Reflexiones Teóricas Sobre La Dimensión Semiótico-Discursiva de la Ideología Política

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Ideología Política, Discurso, Semiótica

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  • Revista RE - PresentacionesPeriodismo, Comunicacin y Sociedad

    Escuela de Periodismo Universidad de SantiagoAo 3, Nmero 6 / enero junio 2010, 61- 72.

    Refl exiones Tericas Sobre la Dimensin Semitico-Discursiva

    de la Ideologa Poltica 1

    Prof. Dr. Jorge Brower Beltramin.Doctor en Estudios Americanos con mencin en Pensamiento y Cultura

    Acadmico de la Universidad de Santiago de Chile

    [email protected]

    Resumen: Este artculo tiene por objetivo desarrollar un conjunto de refl exiones en torno a la ideologa poltica entendida como una expresin discursiva y por tanto expresin de un sistema semitico de signifi cacin complejo. En esta exposicin se establece la importancia de que los sistemas discursivos que contienen este tipo de ideologa, presenten cualidades de sentido bien defi nidas con el fi n de cumplir con su funcin en el desarrollo de las sociedades y la posibilidad de confi gurar dilogos inter-culturales necesarios para el desarrollo global de los pueblos. Por ltimo, se establecen en el artculo ciertas caractersticas del discurso ideolgico-poltico actual, en donde el debilitamiento de sus contenidos fundamentales representa una difi cultad para llevar a cabo sus funciones esenciales.

    Palabras Clave: Ideologa-poltica, Discurso, Semitica.

    Abstract: This review look forward the development of a series of refl ections around politics ideology. The later, understood as the discursive expression, and therefore, the setting of a semiotic system of complex meanings. In this article, the importance of speech systems containing this kind of ideology is set, in the perspective or reaching its goal of society development through the improvement of the intercultural dialogues required for global advances. Finally, certain characteristics of present day ideologic- politic speech are set here. Its remarkable how this later witnessed a weakening of its core issues, which represent a mayor obstacle for reaching its essential goals and purposes.

    Key Words: Ideology-politic, Discourse, Semiotic.

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    1. Introduccin

    C ualquiera sea la defi nicin o comprensin que tengamos del concepto de ideologa poltica, no podemos soslayar la necesidad de su expresin como materialidad discursiva. La nocin misma de ideologa se instala obligadamente, como seala Zizek (2003), en el sesgo de dispositivos discursivos o formaciones discursivas que constituyen su grado cero, a partir del cual se expresan, circulan en las sociedades y son fi nalmente interpretadas en un proceso constante. En esta direccin, la teora de la interpelacin de Althusser (1988) respecto de la ideolo-ga, es vista por Pcheux (2003), como el conocimiento de los mecanismos discursivos que caracterizan a la ideologa en tanto que sistema semntico. En este contexto, la interpelacin althusseriana a un otro que es movido a la accin, se expresa a travs de una red de dispositivos discursivos2.

    Por otro lado, Laclau (1978) seala que los elementos de una ideologa funcio-nan como signifi cantes fl otantes cuyo signifi cado depende de su articulacin hegemnica concebida y puesta en accin desde diversos sistemas dominantes. De este modo, las clebres afi rmaciones de Marx y Engels (2005), en las que la ideologa aparece como una falsche Bewutseins (falsa conciencia), que contiene la estructura de dominacin en la cual se reproduce la opresin de ciertas clases y la alienacin de la poblacin, remiten en defi nitiva a una expresin discursiva, construida/articulada sobre sistemas de signifi cacin complejos ordenados y comunicados desde cdigos lingsticos. En consecuencia, una doctrina ideolgico-poltica, entendida como el modo correcto o ideal de organizar una sociedad, asumiendo para ello un conjunto de acciones concretas (Sartori, 2007), debe ser considerada en su dimensin discursiva3. En este contexto comprensivo, el sistema de ideas polticas se corresponde con un sistema semitico o trama sgnica que explicita ese sistema de ideas, ponindolas al servicio del circuito comunicativo dentro de una sociedad.

    La delimitacin terica de la ideologa expuesta a partir de los trabajos de Van Dijk y semilogos como Vern y Eco4, abren a un campo refl exivo y analtico que nos ponen frente a una exigencia en al menos dos direcciones.

    En primer trmino, es posible identifi car y analizar los discursos polticos actuales respecto a los sistemas de creencias desde los cuales fueron elaborados. En tal direccin, el anlisis de los contenidos que sostienen esos sistemas de creencias permite producir conocimiento valioso, en torno a las mltiples interpretaciones y modifi caciones que ha sufrido un proyecto ideolgico original, concebido en un contexto sociocultural y en una lengua especfi ca5.

    Asimismo, los valores, normas y creencias fundamentales comprometidas en una visin ideolgico-poltica pueden ser identifi cados en su vinculacin a contextos de produccin discursiva tambin especfi cos, haciendo posible comprender de mejor forma las eventuales modifi caciones de esa visin ideolgica.

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    En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, la formalizacin de la es-tructura de una ideologa, tal cual lo propone Van Dijk, permite constatar desde una perspectiva analtica, la densidad del discurso poltico, en cuanto al sustrato ideolgico especfi co desde el cual se sostiene. Como consecuencia de los planteamientos tericos desarrollados sobre el concepto de ideologa, resulta un tanto evidente que los sistemas ideolgicos son reelaborados en el tiempo, a travs de procesos de reinterpretacin sucesivos. Sin embargo, a nuestro juicio, resulta necesario evaluar los contenidos del discurso poltico en general y en sus modalidades particulares. Esto, porque su densi-dad semntica, en torno a creencias y reglas de ordenamiento social especfi cas, se ha debilitado notablemente. En esta direccin son relevantes las infl uencias de la agenda temtica impuesta por los medios masivos de comunicacin, sobre el discurso desarro-llado por individuos que adhieren a sistemas ideolgico-polticos concretos, a los que hipotticamente subyacen sistemas de creencias bien delimitados.

    As, las construcciones comunicativas de los mass media parecen vaciar dichos sistemas ideolgico-polticos de sus contenidos, para imponer todo tipo de temticas sociales, sin ser stas, a su vez, ledas desde una gramtica ideolgica fundamental6. Del mismo modo, podemos ver cmo el discurso neoliberal altamente globalizado tambin se territorializa en los campos semnticos propios de la ideologa poltica.

    3. Desarrollo

    Nuestra refl exin no intenta negar la importancia y necesidad de que todas las tem-ticas sociales sean tratadas desde una ptica ideolgico-poltica. Slo queremos advertir que dichas temticas no son procesadas semiticamente desde una estructura de sentido ideolgica entendida como una matriz contenedora de un conjunto de sentidos bsicos, a partir de los cuales se comprende el mundo. En este sentido, reforzamos la idea de que las ideologas polticas constituyen una weltaschauung necesaria para el ordenamiento social, en la medida en que no renuncien a su estructura de sentido profundo.

    En trminos semiticos, esa estructura debe poseer una densidad semntica que, si bien no es inmutable, se establece sobre ciertos ejes de sentido siempre presentes aunque legtimamente interpretables. Lo anterior podemos confrontarlo con la estructura de una ideologa, propuesta por Van Dijk (1999). Dentro de las categoras establecidas por este autor, para la articulacin de cualquier dispositivo ideolgico, la pertenencia, por ejemplo, se hace poco clara. Esta categora orientada a la delimitacin de una identidad que involucra a un conjunto de individuos vinculndolos a una historia comn, se expresa discursivamente, pudiendo contradecirse o abrindose en la misma dimensin discursiva, hacia otras estructuras de identidad ideolgico-poltica, imposibilitando la delimitacin de una pertenencia ideolgica especfi ca. Del mismo modo, la categora objetivos ha perdido su especifi cidad, ya que toda la discursividad poltica se orienta a objetivos comunes de tipo general, en los cuales es imposible identifi car los contenidos

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    propios de un sistema de creencias instalado en una estructura de sentido bien delimitada. Por ltimo, y respecto a la categora valores/normas propuesta por Van Dijk, aparece como la ms crtica, ya que estamos frente a la circulacin de una discursividad poltica absolutamente amnsica respecto a los valores y normas que hipotticamente seran las directrices fundamentales de todo su accionar en la sociedad7.

    Como consecuencia de lo anterior, podemos afi rmar que debiese existir una es-tructura discursiva profunda que contenga una sintaxis y semntica especfi cas que se articulen por medio de sujetos, que comparten una gramaticalidad y un sentido determinado. Esta discursividad latente o competencia discursiva, de base para la accin social de los sujetos en situaciones concretas, es la ideologa; dispositivo que controla la generacin de los modelos mentales para la accin y que por tanto, simultneamente controla las prcticas sociales manifestadas por las diferentes articulaciones discursivas. En este escenario, tambin las estrategias discursivas se vinculan directamente con la estructura que hemos denominado ideologa. La existencia de esta estructura de base nos permite entender la importancia de toda ideologa, ya que su activacin es la que explica en ltima instancia las problemticas propias de cualquier ordenamiento social y cultural. Cuando Van Dijk se refi ere a la delimitacin del contexto, dicha accin ayuda a explicar de mejor forma la dimensin ideolgica y las consecuentes desigualdades de orden econmico y social, as como las asimetras que se producen en las relaciones etnoculturales8.

    De este modo, en una primera aproximacin a la estructura ideolgica, nos per-catamos que sta afecta el proceso global de la interaccin humana. Ya el fenmeno de la cognicin social y su conexin con la memoria, como interfaz entre contexto y discurso, se sustentan sobre una base ideolgica. Aun cuando dichas cogniciones sean de carcter fundamentalmente personal, stas obedecen a modelos de acontecimientos compartidos por un grupo social y prearticulados desde una plataforma ideolgica. Por otro lado, la constitucin de la memoria es un proceso de retencin de mayor o menor duracin, tambin condicionado por modelos cognitivos, poniendo nfasis en la recordacin de cierta informacin y en el olvido de otra.

    Hasta aqu, se esboza una concepcin de la ideologa como discurso contenedor de valores, normas y creencias que da forma a las prcticas discursivas. Discurso al acecho, latente y oportunista que se actualiza en cada evento comunicativo, direccionndolo y con ello, dndole un sentido determinado.

    En este punto, nos esforzaremos por presentar una visin de la ideologa entendida como estructura de sentido bsico o discurso de base a partir del cual se generan infi nitas formas comunicativas. Comprensin, entonces, semitica, que ve en la ideologa una semiosis o proceso de generacin de sentido sin el cual es imposible concebir forma alguna de organizacin social. Lo ideolgico, en este contexto (semitico) se entiende como instancia productora de sentido que relaciona los eventos comunicativos con las condiciones sociales en las que se genera ese sentido. Como ya sealbamos, nuestra

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    aproximacin a la ideologa, la comprende como una gramtica fundamental desde la cual se establecen los discursos sociales. Al respecto, Vern seala que ... una ideologa, histricamente determinada, ..., `fascismo, socialismo o stalinismo, no es ms que una gramtica de produccin. (Vern 1997: 26).

    Suscribimos la afi rmacin de este semilogo, para quien lo ideolgico se instaura desde una gramaticalidad fundamental de generacin de sentido, investida semntica-mente, que defi ne todas las prcticas explcitas desde las que se organiza visiblemente la sociedad. Todo el sentido producido obedece entonces a una gramtica fundamental que en ltima instancia representa la base ideolgica desde la que interactuamos. En los trminos de Vern, ... todo producto lleva las huellas del sistema productivo que lo ha engendrado. (Vern 1997: 30). Dicha produccin, fi nalmente comunicativa, se hace coherente, permitiendo el establecimiento de sociedades, gracias a esa gramtica ideolgica. Eco ver esta gramtica fundamental como un ... sistema semntico... que... constituye una interpretacin parcial del mundo (como continuum del contenido) (Eco 1982: 458).

    Defi nido como sistema semntico, la ideologa en Eco, al igual que en Vern, se vuelve materia de estudio para una semitica de carcter amplio que intenta compren-der los componentes de dicho sistema y sus vinculaciones con las diversas estructuras sociales.

    Esta gramtica o sistema semntico se hace discurso, a travs de una dispositio retrica que la modaliza permitiendo transmitir los contenidos centrales de cada ideo-loga con los nfasis requeridos por ella9. A su vez, los individuos dan vida particular a la retorizacin de la ideologa mediante ideologemas10 o formas nicas de expresar los contenidos ideolgicos.

    Desde esta aproximacin terica, nuestra descripcin del concepto de ideologa se delimita desde el mbito de una teora general del discurso, comprendindolo en esa dimensin (discursiva) como explicandum ms profundo de la creacin de contextos y eventos comunicativos concretos. No se trata, por tanto, de una simple caracteriza-cin de un conjunto de creencias bsicas, sino de un intento descriptivo que ilumina la ideologa como estructura o conjunto de espacios en los cuales el ser humano deposita contenidos articuladores de la vida cotidiana y tambin otros ms complejos que dan forma a explicaciones de carcter trascendente sobre la existencia humana. Van Dijk opta por esta concepcin estructural de la ideologa y slo a partir de ella, la caracteriza como conjunto de representaciones sociocognitivas que contienen creencias bsicas evaluativas de la vida del hombre en sociedad.

    En sntesis, las ideologas se comprenden, en este contexto terico, como aquellas gramticas fundamentales que contienen unidades semnticas desde las cuales se puede generar un nmero infi nito de prcticas discursivas y eventos comunicativos concretos, para explicar la existencia de los sujetos en ambientes sociales. En tal sentido, las uni-dades semnticas dan cuenta de:

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    (...) representaciones de lo que somos, de lo que sostenemos, de cules son nuestros valores y cules son nuestras relaciones con otros grupos, ... En otras palabras, una ideologa es un esquema que sirve a sus propios intereses para la representacin de Nosotros y Ellos como grupos sociales. Esto sig-ni ca que las ideologas probablemente tienen el formato de un esquema de grupo, o al menos el formato de un esquema de grupo que re eja nuestros intereses sociales, econmicos, polticos o culturales fundamentales. (Van Dijk 1999: 95).

    4. Conclusiones

    Hasta aqu hemos querido delinear ciertos vectores conceptuales y analticos, por medio de los cuales, como seala Pcheux, va quedando demostrado que la ideologa no es ni se reproduce como un Zeitgeist (espritu de poca o mentalidad) inmaterial que existe en medio de las sociedades. Por el contrario, su capacidad de interpelacin, en un sentido althusseriano, radica en la exterioridad de las ideologas vertida en di-ferentes modalidades discursivas. De esta forma, la estructura profunda de sentido propia de cada sistema ideolgico debiese establecerse desde la manifestacin lineal de su textualidad y las claves que esta textualidad deja ver para una delimitacin de sus sentidos nucleares.

    Desde esta perspectiva, ya la nocin inicial de ideologa propuesta entre otros por Cabanis y Destutt de Tracy en los tiempos de la Revolucin Francesa, no puede sostenerse y ampararse bajo el concepto vago de una supuesta teora gentica de las ideas11. De existir dicha teora, slo puede entenderse desde su puesta en discurso y ciertas condi-ciones particulares que implican la produccin de esa teora gentica de las ideas.

    En sntesis, como seala Van Dijk, las ideologas en general y dentro de ellas las polticas, son representaciones de lo que somos como sociedad y como cultura en un determinado momento histrico. As, el mbito especfi co de lo poltico debiese ser representado discursivamente por un esquema de organizacin del grupo social. En ese esquema, que se manifi esta de manera sintctico-semntica, debiese ser posible observar por ejemplo, la legitimacin del poder, el abuso del mismo, o la resistencia a la dominacin y la desigualdad.

    Ms all de las aproximaciones conceptuales que podemos realizar a la dimensin discursiva de la ideologa poltica y de los contenidos que dicha dimensin debieran expresar, debemos advertir que la borrosidad ideolgico-poltica o la licuefaccin12 de los sistemas ideolgicos expresados en nuestros das, resulta ser, desde una perspectiva analtica semitico-discursiva, un grave obstculo para acceder a un verdadero dilogo entre posiciones distintas y a veces supuestamente opuestas respecto de valores y creen-cias especfi cas. Como sabemos, cualquier instancia dialgica (en campos como el

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    intercultural o interdisciplinario entre otros) requiere previamente de una defi nicin y delimitacin de la perspectiva a partir de la cual se establece dicha instancia dialgica. En nuestros trminos, esa delimitacin tiene que ver con un principio bsico de cohe-rencia semntica respecto a lo que una visin de mundo en particular quiere transmitir. La borrosidad ideolgico-poltica a la que hacamos mencin o la licuefaccin de la discursividad que expone dicha borrosidad, aludiendo a una metfora propuesta por Bauman (2002), que presentan dichos sistemas ideolgicos, se expresa como una progresiva disolucin de estructuras, cuyos contenidos normativos y valricos se vuel-ven poco efi caces para ofrecer pautas, a travs de las cuales las sociedades se organicen efectivamente de manera colectiva.

    Los esquemas ideolgicos coherentes y consistentes, cuyo objetivo era el de propor-cionar altos grados de certidumbre y seguridad a los integrantes de una sociedad, han sido socavados y fi nalmente sustituidos por el poder global del discurso neoliberal que extraterritorializa todo posible topos y nomos poltico. Este discurso neoliberal globa-lizado reorienta la dinmica de los individuos hacia la evasin y el escapismo propios de la sociedad de consumo. El relato que da cuenta de esta dinmica, se expresa a travs de modalidades discursivas como ya sealbamos, borrosas o lquidas, que en defi nitiva expresan un sistema ideolgico carente de consistencia, debilitndose con ello no slo los contenidos que defi nen dicho sistema sino que, como adelantbamos, la posibilidad de generar una instancia dialgica entre visiones de mundo diferentes.

    Desde nuestra perspectiva analtica del discurso ideolgico entendido como una magnitud semitica13, no sabemos qu tan lquida seguir siendo esta modernidad o qu tan borrosos se presenten los contenidos de un sistema de signifi cacin ideol-gico, pero s estamos ciertos de que la construccin de las sociedades y las culturas slo es posible a partir de la existencia de estructuras valricas y normativas fl exibles pero defi nidas, desde las cuales se pueda establecer un dilogo nutritivo entre formas de ver el mundo distintas. Este dilogo representa a su vez, una instancia vlida desde la cual se visualicen espacios posibles de existencia con sentido de futuro.

    5. Notas

    1. Este artculo se desarrolla a partir del marco terico del proyecto de investiga-cin: Diseo de una Semitica de la Cultura para el anlisis de propaganda aplicado al proceso de eleccin presidencial chileno en el perodo 2009, cdigo 030973BB, aprobado y nanciado por la Direccin de Investigacin en Ciencia y Tecnologa, DICYT, de la Universidad de Santiago de Chile, para el perodo acadmico 2009-2010. Este proyecto se desarrolla en la unidad acadmica de la Carrera de Publicidad, dentro de su rea de Investigacin.

    2. La tesis de la interpelacin planteada por Althusser a propsito de la ideolo-ga, explicita que sta slo existe por el sujeto y para el sujeto. Esto signi ca

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    que existe ideologa para los sujetos concretos. Para un mayor desarrollo de esta tesis vase de este autor Ideologa y aparatos ideolgicos de Estado. Freud y Lacan (1988). Hacemos esta observacin, pues la teora de la interpelacin althusseriana llevada a su dimensin discursiva, la expresa de tal manera que su intelegibilizacin en esta dimensin discursiva debe estar a cargo de dis-positivos analticos propios de la semitica pragmtica dentro de la tradicin peirceana, en los que se pueda comprender a cabalidad la relacin del discurso ideolgico con los lectores e interpretantes nales de dicho discurso. Estos lectores son, en trminos de Althusser, los sujetos concretos interpelados a la accin desde un sistema de creencias espec cos.

    3. Este concepto de ideologa poltica trabajado por Sartori en Qu es la de-mocracia? (2007), da cuenta de las dos dimensiones que tendra esta nocin, segn lo sintetiza Zizek respecto al trabajo de Althusser, Ideologa y aparatos ideolgicos de Estado. Freud y Lacan (1988). Estas dos dimensiones tienen que ver, en primer lugar, con la ideologa en s entendida como una doctrina o conjunto de ideas y creencias que apuntan a una verdad al servicio de ciertos intereses ms o menos explcitos. En segundo lugar se orienta a entender la ideologa para s como exteriorizacin/otredad y tiene que ver con la existencia material de la ideologa, a travs de prcticas ideolgicas, rituales e institucio-nes.

    4. En los ltimos aos, Van Dijk ha orientado sus trabajos analticos a campos muy diversos que contienen problemticas sociales de diferente naturaleza. Del mismo modo, su aproximacin multidisciplinaria al concepto de ideologa es un aporte relevante para abordar sistemas de creencias en distintas culturas. Sobre estos tpicos, vase de este autor, los trabajos: Racismo y anlisis crtico de los medios (1997). Ideologa: una aproximacin multidisciplinaria (1999). Por otra parte, desde el mbito disciplinar de la semitica, Vern ha abordado de diferentes modos el tema de la ideologa, bsicamente como gramticas fundamentales que direccionan el desarrollo social, as como en su calidad de vector bsico en la construccin simblica, a partir de acontecimientos o eventos culturales espec cos. De este autor vase. Semiosis de lo ideolgico y del poder. La mediatizacin (1997). Finalmente, para Eco el fenmeno conceptual de la ideologa est presente en casi toda su obra; su perspectiva semitica nos hace tomar conciencia, antes que todo, de su carcter sgnico y a partir de ello, todas sus proyecciones contextuales y vinculaciones interculturales. Para un tratamiento espec co de este tema, vase de Eco, Tratado de semitica general (1982).

    5. Es importante no olvidar que toda ideologa es expresada en un lenguaje na-tural espec co. Como seala Bajtin, se trata de ideologemas que pueden ser comprendidos desde su estructuracin interna y en contextos de produccin

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    espec cos. De esta autor, vase Esttica de la creacin verbal (1982). Por otro lado, la traducibilidad de una ideologa desde una lengua natural a otra, constituye un riesgo importante, respecto a su signi cacin y vnculo con los contextos productivos. Toda la problemtica de la traduccin es magis-tralmente abordada por Steiner en su clebre obra Despus de Babel (1980). Tambin Eco, en el Tratado de semitica general (1982), desarrolla el problema de la traduccin de un sistema de ideas, de una lengua a otra.

    6. Los trabajos sobre audiencias desarrollados por la Mass Communication Re-search, desde los aos 60, y en particular, dentro de la teora de la Agenda Setting Function elaborada por M. Mc Combs, demuestran fehacientemente la importancia de la agenda de los medios por sobre otras agendas o tematiza-ciones de carcter poltico, religioso o social en general. Las nuevas tecnologas de la informacin han hecho an ms crtica esta in uencia de la agenda de los medios, en el desarrollo de las culturas globalizadas.

    7. Resulta interesante relacionar este diagnstico sobre el discurso ideolgico, realizado a partir de la estructura formal desarrollada por Van Dijk, con los juegos del lenguaje expuestos por Wittgenstein en Investigaciones los cas (1970). Desde esa perspectiva, las ideologas polticas, en tanto que articulacin lingstica, deben vincularse a la realidad social, a travs de acciones concretas que den cuenta de las necesidades de esa realidad, relacionadas con el lenguaje, en este caso ideolgico, de nido mediante contenidos espec cos. En con-secuencia, desde la perspectiva de Wittgenstein, el modo de usar el lenguaje o arts des gebrauchs, en el mbito ideolgico se relaciona con el continuum de la realidad, desde una estructura semntica de nida que permita ejecutar un conjunto de acciones igualmente de nidas.

    8. Sobre el sentido de la categora dominio propuesta por Van Dijk, y su control desde la ideologa, nos parece interesante la relacin que se establece entre esta concepcin de dominio y las caractersticas de la ideologa dadas por Althusser. Para este lsofo marxista, uno de los caracteres ms notables de la ideologa es que se pude entender como un conjunto de dominios o regiones particulares, tales como ... la ideologa religiosa, la ideologa moral, la ideologa jurdica, la ideologa poltica, la ideologa esttica o la ideologa los ca. L. Althusser, La losofa como arma de la revolucin. 1997. Mxico: Siglo XXI. pp. 52-53. Althusser seala adems, que la profundidad con que conocemos las diferen-tes regiones o dominios de una o ms ideologas, permite establecer regiones ideolgicas dominantes respecto de otras y as se pueden generar estrategias y tcticas para una lucha ideolgica.

    9. El tema de la modalizacin retrica de la ideologa, es desarrollado por Eco en el captulo 3.9 Ideologa y conmutacin de cdigo, en el Tratado de semitica general. pp. 457-472. En este captulo, el semilogo italiano pone nfasis en el

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    mecanismo que el sistema semntico denominado ideologa produce, desde su retorizacin sobre los cdigos culturales en general, manipulando dichos cdigos a favor de los contenidos que ese sistema quiera comunicar.

    10. El concepto de ideologema es propuesto por M. Bajtin. Para este autor, se trata de determinados usos lingusticos y de marcas de estilo, mediante las cuales cada individuo actualiza los valores centrales de una visin de mundo. Cf. Esttica de la creacin verbal. 1982. Mxico: Siglo XXI.

    11. Estos pensadores franceses forjan la expresin ideologa en el contexto de un grupo de intelectuales y polticos que intervinieron en el triunfo del liberalismo y la Revolucin Francesa. El primero, plantea la defensa de los acontecimientos del 18 Brumario y la redaccin de una nueva constitucin francesa que sus-tituya a la del ao 1795. Destutt de Tracy, por su parte, interpreta el espritu de las leyes de Montesquieu, con el que plantea el nacimiento de una nueva ciencia social. Para una ampliacin de su pensamiento vase Textos polticos de los idelogos Cabanis y Destutt de Tracy (Cabanis, D. de Tracy), traducido por Luis Risco y Ramn Salas y editado por Mara Luisa Snchez Meja (ed. y prelim.). Madrid: Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, 2004.

    12. Utilizamos el concepto de licuefaccin, al que recurre Bauman, a propsito de la metfora de la liquidez con la que quiere caracterizar la fase actual de la historia de la modernidad. Entre otras cosas, la modernidad se nos presenta lquida segn el autor, por el constante desborde de sentidos que se producen en las sociedades actuales. Desborde que afecta tanto la vida particular de los individuos como sus posibles vinculaciones colectivas. En el caso particular de la implementacin globalizada de la economa de mercado, los efectos de desregularizacin y exibilizacin de los mercados planetarios parecieran establecer uno de los orgenes centrales de este perodo lquido de la historia. Vase Z. Bauman, Modernidad lquida (2002).

    13. A.J. Greimas considera una magnitud semitica al lenguaje natural, soporte de todo sistema discursivo. Dicha magnitud lingstica es la que permite es-tablecer la estructura del relato y la consecuente organizacin del sentido. En el contexto de este artculo, para nosotros la ideologa se expresa nalmente como una magnitud semitica cuyas cualidades es posible comprender en tanto que discurso. Cf. A.J. Greimas y J. Courts, Diccionario razonado de la teora del lenguaje. Semitica (1979).

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