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NEA Y Delta del Parana Unidad VI Complejidad social: cazadores-recolectores y horticultores en la región pampeana Daniel Loponte, Alejandro Acosta y Javier Musali En este trabajo los autores van a abordar el estudio de las sociedades prehispánicas en el humedal del Paraná inferior, proponiendo que las mismas presentan características de sociedades complejas. Para empezar los autores plantean la necesidad de definir el término complejidad y parten desde una definición que la plantea como un número constitutivo de partes, lo cual es problemático porque no incorpora las relaciones internas de dichas partes constituyentes. Suman entonces la idea de la irreductibilidad como característica de los sistemas complejos, esto implica que cada parte del sistema no puede ser entendida como una unidad, por lo tanto se deben buscar otras unidades de análisis más allá del artefacto. Además en los sistemas complejos los nuevos componentes reemplazan a los anteriores para generar una evolución más rápida del sistema en una forma auto-integrada y auto-generadora. Por lo tanto, la tasa de aparición de nuevos componentes y la cantidad de interconexiones activas con el resto del sistema, son medidas indirectas para estimar el grado de evolución de estos sistemas. También es importante tener en cuenta los mecanismos de intercambio, ya que suelen ser significativos y aumentar la complejidad de los sistemas; esto implica que los sistemas mas interrelacionados que generan componentes para su uso diferido en el tiempo y el espacio, necesitan un ingreso mayor de energía, debido a que las actividades que buscan retornos diferidos se basan en la enerva almacenada o poseen de acopio superior a las necesidades diarias. Estos sistemas además contemplan un uso efectivo futuro de los bienes y servicios que se generan con anticipación, por lo que existe un mayor componente en la planificación de las actividades sociales y de subsistencia. Este consumo diferido es un elemento clave de los sistemas complejos, ya que se enfatiza el grado de dependencia hacia bienes almacenados o el grado de desarrollo de los mecanismos de acopio de energía. Paralelamente, se ha observado que a medida que la complejidad de un sistema social es mayor, el consumo de energía diferida aumenta y, por lo tanto, existe una covariación entre la entropía, el modo de producción y el nivel de complejidad del sistema. EL SURGIMIENTO DE LA COMPLEJIDAD Aquí los autores propones 3 modelos básicos de la emergencia de los sistemas complejos: 1. El primero de ellos enfatiza aspectos psicológicos, de status o prestigio individual, al que también se puede llegar por competencia entre individuos o grupos de individuos definidos por intereses. 2. Una segunda línea de pensamiento sostiene que la causa última de la complejidad tiene una estrecha vinculación con el stress ambiental. 3. Un tercer modelo propone que la complejidad es el resultado de conductas que solucionan problemas cada vez más complejos e interconectados, para los cuales no existe un disparador único. En prácticamente todos los estudios de complejidad, sea cual fuera su orientación teórica, subyace la idea de que en ambientes donde existen presiones densodependientes, la evolución selecciona comportamientos cada vez más complejos que permiten un ajuste más efectivo entre las conductas, los artefactos y el ambiente, especialmente donde este último se muestra competitivo o impredecible. CAZADORES RECOLECTORES COMPLEJOS Por definición, las sociedades humanas se componen de individuos que generan e intercambian bienes e información entre sí y con otros grupos, mediante un sistema semiótico. Por otro lado, es intrínseca a la mente y a la cultura humana su capacidad de incrementar el número y clases de interacciones entre los diferentes componentes de cualquier sistema.

Resumen Unidad 6 AA1

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resumen Unidad 6 de Arqueologia Argentina 1

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Arqueologa Argentina I

NEA Y Delta del Parana

Unidad VI

Complejidad social: cazadores-recolectores y horticultores en la regin pampeana

Daniel Loponte, Alejandro Acosta y Javier Musali

En este trabajo los autores van a abordar el estudio de las sociedades prehispnicas en el humedal del Paran inferior, proponiendo que las mismas presentan caractersticas de sociedades complejas.

Para empezar los autores plantean la necesidad de definir el trmino complejidad y parten desde una definicin que la plantea como un nmero constitutivo de partes, lo cual es problemtico porque no incorpora las relaciones internas de dichas partes constituyentes. Suman entonces la idea de la irreductibilidad como caracterstica de los sistemas complejos, esto implica que cada parte del sistema no puede ser entendida como una unidad, por lo tanto se deben buscar otras unidades de anlisis ms all del artefacto. Adems en los sistemas complejos los nuevos componentes reemplazan a los anteriores para generar una evolucin ms rpida del sistema en una forma auto-integrada y auto-generadora. Por lo tanto, la tasa de aparicin de nuevos componentes y la cantidad de interconexiones activas con el resto del sistema, son medidas indirectas para estimar el grado de evolucin de estos sistemas.

Tambin es importante tener en cuenta los mecanismos de intercambio, ya que suelen ser significativos y aumentar la complejidad de los sistemas; esto implica que los sistemas mas interrelacionados que generan componentes para su uso diferido en el tiempo y el espacio, necesitan un ingreso mayor de energa, debido a que las actividades que buscan retornos diferidos se basan en la enerva almacenada o poseen de acopio superior a las necesidades diarias. Estos sistemas adems contemplan un uso efectivo futuro de los bienes y servicios que se generan con anticipacin, por lo que existe un mayor componente en la planificacin de las actividades sociales y de subsistencia.

Este consumo diferido es un elemento clave de los sistemas complejos, ya que se enfatiza el grado de dependencia hacia bienes almacenados o el grado de desarrollo de los mecanismos de acopio de energa.

Paralelamente, se ha observado que a medida que la complejidad de un sistema social es mayor, el consumo de energa diferida aumenta y, por lo tanto, existe una covariacin entre la entropa, el modo de produccin y el nivel de complejidad del sistema.EL SURGIMIENTO DE LA COMPLEJIDAD

Aqu los autores propones 3 modelos bsicos de la emergencia de los sistemas complejos:

1. El primero de ellos enfatiza aspectos psicolgicos, de status o prestigio individual, al que tambin se puede llegar por competencia entre individuos o grupos de individuos definidos por intereses.

2. Una segunda lnea de pensamiento sostiene que la causa ltima de la complejidad tiene una estrecha vinculacin con el stress ambiental.

3. Un tercer modelo propone que la complejidad es el resultado de conductas que solucionan problemas cada vez ms complejos e interconectados, para los cuales no existe un disparador nico.

En prcticamente todos los estudios de complejidad, sea cual fuera su orientacin terica, subyace la idea de que en ambientes donde existen presiones densodependientes, la evolucin selecciona comportamientos cada vez ms complejos que permiten un ajuste ms efectivo entre las conductas, los artefactos y el ambiente, especialmente donde este ltimo se muestra competitivo o impredecible.

CAZADORES RECOLECTORES COMPLEJOSPor definicin, las sociedades humanas se componen de individuos que generan e intercambian bienes e informacin entre s y con otros grupos, mediante un sistema semitico. Por otro lado, es intrnseca a la mente y a la cultura humana su capacidad de incrementar el nmero y clases de interacciones entre los diferentes componentes de cualquier sistema.

Los tpicos ms relevantes para determinar si una sociedad cazadora-recolectora puede ser rotulada como compleja son los siguientes: el tamao de los grupos humanos y la densidad demogrfica a nivel micro y macro regional, una mayor variedad de roles sociales que los habituales entre los cazadores-recolectores, extensin y desarrollo de diversos mecanismos de organizacin social, incluyendo las alianzas, territorialidad, intercambio y modos de produccin que puede incluir intensificacin, la existencia de asimetras sociales heredables, donde los costos y beneficios estn desigualmente distribuidos entre los individuos, la existencia de consumo diferido, baja movilidad o sedentarismo, la construccin de equipo no transportable y la disponibilidad de equipo muy especfico, una significativa modificacin y sealizacin del paisaje, que incluye la generacin de cementerios muy visibles, y la produccin de excedentes para actividades sociales o simblicas.

Algunos autores (que predominantemente tienen una visin post-procesual de la arqueologa) sostienen que la existencia de un solo rasgo (i.e. jerarquas institucionalizadas) es suficiente para categorizar a un sistema de cazadores-recolectores como complejos. Otros investigadores en cambio, consideran que es necesaria la presencia de varias de estas propiedades. En efecto, existe cierto consenso en considerar que la baja movilidad, la defensa activa del territorio y el almacenamiento son los rasgos ms consistentes para determinar la existencia de un sistema cazador-recolector complejo.

Varios autores han sugerido que los grupos humanos cuya economa se basa en la pesca o en los recursos fluviales, muestran importantes indicadores de complejidad que usualmente van acompaados de conductas de almacenamiento, baja movilidad y territorialidad. En efecto, pueden estar agrupados por un corto perodo de tiempo, son recursos por lo general individualmente pequeos, tienen lugares de obtencin relativamente localizados o muy predecibles en el espacio y se pueden obtener en masa, generando as un estmulo para el almacenamiento, la propiedad y la defensa activa de los lugares de acopio. Pero no slo los recursos fluviales son significativos para considerar la existencia de propiedad y almacenamiento.

Por ejemplo, los alimentos vegetales, al igual que ciertos recursos fluviales, son ms predecibles que los recursos animales terrestres, por lo que son menos susceptibles de ser redistribuidos, generando as un concepto de propiedad privada y conductas de almacenamiento familiares. Ambas situaciones requieren en algn sentido una baja movilidad residencial.

Por lo tanto, parece existir una estrecha vinculacin entre baja movilidad, conductas de almacenamiento, importancia del componente vegetal en la dieta, tecnologa y defensa de los lugares de acopio de los recursos. A su vez, se observa que en los sistemas sociales de cazadores-recolectores complejos, existe una tendencia a la intensificacin en la explotacin del ambiente, posiblemente en respuesta al riesgo asociado que implica depender de un solo recurso.

EL AMBIENTE NATURAL DEL PARAN INFERIOR

El humedal del Paran inferior se encuentra en la porcin terminal de la Cuenca del Plata, inicindose a la altura de la ciudad de Diamante y finalizando en el Ro de la Plata.

Aproximadamente el 20% de esta rea corresponde a albardones no inundables mientras que el resto son espacios anegables. Este ambiente tambin conocido como Delta Paranaense puede ser representado como un sistema ro-planicie aluvial (RPA), ecolgicamente regulado por los pulsos de inundacin del ro Paran.

El humedal posee un cierto nmero de especies vegetales comestibles, y adems de una gran cantidad de roedores de hbitos acuticos como el coipo y el carpincho, es notoria la concentracin de peces de hbitos migratorios, que generan por un lado, valores indicativos de 4,2 peces/1000 m3 en invierno y una alta concentracin del orden de 86,3 peces/1000 m3 en verano, variabilidad que genera un excelente estmulo para el almacenamiento.

Existen mltiples factores que afectan a los pulsos de inundacin/desecacin del

Paran inferior. La variabilidad de los mismos condicionan no slo la distribucin de la fauna, sino tambin las actividades humanas de subsistencia.

La irregularidad del Delta del Paran es an ms grave si se toman en cuenta los efectos producidos por el fenmeno climtico denominado El Nio. Las inundaciones asociadas al mismo, tienen caractersticas inusuales y no son previsibles en escalas de tiempo cortas, sino que suceden con una frecuencia cercana a los diez aos.

El registro arqueolgico e histrico del humedal del Paran inferior.

SUBSISTENCIA Y ALMACENAMIENTO

Los anlisis faunsticos efectuados en los sitios arqueolgicos de la zona (Las Vizchacheras, Garn, Anah, Ao. Guazumambi, La Bellaca sitio 1 y 2) sealan que los peces (bsicamente siluriformes) contribuyeron con alrededor del 50% al

60% de la biomasa animal consumida. Los ungulados aportaron una biomasa relativa cercana al 25%, compartiendo un segundo o tercer lugar junto con los roedores.

La importancia de los peces en la subsistencia sugiere una especializacin en su captura. La recuperacin de complejos arpones de punta separable de diseo modular, efectuados bsicamente sobre astas de crvidos seala una importante inversin de energa en la manufactura de equipo especfico. Las crnicas mencionan tambin la existencia de redes de pesca.

La produccin de subproductos derivados de los peces es mencionada en algunos documentos histricos. En efecto, varios cronistas sostienen que los aborgenes producan harina de pescado, manteca de pescado y/o grasa de pescado. Asimismo, las crnicas histricas sealan para un grupo indeterminado, localizado en la desembocadura del ro Paran, el secado al sol de los peces para ser consumidos en pocas de escasez, lo que sin duda implica alguna forma de almacenamiento Independientemente del nfasis en la captura y consumo de peces, los registros arqueofaunsticos sealan la explotacin en cantidades importantes de otros recursos, como el coipo y posiblemente el cuis. La explotacin de ungulados tambin es sumamente significativa no slo por el aporte calrico, sino tambin como fuente de materia prima para la confeccin de arpones seos.

En efecto, no slo se han reconocido arpones de punta separable, sino tambin puntas de proyectil lticas apedunculadas medianas y pequeas, susceptibles de ser empleadas con arco (tambin se han recuperado ganchos de propulsor), puntas de proyectil de hueso pedunculadas, bolas de boleadora y posiblemente las redes de pesca ya mencionadas.

En esta enumeracin tambin deben ser consideradas las denominadas bipuntas confeccionados sobre hueso, cuyo posible uso en la obtencin de presas no puede descartarse.

La importancia de la dieta vegetal ha quedado demostrada gracias a los anlisis isotpicos efectuados sobre algunos individuos recuperados en sitios arqueolgicos del rea, los cuales sugieren un componente vegetal de aproximadamente un 30% de la dieta total.

Las principales presas de los grupos humanos estn dentro de un patrn fotosinttico C3, al igual que los cazadores-recolectores. Sin embargo, el nico individuo recuperado en el sitio Garn, presenta un valor de 13C que sugiere un importante componente de vegetales C4 en su dieta, que podra estar indicando consumo de maz; aun as dada la baja cantidad de individuos analizados, estos datos no son representativos a nivel poblacional, pero marcan una tendencia uniforme en cuanto a la incidencia del componente vegetal en la dieta. Esta estructura dietaria, como hemos visto anteriormente, seala precisamente una estrecha relacin con sociedades de cazadores-recolectores complejos.

An no se ha logrado determinar cules fueron los vegetales consumidos. Desde el punto de vista histrico hay una clara coincidencia entre diferentes documentos, que sealan que el cultivo de maz era ms importante entre los timbes que para el resto de los grupos. Los timbes adems almacenaban peces y tenan un nivel organizacional ms complejo, con jerarquas ms acentuadas.

Los carcaraes, un grupo adyacente a los timbes, son mencionados tambin como bsicamente pescadores, quienes adems extraan grasa de los peces capturados. Respecto del chan-timb y el begu, la importancia de los peces tambin es remarcada, aunque se menciona el cultivo de maz en pequea escala.

MOVILIDAD

Los estudios de campo han permitido observar bsicamente un patrn desagregado, con la presencia de una gran cantidad de sitios pequeos muy prximos entre s, que oscilan entre los 400 y 3.000 m2. La composicin faunstica de los mismos sugiere que el rango de accin estaba fuertemente limitado al humedal, ya que prcticamente no existen presas tpicas del ambiente de llanura de la Pampa Ondulada.

Los MAU % muestran que las presas tpicas del humedal menores a los 20 kg ingresaron completas, mientras que los ungulados sufrieron secuencias de trozamiento previas. Sin embargo, la gran cantidad de pequeas astillas indeterminadas pueden estar enmascarando un ingreso ms completo.

En los depsitos arqueolgicos del rea, existe una alta densidad de alfarera, que en ocasiones supera los 1500 tiestos/m3. La cermica es en cada depsito en particular, tcnica y estilsticamente homognea. Este hecho sumado a los remontajes efectuados en cada depsito, sugieren episodios centrales de descarte, sin perjuicio de considerar la existencia de ocupaciones menores. La gran cantidad de enterratorios humanos (que llegan a varias decenas de individuos en algunos sitios) y la estructuracin de espacios formales de entierro, sugieren una baja movilidad y resolucin de problemas estructurales de los espacios habitable.

Las evidencias de ajuares en los enterratorios del rea son ambiguas. Sobre ms de cien enterratorios registrados en la bibliografa del rea, no se observan diferencias en sus contenidos que sugieran la existencia de individuos con un status social jerarquizado.

Los documentos histricos reconocen implcitamente poblaciones anualmente estables en el humedal del Paran inferior, slo los querandes son mencionados explotando alternativamente las sierras, la llanura de la Pampa Ondulada y el humedal.

Otros aspectos sealados como rasgos de baja movilidad son la casi total ausencia de artefactos lticos en algunos sitios y la baja densidad de materia prima ltica que se observa en todos los conjuntos lticos recuperados en la margen derecha del ro Paran de las Palmas.

INTERCAMBIO, IDENTIDAD, COMPETENCIA Y PROPIEDAD

Las crnicas histricas sugieren que los querandes contactaban a los grupos productores de alimentos de las Sierras Centrales y tal vez del Chaco santiagueo en el extremo nor-occidental de su amplio territorio. Esta prctica fue considerada como una posible explicacin para interpretar el peculiar registro anatmico del guanaco en los registros de los sitios del humedal, concentrado slo en falanges y extremos distales de los metapodios de este mamfero, ya que estos son los elementos seos que pueden quedar incorporados a los cueros.

Por otro lado, se debe considerar el potencial intercambio entre los cazadores-recolectores y los grupos horticultores amaznicos, quienes parecen haber hecho uso de metales de una forma ms extendida. Existen asimismo evidencias que sugieren el empleo de cuarcitas de las Sierras Bayas (Tandilia) en el humedal del Paran inferior. Nuevamente esto sugiere un abastecimiento por intercambio o accesibilidad a las mismas.

Los grupos identificados como chan-begu, chan-timb, begu, chan, timbes y carcaraes, tenan (segn las crnicas) una peculiaridad: hombres y mujeres se perforaban e incrustaban en las aletas de la nariz pequeas piedras, mientras que los hombres adems se perforaban el labio inferior y se colocaban otro ornamento (tembet).

Esto puede estar implicando ya no slo situaciones de continuidad espacial y modos de vida similares, sino cdigos semiticos compartidos.

Arqueolgicamente se han detectado artefactos en valva con forma de T, dientes de cnidos horadados y lticos de malaquita perforados en prcticamente todos depsitos de los sitios nombrados al principio.

Desde el punto de vista arqueolgico, se observa un diseo bsico en la decoracin de la cermica, que comparten gran cantidad de sitios localizados en el humedal del Paran inferior. La gran unidad temtica que se observa en la decoracin, no impide sin embargo observar una alta variabilidad, que puede estar indicando precisamente la importancia de la transmisin sesgada de rasgos.

Dentro del complejo de grupos aborgenes del humedal, existen algunas menciones histricas referidas a conflictos sociales y al control efectivo de algunos espacios territoriales.

Paralelamente, se seala que los timbes tenan conductas de adueacin de ciertos lugares de pesca, un marcado desarrollo de las jefaturas y una mejor estructuracin de sus viviendas; mientras que los carcaraes, un grupo adyacente a los timbes, confeccionaban armaduras para su defensa. Por otro lado, prcticamente todos los cronistas mencionan el estado de belicosidad existente entre los guaranes y el resto de los grupos, especialmente con los timbes.

Arqueolgicamente no se han detectado an evidencias de este estado de belicosidad. Sin embargo, en los sitios de horticultores de filiacin amaznica presentes en el rea, no han sido detectados elementos cermicos propios de otros estilos del mismo bloque espacio-temporal, tembets, cuentas de malaquita o dientes perforados similares a los que se recuperan en los sitios de los cazadores-recolectores del rea.

Las fuentes de materia prima ltica tienen asimismo un origen predominantemente oriental. Esta falta de intercambio podra deberse tanto a una situacin de aislamiento de estos grupos horticultores debido al estado de belicosidad con el resto de las sociedades aborgenes.

Las menciones de cooperacin intertnica o intergrupal son bastante escasas en las crnicas. Por ejemplo, en el ataque a la recin fundada Buenos Aires, sealado por Schmidl (1948), se menciona una coalicin entre diferentes grupos tnicos, incluyendo a los charras y guaranes. Sin embargo, es sumamente llamativo que este combate, de gran magnitud, pas desapercibida para todos los dems cronistas, lo que hace dudar de la informacin.

LOS HOTICURTORES AMAZONICOS

La presencia de grupos guaranes en el Delta del Paran, es un hecho etnogrfico y arqueolgico bien establecido. Es probable que en el humedal del Paran cultivaran principalmente maz y as lo han dejado sentado los cronistas, quienes mencionan que otras plantas cultivadas por este grupo etnogrfico en los trpicos no se daban en las tierras ms fras meridionales. La estructura jerrquica de esta sociedad estaba constituida por linajes patrilineales, que habitaban grandes unidades habitacionales.

Las aldeas estaban conformadas por algunos cientos de individuos bajo la jefatura de un cacique con poder efectivo sobre la sociedad. Se practicaba la antropofagia ritual y exista la esclavitud para los enemigos vencidos.

Su localizacin, preferentemente sobre las islas, indica que no tuvieron un fcil acceso a la margen continental derecha del Paran; en este sentido, las crnicas muchas veces los nombran como guaranes de las islas para distinguirlos de los guaranes continentales del Paraguay y del Brasil.

Los otros grupos aborgenes del humedal, al menos en una forma limitada, estaban usando, segn las crnicas, nombres propios de origen guaran, lo que implica tal vez algn concepto de prestigio en el uso de los mismos. Es probable que el bilingismo.

Casi no hay mencin a la tecnologa guaran en el Delta del Paran o Ro de la Plata. Solo Ramrez menciona que los guaranes ... traen mucho metal...y hachas con las que cortan la montaa para sembrar. Lo que figura mucho en las crnicas es el estado de guerra constante con los otros grupos del humedal es mencionado por casi todos los cronistas.

Si bien este dato permite considerar la presencia guaran unos dos siglos antes del arribo de los espaoles, an ignoramos cunto antes estos grupos comenzaron a colonizar el tramo final del Paran inferior y Ro de la Plata.

CONCLUSIONESLos datos arqueolgicos e histricos sugieren la existencia de una gran cantidad de comportamientos usualmente asociados a los cazadores-recolectores complejos, operando en el humedal del Paran inferior en la ltima parte del Holoceno hasta el siglo XVI.

Los rasgos detectados arqueolgicamente o sugeridos por las crnicas comprenden la existencia de conductas de almacenamiento, aumento del espectro consumible de las presas, explotacin intensiva de ambiente, redes de intercambio e interaccin social complejas y extendidas, adueacin de los recursos crticos (peces), alta densidad demogrfica, espacios especficos destinados a las inhumaciones, produccin de artefactos no transportables en cantidades muy significativas, baja movilidad y generacin de un equipo de captura sofisticado y variable que denotan precisamente una importante amplitud del nicho.

Esta explotacin sin embargo, no lleg a incorporar recursos costosos o de bajo nivel trfico en forma significativa como los moluscos o las aves. Por el contrario, se observa una fuerte incorporacin de los vegetales en la dieta, tal vez cierta manipulacin en la generacin de los palmares e histricamente se seala una pequea y espordica produccin de alimentos (bsicamente maz).

Es evidente que las poblaciones humanas del humedal del Paran inferior se encontraban, al momento del contacto con los europeos, en una situacin de significativa

complejidad econmica y social, dentro de un ambiente inestable y competitivo, donde sin embargo, los mecanismos de cooperacin y alianza parecen haber sido oportunamente desarrollados.Si bien no hay evidencias de jerarquas hereditarias, en momentos de amenaza externa es posible considerar el surgimiento de liderazgos muy definidos (los cuales son necesarios para asumir la defensa).

La notable variabilidad inferida en el patrn de movilidad-subsistencia de los querandes tiene una evidente correlacin positiva con los dos estratos ambientales y sociales claramente diferenciados que estos grupos explotaban sucesivamente. La modificacin de las conductas econmicas de estas bandas pudo haber estado acompaada por cambios en lo social y lo simblico.

Loqueelaguasellev:la investigacinarqueolgicaenelNEAdesdelaUNR

Sandra Escudero, Maria Rosario Feuillet Terzaghi, Patricia Cuarenta.

La figura emblemtica de la antropologa del Nordeste Argentino (NEA) es Antonio Serrano, su produccin bibliogrfica abarca desde obras de sntesis arqueolgicas y antropolgicas del territorio argentino en general, hasta investigaciones restringidas a nivel de sitio para el NEA.

En 1948 se crea la Facultad de Filosofa, Letras y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional del Litoral; a su vez, sobre la base de dos ctedras que se dictaban en la carrera de Historia se crea en 1951 el Instituto de Antropologa cuyo primer director designado sera Antonio Serrano, quien adems tenia a su cargo la ctedra de Arqueologa Argentina; pero al vivir en Crdoba y tener que viajar semanalmente decide cederle las horas y la direccin del instituto a Rex Gonzlez.

Gonzlez se hace cargo de ambos cargos, pero tiene un inters marcado en el NOA y durante su estancia en Rosario no tiene ningn inters en realizar investigaciones en un sitio geogrficamente cercano a su lugar de residencia; en este sentido, durante su gestin, hay muy poco registro de trabajos locales, mas all de la tipificacin de una coleccin ltica encontrada en un sector rural de Carcara. No obstante, cabe sealar el trabajo de algunos graduados como Antonia Rizzo quien siempre ha tenido un fuerte inters en el nordeste y Dante Ruggeroni, muy interesado en trabajos arqueolgicos en Reconquista.

A Gonzlez le sucedi en la direccin del Instituto Eduardo Cigliano, quien a su vez, le sigui en el cargo Pedro Krapovickas; ambos muy centrados en investigaciones en el NOA.

Paralelamente a los viajes arqueolgicos que se realizaban hacia en NOA, se daba inicio a investigaciones del campo en Antropologa en un mbito mas local, como en el Remanso Valerio. En este sentido, el Proyecto del Valle de Santa Maria dirigido por Cigliano fue un hito en el trabajo interdisciplinario de investigacin, al incluir docentes y estudiantes de diferentes ciencias y perspectivas sociales e histricas. Sin embargo, el foco contino siendo el NOA.

Posteriormente, Krapovickas continua con estas ideas de interdisciplinariedad a travs del proyecto antropolgico: El proceso de aculturacin de las comunidades de la provincia de Chaco, aunque el mismo no integro perspectivas arqueolgicas.

El 1966 con el golpe de estado se da una desintegracin acadmica, lo que resinti la permanencia de grupos de investigacin ya constituidos.

Aunque menos de dos aos despus se creo la licenciatura de Antropologa en Rosario, con un plan reformado y eclctico, el rea arqueolgica no se desarrollo y escasos graduados se dedicaron a esta rea.

El golpe de estado posterior, en 1976, llevo a un nuevo quiebre en el cuerpo docente y en la licenciatura ya establecida en la Universidad de Rosario no se incentivo el estudio arqueolgico, ya que no hubo proyectos formalizados de investigacin desde el cuerpo docente. Posteriormente la licenciatura cierra sus puertas durante un largo periodo por la persecucin militar.

Con el regreso de la democracia en 1984 se reabre la carrera y se genera un nuevo plan de estudios que integra tres reas: La Antropologa Social, La Etnolingstica y la Arqueologa. Durante 1984 y 1985 la direccin de la carrera va a estar a cargo de Germn Fernndez Guizzetti y la formacin Arqueolgica, dentro del plan de treinta y seis materias, va a contar con siete materias, dos compartidas por las tres orientaciones y cinco especificas para la orientacin Arqueolgicas; en estos aos estas materias van a estar dadas por profesionales locales. En 1986 se da un flujo de docentes provenientes principalmente de Buenos Aires y La Plata.

Los primeros graduados poseen un fuerte inters en realizar trabajos de campo y anlisis de materiales de sitios de la regin; sin embargo, esta tendencia disminuye a finales de la dcada del 90, donde las tesis se enfocan en otros puntos del pas o en el tratamiento del patrimonio arqueolgico.

Si bien durante la dcada de 1990 se inician algunos proyectos llevados adelante por docentes y con la inclusin de estudiantes en los mismos; no hay una permanencia de los mismos una vez graduados, a esto se le debe sumar la desercin.

Todo esto se ve reflejado en la reducida cantidad de presentaciones para el rea nordeste en congresos nacionales y la prcticamente nula participacin de la UNR (Universidad Nacional de Rosario) en el I y el II Encuentro de Arqueologa del Nordeste.

En relacin a la formacin profesional, muchos antroplogos que realizaron la carrera en los 90s se han enfrentado a la falta de insercin laboral, los problemas de formacin obstaculizan una profesionalizacin consiente al ceir lo que se puede pensar y hacer antropolgicamente, estableciendo constreimientos de pensamiento y accin que se reproducen constantemente. GUSTAVO POLITIS Y VICTORIA PEDROTTA

Recursos faunsticos y estrategias de subsistencia en el este de la regin pampeana durante el Holoceno tardo: el caso del guanaco (Lama guanicoe)

En este trabajo se re-evala el modelo propuesto por Tonni y Politis en 1980 acerca de la distribucin del guanaco durante el Holoceno tardo en el este de la regin pampeana y se analizan las evidencias arqueolgicas sobre la subsistencia de los grupos indgenas del sector mencionado. Se presenta informacin arqueo faunstica de los sitios de rea interserrana de Tandilia, Noreste y Depresin del salado del Holoceno Tardo.

En base a evidencias geo-paleontolgicas, arqueolgicas e histricas, Tonni y Politis (1980) propusieron que:1. durante el Pleistoceno tardo y parte del Holoceno, el guanaco haba habitado todas las reas de la actual provincia de Bs.As.2. en momentos de contacto hispano-indgena en el Ro de la Plata, el guanaco estaba restringido a las Sierras Australes, el territorio del sur de las mismas y al oeste bonaerense.

3. la retraccin del guanaco hacia el oeste a fines del holoceno respondi a causales ecolgicas relacionadas con cambios climticos y fue anterior a la expansin del ganado europeo.

Uno de los cuestionamientos a este modelo fue propuesto por Loponte et al. En el 2004 quienes proponen la supervivencia del guanaco en el rea Norte hasta pocas post hispnicas en base a documentos coloniales y a evidencias arqueolgicas. Estos autores sostienen que el guanaco habra habitado el rea de la pampa ondulada prxima al litoral fluvial del Delta del ro Paran y el Ro de la Plata y habra sido una presa de caza tanto para indgenas de la ribera como para los de la llanura hasta la llegada de los europeos. Las investigaciones en los sitios del holoceno tardo permiten poner a prueba el modelo de Tonni y Politis y discutir los cuestionamientos. Adems los estudios recientes en arqueologa y los paleo climticos permiten refinar algunos aspectos del modelo planteado originalmente.

Se divide la regin pampeana en dos sectores:

1. el sector sur, que incluye el sistema serrano de Tandilia y el area interserrana

2. el sector norte que abarca el rea noreste y la Depresin del Salado.

La informacin arqueolgicaSector sur:

Tandilia e Interserrana adems de 11 sitios datados en el Holoceno tardo se agregan otros 8 sitios (Calera, el guanaco, Cortaderas, etc.), datados en 3000 AP a 170 aos AP. En todos estos sitios se encontraron restos de guanaco. Los datos previos apoyan la importancia del guanaco en la dieta de las poblaciones indgenas en estas reas durante el holoceno tardo, aspecto que fue uno de los pilares de la propuesta original de Tonni y Politis.Para estos sitios se cuenta con 26 dataciones hechas en huesos de guanaco que dieron un rango de entre 3000 aos y 360 aos ap. Solo una de estas dataciones reporto una antigedad cercana al siglo XVI, todos los dems corresponden a momentos prehispnicos.

Entre las edades mas reciente obtenidas, pero no sobre huesos de guanaco, hay dos que se ubicaran en momentos cercanos a la conquista o posteriores. El problema es que en el sitio no se encuentra ningn tipo de material de origen hispnico, lo que constituye un elemento en contra de la edad post-conquista de este nivel. Una de las hiptesis para explicar esta ausencia es la distancia que haba entre los sitios arqueolgicos en cuestin yt las primeras poblaciones espaolas de los siglos XVI y XVII desde donde se difundan los objetos europeos.Se encontr una muestra de hueso que tambin es candidata a tener una edad post-hispnica esto puede explicarse de dos maneras: que se trate de un outlier y que la datacin no represente la antigedad de la muerte del guanaco, lo cual puede ser posible ya que el resto de las muestras ubicadas en niveles infrayacientes dieron edades mucho mas antiguas

que la edad sea real y que el guanaco haya sido cazado en las inmediaciones.

En conjunto, los posibles depsitos post hispnicos con restos de guanaco comentados previamente presentas problemas similares. En todos los cases se cuenta con una sola datacin por nivel y el rango de dispersin en dos de estos sitios abarca tanto el periodo prehispnico como el post hispnico. Es posible que alguna de esas edades o todas ellas indiquen efectivamente la presencia post hispnica del guanaco, hecho que no invalidara el modelo general, pero sera necesario ajustarlo a este punto.La depresin del salado y el rea norte.

El rea Noreste

Se realizaron investigaciones en sitios del holoceno tardo de la costa fluvial occidental del Paran inferior-plata.

La informacin arqueolgica mas completa se obtuvo mediante excavaciones controladas que comenzaron a realizarse sistemticamente a partir de los 80. Se trata de los sitios: La Bellaca I y II, Garn, Anah, Arroyo Sarand, etc.Con respecto a los conjuntos taxonmicos representados en los sitios, el patrn de subsistencia se basa en el consumo de coipos, cuises y un fuerte componente ictcola.

En el litoral del Ro de la Plata los sitios son: San clemente II, III, IV y VI, las Maras, La Higuera y La Norma. En este sector predominan las estrategias de subsistencia orientadas al consumo de coipos, cuises y crvidos as como un componente ictcola muy marcado en la dieta.

En la margen occidental del Delta del Paran se han identificado mas de 60000 restos arqueofaunstico de los cuales solo 24 han sido asignados a camlidos. En la margen occidental del ro de la Plata ocurre algo similar. Esto marca el carcter absolutamente excepcional que tienen los restos de camlidos en los conjuntos faunsticos de ese sector. Casi la totalidad de los restos de guanaco all identificados son metapodios y falanges, representacin de partes esqueletarias que difiere por completo del patrn de utilidad econmica y que es difcil de explicar como el resultado de practicas de depostamiento, acarreo y consumo de las presas. Una explicacin puede ser que el resultado del transporte de cueros de guanaco puede llevar consigo estas partes esqueletales.En la pampa ondulada el sitio Caada de Rocha es uno de los candidatos para desafiar el modelo de distribucin del guanaco durante el Holoceno Tardo en el rea Noreste. Este sitio se ubica a 25 msnm y fue excavado por Ameghino en 1876. Se recuperaron una gran cantidad de artefactos lticos, fragmentos de alfarera y restos seos, muchos de los cuales fueron asignados a guanaco. Analizando estos restos, se observ que muchos de ellos muestran lustre y estras compatibles con el transporte hdrico y que probablemente, se trataba de un palimpsesto de restos de diferente antigedad donde el transporte fluvial jugo un rol central en la depositacin de huesos, incluyendo los de guanaco. Teniendo en cuenta la posicin estratigrfica y las dataciones disponibles, es probable que los restos arqueolgicos de Caada de Rocha se hayan depositado durante un largo periodo de tiempo que comprendera desde el Holoceno Medio hasta la primera mitad del Holoceno Tardo (es decir, anterior a ca.1500 aos AP)La depresin del Salado

Se ha dividido en dos zonas: una oriental, baja, por debajo de los 30 msnm y otra alta, hacia el occidente con mas pendiente y drenaje. Los datos arqueofaunisticos de la zona baja provienen de los sitios: La Guillermina 1, 4 y 5, La Salada, El Divisadero, La Loma, Los Molles. El patrn de subsistencia estuvo orientado a la explotacin del coipo. Especie que se encuentra en todos los sitios. En segundo lugar, peces, venado de las pampas y aves, mientras que en pocos sitios se identificaron algunos restos de ciervos de los pantanos y de cuis. No se ha identificado un solo hueso de camlido, lo cual sugiere la inexistencia de guanacos en el sector durante la mayor parte del Holoceno Tardo o una seleccin antrpicas muy fuerte en contra de esta especie.

En la parte alta de la Depresin del Salado se excavaron dos sitios: La Colorada y Pessi. En el sitio La Colorada se encontr un fogn: una estructura compacta de 30x20x15 cm que contiene huesos carbonizados y quemados de vaca y caballo. Dentro de esta estructura se encontraron dos fragmentos seos de guanaco y restos seos humanos datamos en 3140 aos AP.

El hallazgo de este fogn podra contradecir el modelo de dispersin del guanaco en tiempos post hispanicos y apoyar la hiptesis de su supervivencia hasta los siglos XVI o XVII al sur del ro Salado. Dado que no retrata de partes esqueletarias que puedan haber ingresado con cueros, su presencia all dentro de una de fogn aparenta ser el resultado del consumo de carne in situ. Existen evidencias, tales como la datacin radio carbnica y el escassimo registro de alfarera, que sugieren que una parte importante de la ocupacin indgena del sitio se habra producido en momentos prehispnicos mas antiguos. Esto podra generar un sustrato de huesos de guanaco disponibles para su incorporacin en depsitos mas modernos. La informacin etnohistricaSe utilizo informacin de este tipo para reconstruir la distribucin del guanaco a partir del siglo XVI. Loponte y De Santis afirman (en contra de lo expuesto por Tonni y Politis) que si se menciona la presencia de guanacos en tiempos post hispnicos en el rea Noreste de la regin pampeana.El problema de las analogas taxonmicas

Las descripciones ambientales suelen ser ambiguas, parciales y presentan limitaciones asociada con la formacin de los testigos y /o relatos respectivos que, en muchos casos, fueron personas distintas. Hay que tener en cuenta el sesgo derivado del derrotero esencialmente martimo y fluvial de los primeros viajes de exploracin, el desconocimiento de los relatores y los cronistas de la fauna americana llev al empleo de trminos propios de los animales europeos para referirse a las especies locales a partir del uso de anlogos taxonmicos. En muchas ocasiones, las mismas fuentes incluyen indicios y claves internas que, mediando un anlisis contextual adecuado, permiten ajustar la identificacin del animal en cuestin.Loponte y De Santis, ilustraron la aplicacin de diferentes anlogos taxonmicos a los guanacos con ejemplos provenientes de expediciones realizadas en el siglo XVI. El ejemplo patagnico que usaron estos autores para ejemplificar el empleo incorrecto del termino danta por guanaco que habra sido hecho por el cronista de Indias Fernndez de Oviedo, es paradjicamente, el caso mas elocuente de un acertado ejemplo de analoga taxonmica ya que este mismo cronista aclara que no se trataba realmente de dantas sino de animales que tenan el grosor del cuello similar. Esto demuestra que la aplicacin de anlogos taxonmicos o la comparacin con especies conocidas no conducen per se al estado alarmante de confusin taxonmica planteado por Loponte y De Santis.

Fuentes fluviales vs. terrestres Retomando la discusin planteada en el rea Noreste de la regin pampeana, otra cuestin de gran relevancia es la extensin geogrfica de la informacin documental. Segn Loponte y De Santis, casi todas las crnicas del siglo XVI son informativas acerca de los ambientes ribeos, ya que se trata de crnicas fluviales. Pero segn Politis y Tonni, las crnicas fluviales no tienen representatividad con respecto a las del interior de la regin pampeana. (Me parece que esta discusin no es relevante por eso la sper resumi. La cuestin relevante es que si hay crnicas que hablan de zonas no fluviales y que ninguna de ella menciona guanacos en algn momento. O sea, que no haba guanacos!)

Las supuestas menciones a guanacos en el Noreste de la regin pampeana.Pese al carcter no representativo para el interior de la llanura pampeana atribuido a las crnicas fluviales , Loponte y De Santis concluyeron, que en realidad se menciona a este camlido dentro de las crnicas de la pampa ondulada (j! Despus las contradictorias somos las mujeres, giles). El problema que platea Politis es que es errnea la interpretacin de la ubicacin geogrfica que dichos autores asignaron a tres de esas fuentes. En concreto, no hay elementos para sostener que las descripciones ambientales y faunsicas que contienen los respectivos relatos se hayan referido a la margen sur ro platense (o sea, el borde oriental de la pampa ondulada). En muchas de las crnicas se habla de ovejas del Per y Loponte y el otro creyeron que as les llamaban a los guanacos: a principios del siglo XVI haba fuertes conexiones entre los indgenas de Paran Medio e Inferior y los de la regin andina, que incluan la circulacin tanto de informacin como de bienes. Estas evidencias, sumadas a las referencias al transporte de carga, a la longitud de la lana y a informacin explcita provista por Schmeidel (un sper cronista) sugieren que las ovejas interpretadas por Loponte y De Santis como guanacos habra sido en realidad camlidos domsticos, llamas (Pg. 319)Politis concluye diciendo que no se puede hablar de tropas de guanacos si se menciona la presencia de una posible parte de un posible guanaco en una de las crnicas. (es como lo de me lo cont un amigo de un amigo de un amigo que vio un guanaco en esa montaa, hace 500 aos que no haba ni celulares, asque podra ser como un telfono descompuesto en el que el ultimo inventa la palabra porque no entendi un pedo. El tema es que el cronista directamente hacia analogas de lo que el consideraba mas parecido a... puede o no ser guanaco. Ser o no ser guanaco....)

Las fuentes escritas del siglo XIX

Por ltimo, har un breve () comentario de una crtica hecha por Loponte al modelo de dispersin del guanaco, en la que cuestion ala afirmacin de Politis y Salenme acerca de que los guanacos ocupaban the western and sourthern portion of Pampas when the spaniards arrived. Loponte sealo que esa cita refleja una distribucin igualmente incompleta del guanaco en el sector septentrional de la pampa para pleno perodo histrico. En una fecha tan tarda como diciembre de 1847, un comerciante britnico observa una tropa de guanacos (con ese nombre) en la provincia de Santa Fe, cerca del lmite con Crdoba. Esta referencia no es considerada por Politis simplemente porque no se trata de la regin que ellos estudian.Algo importante para destacar de la utilizacin de este tipo de fuentes es que dan cuenta de un clima distinto al del siglo XVI y por lo tanto, no pueden ser extrapoladas automticamente a los momentos iniciales de la conquista.

Por ltimo, es abrumadora la evidencia etnohistrica durante el siglo XIX para el este de la regin pampeana en la que no existe ni una sola cita de guanacos. Adems tampoco se han recuperado huesos de guanaco en los basureros rurales atribuidos con alto grado de certidumbre al siglo XIX. Tampoco se han hallado restos seos de guanaco en los conjuntos arqueofaunsticos procedentes de fuentes y fortines de la pampa bonaerense que estuvieron en funcionamiento durante distintos momentos del siglo XIX.Discusin

La informacin arqueolgica y etnohistorica permite tener una visin mucho mas completa que la que exista en 1980, tanto para abordar los patrones de subsistencia como la distribucin de los recursos faunsticos en el este de la regin pampeana durante el holoceno tardo.

Cosas a considerar:

Los sitios del rea Interserrana y el Sistema de Tandilia tienen una distribucin geogrfica relativamente homognea, mientras que los de las reas Noreste y Depresin del Salado se concentran en la faja occidental por debajo de la cota de los 10 msnm.

Las mayores densidades de ocupacin humana desde los 2000 aos AP habran estrado en las riberas de los grandes ros y en las lagunas adyacentes.

Patrn de explotacin faunstica diversificado.

En Tandilia y el rea interserrana, el guanaco fue una importante presa de caza durante la mayor parte del Holoceno Tardo, aunque se ha sugerido la declinacin del aporte que esta especie representaba durante el ultimo milenio, como consecuencia de una alimentacin que inclua animales de menor tamao. El registro de guanaco para la segunda parte del Holoceno Tardo en la depresin del Salado y el rea Noreste es muy escaso o inexistente.

La informacin arqueolgica de ambas reas no han entregado ni un solo contexto post hispnico con restos de guanaco asociados. Los restos esqueletales que podran coincidir con periodos post hispnicos podran provenir de cueros trados al lugar por intercambio.

La representacin anatmica del guanaco, sumada con la informacin escrita de fuentes relativamente tempranas, apoyan el ingreso de huesos de guanaco por causas no alimenticias.

Algo mas para pegarle a Loponte: si el guanaco hubiera sido una presa de caza de los indgenas que habitaban las orillas del humedal del Paran entre 1500 y 500 aos AP, deberan haberse encontrado patrones de representaciones anatmicas en el registro arqueofaunsticos que apoyen ese supuesto consumo como por ejemplo la presencia de partes de alto rendimiento u otra distribucin de huesos relacionada con el procesamiento y la coccin de las presas. Los diferentes proxies paleo climticos para el este pampeano as como para reas adyacentes hacia el norte, coinciden en sealar un cambio desde condiciones relativamente ridas y fras a comienzos del Holoceno Tardo hacia otras mas clidas y hmedas hacia el 1500 aos AP. Es probable que esta fluctuacion climtica haya tenido consecuencias en la distribucin faunstica trayendo aparejada la retraccin del guanaco y otros mamferos de estirpe central y patagnica hacia el oeste y hacia el sur.Conclusiones

La nueva informacin arqueolgica presentada y discutida en este trabajo apoya la hiptesis de Tonni y Politis quienes propusieron que en el momento del contacto hispano-indgena en el Ro de la Plata, el guanaco estaba restringido a las Sierras Australes. Sin embargo, algunos contextos arqueolgicos del sistema de Tandilia abre la posibilidad de la supervivencia de guanacos en zonas localmente ridas o en ambientes serranos hasta momentos coloniales tempranos. No obstante, debe recordarse que ya para la segunda mitad del siglo XVIII existe informacin escrita relativamente numerosa sobre este sistema donde no se menciona la presencia de guanacos en la pampa ondulada, y cuando se menciona a las ovejas del Per hacen referencia a camlidos domesticados, o sea, llamas.Por ltimo, las causas de la modificacin de la distribucin del guanaco y de otros mamferos en el este de la regin pampeana puede ser consecuencia de los cambios climticos entre el 800-1200 AD y que estn asociados al Perodo Clido Medieval.