporte de las logias, en tanto
que nmerosos masones fertilizaron la Reforma
Universitaria, democratizando en nuestro pas la
enseanza superior y erigiendo un modelo
continental saludado de Mxico a Chile (1918).
Recordamos por fin que las colectividades
extranjeras contaron entre sus filas nmerosos
masones, creadores de, por ejemplo, el Centro
Republicano Espaol, la Alianza Francesa de Buenos
Aires, nmerosas asociaciones y mutualistas y
obreras italianas, etc.
La lista podra continuar: no que la masonera
lo haya hecho todo en esta Repblica, sino que sus
miembros contribuyeron en muchas de las grandes y
pequeas reformas democrticas, laicas y sociales
que modernizaron el pas y posibilitaron su
integracin en la esfera cultural atlntica.
Por qu, en estas condiciones, la cuestin
masnica suele ser ignorada por la inmensa mayora
de los historiadores argentinos y latinoamericanos?
Por qu los programas de estudios secundarios y
universitarios evacuan esta cuestin? Pese a su
presencia bicentenaria en la construccin de la
ngel Jorge Clavero Prlogo
IX
Nacin Argentina, la masonera sufre un verdadero
ostracismo historiogrfico que no puede compensar
una literatura paralela de escaso valor cientfico.
A qu se debe este silencio? Sin duda, nos
pertenece una parte de esa responsabilidad y estamos
examinando en qu consiste. Algunos han
cuestionado la hegemona de ciertas corrientes
ideolgicas y religiosas en la Argentina de las
dictaduras (1930-1983). Otros han apuntado a las
crisis sufridas por la Universidad durante este
perodo, que dificultaron la institucionalizacin y la
profesionalizacin de las ciencias sociales.
No nos corresponde evaluar estos elementos de
explicacin. Nos limitamos a constatar la ausencia
notoria de la masonera en la historiografa argentina.
Quizs sera oportuno que la comunidad de los
historiadores profesionales evale el problema.
La Ctedra de Libre Pensamiento mantenida
comnmente por la Gran Logia Argentina y por la
Universidad Nacional de La Plata decidi promover
una renovacin a travs del primer seminario euro-
argentino de historia de las redes masnicas
atlnticas (25 de junio de 2010). Este primer y
modesto ensayo obtuvo el apoyo de importantes
personalidades cientficas, de instituciones
diplomticas y universitarias (como la embajada de
Francia en Argentina, la embajada de Argentina en
Francia, la Universidad de Strasbourg), de varios
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
X
ncleos cientficos franco-argentinos (FARE,
NODAL), etc.
Naci una dinmica? El pblico presente
aquel da sorprendi, por su cantidad, a los
organizadores. Los profesionales y aficionados
reunidos para la ocasin intercambiaron, produjeron,
crearon. Este libro rene sus contribuciones. Las
fuerzas se siguen acumulando en silencio para
profundizar esta dinmica, como lo ensean la
prxima organizacin de un centro de
documentacin e investigacin sobre masonera y
libre-pensamiento por una parte, y de un museo
histrico por otra parte. La masonera argentina fiel
a su mtodo de ciencia, justicia y trabajo, y
respetuosa de la autonoma de los cientficos- no
puede sino respaldar y facilitar tal dinmica.
ngel Jorge Clavero Prlogo
XI
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XII
Introduccin
Dvrig Molls
Es una fecha universal la revolucin de mayo
de 1810? Anunci el despertar de las nacionalidades
latino-americanas. Inici la integracin del Cono Sur
en la gran comunidad euro-americana, en este
''Tringulo atlntico'' a partir del cual se difundieron
la modernidad occidental y su ideologa del
Progreso. Con sus valores de libertad, igualdad,
fraternidad, tolerancia religiosa, tnica y cultural, fue
una heredera directa de la Revolucin francesa y de
la Independencia norte-americana.
Fue la franc-masonera, en Argentina y
Latinoamrica a partir de los aos 1790, el vector de
nuevas culturas polticas y de nuevas prcticas
sociales? Con su mtodo flexible, con su sociabilidad
transversal, con sus pblicos cosmopolitas, con sus
redes internacionales, fue un factor clave -pero muy
mal conocido- en la historia de las Amricas
independientes? Contribuy a su modernizacin y a
su integracin atlntica?
En Latinoamrica como en Europa, si
exceptuamos algunos episodios fundadores, la
historiografa generalista suele evacuar la cuestin
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XIV
masnica. Por cierto, la literatura especializada es
vasta, pero es de calidad muy variable. Los estudios
universitarios son escasos. Domina la crnica,
concentrada sobre algunos episodios del siglo XIX,
desde una perspectiva estrechamente nacional. En
sntesis, la mayora de las publicaciones carece de
crtica historiogrfica, de aportes documentales, de
comparacin internacional y de conceptualizacin
cientfica, cuatro de los parmetros que han
determinado la renovacin de las ciencias y artes
histricas desde la Primera Guerra mundial.
El presente volumen rene las contribuciones
realizadas en torno al primer seminario euro-
argentino de historia de las redes masnicas
atlnticas. Organizado en la Universidad Nacional de
La Plata en junio de 2010 con el apoyo de varias
instituciones y personalidades diplomticas,
universitarias y masnicas, reuni a historiadores,
filsofos y socilogos argentinos, uruguayos,
colombianos y franceses, decididos a contribuir a una
renovacin historiogrfica, a la circulacin cientfica
internacional y a subrayar la actualidad de las
grandes redes civiles internacionales que -como la
franc-masonera- constituyen un ritmo comn entre
Argentina y Francia, y entre Europa y Amrica.
Por qu ubicar este primer seminario bajo el
Dvrig Molls Introduccin
XV
rtulo de: 200 aos de relaciones masnicas entre
Argentina y Francia? En efecto, esta relacin no es
sino un aspecto de una cuestin mucho ms vasta
que el prximo seminario procurar considerar con
atencin. En 2010, razones externas y razones
internas motivaron esta dedicatoria.
Las razones externas en primer lugar. En
Buenos Aires y en La Plata, en 2009-2010, un grupo
de universitarios argentinos y franceses planific la
celebracin de un programa de actividades culturales
centrado en los bicentenarios de las Independencias
latino-americanas. Uno de los momentos claves de
esta dinmica sera la organizacin bisanual de un
seminario internacional dedicado a la historia de las
redes masnicas atlnticas, debido a la presencia de
especialistas de la cuestin. La Ctedra de
librepensamiento mantenida por la Universidad
Nacional de La Plata y la Gran Logia Argentina
proveera el marco. Paralelamente, en Paris, algunos
cientficos franceses y argentinos se insertaron en el
Bicentenario argentino en Francia, programa de
cooperacin cultural patrocinado por el ministerio de
Asuntos extranjeros y diversas agencias acadmicas.
An sin contar con especialistas de la cuestin, este
grupo deseaba incluir en su dinmica la cuestin
masnica. Al ponerse en contacto el grupo de Paris
con el grupo de Buenos Aires La Plata, se acord
aunar esfuerzos y favorecer convergencias. La idea
orginal fue la de un doble seminario, simultneo, en
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XVI
La Plata y en Paris. Lamentablemente, el grupo de
Paris no ha podido cumplir con su cometido. Sin
embargo, el primer seminario euro-argentino de
historia de las redes masnicas atlnticas fue
realizado en la Universidad Nacional de La Plata en
junio de 2010, con una nutrida asistencia nacional e
internacional.
En el plano interno, la dedicatoria franco-
argentina de este seminario remite a la filiacin
existente entre las masoneras de ambas naciones.
Esta filiacin podra remontar a las Conspiraciones
de los Franceses ocurridas hacia 1790 en Buenos
Aires, Rio de Janeiro, Pernambuco o Mxico. Sin
duda, tuvo mayor impacto el flujo de los exiliados de
la generacin Waterloo -bonapartistas o
republicanos- que nutrieron las filas del ejrcito
constituido en 1815-1817 en Buenos Aires para
liberar el Cono Sur del colonialismo espaol. Si el
recuerdo de estos partisanos ha sido borrado por una
memoria histrica excesivamente nacional, si hasta
el monumento al Ejrcito de los Andes de Mendoza
olvid la figura de estos partisanos transatlnticos, su
papel en la difusin del mtodo masnico y en la
estructuracin del ejrcito libertador merecera
profundas investigaciones: despus de todo, no eran
las logias Lautaro compuestas por jvenes
americanos fanatizados por las teoras de la
Dvrig Molls Introduccin
XVII
Revolucin francesa1?
La filiacin masnica franco-argentina se
reafirm a travs de una nueva generacin de
exiliados y emigrados franceses pero tambin
italianos, espaoles, etc., frecuentemente
bonapartistas, republicanos, socialistas y libertarios-
quienes, a partir de 1843, fundaron las primeras
logias regulares es decir reguladas por las normas
comunes a determinada federacin masnica- del
Cono Sur. Desde Montevideo, Valparaso o Buenos
Aires, difundieron los rudimentos de una cultura
masnica local. En sus redes, captaron a
modernizadores latinoamericanos futuras minoras
dirigentes liberales de Uruguay, Chile y Argentina-
formando as las primeras generaciones de dirigentes
masnicos nacionales de la regin.
Sin pretender hacer de estos exiliados y
emigrantes el nico centro de una nueva historia de
las redes masnicas atlnticas, no merecen escapar
al manto de olvido que les depar la historia-nacin
de la segunda mitad del siglo XIX y que sigue, a
principios del siglo XXI, generalizada?
Nelson Vallejo-Gmez analiza aqu aspectos
1 Bartolom Mitre, Historia de Belgrano y de la independencia
argentina, en Obras completas, vol. VII, Buenos Aires, 1945, vol. VII, p. 205.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XVIII
filosficos de un patrimonio comn a las naciones
latinas de Europa y Amrica. El autor aborda las
races filosficas y culturales de la latinidad. Recorre
la Antigedad griego-romana y el cristianismo para
llegar al proceso de laicizacin conllevado por la
Ilustracin. Segn l, la Revolucin francesa condujo
al principio de separacin entre las instituciones
religiosas y polticas, entre las Iglesias y el Estado.
Ancl en el comn patrimonio del mundo latino los
metaconceptos de tolerancia y de laicidad, los
valores universales de dignidad humana, de libertad,
de igualdad, de solidaridad, de democracia y de
Estado de derecho. Como lo ensea el autor, esta
historia no slo es pasado, sino presente y futuro para
una humanidad agradecida a los que tomaron las
Bastillas literarias.
Nicols Orlando Breglia trata de un episodio
fundacional: las logias en la independencia argentina.
Acompaando la emergencia de un nuevo sistema
econmico mundial, acompaando la
autoconstitucin de mltiples Estados nacionales, las
primeras logias clandestinas- se instalaron en
Buenos Aires durante los aos 1790. Laboratorios de
un naciente nacionalismo, tambin fueron
laboratorios del universalismo-internacionalismo. El
autor establece que estas logias eran infludas por la
masonera francesa y no -como se ha pretendido- por
la masonera inglesa. Como se sabe, el concepto de
latinidad posee hondas repercusiones en el mundo
Dvrig Molls Introduccin
XIX
masnico, dividido entre dos variantes geoculturales:
latina y anglo-sajona. Esta ltima tuvo segn el
autor- escasa influencia en el proceso emancipador.
Horacio Sanguinetti nos recuerda la
importancia del aporte realizado por los exiliados
franceses del siglo XIX en la cultura argentina,
adonde participaron entre otros al nacimiento de la
escuela laica, del socialismo, etc., a travs de
Amde Jacques, intelectual disidente exiliado que
labr los campos de la cultura nacional argentina. Si
bien no consta que Amde Jacques haya sido
masn, su cultura poltica era ampliamente
compartida en las logias francesas de la poca. Entre
sus compaeros de ruta figuraron nmerosos
masones argentinos y europeos.
Ema Cibotti, Felipe del Solar, Mario Dotta
Ostra, Claudio Gimenez, Dvrig Molls, Mara
Elena Rodrguez y Francisco Rubio entregan aqu
algunos frutos de sus respectivas investigaciones,
nucleadas por los conceptos de cosmopolitismo,
exilios y migraciones. Procuran rescatar el papel
clave de las corrientes migratorias en la difusin de
las redes masnicas en Argentina, Chile y Uruguay,
aportando tambin problemticas novedosas para una
renovacin historiogrfica. Esbozan los primeros
elementos de una historia comparada una historia
que, conscientemente o no, ser transatlntica- en
cuya historia vislumbran tres elementos claves:
inmigracin latino-europea (especialmente francesa e
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XX
italiana), logias masnicas y laicidad del Estado.
Csar Arrondo, Alejo Neyeloff y Martin
Epeloa se refieren a un proyecto utpico: la creacin
de la ciudad de La Plata. Destacan la filiacin
masnica de muchos de los inmigrantes que
pensaron y construyeron esta ciudad diseada
bsicamente por un inmigrante francs, el masn
Pierre Benot. Dicho de paso, es menester recordar
que la Universidad Nacional de La Plata fue fundada
y organizada por otros dos masones activos, los
intelectuales de Estado: Joaqun V. Gonzlez y
Agustn lvarez.
Este primer y modesto ensayo podr
convertirse en el primer volumen de una Nueva
historia de las redes masnicas atlnticas? La
repuesta no slo depende de los organizadores ni de
los autores que contribuyeron aqu. Radica tambin
en las sinergias que se crearn con los colegas
esparcidos en Amrica, Europa y el resto del mundo.
El primer seminario euro-argentino de historia
de las redes masnicas atlnticas fue organizado en
la Universidad Nacional de La Plata el 25 de junio de
2010. Desde su origen, se inscribi en la encrucijada
de cuatro esferas francesas y argentinas: emigrados,
cientficos, diplomticos y franc-masones.
Los apoyos institucionales fueron posibilitados
gracias a la confianza de un pequeo grupo de
Dvrig Molls Introduccin
XXI
personalidades diplomticas, universitarias y
masnicas argentinas y francesas. Los organizadores
desean manifestar su gratitud a ngel Jorge Clavero
y Nicols Breglia (presidente y vice-presidente de la
Gran Logia Argentina; Denis Rolland (representante
del ministro de Educacin nacional en la Guyana
francesa, director de investigacin en el Centre
National de la Recherche Scientifique, profesor en la
Universidad de Strasbourg, miembro del Institut
Universitaire de France, del laboratorio Frontires,
Acteurs et Reprsentations de lEurope (FARE) y
evaluador de la cooperacin cientfico Francia -
Cono Sur); Nelson Vallejo-Gmez (agregado de
cooperacin universitaria, embajada de Francia en
Argentina, 2010; y actualmente encargado de misin
acerca del director del Institut des Hautes tudes de
lAmrique Latine); Fernando Tauber (presidente de
la Universidad Nacional de La Plata); Eric Calcagno
y Mailmann (ex senador nacional, ex embajador de
Argentina en Francia y actual diputado nacional);
Jean-Pierre Asvazadourian (embajador de Francia en
Argentina); Luis M. Ureta Saenz Pea (embajador de
Argentina en Francia, 2010); Patrice Vermeren
(Universidad Paris 8, Institut des Amriques, Centro
Franco-Argentino-UBA); Lucrecia Escudero
Chauvel (Universidad de Lille); Carlos Schmerkin y
Victor Demaria (NODAL).
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
XXII
Bastillas literarias: la latinidad agradecida*
Nelson Vallejo-Gmez
1. Latinidad La Academia de la Latinidad fue fundada en
Rio de Janeiro, el 13 de marzo de 2000. Su filiacin,
compleja, conlleva siglos. Academia, por ejemplo, es
el nombre griego de una de las ms famosas escuelas
de filosofa de todos los tiempos, fundada por Platn
y sus discpulos hacia el 387 A.C., en un jardn
consagrado al hroe ateniense Academos.
El cartel de entrada rezaba un precepto
pitagrico: nadie ingrese aqu si ignora la
geometra. Predominaba la amistad y la enseanza
oral. No sabemos si los dilogos de Platn que
animaban la Academia son transcripciones de
lecciones orales, en particular las de su maestro
Scrates, condenado a muerte por el Tribunal de
Atenas, 11 aos antes, por no reconocer ningn Dios
oficial y sobre todo por desestabilizar irnicamente a
los maestros pblicos cuando se pretendan sabios y
* Una primera versin de este ensayo fue presentada en francs en
el 3er Seminario internacional Latinidad y Herencia islmica, realizado por la Academia de la Latinidad (Paris, marzo de 2003). Versin en castellano por amable cortesa de la profesora Beatriz Nates Cruz (Universidad de Caldas-Colombia).
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
2
virtuosos, o si los famosos dilogos eran ya
comentarios de los textos de Platn. Por eso
mismo sigue abierta la pregunta de la filiacin.
Plagiando a Borges, que plagia a Bernard Shaw,
digamos que en realidad Scrates parece ser un
personaje inventado por ese genial novelista llamado
Platn, quien heredaba por dems en sus dilogos no
solamente la grandeza inmemorial de la civilizacin
griega, sino la efervescencia intercultural del
Mediterrneo, cuenca ancestral entre Oriente y
Occidente.
Latinidad lleva, entre otros elementos, muchos
del platonismo, asimilados por el cristianismo
durante siglos macerados y puestos de nuevo al
intercambio abierto de culturas. Como Scrates,
Jess no reconoca los dolos del poder en plazas ni
los de tradiciones paganas; igualmente
desestabilizaba a los Doctores de la Ley. Sus
lecciones magistrales, en forma de parbolas, fueron
recogidas por los evangelistas. Siguiendo el juego
literario borgiano, uno podra decir que Jesucristo es
el genial personaje inventado por cuatro novelistas
magistrales: San Juan, San Lucas, San Marcos y San
Mateo. Sin embargo, estamos en presencia de un
juego maravillosamente serio. Como quien,
encerrado en un laberinto, descubre la trama secreta
que lo libera; como quien, solo, triste y desesperado,
recibe hospitalidad, alegra y esperanza; como quien
conoce nicamente la Ley del Talin y la venganza,
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
3
y de pronto descubre la maravilla del amor y del
perdn. Entre la palabra iluminada transmitida por el
Evangelio y el alma de partera del platonismo
socrtico hay una profunda filiacin: cosa que se
forja no como retrica racionalista, sino como
sabidura de cuerpo y alma, como lo resucitado,
como lo que da a luz y para lo cual importa tanto lo
justo como la justicia, lo bello como la belleza, lo
bueno como el bien.
De la misma manera, las tramas complejas de
la Academia de la Latinidad se albergan en los
jardines del Renacimiento italiano hacia 1600, bajo
los auspicios de Lorenzo de Mdicis, y en las orillas
del Sena, en Paris, bajo los de Richelieu.
De estas tramas recordemos la reforma
realizada por la Academia Francesa en 1758, cuando
se propuso, como tema para el Premio anual de
elocuencia, en lugar del elogio sistemtico del rey
Saint-Louis, de la devocin o de la moral, el Elogio
de los hombres clebres de la nacin francesa.
Conspirando, como suele decir Cndido
Mendes, Secretario general y alma mater de nuestra
Academia, y que yo traduzco por inspirarse
mutuamente, es decir, inspirado en tan audaz
reforma, propongo que la Academia de la Latinidad
instaure un Premio a la elocuencia latina.
Reconociendo as la memoria de grandes hombres,
no solamente los de tal o cual pueblo, como lo hacen
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
4
los Franceses para los Franceses desde el siglo
XVIII, sino la de los Humanistas planetarios.
Aquellos de quienes, digamos, la Humanidad est
agradecida. Dicha inspiracin-conspiracin hara
vivir, ms all de pases y naciones, los patrimonios
espirituales que componen el cuerpo invisible del
Hombre planetario.
Antes de buscar el motivo distintivo del gran
hombre, antiguo o moderno, subrayemos que la
reforma literaria francesa, treinta aos antes de la
Revolucin, era un testimonio de la capacidad de
pensar la trascendencia distinto de lo religioso, la
espiritualidad distinto de lo divino. Tambin me
parece ejemplar el sentido agudo de la instauracin
de los contrapoderes indispensables en toda
democracia. He ah una de las ms preciosas
herencias de la Latinidad.
De hecho, ya no era la Oracin fnebre (el
Sacerdote) lo que declaraba el verdadero mrito en
este mundo, sino el elogio literario de los grandes
hombres; es decir, el elogio de las cualidades de un
individuo. Cualidades que deban resonar ms all
del corredorcito del Quai Conti y responder a la
espera del pueblo. Desde el punto de vista poltico,
aquello era ya un reconocimiento legitimado por una
especie de consulta democrtica en plena monarqua.
Si el Elogio se haca en nombre del pblico,
como en su tiempo entre los egipcios, donde el
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
5
derecho de memoria estaba de entrada sometido al
juzgamiento del renombre, es decir, de la posteridad,
entonces cada uno tena el derecho de discutir el
mrito de aqul a quien se ofreca la admiracin de
todos. Y no ya nicamente por linaje de sangre o de
Corte, sino por linaje espiritual. Soy hijo de Csar,
sola decir Nietzsche, cuando le preguntaban sobre su
filiacin.
La reforma acadmica, de aspecto al parecer
insignificante o simplemente literario, se revel en
verdad como pieza clave en la transferencia del
poder que se oper de la Corte al futuro parlamento
revolucionario. Analgicamente, se podra decir que
todo Parlamento pronuncia leyes (elogios
jurdicos) en nombre de todos (en representacin de
lo pblico). Ms an, esa reforma literaria est en el
corazn del concepto francs de laicidad. Ella es de
otra naturaleza que la laicidad revolucionaria
intolerante y perversa que se idolatra, instaurando un
culto a la Razn para destruir con pretexto las
iglesias.
De hecho, mientras que el rey, los prncipes y
su corte ejercan el gobierno, la Academia tena la
autoridad moral que da el juicio sobre las virtudes
del gran hombre. Autoridad de juicio para decidir
sobre los valores que deben perseverar en el ser de
quien aspira a la grandeza humana y esculpir incluso
la temporalidad de una gran nacin. Gracias a este
nuevo Elogio se crea una especie de Ctedra Laica
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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en la cual la misin es tomar el depsito del tiempo
humano y ejercer el derecho exclusivo de juzgar las
cualidades y los mritos de quienes merecen
pblicamente ser modelos de vida - sean reyes,
prncipes, militares, sacerdotes, o escritores y artistas
sin otro linaje que sus propias obras -. Esta ctedra
laica tena sobre todo una misin pedaggica y
poltica: atacar hbilmente y a escondidas, como
deca DAlembert, los prejuicios de cualquier especie
que se opusiera al progreso del Siglo de las Luces.
Ahora bien, la esencia de este siglo, como lo
inmortaliz Kant, es el coraje de servirse de su
propio entendimiento, de juzgar por s mismo. Dicho
de otra manera, el juicio del sacerdote, del guerrero o
del rey era sometido al cuestionamiento radical por el
tribunal interior de cada individuo. De all a
decapitar al rey, hacerle colgar los hbitos al
sacerdote y hacer que el guerrero se sirviera ms de
la cabeza que de la espada, no haba ms que un
paso. La Academia lo permita sin que la poca se
percatara.
2. El compromiso acadmico Slo me interesa aqu la figura de un
compromiso acadmico-literario que es, en realidad,
de carcter teolgico-poltico y que conducir
progresivamente a la supresin de la persona real, a
la prdida de su poder espiritual, acaparado de
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
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manera lenta pero segura por el imaginario de los
nuevos tutores para la humanidad de cada individuo:
Los grandes hombres.
Esta especie de Bastilla literaria me parece
ser un fenmeno tanto ms interesante cuanto que se
desarrolla en la mira de dos campos sin nombrarlos:
la Iglesia catlica de un lado y la Realeza del otro.
Esta va a ser excluida del nuevo Templo de
Memoria; aquella ser vaciada de contenido sagrado
y slo ser conservado el recipiente para albergar en
lugar de Santos a los grandes hombres.
En bsqueda de legitimidad, la Asamblea
Constituyente revolucionaria asir rpidamente el
inters de esa Bastilla Literaria y tomar por su
cuenta el proyecto del Elogio acadmico. En efecto,
cuando en abril de 1791, la asamblea revolucionaria
instituye el rito laico de panteonizacin y consagra
oficialmente la nueva iglesia Sainte-Genevive,
patrona parisina, para albergar las cenizas venerables
de los grandes hombres, el Marqus de Villette dice
al Parlamento: "tengamos el coraje de no poner ese
templo bajo la invocacin de un santo! que sea el
Panten francs ! que reciba las estatuas de nuestros
grandes hombres; y que las bvedas subterrneas
encierren las cenizas de los muertos clebres ! ()
Entonces el Monte Saint-Hilaire sera
verdaderamente el monte Parnaso () Si de la cruz
hacemos una lira, los ngeles que se inclinan
alrededor sin cambiar nada, parecern amores que
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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se deleitan en las nubes atrados por los encantos de
la armona.
Despus de la audacia, la fuga y los querubines
en las nubes, corresponder a la Asamblea Nacional
asumir la duda, lo arbitrario y la impostura de toda
panteonizacin. Pero sobre todo, le corresponder la
misin sublimada de encontrar un equilibrio creador,
pacfico y reconciliador, para conjurar la
circunscripcin del imaginario francs en dos
memorias rivales: la cristiana y la laica.
El punto de articulacin entre un edificio y el
cielo, entre la ciudad de Dios y la ciudad terrestre es
una cosa compleja. El Marqus de Villette lo saba
perfectamente al decir: si de la cruz hacemos una
lira. Durante la cruzada, se haca del Croissant
una Cruz y de la Cruz un Croissant. En el siglo
veinte se busc hacer de la Cruz una Hoz marxista o
un guila nazi.
3. El compromiso herodiano o el inters comunitario
En la Antigedad, atenienses y romanos
conocan el problema de la arquitectura teolgico-
poltica y de la instalacin de los cultos. Saban que
existan dioses buenos y malos, de quienes se meda
ms o menos la capacidad de favorecer o de
perjudicar. De all se segua un reglamento preciso
del rito, conforme a una prudencia politesta que
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
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preservaba el equilibrio de creencias y la paz social.
En efecto, habra sido imprudente herir a un dios
persiguiendo a un ciudadano con proteccin divina,
as fuera inmigrante o extranjero.
En esos Estados paganos reinaba una tolerancia
espontnea que modificaba la progresiva
jerarquizacin de los dioses y de su iglesia, antes del
surgimiento del dios poltico. En las realezas
sagradas de Egipto y de Mesopotamia, por ejemplo,
y despus en las monarquas helensticas corruptas y
en la Roma imperial de Augusto, una alianza
escandalosa se produjo entre el rey y la divinidad,
instaurando una lgica monrquica y monotesta. Se
le reconoce entonces al rey una cualidad divina; se le
rinde adoracin y culto. A cambio, l asegura una
cierta proteccin terrestre, entindase as una
mediacin celeste. Sin embargo, el rey y el
emperador son los nicos que legislan las cosas de
este mundo, y su legitimidad est an ms all de su
persona y de su territorio: est en el cielo. Ellos
controlan as, el lazo entre el techo y las nubes del
Panten; aseguran el Secretariado divino y
reglamentan los Misterios. Son, pues, los mediadores
absolutos designados entre Dios y los sujetos por las
armas o por la herencia sangunea, de ninguna
manera por el espritu como lo quera el
compromiso acadmico. Excluyo la argucia que
consiste en decir que espada y torre no excluyen
letras, y que juega con el silogismo de la cantidad y
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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de la fuerza, y con el cual quien tiene la fuerza tiene
la ley y de seguido la fuerza de la ley. La falacia
consiste en excluir la complejidad de la realidad y
considerar como real el resultado de una abstraccin
identitaria.
En ese contexto, el pueblo israelita va a
transcribir su historia y a trazar para siempre la
singularidad de su concepcin del poder poltico. Y
all, se liberar de los tiranos, anteponiendo el
compromiso herodiano, donde el inters de la
comunidad israelita encontrar una proteccin segura
y pasajera. En efecto, El Antiguo Testamento cuenta
la manifestacin del Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob, cuyo atributo primordial es el de ser un Dios
liberador. El Eterno dijo a Moiss: Yo he visto el
sufrimiento de mi pueblo que est en Egipto, y he
escuchado los gritos que le provocan sus opresores.
Yo he descendido para liberarlos de la mano de los
egipcios. Pero esta liberacin instaura una alianza
que aliena. As, la exclusividad es el segundo de los
atributos del Dios israelita. El primero de los Diez
mandamientos impone el monotesmo. Que, como
quiera que sea, quien pretenda competir con la
calidad de divino, deviene de hecho un dolo a
destruir.
Israel se cree entonces en posesin del
verdadero y nico Dios. Pero su situacin de
subordinacin, en el Imperio Romano y bajo
Herodes, apela a una hbil negociacin teolgico-
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
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poltica. Israel suplica por el Emperador, pero est
dispensado de culto imperial. En suma, el panten
romano est abierto a todos los dioses, pero aqul de
Abraham, de Isaac y de Jacob, no est obligado a
entrar all.
Para Roma, preocupada ms en asentar
jurdicamente un imperio terrenal, el compromiso
herodiano era un acomodamiento pragmtico; para el
pueblo judo era una dialctica sutil que permita
conservar la identidad de la comunidad y prepararse
en privado para acoger al Mesas. En otras palabras,
era recuperar poco a poco un espacio privado para
fortalecer la identidad de una nacin cuyo imperio
estatal se constituira solamente a comienzos del
siglo veinte.
Sin embargo, en el seno del pueblo judo, la
fraccin llamada cristiana vive mal ese
compromiso y contesta abiertamente la calidad
divina del poder que reina. La venida de Jess, en
quien dicha fraccin reconoce al verdadero Mesas
de Israel, separa en dos el Testamento del pueblo
israelita e inaugura la historia de la nueva Alianza y
del nuevo testimonio. Los cristianos van a ser
expulsados para siempre de la Sinagoga. Entre las
razones que provocan el clebre cisma est la
proposicin revolucionaria de Jess de preferir a
cambio de la Ley del Talin, el amor y el perdn.
Fuera de la Sinagoga, los cristianos ya no se
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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beneficiaban del compromiso herodiano y deban
confrontarse con la ideologizacin teolgica del
poder imperial, el cual introduca un elemento de
sumisin total. Acusado de insumisin a ese poder
terrestre, Jess respondi con la clebre sentencia:
Dar al Csar lo que es del Csar y a Dios lo que es
de Dios.
Voltaire resuma aquella situacin diciendo:
Los judos no queran ms que la estatua de Jpiter
estuviera en Jerusaln, y los cristianos no queran
que estuviera en el capitolio.
4. El compromiso constantiniano o la ficcin poltica de lo universal
Para Roma, la reivindicacin cristiana era ms
difcil de asimilar que la juda. Pues lo que estaba en
juego era nada menos y nada ms que la
transformacin del poder espiritual del emperador.
Csar hubiese estado dispuesto, segn la sentencia de
Jess, a tomar todo lo que le llegara, excepto
devolverle a dios la divinidad de su poder. Durante
tres siglos, los cristianos fueron tildados de culpables
de todas las calamidades del imperio, comprendido
all el desbordamiento del Tibre. Por que s o por que
no, el clamor arda con la terrible arenga: Los
Cristianos a los leones! Como quien hubiera dicho
en el siglo veinte: Los Judos a los hornos!
Ya el Imperio Romano estaba en plena
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
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decadencia. Constantino, poltico sagaz, entendi que
para salvarlo haba que restablecer la unidad
espiritual alrededor de la religin mayoritaria, es
decir, la Cristiana, cuyos fieles irrigaban las
principales redes romanas. A partir de 312, el
emperador se aline resueltamente del lado de la
Iglesia y por el edicto de Miln (313) garantiz a los
cristianos una tolerancia que equivala al
reconocimiento del Cristianismo como religin de
Estado. El compromiso constantiniano comprometa
a la Iglesia cristiana y al emperador. Este ltimo se
volva salvaguarda de la salvacin espiritual de sus
sbditos y haca aplicar, en todo el imperio, la ley
cristiana, incluyendo a Jerusaln. Por su parte, la
Iglesia garantizaba la legitimidad del emperador en
tanto que soberano de derecho divino. El
compromiso constantiniano volva caduco el
compromiso herodiano. Los judos fueron entonces a
su vez perseguidos.
El nuevo compromiso permita al clrigo
cristiano sentarse a la derecha del emperador. Se
instaura enseguida un lmite indiscernible entre el
poder imperial y la legitimidad de derecho divino.
Al construirse la cristiandad latina, sta se
enfrenta a los abusos y a la usurpacin del poder
eclesistico. Al ligarse demasiado con los asuntos
pblicos, la iglesia perda su alma; al no ocuparse
ms que de los asuntos celestes, ella perda pie en la
tierra.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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La Cristiandad asumi las revueltas del
imperio, se confront al desarrollo de las herejas y
finalmente provoc la secesin de la mitad del
imperio. Algunos se han preguntado si hubo una
relacin de causa-efecto entre la Victoria del
Cristianismo y la decadencia del Imperio Romano.
Como fuera, el compromiso constantiniano dur mal
que bien hasta la toma de Constantinopla por los
Turcos.
San Agustn propuso sacar a la Cristiandad de
la contradiccin gracias a la doctrina de la doble
ciudad: la Ciudad de dios y la Ciudad terrestre.
Tratndose de la vida verdadera, la felicidad est en
el cielo y el bienestar en la tierra. Agustn dir que la
felicidad se encuentra en el Estado cristiano mientras
que el simple bienestar est en el Estado romano.
Pero esto no bast para evitar la lucha fratricida entre
Roma y Constantinopla.
Sin embargo, hasta el siglo XVI, el
compromiso constantiniano permiti a la iglesia
desarrollar una doctrina catlica que se pudiera
entender desde el punto de vista poltico como una
ficcin de lo universal, que concierna a todos los
hombres. En efecto, los cristianos apelaban a un
estatus de derecho pblico, puesto que su verdad
tena una ambicin universal, all donde los judos
slo se contentaban con un estatus de derecho
privado.
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
15
5. El fin del compromiso y la pluralidad de las soluciones
Con la toma de Constantinopla, el imperio
otomano volvi por as decirlo, al compromiso
herodiano y dej las diversas iglesias de Oriente
organizarse a su manera.
En el siglo XVI la mitad Occidental de la
cristiandad entra en Reforma. La formacin de los
Estados Nacin se tuvo que enfrentar y resolver la
pregunta sobre el origen del poder. Inglaterra,
Francia, Alemania y Rusia encontraron diferentes
respuestas. Londres distanci al catolicismo de los
papistas y puso al calvinismo a beneficio del
anglicismo. Alemania subdividi el espacio imperial
y en cada zona el Prncipe local era libre de imponer
su confesin. La libertad religiosa era entonces
acordada a los Prncipes y no a los sbditos. Lutero
lleg incluso a considerar que, puesto que la
verdadera libertad cristiana es interior, entindase
privada, la libertad poltica poda ser abandonada a
los Prncipes.
La solucin francesa aportada a la cuestin de
la relacin entre poder espiritual y poder poltico fue
una ruptura radical. La revolucin condujo al
principio segn el cual la Iglesia y la fe religiosa, al
no estar unidas a la poltica, no deben tener lazos
consubstanciales con la poltica y con el Estado. Los
metaconceptos de tolerancia y de laicidad se forjaron
a la francesa; pues esta inconmensurabilidad entre la
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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Iglesia y el Estado induce a que en el espacio pblico
el creyente respete las leyes y los decretos de la
Repblica y a su vez sta respete las creencias
religiosas de los individuos. No obstante, el lmite
est en no acordar la tolerancia a los enemigos de la
tolerancia. Los catlicos sometidos a Roma y los
ateos incvicos deban ser expulsados de la
Repblica.
Durante el siglo XX, Europa pas de la guerra
entre religiones a la guerra contra la religin. La
religin en s fue considerada como alienacin
(Marx). La Revolucin rusa de 1917 atac la iglesia
catlica y a su raz histrica, el judasmo, con un
odio sanguinario, al lado del cual el circo romano era
un juego de nios. No soportando otro culto ms que
el suyo, el comunismo se erigi en religin de
Estado, desenraizando as a la religin misma.
Como espejo, el nazismo erigi la igualdad
mecnica entre nacin y raza en parangn de valor
mximo y virtud suprema y atac con una violencia
despreciable a los hijos de Abraham, de Isaac y de
Jacob. Hubo una tentativa de retorno al culto
imperial, as como la segunda guerra mundial.
6. El compromiso que viene o la comunidad de destino planetario
La segunda mitad del siglo XX, en Europa y en
las Amricas, ve la afirmacin de un pluralismo
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
17
religioso, siguiendo as, el precepto voltairiano,
segn el cual, si no se tiene ms que dos iglesias,
ellas se destruyen, pero si se tiene una multitud, ellas
viven en paz. Para la iglesia catlica es un perodo de
autocrtica benfica, cuando el Concilio Vaticano II
declara que la libertad del acto de fe, dicho de otro
modo: la libertad religiosa, est fundada en la
dignidad de la persona y que eso es un derecho que
debe ser reconocido en el orden jurdico de las
naciones conforme a un derecho civil y no a un
derecho divino.
El centro de la trascendencia y del poder
espiritual est as, pues, en la dignidad de la persona,
de donde se desprende el respeto inalienable de su
humana condicin. A partir de all, no ms
compromisos herodianos, ni constantinos, sino un
compromiso tico basado en la dignidad.
En el alba del siglo XXI, los europeos parecen
retomar el inters por las translaciones de poder
teolgico-poltico, cuando lo incluyen como el
primer pilar de la Carta de los derechos
fundamentales de la Unin Europea. Durante su
redaccin, en el ao 2000 de la era cristiana, los
representantes de los pueblos europeos entraron en
controversia para saber si el prembulo de dicha
carta deba hacer referencia al patrimonio
espiritual, o a la herencia religiosa, es decir
cristiana, de Europa. El Estado del Vaticano busc
hacer presin para inclinar la balanza a su favor.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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Pero, la herencia de la laicidad francesa, hija de la
Ilustracin y del Iluminismo platnico, de la
tolerancia y del pluralismo religioso, de la Tragedia
griega, la danza, la msica y la risa, ha prevalecido.
En consecuencia, el Prembulo dice bellamente:
"Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la
Unin Europea se funda en los valores indivisibles
y universales de la dignidad humana, de libertad,
de igualdad, y de solidaridad; ella reposa en el
principio de la democracia y del principio del
Estado de derecho. Ella pone la persona en el
corazn de su accin
As, es la persona en su dignidad y no el rey, ni
el emperador, ni el Estado, quien est puesto en el
corazn de la accin de la Unin Europea. Es ella el
motor y el fundamento del poder espiritual y de la
nueva alianza laica por una comunidad de destino, en
un espacio de libertad, de seguridad y de justicia.
En efecto, el primer captulo de la carta trata
justamente de la Dignidad, en la cual los cinco
artculos testimonian para el mundo entero el
fundamento espiritual de los europeos. El artculo
uno considera que la dignidad humana es inviolable,
que ella debe ser respetada y protegida; el artculo
dos prohibe la pena de muerte e instaura el derecho a
la vida como un derecho; el artculo tres erige la
integridad de la persona en derecho y prohbe la
clonacin y el trfico de rganos; el artculo cuatro
precisa que la tortura y los tratamientos inhumanos y
Nelson Vallejo-Gmez Bastillas literarias, la latinidad agradecida
19
degradantes estn prohibidos; finalmente, el artculo
cinco prohbe la esclavitud y el trabajo forzado.
Me parece que los acadmicos de la Latinidad
deberan, bajo la mirada de esta Carta y sus estelas,
inspirarse de "conspiraciones mendecistas" para
establecer el perfil distintivo de los grandes hombres
de los cuales dirn maana, la humanidad
agradecida. Hay todava pues Bastillas literarias a
tomar y de las que diramos la Latinidad agradecida.
7. Bibliografa
- Bonnet, Jean-Claude, Naissance du Panthon, Ed. Fayard, Paris, 1998.
- Borges, Jorge Luis, Prosa, Ed. Circulo de Lectores, Valencia, 1975.
- DAlembert, J. Le R., Eloges historiques, uvres comptes. Ed. Slatkine, Genve, 1967.
- Diderot, Correspondance. T. V, dition tablie par M. Versini. Ed. Laffont, Paris, 1997.
- Castel de Saint Pierre, Charles, Discours sur les diffrences du grand homme et de lhomme illustre, Ed. Didot, Paris, 1739.
- Charte des droits fondamentaux de lUnion europenne (2000).
- Fnelon, Les aventures de Tlmaque, Ed. Flammarion, Paris, 1968.
- Jerphagnon, Lucien, Histoire de la pense, Antiquit et Moyen Age, Ed. Tallandier, Paris, 1989.
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20
- Loraux, Nicole, Linvention dAthnes, histoire de loraison funbre en la cit classique, Ed. Mouton, Paris, 1981.
- Mendes, Candido et Vallejo-Gomez, Nelson, La Latinit la Recherche de lUniversel, Ed. Acadmie de la latinit, Rio de Janeiro, 2001.
- Morin, Edgar, La Mthode 5. Lhumanit de lhumanit. Lidentit humaine. Ed. Seuil, Paris, 2001.
- Pascal, Penses, Texte tabli par Lon Brunschvicg, Ed. Garnier-Flammarion, Paris, 1976.
- Platn, Apologie de Socrate, Introduction de M. LYvonnet, Ed. Les Belles Lettres, Paris, 2003.
- Voltaire, loges funbres des officiers qui sont morts en la guerre de 1741, Ed. Garnier, t. XXIII, Paris, 1879.
- La Bible. Ed. Alliance Biblique Universelle, Paris, 1978.
- Les Prsocratiques, Ed. tablie par M. Dumont. Ed. Gallimard, Paris, 1988.
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Revolucin de Mayo y masonera
Nicols O. Breglia
La Revolucin de Mayo, es uno de los hechos
polticos ms importantes de nuestra historia. Es el
comienzo de trascendentales reformas polticas,
sociales, estructurales y econmicas en nuestro pas.
La formacin del primer gobierno patrio, es la
concrecin de los ideales de independencia que se
vieron concretados el 9 de julio del ao 1816.
Con anterioridad se haban producido en
Amrica rebeliones populares con la idea de
separarse del dominio espaol, todas fracasaron, pero
se fue gestando paulatinamente un ideal de
independencia, que fue madurando y se concret
durante el siglo XIX.
En Buenos Aires, capital del flamante
Virreinato del Ro de la Plata, se instal este ideal,
por el derecho innato del hombre a su
autodeterminacin a ser el artfice de su propio
destino, de lograr su libertad e independencia de
cualquier tipo de dominacin.
Adems, por razones econmicas, ya que el
monopolio comercial impuesto por el gobierno
espaol, impeda el desarrollo de las colonias. Los
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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comerciantes y productores de Buenos Aires,
aspiraban lograr la libertad de comercio, y el
dominio de la aduana, que era una fuente importante
de ingresos.
La masonera no fue ajena a ste hecho
histrico, la patrocin, fue el nervio motor de la
formacin del primer gobierno patrio, que culmin
con la declaracin de la independencia de nuestro
pas.
A fines del siglo XVIII y principios del siglo
XIX, se instalaron logias masnicas, en la ciudad de
Buenos Aires. Las logias que levantaron columnas
fueron la denominada San Juan de Jerusaln para
esta parte de Amrica en el ao 1804 con carta
constitutiva de la Gran Logia de Maryland y la
legendaria logia Independencia, cuyo
funcionamiento data del ao 1795, con carta
constitutiva de la Gran Logia General Escocesa de
Francia, antecedente del Gran Oriente de Francia,
cuyo venerable maestro al producirse los
acontecimientos de mayo de 1810, era Julin
lvarez, y tena por objeto lograr la independencia
del Virreinato del Ro de la Plata de cualquier
dominacin extranjera. El jefe de la masonera en esa
poca fue don Saturnino Rodrguez Pea, que a la
vez era el representante de don Francisco de
Miranda.
Las logias que actuaron durante el proceso de
Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera
25
emancipacin, eran logias influidas por la masonera
francesa y espaola y no como se suele creer por la
masonera inglesa. Esta ltima tuvo escasa influencia
en el proceso emancipador.
La logia Independencia es el antecedente de la
logia Lautaro , que se denomin tambin la Gran
Logia de Buenos Aires, que trabajaba con el rito
moderno francs, que contaba con cinco grados, los
tres primeros simblicos y los dos restantes
filosficos: el grado 4 (denominado Rosa Cruz) y el
grado 5 (Caballero Kadosh), que diriga la Gran
Logia.
En el ao 1793, se celebra un pacto entre
Francisco de Miranda y los dignatarios masnicos
americanos, entre los que se encontraba don
Saturnino Rodrguez Pea. Se acord el apoyo de
tropas inglesas para concretar el proceso de
emancipacin americana, pero se dej perfectamente
aclarado que solamente deban intervenir para el
apoyo militar; deban abstenerse de incorporar estos
territorios al dominio de la corona inglesa.
Cuando se produjo la primera invasin inglesa
en el ao 1806, los masones de Buenos Aires
creyeron que las tropas enviadas venan a apoyar el
movimiento emancipador. Advertieron que no era
as, porque el hermano Beredsford destituy al
virrey, se proclam gobernador, mantuvo en sus
puestos a toda las estructuras del gobierno colonial,
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
26
proclam la libertad de cultos y el libre comercio, iz
la bandera inglesa y orden que los habitantes de
Buenos Aires juraran fidelidad a la bandera y al
monarca ingls, habilitando a tal efecto una bitcora
donde las familias de Buenos Aires, deban suscribir
la subordinacin a la corona Inglesa.
Segn las crnicas de la poca 28 familias
caracterizadas de la ciudad, suscribieron su fidelidad
a la corona britnica. Cuando los ingleses fueron
derrotados ocultaron celosamente la bitcora y la
llevaron a Londres.
Esta actitud sorprendi a los masones de
Buenos Aires, en forma inmediata comisionaron al
hermano Juan Jos Castelli para que se entrevistara
con el gobernador. La reunin fue muy tensa,
Castelli en forma imperativa le exigi al general
Beredsford el cumplimiento del pacto celebrado en el
ao 1793 con el general Miranda, pero el jefe ingls
rechaz terminantemente el reclamo. A partir de ese
momento, naci en la mente de los criollos la idea de
la Reconquista de Buenos Aires.
Es importante recordar que la primera invasin
inglesa fue prcticamente un desfile militar, tuvo
escasa resistencia y una dotacin de 1200 hombres
tom la Ciudad de Buenos Aires1.
1 Para ms datos ver Antonio Rodrguez Ziga, La logia Lautaro y
la independencia de Amrica, Buenos Aires, 1922, p. 51.
Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera
27
Cuando fue derrotado, el general Beredsford se
jurament ante los masones de Buenos Aires, que no
tomara las armas en contra del virreinato, y que se
comprometa a gestionar por ante su majestad
britnica el apoyo al movimiento emancipador, y que
abandonara la idea de anexin de las colonias
espaolas en Amrica.
Bajo esas condiciones fue dejado en libertad,
se traslad a la ciudad de Montevideo, y all se
encontr con una escuadra que traa 12000 hombres
para reforzar le dominio sobre Buenos Aires. El
general a cargo le entreg el mando y el general
Beredsford se neg terminantemente a hacerse cargo
de la fuerza militar, por haberse juramentado
masnicamente a no tomar las armas contra Buenos
Aires.
En la segunda invasin Inglesa, advertidos los
habitantes de Buenos Aires sobre sus intenciones, la
fuerza que contaba con 12000 hombres, no pudieron
tomar la Ciudad. Es importante tener en cuenta, que
se trataba del mejor ejrcito del mundo, y que
Buenos Aires, contaba en ese momento con 40000
habitantes, de los cuales aproximadamente 8000 con
capacidad de combate.
La ciudad se levant en armas, pelearon desde
el nieto hasta el abuelo, tambin lo hicieron las
mujeres, en una gesta sin precedentes el pueblo de
Buenos Aires en su conjunto se bati heroicamente
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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en contra del ejrcito invasor derrotndolo en forma
contundente.
Esta victoria envalenton a los patriotas, se
dieron cuenta que si pudieron vencer al mejor
ejrcito de la poca, estaban en condiciones de luchar
por su libertad.
En forma inmediata, se form el partido de los
patriotas dirigidos en forma mayoritaria por los
masones, que aspiraban a obtener la independencia
de stas tierras, y como contrapartida se form el
partido de los espaoles, que aspiraban a mantener
estas tierras bajo el dominio espaol.
El partido de los patriotas contaba con el apoyo
del regimiento de Patricios, cuyo jefe era el entonces
coronel Cornelio Saavedra, hermano masn.
El partido de los espaoles estaba liderado por
Martn de Alzaga, apoyados por los regimientos de
los tercios de gallegos, vizcanos, montaeses
y andaluces.
En el ao 1809 el partido de los espaoles trat
de dar un golpe de estado y designar una Junta de
gobierno adicta al soberano espaol, pero fueron
derrotados por la accin decidida y enrgica del jefe
del regimiento patricio.
Las posiciones encontradas entre ambos
bandos, provocaron un estado de inestabilidad en la
sociedad colonial de entonces y una creciente
Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera
29
desconfianza entre los grupos en pugna.-
La llegada al puerto de Montevideo de la
fragata inglesa John Paris el da 13 de mayo, con la
noticia de la cada de Sevilla en manos de Napolen,
precipit los acontecimientos en Buenos Aires.
Al encontrarse acfalo el gobierno en Espaa,
se convoca a un Cabildo Abierto, para decidir la
actitud a adoptar, ante el cariz que estaban tomando
los acontecimientos.
Se plantearon dos posturas totalmente
antagnicas: la sostenida por el obispo Benito de Lu
y Riega, que militaba activamente en el partido de
los Espaoles, defensor del absolutismo monrquico,
neg enfticamente el derecho de los americanos
para hacer innovaciones en el gobierno, destacando
el hecho de que las Indias eran propiedad de Espaa
y que mientras exista un espaol en Amrica era el
que deba gobernarla. La soberana del gobierno
resida en Espaa y era privativa de espaoles.
Esta postura fue rebatida por el hermano Juan
Jos Castelli, que militaba en el partido patriota,
sostuvo con acierto las modernas teoras de la
soberana popular basados en las doctrinas liberales
imperantes en la poca que sostenan que al haber
caducado el gobierno Espaol, el soberano y por
ende sus autoridades, el pueblo debe reasumir la
soberana y designar las autoridades que estime
convenientes a sus intereses.- Triunfa sta postura y
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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el Virrey es depuesto.
El Virrey y el Partido Espaol no se quedaron
quietos, no se dieron por vencidos e iniciaron una
verdadera contrarrevolucin. Ese mismo da, en
horas de la tarde se procedi a formar una junta de
gobierno presidida por el Virrey Cisneros, e
integrada por Saavedra, Castelli, Sola e Inchaurregui.
sta jugada desconcert a los patriotas porque
el pueblo pareci satisfecho con la eleccin de las
autoridades y el Partido de los Espaoles se
consideraba triunfante por haber salvado la autoridad
del Virrey.
Los patriotas que en su mayora eran masones,
se reunieron en la casa de Rodrguez Pea, y luego
de largos debates y deliberaciones decidieron
convocar nuevamente a un Cabildo Abierto, y con el
apoyo del Regimiento de Patricios, que moviliz sus
tropas y sus bateras, lograron imponer una Junta de
Gobierno adicta a su posicin poltica. Pudiendo
ponerse de acuerdo con los candidatos a integrarla.
El que redact la lista con los nombres de los
integrantes de la Junta de Gobierno fue don Antonio
Berutti.
Finalmente en el Cabildo Abierto del 25 de
mayo del ao 1810, se nombr la Primera Junta de
gobierno. El presidente fue el general Cornelio
Saavedra (masn); los secretarios fueron Mariano
Moreno (masn, miembro de la logia Independencia)
Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera
31
y Juan Jos Paso (masn miembro de la logia
Independencia y la Sociedad de los siete); los vocales
fueron Manuel Belgrano (masn miembro de la logia
Independencia, Sociedad de los siete, logia Lautaro,
venerable maestro de la logia Argentina y
posteriormente denomidada logia Unidad Argentina
de la ciudad de Tucumn), Miguel de Azcunaga,
Juan Jos Castelli, (masn venerable maestro de la
logia Independencia), Domingo Mathu, (masn
logia Independencia), Juan Larrea (masn logia
Independencia) y Manuel Alberti (masn logia
Independencia y Sociedad de los siete).
La pertenencia a la orden de la mayora de los
integrantes de la Primera Junta pone de manifiesto el
protagonismo que los mismos tuvieron durante los
sucesos revolucionarios y en la conformacin del
Primer Gobierno Patrio.
Fue importante tambin la participacin de un
sector de la Iglesia catlica en el proceso iniciado
con la Revolucin de Mayo. La iglesia se dividi en
forma horizontal: un sector se mantuvo fiel a la
conduccin del Vaticano, en defensa del absolutismo
monrquico oponindose a cualquier ideal de
independencia. El otro sector dirigido por el dean
Diego Estanislao Zavaleta, rector de la Catedral de
Buenos Aires, apoyaba decididamente el proceso
emancipador. Este clrigo olvidado por la historia,
tuvo una importancia decisiva en los sucesos de
mayo porque justific bajo el punto de vista
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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teolgico la formacin de la Primera Junta. Sus
bigrafos dan cuenta que era un asiduo concurrente a
los clubes presididos por don Nicols Rodrguez
Pea.
La Revolucin de Mayo es un acontecimiento
trascendente en la vida poltica de nuestra historia.
Es el comienzo de importantes reformas polticas,
sociales y econmicas de nuestro pas, con
fundamento en los principios de libertad, igualdad y
fraternidad, que son sustentadas por la masonera.
Fue a partir de este momento que, basados en estos
principios, llevaron a la sociedad profana las
propuestas de organizacin social, poltica y
econmica de la orden masnica como base para el
ordenamiento jurdico y constitucional, tales como la
defensa de la soberana popular, la
autodeterminacin de los pueblos, la igualdad
jurdica, la divisin de poderes, la representacin, las
libertades de pensamiento, expresin y conciencia,
libertad de cultos que son estudiadas en la pasividad
de los templos.
Los hombres de mayo, nos sealaron el
camino, debemos tenerlo siempre presente, pero
como la obra iniciada, an no ha concluido, tenemos
la obligacin de continuar con esos trabajos y lograr
la concrecin definitiva de los ideales polticos y
sociales que propone la orden masnica, es la gran
deuda que tenemos con la sociedad.
Nicols Orlando Breglia Revolucin de Mayo y masonera
33
Depende de nosotros asumir el desafo, recoger
y concretar la obra inconclusa de la masonera.
Obras consultadas:
- Corbire, Emilio J., La masonera, poltica y sociedades secretas en la Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
- De Gandia, Enrique, La independencia de Amrica y las sociedades secretas, Sudamrica, Santa Fe, 1994.
- Iriarte, Toms Memorias, vol. 2, Napolen y la libertad hispano americana, Buenos Aires, Sociedad Impresora Americana, 1944.
- Lappas, Alcibades, La masonera argentina a travs de sus hombres, 2 ed., Buenos Aires, 1966.
- Lazcano, Martn V., Las sociedades secretas, polticas y masnicas de Buenos Aires, Buenos Aires, El Ateneo, 1927, 2 vols.
- Rodrguez Ziga, Antonio, La logia Lautaro y la independencia de Amrica, Buenos Aires, 1922.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)*
Mario Dotta Ostra
1. Sobre las primeras manifestaciones de vida masnica en la Banda Oriental
Desde la poca colonial puede abrirse la puerta
a la presuncin sobre la existencia -si no de
masonera como institucin- de masones.
El primer gobernador de Montevideo, Jos Joaqun de Viana
No son nuevas las sospechas de que el primer
gobernador de Montevideo, Jos Joaqun de Viana,
fuera un hijo de la augusta Institucin. Tampoco de
que, durante la segunda mitad del siglo XVIII, la
plyade de comisarios demarcadores enviados por la
corona para demarcar los lmites con las posesiones
americanas de Portugal, posean un perfil parecido al
de Viana, y una relacin que les permiti cerrar filas,
cuando el pro jesuita y luego Virrey del Ro de la
Plata, Pedro Antonio de Cevallos, comenz a
* Una parte de este texto fue publicada en Garibaldi, XVI, 16,
Montevideo, 2001, pp. 29-45 y fue aqu corregida por el autor. Las maysculas empleadas para palabras como masonera y logia son del autor. Los subttulos son del editor.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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perseguir a Viana. Efectivamente, al firmarse el
Tratado de Madrid de 1750 y modificarse la lnea de
frontera, las Misiones Orientales pasaban a dominio
portugus, cosa que resistieron los Jesuitas formando
ejrcitos de indios y llevando a cabo una guerra -la
Guerra Guarantica- que los llev al
enfrentamiento con los ejrcitos de ambas potencias.
Fue en el transcurso de esta guerra que Viana sent
campamento en el Salto, en el lugar en que pocos
aos despus surgir la ciudad del mismo nombre.
Con respecto a las relaciones entre Viana y Cevallos
el historiador y principal genealogista del Uruguay,
Juan Alejandro Apolant, consign:
Mientras las relaciones de Viana con el Capitn General Jos de Andonaegui eran excelentes y
seran nuevamente excelentes con Vertiz, el
Gobernador de Montevideo choc con Pedro de
Cevallos prcticamente a partir de su primer
encuentro; divergencias originadas inicialmente por
la inclinacin (casi morbosa) de Cevallos hacia los
Jesuitas y el hecho de considerar tercamente
adversarios suyos a todos los que pensaban de otro
modo; y entre los ltimos se encontraba Viana
quien, desde la poca del Tratado de lmites, era
contrario a la Compaa de Jess y partidario y leal
al Marqus de Valdelirios quien nombrado
Comisario Demarcador por parte de Espaa, haba
llegado al Ro de la Plata en enero de 1752. De los
continuos choques entre Viana y Cevallos quien lo
calumni, difam y denigr en forma inconcebible
al Gobernador de Montevideo, en cada
oportunidad, hay infinidad de ejemplos por dems
Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)
37
reveladores del carcter altivo de Viana y por otra
parte del carcter repudiable de Cevallos.1
Cevallos, como defensor de los jesuitas se
enfrent a Viana, a Jos de Andonaegui, a Toms
Hilson, a Antonio Aymericha Juan Ruiz de Bonneval
y a Francisco Saravia, entre otros; promovi un
juicio contra Viana y Hilson del que sali mal
parado; ya que, por el contrario, la Secretara de
Indias fall a favor de los encausados, eximiendo a
Viana de todos los cargos de que lo acusaba
Cevallos, y ascendindolo a Mariscal de Campo.
Estos enfrentamientos, sin duda muy
sugestivos, presuntamente formaban parte de las
escaramuzas entre Iglesia y Masonera, que iban a
animar al proceso que, durante el siglo XIX, fueron
pautando el proceso hacia la liberacin de los
absolutismos, y hacia un proceso que culminara con
la laicizacin. Eran los tiempos en que el Gran
Oriente de Espaa tena como gran-maestre a Pedro
Pablo de Abarca y Bolea, Conde de Aranda, primer
ministro combatido por la gran nobleza espaola y
por la Iglesia, debido a su poltica de fomento
econmico y desarrollo social hacia los campesinos
pobres.
El malestar hizo crisis y estall el motn -entre
1 Juan Alejandro Apolant, Gnesis de la Familia Uruguaya,
Montevideo, 1975, Imp. Vinaak, 2. edicin ampliada, Tomo II, pp. 931-932.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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el 23 y 26 de marzo de 1766- contra la prohibicin
del uso de chambergos y capas largas -refugio de
fisonomas y cuchillos- decretado por el Ministro
Leopoldo de Gregorio, Marqus de Esquilache, causa
menor que ocultaba la oposicin de las corporaciones
comerciales y la nobleza terrateniente, contra las
reformas planteadas en el agro y el comercio,
asonada en que estuvieron involucrados los jesuitas,
lo que sin duda influy, dando lugar a la Real
Cdula, que determin la expulsin de los mismos,
en setiembre de 1767.
Los franciscanos: un influjo liberal?
Luego de este hecho un influjo ms liberal, el
de los franciscanos, hizo pie y se prestigi en
Montevideo, retomando la primaca ejercida desde la
fundacin de la ciudad y que continuara hasta la
poca de la independencia, incorporando la ctedra
de filosofa bajo la orientacin sin duda ms liberal
del Padre Mariano Chambo, primera ctedra de curso
superior.
Los franciscanos levantaban recelos en las
autoridades coloniales por sus posturas liberales y de
controversia con el centralismo virreinal; de este
ncleo surgieron los que iban a acompaar el
movimiento independentista: Monterroso, Carballo,
Farmian, Pose, Fleitas, etc.
Estos religiosos imbuidos por el localismo,
establecieron importantes lazos entre la Iglesia -cuya
Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)
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actuacin se vea a travs de estos curas
franciscanos- y el pueblo, consolidndose lazos que
luego se haran ms precisos ente el estallido
revolucionario de 1811.
La Hermandad de la Caridad: una sociedad masnica?
Otro componente importante fue la existencia
de la Hermandad de Caridad, fundada en la segunda
mitad del siglo XVIII, a cuyo cargo estaban ciertos
servicios pblicos y esencialmente su creacin
mayor: el Hospital de Caridad. Estaba caracterizada
...por la clase de personas que la integraban y la
forma secreta de sus actividades...1.
La Hermandad constitua un fuerte lazo de
unin entre la Iglesia local y el pueblo; y esos lazos,
fueron muchas veces mal vistos por las autoridades
eclesisticas, y no pocas veces entraron en
confrontacin, como en 1804 durante el viaje de
inspeccin del Obispo de Buenos Aires Lu y Riega,
por la campaa oriental y por Montevideo, en el que
dicho funcionario eclesistico cometi tantos
atropellos, que determin la protesta del Cabildo de
Montevideo ante Carlos IV, solicitando la separacin
de la Banda Oriental de la dicesis de Buenos Aires,
y la creacin de un obispado independiente en
1 Pablo Blanco Acevedo, El Gobierno colonial en el Uruguay y los
orgenes de la nacionalidad, Montevideo, Barreiro & Ramos, 1944, p. 89.
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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Montevideo.
El carcter de puerto de ultramar de
Montevideo, abierto a todas las tendencias que traan
los barcos en trnsito, cre un ambiente ms
cosmopolita, causa de una mayor libertad que
impriman a sus conductas los orientales religiosos o
civiles, creando el mbito adecuado para que
floreciera el liberalismo.
Si bien no nos consta que la Hermandad de
Caridad del Hospital Maciel fuera una logia
masnica, sus caractersticas y estilo pueden llevar a
presumir que lo fuera. Sobre todo cuando vemos que
en sus sucesivas integraciones los nombres de
destacados masones como Joaqun de la Sagra y
Peris que fue secretario de la misma, Juan M. Besnes
Irigoyen, Antonio M.Vilardeb, Cipriano de Melo,
Santiago Vzquez, Eugenio Garzn Manuel C.
Oribe, Bernardo Pereira Mezquita; el propio
Francisco Antonio Maciel cuya banda simblica
aparece en el retrato que se encuentra en el anfiteatro
del Hospital Maciel, debido al pincel del retratista
sueco Jos Guth.
Si bien pueden caber dudas sobre el carcter
masnico de la Hermandad de Caridad, s estuvo
integrada en gran parte por masones, sobre todo en
su segunda poca, cuando se construy la hermosa
fachada sobre la calle 25 de Mayo, y cuando su
secretario era Joaqun de la Sagra y Peris, lapso en el
Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)
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Documento 2: La capilla del Hospital Maciel en Montevideo: una simbologa masnica? (Fotografa: Mario Dotta)
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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que sin duda sesionaba impregnada por el estilo y el
espritu de la masonera.
A lo que cabra agregar, la existencia, en la
capilla de dicho hospital, de smbolos
indudablemente masnicos, tanto en las paredes
como en el cielorraso del plpito de los sermones, en
que se representa -an existente- el tringulo
flamgero con el ojo del Gran Arquitecto del
Universo en su centro1. Por la naturaleza de esas
alegoras, puede admitirse que all podra haber
funcionado un Captulo de Grado 18.
En 1824 era recibido por la Hermandad de
Caridad, Juan Mara Mastai Ferretti, de paso por
Montevideo; y de ah se ha presumido, no sabemos
con qu fundamento, que el futuro Papa Po IX
hubiera recibido all la luz masnica.
1 Mario Dotta Ostria, Caudillos, Doctores y Masones, Montevideo,
Ediciones de la Plaza, 2006.
Mario Dotta Ostra Tres ensayos sobre la masonera en el Uruguay (1770-1870)
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2. Notas sobre la poca de la Independencia
Es posible que en poca de los inicios de la
invasin portuguesa, Carlos de Alvear haya fundado
en Montevideo la logia Caballeros Racionales, en
rivalidad con la Lautaro II, fundaba por San Martn
y Pueyrredn en Buenos Aires.
La divisin entre los lautarinos determin la
presencia en Montevideo de los que acompaaban a
Alvear y eran opuestos a Jos de San Martn: Juan
Larrea, Santiago Vzquez, Manuel lvarez,
Francisco Martnez Nieto, Juan Zufriategui y
Ventura Vzquez. Sin duda estaba en el tapete las
diferencias entre San Martn y Alvear, y tambin las
existentes entre Pueyrredn y San Martn; sobre todo
al negarse este ltimo a obedecer la orden de volver
con su ejrcito, desde Mendoza, a combatir a
Artigas.
Estando San Martn aliado con Bernardo de
OHiggins, se explica a su vez que los enemigos de
este ltimo, como Jos Miguel Carrera, se encontrara
en Montevideo complotando junto a Alvear, y con la
tolerancia de Carlos Lecor, el jefe portugus de
ocupacin de la Banda Oriental; exista algo en
comn que los una y que explica la actitud del jefe
lusitano: el odio a Artigas y la necesidad de unir
fuerzas para acabar definitivamente con l.
Al tiempo, surgira tambin en Montevideo, la
Nueva Historia de las Redes Masnicas Atlnticas Vol 1: 200 aos de relaciones masnicas entre Argentina, Uruguay, Chile y Francia (s. XIX)
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orden de los Caballeros Orientales, logia ms
populosa y masiva, probablemente como logia
subordinada a Caballeros Racionales, e integrada
adems por var