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Nº 46 El Señor es mi doctor. ¡Confío en Jesús!

Rescatados 46

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Nº 46

El Señor es mi doctor. ¡Confío en Jesús!

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El “Tira-papelitos”testi

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En un rincón de la sencilla habita-ción, un flaco y pálido muchacho es-taba echado sobre un viejo colchón. Julián padecía de una parálisis progre-siva. Ya desde hacía dos años que la anciana que lo cuidaba con mala gana había confinado al pobre huérfano en el oscuro y frío ático.

Un deseo fervienteAntes, mientras Julián todavía podía andar por las calles con la ayuda de sus muletas, había escuchado el evangelio de Jesucristo. Ahora que estaba enfer-mo y echado en su colchón, pensaba mucho en el Evangelio de salvación. Deseaba poseer una Biblia para poder leer las maravillosas historias de Dios.Pero la anciana sólo se burlaba de su deseo.Un regalo valioso

Un día, Julián recibió visita de su único amigo, Martín:– ¿Sabes qué? ¡Encontré un trabajo! ¡Algo genial! Mañana me voy al norte, vengo a despedirme de ti. Pero no te pongas triste. ¡Mira lo que te traigo!Mientras hablaba, Martín sacó de su bol-sillo algo envuelto en papel.– ¡Aquí tienes! Una moneda de cinco pesos – dijo Martín – Quiero que la guardes hasta que encuentres algo que realmente te guste.Julián no tenía que pensar mucho. Con gran alegría expresó su deseo:– Quiero una Biblia.Martín no entendió el deseo de su ami-go, pero fue a la librería de la esquina y consiguió una Biblia pequeña.Un descubrimiento grandeCada día Julián leía con ansias en su Biblia. Pronto comprendió que era un pecador perdido, que tenía necesidad de salvación. A través de la Palabra de Dios conoció a Jesucristo y lo aceptó como su Señor y Salvador.Estaba muy agradecido por el gran amor de Dios y deseaba hacer también algo para su Señor Jesucristo. Pero, ¿qué podía hacer un muchacho parali-zado, postrado en cama y encerrado en ese altillo?

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Un servicio pequeño, pero eficazJulián pidió a la anciana que le consi-guiera papel y unos lápices, aunque por ello tuvo que renunciar a la leche que le traía de vez en cuando. Con diligen-cia copió versículos de la Biblia, luego dobló los papelitos cuidadosamente y escribió una breve dedicatoria encima: “Señor peatón, lea usted por favor”. Después dejó caer estos volantes por la ventana a la calle ruidosa y frecuen-tada, cada papelito acompañado con una breve oración.Una visita especialUn día, Julián escuchó pasos pesados que subían las gradas hacia su habi-

tación. Entró un hombre alto y vestido con elegancia.– ¿Así que eres tú el que deja caer versícu-los bíblicos por la ventana, muchacho? – le saludó amablemente.El hombre era creyente, pero por la preo-cupación de sus bienes y negocios se había enfriado y no se ocupaba mucho de las co-sas de Dios. El versículo que le había caído en su sombrero le hablaba fuerte, y decidió entregar su vida nuevamente al Señor.Ahora quería agradecer al pequeño “tira-papelitos”. Consiguió que una vecina de

Julián le visitara cada día, trayéndole una buena comida y suficiente papel para que pudiera seguir con su servicio para Cristo.Julián no sobrevivió el próximo invierno, pero estaba feliz de que podía servir a su Señor Jesucristo y luego verlo cara a cara.

“En lo poco has sido fiel: La verídica historia del pequeño Julián” de Ediciones

Bíblicas “La Buena Semilla”; resumido por Hartmut

Yo soy Jehová tu sanador.

Éxodo 15:26

Versículo para memorizar:

¿Y qué puedo hacer yo

para el Señor?

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El hombre enfermo y sus amigosEn todo lugar, a donde el Señor Jesús llegó, se reunió mucha gente. Así también en una casa de Capernaum. Pronto la casa estaba llena y nadie más tenía espacio, así que lagente esperaba afuera e intentaba mirar por la puerta y las ventanas. De pronto se acercaron cuatro hombres con una carga especial; llevaban una cama y en la cama a

un hombre que no se movía. ¿Ya estaba muerto? ¡No!, sus ojos estaban despiertos

y brillaban. Sabía que pronto todo iba a estar bien, porque lo llevaron hacia Jesús.Solo no hubiera podido llegar hasta

Jesús. Pero sus amigos conocieron su anhelo de ser sano y lo llevaron. ¿Tú también serías un amigo tan bueno?No hay pasoCuando los hombres llegaron con su amigo a la casa donde estaba Jesús, no podían entrar, pues había dema-siada gente y nadie quería cederles el paso. Habían llegado tan cerca,

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¿y ahora no debían lograr en-contrar a Jesús? Esta-

ban desespe-rados. ¿Debían

regresar a su casa?¿Qué pasa si las co-

sas salen diferentes de lo que espe-rabas? ¿Si tus sueños y anhelos no se cumplen como lo imaginabas? ¿Debes darte por vencido? ¡No! Je-sucristo está cerca y te dará la fuer-za y esperanza para seguir adelante. Para él no hay nada imposible.Intentando por arribaLos amigos del enfermo tuvieron una idea genial. Subieron al techo de la casa, sacaron las tejas y baja-ron con cuerdas a su amigo. De esta manera llegó directamente ante los pies del Señor Jesús. ¡Perfecto!Cuando Jesús miró los ojos del enfermo, ya sabía toda su historia. Sabía que ese hombre padecía de

historia bíblicados enfermedades: la parálisis de su cuerpo y el pecado en su corazón.De esta última “enfermedad” pa-decemos (o padecíamos) también todos nosotros. Pero dirigirse con este problema a Jesucristo es justo lo correcto. Él puede sanar nuestro corazón, perdonándonos los peca-dos. ¡Pídeselo y serás salvo!

Sano por dentro y por fueraJesús le dijo al paralítico:– Tus pecados te son perdonados.Luego le dijo:– Levántate, toma tu cama y vete a tu casa.El hombre confió en Jesús. Por eso se levantó y volvió feliz a su casa.Aunque hoy día Jesucristo ya no vive en la tierra, él vive en el cielo. También vive en los corazones de aquellos que creen en él y le pidie-ron que perdonara sus pecados y que sea su Señor. E igualmente hoy puede hacer milagros. El milagro más grande sigue siendo ese, cuando una persona acepta a Cristo como su Salvador y recibe el perdón de sus pecados. Así se vive realmente feliz, como el paralítico sanado.

Historia bíblica basada en Marcos 2:1-12; por M. Maibach (adaptado)

¿Cómo trajeron los hombre

a su amigo enfermo ante Jesús? Une los puntos según sus números y lo

verás.

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Confía de corazón¡Cuánto confiaba aquel paralítico en Jesús! ¿No te pa-rece? Estaba allí postrado en una cama y fue llevado por encima del techo por sus amigos. Para tratar de ver a Jesús, también esto era válido.Nosotros igualmente, cuando estamos

enfermos, debemos confiar de corazón en nuestro Señor. Él es el mejor doctor y puede sanarnos.Pero eso no significa que ya no tenemos que ir al médico. Dios dio sabiduría a los científicos para elaborar medicina eficaz. Así que, aunque la medicina no tenga buen sabor debemos tomar-la igual y confiar en que Dios puede usarla para darnos salud.

El tiene el controlNo olvidemos que todo lo que nos ocurre, es

porque Dios lo permite y tiene un propósito. Por eso, si estamos enfermos no debemos sentirnos inútiles, pues Dios es poderoso. Si es su voluntad,

él puede utilizarnos para su gloria.Nuestro Señor hace posibles las cosas que a noso-

tros nos resultan imposibles.Y no olvides: si conoces a alguien que esté enfermo, nunca te burles de él. Al contrario, visítalo y anímale, para que confíe en Dios.

Mónica

Peor que cada enfermedad es el

pecado, pues paraliza nuestra relación con Dios. Jesucristo

puede librarte de ello. ¡Confía en él!

…Me gusta tu revista. Quiero contarte que mi primito David y yo va-

mos a jugar futbol y hacemos ejercicios antes de jugar, esto nos ayuda

a crecer bien fuertes y sanos. Yo tengo 11 años y mi primo David tiene

2 años.

Denilson Quenta Casas.

…Hola Choclito. ¿Cómo estás? Quería decirte que me gustan mucho tus

historias, mi hermana y yo estamos muy bien y felices de tener como

regalo tus historias.Vanesa Sucasaca Quispe.

Queridos Vanesa y Denilson, gracias por sus cartitas. Me alegra mucho saber que

les gusta la revista. También me siento muy contento al saber que hacen deporte. Es

bueno jugar con nuestros amigos y no estar todo el tiempo frente al televisor, a los

videojuegos ni a la computadora. Pero antes de salir a jugar deben estar seguros de

haber terminado las tareas de colegio y de casa. Choclito

Querido Choclito:

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Redacción «Rescatados» • Mensaje de Paz Casilla 139 • La Paz - BoliviaPublicación bimestral dedicada a los niños.

email: [email protected]

Para adultos y jóvenes recomendamos el periódico mensual Mensaje de Paz.

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No toques todo

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¿Sabías que nuestro mundo está lleno de gérmenes? Gérmenes son como animalitos súper-pequeños que pueden causar enfermedades.

Menos mal que Dios nos equipó con un pode-roso sistema inmunológico. Es un sistema de de-fensa contra estos gérmenes. Sin ello estaríamos

todo el tiempo muy enfermos.

Sin embargo, existen gérmenes muy fuertes que pueden enfermarnos gra-vemente. Por eso es importante, que no toquemos cualquier cosa.

Imagínate a un perro sucio vagando por las calles. A ellos les gusta dejar sus

marcas por todas partes, tal vez también en una valla que se encuentra en tu vescindario. Luego

pasas tú y rozas con tu mano por esa valla. Los gérmenes se pegan a tu mano. Pero no los ves, porque son pequeñitos. Más tarde, comes algo sin lavar tus manos. Los gérmenes entran en tu cuerpo y te en-ferman.

Algo similar puede pasar en el transporte público. Es posible que alguien enfermo haya via-jado y tocado los pasamanos o agarradores. Tú

también tienes que agarrarte, ¡claro! Pero después, no lleves tu mano a la cara para no contagiarte. Y luego, sobre todo antes de comer, debes lavar tus manos con jaboncillo.

Walter y Hartmut