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Lecturas para la Semana de Oración nº 369 · año 30 · septiembre 2005

Revista Adventista - Septiembre 2005

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Ofrenda especial para laSemana de Oración

extranjeros, una parte de esos fondos re-cogidos en todo el mundo.Este año 2005,como en los años precedentes, alrededorde 650.000 dólares.

En relación a la División Euroafricana,durante el año civil 2005, en el marco de“Misión Global”, 84 proyectos de implan-tación de nuevas iglesias en nuevos terri-torios están en curso. Para cada proyecto,hay que presentar una propuesta de pro-yecto, exponiendo en él de un modo cla-ro el grupo social que se pretende alcan-zar, el programa de evangelización y elpresupuesto necesario. Una vez hecho elproyecto, los directores del mismo pre-

La semana de oración anual, que tiene lugar en los últimos meses del año,es uno de los puntos álgidos en la vida de los adventistas europeos. Suslecturas nos permiten dirigir nuestros pensamientos hacia Jesús y el bus-carlo por la oración dentro del círculo de los que comparten la misma

fe que nosotros.La ofrenda recogida el último sábado de la semana de oración es una expre-

sión de nuestro apego al Señor y a su obra. Mediante ella estamos sosteniendola predicación del mensaje de los tres ángeles en este mundo en el que el Señornos ha situado.

El Señor nos ofrece hoy tantas posibilidades de evangelización que tenemosque usarlas tanto tiempo como sea posible. Nuestras ofrendas de la semana deoración sirven para abrir una brecha particular de evangelización en nuestrospaises y en el exterior. Todos los fondos recogidos son enviados a la AsociaciónGeneral de los Adventistas del Séptimo Día y destinados a “Misión Global”. Re-cibimos para nuestra obra en Europa, en los nuevos territorios y en favor de los

PETER R. KUNZE

Tesorero de la División Euroafricana(Berna, Suiza)

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN

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S U M A R I O

4 PRIMER SÁBADOUnidos en la testificación de la verdad.

7 DOMINGOUnidos en la testificación de la verdad acerca de Jesús.

9 LUNESUnidos en la testificación de la verdad de las Escrituras.

11 MARTESUnidos en la testificación de la verdad divina.

13 MIÉRCOLESUnidos en la testificación:nuestro llamamiento.

16 JUEVESUnidos en la testificación:nuestro destino.

18 VIERNESUnidos en la testificación de la segunda venida de Cristo.

20 SEGUNDO SÁBADOUnidos en nuestro cometido de testificar de la verdad.

23Semana de Oración para los menores.

REVISTA ADVENTISTA: Órgano oficial de la Iglesia Adventista

del Séptimo Día de España

nº 369 · año 30 · septiembre 2005

Director de la Revista, Alberto F. Guaita;

Director general de Safeliz, Jonathan Valls;

Coordinadora editorial, Elisabeth Sangüesa

Editor, Luis González; Redacción, Raquel Carmona, JuanFernando Sánchez, Mónica Díaz;

Diseño y maquetación, José Mª Weindl, Isaac Chía;

Procesos informáticos, Javier Zanuy;Producción, Martín González;

Envíos, Juan José Reta;Suscripciones y secretaría,

Mª Teresa Tello, Mª del Pilar Artal;Publicidad, [email protected]

Impresión: IBERGRAPHI 2002 Mar Tirreno, 7, 28830

San Fernando de Henares (Madrid)Depósito Legal: M-32.993-1974

Pradillo, 6 - Pol. Ind. La Mina · E-28770Colmenar Viejo, Madrid (España)

tel. [+34] 91 845 98 77fax [+34] 91 845 98 [email protected]

www.publicacionesadventistas.com

sentan un informe sobre el desarrollo de esta cam-paña de evangelización e indican también como sehan utilizado esos fondos.

He aquí algunos ejemplos de la obra de “MisiónGlobal”, que muestran cómo son utilizados los me-dios financieros que damos. Quiero exponer unosproyectos en Europa que han sido escogidos de en-tre numerosos programas que se extienden sobrevarios años y que han sido promovidos gracias a lasofrendas de la semana de oración, para mostrar loque Dios ha hecho:

1. AlemaniaEl evangelismo entre los rusos, los ghaneses y

los coreanos a progresado. Ha producido, entre otrascosas, la implantación de nuevas iglesias en las re-giones de Berlín, Hamburgo y Renania. Nuevos pro-yectos se están llevando a cabo ahora mismo enNuremberg.

2. EspañaLa Unión Española lleva a cabo en Madrid y en

localidades adyacentes una campaña de evangeli-zación para alcanzar a los rumanos. Durante siglos,este grupo de población ha sufrido discriminacióndebido a los prejuicios. Durante las últimas déca-das, hemos observado un gran aperturismo de es-te colectivo hacia el mensaje adventista. Por ejem-plo, la problemática familiar ha atraído a 45personas; 60 personas se han interesado a los pro-blemas de la juventud; 150 personas abiertas al men-saje de Jesús han asistido a los estudios bíblicos quetuvieron lugar a continuación.

Tenemos hoy en la localidad de Coslada, unaiglesia de numerosos miembros bautizados. Estánagradecidos de nuestro apoyo económico; sin em-bargo son autónomos en el plano financiero desdehace tiempo y ellos mismos se financian sus cam-pañas de evangelismo.

En Zaragoza, más de 100 gitanos y rumanos sereúnen en sus propias iglesias. Esto no ha sido siem-pre así. Hace 40 años, Matilde Hernández Gabarre,conocida entre sus familiares como “la faraona”,comenzó a hacer evangelismo entre estos colecti-vos; pero fue en 1988 cuando por fin se consolidóun grupo. Después las cosas fueron rápidas. Graciasa los dones que aportó “Misión Global”, la obra en-

tre los gitanos y los rumanos fue consolidada. Deeste modo se realizó la visión de nuestra hermanaHernández Gabarre de una gran iglesia.

3. PortugalEsta es la experiencia de una pareja de misione-

ros en el comienzo de su labor en Portugal. Al lle-gar a la ciudad donde pensaban instalarse, fuerona una agencia inmobiliaria en busca de una vivien-da. La señora que los recibió quiso saber más cosasacerca de esta pareja y la razón por la cual queríaninstalarse allí. Los dos le contaron que eran adven-tistas del séptimo día y que deseaban estudiar la Bi-blia en esta ciudad con las personas interesadas. Es-ta joven señora fue una de ellas. Siguió los estudiosbíblicos y fue bautizada en julio del 2005.

4. RumaníaAunque nuestra iglesia en Rumanía se haya de-

sarrollado bien, aún quedan territorios en los quelos adventistas deben ser conocidos. He aquí unaexperiencia que ocurrió durante un proyecto deimplantación de nuevas iglesias. Gualea había co-nocido a Jesús por su madre, que le había dado unaeducación cristiana. Pero el conocimiento de Jesúsno había alcanzado su vida espiritual. Comenzó adudar de su existencia al hacerse mayor. Al volvera casa después de haber pasado la noche en un bar,se detuvo en medio de la calle. Se puso a reflexio-nar sobre su estilo de vida, y sobre lo que el alco-hol le aportaba realmente. De repente, el rostro deun antiguo compañero de clase, adventista, le vi-no a la mente. Al día siguiente, Gualea visitó a suantiguo camarada y le pidió que le llevase al cul-to. El siguiente sábado así como todos los demássábados, volvió a ese grupo. Nos dice: «Mi vida hacambiado, aunque los problemas hayan aparecidoen mi familia. Ahora encuentro mi fuerza en Je-sús».

Mediante los proyectos de “Misión Global” fi-nanciados por las ofrendas de la semana de oración,26 nuevas iglesias pudieron ser fundadas en Euro-pa en el territorio de la División Euroafricana. Pue-den encontrar más información sobre la obra de“Misión Global” en globalmission.euroafrica.org

Les agradecemos mucho sus ofrendas del últimosábado de la semana de oración.

Phoo

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En las Escrituras, se llama testigos a quienes han visto o se han entera-do de algo y están bajo la obligación legal de contarlo (por ejemplo,Lev. 5: 1; Juan 3: 32). Al testificar, describen su experiencia en relacióncon el fenómeno sobre el que se sienten en condiciones de hablar. Si,

ante una situación en la que deberían hablar, deciden callar, automáticamentetestifican de la mentira.

Dada la inevitabilidad de que veamos personas o cosas, o de que nos entere-mos de ellas, no sería impropio sugerir que la existencia humana puede, hastacierto punto, definirse en términos de testificación. Constantemente testifica-mos de algo o acerca de algo. Todo indica que testificar es ineludible. La mane-ra en que vivimos habla no solo de nosotros, sino también –particularmente–del fundamento sobre el que estamos construyendo nuestros caracteres. Testifi-camos de la verdad o de la mentira. En lo que a esto respecta, no hay zona neu-tral (ver Isa. 43: 9, 10).

Llamados a testificarSiendo que nadie puede librarse de testificar de alguna manera (positiva o ne-

gativamente), Dios nos insta a hacerlo en su favor: «Sed mis testigos». No somosesclavos de fuerzas impredecibles sobre las que no podemos decir ni hacer na-da. Dios nos ha dado libertad: la facultad de escoger a favor de quién queremostestificar. Anhela que lo hagamos en su favor, pero no nos obliga. Para el cora-zón humano, es natural testificar de la mentira, a través de una vida de pecadoy rebelión; pero, para ser testigos de la verdad de Dios, tenemos que escoger res-ponder “sí” a su llamado y permitirle designarnos como sus testigos. Cuando Je-sús se le apareció a Pablo camino a Damasco, le dijo: «He aparecido a ti, para po-nerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceréa ti» (Hech. 26: 16). Pero esta no fue solo la experiencia de Pablo. Todo creyen-te adventista ha sido elegido y llamado por Dios para testificar por él.

La Escritura, incluso, llega a afirmar que ni siquiera existe otro poder realsobre el cual deberíamos testificar. «No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hiceoír desde al antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Diossino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno» (Isa. 44: 8). Testificar –por medio denuestras palabras y de nuestras vidas– de algo que no sea Dios es testificar delo efímero: de la nada misma. Dios, que es omnisapiente, ilustra este puntosugiriendo (no sin cierta ironía) que él mismo ha buscado para ver si, en efec-to, habría alguien más digno de nuestro testimonio, y concluye: «No hay Fuer-te; no conozco ninguno». Nuestro mayor privilegio es testificar del único y ver-

dadero Dios, que se reveló a sí mismo an-te nosotros en la persona de su Hijo, Je-sucristo.

El llamado bíblico a testificar de la ver-dad no es solo un privilegio que se nos con-cede por medio de la elección y el llama-do de Dios, sino también su exhortacióna que participemos en una de sus princi-pales tareas en favor de sus criaturas. Es in-herente a la naturaleza de Dios revelarse asus criaturas. Tal revelación es, en esencia,el acto de testificar de sí mismo. El testi-monio divino de sí mismo fue patentemen-te claro en el ministerio de Jesús. Por eso,bien podemos llamar a Jesús el Testigo, «Eltestigo fiel y verdadero» (Apoc. 3: 14). En supersona, el mensaje y el testimonio sonuno. Su testimonio es irrefutable, por laevidencia que él mismo presentó: «Las obrasque el Padre me dio para que cumpliese, lasmismas obras que yo hago, dan testimonio demí, que el Padre me ha enviado» (Juan 5: 36).Para Jesús, el testimonio y la misión soninseparables.

Por lo demás, el Padre mismo es testi-go. Jesús dijo: «También el Padre que meenvió ha dado testimonio de mí» (Juan 5:37). Su testimonio se oyó en ocasión delbautismo de Jesús, cuando el Padre pú-blicamente declaró: «Este es mi Hijo ama-do» (Mat. 3: 17; comparar con Juan 1: 32-34). También el Espíritu Santo es testigo.Al prometer a sus discípulos enviarles otroConsolador, Jesús les dijo: «Cuando ven-ga el Consolador, a quien yo os enviaré delPadre [...] él dará testimonio acerca de mí»(Juan 15: 26). En lo que respecta a la re-

Unidos en la testificación de la verdad

Es la razón de nuestra existencia, como cristianos y como iglesia.

JAN PAULSENPresidente mundial de la Asociación General de losAdventistas del Séptimo Día, cuya sede se encuentraen Silver Spring, Maryland, EE.UU.

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velación y el desarrollo del plan de salva-ción, una de las funciones principales dela Trinidad es, justamente, la de testificarde ese plan y de su fiabilidad, ante noso-tros. Cuando Dios nos llama para ser tes-tigos suyos, en realidad nos invita a in-corporarnos a su propia misión. Testificarpor el Señor es, en verdad, un privilegiomagnífico y un honor que Dios nos con-cede a cada uno por medio de su gracia.

Testimonio de la verdadHemos sugerido que testificar es ine-

vitable. Por medio de nuestras vidas, tes-tificamos constantemente de nuestrosvalores, y de lo que consideramos parti-cularmente importante para nosotros ynuestras familias; en esencia, testifica-mos de nuestro compromiso con Dios ocon cualquier otro poder prioritario ennuestro ser. Pero, en la Biblia, el testimo-nio cristiano se presenta en favor de Je-sucristo. El Padre y el Espíritu Santo tes-tifican de Jesús. Jesús declaró ser Hijo deDios, y el Padre lo apoyó, testificando ensu favor. El Espíritu se dio a la iglesia pa-ra testificar de Jesús, presentándolo co-mo único medio de salvación. El testi-monio cristiano es, por definición,cristocéntrico.

No se llama a la iglesia a testificar de supoder como tal (de sus instituciones, delvalor de su organización ni de sus éxitos).

No debería testificar de sí misma, sino delo que Jesús ha hecho por todos nosotros.Los dirigentes religiosos, así como losmiembros de iglesia, nunca deberían tes-tificar de sí mismos ni de sus pretendidoslogros, sino de aquel que los hizo posiblesy que siempre está dispuesto a usarlos pa-ra su gloria. En el servicio de adoración nodeberíamos testificar de nuestros edificiosni de nuestros coros, como tampoco de lacapacidad de nuestro pastor ni de los pla-nes extraordinarios que tenemos para fo-mentar el crecimiento de la iglesia. Se nosllama a testificar ¡de Jesucristo! Testificarde él contribuirá a someter a Dios nuestroegoísmo y a cumplir con la misión que élnos encomendó. Convoco a cada miem-bro de iglesia, en todos los niveles organi-zativos de ella, a testificar de Jesús y de laverdad tal como es en él.

Oficialmente, el testimonio de la igle-sia comenzó con el derramamiento del Es-píritu Santo en Pentecostés. Poco antes desu ascensión, Jesús les dijo a sus discípu-los: «Pero recibiréis poder, cuando haya veni-do sobre vosotros el Espíritu Santo, y me se-réis testigos» (Hech. 1: 8). Tras contarlesque el Consolador, el Espíritu Santo, da-ría testimonio acerca de él, Jesús agregó:«Y vosotros daréis testimonio también» (Juan15: 27). Es elemento indispensable del plande salvación de Dios, que nos unamos aél para testificar acerca de Jesús.

Específicamente, ¿qué fue lo que la igle-sia apostólica testificó acerca de Jesús? Tes-tificó que Jesús murió en la cruz, que Dioslo resucitó de entre los muertos y que «Aeste, Dios ha exaltado a su diestra por Prín-cipe y Salvador, para dar a Israel arrepenti-miento y perdón de pecados. Y nosotros so-mos testigos suyos de estas cosas, y tambiénel Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a losque le obedecen» (Hech. 5: 31, 32; compa-rar con 2: 32, 33). Esta es la verdad, tal co-mo se revela en Jesús. En un mundo en elque imperan el secularismo y el espiritua-lismo, se nos llama a testificar de la reali-dad de la muerte, la resurrección, la as-censión y la mediación de Cristo en favorde la raza humana pecadora.

Refiriéndose a Jesús, Pedro dijo: «Y nosmandó que predicásemos al pueblo, y testifi-cásemos que él es el que Dios ha puesto porJuez de vivos y muertos» (Hech. 10: 42). Es-ta es una idea sorprendente. Hasta cuan-do proclamamos el Juicio Final, testifica-mos de Jesús como Juez del mundo. Notestificamos acerca de la condenación nide la destrucción, sino del Juez justo, san-to y amoroso. En el siguiente pasaje, Pe-dro agrega: «De este dan testimonio todoslos profetas, que todos los que en él creyeren,recibirán perdón de pecados por su nombre»(Hech. 10: 43).

¡Estas son buenas noticias! Es de estoque tenemos que testificar. Tenemos que

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abrazar el testimonio que el Padre dio acer-ca de su Hijo, y compartirlo con otros: «Yeste es el testimonio: que Dios nos ha dadovida eterna; y esta vida está en su Hijo» (1Juan 5: 11). ¡Esta es la verdad! No hay otrolugar ni otra persona por cuyo medio po-damos encontrar vida.

Unidad en el testimonioDebemos proclamar con poder lo que

Dios ha hecho y continúa haciendo pornosotros y en nosotros, a través de Jesu-cristo. Dios nos ha encomendado la res-ponsabilidad de proclamar el evangeliodel Reino «para testimonio a todas las na-ciones» (Mat. 24: 14).

En la realización de esta misión, laiglesia debe presentar un frente unido.En los tribunales, una de las situacionesmás desconcertantes es ver a los testigosdando versiones contradictorias sobre unmismo evento o incidente. Al hacerlo,pierden su credibilidad y debilitan enor-memente la defensa. Cuando los testigosdisienten seriamente acerca del mensa-je que se supone que deben dar, el men-saje mismo se desacredita, y la gente sepregunta: «¿Dónde está la verdad?»

Mientras la iglesia continúe creciendo,uno de los desafíos que enfrentaremos se-rá el de permanecer unidos en nuestro tes-timonio de la verdad tal como es en Jesús.Para mantener una unidad de testimonioeficaz y persuasiva, la unidad de credo esindispensable. Es triste ver cómo algunosalteran significativamente ciertos aspec-tos del mensaje que se nos ha encomen-dado, para crear significados paralelos alos de la iglesia organizada, a fin de pro-mover su mensaje personal. El testimoniomundial de la iglesia ha estado y conti-nuará estando bajo la dirección de aquel

que nos llamó a testificar de él al final delgran conflicto cósmico. Permitamos quelos miembros de iglesia crezcan en el co-nocimiento de nuestro mensaje centradoen Cristo, y que se preparen para testifi-car de él en cada región del mundo.

La iglesia no solo testifica a quienes es-tán fuera de ella; también lo hace ante lasnuevas generaciones que están emergien-do en su seno. Desafío a los padres a dara sus hijos un claro testimonio de la ver-dad tal como es en Jesucristo, mediantepalabras y acciones caracterizadas por elamor cristiano. Debemos pasar a las nue-vas generaciones la verdad inmaculadaque, en su amor, Dios nos ha confiado.Para semejante testimonio, los padres sonindispensables.

También desafío a los pastores y los ad-ministradores, así como a los predicado-res laicos, a testificar –desde el púlpito denuestras iglesias alrededor del mundo– dela verdad del mensaje que se nos ha en-comendado. Hablemos en acorde a nues-tras iglesias; evitemos la disonancia delerror; permitamos que los miembros deiglesia oigan la verdad tal como es en Je-sús. Los insto a proclamar las verdades bí-blicas adventistas que nos caracterizan, yque son de especial aplicabilidad en estostiempos. No callemos al respecto, porqueellas nos protegerán de los engaños de losúltimos días.

Por último, desafío a los maestros ad-ventistas alrededor del mundo –a quie-nes el Señor y su iglesia han encomenda-do trabajar juntamente con él– a formarlas mentes de nuestros alumnos a seme-janza de la mente de Cristo. Que las au-las sean el lugar en el que demos un tes-timonio unido de la verdad y de susignificado para nuestros alumnos. Que

ninguno testifique de su verdad privada,sino de la verdad que Dios ha dado a suiglesia, para que la proclame. No permi-tamos que en nuestras escuelas se anali-ce tan minuciosamente la verdad, que es-ta llegue a perder su belleza y atractivopor causa de la duda. Permitamos, másbien, que florezca allí, mientras con ora-ción los maestros la examinan juntamen-te con sus alumnos, y destacan su impor-tancia para estos.

Anhelamos fervientemente que lleguepronto el momento en que nuestro testi-monio, en este planeta de pecado, lleguea su fin. Luego, tendremos la eternidadtoda para testificar, a los seres no caídos,acerca de la maravillosa obra de salvaciónde Dios, por medio de su Hijo amado. Latestificación nunca tendrá fin.

Preguntas para compartir

1. ¿Qué diferencia encuentras entre argüir con la gente acerca de la verdad y testificarle de ella?2. ¿Qué enfoques o planteamientos consideras más poderosos o eficaces, para testificar?3. ¿Qué papel desempeñas, personalmente, para ayudar a tu iglesia local en la testificación en su comunidad?4. ¿Qué impresión tiene tu comunidad acerca de la Iglesia Adventista?

Debemos

proclamarcon poder

lo que Dios ha hecho y

continúa haciendo

por nosotrosy en nosotros,

a través de

Jesucristo.

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Unidos en la testificación de la verdad acerca de Jesús

¿Refleja tu congregación su relación con Jesús? ¿La reflejas tú?

ARMANDO JUÁREZ

Pastor de la Iglesia Adventista Maranata Hispana, en las Vegas, Nevada, EE.UU., y coordinador para el habla

hispana de la Asociación de Nevada-Utah.

No obstante todas las predicciones de los cineastas de Hollywood,la película La pasión de Cristo, de Mel Gibson, tuvo un enormeimpacto en nuestra sociedad secularizada. A pesar de las contro-versias que provocó, indujo a muchos a pensar seriamente en el

sacrificio de Cristo. Millones vieron la cinta en el cine, o en reproductoresde DVD o de vídeos, en sus hogares. El sacrificio de Cristo en la cruz siem-pre causa impacto en el corazón humano. Jesús sostuvo: «Y yo, si fuere levan-tado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan 12: 32).

La centralidad de la cruzElena White declaró: «Cuando contemplamos al Cordero de Dios sobre la cruz

del Calvario, el misterio de la redención comienza a abrirse a nuestra mente y labondad de Dios nos guía al arrepentimiento. Al morir por los pecadores, Cristo ma-nifestó un amor incomprensible; y este amor, a medida que el pecador lo contem-pla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira contrición al alma».1

En su libro Cristo, nuestro Sustituto, Norman Gulley señala que la muerte de Cristo«expuso cabal y detalladamente las profundidades a las que Dios estuvo dispuesto a llegar pa-ra salvar al hombre [...]. El Calvario constituye el precio más caro jamás pagado por algo. To-do el Cielo fue derramado en ese don».2

De ahí que Elena White pudiera decir: «La cruz se levanta sola; [es] un grancentro del mundo. No encuentra amigos; los hace. Crea sus propios instrumentos».3

Pero, ¿por qué la cruz?

El problema del pecadoEl pecado de Adán y Eva no solo separó de Dios a la humanidad, sino tam-

bién rompió la integridad y la unidad que Dios había creado. La gran con-troversia causada por su transgresión los separó de Dios, por lo que su natu-raleza entera se corrompió. A partir de entonces, todos sus descendientesheredaron la consecuencia de su pecado: la separación de Dios. Los seres hu-manos nacen centrados en sí mismos, no en Dios. El punto inicial de todopecado es una vida separada de Dios, en la que el yo es rey, en lugar de Dios.El pecado ha pervertido y desorganizado la naturaleza humana, trayendo nosolo enfermedad y esclavitud, sino también condenación y juicio divinos.

Dios escogió resolver el problema del pecado no por medio de la fuerza,sino del amor: dándose a sí mismo en la persona de su Hijo, para redimir ala humanidad. La cruz se convirtió en símbolo de la obra redentora de Cris-to. La cruz se yergue, como grabada a fuego contra el cielo, con ambos bra-

zos extendidos en direcciones opuestas:uno, simbólicamente dirigido hacia la eter-nidad pasada, y el otro, hacia la eternidadfutura. Abarca la extensión total de la his-toria de la salvación, desde el comienzodel pecado hasta su erradicación final.

La redención tiene tres objetivos prin-cipales: el primero, reconciliar a la huma-nidad con Dios y restaurar en ella la ima-gen divina; el segundo, destruir el pecado,que ha roto la integridad y la unidad deluniverso; y el tercero, vindicar el carácterde Dios ante el universo. La muerte delHijo de Dios es la verdad central y funda-mental del plan de redención. La cruz nosolo facilitó la redención a todo ser hu-mano; también posibilitó la destruccióndel poder del pecado. Los pecadores per-donados tienen una nueva posición (Rom.8: 16, 17), una nueva vida (Heb. 10: 10),y vida eterna (Juan 3: 15, 16; Heb. 9: 28).Por eso, Elena White declaró: «La iglesiahistórica de la tierra y la iglesia redimida delcielo tienen su centro en la cruz del Calva-rio».4

El mensaje de la cruzSegún Elena White, nuestro mensaje

siempre debería ser: «Cristo crucificado pornuestros pecados, Cristo resucitado de losmuertos, Cristo nuestro intercesor ante Dios;y estrechamente relacionada con estos asun-tos se halla la obra del Espíritu Santo, el re-presentante de Cristo, enviado con poder di-vino y con dones para los hombres».5

Este ha sido el mensaje del cristianismodesde sus comienzos. Así lo declaró Pablo:

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«Porque primeramente os he enseñado lo queasimismo recibí: Que Cristo murió por nues-tros pecados, conforme a las Escrituras; y quefue sepultado, y que resucito al tercer día, con-forme a las Escrituras» (1 Cor. 15: 3, 4).

Era el plan de Dios mantener viva lapoderosa influencia del mensaje de la cruz.Según su divino propósito, los dos sacra-mentos de la iglesia –el bautismo y la ce-na del Señor– debían señalar la obra re-dentora: la muerte, la resurrección, lamediación sacerdotal y la segunda venidade Cristo.

Refiriéndose al bautismo, Pablo escri-bió: «¿O no sabéis que todos los que hemossido bautizados en Cristo Jesús, hemos si-do bautizados en su muerte? Porque somossepultados juntamente con él para muertepor el bautismo, a fin de que como Cristoresucitó de los muertos por la gloria del Pa-dre, así también nosotros andemos en vidanueva» (Rom. 6: 3, 4).Lo mismo pasa conel sacramento de la cena del Señor (1 Cor.11: 23-26); el vino y el pan son símbolosdel sacrificio de Cristo en la cruz. Jesúsmismo lo dijo: «Haced esto en memoria demí» (1 Cor. 11: 24). La Cena del Señor fueinstituida para mantener fresca, en lamente del creyente, la memoria del sacri-ficio de Cristo en la cruz. El mensaje dela cruz es el evangelio que Cristo ordenóque se predicara a todos (Mat. 28: 19), laverdad tal como es en Jesús.

Pero, ¿qué más espera Dios de nosotros?

La influencia de la cruz enlos creyentes

Antes de su sacrificio, Jesús oró al Pa-dre, diciendo: «Ruego [...] que todos seanuno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, quetambién ellos sean uno en nosotros; para queel mundo crea que tú me enviaste» (Juan 17:

20, 21). Era el propósito de Dios restituirla armonía en la relación entre él y suscriaturas. Pablo escribió: «Porque él es nues-tra paz, que de ambos pueblos hizo uno, de-rribando la pared intermedia de separación[...] para crear en sí mismo de los dos un so-lo y nuevo hombre, haciendo la paz, y me-diante la cruz reconciliar con Dios a ambosen un solo pueblo, matando en ella las ene-mistades» (Efe. 2: 14-16). Cristo quiereromper las barreras humanas que nos se-paran de él y del prójimo.

En el día de Pentecostés, al predicarseel evangelio, todas las barreras lingüísti-cas desaparecieron, y toda la gente pudooír y entender el mensaje en su propioidioma (Hech. 2: 7-11). En la casa de Cor-nelio, Pedro reconoció la intención de Diosde eliminar las barreras raciales y sociales:«En verdad comprendo que Dios no hace acep-ción de personas, sino que en toda nación seagrada del que le teme y hace justicia» (Hech.10: 34, 35). Pablo también declaró: «Por-que todos los que habéis sido bautizados enCristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hayjudío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hayvarón ni mujer; porque todos vosotros sois unoen Cristo Jesús» (Gál. 3: 27, 28). La unidadentre los creyentes es la mayor evidenciadel poder transformador de la verdad deJesús. La unidad entre el pueblo de Diosmuestra al mundo que el ministerio de Je-sús fue ordenado por Dios (Juan 17: 21).

Y la unidad conduce a la misión. Cris-to «no vino para ser servido, sino para ser-vir, y para dar su vida en rescato por muchos»(Mat. 20: 28); y también «vino a buscar ya salvar lo que se había perdido» (Luc. 19:10). La cruz de Cristo es un poder: «Por-que el amor de Cristo nos constriñe, pensan-do esto: que si uno murió por todos, luego to-dos murieron; y por todos murió, para que los

que viven, ya no vivan para sí, sino para aquelque murió y resucitó por ellos» (2 Cor. 5: 14,15). Por eso, antes de dejar esta tierra, Je-sús ordenó a sus discípulos: «Id por todo elmundo y predicad el evangelio a toda criatu-ra» (Mar. 16: 15). Él espera que seamos sus«testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Sa-maria, y hasta lo último de la tierra» (Hech.1: 8), para hablarles a todos del deseo dereconciliación de Dios (2 Cor. 5: 18-20).

Tenemos un maravilloso Salvador y Re-dentor. Murió en la cruz para salvarnos,dándonos con ello el privilegio de con-vertirnos en hijos de Dios (1 Juan 3: 1) y«ser participantes de la naturaleza divina»(2 Ped. 1: 4). Pedro escribió: «Todas las co-sas que pertenecen a la vida y a la piedad noshan sido dadas por su divino poder, median-te el conocimiento de aquel que nos llamó porsu gloria y excelencia» (2 Ped. 1: 3).

En su segunda venida, Jesús querrá en-contrar un pueblo unido y amante, queha proclamado su verdad al mundo ente-ro y que ha cumplido con la misión quese le encomendara.

Ruego a Dios que, para entonces, cadauno de nosotros pueda escucharlo decir:«Bien, buen siervo y fiel [...] entra en el go-zo de tu señor» (Mat. 25: 21).

Referencias:

1. Elena White, El camino a Cristo, ACES, Buenos

Aires, 1989, pág. 25.

2. Norman Gulley, Christ Our Substitute, Review and

Herald Publishing Assn., Washington, D.C.,1982,

págs. 22, 23.

3. Comentarios de Elena White, Comentario bíbli-

co adventista, ACES, Buenos Aires, 1995, t. 5, pág.

1.112.

4. Elena White, Testimonios para los ministros, ACES,

Buenos Aires, 1977), pág. 433.

5. Ibíd., El evangelismo, ACES, Buenos Aires, 1975,

pág. 140.

Preguntas para compartir

1. ¿Cuál es la característica principal por la que se conoce a la Iglesia Adventistaen tu comunidad? ¿Te agrada que se la conozca de ese modo? Si se necesita-ra cambiar esta percepción, ¿qué harías para conseguirlo?

2. Da algunos ejemplos de unidad (por lo menos tres) en tu congregación. Datambién tres ejemplos de desunión. ¿De qué manera la muerte y la resurrec-ción de Cristo influyen en la unidad de tu congregación?

3. Siendo que la vida y el ministerio de Jesús fueron inclusivos (abarcando auna los marginados por la sociedad), ¿cómo explicas el hecho de que la religiónmoderna parezca basarse tanto en la exclusividad?

La unidad de los cre-

yentes es la mayor evi-

dencia del poder

transformador de la

verdad de Jesús.

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53] · 9rA sep. 2005 [201] · 9

Unidos en la testificación de la verdad de las EscriturasLa Biblia cambia la vida. ¿Ha cambiado la tuya?

JERE D. PATZER

Presidente de la Unión Norte del Pacífico de la División Norteamericana.

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN

LUN

ES

Hace años, tuve el privilegio de predicar en una parte del mundoen la que hasta no hace mucho, todavía había cazadores de ca-bezas. Tras la llegada de misioneros cristianos y el establecimien-to de las sociedades bíblicas, la vida allí cambió. Ahora, muchos

son adventistas, gracias al poder transformador de la Biblia.De aquel país nos llega una anécdota referente al poder de las Escrituras

para unir al pueblo de Dios en la verdad y en la práctica. Según esto, un díaun soldado estadounidense se encontró con un viejo cacique, sentado a laentrada de su choza de barro, leyendo la Biblia. El soldado le preguntó quéleía, a lo que, alzando su Biblia, el hombre respondió:

–Leo el libro de Dios. –¿No está un poco atrasado? –preguntó el soldado, con aire burlón–. En

mi país, lo consideramos inaplicable, carente de actualidad. Es solo un librode mitos.

Tras pensar detenidamente por unos instantes, el cacique contestó: –Tal vez en tu país no creáis en este Libro; pero él me ha convertido en

el hombre que soy hoy. Si hubieras venido a mi tierra antes que el Libro, yote habría comido. Ahora, dime: ¿quiere que tire este Libro, y te coma?

Oyendo esto, el soldado se despidió del cacique, diciendo: –No. No. Está bien... quédate con su Libro... ¡Sigue leyendo!

Ese Libro está es tus manosHay poder en este libro, no solo para hacer de un cazador de cabezas un

santo de Dios, sino también para responder a tus necesidades cotidianas y alas mías. Consideremos este libro, o mejor dicho, esta colección de libros;porque la Biblia es, en realidad, una colección de 66 libros escritos en distin-tas épocas por diferentes autores, a lo largo de 1.600 años. Cuarenta y seispersonas escribieron estos libros y, sin embargo, conforman una unidad. Elacuerdo entre ellos solo puede explicarse por el hecho de que todos han te-nido una Fuente de inspiración común. Más de 2.500 veces leemos, en lasEscrituras, expresiones como «así dice el Señor», «Dios dijo» o «palabra delSeñor que habló por el profeta». Pedro mismo escribió: «Porque nunca la pro-fecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios habla-ron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Ped. 1: 21).

Según 2 Timoteo 3: 16, la Biblia es inspirada. ¿Significa esto que los li-bros apócrifos –incluidos en algunas versiones– también fueron inspira-dos? Tomemos un ejemplo de los libros apócrifos. En 2 Macabeos leemos:

«Hizo una colecta entre los soldados y reu-nió dos mil dracmas de plata, que envió aJerusalén para que ofreciesen un sacrificiopor el pecado [de los muertos]. Acción no-ble, inspirada en la creencia de la resurrec-ción [...] creyendo firmemente que está re-servada una gran recompensa a los quemueren piadosamente, pensamiento santoy piadoso, ofreció el sacrificio expiatorio pa-ra que los muertos fuesen absueltos de suspecados» (12: 43-46). Con estos textos sesostiene la doctrina del purgatorio y laoración por los muertos, creencias enconflicto con el testimonio del canonoficial de las Escrituras.

Ninguno de los profetas utilizó citas delos libros apócrifos. Cristo tampoco usó es-tos escritos espurios. Considera la siguien-te declaración de Frederic G. Kenyon: «Esde notar que, aunque en el Nuevo Testamen-to hay muchas citas de cada grupo de los li-bros del Antiguo Testamento, no hay ni unasola cita directa de los libros apócrifos».

En relación con la supremacía de lasEscrituras, Elena White escribió: «Quienconoce a Dios y su Palabra mediante la ex-periencia personal [...] no aquilata la Bibliapor las ideas que los hombres tienen de laciencia, sino que somete más bien estas ide-as a la prueba de la autoridad infalible. Sa-be que en la ciencia verdadera no puede ha-ber nada contrario a la enseñanza de laPalabra; puesto que ambas proceden del mis-mo Autor» (El ministerio de curación, pág.367).

Felizmente, nuestra iglesia ha recha-zado lo que en la jerga religiosa se con-

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sidera modernismo (teoría evolutiva au-nada a la perspectiva bíblica de la AltaCrítica) y, gracias a ello, se ha salvado deldesastre. La tentación de abrazar el plu-ralismo (la aceptación de interpretacio-nes de las Escrituras múltiples y contra-dictorias) en pro de la aparente unidaddel cuerpo de la iglesia es engañosa. Enúltima instancia, conduce a significati-vos desacuerdos y, en definitiva, a la de-sunión. El profeta Amós pregunta: «¿An-darán dos juntos, si no estuvieren deacuerdo?» (Amós 3: 3).

Para evitar una crisisEn su obra premiada The Presbyterian

Controversy [La controversia presbiteria-na], Bradley J. Longfield señala que, engeneral, en Estados Unidos (y nosotrosdiríamos que “en todo el mundo”), lasiglesias principales están enfrentandouna crisis.

La Iglesia Presbiteriana, representantede muchas religiones cristianas, ha perdi-do 1.200.000 miembros durante los últi-mos 21 años. Longfield señala que mien-tras que la adherencia al pluralismodoctrinal ha mantenido la unidad insti-tucional, ha dejado a las iglesias «despro-vistas de una clara voz teológica».

Ahora, nota las palabras de Pablo: «To-da la Escritura es inspirada por Dios» (2 Tim.3: 16).

¿Cómo es que tantos cristianos –inclu-so conservadores– han llegado al puntode colocar la autoridad de la ciencia mo-derna o de la arqueología por encima dela del registro bíblico?

Permitidme contaros la exoerienciade mi amigo, el pastor Neil Watts. En1999, siendo presidente de la Unión Mi-sión del Pacífico Occidental (parte aho-ra de la Unión Misión Transpacífico),con sede en las Islas Salomón, viajabacomo pasajero en un avión pequeño,cuando este se estrelló en el océano. Sie-te personas murieron; seis sobrevivieronal accidente. Los supervivientes se en-contraban a varias millas de la costa, pe-ro llegado el momento, alcanzaron a verlas luces de Port-Vila.

Al contar esta experiencia, el pastorWatts dijo: «Estaba al borde del agotamien-to. Me imaginaba que tal vez moriría, yme preguntaba cómo sería. También pen-saba que quizás otros del grupo tampoco

sobrevivirían y que acaso morirían sin ha-ber conocido a Cristo. Sin duda, impulsa-do por el Señor, empecé a recordarles a miscompañeros algunas de las maravillosaspromesas de Jesús, que dicen que, inde-pendientemente de lo que nos suceda, sicreemos y confiamos en él, podemos te-ner la seguridad de la vida eterna.

»Solo un hombre tenía un chaleco sal-vavidas, con una luz en él. Seis de noso-tros decidimos mantenernos juntos. Nosconcentramos en esa luz y nos sostuvi-mos diciéndonos unos a otros: “No nosseparemos, mantengámonos juntos, cer-ca de la luz”. Tras aproximadamente seishoras en el agua, milagrosamente llega-ron a salvo a la costa».

Esa es la clave: permanecer juntos yconcentrarse en la luz. Sí, hay quienesabogan por reducir la autoridad de lasEscrituras. Considerando que las aparen-tes contradicciones entre la ciencia, yotras disciplinas, y la Biblia son irrecon-ciliables, escogen la verdad aparente porencima de la verdad eterna de las Escri-turas. La esencia de nuestra fe se basa ennuestra creencia en Cristo, el Verbo he-cho carne, y en las Escrituras, como elregistro inspirado de lo que él ha hechopor nosotros.

Un tema centralEl escritor de la Epístola a los Hebreos

declaró: «Es, pues, la fe la certeza de lo quese espera, la convicción de lo que no se ve.Porque por ella alcanzaron buen testimoniolos antiguos. Por la fe entendemos haber si-do constituido el universo por la palabra deDios, de modo que lo que se ve fue hecho delo que no se veía» (Heb. 11: 1-3).

La Biblia es más que un mero libro dehistoria. Es más que un libro sobre nues-tros orígenes. Es más que un registro ar-queológico. El tema central del libro es el

relato de lo que sucedió en una tosca cruz,hace dos mil años. De todos los libros san-tos de la mayoría de las religiones del mun-do, la Biblia es el único que declara que«Dios es amor» (1 Juan 4: 8).

Tal vez la mayor evidencia de la auto-ridad de la Biblia es su poder de cambiarla vida. Ese poder se concentra en una per-sona, Jesús, que nos amó tanto que mu-rió por nuestros pecados: los tuyos y losmíos.

De eso trata la Biblia. Todo apunta aJesús, quien dijo: «Escudriñáis las Escritu-ras; porque a vosotros os parece que en ellastenéis la vida eterna; y ellas son las que dantestimonio de mí!» (Juan 5: 39).

La luz todavía brillaA través de las edades, todo esfuerzo

que los humanos o los demonios pudie-ran inventar se ha usado para perjudicar,pervertir o destruir el testimonio de la Bi-blia. Incluso en la década de 1860, el pa-pa Pío IX escribió en su encíclica QuantaCura: «El socialismo, el comunismo, las so-ciedades clandestinas, las sociedades bíbli-cas [...] las pestes de este tipo deben ser des-truidas por todos los medios posibles» (citadoen El conflicto de los siglos).

No obstante, siempre hubo quienes seatrevieron, por fe, a creer en la Biblia co-mo suprema Palabra de Dios, por muchoque los persiguieran, los traicionaran, lostorturaran, los dejaran pudrirse en las maz-morras, los forzaran a huir hacia las mon-tañas o los martirizaran por su fe.

Creyendo en la Palabra de Dios, estoshombres y mujeres fieles siguieron prote-giéndola y compartiéndola, y se mantu-vieron unidos, por medio de ella. Esta mis-ma Palabra puede mantener –ymantendrá– al pueblo remanente de Diosunido hasta el fin, en la proclamación desu mensaje a un mundo que perece.

Preguntas para compartir

1. ¿Cómo ha cambiado o se ha enriquecido tu vida por medio de la lectura dela Biblia? ¿Cómo te ha guiado la Biblia en momentos difíciles?

2. ¿Cuál es tu manera preferida de leer la Biblia? ¿Cuál es tu versión favorita dela Biblia?

3. ¿Hay peligro en leer la Biblia solo para probar algún punto? ¿Qué tipo de pe-ligro? ¿Cuál debería ser siempre nuestro objetivo principal al estudiar la Biblia?

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Unidos en la testificación de la verdad divina

Los adventistas tienen un mensaje, ¿sabes cuál es?

BERTIL WIKLANDERPresidente de la División Transeuropea,

con sede en St. Albans, Inglaterra.

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN MA

RTES

En una de nuestras iglesias, una puerta de vidrio separa el vestíbulodel salón de reuniones. Un día, uno de los feligreses, inadvertida-mente, se la llevó por delante haciéndola añicos.

La vida sería mucho más fácil si las cosas fueran como parecen. A menu-do, lo que vemos refleja lo ignoto: factores desconocidos determinan even-tos y conductas. ¿Cómo puede uno entender las dimensiones más profun-das de la vida?

La vida es una lucha entre el bien y el mal (tema común en la intermina-ble serie de películas y vídeos producidos por la industria del entretenimien-to). Puede que soñemos con una vida mejor para nosotros, nuestros familia-res y nuestras comunidades, pero a menudo parecemos estar indefensos frenteal mal. Este acaba con los lazos de afecto en la comunidad; siembra la des-confianza; destruye la paz; inflige dolor, pena y muerte; y nos mantiene enestado de sufrimiento y pecado.

¿Cómo encontrar la solución? Pablo nos lo explica: mediante «la palabrade verdad, el evangelio de vuestra salvación» (Efe. 1: 13).

Dios y su enemigoEl evangelio describe un conflicto espiritual continuo entre Dios y un ene-

migo al que la Biblia llama con diversos nombres; por ejemplo: Satanás, elmaligno, la serpiente antigua, el dragón, el dios de este siglo. El objetivo fi-nal de este ser motivado por la envidia y el orgullo es ocupar el lugar de Dios(Isa. 14: 12-14; Eze. 28: 12-18; 2 Tes. 2: 3-8).

Las intenciones del enemigo se revelan claramente en el relato de las ten-taciones con las que enfrentó a Cristo en el desierto. Satanás quiere que, envez de adorar a Dios, lo adoremos a él (ver Mat. 4: 8-10). Difama a Dios, acu-sándolo de no ser confiable, y niega el derecho de Dios a ser adorado univer-salmente. Cuestiona la verdad de Dios, atacando su Palabra, su Ley y a su pue-blo. En El conflicto de los siglos, Elena White, ofrece una visión panorámica-histórica de cómo el ataque de Satanás a la verdad de Dios ha influido en lahistoria de la humanidad y, particularmente, en la iglesia cristiana.

A causa de este conflicto, la vida se reduce a escoger entre vivir para Dioso para el enemigo. Debido a que los adventistas del séptimo día optamos porvivir para Dios, el conocimiento de su verdad nos une. Buscamos no solo co-

nocer la verdad de Dios, sino también cre-cer en nuestra comprensión de ella. Poreso, consideramos que la lectura y el es-tudio de la Biblia deben ser ocupacionesdiarias, particularmente entre los niños ylos jóvenes.

La oposición, por parte del enemigo deDios, comenzó en el cielo. Al engañar ala humanidad induciéndola a pecar con-tra Dios, el enemigo introdujo el mal, elsufrimiento y la muerte en el mundo; pe-ro, por su gracia y verdad, Dios nos trajola salvación en Jesucristo (Juan 1: 12, 14).Nos toca ahora participar en la etapa fi-nal del conflicto entre Cristo y Satanás,acerca de la verdadera naturaleza y el ver-dadero carácter de Dios. Es nuestro deberunirnos en entender «el misterio de Diosel Padre, y de Cristo, en quien están escondi-dos todos los tesoros de la sabiduría y del co-nocimiento» (Col. 2: 2, 3).

Pero, ¿podemos realmente entender aDios?

Dios y su verdadNuestra capacidad de entender a Dios

es limitada, pero él se revela a sí mismoa través de su Palabra inspirada (1 Cor. 2:9-16). En los tiempos bíblicos, cuando sehacía una declaración, se esperaba queexistiera una verdadera relación entre ladeclaración y el asunto al que se refería.Esta expectativa dependía de la relaciónconfiada entre el orador y la audiencia(el hablante y el escucha). En la comuni-

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12 · [204] rA sep. 2005

cación siempre había un elemento mo-ral; la verdad de la declaración revelabala honradez del orador que la originaba.La fe en la declaración del orador revela-ba la fe en el carácter del orador. De ma-nera similar, la verdad de la Palabra deDios supone nuestra confianza en su per-sona y en su buena voluntad: está garan-tizada por su carácter, su poder y su hon-radez, es decir, por su divinidad.

Al comunicarse con nosotros, Dios searriesgó. En caso de probarse que su Pa-labra o sus promesas resultaran falsas enla vida de sus seguidores, podría llegar-se a dudar de su poder y honradez, y aunde su divinidad. Toda confirmación dela verdad de la Palabra de Dios atestiguade su carácter y genera confianza en él.Por consiguiente, estar unidos en dar tes-timonio de la verdad de Dios es, funda-mentalmente, un acto de adoración: con-firma y reconoce la divinidad de Dios(Apoc. 14: 7).

Dios y su HijoJesucristo es la palabra de salvación de

Dios; encarna la verdad del evangelio porla que confirma que Dios es justo y veraz.Él mismo lo dijo: «El que recibe su testimo-nio, este atestigua que Dios es veraz. Porqueel que Dios envió, las palabras de Dios ha-bla» (Juan 3: 33, 34). De manera similar,Juan señaló: «Pero sabemos que el Hijo deDios ha venido, y nos ha dado entendimien-to para conocer al que es verdadero; y esta-mos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo: Es-te es el verdadero Dios, y la vida eterna» (1Juan 5: 20).

Por causa de esto, estamos unidos endar testimonio de la verdad de la divi-nidad y de la justicia de Dios. Damos tes-

timonio de la verdad de su Palabra, desu Ley y de su creación, conforme a lasenseñanzas de Jesús, quien «les abrió elentendimiento [de los discípulos] para quecomprendiesen las Escrituras» (Luc. 24:45).

Dios y su iglesiaDios estableció a la iglesia cristiana pa-

ra contrarrestar los planes del enemigo. Deesto da fe la misión que Jesús le encomen-dó a Pablo: «a quienes ahora te envío [tu pro-pio pueblo y los gentiles], para que abras susojos, para que se conviertan de las tinieblas ala luz, y de la potestad de Satanás a Dios; pa-ra que reciban, por la fe que es en mí, perdónde pecados y herencia entre los santificados»(Hech. 26: 17, 18).

Dado que muchos cristianos e iglesiasse desentienden de la verdad y se debili-tan espiritualmente, Dios llama a un mo-vimiento profético para restituir a la ver-dad su valor original (Apoc. 14: 6-12). Solopor la gracia de Dios y con profunda hu-mildad, la comunidad mundial de los ad-ventistas del séptimo día acepta este lla-mado divino, reconociendo que vivimosen tiempos cuando «el Dios de paz aplas-tará en breve a Satanás bajo vuestros pies»(Rom. 16: 20).

Son tiempos de esperanza, en los quenos preparamos para la victoria de Diossobre el mal, el sufrimiento, la muerte yel pecado. Son también tiempos cuandola verdad debe defenderse vigorosa y va-lientemente; y en los que es necesario con-tinuar con la reforma de la iglesia cristia-na iniciada en el siglo XVI.

Necesitamos estar unidos en exponer lasfalsas enseñanzas, tal como lo hicieron losprimeros cristianos al poner en evidencia

al hechicero Elimas. Pablo le dijo entonces:«¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad,hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿Nocesarás de trastornar los caminos rectos del Se-ñor?» (Hech. 13: 10).

Necesitamos permanecer unidos en man-tener la fe en la Biblia, la verdadera Palabrade Dios; comprometiéndonos a observar suLey –incluso en lo que respecta al sábado–,y a vivir en el Espíritu (Gál. 5: 22, 23) y enel amor cristianos (1 Cor. 13: 4-8).

Por encima de todo, necesitamos estarunidos en dar testimonio «conforme a laverdad que está en Jesús» (Efe. 4: 21).

Pablo escribió: «Dios nuestro Salvador[...] quiere que todos los hombres sean sal-vos y vengan al conocimiento de la verdad»(1 Tim. 2: 3, 4). Dios se conduele de losque se pierden. Siendo que a Dios leimportan, también a nosotros deben im-portarnos. Debemos ofrecernos comoinstrumentos de Dios para la salvaciónque él ofrece. Sin unidad en esta verdad,nosotros mismos nos perdemos. Cuan-do dejamos de dar testimonio de la di-vina verdad en Jesús, dejamos de cum-plir con el propósito de Dios en nuestrasvidas.

La verdad, la iglesia y losperdidos

Jaime White describió así a nuestro mo-vimiento: «Unidos por los lazos del amor:amor por la verdad, amor del uno por el otroy amor por el mundo que perece» (citado Re-view and Herald, 11 de agosto de 1853).Esta debe seguir siendo nuestra consignay nuestro compromiso.

Se trata de un compromiso serio, por-que el apóstol Pablo declaró que la gentese pierde «por cuanto no recibieron el amorde la verdad para ser salvos» (2 Tes. 2: 10).Cuando vemos a nuestro alrededor tantagente que no lo conoce, el Espíritu Santonos hace sentir compasión por ella, lo quenos induce a orar y a testificarles de la ver-dad.

Dios tiene una obra que encargarnos:la obra de la salvación que nos encomen-dara Jesús. Solo cuando aceptemos plena-mente la comisión del evangelio, Jesús es-tará con nosotros siempre, hasta el finaldel tiempo. Cuando él entra en nuestroscorazones, nos enseña que el amor «no segoza de la injusticia, mas se goza de la ver-dad» (1 Cor. 13: 6).

Preguntas para compartir

1. La verdad tal como es en Jesús, ¿es teórica o práctica? ¿Puede ser lo uno sinser lo otro? Explícalo.

2. No se puede ignorar la realidad de la lucha entre el bien y el mal. ¿Hay peli-gro en concentrarse demasiado en lo uno o lo otro? ¿Cuál es la mejor mane-ra de mantenerse en equilibrio?

3. Los doce discípulos crecieron en su comprensión de Dios, gracias a su contac-to personal con Jesús. ¿Cuál es la lección más importante que aprendieron?Por medio de su estudio de la vida de Jesús, ¿cuál ha sido tu más recientedescubrimiento acerca del carácter de Dios?

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Unidos en la testificación: nuestro llamamiento

Principios de testificación con sugerencias específicas

GABRIEL ZIEGLEREncargada de la producción de vídeos

en las oficinas de “La Voz de la Profecía”,en el Centro Adventista de Medios, en Alemania.

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN MIÉR

COLES

«Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos vis-to con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nues-tras manos tocante al Verbo de vida [...] eso os anunciamos» (1Juan 1: 1).

Testificar no significa hablar de una teoría teológica o de lo que se rumo-rea, sino de algo que hemos experimentado. Pero, este “hablar” no siempreni necesariamente se expresa en palabras: se “habla” también con las accio-nes, la vida y la participación personal en todo tipo de proyectos.

¿Qué hacen?Cazuelas y ollas en mano, me dirigía a mi automóvil para colocarlas en

él. Minutos después, mis vecinos adventistas salían de su casa, cargados demanera similar.

–¿Qué hacéis? –preguntó un vecino que se había mudado hace poco. Otro, que trabajaba en el garaje contiguo, le contestó por nosotras:–¡Oh, van a la iglesia!–Sí –le explicamos–. Solemos almorzar juntos después de la reunión en la

iglesia. Todos llevamos algo, y lo compartimos. Es una comida informal. –Interesante –señaló el nuevo vecino. Se trata de un principio de comunicación: uno no puede comunicarse in-

dependientemente de su estilo de vida cristiano; no puede evitar testificarcon su estilo de vida. Cuando la gente sabe que uno es cristiano, lo observa.De ahí que, en cierta manera, solo podemos ser buenos testigos o malos tes-tigos. Somos buenos testigos cuando hacemos «buenas obras, las cuales Diospreparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efe. 2: 10).

Siempre deberíamos preguntar a Jesús cómo acercarnos a nuestros veci-nos, amigos y colegas en el trabajo. Deberíamos pedirle que nos haga sabercuándo hablar y qué decir. Hace poco, empecé a orar por mis vecinos. Has-ta ahora, hemos tenido buenas relaciones, pero no muy cercanas. Saben quesoy cristiana, pero no hablamos mucho de eso; de modo que me he estadopreguntando cómo podría demostrarles el amor de Dios, que para mí es tanevidente. Fue así como se me ocurrió comenzar a hablar con Dios sobre es-to, y esperar luego que se me presentara alguna oportunidad.

Semanas después, dos personas de una misma familia fallecieron en unamisma semana. De hecho, no me preguntaron nada acerca de la vida des-

pués de la muerte ni de por qué la gentemuere; pero apreciaron que estuviera allípara escucharlos, ayudarlos en lo que es-tuviera a mi alcance y darles un abrazocuando más lo necesitaban. Seguiré oran-do por ellos y esperando las oportunida-des que Dios proveerá.

Él vino como testigoDar testimonio de Jesús fue la razón de

vivir de Juan el Bautista. «Vino por testi-monio, para que diese testimonio de la luz,a fin de que todos creyesen por él» (ver Juan1: 7). Juan solo guiaba a la gente hacia laluz (Jesús), para que por este medio cre-yeran. Es importante destacar que –tantoen el caso de Juan como en el nuestro– lagente no llega a creer por medio del tes-tigo de la luz, sino por la luz misma, Je-sús. Comprender esto nos quita un granpeso de encima; porque no nos toca “ha-cer” que la gente crea. La conversión aje-na no es mérito ni éxito nuestro; no laproducimos nosotros: no podemos jactar-nos de haberla logrado.

Al acercarse a la mujer samaritana, Je-sús nos dio un excelente ejemplo de có-mo testificar (ver Juan 4). En primer lu-gar, entabló una conversación con ella(algo que, para un hombre judío, no eracomún en sus días). Luego, al pedirle agua,se puso al mismo nivel que ella (no comosuperior ni mejor); incluso le hizo ver quela “necesitaba”. Y entonces dirigió la con-versación a un tema que la mujer cono-

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cía bien: cómo sacar agua del pozo, díatras día. «Cualquiera que bebiere de estaagua, volverá a tener sed; mas el que bebie-re del agua que yo le daré, no tendrá sed ja-mas» (Juan 4: 13, 14). Esto despertó la cu-riosidad de la mujer y su deseo de obteneralgo mejor.

La siguiente declaración de Jesús fueinteresante y profunda a la vez: «El aguaque yo le daré será en él una fuente de aguaque salte para vida eterna» (vers. 14). El he-cho de que este manantial sea una fuen-te inagotable de agua en el creyente, im-plica que yo no volveré a tener sed, porqueJesús (por medio del Espíritu Santo) vivedentro de mí. Él es la fuente inagotablede fortaleza, apoyo, amor, paz y gracia. Éles el manantial de salvación, y yo puedobeber de sus aguas gratuitamente (ver Isa.55: 1). Más aún: como él se convirtió enuna fuente de agua en mí, también de mí

sus aguas fluyen, para ayudar a otros a en-contrar a Jesús, su amor, su paz, y –porcreer en él– la salvación. Visto así, dar tes-timonio significa permitir que el manan-tial de agua en que me he convertido pormedio de Jesús fluya hacia quienes me ro-dean.

Jesús guió a la mujer, paso a paso.Cuando ella trajo a colación el tema delMesías, él sencillamente le dijo: «Yo soy,el que habla contigo» (Juan 4: 26). Jesúsno la presionó; solo la invitó. Quedabaen ella responder afirmativa o negativa-mente a su invitación. Sin duda, en esemomento los rodeaba una atmósfera muyespecial. Cuando luego llegaron los dis-cípulos, «ninguno dijo: ¿Qué preguntas? O,¿Qué hablas con ella» (vers. 27).

La mujer «dejó su cántaro» y «fue a laciudad» (vers. 28). Ansiaba volver a los su-yos cuanto antes. No quiso demorarse car-

gando el cántaro lleno de agua. El Aguaviva era mucho más importante que la delcántaro. La mujer fue –directamente– a supueblo y a su gente. Algunos eruditos di-cen que ella había ido al pozo alrededordel mediodía, justamente para evitar en-contrarse con la gente. Tal vez tuviera ma-la reputación a causa de sus aventurasamorosas. ¿Le avergonzaría su vida? Trashablar con Jesús, ya nada de eso le impor-taba; acababa de conocer al Mesías, y ha-bía sido perdonada. Volvía ahora directa-mente al pueblo, para hablar con la gentede la que antes huía. «Venid, ved a un hom-bre que me ha dicho todo cuanto he hecho.¿No será este el Cristo?» (vers. 29). Entu-siasmada, invitó a la gente a ir y experi-mentar a Jesús por sí misma: «Él me cono-ce, sabe de mis pecados y a pesar de ello meacepta, me ama [...]. Vengan y vean por us-tedes mismos» (paráfrasis del vers. 29).

Phot

oDisc

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rA sep. 2005 [207] · 15

La invitación «venid y ved; tocadlo; ex-perimentad su presencia» es especialmen-te importante hoy. La gente no cree inge-nuamente lo que otros puedan decirle; creecuando experimenta por sí misma a Jesús.En lo que a testimoniar respecta, de estomismo se trata: de contar lo que hemosexperimentado con Jesús y animar a lagente a comprobarlo por sí misma.

Muchos del pueblo fueron al pozo deJacob para pedirle a Jesús que se quedaracon ellos, lo que él aceptó de buen grado.«Y creyeron muchos más por la palabra deél, y decían a la mujer: “Ya no creemos sola-mente por tu dicho, porque nosotros mismoshemos oído, y sabemos que verdaderamenteeste es el Salvador del mundo, el Cristo”»(vers. 41, 42). Me imagino que entre elloshabría escépticos que tal vez se pregunta-ban si debían creerle a una mujer comoella. ¡Tenían que comprobarlo por sí mis-mos! Esto demuestra, una vez más, quesolo al ver la luz –Jesús– la gente se con-vence y cree. Con todo, pueden sentir cu-riosidad y querer conocerlo, a través denuestras palabras y nuestras vidas.

Dar testimonio directamente a nues-tros compañeros creyentes también esmuy importante. Recientemente, asistí auna convención aunque no me sentíamuy bien. Estaba agobiada por problemaspersonales. Entonces, los testimonios deotros me levantaron el ánimo y me ayu-daron a crecer espiritualmente.

Los relatos de cómo Dios había toca-do sus vidas y cómo los había ayudado aresolver situaciones difíciles eran realmen-te inspiradores. Sentí que Dios quería queoyera estas historias para recibir, a travésde ellas, este mensaje: «También a ti pue-do sanarte». Como creyentes, necesita-mos animarnos unos a otros, compartien-do lo que Jesús ha hecho por nosotros.Tenemos que dar testimonio los unos alos otros, así como a los niños y los jóve-nes adultos en nuestras iglesias, y por su-puesto y sobre todo, a la gente de nues-tro vecindario que no asiste a la iglesia.

Los adolescentes de la iglesia “han en-loquecido” (en el buen sentido de la ex-presión)! He recibido un boletín informa-tivo con noticias sobre iglesias “hijas”recién organizadas. Los informes que nosllegan son animadores e inspiradores. Esrealmente emocionante leer que los ado-lescentes de la iglesia están “locos” de en-

Preguntas para compartir

1. ¿Cómo puedo testificar a la gente más cercana a mí: mis familiares no cre-yentes? ¿Y al vecino de al lado?

2. ¿Puede programarse el testimonio (digo: ofrecerlo en un “paquete de opcio-nes”)? ¿Por qué sí o por qué no?

3. Piensa en la semana pasada. ¿Cómo has testificado por tu Señor? Y yo, ¿có-mo lo he hecho?

tusiasmo respecto de “crear programaspara aquellos amigos suyos que normal-mente no asisten a la iglesia”; y que es-tán aprendiendo “cómo entender y vivirsu compromiso para con Jesús”, lo quehace que “crezcan espiritual y personal-mente”. Piensa en las ventajas de esteplan: los adolescentes no solo alcanzana sus amigos que no suelen asistir a la igle-sia, sino también ellos mismos están cre-ciendo espiritualmente.

Dios quiere que participemos unidosen dar testimonio; desea que alcancemosa gente que nunca ha oído hablar de unDios amante; y sabe que al hacerlo, noso-tros mismos nos sentiremos inspirados ycreceremos espiritualmente. Hay muchasmaneras de testificar en equipo.

Sea que nuestra iglesia local organiceun proyecto para los niños de la comuni-dad, presente un seminario, envíe a susfeligreses de puerta en puerta, recaude fon-dos para algún proyecto de ADRA, patro-cine un programa radiofónico o televisi-vo, ayude con un proyecto para personassocialmente desfavorecidas, funde unanueva iglesia, organice un Club de Con-quistadores, participe en una campaña deevangelismo vía satélite o planee cual-quier otra actividad misionera, la cuestiónes que Dios nos llama a participar. Por eso,insisto: lo más importante es pedir a Diosque nos muestre qué quiere que hagamos,y estar atentos y con actitud receptiva, ala espera de su respuesta. Creo que él yaha preparado el proyecto y la gente quehabrá de participar en él.

Utilizar los medios de comunicación,como la red electrónica, la radio y la tele-visión, también representa una gran opor-tunidad de testificar. Muchos tienen fácilacceso a Internet. La cantidad de partici-

pantes en cursos bíblicos por correspon-dencia, a través de este medio, sigue enaumento. En algunos países en los que esdifícil o está prohibido predicar abierta-mente el evangelio, la radio ha sido unbuen método (y, a veces, aun el único) pa-ra hablarle a la gente acerca del amor deJesús.

Asimismo, es interesante ver la obraque se está llevando a cabo en varios paí-ses alrededor del mundo, a través de la te-levisión. Tenemos, sin duda, una oportu-nidad excelente de alcanzar a la gente ensus propios hogares.

No obstante, solo podemos respondera estos retos si nos unimos. Es necesarioque más gente participe –con su tiempoy sus ideas– en la producción de páginascibernéticas en Internet, y programas ra-diofónicos y televisivos. Necesitamos orarmucho para que los programas “hablen”a la gente. Y también necesitamos dine-ro para financiar la producción de progra-mas radiales y televisivos. El testimoniounido a través de los medios de comuni-cación representa una gran oportunidadpara la Iglesia Adventista mundial.

Sea donde fuere que vivamos, y sea cualfuere nuestra situación, Dios nos llama atestificar de su amor... ¿De qué manera?Dios nos lo hará saber.

En lo personal, le ruego que mi estilode vida cristiano sea como un libro abier-to en el que la gente pueda leer acerca desu amor, para sentir el deseo de conocer-lo personalmente.

Por el momento, sé que Dios me ha lla-mado a trabajar en un Centro de Mediosde Comunicación Adventista y a produ-cir –entre otras cosas– programas televisi-vos. ¿Y en cuanto a mis vecinos? Mi retosigue siendo... hablarles de él.

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Unidos en la testificación: nuestro destino

¿Por qué necesitamos testificar?

ROBERTO PEREYRAProfesor de Teología y vicepresidente de asuntosacadémicos en la Universidad Adventista de Bolivia,en Cochabamba (Bolivia).

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN

JUEV

ES

Hay, como mínimo, tres razones elementales por las cuales dar testi-monio. Dar testimonio es necesario porque (1) el mundo perece ba-jo la tiranía del pecado, (2) es un privilegio colaborar con Cristo ensu misión de salvar al mundo que perece y (3) hacerlo fomenta nues-

tro crecimiento espiritual en Cristo.

1. Un mundo que perece Cuando contemplamos el mundo en que vivimos, ¿qué vemos? Observamos

índices crecientes de violencia, inseguridad, adicciones, falta de honradez y co-rrupción; vemos familias destrozadas, falta de respeto para con las autoridades,individualismo, desenfreno sexual y destrucción ecológica. Todo esto nos hablade una sociedad que sufre bajo la tiranía del mal y del pecado.

Nuestra sociedad se caracteriza por asesinatos, consumo de sustancias ilíci-tas, divorcios, maltrato y violencia infantil, secuestros, adolescentes embaraza-das, un enfoque materialista de la vida y el nacionalismo indiscriminado. Lacorrupción moral y el terrorismo internacional en aumento son altamente in-quietantes.

La crisis de la sociedad –que se infiltra en cada aspecto de su vida económi-ca, política e ideológica– produce inseguridad, ansiedad y miedo. En tiempos dederrumbes empresariales y amenazas de recesión económica, el temor de un co-lapso mundial acecha en las sombras. Obviamente, la continua crisis de una eco-nomía mundial, con amenazas de desintegración económica, corroe la confian-za, la credibilidad, la esperanza y la paz. No obstante, en general, nuestra sociedaddesconoce el hecho de que está bajo la tiranía del mal. No reconoce que el pe-cado es una fuerza interior, una condición inherente, un poder degradante queafecta la personalidad, la familia y la sociedad.

El apóstol Pablo personifica al pecado, al describirlo diciendo que «el pecadoentró en el mundo» (Rom. 5: 12), produciendo –desde su ingreso en él– toda cla-se de codicia (Rom. 7: 8), dominando (Rom. 6: 14; 7: 14-23), reinando sobre losseres humanos (Rom. 5: 21; 6: 12), engañando y provocando la muerte (Rom.7: 11, 13, 24; 6: 23), y separándonos de Dios (Rom. 3: 23). En consecuencia, nues-tro mundo es «un escenario de miseria al que no nos atrevemos a dedicar siquieranuestros pensamientos. Si nos diéramos cuenta exacta de lo que es, el peso sería dema-siado aplastante».1

Dios le había advertido a Adán que cuando el pecado entrara en el mundo,la muerte sería el resultado de la desobediencia (Gén. 2: 17). De este modo, lamuerte –inicialmente intrusa– se convirtió en parte natural de la vida. Y, desde

entonces, nos vemos en medio de un con-flicto; un conflicto entre la ética de la vi-da y la de la muerte.

Todos los seres humanos desciendenal sepulcro; en este sentido, todos parti-cipamos del resultado de la transgresiónde Adán. Cuando Adán y Eva se rebela-ron contra Dios, no solo perdieron el de-recho al árbol de la vida. A causa de su pe-cado, debilitaron y depravaron su propianaturaleza, imposibilitando para ellos mis-mos y su descendencia resistir por sí mis-mos el poder del pecado en sus vidas. Acausa de su transgresión, el pecado se in-trodujo –como un poder infeccioso– enla raza humana. Desde entonces, esa in-fección ha continuado degradando y afec-tando profundamente a la sociedad hu-mana, que desfallece bajo su dominio.Ciertamente, la paga del pecado es degra-dación, desintegración, muerte. No obs-tante, «la dádiva de Dios es vida eterna enCristo Jesús Señor nuestro» (Rom. 6: 23).

De no ser por el plan de redención con-cebido por Dios en Cristo, el resultado delpecado de Adán habría sido muerte eter-na. «Mientras exista el pecado, los sufrimien-tos y la muerte serán inevitables. Únicamen-te porque el Redentor llevó en nuestro lugarla maldición del pecado puede el hombre es-perar escapar, en su propia persona, de susfunestos resultados».2 ¡La maravilla del amorde Dios!

Así, el acto central de la historia de es-te mundo degradado y sufriente (senten-ciado a perecer bajo la tiranía del pecado)es el advenimiento y la encarnación del

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Hijo de Dios, que murió por la raza huma-na (2 Cor. 5: 14, 15; Heb. 2: 9; 1 Juan 2:2). Por supuesto, es cierto que «nuestromundo es un vasto lazareto»; «sin embargo[...]. Para destruir el pecado y sus consecuen-cias, dio a su Hijo amado y nos permite que,mediante la cooperación con él, terminemoscon esta escena de miseria».3

2. Cooperación con Cristoen su misión«Y será predicado este evangelio del reino

en todo el mundo, para testimonio a todaslas naciones; y entonces vendrá el fin» (Mat.24: 14). Sí, el mundo está pereciendo ba-jo la tiranía del mal y del pecado. Sin em-bargo, dentro de este marco filosófico ybíblico, nuestro Señor y Salvador nos hadado las mismas instrucciones que dio asus discípulos: «Toda potestad me es dadaen el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y ha-ced discípulos a todas las naciones» (Mat.28: 18, 19). El mensaje de esperanza y lainvitación al discipulado, dados a quie-nes perecen bajo la tiranía del pecado, sonevidentes. • El promotor del pecado, y de la rebe-

lión ha sido derrotado.• El poder del pecado ha sido quebran-

tado.• El precio de la redención ha sido paga-

do.• El Sumo Sacerdote del Santuario Celes-

tial ha ocupado su lugar e intercede enfavor de todos los creyentes.

• A través de los méritos de la cruz, y acausa de la obra de Jesús –nuestro Su-mo Sacerdote en el Santuario Celes-tial–, la salvación está ahora a disposi-ción de todo aquel que cree.

• Cristo, nuestro Señor, vendrá prontopara poner fin a este mundo de peca-do y miseria.Este es nuestro mensaje, nuestro privi-

legio y nuestra responsabilidad: cooperarcon Cristo y acabar con esta escena de mi-seria. Sin embargo, hay aun algo más su-blime en el andar y la experiencia del dis-cípulo cristiano: su crecimiento espiritualen Cristo.

3. Para fomentar elcrecimiento espiritualTal como dijimos anteriormente, Dios

nos ha llamado para servir a un mundoque se encuentra bajo el poder de las ti-

nieblas. Nuestro desafío consiste en con-vertirlo al cristianismo por medio del tes-timonio de la verdad que nos une. A finde lograr esto, «a cada uno le es dada lamanifestación del Espíritu para provecho»(1 Cor. 12: 7), y Dios espera que desarro-llemos estas manifestaciones, en coope-ración con Cristo, para finalizar el dra-ma de un mundo que perece.

Dios nos concede talentos para bien dela iglesia. Crecemos espiritualmente a me-dida que los ponemos al servicio de los de-más. «El crecimiento espiritual depende de com-partir con otros la luz que se nos dio [...] enlugar de crecer en ansiedad ante la idea de queno está creciendo en gracia, sencillamente cum-pla con cada deber que se le presente, lleve lacarga de las almas en su corazón y, por todomedio posible, procure salvar a los perdidos.Sea amable, cortés y compasivo; hable con hu-mildad acerca de la bendita esperanza; habledel amor de Jesús: cuente a otros de su bondad,de su misericordia y de su justicia».4

La Biblia indica que todo cristiano esparte del sacerdocio que sirve a Dios y asu pueblo (1 Ped. 2: 5). Cada uno es unministro, un siervo. Los pastores sirven aDios de la manera en que él los capacitapara hacerlo. Y lo mismo ocurre con loscantantes, los maestros y todos los que deuno u otro modo testifican del amor y elpoder redentor de Dios. El caso es que ca-da uno ministra conforme a la capacidad

que recibió de Dios y que, al hacerlo, cre-ce «en todo en aquel que es la cabeza, estoes, Cristo, de quien todo el cuerpo [...] recibesu crecimiento para ir edificándose en amor»(Efe. 4: 15, 16).

«Cada uno según el don que ha recibido,minístrelo a los otros [...]. Si alguno habla,hable conforme a las palabras de Dios; si al-guno ministra, ministre conforme al poderque Dios da, para que en todo sea Dios glo-rificado por Jesucristo, a quien pertenecen lagloria y el imperio por los siglos de los siglos.Amén» (1 Ped. 4: 10, 11).

Dios nos ha puesto en este mundoque perece para que demos testimoniode su amor y de su poder redentor. Asíque, testifica entre tus familiares, tusamigos y en el lugar donde te encuen-tres. Di con tu vida que eres cristiano...cristiana... Habla de la Biblia; cuenta có-mo y por qué recibiste a Cristo como tuSalvador y Señor personal. Nuestro mun-do que perece necesita esta labor. Es unprivilegio cooperar con Cristo en su mi-sión de salvar al mundo. Testificar enunidad fomenta nuestro crecimiento es-piritual en Cristo.

Salgamos y testifiquemos, porque elmundo perece: es nuestra responsabili-dad. Cooperemos con Cristo en salvar almundo que perece: es nuestro privilegio.Crezcamos espiritualmente en Cristo: ¡es-nuestro desafío!

Referencias

1. Elena White, La educación, ACES, Buenos Aires,

1978, pág. 264.

2. Elena White, Patriarcas y profetas, ACES, Buenos

Aires, 1985, pág. 522.

3 Elena White, La educación, pág. 264.

4 Elena White, Our Father Cares, pág. 219.

Preguntas para compartir

1. El autor da tres razones para testificar. ¿Cuál le motiva a usted más, y por qué?2. ¿Hay momentos cuando es mejor testificar con nuestras palabras, y momen-

tos cuando más conviene testificar con nuestras acciones? De ser así, da al-gunos ejemplos.

3. El autor declara que tenemos el desafío de hacer cristiano nuestro mundo «através del testimonio de la verdad que nos une». ¿Cómo respondes a esto?¿Dónde te ves en este proceso?

Es un privilegiocooperar con Cristo

en su misiónde salvar al mundo

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Unidos en la testificación de lasegunda venida de Cristo

¿Es real este evento para ti? ¿puedes hablar de ello con tus amigos y vecinos?

LUCILE SABASRectora de la Universidad Adventista de Cosendai,en la División Africana Centro Occidental.

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN

VIE

RN

ES

«Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eter-no para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu,lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria,porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el

cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas» (Apoc. 14: 6, 7). A este pasaje bí-blico sigue la alusión a dos ángeles más que proclaman al mundo un mensajeespecial.

En 1844, los cristianos que en diversas partes del mundo anunciaron el regre-so de Jesús en gloria prepararon el camino para la proclamación del mensaje delprimer ángel de Apocalipsis 14. Tras el gran chasco de 1844 –y el derramamien-to de nueva luz por parte del Señor–, un grupo remanente de fieles comenzó aanunciar el mensaje del primer ángel, en medio de burlas y sarcasmo. Así co-menzó a proclamarse el mensaje de la hora del Juicio de Dios, llamando a todosa adorar «a aquel que hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas».

La voz del ángel de Apocalipsis 14: 6 y 7 se oyó a través de instrumentos hu-manos. No constituían una multitud ni venían de diversos lugares, profesandodoctrinas y creencias distintas; eran un bloque unido, como una sola voz detrásde un mismo mensaje, marchando juntos pero dispuestos a dispersarse por to-da la tierra. En ese contexto de unidad, se echaron los cimientos del movimien-to adventista. Su objetivo era continuar la obra comenzada por Jesús y sus dis-cípulos, quienes anunciaron con poder el glorioso retorno de Cristo.

Una esperanza en comúnHoy, la iglesia mantiene la esperanza de vivir con Cristo, su Señor, por toda la

eternidad. Hace alrededor de dos mil años, Jesús dijo: «Voy, pues, a preparar lugarpara vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mis-mo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Juan 14: 2, 3).

Desde entonces, esta promesa ha constituido la bendita esperanza de la Igle-sia Adventista: esperanza que se ha mantenido como factor de unidad funda-mental del pueblo de Dios, y que se torna una fuente de aliento, cuando se gra-ba en nuestros corazones y en nuestras mentes, pues enciende la fe y nos habilitapara navegar con calma por los mares de las crisis y las dificultades actuales,contemplando el futuro con serenidad. A través de su lente, las injusticias, eldolor y el sufrimiento que experimentamos, al vivir en este mundo de pecado,se ven como lo que realmente son: algo pasajero. Nuestra verdadera vida es laque pasaremos con nuestro Señor por toda la eternidad. Cuando los cristianosse proyectan al futuro, mientras viven en la tierra con esa expectativa maravi-

llosa, las cargas de la vida se les hacenmás llevaderas.

Deberíamos hacer de Jesús el objeto denuestro pensamiento –nuestra medita-ción– y comunicarnos con él momentotras momento. Los que han experimen-tado este compañerismo, dan testimoniodel hecho de que en los tiempos de pro-blemas y dificultades, el mayor y más dul-ce consuelo se encuentra en mantenerseen contacto con nuestro Señor.

Deberíamos mantener nuestros ojos fi-jos en él siempre, y aun imaginarnos ca-minando con él por las calles de oro de laNueva Jerusalén. Todo cristiano que me-dite en esto constantemente, experimen-tará, sin duda, genuino gozo cristiano. (1Tes. 5: 16.) Deberíamos atesorar esta es-peranza maravillosa, pues le da sentido anuestra existencia. Bien se ha dicho quesin esta esperanza seríamos como un ve-lero sin vela en alta mar.

Pablo nos recuerda que fuimos «llama-dos a en una misma esperanza» (Efe. 4: 4).Los cristianos compartimos esta singularesperanza en todo el mundo. No decae.Aun rodeado de incertidumbre, inseguri-dad, caos y confusión, nuestro gozo seprofundiza.

El ambiente actual nos recuerda el fu-turo mejor que nos aguarda, y da paso ala felicidad duradera a todo aquel que es-pera el retorno del Señor. Es heraldo dela inminente aparición gloriosa de Cris-to. Las señales de su pronta venida estánocurriendo ante nuestros ojos: solo nolas perciben los que no quieren creer. Pe-

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dro señaló: «Estos ignoran voluntariamen-te, que en el tiempo antiguo fueron hechospor la palabra de Dios los cielos, y tambiénla tierra, que proviene del agua y por el aguasubsiste, por lo cual el mundo de entoncespereció anegado en agua; pero los cielos y latierra que existen ahora, están reservados porla misma palabra, guardados para el fuegoen el día del juicio y de la perdición de loshombres impíos» (2 Ped. 3: 5-7).

Por lo tanto, como hijos de Dios aguar-damos con gozo, porque la venida del Se-ñor marca nuestra liberación y nuestrotan esperado encuentro con él. No esta-mos sorprendidos. Tenemos que discer-nir en qué tiempos vivimos. La crisis delmundo político, la decadencia moral denuestro mundo y la predicación del evan-gelio en todo el mundo no pueden esca-par de la atención del cristiano que vivea la expectativa.

Un testimonio en comúnLa expectativa del regreso de Cristo une

a los cristianos y los induce a anhelar eseevento. Esta expectativa fue la que noscondujo a la iglesia y nos instó a hacercambios en nuestra vida, al presentarnosun estilo de vida bíblicamente coheren-te, que atestigua que pertenecemos a “unpueblo peculiar”: el pueblo que aguardala segunda venida de Cristo.

La Iglesia adventista, establecida des-pués de 1844 para dar voz a los mensajesde los tres ángeles, no constituye una igle-sia más entre las iglesias cristianas. Se fun-dó en el momento profético preciso, quecoincidió con el comienzo de la obra delJuicio, a cargo de Cristo, en el SantuarioCelestial. El otro aspecto del mensaje des-tacó el llamado a adorar a Dios como Cre-ador y, consecuentemente, a guardar elcuarto Mandamiento, que es el sello deautoridad del Creador del universo.

En la plenitud de los tiempos proféti-cos, Dios mismo preparó a su iglesia pa-ra llevar estos mensajes al mundo entero.Ahora, cada nuevo miembro de la IglesiaAdventista se une al cuerpo de creyentesya existente, para fortalecer y ampliar elimpacto de los tres mensajes, a fin de in-vitar a hombres y mujeres por igual a arre-pentirse y convertirse en gente peculiar,gente santa, lista para proclamar a CristoJesús descendiendo en gloria, en las nu-bes de los cielos. Jesús ya había encomen-

dado esta misión a sus primeros discípu-los: «Por tanto, id, y haced discípulos a to-das las naciones, bautizándolos en el nom-bre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo»(Mat. 28: 19). La realidad del pronto re-greso de Jesucristo debe constituir un asun-to de esencial interés para los cristianos.No solo hemos de compartir esta esperan-za, sino también hacer que sea parte denuestra vida diaria.

Los cristianos deberíamos difundir es-te mensaje como si nuestra vida depen-diera de ello. En verdad, la vida de sus pa-dres, vecinos y colegas está en juego. Elapóstol Pablo, justamente, confirma estaidea: «Porque todo aquel que invocare el nom-bre del Señor, será salvo: ¿Cómo, pues, invo-carán a aquel en el cual no han creído? ¿Ycómo creerán en aquel de quien no han oído?¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?»(Rom. 10: 13, 14).

Por esto, las voces de los ángeles se oyenen todo el mundo a través del ministeriode la Iglesia Adventista, invitando a lagente a unirse al pueblo que comparte laexperiencia en común de alistarse paraver al Señor volver en gloria y vivir conél para siempre.

Una experiencia en comúnApocalipsis 21: 2 al 4 revela algunos

detalles sobre la morada celestial de losseguidores de Jesús, la Nueva Jerusalén: laciudad en la que «ya no habrá muerte, nihabrá más llanto, ni clamor, ni dolor» y enla que Dios mismo «enjugará [...] toda la-grima de los ojos de ellos».

¡Cuántas realidades maravillosas Diostiene preparadas para su pueblo! Debería

mos tener siempre presentes las bellezasde nuestra herencia celestial, a fin de evi-tar que las dificultades actuales nos desa-nimen. Los que se aferran a esta prome-sa, permanecen unidos en torno a susprincipios en común, forjando sus carac-teres a la semejanza del de Cristo.

En su carta a Tito, Pablo le recordabalo siguiente: «Porque la gracia de Dios se hamanifestado para salvación a todos los hom-bres, enseñándonos que, renunciando a laimpiedad y a los deseos mundanos, vivamosen este siglo sobria, justa y piadosamente,aguardando la esperanza bienaventurada yla manifestación gloriosa de nuestro granDios y Salvador Jesucristo» (Tito 2: 11-13).

Pedro hace una recomendación simi-lar a todos los que comparten esta mismaesperanza, mientras aguardan el regresode Jesús: «Puesto que todas estas cosas hande ser deshechas, ¿cómo no debéis vosotrosandar en santa y piadosa manera de vivir,esperando y apresurándoos para la venida deldía de Dios?» (2 Ped. 3: 11, 12). Estos re-cordatorios caben especialmente para no-sotros, los cristianos del tiempo del fin,que habiendo recibido «una fe igualmen-te preciosa que la nuestra» (2 Ped. 1: 1),aguardamos como los discípulos de ayerla manifestación de la bienaventurada es-peranza.

Mientras esperamos ese encuentro ma-ravilloso y la perspectiva de vivir parasiempre con nuestro Señor, deberíamosprepararnos, viviendo ya, en la tierra, co-mo «linaje escogido, real sacerdocio, naciónsanta, pueblo adquirido por Dios», procla-mando las obras maravillosas de aquel quenos llamó «de las tinieblas a su luz admi-rable» (1 Ped. 2: 9).

Preguntas para compartir

1. ¿Qué aspectos de la sociedad contemporánea te hablan de la inminencia dela segunda venida de Cristo?

2. ¿Cuándo fue la última vez que compartiste con otros (fuera de yu comunidadreligiosa) tu creencia en la segunda venida de Cristo? ¿Qué estrategias consi-deras más eficaces para la testificación?

3. ¿Por qué quieres que Jesús vuelva? ¿Qué elementos de la vida de hoy dese-arías ver más como cosas del pasado? Especifícalos.

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ELENA WHITEUna de las pioneras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su obra sigue siendo una voz profética entre los adventistas.

LECTURAS PARA LA SEMANA DE ORACIÓN

SEG

UN

DO

BA

DO

Unidos en nuestro cometidode testificar de la verdad

Un asunto práctico de eternas consecuencias

Acontinuación, presentamos una conferencia de Elena White, para laSemana de Oración, según se presentó en el número de la Review andHerald del 24 de noviembre de 1904, con el objeto de usarla el sábado10 de diciembre de ese mismo año. Por entonces, se la tituló Prepara-

ción para la venida del Señor. Significativamente, coincide con los temas que es-tamos considerando en nuestra Semana de Oración actual. Hemos abreviado elmaterial y añadido nuevos títulos.

¿Qué es lo que el Señor requiere de su herencia comprada con su sangre? Lasantificación del ser entero: pureza como la de Cristo, perfecta conformidadcon la voluntad de Dios. Mis hermanos y hermanas, Dios requiere esto de no-sotros. En la Santa Ciudad no puede entrar nadie que la profane o mienta. LaPalabra de Dios nos dice: «Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y séperfecto» (Gén. 17: 1). «Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo,y os he apartado de los pueblos para que seáis míos» (Lev. 20: 26). «Porque habéissido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro es-píritu, los cuales son de Dios» (1 Cor. 6: 20). «Porque en él habita corporalmente to-da la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de to-do principado y potestad» (Col. 2: 9, 10). Él «se dio a sí mismo por nosotros pararedimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenasobras» (Tito 2: 14).

Unidos al SalvadorPodemos, podemos revelar la semejanza de nuestro divino Señor. Podemos

saber la ciencia de la vida espiritual; podemos honrar a nuestro Hacedor. Pero,¿lo hacemos? ¡Oh, qué ejemplo tan ilustre tenemos en la vida que Cristo vivióen esta tierra! Él nos ha mostrado lo que podemos lograr mediante la coopera-ción con la Deidad. Tenemos que procurar la unión a la que se refiere cuandodice: «Permaneced en mí, y yo en vosotros» (Juan 15: 4). Esta unión es más profun-da, más fuerte y más genuina que ninguna otra, y produce todo tipo de bien.Quienes así están unidos al Salvador, permanecen bajo el control de su volun-tad y, movidos por su amor, sufren con los que sufren, se regocijan con los quese regocijan y sienten una profunda simpatía por todo aquel que cae en la debi-lidad, el pesar o el infortunio.

Más elevado de lo que el más elevado pensamiento humano puede alcanzares el ideal de Dios para sus hijos. Él quiere que nuestras mentes sean claras; nues-tros temperamentos, agradables; nuestro amor, abundante. Entonces, la paz quesobrepasa todo entendimiento fluirá de nosotros, para bendecir a todos aque-

llos con quienes entremos en contacto.La atmósfera que circundará nuestra al-ma será refrescante [...].

Unidos unos a otrosSe me ha instruido especialmente acer-

ca del peligro de apartarse, hablar mal delos demás y contender unos con otros.Necesitamos inclinarnos ante Dios en arre-pentimiento, por causa de nuestra faltade amor mutuo y de amor a quien muriópor nosotros. El oro del amor y de la feno abunda en nuestro medio. Muchos seaferran a la verdad con apenas las puntasde los dedos. Muchos gastan en habladu-rías el tiempo precioso que deberían em-plear en hablar del poder del Señor parasalvar. A menos que hagan un cambio de-cidido, serán hallados faltos [...].

Que nuestra gente se ocupe de la tareaasignada: la obra de salvar almas. Que nopiensen que sobre ellos se ha puesto lacarga de vigilar y criticar la obra de los de-más. Los que pongan toda su alma en laobra que Dios les ha encomendado, notendrán tiempo para criticar los esfuerzosde sus colegas, ni para debilitar las manosde quienes se esfuerzan al máximo parallevar adelante la obra.

Que ningún hombre ni ninguna mu-jer sienta que se le ha asignado llevar in-formes maliciosos de iglesia en iglesia, nide Asociación en Asociación. Me ha afli-gido sobremanera ver cuán fácil es paraalgunos perder el tiempo precioso en es-ta obra tan cruel. Nuestra obligación de-be ser, ahora, la proclamación de los men-

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sajes de los tres ángeles. Los que pierdenel tiempo en pensar y hablar mal de losdemás, están trayendo a los cimientos ma-terial representado por la paja, la maderay el rastrojo, los cuales serán consumidospor el fuego de los últimos días. Ellos ve-rán, un día, que perdieron el tiempo endebilitar a las iglesias, las instituciones ylas asociaciones.

Dios detesta este tipo de obra. Él lla-mará a rendir cuentas a todos los que par-ticipan en ella. Que los que temen a Diosy creen en su Palabra pongan guarda a suslabios. Decidan no hablar palabras quepuedan perjudicar la causa de Dios o daruna falsa representación de la obra reali-zada en cualesquiera de sus instituciones.Cuídense de pronunciar palabras que pu-dieran tentar a alguien a negar la confian-za y las palabras de aliento que deberíandarse a quienes pasan por severas prue-bas, y a quienes, tal vez, trabajan tempra-no y tarde para cumplir con sus múltiplesresponsabilidades, hasta parecer que susmentes y sus cuerpos podrían colapsar ba-jo tanta presión.

Como el vilano de cardo que lleva elviento, las palabras de sospecha y descon-fianza se esparcen por todas partes; yanunca se pueden recoger. Al habla dese-mejante a la de Cristo se debe nueve decada diez de las dificultades que existenen la iglesia. Los agentes satánicos procu-

ran con afán tratar de lograr que los pro-fesos cristianos hablen imprudentemen-te. Cuando tienen éxito, Satanás se rego-cija, porque los seguidores de Dios hanperjudicado su influencia. En estos mo-mentos solemnes, no tenemos tiempo pa-ra contender unos con otros [...].

Hablen palabras amables, palabras edi-ficantes; porque tal es el fruto del árbolcristiano. Venzan toda aspereza. Solo laeternidad revelará el daño que las pala-bras ásperas hacen a quienes las pronun-cian y a quienes las oyen. Aférrense fir-memente de Aquel que tiene todo el poderen el cielo y en la tierra. Aunque a menu-do no logren mostrar paciencia y calmaante la provocación, por nada del mun-do cesen de intentarlo. Resuelvan de nue-vo, esta vez con más firmeza, que seránejemplos de paciencia cristiana. Recuer-den que solo entrarán en el cielo los quehayan vencido la tentación de pensar yhablar lo malo.

«Y el efecto de la justicia será paz; y la la-bor de la justicia, reposo y seguridad para siem-pre» (Isa. 32: 17). Cristo será para su pueblotodo lo que estas palabras expresan, si ellosatienden a la invitación de Cristo de venira él. Él será para ellos vida y poder, fuerzay eficiencia, sabiduría y santidad. Dios nosllama a vivir la vida de Cristo y revelar es-ta vida al mundo. Cuando lo hagamos, elprejuicio se desvanecerá y las dificultades

se arreglarán por sí solas. Nos reuniremoscon el gran Misionero, con corazones lle-nos de gratitud y amor.

Unidos en el testimonio almundo

Mis hermanos y hermanas, en vez deperder el tiempo mirando los defectos aje-nos y hablando de ellos, entréguense a laobra que Cristo hizo cuando estuvo en es-te mundo. ¡Cuán incansablemente él tra-bajó! En el Templo y en las sinagogas, enlas calles de las ciudades, en el mercado yen el taller, a orillas del mar y entre loscollados, predicó el evangelio y sanó a losenfermos. Su vida fue una vida de servi-cio desinteresado, y ha de ser nuestro li-bro de texto. Debemos continuar con laobra que él empezó.

Hermanos y hermanas, ¿cuánto han he-cho para Dios el año pasado? ¿Piensan quesolo los hombres que han sido ordenadoscomo ministros del evangelio son los quetienen que trabajar para levantar el espíri-tu de la humanidad? ¡No, no! Dios esperaque todo aquel que invoca el nombre deCristo se ocupe de esta obra. Aunque no leshayan impuesto las manos de la ordena-ción, ustedes son mensajeros de Dios. Asícomo no pueden evitar que el viento sople,si han probado que el Señor es magnáni-mo –si conocen su poder salvador–, no po-drán evitar contárselo a alguien. Tendrán

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una palabra oportuna para el cansado; guia-rán los pies del extraviado, para llevarlo denuevo al redil. Sus esfuerzos para ayudar aotros serán incansables, porque el Espíritude Dios obra en ustedes [...].

El valor del cristiano no depende de ta-lentos brillantes, cuna insigne ni poderesmaravillosos, sino de un corazón limpio,un corazón que –purificado y refinado–refleje la imagen de la Deidad. Es la pre-sencia de aquel que dio su vida por noso-tros lo que embellece el alma. No se ne-cesita tanto oradores elocuentes, comoobreros humildes y sinceros: hombres ymujeres que tengan confianza infantil enDios. Son los hombres de oración los queson hombres de poder. A ellos se capaci-tará, para que lleven a los pecadores a lacena del Cordero.

Unidos en la verdadbíblica

Mis hermanos y hermanas, no permi-tan que cosas insignificantes absorban sutiempo y atención. Mantengan su menteen los temas gloriosos de la Palabra deDios. El estudio de estos temas les dará lafuerza que los sostendrá durante las prue-bas y las dificultades de los últimos días,y que los conducirá adonde caminaráncon Cristo, vestidos de blanco, porque sondignos. En la Palabra de Dios, estudiada

Preguntas para compartir

1. ¿Qué dice la autora acerca de la crítica destructiva? ¿Cuán serias son sus con-secuencias?

2. ¿De qué manera esta admonición te afecta, en lo personal? ¿Te ve a sí mis-mo en el extremo dador de esta actividad, en el extremo receptor o en nin-guno de los dos? A pesar de todo, ¿qué puedes hacer –personalmente– pararemediar esta situación negativa en la iglesia?

3. ¿Cómo describirías la importancia de la pureza en la vida cristiana?

y obedecida, poseemos una guía y un ins-tructor espirituales, merced a los cualeslas peores formas de mal, en nosotros,pueden sujetarse a la disciplina de su Ley.Si las enseñanzas de esta Palabra hubie-ran sido la influencia controladora ennuestras vidas; si la mente y el corazón sehubieran sujetado a su poder contenedor,los males que ahora existen en las iglesiasy en las familias no habrían encontradolugar. Sobre los hogares convertidos se de-rramarían las más puras bendiciones, ydesde tales hogares se extendería una in-fluencia que haría del pueblo de Dios unpoder del lado de la verdad.

Pero hay muchos, en nuestras iglesias,que conocen muy poco del significado dela verdad para este tiempo. No han busca-do la verdad con corazones humildes y con-tritos. Exhorto a los miembros de nuestrasiglesias a no menospreciar el cumplimien-

to de las señales de los tiempos, que tan cla-ramente indican que el fin está cerca...

Unidos en el ReinoEn el día de la coronación de Cristo, él

no reconocerá como suyo a nadie que ten-ga mancha, o arruga o cosa semejante; pe-ro a sus fieles les dará coronas de gloriainmortal [...].

En aquel día, los redimidos brillaránen la gloria del Padre y de su Hijo. Los án-geles del cielo, tocando sus arpas de oro,darán la bienvenida al Rey y a los trofeosde su victoria: los que hayan sido lavadosy purificados por la sangre del Cordero.Resonará un cántico de triunfo, que lle-nará todo el cielo. Cristo ha vencido: en-trará en las cortes celestiales acompaña-do de sus redimidos, los testigos de quesu misión de sufrimiento y abnegaciónno han sido en vano.

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SEMANA DE ORACIÓN PARA LOS MENORES

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Un mensaje para padres

y maestros

La testificación constituye una enormetarea para cada niño. Desdichadamente, elmundo actual tiene muchas distraccionespara los niños, a través de la televisión,Internet y otros medios masivos de comu-nicación. Pero el mandato dado por Jesúsle pide a cada persona, incluyendo a losniños, que dé a conocer el evangelio.

Al acercarse rápidamente la segundavenida de Jesús, tanto los padres, comolos maestros y cada miembro de la igle-sia necesitan unir sus esfuerzos paraproclamar el evangelio a todos aque-llos que no lo han escuchado.Involucremos a nuestros niños, hacien-do de ellos pequeños misioneros deDios que comparten las buenas nue-vas con sus amigos.

Las siguientes lecturas enfatizan laimportancia de unificar los esfuerzos

LINDA MEI KOHDirectora del Departamento Ministerio

de de Infancia de la Asociación General.Ha prestado sus servicios a la iglesia

durante más de treinta años comoprofesora universitaria en Singapur,

y más tarde como directora deDepartamento en la División del

Asia–Pacífico del Sur.

SEMANA DE ORACIÓN PARA LOS MENORES

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para testificar, a través de histo-rias, ilustraciones, actividades yaplicaciones. Para comenzar, talvez desee probar las siguientesideas con los niños:

1. Comenzad a elaborar un li-bro de oración misionera, para serusado por los niños, a los que ha-brás distribuido en grupos. Pedidlesque anoten el nombre de sus ami-gos que no asisten a la iglesia oque no saben acerca de Jesús, queoren en favor de cada amigo ano-tado en la lista y que los inviten ala escuela sabática o a otras acti-vidades.

2. Elaborad tarjetas de invita-ción para asistir a la iglesia, paraentregarlas a esos amigos especí-ficos por quienes habéis orado.

Nota especial:

Casi todas las historias, a conti-nuación, están contadas en prime-ra persona, pues han brotado demi propia experiencia. Por lo tan-to, antes de leerlas, tal vez deseéisdecirles a los niños algo como losiguiente: «Queridos niños, el díade hoy la Sra. Koh tiene otra his-toria para nosotros». Esto los ayu-dará a identificar al sujeto que es-tá hablando en cada historia y adarles una mejor perspectiva.

...el mandatodado por Jesúsle pide a cada persona,incluyendo a los niños,que dé a conocer el evangelio.

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MotivaciónMuestra una serie de láminas o un videoclip muy breve de

un accidente automovilístico. Pide voluntarios que describanlo que ven y anota lo que digan en la pizarra o en un pliegogrande de papel. Pide a los niños que comparen los informesde cada voluntario. Pregúntales: «¿Pensáis que todos los ni-ños que vieron el accidente dieron informes iguales? ¿Por quépensáis que varían sus descripciones?»

Explica que cualquier persona que vea o experimente unacontecimiento, es un testigo. Jesús quería que sus discípulosdieran su testimonio a otros acerca de su amor. Sugiere que Je-sús desea también que seamos testigos y demos a conocer lasbuenas nuevas de su amor a nuestros amigos.

Historia¡Eran muy malas noticias! ¡Eran noticias muy tristes! La fa-

milia Kozinski había estado esperando con gran anhelo la lle-gada de un nuevo hermanito. Para Iván, el hermano mayor,era un sueño que se había hecho realidad.

–¡Qué bueno! –dijo Iván–. ¡Al fin tendré alguien con quiénjugar!

Pero, todas sus esperanzas se derrumbaron muy prontocuando llegaron al hospital.

–¿Por qué lloras, mamá? –le preguntó tiernamente, mien-tras le acariciaba sus suaves manos.

Su mamá le explicó que el médico les había anunciado queAlejandro, el nuevo bebé, tenía un hueco en el corazón. Fueuna noticia que impactó a todos. Pero el médico había dichotambién: «Siempre existe la posibilidad de que el hueco se cie-rre cuando Alejandro crezca». ¡Una posibilidad!, pero, ¿cuángrande era esa posibilidad?

La familia creía en Dios. Creían que Jesús podía sanar a Ale-jandro, si esa era su voluntad.

–Vamos a reunir a muchas personas para sesiones de ora-ción –sugirió el padre–. Voy a comunicarme con muchas per-sonas y a pedirles que oren en favor del bebé Alejandro.

El padre dividió la lista de personas con las que debían co-municarse. Él llamaría a los miembros de la iglesia y familia-res, mientras la mamá se comunicaría con sus amigas y cono-cidas en todas sus relaciones.

–Iván, ¿qué tal si te pones en contacto con tus maestros, tuscompañeros de clase y nuestros vecinos? –le pidió su papá.

–Está bien, papá –contestó Iván, dispuesto a cooperar.

El papá estuvo comunicándose por teléfono toda la no-che. Tenía ciertamente una larga lista de personas a quienesllamar. En cuanto a Iván, se puso a trabajar inmediatamen-te al día siguiente, después de llegar a la escuela. Les pidió alos maestros, al director y a toda la escuela que oraran porsu hermano.

Y, después de algunos meses, Dios contestó sus oraciones.–Bueno, ¡es sorprendente que el hueco se haya cerrado solo!

–dijo asombrado, el médico–. ¡Es un milagro! ¡Es un milagro!–¡Iván, vamos a llamar a todos para darles las buenas nue-

vas! –anunció el papá. Iván estaba tan emocionado con la noticia que les daría

a sus maestros y amigos la mañana siguiente, que ya no po-día esperar. ¡Era algo que merecía celebrarse! Cuando tienesmuy buenas noticias, ¡simplemente no puedes esperar paracontarlas!

¿Recuerdas a la mujer samaritana junto al pozo de Sicar?Cuando esta mujer encontró a Jesús, el Mesías, estaba tan con-tenta, que puso a un lado su cántaro con agua y regresó corrien-do al pueblo. Le dijo a la gente: «¡Venid, ved a un hombre que meha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?» (Juan 4:29). ¡Sí, ella tenía buenas noticias para darlas a conocer!

En otra ocasión, cuatro leprosos encontraron abundantealimento y tesoros en el campo de sus enemigos, los sirios. Co-menzaron a tomarlos para ellos, pero entonces se dijeron losunos a los otros: «No estamos haciendo bien. Hoy es día de bue-na nueva, y nosotros callamos [...] Vamos, pues, ahora, entremosy demos la nueva en casa del rey» (2 Rey. 7: 9). ¡Qué buenas no-ticias eran aquellas, en un tiempo cuando ya casi no había ali-mentos en la ciudad! Ahora todos pudieron comer hasta lle-narse. ¡Los leprosos fueron grandes testigos!

Después de que Jesús ascendió al cielo, los discípulos se sin-tieron animados a darles las buenas nuevas a personas en to-das partes del mundo, diciéndoles que Jesús las amaba y quese había ido a preparar un lugar para todos en el cielo. Jesúsprometió darles poder. Al reunirse a orar en un lugar todosjuntos, «fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron ahablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»(Hech. 2: 4). Sí, los discípulos unieron sus esfuerzos para darlas buenas nuevas, las cuales esparcieron por todo el mundo.Gracias a eso, hoy tenemos la iglesia cristiana. Todo comenzócon un pequeño grupo de personas en esa pequeña iglesia enJerusalén.

Versículo para memorizar «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu

Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, yhasta lo último de la tierra» (Hechos 1: 8).

Un hueco en elcorazón del bebé

PRIMER SÁBADO

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Aplicación¿Puedes pensar en algunas buenas noticias para contárse-

las a tu amigo, tu vecino o tu abuelito? Tal vez obtuviste un10 en un examen, o tal vez ganaste un concurso. ¿Recibisteun regalo especial que siempre habías querido? ¿Vas a ir deviaje al Japón o a otro lugar muy lejano?

Haz, entonces, una lista de las bendiciones que Jesús te hadado este mes y muéstrasela a un amigo.

Análisis1. ¿Por qué es tan difícil callarse las buenas noticias?

2. ¿Cuáles son los beneficios de trabajar juntos al dar a cono-cer las buenas nuevas?

3. ¿Cuál es la mejor forma de dar a conocer las buenas nuevasacerca de Jesús?

ActividadDibujad dos carteles que promuevan algunos acontecimien-

tos emocionantes que estén por ocurrir en tu colegio o igle-sia. Decoradlos con muchos colores y anotad mensajes quecautiven a la audiencia.

Versículo para memorizar «No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha

resucitado» (Marcos 16: 6).

Una grandiosareunión

DOMINGO

MotivaciónJunta varios periódicos y busque las páginas de los obitua-

rios. Recorta algunas figuras de mujeres que han muerto y de-ja que los niños las observen juntos. Examinad las láminasuna por una, y notad la cantidad de hijos y nietos que estasmujeres han dejado atrás. Pregúntales a los niños: «¿Por quélas madres tienen tanto valor para nosotros? ¿Cómo puedehonrar cada uno a su madre? ¿Recuerdan el cumpleaños de sumamá?»

HistoriaEra el acontecimiento del año más emocionante para mí.

Nuestra familia haría el viaje anual a Hong Kong, para visi-tar a nuestros familiares. ¡Qué felicidad! «Ya no puedo espe-rar para entrar en ese enorme trasatlántico», pensé. «Siemprehay tantos ricos alimentos y actividades divertidas para losniños». Esperamos pacientemente hasta que fuera tiempo deir al puerto.

De pronto, sonó el teléfono. Era papá, que dijo muy seria-mente:

–Venid inmediatamente al hospital. Mi tía salió apresuradamente rumbo al hospital. –¿Qué le pasa a mamá? ¿Está bien? –pregunté ansiosamen-

te, tan pronto como me encontré con papá. Estaba muy asus-tada y confundida.

Justamente esa mañana habíamos estado empacando muyfelices nuestras cosas y hablando acerca de lo que haríamosdurante nuestras vacaciones en Hong Kong. Entonces, mamáhabía decidido ir a hacerse su revisión médica regular, puesfaltaba mucho tiempo para la partida. En ese momento, sien-do una niña de ocho años, no podía entender por qué estába-mos en el hospital y no en el puerto.

Papá se sentó con nosotros y nos dijo con mucha calma:

–Algo le acaba de pasar a mamá. Los médicos la están aten-diendo.

Pero, ciertamente se le veía muy, muy triste.Finalmente, a las cinco de la tarde, tres médicos salieron

del quirófano y hablaron con papá. Le dijeron: –Hicimos todo lo que pudimos, pero no pudimos salvarla.Papá lloró y se lamentó fuertemente. Yo corrí hacia papá y,

colgándome de sus piernas, lloraba diciendo: –Quiero estar con mamá. Quiero estar con mamá. Pero los médicos no pudieron salvar a mamá. Murió ese día

de agosto.En el servicio fúnebre, el pastor habló acerca de cuando nos

reuniremos con mamá cuando Jesús venga otra vez. Nos dijoque ella va resucitar de la tumba. Inmediatamente, me sentímejor. Comencé a esperar ese momento cuando veré a mamáotra vez en la segunda venida de Jesús.

De esa misma manera, cierto día en Jerusalén, los discípu-los y muchas otras personas que amaban a Jesús se pusieronmuy tristes al recordar la terrible cruz. Estoy segura de que hu-bo muchas lágrimas y sollozos. Pero, imaginaos cómo se ha-brán sentido cuando María les dio las buenas noticias: «¡Hevisto al Señor!» (ver Juan 20: 18). ¡Sí, Jesús vive! Cuando Jesússe apareció ante sus seguidores, «los discípulos se regocijaron»(Juan 20: 20).

Sí, sus discípulos y otros seguidores de Jesús se sentían muyfelices, porque Jesús estaba vivo. Comenzaron a predicar es-tas buenas nuevas a todas las personas en Judea, Galilea, Sa-maria y en todas partes. Pronto iniciaron una iglesia. Queríanque todo el mundo supiera acerca del gran sacrificio del Hijode Dios en la cruz y de su gloriosa resurrección, que le da es-peranza a todo el que lo acepta.

Cuando estén sentados en la escuela sabática o en la igle-sia cada semana, recordad que Jesús ama a cada uno de voso-

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tros y un día regresará para llevaros a estar con él. Podéis unirvuestras voces a las de todos los demás al cantar mi himno fa-vorito: “Jesús resucitado” (Himnario Adventista, Nº 100).

Aun cuando extraño mucho a mi mamá, ya no estoy tris-te, porque Jesús nos ha prometido que «Enjugará [...] toda lá-grima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llan-to, ni clamor, ni dolor» (Apoc. 21: 4) «He aquí yo vengo pronto»,dice en la Biblia, «para recompensar a cada uno según sea su obra»(Apoc. 22: 12). Yo espero con gran anhelo esa grandiosa reu-nión en el cielo. Vamos a decirles a otros estas maravillosasbuenas nuevas, para que ya no estén tristes. ¡Jesús es nuestraesperanza!

AplicaciónPedid a viestros padres, o a quienes os cuiden, que os lle-

ven a visitar un hospital. Visitad la sala infantil y entregad al-gunos regalos a los niños que están allí.

Entrégadles tarjetas que hayáis elaborado vosotros, con unmensaje de gozo y esperanza en Jesús. Pedidles que confíen

en Jesús, quien va a venir muy pronto nuevamente para lle-varnos a su hogar. Compartid, con los niños del hospital, al-gunos versículos bíblicos que les den esperanza.

Análisis1. ¿Cómo te sentirías si alguien a quien amas se muriera de

cáncer? 2. Imagínate que alguien te dijera: «No estoy seguro de que

volveré a ver a mi padre, que se murió hace tres años». ¿Quéle dirías a esa persona? ¿Qué versículos de la Biblia podríasusar para ayudar a esa persona a tener esperanza?

3. ¿Qué puedes hacer para alegrar a las personas enfermas oque se están muriendo?

ActividadAprende el canto que dice “Jesús resucitado está en el mun-

do hoy” (Himnario Adventista, Nº 100) y pregúntale a tu maes-tro o maestra de escuela sabática si puedes enseñárselo al res-to de los alumnos en tu clase.

Versículo para memorizar «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Salmo 119: 105).

Se cayó del camello

LUNES

MotivaciónColoca una gran caja negra en el frente del auditorio. Pide

voluntarios que entren en la caja, y luego ciérrala. Pregúnta-les si pueden ver allí adentro. Entrégales, entonces, un libropara leer. Después de un rato, entrégales una linterna de ma-no, para que lean el libro mientras están todavía dentro de lacaja. Pídeles que salgan de la caja, y pregúntales luego: «¿Có-mo os sentisteis leyendo en la oscuridad?» «¿Tuvisteis que for-zar la vista para poder leer las palabras?» «¿En qué forma osayudó la linterna de mano?»

HistoriaHace algunos años, mi esposo se fue de viaje a Tierra San-

ta. Ya muy tarde, cierto día, el grupo con el que viajaba teníaprogramado escalar el monte Sinaí. Mi esposo estaba muy emo-cionado. ¡Cuán impresionante sería subir por el mismo mon-te que había subido Moisés!

La subida era muy inclinada, y el guía que los llevaba cami-naba al frente del grupo. Después de subir lo que parecían cen-tenares de metros, mi esposo estaba muy cansado. Otros más,en el grupo, iban caminando también cada vez más despacio.De pronto, y como si hubieran salido de la nada, aparecieronunos camellos, juntamente con sus dueños, que gritaban:

–¡Suban, cobramos barato! ¡Cobramos barato!Por supuesto, mi esposo no se pudo negar. Inmediatamen-

te subió al lomo de un camello. «Ahora sí se me va a hacer fá-cil subir el resto del camino», se dijo sonriente.

El sol estaba por ocultarse, y todo se estaba poniendo oscuro.Cuando finalmente los envolvió la oscuridad, parecía imposibleavanzar. No había ninguna luz que iluminara el camino. Mi es-poso sujetó fuertemente las riendas del camello, que iba siendoguiado por su dueño. «Me pregunto cómo sabe el camello pordónde debe caminar», pensaba mi esposo muy preocupado.

Mientras la fila de camellos avanzaba por el camino, depronto se escuchó un fuerte grito:

–¡Auxilio! Entonces se escuchó un ruido sordo, de algo que caía con

estrépito. Luego, una conmoción de gente que hablaba al mis-mo tiempo, corriendo de aquí para allá. Cuando mi esposo gi-ró su rostro hacia la izquierda, vio a su amigo Sonny, que secaía de su camello.

–Sujétate de mi mano –le gritaba mi esposo. En un instante, Sonny asió fuertemente la mano de mi es-

poso.Los encargados de los camellos vinieron rápidamente con

una lámpara. Para su sorpresa, el camello había dado un mal

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paso, y uno de los cascos de la izquierda estaba colgando haciaun despeñadero. Gracias a Dios, el camello no se cayó hasta aba-jo, pues entonces Sonny seguramente habría perdido la vida.

Todos, absolutamente, se negaron a seguir avanzando has-ta que los encargados de los camellos trajeron lámparas decombustible y de mano para alumbrar el camino. El resto delcamino que llevaba a la cima del Monte Sinaí, estaba alum-brado ahora por rayos de luz. Ahora, todos sabían bien pordónde iban.

La Biblia, que es la Palabra de Dios, se parece mucho a esaslámparas. Nos dice que «Toda la Escritura es inspirada por Dios,y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir enjusticia» (2 Tim. 3: 16).

Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el desierto, usó laPalabra de Dios para vencer esas tentaciones. Jesús le contes-tó al diablo: «Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sinode toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4: 4). Y aña-dió: «Porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo ser-virás» (Mat. 4: 10).

El rey David hizo planes para matar a Urías, uno de sus co-mandantes, a fin de poder casarse con la esposa de este coman-dante. Las Escrituras señalaron su pecado, recordándole unode los Mandamientos: «No cometerás adulterio» (Éxo. 20: 14).

Sí, la Biblia es una luz importante y es «útil para corregir lasfaltas y enseñarnos cómo debemos vivir correctamente. Usando lasEscrituras, la persona que sirve a Dios puede estar lista y tendrá to-do lo que necesita para hacer toda buena obra» (paráfrasis de 2

Tim. 3: 16). No la guardes solo para ti. Compártela con tusamigos, de manera que ellos puedan vivir también correcta-mente.

AplicaciónHaz una lista de las buenas cosas que la Biblia te enseña a

hacer. ¿Cuántas veces debes perdonar a los demás? ¿Visitas alas viudas y a los huérfanos? Prepara, ahora, una segunda lis-ta de malos hábitos y comportamientos que la Biblia conde-na. ¿Eres una persona orgullosa? ¿Odias a tus enemigos? ¿De-sobedeces a tus padres? Ahora, muéstrale tu lista a un amigoy háblale acerca de cómo te puede ayudar Jesús a hacer dos otres obras buenas de tu lista cada semana.

Análisis1. ¿Te enseña la Biblia cómo enfrentar las tentaciones de las

drogas, las bebidas alcohólicas y la lectura de malos libros?2. ¿Cómo puede la Biblia continuar siendo una luz en tu ca-

mino? 3. ¿Qué piensas que puedes realizar para hacer más interesan-

te tu estudio de la Biblia?

ActividadConsulta un libro que hable de luciérnagas. Descubre en

qué forma las luciérnagas dan luz. Redacta una breve descrip-ción de cómo las luciérnagas son similares a la Biblia en cuan-to a su capacidad de dar luz.

Versículo para memorizar «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león ru-

giente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5: 8).

Una fuertelucha

MARTES

MotivaciónColoca, sobre una mesa, dos cajas envueltas para regalo.

Anota, en una de las cajas, las palabras “Satanás tienta” y, so-bre la otra, las palabras “Jesús gana”. Pide a los niños que ano-ten, en tiras de papel, las tentaciones que tienen y las coloquenen la primera caja. Luego, en otra tira de papel, pide a cada ni-ño que anote cómo puede ganarle a Satanás en cada una deesas tentaciones. Pídeles que lo coloquen ahora en la segundacaja, que dice: “Jesús gana”. Pregúntales luego: «¿Os parece quees fácil dejar de pelear con Satanás?» Dialogad sobre el tema.

Historia–¡Yo vi primero ese avión! –gritó Yoyo.–¿Quién dijo eso? –contestó Raquel a todo volumen–. ¡Yo

lo vi primero!

–¡Eso no es justo! –dijo más fuerte Yoyo, acercando hacia síel avión.

Muy pronto, los dos hermanos estaban enzarzados en unagran pelea. Raquel tiró fuertemente del ala del avión haciaella, mientras Yoyo sujetó la cola del avión tan fuerte comopudo.

De pronto, el avión se rompió en dos pedazos, con cada unode los hermanos sujetando fuertemente una de las partes.

–¡Mira lo que has hecho! –gritó Raquel–. ¡Lo rompiste!–¡Fue tu culpa! –dijo Yoyo muy enojado.De pronto, Yoyo tomó en sus manos unas tijeras que esta-

ban en el suelo y se las arrojó a su hermana. Las tijeras pasaron volando a solo unos centímetros de la

cara de Raquel, en el momento en que la mamá entraba en lahabitación.

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–¿Qué es lo que has hecho, Yoyo? –preguntó la mamá–. Pu-diste haber cortado la cara de tu hermana y haberla lastima-do grandemente.

–Lo siento mucho –dijo Yoyo, con una expresión en su ca-ra como si fuera a llorar.

–Yo también lo siento –dijo Raquel muy bajito, al poner sumano sobre el hombro de su hermano.

La mamá se acercó, y abrazó a Raquel y a Yoyo. Todos ora-ron entonces, pidiéndole a Jesús que los ayudara a amarse y ano lastimarse uno al otro.

La Biblia nos dice que hubo una gran pelea en el cielo. Sa-tanás, un ángel llamado Lucifer, pensó que él era más inteli-gente que Dios. Creía que él era tan bueno como el Hijo deDios. Satanás se enojó mucho cuando Dios no lo incluyó entodos sus planes. Por esa razón, Satanás se volvió contra Diosy comenzó una guerra en el cielo. ¿Te puedes imaginar? ¡Sa-tanás estaba tratando de convencer a los ángeles para que pe-learan contra Dios! Les dijo que Dios era egoísta y que lo quehacía no era justo. Les dijo también que no debían confiar enDios. Eventualmente, Satanás y una tercera parte de los ánge-les fueron arrojados del cielo.

Satanás tentó a Adán y a Eva a ponerse de su parte al comerdel fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. El ele-gir a Satanás es pecado, y el precio del pecado es la muerte.Aunque Adán y Eva no murieron inmediatamente, comenza-ron a pagar desde ese momento el precio de haber pecado. Dis-cutieron y se echaron la culpa uno al otro. Tuvieron que tra-bajar muy duro para su propio sustento. Y tuvieron queabandonar el Jardín del Edén.

Pero Dios tenía un plan para arreglar todas las cosas y ha-cerlas otra vez como eran en el principio. Su plan era que Je-

sús viniera a esta tierra como un pequeño bebé. Jesús viviríaen esta tierra y le mostraría a la gente cómo es Dios. Enton-ces, moriría en una cruz. El Hijo de Dios nos salvaría de nues-tros pecados. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que hadado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no sepierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3: 16).

¿No os parece maravilloso? Si creéis en Jesús y eligís seguir-lo, ¡viviréis para siempre con Dios y con Jesús en la Tierra Nue-va! Vamos a hablarles a nuestros amigos y vecinos acerca deesa terrible batalla en el cielo y de la salvación de Jesús. Lospodemos ayudar a elegir a Jesús en vez de a Satanás.

AplicaciónPregúntales a los niños: «¿Cómo podéis protegeros de Sa-

tanás?» Haced un dibujo de la armadura de Dios, según se des-cribe en Efesios 6: 11 al 17, e identificad cada arma que nospuede ayudar a ganar la batalla contra Satanás. Mostrad vues-tro dibujo a un amigo.

Análisis1. ¿Por qué pensáis que las peleas son siempre malas?2. ¿De qué forma pelea Satanás contra ti, en la vida?3. ¿Cuál es la mejor arma para pelear nuestras batallas contra

Satanás?

ActividadBuscad, en la Biblia, versículos que muestren cómo ganar

vuestras batallas contra Satanás.Anotad esos versículos en tarjetas de colores. Añadidles ilus-

traciones a cada uno de ellos. Podéis colgarlos en vuestra ha-bitación o tal vez en el colegio.

Versículo para memorizar «Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo...

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vues-tras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos»

(Mateo 5: 13-16).

Obra misioneraen bicicleta

MIÉRCOLES

MotivaciónMuestra la lámina de un faro. Pide a los niños que identi-

fiquen los usos de un faro. Comentad acerca de si son necesa-rios los faros en este mundo de ordenadores y alta tecnología.Pregúntales, entonces: «¿En qué se parece vuestra vida a unfaro?»

HistoriaCésar y Juan tenían ambos 11 años. Vivían en Arequipa,

República del Perú. ¡Cuánto les gustaban las montañas que ro-

deaban sus casas en esa población! Tenían también muchosamigos especiales en la región vecina de Cerro Colorado.

–Juan, ¿te gustan esas reuniones de “grupos pequeños” alas que asistimos cada miércoles por la noche? –le preguntómuy entusiasmado César a su amigo.

–¡Son maravillosas! –dijo Juan–. ¡Y tú eres un gran directorde canto!

–Gracias. Oye, ¿por qué no vamos a la montaña e invita-mos a tus amigos a formar un grupo allí también? –sugirió Cé-sar muy emocionado.

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–¡Es una gran idea!, pero, ¿cómo podemos hacerlo? –se pre-guntó Juan–. Nos tomaría muchos días para poder llegar ca-minando a Cerro Colorado.

–No se te olvide que tenemos nuestras bicicletas. Eso nospuede ayudar –dijo, muy confiado, César–. Puedes ir e invitara Pedro, Jacinto y Ronaldo, mientras yo voy a invitar a Juan,Rosita y Alberto.

–Entonces, nos pondremos a trabajar –dijeron ambos.Cada día, César y Juan subían en bicicleta el camino hacia

la montaña que llevaba a Cerro Colorado, para encontrarsecon sus amigos y vecinos del “grupo pequeño”. Se dividieronlos temas bíblicos, y ambos dirigían los cantos, las historiasbíblicas y el relato de las experiencias. Había dificultades enlos caminos montañosos, pero nada podía hacer que se desa-nimaran, ni los podía detener en su misión. Después de mu-chos meses, seis de sus amigos decidieron seguir a Jesús y serbautizados. ¡Qué luces tan brillantes habían llegado a ser Cé-sar y Juan!

¿Recuerdáis la historia de esa pequeña esclava que ayuda-ba a la esposa del capitán Naamán? Ella era una luz en la ca-sa de su amo Naamán. Cuando supo que Naamán tenía lepra,una dañina enfermedad de la piel, la jovencita le dio inme-diatamente a su ama las buenas nuevas de que el profeta deSamaria podía sanarlo. La Biblia dice: «Entrando Naamán a suseñor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que esde la tierra de Israel» (2 Rey. 5: 4). ¡Qué buen testimonio dabala vida de esta niña! El capitán creyó en el verdadero Dios, des-pués de que fue sanado.

En la vida de Rut, una joven de Moab, su suegra Noemí fuecomo una luz, al compartir con ella las buenas nuevas. El amory la bondad de Noemí ayudaron a Rut a comprender el amorde Dios. Aunque Noemí le sugirió que la dejara y regresara a

su casa con su pueblo, Rut le contestó en forma decidida: «Nome ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera quetú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo serámi pueblo, y tu Dios mi Dios» (Rut 1: 16). Noemí era ciertamen-te la luz y la sal de su hogar y su comunidad.

AplicaciónInvita a un amigo a unirse a ti en un proyecto en favor

de la comunidad. Elige un proyecto en el que puedas ayu-dar en la comunidad y cuéntaselo a tu maestro de escuelasabática o a tu pastor. Puedes, también, ofrecer tus serviciosvoluntarios en un proyecto que ya tenga tu iglesia en favorde la comunidad. Tal vez puedas dedicar una hora para leer-le la Biblia a una persona anciana o contarles historias de laBiblia a niños menos privilegiados. Anota algunas otras co-sas que puedes hacer para darles a conocer a Jesús a otraspersonas.

Análisis1. ¿Por qué es importante tratar a otras personas con amor y

bondad?2. ¿De qué forma puede un verdadero y amante cristiano ser

un mejor testigo en favor de Jesús?3. ¿Qué significa ser intencionalmente luz o sal en la comu-

nidad?

ActividadRecorta algunas noticias aparecidas en periódicos con res-

pecto a niños enfermos o niños que hayan sufrido algún ac-cidente. Escríbele una carta o tarjeta a cada uno de ellos y pí-deles a tus padres o a tu maestro que se las envíen por correoo se las lleven al hospital.

Versículo para memorizar «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, sien-

do justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que esen Cristo Jesús» (Romanos 3: 23, 24).

Todoarreglado

JUEVES

MotivaciónPide a los niños que busquen, en algunos periódicos, noti-

cias acerca de varios tipos de actividades criminales: asesina-tos, abuso infantil, robos, etcétera. Luego, pide a tus alumnosque hagan una lista de cosas malas que ellos hacen algunasveces. Pídeles que comparen sus listas y luego comenten so-bre lo que significa el pecado.

HistoriaHace muchos años, cuando trabajaba como maestra en la

cárcel del condado, conocí a Hugo en mi clase de Ciencias So-

ciales. Era un muchacho inteligente y bien parecido, pero ha-bía sido arrestado por la policía por robar atomóviles. Traté deayudarlo a pasar bien sus exámenes de escuela secundaria, pa-ra que pudiera salir pronto de la cárcel por su buen compor-tamiento.

–¡No tengo remedio! –dijo suspirando Hugo, cierto día–.No puedo vivir en forma correcta.

–¿Por qué no puedes hacerlo? –le contesté sorprendida.–Señora –me dijo–, no tengo mamá, no tengo dinero, no

tengo nada –contestó–. La cárcel es mi mejor hogar.

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–¿Sabías que Jesús te puede ayudar a quitarte de encima tuspecados? –le pregunté.

–¿Jesús? ¿Quién es? Nunca he oído hablar de él –confesóHugo.

Cada sábado, mi esposo y yo visitábamos a Hugo en la cár-cel. Orábamos con él, le enseñamos cantos acerca de Jesús yle contamos la historia maravillosa de Cristo Jesús.

Después de ocho meses de espera, Hugo fue finalmentepuesto en libertad. Quedaba libre para irse a su casa. Todos susmaestros le dimos buenos consejos: «Adiós, pórtate bien. Note metas en problemas. Vamos a estar orando por ti».

Muy temprano, el lunes por la mañana, fui nuevamente ala cárcel para enseñar mis clases. ¿Adivinen quién estaba enmi clase?

–¡Hugo!, ¿qué estás haciendo aquí otra vez? –le dije sin po-der creerlo.

–Bueno, salí fuera el viernes pasado –me contestó–. Pero notenía dinero. Así que, le apunté con una pistola al encargadode la caja de una gasolinera y me llevé todos el dinero. Fueuna gran hazaña, ¿no es cierto?

Hugo entraba y salía de la cárcel muchas veces. Cada vezque salía, nuevamente caía en serio pecado. Estaba completa-mente enredado en el pecado, y no podía liberarse por sí mis-mo. ¡El pecado es una cosa terrible!

La Biblia dice que Satanás «anda como león rugiente, buscan-do a quien devorar» (1 Ped. 5: 8). Le gustaría engancharte en elpecado. Te susurra al oído: “Está bien que tomes para ti la plu-ma de tu compañero; tiene tantas que no se va a dar cuentasi le falta una”. “Está bien engañar un poquito, siempre y cuan-do no te descubran”. “Dispárale a esa persona para que pue-das vengarte de ella”.

Satanás también tentó a Jesús a pecar cuando no había pro-bado alimento por cuarenta días y cuarenta noches en el de-sierto. Le pidió a Jesús que convirtiera las piedras en pan, quesaltara hacia abajo desde las alturas del Templo y que se incli-nara para adorarlo a él. Pero, en cada ocasión Jesús le contes-tó con un enérgico ¡No!

Desdichadamente, Adán y Eva no le dijeron no a Satanás.En vez de ello, eligieron desobedecer a Dios y hacer lo que Sa-tanás los tentó a hacer. Como resultado, se acarrearon a sí mis-mos pecado y muerte, y también a sus hijos y a cada personaque nació después de ellos.

Dios quiso arreglar las cosas terribles que Satanás hizo queles pasaran a este mundo y a sus hijos. Así que, envió a su Hi-jo, Jesús, para que muriera en la cruz en nuestro lugar. Siendoque Jesús nunca pecó, podía morir por el pecado de todas laspersonas. No fue fácil para Jesús morir una muerte tan cruel,pero era la única manera de hacer desaparecer el pecado parasiempre. ¿No te gustaría unirte a Jesús para poder alejarte delpecado y de Satanás?

AplicaciónIdentifica dos o tres de tus debilidades y pídele a Jesús que

te ayude, a fin de que puedas decir “No”. Practica la forma dedecirle a Satanás: «Aléjate de mí. Está escrito en la Biblia que...»

Análisis1. ¿Piensas que es una tentación de Satanás cuando nuestros

amigos nos presionan a hacer lo malo?2. ¿Cómo puedes vencer la tentación de no ser honesto, de

hablar mentiras acerca de tus amigos o de lastimar a al-guien?

3. ¿Son los Diez Mandamientos buenas reglas para evitar elpecado, o ya están pasados de moda?

ActividadesHaz una tela de araña usando lana de color negro sobre

una base de cartulina blanca. Teje cuidadosamente la red. Re-corta, entonces, algunos círculos de color amarillo y escribeen ellos las tentaciones que la mayoría de los niños de tu edadestáis enfrentando. Pégalos en la tela de araña. Cuélgala entu habitación o escritorio para que te acuerdes cada día deorar para pedirle a Jesús la ayuda necesaria para vencer esospecados.

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Versículo para memorizar «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le

traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él»(Apocalipsis 1: 7).

Papá regresaa casa

VIERNES

MotivaciónConsigue un álbum de fotografías que tenga algunas de tu

papá. Busca en él algunas de cuando era joven, otras de cuan-do se casó con tu mamá, y otras en donde esté contigo y tufamilia. Pregúntales a los niños: «¿Cómo se sentirían si su pa-pá tuviera que estar fuera de la casa mucho tiempo? ¿Por qué?¿Qué cosas especiales harían para darle la bienvenida a casa?»

Historia¡Realmente extrañaba mucho a mi papá! Siempre parecía

como si se hubiera ido por mucho, mucho tiempo. Mi papáse marchaba con frecuencia porque trabajaba en un enormebarco. A veces, se iba por tres largos meses. En ocasiones noshablaba por teléfono cuando el barco anclaba en el puerto.Entonces, corría yo hacia el teléfono para hablar con él.

–Papito, papito, ¿cuándo vas a venir a casa? ¿Me conse-guiste esa muñeca especial? –le preguntaba rápidamente, por-que teníamos que tomar nuestro turno todos, mi mamá, mihermana mayor y mi hermano mayor.

Todos queríamos hablar con él. –Te voy a estar esperando, papi –le gritaba emocionada an-

tes de que se cortara la llamada.Iba a cumplir nueve años, y en esta ocasión papá iba a es-

tar en casa durante mi cumpleaños. ¡Imagínate lo emociona-da que estaba! Simplemente, no me podía quedar dormida esanoche. Mi mente estaba llena de ideas e imaginaciones acer-ca de lo que papá me traería como regalo de cumpleaños. Es-tuve dando vueltas y vueltas en la cama por mucho tiempo,antes de que por fin me venciera el sueño.

Muy temprano, en la mañana, la casa entera estaba envuel-ta en un gran bullicio.

–Mami, ya limpié mi cuarto, y todo está arreglado y limpio–le dije orgullosa–. Y mira, hasta le hice a papá una tarjeta enrojo y azul para darle la bienvenida. ¿Qué te parece? –añadíalegremente.

Luego, la coloqué cuidadosamente en el salón de casa, pa-ra que papá no dejara de notarla al llegar.

Mi mamá estaba muy ocupada con las tareas de última ho-ra: cocinar, decorar, hornear, de manera que pudiéramos te-ner una gran fiesta de bienvenida para papá.

Verificamos ansiosamente la hora de llegada del barco, demanera que pudiéramos estar en el muelle justamente antesde que su barco arribara al puerto. Mamá nos recordaba cons-tantemente:

–Acordaos de que debéis buscar la señal de un pañuelo rojo.¡Oh, sí!, el pañuelo rojo nos iba a ayudar a identificar a

nuestro padre. De otra manera, sería casi imposible encontrar-lo entre los centenares de marineros vestidos todos con susuniformes blancos. ¡El pañuelo rojo era nuestra señal!

¡Pronto vimos algo rojo! El trozo de tela roja se movía vi-gorosamente.

–Allí está. Sí, ese es papá agitando su pañuelo rojo en la cu-bierta –yo gritaba emocionada, agitando los brazos–: ¡Papi!¡Papi! ¡Bienvenido a casa!

Cierto día, muy poco tiempo antes de que muriera, Jesúsles dijo a sus discípulos que se iría por un tiempo. Pero les pro-metió que regresaría otra vez: «Voy, pues, a preparar un lugarpara vosotros. Pero después que me vaya a prepararos un lugar, ven-dré otra vez y os llevaré conmigo, para que estéis donde yo estoy»(Juan 14: 1-3, parafraseado).

La Biblia dice: «Porque el Señor mismo con voz de mando,con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cie-lo; y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Tes. 4: 16).¿No te parece que esta es una promesa maravillosa?

Los discípulos estaban muy tristes y quebrantados de cora-zón cuando Jesús murió en la cruz. Pero, muy pronto dejaronde llorar. Cuando Jesús resucitó de la tumba, nuevamente sellenaron de emoción y de esperanza. Más tarde, cuando Jesúsascendió al cielo, los discípulos recordaron lo que su Maestroles había dicho antes. Al mirarlo ascender en las nubes de loscielos, de pronto dos ángeles se les pusieron a un lado y les di-jeron: «¿Por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que hasido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto iral cielo» (Hech. 1: 11).

Podemos imaginarnos a los discípulos diciéndose emocio-nadamente unos a otros: «¡Vamos a decirles a todos que Jesúsva a venir otra vez! Queremos que todos, en Jerusalén, en Sa-maria, en Judea y en todo el mundo estén listos para la veni-da de Jesús!»

Pero ¿cómo podían hacer eso? Estudiaron mucho la Biblia,oraron por el descenso del Espíritu Santo con poder y salierona enseñarles a otros acerca de Jesús. También sanaron y ayu-daron a muchos.

¿Qué señales les dio Jesús a sus discípulos que debían bus-car antes de su venida? Jesús les dijo a sus discípulos que ibaa haber guerras y rumores de guerras, desastres naturales, ta-les como terremotos, huracanes, etcétera. Habría también per-sonas que engañarían diciendo que eran Jesús.

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¿Te ha tocado ver esas señales hoy? ¿Cuáles señales ya sehan cumplido? Sí, podemos ver que hay muchas guerras queocurren en muchos países. Es muy desconsolador observar aniños y adultos que mueren en Irak. Es muy triste saber quemuchas personas pierden sus casas en los huracanes. ¿Te estáspreparando para la venida de Jesús? ¿Les estás, también, dicien-do a tus amigos que estén listos para cuando Jesús venga?

AplicaciónHaz una lista de las cosas que puedes hacer con el fin de

prepararte para la venida de Jesús. Te puedes unir a un grupode estudio de la Biblia. Puedes ayudar a los menos afortuna-dos. Puedes invitar a tus amigos a asistir a reuniones de niñoso campamentos bíblicos. Muéstrale tu lista de ideas a tu ma-estro de escuela sabática o a tu pastor, y diles que deseas ofre-certe como voluntario para ayudar a los demás a alistarse pa-ra la venida de Jesús.

Análisis1. ¿En qué se parece prepararte para la venida de tu papá a pre-

pararte para la venida de Jesús?2. ¿En qué forma te ayuda tu iglesia a prepararte para la se-

gunda venida de Jesús? 3. ¿Cómo puedes enfrentar las tentaciones de la televisión, de

Internet y de otros medios de comunicación que te distraende la tarea de prepararte para la venida de Jesús?

ActividadesAverigua con tu maestro, tu pastor o en un hospital in-

fantil, si alguien está regresando a casa después de recupe-rarse de una enfermedad. Ofrece voluntariamente tus servi-cios a fin de ayudar a planificar una fiesta de bienvenida paraesa persona. Diseña tarjetas de bienvenida para él o ella. Ano-ta, en la tarjeta, un mensaje interesante y añádele tu mejordibujo.

Versículo para memorizar «Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Efesios 4: 3).

Carrera de trespiernas

SEGUNDO SÁBADO

MotivaciónForma grupos de cuatro o cinco niños. Proporciónales pa-

pel tamaño cartel y marcadores o lápices de colores. Pide a ca-da grupo que prepare un cartel que anuncie un acontecimien-to que esté por celebrarse en la iglesia o en el colegio: uncampamento, un proyecto para reunir fondos financieros, et-cétera. Cuando cada grupo haya terminado, háblales acercade cómo el esfuerzo de grupo se unió para producir el bellocartel. Pregunta a los niños de qué forma trabajaron juntos ensu grupo.

HistoriaUno de mis juegos favoritos para jugar en equipo en el co-

legio, era la carrera de relevos. Era un juego que requería quecada miembro del grupo trabajara coordinadamente con losdemás. Una vez más había llegado nuestro Día del Deporteanual. Mi equipo rojo había sido el equipo campeón tres añosconsecutivos. Queríamos asegurarnos de quedarnos nueva-mente con el trofeo de ese año.

El clima era delicioso en ese día dedicado a los deportes.Nuestro equipo estaba programado para ser el cuarto en la fi-la. Aunque habíamos ya practicado duramente durante variassemanas, nuestro corazón estaba lleno de ansiedad. Pronto, lapersona encargada anunció que había llegado nuestro turno.

Las ocho estábamos en fila, y ese año habíamos decidido ju-gar la carrera en tres piernas.

Echamos a correr en cuanto nos dieron la señal.–¡Apresúrate! Ata la tira alrededor de mis tobillos. –gritó Kim.–¡No te muevas!, lo estoy haciendo lo mejor que puedo –le

contesté.–¡Vamos! –gritamos juntas al empezar a correr por la pista.Tratamos de apoyarnos unas a otras, asegurándonos de que

las dos piernas atadas una a la otra corrieran tan rápido comosi fuera una sola. Avanzamos por el camino de regreso tan rá-pido como en el de ida. Tan pronto como tocáramos a la si-guiente pareja, las dos siguientes compañeras debían atarsejuntas, cada una de ellas una de sus piernas a la de la otra, ycorrer la carrera por la misma pista.

–¡Vamos! ¡Apresúraos! –gritábamos tan fuerte, que sentíaque mis pulmones me iban a estallar.

Cuando la última pareja de nuestro equipo iba llegando ala meta, nos acercamos corriendo para animarlas con nuestrosgritos y nuestros aplausos:

–¡Corred! ¡Más rápido! ¡Más rápido! ¡Eso es! ¡Ya casi llegáis!¡Sí! ¡Nuestro equipo rojo había ganado otra vez! Ganamos

porque trabajamos juntas, en equipo. Si cada una de nosotrashubiéramos corrido a nuestra manera, habría habido muchadivisión.

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¿No os parece magnífico pensar que somos un solo cuerpodentro de la familia de Dios? Con razón, el apóstol Pablo nosdice que «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados enun cuerpo [...] y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu»(1 Cor. 12: 13). Sí, compartimos ese cuerpo al cuidar unos deotros. ¡Imagínate! ¡Un cuerpo con muchas partes, todas traba-jando juntas!

Después de que Jesús regresó al cielo, sus discípulos y otroscreyentes se unieron para compartir las maravillosas nuevasde salvación. «¡Sí, Jesús ha resucitado!», seguramente se de-cían unos a otros. «¡Y va a venir otra vez! No podemos que-darnos sin anunciar esas buenas nuevas».

El apóstol Pablo fue a Roma, Corinto, Filipos, Galacia, Éfe-so, y otras ciudades de Asia Menor, a predicar las buenas nue-vas de Jesús. Lucas, Bernabé, Juan Marcos y Timoteo lo acom-pañaron a algunos de sus viajes misioneros. Felipe predicó enlas áreas cercanas a Jerusalén y se alegró mucho al tener laoportunidad de explicarle Isaías 53 al eunuco etíope.

Sí, nada podía detener a los discípulos, al apóstol Pablo y aotros al testificar en favor de ese Salvador resucitado. Su cora-zón estaba lleno del gozo y la emoción de decírselo a los de-más. Así fue como comenzó la iglesia cristiana: primero en Je-rusalén, luego en Samaria y en Asia Menor, y hasta lo últimode la tierra.

AplicaciónElige dos amigos o familiares e invítalos a asistir a un pro-

grama de la iglesia. Muéstrate feliz de conocer a Jesús. Pídelea tus padres que te ayuden a ir por ellos y llevarlos en el ato-móvil. Tal vez desees darles un CD o una cinta grabada quecontenga historias bíblicas. O, a lo mejor prefieres prestarleslibros de historias de la Biblia que tienen esas buenas nuevas.

Análisis1. ¿Qué pasaría si un grupo de vosotros tratara de construir

una casa de juguete sin planificación alguna?2. ¿Es más efectivo compartir en grupo las buenas nuevas de

salvación? ¿Es bueno testificar uno solo?3. ¿Por qué no es suficiente ser un buen cristiano e ir a la igle-

sia habitualmente? ¿Nos está pidiendo mucho Jesús cuan-do nos pide que les comuniquemos a otros las buenas nue-vas de salvación?

ActividadMantén un registro personal de tus amigos cercanos y tus

familiares. Tómate tiempo para invitar a cada persona a la es-cuela sabática o a cualquier otra actividad de la iglesia. Des-pués de asistir a tu iglesia, ¿cuál es la reacción de estas perso-nas que invitaste? Ora en favor de cada nombre.

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