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LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS Reunión Mundial de Capacitación de Líderes “Edifiquemos una posteridad recta” 9 DE FEBRERO DE 2008

Reunión Mundial deCapacitación de Líderes“Edifiquemos una posteridad recta”

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Reunión Mundial de Capacitación de Líderes “Edifiquemos una posteridad recta”

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LA IGLESIA DE JESUCRISTO

DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Reunión Mundial deCapacitación de Líderes“Edifiquemos una posteridad recta”

9 D E F E B R E R O D E 2 0 0 8

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Publicado porLa Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Salt Lake City, Utah, Estados Unidos

© 2008 por Intellectual Reserve, Inc.Todos los derechos reservados

Impreso en los Estados Unidos de América

Aprobación del inglés: 5/07Aprobación de la traducción: 5/07

Traducción de: Worldwide Leadership Training Meeting, “Building Up a Righteous Posterity,” February 9, 200806761 002

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Índice de temasModelos generales y vidas específicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

Élder Jeffrey R. Holland

La proclamación sobre la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4Presidente Boyd K. Packer

Deliberación de mesa redonda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10Élder Dallin H. OaksÉlder Jeffrey R. HollandJulie B. BeckSusan W. TannerCheryl C. Lant

Un refugio contra el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Presidente Thomas S. Monson

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Se continúa haciendo hincapié en

la familia

Hermanos y hermanas:Bienvenidos a la transmisión dela capacitación mundial de líderesde 2008. Nuestro tema de hoy,“Edifiquemos una posteridad recta”,continúa el constante hincapié de laIglesia en los asuntos de la familia.Hace dos años, la transmisión trató eltema “Apoyemos a la familia”, que con-tenía consejos que hoy analizaremos.

También habrán escuchado mensa-jes orales y escritos, incluso cartas de

la Primera Presidencia redactadas conmucho detenimiento, sobre la necesi-dad de fortalecer a la familia y prote-gerla. Una de esas cartas que debióhaberse leído en la reunión sacramen-tal y que los maestros orientadoresdebieron haber entregado a las fami-lias decía así: “Hacemos un llamadoa los padres para que dediquen susmejores esfuerzos a la enseñanza ycrianza de sus hijos con respecto a losprincipios del Evangelio, lo que losmantendrá cerca de la Iglesia... Sinimportar cuán apropiadas puedan serotras exigencias o actividades, no seles debe permitir que desplacen losdeberes divinamente asignados quesólo los padres y las familias puedenllevar a cabo en forma adecuada”1.

Se darán cuenta de que en estatransmisión nos estamos dirigiendo atodos los adultos de la Iglesia. Puederesultar poco común que se invite ajóvenes adultos solteros a una charlasobre cómo edificar una posteridadjusta, pero la invitación les fue exten-dida en forma deliberada. Ustedes,adultos solteros, deben ser y seránlos padres del mañana y, a medidaque se preparan para ello, forman

parte de la posteridad de sus propiospadres ahora y en el futuro. Oramospara que todos se dediquen demanera recta a los principios sobrela familia que la Iglesia y sus propiospadres han adoptado.

Además, sabemos que hay perso-nas en el público y en la Iglesia queno están casadas o que no tienen unafamilia intacta que se ajuste al ideal alque solemos referirnos habitualmenteen la Iglesia. Sepan que somos plena-mente conscientes de las diferentescircunstancias que hay entre nuestrosmiembros. Los amamos a cada uno deustedes. También notamos que con-forme hay un número cada vez mayorde familias desorganizadas y a medidaque las fuerzas culturales le restanvalor al matrimonio, a los hijos ya la vida familiar tradicional, lasAutoridades Generales y los oficialesgenerales de la Iglesia sienten unamayor urgencia de hablarles de idea-les y de principios centrados en elEvangelio. De no ser así, la desviaciónmoral que el mundo inevitablementeexperimenta podría llevarnos hasta elpunto en que personas sinceras den-tro y fuera de la Iglesia se vean perdi-das en lo que se refiere a lasexpectativas divinas sobre el matrimo-nio y las normas de la familia eterna.

Modelos, patrones y réplicas

Permítanme usar una parábola queespero represente este punto, seacual sea su circunstancia marital ofamiliar. Por falta de un mejor título, lallamo “La parábola de la camisa hechaen casa”. Mi madre era una costureramagnífica. De pequeño, cuando esca-seaba el dinero y no había para com-prar ropa nueva, a veces ella cosía la

Modelos generalesy vidas específicasÉ L D E R J E F F R E Y R . H O L L A N DDel Quórum de los Doce Apóstoles

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ropa que llevábamos a la escuela.Cuando yo veía una camisa en unatienda o en un catálogo, mi madresolía decir: “Creo que puedo hacerla”.Observaba la camisa lo más cercaposible; entonces cortaba la tela y lacosía de tal modo que se parecíamuchísimo a la camisa original dealto costo.

Le rindo el tributo de estar dis-puesta a hacerlo y de ser capaz dehacerlo, aunque ella hubiera prefe-rido elaborarlo de otra manera. Auncuando podía estudiar el productocomercial y aproximarse a él, lo queen realidad quería era un modelo oun patrón que le permitiera anticiparlos ángulos, las esquinas, costuras ypuntadas que, de otro modo, le costa-ría reconocer. Además, si fuera necesa-rio hacer una segunda o una terceracamisa, estaría trabajando en base aun modelo o patrón original y per-fecto, sin repetir o multiplicar lasimperfecciones de una réplica.

Creo que me entienden: tendre-mos problemas al hacer una camisa apartir de otra camisa hecha de otracamisa. Un par de errores en el pri-mer producto (algo inevitable al noseguir un patrón) se repetirán y exa-gerarán, se intensificarán, serán másincómodos con cada repetición quese haga, hasta que finalmente laprenda que debo llevar a la escuelasimplemente no me quede. Unamanga es muy larga, la otra muycorta; la costura de uno de los hom-bros me cae hasta el pecho y la delotro por la espalda; y el botón delcuello se abrocha en la nuca. Lesaseguro que esa imagen no causaráuna buena impresión entre los com-pañeros de la escuela secundaria.

El modelo ideal de Dios

Espero que puedan entender porqué hablamos del modelo o patrón,del ideal en el matrimonio y la familiacuando bien sabemos que no todosviven en esa circunstancia. Lo hace-mos precisamente porque muchos notienen ese ideal, o quizás ni siquieralo han visto, y porque hay fuerzas cul-turales que nos alejan continuamentede él; por eso hablamos de lo quenuestro Padre Celestial desea paranosotros, Sus hijos, en Su planeterno.

Las diferencias de estados civiles ysituaciones familiares suponen ajustesindividuales; pero todos podemosestar de acuerdo con el modelo taly como viene de Dios, y podemosesforzarnos por cumplirlo lo mejorque podamos.

A los que somos AutoridadesGenerales y oficiales generales se nosha llamado a enseñar Sus reglas gene-rales. Ustedes y nosotros entonces lle-vamos vidas específicas y debemos

buscar la guía del Señor en lo que serelacione a nuestras propias circuns-tancias. Pero habría una terrible con-fusión y se perderían las promesas delEvangelio si un ideal general y unanorma doctrinal no se establecierany, en nuestro caso el día de hoy, no serepitieran. Nos fortalece saber que elSeñor ha hablado al respecto y acep-tamos Su consejo aun cuando no seaalgo popular.

Gracias por comprender nuestrapreocupación por proteger a todoslos integrantes de las familias, cual-quiera que sea su edad, y por quédebemos hablar en contra de las ten-dencias o las fuerzas que procurandestruir cualquier aspecto del planeterno de felicidad de Dios. Estamosmuy agradecidos por lo que dijo elSeñor: “Os daré una norma en todaslas cosas, para que no seáis engaña-dos” (D. y C. 52:14).

NOTA1. Carta de la Primera Presidencia, 11 de

febrero de 1999.

Podemos estar de acuerdo con el modelo tal y como viene de Dios, y podemosesforzarnos por cumplirlo lo mejor que podamos.

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Conceptos trascendentes

Agradezco la oportunidad de parti-cipar en esta reunión y saludarlesen todo el mundo en esta ocasiónsagrada y solemne en la que hablare-mos quizá del tema más importanteque los líderes de la Iglesia pudierantratar. Nosotros, como ustedes,hemos observado los modelos delmundo y nos preocupan cada vezmás los asuntos relacionados conel hogar y la familia.

La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días es laIglesia restaurada, y fue introducidainicialmente cuando el Padre y el Hijose aparecieron ante el profeta JoséSmith. En esa gran Primera Visión,como la llamamos ahora, se revelarondos grandes conceptos trascendentesque han guiado a la Iglesia desdeentonces.

El primero: Él es el Padre. Detodos los títulos que Dios pudohaberse atribuido, eligió el más cer-cano a todos nosotros. Él es nuestroPadre, y nosotros aceptamos quesomos los hijos de Dios. Ya que elHijo también estaba allí, fue la presen-tación de una familia. Es así que elPadre y el Hijo se aparecieron.

En una revelación que se recibiópoco tiempo después, el Señor dijo:“Por tanto, yo, el Señor, sabiendo lascalamidades que sobrevendrían a loshabitantes de la tierra, llamé a misiervo José Smith, hijo, y le hablédesde los cielos y le di mandamien-tos” (D. y C. 1:17).

Vivir de acuerdo con la revelación

Ese fue un comienzo y marcóel modelo que debemos seguir deactuar, organizar y vivir de acuerdocon las revelaciones que el Señorhabía dado. Esas revelaciones, comoustedes saben, recopiladas en el librode Doctrina y Convenios, y las revela-ciones contenidas en el Libro deMormón y la Perla de Gran Precio,son las escrituras que sirven de funda-mento para la Iglesia.

Vimos que el Señor no organizóla Iglesia siguiendo el modelo de lasdemás iglesias del mundo; esto es, nohay clero profesional. No contamoscon seminarios en los que se preparaa clérigos a fin de guiar la Iglesia. Estepunto se resume en otra frase: “quetodo hombre hable en el nombre deDios el Señor, el Salvador del mundo”(D. y C. 1:20).

En ello encontramos igualdadentre los hermanos que poseen elsacerdocio y las mujeres que están asu lado. Trabajamos juntos y estamosorganizados primeramente comofamilias. Todos tenemos derecho ala inspiración y la revelación; y cómohacen falta en este mundo, especial-mente con el gran desafío de criaruna familia.

La crianza de una posteridad recta

El tema de esta reunión es criaruna posteridad recta, lo cual es nues-tra obligación. El primer manda-miento que se dio a Adán y a Eva fuemultiplicar y henchir la tierra. ElSeñor les dio en sus cuerpos los

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La proclamaciónsobre la familiaP R E S I D E N T E B O Y D K . PA C K E RPresidente del Quórum de los Doce Apóstoles

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procesos necesarios para multiplicary henchir la tierra, y ese modelo hacontinuado a través de todos los ana-les de la historia de la humanidad.

Y así fue que tuvimos la primerafamilia: Adán y su esposa Eva, y des-pués sus hijos. Sabemos que habíahabido una guerra en los cielos, quehabía habido una rebelión y queSatanás fue expulsado y que su reso-lución era destruir las obras delTodopoderoso. Satanás tenía sufi-ciente conocimiento, sabiduría o ins-piración para saber que la familia eradonde debía comenzar su destruc-ción, y eso lo vemos en el relato deAdán y Eva. Después, al desenvolversela historia de la Iglesia, se hizo evi-dente la responsabilidad de lospadres e hijos.

Una proclamación para el mundo

No hace muchos años, en elmundo hubo un movimiento

relacionado con la familia, y lasNaciones Unidas convocó un con-sejo sobre la familia en Pekín, China.Enviamos delegaciones a ese con-sejo sobre la familia y a otros conse-jos que se realizaron. Luego seanunció que habría uno cerca denuestra sede, y pensamos: “Puesbien, si ellos van a venir acá, debe-mos emitir una proclamación”.

En la Iglesia una proclamación esun anuncio muy importante. Se hanpublicado muy pocas desde los ini-cios de la Iglesia. Son importantesy reveladoras. En ese entonces,hace poco más de diez años, lasAutoridades Generales emitieron“La Familia: Una proclamación parael mundo”, la cual tiene un podersemejante a las Escrituras.

En las presentaciones que seharán, ustedes escucharán muchasreferencias a la proclamación sobre

la familia, por lo que pensé que seríabuena idea leérsela. Sabemos que yala han leído, pero si la leemos lenta ydetenidamente y la articulamos muybien, quizás adviertan más revelaciónde la que se hayan percatado antes.

Cuando se pregunten por quésomos como somos, y por qué hace-mos lo que hacemos, y por qué nohacemos algunas de las cosas que nohacemos, en esta proclamación sobrela familia pueden encontrar la autori-dad que lo respalda. En ocasionesse nos acusa de ser intolerantes porno aceptar ni hacer las cosas quesupuestamente son la norma en lasociedad. Pues bien, lo que no hare-mos, no lo haremos; y las cosas queno hacemos, no las podemos hacer,

El primer mandamiento que se dio a Adán y a Eva fue multiplicar y henchir latierra. Ese modelo ha continuado a través de toda la historia de la humanidad.

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porque Dios nos ha dado la pauta aseguir.

Permítanme leerles la proclama-ción, y ustedes escuchen para versi no ven en ella las cosas que másdificultades y preocupaciones causanen la sociedad, en la política, en elgobierno y en la religión. Allí encon-trarán las respuestas, y esas respues-tas son las respuestas de la Iglesia.

“La Familia: Una proclamación parael mundo”

“La Primera Presidencia y elConsejo de los Doce Apóstoles de LaIglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días

“Nosotros, la Primera Presidenciay el Consejo de los Doce Apóstoles deLa Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días, solemnementeproclamamos que el matrimonioentre el hombre y la mujer es orde-nado por Dios y que la familia es laparte central del plan del Creadorpara el destino eterno de [todos]Sus hijos”.

Existencia preterrenal

En la Iglesia sabemos, por las doc-trinas que nos han sido reveladas, quetuvimos una existencia preterrenal. Lapoblación de la tierra con el génerohumano no lo inició todo, y las doctri-nas del Evangelio no eran nuevascuando le fueron reveladas al profetaJosé Smith, sino que habían existidodesde toda la eternidad y existiránpor toda la eternidad. Ahora prestenmucha atención:

“Todos los seres humanos, hom-bres y mujeres, son creados a la ima-gen de Dios. Cada uno es un amadohijo o hija espiritual de padres celes-tiales y, como tal, cada uno tiene unanaturaleza y un destino divinos. El serhombre o mujer es una característicaesencial de la identidad y el propósitoeternos de los seres humanos en lavida premortal, mortal, y eterna.

“En la vida premortal, los hijos ylas hijas espirituales de Dios lo cono-cieron y lo adoraron como su PadreEterno, y aceptaron Su plan por elcual obtendrían un cuerpo físico yganarían experiencias terrenales paraprogresar hacia la perfección y final-mente cumplir su destino divinocomo herederos de la vida eterna. Elplan divino de felicidad permite quelas relaciones familiares se perpetúenmás allá del sepulcro”.

El gran plan de felicidad

Adviertan que aquí se describecomo el plan de felicidad. En el Librode Mormón se describe como el “granplan de felicidad” (Alma 42:8).

“El plan divino de felicidad permiteque las relaciones familiares se perpe-túen más allá del sepulcro. Las orde-nanzas y los convenios sagradosdisponibles en los santos templospermiten que las personas regresen ala presencia de Dios y que las familiassean unidas eternamente.

“El primer mandamiento que Diosles dio a Adán y a Eva tenía que vercon el potencial que, como esposoy esposa, tenían de ser padres.Declaramos que el mandamiento queDios dio a sus hijos de multiplicarse yhenchir la tierra permanece inaltera-ble. También declaramos que Dios hamandado que los sagrados poderesde la procreación se deben utilizarsólo entre el hombre y la mujer legíti-mamente casados, como esposo yesposa”.

Notarán al leer esto que otrosponen en tela de juicio las declaracio-nes anteriores. El mundo quiere cam-biarlas, pero no lo haremos. Nopodemos hacerlo. Cuando se pregun-ten quiénes somos y por qué somos,tenemos este modelo y lo seguiremos.

“Declaramos que la forma pormedio de la cual se crea la vida mortalfue establecida por decreto divino.Afirmamos la santidad de la vida ysu importancia en el plan eterno deDios”.

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Las posturas que tenemos sobretemas como el divorcio, el aborto ylos asuntos relacionados con la identi-dad sexual se han declarado en lasrevelaciones, y la proclamación sobrela familia es la declaración más claraque podemos encontrar sobre estosasuntos.

Los deberes de los padres

“El esposo y la esposa tienen lasolemne responsabilidad de amarsey cuidarse el uno al otro, y tambiéna sus hijos. ‘He aquí, herencia deJehová son los hijos’ (Salmos 127:3).Los padres tienen la responsabilidadsagrada de educar a sus hijos dentrodel amor y la rectitud, de proveerpara sus necesidades físicas y espiri-tuales, de enseñarles a amar y a ser-virse el uno al otro, de guardar losmandamientos de Dios y de ser ciuda-danos respetuosos de la ley donde-quiera que vivan. Los esposos y lasesposas, madres y padres, serán res-ponsables ante Dios del cumpli-miento de estas obligaciones.

“La familia es ordenada por Dios.El matrimonio entre el hombre yla mujer es esencial para Su planeterno”.

Y en la Iglesia no reconocemosningún otro modelo para el matrimo-nio: el matrimonio es entre un hom-bre y una mujer.

“Los hijos tienen el derechode nacer dentro de los lazos delmatrimonio, y de ser criadospor un padre y una madreque honran sus promesas

matrimoniales con fidelidad com-pleta. Hay más posibilidades de lograrla felicidad en la vida familiar cuandose basa en las enseñanzas del SeñorJesucristo”.

Siempre he pensado que la finali-dad primordial de todas las activida-des y los programas de la Iglesia esque el hombre y la mujer y su familiasean felices en su hogar.

“Los matrimonios y las familiasque logran tener éxito se establecen ymantienen sobre los principios de lafe, la oración, el arrepentimiento, elperdón, el respeto, el amor, la com-pasión, el trabajo y las actividadesrecreativas edificantes. Por designiodivino, el padre debe presidir sobrela familia con amor y rectitud y tienela responsabilidad de protegerla y deproveerle las cosas necesarias de lavida. La responsabilidad primordialde la madre es criar a los hijos. Enestas responsabilidades sagradas,el padre y la madre, como

iguales, están obligados a ayudarsemutuamente. Las incapacidades físi-cas, la muerte u otras circunstanciaspueden requerir una adaptación indi-vidual. Otros familiares deben ayudarcuando sea necesario”.

Una advertencia

“Advertimos” —no usamos esapalabra con mucha frecuencia,pero en este caso es acertada.“Advertimos a las personas que violanlos convenios de castidad, que abusande su cónyuge o de sus hijos, o queno cumplen con sus responsabilida-des familiares, que un día deberánresponder ante Dios. Aún más, adver-timos que la desintegración de lafamilia traerá sobre el individuo, las

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comunidades y las naciones las cala-midades predichas por los profetasantiguos y modernos.

“Hacemos un llamado a los ciuda-danos responsables y a los represen-tantes de los gobiernos de todo elmundo a fin de que ayuden a promo-ver medidas destinadas a fortalecer lafamilia y mantenerla como base fun-damental de la sociedad”1.

Doctrinas y ordenanzas

En las presentaciones que se haránen esta reunión mundial, escucharánaplicaciones prácticas, instrucción,consejo y guía, pero todo ello cen-trado en las revelaciones de lasEscrituras, en la doctrina y en los prin-cipios contenidos en esta proclama-ción sobre la familia.

Ustedes jóvenes que ahora miranhacia el matrimonio y la vida familiarfuturos, que contemplan su alrededory ven los peligros, hay un solo lugarsobre la tierra donde la familia puedeestar plenamente protegida, y es den-tro de las ordenanzas y las doctrinasdel evangelio de Jesucristo. Si viven elEvangelio estarán bien.

El mundo no es un lugar muy agra-dable para vivir, y hay desafíos, desór-denes, modelos de vida y de muertey todos los problemas que enfrenta-mos y, sin embargo, las respuestas seencuentran en el entendimiento deque la familia es la unidad fundamen-tal de la Iglesia. Todas las actividadesde la Iglesia tienen la intención de for-talecer a la familia.

Ayuda para las familias

A veces quizás nos alejemos unpoco de nuestra postura de apoyar alas familias y terminemos por hacerque las familias sean las responsablesde apoyar a la Iglesia. Los líderes loca-les deben tener cuidado al organizaractividades y programas de la Iglesiapara que éstos preparen a los hom-bres y mujeres jóvenes para la vida decasados, les ayuden en sus primerosaños de casados y después los apoyenen su vejez.

Me he estado dando cuenta de quela vejez es una experiencia intere-sante. He pensado en los modelosdel amor y de las relaciones familia-res, el amor romántico de la juventud.¿Se preservará ese amor? Ah, sí. Nosólo se preservará sino que se glorifi-cará y se incrementará.

No es fácil establecer una familiay criar hijos en esta vida, pero en laIglesia encontrarán la ayuda quenecesitan.

Sabemos cómo orar y sabemoscómo enseñar, pero a veces necesita-mos ayuda. Siempre, en todas partes,hay un líder local del sacerdocio. Senos han enseñado los modelos de larevelación y sabemos que tenemosrevelación individual. Cuando noestamos seguros podemos acudir aesos líderes locales del sacerdocio y,si los seguimos, pasaremos a salvopor la vida moderna con nuestroshijos y nietos.

En nuestra propia familia tenemosnietos y bisnietos y aún tenemos la

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No es fácil establecer una familia y criar hijos en esta vida, pero en la Iglesiaencontrarán la ayuda que necesitan.

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necesidad de recurrir a los lídereslocales del sacerdocio para hacer loque ordinariamente se espera quehagamos en la Iglesia. A veces enfren-tamos tiempos difíciles, llenos de peli-gro y desilusión, pero la Iglesia estáaquí para proteger la familia. En laIglesia hacemos todo lo posible porproteger a la familia, y luego tenemosel liderazgo del sacerdocio, el poderque está presente en todo el mundo,en toda nación donde existe la Iglesia:hombres ordenados al sacerdocio ymujeres sabias y maternales que tie-nen instintos maternos.

Cuando nuestros hijos dejaban elhogar para viajar a una gran distanciay establecerse con su familia en unaciudad distante, los veíamos partir,pero con el consuelo de saber que allítendrían una familia. En más de unaocasión les dijimos a nuestros hijos:“No podrán llamarnos muy seguidopor teléfono porque sale muy caro.Pero allá tendrán una abuela. ¿Dóndela encontrarán? En la Sociedad deSocorro. Y tendrán acceso a sabiosconsejos y a la misma fortaleza quehan tenido en su propia familia.Cuando ustedes se van de casa, sim-plemente se extiende más el círculofamiliar”.

Si ustedes escuchan la instrucciónque recibirán en esta sesión, se daráncuenta de que contiene inspiracióny guía. Sepan también que cuandosomos bautizados en La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días hay otra ordenanza aparte

del bautismo en la cual se confiereel don del Espíritu Santo. Hermanosque poseen la autoridad colocan lasmanos sobre la cabeza de cada per-sona que ha sido bautizada, y le con-fieren ese don, el cual es una luz, unmaestro, un corrector y una guía ennuestro recorrido por la vida.

Guía y bendiciones

Yo no creo que los miembros de laIglesia deban vivir con temor al vertodo lo que pasa a nuestro alrededory que digan: “¿Cómo podemos criaruna familia cuando estamos rodeadosde tantas tentaciones y dificultades?”.

Pues bien, sí pueden hacerlo, por-que pueden recibir guía y puedenenseñar a sus hijos a recibir guía. Entodo ello pueden vivir una vida feliz yencontrar en la consumación de todoesto, en la próxima existencia, que lafamilia puede estar unida.

A veces algunos se pierden, perotenemos la promesa de los profetasde que no se pierden permanente-mente, que si están sellados en lasordenanzas del templo y si se guardanlos convenios, a su debido tiempo,después de que se dé toda la correc-ción necesaria, no se perderán.

Les hago extensivas bendicionesa todos ustedes en toda la Iglesiapara que al disfrutar de la vida fami-liar, ya sea como padres o como hijoso en cualquier modelo que sea elsuyo, sean bendecidos y cuidados,que el poder del Espíritu Santo estépresente en su vida y que el poder

protector del siempre presente sacer-docio esté allí para corregirles, bende-cirles, elevarles y confirmar enustedes un testimonio.

¡Dios es nuestro Padre!

Yo sé que Dios vive, que Él es nues-tro Padre, ¡que Él es nuestro Padre!No sé cómo debo decir esa palabra,porque usualmente la decimos muy ala ligera, pero Él es nuestro Padre;Él nos ama. Y siguiendo ese mismomodelo, nosotros, los que dirigimosla Iglesia, tenemos ese mismo senti-miento hacia todos los miembros dela Iglesia y todos los que puedan lle-gar a serlo. Invoco las bendicionesdel Señor y las bendiciones del Padresobre todos ustedes como miembrosde la Iglesia conforme nos enfrenta-mos a la responsabilidad de criar unaposteridad recta. En el nombre deJesucristo. Amén.

NOTA1. “La Familia: Una proclamación para el

mundo”, Liahona, octubre de 1998,pág. 24.

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Deliberación demesa redondaÉ L D E R D A L L I N H . O A K SDel Quórum de los Doce Apóstoles

É L D E R J E F F R E Y R . H O L L A N DDel Quórum de los Doce Apóstoles

J U L I E B . B E C KPresidenta General de la Sociedad de Socorro

S U S A N W. TA N N E RPresidenta General de las Mujeres Jóvenes

C H E R Y L C . L A N TPresidenta General de la Primaria

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El plan del Creador

Élder HollandNos complace tener presentes al

élder Dallin H. Oaks, del Quórum delos Doce Apóstoles; y a las hermanasJulie Beck, Presidenta General de laSociedad de Socorro; Susan Tanner,Presidenta General de las MujeresJóvenes y Cheryl Lant, PresidentaGeneral de la Primaria. Estos lídereshan tenido la gentileza de pedirmeque me sume a ellos y actúe demoderador.

Hay una declaración en la procla-mación para el mundo sobre la familiaque dice: “El matrimonio entre elhombre y la mujer es esencial para Suplan eterno”1. Cuando en la Iglesia sehabla de matrimonio y familia, ¿porqué ubicamos eso en el contexto delplan de Dios? Es el lenguaje que sole-mos utilizar; y es el que sin duda utili-zaremos aquí está noche. ¿Por qué lossituamos en el contexto de la eterni-dad y de todo el plan de salvación?

Élder Oaks La proclamación también dice que

“la familia es la parte central del plandel Creador para el destino eterno deSus hijos”. Eso significa que nuestrasdecisiones y deseos sobre el matrimo-nio y el criar una familia son inmen-samente importantes en términoseternos. En esto debemos guiarnospor los mandamientos de Dios y lasenseñanzas de Sus siervos, y no porla cultura popular o por los conven-cionalismos de lo políticamentecorrecto. Creo que ése es el mensajey el objetivo principal que debemostener en mente al dirigimos a todos

los adultos de la Iglesia en esta impor-tante transmisión.

Élder HollandGracias. Hermanas, ¿algún comen-

tario sobre la perspectiva eterna detodo esto? ¿Por qué no somos simple-mente otra organización o entidadsocial que responde a las necesidadesde la comunidad? ¿Algún comentario?

Un compromiso tripartito

Hermana Tanner Bueno, pienso que el compromiso

matrimonial —y es un compromisoque el mundo no parece reconocer enabsoluto— es un compromiso tripar-tito. El esposo y la esposa hacen uncompromiso entre sí, pero definitiva-mente también hacen un compromisocon nuestro Padre Celestial. La fuerzaque perpetúa esta relación matrimo-nial es la caridad, el amor puro deCristo. Conforme tenemos esta cari-dad el uno por el otro, no sólo nosacerca entre nosotros sino también anuestro Padre Celestial, lo cual da comoresultado que estemos más cerca eluno al otro en la relación matrimonial.

Élder Holland En cuanto a ese pequeño triángulo

que trazó con las manos, hacemos hin-capié particularmente en realmentetratar de que el hogar sea un reflejodel cielo, en tratar de incluir a Dios enel matrimonio. ¿Algún consejo para loshermanos y las hermanas, jóvenes omayores, que todavía se esfuerzan porlograrlo? ¿Algún comentario?

Hermana Lant Lo que me viene a la mente es que

cuando hablamos de la familia eterna

no hablamos de una familia perfecta,sino de una familia que intenta llegara serlo con el tiempo y regresar anuestro Padre Celestial. Y entoncescuando introducimos en ese contextola idea de un triángulo con nuestroPadre Celestial ayudándonos a supe-rar las dificultades de la vida, eso paramí es una familia perfecta en estavida. No es una familia que estáexenta de problemas, sino que porel contrario los tiene y se está esfor-zando por superarlos con la ayudade nuestro Padre Celestial.

Hermana BeckQuisiera decir algo sobre las muje-

res que se han quedado solas porquelas han abandonado sus esposos oporque han enviudado. Tenemosmuchas mujeres que con perfecta fey fidelidad hicieron un compromisocuando se sellaron que abarcaba todoel plan, y ahora están solas. Muchasde estas fieles mujeres han manifes-tado: “Hice un compromiso queabarcaba todo el plan y no voy adesistir simplemente por el hechode que estoy sola. Seguiré teniendola oración familiar, el estudio de lasEscrituras en familia y la noche dehogar. Educaremos a esta familia yatenderemos sus necesidades con-forme al plan del Señor”. Rindohomenaje a estas valientes mujeresque así lo hacen. No abandonan elplan por estar solas. Es más difícilcuando se está sola, pero se puedelograr.

Élder Oaks El Señor no dijo que fuera fácil,

pero garantizó que sería posible.

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La posición central de la familia

Hermana Beck Hicimos la pregunta de por qué la

familia es la parte central del plan delCreador. ¿Cómo es que sabemos esto?Sabemos por medio de revelaciones alos profetas que vivimos en el cieloantes de nacer, que participamos enun gran conflicto en la vida preterre-nal con el fin de obtener el privilegiode ser parte de una familia eterna.

Existe una unidad familiar eterna,y ése es todo el plan. Todo lo demásgira en torno a ese plan.

Élder Holland En el cielo podría haber barrios y

estacas, no lo sé, o alguna otra organi-zación que desconocemos; pero loque sí sabemos es que habrá familiasen el cielo. Y casi todo lo que se harevelado sobre nuestra vida venidera,nuestra vida eterna, nuestra vidacelestial, se centra en la organizaciónfamiliar y, por ende, en los principiosmás elevados del templo, en los con-venios que allí hacemos.

Esperamos que esto ayude a losmiembros de la Iglesia, y a los que nolo son, a entender por qué hablamostanto al respecto.

Élder Oaks No hay ninguna evidencia de que

tanto de lo que nos concentramos enesta vida —poder, distinción, posesio-nes, prestigio— tendrá valor algunoen la vida venidera; pero la familia sílo tiene.

La unidad y el despojarse del

egoísmo en el matrimonio

Élder Holland Vamos a hablar de la familia, de los

hijos, de tenerlos y de criarlos, de

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amarlos y ayudarles a ser todo loque necesitan ser. Pero antes de eso,¿qué de los aspectos personales delmatrimonio?

¿Cómo abordamos el matrimonio afin de que produzca un entorno en elque finalmente deseemos que nazcany se críen nuestros hijos?

Hermana Lant Usted pregunta cómo llegamos al

punto en el que estamos preparadospara tener una familia y para traerhijos al mundo. Para tener éxito,ambos cónyuges deben contar conun cimiento espiritual y ser uno enmetas y creencias sobre lo que quie-ren para su hogar y su familia.

Hermana BeckEn el capítulo 2 de Génesis se

registra una de las instrucciones mássencillas para lograr esto, cuando elSeñor dice que el hombre dejará a supadre y a su madre y se allegará a suesposa y serán uno (véase Génesis2:24). Esas son tres asignaciones quela pareja recibe desde un principio:dejar el lugar donde están, allegarsey ser uno. Al esforzarse por cumplir

estos tres principios, comienzan adesarrollar esa relación con el Señor.

Élder OaksCuando una pareja joven se está

casando me gusta decirle que, en larelación matrimonial, ellos deben acu-dir primero el uno al otro, tal y comose ven primero el uno al otro a travésdel altar cuando se casan, y no acudirprimero a los padres, ni a los herma-nos, ni a los amigos, sino que pararesolver todos sus problemas debenacudir primero el uno al otro, porquela unidad entre ellos bajo la presiden-cia y autoridad amorosa del PadreCelestial en ese triángulo del que sehabló anteriormente será lo que losayudará a superar los inevitablesproblemas del matrimonio.

Hermana Tanner Me gusta pensar en el relato de lo

que inició todo, en la primera historiade amor, la de Adán y Eva. CuandoAdán fue creado, el Señor le dio todo.Le dio un hermoso mundo; creó flo-res, animales y un maravilloso jardíndonde vivir; pero Adán no podía pro-gresar; el hombre no podía progresarsino hasta recibir una ayuda idónea,una persona apropiada para él, ade-cuada para él en todos los aspectos:emocional, espiritual y físico.

Eso nos enseña algo sobre el tipode compañerismo que debemos teneren un buen matrimonio. Debemos seradecuados el uno para el otro; debe-mos pensar en lo que podemos hacerpara que ese compañerismo progrese.Cada uno aporta cualidades básicas einnatas al matrimonio y cada quientiene una misión que cumplir en elmatrimonio; pero también tenemosque ver más allá de nosotros mismos,

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FEBRERO D E 2008 13

La elección de un cónyuge

Hermana Beck Es habitual oír a los jóvenes adul-

tos decir: “Busco a mi alma gemela”.Posponen el matrimonio porquecreen que existe la pareja perfecta,un alma gemela que siempre será sumejor amigo. ¿Qué deberían buscarrealmente si procuran las bendicionesdel Señor y la formación de una fami-lia eterna? ¿Cómo lo logran?

Élder Oaks Siempre desconfío cuando alguien

dice que está aguardando a la personaque se le predestinó en el cielo. Puedehaber tales casos, pero la mayoría bus-camos a alguien a quien amamos, aalguien a cuyo lado podamos estar ycon quien podamos seguir adelante,que comparta los mismos ideales yprincipios para establecer una familiaeterna. Pienso que la idea de aguardara ver un destello de luz que indiqueque “ésa es la persona” sólo sirve parapostergar el matrimonio y a veceshasta para impedirlo.

Élder Holland Todos hemos oído eso de que

“tengo que terminar los estudiosantes de casarme”, o “necesito unempleo” o “necesito algo de dineroen el banco” o “vamos a necesitar unvehículo”. Ese tipo de condicionesse oyen cada vez más en la sociedad;queremos tener todo esto.

Me encanta la breve y sencilladefinición del amor que dio JamesThurber hace muchos años. Él dijo:“El amor es aquello por lo que sepasa juntos”3.

Ustedes, adultos solteros, nodeberían perderse las experiencias

que nos unen en nuestra juventud,en las pruebas y en los sacrificios, asícomo en nuestra vejez, cuando esposible que tengamos un poco másde dinero.

Élder Oaks Recuerden que tenemos un Padre

Celestial y que cuando hacemos loque Él nos ha pedido, nos bendecirá.No le neguemos la oportunidad decumplir Sus promesas al tomar todosobre nosotros como si tuviéramosque hacerlo todo solos.

Hermana Lant A la vez tenemos que tener cui-

dado de no alentar a los jóvenes abajar sus valores en lo que se refiere alas normas de la Iglesia. No se debenconformar con casarse con alguienque no esté hombro con hombro conellos en el Evangelio y en el serviciodel Señor.

No vivir atemorizados

Hermana Tanner Pienso que casarse, formar una

familia, ser fiel y sacrificarse por elEvangelio es una fuente de gozo,de verdadero gozo en nuestra vida.Debemos recordar eso y hacer hinca-pié en ello. La vida en familia es unagran bendición para nosotros.

Élder Holland Con todo lo que sucede a nuestro

alrededor y en el mundo, pienso quese manifiesta mucho temor. Detectomucho temor entre los jóvenes adul-tos y los adolescentes que se pregun-tan si habrá un futuro. “¿Viviré losuficiente para casarme?”

Escuchen, siempre ha sido difícil.Nunca ha habido un momento en

despojarnos del egoísmo y ayudarnosel uno al otro.

Élder Holland He oído al presidente Hinckley

decir varias veces que el egoísmopuede ser el desafío más grande delmatrimonio2. ¿Tienen algún consejopara la Iglesia sobre cómo seguiresforzándose en esto y decir: “¿Quétal te ha ido en el día?” en vez de“¿Cómo me ha ido a mí?”?

Hermana Lant Hoy día en el mundo se habla

demasiado sobre “¿se están satisfa-ciendo mis necesidades?”.

Élder Holland Sí, la palabra necesidades implica

muchas cosas.

Hermana Lant Sí, “no se están satisfaciendo mis

necesidades”. Y creo que si lográra-mos llegar al punto en el que pensa-mos en las necesidades del otro,veríamos que las nuestras quedansatisfechas. La mejor manera de satis-facer nuestras necesidades es procu-rar velar por alguien más.

Hermana Tanner Crecí en un hogar en el que mis

padres tenían un buen matrimonio,pero recuerdo que mi madre medecía una y otra vez: “Tener un buenmatrimonio requiere trabajo, se nece-sita un esfuerzo constante”. No estabadiciendo que no tenían un buenmatrimonio, quería decir que no sedebe dejar pasar ni un día sin pensaren cómo bendecir al cónyuge y ayu-dar a satisfacer las necesidades de élo de ella.

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la historia del mundo en el que nohubiera problemas, en el que nohubiera cosas por las que temer. Poreso tenemos el Evangelio. No pode-mos vivir, al menos en esta Iglesia,temiendo que las cosas no van a salirbien o que hay demasiadas cosas demal agüero que pueden suceder.Podría ser un temor personal o untemor colectivo por la civilización,pero simplemente tenemos que vivirel Evangelio, armarnos de fe, recibirrespuestas a nuestras oraciones yseguir adelante. Ésa es la forma enque siempre se ha hecho.

Élder OaksSi me permiten parafrasear un

pasaje de las Escrituras: “El perfectoamor [del Señor] echa fuera el temor”(1 Juan 4:18; véase también Moroni8:16).

Compañeros iguales

Élder Oaks Permítanme hacer una pregunta

que se relaciona con esto. Sé de algu-nos jóvenes que están contemplandola posibilidad de casarse y quedurante el cortejo dicen: “Si sólopudiéramos hacer una lista de lascosas que tú harás y de las cosas queyo haré, entonces si seguimos la lista,tendremos un matrimonio feliz”.¿Qué les parece?

Hermana Beck No hay tal lista. La lista cambia. Es

algo que varía todos los días.

Hermana Tanner En Paradise Lost, un poema épico

de John Milton, hay una excelentecita en la que Adán elogia a Eva por“los millares de buenos modales que

emanan a diario de sus palabras yobras, entremezclados con amor”4.Sería maravilloso si tuviéramos unarelación llena de buenos modales dia-rios en la que pensemos continua-mente lo que podemos hacer paramostrar amor en palabras y en hechos.

Hermana Lant Hasta cierto punto debe haber una

división del trabajo en el matrimonioporque una persona no puedehacerlo sola. He pensado —y esobvio— que la división de las laboresde un matrimonio joven actual difierede cuando yo me casé. Observo a lasparejas jóvenes dentro de mi familia—mis hijos y sus cónyuges— y laforma en que hacen las cosas en sufamilia. Es diferente de como noso-tros las hacíamos, pero las hacen.Trabajan juntos de forma diferente yen muchos casos lo hacen mejor quenosotros. Pero a lo que voy es que esalgo individual. Cada pareja tiene queacordar cómo harán las cosas.

Élder HollandEso nos lleva de vuelta a la procla-

mación, que habla de ser compañerosiguales. No decimos: “Tú vas a ser laúnica que críe a los hijos y yo el únicoque se preocupe por el dinero”, o loque sea. Habrá un intercambio detareas. Existe un equilibrio; tenemosque estar unidos; tenemos que repar-tirnos el trabajo. A mí me parece queeso es precisamente lo que dice laproclamación.

En la proclamación también dice:“Hay más posibilidades de lograr lafelicidad en la vida familiar cuandose basa en las enseñanzas del SeñorJesucristo”. Y eso me dice: “Será

14 FEBR E R O DE 2008

mejor que me ocupe de mis propiasdebilidades antes de preocuparmepor las de los demás en la familia”.

Élder Oaks Pienso que eso es simplemente

una manifestación de lo que Jesúsenseñó cuando dijo que no debemostratar de sacar la paja del ojo de otrapersona hasta que hayamos sacadola viga de nuestro propio ojo (véaseMateo 7:3–5; Lucas 6:41–42; 3 Nefi14:3–5).

La cultura Santo de los Últimos Días

Hermana Beck Recuerdo el ejemplo de unos ami-

gos míos que son conversos a laIglesia y, tanto en su cultura como ensu familia, no había esta unidad nieste ejemplo cristiano. No era partede su tradición. Pero se unieron a laIglesia y aceptaron las enseñanzas delSalvador, y al casarse dijeron: “¿Cuálserá la cultura de nuestra familia?¿Qué cultura tendremos?”. Decidieronmuy detenidamente tener una culturaSanto de los Últimos Días. Estudiaronlas Escrituras y las doctrinas sobrecómo debía ser su familia para ade-cuarla a lo que sabían que era verdad;edificaron su hogar sobre principioscristianos. ¿Qué enseñó el Salvador?¿Cómo debemos tratarnos? Buenosmodales, bondad y respeto.

La familia fue cobrando forma conlos años y no tiene la cultura de supaís, sino la cultura del Evangelio.

Élder Oaks La cultura de los Santos de los

Últimos Días es un mejor cimientopara el matrimonio que una lista dedeberes.

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Hermana Lant Conforme nuestros hijos se iban

casando les decíamos que lo impor-tante no es quién tiene la razón sinoqué es lo correcto. Cada uno aportacostumbres de su familia, y unoespera que al unir las costumbres decada cual analicen qué es lo correcto—basándose en los principios delEvangelio para determinarlo– yentonces serán mejores que sus res-pectivas familias. Su familia será másfuerte y será mejor.

Tener hijos con fe

Élder Holland Hermana Tanner, usted mencionó

a Adán y Eva. Me siento muy agrade-cido por el segundo capítulo de2 Nefi, en el Libro de Mormón, dondese nos habla más sobre la decisiónque Adán y Eva tomaron que en nin-gún otro lugar.

Y al leer 2 Nefi 2, está muy claro queAdán y Eva no habrían tenido hijos enel jardín de Edén (véase el versículo

23). Creo que la mayoría del mundodesconoce eso, pero para nosotros esun punto fundamental de la doctrina, ypone de relieve la idea del plan eternoy de la posición central de la familia, elpunto mismo que todos ustedes hanrecalcado en cuanto al plan.

Hermana Tanner Siento que somos muy bendecidos

en la Iglesia por tener la proclamaciónsobre la familia; podemos considerareste documento casi como Escrituraporque procede de profetas y apósto-les vivientes. En él se nos recuerdaque el mandamiento que Dios dio aAdán y a Eva de multiplicarse y hen-chir la tierra como marido y mujersigue en vigencia.

Cuando era joven adulta soltera,y en mis primeros años de casada, oía profetas y apóstoles predicar esemandamiento. Estaba agradecidade que se nos diera ese consejo.Recuerdo que nos enseñaban quedebíamos casarnos, tener hijos yestudiar, casi simultáneamente, por

imposible que pareciera. Tal vez síparezca imposible. Estoy segura quehay personas que lo ponen en duda yse preguntan cómo es posible.

Al pensar que este mandamientode multiplicarse sigue en vigor, séque es verdadero y correcto. Tambiéncreo que requiere gran fe, gran valory con frecuencia gran sacrificio;requiere que estemos en armonía conel Señor para recibir revelación perso-nal; requiere que tengamos un cora-zón puro para no juzgar a las demáspersonas que están ejerciendo la fe yque están teniendo su propia revela-ción personal en lo que a este manda-miento se refiere.

Élder Oaks La hermana Tanner acaba de decir

una gran verdad de una importanciaenorme. Gracias por decir eso. Meparece que en la actualidad corremosel peligro de que los miembros de laIglesia antepongan las prioridades delmundo en decisiones en cuanto atener hijos; y en vez de tomarlas confe en las promesas del Señor y confiaren lo que sabemos del gran plan defelicidad y el propósito de la vida, acu-dan a otras fuentes —la televisión oexpertos ideológicos de renombre enel mundo de hoy o incluso la presiónde los vecinos— para tomar decisio-nes fundamentales y eternas que sedeben tomar ante el Señor con espí-ritu de oración.

Hermana BeckCreo que ciertamente es una cues-

tión de fe. Sabemos de muchos luga-res del mundo donde hay escasez devivienda. ¿Cómo puede encontrar unanueva pareja un lugar para vivir, y no

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En estas responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, estánobligados a ayudarse mutuamente.

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se diga tener hijos, cuando no pue-den encontrar un lugar para vivir?Pienso que esto es un asunto de fe.No tenemos hijos porque tenemosdinero o contamos con los mediosnecesarios; los hijos se tienen con fe.

Pienso que la actitud de buscar lasbendiciones del Señor dentro de Suplan obrará milagros en la vida de laspersonas. Si alguien vive en un lugardonde hay escasez de vivienda, seabrirá el camino. Al igual que el pagodel diezmo es una cuestión de fe,igualmente el tener hijos es un asuntode fe. El diezmo no se paga condinero ni se tienen hijos con dinero.

Élder Oaks Podemos agregar que enseñamos

principios generales porque somosAutoridades Generales y oficialesgenerales.

Hermana Tanner Me encanta la frase “El camino se

abrirá si caminamos por fe”. Tengo untestimonio personal de que el caminose abre cuando somos fieles. Cuandomi esposo y yo nos casamos, el padrede él le dio una bendición que decía:“Sigue los principios del Evangelio,haz lo que sabes que debes haceren este matrimonio y camina por fe,y el camino se abrirá de maneras queahora son imprevistas para ti”.

Andar por la fe no equivale a andarde modo imprudente. Es preciso sersabios en las decisiones que tomamosy luego trabajar muy duro, estar dis-puestos a sacrificarse y hasta a pasarcarencias. Mi esposo y yo sabemosque la bendición de su padre se cum-plió en nuestra vida. Se abrieron víasimprevistas. Sé que es un principio

verdadero para cualquiera quecamine por fe.

Hermana Lant Usted aludió a estar dispuestos a

realizar el trabajo que se requiera.Tener hijos requiere mucho trabajo;y no hay que tener miedo de eso,porque los elementos de trabajar demanera ardua y de hacer lo que seanecesario son los que nos conviertenen lo que somos. El sacrificio nos con-vierte en lo que somos. Deseo com-partir mi testimonio del gozo que serecibe por tener familias, por tenerhijos, porque no sólo es un manda-miento del Señor sino que acarreagrandes bendiciones prometidas.

Élder Oaks Recordemos que en muchas partes

del mundo, donde la gente está escu-chando esta transmisión, se ha recha-zado la idea de tener hijos o si se tieneuno, ya es suficiente; y se consideraque la persona es insensata o pocopatriótica si tiene más de un hijo. Elmundo rebosa de ideas que van encontra del plan del Evangelio. Talcomo Lehi dijo: “Es preciso que hayauna oposición en todas las cosas” (2Nefi 2:11). No podemos esperar quese nos aplauda cada vez que hacemosalgo que sabemos que es lo correcto;pero Dios les bendecirá.

Los deseos del corazón

Hermana BeckSé de muchas parejas que desean

tener hijos y no reciben esa bendi-ción. Su prueba es la de no tenerhijos; debemos escucharlos, animar-los y darles nuestro apoyo. Tambiénpienso que el deseo de tener hijos delas hermanas solteras y de estos

matrimonios probablemente no va adesaparecer si andan en rectitud, por-que es un deseo que procede de Diosy que apela a su naturaleza misma ya la capacitación que recibieron en elcielo. Ese anhelo no va a desaparecer,pero el Señor los bendecirá.

Élder Oaks Y ese anhelo tendrá peso en el

Juicio Final. Uno de los pasajes delas Escrituras más reconfortantepara mí se encuentra en el versículo9 de la sección 137 de Doctrina yConvenios, donde se nos dice que elSeñor nos juzgará de acuerdo connuestras obras y los deseos de nues-tro corazón.

La familia es lo primero

Élder Holland Hablemos de la crianza de los

hijos, de lo que viene después dehaber cumplido con el mandamientode tener hijos y de continuar su pro-greso eterno al darles esa oportuni-dad terrenal. Esos deberes estánrelacionados; me parece que el man-dato del Señor no se limita a tenerlos,sino a tenerlos con la idea de que lossalvaremos.

Élder Oaks Y mientras hablamos de eso, ¿qué

significa que la familia sea lo primero?Hablamos de eso y creemos en ello.Pero, ¿qué significa?

Voy a tomar sus anteojos pararecordar una metáfora del élderMaxwell. Al estar hablando de otrotema, sugirió que escribiéramos algodentro de nuestros anteojos para quecuando consideráramos cualquiertema, viéramos el mensaje. De manerasimilar podríamos decir que, cuando

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tomemos las decisiones sobre cómo lafamilia va a usar su tiempo o cómo elbarrio va a planificar las actividades,tengamos escrito dentro de los anteo-jos: “La familia es lo primero”.

Élder Holland Me gusta, a todos nos gusta, la

frase de Eclesiastés: “Todo tiene sutiempo, y todo lo que se quieredebajo del cielo tiene su hora”(Eclesiastés 3:1). Nuestro tiempo eslimitado, pero todos tenemos lamisma cantidad de tiempo. Piensoque si establecemos prioridades,podemos hacer que la familia sea loprimero. Creo que podemos esforzar-nos más en esto.

Élder OaksCuando hablamos de poner a la

familia primero debemos pensar en

conceptos como la oración familiar,la noche de hogar o el estudio de lasEscrituras, y disponer de tiempo parahacer eso que tiene consecuenciaseternas en el progreso espiritual denuestros hijos. Esas cosas son unamanifestación de que “la familia eslo primero”.

Modelos familiares

Élder HollandAl principio hablé de las palabras

patrón o modelo. Algunas de lascosas que tal vez demos por hecho nodebiéramos darlas por hecho, comoel estudio de las Escrituras en familia,la oración familiar o la noche dehogar. Hablamos de ellas como sitodos las entendieran, pero no es así;deben llegar a formar parte de unmodelo familiar.

Hermana Tanner Algo que nos da esperanza en

cuanto a los modelos es que auncuando percibamos nuestras imper-fecciones en tratar de establecerlos,resulta admirable y gratificante verque nuestros hijos los adoptan auncuando pensábamos que no losimplementábamos a la perfección.

Élder Holland Algo aprendieron.

Hermana Tanner Hablando de algo personal, mi

esposo dijo en el funeral de su padreque no había aprendido nada en la

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Iglesia que no hubiera aprendido ensu hogar. Ése es un gran tributo a suspadres, padres de una familia nume-rosa. Mi esposo cuenta de cómo aveces se juntaban en la cama de lospadres y el padre bajaba una vieja per-siana, donde dibujaba un gráfico querepresentaba el plan de salvación. Miesposo dijo: “Aprendimos el plan desalvación sentados sobre la cama denuestros padres, y no sólo aprendía-mos verdades del Evangelio, sino quetambién salíamos juntos al jardín ajugar en familia”. Esa familia hacíamuchas cosas buenas a fin de utilizarel tiempo en familia para unirse, paraenseñar y para crear recuerdos.

Élder Oaks Recuerdo una regla que teníamos

en nuestra familia —toda familia tienereglas— de que no podíamos tener eltelevisor encendido durante las comi-das porque pensábamos que era unmomento para estar juntos y conver-sar: “¿Qué hicieron hoy?”, “¿qué lespreocupa?”, “¿cómo podemos ayu-dar?”. Eso no es posible si las noticias,por muy importantes que sean, estána todo volumen durante la hora decomer. No teníamos dinero para com-prar comida rápida, así que no tenía-mos reglas para ayudarnos a resistirla,pero teníamos una regla de tener latelevisión apagada y de tener muchaconversación, y de que todos estuvié-ramos juntos para cenar. Dadas nues-tras circunstancias no nos era posibleestar juntos en el desayuno, pero almenos había una comida en la quesí lo estábamos; eso fue algo muybueno para nuestra familia.

Hermana Tanner Nosotros tuvimos experiencias

similares. Usted habló en cuanto a laconversación y la unidad que resultade ella. La conversación no sólo nosune y nos informa; también es diver-tida. Podemos reírnos y compartirexperiencias tiernas. Solíamos tenerla oración familiar a la hora del desa-yuno y de la cena porque era cuandoestábamos juntos. La oración familiarcon frecuencia proporcionaba lostemas que solíamos tratar. A veces miesposo oraba por una abuela que ibaa ser operada u oraba por personasque sufrían en alguna parte delmundo a causa de un terremoto uotro desastre natural. Entonces, mien-tras comíamos, teníamos esos temasinteresantes de que hablar y pasába-mos tiempo juntos para unirnoscomo familia.

Hermana Beck Me crié en una familia numerosa.

Mis padres tuvieron muchos hijos,por lo que había una diversidad de

opiniones. Requería mucho trabajoatender a la familia. Mis padres utiliza-ban la noche de hogar para realmenteenseñarnos, y cada semana cantába-mos “Cuando hay amor” como pri-mer himno. Recuerdo haber pensadode jovencita lo pesado que era can-tarlo cada semana.

Élder Oaks A veces ese himno se canta entre

dientes.

Élder Holland Y por asignación.

Hermana Lant A veces es la madre la que lo canta

entre dientes.

Hermana Beck Era más una creencia que una

práctica. Cada semana papá nosdecía: “Y ahora el himno inicial:‘Cuando hay amor’ ”. Cuando teníacomo 14 ó 15 años, a esa edad en laque uno cuestiona todo, le preguntéa mi padre: “¿Por qué tenemos quecantarlo cada semana? Hay muchos

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himnos muy buenos en el himnarioque podríamos cantar”.

Me lanzó una seria mirada y medijo: “Cuando hayas aprendido la lec-ción número 1, te enseñaré lanúmero 2”. No sé cual era la lección2 porque nunca llegamos a ella, perodebo decir que después de todosesos años veo a mi familia y sí nosamamos. De alguna forma, con eltranscurso del tiempo, sí aprendimosa amarnos porque esa era la lecciónnúmero 1 que mis padres queríanenseñar. No intentaron abarcarlotodo; pero sabían que si empezabancon eso, todo saldría bien.

Una madre joven y maravillosa concuatro hijos menores de seis años seme acercó y me dijo: “Estamos siendofieles en intentar tener el estudio delas Escrituras en familia cada mañana,pero es un desastre. Siempre hayalguien llorando; los niños no prestanatención”. Le pregunté: “¿Cuántotiempo le dedican?”. Ella respondió:“Nos pusimos la meta de 10 minutosdiarios”. Tratando de disminuir supreocupación le dije: “Con el públicoque tiene, tal vez se han excedido en8 minutos”. Tenía el modelo estable-cido y sólo tenía que adaptarlo unpoco de acuerdo a la edad de supúblico. Quizá podía empezar conuna lámina de Adán y Eva y conversarsobre ella en vez de ayudar a unpequeño de dos años a leer lasEscrituras. Pero ella fue fiel y la res-peto por ello.

Sin embargo sí creo que es impor-tante que aún los niños pequeñosescuchen a alguien que les lea lasEscrituras. Las palabras utilizadas enlas Escrituras deben ser tan familiares

FEBRERO D E 2008 19

para ellos como lo son las que utilizansus padres al hablar.

No juzgar a los demás

Hermana Lant Quisiera decir algo sobre juzgar a

los demás. Miramos a la gente, y lascosas no siempre son lo que parecen.Pensamos que es de una manera,pero no siempre es así.

Recuerdo cuando mis hijos eranpequeños; éramos una familia nume-rosa y mi marido servía como obispo.Yo dedicaba todo el sábado y lamañana del domingo a preparar a mishijos para las reuniones. Y tenía quehacerlos llegar temprano o simple-mente no nos era posible llegar.Ocupábamos toda la banca — lasegunda banca de la sección de enmedio se llenaba con nuestros hijos—y llegábamos antes de que empezarala reunión.

Un día una hermana se acercó yme dijo: “Hermana Lant, si mis hijosfueran tan buenos como los suyos y

me resultara tan fácil como a usted,tendría más hijos”.

Me eché a llorar y seguí llorandotoda la reunión. Mi esposo me mirabacomo diciendo: “¿Qué pasa?, ¿quépasa?”. Era un mar de lágrimas porqueno era fácil.

Solemos juzgar a los demás condureza, o juzgamos injustamentecuando miramos a los demás sin bon-dad. Desconocemos por lo que estánpasando. Solamente tenemos queamarnos unos a otros.

Élder Holland Y aferrarnos a la doctrina, a estos

ideales. Escalaremos la montañacomo mejor sepamos, lo cual puedeser diferente para cada familia.

Trabajar juntos

Élder Oaks Hay otro aspecto de eso, y es el de

desafiar a los padres a que asuman elpapel de líderes. La proclamaciónsobre la familia pide al padre que seael líder. El padre debe reunir a sufamilia para la oración familiar y ase-gurarse de que se haga la noche dehogar. A veces la mejor manera delograrlo es delegar el planeamiento ala madre; puede que lo haga mejorque el padre, pero el Señor hace res-ponsable al padre. Por eso leemos enla proclamación que “el padre debepresidir”.

Padres: tomen el lugar que lescorresponde.

Élder Holland Eso cabe en el comentario anterior

sobre las muchas fuerzas en el mundoque sacan a las personas del hogar.Este es otro ejemplo más de nuestra

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intención de traer a la gente al hogar,en especial al padre.

Hermana Lant El padre preside y reúne a su fami-

lia, y las madres tienen que facilitarlo.Tienen que hacer posible que la fami-lia se reúna y preparar el camino paraque sea una buena experiencia.

Hermana Beck Cuando estamos juntos, cuando

sabemos —y volvemos nuevamenteal principio inicial— que la familia esordenada por Dios y que estamos jun-tos en esto, entonces planificamosjuntos y vemos que se cumpla; entretodos ayudamos a que se cumpla.

Hermana Lant Los hijos deben estar dispuestos.

Los adolescentes deben estar dispues-tos a responder.

Hermana Beck Bueno, pues a veces lo están.

Élder Oaks Y no es fácil.

Hermana Lant De todos modos hay que hacerlo;

hay que hacerlo.Todos estos principios de los que

hemos hablado, todos estos princi-pios en los que debe basarse la fami-lia, nos llevan al templo. Pienso que eltemplo es una gran bendición ennuestra vida, ya sea que tengamosuna familia que ya ha ido al templo osi esperamos tener una familia quevaya al templo. Estos principios deverdad y estos modelos de vida fami-liar culminan en el templo porque esallí donde nos convertimos en fami-lias eternas.

El élder Ballard dijo que “es evi-dente que a quienes se nos han con-

fiado esos preciados hijos hemos reci-bido una sagrada y noble mayordo-mía, porque fue a nosotros a quienesDios llamó para que rodeáramos a losniños de esta época con amor y la luzde la fe, como así también con elconocimiento de saber quiénes sonen realidad”5. Eso resume nuestralabor como padres.

Otros familiares

Élder Holland Por qué no hablamos de otras per-

sonas que pueden ayudar a la familia:abuelos, tías, tíos o alguien que demomento no tenga una familia com-pleta. Reconocimos durante la intro-ducción que no todos van a caberdentro de este perfil, pero todospodemos estar comprometidos con elideal y con la doctrina. ¿Algún comen-tario sobre cómo las familias, defini-das más ampliamente, pueden dar lamano e interesarse?

Hermana Lant Me disgustaría pensar como madre

que no tuviera la ayuda de nadie. Mesiento agradecida por las buenas per-sonas que han influido en mis hijos. Yson muchas, desde maestros, vecinos,amigos, hasta otros familiares. Lagente ayuda a mis hijos de diversasmaneras y me siento agradecida porello. Es un testimonio adicional querefuerza lo que intentamos enseñar-les. A veces se llega al punto en queuno ya no influye en uno de sus hijos,pero otra persona sí puede hacerlo.

Algunos de mis hijos han vividoen otros países. Mi hija menor viveen España con su marido y tuvieronsu primer hijo allí; claro que estabalejos de su madre y yo estaba preocu-

pada por ella, pero los maravillosossantos de ese país fueron su familia.Estuvieron allí y la ayudaron y la ama-ron a ella y a su bebé. Cuán agrade-cida me siento por ellos, por suscuidados y por su influencia en lavida de mi hija.

Élder Oaks Mi padre falleció poco antes de mi

octavo cumpleaños y al habermecriado en una familia sólo con unamadre, conozco de primera mano lainfluencia de los abuelos, los tíos y losprimos. En los viajes que he hechofuera de los Estados Unidos, me heregocijado al ver la fortaleza del clanfamiliar.

Y creo que en muchos lugaresdel mundo la estructura del clanfamiliar es más fuerte que enNorteamérica. Exhorto a los miem-bros de Norteamérica a cerciorarsede prestar servicio a sus familiares yde fortalecer los lazos que los unen,y que sepan que hay lugares en elmundo en los que esa situaciónestá funcionando mejor que enNorteamérica.

La familia del Barrio

Hermana Beck También tenemos la familia del

barrio. Como ya hemos mencionado,cada unidad cuenta con toda unagama de experiencias y retos. Algunasmujeres podrán tener hijos; otrasestarán casadas; otras serán viudas,y otras no. En realidad habrá unascuantas mujeres que podrán tenermuchos hijos. En la familia del barriodebemos respaldar y apoyar a aque-llos que inviten a niños a ser partede la familia. Una familia numerosa

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implica un gran reto. Espero que nin-gún miembro de la Iglesia se acerquea una hermana del barrio y le diga:“Están locos por tener otro hijo”;antes bien debieran celebrar su capa-cidad y su deseo de tenerlos y decir:“Les apoyo. Permítanme hacer todolo posible para ayudarles”.

Élder Oaks Me alegro que lo mencione porque

hemos recibido informes de que haymiembros que critican a otros miem-bros por tener hijos. Recuerdo en losprimeros años de nuestro matrimo-nio, cuando mi esposa June estabaembarazada de nuestro quinto hijo,una hermana muy activa del barriodijo: “¿Qué intenta hacer? ¿Henchirtoda la tierra usted sola?”. Me enorgu-llece la respuesta que le dio: “Nopuedo pensar en alguien mejor”.

Élder HollandTodos reconocemos —y la her-

mana Tanner ya lo mencionó— quehay cuestiones de salud y de otraíndole que no son materialistas. Noestamos hablando de dinero ni decorrección política ni de deferencia ala sociedad, sino de aspectos legíti-mos y orientados al Evangelio queobservamos y medimos, lo cual hacemás imperante que no juzguemos.Enseñamos, apoyamos y animamos;en el contexto del Evangelio alenta-mos a la gente a buscar el destino quees suyo.

Nunca se rindan

Hermana Tanner En cuanto al tema de la crianza de

los hijos, tal vez nos escuchen perso-nas que empiecen a sentirse mal al

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respecto. La discrepancia entre loideal y la realidad cotidiana sueleparecernos muy grande; pero séque ser padre o madre es una laboreterna, un llamamiento eterno, y quecon ese llamamiento, al igual que concualquier llamamiento, se nos ben-dice con un manto. Necesitamos esemanto, y necesitamos que el espíritude ese manto esté con nosotros cons-tantemente al criar a nuestros hijos.De hecho, creo que nosotros, al igualque Eliseo, necesitamos una dobleporción de ese espíritu para criar anuestros hijos (véase 2 Reyes 2:9). Séque nuestro Padre Celestial nos ben-decirá con ello. Estos son Sus hijos yÉl nos bendecirá con una doble por-ción del espíritu al tratar de criarlosen rectitud.

Élder Oaks Hay hijos más difíciles que otros.

Eso de tratar a los hijos por igual noexiste, ni en cuanto a que reciban lamisma atención de los padres ni enalgunas de las decisiones básicas quese requieren. Podríamos repartiren partes iguales la propiedad, perono el tiempo, pues las necesidadesdifieren.

Hermana Beck Yo presencié un ejemplo de la divi-

sión del tiempo en mi propio hogar.Mi hermana mayor, la mayor de10 hijos, perdió la habilidad de oírcuando tenía 2 años. Mi madre nopodía decir: “Le dedicaré 10 minutospor igual a esta hija y 10 minutos alque sigue”. No hay duda de que esahija fue el centro de atención en lafamilia durante bastante tiempo.

También pienso que la ayuda y elpoder para una familia eterna selladaprocede del templo. Al igual que unpresidente de estaca recibe llaves,poder y autoridad, y que un obisporecibe llaves y autoridad para ocu-parse del barrio y oficiar en él, lospadres obtienen en el templo elpoder para recibir respuestas y revela-ción a fin de solucionar sus dificulta-des.

Élder Oaks Parte de esa visión consiste en

darse cuenta de que Dios ha dado aéstos, Sus hijos, el poder para elegir.Y llegará el momento en su madurezen que tendrán que tomar decisionesy ser responsables de ellas.

Qué triste es que los padres car-guen durante toda su vida de adultoscon la culpa de cada decisión quetoman sus hijos. Nunca, nunca, nuncanos rindamos. Tenemos la responsabi-lidad de enseñar principios correctosy hacer todo lo que podamos conamor y persuasión. Esos son princi-pios del sacerdocio que se aplicantanto a las familias como a la autoridaden la Iglesia. Pero a fin de cuentas, lesdigo a los padres y abuelos: No dejende orar ni de tratar, pero abandonen lacarga de la culpa, porque las personasa las que se da el poder para elegir vana tomar decisiones equivocadas. Enocasiones la única forma en que algu-nas personas aprenden es tomar unadecisión equivocada y ver las conse-cuencias de la misma. Entonces con-fiamos en el increíble poder de laexpiación de nuestro Señor y SalvadorJesucristo. Hay muy pocos pecados enesta vida que no puedan ser perdona-dos, en base a principios correctos,

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mediante el poder de la expiación denuestro Señor.

Crear un ambiente en el que se

pueda crecer y progresar

Hermana Lant¿Hemos dicho suficiente sobre

realmente amarse los unos a losotros? Nos hemos valido de muchaspalabras para indicar cómo debemosenseñar a nuestros hijos y las cosasque debemos hacer en nuestro hogar,pero creo que simplemente necesita-mos amarnos los unos a los otros.Recuerdo haber oído que no haynada más grande que un padre puedahacer por sus hijos que amar a suesposa. Lo mismo sucede con cadamiembro de la familia: hay que buscarformas de manifestar y expresar amor.

Élder Holland La Iglesia está tratando de que la

gente pase tiempo en casa, incluso elpadre. Se invita al padre y a la madre apasar el mayor tiempo posible en elhogar.

El padre de mi esposa falleció hacepoco y ella ha llorado su muertecomo sólo una hija llora la pérdida deun padre. Estaba consolándola y medijo: “¡Me quería tanto! Me cantaba,me llevaba a la cama y me cubría conla manta. No recuerdo una noche enla que no me haya cubierto con unamanta y me haya cantado”. Hago unaobservación sobre los padres y quedeben estar en el hogar. Rindo tributoa mis hijos, que son mejores de loque yo fui para cambiar pañales y paracuidar de sus hijos durante las reunio-nes de la Iglesia.

Hermana Lant En el mundo hay una gran influen-

cia que trata de sacarnos del hogary alejarnos de lo que en realidadimporta. Al observar lo que a vecesnos desvía de lo que es importante enla familia, a veces es el tener muchascosas o el tener muy pocas. Todotiene que ver con lo material. Piensoque realmente es preciso analizarnuestra vida y nuestras prioridades.¿Estamos demasiado ocupados?¿Tratamos de hacer demasiado?Consideremos aquellas cosas queson realmente importantes paranuestros hijos y cerciorémonos deque no sean las cosas espiritualeslas que estemos excluyendo.

Hermana Beck No creo que seguir el plan del

Señor requiera mucha actividad ytiempo adicionales. Se puede lograrde maneras sencillas. Pienso que unode los conceptos más importantesque los padres deben comprendersobre un hogar es la creación deun ambiente. A veces medi-mos las cosas por tareas,logros, cosas o listas,pero podemos pensaren un ambiente enel que algo pueda

crecer. La palabra nutrir significa ayu-dar a que algo crezca. Nada crecedonde el terreno es extremadamenteseco, frío o duro. La labor de lospadres en la crianza de sus hijos esmantener un ambiente en el que sepueda crecer con el Espíritu, y dondereinen la fe, la esperanza y la caridad.

En México vi a una madre maravi-llosa. Tenía un patio pequeño frente ala puerta de entrada y había pintadoun jardín en la pared. No teníaterreno para plantar plantas; tenía unapared, así que pintó un jardín con flo-res, árboles y una fuente. Deseabacrear un ambiente que estimulara elcrecimiento de su familia. Qué bellopensamiento el de crear un lugar paraque su familia captara esa visión.

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Élder Oaks A mi madre le encantaba repetir

esta cita de Pearl Buck: “Amo a mishijos con todo mi corazón, pero nopuedo amarlos con todo mi tiempo”6.Ella era muy cuidadosa con el pocotiempo que tenía después de ser elsustento de la familia; tenía muchocuidado con lo que hacíamos en elpoco y privilegiado tiempo del quedisponíamos para estar juntos, y legustaba que colaboráramos en pro-yectos, lo cual ahora miro con másafecto que en ese entonces; parecíaque siempre nos estaba organizandopara ordenar el garaje. Hoy, en retros-pectiva me doy cuenta de que inten-taba lograr una importante labor quetienen los padres: hacer que los hijostrabajen juntos y con sus padres.

Es cada vez más difícil hacerlo enciertas sociedades urbanas en las quetal vez vivamos. Las personas queviven en las partes subdesarrolladasdel mundo en las que los padres ylos hijos trabajan juntos en los arro-zales no tienen ese tipo de pro-blema; pero el principio funcionaen todo lugar, y es muy, muy impor-tante para nosotros.

Principios para la creación de un

hogar

Hermana Lant Usted habla de principios, y

pienso que es a ellos a los que debe-mos volvernos en esta conversaciónporque las familias y sus situacionesdifieren por todo el mundo. Pero es alos principios del trabajo, del amor,de la falta de egoísmo, del perdón ydel servicio, a esos principios básicosdel Evangelio a los que debemos acu-

dir a fin de saber cómo criar a nues-tros hijos y saber cómo edificar nues-tra relación con ellos.

Élder Oaks Creo que la proclamación sobre la

familia nos da unos principios a losque debemos hacer referencia:

“Por designio divino, el padre debepresidir sobre la familia con amor yrectitud y tiene la responsabilidad deprotegerla y de proveerle las cosasnecesarias de la vida. La responsabili-dad primordial de la madre es criar alos hijos”. No dice que sea exclusiva-mente su responsabilidad. “En estasresponsabilidades sagradas, el padre yla madre, como iguales, están obliga-dos a ayudarse mutuamente”.

Bajo ciertas circunstancias, lamadre podría tener que ser el sosténde la familia. Yo crecí en un hogar enel que ése fue el caso. La salud delpadre podría impedirle cumplir consus responsabilidades, pero bajo elprincipio de ser compañeros igualesen la resolución de los problemas,éstos podrán resolverse individual-mente con la inspiración del cielo.

Hermana TannerCrear un hogar, ser ama de casa

requiere el conocimiento de ciertosprincipios y la práctica de ciertas apti-tudes. La falta de las aptitudes de amade casa, y no me refiero sólo a hacerpan, ha creado una carencia emocio-nal que produce algunas de las mis-mas consecuencias que el no tener unhogar y vivir en la calle. Aquellos queno tienen un lugar al que ir donde rei-nen el Espíritu, la estabilidad emocio-nal y donde se enseñen valores yprincipios, padecen muchos de losmismos problemas que la gente sin

hogar, como la desesperación, el con-sumo de drogas y la inmoralidad.Cuando el padre y la madre trabajanen unión, tienen la oportunidad decrear un hogar y dotarlo de unentorno que hará del hogar algo másque un lugar: será un sentimiento.

Élder OaksMe alegra que hablemos de la crea-

ción de un hogar, porque hay quienesven con menosprecio todo lo relacio-nado con la creación de un hogar, yno debería ser así. Quizá debamosdefinirlo: La creación del hogar esmucho más que hacer pan o limpiarla casa. Tiene que ver con crear elentorno necesario para nutrir a nues-tros hijos y conducirlos a la vidaeterna, que es nuestra responsabili-dad como padres. La creación delhogar es tanto la responsabilidad delpadre como de la madre.

Hermana Lant El hogar debe ser un lugar seguro

al que puedan acudir los miembrosde la familia porque saben que se lesama y que están protegidos de lascosas del mundo.

Élder Oaks Dejemos bien en claro la distinción

entre el cuidado de la casa y la edifica-ción de un hogar. Las labores de lacasa tal vez puedan delegarse, perolas de edificar un hogar no; no sedelega la dirección de la noche dehogar. No se delega la oración fami-liar, ni el amor de los padres por sushijos ni el tiempo individual que tanimportante es para el crecimiento.Hagamos una distinción entre el cui-dado de la casa y la creación o edifica-ción de un hogar.

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Page 26: Reunión Mundial deCapacitación de Líderes“Edifiquemos una posteridad recta”

Hermana Lant No se pueden delegar esas respon-

sabilidades, pero sí se pueden com-partir.

Élder Oaks Sí, así es.

Élder Holland Lo que me llama la atención

cuando el élder Oaks dijo: “No sepuede delegar”, es que no se puedendelegar a la comunidad ni a la cámarade comercio…

Élder Oaks Ni siquiera a la Iglesia.

Élder Holland Ni a la Iglesia. Eso es lo que quería

decir. Hablemos de eso, de cómo laIglesia debe ayudar y bendecir a lafamilia. Hay algunas cosas que ni laIglesia ni nadie más pueden ni debenhacer cuando se trata de un asuntofamiliar.

La programación de actividades

Élder Holland¿Qué consejo general podemos

dar a los líderes de la Iglesia paraayudarles a mantener un equilibrioentre la ayuda a las familias y la pro-gramación de actividades? El tiempoes un asunto que se debe tomar encuenta en los barrios y las estacas dela Iglesia.

¿Cómo lo hacemos, élder Oaks?

Élder Oaks Permítanme hablarles a los obispos

y presidentes de estaca, ustedes quepresiden los consejos de barrio yestaca. Al programar actividades y reu-niones hay que tomar en cuenta eltiempo que debemos pasar con lafamilia y no fijarlas por doquier en el

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calendario sin pensar en cómo afec-tan a las familias.

Élder HollandQueremos bendecir a las personas,

pero también debemos proteger a lafamilia.

Hermana Beck Hace años que me ciño a una regla

personal que cualquiera puede apli-car. Una buena razón para tener unaactividad de barrio o de estaca es por-que se necesita y porque fortalecerá alas familias y a las personas y, unamala razón es porque es la costumbreo porque hay un día feriado que tene-mos que celebrar. Cuando hablamosde los modelos del Evangelio, cono-cemos las necesidades. Planifiquemosactividades que respondan a esasnecesidades; el que una actividadhaya sido magnífica el año pasado noimplica que deba convertirse en unatradición.

Élder OaksY podemos decir que lo mejor es

que el calendario de la Iglesia sea con-siderado con las circunstancias de lafamilia para que la carga durante lasemana y el fin de semana no seaexcesiva y no prive a la familia de losratos que puede pasar junta.

Ahora agreguemos que si hacemosque la familia disponga de más tiempo,los padres son responsables de que eltiempo no se dedique a ver más televi-sión, a actividades deportivas indivi-duales ni a participar más en muchas ymuy buenas actividades que ofrece lacomunidad a nuestros hijos. No quere-mos perjudicar a la Iglesia al competircon otras actividades, sino que trata-mos de disciplinar el uso de las reunio-

nes y actividades a favor de la familia, yla familia debe llenar ese vacío en vezde invitar a otros a llenarlo.

Hermana Lant Así que la responsabilidad recae

nuevamente en la familia.

Élder Oaks Así es.

Consejos de barrio y familiares

Hermana BeckEn las reuniones de consejo de

barrio o de presidencia es frecuenteoír: “¿Cómo podemos lograr que laspersonas apoyen nuestra organiza-ción?” o “Asistió mucha gente, recibi-mos mucho apoyo”. Eso es pensaral revés. Si en las reuniones secomienza diciendo: “¿Cómo podemosapoyar a la familia?”, entonces lo quehacemos es producto de las cosas queapoyarán a la familia, y no al revés;creo que todos debemos dar vueltaese lente.

Élder Oaks Ése es un gran tema de delibera-

ción para los consejos de barrio, en elque un grupo como el que tenemoshoy aquí se reúne y cada quien aportasu propia perspectiva. El obispo tomala decisión, pero antes escucha atodos e intenta ajustar el nivel de laactividad y los horarios de maneraque se ciña a los principios de los quehemos hablado.

Élder HollandCreo que sería valioso detener esta

conversación ahora mismo, en mediode este análisis, y decirle a nuestropúblico que, aunque no fue ésa nues-tra intención, esta reunión ejemplificalo que nos gustaría que sucediera

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entre los hombres y las mujeres enla Iglesia.

Élder Oaks En toda cultura.

Élder Holland En toda cultura. Así es como se

debe conversar en los consejos debarrio y así es como deben conversarlos cónyuges: con respeto, mos-trando interés, aportando ideas,compartiendo. En algunas culturas—esta es una transmisión mundial—esto es contrario a la tradición, la his-toria y el estilo de algunas personas.Pero la cultura del Evangelio debeprevalecer. Y si no ha sido la costum-bre o la tradición local escuchar a lashermanas o tener el maravilloso res-peto que ellas han mostrado hacia elsacerdocio, esperamos que todo estotransmita a la Iglesia la necesidad deescucharse, de amarse, de conversary de encontrar las mejores ideas, deorar para recibir guía y tener mejoresfamilias y, como producto de ello,

tener una Iglesia mejor. Esto no sedebe considerar como algo demenor importancia entre lo que lesdeseamos transmitir hoy.

El coincidir las necesidades con los

recursos

Élder OaksEl élder L. Tom Perry enseñó un

maravilloso principio en la reuniónmundial de capacitación de líderes deenero de 2003. Me gustaría leer algu-nas de sus palabras para poner énfasisen esto. Sus palabras son más relevan-tes en la actualidad que hace cincoaños; él dijo:

“El secreto para edificar una rama,un distrito, un barrio o una estaca esconocer a sus miembros, sus aptitu-des y sus necesidades, y edificar suprograma basado en el liderazgo dis-ponible y en las necesidades de susmiembros…

“En todo lo que hagan, tengan pre-sente que ser grande no necesaria-

mente significa ser mejor. Crezcantan rápidamente como el tamaño yla madurez de sus unidades lo permi-tan. Cuiden la fortaleza de sus miem-bros”7.

Es un principio liberador.

Hermana Lant Sí lo es, y pienso en cómo afecta

entonces a un líder de una organiza-ción auxiliar. A veces se llama a unalíder de Primaria, le echa un vistazo alprograma y piensa: “¿Cómo lograréhacer todo esto?”. Se pone manos a laobra y luego busca más cosas quepoder hacer.

Hay que aplicar el enfoque sobre lafamilia a todo lo que se nos llama ahacer, porque no es preciso hacermás. A veces podemos tomar un pro-grama, ver las necesidades de nues-tros miembros y hacer menos.

Élder Holland Eso me recuerda que el élder

Scott dijo que a veces para magnifi-car nuestro llamamiento hay quehacer menos, no más8. Se centra másla atención, se utiliza un mejor juicio,se aumenta la calidad, pero la canti-dad total será menor, no mayor.Pienso que eso es igualmente libera-dor: no eludir la responsabilidad, noser haragán, sino contemplar seria-mente todo el panorama, en el cualse incluye al elemento importante dela familia, y quizá en ocasiones hacermenos.

Hermana Lant Y muchas veces estos líderes de

las organizaciones auxiliares son tancapaces, y pueden hacer tanto, quese nos pasa la mano. Tenemos quetener cuidado de no hacer eso, sino

Cuando el consejo de barrio o una presidencia se reúne, se debería preguntar:“¿Cómo podemos apoyar a la familia?”

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centrarnos en las personas y no en elprograma.

Prudencia y buen juicio

Hermana Tanner Aprecio a los líderes del sacerdocio

que sopesan la situación familiar antesde extender un llamamiento. Los lla-mamientos son inspirados, pero tam-bién requieren que los líderes delsacerdocio apliquen la prudencia yel buen juicio.

Élder Oaks Las unidades que cuentan con un

número limitado de miembros activostienen pocas personas para trabajar yse debe tener mucho cuidado de nocubrir todos los llamamientos con lasmismas 10 personas, dándole cuatroo cinco llamamientos a cada una. Ésano es la manera de tener una familiao un barrio fuertes; un líder inspiradodel sacerdocio debe partir de la pro-posición de no extender múltiples lla-mamientos a padres que estén muyatareados.

Tal vez se deba reducir el programapara cumplir los requisitos del princi-pio que el élder Perry enseñó en latransmisión de la reunión mundial decapacitación de líderes de enero de2003.

Élder Holland Pero todos reconocemos —todos

los que nos encontramos en estamesa reconocemos— que el sacrificiosigue siendo un principio del evange-lio de Jesucristo. Nos sacrificamos porlos miembros de nuestra familia, y sieso lo extendemos, nos sacrificamospor la rama, el barrio y la estaca. Atodos se nos ha llamado a hacer cosas

que nos obligan a crecer y aprender yhemos tenido que tomar decisionessobre qué hacer para proteger a lafamilia, para proteger a la Iglesia, ypara cerciorarnos de que tanto laIglesia como la familia florezcan.

Tenemos que ser sabios y tener elbuen juicio para lograr hacerlo todo;pero no se puede hacer todo a la vez,y a veces no es preciso hacer todo loque hemos hecho anteriormente.Pero seremos bendecidos para hacerlo esencial.

Hermana BeckRecuerdo la magnífica enseñanza

del élder Ballard cuando nos dijo quefuéramos prudentes: “Ah, sed pruden-tes”, dijo, “al elegir estas cosas”9.Enseñar sobre el sacrificio es impor-tante. Los albores de mi testimonio,cuando comencé a decir “ésta es unaiglesia maravillosa”, se remontan acuando vi a mis padres servir, luchary aprender en sus llamamientos. Esome enseñó unas cuantas cosas. Yomisma me he visto obligada a crecery a aprender y a acercarme al Señorpor medio de mi servicio. Nunca diríaque hay que escoger entre la familiay el servicio. Tiene que haber unmatrimonio y una unión entre nues-tro compromiso con el Señor deayudar a edificar Su reino y nuestrocompromiso de edificar una familia.Van de la mano y no hay que escogerentre uno y el otro.

El gozo del día de reposo

Élder Holland ¿Puedo hacer una súplica a este

grupo y a toda la Iglesia? Quisierapedirles que hagamos todo lo posible

por recuperar el gozo del día dereposo. No sé si hay nada mejor parafortalecer la unidad familiar en laIglesia que disfrutar plenamente deldomingo. Y sí lo disfrutamos. Yo lodisfruto. Con lo atareado que estoy,vivo esperando el domingo. Las pri-meras declaraciones en las Escrituras—y estoy pensando particularmenteen las declaraciones desde el AntiguoTestamento hasta Doctrina yConvenios— han versado sobre elgozo del día de reposo, la dicha deadorar y la delicia que es este día.Seguramente podemos mejorar enpasar el día de reposo juntos. En algu-nos casos tendremos que reducir lasasignaciones a fin de que en el hogarse pueda también vivir un aspectoigualmente importante del Evangelio.

Hermana Beck Creo que usted también está

hablando del día de reposo y decómo mejorar esa experiencia. Creoque con frecuencia el ajetreo y laslabores que llevamos a cabo duranteel día de reposo a fin de realizar laobra de la Iglesia nos alejan del verda-dero motivo por el que vamos a lasreuniones. Vamos para renovar nues-tros convenios. Si las familias se pre-paran para ello y se centran en ellodurante las experiencias de este día,pienso que contribuirá en granmedida a que sea una bendición paranuestra familia. Vamos a participar dela Santa Cena, y lo demás es algo quese agrega a ello. No es una experien-cia secundaria, sino la razón principalpor la que vamos a la Iglesia.

Creo que a veces estamos tan ata-reados y apurados que nuestros hijos

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no captan ese mensaje, pero deberíaser lo primero que les enseñamos.

“Venid, comed”

Élder Holland En el verdadero espíritu de la crea-

ción de un hogar, en toda la extensiónde lo que esto significa, espero quepodamos volver a sentarnos a comerjuntos como familia. Casi cualquiersociólogo diría, y de hecho lo dicen,que quizá no hay nada que una mása la familia en el transcurso de unasemana que el comer juntos una delas comidas.

Hermana Beck Uno de mis ejemplos preferidos

de las Escrituras se halla en el últimocapítulo del Evangelio según San Juan,cuando el Salvador reúne a Sus discí-pulos en el mar de Galilea. Había unahoguera y brasas y pescado, y les dijo:“Venid, comed”. Eso requirió bastantepreparación. Había preparado unacomida —podríamos decir que erauna comida familiar— y los invitó a iry comer, no a comer apurados, sino air y comer. Entonces el pasaje dice:“Cuando hubieron comido”, Él enton-ces comenzó a enseñarles esa magní-fica instrucción sobre apacentar a Susovejas (véase Juan 21:9–15). Hay algoespecial en el hecho de comer juntosy relajarse y de tener ese sentimientopresente. ¿Cómo habrían recibido Suenseñanza si no hubiera preparado ellugar para impartirla?

Creó el ambiente para la ense-ñanza y fue durante la hora de comer.No creo que haya sido casualidad.

Aferrarse a la doctrina

Élder Oaks En todo lo que hemos hablado es

fundamental que evitemos seguir losmodelos del mundo como guías parala crianza de los hijos, para el matri-monio y para todas esas cosas deimportancia eterna. Tengo presenteel consejo que el apóstol Pablo dio alos corintios, lo cual está registrado en2 Corintios, capítulo 6. Estabahablando a los que tenían el Evangelioy dijo: “No os unáis en yugo desigualcon los incrédulos; porque ¿qué com-pañerismo tiene la justicia con la injus-ticia?” (2 Corintios 6:14). Nos estádiciendo que no podemos permitir-nos ir de la mano ni unirnos en yugocon el mundo cuando tomemos deci-siones de trascendencia eterna.

Élder Holland Y creo que si nos aferramos a la

doctrina de la Iglesia —y nuevamentevuelvo a la idea en base a la quecomenzamos esta conversación, laidea de un plan y un consejo quenuestro Padre Celestial nos dio antesde venir aquí— si nos aferramos a ladoctrina, saldremos adelante, recibi-remos respuesta a nuestras oracionesy permaneceremos fundados en prin-cipios verdaderos.

Siempre he pensado, y le he dichoa mis propios hijos, que aquellospadres que siguieron adelante des-pués de pasar por Chimney Rock yMartin’s Cove (y algunos no llegaronmucho más allá), donde todas esaspequeñas tumbas salpican el paisajehistórico de esta Iglesia; no lo hicie-ron por un programa o una actividad

Quizá no hay nada que una más a la familia en el transcurso de una semanaque el comer juntos.

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social; lo hicieron porque la fe delevangelio de Jesucristo formaba partede su alma, estaba en la médula desus huesos. Eso era lo único que per-mitía a las madres enterrar a susbebés en una caja de pan y seguiradelante diciendo: “La tierra prome-tida está más delante. Lograremosllegar al valle”.

Podían decirlo debido a los conve-nios, la doctrina, la fe, la revelacióny el Espíritu. Si conservamos estomismo en nuestra familia y en laIglesia, tal vez muchas otras cosascomenzarán a resolverse por sí mis-mas y muchas otras menos necesariasperderán su importancia. Me han con-tado que los carros de mano teníanuna capacidad limitada. Al igual quenuestros antepasados tenían queescoger lo que llevarían, tal vez elsiglo XXI nos obligue a decidir: “¿Quéponemos en el carro de mano?”. Esla esencia de nuestra alma, la médulamisma de nuestros huesos. Si nos afe-rramos a las revelaciones bendecire-mos a la familia y a la Iglesia.

Élder Oaks Élder Holland, ése parece un buen

comentario final.

Élder Holland Élder Oaks, hermana Beck, her-

mana Lant y hermana Tanner, ennombre de toda la Iglesia, graciaspor su tiempo, su amor, su servicio,su sacrificio y las convicciones quellevan en el alma sobre la vida fami-liar y el amor familiar en el evangeliode Jesucristo. Gracias. Hermanos yhermanas, gracias también a todosustedes.

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NOTAS1. “La Familia: Una proclamación para el

mundo”, Liahona, octubre de 1998,pág. 24.

2. Gordon B. Hinckley, Liahona, mayo de2003, pág. 59; y Liahona, enero de 1998,pág. 81.

3. Véase “Thurber”, Life, 14 de marzo de1960, pág. 108.

4. John Milton, Paradise Lost, Libro 8,versos 601– 602.

5. M. Russell Ballard, “Mirad a vuestrospequeñitos”, Liahona, octubre de 1994,pág. 40.

6. Véase Pearl S. Buck, “At Home in theWorld”, Marriage and Family Living,febrero de 1942, pág. 2.

7. L. Tom Perry, “El programa de la unidadbásica”, Primera Reunión Mundial deCapacitación de Líderes, enero de 2003,pág. 10.

8. Véase Richard G. Scott, “El fundamentodoctrinal de las OrganizacionesAuxiliares”, Reunión Mundial deCapacitación de Líderes, enero de 2004,pág. 6–9.

9. Véase M. Russell Ballard, Liahona,noviembre de 2006, págs. 17–20.

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El cielo en nuestro hogar

Mis hermanos y hermanas, con-cluyo esta inspiradora reunión conespíritu de humildad. Nuestros pensa-mientos se han centrado en el hogary la familia, y se nos ha recordado que“el hogar es el fundamento de unavida recta y ningún otro medio puedeocupar su lugar ni cumplir sus funcio-nes esenciales”1.

Como sabemos, hay familias demuchos tipos. Algunas incluyen unpadre, una madre, hermanos y her-

manas, mientras que otras puedenestar formadas por un solo padre omadre con hijos; y hasta las hay deuna sola persona.

Cualquiera que sea la constituciónde nuestra familia, si seguimos laspautas que se han expuesto en estareunión nos acercaremos más alSeñor y haremos que nuestro hogarsea más celestial.

Cuando Jesús andaba por los pol-vorientos senderos de los pueblos ylas ciudades que con reverencia llama-mos la Tierra Santa y enseñaba a Susdiscípulos en la bella Galilea, solíahablarles en parábolas, en un lenguajeque la gente podía comprender. Confrecuencia relacionaba la edificacióndel hogar con la vida de quienes leescuchaban.

Él declaró: “Toda… casa divididacontra sí misma, no permanecerá”(Mateo 12:25). Posteriormente advir-tió: “He aquí, mi casa es una casa deorden… y no de confusión” (D. y C.132:8).

El mundo se llena cada vez más decaos y confusión. Nos rodean mensa-jes que contradicen aquello que esti-mamos y que nos tientan para quenos alejemos de lo que es “virtuoso, obello, o de buena reputación, o dignode alabanza” (Artículos de Fe 1:13) ypara que adoptemos el pensamientoque suele predominar fuera del evan-gelio de Jesucristo. Sin embargo,cuando nuestra familia es una en pro-pósito en un entorno donde reinan lapaz y el amor, el hogar se convierteen un refugio que nos protege delmundo.

Cuando nos sentimos cansados,enfermos o desalentados, qué dulceconsuelo es poder volvernos al hogar.Qué gran bendición es pertenecer aun círculo familiar y ocupar un lugaren él.

En ocasiones puede que nos sinta-mos aburridos del hogar, de la familiay su entorno, y que todo ello nosmoleste. Algunos hogares puedenparecer poco sofisticados, con ciertotoque de uniformidad, mientras queotros lugares se muestran sumamenteatractivos. Pero después de conocer elmundo y vagar por él y ver mucho delo fugaz y lo superficial que en él hay,aumenta nuestra gratitud por el privi-legio de formar parte de algo con loque podemos contar: el hogar, lafamilia y la lealtad de nuestros seresqueridos. Llegamos a saber lo que sig-nifica estar unidos por el deber, el res-peto y el sentimiento de pertenencia,y aprendemos que no hay nada que

Un refugio contrael mundoP R E S I D E N T E T H O M A S S . M O N S O NPresidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

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pueda reemplazar la bendita relaciónde la vida familiar.

Todos recordamos el hogar denuestra infancia. Para la mayoría denosotros, nuestros pensamientos nose remontan a si la casa era grande opequeña, o a si el vecindario eramoderno o estaba deteriorado; antesbien nos deleitamos en las experien-cias que compartimos en familia.

Cuando Margaret Thatcher eraPrimera Ministra de Gran Bretaña,expresó esta profunda filosofía: “Lafamilia es el componente básico dela sociedad. Es una guardería, unaescuela, un hospital, un centro recrea-tivo, un lugar de refugio y de des-canso. Comprende todo lo que es lasociedad. Da forma a nuestro pensa-miento y es la preparación para elresto de la vida”2.

Permítanme presentar tres pautasque ayuden a garantizar que nuestrohogar sea un refugio de felicidad.

La costumbre de orar

Primera: tengamos la costumbrede orar.

¿Nos sentimos agradecidos comopueblo de que la oración familiar nosea una práctica anticuada en laIglesia? No hay visión más bella en elmundo que la de una familia orando.El Señor mandó que hiciéramos laoración familiar cuando dijo: “Orad alPadre en vuestras familias, siempre enmi nombre, para que sean bendeci-dos vuestras esposas y vuestros hijos”(3 Nefi 18:21).

A medida que oramos con nuestrafamilia diariamente, estamos ayu-dando a brindar la protección que

con tanta urgencia necesitamos enel mundo actual.

Una fuente de aprendizaje

Segunda: que nuestro hogar seauna fuente de aprendizaje.

Parte esencial de nuestra fuentede aprendizaje son los buenos libros,pues la lectura es uno de los verdade-ros placeres de la vida. En esta era dela información en la que tanto de loque encontramos está abreviado,adaptado, cambiado y adulterado,resulta gratificante e inspirador delei-tarse a solas con un buen libro.

James A. Michener, escritor desta-cado, dice lo siguiente: “Una naciónllega a ser lo que leen sus jóvenes,pues en la juventud cobran forma losideales y se asientan las metas”.

El Señor aconsejó: “Buscad pala-bras de sabiduría de los mejoreslibros; buscad conocimiento, tantopor el estudio como por la fe” (D. y C.88:118).

Naturalmente, los libros canónicosconstituyen la mejor fuente de apren-dizaje a la que me refiero. Leámoslosa menudo, tanto en privado como enfamilia, para que seamos iluminados yedificados y nos acerquemos más alSeñor.

Una tradición de amor

Tercera: disfrutemos de una tradi-ción de amor.

Las que parecen pequeñas leccio-nes de amor no pasan inadvertidaspara los niños que, en silencio, absor-ben los ejemplos de sus padres.

A medida que oramos con nuestra familia diariamente, estamos ayudando abrindar la protección que con tanta urgencia necesitamos en el mundo actual.

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FEBRERO D E 2008 31

Cerciorémonos de que nuestro ejem-plo sea digno de emular. Si en nues-tro hogar existe una tradición deamor, no recibiremos la reprimendade Jacob que está registrada en elLibro de Mormón: “Habéis quebran-tado los corazones de vuestras tiernasesposas y perdido la confianza devuestros hijos por causa de los malosejemplos que les habéis dado; y lossollozos de sus corazones ascienden aDios contra vosotros” (Jacob 2:35).

Ruego que nuestras familias ynuestros hogares rebosen de amor:amor el uno por el otro, amor porel Evangelio, amor por el prójimo yamor por el Salvador. Como resul-tado, el cielo estará un poco máscerca de nosotros aquí en la tierra.

Es mi oración que nuestro hogarsea un refugio al que los miembrosde nuestra familia siempre deseenregresar.

El anhelo por el hogar

Tal vez algunos recuerden la histo-ria de un niñito que fue raptado desu casa y llevado a una ciudad lejana.El niño creció en estas condicioneshasta convertirse en joven adulto sinpoder recordar a sus padres ni a suhogar. Pero mientras crecía, anidabaen su corazón el anhelo por volver asus padres y a su hogar.

Pero, ¿dónde estaba su hogar?¿Dónde podría encontrar a suspadres? Ay, si tan sólo lograra recordarsus nombres, la tarea sería menosdesesperada. Con urgencia trató derecordar hasta el más pequeño detallede su infancia.

Un día, como una ráfaga de inspira-ción, recordó el sonido de la campanaque, desde la torre de la iglesia delpueblo, repicaba un caluroso recibi-miento cada día de reposo por lamañana. El joven viajó de pueblo enpueblo intentando oír el familiar tañerde la campana. Algunas se le parecían,pero otras distaban mucho del sonidoque él recordaba.

Pasado mucho tiempo, el joven seencontró un domingo por la mañanaante la iglesia de un pueblo comootro cualquiera y escuchó con aten-ción el repicar de la campana. Elsonido le resultó familiar, diferentede todos los que había oído, excep-tuando el de la campana que repicabaen el recuerdo de su infancia. Sí, erala misma campana; el sonido era idén-tico. Las lágrimas asomaron a susojos, el corazón se le hinchió de ale-gría y su alma rebosó de gratitud.Aquel joven cayó de rodillas y, alzandola vista más allá de la torre, hasta elcielo, susurró en una oración de grati-tud: “Gracias, oh Dios; estoy en casa”.

Me encanta la letra de este himno:Dulce hogar, allí donde voy,

Por tierra extraña o lejano mar,

Con el tiempo aflora en mi corazón

El deseo de a ti regresar.

Aunque me halle en bellos parajes

Con amigos que rebosen bondad,

Aunque dichosa sea la espera,

Mi alma entera anhela tu paz3.

Ruego que siempre luchemos paraque nuestro hogar sea un remanso deamor, paz y felicidad, en el que elEspíritu del Señor tenga a bien morar.

Ésta es mi oración para todos noso-tros. En el nombre de Jesucristo.Amén.

NOTAS1. David O. McKay, en Family Home

Evening Manual, 1965, pág. iii.2. En Nicholas Wood, “Thatcher Champions

the Family”, The Times, 26 de mayo de1988, pág. 24.

3. Traducción libre de “O Home Beloved”,Hymns, Nº 337.

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LA FAMILIA

El presidente Gordon B. Hinckley leyó esta proclamación como parte de su mensaje enla Reunión General de la Sociedad de Socorro, el 23 de septiembre de 1995, en Salt Lake City, Utah, E.U.A.

NOSOTROS, LA PRIMERA PRESIDENCIA y el Consejode los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, solemnemente proclamamosque el matrimonio entre el hombre y la mujer es orde-nado por Dios y que la familia es la parte central delplan del Creador para el destino eterno de Sus hijos.

TODOS LOS SERES HUMANOS, hombres y mujeres, soncreados a la imagen de Dios. Cada uno es un amadohijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal,cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. Elser hombre o mujer es una característica esencial de laidentidad y el propósito eternos de los seres humanos enla vida premortal, mortal, y eterna.

EN LA VIDA PREMORTAL, los hijos y las hijas espiritualesde Dios lo conocieron y lo adoraron como su PadreEterno, y aceptaron Su plan por el cual obtendrían uncuerpo físico y ganarían experiencias terrenales paraprogresar hacia la perfección y finalmente cumplir sudestino divino como herederos de la vida eterna. El plandivino de felicidad permite que las relaciones familiaresse perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas ylos convenios sagrados disponibles en los santos tem-plos permiten que las personas regresen a la presenciade Dios y que las familias sean unidas eternamente.

EL PRIMER MANDAMIENTO que Dios les dio a Adán y aEva tenía que ver con el potencial que, como esposo yesposa, tenían de ser padres. Declaramos que el man-damiento que Dios dio a sus hijos de multiplicarse yhenchir la tierra permanece inalterable. También decla-ramos que Dios ha mandado que los sagrados poderesde la procreación se deben utilizar sólo entre el hombrey la mujer legítimamente casados, como esposo y esposa.

DECLARAMOS que la forma por medio de la cual se creala vida mortal fue establecida por decreto divino.Afirmamos la santidad de la vida y su importancia en elplan eterno de Dios.

EL ESPOSO Y LA ESPOSA tienen la solemne responsabi-lidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sushijos. “He aquí, herencia de Jehová son los hijos”(Salmos127:3). Los padres tienen la responsabilidad sagrada de

educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud, deproveer para sus necesidades físicas y espirituales, deenseñarles a amar y a servirse el uno al otro, de guardarlos mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respe-tuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y lasesposas, madres y padres, serán responsables ante Diosdel cumplimiento de estas obligaciones.

LA FAMILIA es ordenada por Dios. El matrimonio entreel hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Loshijos tienen el derecho de nacer dentro de los lazos delmatrimonio, y de ser criados por un padre y una madreque honran sus promesas matrimoniales con fidelidadcompleta. Hay más posibilidades de lograr la felicidaden la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas delSeñor Jesucristo. Los matrimonios y las familias quelogran tener éxito se establecen y mantienen sobre losprincipios de la fe, la oración, el arrepentimiento, elperdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y lasactividades recreativas edificantes. Por designio divino,el padre debe presidir sobre la familia con amor y recti-tud y tiene la responsabilidad de protegerla y deproveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabi-lidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estasresponsabilidades sagradas, el padre y la madre, comoiguales, están obligados a ayudarse mutuamente. Lasincapacidades físicas, la muerte u otras circunstanciaspueden requerir una adaptación individual. Otrosfamiliares deben ayudar cuando sea necesario.

ADVERTIMOS a las personas que violan los convenios decastidad, que abusan de su cónyuge o de sus hijos, o queno cumplen con sus responsabilidades familiares, que undía deberán responder ante Dios. Aún más, advertimosque la desintegración de la familia traerá sobre el indi-viduo, las comunidades y las naciones las calamidadespredichas por los profetas antiguos y modernos.

HACEMOS UN LLAMADO a los ciudadanos responsablesy a los representantes de los gobiernos de todo elmundo a fin de que ayuden a promover medidas desti-nadas a fortalecer la familia y mantenerla como basefundamental de la sociedad.

LA PRIMERA PRESIDENCIA Y EL CONSEJO DE LOS DOCE APÓSTOLESDE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

© 1995 por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Todos los derechos reservados. Aprobación del inglés 10/95. 35602.002

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