13
Reflexión y subversión de la lengua: Eduardo Milán José Ángel Leyva* * Escritor. Codirector de Alforja. Revista de Poesía. Correo electrónico: [email protected] Fecha de recepción: 01/07/2005 Fecha de aceptación: 27/07/2005 Eduardo Milán (Uruguay, 1952) es un poeta conocido ampliamente por su vocación de crítico y académico, por su vasto conocimiento de las vanguardias y los fenómenos literarios más relevantes del siglo XX, además, por supuesto, de su obra poética. Fue una pluma reflexiva y constante en la revista Vuelta, que dirigió Octavio Paz hasta su muerte, y es —junto con otros uruguayos como Saúl Ibargoyen, Ida Vitale y Enrique Fierro— parte fundamental de una época de exilios obligados por razones políticas o ideológicas. Milán vive en México desde hace casi treinta años, donde su vida y su obra han adquirido carta de naturalización. Pero como dicen los extranjeros que llegan a este país empujados más por la sobrevivencia que por los sueños, en México uno es siempre de afuera, pero cuando se está afuera uno es inevitablemente de México. Saúl Ibargoyen los define como escritores fronterizos. Esta entrevista fue realizada en la Ciudad de México, en mayo de 2005. LA PASIÓN CRÍTICA Comenzaría tal vez por el final de los temas de esta conversación o entrevista, por tu actividad como crítico literario que ha corrido de manera paralela a tu trayectoria de poeta. Por allí, en alguno de tus ensayos y quizás en varios más, señalas la carencia de una crítica objetiva en América Latina, pero al mismo tiempo reconoces la presencia de una crítica y de críticos, que posiblemente los vincules más a la complacencia y a los grupos de amigos. En tu caso, ¿cómo funciona el quehacer del poeta junto al del crítico? —Me refería en esos trabajos a la ausencia de una crítica que, como señalas, ciertamente existe, pues aludía al vacío de la crítica hecha por los poetas. Notaba una separación entre el ejercicio poético y el ejercicio crítico de parte del mismo escritor. Quizás por la formación proveniente de lo que se llama la modernidad literaria, de ese periodo histórico que arranca desde el siglo XVIII, cuando la crítica está tan

Reflexión y Subversión de La Lengua

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Reflexión y subversión de la lengua: Eduardo Milán

Citation preview

Reflexin y subversin de la lengua: Eduardo MilnJos ngel Leyva** Escritor. Codirector de Alforja. Revista de Poesa. Correo electrnico:[email protected] de recepcin: 01/07/2005Fecha de aceptacin: 27/07/2005Eduardo Miln (Uruguay, 1952) es un poeta conocido ampliamente por su vocacin de crtico y acadmico, por su vasto conocimiento de las vanguardias y los fenmenos literarios ms relevantes del siglo XX, adems, por supuesto, de su obra potica. Fue una pluma reflexiva y constante en la revistaVuelta,que dirigi Octavio Paz hasta su muerte, y es junto con otros uruguayos como Sal Ibargoyen, Ida Vitale y Enrique Fierro parte fundamental de una poca de exilios obligados por razones polticas o ideolgicas. Miln vive en Mxico desde hace casi treinta aos, donde su vida y su obra han adquirido carta de naturalizacin. Pero como dicen los extranjeros que llegan a este pas empujados ms por la sobrevivencia que por los sueos, en Mxico uno es siempre de afuera, pero cuando se est afuera uno es inevitablemente de Mxico. Sal Ibargoyen los define como escritores fronterizos. Esta entrevista fue realizada en la Ciudad de Mxico, en mayo de 2005.LA PASIN CRTICAComenzara tal vez por el final de los temas de esta conversacin o entrevista, por tu actividad como crtico literario que ha corrido de manera paralela a tu trayectoria de poeta. Por all, en alguno de tus ensayos y quizs en varios ms, sealas la carencia de una crtica objetiva en Amrica Latina, pero al mismo tiempo reconoces la presencia de una crtica y de crticos, que posiblemente los vincules ms a la complacencia y a los grupos de amigos. En tu caso, cmo funciona el quehacer del poeta junto al del crtico?Me refera en esos trabajos a la ausencia de una crtica que, como sealas, ciertamente existe, pues aluda al vaco de la crtica hecha por los poetas. Notaba una separacin entre el ejercicio potico y el ejercicio crtico de parte del mismo escritor. Quizs por la formacin proveniente de lo que se llama la modernidad literaria, de ese periodo histrico que arranca desde el siglo XVIII, cuando la crtica est tan mezclada con el hecho de poetizar, al menos en ciertas culturas, como la europea y los pases latinoamericanos que se vincularon ms directamente con esa vertiente, como es el caso de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Per y Mxico. Octavio Paz es producto de ese engarce poticocrtico y es un caso especial en la poesa mexicana. Habra que retroceder en la tradicin marcada por Alfonso Reyes y los Contemporneos. Pero de Octavio Paz hacia adelante yo he notado una ausencia de militancia crtica, lo cual no significa que el Fondo de Cultura Econmica no vaya a publicar algn da las notas crticas de Eduardo Lizalde, los ensayos crticos de Al Chumacero u otros productos de esta ndole que vayan apareciendo, pero ser en todo caso una actividad complementaria, que acompaa a su produccin potica.Me refera al ejercicio de la crtica, que es sobre todo el ejercicio de la reflexin acerca de lo que es la poesa en general, que se puede manifestar en trminos crticos, o sea hablando de otros en una especie de metalenguaje o en trminos de una reflexin integrada a la propia literatura o a una teora de especulaciones tericas. Por ejemplo, yo fui muy marcado en los comienzos de mi escritura por el movimiento brasileo de la poesa concreta. No porque yo escribiera posea concreta sino porque la parte terica de estos poetas eran poetas tericos, me interesaba mucho. Eran herederos de Ezra Pound y de la tradicin moderna norteamericana y europea en general, insistan mucho en la necesidad de lo que Haroldo de Campos llamaba poetas pensadores. Entonces yo ca en la cuenta de que haca falta pensar ms all del hecho de la escritura.Curiosamente, cuando llegu a Mxico, por razones de trabajo comenc a hacer crtica literaria, cosa que yo no haca en Uruguay, pues escriba poesa. Fue en LaLetra y la Imagen,un suplemento que todava circulaba en 1979, donde comenc a hacer crtica. La iniciativa fue de Eduardo Lizalde, director de la publicacin, quien me pidi que trabajara en ese campo porque nadie hacia dicha labor. Me inici pues en la crtica literaria como una forma de ganarme la vida. Luego entr a la revistaVueltacon una columna, de una manera mucho ms formal, como si en realidad fuese un crtico literario, cosa que no lo era, ni lo soy. Me defino ms como un escritor que ha hecho crtica por razones de necesidad y porque hacer crtica literaria empata con la creacin de poesa. A partir de entonces comenc a reflexionar por qu no haba crtica literaria. Justamente el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) me public, en 1994, un libro de reflexin sobre la escritura que se llamaResistir,y en el cual planteo algo que ya haba desarrollado en otro,Una cierta mirada,que contiene una recopilacin de notas crticas publicadas enVuelta.Este ejercicio crtico lo has enfocado slo hacia los poetas que ya han dejado un legado o tambin lo has dedicado a revisar los nuevos fenmenos de la literatura y a los poetas que mantienen activa su produccin?EnVueltame dedicaba a revisar a los poetas que estaban escribiendo en ese momento. Incluso tena el inters de dar a conocer a muchos poetas que no eran conocidos en Mxico. Por ejemplo, aquel movimiento que se llam el Neobarroco en Argentina y que integraron Roberto Echavarren, Nstor Perlongher, Jos Kozer. Esa construccin que se hizo a partir de aquel tipo de escritura est reunidaen Medusario,un antologa publicada por el Fondo de Cultura Econmica y organizada por quienes mencion y un crtico mexicano, Jacobo Sefam. Me interesaba dar a conocer gente de fuera para que se diera aqu una especie de careo, de mezcla o de discusin en torno a lo que se haca y no se haca en Mxico. Esta fue una accin pensada, programtica. Yo entiendo que a la escritura que tiene un cierto reconocimiento cannico uno le puede publicar una vida o un libro, pero no una nota. Salvo que se haga a la manera de Umberto Eco, como provocacin, al realizar por ejemplo una resea de laDivina comediacomo si acabara de salir al pblico. Ese es un recurso muy atractivo para estimular la lectura, pero todo mundo sabe quin es Dante o qu es laDivina comedia;claro, a travs de las letras de Eco, el hecho adquiere un tono simptico, juguetn.En aquel momento me interesaba escribir sobre autores que me pareca que estaban marcando cosas, pero ahora desconozco o conozco muy poco a los poetas de otros pases, no tengo contacto con escritores de Ecuador, de Colombia, de Chile, de Costa Rica. Cambi la perspectiva con internet. Quien lo desee puede buscar en la red y encontrar el ltimo poemita de cierto poeta de equis pas. No es necesario insistir en ese sentido y he dejado de hacer crtica de manera sistemtica. Me interesa como problema porque an est planteado como tal y porque la gente tiene un alejamiento de la parte terica y de la parte especulativa, una cuestin tan necesaria en la literatura.No ser que en esa abundancia informativa encuentras la monotona de una produccin que no dice nada diferente, que no pretende aportar nada en lo formal?Seguramente. Uno ve que hay una suerte de redundancia, de cansancio, no aparecen lneas claras o de fuerza tal que lo haga a uno decir: mira, ac apareci una nueva visin potica. Creo que es un momento de conservacin de ciertos motivos que estn fijados y funcionan como identificadores de lo que es, sobre todo en Latinoamrica.Hay muchas voces crticas que coinciden en sealar que despus de Octavio Paz y Lezama Lima se acabaron las luminarias que hacan ese trabajo del poeta reflexivo, del poeta cuestionador. Coincides con esa opinin?Ya no lo veo as. En algn momento lo pens de ese modo. Todava hay intentos generalizadores de lo que es la poesa o de lo que debe ser. Quizs aquel espritu tena que ver con una cuestin de la modernidad que ya no est en juego. Pero releyendo sus obras poticas, y no tanto sus teoras, no creo que hayan sido ms de lo que se les puede reconocer, efectivamente grandes figuras de la literatura latinoamericana; no estoy seguro de que hayan abierto perspectivas que le haya salvado la prctica a mucha gente. Es decir, veo el asunto bajo una perspectiva histrica, pues la cosa llega hasta un punto y all como que frena y luego vienen las individualidades de grandes poetas, como es el caso de Gonzalo Rojas, Nicanor Parra, Emilio Adolfo Westphalen, pero no es gente con visiones poticas. Desarrollan sus obras y all quedan. El asunto de las influencias se dar por el lado de las lecturas individuales y no por el lado de la preceptiva. Paz y Lezama eran preceptivos.Pero la preceptiva nace de una necesidad reflexiva y de orientar los esfuerzos creadores, muchas veces a contracorriente del desgaste o del vaco que significaotra forma de concebir, de crear la literatura y el arte. Tenemos el caso del Romanticismo, son precisamente los pensadores, los filsofos quienes nutren y abren el cauce del movimiento, quienes le dan sentido al espritu de la modernidad a travs de una nueva visin de la vida, que es justamente el romanticismo. Lo mismo hicieron a su manera las vanguardias poniendo el motor de la subversin como principio rector. Pero es obvio, la novedad y la ruptura se terminan cuando caen sus obstculos y se descubren horizontes ms complejos e inaprensibles, difciles de comprender. Este es justamente el momento de las preguntas: sobre qu vamos a reflexionar, cul es el campo de anlisis, contra qu debemos rebelarnos?Lo que pas, refirindose a la vanguardia, fue un dislocamiento entre lo que fue la invencin formal y el espritu de la vanguardia. Nosotros perdimos el espritu vanguardista porque estaba directamente vinculado con la modernidad y el romanticismo, lo que tenemos son las formas inventadas por la vanguardia, que son utilizadas como cada quien lo desea. Ese repertorio qued, pero el espritu no porque no hay revoluciones, no estamos en momentos de transformaciones sociales profundas, no se habla de un hombre nuevo. Estamos asistiendo al rebrote de arcasmos como si hubiramos clausurado la perspectiva transformadora y descubrisemos que lo mejor del hombre est en un pasado crtico y hacia all vamos.Veo dos tendencias, una que tira hacia lo confesional y otra que apunta hacia un racionalismo feroz que elimina todo lirismo, toda huella emotiva. Cmo percibes los caminos de la poesa?Con "racionalista" te refieres a una poesa casi abstractizante? Es verdad. Son lneas de fuerza que ya estn presentes en el siglo XIX. Es de nuevo una especie de apuesta romntica sin aliento y sin tensin, de carcter reflexivo, casi terico, que viene del simbolismo. Ese siglo es clave todava, al menos en el terreno que dej por explorar. Lo que hace difcil el discernimiento de la literatura actual es que estn todas las formas interactuando.La revistaVueltamarc una etapa en la literatura mexicana e influy mucho en el pensamiento de los intelectuales de Amrica Latina. T la conocistemuy bien, porque adems desapareci con la muerte de su creador, Octavio Paz. Cul es, para ti, la contribucin al mundo intelectual y creador de una revista como sa?Creo que depende de la poca. La revistaOrgenes,en Cuba y en aquel momento, nucle a una serie de cerebros poticos fundamentales, pensemos en Lezama, Cintio Vitier, el padre Gstelum, Eliseo Diego, Fina Garca Marruz. En Mxico, la primeraPlural,dirigida por Octavio Paz, fue tambin una revista nuclear. YaVueltaes otra cosa. Es, como su nombre lo indica, otraVuelta,no tiene en perspectiva la fuerza que tenaPlural.Es intentar darle una duracin al proyecto inicial dePlural,que representaba una conexin internacional bastante importante. Me parece queVueltase parcializ en sus posiciones porque responda a otro momento poltico. Creo que una revista puede ser un fenmeno muy importante de una cultura, pero depende de muchos factores, como son el apoyo, la difusin, la capacidad de aglutinar un elenco de carcter intelectual que responda a la demanda del tiempo en el que est actuando. En ese sentido me parece que las revistas no pueden ser intemporales, son histricas. Pasan revista a lo que existe, son elementos de registro de un tiempo, de una poca. Una revista no tiene por qu no ser contradictoria si el tiempo en que vive es contradictorio.Pero supongo que te refieres a la naturaleza de la razn crtica, a que toda actividad intelectual confronta la posibilidad de revisarse a s misma, de someterse a un examen constante, pues de lo contrario slo representa una ideologa, un dogma y no la inteligencia en movimiento, a su espritu cuestionador. Me parece tambin queVueltacareci de este espritu crtico interno, lo ejerci contra un enemigo externo, el socialismo real o el fantasma del comunismo, y en consecuencia contra la izquierda mundial y local, pero fue complaciente con las instituciones que la apoyaban.Efectivamente. Yo creo que fue una crtica de carcter institucional, o sea la contracrtica, o mejor dicho la anttesis de lo que debe ser el pensamiento crtico, que debe tener una libertad de accin y no estar comprometido ideolgicamente. El resultado es cualquier cosa, menos una vocacin crtica.Cmo fue tu relacin con Octavio Paz?No tuve una mala relacin en la medida en que tampoco tuve una relacin demasiado cercana. Yo simplemente trabajaba en la revista y mis relaciones fueron cordiales con el equipo que la haca. Era gente que perteneca a otras generaciones y que tena intereses distintos de los mos, pero mantenamos una relacin estable.De cualquier modo, supongo que esa relacin te habr dado una percepcin ms clara de los significados de una figura como la de Paz en un contexto literario e intelectual como el mexicano. Hoy quiz vemos en otra dimensin a escritores que antes no enfocamos. Cul es tu apreciacin de Paz y el contexto poltico en el que vivi y que por cierto coincide tambin con su desaparicin, por lo menos del partido poltico que represent esa poca y esa forma de hacer las cosas en Mxico?Lo que sucede tambin es un asunto de personalidad, muy particular, creo yo. Paz era un figura central y tremendamente aglutinante. l tena determinadas caractersticas que permitan que ocurriera eso, adems tena un cerco intelectual que efectivamente lo coloc en un lugar de figura seera de las letras mexicanas de siempre, al margen de que l por sus propios mritos literarios mereciera ese sitio. Ahora, si la pregunta es si Paz opac a otras figuras muy importantes de su poca, yo creo que s, eso es evidente, era una figura demasiado fuerte, una figura tutelar. Hoy en da hay una pluralidad de reconocimiento mucho mayor. Adems, la cultura est descentralizada en cuanto a los estmulos que circulan, no hay mojones de referencia obligada. No es necesario rendirle culto a determinadas figuras demasiado sobresalientes, porque adems no las hay, o por lo menos yo no las veo. La nica revista cultural que existe esLetras Libres.Claro, podemos mencionar otras como laRevista de la Universidad,pero tiene un mbito mucho ms restringido y es institucional.Letras Libreses ya una revista internacional, con una filial en Espaa. Con la significacin cultural que tiene Mxico, me parece que deberan de existir cuando menos unas cinco de ese tipo y representaran opciones.Es que las revistas partan de otro tipo de motivaciones e intereses, respondan a iniciativas de grupos, de colectivos o de figuras intelectuales,buscaban apoyos para realizar sus proyectos culturales. Hoy domina otra forma de hacer los proyectos.Letras Libres esuna empresa, es el negocio de un hombre que funge como intelectual, pero sobre todo como empresario, me refiero a Enrique Krauze. No pretendo desmerecer su aporte y su importancia, slo apunto diferencias en las causas y los objetivos, tambin en los efectos, de una revista comoLetras Libres,que ya no es aglutinante. Quiero destacar tambin que no es un proyecto colectivo y que nace de la fase empresarial deVuelta. S, tienes razn, de alguna manera ese carcter de proyecto personal hace que la pluralidad de la revista quede un poco acotada, no obstante que enLetras Librespublica gente que nunca public enVuelta.LA POESA, UNA FLOR QUE REVIENTAEsta necesidad de pensar en los procesos de la escritura personal y en la de los dems, cercanos o distantes, famosos o ignorados, estuvo presente en ti desde los inicios de tu actividad potica?Pienso que s, que existe por razones de formacin, de lecturas. De adolescente lea mucho el barroco espaol y a los norteamericanos de la llamada generacin de los modernos que, al menos en dos casos, son muy notables. Dos poetas pensadores fundamentales del sigloXX, Ezra Pound y T. S. Eliot, me marcaron por las visiones, por los hilos que tiraron, y no tanto por lo orgnico de su visin. Pound se manejaba por divisas y por lemas y no tanto por razones que indican cmo debe hacerse la literatura. Yo todava no s cmo debe ser la literatura hecha por Ezra Pound o para Ezra Pound. Tena sus fobias y sealaba a los que eran y a los que no eran, pero nunca me qued claro cmo haba que escribir para Pound. S cmo escriba y que conceba un poema como una de las cosas ms abiertas que se pueden concebir en trminos literarios, una especie de territorio donde todo caba. Me queda ms claro cmo deseaba Eliot que se escribiera el poema que cmo lo pretenda Pound. Desde luego, ste hizo ms escndalo desde un punto de vista terico y crtico sobre la literatura occidental y ms all.El arte de ensayar y de reflexionar sobre el quehacer intelectual, dentro de la llamada modernidad, sea en la ciencia o en las artes, en las humanidadeso en el plano de la poltica, parece que se ha desarrollado ms en el mundo sajn que en el latino, con excepcin de Francia, por supuesto. La tradicin de pensar lo que se hace es una dbil sombra en la Amrica hispana.Hay algunos ejemplos fundamentales, como mencionabas hace un momento el caso del romanticismo, que fue erigido por quienes reflexionaban y trabajaban en ese doble sentido de forma permanente, pero tambin en lengua espaola hay algunas figuras que lo han hecho muy bien. En Espaa, Antonio Machado era un hombre que pensaba muy bien lo que haca, l cre los heternimos tal como los conocemos, y los haca pensar a su vez. Ya en nuestro tiempo est Jos ngel Valente, un gran poeta que tena un par de libros de ensayos notables que demuestran su gran profundidad analtica, intuitiva, intelectual de primersimo orden. Pero efectivamente, no es una constante en la lengua espaola. Por otro lado yo dira que en Amrica Latina, a diferencia de Espaa, y es que no somos un pas sino un continente, s existen muestras palpables de ese espritu reflexivo, son intermitentes, es cierto, pero son muy importantes. Lo que une a los escritores latinoamericanos es la lengua, pero sus caminos suelen ser muy diferentes. Simplemente pensemos en Borges, quien no reconoce o por lo menos no es un enamorado de la tradicin espaola, aunque valora a Quevedo, Gngora, Gracin, Cervantes. Lo mismo puede decirse de Vallejo o de Neruda. Son como salidas de tono, porque aquello tiene nombre y apellido: o son los Siglos de Oro o la Generacin del 27. Son figuras demasiado graves en contraste con el ritmo y el movimiento que tiene la poesa en Amrica Latina. Entonces, dentro de esa gran diversidad que define a la poesa latinoamericana hay tambin rasgos que la caracterizan y la comunican.T has hablado mucho acerca de la poesa de la lengua como una vertiente que busca en la tradicin, en el pasado, sus formas actualizantes. Qu define o identifica a los poetas de la lengua?Hay muchos poetas tambin que estn contra ello. En realidad us como marco referencial a unos llamados poetas de la lengua que, de alguna manera, seguan el sistema o la tradicin que vena de Espaa o poetas que de alguna manera la cuestionaban sin sacar nada nuevo, pues argan las otras tradiciones como la francesa y la norteamericana. Somos pues un sistema de influencias, y la espaola es una de stas en el interior de un complejo cognoscitivo. Hay una parte de la poesa latinoamericana que pareciera que escribe o ha escrito contra la lengua potica espaola, cuando en realidad lo hace contra la lengua. La ruptura sintctica deTrilcede Vallejo oEn la masmdulade Girondo van ms all del habla hispana, se confrontan en s contra la lengua. A su manera tambin lo hace Juan Gelman, incluso en libros comoDibaxuen el que recoge la tradicin sefard y el misticismo espaol para elaborar poemas al margen de la lengua castellana, fuera de su actualidad, en el exilio de la lengua.En algunos artculos que escrib sobre la poesa de la lengua, colocaba a dichos poetas de cara, o como una respuesta, a la innovacin de la vanguardia. Haca coincidir la insistencia de la lengua como un espritu antiinventivo, como si la lengua fuera el depsito de la tradicin y de la conservacin de los motivos. Y lo que estaba enfrente de los poetas de la lengua eran los autores que tenan una relacin inventiva con el lenguaje y por encima de la lengua y, por tanto, por encima de la tradicin y de la literatura espaolas, y de nuestra propia historia, si se quiere decir as. Yo los ubicaba por su resistencia al impulso renovador de la poesa proveniente de las vanguardias. En aquel momento pona de ejemplo a Francisco Cervantes, lvaro Mutis, Francisco Hernndez, entre otros muy ligados a la tradicin ibrica. Quizs este ltimo se salga un poco, pero no demasiado, de esa vertiente, sobre todo si uno lo contrasta con poetas como Echavarren o Jos Kozer, por poner un par de ejemplos.Cmo fue tu formacin literaria desde la infancia?En mi niez lea de todo, en particular enciclopedias comoEl tesoro de la juventud,libros en los cuales terminabas la historia del aluminio y pasabas a temas como la presencia de las hadas. Responda simplemente a la curiosidad de un nio. La cosa se me aclar ms en la adolescencia, cuando ya hice lecturas ms precisas y para m fundamentales, insisto, la poesa norteamericana, y ciertas partes de la narrativa de Kafka. Este autor ha sido y es uno de los autores medulares en mi formacin literaria. La educacin en los liceos uruguayos es o era bastante buena, sobre todo en las humanidades, uno sala sin odiar a los clsicos, considerndolos como figuras imbatibles. En la universidad estudi letras.Eres hijo de inmigrantes?No, aunque como la mayora soy descendiente de inmigrantes. Mi padre era hijo de espaoles y mi madre era hija de italiano y portuguesa, pero ella naci en Brasil. Seguramente por esa razn recib una educacin en la que se destacaba siempre la importancia del habla brasilea, de la lengua portuguesa. Gracias a esa circunstancia le desde joven la poesa de Brasil.Como el caso de Sal Ibargoyen?S, ambos somos de Rivera, de la frontera. Pero a l s le interes esa forma mezclada del habla brasilea con el espaol de Uruguay, a m no, ms bien la detestaba. Yo no s qu piense Sal, pero el peso de Brasil era demasiado aplastante, nos haca ver como una nacin baja de estatura, pese a que Uruguay es un pas culturalmente ms formado, en trminos de equilibrio, claro que las elites intelectuales de Brasil son acalambrantes, como lo son en ese mismo sentido las de Mxico.Aparte de Kafka qu poetas te marcaron en la adolescencia?William Carlos Williams, Cummings, que es un poeta para adolescentes y es el tipo de poemas que uno lee con la novia, como los poemas de Gustavo Adolfo Becker. Para adolescentes sepulcrales, pero al fin adolescentes.En qu ao publicaste tu primer libro de poemas?En 1973 publiqu en Uruguay mi primeraplaquette, Cal para primeras pinturas,cuyos poemas, que luego no me gustaron, no fueron recogidos en el libro que public el Fondo de Cultura Econmica. Podra entonces decir que el primer libro que me importa, por las nociones de escritura que contiene, esEstacin estaciones(1975). Antes de venir a Mxico publiqu otraplaquetteque se llamaEsto es(1979).Nervadurafue el primer libro que publiqu en Mxico, pero antes se haba editado en Espaa, en 1985.Desdelos inicios de tu carrera literaria se nota un proceso ms o menos constante de produccin.S, porque en m la escritura tiene que ver con la vida, con mi sobrevivencia, con la necesidad de un centro rector de mi existencia.En tu obra potica se observa tambin una cierta unidad estilstica, se perciben resonancias de libros anteriores y un apego a determinadas formas e ideas. Parecera que al desaparecer los ttulos, como sueles hacerlo al develar un nombre general para los poemas que conforman un libro, marcas una sola ruta, una sola intencin a la lectura.Creo que la escritura, al menos en mi caso, tiene que ver con ciclos. Uno puede haber escrito un libro hace diez aos y luego publicar tres o cuatro obras ms que se distancian de la primera y retomar, pasada la dcada, los mismos contenidos de ese libro, pues responden a caractersticas muy personales del autor, a su existencia.Qu diferencias bsicas descubres entre el o los ciclos de tu vida en Uruguay y tu vida en Mxico?En esos dos libros que publiqu en Uruguay est sealado lo que a m me interesaba. Al menos en la poesa s hay una parte ligada a la problematizacin del lenguaje potico y otra marcada por la cuestin social, incluso poltica, y una ms que descubre mis afectos, el alimento de mi vida. A veces mezclo todo y no s si sali bien o mal. Uno tiene arquetipos ms intensos que otros y que se manifiestan ms o menos en determinados momentos, respondiendo a la lgica del inconsciente que organiza el discurso. Quiero decir que no soy estratgico en la escritura, no soy de los que planean una obra. Por razones biogrficas nunca pude proyectar mi trabajo literario.Lo poltico influy en tu escritura?Mucho. No tanto por m. Quiero decir que soy un exiliado, pero soy un exiliado de segundo grado, no sufr persecucin directa, pero mi familia s. Mi padre estuvo largo tiempo en la crcel, trece aos, por razones polticas y eso me marc profundamente. Fue una herida radical, una impronta del principio de realidad.Una parte de tu poesa no refleja la inconformidad, la denuncia, el malestar poltico, no obstante que t mismo refieres los efectos de una realidadintolerante con los tuyos. Podra decirse que de algn modo optas por la abstraccin de los hechos, aunque entre lneas uno descubre versos como en los de un poema de 1994 que desdicen en su juego lo que sealo:"Pirdele el miedo a la mierda, / no le tuerzas, garza el cuello: / acostmbrate, deja el hueso. El vaco / es la memoria de la nada, no el hambre: / ese no alumbra ni siquiera a quien la tiene[...]".En los ltimos libros hay algo de eso. En un libro,Errar,de 1991, anterior aLa vida mantis,se trasluce una preocupacin esencial por una visin de la poesa equivocada, por la poesa que me parece se sale de su lugar, de su funcin social. As, los poemas van contra esa poesa. Es pues una manifestacin de un libro marcado por la circunstancia social de la poesa, aunque no sea poesa social. Pero efectivamente no hay ningn tipo de consigna poltica, aunque en algunos momentos pueda hablar del capitalismo, de los Estados Unidos.Qu tanto en esas formas de delirio y de balbuceo presentes en tu poesa se halla la presencia del surrealismo, no como tcnica, sino como lenguaje?Hay una especie de analoga imprevista. En una poca yo trabaj mucho con esa posibilidad de salir imprevistamente de una cosa a otra. No haba pensado en el surrealismo, pero ahora que lo dices reconozco mi aficin por ciertas lecturas de los surrealistas. No es un movimiento al que le tenga especial afecto. Creo que ms bien eso era un recurso de algunas vanguardias, una especie de Dad, de improvisacin temtica, como sucede enel jazz.Pero fui dejando eso y me centr ms en cuestiones de lo real o venidas de la realidad. En eso tuvo mucho que ver una situacin biogrfica. Padec una enfermedad heptica que me mantuvo en el hospital. Yo tena dos hijos que estaban relegados. Luego conoc a mi mujer actual, Gabriela, que me devolvi las ganas de vivir. Ella es pintora y la plstica siempre ha ejercido sobre m una fuerte atraccin, aunque no soy un terico de la pintura. El contraste entre lo pictrico y lo escritural, para alguien que tiene de por s una tendencia hacia la abstraccin, fue determinante. Puede decirse que entonces la abstraccin agarr carne y se desarroll en un mbito social y poltico cada vez ms complejo. Sobre todo a partir deErrarhay una exploracin de las posibilidades poticas para tocar mbitos ms all de la poesa. No tanto como una incursin poltica, pero s como marcas claras de mi posicin poltica.Justamente en eso pensaba antes de sealar lo delirante y espontneo que supone tu obra, en la pintura, y en particular en el expresionismo abstracto. No veo cubetazos, ni brochazos, ni derramamientos de pintura, pero s un ritmo verbal con el que las ideas pintan sus sentidos, marcan trazos, entrecruzamientos y significados. Ideas compactas y precisas que colisionan y se cortan. Qu tanto hay de intencionalidad en ello?Creo que es inconsciente, no programtico. Es inconsciente en el sentido de que no es una conciencia puntual y reflexionada, ordenada. En la poca de la dictadura militar, 19731974, yo lea mucho a Gelman y a Vallejo independientemente de que mantena mis lecturas de los poetas concretos de So Paulo, a William Carlos Williams, a Pound. Hay algo que tiene que ver con el dolor de la existencia que estos ltimos poetas no te dan o te lo dan de una manera excesivamente elaborada. Vallejo y Gelman pertenecen al mismo linaje, responden de manera inmediata al lenguaje ante la provocacin de la realidad. Esto me ayuda ms a m en un momento de desesperacin. Leer, por ejemplo, losCuatro cuartetosde Eliot me dan, eso s, una tranquilidad metafsica, pero estn muy lejos de la realidad. Por el contrario, esa capacidad de inmediatez potica es fundamental en situaciones lmite, en condiciones de inestabilidad profunda. Por ello esas lecturas como la de Vallejo te marcan hondo.Hablamos de la pintura, pero la msica parece que no es una preocupacin en tu poesa, aun cuando existe un ritmo sostenido en cada uno de tus poemas. Es as?S, pienso que lo musical en lo que yo hago es ms bien una cuestin interna. Para m el odo es fundamental, pero lo musical no desborda el marco del poema.Los ttulos de tus libros son conceptos que parecen darle al lector, ya desde el inicio, una gua para su encuentro con poemas que carecen de ttulos. Lo conceptual define el rumbo de cada libroestablece si no un programa al menos s un impulsoo un ttulo provoca la aparicin de los poemas?Para m el ttulo de los libros es una instancia sumamente importante, pues nombra al conjunto, al libro como tal. A veces, es cierto, los ttulos aparecen como manifestaciones muy sintticas de un momento de vida.Qu tanto las formas que has elegido, en torno a lo abstracto, pueden contener la emocin?Me basta con tener la emocin contenida. Algunas cuestiones biogrficas ya constituyen un motivo de tal peso que si no revelas su contenido te revientan de algn modo. Por ejemplo yo tena un pudor para hablar acerca de la crcel de mi padre. Un hombre preso es un hombre impedido de su libertad, luego es el padre de uno. All la emocin estaba contenida dentro del orden de lo que no se puede contener, pero se converta con el tiempo en una omisin de palabra. Entonces yo tena que escribir un libro sobre la crcel de mi padre, liberarlo y liberarme. Porque adems mi padre estuvo en una prisin que se llamaba Libertad. Ya sabes, la sutileza de los militares para nombrar la realidad.Tienes muchos aos fuera de Uruguay, conoces la poesa que se hace actualmente en tu pas?S, cmo no. Conozco a algunos escritores que me gustan mucho como Washington Benavides, Jorge Medina Vidal, Roberto Appratto, Elas Uriarte, Juan Carlos Pla, que vive ahora aqu en Mxico. Hace algunos meses estuve en Uruguay y reencontr a Salvador Puig, que es muy buen poeta, y a Juan Carlos Macedo. Hay una gran cantidad de muy buenos poetas, pero no he hecho el seguimiento de lo que ha ocurrido en mi pas en el campo de la poesa actual.Te conocen an los poetas uruguayos?S, pienso que me conocen y me ubican bien.Ha influido Mxico en tu obra?Definitivamente. Si no hubiese vivido aqu, mi obra sera muy distinta. Mxico tiene un peso cultural, histrico, social y humano que es determinante. Es imposible no quedar marcado por Mxico, sobre todo cuando has vivido aqu tantos aos, como es mi caso.BIBLIOGRAFA DE EDUARDO MILN*Libros de poesaEstacin, estaciones.Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 1975.Esto es.Montevideo: Imprenta Garca, 1978.Nervadura.Barcelona: Edicions del Mall, 1985.Errar.Mxico: El Tucn de Virginia, 1991.Al margen del margen. (Antologa 19751991),seleccin de Aurelio Major. Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana (Margen de Poesa 3), 1991.La vida mantis.Mxico: El Tucn de Virginia, 1993.Nivel medio verdadero de las aguas que se besan.Madrid: Ave del Paraso (Es un Decir 2), 1994.Algo bello que nosotros conservamos.Mxico: Ditoria, 1995.Circa 1994.Mxico: Conaculta (Prctica Mortal), 1996.Son de mi padre.Mxico: Ediciones Arlequn (Poesa 8), 1996.Antologa potica,seleccin de Aurelio Major. Mxico: Aldus, 1997.El nombre es otro.Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana (Molinos de Viento 114), 1997.Alegrial.Madrid: Ave del Paraso (Es un Decir 12), 1997. (Con este libro obtuvo el Premio Nacional de Poesa Aguascalientes 1997).Errar,con introduccin de Roberto Appratto. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 1997.Manto(antologa). Mxico: Fondo de Cultura Econmica (Tierra Firme), 1999.Razn de amor y acto de fe.Madrid: Visor, 2001.Cosas claras.Guadalajara (Mxico): Filo de Caballos (Cuadernos de Filo de Caballos 17), 2001.Ostras de coraje / Cosas claras.Guadalajara [Mxico]: Filo de Caballos (El Fulgor 3) / Instituto Coahuilense de Cultura, 2003.Querencia, gracias y otros poemas,seleccin y prlogo de Nicanor Vlez. Barcelona: Galaxia Gutenberg / Crculo de Lectores, 2003.Accin que en un momento cre gracia.Barcelona: Igitur, 2005.Unas palabras sobre el tema.Mxico: Libros del Umbral (El Naranjo 6), 2005.Libros de crticaUna cierta mirada. Crnica de poesa,con prlogo de Julio Hubard. Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana / Juan Pablos, 1989.Resistir. Insistencias sobre el presente potico.Mxico: Conaculta (Luz Azul), 1994.Sobre la necesidad.Mlaga: Y S el Cuenco? (El Abanico, No; 2), 2001.Trata de no ser constructor de ruinas.Guadalajara (Mxico): Filo de Caballos (Ensayo 2), 2003.Justificacin material. Ensayos sobre poesa Latinoamericana.Mxico: Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico, 2004.Resistir. Insistencias sobre el presente potico.Mxico: Fondo de Cultura Econmica (Tierra Firme), 2004.AntologasMiln, Eduardo y Ernesto Lumbreras,Prstina y ltima piedra. Antologa de poesa hispanoamericana presente.Mxico: Aldus, 1999., Andrs Snchez Robayna, Jos ngel Valente y Blanca Varela.Las nsulas extraas. Antologa de poesa en lengua espaola (19502000).Barcelona: Galaxia Gutenberg/Crculo de Lectores, 2002.* Bibliografa preparada por Felipe Vzquez.