Revista de Historia Naval Nº57. Año 1997

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    HISTORI N V L

    o XVINSTITUTO DE HISTORI Y CULTUR N V L

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJORECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, Jos IgnacioGonzlez-Aller Hierro, contralmirante.Vicepresidentey Director: JosCervera Pery, coronel auditor. Periodista.Vocales: FernandoGonzlez de Canales y Lpez-Obrero, Secretario Generaldel Instituto de Historia y Cultura Naval; Manuel Martnez Cerro,Jefe del Departamento de Cultura del Instituto de Historia y CulturaNaval; Hugo ODonnell y Duque de Estrada, de la Comisin Espaola de Historia Martima.

    Redaccin, Difusin yDistribucin: IsabelHernndez Sanz, Ana Berenguer Berenguer.Administracin: OvidioGarca Ramos, comandante de Intendencia de la Armada.DIRECCINY ADMINISTRACIN:

    Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, 1. planta.28071 Madrid (Espaa).E0ICIN DELMINISTERIODEDEFENSAIMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: segundo trimestre 1997.Precio del ejemplar suelto: 650 pesetas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 pesetas.Resto del mundo: 4.000 pesetas.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-02 12-467X.NtPO: 076-97-018-5.impreso en Espaa. - Printed in Spain.CUBIERTA:Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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    SUMARIO

    NOTA EDITORIAL . 5Marinos ilustrados en la Real Sociedad Bascongada de Amigos

    del Pas, por Margarita Gil Muoz7Consolidacin del pensamiento estratgico y naval en el siglo XIX,por F. Fernando de Bordej y Morencos25Las escenogrcfas paisajsticas en el Palacio de El Viso delMarqus. Las imgenes mviles del Gran Saln, por Eduardo Blzquez Mateos59Centenario de la concesin de la Cruz Laureada de SanFernando al alfrez de navo Gonzalo de la Puerta y Daz,por Jos Mara Blanco Nez69La familia Carranza en la Armada espaola entre 1842 y 1958,por Joaqun Mara Pieiro Blanca85La historia vivida: La corbeta Aragn, por Beln Fernndez93Documento: Retrato de don Andrs Matas de Pes Marzoraga,almirante, gegrafo y cartgrafo95La Historia Martima en el mundo: La biblioteca del Almirantazgo, Reino Unido. El Museo Martimo Central de Gdnsk,Polonia, por Jos Antonio Ocampo Aneiros97Noticias Generales99Recensiones107

    Pgs.

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    COLABORAN EN ESTE NMEROMargarita Gil Muoz es doctora en Historia por la Universidad Complutense deMadrid. Articulista sobre temas militares del siglo xviii, colabora en varias revistas,destacando sus trabajos: de Zaragoza y conferenciante en distintosseminarios de los organizados por el Instituto de Historia y Cultura Naval.Joaqun Mara Pieiro Blanca es doctor en Historia Contempornea por laUniversidad de Cdiz, profesor de la Escuela de Graduados Sociales y miembro delGrupo de Estudios Baha de Cdiz. Es autor de varias publicaciones (libros yrevistas) sobre historia poltica durante la Restauracin y la Dictadura de Primo deRivera en Cdiz y otras relacionadas con la historia de la msica. Colaborador dediversas publicaciones, entre ellas revista El Ateneo, del Ateneo de Madrid, revistaTrocadero, de la Universidad de Cdiz. Ha publicado su tesis Decadencia de laoligarqua gaditana en la crisis de la Restauracin.

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    NOTA EDITORIALUn nuevo nmero de la REVISTA DE HISTORIA NAVAL supone la respuesta auna nueva exigencia en el esfuerzo continuador. As, el nmero 57 se presentaen feliz franqua, sobre el itinerario trazado con voluntad de culminacin.En los estudios ofrecidos en este nmero, la doctora Gil Muoz traza unaacertada perspectiva de los marinos ilustrados en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del Pas, mientras que el almirante Bordej con su Consolidacin del pensamiento estratgico y naval en el siglo XIX completa un interesante cuadro cuyos antecedentes tambin fueron publicados en la REVISTA. Laescenografa paisajstica en el Palacio de El Viso del Marqus. Las imgenesmviles del Gran Saln, de Eduardo Blake, es la contribucin del arte al sentido histrico bazanstico. De igual manera, el capitn de navo Blanco Nezrememora los cien aos de la concesin de la laureada de San Fernando alalfrez de navo Gonzalo de la Puerta y Daz, cenando el nmero el perfil deuna familia muy entronizada en la Armada espaola, la de los Carranza, cuyatrayectoria es fielmente seguida por el doctor Joaqun M.Pieiro Blanca.La historia vivida y el Documento reviven aspectos sugestivos de la historiografa naval, y la Historia Martima en el mundo y las Noticias Generales,secciones fijas y habituales, nos sitan en el primer plano de una actualidadcada vez ms intensa en convocatorias, conferencias y otros fors, muy

    mentalizados ante la conmemoracin del 98.Con las acostumbradas Recensiones se completa este nmero 57, que anticipa un verano que deseamos del todo feliz para nuestros lectores y favorecedores.

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    MARINOS ILUSTRADOSEN LA REAL SOCIEDADBASCONGADA DE AMIGOSDEL PAS

    Margarita GIL MUOZDoctora en Historia

    Con el cambio de dinasta, la Espaa del siglo XVIII se vio involucrada enuna serie de reformas que inician un proceso de modernizacin del Estado,con el fin de convertir a nuestro pas en una monarqua absoluta y fuerte,semejante a las de su entorno europeo. Se pretenda al mismo tiempo equiparar nuestras instituciones con las europeas, tanto en los aspectos cientficoscomo culturales, con el fin de alcanzar una prosperidad social que mejorara lacalidad de vida de los espaoles en todos los aspectos. De este modo, la poltica reformadora de los Borbones favoreci la introduccin y difusin de losnuevos conocimientos cientficos que ya se estaban viviendo en Europa (1).Entre las reformas emprendidas, la reorganizacin de la Secretara deGuerra fue uno de los principales objetos a seguir, ya que tanto el Ejrcitocomo la Marina se encontraban en una situacin lamentable, heredada de laanterior centuria. As pues, la tendencia general del reformismo ilustrado deracionalizar estructuras y mejorar la funcin blica tuvo mucho que ver con lapoltica de reformas militares llevada a cabo en Espaa a lo largo del siglo XVIII(2). Por otro lado, las fuerzas militares, como los barcos, representaban unainversin de tiempo y de dinero cuya prdida en una accin de guerra no erafactible de reemplazarse, por lo que se evitaba en lo posible la ocasin deemprender batallas, particularmente en el mar. Esta poltica de disuasin reque

    (1) Sobre el proceso de modernizacin del Estado y de reformas llevadas a cabo por losBorbones son de inters SNcHEz BLANcO, F.: Europa y el pensamiento espaol del siglo xviii.Alianza, Madrid, 1991; STIFF0NI,G.: Intelectuales, Sociedad y Estado. La cultura espaolaentre el Barroco y la Ilustracin (1680-1759), en Historia de Espaa: La poca de losprimeros Borbones, fundada por R. Menndez Pidal. Tomo XXIX, Vol. II. Espasa Calpe,Madrid, 1985; ABELLN, J. L.: Historia crtica del pensamiento espaol. Torno III. Madrid,1981; SARRAILH, J.: La Espaa ilustrada en la segunda mitad del siglo xviii. Fondo deCultura Econmica, Mxico, 1952; HERR, R.: Espa y la revolucin del siglo xviii. Aguilar,Madrid, 1988.(2) Para las reformas del Ejrcito del siglo xviii es de inters el trabajo de SoLANo PREz-LILA. F.: Los orgenes de los Reales Ejrcitos. Reformismo y planificacin, en FuerzasArmadas Espaolas. Tomo 1. Madrid, 1985; BARADO, F.: Museo Militar. Historia del Ejrcito espaol. 3 vois. Barcelona, 1889; ALMIRANTE,J.: Bosquejo de la historia militar en Espaahasta fines del siglo xviii. 4 vols. Madrid, 1923. En relacin con la Marina: MERINo NAVARRO,J. P.: La Armada espaola en el siglo xviii. Madrid. 1981.

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    MARGARiTA GiL MUOZra, por parte de cada nacin europea, un aumento de efectivos dotados dematerial tecnificado, por lo cual la fabricacin de material blico se vio involucrada en una serie de procesos cientficos de vanguardia (3). De ah queestos planteamientos de tecnificacin exigieran la presencia de personal cualificado, tanto en la Marina como en el Ejrcito, con el fin de mejorar la capacidad blica. Surgi as la necesidad de estimular la formacin de ingenieros,artilleros, arquitectos, navegantes, cirujanos, mdicos, hombres capaces deampliar competencias en el campo de las actividades cientficas (4). Esto lleva la creacin de instituciones docentes y cientficas, por parte de la Corona,capaces de formar tcnicos y educar a las lites, tarea que tanto el Ejrcitocomo la Marina y la Compaa de Jess se prestan a solucionar (5).Es as como, ante la importante presencia militar en la mayora de las actividades cientficas, se puede decir que se consolida el proceso de militarizacin de la ciencia espaola, lo cual ser uno de los rasgos ms acusados denuestra Ilustracin (6).En lo que atae a la Marina, la absoluta carencia de buques, al final delreinado de Carlos II, se contradeca con las necesidades de un pas que,adems de un amplio permetro de costas, tena importantes intereses en elMediterrneo y todo un Imperio ultramarino. Esta situacin en su capacidadmartima no poda dejar de ser percibida como gravsima por el reformismoilustrado. De ah que gobernantes ilustrados como Patio, Campillo y Ensenada se empearan en la transformacin de la Marina, no ya por intereses estra

    (3) RoBsoNCRI:Las Fuerzas Armadas y el Arte Militar, en Historia del Mundo Moderno. Sopena, Barcelona 1987 (Cambridge University Press. Tomo VII, cap. VIII): M0AusMIER,R. y LABR0UssE. E.: El siglo xviii. Revolucin intelectual, tcnica y poltica(1715-1815), enHistoria General de las Civilizaciones. Tomo Y. Barcelona, 1963.4) PIER0, J. M.: La introduccin de la ciencia moderna enEspaa. Barcelona, 1969.5) Dado que las enseanzas en el campo universitario se dirigan ms bien hacia las ciencias sagradas y jurdicas, la nueva ciencia no encontr la receptividad adecuada. De ah que enlos nuevos centros del Ejrcito, la Marina y la Compaa de Jess se llevara a cabo la tarea decanalizar la nueva ciencia.En el primer cuarto de siglo aparecen la Academia Militar de Ingenieros de Barcelona(1715), la de Guardias Marinas de Cdiz (1717), el Colegio de San Telmo de Sevilla (1720) yel Real Seminario de Nobles de Madrid (1726). En la etapa correspondiente al reinado deFernando VI aparecen los Colegios de Ciruga de Cdiz (1748) y el de Barcelona (1760), elObservatorio de la Marina de Cdiz 1753), la Asamblea Amistosa Literaria de Cdiz 1755)fundada por militares, la Real Sociedad Militar de Madrid (1757) y las Academias deGuardias de Corps de Madrid (1750), Artillera de Barcelona (1750) y la de Ingenieros deCdiz (1750). En el reinado de Carlos III algunas instituciones cientfico-militares desaparecenpero se crean otras, como el Colegio de Artillera de Segovia (1762) y el Cuerpo de Ingenierosde la Armada (1773). Con Carlos IV se mantiene la ineria de su predecesores, adems de lacreacin del Depsito Hidrogrfico (1729), las expediciones hidrogrficas y la de Malaspina.(6) Tanto Antonio Lafuente como Jos Luis Peset han puesto de manifiesto el proceso demilitarizacin de las instituciones cientficas del siglo xviii: Militarizacin, en Carlos Iii y laciencia de la Ilustracin; Las Academias militares y la inversin en ciencia en la Espaa ilustrada (1750-1760), en Dynamis 2, 1982, pg. 193; Militarizacin de las actividades cientficas en la Espaa ilustrada (1726-1754) en Actas de la Reunin de Historia de la ciencia. LaCiencia moderna y el nuevo mundo. C.S.I.C., Barcelona, 1985.

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    MARINOS ILUSTRADOS EN LA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAStgicos sino por los beneficios que poda reportar la implantacin de unainfraestructura industrial, unos conocimientos tcnicos, una formacin deexpertos que dominaran disciplinas cientficas, adems de su aplicacin utilitaria procedente de otras actividades no militares como la Marina mercante ola pesca. El resultado fue la creacin de un verdadero podero martimo endonde se combinaba la experiencia en la navegacin con los conocimientoscientficos (7).Junto al Ejrcito y la Marina, las Sociedades Econmicas de Amigos delPas fueron a la vez cauces de las diversas iniciativas en los terrenos de laeducacin, la econma, la beneficencia, la cultura, las ciencias tiles y detodo lo que supusiera reforma y progreso. El modelo a imitar no fueron slolas instituciones europeas sino la Sociedad Bascongada que alrededor de1774 gozaba ya de gran celebridad (8). Su fundacin se debe al conde dePeaflorida que, con un grupo de nobles, estableci en Azcoitia una sociedadcon el fin de promocionar el progreso del Pas Vasco, fomentando la agricultura, la industria, el comercio, las artes y las ciencias (9).La participacin de oficiales y marinos en esta sociedad es alta. La personalidad cientfica y cultural de muchos de ellos sorprende y evidencia la relacin que hubo entre la ciencia moderna y la institucin militar. A travs de lasactas de las Juntas se observa el inters demostrado por la Bascongada haciatodo lo relacionado con la milicia y la colaboracin que mantuvo principalmente con la Marina (10). Esta relacin bien pudiera deberse a la tradicinmarinera del Pas Vasco, ya que hay que recordar que cuando a finales de1716 estaba decidida la creacin de la Compaa de Guardias Marinas para larecluta de cadetes, se enviaron oficios a las distintas provincias martimas. La

    (7) Con Patio se inicia una poltica de fortalecimiento de la Marina, con el fomento de laconstruccin naval, explotacin de montes, mejora de la artillera y de toda clase de pertrechos.Adems pretenda mejorar la formacin de marinos ya que la renovacin nutica requeranuevos conocimientos basados en las Matemticas y la Astronoma (SELLs,M.: Ciencia yprofesin militar en la Marina espaola del siglo xviii, en Ejrcito, Ciencia y Sociedad en laEspaa del Antiguo Rgimen. Instituto de Cultura Gil Albert, Alicante, 1995, pg. 395;VALDEL-VIRA, G. : La contribucin de los marinos ilustrados del siglo xviii al progreso de las cienciassociales, en REVISTA DE HISTORIA NAVAL, nmero 45. Ao XII, 1994, pg. 7; RoDRGUEzCAsADo, V.: La poltica reformista de los primeros borbones en la Marina de Guerra espaola, en Anales de Estudios Americanos, 25. 1968).(8) ENciso, L. M.: Los cauces de penetracin y difusin en la Pennsula: Las SociedadesEconmicas de Amigos del Pas, en Historia de Espaa, dirigida por R. Menndez Pidal.Tomo XXXI- 1. Este trabajo contiene abundante bibliografa sobre las Sociedades Econmicasde Amigos del Pas.(9) Sobre el conde de Peaflorida y la Sociedad Bascongada, dada la abundante bibliografa, daremos referencia a tres obras donde estn recogidos la mayora de los trabajos: AGUILARPIAL, A.: Bibliografa de la Sociedad Bascongada de Amigos del Pas en el siglo xviii.C.S.I.C., San Sebastin, 1971; ARETA, M.: Obra literaria de la Real Sociedad Bascongada deAmigos del Pas. Vitoria, 1976; TELLEcHEA, J. 1.: Historiografa de 1880 a 1985, en CatlogoGeneral de Individuos de la R. S. B. A.. P. 1765-1 793), por Julin Martnez Ruiz. Caja deAhorros Municipal, San Sebastin, 1985, pg. 188.(10) Sobre la relacin entre la Sociedad y la Milicia, ver GIL MUOZ,Margarita: Presencia militar en la Real Sociedad de Amigos del Pas, en Boletn de la Real Sociedad Econmicade Amigos del Pas. Ao LI, 1995-1, pg. 123.Ao 1997

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    MARGARITA GIL MUOZrespuesta no se hizo esperar ya que acudieron a la convocatoria treinta y sietecaballeros, de los cuales veinticho eran guipuzcoanos y el resto de la reginvasco-navarra. No es de extraar pues que en muchas familias fuera tradicinenviar a los segundones a la Marina, como en el caso del conde de Peaflorida,que tres de sus cinco hijos varones eran marinos: Flix, Luis y Javier (11).Es innegable la preocupacin demostrada por Peaflorida en relacin conla educacin y la enseanza y el papel transformante que poda producir en lasociedad. Ya en la primera Junta, celebrada en febrero de 1762, en su discursopreliminar pone las bases de su programa educativo: Una nobleza instruida ylaboriosa puede llegar a conocer las enfermedades polticas que tienen postrada a su provincia (12). De este modo, la Sociedad pone en marcha su planeducativo, estableciendo en sus estatutos la clase de alumnos, con el fin deque la Sociedad sea duradera (...) y a formar buenos republicanos (13).Con la fundacin en 1775 del Seminario de Vergara en el antiguo colegio delos jesuitas, Munibe ve culminado su proyecto educativo, ya que se trataba deimpartir unas enseanzas particulares (...) a los jvenes que quieran dedicarse ala Iglesia, Tribunales, Ejrcito y Marina (14). La organizacion y sistema educativo de las academias militares parece que tuvo mucho que ver con el planeducativo del Seminario de Vergara. Se sabe de la relacin directa que tuvieronel oficial de Caballera Manuel Aguirre, profesor de las Academias de Infanterade Avila y de Caballera de Ocaa, y el ilustre marino, socio de la Bascongada,Jos Domingo de Mazarredo, con las tareas educativas de la Sociedad.Entre los alumnos de la Bascongada se encontraban varios cadetes y unnmero significativo de guardiamarinas, entre los que podemos citar a JosLanz y Martn Fernndez de Navarrete (15). Asimismo, la labor desarrolladapor la Sociedad en su proyecto educativo requera la colaboracin de uncuadro de profesores cualificados. La presencia de un grupo de marinos enestas tareas educativas da idea del papel desempeado por muchos de ellos enunos cometidos cientficos y acadmicos que traspasaban en muchos casos elmbito castrense. Uno de ellos, Ignacio de Albiz, socio de Nmero, de Mritoy Literato, fue profesor de Matemticas de la Sociedad siendo alfrez defragata. Perteneci tambin a la Cuarta Comisin de Poltica y Bellas Artes ya la Tercera de Industria y Comercio (16).Otro oficial de Marina, Jos Montouto, fue tambin profesor y miembro dela Segunda Comisin de Ciencias y Artes tiles (17). El ingeniero de Marina

    (11) GuILLN, J. F.: La primera promocin de guardias marinas (1717). Revista Generalde Marina, nm. 161, pg. 725.(12) Extractos. Tomo II, ttulo 1, artculo 1, pg. 5. Los extractos a los que nos referimosson los publicados en 1986 en edicin facsmil por la Caja de Ahorros Guipuzcoana en 12tomos. De aqu en adelante cuando citemos los Extractos nos referimos a esta edicin.(13) Extractos. Reglamentos de alumnos. Tomo II, pg. 26.(14) Extractos. Tomo V, pg. 174.(15) MARTNEz Ruiz, J.: Filiacin de seminaristas del Real Seminario Patritico de Noblesde Vergara. R. S. B. A. P., San Sebastin, 1972.(16) MARTNEz Ruiz, J.: Catlogo General de los individuos de la R. S. B. A. P. 1765-1793). Caja de Ahorros de Guipuzcoana. San Sebastin. 1985, pg. 188.(17) lbide,n.

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    MARGARITA GIL MUOZfrancs Francisco Gautier, primer director de la Academia de Ingenieros deMarina, fue llamado por el Gobierno para desempear esta direccin dada sualta cualificacin cientfica. Fue socio de Mrito y profesor entre 1771 y 1792(18). Otro ingeniero, Jernimo Tabern, siendo teniente de navo fue profesorentre 1788 y 1793 (19).Tambin van a figurar varios cirujanos de la Armada como socios-profesores. Juan de Echeverri lo ser entre 1771 y 1778 (20). Carlos Ameller, cirujano mayor de la Armada, perteneci asimismo a la Real Academia MdicaMatritense y a la de Sevilla; su vinculacin con el Colegio de Ciruga deCdiz fue primero como alumno y despus como director (21). FranciscoCanivell fue el primer cirujano de la Armada, su pertenencia a la Sociedadfue como profesor entre 1775 y 1793 (22). Manuel de Padilla lo fue entre1771 y 1778 (23).Las asignaturas objeto de estudio en la Bascongada coincidan con las quese impartan en escuelas y academias militares. En los Extractos figuran losexmenes que ante las Juntas Generales celebraban los alumnos. Tenemosconstancia de los exmenes de algunos guardiamarinas. Miguel Ricardo deAlava, cadete primero del Regimiento de Soria, y que ms tarde pas a laArmada como alfrez de fragata, fue examinado de Latn, Potica y Geografa en las Juntas de 1786 celebradas en Vitoria. Dos aos despus se examinde la nueva nomenclatura de Qumica segn las enseanzas de Lavoisier,Morveau, Berthellet y Fourcoy (24). Otro Alava, Ignacio Mara, siendo guardiamarina fue examinado en las Juntas de 1773 de Gramtica, Retrica y delas primeras lecciones de Nollet 25).Otro seminarista de Vergara, Fermn Carasa, ingres primero en Infanteray despus pas a la Armada. Fue examinado en las Juntas de 1786 de ClculoDiferencial e Integral y de Fortificacin, Esttica y Dinmica, materias tratadas en la Obra martima de Jorge Juan (26). Uno de los hijos de Peaflorida,

    (18) Ibidem.ArchivoGeneral Militar de Segovia. Leg. II, 2128.(19) Ibidem.(20) Ibidem.(21) Ibidem.(22:) Sobre este insigne cirujano vid. ESCRIBANO,Y.:Datospara la Historia de la Anatomay Cirugaespaolasenlos siglos xviii y xix. Granada, 1916; MONSERRAT,5.:Lamedicina militar a travsdelossiglos.Madrid,1946, Martnez Ruiz.op. cir.(23) ibidein.(24) Extractos. Tomo IX, pgs. 5 y 10. La carrera militar de Alava termina con su muerteacaecida en 1843 siendo teniente general. Entre los cargos que ocup figuran: en 1814 diputadopor Alava; inspector general de Artillera e Ingenieros (1823); embajador en Bruselas (1826) yen Inglaterra (1838). Ministro de Marina, de Estado y presidente del Consejo de Ministros(CARRAsCo, A.: Icono-Biografa de los Generales espaoles.Madrid,1901, pg. 157;VIGN, J.:Historia de la Artillera espaola,TomoIII, pgs. 291 y 238; PAvA, F.: Galeradegeneralesde laMarina.Tomo 1,pg. 24).(25) Este oficial lleg a teniente general. Fue nombrado comandante general del Apostadero de La Habana en 1810 y en 1812 de Cdiz. Dos aos ms tarde fue capitn general de laArmada y ministro de Marina (1814). (CARRASco, A.: op. cit., pag. 298; PAvA,F.: op. cit.Tomo 1, pg. 25).(26) Extractos. Tomo IX, pg. 20.

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    MARINOS ILUSTRADOS EN LA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PASLuis Mara de Munibe, seminarista en Vergara entre 1776 y 1783, fue examinado en 1777 de Artillera y en 1782 deMineraloga, asignatura impartidapor primera vez en Espaa en el Seminario de Vergara (27). El tema de losexmenes de su hermano Flix Mara, tambin marino, en 1783, consisti enGeometra, Algebra y Trigonometra (28).En estos exmenes intervino, en una ocasin, Jos Domingo de Mazarredo,siendo jefe de Escuadra, que examin a los alumnos de su Tratado de Navegacin. Este marino fue un miembro muy destacado de la Sociedad. Perteneci ala Tercera Comisin de Industria y Comercio entre 1788 y 1791, y fue sociode Nmero, Veterano y Literato (29).Tambin se acusa la presencia en la Bascongada de otro insigne marinomiembro de la Sociedad, Antonio de Ulloa. Segn los Extractos de 1781,regal a la Vascongada un ejemplar de su obra sobre las observaciones deleclipse de sol del ao 1778 (30).Por otro lado, el Ejrcito y la Marina, conscientes del protagonismo querepresentaban en el desarrollo de las nuevas corrientes cientficas, promocionaron una serie de viajes, enviando a un buen nmero de oficiales a Europa.Se pretenda, por una parte, conocer de cerca la organizacin de otros ejrcitoseuropeos y, por otra, estudiar las nuevas tcnicas de construccin, fundicinde material blico, la ciencia nutica e hidrulica, las industrias artesanales,comercio y diversas manufacturas (31).Con Ensenada comienzan los viajes de oficiales a Europ (321).Los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa, a la vuelta del viaje que hicieron a Amrica, son enviados a Europa con fines de espionaje industrial (33). Jorge Juanfue a Londres, donde permaneci entre 1749 y 1750 acompaado por tresoficiales, entre los que se encuentra Jos Solano y Bote, socio Benemrito dela Sociedad (34). Su misin consista en observar todo lo concerniente a laMarina, con el fin de contribuir a las reformas emprendidas por Ensenada enrelacin con nuestra Marina de guerra.A Ulloa se le enva a Francia, acompaado de tres marinos, con el fin deestudiar las Matemticas e inspeccionar los puertos ms importantes, los arsenales, manufacturas y minas (35). Otro oficial que tambin viaj por Europa

    (27) Ibidem. Tomo IV, pg. 8; Tomo V, pg. 11; Tomo VI, pgs. 5 y 7; Torno VII, pg. 126.(28) Ibidem. Tomo VII, pgs. 84 y 125; Torno VIII, pg. 8.(29) MARTNEzRuiz: op. cd. Extractos, Tomo V, pg. 3.(30) Extractos. Tomo VII. pg. II.(31) SARRALU.J.: op. cit.. pgs 174 y 373.(32) Sobre el marqus de la Ensenada y sus proyectos es fundamental la obra de RODRGUEZVILLA: Don Cenn de Somodevilla, marqus de la Ensenada. 1876.(33) LAFuENTE, A. y PESET,J. L. :Polticacientficay espionaje industrialen los viajesde JorgeJuan y Antoniode Ulloa (1748-1751),en Melangues de la Casa de Velzquez, 17, 1981,pg. 223.(34) MORALEs, J. L.: Jorge Juan en Londres. Revista General de Marina, nm. 184,1973. Sobre el marino Solano vid. SANTAL0,J. L.: Don Jos Solano y Bote, primer marqus delSocorro, capitn general de la Armada. Madrid, 1973; CARRAscO,A.:op. cd., pg. 299; PAvA:op. cit., Tomo III.(35) Sobre la obra y personalidad de A. de Ulloa remitimos al ltimo trabajo que sobre lse ha publicado: Actas del Ji Centenario de Antonio Ulloa. Archivo de Indias, Sevilla, 1995.

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    MARGARIL4 GIL MUOZbecado por la Marina fue Jos de Betancourt, socio de la Bascongada, con elfin de que asistiera en Pars junto con otros becarios a los cursos de la Ecoledes Ponts, donde perfeccion diversos inventos relacionados con la Marina,como las poleas y motones, para cuya implantacin pas a El Ferrol en1788 (36).El alfrez de fragata y antiguo alumno de Vergara Jos Mara Lanz fue otrode los becados. En 1791 pas a Pars con el fin de estudiar diversos aspectossobre Hidrulica (37).En Espaa la Astronoma y la navegacin se desarrollaron bajo las necesidades, proteccin y estmulo de la Armada. Los conocimientos de Jorge Juany Ulloa en el campo de la Astronoma, adquiridos a travs de su integracinen el seno de la compaa cientfica de los acadmicos de Pars Bourguer, LaCondamine y Godin, fueron bsicos en nuestro pas (38). Con la llegada deJorge Juan a la Academia de Guardias Marinas de Cdiz se instala un observatorio astronmico (39). Ms tarde, siendo director del mismo Vicente Tofio,miembro de la Bascongada, se realizan una serie de observaciones de importancia con la colaboracin de los acadmicos franceses Fluire y Verdien,Borda y Pingre, que recalaron en Cdiz en diversas ocasiones debido a variasexpedicions promocionadas por la Academia de Pars.Con el traslado de la Academia de Guardias Marinas a la Isla de Len,Tofio, junto en Jos Varela, que fue jefe de la Escuadra y miembro de laBascongada, emprendieron una serie de observaciones segn el programapropuesto por el astrnomo francs, y socio tambin de la Sociedad. Lalande,en su obra.AstronomieDel mismomodo e detecta la presencia de socios en el Observatorio comoSebastin Pez de la Cadena, Jos de Lanz, Miguel Gastn de Iriarte, CosmeChurruca, Jos de Vargas Ponce y Fliz Munibe. Las Ordenanzas para la Armada del ao 1748 establecieron un Cuerpo de Pilotos y una Escuela de Nuticaen cada Departamento Martimo. Tambin en estas instituciones los socios dela Bascongada estn representados por Juan Bautista Muoz, cosmgrafomayor de Indias, socio literato en Madrid entre 1782 y 1793, y Vicente Caamao, capitn de navo y director del Cuerpo de Pilotos en FelTol (40).Segn el Nuevo sistema de Gobierno Econmico para Amrica, expuestopor Jos Campillo con el fin de conocer los recursos del Imperio, se quiso dar

    (36;)RUME0DEARMAs.A.: Ciencia y tecnologa en la Espaa ilustrada. Taurus, Madrid,1980, pgs. 42 y ss.(37) Jbidem, pg. 44..(38) Vid. SELLs, M.: Astronoma y Navegacin, en Carlos lily la ciencia de la Ilustracin. Alianza, Madrid, 1988, pg. 81; Navegacin astronmica en la Espaa del siglo xviii.C. S. 1. C. , Madrid, , 1990.(39) Jorge Juan fue una de las figuras ms sobresalientes de la Marina ilustrada. Contribuy de manera notable a la formacin cientfica y tcnica de los oficiales de Marina. Perteneci avarias sociedades econmicas, aunque no a la Bascongada, y a varias extranjeras como la RoyalSociety de Londres, Academia Real de Berln y Academia de Ciencias de Pars.(40) LAFuENTE, A. y SELLs.M. : El observatorio de Cdiz 1753-1831). Ministerio deDefensa, Madrid 1988; PAREDEs, F.: Los observatorios astronmicos anejos a las compaas14 57

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    Don Miguel Gastn de Iriarte, teniente general de la Armada (1765-1839). leo sobre lienzo,72,5 x 95 cm. Autor annimo (Museo Naval, Madrid).

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    MARGARITA GIL MUOZun impulso a la Cartografa. La Marina fue la encargada de levantar cartas,dado que para esa tarea se requera una serie de trabajos y observacionesastronmicas muy precisas. En este gran proyecto van a colaborar, durante elreinado de Carlos III, los socios Vargas Ponce, Jos Solano y Jos Lanz, conla participacin de ingenieros militares y oficiales del Ejrcito (41).Dentro del proyecto cientfico y militar emprendido en la Espaa ilustradaen relacin on la defensa nacional, estn las industrias vinculadas con lafabricacin de material blico. Tanto el Ejrcito como la Marina contaban convarias fbricas, siendo las de Lirganes y La Cavada las ms importantes (42).Sin embargo, la deficiente calidad de los caones fabricados en estas empresas motiv que se recurriese a la Sociedad Bascongada para remediar las deficiencias de fabricacin. De este modo el ministro de Marina, Pedro de Castejn, aconsejado por el marino Jos de Mazarredo, acord con el conde dePeaflorida y el marqus de Narros el establecimiento en Vergara de dos Ctedras: una de Mineraloga y ciencias subterrneas, y otra de Qumica yMetalurgia con cargo a la Marina (43).Por los trabajos enviados a la Sociedad, se observa en los Extractos laimportancia que tuvieron los estudios relacionados con las minas y el hierro.Es el caso del alfrez de fragata Ignacio de Albiz, ya nombrado por su actividad como profesor. Present a la Segunda Comisin un Quadrante Nuticofabricado por l para los que siguen la carrera de Marina, y un modelo deferrera que aunque incompleto, se demuestran algunas variaciones en losbardaquines, chimbos, etc. (44).El ya citado Jernimo Tabern, ingeniero de la Armada, siendo jefe de laEmpresa del Naln, ligada a la Marina en los ltimos aos del siglo xviii,present en 1789 unas observaciones realizadas sobre el carbn vegetal, venade guardias marinas de la Armada espaola en el siglo xviii, en Temas Historia Militar. Tomo II.Zaragoza, 1982, pg. 340; Viox, Ana: Real Observatorio Astronmico y otros Centros Cientficos de la Armada, en Revista General de Marina, septiembre, 1982.(41) ARBoLEDA, J. L.: Astronoma y Gartografa de los siglos xv>,,y xix. Madrid, 1987.(42) Fueron muchos los esfuerzos de estas fbricas para obtener buena calidad del hierropara la fabricacin de caones. Los esfuerzos para eliminar defectos de colada y dar tenacidadfueron constantes. Se pretenda que no se rajaran o reventaran con el roce del proyectil y delempuje expansivo de la plvora. Vid. ALcAL-ZAMoRA, J.: Historia de una empresa siderrgica espaola: los Altos Hornos de Lirganes y la Cavada, 1822-1834. Centro de EstudiosMontaeses, Santander, 1974.(43) Archivo General de Sirnancas (A.G.S.) Marina, ieg. 685. Informe de Mazarredo aCastejn. Isla de Len, 26 de febrero, 1777. Sobre la implantacin de las ctedras existen doscartas. La de 26-3-1778, firmada en El Pardo por Gonzlez de Castejn, en la que se da cuentadel establecimiento de dichas ctedras. En la otra, sin fecha ni firma, se dice que D. AntonioValds, secretario del Despacho de Marina, con fecha de 25-6-1783 se paguen 39 reales a favordel recaudador de la Sociedad Bascongada (Archivo Seminario de Vergara:)en relacin con lostrabajos efectuados en Vergara. Vid. LAB0RDE, M.: La Real Sociedad Bascongada de Amigosdel Pas y la metalurgia a fines del siglo xviii. San Sebastin, 1950: SILvN,L: Los estudioscientficos en Vergara afines del siglo xviii. San Sebastin, 1953; ALMUriA,J.: Gontri buc ida dela Real Sociedad Bascongada al progreso de la siderurgia espaola a f ines del siglo xviii1771-1 793). Madrid,1951.(44) Extractos. Tomo IV, pg. 92; Tomo V, pg. 80.16 57

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    MARINOS ILUSTRADOS EN JA REAL SOCIEDAD BASCONGADA DEAM1GOS DEL PASde hierro y fbrica de anclas del Pas Vasco y una aportacin que sobre losestudios de Mineraloga se hacan en la Sociedad (45).En Espaa la Agricultura fue tambin tema de atencin. Algunas nuevasideas sobre la Agricultura, debido a la introduccin de las doctrinas fisiocrticas, tuvieron bastante repercusin en las Sociedades Econmicas en formade disputas, escritos, ensayos y experimentos (46). La Sociedad Bascongada, ya en la primera publicacin de 1770, trata de la divulgacin de lalabranza, plantacin de rboles, economa rstica y economa animal. Perodentro de estas inquietudes, uno de los temas que ms preocupaba en Espaa era el de la repoblacin del bosque. Este problema fue originado, por unaparte, por la supremaca del poder naval espaol y, por otro, por el alto asentamiento de ferreras en el Pas Vasco, ya que requeran grandes cantidadesde carbn vegetal y, por tanto, tuvo como resultado la destruccin de grandes extensiones de bosques. De ah que por parte de la Marina se publicasela Ordenanza de Montes de 1748, en la que se ordenaba la utilizacin de losmontes cercanos al mar o a los ros de cierta importancia por parte de laMarina, extensivo a pueblos donde hubiera montes aunque no estuvieran enla costa.Algunos oficiales de Marina envan a la Bascongada algunas memoriasen las que se refleja esta preocupacin. As, el alfrez de fragata Agustn deColosia trata en una memoria sobre un gusano que destruye la madera y dauna solucin para destruirlo. Se basa en tratados de botnicos francesestales como Pontas, Duhamel y Leroux (47). Tambin Jernimo Tabernenva en 1788 una memoria sobre el mtodo de formar viveros para elaumento de los montes de las tres provincias vascongadas que puedenservir para la Marina (48).Como consecuencia de la renovada poltica borbnica en Ultramar, sepropone la realizacin de un inventario de los recursos florsticos en el que sed prioridad a las plantas tiles para la industria, la medicina y el comercio. Esas como se lleva a cabo el proyecto de enviar expediciones botnicas aAmrica con el fin de explorar la flora americana. El catalizador de esteproyecto fue el Jardn Botnico, cuyo director, Casimiro Gmez Ortega, alumno que fue del Colegio de Ciruga de Cdiz y socio de la Bascongada, seencarg de instruir y coordinar a los marinos que intervinieron en ellas (49).Adems de las expediciones botnicas, se envan otras a Amrica con elobjeto de ampliar conocimientos cientficos y geogrficos. Entre estas expedi

    (45) Extractos. Tomo X, pgs. 4, 15, 30 y 140.(46) Vid. LLucH,E. y ERNEsT.L.: Agronoma y Fisiocracia en Espaa, 1750.1820. Valencia, 1985; ANEs,G.: Economa e Ilustracin en la Espaa del siglo xviii. Madrid, 1969.(47) Extractos. Tomo IV, pg. 25.(48) Extractos. Tomo IX. pgs. 4 y 21.(491)ARIAs DIcRIT0, J. L.: Las expediciones cientficas espaolas durante el siglo xviii.Edic. Cultura Hispnica, Madrid, 1968; EsTRELLA.E.: Expediciones Botnicas, en Carlos IIIy la ciencia de la Ilustracin, pg. 331; PuERTo,F. J.: Casimiro Gmez Ortega y la organizacin de las expediciones botnicas ultramarinas, en SNcHEz,B. y otros: La Real ExpedicinBotnica a Nueva Espaa, 1787-1803. Madrid, 1987.Ao 1997

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    MARGARITA GIL MUOZciones se encuentra la llevada a cabo en el virreinato del Per (1735-1744) po .los acadmicos franceses La Condarnine, Godin (ms tarde director de laAcademia de Guardias Marinas de Cdiz), Lusieu y Bourguer, junto con losmarinos espaoles Antonio de Ulloa y Jorge Juan (50).Las expediciones hidrogrficas lograron un gran desarrollo, no slo parael conocimiento de la geoestrategia sino tambin para lo comercial y cientfico (51). En ellas participaron activamente algunos socios de la Bascongada: el marqus de Valdelirios, primo del conde de Peaflorida, cartografilos ros Uruguay, Paran e Iguaz con el fin de fijar lmites (1753-1756);Pedro Obregn levant en 1783 un nuevo plano de la costa de los Mosquitostras recorrerla con varios navos a su mando (52). Tres aos despus, almando de la fragata Santa Mara,, hizo diversas observaciones en su parteoriental realizando varios planos (53). En 1792, el socio Cosme de Churruca,al mando de los bergantines Descubridor y Vigilante, reconoci y cartografilas Antillas de Barlovento y, junto con el teniente de fragata Ciriaco Ceballos.se uni a la expedicin de Jos de Crdoba que estaba empleada en la exploracin del estrecho de Magallanes, y adems realiz una serie de observaciones astronmicas y geodsicas entre octubre de 1788 y 1789 (54).Otros socios tambin participaron en trabajos cartogrficos, tales como JosGoicoechea, que reconoci en 1770la entrada del golfo Nuevo, el puerto Derecco, la baha de San Julin y las Malvinas;Jos Montero de Espinosa, comandantedel navo San Felipe, que en 1785 realiz una labor cartogrficaen Puerto Rico, yJos Solano, que participen la expedicin de Jos Iturriagaen el Orinoco (55).Los Extractos se hacen eco de algunas expediciones llevadas a cabo confines cientficos. En 1774 figura la comunicacin de un oficial de Marina,individuo de estas Comisiones, dando cuenta de las mediciones de longituddel mar llevadas a cabo a bordo de la fragata Santa Rosala, dirigidas por Juande Lngara (56). Asimismo, en los Extractos se recoge la expedicin deLngara que, junto con Jos de Mazarredo, se hizo para la medicin de lalongitud de las distancias lunares a bordo de la fragata Venus en los mares deFilipinas (1771-1773) (57).

    (50) ZIGA,N.: La expedicin cientfica de Francia del siglo xviii en la Presidencia deQuito. Quito, 1972.(511) BERNABU, S.: Las expediciones hidrogrficas, en Carlos liv la ciencia de la 1/nstracin, pag. 353.(52) Mapa que se conserva en el Museo Naval (sig. X11-13-6), acompaado de una notasobre la navegacin en la zona.(53) Museo Naval. sig. XXII-A-6 y XX-A-6.(54) Oyzus, J.: Expediciones espaolas al estrecho de Magallanes y Tierra de Fuego.Cultura Hispnica, Madrid. 1976.(55) MARTN,M. L.: Cartografa nutica espaola en los siglos XVIII y xix. en HistoriaCartogrfica espaola. Madrid, 1982.56) Extractos. Tomo V, pg. 119. En el Archivo Histrico Nacional (A.H.N.), leg. 16, seconservan los diarios de algunos marinos que intervinieron en esta expedicin que tuvo porobjeto instruir a guardiamarinas y pilotos en los nuevos mtodos de observacin astronmica.(57) Extractos. Tomo IV, pg. 78. BERNABu,S.: Ciencia ilustrada y nuevas rutas: Lasexpediciones de Juan de Lngara al Pacfico (1765-1773), ReI. de Indias, 1987.

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    MARINOS ILUSTRADOS EN L4 REAL SOCIEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PASCon el viaje del capitn de fragata Malaspina en 1788 terminan las expediciones patrocinadas por Carlos III. El proyecto presentado tena tanto un objetivo cientfico como poltico. En la preparacin se consult, por deseo deMalaspina, a la comunidad cientfica europea. En ella intervinieron las Academias de Ciencias de Londres, Pars y Turn. En los informes presentados sobreFsica, Nutica e Historia Natural intervienen algunos socios de gran relieveen la ciencia ilustrada europea, tales como F. Lalande, Antonio de Ulloa yCasimiro Gmez Ortega. Del mismo modo, se consider como la ms apropiada la metodologa seguida por Vicente Tofio en la realizacin de las cartasmartimas de las costas espaolas y africanas. Los instrumentos fueron encargados a Londres, Pars y al Observatorio de Cdiz (57 bis).En la renovacin de la Ciruga en Espaa tuvo mucho que ver el cirujano

    de la Armada y de la Corte Pedro Virgili, mdico de gran experiencia que sehaba formado en Francia, donde obtuvo gran preparacin cientfica. En 1748crea el Colegio de Ciruga de la Armada de Cdiz, donde desarrolla unaintensa actividad y se comienza una transformacin radical de la enseanzamdica (58).La Sociedad Bascongada acoge a algunos cirujanos formados en el centrode Cadiz. Ya hemos aludido a algunos que figuran en la Sociedad cornoprofesores, tales como Juan de Echeverri y Francisco Canivell, CarlosAmeller y Manuel Padilla. Este profesor figura como uno de los becariosenviados a las Universidades de Leyden, Bolonia, Pars y Holanda para estudiar los ltimos adelantos en Ciruga. Colabor con la Sociedad enviandouna memoria sobre un mtodo rpido y sencillo de amputar miembros,adems de una disertacin quirrgico-mdica sobre la operacin de broncotoma ya que se trata de un mtodo simple, rpido y fcil que se hace indispensable en muchos casos (59).Otros cirujanos de la Armada tambin son miembros de la Sociedad,como Atilano Calleja y Manuel Antonio Moreno. Este cirujano envi a lasJuntas de 1773 una comunicacin sobre la operacin efectuada a un soldadoen Orn de un acceso del que haban salido muchas piedras. Ms tarde pas aMxico como profesor de Anatoma y Ciruja del Real Anfiteatro de la capital, desde donde enva en 1777 una memoria sobre el abuso de amputacinde miembros. Fue asimismo cirujano real y general (60).Tambin desde Mxico el cirujano de la Armada Domingo Rusi enva en1775 un trabajo de Anatoma con dibujos y observaciones hechas sobre la

    (57 bis) GALERA, A.: La Ilustracin espaola y el conocimiento dei Nuevo Mundo. Lasciencias naturales en la expedicin de Malaspina 1789-1 794). C. S. 1. C.. Madrid, 1988;HIGuERAs, M. D.: Catlogo crtico de los documentos de la expedicin Ma/ospina (/789-/ 794)del MuseoNaval. Madrid. 1985; PALAU, M. y col.: Diario de viaje de Alejandro Malaspina.Madrid, 1984.(58) FERRER. D.: Biografa de Pedro Virgili. Fundador-restaurador de la Ciruga en Espaa. Universidad de Cdiz, Cdiz, 1983; Historia del Real Colegio de Ciruja de Cdiz. Universidad de Cdiz,Cdiz, 1983;CLARIJ0, S.: Historia del Cuerpo de Sanidadde la Armada. SanFernando,1925.(59) Extractos.TornoX, pgs. 5 y 25.(60) Ibidem.TornoIV. pg. 82; TomoVI, pg. 34.Ao 1997

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    MARGARITA GIL MUOZdiseccin que realiz con motivo de haber embalsamado el cadver delmarqus de Las Amarillas, por entonces virrey, gobernador y capitn generalde Nueva Espaa (61).De toda esta exposicin se dduce la interrelacin existente entre laSociedad Bascongada y la Marina. La actuacin de algunos marinos en elcultivo, estudio y difusin de las distintas ramas del saber da idea del altoprestigio que adquiri la Marina en las actividades cientficas en la poca dela Ilustracin.

    RELACIN DE MARINOS QUE FIGURAN COMO SOCIOS EN LASOCIEDAD BASCONGADA(La graduacinaplicadacorrespondea la ltimaconocida)LAVA (D. Ignacio de), alfrez de fragata de la Real Armada en Ferrol, B. 1770-1771; alfrez de navo, B. en su Departamento, 17i2; teniente de navo, B. enLima, 1773-1781; capitn de fragata, B. en Cdiz, 1782; capitn de navo, B. enCdiz, 1783-1786;capitn de navo y mayor general del Departamento de Cartagena, B. 1787-1791;brigadierde la Real Armada,B. 1792-1793.ALBIZ (D. Ignacio de), maestro de Matemticas del M. N. y M. L. Seoro de Vizca

    ya y del Consulado de Bilbao, socio agregado (E. 1768). P. y de la 4. Com. 1768-1771; L. y P. de la 2. Com. de y. en Bilbao, 1772-1791; alfrez de fragata ymaestro de Matemticas del Seoro de Vizcaya, Villa y Consulado de Bilbao,1792-1793.AMELLER (D. Carlos Francisco de), ayudante mayor de cirujano de la Real Armadaen Cdiz. P. 1791-1793.BARANDA, (D. Anastasio del),capitn de navo, B. en Ferrol, 1776-1784. + 17.BACARO (D. Antonio) jefe de escuadra de la Real Armada, B. en su Departamento,1785-1793.CAAMAO (D. Vicente de), capitn de navo de la Real Armada y Director delCuerpo de pilotos, B. en Ferrol, 1781-1793.CALLEJA (D. Atilano), cirujano de la Real Armada.CARASA Y DE FIGUEROA (D. Fermn). seminarista de Vergara (1782-1786).CANIVELL (D. Francisco), cirujano mayor de la Armada, P. en Cdiz, 1775-1793.CASARES (el marqus de), Jos de Peralta y de las Roelas. Teniente de navo de laReal Armada, B. en su Departamento. 1774; capitn de fragata de la Real Armada,B. en su Departamento, 1777-1780; capitn de navo, B. en su Departamento,1781-1793.CERUTI (D. Jacinto), director de la Academia de Guardias Marinas de Cartagena, L.1784-1793.

    COLOSIA (D. Agustn de), teniente de fragata de la Real Armada, M. 1769-1770; ensu Departamento, 1771-1772; teniente de navo de la Real Armada, M. en suDepartamento, 1774-1793.CORRAL (D. Carlos Mara de), teniente de fragata de la Real Armada, N. en Cdiz1765 (E. 17681);capitn del Regimiento de Infantera de Miln, 1770; capitn del(61) ibidein, Tonio y, pg. 82.

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    MARiNOS ILUSTRADOS EN L4 REAL SOCiEDAD BASCONGADA DE AMIGOS DEL PASRegimiento de Infantera de Crdoba, N. y F. y de la 3. Com. de A. en su Reginhiento; 177 , de la 2.u Com. de A. en su Regimiento, 1771-1772; Vet. en suRegimiento, 1773-1777; teniente coronel del Regimiento de Infantera de Crdoba, N. Vet. en su Regimiento, 1778-1781; coronel, Vet. capitn del Regimientode Infantera de Crdoba, en su Regimiento, 1782.CHURRUCA (D. Cosme de), teniente de fragata y ayudante de la Compaa deGuaridas Marinas de Ferrol, B. 1785-1787; teniente de fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1788-1791; capitn de fragata de la Real Armada, B.en su Departamento, 1792-1793.DELGADO (D. Francisco), capitn de navo de la Real Armada, B. en su Departamento, 1785-1791; brigadier de la Real Armada, B. en Cartagena, 1792-1793.DIAZ DE SAN VICENTE (D. Joseph), capitn de navo, en su Departamento, 1772;brigadier de Marina, B. en Ferrol, 1773; jefe de escuadra de la Real Armada,1777-1778; teniente general de la Real Armada y comandante general de Ferrol,B. 1779-1782, + 1783.ECFIEVERRI (D. Juan), cirujano de la Armada, 177 1-1778.EPALZA (Juan Nicols), B. Bilbao, 1777-1782; alfrez de navo, B. en su Departamento, 1783-1793; T. de fragata, B. en su Departamento, 1791-1793.EPALZA (D. Santos Antonio de), guardiamarina, B. en su Departamento, 1784-1790; alfrez de navo, B. en su Departamento, 1791-1793.FERNANDEZ DE NAVARRETE. Alumno del Seminario de Vergara.GARCIA GOMEZ (D. Joseph), ayudante de mayor general de la Real Armada, B. enla Isla de Len, 1783; teniente de navo de la Real Armada, B. en la Isla de Len,1783-1786; capitn de fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1787-1793.GASTN DE IRIARTE (El Excmo. Sr. D. Miguel), jefe de Escuadra de la RealArmada, B. en su Departamento, 1775-1778; teniente general de la Real Armada,B. en su Departamento, 1775-1778; teniente general de la Real Armada, E. en suDepartamento, 1779-1783; teniente general de la Real Armada, E. en su Departamento, 1784; en Isla de Len, E. 1785-1791; capitn general de Marina, B. en elDepartamento de Cartagena, 1792-1793.GAUTIER (D. Francisco de), coronel y director general de Construccin y Carenasde la Real Armada, M. P. en Cartagena, 1770-1771; brigadier y director generalde Construccin de la Real Armada, M. en Cartagena, dic. 1771; brigadier ydirector del Cuerpo de Ingenieros de Marina, M. P. en Ferrol, 1772-1784; enPars, M. 1785-1787; brigadier y director de Ingenieros de Marina en Pars, M.1788-1792.GMEZ ORTEGA (D. Casimiro) (ver Catlogo General), botnico y farmacutico.Estudi en el R. Colegio de Cirujanos de la Armada.GONZALEZ (D. Joseph), alfrez del Regimiento de Navarra, B. en su Regimiento,1777; en Cartagena, B. 1778; en su Departamento, B. 1779-1791; teniente de navoy alfrez de la Compaa de Guardias Marinas, B. en Cartagena, 1792-1793.GONZALEZ GUIRAL (D. Manuel), capitn de navo de la Real Armada, B. en suDepartamento, 1775-1780.

    GOYCOECHEA (D. Joseph Lorenzo de), capitn B. en San Sebastin, 1776-1782;de la Orden de San Luis y capitn de navo de la Real Armada, B. en su Departamento, 1783-1793.GUIRIOR (el Excmo. Sr. D. Manuel de), virrey y capitn general del nuevo reinode Granada. En Santa Fe, 1774; comisionado de la Sociedad, 1774; virry ycapitn general del Per, M. en Lima, 1777-1780; teniente general de los RealesAo 1997

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    MARGARITA GIL MUOZEjrcitos de S. M., M. en Lima, 1781; teniente general de la Real Armada, M. ensu Departamento, 1782-1785; teniente general de la Real Armada, M. enMadrid, 1786-1787; marqus de Guirior, teniente general de la Real Armada, M.en Madrid, + 1788.GUTIERREZ DE RUBALCABA (D. Joaqun), comisario ordenador de Marina yjuez de arribadas, B. en San Sebastin, 1775-1777; comisario ordenador deMarina, B. en San Sebastin, 1778-1784; intendente de Marina, B. en Cdiz,1785-1793.IBARGEN (D. Joaqun de), capitn de fragata de la Real Armada, B. en Santander,1778-1784; capitn de fragata, B. en Ferrol, 1785-1786; capitn de navo, ingeniero jefe del Departamento de Marina de Cartagena, B. 1787-1793.IDIAQUEZ (D. Agustn de), jefe de Escuadra de la Real Armada, B. en Cdiz, 1773-1778, + 1779.

    LANZ (Jos Mara), alumno de Vergara, alfrez de fragata.LETONA (D. Juan Joseph de) capitn de fragata de la Real Armada, B. en Ferrol,1789-1791; capitn de navo de la Real Armada, B. en Ferrol, 1792-1793.LEZO (D. Toms de), gobernador de Santa Cruz de la Sierra en la Nueva Espaa, B.y M. y comisionado de la Sociedad, 1776-1778; gobernador de Santa Cruz de laSierra en la Nueva Espaa, B. y M. 1779-1787, + 1788. Marino-II-518.MARRON (D. Juan), teniente de navo, B. en Tricio, 1776-1791.MAZARREDO Y GORTAZAR (D. Joseph Domingo de), alfrez de navo de la RealArmada. N. 1767; teniente de fragata de la Real Armada, N. y de la 3. Com. deV., en Cartagena, 1771; N. Vet. en China, 1772; Vet. en Cdiz, 1773; capitn denavo de la Real Armada y de la Compaa de Reales Guardias Marinas, N. Vet.en Cartagena, 1777-1780; brigadier de la Real Armada, N. Vet. en su Departamento, 1781-1782; L. jefe de Escuadra de la Real Armada, en su Departamento,1783-1784; en Madrid, 1788-1791; teniente general de la Real Armada y capitncomandante de las tres Compaas de Reales Guardias Marinas, N. Vet. y L., enMadrid, 1792-1793.MENDIVIL (D. Miguel de), capitn de navo, B. en Bilbao, 1778.MOLLINEDO Y BLAZQUEZ (D. Joseph Domingo de), caballero guardiamarina, B.en su Departamento, 1773-1785; teniente de navo de la Real Armada, B. en suDepartamento, 1786-179 1; capitn de fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1786-1791; capitn de fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1792-1793.MOLLINEDO Y DE LA QUADRA (D. Manuel de), comisario ordenador de Marina, B. y M. y de la 3. Com. de V. en Bilbao, 1774-1790, + 1791.MONTERO DE ESPINOSA (D. Jos), capitn de navo, subinspector de los Batallones de Marina del Departamento de Ferrol, 13. 1784-1785; capitn de navo, B.Ferrol.MONTOUTO (D. Joseph), socio agregado, 1768; piloto de la Real Armada; P. y dela 2. Com. de G. en San Sebastin, 177 1-1784; teniente de navo de la RealArmada, B. en su Departamento, 1786-1793.MORENO (D. Manuel), cirujano de la Real Armada, catedrtico del Hospital enMxico.MUNIBE (D. Flix Mara de), guardiamarina, B. en su Departamento, 1783-1784;alfrez de fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1785-1791, + 1792.Alumno en Vergara.MUNIBE (D. Javier de), Vergara, 1783-1786; guardiamarina en su Departamento,1787; Seminarista en Vergara. -

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    MARINOS ILUSTRADOSEN LA REALSOCIEDADBASCONGADADE AMIGOS DEL PASMUNIBE (D. Luis Mara de), guardiamarina, B. en su Departamento, 1783; alfrezde fragata de la Real Armada, B. en su Departamento, 1784-1787, + 1788.MUNOZ (D. Francisco Xabier de), teniente de navo de la Real Armada, B. en su

    Departamento, 1772-1778.MUNOZ Y GOOSENS (D. Francisco Xabier de), capitn de navo de la Real Armada, B. en su Departamento, 1782-1785; brigadier de la Real Armada, B. en suDepartamento, 1785-1791; jefe de Escuadra de la Real Armada, B. en su Departamento, 1792-1793.MUNOZ DE SAN CLEMENTE (D. Francisco), teniente de navo y alfrez de laCompaa de Guardias Marinas de Cdiz, B. en su Departamento, 1779-1785;teniente de navo, B. en Cdiz, 1786; capitn de fragata, B: en Cdiz, 1787: capitn de navo de la Real Arniada, B. en su Departamento, 1788-1793.NUNEZ DE GAONA (D. Manuel), Caballero de la Orden de San Juan y alfrez defragata de la Real Armada, M. 1768-1770; alfrez de navo de la Real Armada,M. en Cartagena, 1771-1772; teniente de navo de la Real Arniada, 1773-1778;capitn de fragata de la Real Armada, M. en su Departamento, 1779-1783; capitn de navo de la Real Armada, M. en su Departamento, 1784-1786; mayorgeneral de la Real Armada, M. en su Departamento, 1787-1793.OBREGON (D. Pedro), capitn de navo de la Real Armada, B. en su Departamento.1788-1791; brigadier de la Real Armada, B. en su Departamento, 1792-1793.OLAZABAL (D. Juan Antonio Silvestre de), teniente de navo y comisionado parala inspeccin de ncoras. B. en Irn, 1775-1778; 1779-1782, + 1783.PADILLA (D. Manuel de), primer cirujano de la Real Artnada, P. en Cdiz, 1787-1793.PAEZ DE LA CADENA (D. Miguel), superintendente de la Real Armada de Mxico, director general de las alcabalas de Nueva Espaa. B. en Cdiz, 1779-1781;superintendente de la Real Aduana de Mxico, B. en Cdiz, 1782-1793.RAMIREZ DE ARELLANO (D. Luis), capitn de navo, B. Dept.1785-1793.PORCEL Y CANAVERAL (D. Joaqun), caballero guardiamarina, B. en Cdiz,1773-1777; alfrez de fragata de la Real Armada, B. en Cdiz, 1778; alfrez denavo de la Real Armada, B. en Cdiz, 1779-1780; teniente de fragata, B. enFerrol, 1781-1785; teniente de navo, B. en su Departamento, 1788-1793.RUSI (Domingo de), cirujano de la Real Armada.SALABERRIA (D. Joseph de), teniente de navo de la Real Armada, B. en Sevilla,1773-1780: brigadier de la Real Armada, B. en su Departamento, 1781-1782, B.enCdiz,+ 1785.SALABERRIA (D. Juan), brigadier de la Real Armada, B. en su Departamento,1783-1791, +1792.SOCORRO (el Excmo. Sr. marqus de), B. en Ferrol, 1787-1791; teniente general dela Real Armada, del Consejo de Guerra en Madrid, B. 1792-1793. Jos FranciscoSolano y Bote-II-550.TABERN (D. Gernimo), teniente de navo de la Real Armada, P. en San Sebastin,1788-1793.TOFIO DE SAN MIGUEL (D. Vicente), capitn de fragata de la Real Armada ydirector de la Academia de Guardias Marinas, L. en su Departamento, 1775-1777; capitn de fragata de la Real Armada, L. en Cdiz, 1778-1781; capitn denavo, L. en Cdiz, 1782; capitn de navo, B. en su Departamento, 1783-1784;brigadier de Marina, B. en su Departamento, 1785-1791; jefe de Escuadra de laReal Armada, B. en Cdiz, 1792-1793.ULLOA (el Excmo. Sr. D. Antonio de), teniente general de la Real Armada, B. y L.en Cdiz, 1781; B. y L. 1782-1793.

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    MARGARITA GIL MUOZURA (D. Miguel), teniente de fragata, B. en su Departamento, 1776-1791, + 1792.Torno V. (1776).VALDES Y BAZAN (el Excmo. Sr. Bailo D. Fray Antonio), del Consejo de Estadode S. M. y secretario del Departamento de Marina, H. en Madrid. 1783-1786; delConsejo de Estado de 5. M. y de los de Hacienda y Guerra de Indias, secretariodel Departamento de la Marina. H. en Madrid, 1787; del Consejo de Estado de S.M., secretario de Estado del Departamento de Marina y de los de Guerra y Hacienda de Indias, H. en Madrid, 1788-1791; capitn general de la Real Armada y delConsejo de Estado, secretario de Estado del Despacho de Marina, H. en Madrid,1792-1793.VARGAS Y PONCE (D. Joseph de), alfrez de fragata, L. en su Departamento, 1783-1786; teniente de fragata, L. en Madrid, 1787-1791; teniente de navo. L. enMadrid, 1792-1793.VARELA (D. Jos), jefe de Escuadra, B. en su Departameiito, 1792-1793.VARELA (D. Pedro), capitn de fragata, B. en su Departamento, 1777-1778; capitnde navo, B. en su Departamento, 1779-1791. Po. jefe de Escuadra, 1792-1793.ZAPIOLA (D. Manuel Joaqun de), alfrez de navo de la Real Armada, B. en suDepartamento, 1784-1793.ZUBILLAGA (D. Antonio de), contador de navo de la Real Armada, B. en Cdiz,1777-1787, + 1788.ZULOAGA (D. Santiago de), teniente de navo de la Real Armada y maestro demaniobra de la Academia de Caballeros Guardias Marinas, M. 1767; capitn defragata de la Real Armada y maestro de maniobra de la Academia de Caballeros

    Guardias Marinas, M. en Cdiz, 1771-1773.ZUMELZU (D. Francisco de), S. en Bilbao. 1781; N. en Bilbao, 1782; teniente defragata de la Real Armada, N. en Bilbao, 1783-1787, + 1788.

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    CONSOLIDACIN DELPENSAMIENTO ESTRATGICOY NAVAL EN EL SIGLO XIX

    F. Femando DE BORDEJ Y MORENCOSContralmirante

    El siglo de las transformaciones tcticas y materialesSi las guerras napolenicas condujeron a las monarquas europeas a exaltarlos sentimientos patriticos e impulsar la participacin de sus pueblos en lalucha, pronto esos pueblos reivindicaran libertades polticas y autonoma sialguno de ellos dependa de un estado que no consideraba como suyo, originando en Europa e Iberoamrica la aparicin de movimientos emancipadoresy de afirmacin nacional. Ello se agudizara tras las revoluciones de 1830 y1848, sin que en ningn momento esas perturbaciones respondieran a principios ideolgicos, puesto que los conflictos continuarn siendo guerras entre

    estados, dirigidas a alcanzar objetivos e intereses meramente nacionales.Por otro lado, si es verdad que entre 1814 y 1840 el Congreso de Viena, apesar de sus imperfecciones, asegur durante treinta aos el equilibrio europeoperiodo de paz slo alterado por conflictos menores para la poca, como lasindependencias americanas, la intervencin en Grecia, la insurreccin polaca,la guerra entre Mxico y los Estados Unidos, los comienzos del duelo entreAustria y Piamonte, etc., ese periodo supuso un estancamiento en la evolucin de las armas, algo normal en periodos de sosiego, en los que principalmente descuellan preocupaciones defensivas.La revolucin industrial que nace en el siglo XIX y que acelerar la explosin demogrfica la poblacin mundial se doblar en menos de un siglo,la existencia de un servicio militar permanente que elevar el nmero decombatientes con mayores exigencias en armas y material y unas enormesdemandas sociales, generar una prosperidad general que se reflejar en elcampo de las comunicaciones, puesto que en menos de cincuenta aos elferrocarril, operativo en 1842 y muy desarrollado en 1870, cubrir en estafecha prcticamente la red actual, mientras que los enlaces telegrficos acortarn las distancias, adelantos que incidirn sobre la maniobra, movilidad ycoordinacin de las fuerzas en campaa, hasta el punto de que si en 1812Napolen difcilmente poda manejar masas de 400.000 hombres, en el ltimotercio del siglo los efectivos de un teatro superarn el milln de soldados.Este progreso tecnolgico es el que permitir a la raza blanca no sloconocer el juego de las fuerzas naturales sino servirse de ellas, conducindolaa domesticar el vapor y la electricidad y a levantar una gran industria gracias aAo 1997

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    F. F. DE BORDEJ YMORENCOSlas apariciones de los hornos Thomas-Martin y convertidor Bessemer, a lautilizacin del torno y martillo piln y a poner a punto la turbina, la hlice, lavulcanizacin del caucho, el motor elctrico y bateras, el motor de cuatrotiempos y la dinamo, el telfono y telegrafa sin hilos, el hormign, avin ysubmarino, los abonos qumicos y un largo etctera, medios fabricados enserie y con directa aplicacin al esfuerzo blico.Asimismo ese progreso incidir sobre el arte de la guerra y armas, modificando las condiciones y configuracin de los conflictos y afectando profundamente a las mentes, pues si en el siglo XVIII sus generaciones escasamente seinteresaron por la revolucin que supona el submarino y barco de vapor deFulton, dados a conocer en 1801 y 1803, respectivamente, y se prest mediocre atencin a los globos de los hermanos Montgolfier o cohetes a la Congrve, mantenindose sin mejoras el fusil modelo 1777 durante setenta aos, en1840 la cpsula fulminante destronar al slex y a la mitad del siglo xix sesaltar del fusil que disparaba tres proyectiles por minuto a la ametralladora oal can de tiro rpido, que no sufra recalentamientos y desgaste prematuro;al mismo tiempo, se acrecentarn los alcances y el poder destructor de losexplosivos, sustituyendo los campos atrincherados a la fortificacin permanente ideada por Vauban.Igualmente, a partir de 1840 se intensificar la expansin europea en Ultramar, que paulatinamente se incrementar a lo largo del siglo, hacindose yafamiliares los nombres de Argelia y Tnez, Marruecos y Senegal, Guinea yFernando Poo, Madagascar, Sudn, la India y Cachemira, el Congo, Indochina, etctera, empresas que exigirn escasas fuerzas gracias a disponer loscolonizadores de una enonne superioridad orgnica y material, as como deuna creciente movilidad estratgica por las derrotas de la mar, factores quepermitirn al hombre blanco la conquista metdica del mundo en busca dematerias primas, mercados para sus productos, prestigio y poder en el mbitointernacional.Las revoluciones populares de 1830 y 1848, que extendern sus efectos atodos los rincones del Viejo Continente, crearn un clima propicio para eldesencadenamiento de conflictos de todo tipo, como los que conducirn a lareunificacin de Italia y Alemania, a las guerras con Turqua por el afn rusode buscar una salida a los mares abiertos, o a los movimientos de independencia de Blgica y pueblos balcnicos. Esta fiebre blica desbordar Europa yprovocar, asimismo, crisis en Amrica, enfrentando a Mxico con los Estados Unidos, al Sur y Norte en el mismo pas, a las luchas por la afirmacinnacional en las orillas del Plata, al choque del imperialismo britnico con losboers en Sudfrica, al avasallamiento del Imperio chino o al enfrentamientodel nuevo nacionalismo japons con Rusia ante las aspiraciones de aqul en elPacfico.Esos conflictos, que se cerrarn en el siglo con la guerra de Espaa con losEstados Unidos, se servirn del servicio militar obligatorio, sistema nacido enlas guerras de la Revolucin y del Imperio, generador de grandes ejrcitos yque si conoci un cierto eclipse entre 1814 y 1840, el ejemplo prusiano de26 57

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    CONSOLIDACIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO Y NAVAL EN EL SIGLO XIXobligar a servir a la patria, aun en tiempo de paz, se generalizar ofreciendomltiples disponibilidades a las luchas.A su vez, las formas de la estrategia operativa, inspiradas en el modelonapolenico ms o menos bien comprendido e imitado, desaparecern en elmismo momento en que la escuela prusiana realice una feliz adaptacin de losefectivos y medios a la amenaza. Por su parte, la tctica se transformarprogresivamente ante la aparicin del fusil rayado, armas automticas, plvoras progresivas, etctera, extendindose los teatros de operaciones hasta podercubrir una divisin varios kilmetros, desapareciendo las tradicionales formaciones de combate de infantera en dos filas relevadas por grupos de tiradoresque no maniobrarn en columnas de batalln sino de compaa. Adems, lacaballera cesar paulatinamente de intervenir, tras las tristes experiencias queofreci la guerra de Crimea, para consagrarse, en las fases preliminares y finales de los encuentros, a misiones de reconocimiento, exploracin, explotaciny persecucin, mientras la artillera, emplazada cada vez ms a retaguardia,podr ofrecer una gran precisin, tiros de ocultacin e indirectos.En lo que concierne a la guerra naval, sta sufrir una mutacin coniparable a la del siglo xvi, cuando los navos sustituyeron a las tradicionales galeras.Realmente, durante cuarenta aos las flotas darn una sensacin de inmovilismo al mantenerse idnticos tipos y clases de buques, disposicin de la artillera, etctera, que en el siglo precedente; inmovilismo que ser ilusorio puestoque los buques sufrirn constantemente mejoras en sus formas, cascos, aparejos y habitabilidad, pasndose de las estachas a cables y cadenas y cediendo elpaso las piezas de 18, 24 y 36 al calibre 30, con mejoras en la precisin yseguridad en los tiros, artillera que en el ltimo cuarto de siglo comenzar aconcentrarse en torres barbetas protegidas a bordo de acorazados de 10 a15.000 toneladas, dejando.obsoletos los navos de dos y tres puentes de 3:000a 5.000 toneladas, anticipando el valor del proyectil explosivo el ataque aliadoaNavarinoen 1827.No obstante, es verdad que se dud en aceptar el blindaje de los barcos queproponan Paixhans en Francia, Drake en Gran Bretaa y Stevens en los Estados Unidos, abortndose as proyectos de fragatas de vapor de los programasde 1845 y 1847. Ello obedecano a mantenerse los marinos fieles a una tradicin, sino a que les inquietaba la obligada reduccin de caones como consecuencia del peso que supona la adopcin de una cintura protegida y porque,en polgono, las placas metlicas no resistan los impactos, dado el precariotecnicismo metalrgico de esa poca.Eran las mismas reticencias que existan con respecto al vapor, inclusocuando en 1838 dos navos de ruedas, Sirius y Great Western, cruzaron elAtlntico sin recurrir a la vela, y cuando en 1843 se lanz al agua el GreatBritain, primer buque de 3.500 toneladas que asoci casco metlico ypropulsin de vapor.Las reservas provenan del peso de la mquina, su escaso rendimiento, elriesgo del incendio del combustible que adems restaba espacio en paoles, y de la fragilidad de las ruedas, vulnerables y onerosas, con limitacioAo 1997

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    F. F. DE BORDEJ YMORENCOSnes ante malos tiempos y en combate, por ocultar el campo de tiro y disminuir el nmero de caones (caso de la fragata inglesa Terrible, que slo pudoembarcar 19 piezas de las 50 quehubiera montado con propulsin vlica).Eran parecidos reproches a los que tuvo que sufrir la hlice, al aducirseque reduca la velocidad navegando con aparejo, que deformaba el casco, queera difcil hacer bien estanco su rbol de transmisin y que, de generalizarse,se impondran los buques de casco metlico, obligando a carenar en cortosespacios de tiempo; excesivo conservadurismo, que acabara por ceder bienavanzada la segunda mitad del siglo, especialmente al comprobar que en lamarina mercante aquella asociacin terminaba con la era de los grandes veleros, aunque en 1890 ambos sistemas de propulsin coexistiran.

    El aviso espaol Fernando el Catlico, con su espoln caracterstico de la poca, en 1875.Fotografa del Museo Naval, Madrid.Tales consideraciones son las que condujeron en 1848 a Dupuy de Lme aidear un buque de vapor con aparejo como propulsin auxiliar, el Napolen,lanzado con xito al agua en 1853 como barco experimental, dado que le eraimposible realizar su sueo, el botar una fragata acorazada, en unos aos enlos que los barcos de propulsin mixta se impusieron pero con misionesrestringidas: las del transporte de tropas y remolcadores.Pero la guerra de Crimea en 1853, con la destruccin de la flota turca porla rusa en Sinope en el mismo ao, iba a disipar todas las dudas. Por lo pronto,en Sinope los proyectiles explosivos rusos hicieron saltar por los aires a los

    buques de madera turcos, accin que atrajo la atencin sobre la necesidad deir a los cascos metlicos protegidos. En cuanto a Crimea, aunque no se dieronbatallas navales sino una sucesin de operaciones menores en el Bltico y MarNegro, stas confirmaron no slo la ventaja de la estrategia perifrica basadaen una gran movilidad martima, muy superior a la terrestre que practicara

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    CONSOLIDACIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO Y NAVAL EN EL SIGLO XJXRusia, sino la imposibilidad de discutir las ventajas del vapor sobre la vela,pues las flotillas de vapor aseguraron un apoyo logstico al teatro desde laspropias bases francesas e inglesas, adems de participar con xito en todas lasoperaciones combinadas. Otra enseanza la dio el devastador efecto del fuegode los fuertes rusos de Sebastopol contra los grandes navos aliados.Esos resultados condujeron a la rpida construccin de tres baterasflotantes, fuertemente artilladas, blindadas y de vapor, que pudieron intervenir en la lucha y que no slo resistieron el fuego ruso sino que acallaron lasbateras costeras, mientras que Dupuy de Lme iba a realizar su sueo dediez aos: poner la quilla en 1858 de un buque de un solo puente, 78 m deeslora, 5.600 toneladas, mquina de 900 CV y 13 nudos, dotado de una cintura de hierro forjado de 12 mm: la fragata Gloire, en la que para compensar elaumento de peso se suprima la batera superior, limitando los caones de160 mm a 36 y rebajando la obra muerta para reducir su vulnerabilidad.Como era de esperar, la respuesta britnica fue las botaduras del Warrior yBlack Prince, terminados un ao despus y de superiores dimensiones ydesplazamiento, 117 m y 9.000 toneladas.La guerra de Secesin norteamericana, en la que aparecieron las clebresunidades Merrimac y Monitor enfrentadas en la batalla de Hampton Road,confirm el inters del blindaje y termin con el escepticismo con respecto alas innovaciones, dando paso a los buques del futuro. Estas innovacionesiban a alcanzar al personal, al exigir las nuevas unidades una cierta especializacin tanto en los equipos propulsores como en el campo de la artillera, altiempo que las marinas de segundo orden iban a depender por muchos aosde los proyectos y astilleros de las grandes potencias martimas.El hecho de disponer de barcos automotores sugiri la idea de acoplar en laobra viva un medio o dispositivo que se estimaba podra ser decisivo, jugandoidntico papel que en las marinas de las guerras pnicas: el espoln, idea quese materializ y generaliz en todas las flotas, siendo el acorazado Solferino,en 1861, el primer buque en montarlo. Su bondad operativa pronto se advirtiante sus espectaculares xitos por todo el mundo, comenzando por el hundimiento del buque insignia del almirante italiano Persano, el Re di Italia, por eldel almirante austriaco Tegetoff en la batalla naval de Lissa, en 1866, y seguidopor otros triunfos menos espectaculares, como los hundimientos de los acorazados ingleses Victoria y Vangoard, el ruso Oleg, el francs Reine Bianclie, lafragata alemana Knig Wilheim, el aviso espaol Fernando el Catlico o lafragata Cuinberland por el Merrimac en la guerra de Secesin americana,aunque en muchos casos se acus el riesgo de haber sido el abordador abordado. El espoln, por otra parte, declinara paulatinamente a partir de 1880 antelos grandes alcances artilleros, que hacan ya difcil el abordaje.En la dcada de los aos setenta el avance tecnolgico proseguir imparable, surgiendo las calderas cilndricas, el condensador y equipos cada vezms robustos, potentes y de gran rendimiento, lo que no obligaba al abandono de la vela para economizar combustible en cruceros normales y mejorar laestabilidad al balance. La evolucin alcanzaba asimismo a la artillera, con laAo 1997

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    F. F. DE BORDEJ Y MORENCOSaparicin de caones rayados, carga de culata, calibres de 160, 190 y prontode 270 mm, proyectiles con espoletas retardadas y ojiva endurecida paraprovocar la explosin tras perforar el blindaje que, a su vez, aumentar deespesor hasta llegar a los 300 mm, con la proteccin de un reducto central enel que. se encontrarn las mquinas, paoles de municiones y combustible,limitndose en el resto del casco a una ms dbil salvaguarda en la flotacinasociada con una compartimentacin estanca.Las servidumbres que impona la construccin metlica, que provocabaun constante incremento del desplazamiento, y la preocupacin por aumentarla potencia de fuego sin exagerar la altura de la obra muerta, condujeron aagrupar los caones en casamatas blindadas, mientras un terico ingls, elalmirante Fisher, advertira que en el futuro se combatira a gran distancia,navegando en zigzag para desarreglar el tiro, establecindose una carreraininterrumpida entre el can y la proteccin. Esta tendencia se confirmaren la batalla de Thoushima en 1905, cuando el almirante japons Togo abrafuego contra la flota rusa a 7.000 ni, y que conducira en 1906 a la aparicindel Dreadnought de 20 nudos, 20.000 toneladas y caones de 305 mm con lacoraza de este espesor.

    El H. M. S. Dreadnoughr.

    I TuIi

    Un acontecimiento fundamental fue la puesta a punto del torpedo automvil, arma prometedora imaginada por el austriaco Luppis en 1865 y convertidaen operativa por Whitehead en 1877, dotada de una cabeza explosiva de 170kilos, siete nudos de velocidad y 1.000 m. de alcance, para llegar a los 5.000

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    CONSOLIDACIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO Y NAVAL EN EL SiGLO XIXen 1900, medio cuya aparicin produjo una verdadera expectacin y abri lapolmica, conduciendo a la aparicin de la llamada Jeune Ecole en Francia,cuya doctrina comentaremos ms adelante, una vez construido el primertorpedero en el Reino Unido en 1877.Aunque en 1896 dispondra de turbina asociada a mquina de doble otriple expansin, que evitaba vibraciones y proporcionaba economa de espacio y buen rendimiento, pasado el periodo o fase de admiracin, que podemos situar entre 1885 y 1895, el torpedero entr en franco declive al haberencontrado Inglaterra su antdoto: las redes de proteccin, los proyectores, loscaones de tiro rpido y, especialmente, el destructor o contratorpederos, quesurge con el Havock en 1895, buque que aparece, adems, como posibletorpedero de alta mar.

    En la crisis de Fachoda de 1898, que estuvo a punto de abrir un conflictoarmado entre Francia e Inglaterra, esta nacin fue consciente de que los torpederos franceses de 100 tn no constituan ninguna seria amenaza para losacorazados y destructores de escolta de 300 a 500 toneladas, dotados de caones de tiro rpido de 37 y 47 mm, volvindose al equilibrio al terminar elsiglo.Por el contrario, el acorazado continuara progresando, montando en losalbores del siglo xx cuatro caones principales de 280 a 305 mm en dos torresdobles, artillera de 138 y 152 mm para arrasar las partes no protegidas ysuperestructuras y de 37 y 47 mm contra los torpederos. Por su parte, laproteccin sigUi identica trasformacin, pasndose de las planchas de hierroforjado a las de aceros especiales, permitiendo reducir los espesores que, porejemplo, pasaron de 400 a 225 mm en el Brandeburgo o de 508 a 152 en elacorazado Trafalgar.Pero, inexplicablemente, al finalizar el siglo las Marinas francesa, italianay espaola mantuvieron el error britnico de los aos sesenta: disponer deflotas heterogneas, cuando no muestrarios, mientras el Reino Unido lanzabaal agua series homogneas.Una segunda sorpresa tcnica la ofreci la aparicin operativa del submarinoo sumergible, cuyos primeros prototipos fueron los de Fulton y Monturiol, depropulsin mecnica, y los de Isaac Peral, Hollans y Narval, de propulsin elctrica, con bateras en tiempo de inmersin, que comenzaron a entrar en servicioexperimental entre 1895 y comienzos del siglo xx. Concebidas esencialmentepara alcanzar el dominio negativo de la mar, estas unidades, sin embargo, nointervendrn en acciones navales hasta casi la primera guerra mundial.Finalmente recordaremos que, en 1895, Clement Adier imagin la posibleconstruccin de portaeronaves sin encontrar eco y que las guerras chino-japonesa, hispano-norteamericana y ruso-japonesa clarificaron las concepcionestcticas, mantenindose la superioridad de la lnea de fila sobre otras formaciones, pues permita una mejor concentracin del fuego al poder barrer laT,disponiendo de una mejor velocidad que el adversario, adems deconvertir a la artillera en el arma reina de las flotas, capaz de decidir la victoria en la mar.Ao 1997

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    F F DE BORDEJ YMORENCOSEsa revolucin tcnica resalt la direrencia entre los barcos de guerra ymercantes, adems de acentuar la influencia de la fuerza naval en las opera

    ciones continentales, reducindose la inferioridad de la artillera embarcadacon respecto a la terrestre y demostrndose su importancia en las operacionescombinadas, pues, liberados del viento y corrientes, se podan ya concentraren el momento preciso en un lugar escogido de la costa.En lo sucesivo, la guerra naval perder en parte la incertidumbre queimplicaba la navegacin a vela, aumentando el valor de la tecnologa porqueel xito se ver muy influido por factores materiales, al mismo tiempo que lasgrandes batallas decisivas sern menos frecuentes, pudiendo decirse que entodos los casos la Marina haba precedido en el siglo XIX al Ejrcito en sustransformaciones.Evolucin de las doctrinas navales

    Gran Bretaa. No cabe duda que a lo largo del siglo xix el Reino Unido seafirm como primera potencia martima y naval, por lo que era lgico que,unido a un espectacular avance tecnolgico, surgiera un rico movimiento intelectual sobre problemas relacionados con la mar en sus dos vertientes, latctica y la estratgica.Aunque una plyade de tratadistas inundaron el mundo de libros y trabajos, paradjicamente no tuvieron una gran incidencia ni aportaron importantesideas sobre cuanto ya se conoca a finales del siglo anterior, quiz porquedurante dcadas proseguira dominando el recuerdo y las tcticas de Nelson,hasta el punto de que el mismo Almirantazgo pareca anclado en el tiempo siobservamos sus directrices e instrucciones de combate que, finalmente, severn convulsionadas por la aparicin a finales del siglo de uno de los grandesestrategas de todos los tiempos, Philip Colomb.Por ello hemos estimado que no sera acertado detenernos en el anlisis delpensamiento de los tratadistas ms o menos conocidos, sino concentrarnos enaqul, limitndonos por ello a enumerar aqullos que ms sonaron.Cronolgicamente aparece en primer lugar John Ross con su libro A treatise on navigator b steam, publicado en 1823 y que se reduce a un simpletratado de navegacin sin abordar otros temas importantes.Le sigue Charles Ekins, quien en 1824 dio a luz en Londres Naval battlesfroin 1744 to peace in 1814, obra en la que se ci a comentar ciertas ideas deClerk of Endin, el gran pensador naval ingls del siglo XVIII y autor de Aaessav on naval tactics, ya analizado en un trabajo anterior en esta mismaREvIsTA, libro ste que se reeditara en 1804 y 1827. Ekins en su texto trata depreguntarse sobre el sentido de la tctica y del valor del combate, llegando adudar de que a travs de una operacin naval pueda destruirse la fuerza organizada del adversario, o si lo nico que debe buscarse es obtener una ventajamomentnea que no ser decisiva en el desenlace de la guerra.En 1830, un ao antes de que se establezca el United Service Institute,precursor de la futura Escuela de Guerra de Greenwich, T. H. White lanz el32 57

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    CONSOLIDACIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO Y NAVAL EN EL SIGLO XIXlibro Naval research, ttulo ambicioso para tan pobre contenido, al limitarse aenumerar ciertas tcticas en boga pero sin aportar ninguna novedad.En 1850 se edit Naval tactic and sailing trials, de George Biddlecomb, enla que su autor parece no comprender todava el impacto que iba a tener en elfuturo el vapor aplicado a la propulsin naval, divagando sobre las tcticasms idneas en la poca.Una publicacin aparecida en 1857 y de la que se poda esperar ms, fue latitulada Naval warfare under steam, debida a sir Howard Douglas, el granrenovador de la artillera naval, tema sobre el que aos antes, en 1855, habaescrito un excelente trabajo denominado A treatise on naval gunnery.Diez aos ms tarde, en 1867, John Colomb, quien iba a dejar la RoyalMarine para dedicarse a la poltica, dio a luz un folleto de escasa difusin queresponda al nombre The protection of our coinrnerce and distribution of ournaval forces, en el que sealaba la urgencia de emitir una teora que condenase las directrices sobre el despliegue de la flota para proteger el trfico, porestimar que el comercio martimo era vital para InglatelTa,as como el mantener abiertas las comunicaciones en la mar, despliegue que, como posteriormente se reconocera, representaba el antecedente de una doctrina que seraemitida bastantes aos despus relativa al dominio del mar.En 1883 el capitn de de navo Montagu Barrows present un reducidoestudio estratgico dentro de una biografa sobre el almirante Hawke, algoinusual dado que ese tema haba sido totalmente ignorado en sus sucesivostrabajos sobre historia general, poltica y religiosa, siendo en esa dcada cuando brotarn numerosos artculos sobre aspectos tcticos y estratgicos enNaval Annual, revista fundada por lord Bressey, aos, por otra parte, en que semanifestaran las denominadas escuelas herticas, por no dar ningn valor alconcepto del dominio del mar y s a la defensa del litoral y guerra al trfico,tendencia que se mantendra ms de dos dcadas, puesto que en 1906, FredJane, fundador del conocidsimo Anuario Naval, que todava se edita, combatira aquellas ideas en Heresies of Sea Power.Pero quien iba a brillar sobre cuantos hemos mencionado iba a ser PhilipColomb, hermano menor de John, pudindose considerar como fundador deuna escuela de pensamiento naval tpicamente inglesa, siendo el primero entratar seriamente problemas tericos que se presentaban a la Marina Real y aotras marinas frente a nuevas innovaciones tcnicas, como el torpedo, la coraza, la nueva artillera o las mejoras en los equipos propulsores.En su primera obra, esencialmente narrativa, expona sus experienciascomo marino en el ocano Indico en 1873, para editar al ao siguiente suManual of naval evolutions, que se convertira en un documento oficial delAlmirantazgo, al que seguiran una larga serie de nuevos trabajos, entre losque citaremos por su originalidad The duel. A naval war game, relativo a lasimulacin o juegos de la guerra que seran imprescindibles en la formacinde los oficiales de Marina a lo largo de todo el siglo xx. En 1878 otro librotitulado Great Britain r Maritime Power obtuvo el premio del Royal UnitedInstitute, alcanzando en 1892 el grado de vicealmirante y ocupando la ctedraAo 1997

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    THE

    NAVAL ANNUAL,1886.

    BYLO1:D BRASSEY, K.C.T3.

    Pray God ve may have peace with honour.Lonn NJLsoN TO EARL ST. VINCENT.

    1886.PORTSMOUTH:

    J. GTTIFFIN ANI) 00., 2, TITE 1-IARI).TO BEn MAJESTY AND H.R.H. TuN DUNE OF EDINBUCOJI.)

    L .IND AGENTS: SIMPKIN, MARSIIALL AND CO.

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    CONSOLJDA CIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO Y NAVAL EN EL SiGLO XIXque dejaba vacante el clebre historiador martimo Laugthon en el RoyalNaval College de Greenwich, luego Naval War College, quien despus decatorce aos de enseanza marchaba a ocupar otra ctedra en el King College.Pero lo significativo es sealar que un ao antes, coincidiendo con la publicacin por Alfred T. Mahan de su trascendental obra de teora estratgica Theinfluence of Sea Power Upan Historv, Colomb daba a luz su Naval Waifare,en la que convena con el marino norteamericano en la importancia de lasenseanzas del pasado en la esfera estratgica, criticando duramente latendencia de la poca, en la que los oficiales se concentraban exclusivamentesobre el material. Asimismo recalcaba que todava nadie haba desentraadolas leyes que regan la guerra, cuando stas eran permanentes e inmutables sinque pudieran modificarlas los cambios tecnolgicos, coincidiendo tambin conMahan en que el fin nico de toda fuerza naval era alcanzar el dominio delmar, pues de l se derivara el dominio de las comunicaciones. Lleg a taldeduccin al estudiar las guerras con Holanda en el siglo XVII y advertir queslo la batalla decisiva otorgaba al vencedor aquel dominio, denegndoselo aladversario, influyendo sus reflexiones en la formulacin de la ley naval Defence Aci de 1889, y en el programa naval de Spencer de 1893. En su opinin,cualquier otra finalidad supona aceptar una situacin de debilidad e inferioridad que incapacitaba para lograr la victoria decisiva, pues si se olvidaba lafuerza organizada enemiga y su destruccin, cualquier misin slo podraalcanzar objetivos secundarios, algo que no se corresponda con la tradicin dela Marina Real, pareciendo alegrarse en la tercera edicin de dicha obra, aparecida en 1899, de que la guerra hispano-norteamericana hubiera confirmado sutesis. Pese a todo, gran parte del texto de Naval Warfare lo consagr a lasoperaciones combinadas sobre el litoral, llegando en las conclusiones de sulibro a parecidas premisas y recomendaciones que Mahan, aunque de formams restringida al omitir el estudio de muchos factores que influyen en laestrategia, como la geografa, la poltica, la moral, etctera, aspectos que stuvo en cuenta el norteamericano. Por otra parte se mostr muy crtico con lasideas de la Jeune Ecole francesa que, como veremos, afirmaba que la tcnicamoderna variaba totalmente todas las concepciones tradicionales. ParaColomb no hay ninguna razn para creer que los principios de la guerra en lamar hayan cambiado, ignorando tanto el entusiasmo de dicha escuela por laguerra de corso y por las unidades de dbil tonelaje como las ideas de Mahande prestar atencin a la proteccin cercana a los buques mercantes y al sistema de convoyes, ideas que mantuvo la Marina Real hasta 1917, ao en que laprdida de buques debida a la accin submarina alemana les llevara a rectificar y acudir al sistema de convoyes y defensa prxima. No obstante tuvonumerosos detractores entre quienes daban prioridad a la fortificacin del litoral y al papel del Ejrcito ante una invasin de Inglaterra, replicando a suscrticos en Essays on naval defence, obra que se edit en 1893. Adems debemos sealar que jams trat de dogmatizar, admitiendo la revisin de susteoras ante nuevos acontecimientos o avances tcnicos, como lo demuestraque en 1897 reconociera la importancia del torpedo y su impacto tctico.Ao 1997

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    E. F. DEBORDEJ YMORENCOSPrcticamente se cerrara el siglo con la obra Ironciads in action, del almirante Wilson, publicada en 1896, consagrada a temas tcnicos y tcticos pero

    sin entrar en consideraciones estratgicas, mientras que al ao siguienteCalwell lanz con verdadero xito su trabajo The effect of niaritime comandon iand canpaigne since Waterioo, que complementara en 1905 con Operations and maritirne preponderance their reiations and interdependence, obrasambiciosas que en su momento se estim tendran una repercusin a nivelmundial, si bien era difcil eclipsar las ideas de Mahan y de Colomb, por loque quedaron en unas ms del montn, aunque se le deba recordar con interspor considerrsele como uno de los fundadores de la geoestrategia moderna.Pero antes de finalizar esta sntesis sobre los tratadistas britnicos debemosmencionar que el pensamiento de Colomb no morira con l, al dejar excelentes seguidores de sus ideas, entre los que sobresaldran Cyprian Brigge, autorde The art of naval warfare, y Reginal Custance con su libro Naval Policy,ambos publicados en 1907, adems de haber animado a otros como Corbett yRichmond, importantsimos tericos de los que analizaremos sus pensamientos en un prximo trabajo.Asimismo recordaremos que en 1904 las tesis de Mahan y Colomb, queafirmaban que la potencia martima representaba la base esencial del podermundial, fueron puestas en entredicho por el geopoltico britnico sir HalfordMackinder, quien preconizaba que el futuro pertenecera a la potencia queejerciera su poder sobre las masas continentales, algo paradjico al provenirde un sbdito del Imperio britnico, esencialmente martimo.Francia. A lo largo del siglo xix el pensamiento estratgico acusar ladecadencia que en todos los niveles haba sufrido la Marina durante dos peno-dos histricos, el de la Revolucin y el del Imperio, enfrentndose con dosserios problemas difciles de solventar por el dilema que se presentaba: definiruna estrategia continental o poner a punto una estrategia capaz de hacer frentea la superioridad britnica en la mar.Por si fuese poco, exista adems la herencia del siglo XVIII, en el que lostratadistas franceses, obsesionados con el bloqueo casi permanente de su litoral por la Marina Real britnica, iban a dar una importancia excesiva a ladefensa de la costa, ideas que se mantendrn durante el siglo XIX, tal comopuede apreciarse en la obra de Grivel La guerre maritime, para llegar a seruna obsesin con la Jeune Ecole.Esa es la razn de que se llegue a finales del mencionado siglo sin encontrar verdaderos trabajos sobre estrategia naval y, por consiguiente, que laMarina gala no aplicase con eficacia los principios de la guerra en la m