Revista Enigmas Misteriosos e Inexplicables Número 2 / Octubre de 2014

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Revista Enigmas Misteriosos e Inexplicables Número 2 / octubre de 2014. Artículos: La búsqueda nazi del Grial en España / Los enigmas de los olmecas / Cristóbal Colón y el misterio / Primeras páginas de "La gran pirámide invertida de Toledo", la nueva novela de Marcus Polvoranca ©Enigmas Misteriosos e Inexplicables Ed.

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  • enigmas misteriosos e inexplicables

    Precio: 90 cntimos www.enigmasmisteriososeinexplicables.com

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    LA BSQUEDA NAZI DEL SANTO GRIALLa visita de Himmler a Montserrat

    CRISTBAL COLN Y EL MISTERIOLOS ENIGMAS DE LOS OLMECASEXCLUSIVALA GRAN PIRMIDE INVERTIDA DE TOLEDOLa nueva novela de Marcus Polvoranca

  • LALA GRANGRANPIRMIDEPIRMIDEINVERTIDA INVERTIDA

    DEDE TOLEDOTOLEDOLa nueva novelaLa nueva novela

    dede Marcus Marcus PolvorancaPolvoranca

    Misterio, emocin e intriga Misterio, emocin e intriga en un Toledo mgico, en un Toledo mgico,

    enigmtico y apasionante, enigmtico y apasionante, de la mano del inigualablede la mano del inigualable

    padre Venturapadre Ventura

    PRXIMAMENTE EN FORMATO DIGITAL YPAPEL

  • Director:MARCUS POLVORANCA

    Diseo y maquetacin:NGEL FERNNDEZ ARANDA

    Edita:ENIGMAS MISTERIOSOS E INEXPLICABLES

    [email protected]

    Enigmas Misteriosos e Inexplicables, 2014

    EDITORIALHay enigmas eternos, inmutables,que llevan con nosotros desde elprincipio de los tiempos resistin-dose a a abandonarnos. Son partede nuestra cultura, y casi tambin denuestra naturaleza, como impresosen nuestro ADN y forjados al mismotiempo que hemos ido creciendo atravs de la evolucin. Esos enig-mas, que lejos de derrumbarse conla razn y el avance de la ciencia si-guen creciendo y adaptndose anuestra cambiante mentalidad sonsiempre los ms inspiradores, y escurioso observar cmo han seducidoa locos y cuerdos de todos los tiem-pos, y cmo, tambin, son capacesde seguir a nuestro lado, invisibles ysilenciosos, sin que nos demoscuenta. Quin no ha sentido algunavez que su vida es una bsqueda?Quin no ha intuido o anhelado laaparicin de algn talismn sagrado,que le d poder y le permita recorrercon mayor fortuna esta carretera tor-tuosa y llena de curvas que es lavida?Para algunos, ser el dinero.Para otros (ms afortunados)la sa-bidura y el desentraamiento de lossecretos del mundo. Para ellos esesta modesta revista. Tambin lanueva novela del escritor M. Polvo-ranca, cuyas primeras pginas trae-mos en este nmero en exclusiva.

  • Sumario4 LA BSQUEDA NAZI DEL GRIAL EN ESPAA

    10 LOS ENIGMAS DE LOS OLMECAS

    16 CRISTBAL COLN Y EL MISTERIO

    22 LA GRAN PIRMIDE INVERTIDA DE TOLEDO

  • UNA NOVELA QUE NO PODRS QUITARTE DE LA CABEZA...

    A la venta en Amazon.es, Sellfy.com y la webA la venta en Amazon.es, Sellfy.com y la webwww.enigmasmisteriososeinexplicables.comwww.enigmasmisteriososeinexplicables.com

    MARCUS POLVORANCAMARCUS POLVORANCAJulia b. y la leyenda de la isla perdida Julia b. y la leyenda de la isla perdida

    en mitad de la nocheen mitad de la noche

    (primera parte)(primera parte)

    DISPONIBLE EN PAPEL Y FORMATO

    DIGITAL

  • De todos es sabido el inters de los nazis por elesoterismo. Es algo as como su ADN, el posocultural de su ideologa, el punto de arranquede las barbaridades que luego cometeran. Sus l-deres, antes que otra cosa y en mayor o menormedida fueron fanticos de las ciencias ocultas,frikis de la magia y las pseudociencias que se po-pularizaron en Occidente desde finales del sigloXIX, y que con su llegada al poder se institucio-nalizaron y pasaron a formar parte del rgimende terror que acab con el exterminio de millo-nes de personas. Esto es algo conocido, decimos, pero lo que notodo el mundo sabe es hasta qu punto llegaroncon esa aficin. Cmo empearon gran partede su tiempo en desenterrar reliquias que creandotadas de poderes sobrenaturales, y cmo esabsqueda, esa especie de juego de rol les llevhasta la Espaa de Franco, cuando todava stacrea en el Reich y en su victoria sobre los alia-dos

    LA VISITA DE HIMMLER A ESPAA

    Himmler era algo as como el mago de la jerarqua na-

    ...una luz sagrada ilumin el Grial...RICHARD WAGNER, Parsifal

    LA BSQUEDA NAZI DEL GRIAL EN ESPAA

    Pgina anterior: Heinrich Himmler vi-sit Espaa en octubre de 1940, apro-vechando la reunin entre Hitler yFranco en Hendaya, que tena que en-cargarse de preparar. 5

  • nazi. El ms dbil, el ms fantico, y elms entusiasmado por el ocultismo.En sus delirios crea ser la reencarna-cin del rey Federico II de Prusia, y seocup de que las SS, la guardia de litedel nazismo, estuviera adornada porlos mismos elementos que las rdenesmilitares medievales. En octubre de 1940, su viaje a Espaapara preparar el posterior encuentroque mantendran el Fhrer y Francole sirve tambin para rastrear el pasy los mayores centros de atencin eso-tricos de ste. As, acompaado de fa-langistas deseosos de agradar susdeseos de encontrar rastros de la razaaria que justifiquen sus creencias, visitaEl Escorial, en Madrid, el Museo delPrado, el Arqueolgico, la ciudad deToledo, y la que quiz se convierta ensu ms clebre visita: la que realiza alMonasterio de Montserrat, en Barce-lona, donde los estudiosos de la Ahne-nerbe el instituto de estudios arios

    creado por Himmler sitan la reli-quia ms preciada: el santo Grial.

    HIMMLER EN MONTSERRAT

    La leyenda del Grial hunde sus racesen lo ms profundo de la cultura eu-ropea, y se materializa en la obra delpoeta Chretien de Troyes y sus conti-nuadores Robert de Boron y WolframVon Eschenbach, hasta llegar a Ri-chard Wagner y su Parsifal. Mezcla o quiz reconcilia los ciclos artricosceltas y puramente europeos con lascorrientes semitas y el cristianismo, yllena cualquier espritu impresionablede la pica de cualquier bsqueda ele-vada. Los investigadores contratadospor los nazis centraban sus miradas enla zona situada entre Catalua y el surde Francia, amplia regin Mediterr-nea donde haban prosperado en laEdad Media los ctaros, quiz ltimosconservadores del Grial. Sin detener-nos en ellos se ha escrito mucho enlos ltimos tiempos, y probablementelo ms fructfero ha sido El amor enOccidente, de Denis de Rougemont, diremos que su abada, y la mgicacumbre que la protege, pareca el lugarms propicio para albergar la reliquiade las reliquias, la fuente misma de lavida eterna. As lo consignaba el Viro-lai, canto mstico del cataln CintoVerdaguer, al referirse a cierta msticafuente del agua de la vidaHimmler lleg al monasterio el 23 deoctubre de 1940. Sus intenciones no

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    Miembros de la Ahnenerbe recorrieron elmundo en busca de las huellas de la raza aria,as como de las reliquias sagradas de la tradi-cin esotrica...

  • eran ningn secreto, y dicen los testi-gos que pregunt abiertamente por lareliquia. Tambin por Parsifal, ha-blando de l como un personaje hist-rico y real que hubiera andado por alltal y como Wagner relata en su clebrepera. Hay quien asegura, en un tonoexagerado y siguiendo esta mismalnea, que el Reichfhrer baj de lamontaa detenindose en todos ladostratando de hallar el Grial desespera-damente. No lo creemos. No, pero sque lo hizo enojado por la negativa delos frailes a que pudiera visitar los sub-terrneos del recinto, tal y como que-ra. De verdad esperaba hallar all lareliquia, o quiz slo se dej llevar porel entusiasmo que le haban comuni-cado sus expertos, que llevaban aostrabajando esa lnea de investigacin?Que sepamos, Himmler no pudo darcon la sagrada copa. Al da siguiente

    regresaba a Alemania con las manosvacas, y no slo por no haber halladoel GrialEL MISTERIOSO ROBO DE LA CARTERA DEHIMMLER

    La Historia no ha logrado explicar estehecho totalmente fuera de lugar. Paradespejar dudas, diremos que Himmlerera en aquel ao, 1940, uno de loshombres ms poderosos del mo-mento. Su cartera, una cartera de pielllena de documentos que haba dejadoen el hotel Ritz, lugar en el que se alo-jaba en la ciudad condal, desaparece-ra mientras se encontraba asistiendoa una corrida de torosLas preguntas surgen, de repente, yninguna de ellas tiene an hoy res-puesta. La primera, quin lo hizo?, seha atajado tradicionalmente de dosmaneras un tanto apresuradas. Hay

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    El mgico enclave de Montserrat cautivenseguida la imaginacin de los fanticosnazis...

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  • quien considera que el robo fue per-petrado por simples ladrones, lo cualparece totalmente inverosmil. Hay,tambin, quien atribuye la fechora alservicio secreto britnico, y esto, aun-que de ms enjundia, no evita que sesiga especulando. Tambin se atribuyeel robo a un complot anarquista, pero,qu mejor elemento para un thrillerhistrico y de suspense, teniendo encuenta la relevancia esotrica de aque-lla visita? Quin sabe si aquello cam-bi el rumbo de la historia. Quinsabe si no fue un elemento ms de esaguerra mgica que libraron aliados ynazis mientras seguan producindoselos combates

    LA VISITA DE HIMMLER A TOLEDO

    Si bien la visita a Montserrat es algomuy bien documentado y que cuentacon el testimonio de personas que es-tuvieron all, y que intercambiaron pa-labras con el Reichfhrer, no lo esmenos que la visita a Toledo quetambin se produjo, aunque se men-cione menos est llena de un oscu-rantismo propio de la ciudad Imperial,la ms mgica de todas.Toledo tambin aparece en el Parsifalde Wagner. El alemn no es el nicoque ha cado en el embeleso de estaciudad milenaria, y as aparece en mu-chas otras obras, siempre vinculada alo oculto y lo esotrico. Himmler,como buen aficionado al gnero, noquiso perder la oportunidad de reco-

    rrer sus calles y pasear por entre susmonumentos, si bien no ha trascen-dido nada de lo que realmente hizo.l, por supuesto, deba conocer la vin-culacin de Toledo con el Grial, y surelacin con otra reliquia sagrada uni-versal, la Mesa de Salomn, de la queya hemos hablado anteriormente. Escurioso que no trascendiera nada desu periplo por la ciudad. Quiz fueah, en Toledo, donde logr por fincumplir la misin secreta que para mu-chos vino a hacer a todos estos lugaresmgicos? Bajara al subterrneo,donde dicen que an se guardan losverdaderos secretos que hacen tangrande a esta ciudad? Quiz la respuesta est todava ah.Quiz y eso, egostamente, nos con-gratula, por amantes de este tipo dehistorias sea ste uno de los mayoresflecos que an quedan por cortar enesta apasionante leyenda

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    Toledo, la mgica y esotrica Toledo,era una visita obligada para el magonegro del ocultismo nazi...

  • La cultura olmeca es considerada por muchosinvestigadores como el origen de las grandes ci-vilizaciones de Mesoamrica. Hay indicios de laexistencia de este pueblo de en torno al ao1.200 a. C. casi nada, siempre en torno al surdel actual Mjico, entre la pennsula del Yucatny el ocano Pacfico.Su origen, misterioso como pocos, es, desde elhallazgo de los primeros restos arqueolgicos,uno de los mayores enigmas del pasado ameri-cano, ya de por s complicado y difcil de expli-car.Pero son las gigantescas cabezas con rasgos feli-nos a decir de algunos y negroides a decirde la mayora las que ms controversia hanprovocado, por las teoras que pueden despren-derse actuando como nios, esto es, dejndonosllevar por el sentido comn ms que por lo co-mnmente aceptado.

    GIGANTESCAS CABEZAS DE PIEDRA

    Como en la isla de Pascua, nos encontramos enla cultura olmeca un gusto por la talla de grandesdesde su emplazamiento original.

    Ya no es necesario decir que los olmecas son enigmticos o misteriosos. Sin embargo,queda por resolver un misterio fundamental: Quines fueron los olmecas, y de dndeprovenan?MATTHEW STIRLING, Early History of the Olmec Problem

    LOS ENIGMAS DE LOS OLMECAS

    Pgina anterior:Cabeza colosal de la cultura olmeca,cuyos rasgos africanos traen de cabezadesde hace dcadas a los expertos. 11

  • Como ocurre con los mois, se sabeque los constructores no disponan deherramientas de hierro u otros meta-les, y tuvieron que realizar las tallas se supone, con instrumentos depiedra. Es difcil imaginar una facturatan correcta como la que presentan loscolosos olmecas, empleando nica-mente herramientas tan sencillas. Eltrabajo, dicen los expertos, debera sercostoso y complicado. Las estatuasestn muy bien hechas; son todas dife-rentes, con rasgos diferenciados ymuy, muy expresivos. Componen,junto a otras de menor tamao una co-leccin que delata a un pueblo muysensible y, desde luego, con mucha ha-bilidad y mucho tiempo libre. Luego est el problema del transporteal que aludamos antes. Las estatuasfueron encontradas en un terreno pan-tanoso en el que es difcil hallar rocas

    tan enormes. Segn los investigadores,los olmecas trajeron hasta all las rocasprocedentes de otros lugares. Cmo lohicieron, sigue siendo un misterio. Nose han encontrado en la zona vestigiosarqueolgicos que den alguna explica-cin razonable. Ninguna herramienta,ningn vestigio del sistema de trans-porte empleado. Hay quien habla derales hechos con troncos; de trans-porte por agua, a travs de balsas.La respuesta sigue en el aire, igual queen la isla de Pascua.Poco ms que lo que sugieren los ros-tros que representan las estatuas. Esoy algunas curiosidades ms, como elhallazgo de varias estatuillas de ma-dera, hueso y jade, junto a cuerpos debebs no natos o recin nacidos, quesegn algunos supondran la primeraevidencia de sacrificios humanos en elcontinente americano. La evidencia,

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    Emplazamiento de la cultura olmeca, enpleno centro de Amrica Central.

  • tambin, de que aqul pueblo miste-rioso es el que da origen a otras gran-des civilizaciones del continente?La arqueologa tiene an mucho tra-bajo por delante

    FRICA Y LOS OLMECAS

    En 1976, un profesor de historia nor-teamericano, de origen guayans, elprofesor Ivan Van Sertima, saltaba a lapopularidad gracias a su libro TheyCome Before Columbus (Vinieronantes que Coln), en el que defendala presencia africana en el Nuevo Con-tinente, mucho antes de la conquista

    espaola. Se apoyaba no slo en losrasgos apreciables en las figuras olme-cas, sino tambin en coincidencias quepueden comprobarse entre culturas deambos lados del Atlntico, semejanzasen, por ejemplo, distintos lenguajes, odocumentos histricos, como puedenser los relativos a una flota de un reyafricano (de Mali, concretamente; elrey Abubakari II), que en el s. XIVenvi una flota a cruzar el ocano, yconsigui mantener algunas coloniasen la zona del Caribe, de cuyo rastrodan testimonio algunos restos arqueo-lgicos y presencia clara en el lenguajede los pueblos que Coln encontr en

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    Hay constanciadocumental de importantesviajes por mar organizados porlos reyes de Malien la Edad Media.

  • la zona.No fue, desde luego todava hoy nolo es una teora demasiado admitidapor los acadmicos. Las pruebas en contra tambin sonmuchas, principalmente la que alega lainexistencia en el ADN de los pueblosnativos americanos de conexiones conADN africano. Es un inconvenienteimportante, por supuesto, pero no sirecordamos que, al menos en lo querespecta a los Olmecas, no hay ningnresto humano que pueda analizarse y,por tanto

    Y SI NO ERAN AFRICANOS

    Como ocurre con los mayas, o los az-tecas, las incgnitas histricas ponen aprueba no slo la imaginacin de his-toriadores rigurosos, como Van Ser-tima, sino tambin otros quepretenden ir ms all, y desafiar a larazn de una manera reconozc-moslo al menos grata y divertida.Hablamos, claro est, de las teoras entorno a extraterrestres que visitaron latierra en el pasado.Es lo he dicho muchas veces, la po-esa ms grande de nuestro tiempo,una broma tan encantadora que me-rece la pena conocerla un poco ms.Todo arranca con Von Daniken. Esl, junto a otros de su poca, los queempiezan a hablar de estas paleovisi-tas extraterrestres como las llaman al-gunos. Dioses / aliengenas, que

    habran trado la civilizacin al mundo.Annunakis, reptilianos ya saben.Con los olmecas, la cosa parece fcil.Una cultura misteriosa, de un artecrptico, sugerente, y posibles contac-tos con los EgipciosPara Sitchin, o Childress defensoresms populares de estas ideas, la cosaen torno a los Olmecas est bastanteclara. Culturas teocntricas, siempre con lacabeza mirando al Universo comolos egipcios, o los sumerios, con losque comparten ese halo de culturamadre, se pasaron la vida esperandoel regreso de esos dioses. Y ms datos:pirmides imposibles, monumentosde piedra gigantescos, cabezas alarga-das, quiz al uso de aquellos seres deotros mundos que les haban dado lavidaUn batiburrillo de datos que ensea al-gunas cosas. Entre ellas, que hay algoen el pasado que une a pueblos muyalejados entre s, y en teora sin cone-xiones probadas acadmicamente; yque hay tanto por saber, tanto por des-cubrir en nuestro pasado, que se lehace a uno la boca agua al pensar la delibros que habr que escribir an y lade buenas horas que pasaremos leyn-dolos

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    Pgina anterior:figurilla olmeca realizada en jade,representando al dios Jaguar, uno de los ms re-levantes en esta cultura.

    Vista de Toledo desde el Paseode la Rosa, a pocos metros delpuente de Alcntara.

  • A veces, con mucho menos que esto es suficientecomo para poner patas arriba toda la Historia.Pocas veces habrn contado los uflogos, los afi-cionados al misterio, con una prueba tan revela-dora, tan desinteresada, como la que brinda elAlmirante en su diario. Una simple percepcin,en mitad de una jornada aparentemente anodina,que deja a las claras que algo extrao ocurri.Algo que mereca, al menos, una nota.Y no era 1492 un ao en el que la cultura popu-lar, o Roswell, hubieran contaminado la mentede nadie. Una luz, en mitad de la noche, que caedel cielo como un ramo de fuego, sumergin-dose en el mar.Cabe preguntarse qu pudo ser aquello, e imagi-namos que los escpticos tendrn mil y una ex-plicaciones, todas razonables, perfectas yaburridas.La vida de Coln no lo fue. Aburrida, decimos.Al menos, los que nos ha quedado. Que es muypoco, de veras.

    A VUELTAS CON SU ORIGEN

    Italianos, portugueses, catalanes, gallegos, mallor-

    Sbado, 15 de septiembre de 1492

    Naveg aquel da con su noche 27 leguas su camino al Oueste y algunas ms. Y en estanoche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en el mar,lejos de ellos cuatro o cinco leguas

    CRISTBAL COLN, Diario de a bordo

    CRISTBAL COLN Y EL MISTERIO

    Pgina anterior:Retrato de Cristbal Coln, posiblementeuno de los ms enigmticos personajes detodos los tiempos... 17

  • quines, y hasta toledanos, han queridoque Coln hubiera nacido en sus tie-rras, se hubiera criado entre sus ante-pasados. Todos tienen pruebas, ytodos parecen contradecirse en cuantoparece que su teora es irrefutable.Todos, sin excepcin, pecan de nacio-nalismo, ese absurdo sentimiento quese alimenta de las cosas que hacenotros, fundamentalmente si son bue-nas.Y es el extrao origen del Almirantelo que primero intriga al ponerse unoa rascar en el descubrimiento.Por qu no habla en ninguno de susescritos muchos, tras su gesta dellugar en el que naci? Por qu llenaestos textos de enigmas, de frases equ-vocas que ms parecen tener la inten-cin de confundir, que de aclararnada?

    TEMPLARIO?

    Pocos como l han logrado ser msconocidos manteniendo en secretotantas cosas.Abundan quienes le tachan de templa-rio. S, perteneciente a esa orden mo-nstica que tanto ha dado que hablaren los ltimos aos, y que desaparecitotalmente al menos de manera ofi-cial, en 1312. El lector ha ledo bien.En 1312, una bula papal acaba conestos caballeros mitad monjes, mitadguerreros, que durante varios siglos ha-ban sido los amos de Europa. Y entonces se preguntar el lector, qu es eso de que Coln pudo haberpertenecido a la Orden?

    Para los que an no estn lo suficien-temente sorprendidos, decir que hayquien mantiene que la Orden no des-apareci jams. Que los que no fueronajusticiados, o pasados a cuchillos porlas autoridades, bien pudieron haberhuido fuera de Europa hacia algnlugar lejano, donde seguir desarro-llando sus actividades.No nos detendremos mucho en esteasunto sobre el cual hay abundantebibliografa, precisamente en algunosde los libros que se enumeran al finaldel captulo, pero s algunos datos im-prescindibles para conocer esta rami-ficacin de las leyendas de Coln.Para empezar, determinados autoresapuntan al puerto de La Rochelle, enla costa atlntica francesa, de donde,se presupone por determinados docu-mentos, parti, justo antes del procesocontra los templarios, una enormeflota de barcos de la Orden con unrumbo algo enigmtico.Entrando en la pura especulacin de-bemos confesar, sin demasiadaspruebas, se habla de Amrica. All, enel continente desconocido para elhombre medieval, los templarios ha-bran mantenido una serie de coloniasde las que habran obtenido, sin ir mslejos, la plata que hara posible el re-nacimiento del gtico medieval; aque-lla profusin sin par de construccionesque an se alzan al cielo, como agujasnegras punteando los cielos, y que sonlas catedrales. Coln habra sido, segn estas teoras,uno de los descendientes de aquellosmonjes emigrados. Habra regresadoa Europa su acento era extrao, de-

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  • A la derecha: Coln llegando a Amrica,segn Discoro Puebla (1831-1901).enta la llegada de Coln a Amrica.

  • can algunos de sus contemporneoscon la misin de vender el descubrimiento de Amrica a alguno de losreyes del viejo continente, no se sabemuy bien por qu. De ah, entre mu-chas otras cosas, su conocimiento deque al otro lado del Atlntico habaalgo importante. O su secretismo. O y esto es clave, la multitud de leyen-das nativas americanas acerca dehombres barbudos, llegados del Este,que se repite tambin entre los poline-sios

    LOS BARBUDOS DE AMRICA

    Tipos barbudos, s, y rubios. Con t-nicas blancas, que huyen en cuantoson descubiertos por los primerosconquistadores. Porque no slo exis-tan en la mitologa, sino que sobreellos parece haber habido algunos tes-timonios. Y restos arqueolgicos. No

    olvidemos que a lo largo y ancho deAmrica existen multitud de hallazgosde objetos medievales que no han sidosuficientemente explicados. Templa-rios? Vikingos? Podra tener algoque ver todo eso con esas extraasluces que acompaaron a las carabelasdurante la pica travesa a lo ancho delAtlntico? Y si es as, cmo? Estrelacionado aquello con el misteriosopasado del continente? Es posible, yentoncesEl enigma de Amrica se confundecon el de Coln, uno de los hombresms importantes y enigmticos de laHistoria; quiz el nico que tiene laclave para resolver el gran misterio deeste mundo

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    El puerto de La Rochelle, en Francia,segn algunos, el lugar desde el que partie-ron hacia Amrica los ltimos templarios...

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  • ADELANTO DE LA NUEVA NOVELA DE MARCUS POLVORANCA, PROTAGONIZADA POR EL PADRE VENTURA

    LA GRAN PIRMIDE INVERTIDA DE TOLEDO

    Pgina anterior: Puerta del Sol deToledo, uno de los lugares queaparecen reflejados en la novela.Arriba: Portada de La gran pir-mide invertida de Toledo.

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    EN LA TERTULIA DEL CAF EL ESPAOL

    La oscuridad se haba echado sobre las callesde Toledo haca ya unas cuantas horas. Laniebla cubra el casco antiguo como en las le-yendas de fantasmas y aparecidos, y el silen-cio era un silencio de siglos, inquietante ymisterioso, interrumpido de vez en cuandopor el sonido de pasos sobre los adoquinesmojados, o por alguna conversacin lejana,y como clandestina, que le daba a la ciudadese carcter de iglesia, o de cementerio, quecabe imaginar que ha debido de tener siem-pre. Slo en torno a la plaza de Zocodoversegua habiendo an algo de vida. Los cafs,las tabernas, dejaban entrever actividad traslos cristales empaados que daban a los so-portales, y la luz clida de sus bombillas re-fulga dentro, entremezclada con el humodenso de puros, pipas y cigarrillos, y el mur-mullo de cnticos, y conversaciones, vibrandotodas juntas a la vez. Era el ao 1924, y entonces, como ahora, sehablaba alto, apasionadamente, con vocescrispadas y puetazos sobre la mesa para re-

  • forzar los argumentos. Daba igual culfuera el tema en cuestin. Los tejema-nejes de la poltica, el asunto de Ma-rruecos, el mundo de los toros, laIglesia Todo era susceptible de ge-nerar unos instantes de tensin, o deacaloramiento. Incluso la Historia, ola Arqueologa los temas que solanreunir cada mircoles a los miembrosde la tertulia del caf El espaol, ha-can que los nervios se disparasen devez en cuando, y una charla amable, ydistendida, terminara degenerando enuna controvertida polmicaPues yo les digo, seores, que Colnera de Toledo.Coln? El que descubri Am-rica?El mismo.Pero padre, qu barbaridad!S, menudo disparate!Y de dnde saca usted eso?No era la primera vez, ni muchomenos, que el padre Ventura se des-marcaba con una afirmacin de esetipo. Aquel personajillo menudo, desotana negra hasta los tobillos, pelomuy corto, de punta, y ojos encendi-dos de un iluminado, perteneca a esaclase de sujetos que, con tal de evitarel anonimato, estn dispuestos a hacero decir lo que sea. No era de extraar,pues, que no parecieran afectarle de-masiado las exclamaciones y protestasque comenzaron a sucederse a partirde entonces. Como si la cosa no fueracon l, se limit a echarse tranquila-mente hacia atrs, sobre el respaldo dela silla, y, copita de chinchn en mano,escrutar con inters las reacciones deljoven perplejo, de aspecto desubicado,

    que aqul da haba acudido con l ala tertulia.Pero no te asustes, muchacho, queesto no es nada!No?Qu va! Piensa que hay veces quehasta se levantan para pegarme, o paralanzarme alguna fiera dentelladaEl joven, que se llamaba Ramn, eraun estudiante de Barcelona que habaconocido al padre Ventura un par dehoras atrs, en la pensin en queambos se alojaban. Su naturaleza t-mida, y algo reservada, le haba con-vertido en presa fcil de un tipo que,como aquel esperpntico sacerdote,acostumbraba a pegarse como unalapa a quien le haca un poco de caso;sobre todo si, como en aquella oca-sin, se cometa el error de confesarlecierto inters por el Arte, o las cosasantiguasDe momento, seores, van a permi-tirme que guarde silencio. La investi-gacin sigue en curso, y ya saben cmosoy yo para estas cosas.Pero padre! No sea as, hombre!S! Denos algn dato ms, algunapista!Por suerte, no hubo que esperar de-masiado para que dejara de hacerse derogar, y accediera a satisfacer aquellasmuestras de curiosidad tan insistentes,y un tanto sospechosas, que no deja-ron de atosigarle mientras tanto. Traslanzar una mirada cmplice al mucha-cho que segua sin comprendernada, se levant de la silla, y co-menz a reclamar silencio.Est bien, est bien dijo, agitandolas manos con un gesto teatral, y muy

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  • amanerado. Slo les dir una cosa,seores aadi, mientras el barullo seiba apagando lentamente a su alrede-dor. La clave del asunto, por muy ex-trao que parezca, se encuentra en unpoemaEn un poema? se oy preguntar aalguien.S, en un poema confirm el sacer-dote. Del Romancero Viejo, para serms exactos. Pero ya s que lo dejoahLos murmullos volvieron a brotar conrenovada exaltacin, pero l se desen-tendi de ellos dejndose caer denuevo sobre la silla y cruzndose debrazos, con indiferencia. Los que esta-ban ms cerca siguieron insistindole,pero l se mantuvo firme.No puedo, de verdad, cranme.Pero, por qu, Ventura? Aqu hayconfianza El sacerdote se apresur a explicar queuno, en tiempos como aqullos, nopoda ya fiarse de nadie. O no recuerdan lo que pas haceaos? empez a decir. El mrito selo llevaron otros, y eso que yo habahecho todo el trabajo No piensodejar que eso vuelva a ocurrir, desdeluego que no y mucho menos ahora,que empiezo a tener ciertos apoyos yen breve podra anunciarles una im-portantsima noticia.Habla de un nuevo libro, padre? Piensa publicar de nuevo?Ah respondi l, con falsa modes-tia. Todava no hay nada firmado, asque No debemos hacernos ilusio-nes. Lo primero de todo es terminarla investigacin, y para eso quedan an

    varios meses, quiz un aoUn anciano que estaba sentado algoapartado de l comenz a manifestaruna enorme alegra en cuanto le repi-tieron, al odo y en voz alta, lo que aca-baba de insinuar el sacerdote.Emocionado, se ech hacia adelantepara tenderle su mano temblorosa ydarle as la enhorabuena.Muchas gracias, don Augusto le res-pondi Ventura.Es hora de que se vaya reconociendosu trabajo sentenci el anciano, consu voz dbil y apagada.Casi al mismo tiempo, comenzaron aescucharse unos cuchicheos y risitasdemasiado sospechosas, que prove-nan del otro lado de la mesa. Un libro, dice!Ser un folletito de sos que publicade vez en cuando, apoquinando de subolsilloTodas las miradas se dirigieron enton-ces hacia un grupo de sujetos de me-diana edad que estaban sentados entorno a un tipo estirado, de aspectoms que desagradable bigotillo fino,labios carnosos, dientes amarillos ymuy separados que no pareci mo-lesto por la atencin suscitada. Yo quera hacerle una pregunta,padre dijo, dirigindose a Venturamientras aprovechaba para sacar delinterior de su chaqueta una pitillera deplata reluciente, y tomar de ella un ci-garrillo.Dgame, Andrade respondi Ventura.Dice usted que Coln naci en To-ledo, no es as?Correcto respondi Ventura.El tipo se llev el cigarrillo a la boca;

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  • guard la pitillera y agarr una cajitade cerillas que le quedaba delante,sobre la mesa.Y sabe si pas aqu parte de su in-fancia? pregunt, mientras prendafuego al pitillo y apartaba con la manoel humo de la primera calada.Hasta donde yo s respondi Ven-tura, as es. Tengo pruebas de que elAlmirante siempre tuvo a esta ciudaden buena estima, aunque sin nom-brarla nunca directamenteY dnde cree usted, si puede sa-berse, que pudo aprender a navegar? Dnde? repiti Ventura, tratandode ganar tiempo.S, padre. Me gustara que nos acla-rase si tiene alguna teora al respecto.Como dice usted que Coln naciaqu, en nuestra ciudad, quisiera saberdnde cree que pudo aprender lasartes de la navegacin Fue, quiz,en el Tajo? aadi, con una sonrisamalvola asomndole al rostro. Igualen una de esas barcas de remos que seusan para cruzar el ro, de una orilla aotraUno de los que estaban junto a l nopudo resistir ms, y estall en una car-cajada al or aquello ltimo. A su ac-ceso de hilaridad le siguieron otros, yen poco tiempo toda la mesa rea yade forma desenfrenada. Tan slo elanciano que miraba a su alrededortotalmente desubicado, sin compren-der nada, se mantena todava al margen. Igual conoci a los Pinzones en Ta-lavera de la Reina se oy exclamar aalguien, entre hipos incontrolables, ylos tres juntos se fueron remandohasta Amrica!

    Ventura trat de disimular al princi-pio, pero no por mucho tiempo. Trascomprobar que aquello, lejos de apa-garse, iba en aumento, apur de untrago la copita de chinchn y, levantn-dose, se fue directo hacia una perchaprxima en la que haba dejado suabrigo. Se marcha, don Ventura? le pre-gunt el anciano, extraado al verleabandonar la mesa tan precipitada-mente.S, don Augusto, se me hace tarde respondi el cura, tomando su abrigoy tendindole el suyo al muchacho,que se dio cuenta en ese momento delo que ocurra.Las carcajadas comenzaron a extin-guirse entonces poco a poco.No se habr enfadado, verdad? pregunt uno de los contertulios, diri-gindose al sacerdote.No, no, por favor se apresur anegar el cura, mientras proceda a abo-tonarse el abrigo hasta el cuello. S que se ha enfadado replic otrode aquellos caballeros, levantndosede su asiento para intentar apaciguarle.S, yo creo que s aadi uno ms,haciendo lo mismo.No, de verdad insisti el cura. Esslo que mi compaero de pensin dijo, sealando al muchacho queraconocer un poco ms la ciudad yRamn, ya de pie, se haba puesto sugorra sobre la cabeza, y trataba de en-fundar los brazos en las mangas de suabrigo. Hizo como si no escucharanada.Pero ahora, de noche, con el froque est haciendo se escandaliz el

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  • anciano, van a ponerse a hacer tu-rismo?Bueno dijo don Ventura, tratandode justificarse. Ya sabe que a estashoras es cuando la ciudad muestra sucara ms interesanteLas miradas se dirigieron entonces alchico que, a tenor de aquellas pala-bras, se limit a encogerse de hombrosy a dar a entender, con una expresinsimptica, que estaba a merced delcura. Vaya un cicerone que te has ido abuscar le dijo uno de aquellos hom-bres, acercndosele al odo y golpen-dole amistosamente en un hombro.S dijo otro, guindole un ojo,todo un personaje...El sacerdote escuch con agrado aque-llos comentarios afectuosos, peromantuvo su decisin de marcharse.Bueno, amigos dijo, despidindosede todos ellos con el brazo en alto, lasemana que viene seguiremos char-lando, si ustedes quierenClaro, padre. Ser un placer.Pues hasta la semana que viene, en-tonces.Adis, Ventura.Adis

    APARICIN ENTRE LA NIEBLA

    Franquearon la puerta del caf y salie-ron a la calle. La noche invernal caaimplacable sobre Zocodover, cubiertaen aquel momento por una neblinafra y hmeda que flotaba suspendidasobre los adoquines. Bueno coment Ventura, dirigin-dose al muchacho con los nimos re-

    novados, dnde deseas que vaya-mos?Ramn sinti la tentacin de ser sin-cero y confesar que lo que ms le ape-teca era regresar a la pensin y ponerlos pies ante la estufa, pero no se atre-vi ni a insinuarlo. Tena muy pre-sente lo que acababa de ocurrir en latertulia y, ante el miedo de volver a ha-cerle dao a aquel pobre hombre, de-cidi dejar que fuera l quiendecidiera.No s dijo. Lo que usted quieraEl cura no dud en tomarle la palabra.Muy bien dijo, ponindose en mar-cha. Caminemos entonces!Abandonaron el abrigo de los sopor-tales y se adentraron, a paso ligero, porla calle del Comercio. Ventura iba pordelante, elevando la voz mientras ejer-ca de gua, para que el chico no tu-viera problemas a la hora deescucharle.Toledo es quiz la ciudad ms anti-gua de Europa, sabes? Su origen seremonta al pasado ms remoto; hayquien dice que al mtico Hrcules, elhroe griego, que la habra fundadomientras buscaba por tierras de Es-paa el jardn de las Hesprides, aquldel que deba robar aquellas manzanasdoradas Recorrieron de este modo una largasucesin de calles oscuras y desiertas,acompaados por el ruido hueco desus apresurados pasos, y el soniquetemontono de la chchara del cura. Laerudicin de aqul, un tanto alocada ysospechosa, dej de interesar ense-guida a Ramn, poco amante de esafantasa de encantamientos, almas en

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  • pena, y romances que acaban siemprede forma trgica y violenta.Aprovchate de m, chico! insistael sacerdote, ante la pasividad del mu-chacho. Tienes contigo a uno de losmayores expertos en esta ciudad!En poco tiempo, sin apenas habersedetenido en ningn lugar, alcanzaronla plaza del Ayuntamiento y se vieronsituados ante la catedral.He aqu la joya de la ciudad! ex-clam Ventura, abrindose de brazospara abarcar el grandioso edificio. Ycasi dira que de Espaa!Ramn contempl aquella magnificen-cia con cierta desgana, preparndosepara lo que se le vena encima. Mira qu maravilla! repeta el sacer-dote. Qu metfora de nuestro pas!No crees? Imperfecta, eclctica, in-acabada Encajonada en la estrechezmora de estas callejuelas Podra pa-sarme horas, creme!, hablndote deellaEl fro, que haba desaparecido tras lacaminata, volvi a aduearse ense-guida del cuerpo de Ramn. El chicoempez a sentir cmo se le clavaba enlos huesos, y trat de paliarlo desespe-radamente, como se le fue ocurriendo.Primero, frotndose las manos y ver-tiendo su aliento clido sobre las pal-mas ahuecadas, y despus apremiadopor un incmodo temblor que hacaque le castaetearan los dientes, co-menz a pisotear el suelo con la basede sus zapatos, sin que aquello pare-ciera tampoco surtir demasiado efecto.Parece que hace un poco de fro, no?coment, presa de la desesperacin.Ventura le mir fijamente, molesto

    por aquella interrupcin que no com-prenda. Justo a punto de reanudar superorata, un ruido de pasos que aden-traban en la plaza le hizo desviar laatencin hacia otro lado.Don Ventura? dijo una voz ronca,de hombre adulto, que atravesaba elvelo de niebla desde la calle Cisneros,por uno de los flancos de la catedral.S? respondi el sacerdote.Soy yo, Marcial! respondi la voz.Ramn y el sacerdote comenzaron adistinguir entonces el perfil delgado yfibroso de un tipo ataviado con ropasanchas de campesino, que se les apro-ximaba lentamente, aunque con reso-lucin, ligeramente inclinado por elpeso de un bulto que llevaba a la alturadel costado.Muy buenas dijo el tipo, plantn-dose ante ellos.Qu tal, Marcial? le respondi elcura. Cmo t por aqu, y a estashoras?He estado en el caf, buscndole explic el hombre. Me han dichoque se haba marchado de all hacapoco.S respondi el cura. Quera ense-arle la ciudad a mi nuevo compaerode pensin.El hombre mir al muchacho dearriba a abajo, ms por cortesa quepor inters, y se dirigi de nuevo al sa-cerdote.Podemos hablar en algn sitio asolas, padre? dijo. Claro, Marcial respondi el cura.Qu es lo que pasa?El hombre seal disimuladamente elbulto que llevaba encima.

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  • Quera ensearle algo dijo.El cura asinti, mirando aquel objetocon aire pensativo.Podemos ir a la pensin, si te parecebien le sugiri.Me parece muy bien, padre respon-di el campesino.El cura se volvi entonces haciaRamn, que les escuchaba muyatento, sin decir nada.Siempre y cuando a ti no te importe,muchacho le dijo muy serio. Estointerrumpe nuestro recorrido turs-ticoPor m no hay ningn problema,padre.Pues marchemos entonces! resol-vi Ventura. Y los tres se encaminaron, con pasosdecididos, hacia la pensin.

    CARA A CARA CON EL MISTERIO

    La pensin estaba ubicada en un edi-ficio estrecho de viviendas, situadohacia la mitad de la empinada calle delCristo de la Luz. Don Ventura llevabaviviendo en ella muchos aos, y era allcomo uno ms de la familia. Abri el portal con su propia llave, ehizo que sus invitados le siguieranhasta su habitacin, situada al final deun largo pasillo localizado en la pri-mera planta.La luz del candil revel, al abrir lapuerta, un cuarto pequeo, con balcna la calle, atestado de objetos antiguos,y polvorientos, y montones de librospor todas partes.Bien dijo, cerrando la puerta trasasegurarse de que Ramn entraba con

    ellos, ya estamos aqu, Marcial. Vasa querer contarnos, por fin, qu es esoque llevas encima?Marcial se haba precipitado a deposi-tar el pesado bulto sobre la cama delsacerdote. Ver dijo, quitndose la boina y se-alando con un movimiento de cejashacia Ramn, es que quisiera hablarcon usted a solas, padreEl muchacho, que en ese momentocurioseaba entre los libros alineadosen una pequea balda que colgaba dela pared, se dio la vuelta al compren-der que estaban hablando de l. Yo dijo, dirigindose a don Ven-tura, me marcho, eh? No tengo nin-gn problemaNada de eso! se apresur a recha-zar el sacerdote. T te quedas, mu-chacho.Y despus, dirigindose aMarcial: No tienes que preocupartepor l, es de confianza Como quiera respondi el campe-sino. Yo, como usted me dijo que eraimprescindible actuar con sigilo enestos casos, sin que nadie se enterasePero a qu tanto misterio, Marcial?Se puede saber qu es lo que te traesentre manos? Ver respondi el hombre. Lecontar...

    CONTINUAR...

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    e inexplicables

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