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cillo con su bota. Yo "nací en Guadalajara.Mis primeros padres fueron Mamá Lupe yPa pá Guille. Señor Guillermo, Cabrón.Cuentan que un día estando en la cantinaLa Revolución dijo: Estoy desahuciado. Yse murió... Mi mamá lloraba en los resquicios con el encabronamiento a oscuras, conla violencia a tientas. Mi papá se moríamirándome a los ojos, muriéndose en lacámara lenta de los años". ia verdad esque "la realidad es una broma que ya meestá poniendo nervioso... las manos sedesesperan en los cabellos, el alma se vuelvela espalda". "El que no es cabrón no eshombre. " Si seré pendejo. No son épocasde echar el rol con contemplaciones, dejugar al buen amigo con el pellejo. Laciudad no da la mano, no abre las piernas,tira patadas como monito de futbolito."
Las pinches piedras como sistema poético, la realidad medida (no son otros lostiempos) con la tabla rasa del artículo deprimera necesidad, la autobiografía comomartirologio, la visión precoz: recelosa ydesengañada. El albur como mecánica de lasubsistencia, el arriesgue como única formade existencia, el valemadrismo como filosofía.
En uno de sus mejores versos, RicardoCastillo nos confiesa su tarea: "No hehecho sino cronometrar el aniquilamiento."y podda añadirse que en realidad lo hasaboreado maliciosamente, que encuentraen ello una peculiar satisfacción, un placeren el desengaño. Con ello consigue ofrecernos una nueva representación familiar queescapa al melodrama, y a la moralina gracias a su condición de espectador cruel ymalicioso. La pinche piedra con que Castillo tropezó es una roca de tamaño considerable. Al leerlo, más que tratar de localizarposibles influencias, se piensa en la originalidad de su labor y en lo excepcional de suactitud. El reto, quizá, exigía de alguiencomo él, con su arrojo, su facilidad aparen-
te, su seguridad para colocar palabras queestán a punto de caer al precipicio, sudesenfado y su fuerza. Castillo no sólorecoge el lenguaje popular, sino que loacopla talentosamente a una actitud y unavisión poética. En algunos momentos, sinembargo, Castillo pretende desprenderse desu cotidianísimo punto de observación. Esentonces cuando intenta alcanzar otros niveles y otras perspectivas con otro lenguaje.Intenta una visión más elaborada y simbólica, aunque aún saturada de esa "joda de adiario". En esos momentos, Castillo se vuel-
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ve retórico, elaborado y fallido. Quizá sóloquería introducir un contraste o probar sucapacidad poética de otra forma. lo másprobable es que se sintiera volando muybajo y quisiera de pronto compensarse elevándose excesivamente para luego descender en picada. Esto hace que el libroresulte muy irregular y nos descubre a otropoeta, más torpe, menos preciso, con versosfuera de sitio y sin fuerza, con momentosmuy malos, en total desacuerdo con eltono coloquial mantenido excelentemente alo largo del libro:
"con cursilerías en el camarote delamor"
"la realidad desmentida en los riñones"
o incursiones en el neologismo profundito:
"nos lleva a las nuquísimas más oscuras alos cranísimos más fatales".
Sin embargo, éstas son apenas unascuantas caídas y el conjunto de los poemasno se ve afectado gravemente. Un poematan conseguido como "La agitación de laoscuridad" nos reconcilia de inmediato conél:
Tengo en el cuerpola idea más clara de lo que es el amor.Mi cuarto está oscuroy de no existir el amorsé bien que dormiría.¿Pero cómo dormirsabiendo que el sexo es el máximo amor
en la vida?Yo más bien quierotener tus piernas por bufanday horadar ese montoncito de nubesque cubren, transparentes, tus pantale
taso
Ricardo Castillo: El pobrecito señor X, Colecciónel Ciervo Herido, México 1976.
René Dubos:hacia una nuevamedicinapor Julio Frenk
Pocas actividades se norman por un conjun~
to tan inveterado de mitos como la medicina. Contribuyen a ello la asimilación pasi-
va por parte de los médicos de toda unaideología de la terapéutica, la ausencia deposibilidades críticas en una organizaciónestrictamente jerarquizada y el retraso devarios años en la difusión de las obrasdesmitificadoras. Este último es el caso deEl espejismo de la salud, de René Dubos,*libro publicado originalmente en 1959 ytraducido al español apenas en 1975. Apesar de ello, su aportación al esclarecimiento de las verdaderas raíces de los mitosconceptuales y metodológicos de la medicina moderna sigue teniendo plena vigencia.
La consolidación del método clínico, losdescubrimientos de la microbiología y elencierro en el ámbito hospitalario marcanpara la medicina la adopción de un lenguajepropio que la caracteriza hasta nuestrosdías: el rango de lo visible como únicoespacio permitido a la acción diagnóstica yterapéutica; la medicina como fenomenología estricta de lo patológico; el médicocomo observador del medio ambiente interno, paradójicamente ciego ante el medioexterno; la mirada del médico, desnuda omagnificada por la tecnología, como ejercicio de la percepción en profundidad, jamásen extensión; la incapacidad para trascenderel tratamiento e inscribirse en la prevencióncomo medio para evitar el cuestionamientode aquello que está más allá del hospital; laconcepción mecanicista como explicaciónde los procesos mórbidos; la salud y laenfermedad como dos entes estáticos totalmente separados, nunca como procesos relacionados dialécticamente entre sí; la satanización de los microrganismos como recuroso para soslayar la totalidad ecológica; ladoctrina de la etiología específica comobase conceptual que pretende explicar odescubrir la causa de todas las enfermedades; la ilusión cientificista como sustentoideológico de una metodología fragmentariaque renuncia a conocer y transformar lasraíces biológicas, psicológicas y sociales dela enfermedad; la fijación en lo somáticocomo incapacidad para comprender la multicasualidad nosológica; el hospital convertido en taller de composturas de la mano deobra como espacio de evasión de las complejidades mórbidas; los determinantes sociales como categorías a lo sumo enunciadas, pero nunca conceptualizadas; la saludpública como la trastienda polvosa de lamedicina; la atención médica como garantíaingenua de salud; el paciente como objetode conocimiento que encubre a un objetode explotación académica o económica; lasmanos del médico como herramienta de
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reparación, nunca como instrumento de renovación.
Al lenguaje médico de la parcialidad sehan opuesto numerosos intentos de integración. Desde la obra Mediziniche Polizei deJohann Peter Frank, quien en 1779 afirmaba que las enfermedades no sólo son causadas por factores físicos sino también porinfluencias del medio social, hasta la esplén·dida disección epistemológica de Foucault,desde los escritos políticos de Rudolf Virchow hasta los balbuceos ambiguos de Ivanmich, desde el pragmatismo de los reformadores sociales del siglo XIX hasta la accióncontestataria de los Comités d'Action Santéy del grupo Balint, no han dejado deseñalarse los errores metodológicos de lateoría y de la práctica médicas.
El espejismo de la salud se inscribeplenamente dentro de esta corriente renovadora de subversión del lenguaje médico.Pero a diferencia de muchas otras obras, lade Dubos no ha podido ser desacreditadamediante el gastado expediente de la faltade experiencia médica profesional. Las decisivas aportaciones de Dubos a la microbiología lo ponen a salvo de la estrechezideológica de quienes consideran a las cuestiones médicas el coto cerrado que sólopuede ser abordado mediante la certificación de un título universitario. René Dubosinterpela al lenguaje de la medicina desde elinterior de la medicina misma. Sin embargo, la estructura sintáctica que emplea marca desde el inicio una ruptura con el discurso médico vigente. Mediante un estilo diáfano y enérgico que le valió el Premio Pulitzer, el profesor emérito de la UniversidadRockefeller expone sus proposiciones basándose en experiencias científicas y en unempleo de ejemplos que revela un saberenciclopédico. Todo ello contrasta con ellenguaje altisonante y el pensamiento dereceta que un uso indiscriminado de latecnología y un quehacer deshumanizadohan impuesto a la mayoría de los médicos.
En esta forma Dubos emprende la demolición de los grandes mitos del ejerciciomédico actual. El postulado fundamentalde Dubos señala que la salud es ante todoun proceso de adaptación. Por ello, lastransformaciones que el hombre efectúasobre su medio ambiente influyen sobre elestado de salud en un grado mucho mayorque la asistencia médica, los medicamentoso aun las vacunas. Así, Dubos demuestraque la disminución en la mortalidad porinfecciones no se debe sino en mínima
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medida al descubrimiento de las drogasantimicrobianas. Más decisivas fueron lasintervenciones de los reformadores socialesy la modificación de condiciones ecológicasque propiciaron un aumento de resistenciasa esas enfermedades.
Sin embargo, ello no debe hacer pensaren la posibilidad de alcanzar un estadoutópico de salud total. Por más esfuerzosque se realicen, la salud absoluta nuncapodrá encontrarse. La salud es un espejismo. Salud y enfermedad constituyen procesos dialécticos: la existencia de una depende de la otra, y ambas encuentran suexpresión en el grado de adaptación almedio. Por lo tanto, constituyen conceptosrelativos que dependen del entorno concreto donde se vive. La medicina y particularmente la psiquiatría han pugnado por unanormalidad a ultranza que es consideradacomo adaptación pero que en realidad nohace otra cosa que desadaptar y por endeenfermar al suprimir las posibilidades transformadoras del hombre.
El punto central del libro de Dubosconsiste en la refutación de la doctrina dela etiología específica que ha dominado lapráctica y la investigación médicas desde elnacimiento de la microbiología. Es posible
que los médicos hayan incurrido en unerror durante más de un siglo al tratar atoda costa de encontrar la etiología de lospadecimientos, suponiendo que así podríandiseñar tratamientos específicos y efectivos.Pero este esfuerzo gigantesco sólo ha llevado a una ilusión: confundir la etiología conla patogenia, las causas con los mecanismos.Se confirma entonces la frase de GeorgeBemard Shaw: "El microbio característicode una enfermedad bien podría ser unsíntoma y no una causa."
Las enfermedades están determinadaspor una multicasualidad biológica, psicológica y social. Su estudio científico y sumodificación sólo serán posibles medianteel diseño de una nueva metodología integral que constituya al mismo tiempo unavía de acción. En última instancia seránecesario crear una nueva medicina quesepa dar vigencia plena a las palabras deRené Dubos: "Cada civilización tiene supropia forma de pestilencia, a la que sólopuede controlar reformándose a sí misma."
* Dubos, René: El espejismo de la salud. Utopías, progreso y cambio biológico. (Traducción deJosé Ramón Pérez Lías.) Fondo de Cultura Económica, México, 1975, 309 pp.