Relación Jurídica de Los Partidos Políticos en Uruguay

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Relación Jurídica de Los Partidos Políticos en Uruguay

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  • REGULACIN JURDICA DE LOS PARTIDOSPOLTICOS EN URUGUAY

    Hctor GROS ESPIELL

    SUMARIO: I. Evolucin histrica de la legislacin sobre par-tidos polticos. II. Los partidos polticos. III. Otros poderesu rganos del Estado que pueden resolver sobre el tema.IV. Los partidos polticos. Concepto y naturaleza jurdica.V. Requisitos para la formacin de los partidos polticos anivel nacional. VI. La cuestin de la eventual existencia departidos polticos departamentales. VII. Estructura y orga-nizacin interna de los partidos polticos. VIII. Democraciainterna en los partidos polticos. IX. Afiliacin y participa-cin. X. Tratamiento del tema de gnero. XI. Financia-miento de los partidos polticos. XII. Coaliciones, alianzasy fusiones de partidos polticos. XIII. Disolucin, suspen-sin o cancelacin de los partidos polticos. XIV. Otrasformas de participacin electoral fuera de los partidos po-lticos. XV. rgano del Estado encargado del control de laactividad de los partidos polticos. XVI. Vinculacin de lospartidos polticos uruguayos con organizaciones interna-cionales de partidos polticos. XVII. Evaluacin. XVIII. Re-formas actualmente encaradas en la legislacin uruguayaen lo relativo a los partidos polticos. XIX. Bibliografa.

    I. EVOLUCIN HISTRICA DE LA LEGISLACINSOBRE PARTIDOS POLTICOS

    1. Constituciones

    La evolucin de lo relativo al rgimen jurdico de los partidos polticosen el Uruguay debe tener como punto de partida la primera Constitucinde la Repblica independiente, esto es, la de 1830.

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  • En el derecho constitucional ha de seguirse el tema en las Constitucio-nes de 1918, 1934, 1942, 1952, y en las dos ltimas reformas constitu-cionales: las de 1966 y 1996. Paralelamente ha de hacerse referencia alproceso legislativo que acompa, y a veces impuls, la evolucin cons-titucional.

    La Constitucin de 1830 no se refiri expresamente, ni implcitamen-te, a la existencia de los partidos polticos. Era sta, por lo dems, la acti-tud que se encontraba en todo el derecho constitucional comparado deAmrica Latina.

    Pero la existencia, primero de tendencias y banderas, y luego de par-tidos polticos, fue una realidad en el Uruguay manifestada en la presen-cia electoral, bajo distintas formas, desde que entr en vigencia la prime-ra Constitucin.

    Esta realidad sociolgica y poltica oblig al derecho a reconocerla,aunque fuera tmidamente. Comenzar as un proceso, aunque durantelargo tiempo limitado y parcial, de regulacin de la materia electoral yde la actuacin en ella de los partidos polticos como elementos necesa-rios, adems, para integrar los rganos electivos.

    As, como luego veremos, la legislacin ordinaria precedi a los tex-tos constitucionales.

    Pero en 1918, la segunda Constitucin uruguaya resultado de un pro-ceso iniciado en 1912, cuyos momentos finales fueron la actuacin de unaConvencin Nacional Constituyente (1916-1917), elegida el 30 de juliode 1916, y el plebiscito del 25 de noviembre de 1917, no poda ya ig-norar la existencia de los partidos polticos. Por eso, y aunque no encardirectamente la cuestin de su estatuto jurdico, incluy nuevas normasreferentes al voto libre, es decir las garantas del sufragio (artculo 9o.),y presupuso la actuacin de los partidos polticos, en cuanto tales, en lorelativo a la integracin de los rganos del Poder Legislativo (artculos19 y siguientes, Cmara de Representantes; artculo 26, Cmara de Sena-dores, cuya eleccin directa por el pueblo fue establecida por las leyes dereforma constitucional de 1930 y 1932) y de los dos rganos en que sedivida el Poder Ejecutivo (artculos 71 y 82). El artculo 82, relativo a laintegracin del Consejo Nacional de Administracin, se refera expresa-mente a los partidos polticos.

    La tercera Constitucin, de 1934, elaborada tambin por una Conven-cin Nacional Constituyente (1933-1934) elegida el 25 de junio de 1933,

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  • y asimismo ratificada por un plebiscito (19 de abril de 1934), fue en rea-lidad, a diferencia de la anterior, resultado de un proceso iniciado por ungolpe de Estado (31 de marzo de 1933) dado por el presidente de la Re-pblica (Gabriel Terra) con el apoyo de un sector de su propio partido (elPartido Colorado) y de un sector del Partido Nacional.

    Al igual que en el caso de la Constitucin de 1918, la de 1934 no enca-r directamente la cuestin del estatuto jurdico de los partidos polticos,pero presupuso la actuacin de stos al abordar lo referente a las garan-tas del sufragio, con referencia expresa de los partidos polticos (artculo68, 4, 5 y 8), al mencionarlos en el artculo 70.7 y al hacer ms directa ydeterminante la forma de su participacin en lo relativo a la integracinde las dos cmaras legislativas, en especial en el caso del Senado (artcu-los 85-88), a la eleccin del presidente y vicepresidente de la Repblica(artculo 149) y en la distribucin de las carteras ministeriales en el Po-der Ejecutivo (artculo 163.B). Puso as de manifiesto y reconoci la im-portancia determinante de los partidos en la vida poltica nacional. Asi-mismo, esta Constitucin dio base constitucional a la Corte Electoralcomo rgano autnomo e independiente de los otros poderes del gobier-no, rgano que haba sido creado por ley de 9 de enero de 1924.

    Las leyes constitucionales de 1936 y 1938, relativas a la modificacinde la integracin de la Cmara de Senadores y a la eleccin de presidentey vicepresidente de la Repblica, dieron la denominacin a los partidospolticos, de lemas, sublemas y listas.

    La Constitucin de 1942 fue el fruto tambin de un proceso iniciadocon un golpe de Estado, el del 21 de febrero de 1942, en el que no exis-ti una Convencin o Asamblea Constituyente, pero s un plebiscito po-pular ratificatorio, realizado el 29 de noviembre de 1942 conjuntamentecon la eleccin general, de unas reformas decretadas por el Poder Ejecu-tivo (decreto del 29 de mayo de 1942). Tambin en este caso la reformafue apoyada por un sector del partido poltico del presidente de la Rep-blica (Alfredo Baldomir), el Partido Colorado, y por un sector del Parti-do Nacional.

    Aunque esta Constitucin cambi la forma de integracin del Senadoy del Consejo de Ministros, eliminando el sistema bipartidista impuestoen 1934, mantuvo lo relativo a la materia electoral tal como exista en elderecho constitucional anterior y las garantas del sufragio (artculos 68,4, 5 y 6), y presupuso siempre, en todos los casos de expresin por me-

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  • dio del voto ciudadano de la voluntad del Cuerpo Electoral, la existenciade partidos polticos, aunque no entr tampoco a definir y a regular lo re-lativo al estatuto jurdico de stos.

    La Constitucin de 1952, a diferencia de las de 1934 y 1942, y al igualque en el caso de la de 1918, fue hecha con respeto y en aplicacin delsistema de reforma establecido en la Constitucin de 1942, vigente cuan-do se inici el proceso reformista. La reforma se efectu por medio de lasllamadas leyes constitucionales (artculo 281.D de la Constitucin de1942), y luego de ser aprobada por mayora especial por las dos cmaras,fue sometida a plebiscito aprobatorio el 16 de diciembre de 1951.

    Esta Constitucin sigui el enfoque de los anteriores textos constitu-cionales. Sin entrar a la regulacin normativa del estatuto de los partidospolticos, le dio a stos una participacin determinante en la integracindel Consejo Nacional de Gobierno (artculos 150 y 151), rgano que ha-ba reemplazado y sustituido a la Presidencia de la Repblica. Acentu,asimismo, la forma de participacin de los partidos polticos en la inte-gracin de ciertos rganos de la administracin pblica descentralizada(artculo 190), aplicndoles un rgimen anlogo al dispuesto para los en-tes autnomos y servicios descentralizados en los artculos 187 y 189.

    En 1966, esta forma tradicional de enfocar la actuacin de los partidospolticos comenz a cambiar. En esta oportunidad, la reforma se realiztambin en estricto acatamiento a lo dispuesto por la Constitucin vigen-te cuando se plante la reforma (artculo 331 de la Constitucin de 1951)y fue aprobado por el plebiscito del 27 de noviembre de 1966.

    As, en 1966 el derecho constitucional uruguayo agreg a las normasya existentes, relativas a las garantas del sufragio, a la actuacin de lospartidos polticos en las elecciones parlamentarias y a algunos cambiosen lo referente a la eliminacin de su consideracin en la integracin delas autoridades de ciertos organismos, una norma dirigida a encarar di-rectamente lo relativo a su estatuto jurdico, a su ubicacin constitucio-nal y a los deberes que de esto resultan (artculo 77, numeral 11).

    Se daba as un necesario y muy importante paso y se inauguraba unanueva lnea en cuanto al enfoque normativo constitucional relativo a lospartidos polticos.

    Luego del parntesis constituido por la reaccin antidemocrtica ini-ciada por el golpe de Estado de junio de 1973 y los once aos de gobier-no de facto con el desplazamiento y la inaplicabilidad prcticamente

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  • integral de la Constitucin de 1966 y la existencia de un gobierno autori-tario antidemocrtico cvico-militar que se atribuy el Poder Constitu-yente y que lo ejerci dictando diecinueve actos constitucionales, a lavez que intent y planific eliminar a los partidos polticos de la vida po-ltica y del sistema normativo nacional, el Uruguay retom la vaconstitucional con las elecciones de noviembre de 1984 y con la restau-racin de la plena vigencia de la Constitucin de 1966 a partir del 1o. demarzo de 1985.

    En 1997, una nueva reforma de la Constitucin, sancionada por la leyconstitucional del 15 de octubre de 1996 y aprobada en el plebiscito del8 de diciembre del mismo ao, siguiendo la lnea iniciada respecto de lospartidos polticos en la carta de 1966, agreg un nuevo numeral (el 12)al artculo 77, imponiendo el rgimen de elecciones internas a los parti-dos polticos para la eleccin de presidente y vicepresidente de la Rep-blica.

    El rgimen uruguayo de elecciones internas de los partidos polticospara la eleccin de los candidatos a presidente y vicepresidente es un ca-so nico en el derecho comparado. Se realizan el mismo da y son obli-gatorias para todos los partidos, en los mismos locales oficiales y con elcontrol general de la Corte Electoral.

    De tal modo, las elecciones internas son, por mandato constitucional,una etapa necesaria del proceso electoral nacional y departamental. Noson organizadas por los partidos en las fechas y formas que ellos deter-minen, sino de la manera decidida por la Constitucin y la ley, y bajo elcontrol del rgano constitucionalmente encargado de la organizacin yel control de todo lo relacionado con los actos y procedimientos electo-rales (artculo 322.A), es decir, de la Corte Electoral, incluido lo refe-rente a los actos y procedimientos electorales internos de los partidos po-lticos en los casos previstos por las normas constitucionales o legalespertinentes.

    Estas elecciones internas pueden considerarse tambin como primarias,ya que constituyen una etapa necesaria e ineludible de un proceso electoralregulado e impuesto por la Constitucin (elecciones internas, eleccionesnacionales [primera vuelta y eventualmente segunda vuelta, ballotage] yelecciones departamentales).

    En todo este proceso constitucional, desde 1918 y hasta 1996, han te-nido, en lo que se refiere a los partidos polticos, importancia fundamen-

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  • tal las disposiciones transitorias y especiales que desde la segunda Cons-titucin uruguaya ya que la de 1830 no contena este tipo de dispo-siciones han tenido y tienen una trascendencia poltica muy grande ydeterminante en cuanto a la actuacin de los partidos polticos.

    En 1918, la disposicin transitoria E hizo referencia expresa a lasautoridades directivas de los partidos de la minora y de la mayoradel Consejo Nacional de Administracin, y todo el sistema de eleccin delprimer Consejo se basaba en la existencia de listas de candidatos presen-tados por los partidos (letras F y G).

    En 1934 se reconoci nuevamente y se replante lo relativo a la actua-cin de los partidos polticos como consecuencia de la referencia a loslemas (disposicin transitoria F).

    Las disposiciones transitorias A y B de la Ley Constitucional de 1936se refirieron, asimismo, a los partidos polticos, lemas, sublemas y listasde los partidos polticos.

    La disposicin transitoria C de la Constitucin de 1942 se refiri deigual modo a las agrupaciones polticas, a los partidos, a los lemas y alos sublemas.

    En 1951, la disposicin transitoria letra C, en su segundo prrafo, serefiri a los lemas y a las listas.

    En 1966, la disposicin transitoria C se refiri a las hojas de votacinde los candidatos y la R trat de la separacin de las hojas de votacinen el caso previsto en el artculo 77.9 de la Constitucin.

    En la reforma de 1997, las disposiciones transitorias y especialescontienen reiteradas y muy importantes referencias a los partidos polti-cos, a sus estatutos y a su actuacin en el proceso electoral, incluido loreferente a las elecciones internas (letras C, R, W, Y, Z).

    2. Leyes electorales

    Corresponde ahora realizar una breve reflexin enumerativa de las le-yes que, con base en las normas constitucionales antes citadas, o cu-briendo los vacos dejados por stas, fueron contribuyendo al proceso dereconocimiento jurdico y de regulacin normativa de la actuacin de lospartidos polticos.

    La ley del 1o. de abril de 1830, anterior a la Constitucin de 1830 pe-ro que debe considerarse como complementaria de sta, ya que fue ela-

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  • borada por el mismo rgano que redact nuestra carta de 1830 para quefuera aplicada en la primera eleccin nacional, fue un texto completo yelogiable por su sistemtica globalidad, pero que no se refera, ni podasiquiera pensarse que se refiriera, incluso de manera implcita, a los par-tidos polticos.

    Las primeras elecciones realizadas en el Uruguay, en agosto de 1830,en las que se aplic esta ley, se cumplieron sin la existencia de partidospolticos, pero no fueron ajenas a ellas la actividad preelectoral de loscaudillos, las tendencias personales que fueron embrin de los partidos yla actividad aislada y a veces annima de los ciudadanos de sugerir, enespecial mediante remitidos de prensa, nombres de posibles candidatos.

    Las primeras leyes de elecciones, as como los inicios de la legislacinsobre el Registro Cvico, que comienza con la ley de junio de 1830 (le-yes de 1o. de abril de 1830, junio de 1830, 4 de junio de 1833, 16 de ju-nio de 1853 y 17 de julio de 1858), estn caracterizadas por una serie detextos legislativos en los que se comprueba la omisin completa del re-conocimiento de la existencia de los partidos polticos, que comenzabana configurarse embrionariamente como desarrollo de tendencias persona-lsimas y caudillismos preexistentes.

    Esta situacin, que cerraba los ojos a una realidad sociolgica y polti-ca que no poda ignorarse, fue poco a poco cambiando y tmidamente lalegislacin electoral fue refirindose a los partidos polticos, regulandola forma y consecuencias de su participacin electoral.

    Puede fijarse el inicio de este proceso en las consecuencias de paz deabril de 1872, que puso fin a la Revolucin de las Lanzas y que al im-poner la coparticipacin de los partidos polticos, reconoci jurdicamen-te su existencia, lo que tena necesariamente que traducirse en las futurasnormas legales referentes a la materia electoral.

    Esto es lo que tmidamente y de manera implcita se insinu en la Leysobre Registro Cvico del 16 de diciembre de 1874, en los decretos leydel 24 de diciembre de 1871, 23 de mayo de 1876, 22 de junio de 1873,27 de abril de 1878 y en las leyes de 15 de junio de 1887 y 28 de marzode 1893.

    Dentro de la misma lnea, la tendencia se acentu con la Ley de Re-gistro Cvico Permanente de abril de 1898 y con las leyes inmediatamen-te posteriores, entre las que cabe citar la Ley nm. 3.640 de 10 de juliode 1910, que estableci el doble voto simultneo.

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  • Toda esta legislacin, iniciado ya a partir de 1912 el proceso de la re-forma constitucional con la modificacin del sistema de reforma previstoen la carta de 1830, fue la base de una nueva etapa legislativa en lo elec-toral, que no pudo eludir la referencia expresa a los partidos polticos.

    Esta legislacin inmediatamente anterior a la Constitucin de 1918, enespecial la ley de 27 de junio de 1915 relativa a la forma de eleccin dela Convencin Nacional Constituyente, constituy el presupuesto de lostrabajos en materia electoral de la Convencin y de la futura Constitu-cin.

    A su vez, la nueva Constitucin, con el rgimen relativo al voto secre-to, a las garantas del sufragio y a la distribucin de los cargos en los r-ganos legislativos, haca necesaria una nueva legislacin.

    Esto fue lo que hicieron las grandes leyes de Registro Cvico Nacionaldel 9 de enero de 1924 (nm. 7960) y de Elecciones de 16 de enero de1925 (nm. 7812). Estas dos importantsimas leyes, as como la comple-mentaria de elecciones (nm. 7912), no slo reconocieron expresamentela existencia de los partidos polticos a todos los efectos que resultabande las normas constitucionales, sino que adems prevean y regulaban elcontrol que ejercan los partidos polticos sobre los actos electorales(seccin VII, captulo XXV y seccin VI, captulo XVIII de las dos leyespreviamente citadas).

    El camino estaba abierto. Una serie de leyes posteriores (personerajurdica de los partidos, leyes de lemas, etctera) siguieron y profundiza-ron el proceso iniciado, y fueron configurando el estatuto legal actualincompleto y disperso de los partidos polticos. Estas leyes fueronel resultado de realidades polticas y de cambios constitucionales a lasque ya nos hemos referido, pero a su vez fueron el presupuesto, por lomenos parcial, de las sucesivas reformas constitucionales de 1934, 1942,1952, 1966 y 1996 en lo referente a los partidos polticos.

    II. LOS PARTIDOS POLTICOS

    El tema de los partidos polticos est encarado hoy en el derecho uru-guayo como consecuencia de la evolucin jurdica reseada en el aparta-do anterior, en diversas fuentes de distinta jerarqua normativa. En pri-mer lugar por la Constitucin en sentido formal, escrita y rgida,

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  • que se denomina a s misma en varias de sus normas como Constitu-cin.

    El tema est referido en la Constitucin vigente, ya sea nombrandoexpresamente a los partidos polticos o a los partidos, o refirindose a lascomisiones u organizaciones polticas o clubes polticos, a las fraccio-nes polticas, agrupaciones con fines proselitistas, y a los lemas (le-ma, de acuerdo a la normativa, es la denominacin de un partido polti-co en todos los actos y procedimientos electorales) o a los sublemas o alas listas (hoja impresa en la que se contienen los nombres de los candi-datos a los diversos cargos electorales) y hojas de votacin, en los artcu-los 58; 77, numerales 4, 5, 8, 9, 11, 12; 79; 80, numeral 6; 94, 95, 96,151, 155, 271, 272, 322, 324 y disposiciones transitorias y especialesC, W y Z.

    Pero adems hay normas constitucionales que, sin nombrarlos, inclu-yen implcitamente en la materia regulada a los partidos polticos, comoes el caso del artculo 39 que reconoce a todas las personas el derechode asociarse, cualquiera que sea el objeto que persigan, siempre que noconstituya una asociacin ilcita declarada por ley.

    En segundo lugar por las leyes, entendindose por ley aquella formaladoptada de acuerdo con lo dispuesto por la seccin VII de la Constitu-cin (De la proposicin, discusin, sancin y promulgacin de las le-yes, artculos 133-145).

    En tercer lugar por las reglamentaciones dictadas por la Corte Electo-ral, de acuerdo con su competencia constitucional genrica (artculo 322)y de lo que al respecto dispone la ley.

    El Poder Ejecutivo, por va de su competencia constitucional de emitirreglamentos tanto autnomos como los necesarios para la ejecucin delas leyes (artculo 168), no tiene aptitud jurdica, y en consecuencia care-ce de toda competencia para regular por la va de decretos o resolucionesla materia relativa a los partidos polticos.

    Los partidos polticos en el Uruguay, por el hecho de ser tales unavez cumplidos los requisitos constitucionales y legales y declarados conderecho al uso del lema por la Corte Electoral, son personas jurdicas,sin necesidad de cumplir con ningn otro trmite ni realizar ninguna otragestin ante otra autoridad distinta de la Corte Electoral.

    La Ley nm. 9524 de 11 de diciembre de 1935 atribuy el carcter depersonas jurdicas a los partidos polticos que de acuerdo con la legisla-

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  • cin tuvieran la propiedad del lema partidario y cuyos fines no fuerancontrarios a la Constitucin ni a las leyes.

    Son personas jurdicas de derecho pblico, cuyo estatuto resulta de laConstitucin y de la ley y cuya naturaleza jurdica no puede asimilarsetotalmente al de las personas jurdicas regidas por el derecho privado.

    Los partidos polticos se individualizan con un lema. Una profusa nor-mativa, de raz constitucional, tanto en sus disposiciones permanentescomo las incluidas en las disposiciones transitorias y especiales, ha regu-lado lo relativo a los lemas, a los sublemas, a las listas, a su propiedad ya su uso (en especial, leyes de lemas nms. 9378 de 5 de mayo de 1934y 9831 de 23 de mayo de 1939).

    La cuestin de los lemas, de su utilizacin y de su realidad en la vidapoltica del Uruguay ha sido uno de los temas fundamentales de la evolu-cin normativa del pas en lo referente a los partidos polticos y uno delos elementos caractersticos de la historia poltica de la Repblica, y de suubicacin en el derecho y en la poltica comparada.

    La acumulacin de votos por lema de candidatos diferentes (doblevoto simultneo en su relacin con el sistema de lemas), ha caracteri-zado al Uruguay. Eliminado ahora, en virtud de la reforma constitucionalde 1997, en lo que se refiere a la imposibilidad de diferentes candidatos ala Presidencia y Vicepresidencia de la Repblica bajo un lema comn, semantiene, con matices importantes y limitaciones en lo referente a lascandidaturas, para los rganos legislativos y en lo relativo a los rganoselectivos de los gobiernos departamentales.

    III. OTROS PODERES U RGANOS DEL ESTADOQUE PUEDEN RESOLVER SOBRE EL TEMA

    Si bien la ley tiene aptitud jurdica para desarrollar y precisar el estatutojurdico de los partidos polticos, regulado en lo esencial por la Constitu-cin, ningn otro rgano o autoridad pblica, adems de la Corte Electo-ral y los rganos electorales que de ella dependen (seccin XVIII, De laJusticia Electoral), es competente en todo lo que se refiere a los partidospolticos.

    La Corte Electoral naci en virtud de la Ley nm. 7690 de 9 de enerode 1924. Se constitucionaliz en 1934; su estatuto jurdico se afirm ysus competencias se ampliaron en las Constituciones de 1942, 1952, 1966y 1997.

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  • Es un rgano absolutamente independiente, de competencias mlti-ples jurisdiccionales, administrativas y econmicas que incluyen laaptitud jurdica para ejercer la superintendencia directiva consultiva,correccional y econmica sobre los rganos electorales y que se co-munica directamente con los poderes pblicos (artculo 328).

    Sus actos no pueden ser objeto de revisin, revocacin o anulacinpor ningn otro poder del gobierno, ni siquiera por el Poder Judicial.

    Aunque se ha sostenido que constituye uno de los poderes del gobier-no, denominados poderes representativos (artculo 82 de la Constitu-cin) y esto es lo que ha sostenido la Corte Electoral en su jurispru-dencia, la doctrina, en general, no le ha reconocido tal carcter, peroafirmando siempre su naturaleza constitucional, su jerarqua institucio-nal, su importancia determinante, su absoluta independencia funcional ytcnica y su autonoma financiera y presupuestal dentro de los lmites fi-jados por la Constitucin.

    En el actual rgimen estatutario de los partidos polticos en el Uru-guay, la Corte Electoral tiene un papel fundamental. Es el nico rganocompetente respecto de sus elecciones internas que son tambin pri-marias respecto de los procesos electorales nacionales y departamentalespara presidente y vicepresidente e intendente y en todo lo relativo a suestatuto jurdico y el control del adecuado cumplimiento de las obliga-ciones que la Constitucin les impone; sobre lo referente a su constitu-cin y a la participacin de los ciudadanos en sus actividades, as como,naturalmente, el control de que los derechos que los partidos poseen, envirtud de su existencia y de las normas jurdicas pertinentes, se respetende manera adecuada.

    La Ley nm. 17.063 de 24 de diciembre de 1998, en aplicacin de loque resultaba de la hermenutica constitucional, dispuso que la CorteElectoral conocer en todo lo relacionado con los actos y procedimien-tos electorales referidos a las elecciones internas de los partidos polti-cos (artculo 1o.).

    Este mismo artculo se refiere a otras importantes competencias de laCorte Electoral, que por su trascendencia es preciso transcribir:

    Ser juez en dichos acatos y procedimientos electorales y decidir con ca-rcter inapelable todos los reclamos y apelaciones que se produzcan enocasin del registro de las hojas de votacin, realizacin de los escrutiniosy proclamacin de los resultados.

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  • Tendr especialmente las siguientes atribuciones, que ejercer directa-mente o por intermedio de los rganos que le estn subordinados:

    a) Organizar el acto, dictando las reglamentaciones que sean necesariaspara su realizacin.

    b) Ser juez de alzada de las decisiones adoptadas por los rganos parti-darios en materia o actos regidos por la presente ley, en forma y dentro delos trminos previstos por los artculos 158 y 160 de la Ley nm. 7.812de 16 de enero de 1925.

    Controlar la integracin de los rganos partidarios en las ocasiones aque se refieren los artculos 5o. a 8o. de la presente Ley, as como sus pro-cedimientos y votaciones, proclamando el resultado de estas ltimas cuan-do determinaren la nominacin de candidatos a la Presidencia de la Rep-blica y a las intendencias municipales.

    IV. LOS PARTIDOS POLTICOS. CONCEPTOY NATURALEZA JURDICA

    Lo que es un partido poltico resulta en el Uruguay de la Constitucin,que si bien no los define, da, sin embargo, los elementos para determinarsu concepto.

    El partido poltico es una asociacin con un objeto poltico que puedeconstituirse libremente como consecuencia del derecho de asociacin detodas las personas (artculo 39 constitucional). Esta asociacin, que consti-tuye una organizacin poltica, ha de respetar las bases fundamentalesde la nacionalidad (artculo 80.6 y secciones I y II de la Constitucin).Su accin no puede estar dirigida a destruir estas bases fundamentalesmediante la violencia o la propaganda que incitare a la violencia.

    El partido poltico que cumple con todas las exigencias resultantes delderecho es, como ya lo hemos sealado, una persona jurdica de derechopblico. Se individualiza por un lema que es de su propiedad, quepertenece a la mayora del partido y cuyo uso caracteriza todo el rgimenelectoral uruguayo.

    En virtud del carcter democrtico del gobierno adoptado por la na-cin (artculo 82 de la Constitucin), los partidos polticos poseen lams amplia libertad (artculo 77.11 de la Constitucin) en cuanto alideario y programa que posean, en el marco de una tolerancia amplsimaslo limitada por la interdiccin de la violencia o de la incitacin por lapropaganda a utilizar la violencia (artculo 80.6 de la Constitucin).

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  • Los partidos polticos actan en el marco de un sistema democrticoque asegura el pluripartidismo, que proscribe la adopcin de todo siste-ma de partido nico o que limite arbitrariamente el pluripartidismo.

    En cuanto actuantes en un Estado democrtico, los partidos deben or-ganizarse democrticamente, tanto en lo que se refiere a la participacinde las personas en sus actividades constitutivas como en su accionar, ex-cluyendo toda forma de discriminacin violatoria del principio de igual-dad (artculo 8o. de la Constitucin), como tambin en lo referente a laeleccin de sus autoridades (artculo 77.11, a, de la Constitucin).

    Han de tener los partidos polticos, sin perjuicio de las realidades his-tricas y de sus propias tradiciones, un contenido ideolgico expresadonecesariamente en sus cartas orgnicas y programas de principios, do-cumentos a los que debe darse la mxima publicidad (artculo 77.11, b,de la Constitucin).

    Los partidos polticos en el Uruguay son nacionales. Sus actividadespueden extenderse a todo el territorio de la Repblica (artculo 1o. dela Constitucin). Por ende, no puede haber partidos cuya accin polticaslo pueda darse dentro de uno o varios departamentos, aunque nada im-pide que un partido poltico nacional presente candidatos nicamente enuno o varios de ellos. Estrictamente, puede haber un partido poltico quetenga actuacin en un solo departamento, pero de todas formas debertener autoridades ejecutivas nacionales y deber comparecer en las elec-ciones internas y primarias y elegir un candidato a la presidencia de laRepblica, adems de un rgano deliberativo nacional (o ConvencinNacional) y un rgano deliberativo departamental (o Convencin Depar-tamental).

    El objeto del partido poltico es la accin electoral: la presentacin decandidatos que deben ser ciudadanos (de acuerdo con el artculo 77,prrafo 1 de la Constitucin) para todos los cargos electivos, tanto na-cionales como departamentales, promoviendo el sufragio tanto de losciudadanos, que es obligatorio (artculo 77.1 de la Constitucin), comoel de los electores no ciudadanos (artculo 78 de la Constitucin).

    Pueden, asimismo, sin perjuicio de la libertad de accin de otras orga-nizaciones o asociaciones que no constituyan partidos polticos, iniciar ypromover la participacin de los ciudadanos en los casos de referndumrevocatorio nacional (artculo 79 de la Constitucin) y en los de refern-dum e iniciativa popular en los gobiernos departamentales (artculos 304y 305 de la Constitucin).

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 865

  • Pueden tambin, naturalmente, promover e intervenir en la propagan-da relativa a los plebiscitos constitucionales, necesarios siempre en todoslos casos de procesos para adoptar reformas constitucionales (artculo331 de la Constitucin).

    Los partidos deben elegir sus candidatos a la Presidencia y Vicepresi-dencia de la Repblica mediante elecciones internas sobre las bases consti-tucionales (artculo 77.12 de la Constitucin) que fueran reglamentadaspor la Ley nm. 17.063 de 24 de diciembre de 1998. Estas elecciones de-ben considerarse tambin primarias porque son una etapa ineludible ynecesaria en el proceso de las elecciones nacionales y departamentales,tal como est previsto por la Constitucin.

    V. REQUISITOS PARA LA FORMACIN DE LOS PARTIDOSPOLTICOS A NIVEL NACIONAL

    La Constitucin nada dice directa y expresamente al respecto, perohay principios generales, emanados de ella, que no pueden ser violadosen lo relativo a los requisitos para la constitucin y formacin de los par-tidos polticos.

    Es as que no podra, por ejemplo, exigirse que los que se deciden pa-ra constituir y formar un partido poltico fueran slo ciudadanos natura-les (artculo 74 de la Constitucin), con exclusin de los legales (artculo75), o que se exigiera una determinada ideologa o que se excluya a lasmujeres o que se intentara imponer cualquier otra forma de discrimina-cin (racial, religiosa, etctera).

    Estos principios constitucionales constituyen la base para la aplica-cin de la escassima legislacin vigente a este respecto y determinan suinterpretacin y aplicacin.

    La legislacin prcticamente inexistente, si se excepta la Ley nm.9524 de diciembre de 1935 sobre personera jurdica de los partidos pol-ticos, ha sido suplida por la Corte Electoral en ejercicio de sus compe-tencias constitucionales.

    sta exige cumplir una serie de requisitos formales y otros sustancia-les ante la Corte Electoral. Dentro de los requisitos formales se ubica laexigencia de que en la comparecencia que realicen los interesados se pre-sente el acta constitutiva del partido poltico, acompaada por la firma(expresin de voluntad) y nombre de los comparecientes, que se conside-

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  • ran miembros fundadores. En la misma se debe acordar un mandato opoder de representacin a quienes sern los gestionadores de dicha per-sonera electoral. Se presentar la declaracin o programa de principiosy el estatuto o carta orgnica del partido, los que debern estar ligados yfirmados por los representantes del lema. Asimismo, debern presentaren el acto de comparecencia ante la Corte Electoral, un nmero o canti-dad de afiliados suficientes como para poder integrar todos los rganosdel partido poltico, en forma provisoria hasta que se integre de maneradefinitiva.

    En cuanto a los aspectos sustanciales o de fondo, la declaracin o pro-grama de principios no podr contener ninguna norma que pueda signifi-car un atentado contra las bases del sistema republicano representativode gobierno.

    En el derecho uruguayo, en especial luego de la dcada de los aostreinta, en el proceso legislativo abierto por las leyes de lemas ya citadas,ha sido muy importante la tradicional distincin que se proyecta anhoy en el estatuto jurdico y los derechos y obligaciones entre partidospolticos permanentes y partidos polticos accidentales.

    La distincin entre partidos permanentes y accidentales, que noexiste ya a los efectos de la acumulacin por el sistema de doble voto si-multneo, subsiste en varios aspectos.

    Estn los permanentes, que tienen representacin parlamentaria, quea partir de las elecciones nacionales de octubre de 2004 son el PartidoEncuentro Progresista Frente Amplio Nueva Mayora, Partido Nacional,Partido Colorado y el Partido Independiente. Pero tambin son perma-nentes los que, sin haber obtenido representacin parlamentaria, compa-recieron en las elecciones internas y primarias y alcanzaron el cocientede representacin. Con ello, los integrantes del rgano deliberativo na-cional y de los rganos deliberativos departamentales de cada partido po-ltico recibieron un mandato de cinco aos, que terminar recin en el2009. Dentro de esta categora de partidos permanentes se encuentranel Partido Intransigente, el Partido Unin Cvica, el Partido Liberal y elPartido de los Trabajadores.

    Tambin estn los partidos accidentales o provisorios, que seranlos que han sido reconocidos en el presente periodo preelectoral por laCorte y que an no han integrado de manera definitiva sus autoridades,lo que tendrn que hacer tras las citadas elecciones internas.

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 867

  • A su vez, dentro de los partidos permanentes se reconoce una distin-cin, ya que la Ley nm. 17.045 de 14 de diciembre de 1998 (artculo4o.), referida a la publicidad electoral de los partidos polticos, acuerdaun rgimen distinto a los partidos que tienen representacin parlamenta-ria y a los que no la tienen. Por su parte, entre estos ltimos hay una dis-tincin entre aquellos partidos polticos que en las elecciones internas yprimarias han alcanzado un porcentaje igual al 3% de los habilitados pa-ra votar, y los que comparecieron y no llegaron a ese porcentaje.

    VI. LA CUESTIN DE LA EVENTUAL EXISTENCIADE PARTIDOS POLTICOS DEPARTAMENTALES

    La Repblica Oriental del Uruguay es un Estado unitario (artculos1o., 4o. y 82 de la Constitucin). Su territorio est dividido en departa-mentos como expresin de descentralizacin territorial. Actualmenteson diecinueve. Su creacin ha de ser hecha por ley (artculo 85.9 de laConstitucin).

    El gobierno y la administracin de los departamentos, con excepcinde los servicios de seguridad pblica, se ejercen por una junta departa-mental y un intendente (artculos 262 y 270 de la Constitucin), elegidosdirectamente por el pueblo, es decir, en esos casos, por el Cuerpo Elec-toral departamental (artculos 73, 77 y 78 de la Constitucin).

    Los ciudadanos y los electores no ciudadanos tienen derecho a votaren el departamento donde estn inscritos en el Registro Cvico Nacional.

    El 24% del total de inscritos habilitados para votar, puede hacerlo enlos casos de referndum revocatorio contra las leyes nacionales y ejercerel derecho de iniciativa ante el Poder Legislativo (artculo 79.2 de la Cons-titucin).

    Los ciudadanos pueden, asimismo, votar en los plebiscitos necesariossiempre para todas las reformas o enmiendas constitucionales (artculo331, letras A, B, C y D de la Constitucin).

    En lo departamental, los ciudadanos inscritos en el departamento pue-den intervenir en los referndum e iniciativas populares (artculos 304 y305 de la Constitucin) referidos a la materia municipal.

    Ninguna disposicin constitucional o legal prev la existencia y actua-cin de partidos polticos departamentales, aunque nada impide que un

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  • lema decida comparecer nicamente en una eleccin departamental, abs-tenindose de hacerlo en los 18 departamentos o municipios restantes.

    Ellos nunca han existido ni se ha planteado tal cosa en el Uruguay.Sin embargo, nada impide que ciudadanos inscritos en un solo departa-mento, si alcanzan el nmero exigido por la ley, puedan constituir, pre-sentndose ante la Corte Electoral, un partido poltico. Pero ser de todosmodos un partido poltico con actuacin en el mbito nacional, cuyoscandidatos para los cargos electivos de carcter nacional o departamentaldebern cumplir con todos los requisitos impuestos por la Constitucin yla ley para todo el pas. Previamente debern constituir un partido polti-co que participe en las elecciones internas y primarias y elija candidato apresidente de la Repblica y los 500 miembros titulares del rgano deli-berativo nacional. Asimismo, debern elegir a los miembros de los rga-nos deliberativos departamentales.

    Naturalmente, todo partido poltico nacional puede, si lo desea, pre-sentar candidatos slo para las elecciones departamentales, que se han derealizar en fecha distinta y de forma separada de las nacionales (artculos271 y 272, disposicin transitoria Z de la Constitucin).

    VII. ESTRUCTURA Y ORGANIZACIN INTERNADE LOS PARTIDOS POLTICOS

    La Constitucin da los elementos esenciales de la estructura y organi-zacin interna que han de tener los partidos polticos. En efecto, aunqueno existe ni en la Constitucin ni en la ley la determinacin de un estatu-to jurdico integral que fije, en todas sus partes, cul ha de ser la estruc-tura y organizacin interna de los partidos polticos, de la Constitucinresulta que:

    a) Deben poseer una carta orgnica y un programa de principios (ar-tculo 77.11, b, de la Constitucin).

    b) Sus candidatos a presidente y vicepresidente de la Repblica han deser el resultado de elecciones internas (artculo 77.12 de la Consti-tucin).

    c) Las competencias que al respecto poseern sus rganos partidarioscompetentes (artculo 77.12 de la Constitucin) estarn condicio-nadas a lo que establezca la ley, pero sta naturalmente se ha de li-mitar a desarrollar las bases constitucionales.

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 869

  • d) La disposicin transitoria y especial W, d, 1 y 2, prev la existenciade convenciones nacionales y departamentales en cuanto a sus com-petencias para las elecciones de candidatos a la Presidencia de la Re-pblica e intendentes municipales. Estas convenciones actuarn co-mo colegio elector u rgano deliberativo con funciones electoralespartidarias que determine la carta orgnica o el estatuto equivalentede cada partido poltico (W, d, 2, E, F).

    VIII. DEMOCRACIA INTERNA EN LOS PARTIDOS POLTICOS

    La Constitucin exige que en los partidos polticos se ejerza efectiva-mente la democracia interna en la eleccin de sus autoridades (artculo77.11, a).

    Esta exigencia de democracia interna va ms all de lo que podra re-sultar de una interpretacin limitada e inaceptable del artculo 77.11, a.En efecto, de acuerdo con una hermenutica democrtica de la Consti-tucin y de sus fundamentos ideolgicos democrticos, la exigencia dela democracia interna debe ser total, es decir, no slo en lo relativo a laeleccin de sus autoridades, sino en todo lo referente a la integralidad dela organizacin partidaria y a los procedimientos internos para el funcio-namiento interior y para la toma de todas sus decisiones.

    Es el Estado el que debe velar para asegurar, en especial mediante laley y la actuacin de la Corte Electoral, que esta democracia interna exis-ta efectivamente.

    Nada ha hecho hasta ahora la ley, de una manera sistemtica, paracumplir el mandato constitucional. Es uno de los tantos casos de incons-titucionalidad por omisin legislativa.

    IX. AFILIACIN Y PARTICIPACIN

    No existe en la legislacin uruguaya ninguna norma que imponga laobligatoriedad de la afiliacin partidaria ni la existencia de registros deafiliacin en los partidos polticos.

    Como consecuencia de ello, en las elecciones internas de los partidospolticos, obligatorias en los casos previstos por la Constitucin, puedevotar cualquier ciudadano o elector no ciudadano, sin que pueda reque-

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  • rrsele ningn tipo de afiliacin o demostracin de forma alguna de vin-culacin partidaria. No puede olvidarse que de acuerdo con la normativavigente (Ley nm. 17063 de 24 de diciembre de 1989, artculo 8o.), elvoto en las elecciones internas es secreto, pero no obligatorio, a diferen-cia de lo que ocurre en las elecciones nacionales y departamentales (ar-tculo 77.2 de la Constitucin). En cambio, es obligatorio para los parti-dos polticos, ya que en el caso de no comparecer, no podrn tomar partede las siguientes elecciones nacionales y departamentales, adems deperder la personera electoral.

    Es as, adems, que la participacin en todo tipo de actividades parti-darias es absolutamente libre y abierta; se exceptan los casos de lamembresa de las convenciones partidarias nacionales o departamentales,en las que slo pueden actuar los miembros elegidos por un electoradoabierto en el que, repetimos, no existe afiliacin previa.

    En cuanto a los directorios de los rganos ejecutivos nacionales de lospartidos polticos, sus miembros son elegidos en la forma determinadapor sus respectivas cartas orgnicas.

    Ante el vaco legislativo en lo que se refiere a la afiliacin partidaria ya la participacin en las actividades partidarias, hay que precisar queexisten principios constitucionales que por lo dems constituyen crite-rios normativos de aplicacin directa, inmediata e ineludible que todaeventual legislacin futura deber respetar.

    As, la ley no podra limitar el derecho al voto en las elecciones inter-nas, excluyendo o discriminando a algunos ciudadanos en ejercicio de laciudadana o electores no ciudadanos e inscritos en el Registro Cvico,por ninguna razn poltica, religiosa, ideolgica, o fundada en razones deraza, sexo, situacin econmica o social o de ninguna otra naturaleza.

    De igual modo, no podran limitarse por ley las posibilidades de afi-liacin partidaria o de participacin de cualquier tipo, ni hacerse ningntipo de discriminacin, como se expres en el prrafo anterior.

    X. TRATAMIENTO DEL TEMA DE GNERO

    En el derecho constitucional uruguayo, la mujer y el hombre poseeniguales derechos polticos sin ninguna forma de discriminacin.

    Tanto el hombre como la mujer pueden ser ciudadanos naturales o le-gales (artculos 73, 74 y 75 de la Constitucin). En consecuencia, tanto

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 871

  • los hombres como las mujeres que sean ciudadanos, y cuya ciudadanano haya sido suspendida (artculo 80 de la Constitucin), son electores yelegibles, de acuerdo con lo dispuesto por la Constitucin (artculo 77).

    El mismo principio se aplica a los extranjeros residentes no ciudada-nos legales, los que en ciertos casos pueden poseer el derecho al voto,sean hombres o mujeres (artculo 78 de la Constitucin).

    Ninguna razn resultante del gnero existe para que se pueda configu-rar, teniendo en cuenta ese hecho, una causal de suspensin de la ciuda-dana (artculo 80 de la Constitucin).

    La nacionalidad uruguaya de la que la ciudadana natural es una ex-presin corresponde, sin ninguna discriminacin posible basada en elgnero, a todos los orientales, sean hombres o mujeres.

    Esta igualdad poltica entre el hombre y la mujer aplicacin a losderechos polticos del principio de la igualdad declarado con respecto atodas las personas por el artculo 8o. de la Constitucin ha sido elresultado de un largo y progresivo proceso del derecho constitucionaluruguayo.

    La Constitucin de 1830 proclamaba la igualdad ante la ley de loshombres (artculo 132 de la Constitucin) y la ciudadana se atribua alos hombres. La Constitucin usaba slo el gnero masculino para re-ferirse a los ciudadanos, tanto naturales como legales (artculos 6o. a 10de la Constitucin).

    La carta de 1918 se limit a incorporar el artculo 10, precisando quela ley, por mayora de dos tercios sobre el total de miembros de cada unade las cmaras, pudiera reconocer a la mujer el voto activo y pasivo enmateria nacional o municipal o en ambos.

    En aplicacin de esta norma constitucional, la ley de 16 de diciembrede 1932 reconoci a la mujer el voto activo y pasivo. Posteriormente, laConstitucin de 1934 igual absolutamente al hombre y a la mujer res-pecto de sus derechos polticos (artculos 8o. y 64 a 68). Desde entonces,esta igualdad se ha mantenido de manera inalterable.

    La realidad poltica y electoral del Uruguay ha demostrado, desde quese hizo efectivo el voto de la mujer, una real y activa participacin feme-nina. Pero esta participacin se ha reflejado especialmente en el ejerciciodel voto activo, esto es, en la participacin como electoras, y no tanto enel voto pasivo, es decir en la participacin como elegidas.

    Pero no ha habido nunca un presidente o vicepresidente del gnero fe-menino, ni han existido candidatas a ese respecto, y son pocas actual-

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  • mente las senadoras y diputadas: tres sobre treinta miembros en el Sena-do y once en una Cmara de Diputados de noventa y nueve miembrostras las proclamaciones realizadas en ocasin de las elecciones naciona-les de octubre de 2004.

    Esta situacin real, que constituye lo que quiz podra calificarse co-mo una discriminacin en los hechos respecto de las mujeres, no respon-de a ninguna inhibicin jurdica. Es slo un hecho social y poltico.

    Para tratar de solucionar esta negativa situacin se han elaborado al-gunos proyectos de ley, fijando la obligatoriedad de un porcentaje fe-menino en las listas de candidatos al Senado y a la Cmara de Diputados,y lo que es sumamente importante, tambin en las elecciones internas delos partidos polticos en relacin con las listas de candidatos a integrarlas convenciones nacionales y departamentales.

    Esto ha generado un debate jurdico sobre la constitucionalidad de ta-les iniciativas, lo que ha incidido en el hecho de que hasta hoy nada seha decidido legislativamente al respecto.

    Este debate se ha centrado en el punto de saber si esa obligatoria cuo-tificacin porcentual por gnero viola o no el principio constitucional dela igualdad (artculo 8o.).

    Por mi parte, estimo que una legislacin que obligara a tener un deter-minado porcentaje femenino en las listas de candidatos a cargos electi-vos, en cuanto tendera a corregir una realidad no jurdica de tipo socialpor medios jurdicos compensatorios, podra no ser inconstitucional. Hayantecedentes en el Uruguay de un tratamiento jurdico desigual paracompensar desigualdades de hecho, en funcin de la verdadera igualdadfinal. No debe olvidarse a este respecto lo ocurrido en los primeros aosdel siglo XX con la ley de divorcio por sola voluntad de la mujer y lasreflexiones filosficas hechas sobre este tema por Carlos Vaz Ferreira.

    XI. FINANCIAMIENTO DE LOS PARTIDOS POLTICOS

    Nada hay en la Constitucin, de manera directa y expresa, sobre estepunto; pero naturalmente hay principios constitucionales de necesariaaplicacin al tema, en especial los relativos a la igualdad y a la no discri-minacin (artculo 8o. de la Constitucin), tanto en lo que se refiere apartidos polticos excluidos o discriminados, o a grupos polticos benefi-ciados de alguna forma en razn de su vinculacin directa o indirecta,

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 873

  • clara o disimulada con, por ejemplo, autoridades gubernamentales o ad-ministrativas. Si esto surgiera de la ley, sera una clara razn de inconsti-tucionalidad de esa ley que podra ser declarada por la Suprema Corte deJusticia de acuerdo con lo que al respecto establece la Constitucin (ar-tculos 256-261).

    El artculo 69 de la Constitucin exonera de impuestos nacionales ymunicipales, como subvencin por sus servicios, a las institucionesde enseanza privada y culturales de la misma naturaleza.

    No creemos que esta exencin constitucional pueda alcanzar directa-mente a los partidos polticos, que si bien, en cierta forma, podran con-siderarse instituciones culturales en cuanto son elementos esenciales dela cultura democrtica, no tienen la misma naturaleza de las institucio-nes de enseanza privada, exigencia que resulta del texto claro del ar-tculo 69 de la Constitucin.

    Pero la ley ha encarado algunos aspectos de la cuestin del financia-miento de los partidos polticos.

    Lo ha hecho, en primer lugar, respecto del tema del financiamientoparcial con fondos del erario nacional, y de los gastos en que han incu-rrido los partidos polticos como consecuencia de su participacin en laselecciones.

    El tema ha sido encarado desde muy antiguo: la ley de 17 de octubrede 1928 puso a cargo de la Corte Electoral los gastos originados por laimpresin de hojas de votacin. El tema se mantuvo en la ley de 23 deseptiembre de 1946 (nm. 10789) y fue objeto de interesantes innovacio-nes en la ley de 18 de octubre de 1950 (nm. 11603), que fij el reinte-gro con base en el importe de las hojas de votacin impresas y permitique la Corte Electoral adelantara a los directorios de los partidos debida-mente inscritos y sobre la base de las proporciones de votantes registra-dos en la ltima eleccin, hasta el 50% de los fondos. A partir de enton-ces, para cada eleccin la ley ha fijado el reintegro de estos gastos (leyesnms. 12145, 12561, 13107, 13574, 14012, 15673, 16103, 16567, 17157y la 17787, relativa a elecciones nacionales, de 29 de junio de 2004).

    Algunas leyes se refieren a un financiamiento distinto a este de laselecciones nacionales: la Ley nm. 15320 de 2 de septiembre de 1982para financiar las elecciones internas de los partidos polticos (celebradadurante la dictadura que finaliz el 1o. de marzo de 1985, luego de laselecciones de noviembre de 1984), la Ley nm. 17237 de 14 de abril de2000 y recientemente la Ley nm. 17.830 de 22 de septiembre de 2004.

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  • Las elecciones internas de los partidos polticos, impuestas ahora pormandato constitucional, no han vuelto a ser objeto de una financiacinpara reintegrar su costo a los partidos polticos. La ley de 1982 quedcomo el nico antecedente, pero es el ejemplo de una ley no vigente hoy.Es ste un tema que probablemente ser considerado legalmente en el fu-turo.

    Con respecto a las elecciones departamentales, ahora separadas de lasnacionales por mandato constitucional, la ley de 2000 constituy la pri-mera de una serie que, si se sigue la frmula actual, se repetir cada cin-co aos.

    Las contribuciones provenientes de organismos o de entes pblicos engeneral, como retribucin por anuncios propagandsticos, directa o indi-rectamente relacionados con la materia electoral, es otro asunto no enca-rado hasta hoy. El pago de propaganda electoral an disimulada, yaunque fuera para todos los partidos polticos y en proporcin a sus vo-tos, por los entes o servicios descentralizados sera algo absolutamenteantijurdico y, en consecuencia, inadmisible.

    Los partidos polticos permanentes o las fracciones de los mismos,con derecho a uso del lema, estn exonerados, en virtud de lo dispuestopor las leyes nms. 12.802 de 30 de noviembre de 1960 (artculo 134) y14.057 de 3 de febrero de 1972 (artculo 91), del pago de todo impuestodepartamental o nacional.

    Esta exoneracin legal es no slo una forma de promocin de los par-tidos polticos y de sus actividades, sino una manera coadyuvante de fi-nanciacin de los mismos, ya que exonerarlos del pago de impuestos na-cionales o departamentales, que si debieran pagarse constituiran formasde desfinanciamiento de los partidos polticos, es evidentemente una for-ma de financiamiento.

    En cambio, poco se haba hecho hasta hoy respecto de la limitacin ycontrol del financiamiento de los partidos polticos proveniente de fuen-tes privadas, originadas en el pas o fuera de l, o venidas de organiza-ciones polticas de cualquier naturaleza, existentes fuera de la Repblica.No es sino, recientemente, por Ley nm. 17.799 de 12 de agosto de 2004que se establecieron (en su artculo 1o.) una serie de disposiciones queobligaron a los candidatos a presidente de la Repblica y al primer can-didato de cada lista al Senado a rendir una declaracin jurada y pblicaante la Corte Electoral que conste de los siguientes puntos: a) monto to-

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 875

  • tal gastado y a gastar en la campaa electoral; b) nmina de los contribu-yentes (no podrn sobrepasar las donaciones innominadas el 10% delpresupuesto total de la campaa); c) monto mximo que se acepta a cadapersona fsica o jurdica contribuyente, y d) detalle estimativo de lo gas-tado en publicidad oral, escrita, televisiva, en va pblica, en otros tiposde publicidad, en impresin de listas e imprenta y de infraestructura delocales y transportes. El incumplimiento de lo que se indicaba en esta leyaparejar que no se abonen las sumas de contribuciones del Estado alpartido al que pertenezca el infractor. A su vez, por el artculo 2o. se leimpone a los candidatos a intendente realizar la declaracin jurada pre-vista en el artculo 1o., indicndose lo gastado y a gastar por cada listaque acompae la candidatura a intendente.

    En cuanto al acceso de los partidos polticos a los medios de comuni-cacin (prensa, radio y televisin), para la propaganda poltica, electoraly para las cuestiones relativas a las iniciativas populares, referndum yplebiscitos, sta una cuestin esencial que slo ha sido encarada de ma-nera parcial en la legislacin uruguaya.

    Y decimos que slo de manera parcial porque se refiere nicamente alacceso a los medios oficiales, sin encarar la cuestin de los medios depropiedad privada. Slo parcial, adems, porque no encara el tema en ca-sos de iniciativa popular, referndum o plebiscito.

    Con todo, lo existente es algo. Ser el comienzo de un proceso abiertoal futuro.

    La Ley nm. 17.045 de 14 de diciembre de 1998, en la redaccin dadapor la Ley nm. 17.818 de 6 de septiembre de 2004, dispone en sus cua-tro primeros artculos:

    Artculo 1o. Los partidos polticos podrn iniciar su publicidad electoralen los medios de radiodifusin, televisin abierta y televisin para abona-dos y prensa escrita slo a partir de:

    a) Treinta das para las elecciones internas. Treinta das para las elec-ciones nacionales. Quince das en caso de realizarse una segunda vuelta.Treinta das para las elecciones departamentales.

    Artculo 2o. Entindase por publicidad electoral aquella que se realizaa travs de piezas elaboradas especializadamente, con criterios profesiona-les y comerciales. Quedan excluidas de esta definicin y por lo tanto, delas limitaciones establecidas en el artculo precedente la difusin de in-formacin sobre actos polticos y actividades habituales del funcionamien-to de los partidos, as como la realizacin de entrevistas peridicas.

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  • Artculo 3o. El Canal 5 y el Sistema Nacional de Televisin, los cana-les que retransmiten su seal y las radioemisoras pertenecientes al SistemaOficial de Difusin Radiotelevisin y Espectculos otorgarn, en formagratuita a cada candidato presidencial de los partidos polticos con repre-sentacin parlamentaria, un espacio en horario central de cinco minutos alinicio de la campaa electoral de la eleccin nacional y quince minutosal final de la misma, para hacer llegar su mensaje a la poblacin.

    El mensaje ser emitido, para todos los candidatos, a la misma hora endas hbiles, utilizando para el mensaje inicial los primeros das hbileshabilitados para la publicidad electoral, y para el mensaje final los daspermitidos para la actividad poltica ms cercanos a la eleccin.

    En ambos casos, los espacios se asignarn por sorteo entre los candi-datos.

    Artculo 4o. Todos los candidatos presidenciales de los partidos polticoscon representacin parlamentaria, as como aquellos partidos que en laselecciones internas hayan alcanzado un porcentaje igual al 3% (tres porciento) de los habilitados para votar, dispondrn para la eleccin nacionalde octubre de dos minutos diarios de publicidad en horario central, en losmedios indicados en el artculo anterior, durante el tiempo habilitado parala publicidad poltica establecido en el artculo 1o. de la presente ley.

    XII. COALICIONES, ALIANZAS Y FUSIONESDE PARTIDOS POLTICOS

    Nada impide, ni constitucional ni legalmente, la existencia de coali-ciones de partidos polticos en el Uruguay.

    Esto ha ocurrido en varias ocasiones despus de 1985, pero natural-mente estas coaliciones, en cuanto al imprescindible uso de un lema, de-ben cumplir con lo que al respecto dispone la legislacin pertinente.

    Para la eleccin de 1989 y frente a la situacin que planteaba el FrenteAmplio se dict la Ley nm. 16078, cuyo artculo 1o. dispone:

    Son lemas permanentes los que, habiendo participado en el comicio nacio-nal de 1984, hayan obtenido, en el mismo, representacin parlamentaria.

    Tambin se considerarn lemas permanentes los que se hubieran regis-trado entre el 1o. de marzo de 1985 y el 1o. de septiembre de 1989 ante laCorte Electoral, siempre que los legisladores que los integren hayan parti-cipado, bajo un lema distinto, en el comicio nacional de 1984 y sean porlo menos un tercio de los elegidos en esa eleccin por dicho lema.

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 877

  • XIII. DISOLUCIN, SUSPENSIN O CANCELACINDE LOS PARTIDOS POLTICOS

    La disolucin de un partido poltico puede ser resuelta por sus autori-dades de acuerdo con lo dispuesto en sus estatutos. Es el acto jurdicocontrario a su constitucin, que deriva tambin como aqulla de lavoluntad de un grupo de personas de actuar en determinada forma, cons-tituyndolo o disolvindolo. En este ltimo caso se requiere la decisinde los rganos competentes de acuerdo con los estatutos o la carta org-nica del partido.

    Si bien la disolucin voluntaria, que debera ser comunicada a la Cor-te Electoral a todos sus efectos, no plantea problemas mayores que justi-fiquen aqu su anlisis particular, la disolucin por acto de la autoridadpblica, externa y distinta a la expresin de la voluntad del rgano parti-dario, genera complejas cuestiones.

    Nada dice la Constitucin sobre la posibilidad de que la autoridad p-blica competente pueda declarar disuelto un partido poltico.

    Pero este silencio no significa que por un acto de autoridad, necesaria-mente legtimo y lcito, no pueda disolverse una asociacin o un partidopoltico. La posicin afirmativa resulta de la razn y la lgica.

    Si una asociacin es ilcita, de acuerdo con lo declarado y dispuestopor la ley (artculo 39 de la Constitucin), la autoridad puede declarar sudisolucin.

    La Ley nm. 9936 de 18 de junio de 1940, llamada de asociacionesilcitas siempre muy objetada por razn de su probable inconstitucio-nalidad, nunca declarada por la Suprema Corte de Justicia previ laposibilidad de disolucin de ciertas asociaciones.

    No era una ley referida especialmente a los partidos polticos, sino alas asociaciones en general. Aunque el partido poltico sea un tipo espe-cial de asociacin con fines propios, se sostuvo que la ley de 1940 les eraaplicable y as se decidi en alguna ocasin, en el complejo proceso pre-vio, en medio de la subversin anterior al golpe de Estado de 1973.

    Hoy, en cambio, en especial luego de las Constituciones de 1966 y1997, ha de entenderse que la disolucin de un partido poltico slo pue-de decidirse en los casos de ilicitud derivados de la Constitucin, pese aque sta, repetimos, no se refiere expresamente a la posible disolucin deun partido poltico.

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  • Esta posible disolucin podra darse dentro del reconocimiento de lams amplia libertad (artculo 77.11 de la Constitucin), slo si no seejerce la democracia interna en la eleccin de sus autoridades (idem),si no se cumple con otras obligaciones impuestas por la Constitucin o sise trata de un partido que por medio de la violencia o de propagandaque incitare a la violencia tienda a destruir las bases fundamentales de lanacionalidad (artculo 80.6 y secciones I y II).

    Pero esta posible disolucin que no ha sido reglamentada por laley slo puede ser decidida por la Corte Electoral, respetando todas lasgarantas procesales, en especial el debido proceso, nacidas de la Consti-tucin.

    Slo la Corte Electoral sera, en consecuencia, competente para tomaruna decisin a este respecto. Nunca podra ser decidida por el Poder Eje-cutivo y tampoco, en lo que se refiere al partido poltico en cuanto perso-na jurdica de derecho pblico, dirigida a actuar en el campo electoral ypoltico por el Poder Judicial.

    En cambio, desde la vigencia de la reforma de 1997 a la Constitucinde 1967, para que un partido poltico conserve su personera electoral de-be no slo participar en las elecciones internas y primarias, sino ademsobtener ms de 500 votos para que pueda integrar el rgano deliberativonacional, previstos en la Constitucin. Para el caso de que algn partidopoltico no alcance ese nmero de sufragios mnimos suficiente para cu-brir el cociente de representacin, no se podrn proclamar electos a losintegrantes del rgano deliberativo nacional y por lo tanto no podrncumplir con las exigencias y procedimientos establecidos en la Constitu-cin de la Repblica y por la normativa legal vigente. En tal caso, culmi-na perdiendo la personera electoral y por ende el derecho a proseguirutilizando su denominacin y actuar como partido poltico en los aspec-tos electorales. Tal fue el caso de lo ocurrido tras las elecciones internasy primarias con los Partidos GAC y Humanista, que vieron cmo se can-celaba su personera electoral a partir de julio de 2004.

    XIV. OTRAS FORMAS DE PARTICIPACIN ELECTORALFUERA DE LOS PARTIDOS POLTICOS

    No existe en la legislacin uruguaya nada que prevea y consiguien-temente autorice ni regule la participacin electoral mediante la pre-

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 879

  • sentacin de candidaturas por organizaciones que no constituyen parti-dos polticos.

    Los partidos polticos tienen el monopolio de la accin electoral, na-cional y departamental en cuanto a la presentacin de candidatos. Sloellos pueden presentar listas de candidatos y slo ellos tienen derecho aparticipar por medio de delegados en el control del proceso electoral,desde el funcionamiento de las mesas de votacin hasta su presencia enel escrutinio primario en esas mesas y en las actuaciones posteriores has-ta el escrutinio final.

    Pero todo esto no implica que organizaciones o asociaciones que noconstituyen partidos polticos no puedan realizar propaganda polticaelectoral ni promover o cooperar en la presentacin de recursos de refe-rndum o iniciativas populares (artculo 79.2 de la Constitucin). Estasasociaciones u organizaciones, cualquiera que sea su naturaleza o deno-minacin (gremiales, sindicales, patronales, etctera), no slo, obvia-mente, pueden realizar propaganda y promover referndum o la actitud aadoptar en los plebiscitos en los procesos de enmiendas constitucionales(artculo 331), sino que nada impide que sean el motor a travs del cualse recojan las firmas para que se realice un referndum (artculo 79.2 dela Constitucin) o para que se presente un proyecto de reforma constitu-cional por iniciativa popular (artculo 331.A).

    XV. RGANO DEL ESTADO ENCARGADO DEL CONTROLDE LA ACTIVIDAD DE LOS PARTIDOS POLTICOS

    La cuestin del control de la actividad de los partidos polticos se si-ta exclusivamente en las competencias que a este respecto posee la Cor-te Electoral.

    Ya nos hemos referido a la creacin de la Corte, primero por la Leynm. 7690 en 1924, y luego en 1934 por la Constitucin, as como deldesarrollo de sus competencias a travs del proceso cumplido con las re-formas constitucionales de 1942, 1952, 1966 y 1997.

    La Corte Electoral posee la competencia constitucional de conoceren todo lo relacionado con los actos y procedimientos electorales (ar-tculo 322.A), as como la de decidir en ltima instancia sobre todas lasapelaciones y reclamaciones que se produzcan y ser juez de las eleccio-nes de todos los cargos electivos, de los actos de plebiscito y refern-dum (artculo 322.C de la Constitucin).

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  • Esta amplsima competencia, exclusiva y excluyente en todo lo relati-vo a los actos y procedimientos electorales, implica en virtud de la ac-tuacin necesaria de los partidos polticos en esos actos y en esos proce-dimientos, as como por el hecho de que en los partidos polticos se hande realizar preceptivamente las elecciones internas para seleccionar a loscandidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la Repblica e inten-dentes, as como del hecho de que estas elecciones internas son, asimis-mo, primarias respecto de las posteriores elecciones nacionales y depar-tamentales que la Corte Electoral es el nico rgano con competenciaspara intervenir en lo referente a la organizacin y control de las eleccio-nes en el seno interno de los partidos polticos.

    Pero adems de lo anterior, que deriva directamente de los artculos77.12, 270 y 271 de la Constitucin, el necesario control que resulta delas obligaciones impuestas a los partidos polticos, segn el numeral 11del artculo 77 de la misma, constituye una competencia exclusiva de laCorte Electoral, por la naturaleza del rgano, su sentido en el sistemaconstitucional y por la radical inhabilidad constitucional para que ningnotro rgano de creacin constitucional o legal pueda tener competenciasal respecto.

    La ley, como ya se expres, ha afirmado expresamente y desarrolladoestos criterios constitucionales. Es lo que ha hecho la Ley nm. 17063 de24 de septiembre de 1998. Nos remitimos a lo expresado en el apartadoIII, en el que se transcribe, en lo pertinente, lo dispuesto por la ley.

    De tal modo, la Corte Electoral es la pieza clave, el rgano esencial ycaracterizante de todo el sistema constitucional y legal uruguayo referen-te a los partidos polticos.

    XVI. VINCULACIN DE LOS PARTIDOS POLTICOSURUGUAYOS CON ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

    DE PARTIDOS POLTICOS

    El derecho uruguayo no prev la vinculacin de los partidos polticosdel Uruguay con organizaciones internacionales de partidos polticos.

    Es sta una laguna, una de las tantas lagunas, del estatuto de los parti-dos polticos, que aunque tiene su base en la Constitucin y en diversasleyes, no es todava hoy ni integral ni completo ni sistemtico.

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  • Pero pese a este vaco normativo, la realidad muestra hoy, en un pro-ceso nacido y desarrollado principalmente en las dos ltimas dcadas, laexistencia de vinculaciones y de una participacin concreta de algunospartidos polticos uruguayos con asociaciones u organizaciones interna-cionales de partidos.

    As por ejemplo, el Partido Encuentro Progresista Frente Amplio Nue-va Mayora est vinculado con la Internacional Socialista; algunos secto-res del Partido Nacional se han vinculado con organizaciones de partidospopulares, liberales o de centro y otros partidos del Uruguay mantienenvnculos con organizaciones internacionales de la democracia cristiana ode partidos liberales.

    XVII. EVALUACIN

    1. La influencia del derecho en la actuacin y funcionamientode los partidos polticos

    No puede desconocerse que el derecho ha influido e influye positiva-mente en la actuacin y promocin de los partidos polticos en el Uru-guay.

    Los partidos tradicionales (Blancos y Colorados, Nacionalistas y Co-lorados), precedidos por tendencias polticas y afinidades personales ycaudillescas, incluso anteriores a la Independencia de 1830 y por facto-res internacionales del entorno platense, aparecieron ya embrionariamen-te en 1836.

    Otros partidos nacieron y murieron posteriormente en el siglo XIX(Partido Liberal, Partido Conservador, Partido Principista, Partido Radi-cal, Partido Constitucionalista, etctera).

    Los partidos de ideas (Comunismo, Socialismo, Unin Cvica) fue-ron realidades desde las primeras dcadas del siglo XX y se mantuvieronvivas con importante proyeccin.

    En la historia poltica del Uruguay se dieron tambin casos de des-prendimiento de los partidos polticos tradicionales que votaron fuera delos lemas sin acumular, en consecuencia, sus votos, fenmeno que se dioen algunas ocasiones tanto en el Partido Nacional como en el Partido Co-lorado (Radicalismo Blanco, Agrupacin Nacionalista Demcrata Social,Partido Nacional Independiente, etctera).

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  • En la segunda mitad de ese siglo naci el Frente Amplio que en undeterminado momento del pasado utiliz el lema Democracia Cristia-na, que transform el tradicional bipartidismo uruguayo en el triparti-dismo de hecho actual, en el cual actan adems otros partidos que inclu-so llegan a tener representacin parlamentaria (Nuevo Espacio y PartidoIndependiente), y otros de antigua data que no la tienen hoy, por ejemplola Unin Cvica.

    Todos estos partidos, los tradicionales y los menores, se formaron y sedesarrollaron como realidades sociolgicas y polticas; como verdadesen cuanto tales, ms all de la existencia o no de normas jurdicas consti-tucionales o legales.

    Pero primero las leyes desde las iniciales disposiciones legislativaspara organizar las elecciones que deban existir segn la Constitucin de1830, hasta las leyes de finales del siglo XIX y los aos del comienzodel siglo XX y luego la Constitucin de 1918 tomaron en cuenta esarealidad preexistente y organizaron, primero tmida e implcitamente, yluego directa y expresamente, la actuacin necesaria de los partidos pol-ticos en todos los procesos electorales. A partir de 1918, este proceso seacentu y ahond hasta llegar a la situacin actual.

    Es as evidente que tanto el derecho constitucional como el legislati-vo, de una manera cada vez ms profunda, han influido en y promovidola actuacin de los partidos polticos en el Uruguay en todos los procesoselectorales, como elementos necesarios y como caractersticas ineludi-bles del sistema de gobierno republicano democrtico.

    Algunos trasnochados intentos de instaurar un rgimen corporativis-ta o el suprimir los partidos polticos como elementos necesarios de lademocracia uruguaya, como el ejemplo ms cercano y absurdo, es decirel que se esboz durante el gobierno de facto del presidente Bordaberryy que provoc su cada, sin que eso supusiera el fin de la dictadura mi-litar, no slo produjeron la general reaccin contraria y absolutamentenegativa del pas entero, sino que provocaron el desprecio o la risa.

    2. La influencia del derecho relativo a los partidospolticos y a la materia electoral en el desarrollodemocrtico del Uruguay

    De igual modo, puede afirmarse, sin temor a errar, que el derechoconstitucional y legal relativo a los partidos polticos y a la materia elec-

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 883

  • toral ha sido un elemento esencial en el desarrollo de la democracia en elUruguay.

    sta ha sido y es una democracia que no puede considerarse y no seconcibe hoy sin la existencia libre de partidos polticos, en un rgimende pluralismo y de coexistencia, sin exclusiones o vetos ideolgicos deningn tipo.

    Todos los intentos, algunos decimonnicos y otros recientes, nacidosdurante la dictadura militar (1973-1984), de promover la desaparicin delos partidos polticos considerados absurdamente como elementos de di-visin y de confrontacin interna, de fusionarlos en una sola gran corrientenacional o para excluir las ideologas extranjeras, pretendidamente con-trarias a la orientalidad, murieron por su absurda incompatibilidad conla realidad democrtica y pluripartidista del Uruguay, y en el caso msreciente, por ser el fruto de pensamientos contrarios al ideario democrti-co esgrimidos durante el rgimen que avasall la democracia uruguayaentre el 27 de junio de 1973 y el 1o. de marzo de 1985.

    La legislacin electoral ha sido un elemento esencial del desarrollodemocrtico uruguayo.

    El voto libre, uno de los objetos de la Constitucin de 1918 cristali-zado en las garantas del sufragio y entre ellas el voto secreto (artculo9o. de esta Constitucin), fruto de un proceso legislativo iniciado antes yrazn de ser de las revoluciones de 1897 y 1904, permiti la instauracinplena de elecciones libres, autnticas, sin fraude ni coaccin, que trans-formaron al Uruguay, que lo hicieron un modelo democrtico y que or-ganizaron un sistema poltico democrtico real que, basado en la realidadsocial y cultural, resisti a todos los ataques y que felizmente perdurahasta hoy.

    XVIII. REFORMAS ACTUALMENTE ENCARADASEN LA LEGISLACIN URUGUAYA EN LO RELATIVO

    A LOS PARTIDOS POLTICOS

    1. La gran carencia: un estatuto legal y modernode los partidos polticos

    Lamentablemente no existe hoy ninguna iniciativa, y mucho menosalgn proyecto objeto de actual consideracin legislativa, dirigido a ela-

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  • borar un estatuto jurdico, completo y sistemtico de los partidos polti-cos en el Uruguay. Este futuro estatuto deber, partiendo de las normas,principios y criterios constitucionales, y reelaborando las profusas dispo-siciones legales dispersas en numerossimas leyes relativas a distintasmaterias, elaborar un conjunto orgnico y coherente. Pero adems de coor-dinar lo existente en un trabajo codificatorio, ha de llenar las lagunas yactualizar la normativa, encarando la solucin de los nuevos problemasque la realidad poltica y la experiencia electoral han puesto de manifiesto.

    La dictadura adopt en 1982 una Ley Orgnica de los Partidos Polti-cos, que fue derogada en 1985.

    La Corte Electoral remiti en 1986 dos proyectos de Ley de Estatutode los Partidos Polticos. En 1995, la Corte envi un nuevo mensaje soli-citando que se hicieran modificaciones y supresiones en sus anteriorespropuestas, pero el tema nunca ha sido encarado por el Parlamento: elnecesario estatuto legal general de los partidos polticos es un tema queduerme en el Poder Legislativo.

    2. Una asignatura pendiente: el financiamientode los partidos polticos

    Sin perjuicio de lo anteriormente dicho y de la necesidad, cada dams urgente, de encarar la elaboracin de un estatuto jurdico de carcterlegal, completo, global y sistemtico de los partidos polticos en el Uru-guay, hay algunos temas actuales, puntuales y graves que requeriran untratamiento legislativo inmediato y probablemente separado.

    En primer lugar, el tema del financiamiento de los partidos polticos,en especial en lo relativo a las contribuciones de fuentes privadas y a lasprovenientes del exterior, cualquiera sea su origen.

    La Ley nm. 17.799 ha iniciado el camino en materia de financia-miento de los partidos y actividades polticas, el que deber ser profundi-zado y completado en el tiempo venidero.

    Hay un copioso y til material utilizable brindado por el derecho com-parado y por una rica doctrina.

    No es por falta de informacin, sino por los temores polticos, el mie-do a hincar el diente en un asunto movedizo y gris que afecta el funcio-namiento del sistema poltico y comienza a poner en duda la transparen-cia de la democracia uruguaya.

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 885

  • 3. La cuestin del voto y de la participacin polticade los ciudadanos uruguayos que viven en el extranjero.Los proyectos constitucionales al respecto

    En este asunto, a diferencia del anterior, hay iniciativas del Frente Am-plio ya presentadas, que encaran el asunto de una reforma constitucionalpara hacer posible procesalmente el voto de los ciudadanos uruguayosresidentes en el exterior; objeto de apasionado debate y de la crtica deimportantes dirigentes polticos de los partidos Colorado y Nacional.

    Pero, en cambio, nos parece indudable que el tema no podr eludirse,y que en los prximos aos estas iniciativas u otras estarn en el centrodel debate poltico, de la consideracin parlamentaria y, eventualmente,habrn de constituir el objetivo de futuras reformas constitucionales.

    Pero reitero mi criterio de que, jurdicamente, no se requiere una re-forma constitucional ni una ley especial, porque de lo que se trata es slode reglamentar el ejercicio, el procedimiento, para ejercer un derecho na-cido de la Constitucin. Y esto podra ser hecho por una reglamentacindictada por la Corte Electoral.

    4. Otra asignatura pendiente: la cuestin de la promocinde una mejor y ms amplia participacin de la mujeren la integracin de los rganos electivos

    La posibilidad de establecimiento de un rgimen de base legal paraasegurar un porcentaje femenino o para impedir un determinado porcen-taje formado por personas de un solo sexo en las listas de candidatos pa-ra los cargos legislativos nacionales y departamentales y eventualmen-te en las listas de candidatos para la eleccin de los rganos internos delos partidos polticos es otro de los temas que la legislacin uruguayadeber encarar en un futuro cercano.

    5. La cuestin de la participacin electoral de los ciudadanosuruguayos residentes en el extranjero

    Este tema, que no haba planteado problemas de ndole jurdica en elpasado, ha sido objeto en el 2003 de un intenso debate y ha tambin pro-vocado la presentacin de dos proyectos de enmienda constitucional so-bre el asunto.

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  • Tradicionalmente, la cuestin se planteaba exclusivamente en funcindel traslado de los ciudadanos uruguayos residentes en la Argentina paravotar en su pas. Era la poca en que la gran mayora de los votantes quevivan fuera del pas pertenecan al Partido Blanco o Nacional, emigra-dos muchas veces por razones polticas a la Argentina.

    A partir del retorno de la democracia, con las elecciones de noviembrede 1984, la cuestin sigui plantendose del mismo modo, pero los vo-tantes, generalmente salidos del Uruguay por razones polticas, luego delgolpe de Estado de 1973, provenan, en especial, de la Argentina, deBrasil, de Australia, de Espaa y de los Estados Unidos, y un importanteporcentaje de ellos eran votantes del Frente Amplio.

    El debate jurdico posterior tuvo como objetivo el de saber si los ciu-dadanos residentes en el exterior, en ejercicio de la ciudadana, podrnall o desde all votar. Nunca se puso en duda que aunque fuesen residen-tes permanentes en el extranjero, si viajaban al Uruguay y si estaban enejercicio de la ciudadana, tenan derecho a votar (artculos 82, 80 y 81).

    Se habl as del voto consular, expresin errnea debido a que limi-taba la posibilidad de votar al caso de la concurrencia de los ciudadanosuruguayos en el extranjero a los consulados existentes y exclua, en con-secuencia, a los residentes en pases en que no hubiera consulados uru-guayos. Luego, en el 2003, esta equivocada expresin se abandon.

    Pero el problema del voto de los ciudadanos residentes en el extranje-ro sigui planteado.

    Se requiere una ley reconociendo el derecho al voto a los uruguayosresidentes en el extranjero, o slo se necesita organizar el procedimientopara que puedan votar, sin necesidad de viajar al Uruguay, si son ciuda-danos en ejercicio e inscritos en el Registro Cvico Nacional?

    La primera posicin es errnea. El ciudadano uruguayo que reside enel extranjero, si est inscrito en el Registro Cvico Nacional y no tienesuspendida la ciudadana (artculo 80 de la Constitucin), no ha dejadode poseer el ejercicio de los derechos de ciudadana. Hay que tener encuenta que la nacionalidad no se pierde ni an por naturalizarse en otropas, bastando simplemente para recuperar el ejercicio de los derechos deciudadana, avecindarse en la Repblica e inscribirse en el Registro Cvi-co (artculo 81 de la Constitucin). Esto con respecto a la ciudadananatural (nacionalidad). En cambio, los ciudadanos legales pierden estaciudadana por cualquier otra forma de naturalizacin ulterior (artculo81 de la Constitucin).

    LOS PARTIDOS POLTICOS EN URUGUAY 887

  • Si el ciudadano uruguayo que reside en el extranjero no tiene perdidao suspendida la ciudadana, tiene derecho a votar, ya que es elector(artculo 77 de la Constitucin). Pero hoy, salvo si viaja a la Repblica,no tiene forma de hacerlo.

    Es decir que slo se requiere establecer el procedimiento, el medio,para hacer efectivo y posible ese derecho que, en principio y jurdica-mente, no se ha extinguido. Y eso el procedimiento o el medio es loque no existe.

    El debate respecto a si debe establecerse ese procedimiento o no, esactualmente muy enconado. En general se oponen personalidades delPartido Colorado y del Partido Nacional. Muchas veces por considera-ciones electorales. El Frente Amplio se muestra favorable. Otro proble-ma vinculado con el tema es si ese procedimiento o medio debera ser or-ganizado por va constitucional, o si bastara una ley o se trata de unamateria que podra ser resuelta por una reglamentacin dictada por laCorte Electoral.*

    Yo me inclino, en principio, por la posibilidad de una forma regla-mentaria emanada de la Corte. Se tratara, en efecto, slo de reglamentarel procedimiento para que un derecho existente, nacido directamente dela Constitucin, pueda hacerse efectivo.

    Pero no me opondra, usando argumentos jurdicos, para que se dicta-ra una ley al respecto. Sera una ley especial que requerira los dos ter-cios de los votos del total de componentes de cada cmara (artculo 77.7de la Constitucin).

    Pero, asimismo, esta posicin no excluye tampoco la posible acepta-cin de la idea de adoptar una norma constitucional al respecto, resultan-te de una enmienda aprobada de acuerdo con algunos de los procedi-

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    * De acuerdo con otros especialistas, el anlisis del autor no tiene en cuenta lo quedispone el artculo 77.7 de la Constitucin: Toda nueva ley de Registro Cvico o deElecciones, as como toda modificacin o interpretacin de las vigentes, requerir dostercios de votos del total de componentes de cada Cmara. Esta mayora especial regirsolo para las garantas del sufragio y eleccin, composicin, funciones y procedimientosde la Corte Electoral y corporaciones electorales. Para resolver en materia de gastos, pre-supuestos y de orden interno de las mismas, bastar la simple mayora. ste es un temamuy sensible, pero no se puede afirmar que basta una resolucin de la Corte Electoralpara modificar una Ley de Registro Cvico que es muy minuciosa y cuidadosa, al igualque la Ley de Elecciones. Opinin consignada por Rodolfo Gonzlez, magistrado de laCorte Electoral de Uruguay (nota del coordinador).

  • mientos previstos en el artculo 331 de la Constitucin. Es algo innece-sario, pero no hay razn para repudiar a priori jurdicamente la idea.

    Esta frmula, aunque siguiendo distintos procedimientos de los enu-merados por este artculo 331 de la Constitucin, es la seguida en los an-teproyectos hechos pblicos.

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