12
REVISTA DE ARAGÓN. SEMANARIO DE CIENCIAS, LITERATURA Y ARTES. AÑO II.— DOMINGO 23 DE MARZO DE 1879.— NÚMERO 11. COLABORADORES. Cavia (D.ª Pilar de). Gimeno (D.ª Concepción). Sinués (D.ª María del Pilar). Alcalde y Prieto (D. Domingo). Arnau (D. Joaquín). Barcelona (D. Juan Pedro). Bas y Cortés (D. Vicente). Berbegal (D. Antonio). Blasco (D. Eusebio). Blasco y Val (D. Cosme). Bielsa (D. Julio). Campillo (D. Toribio del). Camo (D. Manuel). Cavero (D. Juan Clemente). Comín (D. Bienvenido). Escosura (D. Desiderio de la). Gil Bergés (f). Joaquín). Gil y Gil (D. Pablo). Gil y Luengo (D. Constantino). Gimeno Rodrigo (D. Juan) Gimeno y Vizarra (D. Joaquín). Herranz (D. Clemente) Hernández Fajarnés (D. Antonio). Isabal (D. Marceliano). Jardiel, (D. Florencio), Presbítero. Lasala (D. Mario de). Llacer (D. José María). Martón (Ilmo. Sr. D. Joaquín). Martínez Gómez (D. Gregorio). Mediano y Ruiz (D. Baldomero). Matheu y Aybar(D. José M.ª). Miralles (D. Luis Antón). Mondría (D. Mariano). Moner (D. Joaquín M.ª). Monreal (D. Julio). Nougués (D. Pablo). Ordás y Sabau (D. Pablo). Paraíso (D. Agustín). Peiró (D. Agustín). Pérez Soriano (D. Agustín). Piernas (D. José Manuel). Pou y Ordinas (D. Antonio J.) Puente y Villanúa (D. José). Salinas (D. Germán). Sánchez Muñoz (D. Mariano). Sancho y Gil (D. Faustino). Sañudo Autrán (D. Pedro). Sellent (D. José Eduardo). Solsona (D. Conrado). Uguet (D. José M.ª). Villar (D. Martín). Ximénez de Embún (D. Tomás). Zabala (D. Manuel). Zapata (D. Marcos). ZARAGOZA. IMPRENTA DEL HOSPICIO PROVINCIAL. 1879.

REVISTA DE ARAGÓN. - ifc.dpz.es · de los autores Leterrier y Vanloo, ha sido la obra con mejor éxito representada últimamente en el Teatro ... cutó muy a gusto del público en

Embed Size (px)

Citation preview

R E V I S T A D E A R A G Ó N .

SEMANARIO DE CIENCIAS, LITERATURA Y ARTES.

AÑO II.— DOMINGO 23 DE MARZO DE 1879.— NÚMERO 11.

C O L A B O R A D O R E S .

Cavia (D.ª Pilar de). Gimeno (D.ª Concepción). Sinués (D.ª María del Pilar).

Alcalde y Prieto (D. Domingo). Arnau (D. Joaquín). Barcelona (D. Juan Pedro).

Bas y Cortés (D. Vicente). Berbegal (D. Antonio). Blasco (D. Eusebio). Blasco y Val (D. Cosme). Bielsa (D. Julio). Campillo (D. Toribio del). Camo (D. Manuel). Cavero (D. Juan Clemente). Comín (D. Bienvenido). Escosura (D. Desiderio de la).

Gil Bergés (f). Joaquín). Gil y Gil (D. Pablo). Gil y Luengo (D. Constantino). Gimeno Rodrigo (D. Juan) Gimeno y Vizarra (D. Joaquín). Herranz (D. Clemente) Hernández Fajarnés (D. Antonio). Isabal (D. Marceliano). Jardiel, (D. Florencio), Presbítero. Lasala (D. Mario de).

Llacer (D. José María). Martón (Ilmo. Sr. D. Joaquín). Martínez Gómez (D. Gregorio). Mediano y Ruiz (D. Baldomero). Matheu y Aybar(D. José M.ª). Miralles (D. Luis Antón). Mondría (D. Mariano). Moner (D. Joaquín M.ª). Monreal (D. Julio).

Nougués (D. Pablo). Ordás y Sabau (D. Pablo). Paraíso (D. Agustín). Peiró (D. Agustín). Pérez Soriano (D. Agustín). Piernas (D. José Manuel). Pou y Ordinas (D. Antonio J.) Puente y Villanúa (D. José). Salinas (D. Germán). Sánchez Muñoz (D. Mariano). Sancho y Gil (D. Faustino). Sañudo Autrán (D. Pedro). Sellent (D. José Eduardo). Solsona (D. Conrado).

Uguet (D. José M.ª). Villar (D. Martín). Ximénez de Embún (D. Tomás).

Zabala (D. Manuel). Zapata (D. Marcos).

Z A R A G O Z A .

I M P R E N T A D E L H O S P I C I O P R O V I N C I A L .

1 8 7 9 .

E S P E C T Á C U L O S .

Giroflé-Giroflá , opereta bufa del maestro Lecocq y de los autores Leterrier y Vanloo, ha sido la obra con mejor éxito representada últimamente en el Teatro Principal.

Desatinado es el libreto de Giroflé-Giroflá, como casi todos los de igual género; pero la música es tan agradable, espontánea y melodiosa que cautiva fá-cilmente a quien la e s c u c h a . - Por otra parte, esta opereta salió tan bien ejecutada, así en conjunto como en detalles, que el público no escatimó en ella sus aplausos a los artistas italianos. La señora Frig-gerio estuvo inimitable, sobre todo en el final del se-gundo acto; muy bien la señora Geminiiani, y com-pletando perfectamente el cuadro Ciceri y Ristori y la señora Naghel.

Todos los artistas vistieron ricos y caprichosos tra-jes.

Otra opereta de Lecocq, Il Pompón, púsose en es-cena hace cinco días por vez primera en esta capital; y con éxito, en verdad, poco afortunado.

Porque si la obra no es por su mérito digna compa-ñera de otras lindísimas de Lecocq, la interpretación tampoco fue de las más a propósito para realzar esca-sas y vulgares bellezas. Distinguiéronse, no obstante, la señora Frigerio y el señor Ficarra, y aún Cappelli se mostró bastante acertado en su papel de Vice-Re di Sicilia.

I Briganti, caprichoso y estrambótico arreglo de la opereta de Offembach que lleva igual título, se eje-cutó muy a gusto del público en la noche del jueves pasado, exceptuando de semejante aprobación al in-coloro. inodoro e insípido artista que desempeñó la parte de Montfermeil. Las signore Frigerio y Soave obtuvieron muchos aplausos; los granatieri, entre los cuales sobresalió un inapreciable Genaro (Aquiles Lu-pi) hicieron reír al concurso grandemente.

Un uomo d ' a f f a r i , pieza conocida ya de este públi-co, como la anterior, sirvió para probar una vez más las dotes cómicas de primer orden que distinguen al Sr. Maurici. Su auditorio le premió con grandes aplau-sos.— C.

M I S C E L Á N E A .

El Diario de Avisos de esta capital, otros de Ara-gón y varios de Madrid, El Imparcial entre ellos, se han hecho eco de los deseos que hubimos de manifes-tar en la Crónica Semanal de nuestro número pasado.

Puesto que nuestras indicaciones han merecido la atención de tan ilustrados colegas, prometernos ocu-parnos otra vez y a su debido tiempo de este asunto.

Anteanoche, a las nueve, celebróse en los salones del Centro Mercantil, Industrial y Agrícola la inaugu-ración de las conferencias científicas y literarias que una vez por semana deben darse, desde ahora, en el seno de dicha Sociedad.

El Sr. D. Joaquín Gil Bergés, nuestro distinguido amigo, dio a conocer en correcta frase y oportunísima enunciación el objeto e importancia de estas veladas, que acaso sean por medio de evoluciones progresivas como el germen de futuras instituciones, en gran ma-nera necesarias al pleno desarrollo de la cultura pú-blica en esta nuestra querida ciudad de Zaragoza. El

Sr. Gil Bergés, bajo cuya digna presidencia han de verificarse estas sesiones, definió su carácter y t en -dencias de una manera por todo extremo discreta y precisa; después de proscribir de ellas los asuntos políticos y religiosos, marcó el alcance eminente-mente práctico de los que deben traerse a la pública exposición, y excitó, por fin, a lo más selecto e inte-ligente de dicha sociedad a que no deje de prestar su valioso eficaz concurso para la obra interesante y lau-dable que a la sazón se inauguraba. Nutrida salva de aplausos dejóse oír apenas terminó su discurso el se-ñor Gil Bergés.

Antes y después de él, ejecutó al piano dos bellas composiciones el reputado profesar de música Sr. Pé-rez Soriano; y terminó la velada leyendo el Sr. Zaba-la (D. Manuel) dos excelentes poesías del inspirado vate don Bernardo López García — la oda A Polonia

y el soneto contra Un plagiario — no sin decir antes, con este motivo, brillantes frases acerca de la poesía lírica en el siglo XIX y del notable poeta cuyos arro-gantes versos recitó enseguida el Sr. Zabala. El audi-torio oyó y aplaudió los exactos conceptos y bellas palabras del joven orador.

Prometemos ocuparnos de las venideras conferen-cias con la atención especial que sin duda habrán de merecer.

La última velada del Casino-Liceo fue tan brillante y animada como todas las que aquel centro recrea-tivo celebra en su lindo teatro y en sus elegantes sa-lones.

Han llamado mucho la atención de las personas que frecuentan las sesiones del Ateneo del Casino de esta ciudad, las notables conferencias que úl t ima-mente ha dado allí el Sr. D. Félix Navarro, distingui-do y joven arquitecto en quien compiten la extensión de conocimientos y el amor al arte.— Dámosle nues-tro parabién por esta nueva muestra de su sólida y vasta ilustración.

Ha llegado a Madrid y muy pronto debe presentar-se en la escena del Teatro Real, el célebre tenor ara-gonés Sr. Aramburo.

Según nuestro estimable colega La Clínica, sema-nario de medicina, cirugía y farmacia que con éxito creciente se publica en esta capital, ningún acuerdo han tomado las Juntas provincial y municipal para precaver los desastrosos efectos de la triquina, plaga que en todas partes ocupa grandemente la pública atención.

Es tanto más lamentable este descuido cuanto más viva es la alarma que también en Zaragoza ha des-pertado la nueva enfermedad del cerdo.

Nuestro apreciable colega de Barbastro La Voz del Vero anuncia que una señorita a l toaragonesa está es-

cribiendo una novela con el título de La Dama Mis-teriosa .

Notable, como todos los suyos, es el último número de la Revista Europea, que contiene un sumario tan variado como interesante.

Es también muy ameno el número 10 de La I lus -tración de los Niños, periódico sin rival entre los de-dicados a la infancia.

A los señores Industr iales y Comerciantes que gusten honrarnos con sus anuncios ofrecemos en la cua r t a pág ina de es ta cubierta un modelo de los que pueden inser tar en la REVISTA DE ARAGÓN Cada casi l la marca el tamaño y precio correspondientes.- En la segunda página costarán los anun-cios doble precio del marcado para las res tantes . Los anuncios permanentes obtendrán impor tantes rebajas.— Dirigirse a la l ibrería de Osés, D. Ja ime I, 42, f rente al restaurant, de Fortis, y desde f u e r a de la capi tal , a la Dirección, Pino, 2, segundo.

R E V I S T A D E A R A G Ó N

S E M A N A R I O D E C I E N C I A S , L I T E R A T U R A Y A R T E S .

P U N T O S D E S U S C R I P C I Ó N .

ZARAGOZA: En el taller de encuadernaciones, calle de San Félix, número 2, en el almacén de papel de La Bandera Españo-la, Coso, núm. 62, y en las librerías de la señora viuda de Here-dia, Bederá, Sanz, Francés, Osés y Menéndez.— HUESCA: Librería

de don Jacobo María Pérez.—TERUEL: Administración de El Tu-

rolense.— MADRID: Librería de D. Mariano Murillo, Alcalá, 18. — Se insertan anuncios a precios convencionales.

P R E C I O S D E S U S C R I P C I Ó N .

TRIMESTRE. SEMESTRE. AÑO.

En Zaragoza . 8 rs. 15 rs. 28 rs. En Madrid y provincias. 10 » 18 » 32 »

Toda la correspondencia literaria y administrativa se dirigirá al Di rec tor de la REVISTA DE ARAGÓN, D. Mar i ano de C a v i a , Pi-

no, 2, 2.º Los anuncios, avisos y reclamaciones se reciben en la librería de Osés, D. Jaime I, 42, frente al restaurant de Fortis.

— No se devuelve ningún manuscrito.

SUMARIO. I.— Advertencia.

II.— Crónica madrileña, por D. José M. Matheu. III.— Antigüedades de Aragón.— El castillo de la Aljafería, por don

Mario de la Sala. IV.— Espronceda.— Su vida (continuación) por D. Faustino San-

cho y Gil. V.— Siete días en Annam, novela original (continuación), por don

Baldomero Mediano y Ruiz. VI.— Francisco Pradilla, soneto, por D. Mariano de Cavia.

VII. — Libros remitidos a esta redacción. VIII.— Espectáculos, miscelánea y anuncios, en la cubierta.

A D V E R T E N C I A .

S u p l i c a m o s a l o s s e ñ o r e s s u s c r i p t o r e s d e f u e r a d e

Z a r a g o z a q u e e s t u v i e r e n e n d e s c u b i e r t o d e l p a g o

d e l t r i m e s t r e a c t u a l , q u e s e s i r v a n r e m i t i r n o s

p r o n t a m e n t e d i c h o i m p o r t e , b i e n p o r m e d i o d e c a r -

t a a n u e s t r a D i r e c c i ó n , b i e n p o r m e d i o d e s u s a m i -

g o s e n e s t a c a p i t a l , e n t r e g á n d o l o e n l a l i b r e r í a d e

O s é s , D. J a i m e I 42, f r e n t e a l r e s t a u r a n t d e F o r t i s .

D e s d e h o y n o s e r v i r e m o s f u e r a d e e s t a c a p i t a l

su sc r ipc ión a l g u n a c u y o i m p o r t e n o h a y a s i d o a n t i -

c i p a d a m e n t e s a t i s f e c h o .

C R Ó N I C A M A D R I L E Ñ A .

Sr. Director de la REVISTA DE A R A G Ó N .

C u m p l i e n d o u n d e b e r de a m i s t a d y s i n m á s p r e -

t e n s i o n e s q u e l a s d e u n s e n c i l l o c r o n i s t a , l e r e m i t o

e n l o s p á r r a f o s s i g u i e n t e s u n a s c u a n t a s i m p r e s i o -

n e s de l a vida m a d r i l e ñ a , y a q u e l a s c i r c u n s t a n -

c i a s e x i g e n , c o m o e s l ó g i c o , q u e t o d o lo q u e a q u í

s e h a g a , p i e n s e y d i s c u t a , t e n g a u n e c o p e r d u r a -

b l e y u n a r e s o n a n c i a s i n i g u a l .

P e q u e ñ o s e r í a , e n v e r d a d , e l c í r c u l o q u e la a c t i -

v i d a d d e u n g o b i e r n o p u d i e r a r e c o r r e r si n o c o n -

t a r a c o n l o s g r a n d e s e l e m e n t o s q u e la c i v i l i z a c i ó n

p o n e a s u s ó r d e n e s p a r a d a r i m p u l s o y m o v i m i e n t o

a e s t a m á q u i n a s o c i a l t a n e x t e n s a , t a n c o m p l i c a d a ,

t a n p e r e z o s a , t a n l l e n a d e p e l i g r o s y a s p e r e z a s .

¿ Q u é e s el h o m b r e e n m e d i o d e e s t a m u l t i t u d q u e

l l e n a i n d i f e r e n t e c a l l e s , p l a z u e l a s y t e a t r o s ? A q u í

c o m o e n la ú l t i m a a l d e a e s s e n c i l l a m e n t e u n p r o -

b l e m a , u n a a s p i r a c i ó n , un s e r q u e v i v e , a l g o q u e

p a s a ; p e r o c o l o c a d a e s t e h o m b r e c o m o m o t o r d e

l a m á q u i n a s o c i a l ; r o d e a d l e d e l a s a f e c c i o n e s d e l a

f a m i l i a , de l a p o y o r e s p e t a b l e d e u n a c l a s e , d e l i n -

m e n s o p r e s t i g i o d e l t a l e n t o ; p e n s a d q u e l e d e b e -

m o s l a c o n c l u s i ó n d e u n a g u e r r a , e l s o s i e g o

p ú b l i c o , r e f o r m a s l e g í t i m a s q u e n o p e r t u r b a n , e s -

t i r p a c i ó n d e a b u s o s c o n o c i d o s , y e n t o n c e s v e r é i s

c ó m o s u t a l l a s e a g i g a n t a y s e i m p o n e a l a o p i n i ó n

p ú b l i c a , c ó m o a m i g o s y a d v e r s a r i o s b a j a n a l a

a r e n a , p o l í t i c a p a r a l u c h a r p o r el h é r o e d e l d í a , q u e

e n v a n o se c o n d e n a r á a l o l v i d o . S u n o m b r e e s r e -

p e t i d o c o m o u n a a m e n a z a o c o m o u n a e s p e r a n z a

p o r t o d a s l a s l e n g u a s q u e e s t r o p e a n el a r m o n i o s o

i d i o m a d e C e r v a n t e s . ¿ S e r á u n a p o p u l a r i d a d in-

c o n t r o v e r t i b l e ? Ya lo l i e m o s d i c h o ; e s t e e s el p r o -

b l e m a .

L o s t e a t r o s m a n t i e n e n a l g ú n t a n t o l a a n i m a c i ó n ,

a u n q u e es f u e r z a c o n f e s a r q u e é s t a h a d e c r e c i d o .

E l d e A p o l o c e r r ó s u s p u e r t a s a ú l t i m o s d e l m e s

p a s a d o d e s p u é s d e u n a c a m p a ñ a m á s t e m e r a r i a

q u e g l o r i o s a . T r a s d e a l g u n o s t r i u n f o s d i s c u t i b l e s

c o m o el d e la Opinión pública, s i g u i e r o n c a í d a s

l a s t i m o s a s c o m o l a s d e El Casino, Honor sin honra,

Perfidias conyugales y Morir por no despertar, q u e

n o e s d r a m a , n i c o m e d i a , n i l e y e n d a , s i n o u n a

h e r m o s a t i r a d a d e v e r s o s q u e e l S r . V i c o d e c l a m ó

a n t e el p ú b l i c o c o m o él s ó l o s a b e h a c e r l o . E n el

a c t u a l m o m e n t o h i s t ó r i c o , c o m o a h o r a s e d i c e , u n o

d e l o s t e a t r o s m á s f a v o r e c i d o s e s e l d e l a C o m e d i a .

E m i l i o M a r i o ha t e n i d o l a i n s i g n e h a b i l i d a d d e

r e u n i r u n o s c u a n t o s a c t o r e s r e g u l a r e s y f o r m a r u n

v e r d a d e r o c u a d r i t o c o n s u s p r i m e r o s y s e g u n d o s

t é r m i n o s , c o n s u s c l a r o s - o s c u r o s , d o n d e n i n g ú n

p e r s o n a j e d e s e n t o n a , n i r e c i b e l u z t a n v i v a q u e

d e s l u m b r e . L o s f e l i c e s a u t o r e s B l a s c o , E c h e g a r a y

( D . M i g u e l ) , R a m o s C a r r i ó n , P i n a y E c h e v a r r í a

q u e e l a b o r a n c o n s t a n t e m e n t e e l menú l i t e r a r i o s e r -

v i d o con m a s o m e n o s g r a c i a a l p ú b l i c o f a v o r e c e -

d o r , p u e d e n e s t a r s a t i s f e c h o s d e l a m a n e r a a r t í s -

t i c a c o n q u e l a c o m p a ñ í a lo p r e s e n t a . S i n e m b a r g o ,

l o s m í s e r o s p a g a n o s , a l n o t a r l o s r e p e t i c i o n e s d e l

m i s m o p l a t o , h a n p e d i d o l a l i s t a a l d i r e c t o r d e l a

c o c i n a p a r a s a b e r a q u é a t e n e r s e . E l a n t e d i c h o di-

r e c t o r , q u e c o n o c e m u y b i e n s u s i n t e r e s e s , n o s e

h a h e c h o e l s o r d o , y d e s p u é s d e e n t r e t e n e r l o s el

A ñ o I I . — N ú m . 1 1 — D o m i n g o 2 3 d e M a r z o d e 1 8 7 9 .

REVISTA DE ARAGÓN. 82

Sr . Fonseca con l u c i d o s escamoteos , les dio el m a r t e s el e s t reno del Saldo de cuentas, comedia o r ig ina l de los S re s . E c h e v a r r í a y San t ibañez . El a r g u m e n t o de la o b r a es senci l lo, pero está hecho con g r a n conoc imien to de la escena, sobre todo en el s e g u n d o y te rcer ac to q u e son los más cómicos, in te resan tes y a g r a d a b l e s . La idea sobre que g i r a la ob ra se r educe a p r o b a r que en el ma t r imon io no debe en t ra r se con t apad i l l o s ni secretos y que el h o m b r e , lo m i s m o q u e la m u j e r , deben hacer e x a m e n de ten ido de conc ienc ia pa ra conocerse y aprec ia rse . A pesa r de todo , creo q u e su vida no será m u y d i l a t ada .

La empresa del T e a t r o Español ha admi t ido un n u e v o d r a m a t i t u l a d o En el seno de la muerte, y en esta misma s e m a n a se r ep resen ta rá Cruz y co-rona. Después de u n a t e m p o r a d a de resurrecc iones román t i ca s y m e l o d r a m á t i c a s como D. Álvaro, La

h u é r f a n a de Bruselas, Gabriela de Vergy y San-cho García, v a m o s a t e n e r u n d r a m a or ig ina l anun-ciado con bombos y p la t i l los . El ap l aud ido ac tor

D. Rafael Calvo, q u e c u e n t a con las s impa t í a s del públ ico , cuen ta i g u a l m e n t e con a l g u n o s d r a m a s or ig ina les que e spe ran s u t u r n o y el fallo decisivo del único t r ibuna l q u e p u e d e dar lo . ¿Por qué no salen a luz? El S r . D. E d u a r d o Saco, que publ icó no ha m u c h o un l ib ro cur ios í s imo t i t u l ado El tea-tro por dentro, p o d r í a t a l vez despe ja rnos es ta i n -c ó g n i t a .

Pues to que hemos h a b l a d o de los danzan te s j u s t o es q u e h a b l e m o s de los músicos . La sociedad de concier tos h a i n a u g u r a d o sus ta reas , si no b r i -l l an t emen te , por lo m e n o s con un éxito asombro-so, si se a t i ende al r e s u l t a d o posi t ivo del negocio. Bajo aque l circo a n c h u r o s o se reúne en estos d o -m i n g o s la crema, lo m á s escogid i to de la sociedad que da el tono en t oda c lase de espectáculos . Allí e scucha y saborea en s i l enc io , las inf in i tas va r i a -c iones de un mi smo te rna , y los re f inamientos de u n a mús ica e x t r a ñ a , r í tm ica , capr ichosa , metódica y clásica que a v a n z a po r sorpresas y os presenta sus combinac iones c o m o un p res t id ig i t ador sus m á s háb i l e s j u e g o s . E n g e n e r a l , el que asiste por p r i m e r a vez a u n a a u d i c i ó n de esta mús ica , es un verdadero neófi to . Ve la ce remonia , pero no c o m -prende su sent ido ni el e n t u s i a s m o de los iniciados.

Respecto a las p u b l i c a c i o n e s y l ibros , ind ica re -mos como más d i g n o d e no ta r se la reapar ic ión de l a América, en c u y a rev is ta colaboran nues t ras p r imera s au to r idades c ient í f icas y l i terar ias .

Los Ensayos críticos sobre Goethe, debidos al i l u s t r ado ca tedrá t ico y filósofo D. Urbano G o n z á -lez y Ser rano , es u n l ib ro escr i to con t ino y cono-c imiento p r o f u n d o de la m a t e r i a , pero, como sucede con f recuencia , el c r í t i co se convier te en p a n e g i -r is ta , no c iego c i e r t a m e n t e , pe ro si apas ionado , L a vida de Goe the fue t a n l a r g a , tan fecunda , tan labor iosa q u e el S r . S e r r a n o h a necesi tado fo rmar u n volúinen g r u e s í s i m o p a r a examina r l e bajo to-dos sus p u n t o s de v i s ta , como filósofo, como f ís ico

y como poe ta . Pero el q u e q u i e r a conocer la fiso-nomía y los méritos i n d u d a b l e s de este i lus t re ale-mán, encon t ra rá en los Ensayos críticos un g u í a s egu ro , exac to , y s i e m p r e minuc ioso .

Merece t ambién c i ta rse la ob ra del S r . D. S a l -vador Sampere , las Costumbres Catalanas en t i e m p o de J u a n I, p r e m i a d a en públ ico c e r t a m e n por la asociación l i terar ia de G e r o n a . A pesar de e s t a r es-cr i ta ba jo un p lan q u e no a p l a u d i m o s , y en u n estilo que de j a m u c h o q u e desear por sus incorrec-ciones, es sin e m b a r g o un es tud io cur ioso , lleno de datos y ci tas o p o r t u n a s , sobre el es tado social y polít ico de a q u e l r e inado , y q u e r e c o m e n d a m o s a los af ic ionados a i n d a g a c i o n e s h is tór icas .

Del poema El Drama de la Vida del Sr . Henao y de la colección de a r t í cu lo s cr í t icos y mora l e s de l Sr . Martínez Pedrosa t i t u l a d a Sombras, no d e b e -mos habla r po rque t e n d r í a m o s q u e ser implaca -bles y vale m u c h o m á s no meneallo.

En la an t e r io r s e m a n a se ha pues to a la v e n t a la tercera pa r t e de La f a m i l i a de León Rock, del i lus t re novelista B. Pérez Galdós. Po r fa l ta de e s -pacio y p o r q u e conse rvamos todav ía en n u e s t r a men t e el d e s l u m b r a m i e n t o de su l ec tu ra no p o d e -mos ocupa rnos de es ta o b r a como se merece y r e -c lama su impor t anc i a . Podemos v a n a g l o r i a r n o s , y es lo único que a ñ a d i m o s por a h o r a , de tener v e r -daderas obras de a r t e , nove las de b u e n a ley q u e h a g a n sent i r y r e f l ex ionar al m i smo t i e m p o .

Con esto y con desped i rnos de los lectores de la REVISTA DE ARAGÓN h a s t a o t r o d í a , p o n e m o s p u n t o

final a este l ige ro c r o q u i s de h o y .

JOSÉ M. MATHEU.

A N T I G Ü E D A D E S D E A R A G O N .

EL CASTILLO DE LA ALJAFERÍA.

(Continuación).

I I .

Desde los pr imeros t i empos de la c o n q u i s t a se establecieron los caud i l los á rabes , que g o b e r n a b a n en

en Zaragoza a nombre de los ca l i fas , en el cas t i l lo er igido por A u g u s t o p a r a de fende r la Pue r t a del Poniente o de Toledo (1), d o n d e más ta rde y con el nombre de Palacio de la Zuda del Ebro t u v i e -ron los reyes moros su p r inc ipa l y verdadero Al-cazar . En él f irmó la cap i tu l ac ión el sin v e n t u r a Amad-Dola el dia 18 de d ic iembre de 1118, s e g ú n el c ó m p u t o más a d m i t i d o , y en él se aposen tó el m a g n á n i m o D. Al fonso después de g a n a d a la c i u -dad l l amada a ser cabeza y met rópo l i de sus rei-nos (2) La Al ja fe r ía era la casa de campo de los reyes moros, su m o r a d a de recreo y de re t i ro , que a p a r t a d a del bul l ic io de la corte e r g u í a sus r o b u s -tos tor reones sobre la ex t ensa p lanic ie que d o m i n a

(1) El antiquísimo Arco de Toledo, que tanto papel hace en la historia de Zaragoza, subsistió hasta el año de 1812 en que por su

estado ruinoso fue mandado derribar por el Exmo. Ayuntamiento. En el tomo del Semanario Pintoresco Español correspondiente al

año l873, página 577, puede verse un grabado que representa, no sabemos si con bastante exactitud, la vista del Arco antes de su derribo.

(2) ZURITA.— Lib. 1.O, cap. 44, de los Anales.

REVISTA DE ARAGÓN. 83

el a m e n o val le de A l m o z a r a , en r iquec ido por las a g u a s f e r t i l i z a n t e s del J a l ó n . Sab ido es el poderoso aux i l io con que los caba l le ros f ranceses , vasal los y f euda t a r i o s de l Rey con t r i buye ron a la conqu i s t a de Z a r a g o z a , y son bien conocidas las e s t u p e n d a s g e n e r o s i d a d e s , h i j a s sin d u d a de la fal ta de s u c e -sión d i r ec t a , con que el Bata l lador g a l a r d o n ó sus servic ios , h a c i e n d o merced de bar r ios en te ros al Conde de A l p e r c h e y al v izconde de Bearne y r e -mi t i endo al m o n a s t e r i o de Cluny las preseas y j o -y a s m á s r icas q u e le cor respondie ron en el bot ín . Una de es tas p r e n d a s de la p rod iga l idad de D. Al-fonso fue la A l j a fe r í a , d o n a d a a la Rel igión C i s t e r -n iense m e d i a n t e e sc r i t u r a o t o r g a d a a Berengar io ,

abad de la Diócesis de C a r c a s o n a , a qu ien el obis-po D. P e d r o de L i b r a n a dio l icencia p a r a edificar den t ro del pa lac io u n a ig les ia ba jo la advocación de San Mar t ín , q u e fue la p r imera capi l la de los Reyes de A r a g ó n .

O c u p a d o s es tos belicosos m o n a r c a s en el c o n t i -n u o e jerc ic io de las a r m a s y res idiendo m á s bien en Huesca y Barce lona q u e en Za ragoza , p e r m a -nece o lv idada la A l j a f e r í a d u r a n t e m á s de u n si-g l o , p u e s t o d a v í a vemos a D. J a i m e el C o n q u i s t a -dor h a b i t a n d o en el pa lac io de la Zuda en el a ñ o 1224 (1). A l g u n o s años mas t a rde , s e g ú n cons-t a n t e t r ad i c ión , se i lus t ró el Alcázar de A b u - J a f a r con el n a c i m i e n t o de la b i e n a v e n t u r a d a Isabel, h i j a de D. Ped ro el G r a n d e y de su esposa Doña C o n s -t a n z a de Sic i l ia ; m a t r o n a ins igne , q u e esmal tó el t rono de P o r t u g a l con el br i l lo de sus v i r tudes , merec i endo por el las q u e la Ig les ia le co locara en el n ú m e r o de los s an to s (2).

Fuera p ro l i j o n a r r a r todos los sucesos no tab les acaec idos en el pa lac io de la Al ja fe r ía desde el s ig lo XIV, y forzoso se rá q u e nos l imi temos a s e -g u i r p a s a n d o u n a r á p i d a revis ta a los mas impor-t an t e s : en su rec in to , donde desde los p r imeros años de la e s p r e s a d a c e n t u r i a t en ían su res idencia h a b i t u a l los señores Reyes de A r a g ó n , se c e l e b r a -ron con m a g n í f i c a s f ies tas las coronaciones de estos m o n a r c a s , q u e con t a n t a p u n t u a l i d a d y e l e -g a n c i a descr ibe el c ron i s t a J e rón imo de B lan-cas (3). Esp l énd idas y notabi l í s imas fue ron las de la coronac ión de D. Al fonso el Benigno (1328) en q u e c o n c u r r i e r o n los e m b a j a d o r e s de los reyes de Cas t i l la , N a v a r r a y Bohemia y de los reyes moros de G r a n a d a y T r e m e c é n , los pre lados , r icos-hom-bres y caba l l e ros de los re inos y señoríos de la

Corona de A r a g ó n y los síndicos de las c iudades de Z a r a g o z a , Valenc ia , Barcelona y Tortosa, j u n -t ándose m á s de 30.000 de a cabal lo s egún dice M u n t a n e r ; los g r a n d e s aposen tos del a lcázar a p e -n a s pod í a n con tene r t an tos i lus t res convidados , que a l p a r de las exce lenc ias del b a n q u e t e d i s f ru t a ron de las t r o v a s y v i l lancicos compues tas por el In-fan te D. Pedro , h e r m a n o del rey, hoy perdidas p a r a la p a t r i a l i t e r a t u r a , q u e era m u y docto y leído en la poes ía v u l g a r , l l a m a d a en a q u e l t iempo

g a y a c ienc ia . Con parecida pompa solemnizó su co ronac ión D. P e d r o el Ceremonioso (año 1336), que

(l) Anales de Zurita, libro 2.º, cap. 79. (2) Nació Santa Isabel el 4 de julio de 1271, falleció en Estre-

moz el 4 de junio de 1336 y fue canonizada por el papa Urbano VIII el 25 de mayo de 1625. (3) Coronación de los Serenísimos Reyes de Aragón, por Jerónimo de Blancas, cronista del Reino.

dio mesa en el pa lac io a todos los que al l í q u i s i e -ron comer d u r a n t e t res días, pasando de 10.000 pe r sonas las que en solo el p r imero se a p r o v e c h a -ron del regio convi te . En 1398 se ce leb ra ron con m a y o r esp lendidez las fiestas de D. Mar t ín el H u -m a n o , en qu ien acabó la l ínea varoni l de los con-des de Barcelona; en to ldá ronse los pa t ios del p a -lacio p a r a serv i r de comedores, cubr i é ronse las pa redes con tapicer ía de h is tor iados p a ñ o s f r a n c e -ses, co locáronse apa radores con r icas va j i l l a s de p l a t a , e improv i sá ronse fuen tes y su r t i do re s q u e m a n a b a n de con t inuo vinos generosos ; los a rabes-cos aposen tos del a lcázar se ade reza ron y v i s t i e -ron c o n v e n i e n t e m e n t e pa ra f iestas t an b r i l l an te s ; en la Sala de los Mármoles se puso el t r ono rea l ; la de la Chimenea se adornó p a r a comedor de la

re ina , y en la de los Paramentos se colocó la c a m a del rey; t res d ías du ra ron las d a n z a s y los festi-nes, con g r a n d e a l eg r í a de las he rmosas d a m a s y nobi l í s imos cabal le ros que l l enaban esos h i s tó r icos aposen tos , de que apenas se conse rvan los nom-bres, pues como dice nues t ro exce len te poe ta P a -blo de Céspedes (1),

«Viene espantosa con igual porfía a los hombres y mármoles la muerte;

l lega el fin postrimero, y el olvido cubre en oscuro seno cuanto ha s ido» .

Muer to el Rey D. Martín en 1410 y d e c l a r a d o por el P a r l a m e n t o de Caspe que la suces ión en los re inos de A r a g ó n correspondía en j u s t i c i a al I n -fan te de Cast i l la D. F e m a n d o el de A n t e q u e r a , h ic ie ron por ú l t imo ver los sa lones de la A l j a f e r í a en las esp lendorosas fiestas de u n a coronac ión real (1413); pero la en t r ada de la d inas t í a c a s t e -l l ana , p recu r so ra de la un idad españo la , fue qui-t ando p a u l a t i n a m e n t e al palacio de A b u - J a f a r su p r imi t ivo ca rác t e r de a lcázar regio , de j ándo le en c a m b i o u n a n u e v a celebr idad como pris ión de pr ín-cipes y e levados personajes ; en él fue preso p o r

o rden del rey D. Alfonso V el Arzobispo de Zara-goza D. F r . Alonso de Argüe l lo , que desde el m o -m e n t o de su de tenc ión (1429) desaparec ió p a r a s i empre e n t r e las t in ieblas del mis ter io sin q u e n i en tonces ni después se ac larasen los mot ivos de t an t r e m e n d a ju s t i c i a ; en él, por ú l t imo , s u f r i ó los r i go re s de u n a prisión in icua el de sg rac i ado p r í n -cipe D. Carlos de Viana (1461), v íc t ima del inex-t i n g u i b l e odio de su padre D. J u a n el II y de las i n t r i g a s de su m a d r a s t r a Doña J u a n a E n r í q u e z , tan d i l i g e n t e y cu idadosa en e l iminar los obs tácu-los que pud ie r an oponerse a que su h i jo el I n f a n t e D. F e r n a n d o se sen ta ra un día en el solio de A r a g ó n .

III.

El sac r í l ego ases inato del Maestre Ép i l a o sea San Pedro de Arbués , p r imer Inqu i s ido r de A r a -g ó n , en 15 de septiembre de 1485, convenció a don F e r n a n d o el Católico de que el T r i b u n a l del S a n t o Oficio neces i taba mayores defensas y m á s s e g u r o s r e s g u a r d o s que los que podía p roporc ionar el tem-plo del Sa lvador , y p roveyó desde l u e g o a la s e -g u r i d a d de los inquis idores dándoles v iv ienda en el pa lac io de la Al ja fe r í a , donde residieron sin i n -

(1) Poema de la pintura, pár. III.

REVISTA DE ARAGÓN. 84

t e r r u p c i ó n h a s t a el a ñ o 1706 en q u e el S e r e n í s i m o D. F e l i p e V c o n v i r t i ó el p a l a c i o en f o r t a l e z a , po-

n i e n d o en e l l a g u a r n i c i ó n m i l i t a r (1).

Dos s u c e s o s n o t a b l e s , a u n q u e de b ien d i s t i n t a na-t u r a l e z a , v i n i e r o n a t u r b a r la c a l m a y el s i l e n c i o d e l p a l a c i o d e los i n q u i s i d o r e s : fue el p r i m e r o la l l e g a d a a Z a r a g o z a , en 29 de Marzo d e 1522, de l a n t i g u o deán de L o v a i n a , A d r i a n o d e U t r e c h t ,

m a e s t r o d e l E m p e r a d o r C a r l o s V, q u e d e s p u é s de a f l i g i r a C a s t i l l a con la s a n g r i e n t a r e p r e s i ó n de l a s C o m u n i d a d e s v i a j a b a c a m i n o de R o m a y a e l ec to

p o n t í f i c e con el n o m b r e de A d r i a n o VI, y d e t e -n i é n d o s e e n l a A l j a f e r í a , d o n d e se p r e p a r ó s u a lo-j a m i e n t o h izo su e n t r a d a en la c i u d a d el v i e r n e s 4 d e a b r i l , l l e v a d o en u n a s i l l a de m a n o en h o m b r o s d e los p r i n c i p a l e s c a b a l l e r o s y a c o m p a ñ a d o p r o c e -s i o n a l m e n t e p o r los j u r a d o s , c l e rec í a y r e l ig io -n e s . E n d i c h o día dio su b e n d i c i ó n p a p a l en el

t e m p l o m e t r o p o l i t a n o de La S e o , c o n c e d i e n d o in-d u l g e n c i a p l e n a r i a a t odos los q u e e s t a b a n d e n t r o d e la p o b l a c i ó n , c o m i ó en el pa l ac io a r z o b i s p a l y r e g r e s ó a l d e l a A l j a f e r í a po r la p u e r t a de S a n t a E n g r a c i a d e s p u é s de v i s i t a r la c r i p t a d e los m á r -t i r e s . E l m i é r c o l e s 16 de abr i l vo lv ió a l M o n a s t e -r io d e S a n t a E n g r a c i a d o n d e ofició t o d a la S e m a n a S a n t a con las s o l e m n e s c e r e m o n i a s q u e m e n u d a -m e n t e d e s c r i b e el P. M a r t ó n ( 2 ) , y el l u n e s de P a s c u a , d e s p u é s de dec i r m i s a , se r e s t i t u y ó a su a l o j a m i e n t o de la A l j a f e r í a d o n d e se d e t u v o h a s t a el 11 d e j u n i o .

El s e g u n d o s u c e s o , o r i g e n de i r r e p a r a b l e s d e s -v e n t u r a s p a r a e l R e i n o de A r a g ó n , e s t á r e l a c i o n a d o con el p r o c e s o de l t r i s t e m e n t e cé l eb re A n t o n i o Pé-r e z , m i n i s t r o inf ie l y e spaño l d e s l e a l , q u e p r e s e n -t á n d o s e c o m o v í c t i m a e x p i a t o r i a de t e n e b r o s a s v e n g a n z a s , t u v o h a b i l i d a d y t a l e n t o s o b r a d o s p a r a e m p e ñ a r en su d e f e n s a a los z a r a g o z a n o s , s o l i -v i a n t a d o s y a con el p l e i t o del virrey e x t r a n j e r o . E l 2 4 d e M a y o de 1591 , con m o t i v o de h a b e r s ido e x t r a í d o s de la cá rce l d e la M a n i f e s t a c i ó n los p r e -sos A n t o n i o P é r e z y s u c o m p a ñ e r o el g e n o v é s Ma-y o r i n i , e n t r e g a d o s a l Tr ibuna l del S a n t o Of ic io en v i r t u d d e e x p r e s o m a n d a t o del J u s t i c i a M a y o r , p r e s e n c i ó l a A l j a f e r í a los excesos d e la m a s a p o p u -l a r q u e , a c a u d i l l a d a p o r D. P e d r o Sesé, r e c l a m a b a l a e n t r e g a d e los p r e s o s , a p e d r e a n d o l a s v e n t a n a s y a l l e g a n d o c o m b u s t i b l e s a las p u e r t a s con la a m e n a z a de i n c e n d i a r el edif ic io y q u e m a r con él

a los I n q u i s i d o r e s ; en t a n t o q u e o t r o s g r u p o s d e r e v o l t o s o s a t r o p e l l a b a n la r e s p e t a b l e p e r s o n a de l J u s t i c i a , y q u e D. D iego de H e r e d i a , D. J u a n d e L u n a , Gi l d e M e s a y Gil G o n z á l e z h e r í a n y m a l -t r a t a b a n p o r l a s ca l l e s de l a c i u d a d a l a g e n t e del

rey D. I ñ i g o d e M e n d o z a , M a r q u é s de A l m e n a r a . P a r a e v i t a r m a y o r e s d a ñ o s i n t e r p u s o su m e d i a c i ó n el virrey A r z o b i s p o D. A n d r é s de Bobad i l l a y C a -b r e r a , h e r m a n o del C o n d e de C h i n c h ó n , q u e con r e p e t i d o s m e n s a j e s a p r e m i ó a los i n q u i s i d o r e s ro-g á n d o l e s d e v o l v i e s e n los p r e s o s a la cá rce l de los M a n i f e s t a d o s , c o m o e n e fec to lo h i c i e r o n ; pe ro l a

j u s t i c i a h a b í a q u e d a d o h o l l a d a , la a u t o r i d a d e s -

(1) El Tribunal se trasladó entonces a la casa de Sardania, en la plaza del Carmen, donde actualmente está el Colegio de PP. J e -suítas.

(2) Origen y antigüedades del subterráneo de las Santas Masas, Centuria XIV, cap. V.

c a r n e c i d a , y l a n e c e s i d a d d e p o n e r c o t o a t a n t o s d e s b o r d a m i e n t o s t r a j o p o r c o n s e c u e n c i a s , d e s p u é s de la r i d í c u l a b a t a l l a de Épi la , la n u n c a a p l a c a d a s a ñ a de F e l i p e II, la m o d i f i c a c i ó n y cas i a n u l a c i ó n de los f u e r o s del Re ino y el c a d a l s o q u e s in p r e v i o j u i c io ni l e g a l s e n t e n c i a c o r t ó en j u v e n i l e s a ñ o s l a

v ida del i n e x p e r t o y ma l a c o n s e j a d o J u s t i c i a d o n J u a n de L a n u z a . P a r a p r e c a v e r f u t u r o s e s c á n d a l o s y s u j e t a r u n a c i u d a d no con b a s t a n t e r a z ó n c a l i f i -c a d a de i n s u r r e c t a y l e v a n t i s c a , i d e ó el e s c u r i a -l e n s e c o n v e r t i r la A l j a f e r í a en v e r d a d e r a c i u d a -d e l a , r o d e á n d o l a de l foso q u e p e r m a n e c i ó h a s t a los ú l t i m o s a ñ o s y q u e a ú n s u b s i s t e en p a r t e .

C a m b i a d o el d o m i c i l i o de l o s i n q u i s i d o r e s p o r m a n d a t o de l S e ñ o r D. Fe l i pe V, n o v u e l v e a f i g u -r a r l a A l j a f e r í a en h e c h o s d i g n o s d e m e m o r i a h a s t a la g l o r i o s a e p o p e y a de la i n d e p e n d e n c i a e s -p a ñ o l a . S a b e d o r e s los z a r a g o z a n o s d e l a s a l i d a d e los P r í n c i p e s p a r a B a y o n a , r e s p o n d i e r o n en 2 4 d e

m a y o de 1808 al hero ico g r i t o de M a d r i d , p o n i e n d o p r e s o en el c a s t i l l o al C a p i t á n G e n e r a l D. J o r g e J u a n G u i l l e l m i , t i l d a d o d e afrancesado, y a p o d e -r á n d o s e de l a s a r m a s e x i s t e n t e s en el p a r q u e d e a r t i l l e r í a : a p r e s t á b a n s e d e e s t a m a n e r a a d e f e n d e r la c i u d a d c o n t r a los a t a q u e s de los i n v a s o r e s , q u e n o se h i c i e ron e s p e r a r , y e n c o m e n d a d o el g o b i e r -no de l c a s t i l l o al v a l e r o s o D. M a r i a n o C e r e z o , re-c h a z ó h e r o i c a m e n t e la e m b e s t i d a d e los f r a n c e s e s q u e con b r e c h a a b i e r t a se l a n z a r o n r e p e t i d a s v e c e s a l a s a l t o , y c o n t r i b u y ó p o d e r o s a m e n t e a q u e f u e r a n de l m i s m o m o d o i n f r u c t u o s o s los a t a q u e s d i r i g i -dos en 1 y 2 de ju l io c o n t r a la p u e r t a d e l P o r t i l l o , t e a t r o de la h e r o i c a h a z a ñ a de A g u s t i n a A r a g ó n . L e v a n t a d o el p r i m e r a s e d i o el 11 d e a g o s t o , no se o c u l t ó a los z a r a g o z a n o s q u e el e n e m i g o , á v i d o d e v e n g a n z a , v o l v e r í a con m á s p o d e r o s o s m e d i o s a a f l i g i r su c i u d a d , y se p r e v i n i e r o n p a r a l a l u c h a r e p a r a n d o lo s m u r o s del c a s t i l l o y a s e g u r a n d o s u c o m u n i c a c i ó n con la p l a z a p o r m e d i o d e u n a d o b l e c a p o n e r a q u e le u n í a con l a p u e r t a de l P o r t i l l o . L l e g a d o el s e g u n d o s i t io , r e s i s t ió la A l j a f e r i a h a s t a la c a p i t u l a c i ó n de la c i u d a d e f e c t u a d a el 2 0 d e fe-b r e r o d e 1809, y p e r m a n e c i ó en p o d e r de los f r a n -ceses b a s t a 2 de a g o s t o d e 1813 en q u e se r i n d i ó

a las t r o p a s a n g l o - e s p a ñ o l a s q u e le s i t i a b a n , d e s -p u é s de u n a r e g u l a r d e f e n s a en q u e q u e d a r o n des -t r u i d o s los b a l u a r t e s d e s u s á n g u l o s : e n t o n c e s se e m p e z ó a t e r r a p l e n a r el foso por o r d e n de l g e n e r a l W e l l i n g t o n . MARIO DE LA SALA (Se concluirá).

E S P R O N C E D A .

S U V I D A .

(Continuación).

A un hi jo del Mediodía, tos tado por el sol de E s p a -ña o por el sol de Roma, por ese sol de Roma, q u e con un solo toque inf lama la l ínea más f ina y la conv ie r t e en un cuadro , que con un rayo de luz e leva los m o n u -m e n t o s pequeños , dora has ta da r l e el color y tono de la c a r n e al m á r m o l y e te rn iza la f o rma escu l tó r ica ; a los que so l amen te viven gozosos en la a tmós fe r a de

REVISTA DE ARAGÓN. 85

las artes plásticas, que se respira al pie del Pindo, so-bre el sepulcro del Tasso, en las olmedas virgilianas, en el jardín donde el ave de Ju l ie ta entona himnos de romántica tr istura, y en las márgenes encantadas del Guadalquivir , les asfixia aquel la espesa bruma, en la que apenas pueden penetrar las agudas agu jas y só-lidos muros de colosales edificios, les mata la negra melancolía que se respira en el paisaje inglés, tantas veces descrito por los poetas y nunca comprendido sino por la experiencia de la propia vista. Allí no hay las graciosas campiñas de los valles de la Toscana, ni la riqueza vegetal de las vegas de Valencia y Murcia, ni cielos como el embalsamado e inspirador de la Magna Grecia, como el que se mira en los espejos de la bahía partenopea, como el que sonríe en el Adriá-tico, o como el que desprendió primorosísimos mantos azules sobre los hombros de las Concepciones de Mu-ríllo; allí no hay luz como la luz incopiable de Ita-lia, ni como la que se torna en mieles al tocar las hi-gueras atenienses y las vides corintias, ni como la que embellece nuestros cabos con esmaltes dignos de aquel en cuya punta , al pie de armoniosísimo templo, enseñaba la existencia de Dios con palabra de ange -lical dulzura, Pla tón, el casto, el hermoso, el divino: allí no hay países de perfecta calma, de risueña be-lleza, de profunda poesía, como los que sirvieron de modelo al lorenés ilustre, cada uno de cuyos cuadros parece una traducción al color de un canto virgiliano y juntos forman las Geórgicas de la pintura; ni ver-jeles y ruinas, como los verjeles y ruinas que inspi-raron a Garcilaso sus églogas, a Schiller sus baladas,

a Poussin los Pastores de la Arcadia, delicada pintura radiante de dicha, que con amabil idad abre los cora-zones a deliciosos sentimientos; allí no hay un río ca-balleresco como el Danubio, un río poético como el Tajo, un río jardinero como el Arno, un río trovador como el Rhin, ni un río, como aquel de las hermosas cañas (así apellidó al Eurotas, Eurípides), que aún repite el himno clásico de los a legres dioses griegos; allí no hay días calurosos henchidos por el cántico unísono del coro de cigarras que ensalzaron los ant i -guos sacerdotes de Apolo, ni noches tranquilas y lu-minosas como las noches de oriente, ni serenatas, en cuyas largas y tristes cadencias se oiga resonar aún el acento inmortal de las canciones árabes, con todo su intenso amor y toda su profunda melancolía, ni los jazmineros lujosos del Generalife, ni los torneos poé-ticos del sol en Parthénope, que sale de su cuna, ven-ciendo a las tinieblas, con las olas de su mar de fue-go, con sus indescriptibles colores, «notas musicales de la g a m a sublime del espacio»; mar y colores de los que diría un orador contemporáneo, eminentísimo poeta a la vez (1), no son otra cosa que una orquesta en el cielo, una gran sinfonía en el mundo del é t e r , una magnífica inspiración del Mozart divino con que saluda en la alborada al naciente día: allí, en fin, no busquéis, ni los ocasos de Portici, ni las bellezas de la India, ni los prodigios de la flora americana, ni el caballete de Velázquez o del Tiziano, ni la lira que pulsó el Ariosto, ni la cinta que sirvió para plantar la selva de columnas de Córdoba, ni la escuadra que levantó hasta los cielos el Campanile, ni ciudades de la voluptuosa hermosura de Nápoles, de la orien-tal poesía de Venecia, ni n inguna de las seducciones de la naturaleza purísima de los climas, donde viven el laurel de Isabel la Católica, el ciprés de la sul tana

y el sonoro pino de que cortó su flauta el gran Teó-crito, Cisne de la Sicilia por nadie superado, y eso que Grecia tuvo a Bión, a Moscho, Roma a Virgilio, España a Garcilaso, a Valbuena, a Meléndez, Italia a Sannázaro y al autor de la Aminta, Francia a Fonte-

(1) Echegaray.

nelle, Portugal a Rodríguez Lobo, Inglaterra a Spen-cer, a Pope, Alemania a Kleist y al grabador y paisa-jista Gessner; ¡genio único! cuyos cantos,— delicadí-simo epitalamio de la unión del alma del hombre con

la naturaleza.— llevaron iris y matices inmortales al cielo de la fantasía del labrador mas inspirado de las campiñas de Mantua; ¡poeta de la natural idad y de la sencillez sublime, en fin! que a la vista del cano Etna , lleno el corazón de la serena melancolía que espar-cen en las almas, en los países meridionales, las be-llas sombras de la tarde y las curvas majestuosísimas de las ondas, j amás enemistó la verdad con sus mági -cos pinceles, puso en sus versos algas y flores, a ro-

mas silvestres y el salado aroma de la brisa que pro-duce en el aire el choque de las aguas , trinos de alondras y gritos de gaviota, y al hacer amables los objetos más monstruosos en su paleta, probó que valía lo que cien Calímacos y Apolonios, tanto como Ho-mero, Hesíodo y Anacreonte .

No hallaréis, señores, en la región de las brumas, p a r a j e s que reproduzcan recuerdos tan gozosos, tan artísticos, cual los que reproducen el valle de Tempe, los bosques del Olimpo, la Grecia en suma. . . ¡sitios de delicias! donde recrean el ánimo, ya el arrullo de las aves que juga ron con el ciego de Esmirna en su cuna o las palomas blancas que llevaban la ambrosía

a Júpi ter o la que dormía sobre las cuerdas de la lira de aquel a quien acariciaban las Gracias en un lecho de rosas, ya una gui rna lda de jazmín que abraza a una Venus ant igua, como para devolverle su ceñidor o una amapola que crece en las hojas del libro de Mne-mosina; ya las ondas del Egeo y Filomela que se queja, y Alción que llora, y Cadmo que estrecha un altar entre sus anillos; ya el cisne que hace su nido en el seno de una Leda en medio de poéticas ruinas, todo lo cual hace creer a los ojos que están viendo el taller de Apeles y sus cuadros más hermosos... regio-

nes encantadoras, en las que cree ver la imaginación la cierva que Diana colocara en lugar de Ifigenia en Aulida el día del sacrificio inmortalizado por la musa helénica: donde aún murmura la fuente que encer-rase en un sepulcro de cristal a aquel hermoso man-cebo, blanco cual los copos de la nieve, de celestes ojos, de cabellos — siempre ornados de llores — que pa-recían ensortijados rayos de sol, que cruel y sin pie-dad con las enamoradas ninfas, murió víctima del amor que le inspirase su propia imagen, dando testi-monio de su poética muerte la flor del narciso, bellí-sima traducción del sueño más riente de la virginal fantasía de la doncella gr iega; donde, por último, cimbréase aún la palma que sostuvo en su corona la cestilla de jugue tes y llores colocada por la madre de cierta niña, enterrada bajo las resonantes ramas del árbol que con una hoja de acanto y las vestiduras de una virgen, inspiró al hombre la columna corintia, epílogo, armonía suprema del arte en la patria de Fi-dias y de Zeuxis, o como ha dicho un historiador emi-nentísimo, trofeo de victoria que señala, en el majes-tuoso camino de la humanidad, el instante en que el espíritu griego llegó a la plenitud de un ser, a la va-riedad más rica, a la unidad más completa de su her-mosa vida. En la patria nobilísima de Milton no oiréis la unísona melodía que la marina brisa produce al mecer la palmera, donde la tórtola gime y arrul la la paloma, — especie de vestal en la naturaleza que alimenta el sacro fuego del cariño que el Creador puso en todo lo creado, — o la triste música que el airecillo produce en las hojas de los áloes que crecen junto a las voluptuosas ruinas de los alcázares moriscos.

Aquel mundo de aguas , que aún pronuncia el nom-bre de Guillermo el Conquistador, no posee ninguno de esos cuadros que f iguran entre los puntos de vista más hermosos del universo, ninguno de esos espec-

REVISTA DE ARAGÓN. 86

táculos cuyos mágicos efectos parecen obra de la vara de un genio, cual acontece con el que se disfruta al pie de ese Capitolio de la esclavitud que se llama ser-rallo turco. . . ¡espectáculo admirable, señores!... de frente el canal del Mar Negro entre dos risueños co-llados; a la derecha el Asia, con sus colinas sombrea das por cipreses y mirtos, a cuyos pies blanquean se-pulcros mahometanos, resplandeciente un día de creencias, ornada con los atributos del arte, señora de g randes razas, maestra de portentosas civilizaciones, célebre por sus sacerdotes, por sus sabios, por sus as-trólogos, por sus caudillos, y Scutari, con sus magní -ficas graderías de terrazas, cuyas piedras cubren de exquisitos bordados la pasionaria y el rosal orientales;

a la izquierda Europa, formando la más severa curva, una bahía llena de barcos, que encerrada entre dos montes de luz, presenta en perspectiva y en anf i tea-tro, Constantinopla y Gálata, con su selva de doradas cúpulas , de minaretes y de mástiles, con sus blancas y encarnadas casas, con sus frondosísimas arboledas, con sus magníficos palacios, con sus floridos terrados, con sus jardines que la vista cree alzados sobre un pedestal , con sus mezquitas de mil colores y sus tem-plos bizantinos y su mar, tan azul como el pabellón de un cielo cantor, perfumado y de des lumbrantes e indescriptibles arreboles.

Y por último, señores, bajo el cielo que gua rda el alma triste y hechicera de los hijos de Eduardo IV, en aquel país, donde la imaginación cree aún ver los es-plendores más preciosos de la hermosura, a los dos amables niños, acostados uno junto al otro, ciñéndose con sus blancos, con sus delicados brazos y en tierno beso confundidos sus sueños, no se siente la poesía profundamente triste de nuestras noches de Granada, poesía tan sublime lo mismo cuando la mente cree oír al son de la cuerda sonora los romances del an t iguo heroísmo o las endechas del ant iguo amor, que cuan-do el oído se deleita con una de esas canciones de música tan dulce como su letra, con una de esas can -ciones de tan melancólico t inte y de tan melodiosa cadencia, que se cree ver, o a una cautiva crist iana desesperada y presa, en el corazón de un moro, o a una mujer de la Biblia entonando religiosos cánticos

a orillas de los torrentes de Palestina o a una baila-dora de la zambra, desprendiendo genti lezas, o a una tañedora granadina que llora con su gui tarra enamo-rada ausencia al pie del árbol, testigo de su primer ju ramento amoroso, o a un gal lardo mancebo que en

el fondo de un bosque escribe en un tronco el nombre de su amada, a j e n o de que ésta le sorprende y va acercándose poco a poco a cubrirle los ojos con sus delicadas manos, o a una g i tana árabe llorando porque se le muere de sed su hijo y no ve ni un camello sal -vador ni la copa de una palmera que pueda brindarle refrescante sombra y azucarado fruto en el circular horizonte del desierto.

FAUSTINO SANCHO Y GIL.

(Se continuará).

SIETE DIAS EN ANNAM.

N O V E L A O R I G I N A L .

(Continuación).

La preparación de la comida fue muy lenta, los mo-mentos de reposo y abstracción que a ella suceden según la cos tumbre oriental se prolongaron más de lo común y, por últ imo, los juegos y ejercicios g imnást i -cos de los indios entretuvieron agradablemente a la

concurrencia sin darle tiempo a recordar que se hacía tarde para ponerse en marcha. En aquel la latitud se pone el sol muy temprano.

— La jornada ha sido hoy muy larga y si queremos l legar a Asidmay será preciso a t ravesar un bosque muy enmarañado y peligroso,- dijo un indio a T a y - s u .

— Qué te parece que debemos hacer? — pregun tó éste mirando fi jamente a Sengi y recordando las sos-pechas del Daumachi.

— Creo, — respondió impasible el m a r a t h a , — que cuanto antes l leguemos, mas pronto habremos dado cumplimiento al compromiso que cont igo contraimos.

— Padre, — exclamó entonces Radhiah que deseaba ganar tiempo para que se ade lan ta ra su amado, — me inspira miedo el caminar de noche: ¿no será mejor que lleguemos de día a tu a ldea? ¡Quiero ent rar en ella cuando la ilumine el sol! . .

— Sea como dices: ¡levantad las t iendas! gri tó luego a los tal ingas.

La enamorada doncella abrazó entonces a su padre con la gracia infantil de un niño que ha logrado ver cumplido un capricho. El anciano, sonriendo de placer y ventura, llamó entonces a su Daubachi.

— Es preciso, — le dijo, — que vayas a mi aldea para que mañana esté todo preparado a nues t ra l legada.

— ¿Voy solo? * — Puede acompañarte un esclavo. El digno servidor, con la obediencia pasiva propia

de su raza, aunque no sin lanzar una terrible mirada a Sengi, montó a caballo y partió seguido de un es-

clavo. Poco más tarde, cuando la noche cerró del todo, se

organizó la caravana como un pequeño campamento , se encendieron hogueras para espantar a las bestias feroces, se colocaron guardias y se en t regaron todos al descanso.

Tay-su fue el último que se retiró a su t ienda des-pués de inspeccionarlo todo y de deposi tar un beso sobre la pura frente de Radhiah que sonreía en sueños

a la imagen del amado de su a lma. — ¡Ella es feliz y yo lo soy también! — murmuró al

entrar en su tienda. Y luego, j u g u e t e de sus cons tan-tes ilusiones paternales, se durmió, soñando que su hija se casaba con un mandarín de primera clase, que eclipsaba con su esplendor y fausto a los más al tos dignatarios del imperio...

Los fuegos de las hogueras se habían apagado ya y las sombras de la noche, sólo in ter rumpidas por el t rémulo centelleo de las estrellas, envolvían el dor-mido campamento .

Solo turbaban el silencio que en aque l la vasta ex-tensión reinaba, el levísimo murmul lo de las hojas blandamente agi tadas por las auras y el cántico mo-nótono y pausado de las aves nocturnas .

Ningún otro rumor interrumpía la calma de aquel la tibia y perfumada noche tropical, si se exceptúa uno, semejante al de un repti l que se deslizara sobre el musgo y la hierba, que se dejó oír j un to a la t ienda de la hija del joyero.

De pronto penetraron en ella dos hombres: mien-t ras el uno, rápido como el pensamiento, amordazaba y a taba a la esclava encargada de velar el sueño de Radhiah, el otro se apoderaba de ésta después de cu-brirle la boca con un pañuelo.

Cuando salieron de la t ienda donde sólo quedó la esclava sólidamente sujeta e imposibilitada de hacer el menor ruido, se les agregó otro bulto: jun tos los tres y llevando consigo a la infortunada Radhiah que se debatía convulsivamente en los brazos de sus rap-tores, l legaron a un paraje donde les aguardaba otro cómplice teniendo del diestro cuat ro caballos.

REVISTA DE ARAGÓN. 87

Como se ve, n i n g ú n deta l le ni precaución se había e scapado a la infernal perspicacia del a s tu to m á r a t h a .

Éste mon tó en un cabal lo sin a b a n d o n a r su preciosa c a r g a y sus t res sa té l i tes le imi taron. Luego par t ieron

a g a l o p e hacia el p u e n t e del H u e d - S a h o que no t a r -daron m u c h o en av i s t a r .

Ya en él, ade l an tóse uno de los raptores y hab ló con el g u a r d i á n de a q u e l l a m a r g e n , que e n g a ñ a d o o s e -duc ido por él , no tardó en g r i t a r al de la opues ta .

—¡Bith anahueng! . . . Colocóse el indio sobre la p lancha y a poco pisó la

o t ra or i l la . L u e g o , a la luz de las es t re l las , se vio br i -l lar un p u ñ a l , se e scuchó un gemido y el go lpe sordo y a p a g a d o de una m a s a iner te al caer en t ie r ra .

A és te respondió un g r i to de a g o n í a en la m a r g e n en que se h a l l a b a n los otros t res rap tores .

Todo esto acaec ió en menos t i empo del que se n e -cesi ta para refer i r lo . Seng i y sus cómpl ices eran y a dueños de las dos m á r g e n e s del p u e n t e .

T r a s p o r t a r o n las c a b a l g a d u r a s , pasaron todos, y el m á r a t h a empezó a l imar las fé r reas m a r o m a s por donde se des l izaba la p l a n c h a , a y u d a d o de uno de sus indios, m i e n t r a s el otro cu idaba los caba l los y el c u a r t o s u j e t a b a a la donce l l a .

Al áspero es t r idor q u e al romperse p roduc ían los a l a m b r e s se unió en tonces u n a e span tosa g r i t e r í a .

La f u g a de los c u a t r o indios y el rapto de la hija de T a y - s u h a b í a n sido notados y a .

Sobre los g r i t o s de los t a l i n g a s , los quej idos de las e sc l avas , el g a l o p e de los caba l los y los mil r u m o r e s p recu r so res del día q u e y a e m p e z a b a a alborear, se e le-vaba r u g i e n t e y a m e n a z a d o r a la voz del j o y e r o que g r i t a b a loco de desesperac ión :

— ¡Mi h i ja ! ¡Mi h i ja ! . . . S e n g i , r e c h i n a n d o los d ien tes de rabia , s e g u í a l i-

m a n d o el g r u e s o cab le que de orilla a ori l la se ex-t e n d í a .

Bien p ron to T a y - s u y los s u y o s se ha l l a ron en-f r e n t e de los rap tores . Sonó una d e s c a r g a y dos de es tos ú l t imos c a y e r o n her idos .

— ¡No t i réis! — gr i tó en tonces el d e s v e n t u r a d o p a -d re , — R a d h i a h e s t á a l l í ! . . .

Al mismo t i empo los dos cab les c r u j i e r o n y con la p l a n c h a q u e se a p o y a b a en sus ex t r emos c a y e r o n al t o r r e n t e .

— ¡Por fin! — gr i tó S e n g i a b a n d o n a n d o el p u e n t e y a p o d e r á n d o s e de Radh iah después de m o n t a r a c a -ba l lo .

— ¡Oye. indio, — g r i t a b a el i n fo r tunado mercade r , — t o m a todos mis tesoros y d é j a m e mi h i ja ! . . .

— ¡Viejo imbéci l , sólo los de su amor apetezco! — gr i tó el m á r a t h a h u n d i e n d o las espuelas en los h i ja-res de su corcel y de sapa rec i endo seguido del único indio q u e las ba las hab ían respe tado .

¿Cómo a t r a v e s a r a q u e l l a m u r a l l a de a g u a q u e de los rap tores de su h i ja le s e p a r a b a ? ¡Cada m o m e n t o q u e t r a scu r r í a le a l e j aba de ella por años en teros! — T a l e s e ran los pensamien tos que ag i t aban a T a y - s u a m e n a z a n d o volver le loco.

E n t o n c e s apa rec ió j u n t o a él el i n t e l igen te K o u r a h .

— ¡Llévame j u n t o a mi h i ja ! — g r i t ó desesperado el m e r c a d e r .

El prodigioso y a d m i r a b l e ins t in to del an ima l le hizo c o m p r e n d e r lo q u e de él se ex ig ía : cogió a su a m o con la t r o m p a , le colocó sobre su cuel lo y se su-merg ió en las e m b r a v e c i d a s a g u a s del t o r r en te .

Hubo unos m o m e n t o s de indescr ip t ib le ans i edad : al fin aparec ió Kourah en la or i l la opues t a y echó a t ro -

t a r en s e g u i m i e n t o de los fug i t ivos : a fe r rado en su ca rnoso cuel lo , como un t igre en su presa, c o n t i n u a b a T a y - s u .

¡Mucho corre un cabal lo tá r ta ro cuando le e spo -lea quien sabe que sólo en la huída puede h a l l a r su sa lvac ión y el logro de su amor , pero corre más a ú n un e l e fan te agu i j ado por un padre q u e vuela en busca de su h i ja !

V.

L O S E Q U I P A J E S D E S I R H U M B E R T O .

Cuando el en t r e t en ido diá logo del a v e n t u r e r o e s p a -ñol y del botánico ing lés e ra más in te resan te , vino a in t e r rumpi r lo el v ig i lan te Yao q u e con su habi tua l l acon ismo exc lamó.

— ¡El nung-alland K i a i ! (Que equ iva le a decir el poco afecto a la t r anqu i l idad , esto es, el j ug l a r ) .

Levan tóse J a i m e p rec ip i t adamen te y con e s c r u t a -dora mirada in ten tó ad iv ina r en el s e m b l a n t e de su emisar io el resul tado de la comisión que le hab ía dado . Mas ni un solo múscu lo de la g r a v e f isonomía del i n -d í g e n a se con t r a jo para indicar su sa t is facción o su de scon t en to : el ex ter ior de un a n n a m i t a o c o c h i n -ch ino es un e n i g m a más indesc i f rab le q u e los s í m -bolos g r a b a d o s en las ru inas de Persépol is o en las pi-r ámides , pues to que aún no ha habido un Champol l ion q u e lo i n t e r p r e t e .

El j u g l a r , con una entonación monó tona y p e d a n -tesca , p ronunc ió una la rga a r e n g a para refer i r cómo había logrado l levar a Radhiah el mensa j e de su fiel a m a n t e , y como demost rac ión de la veracidad de su aser to expuso a la vista de todos el r ami l l e t e y el b r aza l e t e .

J a i m e no comprendió nada de aque l a m p u l o s o d i s -curso p ronunc iado en un ch ino correc to y a r m o n i o s o (porque la l e n g u a de A n n a m no difiere de la del c e l e s -te imperio más que en la p ronunc iac ión) , pero por f o r -t u n a del enamorado joven , Yao se e n c a r g ó de r e s u -mir lo , con una exac t i tud que honrar ía al e n c a r g a d o del ex t r ac to de sesiones de un p a r l a m e n t o , en las s i -g u i e n t e s f rases :

— El j u g l a r ha visto a la donce l la q u e sabe la s e g u i -mos y que le ha dado ese r amo pa ra vos y esc b r a z a -lete para é l .

Apoderóse J a i m e del pr imero con amoroso t r a s p o r -te y luego , sacando un puñado de m o n e d a s de oro, las ofreció al j u g l a r a cambio de la j o y a . No vaciló és te un solo momento en e fec tua r tan ven ta jo sa ven t a , po rque comprend ió al pr imer go lpe de vista q u e el precio ofrecido equival ía a tres o cua t ro veces el valor del braza le te . Luego se retiró después de e n t o n a r un en tus i a s t a d i t i rambo de hiperból icas bendic iones en loor del esp léndido europeo, y previas t res o c u a t r o r eve renc ias del mejor gus to .

Sir Humber to , — dijo J a i m e , - soy tan feliz como puede serlo un amante cor respondido; y si no fue ra por el respeto q u e me causa vuestra presenc ia me e n -t r ega r í a a los mas e x t r a v a g a n t e s a r reba tos de j ú b i l o ! . . .

— Podéis hacerlo con toda f r anqueza : ¿acaso no me he afe i tado yo en vuestra presencia? — dijo el i ng lé s con impe r tu rbab l e s a n g r e fría. — Mas debo a d v e r t i -ros, — prosiguió, que ese bonito ramo no res is t i rá sin desho ja r se muchos besos de ese ca l ibre! . . . ¡Calle! ¡ h a y en él un hel iotropo! . . .

— ¿Y qué t iene de extraño?

- ¡Mucho! Figuraos que esa flor, c o r r e s p o n d i e n t e a la clase 5.º, orden 13.º (pentandria monoginia) del s i s tema de Linneo. . .

— Si os es igual podéis supr imir la ca l i f icac ión, — le i n t e r rumpió J a i m e sonr iendo.

— E n h o r a b u e n a . Esa flor, como dec ía , es o r i g i n a r i a del Pe rú , fue ac l ima tada en Franc ia por el i n m o r t a l J u s s i e u en el año 1740, y la his tor ia , m u y e x a c t a en es ta pa r t e , refiere que el pr imer ramo q u e de e l las se

REVISTA DE ARAGÓN. 88

formó fue ofrecido a la esposa de Luis XV María Les-zinska, que a su vez le depositó en un a l tar consa-grado al Niño Jesús . Mas prescindiendo de esto, lo que me extraña es cómo en un siglo se ha podido natura-lizar tanto en estas apar tadas regiones. . . He aquí un motivo de estudio.. . tal vez la embajada inglesa, o bien los misioneros españoles...

Ja ime entre tanto no le escuchaba, abstraído por completo en la contemplación de aquellos dos objetos que habían pertenecido a su adorada. . . Mas de pron-to, interrumpiendo la sabia disertación de su amigo, le preguntó:

— ¿Acaso no podrá tener este ramo un significado simbólico que nosotros no adivinamos?

— El Oriente es el imperio de las rosas y de las flo-res, — contestó Sir Humberto; — en él todo tiene un lenguaje o evoca una idea, y estas hermosas produc-ciones de la naturaleza, además de perfumar y embe-llecer las estancias de las bellas y de servir como dá -divas de amor y de car iño, desempeñan a veces misiones de más trascendencia: bajo la forma de em-blemáticos selams (1) han dado ocasión a a lguno de esos sangrientos dramas de que son mudos testigos los misteriosos recintos de los harenes. . .

— Dispensad, — exclamó Ja ime con gran impacien-c i a — lo que yo desearía saber es el significado que a estas flores se a t r ibuye. . .

— A eso es a lo que no llega mi ciencia! — respondió sir Humberto a lgún tanto desconcertado.. . — Sois, pues, un botánico imperfecto, - dijo el aven-

turero con acento desdeñoso. — ¿No valiera más que en vez de estudiar áridas y pesadas nomenclaturas, os hubierais ocupado en aver iguar el lenguaje de las flo-res que consti tuyen en Oriente un idioma universal de más útiles aplicaciones y de más fácil estudio que el de mi compatriota Sotos?

Yao, que hasta entonces había permanecido impasi-ble, comprendió por la parte mímica de este diálogo (que tuvo lugar en inglés) de lo que se trataba, cogió bruscamente el ramo y lo interpretó con su acostum-brada concisión.

— Heliotropo:= Te amo con delirio.— El ajenjo y la balsamina:= No te impacientes por mi ausencia.- Las demás f lo res := Sé prudente al seguirme y ten espe-ranza.

— He aquí humillado a un miembro de la Academia de Ciencias de Dublín, etc., etc., por un pobre indí-gena que de seguro hasta ignorará la existencia de Tournefort y de Juss ieu . . . — murmuró tr istemente sir Humberto.

— Olvidad esa pequeña contrariedad científica, — le dijo el español, — y cuidad de evitar en vuestras obras tan importante omisión...

— Podéis perder cuidado: una de mis preferentes ocupaciones apenas regrese a Europa será la de pro-mover el estudio del idioma de las flores, fundando para ello una cátedra . . .

— De la que podéis encargar al intel igente Yao.— añadió riendo el español, que volviéndose a este últi-mo le preguntó: — ¿Dónde calculas tú que se hallará ahora Tay-su y su caravana?

— Por lo que el j u g l a r ha dicho debe estar a estas horas a tres leguas de aquí, en el paso del torrente del Hued-Saho.— respondió el annami ta .

B. MEDIANO Y RUIZ.

(Se continuará).

(1) Ramilletes.

FRANCISCO PRADILLA.

SONETO.

Allá en las cumbres de la gloria un día,

Turbando un punto el inmortal reposo,

Aquel Goya sin par, varón famoso,

De esta suerte sus quejas repetía:

— ¿Dónde está, oh Aragón, la lozanía

Que al arte dio mi genio vigoroso?

¡Por matar tu letargo vergonzoso

Otra vez a esos mundos volvería!

— Calma tu afán, que presto ha de admirar te

Cual brilla y luce en tu nativo suelo

Digno rival de tu pincel fecundo.. .

Dijo así Apolo; sonrióse el Arte,

Francisco Goya se quedó en el cielo,

Y Francisco Pradilla vino al mundo.

MARIANO DE CAVIA.

LIBROS RECIBIDOS EN ESTA REDACCIÓN.

NUEVA BIBLIOTECA UNIVERSAL.— Sección Jurídica.— SISTEMA DEL

DERECHO ROMANO ACTUAL, por M. F. de Sorigny, t r a d u -

cido del alemán por M. Ch. Guenoux, vertido al castellano por Jacinto Mesía y Manuel Durán y Bas.— Tomo I I . - Un volumen en 4.º de 467 págs.— Madrid, F. Góngora y compañía, 1879.

Uno de los monumentos de la ciencia jurídica en su moderno aspecto histórico es sin disputa el libro importantísimo que ahora se está traduciendo por vez primera al castellano y cuyo segundo tomo acabamos de recibir.

La historia del Derecho Romano, tan predilecta hoy de los me-jores juristas, tiene en el ilustre Savigny al escritor que sin duda ha impulsado este género de estudios serios y profundos a mayor e le-vación y que ha desenvuelto en nuestro tiempo con mayor copia de datos y mas alta doctrina el sistema de aquella legislación anti-gua, base fundamental de las modernas.

La traducción del admirable libro del historiógrafo y juriscon-sulto alemán es digna del original, y la edición, correcta y esme-rada, digna también del valer del texto.

Merece por ello nuestro sincero aplauso la casa editorial de los señores Góngora y compañía y merece también que e1 público ilus-trado no le escasee su apoyo en la interesante empresa a que de-dica sus esfuerzos

EL CRISOL, Colección de sentencias y máximas extractadas de varios autores, por D. Eusebio Freixa y Rabasó.— Madrid, 1879.- Un

volumen de mas de doscientos páginas.

Dando tregua por un momento a sus activas tareas en la admi-nistración pública, el Sr. Freixa ha compilado en un tomito, bas-tante nutrido de lectura, gran copia de sentencias, máximas, pen-samientos, consejos y dichos agudos, entresacados de las obras de autores antiguos y modernos.

Este volumen es como una quintaesencia de lo que en muchos otros se ha escrito y diluido. Evidente es, por lo tanto, y de innece-saria demostración el interés de El crisol y lo sustancioso del texto que en sus no excesivas páginas se encierra, tanto mas cuanto que la elección del Sr. Freixa es verdaderamente esmerada y cuida siempre de referirse a casos y cosas de importancia real o inmediato interés en nuestra vida.

Finalmente, en este género de libros, nos parece el que hemos juzgado de lo más completo, selecto y oportuno.

ZARAGOZA: IMPRENTA DEL HOSPICIO PROVINCIAL.

ANUNCIOS

UN TRIUNFO MÁS LA SINGER DE

COMPAÑÍA FABRIL NUEVA YORK

Q U E R E C I B I Ó P O R LA S U P E R I O R I D A D D E S U S M Á Q U I N A S

P A R A C O S E R

EN VIENA E L P R I M E R P R E M I O EN FILADELFIA

1873 A C A B A D E O B T E N E R 1876

E N L A E X P O S I C I O N U N I V E R S A L D E P A R Í S D E 1 8 7 8 ,

L A M E D A L L A D E O R O

4 1 , D . A L F O N S O I , 4 1 .

L I B R O S R A Y A D O S Y

OBRADOR DE ENCUADERNACIONES DEL HOSPICIO PROVINCIAL

DE ZARAGOZA.

A C A R G O D E E M I L I O F O R T Ú N .

Hay un gran surtido y muestrario de todas clases a

precios de prospecto en el Coso, Bandera Española. Se

reciben toda clase de trabajos, como modelos de ra -

yados, por difíciles que sean, para el obrador de dicho

Hospicio, y escribiendo por el correo interior se pasará

a domicilio.

L A E S C O L A R .

LIBRERÍA DE PRIMERA Y SEGUNDA ENSEÑANZA. D. J a i m e I, 43.

En esta librería se sirven con prontitud y economía los pedidos que se hacen de los artículos a que se de-dica.

Se reciben comisiones y encargos. Dirigirse a JUAN OSÉS.

L ITOGRAFÍA ARAGONESA DK

F É L I X V I L L A G R A S A ,

P o r c h e s d e l P a s e o , n ú m e r o 16 ,

ZARAGOZA.

P R I M E R A Y Ú N I C A C A S A D E P A G O S E M A N A L

E N R E L O J E S D E

C U A D R O , P A R E D , S O B R E M E S A Y D E S P E R T A D O R E S ,

D E S D E 4 R E A L E S S E M A N A L E S E N A D E L A N T E

A L F O N S O I , 3 3 , Z A R A G O Z A .

Surtido inmenso y alta novedad en relojería de oro y plata para señora y caballero, como también leontinas de oro, plata y plaqué oro.

Servicios para mesa en metal blanco y garantizado. Taller especial para toda clase de reparaciones en relojería. No olvidarse del GRAN ESTABLECIMIENTO DE RELOJERÍA.

Ú N I C O E N P A G O S E M A N A L .

3 3 , A l f o n s o I, 3 3 .

LA REVISTA DE ARAGÓN E S L A M Á S B A R A T A D E E S P A Ñ A .

PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN.

En Zaragoza, 8 reales trimestre, 15 semestre, y un año 28. En Madrid y provincias, 10, 18 y 32 reales respectivamente. Se reciben anuncios y suscripciones en la librería de Osés, calle de

D. Jaime I, 42, frente al restaurant de Fortis.