Regalos de Dios, para - elgranenganyo.com · de los que lo habitan. Toda Su Creación la sostiene con Su única Ley de Amor, Vida y Libertad. ... son los ángeles y los hombres; a

“Los Principales Regalos de Dios,

para ‘Vivir la Vida’”

“Conversación con Dios

~El Padre Nuestro~”

Enero de 2016

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Los Principales Regalos de Dios,

para ‘Vivir la Vida’

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LOS PRINCIPALES REGALOS DE DIOS, PARA VIVIR LA VIDA

Desde un rincón de mi alma

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A ti junto con tus seres amados, siempre les deseo:

Tanta salud… como gotas tiene una gran lluvia.

Tanta felicidad… como rayos tiene el sol.

Tanto Amor… como estrellas tiene el cielo.

Y que al final de este camino, Dios tenga inscritos

sus nombres… en Su Libro de la Vida.


Desde un rincón de mi alma

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Querido hermanito en Dios:

Antes de continuar, de todo corazón te pido perdón por todo aquello en lo que te haya ofendido, y además pido a Dios me permita pronto retribuir todo lo adeudado.

De ti he recibido solidario y fraternal Amor. Si de mi parte hubiese algo que perdonarte, considéralo un hecho.

Aunque en mi andar no he estado contigo cuando he debido estar, quiero que sepas que te llevo en mi corazón como hermanito y amigo, sin restricción de día ni de horario.

Siempre con fraternal y tierno cariño.


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Este librito se da con la sana intención de cooperar en la proclamación del Mensaje de Dios, con la certeza de que este intere-sante y emocionante tema será de tu agrado.

Espero que al leerlo te sientas motivado a estudiar el Mensaje para que te convier-tas en un sincero y directo ‘Buscador del Único Dios de Amor, de Vida y de Liber-tad’. Él aún nos sigue hablando y quien quiere oírle aún puede percibir Su Voz de Amor diciendo: ‘Buscadme y Viviréis’. Recuerda que: El Único Intermediario entre Dios y el hombre es… Dios mismo a través de Su Hijo.

Es mi mayor deseo que recibas en tu ‘corazón’ el Testimonio de la Palabra, pa-


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-ra que a su vez con orgullo la proclames a los tuyos y al mundo.

Libremos la ‘Buena Batalla de la Fe’, la que por Amor nos conduce a realizar las Buenas obras que honran el Nombre de Dios, para que el mal no nos separe de Él, y seamos dignos de ser llamados Sus hijitos.

La Sabiduría está en amar a Dios. Su Palabra es Verdad,

y sólo Su Verdad nos hará Libres.


¡Siempre Gracias!…

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A Dios, por haberme permitido saber sobre Él y Su Plan de Rescate, al buscarle amorosamente a través de Su Ley escrita en mi corazón así como en la Biblia… y

A ti, por ser parte de mi vida y por nuestra hermandad en el Señor.

Porque solo con Su Ayuda y el fraternal apoyo que nos demos los unos a los otros, podremos… ‘Vivir la Vida’.

El Mensaje de Dios se confirma por sí mis-mo y entre otros, por evidencias históricas, arqueológicas, astronómicas, y hechos ac-tuales. Basado en él, te envío un resumen sobre los principales Regalos que Él nos da, solo por Amor, para reencausar nuestros pasos por Su Buen Camino a pesar de las obscuras tinieblas de ‘este siglo’.


Escrito está…

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En Su Palabra se traza el Plan Maestro en el que, con claridad y certeza, Él dice:

De dónde venimos, porqué estamos como estamos y hacia dónde vamos; cómo y cuándo inició el periodo de densas tinieblas en el que estamos ‘sobrevivien-do’, y cuándo y cómo Él regresará para resucitar para Vida Eterna a las muje-res y a los hombres que por Amor hayan ‘vuelto en sí’ para vivir en ‘este siglo’ honrando Su Nombre, para que por fin: ‘Se haga Su Voluntad aquí en la Tierra, como allá en el resto del Universo, siempre fiel a Su Ley de Amor, de Vida y de Libertad’.


Escrito está…

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Desde hace casi 6,000 años, los habitantes de este planeta venimos sufriendo las consecuen-cias de la maldad.

Pasaron 4,000 años desde la creación de Adán –el primer hombre– hasta el nacimien-to del Segundo Adán –el Hijo de Dios–, Quien por casi 34 años vivió como Hombre sujeto a un cuerpo imperfecto semejante al nuestro, muriendo en la cruz (para cumplir Su Ley) en lugar de todos los hombres de ‘este siglo’ –desde Abel hasta el último–, y resucitó al tercer día dándonos la oportunidad de una nueva Vida.

En 16 años más se cumplirán 2,000 años desde la muerte del Mesías, y entonces Él vendrá para librar del mal a Sus hijos (los que por Amor: le acepten como su Creador, reciban Su Bautismo y libren la Buena Batalla de la Fe).


Escrito está…

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“[Su Hijo] nos dará Vida después de dos días, al tercer día nos levantará para que vivamos ante Él. Conozcamos al Señor, insistamos en cono-cerlo. Su Venida es tan segura como el alba…”

(Ose 6:2-3).

“… Convertíos, hijos de los hombres. Porque mil años delante de [los]… Ojos [de Dios] son como el día de ayer,…”

(Sal 90:3-4)

“… Más, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retar-da Su Promesa,… procurad con diligen-cia ser hallados por Él sin mancha e irre-prensibles, en Paz.”

(2Pe 3:7-9, 14)


Escrito está…

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Dios existe y es Uno –Padre, Hijo y Espíritu–,

Es Dios de Amor, Vida y Libertad. Es Perfecto, Justo, Eterno, Inmutable.

Él es el Creador de todo el Universo y de los que lo habitan.

Toda Su Creación la sostiene con Su única Ley de Amor, Vida y Libertad.

Por lo que Su Ley y nos dice Quién es el Todopoderoso,

Omnisapiente y Omnipresente, y qué desea de todas Sus criaturas.

Asómate a la Naturaleza y ella te hablará de Él.


Escrito está…

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‘Yo Soy el que Soy’ es Dios, el Único que es Inmortal por Sí Mismo.

La transgresión de Su Ley se llama pecado o mal,

y éste desata la maldad.

Dios abomina el mal por sus nefastos efectos:

Decadencia (egoísmo, odio, engaño, esclavitud, injusticia, enfermedad…)

y muerte eterna.

Él es el Creador, Él da Vida en dos ámbitos, el celestial y el de mundos.

Las expresiones de Vida a Su imagen y semejanza,

son los ángeles y los hombres; a quienes de inicio, otorga los Siete Regalos siguientes:


El Primer Regalo. La Vida.

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La Vida surge cuando Dios une Su Aliento de Vida (parte de Su Espíritu) con el polvo (materia inerte).

De Dios proviene todo ‘ser creado’ o ‘ser viviente’ o ‘alma viviente’; quien está integrado por espíritu, mente y cuerpo; la Vida surge mediante los medios biológicos y demás establecidos por Él.

La Vida es semejante a la luz que emite una luminaria –foco o bombilla–: La luminaria (el cuerpo o polvo o materia) no tiene capacidad de emi-tir luz por sí misma, pero al fluir ha-cia ella energía eléctrica (aliento o espíritu), y al fusionarse ambas…

Surge la luz (la Vida).


El Segundo Regalo. La más alta capacidad intelectual.

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La más alta sobre cualquier otra especie para razonar y actuar con sentido co-mún, sabiendo que todo se rige bajo el Principio de la Causalidad (causa-efecto) y jamás por la inexistente ‘casualidad’.

Los ángeles y los hombres llevan la máxima responsabilidad de actuar moral y éticamente dentro del Bien (la inteli-gencia está en apartarse del mal y la sabiduría en amar a Dios).

El ángel o el hombre que actúe con maldad, va en contra de la Creación y la Naturaleza y se convierte en un ser necio que se rebela a la Ley de Amor y termina por causar degeneración y muerte, a sí mismo y a quienes aceptan su influencia.


El Tercer Regalo. La Ley de Amor ‘escrita en el corazón’.

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Está escrita con esencia indeleble dentro de cada ‘ser creado’ para que pueda distinguir sin duda alguna, lo que es Bueno y… lo que es malo.

La Ley de Amor dice Quién es Dios y qué quiere de cada uno de sus hijos. Se sinte-tiza en dos Mandamientos:

‘Amarás a Dios por sobre todo lo creado viviente o no’ y ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo'.

La Ley de Amor señala con toda claridad y certidumbre que Él es Dios de Amor, de Vida y de Libertad, y que abomina el mal –lo rechaza, no lo acepta–.

Esta Ley no está sujeta a los limitados principios de la metodología científica.


El Cuarto Regalo. Personalidad única.

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Ningún ángel u hombre puede tener exac-tamente todas y las mismas vivencias de otro; cada uno es único e irrepetible.

Cada uno de los ángeles y de los hombres debe escribir las páginas de su propia his-toria, nadie puede vivir la vida de otro.

Por lo que cada ángel y cada hombre, lleva la responsabilidad de asumir las consecuen-cias por sus propios pensamientos, palabras y obras.

Sólo el Espíritu de Dios conoce lo más profundo de cada ‘alma o ser viviente’, los motivos e intenciones de sus pensamientos, así como las razones de sus palabras y obras.

Absolutamente nada se puede esconder al Omnisapiente.


El Quinto Regalo. La Fe.

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A la confianza que se sustenta sólida y profundamente en la convicción de existir gracias al único Creador y Sustentador de Vida, se le llama Fe.

La Fe, en Dios, comunica infaliblemente a todos y cada uno de sus ‘seres creados’ la absoluta confianza para Vivir y gozar los retos del día a día, con la certeza de que la Vida de cada uno tiene un hermoso propósito si se mantiene en armonía con Su Ley.

A los que nacimos en ‘este siglo’, si se lo pedimos, Dios aumenta nuestra Fe, para fortalecernos en la esperanza de llegar a disfrutar de Su Promesa.

“Es pues la Fe la certeza de las cosas que se esperan, la convicción de las cosas que no se ven” (Hebreos 11:1).


El Sexto Regalo. La Oración (Conversación directa con Él)

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Al acto de conversar con nuestro Supremo Amigo se le llama orar, Él sabe qué le queremos decir, aunque nos expresemos solo con el pensamiento.

La Oración es el acto de abrir sin reservas nuestro corazón a Dios, con absoluta Fe en que para Él no hay límites para instantá-neamente contestarnos y fortalecernos en Su Amor.

Cuando conversemos con el Señor, los pensamientos, palabras y obras han de estar en armonía con Su Ley; por ello, cada charla con Él debe ser sencilla, sincera, respetuosa, llena de agradecimiento y Amor.

El Único intermediario entre Dios y cada uno de sus hijitos creados, es Su Hijo –es decir, Dios Mismo–.


El Séptimo Regalo. El Libre Albedrío (Libertad de elegir)

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Por Amor a la real Libertad, Dios otorga a cada ángel y hombre la facultad de decidir por propia convicción, vivir o no en armonía dentro de Su Ley –en pensamiento, palabra y obra–.

Los que por Amor aceptan cumplir Su Ley están dentro del Bien, y reciben de Él la Inmortalidad para ‘Vivir la Vida’ en armo-nía con Dios, con sus semejantes, y con Su Naturaleza.

Quien por egolatría decide transgredir Su Ley cae dentro del mal, y vivirá temporalmente en pecado (con apetito desmedido, presunción y codicia), y sufrirá pagando por ello hasta su última consecuencia: la muerte eterna.

La Libertad se goza al vivir dentro de la Ley. El libertinaje engaña y esclaviza en el mal.


Escrito está…

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Un día en el ámbito celestial del Reino de los Cielos, por primera vez fue quebrantada la armonía de la Ley.

El ‘querubín cubridor’ llamado Lucifer, trans-gredió los Mandamientos al desear ser igual que su Creador. No se arrepintió y se convir-tió en Satanás (el Rebelde), y al igual que él, un grupo de ángeles tomó la mala decisión de seguirle.

Surgiendo así una nueva familia, ‘la familia de Satanás, el padre de la mentira’, porque todos ellos prefirieron mantenerse como ene-migos de Dios, su Creador.

Satanás y sus ángeles rebeldes se ensoberbecí-an cada vez más al saber que habían trans-gredido la Ley y aún estaban con vida, a pe-sar de estar desposeídos de las vestiduras de la Gloria de Dios.


Escrito está…

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Se aferraron a su necedad y ‘no guardaron su dignidad sino que abandonaron su propia mora-da’; es decir, no se arrepintieron de su maldad, y prefirieron exiliarse del ambiente celestial en el que nacieron, al no poder estar ante la Perfecta presencia de Dios, y se dirigieron hacia el ámbito de los mundos, en su vano afán de perpetuar un reino de maldad.

Estaba en riesgo la felicidad de los habitantes del resto del universo (los siempre fieles a su Ley, celes-tiales y de mundos).

La opción del mal, que había permanecido latente e inactiva, surgió por primera vez a la actividad con todas sus nefastas consecuencias, en total oposi-ción a lo establecido en la Ley de Amor, de Vida y de Libertad, y por tanto en total oposición al Perfecto Creador.

A pesar de la Rebelión de Satanás, la expansión del Universo y de la Vida continuó…


Escrito está…

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Así, Dios adecuó nuestro planeta para ‘sembrar Vida’ en él, y creó la primera pareja humana de este planeta (Adán y Eva), nacidos adultos y a quienes también otorgó los Siete principales Rega-los para Vivir la Vida.

Adán y Eva sabían sobre la Rebelión de Satanás, y que habrían de librar ‘la Buena Batalla de la Fe’ para que el mal no los separara de Dios.

Pero lamentablemente, ellos también sucumbie-ron ante Satanás y tomaron la mala decisión de transgredir la Ley de Dios.

A diferencia de los rebeldes celestiales, quienes fingieron arrepentimiento rechazando así la Mise-ricordia del Todopoderoso para ser restaurados como miembros de la ‘Familia de Dios’, Adán y Eva si se arrepintieron genuinamente (por haber pecado sintieron vergüenza y el temor de saberse ‘desnudos o separados’ de la Gloria del Eterno), y en su corazón solicitaron la Ayuda de su Creador.


Escrito está…

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Es tanto el Amor que el Creador tiene por cada una de Sus criaturas, que aunque la Ley establece que el transgresor debe morir, Él con Su incon-mensurable Misericordia deseó librar del mal a los transgresores celestiales y de este planeta.

Así como se activó la maldad, inmediatamente Dios inicio un Plan de Rescate para restablecer Su Reino; primero en el ámbito celestial, y fue recha-zado por los ángeles rebeldes; luego en nuestro pla-neta, donde fue aceptado por la primera pareja humana, más no así por todos los hombres de las generaciones subsecuentes.

Dios fue muy cuidadoso para que la Verdad sobre la Rebelión de Satanás quedara revelada ante toda la Creación: La que siempre le ha sido fiel; los arrepentidos a los que Él llame Sus hijos; y Satanás con sus seguidores (demonios y malos hombres).

Ante la obscuridad de ‘este siglo’, nuestro Salvador nos ha otorgado más Regalos para ‘Vivir la Vida’:


El Octavo Regalo. La Misericordia.

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La Ley tiene todos los atributos de Dios, excepto uno: La Misericordia, porque el Crea-dor es un Ser Viviente y la Ley no.

La Misericordia es un regalo más de nuestro Salvador, y es por Su Gracia que nos da Vida a pesar de que nuestros primeros madre y padre, transgredieron Su Ley de Amor.

‘Tanto es el Amor del Padre, que nos dio a Su Hijo (Su Ungido, nuestro Mesías, Jesucristo) para morir por todos nosotros’.

Sí, Él se despojó de Su Investidura como Señor de señores y Rey de reyes del universo infini-to. Se ató a un cuerpo parecido al nuestro, y pagó por los pecados de todos los hombres nacidos en ‘este siglo’. Y quien Le acepte podrá ser rescatado de la muerte eterna.


Escrito está…

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El hombre natural o animal, lo acepte o no, es egoísta. Aunque dice amar a Dios, no le lleva en su corazón, pues prefiere sujetarse a las injustas tradiciones de hombres ensoberbecidos, antes que por Amor cumplir Sus Mandamientos (la Ley) escritos en su corazón.

Así, el necio hombre natural que rechaza a Dios y menosprecia la parte espiritual que da Vida, se aferra a sus debilidades y sus pecados, y no solo trata de ocultarlos y sostenerlos, sino hasta pretende justificarlos, midiéndolos según su imperfecta y egoísta ‘justicia propia’.

Cuando el hombre reflexiona y reconoce que la mayoría de sus ‘vacíos existenciales’, insegurida-des, miedos y angustias son consecuencia de sus malas elecciones por actuar bajo la ‘inocente normalidad’ que enaltece el ego y le conduce


Escrito está…

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hacia la maldad (apetito desmedido, presunción y codicia); tiene dos opciones:

Continuar por su vano y necio camino, simu-lando ser exitoso en su andar por ‘este siglo’, siendo causante del sufrimiento de otros y de sí mismo, al hacer caso omiso de lo que dice la Palabra: ‘¿De qué te sirve ‘conquistar el mun-do’, si pierdes la Vida?... pues sufrirás la muerte eterna’. O la otra opción,

Aceptar más Regalos de Dios…


El Noveno Regalo. El Bautismo del Arrepentimiento

para el Perdón de los pecados.

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Cuando el hombre ‘vuelve en sí’, y acepta que necesita cambiar el rumbo de su existencia para superar la rara situación que le agobia, y pide con humildad de corazón la Ayuda de su Creador, Él a través de Su Espíritu, la ver-dadera ‘Fuente de Agua de Vida’ puede dar inicio al proceso de renovación llamado “El Bautismo del Arrepentimiento para el Per-dón de los pecados”.

El Bautismo inicia cuando el pecador acepta que el Espíritu (Dios mismo) transforme su ‘yo egoísta’ para darle una nueva vida reencau-sada por el Buen Camino que le conduzca a Vivir la Vida.

El proceso del Bautismo se completa al cumplirse las etapas siguientes:


El Noveno Regalo. El Bautismo… Primera etapa.

Sentir la necesidad de Ayuda.

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Todas las personas nacidas en este mundo somos de naturaleza pecaminosa, y cuando por propia decisión actuamos mal, caemos en pecado (la única excepción fue Jesucristo, nuestro Mesías y Salvador).

Al hacer lo malo sentimos fuego interno que nos consume (‘cruda moral’) que se aviva según la intensidad del daño ocasionado y si fue intencio-nal o no.

Podemos usar mascaradas y fingir que nos arrepentimos o que todo está bien, pero por dentro sentiremos inquietud y vacío, poseamos o no éxitos o triunfos mundanos (riqueza y poder).

Cambiar por el Camino del Bien común sería una tarea imposible si contáramos solo con nuestra propia fuerza y voluntad. El cambio solo será posible si con sinceridad de corazón pedimos la Ayuda de nuestro Misericordioso Creador.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Segunda etapa.

Fe –Creer en Dios y en Su Promesa–.

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‘La Fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que nos conviene. De modo que nos induce a escoger: Su Camino, en vez del nuestro; Su Fuerza, en vez de nuestra debilidad; Su Sabiduría, en vez de nuestra ignorancia; Su Justicia, en vez de nuestra pecaminosidad.’

‘La Verdad, la Justicia, la Pureza, han sido seña-ladas como los secretos del Éxito de la Vida… la Fe nos pone en posesión de estos Principios’.

Crees en Dios o tienes Fe, cuando ‘le pides un nuevo corazón y le entregas tu vida para andar por Su Camino, cumpliendo por Amor Sus Man-damientos’.

Por tu Fe, el Señor cumplirá en ti Su Promesa que incluye la Paz y el Gozo para Vivir la Vida en este mundo caído,… más la Vida Eterna.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Tercera etapa.

El Arrepentimiento.

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El sentimiento de arrepentimiento es un pro-fundo pesar por los pecados cometidos en el pasado, y un sincero deseo de librarse de ellos, es la puerta que abre el Camino a la Eternidad, es lo único que puede ofrecerte la posibilidad de liberarte en ‘este siglo’ de las cargas de la vida, de la tristeza, del dolor y del pecado, para realmente Vivir la Vida.

Como resultado natural del verdadero arrepen-timiento, con profundo Amor clama a Él, di-ciendo: ‘¡Crea en mí oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí!’.

Endurecer el corazón cuando el arrepentí-miento llama es sumamente peligroso, pues pue-de conducir al ‘pecado imperdonable’: burlarse del Espíritu de Dios; es decir, tomar en vano Su Nombre.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Cuarta etapa.

La Confesión de los pecados

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Al superar las tres etapas anteriores, el pecador ve y oye con mayor claridad lo escrito en su parte espiritual: la Ley de Amor que da Vida; y entiende que cuando ‘viendo no veía y oyendo no oía’ era presa fácil de su egoísmo que le conducía a caer en tentación. Se da cuenta que al medirse según su propia justicia, pensaba y/o decía y/o hacia cosas que eran ‘normales’ y se engañaba al no percibirlas como pecado.

Tal sentimiento le conduce a la imperiosa necesidad de confesarle a Dios todas las malas obras cometidas, porque acepta sin duda alguna que ‘Si confesamos nuestros pecados, Él es Fiel y Justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad’… al instante.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Quinta etapa.

El Perdón de los pecados

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¿Quién puede borrar pecados? Sólo Dios es Quien borra todas las iniquidades y sana todas las dolencias, porque Él fue la verdadera Propiciación (dio Su Vida) por los pecados de todos los hombres, de todas las generaciones.

Se es digno del Perdón de Dios cuando, a su vez, con espíritu generoso se perdonan las ofensas de nuestros semejantes. Recuerda, escrito está: ‘Perdonad y seréis perdonados’.

No importa hasta dónde hayas caído, ni cuánto hayas ofendido a Dios, ni la naturaleza de los peca-dos cometidos, si vuelves sinceramente arrepentido ante Dios, el Señor te limpiará y borrará todos tus pecados, porque ¡Él siempre cumple lo que promete!

Con la certeza de que Dios te ha perdonado, pide perdón a todos quienes hayas ofendido y perdona a todos los que te hayan ofendido, incluyéndote a ti mismo.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Sexta etapa.

Sumergir el yo (Limpieza por Inmersión).

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Durante la etapa del Perdón de los pecados, el Espíritu Santo se deleita en Misericordia, y realmente sumerge al pecador arrepentido en la única y verdadera Agua de Vida, ‘sepultan-do sus iniquidades y echado en lo profundo del mar todos sus pecados’.

En esta inmersión, el Salvador limpia todos los pecados que hasta ese instante ha cometido el pecador, y éste suplica para que su ‘viejo yo’ muera y surja resucitado como el hijo pródigo que ‘volvió en sí’ para ser aceptado como miembro de la ‘Familia de Dios’.

Porque Cristo murió y resucitó, nosotros también si morimos a nuestro ‘viejo yo’ y aceptamos estar con Él, resucitaremos. Jesús dijo: “Porque Yo vivo, vosotros también viviréis”.


El Noveno Regalo. El Bautismo… Séptima etapa.

Surgir como una nueva persona

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Tú viniste a Jesús, así como estabas por el peso del pecado, el sufrimiento y el dolor, con tu corazón amargado por la maldad.

Al aceptar Su Bautismo, has surgido como una nueva persona, ‘oyendo, oyes, y viendo, ves’, percibes con claridad la ‘Ley de Amor, de Vida y de Libertad’ escrita en tu corazón, entiendes el significado de Su Misericordioso Regalo: ‘Yo te perdono, levántate y no lo vuelvas a hacer’… y ya sabes lo que significa abominar el mal.

Tu encuentro con el Todopoderoso ha transformado tu escala de valores y estás listo para Vivir la Vida. Te sientes liviano y listo para emprender tu camino por la Senda Admirable, dispuesto a vivir santas emociones y gratas conquistas que honren Su Nombre.

Él ha limpiado tu corazón, para que a partir del ‘hoy’ de tu Bautismo y hasta en tanto regrese, estés lleno de Gozo, de Paz y Amor, y puedas librar la ‘Buena Batalla de la Fe’.


El Décimo Regalo. La Paciencia

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El Señor no tarda en llegar, mientras tanto, nos da el Regalo de la Paciencia que nos permite entender el significado de ‘Esperar en el Señor y guardar Su Camino’. Jesucristo nos lo enseñó y lo resumió así:

“Aquí está la Paciencia de los santos…” Los que a pesar de la maldad, con Su Ayuda se sostienen firmes sobre Su Camino.

“… aquí están los que guardan Sus Mandamientos…” Los que como vivencia personal aceptan Su Bautismo para hacer Su Voluntad solo por Amor.

“… y los que mantienen la Fe de Jesús” Los que al igual que Jesús se mantienen firmes sobre el Buen Camino hasta el final en su andar por ‘este siglo’, obtienen el galardón del éxito y serán considerados como verdaderos triunfadores, porque aquí con Paciencia lograron Vivir la Vida a pesar de la maldad, siendo dignos de ser llamados Sus hijitos, y resucitarán para plenamente Vivir la Vida en Su Reino restablecido.


Actitud personal…

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Querido amigo y hermanito en Dios nuestro Señor:

Acepta que el Espíritu de Dios te Bautice. Pues es necesario ‘volver a nacer’ o ‘surgir como una nueva persona’ para poder entrar al Reino de los Cielos.

Libra la Buena Batalla Día a día, hasta el resto de tus días en ‘este mundo’, libra ‘la Buena Batalla de la Fe’ para que el mal no te separe de Dios.

Repósate en Su Paz Él se enorgullece de tu Fe en Él como tu Salvador y te da el Don de la Paciencia, para que con Su Ayuda puedas cumplir Sus Mandamientos, ‘cuyo fin es el Amor de corazón puro, de buena conciencia y de Fe no fingida’; así, permanece en ‘estos tres Dones: la Fe, la Esperanza y el Amor’, sabiendo que…

‘El mayor Don es el Amor’.


Actitud personal…

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Conversa diario con Dios Reza (de preferencia en silencio) para que Él te guíe. Un discípulo dijo ‘Señor enséñanos a orar’, y Él le dijo:

‘Cuando orareis decid el Padre Nuestro’ (Mt 6:9-13; Lu 11:1-4)

Sostente firme en Sus Bienaventuranzas. A diario piensa, habla y actúa:

Con corazón humilde, con llanto que conduce al

arrepentimiento y al perdón, con mansedumbre, con hambre y sed de Justicia, con misericordia, con corazón limpio, con actitud pacificadora, y con paciencia cuando padezcas

a causa de la Justicia por hacer Su Voluntad.


Actitud personal…

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Anda tus pasos sobre el Camino del Bien. Pon siempre ‘todo tu empeño’ en añadir:

a tu Fe, Virtud; y a tu Virtud, Conocimiento; y a tu Conocimiento, Templanza; y a tu Templanza, Paciencia; y a tu Paciencia, Piedad; y a tu Piedad, Espíritu fraternal, y a tu Espíritu fraternal, Amor.

Acepta ser Su amado hijito, sabiendo que: El Amor es benigno,

no tiene envidia, no obra sinrazón, no es jactancioso, no es injurioso, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal,

el Amor se goza en la Verdad –jamás se goza de la injusticia–,

el Amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta,…

‘El Amor nunca deja de ser’.


¡Última llamada para la última generación!

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Dios con Su infinita Misericordia, siempre nos ha protegido, pero el Rebelde a través de Babilonia y sus hijas las rameras (las instituciones de poder), dicen guiarnos ante Dios, cuando en realidad se han dedicado a separarnos de Él, mediante enga-ños y falsas doctrinas; induciéndonos a quebrantar “la Ley de Dios” –Sus Mandamientos: Inmutables, Perfectos y Eternos–, y a tergiversar “la Fe de Jesús”.

Así, muchos hemos sido sometidos en la maldad. “… Oí otra Voz del cielo, que decía:

¡Salid de ella pueblo Mío!...” De Babilonia la grande, la madre de las rameras

y de las abominaciones de la tierra (las falsas religiones que nos separan de Dios)

“… para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas.” (Rev 18:4 y 17:5)

Con Voz de Amor, Él aún nos dice: “¡Buscadme y Viviréis!”


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El final de la segunda y última parte de la única rebelión del mal contra el Bien, está inminentemente cercano. Los vivientes y la naturaleza de este Planeta hemos venido sufriendo sus nefastos efectos. Afortuna-damente para nosotros, el Vencedor de este conflicto es Dios a través de Su Hijo, Quien luchó por liberar del mal a todos los hombres de todas las generaciones del mundo.

Él restablecerá la Tierra como parte de Su Reino de los Cielos, y la repoblará resucitando a todos aquellos que en ‘este siglo’ hayan honrado el Nombre del Único Dios de Amor, Vida y Libertad. Su Pueblo estará conforma-do por todos aquellos que le hayan aceptado: Como su Creador (reconociendo que el Bien consiste

en vivir en armonía con Su Ley, que nos dice Quién es Él y cuál es Su Voluntad);

Como su Salvador (a través del Sacrificio de Su Hijo, y al recibir Su Bautismo); y

Como su Sostenedor (para que a partir de ‘hoy’ y hasta el final, libremos la Buena Batalla de la Fe).

Mi ferviente súplica, para que tomemos la buena decisión:

¡Aceptemos ser integrantes de Su Pueblo!


¡Hasta pronto!

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Mis mejores deseos para ti y tus seres amados.

Fortalezcámonos en el Señor y tengamos disposición para librar la ‘Buena Batalla de la Fe’, con la esperanza de volver a vernos allá arriba, en la ‘Nueva Jerusalén’.

Su Promesa es infalible, al terminar el Sexto milenio de pecado, Él resucitará a quienes hayan aceptado ser Sus hijitos, y hacia el final del Séptimo Milenio de reposo, juicio, sentencia y ejecución, descenderán la Nueva Jerusalén y sus habitantes aquí en la Nueva Tierra con su Nuevo Cielo, para Vivir la Vida en Su resta-blecido y glorioso Reino de los Cielos, al amparo de nuestro muy amado Creador: el Único Rey de reyes y Señor de señores.

¡Gracias Padre nuestro!

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CONVERSACIÓN CON DIOS

~EL PADRE NUESTRO~

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CONVERSACIÓN CON DIOS ~EL PADRE NUESTRO~

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Hombre: ‘PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS’…

DIOS: ¿Si?… Yo Soy, heme aquí… Hombre: Por favor, no me interrumpas. ¡Estoy

rezando! DIOS: ¡Pero tú me llamaste!… Hombre: ¿Te llamé? yo no llamé a nadie, solo

estoy rezando… continuaré ‘Padre nuestro que estás en los cielos’…

DIOS: ¡Ah! eres tú nuevamente. Hombre: ¿Cómo? DIOS: ¡Me llamaste! tú dijiste: ‘Padre nuestro

que estás en los cielos’. Estoy aquí ¿En qué te puedo ayudar?

Hombre: Pero no quise decir eso, solo estoy re-zando como me han enseñado. Rezo el ‘Padre nuestro’ todos los días y me siento bien rezando así, es como cum-plir con un deber… y no me siento bien hasta cumplirlo.


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DIOS: Pero ¿Cómo puedes decir ‘Padre nues-tro’ y no reconocer que te estás diri-giendo a tu Creador, y sin reflexionar que quien acepta que tiene un solo Pa-dre reconoce que todos –quienes tam-bién le aceptan– son sus hermanitos? ¿Cómo puedes decir ‘que estás en los cielos’, sin comprender que Yo Soy, es-toy y sustento los cielos –todo el uni-verso infinito– con Mi única, perfecta, eterna e inmutable Ley de Amor, de Vida y de Libertad?

Hombre: Es que… realmente no había pensado en eso.

DIOS: Prosigue tu Oración. Hombre: ‘SANTIFICADO SEA TU NOMBRE’ DIOS: ¡Espera! ¿Qué quieres decir con eso? Hombre: Quiero decir… quiero decir… lo… ¡Lo

que significa!… ¿Cómo lo voy a saber? es parte de la Oración ¡Solo eso!


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DIOS: Santificado significa apartado para el Bien, y si Yo tu Creador estoy apar-tado para el Bien, créeme, Yo quiero que todos y cada uno de Mis hijitos vivan para siempre dentro del Bien en perfecta armonía con Mi Ley que le indica a cada ser creado Quién Soy Yo y qué quiero Yo de él. Por cierto, la transgresión de Mi Ley se llama peca-do –y Yo lo abomino– y su paga es la muerte, porque ¿Cómo podría permi-tir Yo que la maldad dañe por toda la eternidad a Mis amados hijitos?

Hombre: Ya entiendo… nunca había reflexio-nado sobre ello… pero continúo: ‘VENGA A NOSOTROS TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO’

DIOS: ¿Estás hablando en serio? ¿Entiendes el alcance de esta frase?


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Hombre: ¡Claro! ¿P… p… por qué no?… ¡Está bien! ¿Qué significa esta frase?

DIOS: Te explicaré, Yo Soy el Creador y Soste-nedor de todo el universo infinito, Soy Dios de Amor, Vida y Libertad. Escri-bo Mi Ley en ‘el corazón’ de todo ser vi-viente, y a los ángeles y a los hombres –a quienes hago a Mi imagen y seme-janza– les doy un regalo más, el ‘libre albedrío’, para que con responsabili-dad moral elijan cumplir o no Mi Voluntad –Mi Ley–. Si escudriñaras Mi Palabra (las Escri-turas), te enterarás que hubo una rebe-lión celestial que después hizo caer en pecado a los habitantes de este planeta, pero Yo tu Misericordioso Dios, esta-blecí y puse en marcha un amoroso Plan Maestro de Rescate para resta-blecer Mi Reino, a fin de que se vuelva


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a hacer Mi Voluntad ‘así en la tierra como en el cielo’. Pero la pregunta im-portante es ¿Cómo participas tú para que Yo restablezca al cien por ciento Mi Reino, donde sólo por Amor se haga Mi Voluntad?

Hombre: ¿Cómo participo y qué hago? ¡Yo nada puedo hacer, esta frase es solo una parte de la Oración!… Hablando de esto, sería bueno que Tú mi Señor tu-vieras control de todo lo que acontece en este paneta Tierra.

DIOS: En el cielo –el resto del universo– se hace Mi Voluntad, aquí en la Tierra pronto se hará, ya que cada día está más cerca Mi Segunda Venida. Pero volvamos a lo que está a tu alcance ¿Crees que Yo Soy tu Creador y Soste-nedor? ¿Tienes la Fe de Mi Hijo? ¿Cum-ples Mis Mandamientos sólo por Amor?


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¿Sientes la necesidad de arrepentirte de tus pecados? ¿Deseas ser perdonado y perdonar? ¿Estás dispuesto a ‘librar la Buena Batalla de la Fe’?

Hombre: Bueno, yo soy respetuoso, se me ha enseñado a medirme según la justicia y las tradiciones de mis ascendentes y de mi sociedad, y reconozco que… ¡¿Por qué me lo complicas tanto?! ¡¿Qué no es suficiente con ir a misa?! ¡Porque yo voy hasta tres veces a la semana a la iglesia!

DIOS: ¡No fue eso lo que te pregunté! ¿Qué de la forma en que obtienes y gastas tu dinero? ¿Qué del tiempo que das a tus autocomplacencias –apetito desmedi-do, presunción, envidia–? ¿Qué del mo-do en que tratas a tus hermanitos? y ¿Qué del poco tiempo que dedicas a Mí?


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Hombre: Por favor, ¡Ya para de criticarme!… soy humano, y…

DIOS: Disculpa, pensé que estabas pidiendo que se haga Mi Voluntad. Si fuese una petición sincera ¿Qué actitud tendrías si aceptases que se haga Mi Voluntad? Mi Voluntad es que ‘me ames por sobre todo lo creado –viviente o no–, y que ames a tu prójimo como a ti mis-mo’. Y por lo tanto, que diario y en to-do, pienses, digas y actúes: ‘con corazón humilde, con llanto que conduce al arrepentímiento y al perdón, con man -sedumbre, con hambre y sed de jus-ticia, con misericordia, con corazón limpio, con actitud pacificadora, y con paciencia cuando padezcas a causa de la Justicia por hacer Mi Voluntad’.

Hombre: Es cierto, tienes razón, rara vez acepto armonizarme para vivir de acuerdo


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a Tu Voluntad, pues sin hallar satis-facción reclamo por todo: Si mandas lluvia pido sol, si mandas sol me quejo del calor, si mandas frío continuo re-clamando, pido salud pero no me cui-do,… y sin meditarlo mis labios dicen que te aman pero en realidad estoy lejos de hacer y aceptar que se haga Tu Voluntad.

DIOS: Excelente que reconozcas todo eso. Vamos a trabajar juntos tú y Yo. Si me aceptas, ten la certeza que Yo te sostendré para que obtengas el verda-dero éxito en esta vida: ‘librar la Bue-na Batalla de la Fe, para que el mal no te separe de Mí’,… Hijito, me está gustando mucho tu nueva actitud.

Hombre: Oye Señor, preciso terminar esta Oración y me estoy demorando más de lo acostumbrado. Continúo:


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‘EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLO HOY’

DIOS: ¡Para ahí! ¿Me estás pidiendo solo el pan que llena tu cuerpo? Recuerda que ‘No solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de Mi boca’. Cuando me pidas tu Pan de cada día –el ver-dadero Alimento para que tu Vida (es-piritual, mental y material) tenga el propósito de honrar Mi Nombre–, a-cuérdate y pide por el Pan de aquellos que no saben que lo tienen o que en rea-lidad no lo tienen ¡Y siempre por Amor, pensando en el bien común para que se haga Mi Voluntad, puedes pedirme lo que quieras, deja que me vea como un Padre amoroso! Estoy muy interesado en la siguiente parte de tu Oración, continúa…

Hombre: ‘PERDONA NUESTRAS OFENSAS,


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COMO TAMBIÉN NOSOTROS PER-DONAMOS A LOS QUE NOS OFEN-DEN’

DIOS: Es bueno saber que mencionas en pri-mer término tus ofensas, porque el ver-dadero cambio consiste en cambiar a quien y lo que está a tu alcance: ¡Tú mis-mo! Por lo tanto reflexiona ¿Qué con tus hermanitos y la naturaleza a los cuales menosprecias, y hasta ignoras?

Hombre: Pero Señor, he sido herido muchas ve-ces, me han criticado y yo soy bueno,… y… no puedo ni debo perdonar ¡Siento la necesidad de vengarme!

DIOS: Pero… ¿Qué con esta parte de tu Ora-ción? ¿Qué tratas de decir entonces? Tú me llamaste y estoy aquí, Yo quiero que salgas de aquí transformado por el verdadero Amor, me gustaría que seas honesto. Pero no es bueno cargar con el


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peso de la ira y el resentimiento dentro de ti, porque amargan tu corazón y te alejan de Mí. Uno de Mis Manda-mientos dice ‘No matarás’, y el odio, primero te mata a ti,… y debes re-cordar que ‘Tú eres Mi más tierno regalo de Vida’.

Hombre: Pero Señor, siento inquietud dentro de mí, y lo único que entiendo, es que me sentiría mejor si me vengara y apli-cara mi propia justicia.

DIOS: ¡No, no y no! ¡Te vas a sentir peor! La venganza no es buena como lo crees, piensa en la tristeza que causas a tus amados, a ti mismo, y a Mí. Yo puedo ayudar a cambiar tu situación actual, basta que tú lo quieras sinceramente.

Hombre: ¿Puedes Tú mi Señor? ¿Pero cómo? DIOS: Sí tú tienes la certeza de que Yo Soy tu

Salvador y te he perdonado y aliviado


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¿Quién eres tú para no perdonarte a ti mismo y a tus hermanitos, y así permi-tirles que vivan la experiencia del cam-bio que tú estás sintiendo?

Hombre: Pero Señor… no puedo perdonar,… no sé cómo hacerlo.

DIOS: Si no sabes ser un buen hermanito ¿Cómo sabrás ser un buen hijito? ¿Estás siendo sincero al pedir que Yo perdone todas tus ofensas? El rencor y el deseo de venganza subsistirán si no pides perdón por las ofensas que has pensado, dicho y hecho y si no perdonas las ofensas que te han hecho. Si no eres sincero en tu deseo de cambiar para ser digno de llamarte Mi amado hijito, entonces te estás enga-ñando a ti mismo. Recuerda otros dos de Mis Mandamientos: ‘No tomarás en vano Mi Nombre’ y ‘No levantarás falso testimonio’.


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Hombre: ¡Oh mi Señor! Tú eres el Omnisapiente, yo solo quería mi venganza, pero te pido que me des Paz interior… Está bien, está bien,… empiezo a entender que soy nadie para ponerte condiciones por mi cambio ¡Ayúdame Señor, mués-trame Tu Camino y permíteme seguir-lo!… con Amor y sabiendo que Tú eres mi Salvador y el de mis hermanitos, te pido que perdones todas mis ofensas, y gracias por enseñarme a perdonar a los que me han ofendido, incluyéndome a mí mismo.

DIOS: Esto que pides y dices es maravilloso, Yo estoy muy feliz contigo. ¿Y tú?… ¿Cómo te estás sintiendo?

Hombre: ¡Bien, bien,… muy bien! A decir verdad, nunca me había sentido así, es gran-dioso hablar Contigo.

DIOS: Ahora termina la última parte de la


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Oración… prosigue… Hombre: ‘NO NOS DEJES CAER EN LA TENTA-

CIÓN Y APÁRTANOS DEL MALIGNO’ DIOS: Excelente, ten la certeza de que cada

instante de tu vida, a partir de hoy y hasta el resto de tus días en ‘este siglo’, Yo estaré contigo,… pero no te pongas en situaciones donde puedas ser tentado por el maligno y/o sus seguidores.

Hombre: ¿Y ahora? ¿Qué quieres decir con esto? DIOS: Deja de andar y/o no te dejes influir

por quienes te llevan a participar en cosas aparentemente inocentes y secre-tas pero finalmente incorrectas (apetito desmedido, presunción y codicia). Solo por Amor, abandona la maldad, el odio y todo lo que te lleva por el camino del mal. No excuses lo inexcusable como falsa salida de emergencia.

Hombre: ¡No te entiendo!


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DIOS: ¡Claro que me entiendes! Has hecho Conmigo eso varias veces. Vas por el camino equivocado y luego corres a pedirme auxilio. Es necesario que te arrepientas y alejes de todo lo malo que has pensado, dicho y hecho ¿Recuerdas lo que le dije a la mujer que iban a ape-drear por transgredir Mi Ley? Le dije: ‘Yo te perdono, levántate y no lo vuelvas a hacer’.

Hombre: Tengo mucha vergüenza, estoy arre-pentido de todo lo malo que he pensado, dicho y hecho, ahora empiezo a enten-der, nuevamente te pido me perdones ¡Oh mi Señor!

DIOS: ¡Claro que te perdono! Siempre perdono a quien verdaderamente se arrepiente, pide perdón, y está dispuesto a perdo-nar también. Pero cuando me vuelvas a llamar acuérdate de nuestra conver-


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sación, medita cada palabra que di-ces… Recuerda reencausar tus pasos sobre el Camino del Bien que conduce hacia el Amor, poniendo siempre ‘todo tu empeño (diligencia) en añadir a tu Fe, virtud; y a tu virtud, conocimiento; y a tu conocimiento, templanza; y a tu templanza, paciencia; y a tu paciencia, piedad; y a tu piedad, espíritu fraternal, y a tu espíritu fraternal, Amor’. ‘Por-que si en ti hay abundancia en estas cosas, no permanecerás inactivo ni es-téril, en lo que se refiere al conocimiento de Mi Palabra para que solo por Amor hagas Mi Voluntad’… Por favor, termi-na tu Oración.

Hombre: ¿Terminar?… ¡Ah! sí,… ‘¡AMÉN!’ DIOS: ¿Y qué quiere decir ‘Amén’? Hombre: ¿Es lo que se dice final de una Oración? DIOS: Se dice ‘Amén’ cuando por Fe, se acep-


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ta pensar, decir y hacer Mi Voluntad, cuando de corazón se desea estar den-tro de Mi Ley, cuando por Amor se está dispuesto a cumplir Mis Mandamien-tos. Porque ‘Amén’ quiere decir ‘Así sea, hágase Tu Voluntad’.

Hombre: Señor, gracias por enseñarme el signi-ficado de esta máxima Oración, y por introducirme al entendimiento de sus principios básicos. Señor, por favor au-menta mi Fe en Ti, permíteme sentir vivamente la experiencia del conteni-do de esta gran Oración, dame pacien-cia para tener la Fe de Tu Hijo –como Él nos enseñó cuando vivió encarnado como Jesús nuestro Cristo, nuestro Me-sías, nuestro Salvador–.

Hombre: Ayúdame a vivir en armonía con Tu Ley de Amor de Vida y de Libertad; y sostenme para que pueda librar ‘la Bue-


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na Batalla de la Fe’ y al final quizás Tú tengas inscrito mi nombre en Tu Libro de la Vida para resucitar y vivir en Tu Reino restablecido. Señor, así como has sido misericordioso conmigo, por favor selo con mis parien-tes (ascendentes –abuelos, padre, madre, tíos–, contemporáneos –hermanos, pri-mos, mi pareja, cuñados, sus parejas–, descendentes –hijos, sobrinos, nietos, sus parejas–), con mis amigos, y todos mis hermanitos de este mundo. Permite que todos ellos sepan de Ti y te lleven en sus corazones,… y antes que a tu servidor, te pido ¡Oh mi Dios! que por favor tengas sus nombres inscritos en Tu Libro de la Vida. ‘¡PORQUE TUYO ES EL REINO Y EL PODER Y LA GLORIA POR SIEM-PRE SEÑOR. AMÉN!’


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DIOS: ¡Gracias amado hijito! Yo te amo con la misma intensidad con la que amo a todos Mis hijitos, y me complace decirte que afortunadamente en todas las gene-raciones de ‘este siglo’, tuve, tengo y ten-dré hijitos que se han arrepentido de sus errores, han acudido a Mi para vivir la experiencia del perdón y surgido como nuevas personas –es decir, han pedido que Mi Espíritu los bautice–… Me causa inmenso placer el que empieces a entender que ‘sólo Mí Verdad os hará libres’ ¡Con la muerte de Mi Hijo, Él ha justificado para Vida a todos los hom-bres de este mundo! Pero no te engañes ni permitas que te engañen, solo los que me llevan en su corazón hasta el final: al aceptarme como su Creador, al solici-tar y recibir Mi Bautismo y al librar ‘la Buena Batalla de la Fe', son los que


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resucitarán para la Vida Eterna. ¡Yo te Bendigo, y te pido permanezcas en Mi Paz que es el Camino a tu San-tidad y Glorificación! Para que estés Conmigo en Mi Reino de los Cielos.

Hombre: ¡Gracias Señor, estoy muy feliz de saber que eres mi Salvador y Amigo!

DIOS: ¿Te diste cuenta que puedes platicar di-recto Conmigo? Porque ¡El Único Inter-mediario entre tú y Yo, Soy Yo mismo! Espero que después de esta Conversa-ción, me llames a diario, y ten la certeza de que al instante Yo estaré allí tocando a la puerta de tu corazón, por favor déjame entrar, y a partir de hoy acepta ser Mi amado hijito, sabiendo que el Amor es benigno, no tiene envidia, no obra sinrazón, no se ensancha (no es jac-tancioso), no es injurioso, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal, el


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Amor se goza en la Verdad –jamás se goza de la injusticia–, el Amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta,…

El Amor nunca deja de ser’. Hijito Mío, recuerda que en poco tiem-po regresaré y que el fin del Manda-miento es el Amor de corazón puro, de buena conciencia y de Fe no fingida’, así permanece en ‘estos tres Dones: la Fe, la Esperanza y el Amor’, sabiendo que…

‘El mayor Don es el Amor’.


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Jesucristo enseñó a Sus discípulos cual era la forma correcta de conversar con Dios, Él rezó el “Padre Nuestro” con ternura, sinceridad y respeto –ver Mateo 6:9-13–, y aunque se puede rezar en grupo, también les dijo que la mejor forma de orar es a solas (en tu habitación o donde te encuentres), en silencio –sin palabra hablada–, sin aparentar ante otros, sin parlotear ni realizar repeticiones innecesarias, por-que Él sabe que le quieres decir antes de que salga palabra alguna de tu boca. Aprecia el Poder del Eterno en tu vida, Jesucristo dijo ‘Si tú no te avergüenzas de Mí, Yo no me avergonzaré de ti ante Mi Padre’. El Evangelio consiste en dar a nuestros semejantes las Buenas Noticias de que tenemos un Creador, Sostenedor y Salvador que en breve restablecerá Su Reino.

Si lo deseas –y solo por Amor–, reenvía estos mensajes.

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Regalos de Dios, para - elgranenganyo.com · de los que lo habitan. Toda Su Creación la sostiene con Su única Ley de Amor, Vida y Libertad. ... son los ángeles y los hombres; a