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Rafael Ampuero Olvidado por el mismo

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Artículo "Rafael Ampuero - Olvidado por el mismo" de Muñozcoloma

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Rafael AmpueroOlvidado por el mismo

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Muñozcoloma

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Artículo aparecido en la sección «La Casa de Asterión»ESCÁNER CULTURALRevista Virtual de Arte Contemporáneo y Nuevas VanguardiasN° 83 - Mayo de 2006

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Hoy no llueve, pero el viento golpea con una vorágineinusitada los fríos ventanales de esta casa. Ya perdí la cuentade mi último sueño y el desvelo se ha convertido en unaconstante en mis noches y en mis días. Esta casa siempreme reclama hastío, pero la soporto, no sin esfuerzo, mecontento de pensar que mi estadía sólo será por un tiempo(indeterminado, puede ser la eternidad). Este exilio pocovoluntario, pero sí muy bien aceptado me lleva al recuerdoy a la esperanza como únicos elementos útiles para calmarmi inercia iterativa.

Desde niño el viento me cautivó y aún intento sentirlo en miser, mas en esta casa todo se percibe como elementos

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extraños, lejanos y ajenos. Imagínense a un tipo en una casatremendamente grande (colosalista, diría yo) con no máscompañía que un silencio abrumador que lo acaricia todo yuno que otro fantasma. Así que mis esfuerzos por disfrutardel vendaval siempre son estériles.

Por esas cosas que nunca he podido ni he intentado explicar,siempre vienen en mi auxilio algunos personajes remotos,esta vez en la cabecera de la mesa del comedor aparece unafigura más bien alta y sonriente, pero desaparece deinmediato, intento recordar su rostro y se me viene unnombre a la cabeza: Rafael Ampuero, el artista olvidado.Persona que amó el viento, quizás más que yo. Cierro losojos para intentar que vuelva, pero al contrario, el que sedesplaza soy yo, aparezco mirando el mar en la playa ElMorro de Tomé, y un viento gélido, pero amparador meinvade por completo.

Siempre he considerado a Tomé como una ciudad mágica,con hombres mágicos, con una ferviente vida bohemia ycultural, como un Buenos Aires chiquito (pero bien chiquito).Al pensar en esta ciudad chilena, de poco más de 50.000habitantes en la costa del Océano Pacífico, se me vienen a lacabeza nombres como el de los escritores/poetas: AlfonsoAlcalde, Benjamín Silva, Casimiro Vera, Alfonso Mora,Vicente Parrini, Alejandro Chávez, Matías Cardal, SergioRamón Fuentealba, Juan Rivera, Egor Mardones y muchosmás; y los artistas plásticos: Elías Zaror, Emilio BorlandoSolari, Raúl Sanhueza, Alejandro Reyes, Santiago Espinoza,Vicente Gajardo, Héctor Herrera, Mario Zapata y también

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muchos más; pero sin dudas la figura que hoy me incita aescribir estas líneas es la del artista plástico Rafael Ampuero.

Rafael Ampuero Villarroel nació en Ancud, Chiloé, el 23 dejunio de 1926, y luego de transitar con sus padres, RafaelAmpuero Alderete y María Villarroel Paredes, por Valdivia,Santiago y Concepción se radica en Tomé en 1935, cuandocontaba con 9 años de edad. De niño manifestó un graninterés por el arte y mucha habilidad, de hecho recién salidodel Liceo de Hombres de Tomé, comienza a trabajar con suamigo Alejandro Quiero en una incipiente empresa dejuguetes de madera, en la cual Ampuero se dedica a diseñary a pintar.

Rafael Ampuero

Luego, en 1944, a los 18 años, pasaría a trabajar comoAyudante Oficial del Registro Civil de Concepción. Ampuero

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siempre fue un tipo muy alegre y bueno para la conversa,siempre buscaba la sonrisa; don Luis Hugo Alracón, antiguoadministrador del Restaurante del Mercado Municipal,recuerda que Rafael le había confeccionado un carné queseñalaba que él había nacido un día 30 de febrero, sólo paradivertirse. Es que Ampuero se reía de todo, nada era tanserio, ni tan grave; tanto así que ni su propia vida la tomaríacon el necesario rigor.

El palestino y el Círculo de Bellas Artes

Si bien su relación con el arte era cercana y casi amistosa, sepodría decir, que ésta cambió profundamente cuandoconoce a Elías Zaror, «el turquito». Este palestino habíanacido en Belén en 1896 (1885 según otros) y a tempranaedad demostró sus dotes para el arte, tanto así que los curasde la congregación Salesiana le dan la oportunidad de realizaralgunos cursos formales de arte en Florencia, Italia. Lugar adonde se traslada junto con su madre. Zaror se comienza aespecializar en la restauración de imágenes religiosas y enla confección de las mismas, principalmente en esculturasde santos. Los años y los trabajos lo llevaron a Brasil y a laArgentina, donde aún quedan algunos trabajos creados porél. En 1920 llega a Chile paseándose por Chillán, Angol,Talcahuano y Traiguén. En este periplo conoce a Pedro Luna,uno de los héroes de la Generación del 13 (los pintoresborrachines según otros). Se cuenta que Zaror estabatrabajando en imaginería religiosa en un convento ubicadoen las cercanías de Temuco, hacia la cordillera, al cual llegahuyendo por problemas de «faldas», de ahí en más

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comenzará una convivencia en torno al arte y a la vida quesacará de quicio a las huestes religiosas de la Novena Región.De un día para otro el vino del convento comenzó adesaparecer y a los artistas se les veía más risueños que decostumbre, no fue difícil usar la lógica matemática de loinversamente proporcional: menos vino en el convento->más contentos los artistas.

Según el pintor tomecino Mario zapata, la pintura de Zarorse parece mucho a la de Luna, particularmente en el uso delcolor y de la «brochada» gruesa, por la doble influencia queexistía entre ambos. Es más, señala que muchas pinturasde Luna de esos tiempos las hizo el propio Zaror. Con laexperiencia y con una carga tremenda de arte y bohemia,aprendida del mismísimo «Rey de la Bohemia de los ArtistasChilenos» Zaror arriba a Tomé, por allá por 1930, donde elmar y la insistente naturaleza lo cautivan por completo.

Elías Zaror

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Como buen árabe se instaló con un negocio en la calle ManuelMontt de la ciudad. Un buen día decide ir a recortarse elpoco cabello que aún mantenía, llegó a la peluquería deAlejandro Reyes al frente de la plaza de armas, pero al entraralgo extremadamente familiar le llama la atención, era uninsistente olor a trementina, de inmediato interroga a Reyessobre la razón de ese olor. El peluquero le cuenta que apartede las cabelleras también se dedica a la pintura en untallercito que se había armado al fondo del negocio, cuestiónque también había hecho Zaror en el propio, así que invita aReyes y a los amigos que quisieran acompañarlo a su negociopara que vieran sus obras y, principalmente, a hablar de arte.Entre los amigos que llegaron con Reyes venía un jovenpintor, Rafael Ampuero, además de Raúl Sanhueza, AlejandroReyes y los poetas Alfonso Mora, Benjamín Silva y AlejandroChávez. En el taller de don Elías surgió la idea de formaralguna agrupación dedicada al arte, es así que el 1 de abrilde 1947 fundan el Círculo de Bellas Artes de Tomé, siendoZaror su primer presidente. Este Círculo funciona hasta eldía de hoy, y es un ejemplo para cualquier ciudad o pueblode este país por la calidad de su trabajo por tantos años,hoy su sede se encuentra en un vagón de tren que estámirando al mar.

Zaror murió en Tomé, el 18 de abril de 1975 dejando comolegado unas 250 telas y una fuerza tremenda por el arte queperdura hasta el día de hoy, y que cautivó y potenció el fuegointerno de la vida artística de Rafael Ampuero, quienescribiría: «El caso de Zaror fue extraordinario, ya que, enuna enorme soledad que sólo rompimos en parte sus jóvenesamigos, se asimiló a la vida corriente de un comerciante, sin

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dejar de lado lo que en verdad era la razón de su vida. Piensoque los mejores años de ella los vivió junto a nosotros, quenos iniciábamos en las disciplinas del arte y a quienes guiócon una voluntad que hoy nos parece hasta paternal».

Sede actual del Círculo de Bellas Artes de Tomé

Ampuero en negro

Cuando Rafael Ampuero se encuentra en la fundación delCírculo de Bellas Artes, estaba a punto de cumplir recién 21años. Y ya se desempeñaba como ilustrador y dibujante dela revistas infantiles santiaguinas EL PENECA y EL CABRITOdesde 1944 y en el diario de Concepción LA PATRIA, como

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ilustrador y redactor (hay que señalar que como buen artistachileno también escribía mucho), desde 1945.

«La sequía». Óleo sobre tela. 99 x 120 cm.

Pinatoteca Universidad de Concepción.

El mismo año de la fundación del Círculo de Bellas Artesexpone por primera vez, en una muestra colectiva realizadaen la propia ciudad de Tomé, en esos tiempos Ampuero sededicaba la acuarela y al óleo. En la ocasión el poetaAlejandro Chávez Bork escribiría en el Diario la Patria:«Ampuero extrae sus temas de lo social y en gran parte de

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lo onírico y nos impresiona con sus dos cuadros: SURAZO yNO MÁS GUERRA, obras valiosas en su contenido temáticoy plástico». La calidad de sus trabajos lo llevan a exponer alaño siguiente en la sala El Sótano de la ciudad de Concepción(donde expondría en varias oportunidades), en la SalaUniversitaria de Concepción y, posteriormente es invitado aparticipar de la muestra colectiva de la Federación de ArtistasPlásticos de Chile en el Museo Nacional de Bellas Artes de lacapital, donde recibe no sólo felicitaciones por su obra, sinotambién elogiosos comentarios de los críticos artes (de loscuales mucho desconfiaba, casi tanto como de la enseñanzaacadémica del arte). El diario El Mercurio de Santiagoseñalaba: «De la Federación de Artistas Plásticos de Chile...creo que la mejor es una obra de Rafael Ampuero de Tomé,que se inicia en el arte con ESTUDIO, cuadro al óleo en unagama azul que revela verdadera sensibilidad y categoría»,firmaba esta declaración el escritor Nathanael Yánez Silva.

Ese fue el punto de partida de Rafael en las cuestiones demuestras y viajes, luego entre 1949 y 1954 realiza muchasexposiciones, tanto individual como colectivamente, endiferentes salas de la provincia de Concepción. Segúnalgunos conocidos, en este período estudia en la escuela deBellas Artes de Adolfo Berchenko, para luego, en 1952, pasara dictar cátedra en la misma escuela. Según otros, esto nuncaocurrió, de hecho defienden con uñas y dientes queAmpuero haya sido autodidacta de tomo y lomo, sin máslecciones que las que le pudo dar Elías Zaror al fragor de laconversación y de algunas botellas. Entre estos años, 1952para ser preciso, es solicitado para decorar el elegante HotelCecil de Concepción, ubicado al frente de la Estación de

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Ferrocarriles de la ciudad, hoy Barrio Estación, frente a laPlaza de los Artistas (ese tema viene pronto: Las locas nochesbohemias en el Cecil), cuestión que repetiría en el HotelSheraton de Santiago junto a otros artistas en el año 1969.

Entre los años 1950 y 1955 se integra a la Sociedad de Artede Concepción introduciéndose de lleno a la vida bohemia«pencopolitana», la noches de Concepción se transformaronen días interminables junto a los pintores de la Sociedad y alos muchos actores, músicos y poetas que deambulaban poresos años en la zona (qué envidia). El pasar de los años fuecoronado con muchos trabajos en el área artística, si biendisfrutaba de la pintura, este medio no le ofrecía lo quebuscaba, la expresividad simple y profunda. Su gran amigode farras, el poeta Alfonso Mora Venegas publica dos libros,LA BESTIA MÁGICA en 1955 y LAS SEMILLAS PROFUNDASen 1960, estas dos ediciones contaron con las ilustracionesde Ampuero. Así como ROBLE HUACHO y CIUDADBRUMOSA de Daniel Belmar y el cuento EL DÍA DELDERRUMBE de Juan Rulfo. En 1957 expone en la Sala del

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Ministerio de Educación en Santiago. Rafael estaba en elpick de su carrera, había logrado, en parte, desarrollar esoque algunos llaman «oficio», y el talento y la creatividad loinundaba por completo, pero... siempre hay un pero en todo,las obligaciones que le presenta su nueva situación de casado(contrae matrimonio con Norma Sáez Jiménez en 1956 conquien tendría cuatro hijos: Alma, Esmeralda, Victoria y Daniel)lo obligan a parar su creación y dedicarse al frío mundo delos negocios, a eso que él tanto odiaba, a los horarios, a laformalidad. Es así, que ese fatídico año de 1957, decide dejarel pincel para siempre (ese «para siempre» duraríaexactamente 6 años) y comienza a trabajar en una empresamaderera.

Los años fuera del circuito oficial fueron generosos conAmpuero y con los que disfrutamos del arte, ya que en 1963vuelve, como dirían los viejos «aumentado y corregido» a laciudad de Tomé, con una idea fija en su cabeza: lo negro, lamancha, el plano... la xilografía. Con esta técnica RafaelAmpuero quedará inscrito en la delicada historia del artechileno como uno de los más grandes grabadores. En lostacos de madera, en los rodillos, en la tinta tipográficacomienza a volcar toda su temática con total libertad,potenciándose ésta por la técnica. En esta etapa profundizaaún más la temática social dándole a sus personajes, lasimplicidad de su oficio, de su actitud reflejando, por sobretodo la dignidad de éstos.

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Hasta aquí los años de Ampuero estuvieron llenos, no sólode arte, sino también de bohemia, de música clásica, deponche de duraznos y aguardiente. Sus amigotes (para sufamilia) insisten en que se vaya con su familia a la capital, alo cual Rafael cede y en 1967 se instala allá. En ese momentocomienza una serie de exposiciones que lo catapultan a unsitial privilegiado del arte nacional: En la Galería Patio deProvidencia (1968), Sala Agustín Edwards del InstitutoChileno-Británico de Cultura (1969 y 1971), Galería Centralde Arte (1972), Museo Histórico de Rancagua (1975), MuseoHistórico de Talca (1975), en Wood Hole, Massachussets,Estados Unidos (1976), Galería Unicorn de Baltimore,Estados Unidos (1976), Casa de las Américas, La Habana,Cuba (1976), Sala Goethe del Instituto Chileno-Alemán deCultura de Santiago (1977), Alianza Francesa de Santiagode Chile (1977) y otras muestras en Punta Arenas, Temuco,Chillán, Curicó, Talca y Antofagasta. Entre los premios que

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recibe están el Primer Premio de Grabado en el Salón dePrimavera de Temuco (1968), el Premio Municipal de Artede Tomé (1968) y el Premio Municipal de Arte de Concepción(1969).

Ampuero galopando en un caballo blanco

Pero la vida de Ampuero estaba destinada, como la de losmúsicos del romanticismo o los pintores de la Generacióndel 13, hacia calamidades y sinsabores insospechados. Porejemplo, a su regreso a Tomé el periodista Pacián Martínezescribe en el Diario El Sur de Concepción: «...se vioenfrentado al más absoluto de los desamparos, volvió aexcluírsele de las muestras oficiales, tuvo que vender otravez sus cuadros de puerta en puerta, ahora más cansado,con una carga mayor en las espaldas y en el ánimo.Ampuero, como Sántos Chávez, no era pintor de academiaso de escuelas, no fue un teórico ni alguien que se obnubilaracon las modas. Sus temas eran sencillos, muy simples y nopor ello menos hondos: pescadores, campesinos, hombresdel mar y de la tierra sorprendidos en sus faenas cotidianas,plenos de la grandeza de sus oficios humildes». La verdades que Rafael Ampuero fue imprecado en silencio por losgrandes y arrogantes académicos que influían el circuitooficial del arte, a los cuales nunca les rindió la pleitesía quedeseaban (y que aún desean).

La soledad, el desprecio inusitado y la incomprensiónllevaron a Ampuero a profesionalizarse en el alcohol,comenzó a beber mucho, convirtiéndose, con el pasar de

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los años, en un remedo de él mismo. Como diría MarioZapata, su compadre y amigo: «Ampuero se suicidalentamente». Se volvió solo a Tomé, y su familia se quedóen Santiago.

Su vida estuvo rodeada de un halo de irreverencia y debohemia, principalmente junto a su amigo Alfonso Mora conquien solían, en la noche tomecina, recitar a viva voz poemasen la Plaza de Armas, de esquina a esquina, parados en lasbancas y recorriéndola como un carrusel, mientras la barrasiempre fiel, les celebraba sus disparates artísticos.Evidentemente los menos contentos con la efervescenciaintelectual-bohemia de la noche-madrugada eran los vecinosquienes, al principio, llamaban a la fuerza pública para quecallara o se llevara detenidos a los fastidiosos, pero loscarabineros poco podían hacer cuando se encontraban conla sorpresa de que uno de los «animadores culturales» erael mismísimo Juez de la comuna, el poeta Alfonso Mora.

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En los últimos años de su vida, Ampuero sufrió el abandonode sí mismo, si bien antes el rigor y la autoexigencia para suobra lo inundaba, en este período comienza adespreocuparse de todo, incluso de ella, dejando grabadospor doquier, en cualquier cantina, cambiando talento poralcohol (vieja y repetida historia). En esta época crea unatrilogía de pinturas: EL CHORO, EL VAGABUNDO y ELMENDIGO, este último, hasta el día de hoy, se encuentra enla Restaurante Municipal arriba del Mercado, lugar quefrecuentó mucho el artista. Ahí relata el ex administrador,don Luis Hugo Alarcón que ese cuadro era la representaciónde Juanito Méndez, un personaje muy conocido en el pueblo,un inválido al que la Municipalidad le dio un lustrín para quese ganara la vida. Esos eran los temas de Ampuero, larealidad sin sofisticaciones.

Ampuero recorría Tomé de bar en bar, de vino en vino, desdeel ponche al aguardiente y muchas veces se le encontrababotado en la calle, y los amigos como Zapata tuvieron quellevarlo a la casa de su madre, donde habitó el último tiempo.Su estado de salud era mísero, su alimentación no pasabade un pan con un tarro de jurel y tomate, el cual comía en lacalle o donde lo agarraba el hambre. Muchas veces caminoa casa de su madre se detenía en un «descanso» que él tenía:«El Caballo Blanco», un bar donde solía galopar y danzarcon los caballos de su imaginación al ritmo del tango, ydonde, obviamente, por las circunstancias bebía «unblanco» (o dos, o más).

Su precario estado de salud obliga a sus conocidos ahospitalizarlo, él a regañadientes acepta, pero intenta

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escarparse más de una vez; así que, en un acto sensatodeciden internarlo y llevarse la ropa para impedir quepudiera salir; cosa que, obviamente, no sirvió de nada; yaque siempre se las arreglaba para tomar el abrigo de otroenfermo y arrancarse por la puerta o por la ventana deledificio. Muchas veces sus amigos creyeron verlo pasar enla noche como un deja vu, al amparo del viento y de la lluviay, cuando se percataban que en realidad era él, tenían quevolver a llevarlo al hospital.

«El mendigo» 1963

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El 8 de julio de 1984 fallece en el Hospital de Tomé, estáenterrado en el Cementerio de Tomé y su tumba, como élquería, mira al mar y es invadida por el viento día tras día.Dejó alrededor de 150 grabados, sin contar las pinturas,dibujos, poemas y escritos varios. Su obra estuvotremendamente influenciada por la guerra Civil Española, eltriunfo del Frente Popular en Chile, los muralistas mexicanosy Neruda y, aunque su trabajo era de protesta, no perdió ladignidad y honestidad cuando se refirió a la pobreza, a laexplotación y la denuncia social, nunca cayendo en elfacilismo de lo panfletario.

Tumba de Rafael Ampuero. Cementerio N° 1 de Tomé

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Hoy un pasaje de la población 18 de septiembre de Tomélleva su nombre, así como una escuela Básica en Rafael y laSala de Exposiciones del departamento de Cultura de Tomé.Pero aún falta que el mundo artístico-cultural chileno le hagajusticia... somos apologistas del olvido.

A su Tomé querido le escribió un poema titulado A MIPUEBLO que reza en parte:

Tomé, en el camino del destinoClavó su aurora de tiempo

En arenas de cerro destiladaY en un vuelo supremo

Alzó el brindis de los cerrosEn un bosque de botellas trasnochadas...

...Tomé, puerto de mi vidael amor digno de las caricias

a la amistad y al luceroel paisaje que se aquieta en los cerros

a todo, lo que es mi destino.

Quizá hoy el viento y la lluvia de Tomé que él tanto amaba lopasean en el gris del cielo y él montado en el mismo caballoblanco de siempre nos guiña un ojo desde la distancia.

¡Salud!

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Fuentes:

- Artículo «Rafael Ampuero». www.geocities.com/fronteradelbiobio/cultura/rafael_ampuero.htm

- Entrevista realizada a Mario Zapata por Muñozcoloma. Febrero 16de 2006.

- Entrevista realizada a Luis Hugo Alarcón por Muñozcoloma.Febrero 11 de 2006.

- «Diccionario biográfico e histórico de Tomé». Tomo I. AlejandroSanhueza Galloso. 1997.

- «Artistas de fin de siglo». Mario Zapata Vásquez. I.Municipalidad de Tomé. Dirección de Educación Municipal.Departamento de Cultura de Tomé. 2000.

- Reportaje «Pintor y escultor Elías Zaror Nader». Matías Cardal.www.elsaber.cl

- Reportaje «Grabador y pintor Rafael Ampuero Villarroel». MatíasCardal. www.elsaber.cl

Agradicimiento:

- A María Eugenia Godoy por revisar este texto.

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